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Economía Capítulo II – Tema I

Los Agentes Económicos


Las sociedades modernas están formadas por millones de familias que realizan
funciones económicas: consumen, ahorran, trabajan, etc. También son muy
numerosas y diferentes las empresas que actúan en un país, con relación a su
tamaño, al tipo de actividades que realizan, o la forma en la que se organizan.
Las actividades de las familias y las empresas están insertas en un marco
institucional determinado y deben quedar supeditadas a los aspectos globales
de la sociedad. Para ello, es fundamental la actuación del sector público que
define el marco institucional y establece los mecanismos necesarios para que las
actuaciones de las familias y las empresas sean compatibles con el bienestar
colectivo de la sociedad.

Si analizamos la economía de diferentes países, podemos comprobar que los


tres grupos o agentes económicos: las familias (también denominadas
economías domésticas), las empresas y el sector público, están presentes en
todas, aunque su estructura y características puedan presentar distintas
variaciones. Así se puede comprobar que en algunas economías la actuación del
sector público es mucho más activa que en otras, pero en última instancia la
existencia de estos tres grupos de agentes económicos son la base del
funcionamiento de la economía en todos los países.

En qué se diferencia cada agente? Básicamente en su actividad económica y en


los objetivos que trata de conseguir.

Las economías domésticas están compuestas por las personas, que pueden vivir
solas o en familia, y también por las agrupaciones culturales o deportivas que
no tengan ánimo de lucro y cuyo fin sea el de maximizar la satisfacción de sus
necesidades mediante el consumo de bienes y servicios. Para obtener los
ingresos que necesitan a la hora de adquirir los bienes para satisfacer sus
necesidades ofrecen sus recursos en forma de factores productivos.

Otro agente económico son las empresas. Éstas son las encargadas de
transformar los factores productivos en bienes y servicios, para ofrecerlos a los
otros agentes económicos y de esta forma conseguir unos beneficios lo más alto
posible. Para poder elaborar los bienes y servicios, necesitan recursos naturales,
trabajo y capital, es decir, lo que hemos denominado factores productivos.

El sector público es un agente económico cuyo objetivo es maximizar el


bienestar de la sociedad. Realiza funciones similares a las de las economías
domésticas y las empresas y, además, puede actuar en el mercado, comprando
o vendiendo bienes y servicios, regula la actividad económica y fija el marco de
actuación de la economía.

En este tema estudiamos las principales funciones y características económicas


de las familias, las empresas y el sector público. Estas características económicas
no son las únicas que presentan estos agentes. Así, las familias pueden tener
otras funciones diferentes a las de maximizar la satisfacción de las necesidades
de sus miembros. La socialización de los hijos, el apoyo moral y afectivo y otras
muchas funciones de la familia son también aspectos importantes que no se
abordan de forma directa en las funciones económicas de las familias.

Los consumidores, economías domésticas o familias

Las familias demandan bienes y servicios en la medida en que les son útiles, es
decir, satisfacen sus necesidades. La gran variedad de necesidades que
presentan las personas está relacionada con la amplísima gama de bienes y
servicios que las empresas ofertan para ajustarse a las diferentes necesidades.
La simple observación de nuestro entorno nos muestra como de cada tipo de
bien existen numerosas variedades con características ligeramente diferentes.
Si, por ejemplo, analizamos el calzado, podemos comprobar que se presentan
numerosos tipos de zapatos, desde los deportivos hasta los más elegantes y
sofisticados de fiesta. Esta variedad responde a las diferentes necesidades de los
consumidores a los que trata de ajustarse la oferta de las empresas.

Pero en las motivaciones de los consumidores influyen numerosos aspectos que


contribuyen a configurar sus preferencias. Por ejemplo, determinadas marcas de
ropa o de automóviles representan un signo de distinción social o de adscripción
a un grupo determinado. Las diferentes motivaciones que presentan los
consumidores son un aspecto importante para las empresas, que tratan de
conocerlas y estimularlas para así ajustar sus ofertas a los sectores de
consumidores que mejor identifican sus necesidades con los productos que
ofrecen.

