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Maurizio Andolfi Terapia familiar Un enfoque interaccional Pettus) epi ei LA FoR! MACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO 4 1 utilizacion, en calidad de coterapeuta tei miembros de a familia, sea uno de los Sa seis selloy identificado, un adolescente 0 incluso uno de los abi se a en estos casos de una coterapia, no oficial, pero no vero erat Util, porque es mucho més significativo que la terapis ce ejerza desde dentro que desde fuera del sistema, Haber ae a reed peuta en la familia quiere decir haber entrado en ese si a eas presenta un paso decisivo en el progreso terapéutico. LA PRIMERA SESION La primera sesién tiene una importancia fundamental, porque representa el primer encuentro entre el Sistema familiar y el tera- peuta y es paradigmatica para la comprensi6n de un enfoque rela- cional. Establecer un contexto de abierta colaboracién y confianza reci- proca desde el inicio representa el objetivo central de esta sesin y el sustrato sobre el que se construird una terapia valida. PRESESION En realidad, en la gran mayoria de los casos, el primerencuentro colectivo va precedido por un contacto telefénico, o por un breve coloquio con alguno de los familiares 0 con un trabajador social (si es este tiltimo el que aconseja la jntervencin). Es extremadamente raro que el primerisimo contacto ocurra con todo el grupo familiar. En cada una de estas circunstancias, el terapeuta tiene modo de recoger informaciones utilisimas que luego deberdn ser analizadas en términos relacionales: lo que refiera uno de los familiares por teléfono o en un coloquio individual preliminar 0, mas a menudo, el trabajador social (que actia dentro de una institucion), debera ser considerado como una version del problema y "0 como el pro- blema, acerca del cual, en ese momento, no se sabe absolutamente Et teapeuta relacional recibe, mediante el Mamado telefonico o el coloquio individual, una serie de informaciones que van fe de los contenidos especificos y que Je permiten enterarse de algu- nos aspectos transaccionales de indudable importancia. TERAPIA FAMILIAR “ ede ser el ma jo, pu mas mot; nea, Por ejempl e iv > 1 ad ro también el que quiere «,"° Pay terapéutica, Pe ia, En algunos casos el que Ham: str ‘apt “i se prot contacto exclusivo, establecer con oy is Don s de conocerlo en persona. Esto jg cae, da y a continuaciOn hard que x Dears como el interlocutor més impo, Sient, rtay El que telefo! una intervencion a los otros 4 la ters mediante un prime! una coalicién® aun antes d en una situacion privilegia autorizado para presentarse informado de la familia. : , neg Puede suceder, en cambio, que éste se ubique en sepyj;, Buida en ir el terapeuta mediante una serie ¢ e situacion competitiva con niobras destinadas a ponerlo en guardia ¢ informarlo de] he ae que, si quiere conocer a la familia, debera someterse a sus weal de decidir a quién llevard consigo, la hora y el dia del encuge tl verdadero diagnéstico (en tanto formulado por él) del hie ejemplo como comprender el problema sin incurrir en ate » Por evaluacion, etcétera. ‘Ores de El que telefonea, mediante el tono de la voz 0 los conteni verbales mismos puede querer comunicar que la situacién es mis perada, que en realidad toda la culpa es del-hijo o del conyu oe un hecho histérico del pasado, y que un encuentro erepectioea servird, en el mejor de los casos, para confirmar oficial aT que él expone por teléfono. mente lo shetene snterve cambio, el que telefonea siente embarazo al t lo menos, como ona di que él ya vive como estigmatizante 0, po! tativas magicas eatete det a familia. O bien alimenta exper mento, delegar el Pablenia eee ¢ intent, ya desde Ea seguida de la cuestion. experto, con el fin de ‘ibrast LA PRIMERA SESION Suponiendo A i que el primer encuentro se desarrolle con I fil en pleno, he dividi . ° jido e: Ses aa . dios sucesivos:° squematicamente esa sesidn en cuall