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EUGENIO GARIN EL ZOD{ACO DE LA VIDA LA POLEMICA ASTROLOGICA DEL TRESCIENTOS ‘AL QUINIENTOS li Ediciones Peninsula Barcetons, 1981 Titulo de Ia ediciém original Lo zodiaco delta vita. La potemtca sull'astrotogia dal Trecento al Cinguecento ‘Traduccién de AntonioPrometeo Moya Primera (© Gius. Laterza Figli Spa, Roms-Barl, Derechos exclusives de esta edicion (Gncluidos la traduccién y el disefio de Ia cubierta): EDICIONS 2, SA Provenza 278, Barcelona, 8 Dep6sito legal: B. 119021981 ISBN: 842971658 Impreso en Marquez, $.A., Ind. Gréfica ‘Ignasi Iglesias 26, Badalona INTRODUCCION Cronos las légrimas, Zeus la generacién, Her ‘mes el logos, Ares la ‘edlera, el suefio Ia Luma, Citerea el deseo, el Sol es la ‘rsa? gracias al Sol precisamente rien las inteligencias de los mor {ales y el cosmos infinto, Hanus, Del destino (Estobeo, 1, 5, 14; frag. berm. 29). En 1898, al presentar el primer volumen de esa preciosa herramienta de trabajo que es el Catalogus codicum astrologorum Graecorum, Franz Cumont hizo una serie de importantes observaciones. Subra- y6 en primer lugar la ingente cantidad de materiales «astroldgicos» que yacian inexplorados en las biblio- tecas, descuidados y despreciados (cab omnibus fere neglecta despectagues). Records al mismo tiempo la necesidad de tener en cuenta los werrores», no menos que los clarissima inventa, cuando se quieren com render las vicisitudes de la humana busqueda de 1a verdad», Cumont no pensaba sélo en los textos as- trologicos griegos (y magicos, y alquimisticos), sino que también vefa transparentados el abolengo cultu- Tal egipcio, el ecaldeos, el hindi: y asimismo los ecos de la tradicién medieval drabe, ademds de la latina y la bizantina. Bien sabia él que la literatura astrolé- gica es una red inextricable de temas religiosos y scientiicoss, de motives miticos y racionales, de re- flejos de sucesos reales y de transfiguraciones fantés- ticas. Aflos después, en Tas conferencias parisinas de 1905 acerca de Les religions orientales dans le page nnisme romain insistiria en el «cardcter religioso de Ja astrologia, mantenido siempre, a expensas de Ja logica», porque «planetas y constelaciones no eran s6lo fuerzas césmicas cuya influencia propicia 0 ne- fasta se debilitase o reforzase segtin las revoluciones 9 de un itinerario fijado desde siempre; eran también divinidades que observaban y comprendian, que se alegraban y se alligian, que tenfan voz. y sexo, que eran fecundas 0 estériles, apacibles o saivajes, dadi vosas 0 dominadoras». Las clasificaciones y las dis tinciones precisas, probadas de vez en cuando, entre tuna astrologia «rcligiosa> y una astrologia «cientifi ca», no pueden mantenerse en pie en virtud de la continua reaparicién, incluso en los tratados «mate- miticos» mas coherentes, de creencias remotas. No ‘es casualidad que a medida que han ido aumentando los voliimenes del Caralogus (y, junto con ellos, los de Jos cédices alquimicos) se han multiplicads las interrelaciones entre los terrenos disciplinarios y los periodos histéricos, al tiempo que los textos tar- ios se han revelado como traducciones fieles de ar- quetipos lejanos. Ahora bien —concluia Cumont—: precisamente por la complejidad de las tematicas astrolégicas, por su recepcién de multiples ecos, es imposible indagar los origenes de las creencias ¥ las ciencias sin interrogar fehacientemente a los astrélo- 0s, que a menudo no hacian otra cosa que prayectar en los cielos y en las imagenes astrales las vivencias terrestres. En 1937, casi cuarenta afios después (habian apa recido ya 17 fascfculos del Catalogus), Cumont publi- caba eit Bruselas un libro fascinante, no sdlo valioso para los historiadores, sino también para los «filéso- fos» (en el caso de que haya fildsofos que lean estos libros). La obra tiene una historia particular que me- rece contarse. Wilhelm Gundel, el notorio estudioso de historiografia astrolégica (publicé Dekane und Dekan- stemnbilder cn 1936, en las Studien de la «Biblioteca Warburg»), habia identificado en un manuserito latino del Renacimiento (Harlefanus 3731, de 1431) un Liber Hermetis Trimegisti, compilacién astrolégica traduci- da de un original griego de la época alejandrina, al- gunas de cuyas partes, sin embargo, habria que re- montar al siglo 1m a.C. Gundel publicé el texto 10 ‘con amplio comentario en 1936, en Ménaco, en las “Abhandlungen® de la Academia bavara de Ciencias. No se conocen otros cédices del escrito, aunque para dar fe de su circulacién medieval estaba la version en dialecto picardo de un capitulo importante en un cédice parisino compuesto originalmente por Maria de Luxemburgo (m. en 1324). Del andlisis de Gundet se sigue la valoracién dei Liber Hermetis para Ia re- construccién de la astrologia antigua, desde In doc- trina de los 36 decanos divinizados, en que se dividen los 360 grados de Ja esfera, hasta la enumeracién de las 72 estrellas fijas que parecen volver a encon- trarse en el catilogo de Hiparco. La obra consumada de Cumont, sin embargo, tal vez sea mas importante y, ciertamente, més sugestiva. Basindose en los re- sultados de prolongadas investigaciones (de Boll a Kroll) de textos astrolégicos griegos y latinos desde Vetio Valente hasta Firmico Materno, y convencido de que al final de la Antigiiedad, «al enflaquecer el espiritu critico reproduciase con respeto el contenido ‘de los libros arcaicos, venerados como revelacio- nes de una sabiduria divina (divina secreta... que in libris mysticis insunt)», Cumont reconstruyé median- te el Liber Hermetis ¥ los documentos que podian conjuntarse en este sentido un elocuente cuadro de las condiciones morales y sociales del Egipto heléni- co. Asi como el astrélogo habia proyectado en los cie- Jos la vicisitud humana para identificar alli sobre un plano edivino» Jos ritmos profundos y las estructuras ‘ocultas, el historiador devuelve el cielo a la tierra y restituye datos, relaciones y acontecimientos a sus dimensiones originales. En ugar de demonios y dio- ses, estrellas e imagenes cclestes, Ios reyes y Ia cor te, los caudillos y Ios funcionarios, los artesanos.y Jos oficios, los cultos y los sacerdotes: y todo ello fen tna semblanza fiel y completa, incluyendo los pro- blemas de la seguridad publica, Ia amenaza del ban- dolerismo, las costumbres de Ia cotidianidad. Al as- ‘trdlogo, de hecho, se le piden prondsticos relativos a u los avatares de los viajes, a Ia posibilidad de recupe- rar los bienes robados, de atrapar a los bribones, de disciplinar a las cortesanas. «Los doctos en ciencias siderales —dice Cumont a este respecto—, incluso el severo Ptolomeo, dedican paginas enteras a enumerar todas las aberraciones de un erotismo morboso con Ja serena impudicia de los casuistas.» Los astrologos