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Patrimonio Inmaterial - Ambitos y Contradicciones
Patrimonio Inmaterial - Ambitos y Contradicciones
PATRIMONIO INMATERIAL
Los textos abordan desde aspectos conceptuales
referidos al patrimonio cultural inmaterial hasta las
dificultades que han tenido diversos proyectos inte
resados en desarrollar acciones de salvaguarda y los ámbitos y contradicciones
problemas derivados de la manera en que el aparato Carmen Morales Valderrama y Mette Marie Wacher Rodarte
gubernamental ha entendido y construido, hasta aho (coordinadoras)
ra, esta manifestación del patrimonio.
Patrimonio inmaterial_3as.indd 2 31/05/2012 18:51:45
Patrimonio inmaterial
Ámbitos y contradicciones
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ISBN: 978-607-484-307-1
ISBN: 978-607-484-307-1
Introducción
Carmen Morales Valderrama y Mette Marie Wacher Rodarte 11
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Cf. Carmen Morales V., 1998, Memoria del Taller sobre Derechos de los Pueblos Indios y
Patrimonio Cultural, Seminario de Estudios sobre Patrimonio Cultural, Conaculta/inah,
México.
Cf. Irene Vázquez y Mario García Soto (coords.), 2006, Investigaciones recientes y propues-
tas para su investigación, cd del Seminario de Estudios sobre el Patrimonio Cultural y D-II-
IA-1, inah, México.
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DECLARATORIA
SOBRE EL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL
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Resolutivos
1. Proponemos formar una instancia en la que participen las institu-
ciones así como los especialistas involucrados en el tema y también los
creadores y portadores del mismo. Esta instancia deberá ser responsa-
ble de: a) definir los mecanismos y las formas de participación de los
creadores y portadores del patrimonio cultural inmaterial; b) establecer
los conceptos y metodologías adecuadas para diseñar el registro y las
estrategias para la salvaguardia del patrimonio inmaterial que está en
riesgo; c) organizar foros, mesas redondas y consultas especializadas
para hacer compatible la aplicación de la mencionada Convención con
los derechos culturales de los pueblos indios, las leyes sobre propiedad
intelectual y las denominaciones de origen.
2. En la Convención de referencia, 111, artículo 12, se propone que
para fines de salvaguardia se elaboren inventarios. En el caso de nuestro
país consideramos que éstos no deben ser listados elaborados sin crite-
rios académicos, sin metodología informática apropiada y sin un siste-
ma de consulta y aprobación por parte de las comunidades y grupos
involucrados. Los inventarios deben ir acompañados de un registro que
implica establecer normas específicas de derechos de propiedad inte-
lectual, que se acuerden con las comunidades y grupos generadores del
patrimonio cultural inmaterial, así como prever candados informáticos
que impidan el uso legal e inadecuado de la información y sus referen-
tes concretos. 8 de septiembre de 2008. Redactó Carmen Morales
considerando las observaciones de Maya Lorena Pérez, Ella Fanny
Quintal, Aldir González, Violeta Torres, Rayo Mena, Francisco Zamo-
ra, María Elena Morales, Juan Carlos Muñoz, Augusto Urteaga, Ánge-
la Ochoa, Marina Anguiano, Rosa María Vanegas, Laura Zaldívar.
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Heinrich Rickert, en García Canclini (2004). Esta concepción ha sido objeto de crítica
porque naturaliza la división entre lo corporal y lo mental, entre lo material y lo espiritual,
así como la división entre los que hacen el trabajo manual, artístico e intelectual.
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Efectos en la definición
Definición de cultura de patrimonio cultural
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monio cultural, cómo conservarlo, para qué y qué usos darle sea un
campo de conflicto y negociación entre diferentes actores. Desde esta
posición se denuncia que bajo la idea hegemónica de la identidad
común y la solidaridad social, implícita en la definición institucional
del patrimonio cultural, se ocultan las fracturas sociales, o por lo me-
nos se incurre en su simulación (García Canclini, 1993). Del análisis
del modo de configurar el patrimonio cultural actual se deduce de este
modo que sólo algunos bienes de los grupos populares forman parte de
él, ya que debido a sus condiciones de subordinación tienen menos
posibilidades de realizar las operaciones necesarias para que sus pro-
ductos se conviertan en patrimonio generalizado y reconocido.
Autores partidarios de esta línea de pensamiento han encontrado,
además, que debido a la pobreza o la represión los grupos populares no
han podido acumular históricamente su patrimonio cultural; no han
sido capaces de convertirlo en la base de su saber objetivado, indepen-
dientemente de los individuos y la tradición oral, así como tampoco de
expandirlo ni perfeccionarlo mediante la institucionalización, la inves-
tigación y la experimentación sistemáticas (García Canclini, 1993b). De
esto se deriva que tampoco haya sido la base para sustentar su desarro-
llo. Para los simpatizantes de esta posición, las instituciones guberna-
mentales no son, sin embargo, entidades monolíticas y estáticas, sino
espacios en donde se expresan y resuelven los conflictos sociales, aunque
de acuerdo con la correlación de fuerzas existentes. De esta manera, si
el patrimonio cultural es una construcción histórica, una concepción,
una representación y una recreación, su definición se realiza a través
de procesos en los que intervienen tanto los distintos intereses de las
clases que integran la nación como las diferencias históricas y políticas
que oponen a las naciones (Florescano, 1993).
Para complementar lo anterior, García Canclini (1993b) señala cua-
tro paradigmas político-culturales que explican las formas de uso y los
intereses que entran en juego en la definición y preservación del patri-
monio cultural: a) el tradicionalismo-sustancialista: juzga los bienes
históricos por el alto valor que tienen en sí mismos, cualquiera que sea
su uso actual, siendo los agentes sociales que actúan bajo él las aristo-
cracias tradicionalistas y los aparatos políticos; b) el mercantilista: ve
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BIBLIOGRAFÍA
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realización expresiva” (Machuca, 2004: 320). Tovar y de Teresa, por su parte, nos dice que
forman parte del patrimonio intangible “la tradición oral, las fiestas populares, las lenguas
y dialectos, la memoria histórica, las costumbres y la sabiduría y conocimientos tradicio-
nales, entre otras expresiones sociales, forman parte —tanto como los monumentos, las
obras de arte y los testimonios materiales del pasado— del patrimonio cultural” (2004).
Me refiero aquí al interés exclusivamente antropológico. Cabe sin embargo destacar
que debido sobre todo a la magnitud de las creaciones indígenas, el interés por éstas es
tan antiguo como la Conquista misma. En efecto, desde los primeros años de la Colo-
nia encontramos casos —si bien excepcionales y aislados— de sacerdotes como fray
Bernardino de Sahagún y Vasco de Quiroga que destacan por su empeño en conocer
y registrar todo lo referido a la vida de los antiguos mexicanos: lenguas, historia, creen-
cias, cultos, ritos, calendario, fiestas, vida familiar, labores agrícolas, trabajos manua-
les, etc. Así, en obras como la Historia de las cosas de la Nueva España encontramos un
excepcional compendio de las diversas expresiones de los indígenas mesoamericanos
(Sahagún, 1938).
Al referirse a las artes populares indígenas de América, Daniel Rubín de la Borbolla
sostenía, en 1957, que a pesar de ser un fenómeno cultural poco estudiado, “Por for-
tuna existen algunas obras, producto de investigaciones, que se destacan por su calidad
y originalidad, o por el prestigio de quienes las han realizado. Son conocidos traba-
jos como los que emprendió el doctor Manuel Gamio en Teotihuacan, México, en donde
el programa de mejoramiento comunal comprendía el desarrollo de las artesanías ma-
nuales; el excelente análisis de Carl Lumholtz sobre el arte huichol (grupo indígena del
occidente de México); las disertaciones de Peñafiel y de Cervantes sobre la llamada cerá-
mica de ‘talavera de Puebla’; El Arte Popular, escrito por el Dr. Atl; los trabajos espe-
cializados y las monografías de Montenegro, Mendizábal, Caso, Fernández Ledesma,
Enciso, Best Maugard, Núñez y Domínguez, Covarrubias, Foster, Cordry, Villegas, De la
Fuente, Pozas y otros investigadores por lo que hace a México” (Rubín de la Borbolla,
2005: 272-273).
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Estos dos aspectos fueron motivo para que desde mediados del siglo
pasado, una vez cubiertas, legal e institucionalmente la protección y
conservación del patrimonio físico monumental, destacados estudiosos
y comprometidos operadores de organismos e instituciones patrimo-
nialistas propusieran una consideración especial de este patrimonio y
propugnaran por su inclusión en documentos legales y normativos, así
como por la creación de instituciones especializadas, con políticas y
disposiciones específicas.
Guillermo Bonfil lo decía de la siguiente manera: “Amplios sectores de la población
mexicana emplean, en muchos y muy relevantes aspectos de su vida social, los objetos
culturales que forman parte de su propio patrimonio, pero que no son reconocidos ni le-
gitimados como parte del patrimonio cultural nacional: usan idiomas que no han sido
aceptados como lenguas oficiales, manejan conocimientos a los que no se otorga validez
ni veracidad en los círculos dominantes, interpretan el universo y la historia según pautas
valorativas y formas de expresión que son inaceptables para la cultura dominante, ejercen
prácticas sociales diferentes, que son consideradas ilegítimas; aprecian objetos culturales
que están excluidos del panteón consagrado en el que los grupos dominantes han reunido
el ‘verdadero’ patrimonio cultural nacional” (Bonfil, 2004: 47-48).
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Su radio de acción quedó definido en el artículo 2º: “La presente ley tendrá aplicación
federal en sus preceptos relativos a: I. Monumentos arqueológicos; II. Exportación de
monumentos arqueológicos o históricos; III. Monumentos históricos de propiedad nacio-
nal; IV. Lugares de belleza natural de propiedad de la nación o sujetos a jurisdicción fede-
ral. En los demás casos será aplicable sólo en el Distrito y territorios federales” (Olivé y
Cottom, 2003, t. III).
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Es de hacer notar que las investigaciones antropológicas emprendidas con apoyo estado-
unidense no fueron producto del acaso sino más bien de análisis previos que detectaron
aspectos fundamentales de la problemática del país; por ello, seguramente, adquirieron un
carácter estratégico para el vecino país. “Los trabajos estadounidenses se iniciaron práctica-
mente a partir de una evaluación de los problemas de investigación y de los temas relevantes
para investigar en México. En 1941 Ralph Beals, Robert Redfield y Solomon Tax discutieron
la problemática del área mesoamericana contemporánea” (Lameiras, 1979: 149).
