¿Por qué es obligatorio que los comerciantes en Colombia lleven libros
de actas y de socios o accionistas entre otros? La legislación comercial colombiana, establece de manera específica, los libros y actas que deben ser suscritos en el registro mercantil y a su vez, los efectos y sanciones que implica el no cumplir con esta obligación. El numeral 2° del artículo 19 del C.Cio, establece como una de las obligaciones de toda persona natural o jurídica que de manera absoluta, se encargue de ejecutar algunas de las actividades que ésta ley, considera como actividades mercantiles; es decir, de individuos dedicados profesionalmente al ejercicio de actividades mercantiles (comerciantes), las cuales se están taxativamente descritas en el artículo 20 del C.Cio, y entre las que se encuentran; la de inscribir en el registro mercantil las actas, libros o documentos respecto de los cuales la ley exija esa formalidad. De esta manera es preciso establecer las diferencias que existen entre actas, libros y documentos en una sociedad comercial: El Acta es un documento mediante el cual, se consignan y registran los puntos acordados, discutidos, y concertados en una reunión, con la finalidad de darles validez. En este documento deben consignarse las decisiones que se acojan en las juntas de socios, asambleas de accionistas y juntas directivas; que entre otras cosas. son órganos colegiados de las sociedades comerciales. Así como en las asambleas de fundadores, asamblea de asociados, juntas directivas las cuales, no son órganos colegiados; pero si son órganos de dirección y administración de entidades sin ánimo de lucro. estos documentos (actas), desde su concepción, se presumen auténticos, por lo tanto, las personas encargadas de suscribirlos como lo son el presidente y el secretario de la reunión, deben dar fe y responder jurídicamente, por la naturaleza y veracidad de lo contenido en ellos; y a su vez, cumplir con todos los requisitos dispuestos mediante el artículo 189 del C.Cio. es importante aclarar que, según lo establecido en el mencionado artículo, las copias de las actas tienen la misma validez que las originales, siempre y cuando no se demuestre su falsedad. Los Libros, se entienden es el conjunto de hojas (cuadernos) que se utilizan, para almacenar la información relacionada con los negocios, operaciones o actividades que se realizan en la empresa o entidad. Los Documentos, son aquellos escritos, mediante el cual, constan las decisiones tomadas por una o más personas, en el que se disponen derechos o se toman a nombre propio, el caso de las sociedades unipersonales o en virtud de los cargos, decisiones que afectan a una sociedad o a una entidad sin ánimo de lucro. Aclarado lo anterior. El numeral 7 del artículo 28 del C.Cio, modificado por el artículo 175 del Decreto 019 de 2012, establece cuales son los libros que deben inscribirse de manera obligatoria en el registro mercantil, estos son:
Los libros de actas de asamblea y junta de socios.
Los libros de registro de accionistas para las sociedades por acciones (sociedad por acciones simplificada (SAS), sociedad en comandita por acciones (SCA), sociedad anónima (SA). Los libros de registro de socios para sociedades de responsabilidad limitada (LTDA) y afines. En lo que concierne a las entidades sin ánimo de lucro, deberán inscribirse los siguientes: Los libros de registros de los asociados. Libros de actas del máximo órgano social.
Entonces de acuerdo a esto, procedemos a dar respuesta a la pregunta.
