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580 ‘OTROS DELITOS CONTRA BENES JURIDICOS COLECTIVOS 6. FALSEDAD DOCUMENTAL A) El documento. Concepto y funciones Este apartado representa, sin dudss, el que mayor polémiva y dificultades presenta para su estudio y para su aplicacién préctica. En el presente escrito proponemos un estudio iransversal de las figuras delictivas que nuestro Cé- digo Penal denomina “falsedades dccumentales”; asf que, iniciando por la importancia del documento frente al bien juridico", Inego analizamos las figuras delictivas. Iniciamos el estudio del documento presentando sus definiciones, tanto en el campo legislativo, como jurisprudencial y doctrinal. Esto nos permitira delimitar sus elementos y perfilar sus diferentes corrientes, asf como determi- nar la corriente que nuestro Cédigo Penal sigue en este punto. En el émbito legislativo existen dos grandes tendencias sobre lo que cons- tituye un documento". Por una parte, las cortientes italianas equiparan el documento a Io escrito, haciendo énfasis en la forma escrita"®, Bn la otra orilla, encontramos la doctrina alemana en la que, consecuente con fu postira frente al bien juridico, la relevancia 10 sc encuentra en lo escrito sinoven el carécter probatorio del documento™. En Colombia contamos con una visién mixta entre estas dos visiones, en tanto que cuando nuestro Cédigo Penal sefiala que “para efectos penales es documento...”, entiende que el documento es solo el escrito; lo cual se reafirma cuando posteriormente realiza la asimilacién de otro tipo de objetos a docu- ‘mentos, con lo que tomamos el elemento de lo escrito, distintivo de la doctrina ——— italiana, pero, después, al realizar la exigencia de que el documento tenga ca— ppacidad probatoria, nos aproximamos igualmente a la visin alemana. Asi, sefiala el articulo 294 de nuestro Cédigo Penal: “Para los efectos de Ja ley penal es documento toda expresién de persona conocida 0 conocible recogida por escrito 0 por cualquier medio mecénico o téenicamente impreso, "J.T, Quenaz, “La falsedad documental: una aporta cusacional”, en Dogmdtica y ley penal. Libro hoinengje a E. Bacigalupo, tu, Barcelona, Marcial Pons, 2004, pag. 1123, '® Y. Vivenos CasteLtANos, op. elt, pig. 13, ensefia que hay dos perspectivas sobre lo ‘que constituye el documento, Una, la ampliao germéanica en la que “se le da caracter de do- ‘cumento a las piedras, Jos vestidos, las huclas de unas pisadas, los huesos,Ies estatuas, 10s cedificaciones, las esculturas, los cuadros, y txdo elemento probatoriamente relevante.. para 1 concepei6n restrictiva o lating, la tinica forma que merece considerarse como documento es la escrfa, que demanda su fijaciéa en un svedio idneo...atribuible a un autor detecminado ‘y que contiene manifestaciones de voluntad de relevancia jucidiea”. "> Aunmeto Canope y Aauero Vansant, Elementi di diritto penate. Parte speciale, Padova, Cedam, 2004, pig. 181; B, Bacioatvo, op. cit, pag. 418 J. pm Froummeno Dias eral. op. cit pis. 663. Los DELITOS CONTRA LASE PUBLICA 581 soporte material que exprese o incorpore datos 0 hechos, que tengan capaci- dad probatoria™. : Conforme alo anterior, para nuestro c6dizo son elementos del documento: 1a) una declaracién de voluntad, b) provenie:te de persona conocida 0 cono- cible, c) plasmada en un soporte material yd) dotada de capacidad probato- tia, Nosotros agregarfamos dos més, que serfan: ¢) la introduceién al tréfico jurfdico™ y f) el que el documento sea comprensible para la comunidad en ge- neral o para un sector representative de esta. B) El documento. Funciones y elementos A partir del contenido dei docuimento, podemos realizar una serie de consi- deraciones sobre cada uno de sus elementos partiendo, por supuesto, del bien juridicamente tutelado, de manera que logremos la sistematicidad necesaria ‘para una correcta aplicacién del derecho penal. En primer lugar, quien crea un documento busca con ello tres cosa: primero, perpetuar el pensamiento que quiere transmitir (funcién de pexpe- tuidad"® que no es eternidad™), y crear et quienes conozcan el contenido del documento alguna percepcién. Quienes acceden al documento, podrfan entonces comprender las ideas de quien las plasmé en el documento y de allf que ellas puedan serle atribuidas a su creador (en segundo lugar, funci6n de garantia"), Ademss, cuando el documento deba ser introducido al tréfico |jurfdico, debe tener Ia capacidad de probar situaciones con relevancia juridica —funcién probatoria, que seré Ia tercera fina idad que se encuentra presente en quien crea un documento—", En un critetio que no compartimos, Sci Linc cuarta funcién al documento que denomina furicidn de ayuda, en si °©Y, Vivmos CastersAos, op cit, pig. 13, sefala como elementos del documento los siguientes: Ie declaracin de voiuntad por pare de wn er human, la clsidad del contenido Gel documento entenida caino contenido conceptual comprensible en el tréfcojuridico y ta capaci probetora 1, Anton Onnca y JA. Ronatouzz Mucz, op. cit, pag. 1345 Moat C, Gusein Cane “nZAN0, 09. ety aE, 56. S91. Vivexos CastaLLANos, gp. cit., pag. 45. 1% BM, Jat VaLt30 “Las falsedactes documertales”, ce Dogon» ley pena. Libro hhomenaje aE. Bacigalupo, tm, Bareelons, Marcial Pons, 2008, pf. 1010; 3.1. Qoraarr, op ‘i, pas, 1124, en especial tots 6. Sentencin del Dininal Supreme espaol de 3 abril 1996. 1. Mnccun, op: eit, pig. 303; 5. 05 Prourmnno Dias a, ap cit, pg. 666: ¥. VivEs0s CAS- smzatos, op lt pag. 4S 91,7. Quenats, op tpi. 1125, SieM, Jat Wat0, op. ci, pag 10103 Foren ngPiouaen0 Dias era, op. cit pi. 666; Y. Vivato CasTELLANOs, op. ty aa 5. 20}, psFloumnnpo Dis eral op. cit pg. 686; Y. Vivaxos CASTILANOS, op ci pa 45. 582 ‘OTROS DELITOS CONTRA BIENESJURIDICOScoLECTIVOS = virtud de la cual el documento se encueatra al servicio del trifico econémico y de la ejecucién de derechos jurfdicos". ‘A continuacién nos ocupamos —en primer término— i) del problema relacionado con la funcién de garantfa referida a Ja cuestién del documento anénimo, ii) del contenido de la declaracién de voluntad que incorpora el ‘documento, iti) de Ia inteligibilidad de la declaracién de voluntad que incor- pora el documento y iv) de Ia discusién doctrinal sobre si solo se consideran ‘documentos los escritos, o si puede considerarse documento toda forma de plasmar el pensamiento asf no se haga por escrito. En primer lugar (i), en cuanto representan una labor intelectual de su crea- dor que quiere perpetuar su pensamieato; para que haya documento, este debe provenir de una persona’ conocida' 0 conocible''s, a quien pueda ser atribuido el contenido del documento, pues solo asi cumpliré el instrumento su funcién de garantia'"*. Por supuesto que csto no supone la exigencia de que el documento esté firmado, pero sf la necesidad de que podamos determinar de quién proviene esa declaracién de voluntad"” Por ende, se excluyen de la proteccién penal los documentos angnimos. Sobre este tipo de documentos, es necesario diferenciar entre la anonimidad abierta, se da cuando falta todo indicio sobre el cteador del documentis;¥ la anonimidad encubierta, que se presenta cuando se suscribe un documento con ‘un nombre bastante difundido —ejemplo, Pedro Pérez—""8. En todo caso, el documento anénimo jamés seré protegico penalmente por la via de la falsedad documental y la adulteracién de este tips de documentos es irrelevante frente al dorecho represor. A continuaci6n veremos dos problemas en este punto: primero, quién se es fruto de un proceso electrSnico. i 1°) Sobre quién puede considerarse autor del documento, encontramos tres propuestas™: a) teorfa de la confeccién material: autor es quien crea SM, pat C, GarctA CANTIZANO, op. cit, pég. 33, "3 LE, Romero Soro, op. cit, pig. 38, E. Mrzamn, op. ct, pag, 302. "5, J, Quenavr, op. cit, pag, 1125. Seflale Quanaur, con quica estamos totalmente de acuerdo, queel autor ha de ser determinable “sis ms problemas que los derivados de la com- prensién ordinaria, aunque sea necosario ol auilio de medios técnicos de pubblico acceso”. Ibider, pig. 1129; B. Meza, op. cit, pig. 300; Y. Vivexos CastaizaNos, op. cit, pig. 25. MET. 5. Quunar, op: cit, pag. 1129. 