es 8 Por coalicién se enti ¢ mutua de los aliados frets ° “un acuerdo de alianca establecidoF*" una tercera parte” (Sluzki, 1975) ae ° Este esquema Ter seminarios realizados monta al presentado por Jay Haley &” ¢ one ie ce,en 1972, Para el equipo clinico de la Philadelphit LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO 43 1) el estadio social, en que se recibe a la familia y se la ubica comodamente; 2) elestadio de focalizacién del problema; 3) el estadio interactivo, en que se pide a los familiares que ha- blen entre sf; 4) el ultimo estadio, en que se concierta elobjetivo de la terapia. Dando por entendido que esta esquematizacion pretende ser una simplificacién, valida s6lo para facilitar al lector la comprension del desarrollo de la entrevista, analizaremos ahora en particular cada uno de los estadios. 1. ESTADIO SOCIAL En esta fase inicial el terapeuta se propone ubicar a todos los miembros de la familia de modo que se sientan cémodos, y esta- blecer un primer contacto con cada uno de ellos. Los hace sentar como les plazca, se presenta y les informa sobre la existencia del espejo unidireccional, del supervisor y del grupo de escucha, familiarizandolos con el ambiente; también les comu- nica su deseo de establecer una atmosfera confidencial y en nada profesional (por lo menos en lo que respecta a una modalidad de relacién oficial y distante). Después pide que cada uno diga su nombre y formula una serie de preguntas que pueden activar res- puestas participantes e interesadas por parte de todos. Es obvio que seré distinto el modo de entrar en contacto y reci- bir informaciones de nifios o de adultos, y también variarin los contenidos de las preguntas y la actitud del terapeuta si se encuen- tra dialogando con un campesino o con un maestro, con un adoles- cente en fase oposicional o con un niffito asustado, con una madre orgullosa de su rol de educadora de sus hijos 0 con una que esté cansada de hacer las tareas domésticas, etcétera. Un terapeuta familiar debe aprender a entrar en el mundo del otro adaptando su propio lenguaje, su estilo personal y su experien- cia a la persona de que se trate; también debe aprender a respetar las “reglas” de esa especifica familia y a encuadrar la realidad y las TERAPIA FAMILIAR a4 mas amplio d cesidades de ese grupo °n el mare . Context, ne cial.” En este primer estad ic componentes de Je fa" se interesa en ellos no sdlo Porque, Tau, mente importante y a ar. Por Jo tanto, el coloquio eo tan un reas ot 1 del problema que ha traido a la fan te oe tate cord ua modo eficaz de establecer un Conterto cyt ontivo desde el comienzo, ¥ de preseniay une Pre rey terapia: cada uno es igualmente impor! ae ane fe atencion, Corresponde al terapeuta la tarea de cui esta primer re durante todo el curso de a terapia, previniendo y bloqueands, 5 bien surja, todo intento de infraccién, en interés mismo de |g family, Entonces, si por una parte el terapeuta debe entrar enel Univers de Ja familia y adaptarse a él, por otra la familia debe Entrar en | reglas de la terapia. Este concepto de mutua adaptacién es funds mental, porque representa una modalidad de encuentro Sobre up plano concreto, que hace que todos se sientan responsables e igual mente comprometidos en un trabajo comtn. En esta primera fase el terapeuta recoge una serie de observa. nes Utiles para enfrentar las fases sucesivas de la sesién: io el terapeuta S@ Propone comy,,; 7 lia que cada uno de ellos es Para gy hy Tono general de la familia Una familia puede presentarse “congelada”: cada uno respont: a las primeras preguntas del terapeuta con monosilabos, observa do largos silencios. Otra puede aparecer jovial y contenta de contrar una atmésfera confidencial: los nifios son muy moveditss ¥ comienzan a jugar como si estuvieran en su casa. En ott, *° Esto confirma una vez mas conozea el ambiente socio, la familia. Por lo tanto la necesidad de que el terapeuta resi cultural y el contexto