La obligación de llevar cuenta y razón de los actos y operaciones tanto de contenido comercial como civil ha sido exigida tradicionalmente a los comerciantes como garantía de seriedad del ejercicio profesional, pues esto, permite medir, identificar y registrar la información económica de su oficio. El Estado, los particulares y el mismo comerciante reciben beneficio directo del registro de los actos de comercio en los libros correspondientes. Adicionalmente de la obligación que constituye para los comerciantes la inscripción de los libros de comercio, este hecho trae consigo una serie de beneficios siendo la principal, que, en materia tributaria, los libros constituyen prueba a favor del contribuyente, siempre que se lleven en debida forma. En materia comercial se tienen como plena prueba, que no es más que, aquella en la cual se acredita completamente la veracidad de un hecho, a través de los cuales, se produce el efecto de la “oponibilidad” que es la facultad de hacer valer un derecho contra un tercero es decir crear oposición frente a una demanda. Uno de los primeros efectos de la no inscripción de los libros y actas sujetos a registro es que el comerciante se encuentra incumpliendo con una de las obligaciones que describe el artículo 19 del C.Cio, lo cual puede conllevar una serie de sanciones por parte de los diferentes órganos de control, inspección y vigilancia como son para el caso de las sociedades comerciales la Superintendencia de Sociedades, Superintendencia de Industria y Comercio y la Superintendencia Financiera, y para el caso de las entidades sin ánimo de lucro, serán sancionadas por las alcaldías y gobernaciones. Para concluir, se entiende entonces que la obligatoriedad se da en razón a la libre configuración del legislador en materia de medios probatorios, en la necesidad de conservación de la garantía del estado social de derechos, del principio de buena fe y en el principio de confianza debida entre comerciantes, pues la actividad de comercio del comerciante trasciende los límites del interés privado para convertirse en un asunto de interés de la administración de justicia. Finalmente importa al Estado porque le permite inspeccionar los estados empresariales con fines de fijación de obligaciones fiscales, para evitar la defraudación de las arcas públicas o incluso para determinar y definir políticas públicas. En este contexto, el artículo 15 de la Carta Política indica que para “efectos tributarios judiciales y para los casos de inspección, vigilancia e intervención del Estado, podrá exigirse la presentación de libros de contabilidad y demás documentos privados, en los términos que señale la ley”.
3.2. ¿Cuál es el valor probatorio de los libros?
El valor probatorio de éstos, se constituye como prueba idónea para hacer valer en los procesos judiciales que puedan surgir en desarrollo de la actividad comercial; pero, además, garantiza los derechos de los acreedores y permite reconstruir la conducta del comerciante, de manera que es posible detectar posibles fraudes en su actividad o la comisión de conductas reprochables desde el punto de vista del código de ética, posiblemente en casos como tributario, laboral, comercial, mercantil, etc., en últimas, constituye una herramienta de protección de su propio buen nombre, pues el buen desempeño profesional queda registrado en los libros con destino a posibles procesos judiciales. Gracias al manejo adecuado de los libros de comercio, los datos y archivos consignados se convierten en herramienta de innegable utilidad para el análisis de la empresa y para la planeación interna y externa de su gestión. La importancia de los libros de comercio no se restringe, sin embargo, al ámbito comercial. El Estado recibe beneficio del manejo de los libros de comercio por parte del comerciante porque le permite hacer efectivo el deber público tributario, le permite controlar la evasión y estructurar las bases del sistema financiero, que según las voces del artículo 335 de la Carta Política, es de interés público. “Finalmente, por razones de orden fiscal, el Estado tiene interés en que se lleve cuidadosa cuenta y razón de las operaciones que los comerciantes practican, para poder gravarlas, según las leyes de la materia” (según lo manifiesta Joaquín Rodríguez Rodríguez). En síntesis, es claro que los libros de comercio son piezas primordiales de la actividad comercial, pues manifiestan, en beneficio del comerciante, pero principalmente de la comunidad, el estado de los negocios de aquél, permitiendo el ejercicio normal de la actividad comercial y garantizando la transparencia de su profesión, la protección de la comunidad y el control de la comunidad y el Estado. De acuerdo a lo anterior; el valor probatorio de los libros de comercio, se da en el derecho comercial en el cual, existe la obligación de llevar libros de comercio pues estos son documentos vitales para el ejercicio de la actividad comercial en tanto que son punto de referencia para la comunidad respecto del desarrollo de la actividad mercantil del comerciante. En esa medida, si los comerciantes están obligados a llevar cuentas claras, completas y fidedignas de sus operaciones de comercio, resulta apenas entendible que los registros en ella contenidos constituyan prueba de su actividad y se les asigne un alto valor probatorio en caso de conflicto jurídico. En otros términos, el alto nivel probatorio de los libros de comercio es resultado de la obligación precedente, que atiende a la satisfacción del interés público, de llevar adecuadamente este tipo de información. El principio general en materia de valor probatorio de los libros de comercio se encuentra señalado en el artículo 68 del Código de Comercio, que hace parte del capítulo III dedicado al tema. El artículo en cita señala que los “libros y papeles de comercio constituirán plena prueba en las cuestiones mercantiles que los comerciantes debatan entre sí, judicial o extrajudicialmente”.