4TE, Mrzaee, op. cit, pag. 302. HE, Bactcattro, op. cit, pag, 422. \M, pa C. Gancia Cawtzzano, op. cit. pig. 83. Sobre el particular, oft. Y. Viveros CastaxLanos, op. cit pA. 26. considera autor-del- documento,y-segundo,qué-sucede-cuando-el documento 1.08 DELITOS CONTRA LAFE PUBLICA 583 materialmente el documento; b) teorfa dela procedencia espiritual: autor serd quella persona de la cual provienen las ideas que se plasman en un documen- to. Esta es la tesis que sigue en nuestro medio el profesor ARENAS SaLAzan™, y ©) teorfa de 1a imputaci6n juridica: el autor del documento sera aquella persona para Ia cual surjan los derechos o las obligaciones que emanan del documento. Consideramos que esta titima es la correcta, en tanto que las otras dos tesis plantean criterios que, ademés de dificiles de demostrar en a préc- tica, pueden generar situaciones insatisfactorias. 2%) Encontramos la discusién sobre el cardcter de documentos de aque- los escritos que no son fruto de tm actuar humano sino de tn procedimiento mecénico. Partiendo de la funcidn de garantfa del documento sobre la que ya ‘tuvimos la ocasién de ocupamos, consideramos que en aquellos casos en que el documento no es fruto directo del intelecto humano, como sucede en los recibos que producen fos cajeros electrénicos, al no provenir el escrito de una persona conocida o conocible, y al no incorporar declaracién de voluntad al- guna (el ordenador carece de voluntad), no estamos frente aun documento en {érminos penales. En conclusi6n, no seran documentos aquellas manifestaciones de voluntad enlas que se ignora quién es su creador, también amados documentos andni- mos™ y aquellos escritos que no provengan directamente de un ser humano. Cuando alguien falsifique un documento de estos, que insistimos, no se repu- tan documentos para efectos penales, es necesario descartar la hipdtesis de Ia falsedad, pero quedard abierta la compue-ta del delito de estafa. En segundo lugar (ii), tenemos que dela funci6n de garantia supone, ade- a jento contenga una dec! voluntad™ i el contenido bus En palabras de Mezcer, es necesario que el documento tenga un sentido! y estamos frente a I6 que los autores denominan el tenor del documento. Solo en la medida que el documento tenga una declaraci6n de voluntad, po- dré generar confianza colectiva, sentimiento que no producen, porejemplo, los borradores del documento”, los diarios y los recordatorios que el creador se UJ, ARENAS SALAZAR, op. cit, pig. 337, "51 M: pat C. Gaeta Carizano, op. cit, pag. 85, 5B, Mazar, op. cit, pg. 302. Tribunal del Reich, sent, 46, 297, 8 Jbidems, pig. 301; B. Bactoatr0, op. cit, nag. 418, "tM, pet. C. Gaucta Cannizano, op. eit, pig. 49, "5 B, Mezoer, op. cit, pig. 301; J. ANTON Owaca y J. A, Rooalounz Mutt, op. cit, pig. 136; M. pat. C. Gancla Cantizano, op. cit, pig. 8. "26M, nu C. Gancta Carrizano, op. cl, pg 51. J, J. Quuaate, op. cit, pig. 1131; E. Meza, op. cit, pég. 302. 584 ‘ofROS DELITOS CONTRA aiENES JUAIOICOS COLECTIVOS escribe a s{ mismo. Tampoco habré declaraci6n de voluntad en aquellos docu- ‘mentos que carecen de sentido, como las huellas, las manchas de sangre, etc."™, Respecto all contenido de esta declaraci6n de voluntad, bien vale Ja pena sefialar dos cosas: en primer lugar, es nzcesatio adlarar que esta declaracién de voluntad puede ser una manifestacién de voluntad (v. gr., un testamento) 0 una declaracién de conocimiento (¥. gr.,un acta de una junta de copropictarios de una propiedad horizontal, un certificado médico, etc.)™, Asi mismo, dicha declaruciGn de voluntad deberd tener la aptitud para crear, modificar o extin- guir derechos u obligaciones; en otras palabras, el contenido del documento deberd ser juridicamente relevante'™, En tal sentido, pot ejemplo, una carta de amor, al no crear, modificar o extinguir obligaciones no podré cntenderse ‘como documento juridico penal més all de que incorpore efectivamente una declaraci6n de voluntad en un soporte material", Es importante traer a colacién en este punto el concepto de documento total, que se relaciona con el caso en el que existen una serie de manifesta- ciones aisladas cada una de las cuales carece en sf misma de contenido juridico, pero que consideradas como un todo sf cuentan con una aptitud prohatoria, Fs cl caso del expediente judicial, en el cual podemos encontrar escritos-que en sf mismos carecen de una declaracién de voluntad, pero que entendidos dentro del expediente cuentan con una capacidad probatoria. Igual sucederfa con un libro de comercio, en el que pueden haber declaraciones aisladas que ‘no cumplan con este requisito, pero que tomado como un todo sf lo cumplen. En estos casos, consideramos, se reputard fa existencia de un solo documento que puede scr objeto de falsificacién dceumental, En tercer lugar (ii), ladeclaracién de voluntad que incorpora el documento debe ser inteligible-es decir, que cualquier persona!o, incluso,una maquina, pueda comprender el contenido del documento". En tal sentido, no sc reputan, documentos aquellos contenidos que no puedan ser comprendidos™ sino me~ diante un procedimiento intelectivo (v. gr., mediante ta encriptacin de datos, conocimiento de lenguajes secretos, etc.)"®, Consideramos en este aspecto, que Ja regla a aplicar para determinar la concurrencia 0 no de documento en aquellos casos en que este se encuentre en unos términos no comprensibles SB, Mezom, ap. ct. pig. 302; M. oat. C. Garcta Casmzano, op. ct. pi. 49. "27, J, Quuwaur, op. cit, pig. 1128. 2B, Mizam, op. cit, paz, 303. 1 Tidem, pig. 304. "2 Jbidem, pig. 306. °° Jbidem, pig. 301; M. nei. C. Gancta Caxnzao, op. cit, pag, 49. 71, Queeats, op. cit, pég. 1126. 5B, Meza, op) cl, pig. 296, 6 J.J, Quuass, op. cit. pg. 1131 108 DFLITOS CONTRALA'FE PUBLICA 585 para la totalidad de la comunidad pero sf para una parte de ella, seré que el juez.se ubique en Ja postura de un sujeto promedio perteneciente a esa comu- nidad, y determine mediante este ejercicic la posibilidad de comprender o no el contenido del documento. En cuarto lugar (iv), nos ocupamos dela discusién doctrinal sobre si solo se consideran documentos los escritos, o si puede considerarse documento toda forma de plasmar el pensamiento asf no se haga por escrito. Por tna parte, si- guiendo a la docteina italiana, encontramos autores como BacicaLuro, quien sefiala que el documento debe ser un escrito!’ o ANTON Onpca y RopRicuEZ ‘Muskoz, quienes definen el documento como “escrito en el que se da cuerpo a um contenido de pensamiento destinado aentrar en el tréfico jurfdico”™*, En contra, creemos que no es indispensable que la plasmacién de la voluntad del creador sobre el soporte material se haga por escrito™, siendo considerados documentos cualquier otra forma de expresi6n diferente al lenguaje escrito que pucdan ser comprensibles por terceras personas —denominado “sentido material objetivo”, como pueden ser los dibujos" o los planos técnicos". En este sentido, Ia jurisprudencia del Tribunal del Reich (sent. 41, 316) con- sidera que Ia impresi6n de un sello es un documento, En nucstro Cédigo Penal, entendemos que no solo son documentos los es critos, pudiendo entenderse como documentos otras formas de plasmacién del pensamiento, como las fotografias, radiografias, grabaciones de audio 0 de video, etc. Ello porque si bien la parte inicial del articulo 294 se refiere a a plasmacién del pensamiento, lo cual daria a entender que solo los escritos son documentos, en el apartado final de le misma norma se asimilan a docu- ‘mentos otras formas de plasmacién en soportes materiales de declaraciones de ‘voluntad: — En conclusién, la funci6n de garantfa de la que gozan los documentos nos permite realizar las siguientes consideraciones. Se excluyen del concepto de documento: i) aquellos escritos o en general plasmaciones de voluntad que no provengan de persona conocida o conecible, ii) 1a declaracién de voluntad que incorpora ¢l documento debe provecar el nacitiento, la modificacién o 5 Sefiala E. Bactoatur6, op. cit, pig. 420: "Los documentos deben corporizar la decla- racién de yoluntad por escrito”. 28 7, AwrOw Oweca y J. A. Roogiqurz Mutoz, op. elt, pig. 136. A. Breuensrey, op. cit, pig. 155. La idea de que solo era documento aquella declara- cin de voluntad que constara por escrito se compadece con un entendimiento clisico de la falsedad documental, nos enselia J. pe Ficuzimzo0 Dias eal, op. el. pag. 656. HOR. Meza, op. lt, pég. 301 “ Ibidem. “ Ibldem. Citando a ean, setiala B, Muzcer, op. lt, pig. 302: “Una noticia redactada 8 solo es docurnento si es, en sf,comprensible”. 886 10S DEL:TOS CONTMA BIENES JURIDICOS COLECTIVOS la extinci6n de derechos u obligaciones, iii) el contenido del documento debe ser inteligible para la poblaci6n o por lo menos para un sector representative de esta, y iv) en maestro medio entendemas que puede considerarsc documen- to toda forma de plasmar el pensamiento asf no se haga por escrito. Superada la problematica que se desprende de la funci6n de garantia del documento, nos ocupamos de los asuntos que surgen de Ia funcidn de perpe- tuidad del documento. La funcién de perpetuidad de la que gozan los documentos supone que el medio en el cual se plasman las ideas permita la perdurabilidad en el tiempo y enel espacio de esas ideas plasmadas™, de manera que puedan ser conoci- das por sus destinatarios y por los demés participantes en el tréfico juridico'®, Este medio en el que se plasman las ideas del creador del documento es el soporte material, que, para que pueda tener proteccién penal, debe ser apto para perdurar en el tiempo" y en el espacio". La madera, el papel, las piedras, las paredes y demas elementos que s0- porten el paso del tiempo" —denominada fijacién material de la expresién de voluntad"*— y que incorporen una declaracién de voluntad con contenido juridico, proveniente de persona conocida o conocible, se reputarsn como do- ‘cumentos para efectos penales y podrén ser susceptibles de falsedad documen- tal, Tampoco interesa que el contenido plasmado en ese soporte material sea escrito, siendo admisibles otras formas de transmisién del pensamiento, como “cruces, rayas, circulos y demés figuras incorporadas a objetos materiales”, Es claro que Tos soportes electromagnéticos permiten que se cumpla con Ja funcién de perpetuidad del documentc!™, por lo que la alusidn expresa que acstos realiza nuestro Cédigo Penal, para asimilarlos a los documentos puede innecesuria; pero entendemos que et legistador quiso dejar las declaraciones de voluntad que se plasman, por ejemplo, en los discos, los casetes, las cintas de video y hoy en dia los correos electrénicos'®, pueden ser susceptibles de falsedad y ello puede ser perseguido penalmente. SM, ont C. Garcia Carizano, op. elt, pig. 62 3,5. Quanats, op. cit. pég. 1125; E, Mizar, op. © M, pat. C. Garcia Cawrizano, op. cit, pg. 2. 83.7. Quematr, op. cit. pégs. 1125-1128, ML DHL C. Gancta Cawrréano, op. cit, pag. 64. “°K, Mazar, op. cit, pag. 303; A. Brcuspmnr, op. cit, pag. 155. © M. pu C. Gaecta Cantizano, op. cit. Bag. 64. SOE, Musee, op. cit, pag. 302. 151 ML. pm C. Garcia Cawrizano, op. cit, pag. 69. ° J, 1. Quenait, op. cit. pig. 1125; M. pet. C. Gancia Cassmzano, ap. et, pag. 66. 3.1. Quawatr, op. cit, pig. 1129. it pag. 302, {LOS DELITOS CONTRA LAFE PUBLICA 587 En conclusién, a partir de la funcidn de perpetuidad de la que gozan los documentos, encontramos que se excluyende este concepto: i) aquellas decla- raciones de voluntad plasmadas en soportes que no resistan el paso del tiempo, como las que se realizan sobre la nieve o sobre la atena, y ii) por obvio que resulte a partir de la necesidad de que exista un soporte material se encuen- tran excluidas las manifestaciones orales de los delitos contra la fe péblica. La tercera funcién del documento es la denominada “funci6n de prueba”, en virtud de 1a cual es necesario, ademés, que el documento pueda servir de prueba‘, Esto significa, que él documento debe tener la eficacia de acre~ ditar algo diferente a su propia existencia*, debiendo dejar en claro que el documento en sf mismo no prueba la veracidad de la declaracién sino solo la existencia de la declaracién'®. 2 Aquello que pruebe el documento debe estar relacionado con la creacién, modificacién 0 extinci6n de derechos u obligaciones, de lo contrario no podra hablarse de documento, como sucedera en aquellos casos en que el contenido plasmado en el soporte material no prueba algo juridicamente relevante (sen- timientos, impresioncs, etc.) Ahora, Ia capacidad probatoria del documento puede estar presente al momento de su creaci6n como posteriormente, caso en el cual estamos frente al documento eventual, que es aquel que solo después de su cteacién adquiere un cardcter probatorio’ Entonces un documento es una declaracién de voluntad proveniente de una persona determinada o determinable, con capacidad probatoria de contenido juridicamente relevante, plasmada sobre tn soporte material" que es intro- ducido al tréfico jurfdico para acreditar Ia creacién, extincidn 0 modificacién derechos t Ob Liga ible para la c ‘general o para ui sector de ella. ©) Falsedad material y falsedad ideoldgica 1Lo8 sistemas penales emplean varias maneras para incriminar las falsedades documentales, En primer lugar, encontramos el sistema francés! —seguido "1 Thidem, pag. 1125; M. Iatix Vatz10, op. cit, pég. 1010. © 1. Quanalz, op. city pag. 1131 6M Iatn VatisI0, op. cit. pag, 1011 7B, Mezcte, op. cit ps 305. Igual en B, Bactoasvo, op. cit. pag. 420. 