Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cap 2 Poder de La Sangre Cristo - R A Torrey
Cap 2 Poder de La Sangre Cristo - R A Torrey
R. A. Torrey
1
Como obtener la Plenitud del Poder
R. A. Torrey
muriera?, la respuesta es fácil. Jesús es el cordero que fue inmolado “desde la fundación del
mundo” (Apocalipsis 13:8). Desde el momento en que el pecado entró en el mundo, Dios tenía
sus ojos puestos en la que el sacrificio que él mismo había preparado desde antes de la fundación
del mundo. Y en el mismo jardín del Edén principió a correr la sangre de los sacrificios que
señalaban hacia adelante como tipos del verdadero sacrificio.
El poder de la sangre ha asegurado a los hombres todas las cosas misericordiosas que Dios ha
traído sobre ellos desde que el pecado entró. El peor rechazador de Cristo debe todo lo bueno que
tenga a la sangre de Cristo,
2. Además, leemos en Efesios 1:7: “en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.
Por medio de la sangre de Cristo tenemos nuestra redención, el perdón de los pecados. El
perdón de los pecados no es algo que el creyente espera en lo futuro; es algo que ya tiene”.
Tenemos dice Pablo, “el perdón de nuestros pecados”. El perdón de los pecados no es algo que
nosotros tengamos que hacer, ni que tengamos que asegurar. Es más bien algo que la sangre de
Cristo ya ha asegurado, y que nuestra fe simplemente se apropia y goza. El perdón ha sido ya
asegurado para cada creyente en Cristo por el poder de la sangre.
Posiblemente ya habéis oído algo acerca de una anciana moribunda. Su pastor hoyo que
estaba enferma y fui a verla. " Me dicen que está usted muy grave ", le dijo él.
- SÍ”, replicó ella.
- ¿Ya está usted en paz con Dios?
- No”, fue la respuesta.
- ¿Y no tiene usted temor de encontrarse con su Dios sin haber hecho las paces con El?
- En ninguna manera, fue la respuesta que dejó atónito al ministro. Él estaba ansioso: señora,
¿no sabe usted que le queda muy poco tiempo para vivir y que pronto se encontrará cara cara con
el Dios santo?
- “Si, lo entiendo perfectamente “.
- “¿Y no tiene usted ningún temor?
- No, señor.
- ¿Y dice usted que no ha hecho las paces con Dios?
-” No lo he hecho”
- ¿Qué es lo que usted quiere decir?, casi gritó el ministro atónito. ” Yo no he hecho mi paz con
Dios porque no necesito hacerlo. Cristo hizo la paz hace más de diecinueve siglos por su sangre en
la cruz (Col. 1:20), Y yo simplemente estoy confiando en esa paz.
¡Oh, bienaventurado es aquel que ha aprendido a descansar en la paz que Cristo hizo, que
considera sus pecados perdona dos porque la sangre de Cristo fue derramada, y Dios lo dice!”
Tenemos redención por su sangre, la remisión de nuestros pecados por las riquezas de su gracia “.
3. Hay un tercer pasaje muy semejante a este y que manifiesta el poder de la sangre
de Cristo.
En 1 Juan1:7 que dice: “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de todo pecado”.
Esto manifiesta la perfección del perdón que obtenemos por medio de su sangre. La sangre de
Cristo tiene poder para limpiar al creyente de todo pecado. Continuamente lo” limpia”, lo está
limpiando, lo conserva limpio cada día, cada hora, y cada minuto. El limpiamiento a que se alude es
el de la culpa de pecado. Cuando se menciona limpieza en la Biblia en conexión con la sangre, se
refiere siempre a limpieza de culpa. La limpieza del poder del pecado Y de la presencia del pecado es
efectuada por la Palabra de Dios, el Espíritu Santo y el Cristo viviente e inmanente, no por el Cristo
2
Como obtener la Plenitud del Poder
R. A. Torrey
crucificado. Cristo sobre la cruz nos salva de la culpa del pecado; Cristo sobre el trono lo salva del
poder del pecado, y el Cristo que viene otra vez nos salva de la presencia del pecado. Pero la sangre
de Cristo nos limpia de toda culpa de pecado. Cuando uno anda en la luz, se somete a la luz y anda
en Cristo quien es la luz... la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Lo pasado de un hombre
puede ser tan malo como ningún otro. Puede haber tenido incontables y enormes pecados; pero
todos ellos, uno por uno, los más grandes los más pequeños, han sido limpiados. A la vista de Dios
su vida es absolutamente blanca. Tan blanca como la de
Jesús mismo. Sus pecados que eran rojos como la grana ahora son blancos como la nieve,
aunque eran rojos como el carmesí, ahora son como blanca lana (Isaías 1:18).
La sangre de Cristo tiene poder para salvar y tornar blanca la vida más negra. Algunos de
nosotros hemos tenido un pasado muy obscuro, Todos lo hemos tenido; porque si pudiéramos ver
nuestro pasado tal como Dios lo vio antes que fuera lavado, veríamos el mejor sería negro. Pero si
andamos en la luz, si nos sometemos a la verdad de Dios, y creemos enla luz, en Cristo, nuestra
vida será tan blanca como los vestidos de Cristo cuando los discípulos lo vieron en el Monte de la
Transfiguración (Mateo 17:2; Lucas 9:29; Marcos 9:3). Ninguno puede acusar al elegido de Dios
(Romanos 8:33); no hay condenación para quienes están en Cristo Jesús (Romanos 8:1).
