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Los acuerdos de poz emergieron como producto de un triunfo de la segunda opcién de las Iverzas enfientados. En tanto que supusieron el abandono de la primera opcién, que posaba por la eliminacién del otro, los acverdes significaron el principio del fecanacimiento y la jolerancia mutua entre los partes (Dahl, 1971) y la aceplacion de reglas de juego para el acceso al poder politica (Schmitie, 1994]; ambos principios consitutives de la democracia. Ahora bien, al pregunlarnos por los faciores que hicieron posibles los acuerdos, hemos querido también tesponder a —o increparos acerca de— olgunas cuestiones planteadas por las nuevas explicaciones o teorias sobre fansiciones. A diferencia de las La variable “élite agraria” en la transicion salvadorefia hacia la democracia ‘Ana Sofia Cardenal Resumen Tras una década de crisis, caracterizada por una larga y erventa guerra civil que ocabé con mas de 75.000 vides, en enewo de 1992 El Sakeador alcanzé acuardas que no sélo colocaron a este pais en fa sonda de la paz, sino que también Jo inserlaron en un nuevo marco institucional democrético. Teniendo en cuenta lo larga wragicién de auioiaismo que ha recorido, come un mal endémico, a los paises centroamertearas lexceplo o Coste Rica), esle arfculo explora los fectores. que hicieron postble un resuliado domoerdtico en El Solvador. Ente ofos aspecos se revisan cierlas condiciones para olcanzar un resulinde democrético en E| Salvador 0, en cambio, como ezon fos nuevas teatias, és podtia explicarse a parlir sdlo de variables polices y de accién, es deci, de los esrategias, Clculos y elecciones de los actores. PALABRAS CLAVE: Tronsieién Politi Salvador. Demecracia, El ‘Abstract ‘Aer decade of crisis chorocterized by 2 eng and aul war ho! took a tal of mare than 75,000 lives, on Jarwary 1992 El Sohador reached some pence ogreements thal not only placed! this county on the toad 1 peace, but ako in a new democratic insivional kame. Keeping in mind the Woditon of ‘auocrocy in Cental America fexcept for Cosa Rica), his orice explores the factors hal mado a demccioe resut like the peoce agreement in El Sahador possible. I futher seeks 1b establish the cextence of condiions precedent! to the agreement, (oF whether he sore may rather be exploined along the lines of some new thecries, using only poliical variables such 03 actions, saiegies, salegic calculations and choices made by the ack. Pelical Transition, q tl te Democracy, wor] tala 2 explicaciones macroestructuralisias que predominaron en las afios sesento sobre la democracia, estas nuevos explicaciones se han caracterizado por cenirarse en un riivel micro y poner e! acento en las variables politics y de accién Algunas consecuencias de ese nuevo enfoque se apracian en: a} el popel secundario —en caso de desempefiar papel alguno— de las esructuras en la explicacién'; y b) el planteamiento de lo que en los afos sesenia se preseniba como condiciones para la democracia, como posibles resullodos de la misma (Kail y Schmitter, 1994). Asi, pues, en respuesia al debole abierto por ese nuevo enfoque, aqui también nos pregunlamos si fueron necesarios condiciones para alcanzar un resultado democratico en El Salvador 0, en cambio, como tezan las nuevas teorias, éste podria explicarse o partir s6lo de variables politicas y de caccién, es decir, de las estrategias, célculos y elecciones de los aciores. Dicho de otto manero, sresultoria més ol para explicar la transicién salvadorefia un enfoque conlingenie 0 esttatigico, que pone el acento de [a explicacién en los voriables contextuales y en los comportomienios estratégicos de los aciores, 0 un enfoque estructural, que enfatiza Jas variables de tipo estuctural’? A primer visto, podria pensarie que el primoro, ol enloque estratégico, se adecta més « las caractersticas de la transicién salvadorefa, Esa abservacion se opoyaria en el hecho —generalizade a partir de la experiencia de las tansiciones que se iniciaron a mediados de los afios selenlo— de que la transicién salvadorefia se realizd sin que estuvieran presentes muchas de las condiciones —socioeconémicas, historicas, culturales, e internacionales— que en los ofios sesenta se osocioban a la democracia. Aunque en los aiios sesenta El Salvador super el umbral socioeconmico, por encima del cual aumenton los posibilidades de olcanzar une democracia (Seligson, 1987}, cuando inicié su transicién ese pais lodovia tenia un indice de desigualdad muy por encima de la media de los paises industrializados, ninguna experiencia con la democracia, uno culture politica excluyente, autoritaria y con fuertes raices en la violencia, y una economia dependiente. A todo eso, ademas, habia que afiadir que El Salvador inicié su transicién cuando la economia se encontrabo en uno de sus peores momenios?. En suma, se podria decir que El Salvador inicié su transicién no sélo sin que estuvieran presentes las condiciones que ‘en los afios sesenta sé asociaban positivamente con la democracia, sino que lo hizo con 1 Ver O'Donnell y Schmiter (1986), por ser la primera que recoge las ideas de los que se nutri’ nuevo enloque sobre Wransiciones, 2 Cuando hablomos de variables esiuchuales oqui, nos refeimos sobre tedo a las condiciones mocroeconémicas. Sin embaigo, éstas no las agolan. Variables estucturales pueden ser tombién los Instituciones, el desarrollo histerien, el sistema inlermacional, faciores culueales, @ incivso comportamienios que han eristalizodo, 3 Pese a que en 1989 la economia tahadoreta experimenié una ligera mejora respec ol afo anki, PB 16 maniwo a unos nivalos m Ne oat evi oa ra ln 1989, el IB s8 enconirobo todevio un 11.47% por debojo del nivel aleanzado en 1978}, Sin embargo, fa deo sluscién eeonémiea en El Salvador 6 [a allure de 1989 sa aprecia mucho més claramente en lo ‘evclucién del PB per cilia, Si en 1978 ol PB par copia se opreximabo 0 los 850 colores, on 8989 (be habio cnide exica de unos 600 colores. algunas de las condiciones més negativas posibles'. Esa enorme distancia entre los condiciones de portida y el resullado, un resullode democtdlico, ‘oporentemente, volidaria los nuevas teorias sobre transiciones, que ya no ponen el acento de la explicacién en los factores esiructurales sino en las variables dinémicas, estratégicas y de accién. Sin embargo, cietlos aspectos de El Salvador, relacionados con las caracteristicas y lo importancia del modelo agroexportador, nos llevarian a destacar el opel desempefiado por los faciores estructurales en la transicién solvadorefia y, en consecuencia, a planiear un argumenio distinto. Siguiendo a Moore (1966), aqui sostenemos que para que la demactacia se convittiera en una posibilidad en El Salvador fue necesaria una condicién: la erosién del poder de la élite agraria. En casi todos los paises centroamericanos, e| desarrollo de un sector de agroexportacién en el iltimo cvarto del siglo XIX llevé al surgimiento de poderosas lites agrarias; con la excepcion de Nicaragua y Honduras, cuyas élites econdémicas se han distinguido por ser més débiles que en el resto de los paises. En El Salvador, la oligarquia agraria que crecié al ‘omparo de ese sector, gozé de un poder relative mayor que sus vecinos,debido a la menor presencia de una fuerza transnacional, la debilidad de otros sectores sociales, la homogeneidad que la ha caracterizado, y el control que ejercié sobre el Esiado*. Esa fuerza, unido otras caracteristicas cvalitatives de su poder, como su dependencia de la tierra y de la mano de obra barata y abundante, la convirtieron en el principal ‘obstéculo para la democracia en £! Salvader hasta 1979. Aqui trataremos de demostrar que en los afios achenta, como resultado de las transkormaciones estructurales y los ccombios institvcionales que acompafiaron 0 ja guerra, se prodyjo un debiliiomienta de lo lite ograria salvadorefia y una erosién en la base de su poder, que no sélo hizo posible el resultado alcanzado en los afios noventa con los acuerdos de paz, sino que fombién contribuye a explicarlo. Pero antes de detallar esos transformaciones, es importante detenemos un poco mas en nuestro argumento y abordar algunas cuestiones metodolégicas 7 Si Bien es dena que lo mayora de [os paltes que relizaron sus ranicones a meclados dels aos selena Ip hicieron bojo siuociones de crisis econdniea, ver Pzrewouk’y Linogni (1993), en general tor poles 0 gozoban simplemenie de mejores condiciones de portda pare akcanzar una demacracia eee eee cy tnsicion yo habion desarrolode olgunas ce los condiciones relacionadas Tama ie lg