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La posición de la unesco
Como es sabido, en el año 2003, después de 14 años del inicio de la
discusión respectiva, la unesco efectuó el reconocimiento formal del
patrimonio intangible. Poco antes, sin embargo, había sorprendido
al mundo en 2001 al emitir un listado de las primeras obras maestras
del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Así, durante la
En el proceso, México volvió a ocupar un destacado lugar. Esta vez fue gracias a la labor
y oportuna intervención de la doctora Lourdes Arizpe, quien desde el cargo de subdirec-
tora para la Cultura en la unesco participó directa y activamente en la decisión, llevando
a ella la amplia experiencia mexicana en ese campo. Ella misma describe lo ocurrido en
un artículo reciente: “En la mesa redonda de la unesco celebrada en Turín en marzo de
2001 se definió por primera vez el patrimonio cultural intangible y los ámbitos que debían
salvaguardarse. De hecho recayó sobre mí esa definición. Para tal fin utilicé nuestras ex-
periencias sobre culturas populares y apliqué las directrices establecidas por la Comisión
Mundial sobre Cultura y Desarrollo, según las cuales hay que respetar las culturas, y éstas,
a su vez, tienen valores de respeto por otras culturas, lo que significa enmarcar las accio-
nes de protección en términos de derechos humanos, equidad, sostenibilidad y respeto
mutuo. Una de las razones por las que se hizo a un lado la Recomendación de la unesco de
1989 fue que su estructura había copiado también las medidas adoptadas para proteger el
patrimonio físico y que no son apropiadas para el patrimonio intangible. En Turín, por
el contrario, le dimos énfasis a la gama completa de actividades que abarca una determi-
nada práctica o evento en la dinámica de la creación, la recreación y la transmisión del
patrimonio cultural intangible” (Arizpe, 2006: 17-18).
“la unesco proclamó el 18 de mayo de 2001 las primeras obras maestras del patrimonio
oral e inmaterial de la humanidad. Entre las 19 obras seleccionadas se encuentran el Mis-
terio de Elche (España), los carnavales de Oruro (Bolivia), la lengua, las danzas y la música
de los garifuna (Belice) y el patrimonio oral y las manifestaciones culturales de los zapara
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(Ecuador y Perú), así como la mención especial a la plaza de Djamaa el-Fna de Marrakesh
(Marruecos), que fue el elemento impulsor de esta iniciativa lanzada por el escritor espa-
ñol Juan Goytisolo” (Ballart y Treserras, 2001: 3).
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En tal dirección apuntan algunas opiniones de ciertos intelectuales latinoamericanos.
Coelho Texeira, por ejemplo, ha dicho que: “la expresión ‘cultura-material’ parece que ha
perdido su sentido y el concepto de herencia o patrimonio (que remitió a bienes culturales
materiales como viejas iglesias, monumentos, etc.) ha dejado de ser el centro de las polí-
ticas culturales como lo fue en el pasado, y se ha colocado en una posición análoga en la
lista de las políticas de turismo. La misma noción de patrimonio material fue sustituida
por la de patrimonio inmaterial (el lenguaje, la danza, el comportamiento general de grupos
determinados), es decir, una noción mejor adaptada a una sociedad cada vez más hecha
de migraciones por todos lados" (Texeira, 2004: 2).
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Bibliografía
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Se puede consultar en las minutas y la relatoría de las discusiones preparatorias a la
aprobación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de
la unesco durante el año de 2003.
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La ya clásica definición que da Clifford Geertz en La interpretación de la cultura (1989).
Consúltese, por ejemplo, a Augé (1998: 433-447).
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Puede verse a este respecto Hoffmann (1997).
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refleja en los diferentes tipos de uso del territorio, sus dinámicas y sus
fuerzas de atracción. En el caso propuesto encontramos en coexisten-
cia los elementos que corresponden a las tres distintas etapas. La po-
blación se moviliza y emigra, entre los ámbitos campesino-rural y ur-
bano, mientras los centros mnemónicos y sagrados persisten y
conservan su representatividad para la población como lugares de
frecuentación y uso ritual.
Un ejemplo palmario de superposición violenta, en el cual el aspec-
to funcional se sobrepone en detrimento del uso simbólico del territo-
rio, es el que se ha observado en ocasión de la construcción de una
carretera en el norte del estado de Jalisco, que responde a los intereses
de los grupos económicos regionales y que afecta a los habitantes de la
comunidad de Tuapurie (Santa Catarina Cuexcomatitlán, municipio
de Mezquitic). El tramo divide, al cortar espacialmente a la comunidad
huichola, y afecta a un sitio sagrado que representa una etapa del tra-
yecto en la ruta que frecuentan los “jicareros” que viajan en peregri-
nación a wiricuta donde el monolito sagrado Hutsekie ha quedado
enterrado a varios metros, bajo toneladas de tierra sobrante de la obra
de la carretera que ha mandado construir el gobierno del estado.
Puede consultarse Liffman, Neurath, Carrillo, Lira y Ruy (2008).
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Bibliografía
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* Una versión similar, inédita de este trabajo, fue escrita en coautoría con Cristina Gar-
cía Alba.
** Dirección de Etnología y Antropología Social.
El pueblo huichol se denomina a sí mismo wixárika, en singular o wixaritari en plural.
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Geografía ritual
Dentro de la cultura wixárika los lugares sagrados son el pilar funda-
mental de su cosmovisión. Son sitios geográficos, lugares míticos a los
cuales deben acudir los hombres y dejar sus ofrendas año con año, con
el propósito de que se mantenga el equilibrio ecológico: el día y la
noche, la temporada de lluvias y la de secas. En otras palabras: la vida
sobre la Tierra. De esta manera imitan lo que hicieron sus primeros
antepasados, según lo consignan los mitos de creación.
Coincido con la cdi (2007: 28) en que se trata de sitios donde “se
cumplen las mandas, donde los wixaritari, después de una ceremonia o
fiesta, van a dejar las ofrendas, donde se entrega la sangre de maxa o
tamatsi (venado), asegurando la continuidad de la vida”. Los lugares
sagrados son numerosísimos: cuevas, montañas, cerros, peñas o peñas-
cos, picos, cañadas, barrancas, mesetas, el desierto, algunas piedras,
manantiales, ojos de agua, charcos, lagunas, lagos, ríos, arroyos y el mar.
Veamos cómo surgió la vida y cómo se establecieron los dioses de los
cinco rumbos del mundo:
Según los huicholes la vida surgió del mar, en Haramaratsié. Por eso
la primera estación que hicieron los dioses fue ahí. De ahí se fueron en
su peregrinar y llegaron al centro de la Tierra: Haitsarie. (Francisco
Donde vive Tatei Haramara. –Tsie es el sufijo que denota lugar. Algunos autores escriben
el nombre de esta diosa: Aramara. Es la deidad del Agua del Occidente, del Mar, repre-
sentada por dos piedras blancas: Tatei Waxieve y Tatei Yukawima, que se encuentran en el
Océano Pacífico, frente a la Isla del Rey, en el puerto de San Blas, Nayarit.
“Fuente de agua sagrada entre peñascos”: es una cueva cercana a San Andrés Cohamia-
ta, “de Santa Catarina, abajito” (Francisco Carrillo y Casimiro Morales González, infor-
mantes de Guadalupe Ocotán). Algunos autores sitúan este punto cardinal en Te’akata,
cerca de Santa Catarina. Lumholtz (1981, II: 167) considera que es “la más sagrada loca-
lidad huichola” (Gutiérrez del Ángel, 2002: 55 y 207). No hay una contradicción entre
estas dos afirmaciones, la primera concebida por los habitantes de Guadalupe Ocotán y la
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Son los términos en huichol. También se emplea la palabra de origen náhuatl: kalivey o
kaliwey, derivada de calli, casa y huey, grande. Tiene forma ovalada, hecho de materiales
semejantes a sus casas: piedra, adobe, con techo de zacate.
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Es el plural de xiriki. Tiene forma cuadrangular y está construido con los mismos mate-
riales que el tuki.
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A estas construcciones se fueron agregando edificaciones introducidas por el ini, como
la escuela-albergue, la tienda Conasupo, el Centro de Salud, postas zootécnicas, entre
otras, así como la escuela-albergue de las misiones católicas, pertenecientes a la Prelatura
de El Nayar.
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Los tukite de estas comunidades son los puntos clave tanto de las
ceremonias agrícolas como del ceremonial de la temporada de “secas”,
además de tener un papel relevante durante las celebraciones de in-
fluencia católica, mencionadas con anterioridad. Sin embargo, no sólo
las cabeceras cuentan con tuki, sino varias poblaciones importantes más
habitadas que las rancherías, las cuales tienen opción a los cargos ci-
viles y religiosos. Por ejemplo, en Guadalupe Ocotán existen cinco
tukite, contando el de Xatsitsarie. En cambio, en Andrés Cohamiata,
aparte del tuki, situado en Tateikie, existen otros siete tukite, pertene-
cientes a siete localidades diferentes (Anguiano, 1974: 57; Gutiérrez
del Ángel, 2002: 57). Los xirikite son muy numerosos en todas las co-
munidades, ya que además de los diversos poblados que cuentan con
ellos, muchas familias extensas tienen adoratorios familiares de menor
jerarquía. En los nuevos asentamientos huicholes, producto de la mi-
gración, han surgido nuevos lugares sagrados. Éste es el caso de Zitakua,
que significa “Patio del Elote Tierno”, localizado en una colonia mar-
ginal de la ciudad de Tepic, Nayarit. Antes de establecerse, los wixari-
tari se cercioraron de si alguna deidad propia los protegería en su
nuevo asentamiento. Los cuatro mara´akate12 coincidieron en que
tanto el Dios del Fuego como la diosa Nakawe se manifestaron a los
recién llegados. En el centro del patio sagrado se encuentran, en la
actualidad, diversas deidades representadas en piedra y cantera.13
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Curanderos, sacerdotes y cantadores huicholes. Es el plural de mara’akame.
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Las palabras de los mara’akate pueden consultarse en Anguiano y Carrillo (2003: 34).
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lógica y Cultural Wirikuta, área protegida de 150 000 ha. Este premio
se da a los esfuerzos de conservación de la naturaleza, que tienen que
ver con proteger espacios naturales que no son relevantes únicamen-
te por su valor natural, sino también por su valor cultural y espiritual.
El mencionado galardón se entregó en julio de 2000 en la ciudad de
Katmandú, Nepal.14 7) El reconocimiento de los gobiernos estatales
de San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Jalisco y Nayarit de la Ruta
Sagrada de Peregrinación a Wirikuta. 8) El acuerdo con el gobierno de
San Luis Potosí de ampliar el Área de Reserva Natural Protegida de
Wirikuta. 9) El compromiso de garantizar el cumplimiento de las peti-
ciones vertidas en la Declaración de Catorce,15 formulada por la Uni-
dad de Jicareros de las Comunidades Indígenas Huicholas y Autorida-
des Tradicionales y Agrarias del Estado de Jalisco, en la ceremonia
efectuada en Real de Catorce, San Luis Potosí, el 9 de diciembre del
2000. Las peticiones más importantes de esta Declaración fueron en
torno a dos grandes aspectos: respeto a “el costumbre” tradicional
(Torres, 2000: 19 y Gutiérrez del Ángel, 2002: 59)16 y sobre el Área
Natural Protegida de Wirikuta.
