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NOVENA A

SAN LUIS MARÍA


GIRGNONO DE
MONFORT
Pensamientos
Montfortianos
“Si no arriesgamos nada por
Dios, nunca haremos por el
algo que valga la pena”
“Una de las razones
principales por las que el
Espíritu Santo no realiza
obras maravillosas en las
Almas, es que no encuentra
en ellas unión
suficientemente estrecha con
su fiel e indisoluble esposa,
la Virgen María…”
“Totus Tuus”
Por la señal de la Santa
Cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.

Señora y Madre nuestra


María, yo me arrepiento de
todas las infidelidades que he
cometido hasta hoy y me
pesa de todo corazón porque
con ellas te he ofendido a Ti
y a tu Divino Hijo
Propongo firmemente luchar
para no recaer en ellas y
confío que, con tu
intercesión, Madre de
Misericordia, y la gracia que
nos alcances de tu
Misericordiosísimo Hijo, me
has de alcanzar el perdón de
mis culpas y me has de llevar
e tu regazo y bajo tu manto a
la presencia de Dios, a gozar
de la felicidad eterna.
Amén.

Esta novena es por tus Santas


intenciones Reina del Cielo.
Renuncio a mí mismo y me
consagro a ti Mamá María.
Así, soy todo tuyo y todo lo
mío te pertenece.

Ven Espíritu Santo, ven por


medio de la poderosa
intercesión del Corazón
Inmaculado de María Tú
Amadísima Esposa.
(tres veces)
INTRODUCCIÓN
(Solo para el primer día)

Fue enviado un Ángel


El anuncio
Fue enviado un ángel…
Francia se debatía en el
confusionismo y la herejía.
Toda la Europa occidental
sentía los efectos de una
lucha religiosa. El viejo
mundo estaba en crisis.
Fue enviado un ángel.
Blanca vestidura que
escondía un ascético cuerpo.
Palabra penetrante, de fuego
que abrasa. Alto, ojos de
llamas, Milagros y profecías.
Al estilo de Isaías, Jeremías o
el Bautista. Era Vicente
Ferrer.
Un año antes de morir,
anuncia Vicente a la
población de la Bretaña a “un
hombre que el Omnipotente
suscitará en un tiempo aún
lejano; desconocido,
contrariado, saturado de
oprobios...”
Dos siglos y medio más
tarde, todos vieron en Luis
María Grignon de Monfort al
hombre profetizado por
Vicente.
Fue enviado un ángel… Y lo
que nacerá será llamado
Santo.
ORACION INICIAL
La Paciencia Heroica
De la vida de San Luis María.
…Luis María no ha nacido
Santo. Se ha hecho en el
crisol de las dificultades.
Tuvo que domar un duro
carácter.
“Fuerte, intransigente, casi
indomable”
“Me ha sido más difícil
vencer la sola pasión de la
cólera, que todas las demás
juntas. Si Dios me hubiera
destinado para el mundo,
habría sido el hombre más
terrible de mi tiempo.”
Es consolador ver a un santo
que se hace. No nace con
aureola, no hay nada de
extraordinario en su infancia.
Lo único extraordinario, lo
sublimemente extraordinario
en su lucha interior, la guerra
de Dios que se entable en su
alma para ascender a las
cumbres de la Santidad.
ORACIÓN
Oh, Señor y Redentor nuestro
que Os habéis dignado
conceder a San Luis María de
Montfort dones y virtudes tan
admirables que lo hicieron el
Apóstol incomparable de
María, el predicador
elocuente de la Cruz, hombre
de oración y excepcional
mortificación; amante de la
pobreza y defensor intrépido
de la verdad, amparo de
enfermos y de los débiles,
fundador de congregaciones
religiosas y exquisito modelo
de sacerdotes y misioneros:
concedednos por su
intercesión las virtudes
básicas de la humildad,
pureza y caridad; la fidelidad
perfecta a la Divina Gracia,
el amor a la Iglesia y a la
Virgen Madre, así como
también el favor
PETICIÓN
Gracia que te suplicamos
fervientemente si fuera para
Tú gloria y la de la Santísima
Virgen, amada tan
tiernamente por él sobre la
tierra.
Amén.
GOZOS

Entonemos con alegría los


gozos de San Luis María
diciendo a Dios.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.

Al mundo renunciando por


Dios y su amor, amando a
María en la alegría y dolor.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.

El celo te anima, el amor te


desborda. Se dobla rodilla, el
Ave María se entona.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.

La humillación buscas, en
toda tu vida la hallas; das
gracias a Dios y la cabeza
agachas.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.
Odias al pecado, al pecador
amas; mortificación haces, se
conviertes las almas.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.

La necesidad aclama, la
gracia te abunda, el Santo
Rosario oras, en el día y en la
penumbra.
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.
Descubriste el gozo Santo
Montfort, en las virtudes de
nuestra Santa Madre; así
amado Dios, te decimos:
Por María y Montfort, te
damos gracias, Señor.
ORACION FINAL

Ruega por nosotros, Santo


Monfort, para que como tú en
esta vida, alcancemos la
gracia del amor y la perfecta
entrega a Mamá María;
rogando a Dios – allí en el
Cielo – desde el corazón
mismo de nuestra Santa
Madre.
Amén.
Canto:
Con María lo hago Todo
Con María lo hago todo gran
secreto de bondad, siendo a
Dios fiel de tal modo y a su
Santa Voluntad. (bis)
Canta y exalta alma mía para
gloria del Señor, la ternura de
María para con su servidor.
(bis)
Yo de un trueno voz tuviera,
cantaría: ¡Humildad!, el que
a Ella más venera, logra más
felicidad. (bis)
Cuando voy a Dios mi Padre
desde honda iniquidad,
siempre me lleva mi Madre
con dulzura y caridad. (bis)
Día segundo
La mortificación universal
De la vida de San Luis
María