buscan en Tas estrellas Ia causa y la explicacion de la singularidad de los hombres v de los fendmenos cu: riosos de la naturalera, y asi lo hacen constar en sus tratados (sincontinentes enim in vitis fiunt propter Venerem dice el Liber Hermetis— quae virorwn et mulierwm omninnodi Cperficit] coitus, matrimonia et conventiones..., facit fornicatores et fornicatrices turpia facientess). De este modo, la lectura de toda tuna pégina de vida egipeia, que Cumont efectia en las imagenes estelares mientras documenta la viabi- lidad de una concepeion del mundo cimentada en la escrupulosa correspondencia de clelo y tierra, macro- cosmos y microcosmos, demuestra también, paralela- mente a la ambigua complejidad de la asirologia, Ia necesidad de Mevar a cabo un estudio exhaustivo para cl adecuado conocimiento del pasado: en todas las épocas en que florecié, se impuso o bien se discu- 116 y entrd en crisis: 1. De Cumont wéate también e) vol. péstumo Lue per. petua, Geuthner, Parts, 198, especialmente fas paginas 303.32, ‘Airath, En cuanto a tos cédiees astrotogicos, ademas del fado Catalogs (Bruselas, 12 wos, 1881853), pueden verse los vokimenes presentados por Boll y premovidos (¥ en parte ‘cuidados) por Saxl y G. Bing: Verzeichnis astroloischer wd Imotholorisoher “illustrieter' Handechriften des tatebschen Mitiealters.. Los dog primeros vols. aparecieron preparados por la Academia de Heidelberg (Heidelberg, 19151827 ‘iiceckén_ quedo luego (19531966) 4 cargo del Tnstituto. War burg de Londres. Se indican de una ver por todas: W. Gur. dely HG. Gunde, Astrofogumena, Die astrotogiache Literatur in der Aniske und thee. Geschichte, «Sadhotte Archiv Bethe te, 6, Wiesbaden, 198 F. H. Cramer, 4sirology fn Roman Law ss of the American Philosophical So- ieiy>, 37, Fladelia, 19S. (La cita latina dice: «Se vuelven 2 Situada en el punto de convergencia de teméticas diversas y bajo clertos aspectos incluso. contradicto- ras (basta pensar en las diferencias entre genetliaca Y astrologia «catdrticas, es decir, entre la teoria de Ia Getermipacin partis del ia de nciniento, © de Ia concepcién y 1a hipdtesis de opciones posit con base en'él comcnieta wes ioréscopo en fechas Gistintas) la astrologia antigua aparece, sin lugar a dudas, reiacionada originariamente con fa vision geo- ‘céntrica de un universo finito donde las esferas c=: estes se sitian en un plano superior para perfeccio- nar al mundo sublunar, subordinado causalmente a ése: donde un cielo «divino» es fuente de movimien- toy de luz, de calor y de vida. Pero si tal fue preci- samente la astrologia helenistica, que reapareceré de Tleno en la época renacentista, no por ello puede afir- riarse en términos absolutos (como ha hecho recien- temente David Pingree en el articulo Astrology del Dictionary of the History of Ideas) que, por ser «la. astrologia el estudio del influjo de los euerpos celes- tes en el mundo sublunar», haya de epresuponer un iniverso geocentrico y fnitos. George Sarton, que in- vocaba ademés Ia intervencién del brazo seglar con- ta los astrdlogos actuales, en una de las Montgomery "Lectures impartidas en abril de 1954 en la Universi- dad de Nebraska? subray6 que: a) los postulados de Ia astrologfa son independientes de la ubicacién de 1a Tierra o el Sol en el centro del sistema planetario; ‘ealmente incontinentas en tos vicios a eausa de. Venus, que {propicia] todo tipo de coltos, matrimonios y uniones earns. Jes. vuelve torpes practicantes a foraicadotes y fornicado- ras Ne del 73 2 George’ Sarton, Ancient Science and Modern Civilica- ton, Harper, Nueva York, 1989, pp. 61 y ss. Cf. Lynn Thom- dike, The True Place of Astroloey in the History of Science, “Isis, 46, 1955, pp. 278278. Del mismo autor se citara siste Initicamente su gran History of ‘Magic. and Experimental ‘Science, editada en 8 vols. entre 1923 y 1958, [Hay versién cas- tellana de In obra de Sarton’ Ciencia antigua y cvitacion moderna, FE, México, 190. N. del 73 B ) la astrologia no desaparecié tras la aceptacién del sistema copernicano, sino que siguié desarrolkindo- se loranamente; ¢) el mismo Kepler no s6lo hacia hhordscopos, sino que ademés oponia a las eriticas de Pico «constantissima (quantunt in naturalibus spera ri potest) experientia de commotione sublunartum naturarum sub conjunctiones et aspectus Erronumts que *edocuit et reluctantem vicits. Se preguntaba, ademés, que por qué habia que negar que los cielos los astros influyen diversamente mediante radiaciones ut objecta movent sensus, tux oculos, sonus audi- tum, calor tactum»3 Lo importante es que la coms- tantissima experientia verifique leyes y estructuras esenciales y «verdaderass, reemplazando a los suefios de potencias caprichosas y accidentales. Fue Cassirer quien en un pasaje de la Philosophie der symboli ‘schen Formen recordé la polémica de Kepler con Pa- trizi. Patrizi consideraba inutil el esfuerzo de Ia as- tronomia matemitica por determinar el curso de los planetas mediante érbitas diversamente combinadas entre si (ciclos y epiciclos), no siendo Ios planetas ota cosa que seres demoniacos que recorren el éter a velocidades mutables con itinerarios diversos y ex: traiamente tortuosos. Para Kepler, Ia astrologia ma- temética debe descubrir las causas verdaderas de las Slusiones sensibles, distinguiendo los movimientos verdaderos de los aparentes y definiendo «la. senci- ez. y regularidad ordenada de sus érbitas». Y nada impide pensar que, también detris de Ias fantasias mitico-religiosas de las «influenciass y las «imagenes, ‘haya una trama racional, susceptible de calcular y 3. J. Kepler, De stella nove, VEIT (Gesammelte Werke, fed, Max Caspar, Beck, Munich, 1938, vol. T, pp. 184) {Dice et texto de Kepler: «tna’ muy constante’ experienc (cuanta, puede esperarss de la necesidad natural) sobre la conmoeién de las naturalcras sublunares bajo las conjuncio- bes y aspectos de los Planetas» que «ha ensefiado y wencido Al tercoe =. ai los abjetos excitan a los sentidos, la luz a los ‘jos, el sonido al oido, el calor al tacton. N, dei 7.) 4 definir con rigor seein los prineipios del conocimien- to cientifico, tal y como habia querido hacer precl samente Piolomeo en el Tetrabibtos. Bs tin diélogo que traduce un drama antiguo y que Aby Warburg Caracterizg con suma efcacia: 1a astrologia es como el lugar ideal de encuentro y de choque entre el im- ppetativo de sistematizacién racional propio de la Ciencia gricga y los mitos y supersticiones heredados de Oriente: entre la Kégica y la magia, entre la mate- mitica y 1a mitologia; entre Atenas y’Alejandria. No sin razén observaba Goethe que «gran parte de 10 que se llama supersticion ha nacido de una aplica- ign errénea de las matematicas»; y Aby Warburg alladia que «el estudioso moderno oscila entre la préc- tica magica y la matematica cosmolégicas.