Economía
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ECONOMÍA COMO REALIDAD,
CIENCIA E IDEOLOGÍA
La comunidad científica se hace en forma permanente pregun-
tas como: ¿Es la economía una ciencia?, ¿cuántas de las teo-
rías desarrolladas en el ámbito microeconómico y macroeconó-
mico responden simplemente a especulaciones filosóficas o al
análisis técnico conceptual?, ¿explicar en el aula universitaria
la naturaleza y contenido de las teorías económicas y descri-
bir su armazón conceptual es contribuir a desarrollar la econo-
mía como ciencia?, ¿cuánto el pensamiento económico de los
neoclásicos responde a la cualidad de teoría científica y cuánto
* Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Ciencias Económicas de la UIGV.
Grimaldo Pérez Baca*
es solo una forma simbólica de lenguaje?, ¿es la matemática
utilizada por los economistas marginalistas una forma de me-
canizar la ciencia económica o es la búsqueda de un lengua-
je que permite expresar las relaciones de causa efecto de un
fenómeno económico?, o como se pregunta M. Blaug: ¿Qué
opción de la ciencia económica es simplemente una taxonomía
disfrazada? , ¿cuántas de las teorías económicas acumuladas
en el tiempo han sido verificadas?, ¿o sólo se han quedado a
nivel de hipótesis para que éstas sean verificadas a través del
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tiempo?, ¿el progreso o evolución del pensamiento económico
ha ido a la par con la evolución de la ciencia económica?.
Para intentar dar respuesta a estas reflexiones se ha desarro-
llado un andamiaje de conceptos que permitió ir construyendo
el argumento que responda a estas interrogantes. Este edificio
conceptual consta de tres niveles, que por razones metodológi-
cas se presentan en forma independiente pero que responden a
una sola unidad conceptual.
ECONOMÍA Y REALIDAD
Desde el punto de vista epistemológico se requiere ubicar la
naturaleza de la realidad económica en donde se plantea el co-
nocimiento científico a través de la descripción y explicación de
la problemática que se estudia.
Entendemos por realidad a la existencia de objetos conceptua-
les y físicos situados en un espacio y tiempo determinado.
Dentro de esta realidad se encuentran dos elementos muy sig-
nificativos, la naturaleza y el hombre. La diferencia entre estos
dos elementos radica en que el hombre propiamente es un ser
simbólico cuya relación con las cosas sensibles es esencialmen-
te constitutiva de sentido. Su capacidad simbólica permite inter-
pretar y modelar la realidad, crear y desarrollar el conocimiento.
La realidad en donde está ubicada la naturaleza, es una realidad
concreta y física. En cambio, la realidad en donde se desenvuel-
ve el hombre es una realidad dual debido a la capacidad de éste
de estar comprendido en el mundo físico y a la vez, en el mundo
no físico, a través de su capacidad de crear objetos conceptua-
les como producto de su racionalidad.
El espacio y el tiempo constituyen la urdimbre en que se ha-
lla trabada toda realidad. Sólo podemos concebir alguna cosa
real bajo las condiciones de espacio y tiempo. Según Heráclito
“Nada en el mundo puede exceder a sus medidas y estas son
limitaciones espaciales y temporales”.
De esta manera resulta obvio que la realidad es una función de
espacio y tiempo, cuya expresión simbólica resulta ser:
R = R (E, T)
En donde E puede tomar la cualidad de abstracto no físico EA,
o físico EF, dando lugar a las realidades abstractas y físicas RA
y RF, y en donde el tiempo puede ser considerado en su doble
naturaleza: convencional (cronológica) TC e histórica (toma de
conciencia) TH.
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La relación de ambas categorías se expresa simbólicamente en
las siguientes relaciones funcionales:
RA = RA (EA, TH)
RF = RF (EF, TC)
R = RÁ + RF
Todo crecimiento de la realidad total estará sujeto al crecimien-
to de la realidad no física y física; estas a la vez son resultantes
de los cambios que se dan en sus espacios y tiempos.
En otras palabras, el hombre adiciona al mundo físico su pro-
pio mundo. La capacidad de situarse tanto en el espacio físico
como en el no físico, hace que el hombre pueda percibir una
realidad física o no. Ambas realidades existen desde una pers-
pectiva humana conformando una unidad.