3.3. ¿Cómo puedo reconstruir los libros en el evento de pérdida, extravío o
daño irreparable? La pérdida de los libros de contabilidad y su información se puede presentar por factores como: El extravío de la información de respaldo (tales como comprobantes, facturas y demás) sobre las cuales se construya la información contable. La pérdida total de la información ya registrada a raíz de algún suceso extraordinario. Según se describe en el Decreto 2270 del 13 de diciembre de 2019, Anexo 6, Título III, artículos 17 y 18 los cuales, señalan: “ARTÍCULO. 17. CONSERVACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LOS LIBROS. Los entes económicos deben conservar debidamente ordenados los libros de contabilidad, de actas, de registro de aportes, los comprobantes de las cuentas, los soportes de contabilidad y la correspondencia relacionada con sus operaciones. Los libros y papeles del comerciante deberán ser conservados por un período de diez (10) años contados a partir de la fecha del último asiento, documento o comprobante, pudiendo utilizar para el efecto, a elección del comerciante, su conservación en papel o en cualquier medio técnico, magnético o electrónico que garantice su reproducción exacta. Igual término aplicará en relación con las personas, no comerciantes, que legalmente se encuentren obligadas a conservar esta información. Lo anterior sin perjuicio de los términos menores consagrados en normas especiales. El liquidador de las sociedades comerciales debe conservar los libros y papeles por el término de cinco (5) años, contados a partir de la aprobación de la cuenta final de liquidación. ARTÍCULO 18. PÉRDIDA Y RECONSTRUCCIÓN DE LOS LIBROS. El ente económico debe denunciar ante las Autoridades competentes la pérdida, extravío o destrucción de sus libros y papeles. Tal circunstancia debe acreditarse en caso de exhibición de los libros, junto con la constancia de que los mismos se hallaban registrados, si fuere el caso. Los registros en los libros deben reconstruirse dentro de los seis (6) meses siguientes a su pérdida, extravío o destrucción, tomando como base los comprobantes de contabilidad, las declaraciones tributarias, los estados financieros certificados, informes de terceros y los demás documentos que se consideren pertinentes. Cuando no se obtengan los documentos necesarios para reconstruir la contabilidad, el ente económico debe hacer un inventario general a la fecha de ocurrencia de los hechos para elaborar los respectivos estados financieros. Se pueden reemplazar los papeles extraviados, perdidos o destruidos, a través de copia de los mismos que reposen en poder de terceros. En ella se debe dejar nota de tal circunstancia, indicando el motivo de la reposición.” Es preciso tener en cuenta que la conservación de los libros por parte del liquidador por el término de cinco (5) años contados a partir de la aprobación de la cuenta final de liquidación, va aparejado con lo dispuesto en el artículo 256 del Código de Comercio, donde se consagra que las acciones de los asociados y de terceros contra los liquidadores prescribirán en cinco años a partir de la fecha de la aprobación de la cuenta final de liquidación.
De acuerdo a lo anterior, procedemos a responder la pregunta, En el evento en
que se presente el extravió de los libros, el liquidador debe proceder a la reconstrucción de los mismos dentro de los seis (6) meses siguientes a la pérdida de éstos, en los términos del señalado artículo 18 del Anexo 6 del Decreto 2270 del 13 de diciembre de 2019. De no ser procedente la reconstrucción de estos libros la sociedad y su representante legal (liquidador) se vería expuestos a algunas sanciones teniendo en cuenta que se configura una conducta negligente del liquidador por no guardar la debida diligencia para la custodia y conservación los libros, situación que habrá de analizarse en cada caso concreto. En el caso que la sociedad ya fuese liquidada se da por entendido que ésta desapareció del mundo jurídico, por lo que es obvio que carece de matrícula mercantil. Por lo tanto, en el evento de que los libros se extravíen y se proceda a su reconstrucción, bajo una óptica diáfana, no podrían registrarse ante la Cámara de Comercio a nombre de un ente societario que ya no existe. Aun así, se considera que lo anterior no es impedimento para la reconstrucción de los libros, pues la historia, los hechos jurídicos, económicos y administrativos ocurridos durante la vigencia de la sociedad, no desaparecen simple y llanamente por no poderse inscribir los mismos en el registro mercantil.