® Sélo que salvar a Atenas de Alejandria no es em- presa fil porque no es facil ver dénde acaba Ate- has y dénde comienza Alejandrfa, No es féeil trazar Ja linea divisoria entre la racionalidad de una ley de Ia naturaleza y la fuerza wirracionals pero autén- tica y operativa de una plegaria 0 un conjuro. Tanto Ptolomeo como Copémico y Aristarco como Galileo pparecen incapaces de exorcizar la triste influencia de Saturno, y sobre todo el saber fisico-matemtico pa- rece agitarse Ia sombra ambigua de Pitigoras. La verdad es que Ia concepeién de la ciencia humana hunca ha sido inmaculada y que la azn pura se revela a su vez como un mito puro 0 una idcologia: fen el mejor de los casos, una idea reguladora en sentido kantiano. 4. El tema de la ambigicdad de las imégenes astrolégl- cas y del salvar a Atenas de Alsjandrias fue destacado ya por Gertrud Bing en st semblanza de Aby Warburg (cf. A. War burg, La rinascita del paganestmo antico... La Naova italia, ‘Florencia, 166, p, x00), Acerca de Aby Warburg, vid. Kurt W. Forster, Aby Warburg's History of Art Collective Memory and the Socal Mediation of Images, «Daedalus, Invierno de 1916, Dp. 163176 (a propésito de Ia obra de E. Gombrich, Aby Warburg. An Inscllectual Biography, Londres, 197). 1s Ahora bien, de esta trama inextricable de teoria ¥y prictica, de Conceptos y sensaciones, de mitos y ra- Zonamientos, es documento ejemplar la polémica astrolégica de principios de la edad moderna, cuando Ja ciencia define sus métodos en la crisis de antiguas concepciones del mundo que decaen 0 se renuevan. Precisamente porque en la multiplicidad de sus as- pectos era la astrologia una concepcién global del todo, el debate de sus temas abarca todas las activi- dades humanas. Es cierto, por otro lado, que en la istribucién proporcional de sus diversas posiciones se revelan asimismo limites y contradicciones. Si la lucha contra el hado astral parece una reivindicacién vlida de la libre accién de los hombres, no es menos cierto que los defensores del determinismo mis es- tticto manifiestan un s6lido sentido de Ia racionalic dad de las leyes naturales y de Ja unidad de la na- ‘turaleza («fala regunt orbem, certa stant omnia teges). De este modo, si la lucha contra las supersti- ciones y rituales magicos parece atravesada por un racionalismo iluminador, la apelacién a los sentidos y a las pasiones —y a todas las fuerzas psiquicas rofundas que escapan a la tenaza conceptual, a los suefios, a los estados anémalos— no sélo hace hinca- pié en fa existencia de fuerzas reales y campos inex- plorados de la experiencia, sino que ademés anticipa tuna de las empresas ms fecundas de la investiga- cién moderna. Abordar las polémicas de Ios «conjuncionistas», de los sustentadores de os «grandes cicloss, de la aproximacién de religiones y vida civil, contribuye en este terreno a comprender las raices'de Ias nuevas filosofias de la historia y muestra en perspectiva, ade- mis de los flujos y reilujos viquianos, temas y pro- blemas del pensamiento més reciente. Al inismo tiempo se ven resurgir, bajo nueva forma, los gran- des problemas de la reflexién humana: la naturaleza Y sus leyes, el sentido y lugar del hombre en el cos- ‘mos, el valor y empleo de los instrumentos matemé- 16 ticos, los vitmos de Ja experiencia y sus contradic iones. Se toma paralelamente el neko entse inves icin conte, vida poliicay religions, proauseion istics, Las estatuas del gran arte gad ceapion iss roe evolts de a tora de i se tions, taducona oto nivel los lenguajes angers Sobre todo, ia trtusidad del camino se la sega ¥ ou fasigoso renacer entre ‘lusiones constant y Drolongaciones indebidas, Escribig: Mach ea ees Gcasln en un pasaj bien notorio: «Los encclopedie fas tranceses,. eeyeron haber lego muy crea dl bjtivo de desarrollar la entera nataraion sobre it base dela fisica mecinica.. Simpatizamos con esta alegre conianza de la rain, daica en in Maton Foro ahora que fa ttanscurido una century hemos vuelto més eautor La Concopeién del mune de los eniclopedistas se nos aparece como una tive logia mecanica en contrast con la mivolog aus ta de las rligiones antiguas, Ambas ton prolongtels: es indebidasy fantacioas de un conocktonte par GiaL» Desdichidamentey sin estas prolongaconea or Dittariag, sin estas fantasoess visones 4 conjant, zo puede. tabajar la. pesquisa, humana. Tambien Mach, en el contexto citadoexponia su astrologca, su aninisca, su hermetic, y no mejor cimentadas aue las demas. Creia Mach que siguiendo sla tender, sia econdmica dela sana tzénm la humanided ha bra podido eacercatse lenta pero sepuramentess tna concepcién unftara del mundo, Aunque eonfesaba on honrades: la ms alta ovata a ue puede ad here un pensador consite en acopiar une vision del mundo sncompleta, con prefenca sobre cualquier otras? La polemica astrolpicn,detonada con tanta brusquedad en los origenes de la ciencia moderna, Contibuye « hjarse en ia resiproca funcion de las 5, Emst Mach, La meceanica nel suo svluppo storicoeri- tico, trad. it de A'DFElia, P. Boringhier, Turin, 1988, pp. 45. v7 Yisiones det mundo y de las investigaciones espect- Hess y concreas 9 2 inismo temp nance ambigua naturalera de Tas mismas posiciones ato. Hoeicas. Las péginas aqui reunidas reproducen fetmente cuatro ltoiones tmpartidas en ef Collage France entre abril y mayo de 1975. No se anade mis ue a gunas notas bbliogrdfcas; el tento se mantions tate a, tal cual fue enunciado, y conserva: voluntara: ente el tono sencillo dela exposicion, sin demostr clones en profundidad ni anise documentados gue ¢1 autor se complace de aber ofrecido en ote lige, cu se Indo ets ots slo guleren ser are das y bumildes conclusiones, Mt paltlalaragradertniestsy Andcé Chase que promovi estas leciones, yal que el autor se teks Hgado por una larga amisind ypropinculdad de tr bajo. V gracias sincoras a Marcel Batallion 3 a Marie: Thérise'd'Alverny. por su bencvola atencién y sus valiosas sugerencias E.G. Florencia, abril 1975-enero 1976 18 Capttuto 1 ASTROLOGIA E HISTORIA: ALBUMASAR Y LAS «GRANDES CONJUNCIONES. I 27h casi un lugar comin de la historiogratia. seers ce aftmar que, en la época renaceetns ino tinico de astrologta: religioso 0 stiponticiac. cl Brimer aspecto, criticocientifica el ott Dene 7og, la astrologia adivinadora, 0, como declan tes ftabes, Ia sciencia (0 arte) de los decretos de hey oe gatst, © sclencia de los decretoss (en latin aennta, E astrotogia iudiciaria Tonia natica 0 astrologia verdadera y auténtica fact logia quadrivialis © doctrinalts)! der (hen Particular, B. Casies, ndividuum umd Kosmos in der Philosophie der’ Renat Bp. 10k y 832 8. We ie Gein don ct, SS Marbune lende, en tn clcbre eons BP Gr sity BO S1S316), & separa, por Io que toca a fegice Winadors, a