Respecto del primer rubro, entre los puntos más sobresalientes se
encuentran los siguientes: a) Modificación de las leyes estatales que
impiden y obstaculizan la realización de “el costumbre”, b) reconoci-
miento de los gobiernos tradicionales y reglamentos internos de las
comunidades; c) reforma a reglamentos y leyes nacionales, con el fin
de que sean compatibles con el Convenio de Viena sobre Sustancias
Psicotrópicas, ratificado por el Senado mexicano en 1975; d) respeto al
libre tránsito de peyote en la peregrinación a Wirikuta; e) autorización
14
Esta información me fue proporcionada por la ambientalista Gael Almeida, acreedora
del mencionado galardón, junto con los que trabajaron en la protección de la Zona Eco-
lógica y Cultural de Wirikuta.
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Documento leído y entregado al gobernador del estado de San Luis Potosí, Fernando
Silva Nieto.
16
“El costumbre es el que nos da la vida a los huicholes”, frase indígena incluida por To-
rres (2000). Según Gutiérrez del Ángel: “Para mantener el contacto entre antepasados y
humanos, deben llevar a cabo ‘el costumbre’, que implica realizar el ciclo festivo y, sobre
todo, la peregrinación a Wirikuta” (Gutiérrez del Ángel, 2002). En otras palabras, es una
forma de ver el mundo y vivirlo.
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para la cacería ritual del venado; f) respeto por parte de los gobiernos
estatales de la tenencia legal de la tierra de las comunidades huicho-
las; g) que los gobiernos estatales busquen los mecanismos catastra-
les y legales para que en los casos en que los lugares sagrados
huicholes vayan a ser vendidos o comercializados la comunidad
huichola pueda ejercer el derecho de ser el primer comprador; h) no
afectación de la naturaleza de los sitios sagrados huicholes; i) Recono-
cimiento de la cosmovisión indígena huichol como una religión de
identidad propia y con los derechos que esto implica, y que se tomen
en cuenta las tradiciones wixaritari; j) detener la intervención y el
acoso de las sectas evangelistas en el pueblo huichol; k) que se reco-
nozca a Wirikuta como territorio sagrado de los huicholes y que se
detenga la invasión y profanación de los turistas a los lugares sagrados;
l) impedir el saqueo de poblaciones de peyote que efectúan tanto tu-
ristas como traficantes; m) apoyo y asesoría legal para impedir y com-
batir las irregularidades que acontecen en los territorios sagrados; n)
elevar los acuerdos que existen para la protección de otras áreas sa-
gradas a nivel de decretos estatales y eventualmente promover un
decreto federal que los integre.
Dentro del segundo aspecto propusieron soluciones específicas y
ofrecieron su compromiso en los siguientes aspectos: a) Participación
en la vigilancia de la Reserva, comisionando a seis guardias huicholes
que vigilarán el Cerro Quemado y otras zonas de la Reserva. Petición
a los gobiernos estatal, municipal y ejidal el reconocimiento a estas
brigadas de vigilancia y el apoyo para que puedan realizar su trabajo;
b) continuidad de los trabajos para la reapertura de la Ruta Tradicional
a Wirikuta que atraviesa los estados de Jalisco, Zacatecas y San Luis
Potosí; de la ruta de Haramaratsie que atraviesa los estados de Jalisco
y Nayarit, así como de otras rutas tradicionales de peregrinación que
atraviesan la Sierra Madre Occidental; c) protección de los hábitats
singulares presentes en la Reserva, así como de su flora y fauna rela-
cionadas; d) consideración de los resultados y recomendaciones deri-
vadas del Plan de Manejo con el fin de hacer compatibles las propues-
tas de conservación y restauración ecológicas y los proyectos
alternativos locales de desarrollo perdurable.
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Véasse www.frenteendefensadewirikuta.org. La Jornada, 5 de marzo de 2011, p. 40.
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Véasse www.frenteendefensadewirikuta.org. La Jornada, 1º de marzo de 2011, p. 28.
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Véasse www.frenteendefensadewirikuta.org. La Jornada, 5 de marzo de 2011, p. 40.
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Es el plural de tsik+ri, objeto ritual de lana, en forma de rombo, empleado en diversas
ceremonias, pero sobre todo en el Yuimakwaxa o Fiesta del Tambor o Fiesta de los Prime-
ros Frutos, ceremonia de iniciación en la que participan niños de uno a cinco años de
edad. Cada rombo simboliza un año de vida del niño, hasta completar cinco. Para una
descripción amplia de esta festividad, consúltese Anguiano y Furst (1978) y el video digi-
tal de 28 min.: Volar como pájaros: las fiestas del tambor y del elote entre los huicholes, inah
(3 ediciones: 2004, 2006, 2007), México.
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Construcciones abiertas, hechas de palma y troncos.
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También llamados xukurikate, que son los encargados de los tukite.
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Reflexiones finales
Veamos a continuación las reflexiones finales respecto de los lugares
sagrados de los wixaritari:
1) A pesar de los cambios que ha experimentado la cultura wixárika
en los últimos 40 años, es una cultura fuerte y en plena vigencia. 2)
Presenta una armonía en relación con su medio ambiente, al cual ha
23
Comunicación personal del ingeniero Marco Antonio Domínguez, delegado de la cdi
en Nayarit en 2007.
24
Unión Wixárika de Centros Ceremoniales de Jalisco, Durango, Nayarit, A. C. Los luga-
res sagrados del Pueblo wixárika, territorios y recursos naturales que requieren una defen-
sa y protección, Tepic, Nayarit, cartel de 2011.
25
Comunicación personal del antropólogo Carlos Moreno, director de Participación y
Consulta Indígena de la cdi, 19 de mayo del 2008.
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Bibliografía
26
www.frenteendefensadewirikuta.org, http://venadomestizo.blogspot.com, http://salvemos
wirikuta.blogspot.com.
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100
Páginas de Internet
www.frenteendefensade wirikuta.org
http://salvemoswirikuta.blogspot.com
http://venadomestizo.blogspot.com
101
Tormenta en el Anáhuac
En las primeras horas del 25 de noviembre de 2005, Notimex difundió
una explosiva y dolorosa noticia, retomada en México por todos los
* Centro inah-Veracruz.
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El jurado se reunió entre el 20 y el 24 de noviembre para examinar 64 candidaturas na-
cionales y multinacionales presentadas por 74 Estados. La insistencia en la presencia del
escritor Carlos Fuentes puede parecer ambigua y tener dos interpretaciones, sea que se
quiera indicar lo duro de tales certámenes o que a pesar de la presencia de un hombre tan
famoso México no logró imponer su punto de vista, o bien deja asomarse incluso el espec-
tro de la traición: ¿qué tan mexicano será ése? Si no logró hacer triunfar algo que parece
ahora fundamental para el presente y futuro de México. Hacemos notar que si bien
se cuestionará la personalidad de los jurados nadie preguntará por qué y cómo Fuentes se
encuentra en ese jurado. En cuanto a la presencia de un solo latinoamericano y, visto
desde México, de un latinoamericano muy particular, un brasileño; ya que en México a
veces no se considera a Brasil como país latinoamericano, se puede leer como una expli-
cación plausible de la incomprensión; parece difícil que asiáticos, árabes o africanos pu-
dieran entender el sentido tan novedoso y pleno de la propuesta mexicana, considerados
todos con la condescendencia del ligero filtro de la sutil xenofobia de los mexicanos.
Pero sí otro sector fue informado con antelación. Gloria López Morales, directora gene-
ral de Patrimonio y Turismo Cultural de Conaculta, ofreció una conferencia en el Club de
Banqueros de México, para dar a conocer los pormenores de la candidatura.
104
En la proclamación de las 43 nuevas obras maestras del patrimonio oral e inmaterial fi-
guraban por ejemplo el “Ramlila”, representación tradicional del Ramayama (India), el
teatro kabuki (Japón), la mascarada de los makishi (Zambia) y la samba de roda (Brasil).
Las nuevas obras se suman a las 47 ya proclamadas en 2001 y 2003. Fueron 32 candida-
turas en 2001; 56 en 2003, 64 en 2005.
Pocos comentaristas explican el tipo de manifestaciones culturales incluidas en esa lista,
ya sea porque no las consideren interesantes por ser muy particulares y muy lejanas, o
porque consideren que éstas no pueden sostener la comparación en tamaño e interés con
la propuesta mexicana.
105
Eso lo decide la unesco. Él invita a las personas que considera. En este caso
son 15 y están ubicados en diversas zonas del mundo. Hay jurados que viven
en Singapur o en Omán, son antropólogos, escritores... no son los chefs de los
restaurantes más conocidos en el mundo. A los jurados se les envió un estudio
muy completo sobre la importancia del maíz para la cultura de México y es en
función de eso que decidirán si declaran la gastronomía del país patrimonio
inmaterial de la humanidad. No estarán en París durante la degustación, pero
quienes coincidan esos días participarán en las cenas. Se ha invitado a todos
los que puedan ir, pero no es una degustación organizada especialmente para
ellos. Ellos se reúnen en París en noviembre, para emitir su veredicto.
En México la posición de Conaculta se dio a conocer mediante un comunicado en el que
se podía leer entre otras cosas: “Ante el fallo negativo dado a conocer hoy por la unesco,
de declarar a la cocina mexicana como obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de
la humanidad, no hay marcha atrás en el movimiento que la candidatura suscita en el
país, amén de que la causa de la cocina tradicional de México ‘sale fortalecida’” (Pacheco
y Agencias, 2005).
Entrevista de Mireya Cuéllar a Jaime Nualart, secretario técnico de Conaculta.
Según Nualart, “para dar continuidad a estas acciones y promover la candidatura de la
cocina tradicional como patrimonio de la humanidad, el comité intersectorial menciona-
do está integrado por funcionarios del Conaculta y de la Secretaría de Turismo. Además,
106
107
Me parece evidente que ese fracaso de los intentos mexicanos fue un profundo aliciente
para ciertos sectores nacional-culinarios franceses, no tanto porque les hubiera dado una
idea, sino porque si una cocina periférica y tercermundista como la mexicana podía tener
esa pretensión, cuanto más podía pretender —y obtener— ese galardón la gastronomía
francesa que había ilustrado desde hacía tres siglos a los más exigentes paladares de la
élite mundial.
10
Es interesante que en los comentarios se pase, así como así, de 7 a 8 000 años, que,
como en el tango, un milenio no fuera nada, pero sí muestra el lugar donde se construyó
el discurso del expediente entregado, como lo confirmó una funcionaria; lo que se entregó
era de hecho “una muestra antropológica”, y sabemos el caso que hacen los antropólogos
de la historia.