La importancia de conocer las distintas demandas de los consumidores hace


posible segmentar los mercados y mejorar la satisfacción de los clientes, pero
también presenta ventajas para las empresas que si consiguen fidelizar a sus
clientes obtienen un cierto poder en su mercado.

Para satisfacer las necesidades que se presentan, las familias adquieren los
bienes y servicios que permite su disponibilidad de renta. Por este motivo, las
características económicas de las familias, sus niveles de ingresos y las fuentes
de donde los obtienen son relevantes para la economía. Las limitaciones pre-
supuestarias o de tiempo disponible son datos importantes a la hora de analizar
la demanda de las familias. Pero en general se puede afirmar que todos los datos
sobre las características económicas y demográficas de la población tienen una
gran importancia para la economía. Por una parte, la población es la que
experimenta las necesidades para las que deben obtenerse los bienes que las
satisfagan. Por otra, la población representa la fuerza laboral de un país y es en
buena medida la base para el desarrollo de la actividad económica. El tamaño
de la familia, su nivel de ingresos, el tipo de ocupación, las zonas de residencia,
etc. son datos que interesan a las empresas y al Gobierno para poder adoptar sus
decisiones futuras.

De entre las variables anteriores, las relativas a la situación laboral tienen una
importancia decisiva. Para llevar un registro de la situación laboral, la población
total se divide en población activa y población no activa. La población activa
comprende a las personas en edad de trabajar que tienen trabajo, más las que
están desempleadas y están buscando trabajo. La población activa se clasifica en
población ocupada y población desocupada (desempleada o en paro). En el
lenguaje corriente utilizamos el término empleo, que se opone al de paro. La
población no activa engloba a las personas que no están en edad de trabajar y a
las que estando en edad de trabajar no buscan empleo.

Con las cifras de población activa, ocupada y desempleada se pueden elaborar


distintos índices que se utilizan para conocer la situación laboral de los
trabajadores de un país y realizar comparaciones con otros. Entre los índices más
utilizados se encuentran la tasa de actividad, la tasa de paro y la tasa de
ocupación. La tasa de actividad permite conocer el porcentaje de población
activa sobre la total de un país en edad de trabajar, mientras que la tasa de paro
y la de ocupación comparan la población parada y la ocupada con el total de la
población activa. En muchos casos, las estadísticas sobre el empleo y las tasas
que de ellas se derivan, no reflejan con precisión la situación laboral de un país
debido a la existencia de trabajadores clandestinos, que no están declarados por
el empresario y, por tanto, no se incluyen en los registros estadísticos. Estos
trabajadores forman parte de lo que se denomina economía subterránea o
sumergida.

Una primera aproximación a la demanda

Los deseos de compra de un bien que tienen los


consumidores dependen de múltiples factores; los
gustos, el precio del bien, la renta, los precios de otros
bienes que puedan sustituir o deban complementar al
bien, y la calidad de los bienes se encuentran entre los
más importantes.

Cuando deseamos cubrir una necesidad solemos


acudir al mercado, donde se ofrecen el tipo de bienes y
servicios que deseamos. Generalmente, los diferentes
bienes tienen mercados que se pueden identificar de
forma clara; así, cuando deseamos adquirir una
vivienda decimos que la buscamos en el mercado inmobiliario, o cuando vamos
a comprar un coche estudiamos las ofertas que existen en el mercado de coches.
En el momento de tomar una decisión tenemos en cuenta nuestras
características personales: nuestros gustos, las ilusiones creadas por la
publicidad, los consejos de nuestros amigos, nuestra renta, etc. Asimismo,
sabemos la cantidad de bienes que deseamos y podemos comprar dependiendo
del precio que se determine en el mercado y que denominamos demanda. Es
importante destacar que bajo este concepto de demanda se presentan dos
realidades: una es el deseo de adquirir un bien o servicio; la otra es la
posibilidad de disponer de los ingresos para realizar el pago del mismo. En este
sentido, podemos señalar que un determinado bien, como la estancia en un
hotel de superlujo, puede ser de- seado por numerosas personas, pero sólo unas
pocas que tengan los recursos para pagar el precio que ese hotel tiene fijado se
reflejarían en la demanda de ese bien.