Talia y Alemania (ale antigen g oe. rao nTR eh Alemania. un renasimients ee aes A decir verdad, ya Ptolomeo, en la introduccién al Tetrabiblos 0 Quadripartitum, habia observado con claridad meridiana que Ia ciencia de los astros consta de dos partes: la primera, realmente primera fen orden ¢ importancia, estudia el configurarse y apa- recer de los movimientos (schematismis tn chiné- ‘son) del Sol y la Luna, asf como de los cuerpos ce- Testes en general, tanto en sus relaciones mutuas ‘como respecto de’la Tierra; Ia segunda, con base en las cualidades fisicas de aquellas configuraciones (did tés physikés t6n schematismén auton idiotropias), quiere presumir los acontecimientos del mundo que ros rodlea. Solo la primera es en realidad una ciencia auténoma, con un método demostrativo propio, de- seable por s{ mismo mas allé de todo resultado pric- tico, Ptolomeo, por cierto, remite precisamente al Almagesto, en que habia expuesto sisteméticamente In astrologia matemética, La segunda, dependiente I smutyn concencién artisticoestéicas de Ia Antigtedad y los dioses de Grecia y Roma eran principalmente cteaciones de frte y belleza (ofenémenos artisticoss), en Alcmania, en él lima de la Reforma, predominaban prondsticos y-profecias (Gobre este pinto concreto es de singular relevancia el ensayo de D, Cantimori, Note su lewd aspett! della propaganda re- Tigiosa nell Europa del Cinquecento, en el vol. colectivo sobre Aspects dela. propacande relisieuse, Droz, Ginebra, 1957, bp. M0351, ahora en D. Cantimori, Umanesimo e religione nel Rinascimenfo, Einaudi, Turin, 1973, pp. 1618, al que remit tos también’ para los inieios de cierto tipo de investigacion ¥ para las indicaciones bibliogrifes), Slo que la tosis de Warburg de que deberiamos decidimos «x interpretar las guras del Olimpo pagano, que resurgen en el primer Renack lento... no como simples fendmenos artisticos, antes bien ‘como entes religiosos, v_a estudiarlos como tales» es vallda fasimismo fuera del dmblto alemén y de Ia atméstera de Ja Reforma. «El augur pagan —como decia él— se presentaba bajo el pallo de ia erudicion ceotificas en otros lugares tam- bien. La pretensién de separar tajantemente Ia astrologia «re- Tigiosas de Ia astrologia ematemdtica» es vana e inconsistente [be fos trabajos eitados, hay versin castellana del libro de Cassier, Individuo y cosmos en la filosofia det Renaciiento, ‘Buenos Aires, 951, N- del T-] 20 de 1a primera, menos rigurosa en sus procedimier “tos, trata en cambio del complejo de los acontect- | mientos sublunares, que quiere prever con la maxima probabilidad a partir de las configuraciones celestes? Abenjaldkin comentaré con gran precisién: +La astro- logia es un arte puramente conjetural que se basa a ee Qpera omnia, It, 1, Teubner, Leipzig, 1940). Diré Isidore de Sore “ore i, Gea tee, BO) DM ian de reo a le oe a err cme eens ieee se Fae se earner rn ee eee se is ee er ne Seon eae era ae eee et cea Bea et a cage et cee a ee ee ag pestis on pen a pai raf oe peo ero Minuet galt Rae es a hs rn ce a pene Sorat Ra le Bh gine ro ts ns are Scie ae berto Magno (aunaue por tlgaro s Rowse Becea) eh Sera ince sees goo dence a eet ee eet eens mri: es mans Peet cr cee eee eaters Sedans Ss Smee ence, se ae tpn pera ees eae lagers eae meas area ae oe Drala ann? Goth Mier eae mend Dame ia, dem, ie se ae ae ee ere ee rea comes ee eey sme St acer or catee Oe ee oe Sonatas Sica ries, 2 mee ae i epee spree tere em aye genni oe iron Ge ee are eee hear ea nee an gn el influjo astral y su efecto sobre el airew Pero, siempre Abenjaldiin, distinguird entre la tosis verdg, era y auténtica de Ptolomeo tocante a una efcacia i iones v de las radiaciones de los astros, y la hipdtesis de los astrologos aceon de las influencias y pereepciones sobrenatutrales; y mien tras rechazaré con vigoroso racionalismo Ia intromi. sién de lo sobrenatural, tanto bajo Ia forma de in, Aiujo celeste como bajo la forma de don adivinador, Teduciré las operaciones de los astrologos a simples adivinanzas y conjeturas: «La astroloria.., en el me, Jor de los casos, esta hecha de enigmas y’presuncio. nes, Como quicra que sea, no tiene nada quie ver con el conocimiento sobrenattiral.»* Los Protegdmenos de Abenjaldin, sin embargo, nos Ievan ahora a fines del Trescientos y dijcrase que discurren paralelos a aquel proceso de rigorize. cién cientifica de la astronomia de que se hablaba on relacién a la cultura de Occidente, Retornando 8 las investigaciones de Aby Warburg, Ernst Cassicer dird en su célebre Individuum und Kosmos in der Philisophie der Renaissance de 1927: «La astrologla resenta, desde el comienzo mismo, un doble aspec. to. En cuanto teorfa quiere colocarnos delante de las leyes eternas del universo en sucesion precisa y cla. 4a, mientras que su prazis se encuentra bajo el signo del miedo a los demonios, “en la forma mds primi. tiva de causalidad religiosa”.» Ahora bien: el valor de ciertas grandes obras criticas y polémicas entre el Cuatrocientos y el Quinientos, siempre segiin Cas. sirer, es el de haber distinguido y barrido definitiva. mente, por Io que toca al cielo y los astros, sus mo. vimientos y sus radiaciones, todo elemento, asi fuera transfigurado, del culto astral, sentando de este modo Jas bases de una visidn racional, cientifica y estricta, 3, ,1b9 Khaldun, Discours sur Phistoire universelle (at ue addima), traduccién de Vincent Montell, Commission Lite, alte pour la trad. des chefsdoeuvre, Beirut, 968 TIL te, 5s 2 alana asi el camino que leva s ‘criptograma de la naturaleza” mediag crainbelos fisicomatematicos: simbolos presen Sing uhititu, ya no en calidad de potencias extremes Sino en calidad de creaciones propiane’ 4.5 Cassy Individno e cosmo, La Nuova ‘Fencia, 1985, pp. 165 y ae ee B és de este riguroso proceso de racionalizacién pura ¥ de una recusacién tan limpia de elementos magi 0s y demonfacos, de fuerzas ocultas y misterioeee potencias, de correspondencias escondidas y simpa, tias enigmdticas? El mismo Aby Warburg recuerda Jas ocurrencias que Lutero espetd rudamente en agos. to de 1540 al humanista Melanchton, al Dominus Doctor: «Nemo mihi persuadebit, nec Paulus, neo Angelus de caclo, nedum Philippus, ut credam astro. logic divinationibus quee toties fallunt, ut nihil sit tr. certus.»