108
109
a pesar de que en las primeras páginas se puede leer la leyenda: “Esta publica-
ción es de carácter público, no es patrocinada ni promovida por partido político
11
Para preparar su entrevista, Aristegui revisó los documentos generales sobre patrimonio
emitidos por la unesco, y se dio cuenta fácilmente, como cualquier lector realista y de
buena fe, de que la demanda mexicana sencillamente no procedía. ¿Por qué no lo vieron
todos los expertos de Conaculta?, es algo que intentaremos establecer en la medida de
nuestras modestas capacidades en este ensayo.
110
alguno y sus recursos provienen de los impuestos que pagan los contribuyentes
[...] etcétera”, en la contraportada no sólo aparece el logotipo de Conaculta,
como era natural por ser el responsable de postular, sino que viene acompa-
ñado de una pequeña pestaña en el ángulo inferior derecho, con el logotipo
de una de las empresas protagonistas del momento: Gruma. Incluye también
un amplio reconocimiento a la tarea de este emporio mexicano. ¿Alguien lo
podría explicar? (Aristegui, 2007).
111
12
Los constantes ataques mediáticos contra estos productos mexicanos, muy probablemente
sostenidos por las organizaciones de productores de hortalizas yankees, como el reciente ata-
que al tomate mexicano que contendría salmonelosis, no son más que un episodio de esa
generalizada guerra comercial. Que se hayan registrado casos de tomates contaminados y
que quizá pueda repetirse una situación similar es una cosa, pero la generalización y el inten-
to de parálisis del acceso de todo el tomate al mercado nacional de Estados Unidos es otra
cosa. En sentido contrario, cuando en Europa se protestó contra un maíz transgénico de la
Monsanto, transnacional estadounidense productora de semillas y de hormonas para ganado
entre otros venenos, y se lo declaró impropio al consumo humano, dicha compañía manio-
bró de tal manera para que ese grano fuese declarado inofensivo por los organismos de con-
trol estadounidenses y así poder inundar a Latinoamérica o África con ese mismo maíz.
112
13
Aunque esa reacción epidérmica sea posterior al rechazo, la hemos incluido aquí como
muestra de un tipo de reacción inocua y de manifestación de un discurso nacional-culi-
nario que —lo veremos— no difiere tres años después de reacciones más oficiales que se
analizan más adelante.
14
“Déjenme les cuento la terrible historia de cómo un grupo de antropólogas gastronómi-
cas mexicanas fueron a vender la gastronomía de ese país como patrimonio intangible de
la humanidad, y no lo consiguieron” (Amor de Cabaret, 2008).
113
En ese dolor identitario que resiente el autor de ese blog hay co-
sas muy interesantes que lo llevan a confirmar la devaluación de las
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115
116
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118
15
Malditos europeos envidiosos.
16
Cursivas nuestras.
119
17
Más que una “domesticación” lo que se logró, como lo muestran los resultados de los
arqueólogos, fue una larga serie de investigaciones que llegaron pacientemente a una au-
téntica creación, ya que el maíz difícilmente hubiera podido subsistir sin la intervención
humana. Pero utilizar la palabra domesticación no es gratuito, sino una muestra más de la
incomprensión de la historia antigua americana. Se puede decir que el trigo fue domesti-
cado porque en la naturaleza existían ejemplares numerosos de esa planta, que sólo pudo
ser mejorada y seleccionada a lo largo de los siglos. En América se trata de una creación
en el caso del maíz, de una auténtica invención que llegó incluso a la creación de una
infinita variedad de maíces adaptados a todos los climas, tierras y usos. Tampoco hay duda
de que emplear la palabra domesticación podría volverse un argumento para negar a las
comunidades campesinas mexicanas un derecho de control sobre el uso de semillas trans-
génicas, así como en la defensa de sus maíces autóctonos, ya que se les negaría su papel en
esa permanencia, dado que “el maíz fue domesticado hace 5 000 años”.
120
121
El discurso oficial:
una decepción a la altura de las esperanzas
En una conferencia de prensa ofrecida en París, el ya citado Jaime
Nualart, Claudio Heller, embajador de México en Francia, y Pablo La
tapí, embajador mexicano ante la unesco, habían ya señalado lo nove-
doso de la demanda mexicana. Por primera vez un país pedía a la
unesco que reconociera su gastronomía como patrimonio oral e inma-
terial de la humanidad, tras aducir que iba “más allá del mero aspecto
culinario (ya que era) un eje de cohesión (y un) sistema cultural” (Club
Planeta, 2011) cuyas raíces se remontaban a 8 000 años. El embajador
Latapí reconoció por fin que ese galardón a la cocina de su país “servi-
ría de base para que otras recibieran un reconocimiento similar… Te-
nemos buenas posibilidades de que sea positivo” (Clarín, 2005),18 había
añadido. Lo que pretendieron finalmente, muy hegelianos, los “exper-
tos” mexicanos, fue la existencia de una esencia transhistórica llamada
México, una esencia que era casi una creación de los dioses. Si se in-
sistía en los mayas, evidentemente, era porque los mexicas, ellos tan
sanguinarios, y a la luz de los derechos del hombre en boga, no eran
muy presentables. Sin embargo, no se presentó nada de la comida maya
o algo de la gastronomía yucateca, sino más bien comida del Altiplano,
de los estados de Michoacán, Puebla y Oaxaca. Para mí y los que in-
tentamos pensar hoy en una identidad mexicana capaz de incluir a
todos los mexicanos, más allá de la retórica mestizofílica, que aquí no
apareció mucho, porque hubiera hecho algo de ruido a los 8 000 años
de unidad primordial, es evidente que ese nacionalismo que se expresa
en esas declaraciones de los “expertos”, y por tanto en la defensa con-
tenida en el texto que se entregó a la unesco, nos llama la atención
por su simpleza y su reduccionismo cultural e histórico, como proba-
blemente a los funcionarios de la unesco, ellos también provenientes
de “culturas milenarias”.
18
Hasta ese momento, la unesco sólo había reconocido como patrimonio oral e inmate-
rial de la humanidad tradiciones orales, ritos y celebraciones, entre los cuales encontramos
a los carnavales de Oruro (Bolivia) y Barranquilla (Colombia) y las tradiciones orales de
los pueblos zápara (Ecuador-Perú) y wajapi (Brasil) o la Fiesta de los Muertos en México.
122
19
Cursivas nuestras. Esto iría en contra de muchas explicaciones de especialistas de las cul-
turas antiguas indígenas que hablan de agotamiento de tierras por mala utilización, de modo
de cultivo arcaico, etc., en tanto otros explican así el declive de los grandes centros mayas.
20
Los comunicadores retomaron los lugares comunes de los textos oficiales: “El documen-
to hace referencia a la continuidad (ocho siglos de supervivencia con la tortilla de maíz
como elemento central), originalidad (por su significado histórico, espiritual y cultural),
autenticidad (conserva sus raíces indígenas, asimilando variadas influencias externas),
diversidad (surge de la megadiversidad biológica y cultural del suelo nacional) e identidad
(factor de cohesión cultural). [...] Original y auténtica, ariete proverbial de usos y costum-
bres, promotora de trabajos comunitarios; causa y efecto de manifestaciones culturales de
tradiciones siempre reinterpretadas. [...] La cocina mexicana es un tronco cultural vivo,
123
vigente, con unicidad e integridad", precisa el documento firmado por la titular del Cona-
culta, Sara Bermúdez, y la coordinadora nacional de Patrimonio Cultural, Desarrollo y
Turismo, Gloria López Morales.
21
La extremosa reacción mexicana fue probablemente la razón por la que la princesa jor-
dana y presidenta del jurado Basma Bint Talal se sintió obligada a declarar en una rueda
de prensa que había “una falta de focalización en el dossier presentado por la candidatura
mexicana”. Faltaba saber qué proteger para que los posibles donadores pudieran actuar
con precisión, ya que esos certámenes fueron establecidos para que unesco sirviese úni-
camente de intermediaria entre los organismos donantes y los receptores.
124
125
ria parecía amenazada hoy, según él, por diferentes fenómenos, entre
ellos la comida rápida, la contaminación y la manipulación genética
de las semillas.22 Conaculta explicó que, al final, como se puede ver
en los anhelos suscitados por las esperanzas de la calificación, y “en
opiniones de expertos calificados (—no dice cuales— el expediente
mexicano) representaba concepciones muy avanzadas que se adelantaban
con mucho a la definición estrecha del patrimonio cultural que se impuso en
este caso” (Pacheco y Agencias, 2005).23
22
Por su parte, la directora de Turismo Cultural de la Coordinación de Patrimonio Cultu-
ral, Desarrollo y Turismo del Conaculta informó que, en tanto el comité intersectorial,
creado ex profeso por representantes del gobierno federal, iniciativa privada y cultural,
para impulsar la candidatura, pondrá en marcha diversas acciones. Entre estas medidas se
prevé el rescate de mercados populares, reactivar la producción y venta de alimentos tra-
dicionales, apoyo al uso de productos agrícolas tradicionales y a negocios culinarios, así
como promover estímulos fiscales y crediticios a empacadoras y agroindustrias dedicadas
a la comida mexicana. La funcionaria afirmó que ese comité, integrado en marzo de este
año, también promoverá la creación de museos interactivos de culinaria mexicana, cam-
pañas de información sobre los valores culturales y nutricionales de la comida nacional.
Para México, la declaratoria de la unesco sería decisiva para reforzar los esfuerzos comu-
nitarios y ciudadanos en la preservación de la cocina mexicana como parte de la idiosin-
crasia nacional, así como en el diseño de políticas públicas que conserven y promuevan el
patrimonio gastronómico (Caribbean News Digital, 2005). Entre las políticas propuestas
se encuentran las que buscan recuperar la autosuficiencia alimentaria, con el propósito de
revertir las tendencias en la importación de maíz, frijol y chile; preservar las especies ori-
ginales de México, y atender programas relacionados con la conservación de las cocinas
de los pueblos indígenas, revitalizar los mercados populares y promover la capacitación de
quienes se desempeñan en las diversas ramas de la cocina popular. De la misma manera,
establecen como prioridad el diseño de programas de educación nutricional, para evitar
que se pierdan las costumbres de determinados productos; realizar campañas de difusión,
y proteger los derechos de propiedad industrial y las denominaciones de origen para los
productos de naturaleza mexicana.
23
Es por eso que el embajador Latapí intentó explicar así este rechazo: “La candidatura
de la cocina mexicana para ser incluida en la lista del patrimonio inmaterial de la huma-
nidad era compleja, ambiciosa y audaz, por eso perdió”. Precisaba que “la propuesta de
la cocina tradicional mexicana es compleja, ya que está basada en una visión cultural
que tiene al maíz como elemento central de muchas manifestaciones que rodean al he-
cho de alimentarse”, y añadía que “otras candidaturas musicales o artísticas presentadas
ante la organización eran mucho más sencillas”. (Pacheco y Agencias, 2005). Es decir,
que la idea presentada era tan grande y tan genial, que evidentemente nadie podía en-
tenderla.