En base a la capacidad del hombre de generar conocimientos
se realiza el proceso de conocer, en este proceso intervienen
el agente del conocimiento (sujeto) y el ente que es conocido
(objeto), las relaciones entre sujeto y objeto permiten que se
produzca el conocimiento y el resultado final de este proceso
es el conocimiento.
Las relaciones entre el sujeto y el objeto están constituidas por
la intencionalidad de la conciencia, la aprehensión cognoscitiva
y la expresión enunciativa. Lo primero, facilita la percepción y
captación de las particularidades del objeto; lo segundo, hace
que la conciencia tome como suya la información, mediante la
abstracción, luego procesa la información a través del raciocinio
y determinando la verdad de sus enunciados; y por medio de la
expresión enunciativa, el hombre es capaz de formular enuncia-
dos preposicionales que describan, expliquen o permitan pre-
decir la realización de los fenómenos conocidos utilizando un
lenguaje complejo y simbólico, además de racional.
Podemos ubicar el proceso de conocer en el contexto de un
espacio físico o abstracto, que va a determinar la naturaleza de
la realidad. Estos dos tipos de realidad se consolidan en una
unidad, desde la perspectiva del hombre, quien es el sujeto del
conocer y quien tiene la capacidad de desarrollar el conocimien-
to científico. Por lo tanto, podemos afirmar que la ciencia es una
producción del hombre.
La economía como realidad concreta se desenvuelve en el
ámbito de la realidad física. Sin embargo, el conocimiento eco-
nómico abarca ambas realidades; esto permite explicar, que
cuando el conocimiento ha sido generado a través del espacio
conceptual no siempre concuerda con las características del
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objeto ubicado en el espacio concreto, dándose de esta forma
sustancial problema; al contraponer el conocimiento originado
en el mundo abstracto al mundo concreto, lo cual genera, en
muchos casos, conflictos en las características y por ende en
las explicaciones que se realizan sobre hechos económicos.
La economía como ciencia, obliga al estudio metodológico y
epistemológico con el objeto de comprender la naturaleza de
los problemas económicos y sus posibles soluciones. Asimis-
mo, implica analizar la naturaleza y funcionamiento de los mo-
delos económicos, así como de las teorías.
ECONOMÍA Y CIENCIA
El hombre desde que existe ha tratado de entender al mundo,
de interpretar una realidad compleja y cambiante, para transfor-
marlo. No ha sido únicamente una preocupación intelectual o un
afán académico lo que lo ha motivado y lo sigue motivando sino
fundamentalmente la búsqueda de un mayor nivel de bienestar.
En este proceso corno señala Mario Bunge, el hombre cons-
truye un “mundo artificial, al que se denomina CIENCIA, que
resulta útil para los fines y que se define como: “... un creciente
cuerpo de ideas que puede caracterizarse como conocimiento
racional sistemático, verificable y por consiguiente, falible”.
Así por medio de la ciencia el hombre ha logrado una construc-
ción conceptual del mundo; una construcción que le es útil para
sus fines y en la que se busca cada vez una mayor aproxima-
ción a la realidad misma, aunque la realidad como un todo sea
inalcanzable.
La ciencia es un sistema de ideas establecidas provisionalmen-
te (conocimiento científico) y como una actividad productora de
nuevas ideas (investigación científica). La ciencia se convierte
en tecnología cuando se aplica para el mejoramiento de nuestro
medio natural y artificial o para la invención o producción de
bienes materiales y culturales.
Para Schumpeter, ciencia es: “..Cualquier tipo de conocimiento
que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccio-
narlo, esos esfuerzos producen hábitos, métodos o técnicas y
un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas” .
A. Caballero, se refiere a la relación existente entre ciencia e
investigación científica, definiendo ciencia como: “... el conjunto
de conocimientos provisoriamente establecidos y sistematiza-
dos, a los que permanentemente se suman los resultados del
conjunto de actividades que realiza la investigación para obte-
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ner conocimientos nuevos, que se agregan corno aporte a los
ya existentes.
De lo anterior, se puede deducir que no todo conocimiento es
científico y que no toda investigación es científica.
El conocimiento científico como el ordinario están fundamenta-
dos empíricamente, aunque con diferencias de grado. Mientras
que el conocimiento científico está respaldado por observacio-
nes, mediciones o experimentos; el conocimiento ordinario se
sustenta en la experiencia personal y colectiva, en la que no se
exige un sustento muy preciso.