* Lutero y Savonarola, y lo mismo el savona. roliano Pico, animados mas por una enorme pasion moral y religiosa que por los imperativos cientificos, se enfrentan al hado estelar en nombre de la libre voluntad del hombre, sujeto, no a la naturaleza, sine 8 Dios; slo que, en esta batalla suya, no se alineas Con los chombres nuevos», con los humanistas, sine ut, todo Jo contrario, sus adversarios son precisa y Principalmente los humanistas, o también los huma, nistas, sean poetas como Pontano o pensadores como ‘Melanchton. No es casualidad que el flexible Ficino, aunque «pio filésofo», se mantenga abierto a tods Jas tentaciones astroldgicas mientras los simbolos y divinidades estelares pueblan en medida creciente log poemas, los frescos, las costumbres, los escritos po. Mticos de 1a época ‘renacentista: diferentes, es ven dad, de los medievales, y devueltos a las. formes de sus fuentes mas antiguas, orientales, griezas y egipcias, mas no por esto menos insidiosos, ioses del cielo preferentemente y no demonios tre. mebundos. En otras palabras, la batalla en torno a eia, si bien ha comprometido ya a toda le {ultura, se fija a largo plazo y con un alineamiento, ‘aunque por lo demas rigido y preciso, sumido ex 5..4,Warburg, op. cit. p. 31. Versién del pasaje latino: Nadie me convencers, ni Pablo ni dngel del eos (tte ‘menos Felipe, de que crea en la astrologia adlvisnsor2, asee ‘YeEEs equivocada, ¥ de que no hay nade dadosoe (ar dah a a éste cualquier rigor cient Re actimonia Ia astrofogia en nombre dela Genece Re bey duda de que las palabras de Pompossery os Glas proms de; de que son muchas las converge, Seerofundas entre ambas obras, que infuyerort er Gereamente en Europa hasta bien avanzads el 6G, foot Pero también es. cierto que tas cosas sen §. Pomponazzi, De naturatium fncantationibus, 12, en Opera, Bas menos sencillas de lo que dicen Cassiter y cuantos Je apoyan; que son menos lineales y muchisimo mis argos los procesos mediante los que fue afirmandose In clencia moderna cuando se quiso definir el metodo ¥ establecer la nocién de causalidad fisica; que de ningtin modo fue virginal y exento de equivoeas in. fluencias el avatar del amado «progreso» cientifico, Profusamente mezclado, por el contrario, con temas migicos, herméticos y misticos, Todavia a mediados del Setecientos, el profesor G. M. Bose, catedratica de filosofia y decano de la Universidad de Witten. berg, escribfa a propdsito de Newton y de la gravit ign universal: «Actio per distans dabitur? Tuno impediesne | Quo minus in distans stelle Talisman ‘agai? / Gaude Melanchton, redeunt horoscopus, Hal}, J Almutec, Athacir, Alcecadenor, Hylec. | Actio por distans dabitur? Mox thessala rugis / horrida seto. sis, quam furibundal, redit.»? Con Newton, en suma, ¥ con la saccién a ‘distancias, parecia al profesor Bose que hubiera triunfado al fin, en pleno Setecien. 498, no Pico o Galileo, sino Melanchton y la tradicién 2. Sompathiam attraction! et gravitati substitt.. GM. Bose, Ex Oficina Schlomachlana, Witenberg, 1757) pig 3 En tina nota remitia Boss a la’ celobre obra de “Albohacée Hlaly fitus Abenrogel, De tudicis, impr. por Bersardinans oe Vitalis, Veneca, 1525 (pero eaitada ya en 1485 y ca 1SI, sompuecsta en la primera mitad del siglo x1 ¥ mandads teate, ‘ir del drab al cascllano por Alfonso X de Castilla y vent, 4a Iaego al latin alrededor de 1256) TEL itu dela tacusen sHlali Aben Raghelis fil..», y 4uan Vernet, en La cular hee amodrabe en Oriente y" Occidente, Barcelona, 1918 on, 13 2, ratiica: «Ali b. abi Ruyals, aunque suele Hamarvele Atos, tage sin expeciicar parentescos, Hay, por cierto ane eae ‘astelana moderna, Madrid, 1954 ed, por Gerold Hilt; no ‘erwin alfonsi, Dice el texto latino: ecAcciin dientiens ile? ePodrés impedir entonces'/'ta pico que hags ie cane Na Talismin? / Regoctjate, Melanchton, que ya waclven las he, éscopos, Hal, /Altutec, Atacir, Aloecadenor, Hylee, once idn a distancia se dijo? Oué pronto vuelve, gic, (Nd Fh] 26 st cn ms sympathia rerum: ee “sem lam ni te subrayar, con la complejidad acy Problema, la e's tan roe, ck gran eS sce imagineria del arte Seng deta nue cela i Nalga Ia it, pelidio casi de 1a tenat tna nvestigacionhistoien mis adsense tn, sacado dela corespondena re EL 14 de jlo. de 1642, Bonaventura Caaten, Blois, este a Evangelists Torey et oe &, Banaventura Cover a Evangelista Torrcet (U de Pe gd) em, Discepolt dt Gatto® Cartegeh ea tt ae ie F Call y'M Torn, Barbora Tanck gt et de 7 enor resonan- . itonces, por lo menos «para el fin ex: demas Como él Jo lama, adaptarse'a la opinions ralieri, a Leib- dei, Newton. Y, sin embargo, ante la superviverety tabu! Ssttologin avinadora,con lo que eats Seen {aba de hermetismo y de magia, y en ponent Tas clas ¥ concepciones generates, paretian cede taeatinas, as armas de ellos, alumaos de aeua eee liso que, no obstante no abrir la puerta'a neon, Sistancia ni a los influjos lunares, no haba dneese fn elaborar una teoria de las mareas det que, cuando menos ¥ de las costumbres, aplicaciones pricticas, 8 Popes sects mAgicas. Habia dicho Powene oc finpids clocuenciaelésica: «Dejadlitne i aa de verdad y de la vida. Bilcntras se propaga la peste en Padua y Sagios acompafian a na gran catéstrofe. Como, Pre, los astrélogos atribuian a ext "498 de las estrellas los trig! os; dente et elt, Wl 6 en Opera omnia, digatoet Basic, Si ope Ttsie gr ORGS ria, "Formeaignes Ia version de G, Fracassstt 3a yeo8 Ts Bec? 80, Ts Do, 9.60) c trabane be Mom Le Bosily Opin PR, 2972 Cond. Frau Baie Aas. Thorndike, 4 tiktory ae Gna e 213235, easel ae Profundia ol probiema dein ate, Pensumlento petrarauesco at in vaiaion de tones 29 el parto de la ciencia moderna no se realizé ni por fuptura radical ni por generacion espontinea, y que Para definir los progresos de la astronomia y ia eri. julento y la gran etapa cientifiea del maduro Seiscien. tos. El mismo Kepler, por lo demas, que no erela, ee Glerto, en la validex de los «prondsticos», sostenia famente —como es bien sabido— Ia existencia del alma del Sol (eanimam quogue... in corpore Solis inesse necesse est»), la animacion del Mundo (emu, Gis totus anima plenus»), por no hablar de las inte. lgencias celestes. Y si justipreciaba, por lo menos ea Parte, los argumentos de las Dispurationes de Pico, ue se propuso comentar, no por esto aceptaba ce ste el radicalismo, a su vez alimentado de razones io exclusivamente cientificas. Aceptaba, empero, ai, unos temas centrales de la astrologia, comp la tse. Hla de los «aspectos» («cognatio aspectibus cum Gonsonantits musiciss), al tiempo que eonsiderabe ia Insuficiencia de las objeciones de Pico (edenique fe. cit liber refutando nonnulta, ut tis ego fidem edhibe. rem, quibus antea, ut fidem derogarem, astrolog! Gefendendo effecerant. Sic fuit cum Aspectibussy® Mas atin: «una constantisima experiencia —-cuantio menos la que puede esperarse en el campo de los fe. ‘nGmenos fisicos—, no obstante reacia» le «habla com Yencido del influjo de las conjunciones en el mundo Sublunar>. EI mismisimo Galileo, adversario imple. 