especifico donde vive * sitémicas, ademas de una 7 enmarcar un determi vara proP una intervencién especitica, rminado fenémeno y P: ee LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO “5 ejemplo, los padres juntos, 0 uno de los dos, sienten Ia exigencia de exponer cl Problema que les preocupa ya al empezar a hablar, en cuyo caso la atmésfera se caracteriza de golpe por un estado de malestar general, hasta asumir a veces un tono decididamente acu- satorio. O bien se pucde percibir de inmediato que el paciente jdentificado (caso bastante frecuente con los adolescentes) ha sido Jlevado a la sesién con un subterfugio, subrayado por una actitud de complicidad de los progenitores. En otros casos se tiene en se- guida la impresién de que la familia no ha venido esponténeamen- te, sino enviada, contra su voluntad, por alguna autoridad externa (escuela, instituciones varias, etcétera), por lo cual la actitud se muestra fuertemente defensiva y plena de sospechas. Relaciones entre los padres y los hijos Los padres pueden mostrarse muy severos con los nifios, preocu- pados por su actitud formal (cémo se sientan, si responden con lenguaje apropiado, etcétera) 0, por el contrario, absolutamente despreocupados. En otros casos dan la impresién de una extrema incompetencia al enfrentar un comportamiento decididamente ex- travagante o rebelde, que un hijo manifiesta en el curso de la se- sion. A menudo, desde el comienzo, destacan las diferencias que existen entre el hijo “problemdtico” (descripto como incapaz, in- seguro y engafioso en la relacién) y otro hijo que en cambio “es to- do lo opuesto” (competitivo, seguro de si y plenamente ajustado a las expectativas de sus padres), y subrayan la imposibilidad de col- mar la diferencia entre ambos."* El terapeuta observa también cémo los hijos responden a las so- licitaciones de los progenitores y cémo éstos activan a su vez tran- sacciones con los hijos. Ocurre con frecuencia que el paciente iden- tificado pide confirmacién a los padres (mediante 1a mirada, un co- mienzo de respuesta sugerido por uno de ellos, etcétera), incluso 11 4 propésito de Ia eleccién del chivo emisario, Vogel y Bell afirman que una modalidad de selecci6n frecuente nace de la identificacion de un hijo con el progenitor al que se parece. Se ven asi en el hijo “‘caracteristicas” deci- didamente negativas, y aunque en realidad el progenitor también las posea, la atencién se centra siempre en el hijo, nunca sobre el padre. Asi, puede suce- der que un progenitor reproche al hijo por todas las caracteristicas que re- chaza en su conyuge, frente al cual, sin embargo, es incapaz de expresar direc- tamente sus sentimientos (Vogel y Bell, 1960). TERAPIA FAMILIAR 46 a lo interroga sobre su nombre o 58am 1 terapeut = cuando & Ja escucla. En otros cl muy visibles como tic i itmo y una f asumir un ritmo n ¢ i i 1 6n, segtin que cl nifio se sienta mente durante la sesion, S in qu actisadg, re, en cambio, recuperar un espacio de autonom ia Y los aattaquen algiin aspecto positivo de su personalidad. ‘asos Un comportamicnto extravagante, Pertuthy, art balbuceos, estercotipias Motrice, ee [ . . eS Piteg frecuencia muy particular y variay Fa : : aby Prats Relaciones entre los padres ; Si hay un nifio perturbado, los padres tienen a menudo opin, nes contrastantes acerca de cémo encarar el problema. 4 Yes muestran un desacuerdo patente ya desde esta fase, y otras sep sentan unidos al comienzo, para criticarse ms tarde en el cup, é Ja terapia. Con frecuencia la relacion entre los progenitores resulta med da por un hijo, por lo general el paciente identificado, que es i zado como vehiculo de comunicacion entre ambos. De tal man: cada conyuge expresa su critica respecto del otro sin hacer pel la relacion conyugal. Puede suceder, por ejemplo, que mientras! padre, a requerimiento del terapeuta, habla con interés de sua: vidad laboral, madre e hija de once afios intercambien guifos ) sonrian entre si con complicidad, como para descalificar el intento del padre, de presentarse como un hombre competente. 