El conocimiento científico es metódico (esto es, se obtiene me-
diante un método que incluye, la especificación del problema,
el planteamiento de la hipótesis y su contrastación empírica);
mientras que el conocimiento ordinario no tiene un método.
Para que exista investigación científica es indispensable que los
problemas que se traten sean nuevos - total o parcialmente - o
no hayan sido aun resueltos, de manera que se debe de encon-
trar mediante la investigación alternativas adecuadas y creativas
que permitan precisamente resolver esos problemas. Así, la in-
vestigación científica lleva a conocimientos nuevos.
Los requisitos o condiciones que deben darse para que exista
una ciencia son: La existencia de un objeto de estudio delimita-
do y de un método propio de investigación. La ciencia económi-
ca, se concentra en los fenómenos económicos y ahí definen su
objeto de estudio.
Confirmando lo mencionado, A. Caballero sostiene que tres son
los requisitos de una ciencia: el campo de estudio propio, el mé-
todo propio de estudio y los contenidos o conocimientos propios
o especializados.
Tradicionalmente se considera como funciones de la ciencia:
La descripción científica, la explicación científica y la predicción
científica.
La descripción científica responde a la pregunta ¿cómo es el
objeto de estudio?, la explicación científica responde ¿por qué
es así el objeto de estudio?, la explicación viene después de la
descripción y la predicción científica, desde nuestro punto de
vista, es la función más importante de la ciencia; especialmente
en las ciencias sociales, responde a las preguntas ¿qué sucede-
rá? o ¿cómo sucederá?, si se dan ciertas premisas.
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EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LA ECONOMÍA
El método científico aplicado a la economía ha contribuido al es-
tudio y solución de los problemas económicos, dando especial
consideración a la controversia de la posibilidad de contrasta-
ción de las hipótesis o teorías económicas que se han formulado
en el pasado y en el presente.
Sobre el objeto de la ciencia, Karl Popper manifiesta, que “con-
siste en dar explicaciones satisfactorias de todo aquello que nos
parece precisar una explicación”. Para ello, define la explicación
como un conjunto de enunciados mediante los cuales se descri-
be el estado de la cuestión a explicar, denominado el explican-
dum; sirviéndose para ello de otros enunciados explicativos que
constituyen la interpretación en sentido estricto, denominado
el explicans”. El explicandum es representado por los axiomas
o postulados y el explicans no se conoce y constituye el objeto
de la investigación (hipótesis) que deberá ser descubierta o ve-
rificada. Por tanto, “la explicación científica en la medida en que
constituye un descubrimiento, será la explicación de lo conocido
mediante lo desconocido”.
Sobre la bondad del método científico con la economía nos
hacemos las siguientes interrogantes: ¿son las teorías econó-
micas de naturaleza científica?, ¿cumple con las condiciones
necesarias y suficientes de Mario Bunge? ¿o con los requisitos
científicos de contrastación empírica de Popper?, ¿es la eco-
nomía una ciencia?. Si la respuesta a esta última pregunta es
afirmativa, entonces ¿qué clase de ciencia es?
Para que exista ciencia se requiere que haya un objeto de estu-
dio propio y una metodología propia. La economía es una cien-
cia social empírica y no experimental, probabilística, histórica y
ciencia para la acción. La economía tiene un objeto de estudio
delimitado y una metodología. El objeto de estudio de la ciencia
económica es el hombre mismo, pero enfocando su compor-
tamiento económico en sociedad, ésta delimitación ubica a la
economía en una porción del conocimiento del ser o la realidad.
Cuando hablamos de ciencia económica ya no nos interesa si
el fenómeno es bueno o malo, justo o injusto, pecaminoso o no
lo que queremos es explicar ¿por qué ocurre?, es decir, explicar
la naturaleza misma del fenómeno o la manera como se interre-
lacionan los elementos del mismo. Cuando sucede este último,
tenemos ya un objeto de estudio propio y hablarnos de ciencia
económica. Es difícil determinar una fecha precisa a partir de la
cual ya había ciencia económica.
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Es difícil determinar una fecha precisa a partir del cual ya había
ciencia económica. Es cierto que el conocimiento no surge de
“cero” y por lo tanto, el término “fundación” de una ciencia no
es muy adecuado. El conocimiento se va desarrollando poco a
poco y así, el conocimiento de ‘lo económico” se fue gestando
progresivamente a lo largo de la historia de la humanidad.