13, cRinascimentos, XIV, 191, pp. I17Ils. (Tewto de Kees después hizo un libro en que reutaba nlerene cosy: ue yo me acercaria honradamente.»; ela (M dr Fs 30 salimo Deus in Sole poss ra fun sir y cont amo de e la luz dl Pacudo Dloniso sages Ae separar en el ambito migorae oma galileana io queen ue es metaiico y mist die que eantes de Ia eae, _ $u virtud calorifica y fecunda em aguas): mucha se il medi be) ena edad Ta Vida, el an tras pares fatre fa uz primordia Ya vo La hic orginal, conderant oY lie © de gear at Steen difusion universal De aget Soveee de que el «esplendor ci ip que sustentan y vivifi en el Sol, mientras. ¢ ‘mantignese la fuente desde donde constantemente se difunde esta luz y calor prolifico que da la vida a te, dos los miembros que a su alrededor circulans." Po. {tia prolongarse esta cita del célebre texto de Gall, leo, instructiva y sorprendente a un tiempo. Como més, no obstante, el lenguaje filoastroldsico del fox, tiffcarse» de los rayos segtin sus enctientros, su inter, fraccfonarse, sti dividirse y sumarse en operaciones Positivas. Ut gigas, ut fortis, el Sol emite sus radio. clones, que tienen «la eficacisima actividad y virtue de penetrar en todos los cuerpos, y ademés la suma Yelocidad de moverse por inmensos espacios, sienda como instantinea Ia emanacién de Ia luz», La miss gorrespondencia sol-corazén en que incide Galiles ¥ sobre Ia que, poco después, volver Guillermo Hae, vey en su Exercitatio anatomica de motu cordis (acer animatizm, fundamentum... vitae, princens omnton microcosm! sol...») no es sina un topos heredado Ae la literatura astrolégzica medieval, Pedro de Abano, ea ‘su Lucidator, al tratar de Ia ubicacién ecleste det Sel ¥,st medianfa entre Marte y Venus, se revela en ta observacién: «Sol est in celo sicut cor, ut aiunt, in Kabat de Je luz primordial, y, por sltimo, Scholem, La malta ose mba trad de bce Pas, ios BD. 128 yss_). Para In «mods eabaistica de Ie seg nt aa ‘Academia de Flotenci, inluso 2 quoniam corpora faclestia sunt sicut cor... Tdeo talia factunt divorces motus, tamen omnes tales motus sunt a corde, sere, Set caelo El alias, entre otras cosas, remitia sin Arologia, donde se lee: «...dicimus illa superiona mon soluin concurrere ad irrationabilium effectus, vehion 4 omnium rationabitivm... omnia hace ab iis con poribus gubernari, ortum accipere, augmentum, dint nutionem et occasum.» Y, sin apartarnos del conn fatlo a los Meteoros, al referirse al tema del Rey (Set 12, Peo de Albano, Lucidator, BN Paris, ms, lat, 258, {ol 19 ra: [Wersin aproximada del texto latina: wEl Soto Foceycele come el corazie, segin se atrma, ca et Suse Poraue sean Platén el ciclo'es como un animtl exces sande, suave en dstc el corazin ests sittado cerca ree He; come quien gobernando en un reino que dominate a dos sus puntos... mira'a su alrededore (dof hin a 3B concepcién general de las cosas como orden césmico [Recesario y necesitante, La astrologia, en conjures | jpatkttoloeia judiciaria inctuida—, expresa la racions, i modo rigurosamente compartimentado “hacién. «Dicetis: "si sic, ergo Deus est iniustus”, Nego, ef dico quod tu es una bestia..., quoniam... non est Possibile aliter facere; omnes enim non possunt ere feees et principes, Nam sicut ad hoc quod debeat esse homo vel animal oportet quod sit membrum prince pale, t non est possibile omnia membra esse equatia & officio, aliter enim non esset homo vel animal; sic, st debet esse mundus, non aportet quod ome, sint equales et ad hoc quod sit civitas non oportet uod sint tot principes. Aliter enim non esset musa dus nec civitats et ideo non sequitur iniustitia s 3 Pedro de Abano e Ibn Ezra, Pomponazzi y Gall. % como se ve, la linea fronteriza que el Humanis, tes, todos éstos son gobemnados por aquellos cuerpen, $2 domipan el nacimientoy el aumento la dimisacsee po Siro «Dincs: 4 es asl, Dios es inusto" Yo Io nines eae Bigs eres tn animal’, poraue..'no cs posible tee G0 modo; esta claro aue no todos pucden nor ace yee “¥3 que para que exista un hontbre 9 un asta 2 Ho que haya un miembro principal y no es posite cacrne, 4 auiso ttazar entre la astronom{a como ciencia Figurosa capaz de medir los itos celestes, y Pstrologia como combinacién de una concepeién mULndo, cultos astrales y técnicas profetizadoras, ‘Bo solo estuvo siempre en peligro, sing que alenag Fevelaba lo insostenible del asunto. El mito se revelo rigurosa, de Ia fan- Hasia transfiguradora; la neta razén, de la turbia tn # la religion, de Ta supersticién; incluso los edie, matematicos, de Ia mistica de los mimeros. En Este sentido, la polémica astroligica sel Renacimien- {$e es un experimento histérico excepcional. Su avatar s la historia dificil y fascinante de una vigorosa inn Piracion humanista, rica en fuerza moral y confarcy fn la raz6n, que busca desatar un nudo imposible ‘én cuyas instancias irracionales y recuerdos de arcai, £0 cultos astrales, y suefios y quimeras, se aglome. Zan y chocan ademas con imperatives de alto sentido. Gientifico. Ocurre asf que, a menudo, en una mise ‘Pagina, teorias elaboradisimas e intsépidos experi- Mentos se apuntalan y combinan con evidentes ins. _tancias religiosas y con reverberaciones de creenciae ‘Primitivas, mientras 1a plegaria se confabula con ia _ Sxperimentacion, De esta suerte, el poeta y el escul, _for, el pintor y el arquitecto transfiguran sin sabeclo tos de remotas visiones del universo. 0 ieeiymsier modo de presentar el discurso astrolé- co de Ta época renacentista tal vez consista en po. her en evidencia las raices astroldgicas del tema aay, 35 Honemos sobre Ia toma de conciencia, gas se ae Had, Sbrisa entre los humanistas, de las carsetenie Hens de su época (la coscienza della Rinasctey i, concepies constantemente delante de motives y fargghelones astrologicas. Ya se trate de las wreve, © de los «renacimientos», estamos, de he, Sprite Conceptos tipicamente «astrologicoses se, Simatente, conceptos relativos alo ciclco, ala agen, 6 en sus encuentros, estarian descritas las époces de la historia de los hombres. Signos y causa Ins raciones celestes; aunque signos porque ‘cas, ‘al menos en el sentir de los maesiros de la as, inadora, precisamente el punto més vi ido de las discusiones.! lano tedrico, ya en el practico, En orla se trata de una precisa filoso. 4. A este respecto pueden encontrarse una serie de indica: GERI: Senciales, con ins noticias bibiogrdeas meses nee, {ntroduecion de M-Th. d'Alveray y F. Hudry a le catia De radis de abKindi, «Archives Uhistolee docs jee oo iro duu Moyen-Ages, Vin, Par ce falta recordar que lay eda 040 «, tas perennemente en ‘scritas y que se mee «todos los ‘hechos esta fn el vuelo de los "os signes de 10 porve. 