demecioc, [el coxa de Expat por elem, la modernizacién econémica de Ceome ‘sesenta hablo llevado a la creacién da una economia més compleja y diversificada, ol iurgilenis y prelecoeién de orgonizaciones cvles y socoles oWSnomas, 0 un revo equitio ente Sees eee fod Gels gal desarolo de voles basodos en le confanza y fa tderonco Sena ie coroctrt pueden del eshdio de Rueschemyer, Stephens QE son 8 extroerse Z ¥ Sphere [1995 tome mocha de le hea y el poder de a lle econémica. Ver porlarmant, 287, . RI HO El argumento E| primer autor en plantear la incompatibilidad entre una democracia y [a exislencia de una poderosa élite agraria fue Barrington Moore (1966). Moore se inleres6 en las fransiciones desde sociedades agrarias a sociedades modemas, y el papel desempefiado en ellas por las clases agrarias, para explicar tres resullados politicos distintos: las democracias burquesas (Inglaterra, Francia y Estados Unidos), el fascismo (Alemania y Jopén), y el comunismo (China y la URSS), De su estudio se desprende que sélo en aquellos casos donde la élite agraria no desempefié un papel protagonista en lo transicién hacia la modernidad, sdlo alli donde ésta resulté debilitada por el proceso mismo de modemizacién se pudo alcanzar un resullado democratico. Ahora bien, si esa ideo aparece como una conclusién clara de su estudio, Moore (1966) no explica por qué es necesario un debilitamiento, uno erosion del poder de la élite agraria para que pueda emerger la democracia. En otras palabras, Moore no explica qué es lo que hace dificilmente compatible la existencia de una poderosa élite agraria con la democracia De Ja observacién de sus casos, sencillamente asume que la eliminacién o ef debilitamiento de la oligarquia agraria se conviele en una condicién necesaria de la ruta democrdtica hacia la modernidad. Otros autores, como Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992) o Paige (1975), tecogiendo Ia idea de Moore (1966), han ido un poco més lejos a Io hora de explicitor Io relacién entre las élites agrarias y la democracia o de sugerir ideas acerca de ésta. Por ejemplo, Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992 tienden a explicar el carécler antidemocratico de la élite terrateniente en funcién de la amenaza que para ella representa la organizacién de las clases subalternas. £| factor més importante que determina —segiin ellos— el grado de amenaza percibido por la élite reside en el uso ono de mano de obra intensiva —aunque la existencia de partidos clientelistas puede contribuir también posilivamente o suavizarla—'. Paige (1975), por su parte, planiee que el grado de dependencia de la élite econémica de la tierra y de la gente (mano de obra} condiciona o incide en su forma de resolver las conflictos. Asi, cuanto mayor sea la dependencia de la élite de lo tietra y de mano de obra mayor serd la probabilidad de que ésta recurra a medios politicos y no econdmicos para resolver los conflictos; y viceversa, una menor dependencia de la élite de la tietra y la gente aumeniaré le probabilidad de que ulilice medios econémicos y no politicos para resolver las conilictos’. | Para Rueschemeyer, Slephens y Stephens (1992) lo que explica que una élite ograria tenga un takante > mas reaccionario que una élite capitalisia es al hecho de que sus operaciones sencillamenie suelen erigit un uso més intensivo de mano de obra. Ver, p. 288 2 Skocpol (1982) tiene raz6n cyando saficla que el mercado también puede imponer severos resticciones © la realizacién de concesionas, y por tanio no garantizar una solida cooperative ol conflicia, Sin embargo, es no destruye la légica del razonamiento de Paige, por lo menos en lo que respecia © la dependencia de bienes fijos, como la tierra. ¥ es que ‘ibien los bienes fluides no gatanlzan una salida cooperative y paciice, los bienes fos tenden a obstoculizarla, wie Sobre la base de lo que dicen estos autores, ya podemos olrecer uno explicackbn un poco mas sistematizada sobre |a relacién entre las élites agrarias y la democrocia. Aunque antes deberiamos hacer algunas aclaraciones metodolégicas. Tanto Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992) como Paige (1975) se centran, en sus respectivos trabajos, en las condiciones estructurales para explicar un resuliado —lo democtacia, en el primer caso, y las revoluciones agrarias, en el segundo—. lo diferencia es que los primeros, debido o la propio naturaleza de su estudio, fienden o establecer un vinculo directo entre las esiructuras y el resultado; mientras que el segundo inkoduce una variable en su esquema explicativo que conecta las estructuras con el resulado: e! comporiamienta de la élite, Puesto que dificilmente las estructuras son capaces por si solas de producir un resuliade —si no es a través de los actores—, en nuestro esquema explicativo el comportamiento de la élite lambién octuaré como lo variable intermedia que conecte las estructuras con el resultado. Dicho esto, nuestro hipétesis sobre la incompatibilidad entre una poderosa élite agraria y la democrocia se fundamenta en dos caracteristicas que definen e! poder de la élite agroria en a Salvador: «} el control sobre a tierra y b] la dependencia de mano de obra barato y abundante!, Estas caracteristicas —a las que nos referimos como “Condicién Moore’ — se presenton como obsiéculos « lo democracia, ya que tienden @ producit un comportamienio antidemocrético en la élite econémica. gDe qué forma, pues, condicionan el comporlamiento de la élite? lo primera caracteristica, la del control sobre |a fierra, influiria en la forma de resolver los conficios por parte de la élite, ya que eslaria relacionada con el tipo de bienes, fos © fiuidos, en que se basa su poder. Como reza el argumento de Paige {1975}, es posible pensor que la noluraleza de los bienes actin sobre el margen de moniobra; mayor 0 menor, que iene la élite para resolver los conflictos de forma pacifice y cooperativa. Asi, dependiendo de si los bienes son fijos, como la tierra, @ fiuidos, como el capital, ese morgen de maniobra puede verse ampliado o reducido. Aunque los bienes fluidos no garantizan que los conflicios se resuelvan de forma cooperative, al permitir juegos de suma posiiva [donde las ganancios de unos no tienen por qué convertirse en pérdidos para los ‘olros}, aumenian las posibilidades de la cooperacién. Mieniros que los bienes fijos, como la tietta, ol favorecer juegos de suma cero (donde las gonancias de unos ‘suelen lraducirse en pérdidos para los otros), tienden a reducir los posibilidades de resolver los conflictos por la via de la coaperacién. Por tanto, si bien no puede decirse que él tipo de bienes determine un resultado politico, podemos pensar que los bienes fijos tienen uno influencia negotiva més acentuada en la produccién de un rewhedo democrtico que las biones fides — i. enad esncar una rcera carocieriaica del poder de la élite econémica on tae computes oo pss (195 , da rigquaza, @n sus manos. 7 ipset , ico, do eno danced, th enborgo, a ve, ho moawode vcomo han demasiado olgunos de los paises que han rransitodo Por una explicacién és detallada y cigumeniada sobre e80 | Podiiamos destacar de concentiocién 1960 yore mlccions came ‘ncompat su establecimienio, ‘ecrlomente hocia lo. democraci. apecto, ver Cardenal (1996). RNI2 Si a la importancia de la tierra (es decir, al predominio de bienes fijos) le afadimos lo dependencia de la élite de mano de obra barata y abundante, las posibilidades de alcanzar una democracia ain se verin mds reducidas, Eso se explico, segén el planteamiento de Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992), por la amenaza (mayor, si el uso de mano de obra es inlensivo] que constituye para la élite econémica la organizacién de las clases subalternas. En E| Salvador, el elevado grado de amenaza que siempre represent pora |a élite salvadorefia la organizacién de los sectores campesinos y trabajadores estaba asaciado a a légica de un modelo agroexportador y de una economia dirigida hacia afvera, que hacia depender la supervivencia del sislema de mantener costos laborales bajos y un abastecimiento constante de mano de obra. la dependencia de la élite de mantener unas condiciones de abundante y baraia mano de obra explicaria su oposici6n frontal a las demandas y a Ia organizacién de las closes subaliernas, pero también, y porolelamente, explicaria su disposicién @ uflizar métodos coercitivos y represivos en las relaciones laborales, aunque éstos se llegaran siempre a aplicar en mucha menor medida en El Salvader que en Guatemala (Weeks, 1985). De Io dicho hasta ahora no debe desprenderse que la élite agraria es por sistema contrario a la democracia, que existe algo congénito en su manera de ver y entender ef mundo que aulomélicamente la opone a la forma democratica de gobierno. la prueba de que ello no es asi es que la exislencia de poderasas élites u oligarquias agrarias, en algunos paises, no impidié el desarrollo de formas limitadas de democracia —como ilustran los casos de Argentina, Uruguay y Chile—. Por tanlo, la pregunta yo no es si exisie © no una poderosa élite agraria, sino bajo qué condiciones, si es posible establecerlas, ésta se convierte en la fuerza mds antidemocratica. Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992) establecen que lo variable decisiva que explica e! cordcier antidemocratico de la élite agraria es el uso intensivo de mano de obra. Sin embargo, de su estudio se desprenden olras variables que podrian explicar también las diferencies entre élites agrarias en su actitud hacia la democracia. Algunas de estas variables se referiron —odemés del uso o no de mano de obra intensiva— a ciertas caracteristicos del sector de exporacién, a la existencia o no de divisiones denivo de la élite y a su telaci6n con el Estado. Por ejemplo, en Argentina y Uruguay los sectores de exportacién no estaban basados sélo en la agriculivra, como en El Salvador, sino que incluian otto tipo de productos, como la came, la lana y el grano, que generaron actividades subsidiarias; los cuales y que explican que a la altura de los afos treinta yo existiera un poderoso movimiento urbano de clases medias que presionaba a las élites poro su inclusi6n (p. 178). En El Salvador, por el contrario, hasta los afios cincuento y sesenia, el sector de exporiacién se centro exclusivamente en un producto de cardcter agricole: el café. La poca actividad subsidiaria generada por el calé no permitié la emergencio de un movimiento laboral poderoso y organizado antes de la segunda guerra mundial, Orra diferencia basica con El Salvador, que segin Rueschemeyer et al, (1992) explicaria 3/5 el distinto caracter, mas moderadamente antidemocrético, de las oligarquias argentina y uruguaya, estaria relacionada con el uso no intensivo de mano de obra y el predominio de relaciones laborales basadas en los salarios {[p. 178). La helerogeneidad de las élites exportadoras en Argentina y Uruguay —fraccionadas incluso geogrélicamente— y las divisiones en su seno también facilitaron la apertura; en tanto impidieron que pudiera formarse un bloque de poder antidemocratico y dirigieron las presiones, desde abojo, hacia la inclusién politica (p. 179). Por ultimo, las élites agrarias en Argentina y Uruguay no tuvieron nunca un contral tan directo sobre el Estado como en El Salvador. Primero, porque sus divisiones les impidieron formar un bloque antidemocrético nico, lo que propicié una cietta institucionalizacién de la competencia en las primeras décadas del siglo. Segundo, porque el crecimienio econémico de los afios treinta y las politicas de sustitucién de importaciones favorecieron el surgimiento de nuevos grupes, entre ellos una burguesia, y multiplicaron los intereses en disputa por el Estado. Tercero, porque el Estado —sobre odo, en Avgentina—, con la ayuda del capital extranjero, desarrallé una esiructura mas aulénoma y menos permeable a la influencia de la élite agraria. En El Salvador, las caracteristicas de un sector de exportacién basado exclusivamente en el café explicarian no sélo la debilidad de la sociedad civil [debido a la insuficiencia de actividades subsidiarias generadas por el café), sino también la relativa homogeneidad que ha caracterizado a Io élite agroexporiadora. Ese desequilibrio de poder subyacente a la estructura social, unido al bloque homogéneo que formabe la élite econémica salvadorefia, facilité un control mucho mas directo por parte de la cligarquia sobre el Estado. Si a ese control sobre el Estado unimos la dependencia de la élite de la tierra y de mano de obra intensiva, se puede explicar que ésta, con la ayuda del Estado, bloqueara todos los intentos de democratizaci6n', Ahora bien, sdlo hemos mencionado faclores estructurales que podrian explicar el comportamiento més o menos antidemocratice de las élites agrarias. Y no sélo, como por olra parte demuestra nuestro caso, los factores estructurales explican el comportamiento de la élite econdmica. Para explicarlo es necesario tener también en cuenta olfos factores que median entre las estucturas y el comportamiento: las instituciones’. Por ejemplo, en El Salvador, el comporlamiento visceralmente se eee re ee 1 Para Rueschemeyer, Stephens y Stephens (1992) el factor que explica el comportomiento anlidemocrdlice de las éliies agrarias es el uso intensivo de mano de obra y no tania el predominio de la tierra como un bien de eslalus y un vehiculo de dominacién sobre olros humanos {p. 288). Sin embargo, desde nuesro punto de vista, [a lierra ho estado en el cenko, oe” la bose, de la confictividad social que ha azotado a Ceniroamérica, contribuyendo a explicar las coracterislicas de *suma cero” que ha adoptado el conlliclo en esa zona, Sobre ese aspecto, ver Mildarsky (1989). 2 Cobe sefolar que el conceplo aqui ullizado de instituciones no comprende sdlo las esrictamente esiatales, sino que incluye también los instrumentos y organizaciones concrelas de accién colectiva, come un partido politico © cualquier ora forma de orgonizacién y representocién de intereses. Aunque e6 necesario establecer una distincién analitica entre el marco institucional y las formas concretos de ‘occién colectiva, exisle una esirecha relacion ene ambos. Por ejemplo, en El Salvador, los nuevas antidemocratico de la élite econémica hasta 1979 no se explicaria sblo por el predominio de ciertas estructuras como la tierra y el uso intensivo de mano de obra, sino fombién por el apayo brindado a éslas por unos institueiones represivas y auloritarias, que en un principio suigieron ligados a esas estucturas, pero que después contribuyeron © determinar subsiguientes resultados pollicos. la configuracion del Estado como un conjunto de instituciones represivas, las formas de relacién entre la élite econdmica y el Estado, y la inexistencia de instiuciones capaces de proteger los inlereses de la élite econémica en un conlexto competitive, cantribuyeron a la cristolizacién de comporlamientos en la élile econémica que se coracterizoron por su feroz oposicién a la democracio. Del mismo modo, diversos cambios institucionales ayudarian a explicor el cambio de comportamiento de la élite econémica en los afios ochenia. La creacién, por primera vez, de instumentos (ARENA y FUSADES] capaces de defender los intereses de la élite econémica en un contexto pluralista contibuirian igual o més que los cambios estructurales @ explicar la transformacién de la élite econémica salvaderefa. Aunque a lo largo de la explicacian se tendran en cuenta factores institucionales, ef grueso de la misma se centtaré en los cambios que afectan a la estructura econémico, y 0 la base econémica de poder de Io élite agraria. Con ese fin, exploramos o cantinuacién las transformaciones estructurales en dos coyunturas distintas: la de la modemizacién econdmica, en los afios cincuenta y sesenta, y la de la guerra, en los ‘ios ochento. HEM. modernizacién econémica Entre mediados de los ofios cincuenta y finales de los sesenta, tuvo lugar en El Salvador, como en el resto de los paises centroamericanos, un proceso de madernizacién de su economia. Esa modemizacién consistié en impulsor, por un lado, una diversificacion de lo produccién agricola, hasta ese momento basada casi exclusivamente en el café, y, por olfo, una politica de sustitucion de importaciones o de industrializacién, Si bien lo economia se diversificé, experimentando también un importante crecimiento, eso no tro} consigo cambios sustanciales en la estuctuia econdmica, ni redundé en uno mejor disibucion de los recursos, Pese a los inlenlos por modemizar e industrializar lo la tierra y la agroexportacién continuaron siendo los pilares sobre los que descansabon todas las actividades econdmicas, y el crecimiento econdmico no formas de represeniaciin da Interases de [a die econémica que singiron on los ofcs ochania, y que tan esencicles consideramos pare explicar su cambio de comporiamienio, fueron una 1 @ cambios en el moico insilucional que se concreioron sci 00d ono enclocmons de decions como forma de acceder al poder police. 