126
24
La nixtamalización se presenta a veces sólo como un método de preparación del maíz
con una proporción de cal, tequezquite o ceniza, “para facilitar su molienda”, pero tam-
bién tiene por efecto facilitar la extracción de la cáscara del maíz difícilmente digerible y
que llega a provocar lesiones en las paredes intestinales.
25
Ni siquiera un sencillo mamífero como la vaca en una pradera come indistintamente
cualquier tipo de hierbas, pues escoge cuidadosamente al principio lo que la experiencia
le ha permitido reconocer como las más sabrosas y si se llega al sobrepastoreo, si no se
abren nuevos espacios de placer, tendrá que rendirse frente al principio de realidad y
comer cualquier pasto leñoso y sin olor ni sabor.
127
26
En cuanto al consumo alimentario humano de los insectos, una especialista de la antro-
poentomofagia, la doctora Julieta Ramos de la unam encontró en México el registro del
consumo de por lo menos 547 especies, de las cuales 272 tenían también usos medicina-
les. Es a la vez mucho y poco, si se toma en cuenta que hay en la naturaleza algo así como
300 millones de especies de insectos y el peso de 500 años de imposición cultural, De
modo que fuera de algunos raros insectos reconocidos, las abejas o el gusano de seda, a
dichas especies se las consideraba como puras alimañas nocivas que había que destruir. Y
así se perdió en México gran parte del antiguo consumo de insectos de los antiguos pue-
blos americanos. Una lástima si se considera su alto contenido en aminoácidos y digesti-
bilidad.
128
no hace más que recuperar las características comunes del hecho ali-
mentario en casi todas las culturas humanas. En ese sentido, la mexi-
cana no se distingue de las culturas orientales, occidentales o del
Medio Oriente, por ejemplo, y por tanto ese tipo de argumento no es
susceptible de ayudar a convencer a un jurado internacional cuyos
miembros también participan de “culturas milenarias”.
129
130
una buena tortilla, un buen queso y una ramita de epazote es ya una hazaña y más encon-
trarse la cuarta, esto es, el deseo verdadero de entregar ternura y amistad. Lo cierto es que
con estos cuatro ingredientes tenemos algo casi divino y si de casualidad tienes un agua-
cate a punto… quién querrá un McDonald’s. El problema es que muchas veces la tortilla
es vieja, el queso masudo, el aguacate negro y está realizado por manos mercenarias que
dejan secar el pobre espectro de quesadilla o la entregan casi fría, así que seguirán crecien-
do los McDonald’s a pesar de todas nuestras pataletas.
31
Realmente sin rencor compañeros, porque en esa época de mi vida, soltero y sin mucha
obligación, pude gozar de la extraordinaria vida colectiva de la enah y de toda la infinidad
de tacos, tortas baratas y otros ricos alimentos populares urbanos que podíamos encontrar
para acompañar nuestras locas disquisiciones sobre cómo rehacer y transformar radical-
mente el mundo.
32
Si es que es realmente napolitana la pizza, lo que un día me contestó mi maestro Ruggie-
ro Romano. Valdría la pena pensar desde cuándo esa pizza que fascina a nuestros niños y a
sus padres se volvió símbolo de italianidad. Tendríamos probablemente muchas sorpresas.
33
Evidentemente simplifico, pero creo que bien valdría la pena investigar más a fondo los
desplazamientos sociales y de estatuto cultural del consumo de ciertos alimentos en el
tiempo.
131
34
Aunque también valdría la pena constituir una guía seria de los lugares donde se pue-
den consumir aún hoy grandiosos tacos, en el entendido de que el criterio mínimo debería
ser que la materia de base, la tortilla, se hiciera al momento.
132
35
Cuando es un hecho que la producción de papa en México es realmente muy reducida,
y de no muy buena calidad, con el agravante de que la mayoría de los mexicanos no sabe
generalmente escoger la papa por falta de práctica. Su cultivo está reservado a algunos
lugares muy limitados y, como lo muestran los estudios sobre el cultivo de la papa en el
valle de Perote, el crecimiento de su producción es muy reciente y es probable que esté
ligado a la expansión del conjunto de lo que se llama la “comida chatarra”.
133
una brigada de seis chefs mexicanos, Gerardo Vázquez Lugo, Ricardo Muñoz
Zurita, Elsa Kahlo, Olivier Lachevre, Marlene Netzahuatl Muñoz, Nacxitl
Gaxiola Montes, y cinco cocineras indígenas, tres de Oaxaca y dos de Mi-
choacán, todos coordinados por Alicia Gironella D’Angeli del restaurante
El Tajín, hicieron alarde de creatividad y maestría gastronómica en el Hotel
Bristol (Delgado, 2011).36
36
Durante cuatro días se llevaron a cabo una comida, un coctel con menú de antojitos y
tres cenas (al estilo michoacano, oaxaqueño y poblano) de 80 a 100 cubiertos cada una.
134
37
Le Guide Michelin inventó, impuso y sigue distribuyendo discrecionalmente las estrellas
hasta la fecha. En su lista de 2007 incluyó sólo 26 restaurantes de tres estrellas, 68 de dos
estrellas y 435 de una estrella.
38
Impresión reforzada por el hecho de que la periodista no menciona al chef, el verdade-
ro jefe del restaurante, Eric Fréchon.
39
Esa cocina parecía “la torre de Babel”, después de la maldición divina, de tanta concu-
rrencia entre cocineros mexicanos, franceses y de otras nacionalidades. “Además de los
chefs mexicanos, en las cocinas del Bristol trabajaron esos días un chef saudí encargado de
cocinar para un príncipe de Arabia Saudita y su séquito, clientes regulares de este hotel,
así como la chef que acompaña en todos sus viajes a la princesa marroquí, que se alojó
durante la misma semana”. Aunque la comunicación era algunas veces difícil, los mexica-
nos lograban hacerse entender a señas. Todo fue perfecto, “gracias al traductor oficial de
la brigada mexicana, Olivier Lachevre, chef mexicano de ascendencia francesa”.
135
40
“Todos los productos se transportaron sin problemas hasta los más riesgosos, como el
maíz azul, que contaba con todas las precisiones sobre su origen orgánico y autorizaciones
exigidas por las aduanas francesas, muy vigilantes en relación con los transgénicos”.
136
41
Este producto fabricado en Gran Bretaña se vende en Europa para hacer platillos tai-
landeses, italianos o griegos y casualmente ese producto es producido por Gruma.
137
138
Conclusiones
A pesar de que tal vez este ensayo no esté del todo articulado y razo-
nado, me parece que podemos sacar algunas conclusiones. La primera
es que la gastronomía mexicana como discurso adolece de una serie de
dificultades políticas y culturales, toda vez que durante las últimas
139
140
43
Aprovecho este espacio para afirmar que la calidad por lo común no es un problema de
precio, ya que mi experiencia como cocinero me ha demostrado que generalmente la di-
ferencia económica entre la buena y la mala cocina es poco significativa; lo que sí es fun-
damental es el deseo de hacer buena cocina o de simplemente gestionar un restaurante.
141
44
Para los que esto interesaría, podríamos recomendar un auténtico queso tradicional
francés, importado por Costco (publicidad gratuita), el Chaumes, que aunque producido
por una agroindustria, presenta realmente un producto que sí puede parecerse a un añejo
queso francés, aunque quizá no falten puristas franceses que lo negarían porque no se
parece exactamente a cierto tipo de queso de la añeja tradición quesera. Pero sí, definiti-
vamente, es un producto nuevo tan bien logrado que puede incluso superar productos
“tradicionales”.
45
Lo interesante en esas escasas manifestaciones de descontento que se pueden observar
en restaurantes corresponde de muy cerca a relaciones clasistas, en la medida en que la
ira de los consumidores sólo se puede observar sobre los dependientes, meseros, galopines
y otros empleados. Llega al punto de que muchas veces un buen restaurante es un restau-
rante, no donde se sirve muy buena comida, sino donde el servicio es obsequioso, servil,
etc., empujado por esa idea en esencia errónea de que el cliente es rey. O si se quiere, es
rey sólo si se mira la lógica del beneficio y no de la lógica fundamentalmente cultural de
un acto como el comer.
142
46
El fooding es la contracción de los términos food y feeling. En realidad, intenta reempla-
zar la palabra gastronomía por otra más dinámica, más actual, que pueda describir nuevas
prácticas gastronómicas.
143
144
Bibliografía
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147
148
149
En el artículo “El maíz y los vampiros transnacionales”, Ana de Ita reveló que de la co-
secha de Sinaloa (ciclo otoño-invierno 20007-2008) el gobierno compró 3.85 millones de
toneladas, que subsidiaron con 635 pesos por tonelada para apoyar costos de flete a las
regiones de consumo, almacenamiento y financieros, así como cabotaje o flete para expor-
tación y otros gastos. Maseca compró 922 000 toneladas y su empresa vinculada Archier
Daniels, 86 000; Cargill adquirió 900 000 y Minsa, 317 000 (Ana de Ita, La Jornada, 12 de
julio de 2008, p. 7).
150
151
152
Razas y variedades
Una propuesta inicial consiste en analizar primero los aspectos ma-
teriales de este patrimonio e identificar las principales razas y varie-
dades nativas que se encuentran en cada región. En este caso se trata
de 59 razas, según las investigaciones de Sánchez et al. (2000) o bien de
41 razas, de acuerdo con la propuesta taxonómica de Ortega Paczka
(2003). Otra opción es un estudio reciente de Serratos Hernández
(2009) donde se da cuenta de 65 razas, 59 de ellas cotejadas y seis
imprecisas, que se establecen a partir del catálogo de maíz del Centro
153
El proyecto que da lugar a este catálogo es Proyecto Latinoamericano de Maíz
(lamp),1991, ars-usda, cimmyt.
Se tomó como base lo encontrado por Hernández en la colecta que se llevó a cabo en los
años cincuenta en Campeche; el cuadro de razas propuesto por Ortega Paczka en el ar
tículo citado, y la propuesta de Serratos Hernández basada en el material que se conserva
en cimmyt. Se optó por el mayor número de razas que se indican para Yucatán en esta
última fuente. Este criterio se basa en la colecta que se realizó en campo entre 1990 y
2005, cuya clasificación puede consultarse en Morales y Rodríguez (2007, t. II: 1095-
1111).
154
Información de don Alfredo Contreras de Bolonchén, Campeche, 23 de enero de
2005.
Información de campo, Bolonchén, Campeche, 1 de octubre de 2009.
Información de don Leonardo Cahuich, Bolonchén, Campeche, 1 de octubre de 2009.