'S*J. J. Querats, op. cit, pag, 1123. Sobre la definicién de documento, véunse sentencias {dol Tribunal Supremo de 21 de marzo de 1989 y del 7 de octubre de 1991, "= Las caracteristicas de le falsedad en el sistema francés, de acuerdo con J. ANTON Oxs- cay I-A, Ropeicunz Musoz, op. elt, pag. 134, sen: “a) por documentos se entienden solo los eseritos, b) Ia falsificacién es, por sf misma, delito, ©) casuismo y d) lo eseneial no es la 588, (TAOS pet TOs CONTRA BiEHES sURbICO3 COLECTIVOS por el Cédigo Penal espafiol de 1995— enel que las falsedades documentales se encuentran descritas de manera casuistica; y en segundo lugar —sistemas como el aleman'®—, en los que se trabajan tipos abiertos y ser labor del in- térprete Ta subsuncién de la conducta en uno de los tipos penales. El Codigo Penal colombiano se aproxima al sistema alemén, pues en el articulado de los delitos contra la fe ptiblica encontramos descripciones abstractas de las con= uctas punibles, Vistas las funciones de! documento en el apartado anterior, ahora vere- mos sus atributos. Los atributos de un documento son tres: la autenticidad, la veracidad y la legitimidad. El primero ataie a la correspondencia entre el autor real dei documento y el autor aparente del mismo", El segundo, ala correspondencia de su contenido con Ia realidad, y el tercero al derecho al documento entendido de manera corporal. En este sentido, mientras la carencia de autenticidad"® en el documento da lugar a Ja falsedad material, de Ta falta de veracidad'® surge la false- dad ideol6gica™. En este sentido, todo documento ideoldgicamente falso es materialmente auténtico, pues sole cuando se establezca Ia procedencia mental del contenido del documento, podré determinarse si corresponde con la verdad. En contra, el documento puede ser materialmente auténtico, pero ideolégicamente veraz*”. creacién de una pruca falsa (verdad formal) sino Ia ereacién de la prueba de un hecho falso, cee decir, mentiroso (verdad material)”. "Las caracteristicas de estos sistemas son; a) concepto amplio de documenta, b) Iss conductas punibles se definea de manera abstract, ¢) la falsedad por sf misma es irrelevante sicndo necesario que la falsificacién se cometa con el fin de engafar y d) separacisn de la false tdsalogien: JANTON Onncx y J=Az Rooniouez Musoz; op=cits; page 134: “61 ML Dex C. Gancta Cantizano, op. eft, pag: 90. °° Thidem, pag. 91. 1 J, pp Ficuemeno Dias er al., op. ct, pa. 676. 5, J, Qurnats, op. cit, pig. 1133, Se trata do supuestos on los que Ia declaracin de vo~ luntad ya no se corresponde con el contenido del documento, Al especto, ML JAEN VALLEIO, ‘op. cit, pag. 1009. Sin emplear esta terminologia, Muxst, op. ct, pig. 109; 1.D8 FIGUEREDO Dias ef a, op. cit pég. 681 Ne J, pp Frauzmoo Dias era, op. cit, pig. 616, J.J. Quraatz, op. cit. pig. 1133, defi» Ia falsodad idool6gica sefalando que se falta ‘la verdad cuando el documento contione datos inexactos, incompletos o contrarios lisa y Ianamente a Ia realidad que no se quiere refejar. La jurisprudencia espaitola ha definido la falsedad ideol6gica en Ia sentencia del 15 de noviembre de 1991. 16 E, Mazome, op. ct, pig. 306, sefala: “El documento puede ser auténtico y, a a vez, algo, en cuanto a su contenido, del principio al fin, o puede ser completamente veridico en ‘cuanto al contenido y, sin embargo, no autEntieo; el titular del derecho, por ejemplo, cl acree- dor, puede falsificarel documento (Ia nots pro:nisoria), asf como puede hacerlo un tercero; ch detecho al documento no da ningtin derecho ¢ modificar su contenido”, Los DELITOe CONTRA -AFE PUBLICA 589 En a legislacién colombiana, la diferencia entre falsedad material y false- dad ideolégica esté dada en el atributo del docuinento que atacan una y otra, mientras que la falsedad material atenta contra la autenticidad del documen- to, la falsedad ideolégica afecta su veracidad. Por otra parte, la legislacién procesal civil colombiana diferencia entre documentos pttblicos y documentos privados', para sefialar que los primeros ‘son aquellos creados por un servidoi ptiblico en ejercicio™ de sus funciones!™, siendo necesario agregar que para que haya documento ptiblico este debe ha- Derse emitido con las formalidades legales pertinentes’”, Bn la falsedad ideo- légica, debe agregarse a estos dos requisitos la facultad certificadora por el servidor piiblico. Ademas, en nuestro mecio, se presume la autenticidad de los documentos pablicos de conformidad con lo previsto por el articulo 252 del Cédigo de Procedimiento Civil, Por su parte, documentos privados’ serén aquellos que no cumplen los requisitos para ser documentos pablicos™, ya sca, porque no son creados por servidores piblicos, o siendo creados por servidores pablicos, no Io fueron en ejercicio de sus funciones, como cuando un empleado del Banco de 1a Repi- blica gira un cheque para pagar una deuda personal", Nuestro Cédigo Penal exige para los documentos privados, el uso para que puedan configurarse las modalidades delictivas que se presentan con este tipo de documentos", Respecto a esto diltimo surgeon dos problemas: primero, 2 Las sentencias sobre Ia diferencia entre documentos paiblicas y privados en Espatta, sop Jas sentencias del Tribunal Supremo de 11 y 25 octubre 1990, 16 marzo 1990, 17 julio 1995 y de 7 absil 2000, La simacién en Alemania, en Musixt, op. ct, pig, 109. Respecto 3 ~este diferencisco-cl-sistemis-chifeno-A--Breunsske-op-elt-pag-257-Dispone-ch aril del C, C. chileno que “instrumento piiblico 6 antéatico es el autorizado con las solemn legales por el competente funciomatio”. 1.1. Quaeats, op. cit, pig. 1138. 1 Sobre la diferencia en el dereckio espafiol, J.J. Quaxacr, op. cls, pfg. 1138. Fn sentido, A. Ercunseeny, op. cit, pg. 160, sefiala queel documento pablico es "todo documento cua formacién 0 custodia debe concurs un funcionario pablico obrando en su cardeter de lal y en cumplimiento de sus fanciones legales”. J, ARENAS SALAZAR, op. cit, pig. 432; A. Crporery A. VENEaAns op. cit. pig. 1815 Y. ‘Vivenos Casaizanos, op. ci, pég. 50. 25, 1, QueRAtr, op. eit, pig. 1138: “Ser documento privade aquel documento emitido por los particulares én sus relaciones entre sf, 0 eatre un particular y poder piblico”. "dh. Caborety A. VENEZIAN', op. cit. pd. 182; J. Anrox Owca y J. A. Ropeiouez Mu- Roz, op. cit, pag. 136. A. Rrcusnenae, op. ct, pég. 157, lo define como “todo aquel que, cumpliendo con ta definiciGn general de docamento, no sea pablico”. ' De allf que Ia falsifieaci6n debe realizarse con Ia intencién de utilizar el documento, Manns, op. ct, pag, 110. 