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A Guatemala yo la venero

porque ésta es mi tierra natal,


y para esta tierra que quiero
yo pido al cielo vida inmortal.

A su bandera veo altanera


que ondula excelsa su azul turquí
y por las lomas y las praderas
el árbol verde veo de aquí.

Y sus montañas que me parecen


un mar inmenso de oscuro azul,
donde las olas bellas se mecen
con sus espumas suaves de tul.

Y sus volcanes altos y erguidos


cual centinelas cuidan mi hogar
y son sus suelos, los más queridos;
mi Guatemala, mi dulce hogar.

Oh, Guatemala, patria querida,


tierra adorada donde nací,
hoy mi alma entera de amor henchida
quiere cantar solo para ti.

El dulce canto alegre y sagrado


como promesa de amor filial,
cual lirio blanco veo con agrado
y para ti pido: ¡Vida inmortal!

En medio de América hay un paraíso


es mi Guatemala tierra del Quetzal
grandiosos volcanes, montañas y ríos
y un hermoso lago, mi bello Atitlán.

En Petén se encuentra la ciudad más bella


que guarda celosa entre sus montañas
majestuosos templos y hermosas estelas
magnífica herencia del gran pueblo Maya.

Es un paraíso el Sur occidente


con tierras dispuestas para cosechar
y con el trabajo de su noble gente
el mejor comercio se puede encontrar.

El bello altiplano es un gran paisaje,


entre sus montañas se puede observar
grandiosos cultivos y entre sus celajes
brilla esplendoroso un Sol sin igual.

Es satisfactorio viajar al Oriente


con hermosos sitios para disfrutar
donde más se siente el calor de la gente
porque al visitante brindan su amistad.

Por eso te admiro Guatemala hermosa


mi bello país de la eterna primavera
es un privilegio escribir estas coplas
y el haber nacido en esta hermosa tierra.

Ay, Guatemala
yo preparé mi sangre en batallones rojos
para regarla entera sobre la tierra santa.
¡La conservo intacta
en mi purpúrea alcurnia de soldado ileso!
Silencios de derrota atisban mis insomnios.

Los siento, en resabios de miel amarga,


pringando mis acciones de recelo.
Has caído, Guatemala.

Guía, esperanza, ejemplo de América, haz caído.


¡Titán de cenizas!
¡Desintegrada imagen de la fe vencida!
El polvo que la ruina anuncia
en los aires grises va formando nubes.

Allá en los horizontes, se confunden


con las nubes negras que provocan cascos
de centauros-pulpos de prosapia rubia.

Vienen sedientos a tu fresca savia;


la tomarán a sorbos, “por la democracia”
Mis ojos no pueden seguir siempre secos
cuando están tan húmedos los de tu pueblo.

El pueblo llora, Guatemala, pero cree.


Llora pero sabe que el porvenir es fiel.

Por aquel que no murió en la hora del combate


(ese mismo que ahora muere sin cielo por testigo);
por el que escapó a la muerte y la encontró de nuevo;
por el dolor de dejarte y el de haberte perdido;
por la enorme lágrima que llora el pueblo;
por el porvenir;
por ti y por mí;
Guatemala, hoy que me alejo,
envío esta lágrima esperanzada y doliente
a dialogar futuros con tu pueblo inerme.

Ha poco más de un siglo,


la hermosa patria mía,
humilde obediencia
Al cruel conquistador.

Y el rígido y severo,
a mis antepasados,
teníalos cansados
de tanto deshonor.

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