45 repercutid en un mejor repario de la riqueza, sino que, muy al contrario, aumenié la concenttacién de la misma en manos de lo élite agroexportadora. las productos que mas se beneliciaron con el proceso de diversificacién agricala que tom6 impulso a finales de los afios cincuenta fueron el algodén y el aziicar. De estos dos productos, el crecimienio més imporianie lo experiment el algodén, que pasd de represeniar un 1,5 por ciento de las exportaciones, en 1940, a comprender un 15 por ciento de la mismos, a principios de 1960 (johnson 1993: 129). Aunque el azicar nunca llegé a tener la misma relevancio que el algodén, este producto se beneficié del embargo decretado a Cuba por Estados Unidos. Mientras que cuatro afos antes del embargo el crecimiento en la produccién de azicar fue de 1,1%, cuatro afios despues del mismo su produccién aumenté un 24% (Colindres, 1977: 74). El crecimiento del algodén y el azicar aumenté también la superficie agricole dedicada @ los cultivos comerciales —que ya era considerable antes de la aparicién de estos producios—, en deirimento de la agricultura de subsistencia. Segin Pelupessy [1987bI, el Grea sembrada para cada uno de los cultivos de exportacién fue aumentando hasta el final de la década de los 70, creciendo la superficie sembrada en un 50% para todes en su conjunto |p.57]. Asi, par ejemplo, si en 1961 la distitaucion del area sembrada era del 33% pora los productos de exporlacién y del 67% para los cullvos de subsistencia, en 1979 el éreo sembrado dedicada a los productos de exportacién habia gumentado a un 42 por ciento; mientras que la dedicada a alimentos basicos habia disminuido o un 58 por cienio [Pelupessy, 1987b: 57), Pero puesio que, ademds, la agriculture comercial solia estar en manos de los detentores del capital, | incremento de la superficie dedicada a ésta reforzé la tendencic hacia la concentracién de Ia tierra y aumenté la polarizacién social, En 1970, el porcentaje de familias con menos de 4 hecléreas de tierra era del 86,7% (Brocket, 1988: 74) Altededor de! mismo porcentoje (un 86 por ciento| ocupabon el 19% de la tier, mientras que en el alro exiremo, el 2% de las familias rurales estaban en posesion del 65% de lo tierra cullivable (Weeks, 1985: 115). Asimismo, la creciente marginalizacién del campesinade, provocada por esa logic de concentracién se tradujo en un aumento vertiginoso de la poblacién sin tierra: si en 1971 la poblacién sin tierra era del 21, 1%, en 1975 el porceniaje aumenié 0 un 40,9 por cienlo, yen 1981 a un 60% (Brockat, 1988: 74:75; Mason, 1986: 500)’. Lo indusirializacién (0 politico de sustitucion de importaciones) que se inicié « principios de les ota dosent bis la cieacién del Mercado Comin Centroamericano no logré desplazar en importancia a Ia agroexportacién, modificar esencialmente lo estructura cconbmiea, poss ol crecimienio que experieni® ol sector Indstiol en el PE dunia lly ee Sakke aL Nene 1 Ver también, Caborrds, (1983) y Weaks, (1985). R)Ne esos afios!. Mas bien, de ella resulté un “modelo hibrido* (Bulmer Thomas, 1987), y un desarrollo “no complementario” y "no integrado" (Menjivar, 198 8) con los estucturas del pais. Algunos datos pueden servir para ilustrar el tipo de industiaizacién que Gcabé ptedominando. En primer lugar, como suele ser tipico de la industrializacion €n paises subdesarrollados, el tipo de industria que predominé fue la de transformacién o ae acabado, las empresas extranjeras aprovecharon las ventajas fiscales y orancelarias Para eslablecer empresas que sélo transformaban los productos en su etapa final. El principal problema de ese tipo de industrializacion fue que no llegé a significar uno fuente sustancial de empleo, Asi, mientras la produccién manufacturera aumenié en un 24% entre 1961 y 1971, el empleo sélo crecié el 6% (Burke, 1976: 482). Ademés, esle tipo de industializacién dependia no sélo de la importacién de tecnologia y recursos, sino también de la demanda extranjera para los productos de venta final, lo que la hacio muy vulnerable a las fluctuaciones econémicas externas. Por ejemplo, en los afios setenta, como resultado de la crisis econémica mundial y tras el fracaso de la integracién centroamericana, las industrias manufactureras de El Salvador estuvieron operando entre 45% y 83% de su capacidad (Burke, 1976: 482). En segundo lugar, el lipo de industrializacién también se reflej en la importancia de los distinlos sectores. Con mucho, el sector mas importante fue el tradicional, principalmente la industria de alimentaci6n, vestide y calzado; en 1975, los productos de consumo representaban el 69,9% de la produccién, Mientras que los sectores propios de una industrializacién avanzada, |a industria intermedia y de bienes pesadas, tuvieron un peso mucho menor, llegando a significar, en 1975, los bienes intermedios, el 28,6% de la produccién, y los pesados, el 2,1% de la misma (Weeks, 1985: 139). Sobre los efectos de lo industrializacién en la estructura econémica, podriamos decir que no logré disminuir la importancia del sector agroexportador, sino que se subordiné a él. la mayoria de las indusirias que se crearon estaban ligadas a la agroexportacién. Eso explicaria el peso que tuvo el secior industrial tradicional, Cuya materia prima se nuire de productos de origen agricola, y la composicién de las industrias intermedias que més crecieron (el sector quimico, compuesto en su moyor parle por industrias de fertilizantes @ insecticidas que crecieron ligadas a la expansién del algodén). Ademas, la agriculture Continué manteniendo la misma importancia, sino mayor. Enire 1969 y 1979, la participacién de la agriculture en el PIB era alrededor del 30%, al lado del 17% del sector manufacturero, y continuaba siendo la principal fuente de empleo (Bulmer Thomos 1987: 271, 273}. Lo distribucién del crédito también refle|é la mayor relevancia de la agricultura vis a vis lo industrializacién. Asi, por ejemplo, en el periodo de mayor auge de la industrializacién (1961-1975), la agricultura aumenté su participacién en el crédito comercial disponible para ese perfodo (Baloyra, 1982: 29; Burke, 1976: 485). “1 Sien 1950, la contribucién dal secior indusiial al PIB. era del 12%, en los aifos sesento, el producto generado por ese sector crecié casi dos veces y media y su patticipacién en el PIB pasd a ser de un 19% (Guido Veja, 1988: 157; Menjivar, 1988; 241), Y i iw\ 5 Todo eso sin contar que el proceso de industrializacién entré en una crisis tros el frocoso del Mercado Comin Centtoamericano, lo que era un signo revelador de su debilidad A pot de los aijos setenta la parlicipacién del sector manufacturero en el PIB empez6 ‘a declinar y el crecimiento que experiment la economia salvadorefia, entte 1970 y 1977, se debié o un aumenio de los precios y de las exportaciones de los productos tradicionales. Si la modemizacién econdmica no logtS disminuir la importoncia del sector cogtoexportador, cuoles fueron sus efectos en la élite econémica. Con la modemnizacién, la élite extendié el control que ya lenia sobre todas las fases de produccién de! café — la misma, la produccién, el procesamiento y la exportacién— a las nuevas dreas de actividad econémice —el algodén, el azticar, la industria, la banca—, lo que resulié en un aumento de la concentracién econdmica, La modernizacién, ya hemos mencionado, ‘oumenté lo concentracién de la tierra. Un estudio realizado en 1976 sefialaba que el 92,49% de las explolaciones [250.539 trobajoban sélo el 27,12% de la superficie agricola del pais, mientras que el 0,7 por clento de las explotaciones (1.941 de més de 100 hectéreas) rabajaban e! 38,67% de la superficie agricola, y 15 explolaciones de 2.500 hectéreas trabajabon 49.534,5 heciéreas (Colindres, 1976: 467). En 1979, menos del 1% de los propietarios agricolas conttolaba el 40% de Ia tierra y el 2% de la poblacién conirolaba e! 60% de la misma tierra en la forma de plantaciones superiores a 100 hecléreas (Mason, 1986: 499). Esa concentracién aim era més acentuada en los procesos de comercializacién, los cuales —como se ha sefialado— por su propia naturaleza aumentan las posibilidades de una excesiva concentiacién (Sebastian, 1979). Por ejemplo, si en 1930 veinticuatro familias contralaban la mayor porte del procesamienio del café, en 1980-81 quince de las veiniités procesaban cuatroquinias pories del café [Paige, 1993]. Asimismo, en 1974 los diez mayores exportadores exportaban el 61,78% del café y los dieciocho primeros el 75,85% (Colindres, 1976: 471) La concentracién que ilusiran esos datos en realidad es ain mayor porque en todas las cctividades se solapan los mismos propietarios: es decir, las familias que aparecen como {os principales terratenientes son también, y en general, las mismas que figuran entre los més importantes procesadores y exportadores. De las cvarenta familios teratenientes poseedoros de més de 1.000 hectareas, diez estin entre las principales procesadoras y/o exporiadoras'. Si tenemos en cuenla que eslas ilimas actividades na las controlan mas de unas veinle familias, podremos concluit que alrededor de un cincuenla por ciento de {as familias procesadoras y/o exportadoras estan también entre los principales terratenientes. Del mismo mado, !os principales productores de algodén se encuentran ‘entte los treinta més imporianies lerratenientes del pais (Williams, 1986). Otros datos 1 La lista de lox cvaronio principales ferateniontos del pais fue elaborada por Colindies (1976, 1971 Sobre ésia puede consultorse también Dunkerlay, (1988). 