7 Por excelencia es, en todo caso, el que lee in Historia humana en las estrellas; y alguno sostions Que, precisamente porque el sabio astrologo deseifns, SR Ssactitud el libro del cielo, puede, él solo, cane blecer la magia operativa que permite, valigndose acl Juego de las configuraciones celestes, escapar de Ine Epusecuencias lesivas, a tiempo previstas, De demas €llema de los astrélogos: «el sabio dominard Ine ce Buliasy. ‘Felis, qui secte causas prenase future posset venturus per eas in cognitionem, 7 quis abs Yivendi modus aptior ad hoc quod / inde merstut Gteme gaudia vite» Son versos del conocidisien Poemita pseudovidiano De vetula, en citeulacion dec, de el siglo xu y atribuido a Ricardo de Fouricy ftantas veces citado por Roger Bacon, y que cont {Gis Todas Jas cosas dependen una de otra; como bien se ha team gid? conspira® [sympnoia micl> A propéeite de ies mas de srenacimichtos y steformay se alade’ eno) eye SRP otras coms, a los volumenes de la monumental yee BBB Burdach, Vout Micttalter eur Reformation, Bene wee creat Et teu de Plotino estden italiano en el ergiaaly ois ede por Garin (det 19} rede yattnde, Ovidius, ede vetulen Untersuchongen. und Fees Su feel Kopschy Bel, Leiden 'y Colon, WEhe. Sit marian 728, de trcer Ibo, Es de notar la tones ey Sasa, Cnocimlento de una ley tw de in eoansiege TS elchet taturae fisam ponamus..) y fliided dat cae Bl ceebre enigrama de Plolomeo, donde se outhenes, So 38 2o Poco a difundir algunas grandes tesis astro- incluso a través de obras especulativamente tes como el De causa Dei de Tomas Bradwar, , Vehiculo tan importante del hermetismo taste de la segunda mitad del Trescientos* Objeto De vetula y piedra angular de toda la teoticy gia es ia relacién microcosmosmacrososties ‘versos que vale la pena tener presentes en toto to: «mundi partes, celestis scilicet ill / eo aris, mundo servire minor! | non dedighater, fundus minor set homo, cuius / ¢ celo vita ests tus ab hits elementis (sic dictus, quia sit mumdt ris ad instar / factuse. Justamente por eso, el lo €s decir, el mundo mayor, define el curso gene. de las cosas y tabula las épocas, la muerte'y Ia los ocasos y renacimientos del mundo meors BO Necessario nova fient omnia, celunt, /slderd lus et hhc, et corpora nostra resurgent? Come Ne, el tema de la enovedad» —vida nueva, edad Muevos mundos, cielos nuevos, nuevas. tice ue recorreré con tanta elocuencia los siglos Renacimiento hasta las célebres paginas de To, Campanella y G. B. Vico, no es, en los origenes, ‘sino un lugar comin astrolégico, vignette ¥ resurreccién, pues, no slo de los indi ‘Viduos, sino de las civilizaciones, en todos sus aspec. Sitzungsberichie der Heidelberg Atadcmie dee tens, Philos-hist. Klasse, 1920, 8. Abhandlang. a 1 De Causa Det, 1, corol. parte 35 (opera. Her Tit, Sevili, ex offcina Nortonianaapad Toansen Bille, Ulf, pp. 7574), Bradwardino toma del'de veda prea fe Ia tesis de huiusmodi magnts coniuctiontbus'la kere, el nacimiento de Cristo, tranceribiendo por eatin, ies wertos 6Ut64 del trcer libro, como promise de ue tes, Hisis comparado —de gran interés de lay iguraclones nae Tgicas de la Virgen. MW De vetuta, Ii, 227232, 363364 (pp. 258263), 39 £05, Ls lstoriadores det Renacimlento han insistido dines de toe re 2 continuada presencia, en las i. Sins de los umanistas, de Ia Hamada ala preane dad de las vicisitudes ‘humanas, incluso fear de Hermes acerca del fin de Egipto, de ment 2% de sus templos, de sus dioses: una lameciaeiny £06.19 Por casualidad retomaré Giordano Brome con nes soleanentit: «Oh, Esipto, Egipto, de las roligee dies wlamente permanecersin Tas fabulas, tan imo bles para las generaciones futuras... [as travers: tio. ticum, 6d. AD. Nockact. Festung, ‘Bp. 326 y ss), tomado a 25 (y, por modiacion de et sc Drofusaente, Por oto lad Bg oe itn obeit tits tempts sus vests os Fonamanice El experiment de tad en esas Sssamente antropologicos la temética astrologer ih 2 40 de una resurreccién de ‘Maquiavelo. Pletén, du $1 ¢stancia en Florencia para el Concilio, habia jado sin rodeos el fin de la impostura religioes Moisés, Cristo ©, caen en la ruina, segiin su destino. Asi se cone © Dios con las criaturas propias.» 2 rmefis (encontrado y editado por Gundel en 1936), levado {cabo por Franz Cumont (L’Beypte les astroloeey, Euyptologiaue Rein 216. (del Ty 18. ‘Sobre ia muerte de Her to he exert sciitates se men fier potest ut 9 muerias, las obras de los hombres lag reluc Alevucivan a ia vida», (N. def TJ 2. Ton Khaldun, Discours, ct, 1, p. 745, Precisamente en Jalddn, a fines det 4506 en Venecia- El De magus constnge Yo ducido por Juan de Sevilla, se publicé en 1489 en Augsburgo yen 1315 en Vereen: Smportantes investigsciones de Lemay han ups de manifesto egreplamente it oem tan Ge Irroductoriom a i erads def, $e ee 2 £n el pensamiento latino del siglo xm12! Aunque ‘que importa subrayar aqui es otra cosa; el tleido nismo astral que domina una obra tan difun. Y leida entre el Trescientos y el Cuntrocientos Jos ambientes humanistas (un manuscrito lorem, i quod sient ado, los planetas, 0 Tas _ igencias planetarias a ellos inmanentes, no poco: eplanetis autent etst sunt anime rationales, | on eligunt tamen, nec indigent electiones. Inmuta: | Mirandols, 2 vols, Vallecchi, Florencia, 1M6I2. Para, la dt de Abumasar en el mundo bizanting, of Atbuomasaty de revolutionibus nativitatum edidie David Pingree, Te Rede, pus G. B. Teubneri, Leipzig, 1968 (lo que Pingree publics sy a edicién critica de Ia version griegn. Sobre las fuputer via, Js obra clisica de Boll, Sphacra, Neue Gricchiache Teste eal Pniersuchuneen eur Geschichte der Sternbilder, ‘Teabaen Lelonig, 1903. Dobe aceptarse con revervas lo. au sobee he, fraduccloness de Albumasar dice O, Neugebauer, Le tests guatte melt Antchiea, rad. it de A. Carugo, Peltsinali, Mile, 1914,'pp. 201 y 28), 2. B.-L. Ulman y Ph. A, Stadter, The Public Library of Renalssance Florence. Niccold Niceoll, Cosimo de Mediet ah | the Library of San Marco, Antenore, Padua, 192 po SS (Gl ndm, 737 contiene, ademas del Introductorium Miuumare, ts, el Tetrabibtos de’ Ptolomeo, Homar Tiyberiadis de man, vilaibus, Aiphagranus in sclentia astrorum et radicibes ee, uum coctestum... Messahallah, ete, ahora en Florencia by Naclonal, Cony. Sup. J, 1,10) Pero vid. tambien path, Py astrologica’ (ahora en’ Ta Laurengians)” con leg Flores Albumasar, aunque no se ha podido encontrar ea a amasar de revolutione annorim mundi (bide De a, nl, 75), B ble es la determinacién celeste; imposible toda op- ign humana. En el margen de tun manuscrito (de Ia Biblioteca Nacional de Paris, Int. 16204) so lee aqui ‘una nota, de que habla Lemay: «Cave, hic sermo du. mus est» Tal vez sea interesante recordar que el Sermo de un filésofo caracteristico del Renacimiento, Pietro Pomponazzi, sera todavia més duro, mas amar. 0 ¥ desconsolado, De todos modos, no por esto, o no tanto por esto, se remite el discurso a Albumasar, sino por la teorfa que se encuentra en el niicleo de su otra obra, De ‘magnis coniunctionibus, no original, ciertamente, pero desde él entregada a las polémicas en Oceiden. te. Apenas hace