0 tambit que mientras la mujer habla de si misma, el marido sienta la ne sidad de “distraerse” (por ejemplo, jugueteando con el hijo de ts afios), aparentemente de un modo totalmente casual, pero en ral dad con una recurrencia precisa, es decir todas las veces que elit terlocutor privilegiado es la mujer. El terapeuta puede también observar cémo Ia presencia d¢ abuela en Ia sesin congela la relacion entre los padres resp?!" la educaci6n a impartir a los hijos, 0 refuerza, en otros C3805, he sicién central y la competencia del marido (respaldado visible te por su madre) a expensas de la mujer, que aparece como Bi te y deprimida, como si quisiera comunicar su posicion “mare! en la conduccion de la familia. Es obvio que se observan normalmente alianzas y © todas las familias. El lector podra comprender, e el cl cion so LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO “7 lectura, qué importante es la observacién y el uso de los pro de coalicién en el trabajo terapéutico con las familias. '? Relacion entre los hijos Es importante observar también las interacciones en el nivel de Ja generacion de los hijos, en cuanto “el subsistema de los herma- nos es el primer laboratorio social en que los hijos pueden experi- nas con relaciones entre coetancos. Dentro de este contexto los hijos sostienen, aislan, estigmatizan i i > . y aprenden ” (Minuchin, 1977). Se one A nivel de los hijos, la capacidad o la falta de capacidad para unirse €n un juego, para mostrar intereses comunes o sostenerse reciprocamente frente a los adultos, dard la medida del grado y de la rigidez del ro] de chivo emisario desempefiado por el nifio-pro- blema y, en Ultima instancia, ser4 proporcional al grado de tension y de molestia expresados por el sistema familiar. Relacién entre los miembros de la familia y el terapeuta La actitud de los nifios respecto del terapeuta, en esta fase ini- cial, puede reflejar, por ejemplo, la modalidad con que los padres Jos han puesto al corriente de 1a consulta. Si un nifio parece atemo- rizado en el primer contacto con el terapeuta, a veces eso indica que vive su presencia en ese contexto como un castigo y teme que lo dejen abandonado alli. Si los nifios se muestran joviales y curio- sos por la presencia del terapeuta y por el ambiente, es posible que los padres hayan presentado el encuentro como una cosa agrada- ble y divertida, lo que hace prever una disposicién optimista y co- laborativa por parte de estos ultimos. Observando el comportamiento de los nifios el terapeuta nota ademés si la familia se ha sentido forzada a aceptar la consulta por pedido de alguna autoridad escolar (maestro, director, psicélogo). En estos casos los nifios, en particular el paciente identificado, po- 12 Bs el cudndo y el cémo de su formacion (de las coaliciones) lo que te ne importancia fundamental; la estructura, el orden secuencial, la intensidat la persistencia y el estilo de las coaliciones cobservadas en el curso de ae La trevista familiar proporcionan informaciones-clave Pars determines vant conflicto familiar, descubrir las funciones de la homeostasis familiar, ¥ tar la estrategia terapéutica” (Sluzki, 1975). TERAPIA FAMILIAR my dran adoptar un cot tud y de fastidio desd' 1 un caso en que © deg, ret sala de terapia por obra de Roberto, un muchaehy de calabr intervinieran en lo mds minim. doce afios, sin que los adres ftud despreocupada, casi sub contrario, mantuvirrey de la actividad destructiva del chico, AD do Daal terapeuta, en el curso de la entrevista, se deci, pass a colaborar activamente con elles rat Promover una re. tacidn més positiva entre la escuela y la fami ia Gin Tefrendar, po, cierto, la evaluacion de “caracterialidad” del chico que la escuely habja presentado a través de los padres), Roberto dejé de romper juguetes y se sent6 cerca de sus padres, participando