155
Narrativas y representaciones
El siguiente capítulo relativo a la cultura del maíz debe versar, dada la
importancia de la lengua de la que hemos estado hablando, sobre las
narrativas y representaciones. El primer referente obligado es el Popol
Vuh, aun teniendo en cuenta sus diferentes traducciones y la polémica
sobre su veracidad en tanto tradición quiché (Acuña, 1998). En este
texto se aporta una hermosa leyenda sobre la creación del hombre a
partir del maíz. Siguiendo la traducción de Adrián Recinos (2002), la
semilla fue rescatada de un lugar mítico llamado Paxil por cuatro
animales: el gato montés (Yac); el coyote (Utiú), la cotorra (Quel) y el
cuervo (Hoh):
A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de
nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo
su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del Hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro
hombres que fueron creados (Recinos, Popol Vuh, 2002: 88).
Información de don Isaías Noh, Pixoy, Yucatán, 14 de junio de 2004.
Información de don Isaías Noh, Pixoy, Yucatán, 14 de junio de 2004.
Una investigación que indaga sobre el lugar mítico Paxil, citado en el Popol Vuh, es la de
Carlos Navarrete (2002). Una de las aportaciones más interesantes de esta obra es que
rescata relatos donde el txebtxib (casco de mula) identificado como teocintle se comía antes
de que “Nuestra Dueña-Madre-Padre-Maíz Paxil o Paxal, que reside en un cerro, diera
lugar a su descubrimiento” (Navarrete, 2002: 24 y 25).
156
Las fuentes que permiten avizorar las narrativas sagradas en las que
está presente el maíz entre los mayas peninsulares hasta la actualidad
se han visto enriquecidas con las investigaciones de Carlos Montema-
yor, quien en el decenio de 1990 convocó a destacados mayas, deposi-
tarios de la tradición oral, con el fin de rescatar y editar en español un
conjunto de plegarias (Payalchi’ob), que constituyen un gran aporte
para la comprensión de los rituales agrícolas, principalmente los que
tienen por objeto la petición de lluvia (Cha’ a’ Cháak); la bendición de
un terreno (Loj Corral), y el dar gracias y pedir por la cosecha (Waaji
Kool) (Montemayor, 1994).10 En esta misma investigación, así como
en aquellas que se han hecho sobre los orígenes de las narrativas del
Popol Vuh (Acuña, 1998), se encuentra que su unidad con la música,
el baile y la representación está presente con frecuencia. Es el caso, por
ejemplo, del recitado melódico rescatado por María Luisa Góngora11
del Waaji Kol, de Oxkutzcab, Yucatán.12
Sin embargo, las narrativas sobre el maíz no sólo se encuentran en
contextos sagrados, sino también en consejas, adivinanzas y cuentos.
Uno de ellos, llamado “El milpero incrédulo” (Tax, 2002), apunta
hacia un siguiente apartado de registro de la cultura del maíz: las ce-
remonias. El nudo temático del cuento se refiere a un milpero que no
creía en los aluxes13 y por tanto no ponía ofrendas en su milpa (nueve
jicaritas de sacab colocadas al centro de la milpa). El milpero recibe
una reprimenda de Hunu Ku o Hunab Ku, el “dios mayor” y pierde su
cosecha debido a su incredulidad.
10
Entre los mayas que hicieron posible este trabajo cabe citar al Jmen (sacerdote maya)
Luciano Castllo de Oxkutzcab y a los maestros María Luisa Góngora Pacheco, Pedro Pablo
Chic, Luciano Balam, Andrés Tec, Teresa Pool Ix y Feliciano Sánchez, de la Unidad de
Culturas Populares en Yucatán.
11
Promotora de la Unidad de Culturas Populares en Yucatán.
12
Este recitado lo llevaba a cabo el Jmen Luciano Castillo, y gracias a una grabación fue
posible que Francisco Núñez transcribiera la música correspondiente, publicada en el
tomo I de Carlos Montemayor (1994).
13
Personajes mágicos, de complexión pequeña, que guardan la milpa y que, según algunas
narrativas, pueden ser creados o destruidos por el propio milpero: ya castellanizada la
palabra, el plural es aluxes.
157
14
Esta ceremonia fue referenciada en Ticuch por la familia de Timotea Itzá como algo que
se hacía años atrás usando el maíz denominado Píix Cristo “rodilla de Cristo”, que es un
maíz amarillo salpicado con motas rojas (Información de campo, mayo de 1992).
15
Se retoma a Marcel Mauss cuando dice que el ritual es un acto detrás del cual hay una
representación religiosa. Si se sigue el conjunto de rituales relacionados con lugares de
trabajo agropecuario se diría que hay un culto a los espacios de producción y los elemen-
tos naturales que allí convergen: la tierra, las piedras, los vientos, la lluvia (Mauss, 2006:
259-271).
158
159
160
161
23
El pach pak’al es un terreno de tierra roja o negra, pero suficientemente rico en nutrien-
tes como para que ahí se siembren frutales y hortalizas, además de árboles de utilidad,
como las palmas de guano. Generalmente se encuentra en un claro de la milpa. El solar
está cercano a la casa o bien dentro del pueblo, suele medir una hectárea o más, y también
se cultivan ahí frutales y plantas de utilidad para el hogar, como yuca y achiote.
24
Información de campo, Oxkutzcab, 6 de abril de 2001.
25
Se refiere a cuando el grano está blando y lechoso.
162
26
Información de campo, doña Alejandra Vera, Bolonchén, 20 de septiembre de 2009.
27
Información de campo, doña Amalia Salas, noviembre de 2009.
163
28
Disponible en www.oportunidades.gob.mx, consultado en marzo de 2010.
29
Los gastos fueron: 760 pesos en 75 kg de fertilizante y 380 pesos en cuatro litros de her-
bicida, además del costo de 10 jornales pagados equivalente a 1 000 pesos, esto sin conta-
bilizar los días de trabajo invertidos por el propio agricultor, que Warman calculó que
serían de 150 a 300 pesos (Warman,1985: 38). Información de campo, Uayma, Yuca-
tán,1994.
164
165
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escogidas, ini/inah/dgcp/Conaculta/ffnfe/sra/ciesas, t. 2, México,
pp. 829-830.
30
El concepto de “control cultural” propuesto por G. Bonfil se refiere, en términos gene-
rales, a la capacidad de decisión que ejerce una colectividad sobre determinados elemen-
tos culturales e incluye la capacidad de ese grupo para producirlos y reproducirlos
(consulta en red, marzo de 2010).
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Páginas electrónicas
www.oportunidades.gob.mx
www.sagarpa.gob.mx
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En Tamalín el Xantolo inicia desde el 15 de septiembre, Día de Santo Tomás, el santo que
corresponde a los que mueren ahogados; el 20 se hace la ofrenda del maíz (darle de comer a
la tierra); pero es hasta el 28 de septiembre, en vísperas del 29, Día de San Miguel Arcángel,
cuando se realiza la primera ofrenda. La segunda ofrenda debe hacerse el 18 de octubre, Día
de San Lucas; después vienen la fiestas de Todos Santos —1 de noviembre—, Fieles Difun-
tos —2 de noviembre—; la tercera ofrenda se denomina Ochavario porque debe hacerse
después de ocho días del 2 de noviembre, siendo la única que se realiza en el panteón, y una
última ofrenda se hace en los altares domésticos el 30 de noviembre, Día de San Andrés.
172
muy limitada y su origen, causa y justificación parecen tener que ver con
anteponer las funciones institucionales y no con una necesidad teórica,
analítica, mucho menos empírica” (Machuca, 2003: 9). Entonces, partien-
do de estas precisiones, el trabajo realizado en la localidad de Tamalín ha
planteado las siguientes dificultades: en primer lugar, la construcción —des-
de la antropología— de una descripción de la cultura que permita enten-
der las conexiones de una danza determinada y su música con el ciclo
festivo, la cosmovisión y el ciclo agrícola o la economía. Ello implicaría
aprehender e interpretar la densa significación de un rasgo cultural, la
forma en que hace posible la reproducción social de una comunidad cul-
tural y la manera en que los sujetos construyen y reconstruyen esta prác-
tica para dicha reproducción social en sus múltiples niveles (desde el
psicológico hasta el económico). Sin embargo, los periodos en campo, con
frecuencia relacionados con los tiempos institucionales, hacen que este
proceso tenga que jerarquizar —en las tareas de registro y preservación—
la parte de la grabación de la danza, la música y la transcripción musical,
aunque paralelamente se continúe realizando trabajo de campo para al-
canzar los objetivos antes mencionados.
Por estas razones el registro se convierte en una actividad de emergen-
cia que si bien está basada en una investigación de campo, la mayoría de
las veces requerirá muchos años más para llegar a la recolección, traducción
e interpretación de datos que den cuenta de las interconexiones especifi-
cadas arriba. Es así que en un primer momento del proceso de registro
puede resultar útil el concepto de patrimonio intangible, pues nos permite
delimitar nuestros parámetros en campo. Según la unesco, “se entiende
por ‘patrimonio cultural inmaterial’ los usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos
y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los
grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integran-
te de su patrimonio cultural” (unesco, 2004: 2). Sin embargo, como ya se
mencionó, éste es sólo un concepto construido operacionalmente en
circunstancias de emergencia. Y en ocasiones el trabajo se queda en este
primer momento, pues la muerte de músicos, danzantes y filósofos de la
comunidad cultural hacen que el conocimiento que permite profundizar
en su cosmovisión se pierda definitivamente.
173
De acuerdo con los resultados preliminares del Censo 2000, la población en el municipio
es de 11 570 habitantes, 5 787 hombres y 5 783 mujeres (Enciclopedia de los municipios de
México, 2011).
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El disco se llama: Negritos de Candil. Sones de Xantolo de Tamalín (Facultad de Música,
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México, 2010).
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Bibliografía
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Algunas propuestas
No obstante, la noción de intangible ha tenido la virtud de asignar un
carácter patrimonial a prácticas, saberes y nociones culturales que
cuentan con escaso o nulo valor social en el ámbito nacional. Sin em-
bargo, para el caso del patrimonio cultural de los pueblos indios y según
se observa en el ejemplo anterior, esta noción tiene la dificultad de
escindir lo que en el ámbito comunitario es una unidad, al tiempo que
ciertamente tiene la desventaja de hacer aparecer como incorpóreo o
inferior el patrimonio de pueblos cuyas formas de vida comúnmente se
vinculan con lo no moderno, con aquello que en términos evolucio-
nistas se piensa rezagado y que por lo mismo diversos sectores sociales
188
consideran que debe desaparecer. Es por esto tal vez que en la Decla-
ración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indios,
de septiembre de 2007, en cuya elaboración fueron consultados miem-
bros de estos pueblos, en el artículo 31 referido al patrimonio cultural,
no se mantienen las distinciones entre lo tangible y lo intangible plan-
teadas por la Convención de 2003. El artículo señala:
Los pueblos indios tienen el derecho a mantener, controlar, proteger y desarro-
llar su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales, sus expresiones
culturales tradicionales y las manifestaciones de sus ciencias, tecnologías y
culturas, comprendidos los recursos humanos y genéticos, las semillas, las
medicinas, el conocimiento de las propiedades de la fauna y la flora, las tra-
diciones orales, las literaturas, los diseños, los deportes y juegos tradicionales,
y las artes visuales e interpretativas. También tienen derecho a mantener,
controlar, proteger y desarrollar la propiedad intelectual de dicho patrimonio
cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales (unesco,
2007: 10).