5/118 reflejan lambién ese solapamiento de la propiedad: de los veintiséis grupos fomiliares productores de diez o més quintales de café, quince esian entre los principales lerratenientes del pais, veintitrés son también procesadores y lrece estén entre los principales exportadores. Ademds, en ese grupo de veintiséis familias productoras de café se encuentran doce de las catorce familias algodoneras mas importantes (todos excepto Wright y Nottebhom) y nueve de las diez principales productoras de azicar'. Pero la omnipresencia de la élite econdmica no se detiene ahi, sino que se extiende también a ofa Grea clave del ciclo agroexportadar: la banca. Por ejemplo, hasta 1979, la propiedad de cuatto de los principales bancos del pais —el Salvadorefio, de Comercio, Agricola Comercial y Capitalizador— esiuvo ligada directamente a familias agroexportadoras [Guirola, Duefias, Regalado, Alvarez, Escalante Arce, Sol Millet, Borja, Natan y Alfaro). Mientras que el nexo enire los otros cuatro bancos —Crédito Popular, Cuscatlan, Financiero e Intemnacional— y la élite agroexportadora no fue ton notorio [ver Dunkerley, 1988: 344; y Baloyra, 1982: 29). la industrializacion pudo haber contribuido a diversificar la economia y a crear uno burguesia con intereses en la industria y sin conexiones con la agroexporiacién. Sin embargo, una buena parte del capital que financié el proceso procedié del sector agroexporiador; y aunque los aiios cincuenta se caracierizaron por un aumenio de la presencia del capital extranjero, Ia inversién exiranjera en El Salvador sélo lleg6 a representar algo mas del 10% para toda |a regién (Dunkerley, 1988: 351). Todo ello sin contor que la mayor parte de las inversiones realizadas por el capital extranjero se lucieron en asaciacién con |a élite econédmica. De un total de 168,6 millones de inversion extranjera, 135,3 millones de colones [o sea, el 80 por ciento) se invirtieron conjuntamente con Ia élite econdmica (Gordon, 1989: 60). Ademéds, la participacién de la élite cafelalera en el proceso de industrializacién fue cuatro veces superior a la de cualquier otro grupo econémico (Barry, 1987: 51). Sobre 1.426 sociedades anénimas, registrados en 1971 en El Salvador, el 53,2% del total del capital social de esas empresas perlenecia a 59 familias cafetoleras. De ellas, 30 eran productoras, procesadoras y exportadoras de café; 15 eran producioras y procesadoras y 14 eran s6lo productoras (Gordon, 1989: 60}. De un listado de familias con inversiones en la industria, destaca que las principales inversiones correspondieron a nombres de la élite ‘agroexporiadora (como Da Sola, Guirala, Alvarez, Quifionez, Meza Ayou, liebes, Solaverria, Regalado, Gonzélez Guerrero, Hill], Sdlo dos familias sin conexiones a la ‘agroexportacién (Siman y Freund) realizaron inversiones por encima de los 100 millones de colones [ver Sevilla, 1984). 1 Los veintiséis principales grupos agroexporiadores [productores de calé, algodén y aziicar) aparecen recogidos en ‘Colindies (190. 47 " Bol oe eon y Dunkerley (1988: 343), Para una lista de los veinticuatro principales grupos rladores de café, ver las mismas fuentes. Los pinapales jrocmsadoree 6 lncloyan en 6b Wooo Paige (1987: 178), Sobre los nombres que componen la élite algodonera de E| Salvador, ver Williams (1986: 202). Todos estos datos pueden consullarse tombién ‘en Johnson (1993). 9 Esos datos demuestran que la modemizacién econdmica de los afios cincuenia y sesento no sélo no consiguié deshacer una estructura cuyo pilar descansaba en Ia tierra, sino que tampoco logré fraccionar y debiliar a una oligarquia cuyo poder emanobo direclamente de ésla, Desde su base de poder, el negocio del café, la élite econdmica extendié su control a las nuevas éreas productivas, llegando a ejercer un monopolio casi folal sobre la economia. Esa concentracién de poder econémico que ha distinguido a la oligarquia salvadorefia, més que a ninguna de sus vecinos centroamericanas, la ha convertido en el mejor ejemplo de una “élite de productores integrada” [Paige, 19871, llevando a otros autores a acuitar términos como “la bestia de los tres patos" [Torres Rivas, 1982}', “el cuadrado magico” (Baloyra, 1982} y lo ‘pirémide de poder’ (Sebastién) para referitse o ella. Ahora bien, el que la principal beneliciada de! proceso de modernizacién fuera la élite agroexportadora no significa que al omparo de este proceso no suigiera un pequefio nicleo © grupo econdmico con intereses en la industria y en la creacién de un mercado doméstico. lo que explica que éste no lograra imponer su proyecto fue su escasa fuerza tanto econémica como politica (Baloyra, 1982; Dunkerley, 1988). Hasia 1979, los iniereses agrarios continuaron dominando los principales organizaciones de interés de la élite econémica, como ANEP y CCS, y siendo la principal influencia dentio del Estado. Como veremos, fueron los cambios esiructurales e insfilucionales que acompafioron a la guerra los que debiltaron a la élite econdmica, y explican que ésta se viera obligada a modificar sy comporiamiento. GEE guerra En 1980, tras un golpe militar reformista que resullé fallido, se dio comienzo a una guerra civil en £1 Salvador que se prolongé durante doce arios —hasta la firma de los ‘acuerdos en 1992—, y causé la muerte de mas de 75.000 salvadorefos. £| abjetivo ‘aqui no es analizar las causas que dieron origen a la guerra —por lo demés, muy bien ‘analizadas por otros autores [ver Gordon, 1989, Monigomery, 1982, Baloyra, 1982, Storey, 1995), sino deslacar algunas de las consecvencias del conflicto, En primer lugar, como resuliado de la guerra y de las pollicos de contrainsurgencia que lo ‘]acompafaron, se produjeron en los afios ochenia transformaciones en la economia, que desplazaron la base de poder de la élile econémica de la tierra a las actividades comerciales, Esos cambios contribuyen a explicar el cambio de comportamienia de la Ble econdmica, ya que los ganadores de las cambios fueron los seclores cuyas ‘Actividades @ inlereses se esiructuraban alrededor de bienes fivides'. Ahora bien, el V Citado en Paige (1987: 1791 120 cambio de comportamiento de la élite no s6lo se explica, como ya hemos venido mencionando, a partir de los cambios estructurales; fueron necesarios también cambios institucionales. En ese sentido, la guerra y los procesos politicos ligados o ella tuvieron una segunda y muy importante consecuencia: produjeron transformaciones institucionales que afectaron al régimen politico. Durante la guerra, y como consecuencia directa de las politicas de contrainsurgencia, tuvo lugar un proceso de reesttucturacion del regimen politico, dos de cuyos principales ejes 0 resultados fueron la expulsion de lo élite econémica del gobiemo y la celebracién de elecciones. Estos cambios, al excluir por primera vez a la oligarquia del poder y crear nuevos reglas para el acceso al mismo, obligaron a la élite econémica a una recomposicién y reorganizacion que pos, primero, por crear sus propios insirumentos para compelir en un marco pluralista y, segundo, por adecuar su esralegia a la nueva légica de la competencia politica. ME Factores estructurales: Los cambios en la economia Hemos mencionado ya que en los afios ochenta, como resullado de la guerra y de las procesos ligados a ella, se produjeron transformaciones en lo economia que desplazaron la base de poder de la élite de la tierra a las actividades comerciales’. Esos cambios 0 transformaciones tuvieron como caracteristicas més destacadas un declive del sector agroexportador y e! auge de una economia subsidicda que two el efecto de potenciar las actividades comerciales [Weeks, 1985]. Pero ademés, ligado a estos cambios en la economia, durante los afios ochento, el Estado experimenté un crecimiento muy importante (si se