590 ‘OTROS DELITOS CONTRA BieNS JURIDICOS COLECTIVOS delimitar el contenido del uso del documento al que se refiere el legisladsr, y segundo, dilucidar la cuestiGn de la necesidad de este criterio; en tanto que, en nuestro sentir, estamos frente a un elemento comin (el uso) que integra el tipo objetivo tanto para la falsedad en documentos piblicos como para los pri- vados. En cuanto a lo primero, esto ¢s, el uso del documento que es necesario para que se estructure el delito de falsedad en documentos privados, tenemos ‘que este se relaciona con el empleo al cue el documento esté destinado en re~ laci6n con Ia funcién que cumpla en el tréfico juridico!; que no es otra cosa que Ia introducci6n del documento en 21 tréfico jurfdico para acreditar aque- las situaciones que ese documento esti destinado a probar: Asi, habré falsedad cuando la letra de.cambio falsa la presenta para su cobro el falseador que la porta, o cuando la escritura ptiblica falsificada se presenta para su inscripci6n en el registro de instrumentos piiblicos. De lo contrario, no habré falsedad documental cuando un documento privado es falsificado materialmente, pero quien la porta y laelabor6 decide arrojaria al fuego para animar una reunién social. En esta segunda hipétesis, si bien se presenta un ‘uso del documento, no es el uso que juridicamente se le da a este tipo de docu- mentos, por lo que penalmente no hiabré sancién alguna por Ia sola adultera- cidn del documento. Consideramos que Ia falsificacién sin uso carece de lesividad; por ello, el elemento uso, entendido como introduccién al tréfico juridico, supone un cle- mento comtin a la falsedad en documentos paiblicos y privados, y no solo a estos tiltimos como erréneamente se puede interpretar de la lectura del Cédi supone el momento consumativo de estos delitos y entendemos que cualquier acto anterior ala introducci6n al tréficojurfdico del documento es un acto pre- pparatorio que eseapa a la tutela penal’, Sostiene nuestra Corte Suproma de Justicia: “Respecto de la false en documento privado para atriirio como condacta punible no se perfecciona con i simple alteracicn © desfigoraci6n de la verdad, en a medida en que constiuye un presupuesto que el agente To use, es deci, que salga de su esfera individual y se intoduzca al rico juriico, toda vex 4gve contcne relevanciajurdica al erear, modifcaro extinguirobligaciones, derechos, ee”. {biders, Sala de Casacién Pena, sent. de 28 noviembre 2007, rad. 25.925 (M. P. Jorge Las ‘Quintero Milanés). 2” En contra, Ja Corte Suprema de Justicia sostiene que l uso no es un requisite para ia cstructracion el delito de falsedad en documento psblico, Tbidem, Sala de Casacisn Penal, sent, de 16 abril 1985 (M. P. Dario Veldsquez Gaviri). Fn contra, M. Connuor Pano, op. cit. pég. 289, admite Ia open de la tentative en Jos casos en que no se presenta cl uso y el documento se mantiene ene efculo de custodia del autor o ls pateipes LOS DELITOS CONTTALA FE PUBLICA 591 En cuanto a la configuracién de la lesividad del delito de falsedad, con- sideramos que al ser los delitos de falseéad delitos de petigro™, la lesividad de la conducta no se miraré en téminos de modificacién del mundo exterior ‘0 de merma patrimonial™, sino de potencialidad de causar daito por parte del instrumento falsificado"", como lo sefiala, por ejemplo, Ia Iegislacién france- sa. A mayor posibilidad de afectar Ia confianza colectiva™, habré delito de falsedad, situacién que no se presentaré en el caso de documentos espurios, cuya falsedad sea tan evidente que no puedan generar confianza colectiva™. A igual conclusién —atipicidad de la zonducta—se llega cuando estemos frente a casos en los que Ia falsedad no sea capaz. de generar una conducta relevante por parte del destinatario real 0 potencial del documento falso. En efecto, al ser el engafio un elementa del delito de falsedad"™, para que pueda estructurarse este delito es necesario demostrar que el destinatario del documento realice un comportamiento dotado de relevancia juridica como consecuencia del error al que fue inducido!", Estamos, por supuesto, ante un juicio hipotético, en la medida que si en la realidad se realiza esa conducta ‘como consecuencia del engafio estaremos en Jos linderos del delito de estafa. Nuestro Cédigo Penal en su atticulado diferencia entre falsedad material —también llamada falsificacién— y falsedad ideolégica —también Hamada falsedad en estricto sentido— en documentos piblicos, y falsedad material y falsedad ideolégica en documentos privados. A continuacién nos ocupa- ‘mos ce las modalidades de falsedad documental dadas'en nuestro e6digo (ma- terial e ideolégica), de manera genética, para después descender a las confi- guraciones tipicas contenidas en ef mismo codigo. tas Ficuiaumo Dias ef al, 5 LB, Romo Soro, op. cit, . J. px Pausneen0 Dias ef al, op. cll, pig. €815 LE, Roweno Soro, op. cit, pag. 91. ‘8 Sefialan J. pe Provemio Dias et al, op. sit: pig 680, que Ia confianza pblica en 1a antenticided y en Ia veracidad de los dacumentos ser mayor euanto mayor sea la Fuerza robatoria del documento. "8A. Canary A. Vineaianr op. cit pig. 178; J. Aston Oweca y J... Ronicuz Musor, ‘p.cit, pag. 114, sefalan que el engalioes un elercento consustancial ala falsedad, de manera que no se presentaré este delito si el documento uo es susveptible de engaftar a tereeros. M. a, C. Gancia Castizano, op. cll, pig. 101; B, R, ZAssAKOM, op. cit, pag. 351; G. FIANDACA YE, Museo, op. cit, pig. 190. ‘+ Respecto a Ia tradici6n colombiana en tomo al engatio como elemento del delito de falsedad, véase M. Connor Pano, op. cit pag, 137, 18 ML on. Gancla Caxzano, op. eft, pig 107. 81. Romano Soro, op. ct, pag. 106. La diferencia entze falsodad y falsifcacién apa- ‘eee también en Ia obra de Cono Dn RosAL, quien jefiala que la falsedad os careneia de verdad ‘ode autenticidad, y la falsficacién es la accidn ol efecto de falsificar. ManvieL Coso Det. Rosat (Coord, 0p. elt, pg. 818. 592 ‘OTROS DELTOS CONTRA BIENES JURIDICOS COLECTIVOS Nos referimos, en primer término, ¢ Ia falsedad material; modalidad com- portamental que se define como la falta de correspondencia entre ef autor real y el autor aparente, siendo una forma de ataque a la autenticidad 0 gemuinidad del documento”, Esta modalidad comportamental se presentaré en dos hip6- tesis. La primera de ellas, denominads falsedad material propia, sc presenta cuando se crea en su integridad un documento, tanto en su contenido como en su procedencia!, En esta clase de falsedad, el documento es suscrito por alguien que realmente no lo elabor6, a quien se hace aparecer como el creador del documento. El ejemplo serfa cuando Alberto elabora una carta de crédito y Ia suscribe imitando la firma de Roberto. Porotra parte, en a falsedad material impropia, se introducen alteraciones cen.un texto ya confeccionado, ya sea porque se agregan elementos a su conte~ nido, los cuales no se encontraban en el documento originalmente confeccio- nado por el creador; o porque se suprimen elementos que habia introducido el cteador del documento. Serfa este el caso en el que Juan adiciona dos ceros a un cheque elaborado por Maria en 21 que Roberto suprime dos ceros a un documento elaborado por Jacinta, En concreto, diremos que puede haber falsedad material en documentos: G@) cuando se confecciona un documento que en realidad no procede de la persona de la que se alega que procede, o (ii) cuando la firma que se encuentra en el documento efectivamente procede de Ja persona que aparece como su creador, pero esta no Ia ha estampado a sabiendas"™, como cuando un tercero Taha puesto eit un documento empleando para ello un papel carbénico (RGStr. 