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Bibliografía
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* Doctorado ciesas-df.
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Como ejemplos de grupos que han trabajado por el rescate y enseñanza de sus lenguas
podemos mencionar a la Organización de Traductores, Gestores e Intérpretes en Lenguas
Indígenas A. C. y a la Organización de Zapotecos de la Comunidad de Analco Residentes
en la Ciudad.
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rito y su música tradicional; otros más llevan a cabo sus fiestas patro-
nales, como un grupo de zapotecos de Yalalag, quienes incluso matan
una res para la elaboración de la comida de la fiesta de la Virgen del
Rosario, bailan una danza de la región y consumen alimentos típicos
como los tamales y el chocolate preparado con agua o en champurrado;
otros organizan sus fiestas por medio de las tradicionales mayordomías,
como los triquis de Copala, que celebran la Pascua con caldo de res,
tortillas y bebidas a la usanza tradicional de su comunidad. Otro refle-
jo de estas manifestaciones culturales son, por ejemplo, los rituales al
interior del ámbito doméstico, como los que realizan los mazahuas del
Estado de México que radican en el Centro Histórico al cubrir las
imágenes religiosas en Semana Santa, ocasión para la que invitan a un
padrino de la imagen y en la que celebran con una comida. Podríamos
mencionar también la medicina tradicional, entre otros muchos ele-
mentos que deben tomarse en cuenta en los listados de patrimonio
intangible. Todos estos aspectos abarcan un amplio abanico de elemen-
tos que forman parte de su patrimonio cultural y son revalorados y
resignificados en la ciudad.
Reflexiones finales
Partiendo de la amplia discusión sobre el patrimonio cultural, cabe
reflexionar acerca de los conflictos sociales que genera, desde su con-
cepción hegemónica hasta el reconocimiento de la existencia de patri-
monios diversos, sobre todo en relación con la representatividad y
participación de los distintos sectores sociales que le dan sustento, en
este caso los indígenas que radican en la ciudad de México y que du-
rante varias décadas han reproducido elementos sustantivos de su
patrimonio cultural inmaterial para preservar su identidad y su cultura.
Es importante subrayar éste como un tema de investigación a desarro-
llar, así como un aspecto relevante a ser considerado en las políticas
públicas a partir de un diálogo intercultural, como creadores y susten-
tadores de valiosas manifestaciones culturales que pueden enriquecer
la vida cultural de la ciudad y del país.
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Bibliografía
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* piace-inah.
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Expediente Técnico para el Proyecto de Declaratoria de la Zona de Monumentos Ar-
queológicos del Área conocida como Cerro de la Estrella, delegación Iztapalapa, D. F.
Archivo Técnico de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueoló-
gicos del inah, México, Distrito Federal, 2001.
216
Área de estudio
El área de estudio comprende 187 ha del Cerro de la Estrella (foto 1)
y los centros históricos de los pueblos de Iztapalapa, Culhuacán y
Mexicaltzingo. Se determinaron estos límites espaciales debido a dos
razones fundamentales: primero, porque en ella se localizan los puntos
o sitios con mayor valor histórico-cultural, no sólo en términos del
patrimonio construido, arqueológico y arquitectónico, prehispánico
como histórico, sino por la permanencia de costumbres, tradiciones y
manifestaciones culturales y artísticas de ancestrales orígenes y fuerte
raigambre entre sus pobladores. Segundo, porque la expansión urbana
de la ciudad de México pone en grave peligro la existencia de estos
elementos del patrimonio histórico-cultural, aparte del riesgo de destruir
uno de los pocos bosques urbanos y áreas de valor ambiental que to-
davía permiten cierta sustentabilidad ecológica en este sector de la
ciudad, lo que ocasiona un sinnúmero de conflictos, sea entre los pro-
pios pobladores o entre éstos y las instancias de gobierno encargadas
de preverlos y procurarles una solución.
El objetivo central del piace quedó definido de la siguiente forma:
proteger el patrimonio mediante la delimitación de una zona de patri-
monio cultural que proteja el entorno natural, los vestigios arqueoló-
gicos, los monumentos históricos, así como el tejido urbano en el que
se llevan a cabo diferentes actividades de carácter ritual, festivo y re-
creativo, que además de fortalecer la cohesión comunitaria le dan
sentido de identidad y pertenencia a los habitantes de Iztapalapa, Cul-
huacán y Mexicaltzingo (fotos 2-3-4).
Consideramos que esta figura nos permitirá proponer la adecuada
protección y preservación del patrimonio cultural y natural del Cerro
de la Estrella, atendiendo no sólo los restos arqueológicos, los cuales
cuentan con instrumentos legales para su protección, sino con una
perspectiva integral, es decir, ahondando en su entorno histórico-social
El Cerro de la Estrella tiene como antecedente legal, la declaratoria como parque nacio-
nal, decretada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938.
Proyecto presentado a las autoridades del inah en abril 2002.
217
Foto 2. Templo de San Lucas. Pueblo de Foto 3. Capilla Señor del Calvario.
Iztapalapa. Pueblo de Culhuacán.
Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Ley Federal sobre Mo-
numentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su Reglamento, Acuerdos, Ley
General de Asentamientos Humanos, Ley General de Bienes Nacionales, etcétera.
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Foto 5. Vista desde las faldas del lado Norte del Cerro de La Estrella.
221
Foto 6. Vista desde el templo del Fuego Nuevo hacia el pueblo de Iztapalapa.
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Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y su Re-
glamento.
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Foto 11. Templo del Fuego Nuevo en la cúspide del Cerro de La Estrella.
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Logros y conflictos
Convencidos de que la difusión es indispensable para que la población
se apropie de su patrimonio cultural y se alcance una más adecuada
protección, se puso en práctica un amplio programa de difusión con-
sistente en trípticos, carteles, exposiciones temporales, talleres, con-
ferencias, programas de radio y televisión, dvd’s, folletos, noticias
varias, visitas guiadas al sitio, etc. Los avances de las investigaciones
arqueológicas realizadas en toda la zona, así como los trabajos de res-
tauración de la Pirámide del Fuego Nuevo, sirvieron de sustento para
que las distintas instancias gubernamentales participantes en el área
de trabajo reconocieran la autoridad del inah en la protección del
patrimonio arqueológico y cultural. En consecuencia, se evitaron in-
tervenciones que atentaban contra la integridad y vocación social de
este patrimonio. Así, intervenimos en desautorizar un plan de manejo
presentado por una consultaría privada de egresados de la Universidad
Autónoma de Chapingo; evitamos la construcción de la cruz papal de
50 m sobre el basamento teotihuacano; propusimos el sitio para reubi-
car el Museo Gota de Agua, proyecto de la uam, y el cumplimiento de
los compromisos asumidos por la delegación Iztapalapa en el Plan
Parcial de Desarrollo del 2000 para reubicar a los invasores. Y tampo-
230
Se elaboró un disco electrónico interactivo del Calendario ritual del pueblo de Iztapalapa.
Se consultaron el Archivo General de la Nación, la Biblioteca y Fototeca de la Coordi-
nación Nacional de Monumentos Históricos, entre otros.
231
Las cursivas son nuestras.
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233
A manera de conclusión
Para lograr que el patrimonio cultural se transforme en un espacio de
encuentro y comunicación entre los especialistas y la población en
general y para que se garantice su protección integral será necesario:
trascender las políticas sexenales y el cambio de funcionarios en las
tareas de investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueo-
lógico y cultural; promover la creación de instrumentos jurídicos que
permitan la protección integral de los diferentes patrimonios: natural,
arqueológico e histórico-cultural; lograr una adecuada coordinación y
corresponsabilidad entre las diferentes instancias de gobierno; desarro-
llar instrumentos que garanticen la participación, en las tareas de sal-
vaguardia, de los diferentes actores sociales directamente relacionados
con el patrimonio cultural que se intenta proteger.
Bibliografía
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A partir de la época colonial y hasta nuestros días ha sido la preocupación de todos sus
gobernantes desaguar esta cuenca, en donde las abundantes aguas provenientes de las
cadenas montañosas han confluido en ella durante miles de años. Como diques y albarra-
das no sirvieron para proteger a la ciudad, en 1555 se decidió extraer sus aguas desvián-
dolas al río Cuauhtitlan y conducirlas a las barrancas de Huehuetoca, según el proyecto
primero de Francisco Gudiel, el cual fue modificándose debido a varias y severas inunda-
ciones que ocurrían en lapsos de 20 y 40 años (Gurría, 1978: 66). Realmente hasta prin-
cipios del siglo xvii se iniciaron las obras de desagüe, por el geógrafo, astrólogo, ingeniero
y cosmógrafo del rey, Enrico Martínez.
237
Paisaje y patrimonio
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Edu-
cación, la Ciencia y la Cultura (unesco) el patrimonio cultural no se
limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende
también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros ante-
pasados y transmitidas a nuestros descendientes; entre ellas destacan
“las tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales,
actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el
universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional”.
Estos elementos que conforman el patrimonio inmaterial deben también
su importancia a que muchos de ellos han sido utilizados persistente-
mente durante gran parte de la historia del mundo mesoamericano,
pues fueron y siguen siendo un reflejo de una especial forma de vida
que se ha transmitido por generaciones, debido a su vínculo con el
medio natural y a la supervivencia de las diferentes sociedades que
albergó la Cuenca en su historia. Estos elementos que varían, desde
elementos religiosos, conocimientos, saberes y costumbres relacionadas
con el ambiente; que deben su permanencia a que han sobrellevado
un proceso de reelaboraciones y reconfiguraciones diversas, están
también vinculados con la percepción que sobre los vestigios del pai-
saje aún poseen los pueblos originarios de la Cuenca. Así se puede
considerar que este patrimonio es en parte un factor de alta duración,
debido a que el manejo de la naturaleza junto con la apreciación (que
sistematiza y explica) del paisaje y su contenido se plasmaron en estas
representaciones colectivas hace cientos de años y conforman el núcleo
duro de la cosmovisión, de acuerdo con López Austin.