compara con anteriores periodos}, que refle|d un aumento de su autonomia vis a vis la élite econdmica. “JEl crecimiento del Estado En El Salvador, el reducido tamajio del Estado y su escasa autonomic respecio a la élite agroexporiadora han sido fendmenos que han caminado de la mano. Eso tesponde a que, desde sus inicios, el Estado fue concebido slo y exclusivamente como un instrumento al servicio de la agroexpartacién, y del enriquecimiento Personal y privado de la élile econdmica. Eso subordinacién del Estado al sector agroexporlador y a les 1 En Jo primera parte de esle arliculo ya esiableclamos la relacién ene el tipo de bienes comportamiento de la élite econdmica, 8, por si fuera poco, el aes de Costa Rico, y uno - de entrevisias realizadas por Paige (1993) para el caso de E| Salvador, demuestran que una élite de procesadores suele ir asociada a un comportamiento més moderado, 2 Estos cambios en la economia, que alejaron a El Salvador de lo agroexportacion, destacan en los trabajos de johnson (1993), Stanley (1995) y Wood (1995). ee intereses de la élite econdmica, no sdlo cuestionaria la existencia de un dmbito piblico en El Salvador, sino que nos llevatia a hablar de una privatizacién de las estructuras del Estado o de una apropiacién privada de lo piblico. Al mismo tiempo, eso instrumentalizocién de! Estado explicaria su ausencia, © su nulo protagonismo (a diferencia de otros paises latinoamericanos}, en a creacién e implementacién de politicas de desarrollo, y su escaso Inlervencionismo en las esferas econdmica y social, de lo que @ su vez se desprenderio su reducido tamaio, Entre 1920 y 1979, lo Participacién del gobierno en el PIB s6lo crecié cuatro puntos [BulmerThomas, 1987: 271). Esa tendencia cambié en los afios ochenta: entre 1979 y 1988, el Esiado ‘umenté su parlicipacién en el PIB en mas de cinco puntos (del 9, 5% al 14%), es decir, que en sdlo nueve afos crecié mds de lo que habia crecido en cincuenta. Ese crecimiento, ademas, se mantuvo constante, aumentando incluso a partir de 1984 y 1985, cuando la economia experimenté una ligera recuperacién, lo que llevaria o desestimar que estuviera provocade por la verliginosa caida de lo produccién a incipios de los afios ochento. 2Qué explica pues exe crecimiento del Estado en los ios ochenta? Al igual que en Nicaragua, dande se prodyjo un fendmeno similar, res foctores explicarian el aumento de In presencia del Estado en El Salvador durante los fos ochenta: el estallido de la guerra, la crisls econémica que la acompaié, y un cambio de gobieino, Una economia de guerra suele exigir una centralizacién de los recursos en manos del Esiado. En E| Salvador, estos recursos procedieron principalmente de la ayuda norleamericana, que se fradujo en la entrada de miles de millones de délares en el pals para combatir la guerra, y que fueron canalizodos en su mayor parte ‘© través del Estado salvadorefio'. lo crisis econémica que acompafié a la guerra también favorecié una mayor intervencién del Estado, aunque eso dificilmente se hubiero producide de no haber estado ol frente de un gobierno reformista, que se mantuvo en el poder desde 1980 hasta 1988, Por dltimo, las reformas aprobados por el gobierno teformista de Duarie, tras su ascenso al poder en 1980, significaron un intervencionismo sin precedentes del Estado en un pais centroamericana; con la posible excepcién de Costa Rica y de Nicaragua en los afios ochenta. EI conjunto de todos esos factores dio como resultado un gran crecimiento del Eslado en los aitos ochenta, y éste a su vez fue posible debido a lo mayor aulonomia del mismo respecto de la élite econémica 1 Segin calculon Diskin y Shorpe (1986), més de un 30% de la ayuda rrteamaricana ant en ol pois cre ae tanleenctes dees ol gobiemo, Oho parle de a ayia se canal’ hoa programas {que adminitraba la AiD conjunlomanle con el Esiod, Sobre el impos que la ayuda narteamericana {vo en la ergonizocién mismna dal Eslado, vor Cuenca (1992). ' A B12 2 la caida en la produccién El aumento de la presencia del Estado no acontecid en una situacién de expansién de la economia, sino en medio de un escenario de crisis econdmica profunda que se prolongé con algunos altos y bajos durante toda la década, Después de tres décados de crecimiento ininterrumpido, en los afios ochenta, la economia salvadorefia entré en una depresién tan profunda que se ha llegade incluso a comparar con la crisis del 29 (BulmerThomas, 1987). Entre 1978 y 1982, el PIB cayé hasta un 23 por ciento, reduciéndose un cuorto y situdndose en los niveles de 1974. Aunque, en 1985, lo economia sufrié una ligera recuperacién, creciendo un 1,5 por cienlo, al final de lo década el PIB seguia sin haber recuperado el nivel de antes de la guerra, estando ain un 13% por debajo de 1979 [Murray Meza, 1992). Uno de los factores que sin duda influy6 en esa crisis de producci6n fueron las adversas condiciones internacionales que marcaron la entrada en los afios ochenta, y se tradujeron en una caida de precios de los productos tradicionales y en unos términos de cambio desfavorables. Sin embargo, las condiciones internacionales, por si solas, no explicarian la gravedad de la crisis; para explicar la grave situacién econémica que azots a El Salvador en los afios ochenta, es necesario tener en cuenta que ésia coincidié con el comienzo de la guerra. La incertidumbre politica que marcé el final de los ofios setenta y el inicio de! conflicto llevaron, por un lado, a una salida masiva de capital privedo del pais. Ese fenémeno alcanzé tales proporciones que se le alribuye lo crisis de la balanza de pagos entre 1978 y 1981 (BulmerThomas, 1987: 238]. Por ota parle, y como resuliado también de {a incertidumbre e inseguridad generadas por la guerra, en los afios ochenta, la inversion privada cay por debajo del 50 por ciento, comparada con el 70 y el 80% en los afios cincuenta (Gorostiaga y Marchetti, 1988: 125). Sia la descapitalizacién y a la desinversion —ambas consecuencia del clima de inseguridad provocado por la guerra— se afiaden los costos y las pérdidas provocadas directamente por el conflicto —gque sumaron unos 3,| billones de délares [Murray Meza, 1992: 107}— se puede tener una idea de! impacto que !a guerra luvo en la situacién econdmica de! pais. ‘Le crisis del sector agroexportador lo més desiacable, sin embargo, de la crisis fue el declive de la agricultura de exportacion a partir de 1979'. Entre 1975 y 1980, la agricultura de exportacién giraba en torno al 20% del PIB, mientras que en los afios de guerra su participacién descendi6 al 14%, hasta situarse en un pirrico 3% en 1993 (Wood, 1995}'. gQué explica una 7 Duranie los afios setenio, y hasio 1979, la agriculura da exportacién disruté de mayor crecimiento que habia conocido. Ver Wood |1995) Bande es Se ot pairs 2 Si bien aqui hemos vilizado directamente los porcentajes ofrecidos por Wood (1995) tos de lo Revisio Trimesiral de! Banco Cental de Reeve da El Salvador. cee 1 eves dot de lo ogricultura de exporlacién que aqui se presenta, cabe kambién destacar que si la caida de la 123 crisis tan profunda del sector agroexporladar? Sin dude, como ya mencionamos en el ‘oportado anterior, las condiciones internacionales, al provocar una caida en los precios de los productos tradicionales y crear unos términos de cambio destavorables, influyeron ‘en e80 situacién. Sin embargo, las cousas principales de la crisis habria que buscarlas ‘en la guerra yen los pracesos politicos y sociales que la ocompafiaron', En primer lugar, la guerra y las reformas —sobre todo, la reforma agrario— provocaron una gran incertidumbre entre la élite econémica. En 1980, el gobierno aprobé la primera fase de la relorma ogtaria que decietoba lo expropiacién de los propiedades por encima de 500 hectdreas, y afectaba o un 15% de la tierra cultivable. Esta medida, yy la perspectiva de sucesivas expropiaciones que bajo la segunda fase de la reforma debion ofector a los propiedades entte 100 y 500 heciéreas de extensién, donde se concentraban el 70% de la produccién de café (Simon y Stephens, 1982}, genexé una gran inseguridad e incertidumbre enire los propielarios agrarios. Aunque la segunda fase de la reforma no se llegé a implementar, gracias @ que ARENA consiguié en 1982 una mayoria en la asamblea que le permitid blaquearla; la incerfidumbre se mantuve hasta que la asamblea no fijé en 250 hectéreas, en lugar de 100 hectéreas como originalmente estaba previsio, el limite de extension susceptible de ser expropiodo (Wood 1995]. Incluso después de aso, otros foctores come los ataques de la guerilla los