en la discy. ‘sion. Debemos observar ademas que al final de la consulta los pa. dres quisieron que Roberto reordenara todo bajo su guia, como para corroborar con una accién concreta su disposici6n a Ilevar g cabo el plan concretado en la entrevista. El terapeuta, ya en esta fase de conocimiento, puede observar cual es el miembro de la familia que intenta, de un modo més o menos explicito, cautivar sus simpatias y su interés. Si una madre, por ejemplo, quiere establecer desde el comienzo un contacto especial con el terapeuta, sea mostrandole en seguida exémenes de laboratorio o tests tomados al nifio, o pidiéndole una Smee solas 0 respondiendo por los hijos, todo eso permite peligro de que el terapeuta termine envuelto en una co- alicion con ella en el curso de la sesién, en detrimento de los ée mas familiares. Si los padres, adems, y €n seguida vuelven Ja vi asentimiento, es probabl junto a ellos “contra” el n se vea implicado en o muchacho, y es posible que el terapeu!# tr: icid . mente acusatorio, !3 '@ coalicién, dentro de un contexto cla" portamiento reactivo, dando signos de 7 je el primer instante. terapeuta asistid a un verdadery ig, miran con abierta exasperaci6n a un hijo ‘sta hacia el terapeuta como soliciténdole 3 Debido al pro : : (1975) afirma que “re & coalicién y a la posicién del terapuet, suas Savuelvan en una setie de trap roe €l terapeuta no podré evitar 1 Fela princi tyatativas en torno al proceso de coalicion. Pt pal del teray instrumentales, th peuta serg establecer slo coaliciones inte reambisbh estables y aprioristicas”. En est 8 Coaliciones LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO a9 IL EL ESTUDIO DEL PROBLEMA En este punto el terapeuta pasa de un estadio de conocimiento general de la familia a una exploracién més directa del problema que Ilevo a la familia a Ja consulta. Como pedir informaciones sobre el problema La manera en que se formulan las preguntas sobre el problema es importante y susceptible de orientar la entrevista de modos dis- tintos. El terapeuta puede comenzar diciendo: “;Qué problema tienen?” Una pregunta formulada asi parece dirigida a la familia en general y define una situacién en que se hablard del problema que ha motivado la visita. Cada uno de los presentes puede sentirse in- vitado a responder; por lo comin, si el problema se refiere a un ni- fio, la madre sera la primera en recoger la invitacién y proporciona- 14 informaciones sobre la historia de esa determinada perturbacién y quizds de las “causas” que considera responsables. A veces el pa- dre ‘se asocia a la descripcién de algin aspecto del problema, y otras puede asentir implicitamente a lo que refiere su mujer. Rara- mente una pregunta presentada asi solicita respuestas diferenciadas por parte de los padres o del paciente identificado: este Ultimo, como considera que él es la causa de un problema para sus familia- res, no se sentir generalmente ni interrogado ni con derecho a ex- presar su opinidn al respecto. Es distinto formular la pregunta en un nivel mas individual: el terapeuta puede dirigirse a cada uno preguntandole, por ejemplo: “{Cual es el problema, en tu opinion?”, y recibir una respuesta més personal. Esto asegura, en tltimo anilisis, que cada uno dis- ponga de un espacio autonomo de respuesta, y refuerza el proceso de diferenciacién ya iniciado en la fase social. Para fomentar esto el terapeuta debe ser capaz de conducir el interrogatorio de un mo- do coherente, tanto en el plano verbal como anal6gico: puede ha- cer uso del espacio y, eventualmente, del contacto fi ico, despla- zandose y desplazando su centro de atencién de un miembro de la familia a otro y evitando asi respuestas “inducidas” 0 de com- tido, y solo con fines técticos, he podido experimentar ae vores a0n me coalicién oportuna con un miembro de la familia puede ser Gtily P veces el efecto de una verdadera coterapia.

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