... De estos tiempos de est


conudiante humanístico,
tenemos los preciosos
testimonios de su
condiscípulo Juan Bautista
Blain, más tarde sacerdote
"Desde entonces lo considere
con admiración y con una
especie de despecho por no
sentirme capaz de imitarle.
En el camino de la virtud iba
a pasos de gigante, y no sólo
le era imposible seguirle,
sino que escapaba a nuestra
vista"

"Estaba entregado a la
oración y a la penitencia. Se
complacía sólo en Dios; lo
demás le era insípido. En él
se unían maravillosamente
estas dos virtudes tan
difíciles de encontrar: la
inocencia y la penitencia más
austera; la mortificación más
completa, con una paz y
dulzura que jamás vi
alterarse"

Tenemos a Luis María


transformado. Joven de
carácter durísimo, ha sabido
tomar sus inclinaciones
naturales. Su secreto está en
la oración y en la penitencia,
características quedarán tono
a su vida entera.

Y el mismo Santo escribió


con todo el gozo en su alma:
Señor, Tú eres mi única
herencia. Atrás el mundo y
sus falsas alegrías. Más
trabajo, más privaciones, más
padecimientos, a fin de
desprenderme totalmente y
para siempre de lo
perecedero y unirme por
completo a Ti, Señor.

Día tercero
La humildad profunda

De la vida de San Luis María


Ahora el misionero quiere
elegir en su ciudad natal,
como recuerdo de la misión,
no una cruz monumental
como siempre al final de los
ejercicios, sino un gran
calvario, que sea como el hito
espiritual y el centro místico,
en donde las almas puedan
recordar todos sus propósitos
y renovarlo de corazón. Ya
ha prendido la idea. Todos
están animados. Suben a la
colina de San Lázaro
multitudes. Hay una
renovación espiritual
fundada en la práctica de los
Sacramentos y en la
devoción a la Madre de Dios.
La acusación ante el Obispo
no se hace tardar.

Unos párrocos envidiosos


acusan a Montfor ante el
prelado que visitaba por
aquellos días la región.
Estas romerías dice son
ocasión de holgazanería y
desórdenes; la autoridad del
misionero crece de un modo
alarmante, con detrimento de
la autoridad de los párrocos.
Urge por tanto, poner fin
como sea a estas
actividades".

En verdad sorprende
terriblemente al parecido de
estas acusaciones con las que
se hicieron a Cristo ante los
tribunales de Jerusalén.

El obispo llama a Montfort.


Este acude inmediatamente.
El prelado está sentado ante
una mesa opípara, rodeado de
eclesiásticos. Montfort
espera a la entrada de la casa.
Pero el Obispo lo divisa. Y
empieza, delante de todos,
con duros y crueles reproches
para Monfort, terminando
por prohibirle el ejercicio del
ministerio sacerdotal en su
diócesis. El santo escucha en
silencio absoluto. No
pronuncia ni una sola palabra
de defensa. Dios es su
defensa.
Entra entonces el párroco de
Break. Sacerdote de Gran
reputación y estima. Saluda
al Obispo y le dije estas
palabras:
Monseñor, dos motivos me
traen a Montfor.
Hablé. He oído mucho de la
general estima que le
profesan los fieles. Procure
que se ha complacido
totalmente.
En primer lugar, Excelencia,
vengo a presentarle mis
humildes homenajes y el
sincero agradecimiento por la
visita que está Usted
realizando en esta región.
Está haciendo un gran bien y
podrá ver el resurgir
espiritual que se está
realizando por esta porción
de su diócesis.
En verdad, estoy contento del
trabajo de mi sacerdote por
estos apartados lugares. Y
cuál es el segundo motivo
para esta visita?
Vea Excelencia, quisiera dar
una importante misión en mi
parroquia. La juventud está
extraviada, sin norte ni
ilusión. Necesita una gracia
extraordinaria de Dios, qué le
mueva a seguir adelante con
entereza. Por eso he pensado
en una misión para la
juventud.
Es una buena idea.
Reverencia, cuente con mi
apoyo y con mi bendición.
Por ello Excelencia, quisiera
que fuera Monfort el
sacerdote encargado de esta
misión.
No le conozco, pero he oído
hablar mucho de sus triunfos
para Dios. Estoy convencido
de que es un gran apóstol...
Extrañeza en la cara del
Obispo. Sorpresa en todos los
eclesiásticos presentes.
Montfort baja sencillamente
los ojos: él siempre confío en
el Señor.
Silencio sepulcral. El párroco
no comprende que es lo que
pasa en la sala...
Puede llevar a Montfort a
predicar la misión a la
juventud de su parroquia,
dice el Obispo.
Montfort habla al fin.
Excelencia, pero sí dirijo la
misión en Break, querrán
confesarse conmigo de
seguro. Podre absolver a los
penitentes que se acerquen?
Tiene las licencias necesarias
para oír confesiones y para
todo ministerio sacerdotal.
Y la misión en Breal fue un
gran triunfo para Dios.
Todos caen a los pies del
sacerdote, todos lloran sus
pecados. Y rezan el rosario y
comulgan. Se ha sembrado
un campo de renovación de
la juventud.

Día cuarto
La continua oración

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