50, 179). También se presenta esta modalidad delictiva (ii) cuando alguien contenido documental, sin que medi la voluntad del otorgante o cn contra de sus instrucciones”™, Igualmente habri falsedad material (iy) cuando alguien adultera el contenido de un documents ideolégicamente falso para ajustarlo alla realidad Debe tenerse en cuenta v) que también el creador de un documento puede cometer falsedad material sobre el mismo, cuando este ha salido ya de su ambito de disponibilidad y ha ingresado al tréfico jurfdico, generando fe ptblica y, por ende, afectando con esta conducta derechos de terceros. Es el caso de quien labora sus libros de comercio y los pone a disposicidn de terceros. Posterior- mente, realiza una adulteracién de ellos. Claramente estamos frente a un caso LB, Romero Soro, op. cit. pag. 106. 28 J, pp Frousauno Dias et a, op. cit, pég. 681 9 B, Mazer, op. cit, pég, 307, © phidem. °™ Joidem, pig. 308. “falsifica un documento en blanco, a saber,el-que llenando un escrito, le da.un____ LoS DELITOS CONTRALA FE PUBLICA 593 de falsedad material cometida por el mismo creador del documento (1). Esto es asf porque la legitimidad del documento no da derecho a modificarlo una ver. ha ingresado al tréfico juridico y podria afectar los derechos de terceros. La falsedad material como tal es un delito comin, es decir, que puede ser ‘cometido por cualquier persona, cuando recae sobre documentos ptiblicos como cuando recae sobre documentos privados™. Sin embirgo, cuando la falsedad material sea cometida por un servidor paiblico en ejercicio de sus funciones, se produce una consecuencia juvidica de mayor gravedad pata quien realiza la conducta tipica que cuando esiamos frente ala falsificacién material de un documento pablico por un particular. Sabido es que los documentos ptiblicos generan mayor confianza que los privados, lo cual explica la mayor punibilidad de Ta falsedad material en los documentos piiblicos que en los do- cumentos privados. En resumen, la falsedad material en documentos se presentard en dos ¢a- sos: uno, por adicién, supresi6n o mutilacién que es cuando se agrogan, Su ‘men 0 mutilan contenidos del documento original; y dos, cuando se crea in- tegralmente un documento pero quien lo suscribe no es su verdadero creador, Tnteresante resulta la polémica sobre la posibilidad de estructurar la tenta- tiva en este delito, como cuando Roberto desea destruir una carta que Jo com- promete en un delito, para lo cual arroja el documento a. una fogata, momento en el que un tercero logra tomar la carta y apagar el fuego, recuperando el contenido. Al ser delitos de peligro™ (asf en.este caso se presente un resul- tado) en los que se presume la lesividad d2 la conducta, consideramos que no es posible estructurar la tentativa. La falsedad ideol6gica" se presentarden el caso de los documentos mate- rialmente auténticos™, en los que su autor, teniendo un deber de decit la ver- dad!” y obramo com capacictad certificadora, introduce err un documento ‘con capacidad probatoria afirmaciones contrarias a la verdad u omite afirma- ciones verdaderas”®, Para que pueda estructurarse la fulsedad ideol6gica, es °™ idem. © A, Breimwenny, op. cit, pag. 161; Jonas pt Ficuanero Dias etal, op. cit, ps. 689. De Ficumsnmpo Dias ef a, oP. cit pg. 681. 1, Vivios CasraniAanas, op. cit, pig. 61, cefine la falsedad idcoldgica en los siguicn- tes téiminos: “La falsedad ideoiégica es la declasieiéa u omisién mendaz y dolosa llevada a ‘émmino por un servider publico revestido funcionalmente de competencia certifieadora, en ‘un documento o instrumento.capaz de producir electos juridicos erga onines”, Lurs ExBiQuE Rowsno Soro, op. cit, pg. 106. A. Encusnenry, op. cit. pg. 161; A. Caporet y A. VansziaNt op. cit, pg. 1833 ¥. Vir ‘vanos CASTaLLANGS, op. cit, Pag. 62. PR, Mustox Comns, op. cit, pig. 698. OE, Mezasn, op. clt, pag. 311; A. ErcunoHRRy, op. cit pg. 161, define la falsedad ‘deol6gica como “ia atestacién de cosas falsas 0 mentiroses, Sendo Tas formas aut A. Cabormy A. Ventziant, op. cl, pg 183. 598 OTROS DELITOS CONTRA BIENES JURIDICOS COLECTIVOS 108 DELTOS GONTRALA FE POBLICA 595 tente la representaci6n de Ja persona en cuyo nombre estd firmando, Gi) que ‘obre con el énimo de representarloy (iii) que quien aparece como representado tenga intencién de ser representado™. La conducta sera punible cuando se realice con dnimo fraudulento (RGStr. 26, 220), “si se trata de un testamento olégrafo (RGStr. 57, 235), de declaraciones sustituidas al juramento (RGStr. ‘69, 117), enrelaciones establecidas por el derecho puiblico (RGStr, 75, 215)". Respecto a la punibilidad de este comportamiento encontramos diferentes tosis: unos autores sefialan que sf hay delito contra 1a fe publica, otros niegan la existencia de delito contra la fe piiblice, y una tesis intermedia. La primera corriente doctrinal afirma ‘a existencia de delito y sefialan que en los documentos ptiblicos es inadmisible juridicamente firmar con el nombre. de otro; por lo que afirman en este caso la existencia del delito de falsedad documental, que eventualmente niegan enel caso de los documentos privados por ausencia de dolo™, La segurida corriente doctrinal niega lc existencia de delito y sefialan como ‘argumentos los siguientes: ausencia de lesividad (FrapAca y Musco), ausencia necesario que su creador no solo se encuentre en la obligaciGn de decir la ver= dad, sino que ademés debe estar revestido de funcién certificadora™, por lo que estamos frente a un delito especiaP®. Viveros CasTELLaNos, en criterio que compartimos, nos indica que la fal- sedad ideolégica se presentaré en las modalidades de cambio, adicién 0 supre- si6n™, La primera, cuando el servidor piblico dotado de funcién certificadora al extender un documento modifica ut aparte significativo de este en contra de la verdad hist6rica; de manera que el documento es, a la vez, mendaz cn tun aspecto pero veraz, en lo demés, La segunda modalidad se presenta cuando el servidor piblico en ejercicio de su funci6n afiade al expedir el documento hechos o circunstancias que no corresponden con la realidad. Por iitimo, la falsedad ideol6gica en la modalidad de supresisn se presenta cuando quien tiene el deber de decir la verdad —el autor en comento lo limita al servidor pAiblico— al certificar un hecho deja de incorporar hechos o circunstancias de obligatorio cumplimiento. Entendemos que para que se presente la falsedad ideolégica en documen- tos, no basta con una simple mentira, situacién ya superada gracias al moder- de dolo (Dr Marisco, Narpt) ¢ inexistenzia de ofendido con la conducta””. no derecho penal; sino que lo que constituird delito de falsedad ideolégica seré Gaxcta Canrizano afirma la inexistencia del delito al no concutrir el engaiio, aquella falta de correspondencia entre lo declarado y Ia realidad, en cuanto ‘clemento que entiende indispensable para estructurar el delito de falsedad®®, a los aspectos contenidos en el docurrento dotados de