falta recordar Io que es Ia coniunctio, © syrtodos, en Ptolomeo, que paré mientes en la co. pulatio del Sol y ta Luna, Definira rigurosamente alBattant (Opus astronomicum, 54): est congressus corporeus in eaddem longitudine, latitudine ef placa caeli fit, stette remanent coniumcte €0 usque quo altera ab altera dimidium amborum corporton spa. tium recedato, Ahora bien: las conjunciones planeta. rias en general, y en particular las de Saturn, Jipi. ter y Marte, son al mundo como el horéscopo ai hom. bre: som los signos (y las causas) de los grandes acontecimientos de la historia. Dice Tbn Ezra en el De revolutionibus: anon significant super particuta ria, inimo super communias. Como se ha dicho, la sucesién de las hegemonfas de religiones y reinos, de las culturas v costumbres, la tabula de esta forma el Gielo. Nuevamente Abenjaldin sintetiza eficazmente las tesis de los conjuncionistas: «En cuanto a los pro. nésticos de interés general, que tocan a las monar- Quins y los imperios, se sitven de las conjunciones astrales y sobre todo de las de los dos planetas sux periores, Saturno y Jipiter... Las conjumciones de Jos dos planetas superiores se dividen en grandes, pe- uefias y medianas. La gran conjuncién es el encuen. tro de los dos planetas superiores en el mismo grado “4 | “ley” mercurial, cual es la firmamento y acontece desputs de 960 affos..La onjuncia e& slgno de grands aconteimien- cambio de régimen 0 de dinastia, paso de la s nia don pcb otro a conn medlane ica la aparicién de precedentes. La eonjuneién pe- uefa anuncia Ia Hlegada de rebeldes o de propagan- listas y Ia ruina de ciudades y de su civiizacién.s® NNo ¢s preciso continuar; baste con mucho subrayar ‘que, mientras Abenjaldtin ironizaba con Ins predic: s de los conjuncionstas, Pedro Ail, cardenat Ta Tglesia romana, mas 0 menos por Tos mismos Re eee mitir la dependencia respecto del cielo incluso de la ‘encarnacién y nacimiento de Cristo («sine temerari assertione, sed cum humiti reverentia, dico quod be- “nedicta Christi incarnatio et nativitas... per cell et astrorum virtutem). Roger Bacon, como se sabe, ha- “bia aceptado plenamente en el Opus maius el lama- do hordscopo de las religiones, reiterando a Afbuma- sar casi palabra por palabra: «Quieren los fildsofos _que Jipiter, en su conjuncién con tos demés plane _ fas, signifique religiones y fe. Y puesto que son seis Tos’ planetas con que puede conjuntarse, sostienen due seis deben ser en ef mundo las religiones prin- cipales (sectas principales)... Si se conjunta, con Sa- ‘turno, significa los libros sacros, es decir, el judais- mo, que es mas antiguo que Tas otras ‘sectas, asf como Satumo es el padre de los planetas... Si Jdpk ter coincide con Marte, dicen que significa la ‘ley’ caldea, que enscha adorar el fuego. $i on el So significa Ia “ley” egipcia, que quiere se adore Ta HG cet de doe Sesto. Seon Vents dicen que significa Ia “ley” de los sarracenos, 4) tuosa y venérea... Si con Mercutio la Sey" moreurl eal 6s coiann. asta ue ver lun, op. cts 1, pp, 69 ss Para tos demas snore, vid el it comsentaria's Pio, fp. Gy th 6 ‘ga a turbarla, por dltimo, la “ley” de la Luna, que es Tasecta del Anticristos™ nee Tronizaba Abenjaldiin: «Sigui6 escribiéndose abun- dlantemente en verso, prosay formulas ritmicas.. Se wocan “pronésticos”... Se atribuyen todos a perso- nales célebres, si bien esto nunea pudo ser probado>. En desagravio, los conjuncionistas de Europa se re- emudecen. Precisamente en los afios en que Aben- Jaldtin compone los Profegdmenos muere Juan de Eschenden, relacionado con los efreulos légicos de Oxford y el Merton College, pero que a mediados del Trescientos compone su Summa iudicialis de ac. 24 Para los autores citados aqu, cf, ademés del ct, co Ientario a Ie Dispuationes de Pico (aque se hace protase referencias los), en partialer de Pero Wally la Conor anti esironomie curt theologta, Augsburg, 1}, con otos erin (el tento lado. aria" estd ene’ Vigtnloguaon, Ye 'S, sore: Gt ‘ha de’ veree Tambien ‘Lymm, Thaeyalke, A History of Masic ant Esperental Science, vol TW, Co, fumbia Univ, Press, Noeva York, 198, . 105). & propési an, el De concordiaestroothew ‘eritale et narration, lorie (Concannon cum histo ara Hone) die Kepler (De Stela nova, 9, ef Ct, 20: nad hominas‘ttinet et eorum.consresaiones.”eonjinctionin sagvarum. evidntesvidere Hoe! effects ett elem 6d oh etdos conjoneionam malta specials sexe accommatant ce Hstoris, quae Petro de Allaco Cardinalidederant cocasoncre compared historias. religiomumn perfoder om Aston. mis» Pedro dil, come Hoger Baoan, eonoee bien ee eta, pero al trata det nacimiento de Gest elu au ose feelahd (De tet et set, 4 enon ab Ovi sed ao long post adventum Christ.” conscription ef by adelations fide! quasi fx Christ ab Ondo fussetproviee ellen aie Sudume) En ede vec, M52 ys (pr 90), se kee ‘eae fitem Tovis est ef relioncm.” St complecater Se tur Durer. °7 tea ds itr, Calender oe apd aia / ens orate, eu sgificatto Marts com eordat sedi Soli, seater quod adorent 7. meton, ‘Drinceps qucaue Sol est 7s Veneri, iam mostra fi esi. Slee la eposicion de as simdgenes: astrolopens Se ia Virgen y'clanuacio del Cristo (it iy ss, 2s ake ifieatit 1 post annum enigmates nartoue / isin imagine ‘ue deseribintur ab Ind / et Chaldeorum septa a 46 lentibus mundi, en que las grandes conjunciones scen como sintomas y causas de la terrible pes: : «... tanta. fuit mortalitas in mundo... quod totus mundus erat turbatus et in pluribus terris relicte ‘erant civitates et ville deserte et qui remanserunt vvivi in eis scilicet pauci fugerunt ab illis locis relin- (quentes domos ef possessiones suas nec audebant homines visitare infirmos nec mortuos sepelire per “timorem infectionis eorwn... Sed magna evidentia er cO- est quod predicta mortalitas fuit producta... rniunctiones magnas»? Por el contrario, Nicolés Oresme y Enrique de Hainbuch, alrededor de fines del Trescientos, atacan Babilonis, | dcitur ex veterum scriptis ascendere prima J vir- ginis tn facie: prox virgo capll’ / muda quidem... / et Gn ipstus manibus. sunt | spice... puerunque mitts J e"Phernoque Test vocat ipsum "zens quedams ‘Acstea de ing sconjunciones» y el advenimiento del everda- eon Mesias, ef el Libre revelador de Abraham bar Hila, tad. del hebreo por J. Millas { Vallicrosa (Ed. Alpha, Bar. lone, 1925), obra que two amplia eireulacién en latin, ‘Sobre la llamada eastrologia cristana» es preciso ver el en- jundioso tratado. de’ Plerre Duhem, Le systtme du monde, VIM, Hermann, Pars, 158, pp. 37-42, aunque sos tesls no siempre se mucstran convincentes (por ejemplo, p. 375, 1a que Gulere que la postura de Roger Bacon sea iiusl —idéntioa ‘nds bien a ia de santo Tomds, asf como basada en las mis- as

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