Friedman, habla de “fundación de la ciencia económica” afir-
mando que : “El fundador de la disciplina que hoy conocemos
como economía fue Adam Smith, su libro The Wealth of Na-
tions (La Riqueza de las Naciones), publicado en 1776, es el
primer tratado científico sobre economía, es uno de los tomos
más efectivos que se hayan publicado con el propósito de influir
en la política pública”.
Desde Adam Smith, la economía ha consistido en la manipula-
ción de supuestos apriorísticos, derivados de la introspección
de observaciones empíricas causales, para la elaboración de
teorías o hipótesis que generan diagnósticos acerca de los
acontecimientos del mundo real”.
Los neoclásicos se escudaban en el Ceteris Paribus y excluye-
ron de la problemática económica, el problema del bienestar y
trabajaron teorías con pocas variables y reducida utilidad de su
verificación empírica. Además, el carácter macroeconómico del
análisis tomaba difícil la verificación, por lo que la mayoría de
los datos estadísticos disponibles se referían a los agregados.
MÉTODO MATEMÁTICO EN ECONOMÍA
El mérito de la técnica matemática, es que mediante fórmu-
las y ecuaciones algebraicas, nos permite describir un modelo
(aunque ignorando los valores numéricos particulares). Sin esta
valiosa técnica no hubiéramos conseguido una visión de con-
junto de las mutuas interdependencias de los elementos en el
mercado.
El problema, es que esta técnica nos ha llevado a la ilusión
de pensar que podemos utilizarla para determinar y predecir
los valores numéricos de dichas rnagnitudes. Entonces muchas
veces lo que aparece superficialmente como el procedimiento
más científico, casi siempre es el menos científico y además, la
ciencia tiene sus límites en cuanto a lo que podemos esperar
de ella.
ECONOMÍA E IDEOLOGÍA
Aquí cabe reflexionar sobre el rol de la ciencia y su vinculación
con la ideología, diferenciando el uso ideológico de las teorías
y la concepción ideológica de la teoría. Ambas situaciones res-
ponden a un problema axiológico; ambas formas de percibir la
vinculación de la ideología con las teorías económicas respon-
den exactamente al uso de éstos según M. Friedman; quien
considera a la teoría económica como idioma, el cual cumple
una función apologética. En el segundo sentido, lo utiliza como
una serie de proposiciones sustantivas de contenido empírico
que encierra afirmaciones que pueden someterse a prueba.
La diferencia de objetivos entre la economía como ciencia y la
economía como ideología está en que, la primera busca obte-
ner una verdad como solución a los problemas económicos y es
resultante de un proceso metodológico. En cambio, la econo-
mía como ideología busca convertirse en una verdad absoluta y
única, no admite refutaciones ni contrastación.
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO Y LA CIENCIA
ECONÓMICA
Cabe reflexionar que en el transcurso de la historia del pensa-
miento económico, tanto el pensamiento mercantilista, el fisió-
crata y el liberal clásico, tuvieron origen en los espacios concre-
tos y abstractos, logrando un desarrollo teórico que expresaban
la última vinculación entre la naturaleza y el hombre.
En otros términos, las teorías eran resultantes de la profunda
reflexión de los investigadores y economistas acerca del acon-
tecer de sus realidades en los diferentes tiempos cronológicos y
de acuerdo a los tiempos históricos de los autores. El Marxismo,
como el Keynesianismo y el Estructuralismo respondieron a la
organicidad entre teoría y praxis; sin embargo, todas éstas no
llegan a ser verificadas por quienes las anunciaron, sino que
dejaron al tiempo la responsabilidad de comprobar su bondad
o su veracidad, dando origen al nacimiento y desarrollo de una
ciencia económica que no cumplía con la obligación científica
de verificar las teorías generadas en su seno.
La bondad de estas teorías descansaba, en su origen, en el
espacio concreto y su enriquecimiento metodológico en el es-
pacio abstracto, dando lugar a teorías aparentemente ciertas.
La economía es una ciencia que estudia los problemas econó-
micos que se presentan en la organización y funcionamiento
del sistema económico, estos problemas responden a objetos
denominados hechos y éstos pueden ser estudiados, a la vez
en la realidad fáctica o en la realidad abstracta. La validez o no
de sus enunciados y por ende de su contenido dependerá de
su capacidad de estructuración lógica y de la ausencia de otras
teorías que refuten sus conclusiones, más no sus respuestas.
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