capacidad probatoria esenciales en la situacién que este incorpora, En otras palabras, la carencia de verdad deberd referirse a aspectos csenciales del documento dotado de capacidad probatoria; de manera que no cometerd delito quien en un contrato de vompraventa de vehieulo automotormiente sobre au estado civil (elemento no esencial del contrato), cuando la misma conducta sf serd constitutiva de —-delito sila afirmacién se realiza.en el registro civil de la persona (elementaesen- cial del documento”. Recuérdese que. ademas de la auteaticidad y de la veracidad, la legitimi- dad del documento es otro de sus atributos. La legitimidad del documento, hace referencia al derecho sobre el documento considerado corporalmente, y tiene importancia para resolver aquellos casos en los que alguien ha creado 0 confeccionado un documento pero no lo suscribe, solicitando a un tercero lo suscriba.con su nombre, como puede ser cuando la esposa firma un documen- to que ha confeccionado su marido a solicitud de este timo”. La jurisprudencia alemana ha negedo la punibilidad de este tipo de com- portamientos cuando se den los siguientes requisitos: (i) que quien firme os- La corriente ecléctica indica que si un mandatario firma por el mandante y deja constancia expresa en cl documento sobre el mandato no hay delito de falsedad, que sf ocurrird en el caso en que se guarde silencio sobre el mandato. En nuestro sentir, quien suscribe un documento a petici6n de otra persona y posteriormente ese documento se introduce al tréfico jurfdico, no esta lesio- nando el bien juridico de fe publica, pues el conglomerado no ver defraudada ‘Sir expectativa en torno a le autenticidai det documento, y Tos derechos y~—— deberes que emanen de él estardn efectivamente en cabeza de Ta persona que solicita la suscripcién por parte de otra persona —que seri reconocido por el conglomerado como el autor de la declaracién—**; de manera que no se ‘afecta la confianza colectiva en el documento, bien juridicamente tutelado en estos delitos, en los términos ya referenc:ados. Para terminar el estudio de la falseded material y la falsedad ideol6gica ‘como modalidades de la falsedad documental, bien vale la pena referimos a a cuestiGn de si puede falsificarse —material o ideolégicamente— un docu- * Toidem, pigs. 307-308, © Y, Vivenos CaSTELLANOS, op. ct. pag. 5 8 Fhidem, pig. 307. 0 4. Breweneney, op. cit, pAg. 161. 200, ARENAS SALAZAR, op. cit, pg. 350. DY, Vivinos CasrauisNos, op. ct. pg 7. © Thidem, pA. 351, 2M. pit. C, Gaeta CanriZano, op. cit, 28g. 99, 3 M, pet. C. Gancta CanTZANO, op. cit, pig, 19. 2B, Muzonr, op. cit, pe 307. © Ibidem, pig. 81. 596 ‘OTROS DELITOS CONTAR BIENES JUR/OICOS COLECTIVOS mento que incorpora un negocio nulo*"*, como sucederfa con quien adultera ‘uncontrato de transferencia de dominio sobre bienes rafces suscritos en un do- ‘cumento privado™. Al respecto, encontramos tres tesis: dos extremas y tina intermedia. Nos ‘ocupamos primero de las tesis extremas y luego de la intermedia”, para ex- presar, finalmente, nuestra postura. La primera postura extrema indica que los conceptos civiles de anulabilidad c inexistencia son trasladables al derecho penal (Cumt10 Caton), y haciendo esa traslaciGn, esta primera tesis diferencia entre las causales de inexistenci y de anulabilidad del negocio fuente del documento. En tal sentido, si el vicio ‘es de aquellos que conlleva la inexistencia del negocio base del documento, se afirma la imposibilidad del delito de falsedad, por cuanto hay inexistencia de objeto material en Ia medida que no se puede falsificar un documento que no produciré efectos juridicos. Por el contrario, en los casos de anulabilidad del negocio base, estos autores afirman la posibilidad de estructurar Ia falsedad documental en tanto que de los documentos que se produzcan en desarrollo de esa relaci6n contractual puede emanar fe piiblica”™. La segunda tesis extrema, afirma gue el hecho de que el documento tenga vicios no significa que este no exista y, por endo, no pueda generar fe ptiblica, Es posible estructurar ima falsedad documental atin en supuestos de inexisten- cia del negocio base (Dinacct, Fianpsca y Musco)". La discusién quedard, por supuesto, sujeta al andlisis de cada caso en particular como lo propone Dixaccr, pues habré casos en los que el documento nulo no pueda generat fe piiblica alguna, siendo entonces necesarin resolver la cuestién par In via de a lesividad del comportamiento, tal ccmo To proponen Fianpaca y Museo", Latesis intermedia (Mana) diferencia entre los vicios referidos a la for- ‘ma y los relativos al contenido y “Ia repercusién que en la esfera del concepto de documento tiene la presencia de uro u otro vicio dependera del grado de posibilidad de producir la prueba que le permita Is deficiencia de Ia que esta afectado”®. ‘Compartimos la segunda tesis, es decir, la que niega relevancia a criterios civiles sobre inexistencia y anulabilidad, partiendo —como corresponde—del Dien juridicamente tutelado, pues la comunidad en general puede desconocer 21 bidem, pg. 58; L. B. Romo Soro, op. cit, pig. 48, 3 A este ejemplo se refiere expresumente. B. Rowineo Soro, op. cit. pag. 58. 28 M, ou. C. Gascin CANTZANO, 0p. ct. pig. 60. 28 rpidem, pg. 59. 2 1. B, RowsRo Soro, op. it, pig, 60. Sin embargo, en criterio de este autor, cuando la rnulidad provenga de objeto ilfcito o causa ifcita, no habri falsedad docuimental 2M. pat C, Gancta Cassiano, op. ct, pag. 33. 26 idem, pi. 60. {LOS DELITOS CONTRA LAFE PUBLICA, 807 Jos requisitos legales para la validez del documento, y asf genera confianza colectiva en tomo a su contenido y a los detechos y obligaciones que de é1 ‘emanan; por lo que consideramos tn documento nulo si puede ser objeto de falsedad documental y ello claramente lesiona la fe piblica””. Realizada esta descripcién genética delas falscdades, descendemos ahora a las descripciones t(picas contenidas en mestro Cédigo Penal. ‘Seallo primero afirmar que, tratdndose de documentos pablicos, el legislador nacional a partir de 1980 incrimina por separado tanto la falsedad ideolégi- ca como Ia falsedad material, y el uso de documento pablico falso™, estable- ciendo diferentes penalidades para cada caso. A continuaci6n nos referimos acstos delitos. El Cédigo Penal colombiano contiene en su articulo 286 la falsedad ideo- I6gica en documento pablico, delito en el que incurre el servidor publico que enejercicio de sus funciones al extender documento piiblico que pueda servir de prueba, consigne una falsedad 0 calle ‘otal o parcialmente la verdad. Si bien el Cédigo Penal no lo sefiala expresamente, es claro que para estructurar Ia tipicidad objetiva de este delito no basta con que estemos en presencia de un servidor publico que actie en ejercicio dé sus funciones, sino que ademas es necesario que el funcionario, en concreto, cuente con facul- tad certificadora, es decir, que ostente la atribucién legal de certificar o dar testimonio sobre determinados hechos cor. relevancia juridica. En el caso en que un servidor piblico no cuente con esta facultad, estaremos frente a un do- cumenta privado y habré que evaluarse la eventual