propiedades y a la infroestuctura, siguieron generando inseguridad en el campo. ‘Ademds, por més obstaculos que se pusieron a la segunda fase de la reform, las expropiaciones sélo pudieron aplazarse tres afios; es deci, se concedia un plazo de tres aiios a los propietarios para que pudieran vender, alquilar o parcelar sus fierras, después del cual se procederio a su expropiacién. El clima de inseguridad e incertidumbre que generaron esos procesos se reflejd, ademas de la solida masiva de capital privado, en la venia y el abandono de fierras, Entre 1978 y 1987, 400,4 mil manzanas cambiaron de propietorio, aunque sélo el 25% de ellos fue objeto de comproventa (Monioya, 1991: 549). En 1984, el Ministerio de Agriculura y Ganaderia evaluaba que de un total de 294.500 manzanas cullivadas en 1980, el 42,6% (125.600) habian sido cbandonadas por sus propietarios. De ese porcaniaje de tieras abandonados, el 98% era propiedad privada y solo el 1,5 por cienlo comespondia ol sector reformado. En icdtura de exporiacién |EXA) se russia lan pronunciada es en potlo porque en el periodo enire 1875 y 197 to cleane’ uno de sus cots més alos de ciecimionlo fer Bulmer Thoms, 1987; Wood 1995}, En cualquier caso, a cis de lo EXA.srefloja en que « partir de 1987 su partcipacién ene! PIB oleanzésniveles Inusualmente bojos. | Con ol fin de demostor que os procesos relacionados con lo guerra fueron mucho mes importantes obs los achetees Codciente inerhacionales para explcar I cisis de la agrtcukua de expotictin, Weod |1995} compora la evolucion de ele secir, concrokamente del cafd, en E! Sohador con lo de ot paises centcomericanos, 0 [os cudles también alecioron las condiciones inlarnacionales, Sus son chores: sélo en € Sahidor sa puede hablor de declive en ka preducci6n de cake 'especo o aos onliores, Elo leva @ Wood a conchir que aunque as condiciones inocionlas \nfluyeron, los principales cousas de la crisis estwvieron en los procesos poliicas y sociales ligados © een. Ver Wood |1995: 23°24} Bl 124 1991, el problema persistia, aunque la diferencia en la cantidad de tierra abandonada en los dos sectores —el teformado y el no reformado— habia disminuido', Otro indicador de la pérdida de interés de los propietarios en sus fierras —causada por la poca seguridad que ofrecia un escenario en guerra y las reformas— se reflejd en lo pérdida de productividad del sector no reformado frente al refarmado (Pelupessy, 1993: 174) En segundo lugar, en aquellas zonas afectadas por la reforma, su aplicacién tampoco contribuyé @ aumentar la productividad del sector, Las tierras afectadas por la fase | de la reforma —en las que se concentraba un 10% de la produccién de café, un 38% de la de algodén y un 43% de la de azticar— nunca llegaron a alcanzar los niveles de productividad anteriores a la guerra (Pelupessy, 1993; Johnson, 1993]. Eso fue debido @ varios factores. En primer lugar, las tieras expropiadas bajo la fase | debian constituirse en cooperativas, y esa nueva forma de orgonizacién colectiva, al frente de la cual estaban ademés campesinos que hasta entonces sélo se hablan dedicado a trabajar las tierras, exigia un cierto tiempo de aprendizaje. En segundo lugar, la desorganizacién administrativa llevo a frecuentes retrasos en los créditos. Por dltimo, muchas de las cooperativas estaban sometidas a fuerles presiones, tanto de los propietarios como de la guerilla, y cuando no sufrion ataques de unos 0 de otros, estoban obligadas a pagar un impuesto revolucionario, En tercer lugar, la nacionalizacién del comercio y de la exportacién de café, que debia ofectar principalmente a los procesadores, acabé perjudicando sobre todo a las productores’. Estos illimos, ademds de cargar con un aumento de los costes de produccién —derivados, en parte, del coste de implementacién de las reformas y de otros factores—, sufian también constantes retrasos en los pagos, mientras que los procesadores solian cobrar siempre por adelantado. En cvarto y ultimo lugar, las politicas aplicadas por el gobierno reformista lampoco beneficiaron al sector, ya que trasladaban el excedente de la agroexportacién a otras seclores més protegidos como la industria y el comercio (Stanley, 1995; Wood, 1995). Durante este periodo, fue particularmente grave la crisis del café, cuya importancia en la economia salvadorefia ha excedido tradicionalmente a la de cualquier otto producto. Entre 1975 y 1979, el café representaba alrededor del 47% de las exportaciones agricolas, comparado con el 10% del algodén, el 6% del azicar y el 1% del ganado (Reinhardi, 1989: 457]. Ademds, en los afios selenta, el café siguid creciendo tanto en rea sembrada como en produccién y conservd uno de los rendimientos mas elevades del mundo (Pelupessy, 1987b: 57]. Ese crecimiento se estancé en los afios ochenio. El 1 Ver Estudios Centroamericanos, N®. 511, mayo, 1991. TBs eee Spex (1966) i4n por Johnson (1993, Stanley (1995) y Wood iNgog ).EI mismo argumento es esgrimido lambién por John: 125\ 5 lima de guerra y la inseguridad provocada por las reformas, la politica de precios al productor aplicada por el INCAFE y la roya de café —una plaga que llegé a afectar el 17% del rea sembrada— fueron las principales causos de la crisis [Pelupessy, 1987b: 57). Entre 1979-81 y 1992, el drea sembrada de calé disminuyd un 9% y la cosecha se redujo un 12% (Wood, 1995). Todo ello afecté a las exportaciones, cuyo valor disminuyé de 1.712 a 1.006 millones de colones entre 1979 y 1983. En 1985, El Salvador habia pasado de ser el quinto exporlador mundial de café a ocupar el décimo lugar (lopez, 1986: 396). En 1989 y 1992-93, el sector cafetalero no se habia recuperado todavia de lo crisis: malas cosechos y bajes precios internacionales mantuvieron la produccién a niveles muy por debajo de los previos a la guerra. Si antes del conflict los ingresos derivados del café doblaban los de! gobierno, en los afios noventa pasaron a representar la mitad de los ingresos del gobierno (Garcia, 1992: 102). Asimismo, la contribucién del café al presupuesto nacional cayé de un 40% y 60% a un 20% y 30%, lo que redujo sensiblemente la copacidad finonciera de la élite cafetalera frente al gobierno (Garcia, 1992: 102). —]Una economia subsidiada Ahora bien, si como hemos intentado demostrar, en los afios ochenta e! sector agroexporiador eniré en crisis, qué sustenté a la economia durante esos afos. la crisis de la agricultura de exportacién fue compensada por la entrada masiva de diviscs procedentes del exterior; primero; en forma de ayuda norteamericana pare la guerre y, después, de remesas procedentes de refugiados salvadoreiios viviendo en el extranjero. Este fenomeno de subsidiariedad de la economia, ademas de evitar la bancarrota, tuvo el efecto de potenciar las actividades comerciales (Weeks, 1985; Gorostiago y Marchetti, 1988), cuyo aspecto ms llamativo ha sido la proliferacién de MacDenalds, Pizzas Huls..., y la apertura de grandes centros comerciales (‘malls) que han transformado San Salvador. Entre 1981 y 1989, unos 6,5 mil millones de délares entraron en El Salvador en forma de ayuda norteomericana, Sélo en 1985 esa ayuda represents una cantidad igual al 20% del PIB y equivolente al total de gastos del gobierno salvadarefio (Johnson, 1993). Eso inyeccién de dinero evil que la economia colapsara en los afios ochenta, pero cudles fueron sus efectos en la estructura econdmica del pals. Si miramos las cifras de distribucién de esa ayuda, sdlo un pequefio porcentaje, el 15 por ciento se invirtié en el desarrollo social y econdmico del pals; mientras que la mayor parte, el 45%, se dedicé a financiar actividades directa © indirectamente relacionadas con la guerra (Diskin y Sharpe, 1986; 379). Ademds, una buena parte de esa ayuda coniribuyé al enriquecimienio llicito de grupos que estaban en posicién de sacar ventaja de ella, como. los militares y algunos sectores de la élite econdmica. Eso cre6 una nueva clase de ricos, 126 aunque lo hizo a costa de favorecer comportamientos sociales ligados al enriquecimienio facil y rapido. ‘Aunque con el fin de la guerra se redujo sustancialmente la ayuda norleamericana, esta fuente de financiacién externa fue sustitvida por las remesos procedentes de salvadorefios que vivian en el extranjero, principalmente en Estados Unidos. A finales de los afios ochenta, las remesas ya superaban en imporancia 0 ls ayuda procedente de Estados Unidos, y poco después, lo que es mds importante, llegaran a sobrepasar también a las exporlaciones. Pero lo més destacable de esie fendmeno son sus efectos en lo estructura social y econémica del