El paisaje abarca ese espacio que nos da la visión humana y se per-
cibe sensorial y estéticamente. Gilberto Giménez refiere al respecto que
es una percepción vivencial donde se entremezclan la afectividad, el
imaginario y el aprendizaje sociocultural (Giménez, 2001: 9). Puede
también entenderse como territorio simbólico o considerarse como un
símbolo metonímico de éste y su componente diferenciador (Giménez,
2001: 10). Desde el punto de vista histórico es un espacio culturalmen-
Véase http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00002.
238
Desde su apreciación por lo estético, el conocimiento que se tiene, las técnicas emplea-
das, el uso ritual y su concepción simbólica, entre otras cosas.
Imposible referirnos a un paisaje natural, ya que en la cuenca está básicamente perdi-
do, pues casi todos los elementos paisajísticos que en ella existen han sido reelaborados,
expoliados o están en vías de extinción. Ni siquiera la zona chinampera de Xochimilco,
que debería conservarse por haber sido declarada patrimonio de la humanidad por la
unesco, se salva.
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Ya Víctor Manuel Toledo y colaboradores (1976), entre ellos Mapes, Caballero y Argue-
ta, desde los años setenta del siglo pasado, han referido que este uso múltiple de la natu-
raleza prevalece entre los grupos indígenas. Descola (con base en el ejemplo amazónico)
hace hincapié en que en la nomenclatura autóctona hay integralidad. En el Códice Floren-
tino se puede observar (Velasco, 1998) tanto en la parte pictográfica como en la escrita en
náhuatl y en español un orden del mundo natural, aún con la mediación de fray Bernar-
dino de Sahagún.
241
Cosmovisión y paisaje
La cosmovisión es la forma particular que cada cultura tiene, al parti-
cipar de una misma realidad, de percibir el mundo que le rodea, así
como el orden que adquirió su universo a lo largo del tiempo. Esto le
permite entender el funcionamiento del mundo sagrado, los misterios
de la vida y la muerte, así como el lugar que el hombre ocupa en
la naturaleza. A este concepto se le añade para nuestros propósitos la
definición de Johanna Broda al respecto, pues ella incluye en la cos-
movisión indígena la observación exacta que se hace de la naturaleza,
la interacción con el medio ambiente en que se desarrolla la vida de la
comunidad y del hombre en el plano individual (Broda, 1996a: 428).
No sólo los ecosistemas han servido para conocer, aprovechar y deter-
minar al paisaje circundante. Otro factor puede corresponder al sitio
en sí, que lo convierte en un espacio singular, demarcado por su belleza,
por su riqueza biológica, o por haber sido escenario de una hierofanía,
instaurándose así como un sitio emblemático, hierático o sagrado, por
representar o conformar en sí mismo un símbolo. Barabas opina que
los lugares sagrados sirven de base para construir la territorialidad.
Lagos y cerros en la cuenca funcionaron como lugares emblemáticos,
numinosos e indicadores de territorio, fueron puntos de referencia y de
ritual, entre otras cosas. De los lagos no hay mucha información sobre
sitios sagrados, y entre los pocos que se mencionan en las fuentes do-
cumentales figuran el Pantitlan o los ayauhcalli que se situaban en las
orillas del agua. En el caso de los cerros y montañas, Broda (1996a: 48)
ha señalado la importancia del culto a los cerros en la época prehispá-
nica. Especifica que cerros y asentamientos fueron relacionados sim-
bólicamente mediante alineamientos con características astronómicas
242
Transformaciones sagradas que ha sufrido la religión a lo largo de la propia historia
mesoamericana y luego la novohispana con sus diferentes reinterpretaciones, simboliza-
ciones reelaboradas y reconfiguraciones, pero asumiendo que los elementos más resisten-
tes al cambio son los relacionados al manejo de la naturaleza para la sobrevivencia de los
miembros de una comunidad. Hoy, sin embargo, en la Cuenca de México, a pesar de que
es casi nula la influencia de la naturaleza, “extrañamente” aún perviven rasgos religiosos
relacionados a ella, que son mantenidos (además por la fe religiosa) por el antiguo arraigo
a la tierra, que muy bien puede estar simbolizado en el cerro, un árbol o un manantial.
Por un lado es el tiempo geográfico, como le llama también Braudel, una historia estruc-
turada en torno a montañas, llanuras, islas e istmos y por otro con forma (Arnold). Los
elementos que conforman el “núcleo duro de la cosmovisión”, como lo expresa Alfredo
López Austin, son los más resistentes al cambio, debido a que se encuentran las actividades
cotidianas y diversificadas de todos los miembros de una colectividad, que “en su manejo
de la naturaleza y en su trato social integran representaciones colectivas y crean pautas de
conducta en los diferentes ámbitos de acción” (López Austin, 2001: 62). Se trata, dice este
autor, de un macrosistema que incluye, sistematiza y explica todos los sistemas que lo com-
ponen (López Austin, 2001: 63). Estos sistemas o matriz del pensamiento, que integran o
regulan las concepciones, son los que conforman este “núcleo duro de la cosmovisión”.
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Mircea Eliade, en su pionero Tratado de historia de las religiones (Eliade, 1972: 273-274),
hace referencia al poste u árbol sagrado como centro del mundo o eje cósmico.
244
245
con algún fenómeno del mundo natural en relación con el paisaje y las
antiguas actividades de sus pobladores.
A pesar de que los habitantes de los pueblos originarios de la cuen-
ca ya no se dedican a los antiguos oficios productivos, pues la natura-
leza de la que dependían ha sido quebrantada, ni mantienen sus antiguas
lenguas (a no ser en Milpa Alta), conservan su identidad, cohesión y
sentido de pertenencia, debido a la persistencia de los factores llamados
inmateriales o intangibles, como son: el recuerdo de su antiguo paisa-
je y su propia historia que preservan en la memoria colectiva, por
medio de la cual incluso idealizan su pasado y su entorno natural; así
como la profunda adhesión a sus tradiciones, entre ellas las comidas
hechas con los antiguos ingredientes que producía la naturaleza que
les rodeaba. Se advierte, sobre todo, como en muchos pueblos de tra-
246
247
Epílogo
En el paisaje sobreviven los antiguos referentes. Los paisajes antiguos
no se agotan, como opina Montero (2005: 6), sino que perduran con
nuevos sentidos y significaciones. Sin embargo, en esta ciudad, la más
grande del mundo, conviene preguntarnos ¿cuánto tiempo perdurarán
estos referentes, ante el avance depredador de la mancha urbana? El
paisaje es también un patrimonio común, al que por su continua des-
aparición muchos pueblos han reacomodado su antigua cosmovisión.
Ya desaparecieron los lagos y la mayoría de las chinampas, y las que aún
quedan están en vías de extinción. Las áreas verdes son ínfimas para
el número de habitantes que difícilmente tolera la Cuenca de México.
Ver al Popo o al Ixta,10 como les llamamos cariñosamente los capitali-
10
Par de montañas cuyo poderoso influjo ha repercutido en todas las sociedades que las
han podido admirar a lo largo del tiempo, reproducidas en todo tipo de pinturas y fotogra-
fías, las cuales han sido importantes lugares sagrados y de culto de diferentes culturas
prehispánicas y modernas (como igual lo han sido el Pico de Orizaba, el Nevado de Toluca,
248
nos, a las dos montañas inmortalizadas por José Ma. Velasco, que in-
cluso el hecho forma parte de la información de los noticiarios televi-
sivos, cuando antes era un espectáculo frecuente. Ahora en general los
cerros soportan en sus faldas la acometida urbana. Varios ya están
ahogados en el concreto o están socavados, por haber servido como
canteras, como el Peñón del Marqués o el de Tezonco, al sur poniente
de la cuenca. Otros pertenecen a las fuerzas armadas, que aparente-
mente los cuidan. Y casi todos sufren una terrible deforestación y son
penetrados silenciosamente desde el interior de sus bosques por medio
de la tala hormiga y con viviendas de invasores sin ninguna planeación
urbana. Los ríos que aún los recorren son usados como basureros y
drenajes de las casas: paradoja en una urbe sedienta.
Ante este panorama, ¿podemos proteger lo poco verde que en ellos
queda? ¿De dónde obtendrá la ciudad el oxígeno necesario, si no hay
bosques? ¿Cómo vamos a evitar el calentamiento global si no hay plan-
tas que absorban el dióxido de carbono? ¿Cómo superaremos la escasez
de agua si no permitimos que los mantos freáticos se recarguen con la
abundante agua pluvial que hay en determinadas temporadas (xopan,
como se le nombraba en el México antiguo al tiempo de lluvia) y si no
cuidamos los arroyos existentes? ¿En dónde conocerán nuestros hijos,
nietos y descendientes la biodiversidad si acabamos con los pocos re-
ferentes naturales que tenemos? ¿Acaso en Chapultepec, o mediante
programas de televisión? ¿Cómo podremos sostener una afectividad e
identidad (ligada al medio natural, a un pueblo, a la ciudad, a la patria)
ante estos cambios vertiginosos? Como capitalina, “chilanga”, extraño
la antigua ciudad, los antiguos edificios que me servían de referencia,
las calles tranquilas, el pedregal de San Ángel, los Dínamos de Con-
treras en cuyos arroyos bebíamos de sus cristalinas aguas, los cerros
arbolados y verdes que rodeaban la ciudad, los cielos azules y estrella-
dos, los extensos lagos que no conocí pero que tuve de referentes, lo
la Malinche o el Cofre de Perote, por nombrar las más altas, pero hay muchas más). Es
muy triste que dentro de poco (como también sucede con Los Andes) en ellas desaparezcan
sus “nieves perpetuas” debido al calentamiento global, lo que además ocasionará —como
se sabe— una gran falta de agua.
249
Bibliografía
11
Con esta correlación me refiero tanto a la existencia de los sitios arqueológicos que aún
quedan (no sólo los templos prehispánicos, que son varios) como a las creencias de sus
habitantes al considerar parte del cerro (con sus cuevas, templos de diversa índole, sitios
casi sagrados, otros de recreación o de paso) como lugar de rituales de diferentes tipos.
Este cerro es para los habitantes de pueblos y barrios cercanos un referente de la natura-
leza y un sitio histórico por ser lo único que queda (junto con el Canal Nacional) en don-
de sus antiguos habitantes practicaron antiguos oficios, no sólo agrícolas, sino de
ganadería, pastoreo y cantería. En el imaginario colectivo quedan también referentes
de la naturaleza, como las antiguas chinampas, y diversas actividades relacionadas con la
charrería y la cacería de patos, entre otros.
250
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252
PATRIMONIO INMATERIAL
Los textos abordan desde aspectos conceptuales
referidos al patrimonio cultural inmaterial hasta las
dificultades que han tenido diversos proyectos inte
resados en desarrollar acciones de salvaguarda y los ámbitos y contradicciones
problemas derivados de la manera en que el aparato Carmen Morales Valderrama y Mette Marie Wacher Rodarte
gubernamental ha entendido y construido, hasta aho (coordinadoras)
ra, esta manifestación del patrimonio.