comisién de un delito de abuso de autoridad, o usurpacién de funciones péblicas, segtin sea el caso. Para que se configure este delito.no.bas-a.con la solaafirmacién contraria a 1a verdad o el ocultamiento de la verdad del servidor, sino que se requiere que el documento se encuentre perfeccionado*” y se introduzca al tréfico jurfdico, 21” M. Connapor Parno, op. cil, pig. 349. Al-especto, Corte Suprema de Justicia, Sale de Casacién Penal, sent, de 27 febrero 1990 (M. P. aime Giraldo Angel). En este promuncia- siento, Ia Corte se refiere expresamente al concep anlabilidad. En igual sentido: thidem, Sala de Casacién Penal, sent. de 29 abril 1980. ** Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacion Penal, sent. de 23 febrero 1984 M. P. Alfonso Reyes Echandfa). La Corte seal fo siguiente: “El art. 234 (C6digo de 1936) regu- Juba dé manera aut6noma el uso del documento piblico falso sin distinguir si el usuario habia {ntervenido en su falsedad o era ajeno alla, EL nuevo Codigo Penal, en cambio, no solamente separ6 las formas de falsedad materiale ideolSgica de documento pablico por empleado oficial (aris, 218 y 219) sino que luego de deseribir en el ine. 1° del art. 222 la conducta de quien tusa documiento pitblico que otro ha falsificado, se ocupa en el segundo inciso de esa misma norma del comportamiento de quien habiéadolo falsificado lo utiliza, caso en el cual prevé ‘un incremento ponitivo”. 2 Mau, ep. cit, pig. 109. 508, (OTROS DELITOS CONTRA BIENES JURIDICOS COLECTIOS Ademés, en nuestra legislacién, al iguel que sucede en Chile™ y a diferencia de lo que sucede en otras latitudes, para el perfeccionamiento de este delito no se requiere la causacién de un perjuicio a tercero. Una interesante discusién en lo que tiene que ver con la falsedad ideol6gi- ca en documentos piiblicos, cs la posibilidad de estructurar un concurso ideal conel delito de prevaricato. Hs el caso enel que un funcionario, para sustentar una decisidn manifiestamente contrariaa la ley en una sentencia, afirma hechos gue jamés ocurricron, o hace referencia a prucbas que jams se practicaron enel proceso. Al ser dos actos separables-y al afectar dos bienes juridicos diferentes, consideramos que es posible estructurar el concurso entre estos dos delitos, mas si se tiene en cuenta que para cometer el delito de provaricato no es necesaria la introduccién de afirmaciones mendaces en la sentencia 0, on general, en la resoluci6n que se trate. La falsedad material en documento piiblico realmente no plantea mayores problemas. Se comete este delito en dos casos: uno, por adicién, supresi6n o mntilacién que es cuando se agregan, suprimen o mutilan contenides del do- cumenio pablico original; y dos, cuando se crea integralmente un documento piiblico pero quien lo susctibe no es su verdadero creador. Por tiltimo, en este apartado nos referimos a la falsedad en documentos privados. Elegislador colombiano emplea para describit la modalidad com- portamental incriminada ia expresi6n falsificar de manera genérica, con lo que —en nuestro criterio— se incluyea en este delito la modalidad ideol6gi- cay la material. Bi teyislador sefiala yue se requicie —al igual que para lus documentos piblicos, dentro de la concepeién que aqui se defiende— para la tipicidad objetiva, ademés de Ia falsificacién.deldocumento,st-uso, que.no.es otra cosa — que la introduccién del documento en el trafico juridico; requisito, insistimos, para la existencia misma del documen:o en términos jurfdico-penales, por lo que consideramos que !a expresidn usar, en este delito resulta innecesaria. El que la falsedad en documentos privados se haya concebida como un delito de das actos, que consiste en falsificar y usa", nos plantea, en concreto, dos dudas: la primera, si es posible estructurar un delito de falsedad en el caso en. ‘que una persona falsifique el documento y otra lo use; y la segunda, si puede presentarsc la tentativa de falsedad documental cuando alguien adultere un documento y sea sorprendido al momento de intentar usarlo. En cuanto a la phuralidad de interviaientes en el delito de falsedad, se trata exactamente de estructurar una coautorfa; como cuando, por ejemplo, Ar mando le solicita a Alberto, experto imitador de firmas, que le elabore una carta de recomendacién proveniente supuestamente de un reputado empresario 2% A, Broimpenry, op. cit pag. 162. 2 Mae, op. clt, pag. 109, Los DELITOS CONTRALAFE PUBLICA 599 para obtener un empleo, Alberto clabora la carta y le introduce la firma del em- presario y Armando la emplea al presentarla en una entrevista de trabajo. Sobre lo segundo, es decir, la posibilidad de estructurar la tentativa del de-~ Tito de falsedad en documento privado en el caso en que se cree cl documento falso y no se use por la intervencién de un tercero nos ocupamos a continua ciGn, Esta situacién se presentard, por ejemplo, cuando Esteban adultera la letra de cambio y al presentarla a Mario este se percata de la adulteraci6n y Ja destruye. Uno de los asuntos més discutidos —quiz4 el més discutido— en to que tiene que ver con la falsedad en documentos, es la posibilidad de estructurat la falsedad ideolégica en documentos privacos™, asunto bastante controvertido tanto en Colombia como en Espafia, Soore esta discusién nos ocupamos @ continuacién. D) La falsedad ideologica en documentos privados en Colombia Ladoctrina colombiana™ discute intensamente la posibilidad de estructurar la falsedad ideolégica en documentos privados. En efecto, para una postura mayoritaria —casi dominante— en le doctrina, la falsedad en documentos privados esté reservada a Ia falsedad material, siendo atfpica la falsedad ideo- logica. Entre quienes sostienen estas tesis, e3 decir, la atipicidad de la falsedad idcol6gica en documentos privados, encontramos en nuestro medio prinei- palmente a ARENas Sat.azar™, a GRananos PeNa”" y més recicntemente a ‘Vivixios Casna.tanus™, Estos dutores paren de vatiuy argumeatys, todos ellos reducibles a la escasa lesividad de la introduccién de afirmaciones mendaces en-documentos privados, asf-como la inexistencia de-un.deber. de veracidad. para los particulares y un argumento de t po hist6rico segtin el cual la no in- clusién de la falsedad ideol6gica en documentos privados como un supuesto de tipicidad fue intencién del legislador racional. Otro sector doctrinal sostiene la tipicidad del delito de falsedad ideol6gica en documentos privados. EI principal referente nacional en la materia es Ro- MRO Soro, que en su momento sostuvo que era posible estructurar la falsedad ideolégicaen documentos privados, siempre y cuando el creador del documento tuviese Ja obligacidn de decir la verdad, indicando que esta obligacién podta 22. Vivenos Castetnanos, op. cit, pig. 131 = Hsta discusidn se presenta jgualmente en Hspatia; al respecto, eft. J.J. Quarts, op. it, pas, 1142. 2 J, Annevas SALAZAR, op. cit. pigs. 596 y 58 2 Ti Exrugutz GranaDos Pena, “Manipulacicn de precios de valores inscritos en el registro nacional de valores e intermediarios”, en wovw.suipervalores,gov.co 25, Vivenos Cassatanos, op. cit, pig. 174,

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