pais. Por un lado, las remesos han beneficiado 1 las clases pobres, lo que esta creando importantes disparidades en los niveles de vida de la poblocién, que también las incluye a ellas [Gorostiaga y Marchetti, 1988: 133) Por otro, el aumento de los ingresos de las familias mas pobres ha favorecido un ouge del comercio y de los servicios, y se han convertido en los sectores mas dinémicos, junto 1a las exportaciones por maquila. gCémo han afectado estos cambios en la élite econémica? Aunque las reformas no consiguieron en muchos casos sus objetivos, éstas impactaron de forma distinta entre los sectores de la élite econdmica y tuvieron el efecto de fragmentar a la oligarquia [lohnson, 1993}. la reforma agraria, por ejemplo, que originalmente debia afectar a alrededor de lo mitad de la tierra cultivable y, posiblemente, al 48% de la poblacién rural (Diskin, 1985: 3}, sdlo acabé afectando a poco mas de un tercio de la tierra potencial, e! 23%, y algo mas de un quinto de la poblacién rural (Pelupessy, 1993; 164, 171}. Ademés, lo fase mas importante de la reforma, la segunda, que hubiera afectado un cuarto de le fierra cultivable y a las tiertas més productivas, los propiedades entre 100 y 500 hectareas donde se localizaba e| 70% de la produccién de café (Simon y Stephens, 1982: 15}, no se llegé a implementar nunca por la opesicién de la oligarquia. Con todo, lo fase | consiguié implementarse en su tolalidad, y aunque en ella sdlo se concentraba una décimo porte del érea dedicada a la produccién de café, afecid algunos de los mas importantes propielarios y produclores de café (Regalado, Duefias, Guirolo, Alvarez, Salvador Mathies, Salvatierra Meza Ayau, Sol Millet y Daglio)'. Eso sin contar que los efectos indirecios de la reforma fueron lan importanies o mas que los directos (Pelupessy, 1993: 174]. Ya hemos visto que los factores psicoldgicos asociados © [a reforma, y la amenaza y el miedo de expropiacién, llevé a muchos propietarios a vender, dividir o abondonar sus lierras, y e80 aumentd por la via indirecta el acceso o la misma y la movilidad en el compo. ‘Ahoro bien, si los més afectados negativamente por la reforma agraria fueron los propielarios, los més pejudicados por la nacionalizacién del comercio y exportacion de café no fueron los procesadores, sino de nuevo los produciores. El Estado fue en buena 1 Ver Pelupessy (19870: 232). 127) parle responsable de crear esos efectos, a través de su politica de asignacién de precios [Pelupessy, 1987b; lopez, 1986), ya que con la nacionalizacién del comercio él mismo habia pasado a ser un procesador més (Stanley, 1995), Algunas de las medidas a través de las cuales el Estado, 0 el INCAFE, favorecié a los procesadores en detrimento de los productores fueron las siguientes. Primero, los precios pagados al productor se bojoron mientras que las tarifos por transformacién se subieron, Segundo, el Estado permitié 0 los procesadores desconiar del productor un porcentaje superior, técnicamente justificado por las mermos de café. Tercero, las actividades de los procesadores eran financiadas en su totalidad con los fondos piblicos, mientras que los costes financieros de estos créditos eran cargados a los productores (Pelupessy, 1987b: 72). Por diltimo, el impuesto de exportacién, a través del cual el Estado pretendia aumentar su recaudacién por actividades de comercializacién, también recayé sobre las espaldas de los productores, que vieron aumentar los costes de produccién al mismo tiempo que caian los precios de los productos tradicionales. Todo eso, ademds, tuvo el efecto de perjudicar més al pequefio y mediano productor que al grande, aunque éste también vio reducidas sus ganancias (lpez, 1986: 40). Si la politica del Estado perjudicé més a los productores que a los procesadores, estos tllimos tampoco llegaron a perder nunca el control sobre el procesomiento tras la nacionalizacion. Aunque, inicialmente, el Instituto Nacional de Café (INCAFE) comenz6 procesando un 27,9% del total de café procesado en el pais, su cuota de participacién en esta actividad se redujo progresivamente en beneficio de los procesadores privados (lopez, 1986]. En el periodo comprendido entre 1983-84, el INCAFE sélo procesaba ya un 3,8% del total de café procesado en el pais. Todo esto dio de nuevo a los procesadores privades un alto poder de negociacin en Ia fijacién de precios al productor (lopez, 1987: 406). De todo lo dicho puede concluirse que los grandes perdedores dentro de la élite econémica fueron los sectores cuyos principales bienes eran fijos —los terratenientes y produciores—. Este sector no pudo desplazar sus pérdidas a olros seclores o negociarlas con el Estado porque eran fijas. Por otra parte, esa misma condicién fija indivisible de sus bienes, que en un principio hacia de la guerra la apcién que maximizaba sus intereses, los convirlié en los sectores més vulnerables a la misma. En cambio, los gonadores fueron los seclores cuyos inlereses se estruciuraban alrededor de bienes fluidos: los procesadores, exporladores, banqueros ¢ industriales. Esos sectores no sdlo pudieron desplozor sus pérdidas 0 olfos seclores, sino que también las pudieron negociar con el Estado. Entre los grupos que més fortalecidos salieron con los cambios esuciurales desiacan los Procesadores, quienes pese a haberse beneliciado del viejo modelo agroexportador se ‘ncontraban mejor situados y perlrechados para hacer frente a los cambios. Por un lado, yo hemos que visto que la naturaleza de sus actividades les permitié trasladar las costos de las relormas o los produclores. Por otro, la mayoria de ellos tenia inversiones en ores seclores que les sirvieron como colchén frente a la crisis econdmica johnson, 1993), Pero, junto a los procesadores, oltos grupos menos tradicionales de la élite econémica, con vinculos en la industria y las finanzas, también consiguieron prosperar durante estos aifos. Eso fue posible gracias a unas politicas econémicas del gobierno que favorecieron sobre todo a los sectores industrial, comercial y financiero, frente al agrario. La ausencia en el pais de las familias tradicionales de la élite econdmica, que se exiliaron durante la guerra, también facilité que estos sectores menos tradicionales de! empresariado, la mayoria pequefios y medianos empresatios, ganaran influencia dentro de las organizaciones de la derecha. Ese nuevo equilibrio de poder dentro de la élite econémica, caracterizado por el ascenso de los sectores ligados a intereses industriales y comerciales, se reflejé en las principales organizaciones de derecha. Durante la movilizacién empresarial de 1987, por ejemplo, la elaboracién de la politica cafetalera y el protagonismo ya no corrié a cargo de ASCAFE, la organizacién que agrupaba a los productores, sino de ABECAFE, una organizacién que habia dejado de representar a los productores tradicionales, y yo sélo represeniaba a los procesadores (Paige, 1993). Mas ilustrativo de los cambios que afectaron a la élite econémica fue la organizacién de los sectores no tradicionales en una organizocién nueva, FUSADES, que con el fiempo se convirlié no sdlo en una plataforma de influencia para esos sectores, sino en el organismo con mayor capacided de incidencia en la politica econdmica del gobierno. Segin Johnson (1993: 226), de los 248 fundadores de FUSADES, solo 11 pertenecian a la élite agroexportadora, y entre ellos destacaban varios procesadores, como De Sola, Hill, CristianiBurkard y Salaverria. Del mismo modo, familias con tanta raigambre en la agroexportacién como los Duefias, Wright, Guirola, Regalado, Magafia, Meléndez y Quifiénez, estuvieron ausentes de FUSADES. Ademés, los principales dirigentes de FUSADES en 1985, 1988 y 1990 fueron nombres que no pertenecian a los sectores tradicionales de la élite econémica (Siman, Orellana, Velasco, Torres, Zablah, Carlagena, Cabrales y Mejia}. Por dltimo, el ascenso de un sector maderado de la élite econdmica también se refle|d dentro de ARENA, a partir de 1985. la derroia de ARENA en las elecciones de ese mismo afio abrié las puertas a una mayor influencia de ese sector, que culmind con el nombramiento de Cristiani como secretario general del partido en 1987. EEE Factores institucionales: La aceptacién del pluralismo Si los cambios estructurales pesibilitaron el ascenso de un seclor negociador y mas moderado dentro de la élite, no explicarian a conformidad de la élite a jugar bajo las | Sobre la cuestién de la conform ie ore ae ied ‘apr maee del juego 0 instituciones democrdticas por parle de

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