Hemos señalado anteriormente que cuando deseamos adquirir un bien o


servicio acudimos al mercado donde se ofrece. Sin embargo, existen algunas
demandas de las familias cuya satisfacción no puede lograrse mediante la
adquisición de un bien o servicio concreto que se ofrezca en un mercado. Por
ejemplo, si deseamos reducir nuestro estrés es difícil que encontremos un bien
o servicio que nos sirva completamente para satisfacer esta necesidad.
Posiblemente deberemos realizar un conjunto de actividades o de demandas
que de forma conjunta contribuyan a relajarnos y nos hagan sentir mejor. Para
ello es posible que nos tomemos unos días de vacaciones en un lugar tranquilo,
o que realicemos unas sesiones de terapia donde nos ayuden a mejorar nuestro
nivel de bienestar. En cualquier caso, la satisfacción de algunas necesidades no
podremos obtenerla mediante el consumo directo de los bienes que se ofrecen
en el mercado.

Las economías domésticas o familias tienen la función de demandar y con-sumir


bienes y servicios en el mercado de productos, así como la de ofrecer sus factores
productivos en el mercado de factores.
La demanda representa los deseos de compra de un determinado bien a
distintos precios. En nuestro análisis, siempre consideramos como datos
constantes otros factores que puedan influir en la demanda, como los gustos, los
ingresos, etc. Cuando varíe alguno de estos factores se modificará nuestra
demanda. En la realidad, podemos observar como el precio es la principal
variable para atraer la demanda. Un buen ejemplo son las rebajas; pero en la
mayoría de los bienes y servicios se puede comprobar como la bajada de los
precios aumenta la cantidad de bienes que adquieren los consumidores.

Para la mayoría de los bienes, a medida que aumenta su precio nuestros deseos
y posibilidades de compra disminuyen, y viceversa: a medida que dis- minuye
el precio, nuestros deseos y posibilidades de compra aumentan. La relación
entre precio y cantidad demandada es, por tanto, inversa. Esta relación entre la
cantidad demandada y las variables que la determinan puede expresarse, para
un bien genérico x, en una función matemática denominada función de
demanda, que se expresaría como sigue:

Dx = f(px, py, Y, G, ...)

donde Dx expresa la cantidad demandada del bien x, que depende de px, el


precio del bien; py, el precio de otros bienes; Y, la renta de los consumidores, y
G, los gustos o preferencias de los consumidores por el bien en cuestión.

Cuando realizan la demanda de bienes y servicios, los consumidores toman en


consideración otras variables además del precio. Como hemos señalado antes,
la renta de que dispongan, los gustos y el precio de otros bienes relacionados
con el que estamos considerando pueden afectar a la cantidad que demanden
de un determinado bien o servicio. En el Capítulo 4 trataremos con mayor
amplitud los aspectos relacionados con la función de demanda. Por el momento
lo que más nos interesa destacar en esta primera aproximación es que las
familias realizan la demanda de bienes y servicios para tratar de obtener la
satisfacción de sus necesidades. Estas necesidades son crecientes en el sentido
de que una vez que han satisfecho unas, por ejemplo la alimentación, se
enfrentan a otras, como puede ser mayor ocio. Para satisfacer sus necesidades
deben disponer de los recursos necesarios para poder adquirir los bienes y
servicios que desean.

El segundo papel de las familias relacionado con la Economía es la obtención de


los ingresos necesarios para poder realizar el consumo de los bienes que
demandan. Para ello ofrecen sus recursos a las empresas a cambio de una
retribución. El recurso más importante que ofrecen las familias es el trabajo de
sus miembros, que les permite obtener los sueldos y salarios. También ofrecen
los recursos naturales que poseen y los bienes de capital, y obtienen rentas y
beneficios como remuneración de éstos.

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