4. Otra vez, en Romanos 5:9 leemos: “Pues mucho más, estando ya justificados en su
sangre, por él seremos salvos de la ira”.
La sangre de Cristo tiene poder para justificar. Cada creyente en Cristo es ya justificado en
su sangre. Justificados significa más que perdonado y limpiado. El perdón, tan glorioso como es, es
una cosa negativa. Significa meramente que nuestros pecados sean quitados y que somos
considerados como si no hubiéramos pecado. Pero la justificación expositiva. Ella significa que
somos reconocidos positivamente como justos; la justicia perfecta y positiva, aún la justicia perfecta
de Cristo es puesta a nuestra cuenta. Es muy bueno ser librados de los harapos viles y sucios, pero
es mucho mejor ser vestidos con vestiduras de gloria y belleza. En el perdón somos librados de los
harapos sucios y viles de nuestros pecados; en la justificación somos vestidas con la gloria y belleza
de Cristo. El poder de la sangre nos lo asegura. Al derramar su sangre como pena por el pecado.
Cristo tomó nuestro lugar; y cuando nosotros creemos en él, tomamos un lugar. “al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
5. Veamos ahora el libro de Hebreos 9:14: “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció asimismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
La sangre de Cristo tiene poder para limpiar nuestra conciencia de las obras de muerte para
servir al Dios vivo. ¿Entendéis lo que esto significa? Es una verdad gloriosa y trataré de presentarla
sencillamente. Cuando un hombre abre sus ojos al hecho de que es pecador y de qué Dios es santo,
se siente que debe hacer algo para agradar a Dios y expiar su pecado. Debe" hacer penitencia ", "
observar la cuaresma ",o dar dinero, o hacer algo a fin de expiar sus pecados. Pues bien, tados
estos esfuerzos propios para agradara Dios, expiar los pecados, son '" obras muertas ". Nunca
pueden alcanzar aquello para lo que son propuestas, nunca podrán tener paz. Martín Lutero buscó la
paz por muchos años en esa forma y nunca la halló. Pero cuando vemos el poder de la sangre, cómo
ha hecho ya perfecta expiación por el pecado, cómo ha lavado nuestras impiedades y nos ha
justificado delante de Dios, cómo somos ya agradables y aceptables de Dios por razón de esa sangre
derramada, entonces nuestras conciencias no solamente son relevadas del peso de culpa, sino
también del fardo de estos esfuerzos propios. Ahora estamos en libertad para servir al Dios viviente,
no en la esclavitud del temor, sino en la libertad del gozo de aquellos que son hijos aceptos y
amados. La sangre nos libra del penoso cautiverio de pensar que debemos hacer algo para expiar
nuestros pecados y agradar a Dios. La sangre nos muestra que eso ha sido ya hecho.
Un amigo mío le estaba diciendo a otro que buscaba paz mediante las obras. " Tú tienes una
religión de tres letras. La mía es de cuatro. ¿Cómo es eso? Le preguntó el otro.
3
Como obtener la Plenitud del Poder
R. A. Torrey
4
Como obtener la Plenitud del Poder
R. A. Torrey
Leemos en Apocalipsis 22:14: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad”.
Comparando este versículo con el Apocalipsis 7:14 podemos ver que los vestidos han sido
lavados en la sangre de Cristo. La sangre de Cristo tiene poder para dar a aquellos que creen en él,
derecho al Árbol de la Vida y entrada a la ciudad de Dios. En primer lugar, el pecado excluyó a los
hombres del árbol de la vida y del Edén (Génesis 3:22-24). La sangre derramada de Cristo nos
abre otra vez el camino hacia el árbol de la vida y hacia la Nueva Jerusalén. La sangre de Cristo
recobrar para nosotros lo que Adán perdió por el pecado, y nos trae mucho más de lo que habíamos
perdido.
Hemos visto algo del poder de la sangre de Cristo. ¿Habéis apreciado esa sangre? ¿La habéis
dejado que tenga poder en nuestras vidas, el poder que debe tener? Hay algunos en estos días que
tratan de formar una teología en la que no toman en cuenta la sangre de Cristo. ¡Pobres necios! El
cristianismo sin la sangre de la expiación es un cristiano sin misericordia para el pecador, sin paz
segura para la conciencia, sin perdón genuino, sin justificación, sin limpiamiento, sin libertad para
acercarse a Dios, sin poder. Esto no es cristianismo sino la propia impostura del diablo. Si queremos
conocer la plenitud del poder en la vida cristiana y en el servicio, debemos, primero que todo,
conocer el poder de la sangre de Cristo, porque ella nos trae perdón, justificación, y libertad para
acercarnos a Dios. No podemos conocer el poder del Espíritu sino hasta que conozcamos el poder de
esa sangre por la cual solamente podemos acercarnos a Dios. Hay algunos maestros de la " vida
más alta " que ignoran la verdad fundamental acerca de la sangre. Están tratando de construir una
soberbia superestructura sin tener un fundamento firme. Está sentenciada a caer. Debemos
principiar con la sangre si es que queremos seguir adelante hasta llegar al lugar santísimo. El altar
de bronce sobre el cual se derrama la sangre era la primera cosa que todo sacerdote encontraba
antes de entrar al Lugar Santo. No hay otra entrada. Si no aprendemos la lección de este capítulo,
en vano será que tratemos de aprender las lecciones de los capítulos tres y cuatro. A todo aquel que
quiera conocer el poder del Espíritu hacemos primero esta pregunta:
” ¿Conoces ya el poder de la sangre?”