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El Cristianismo en La Alta Edad Media Historia de La Iglesia
El Cristianismo en La Alta Edad Media Historia de La Iglesia
Edad media
El cristianismo en la Alta Edad Media (500-700)
La Iglesia y el nacimiento de la civilización occidental.
En primera instancia, no resultó nada fácil entablar relaciones a la iglesia con los
germánicos (son un histórico grupo etnolingüístico de los pueblos originarios del norte de
Europa que se identifican por el uso de las lenguas germánicas) ya que estos aparecían
como enemigos y destructores del imperio, ya que Roma tuvo que sufrir mucho por causa
de ellos.
Los Hunos (eran un pueblo asiático nómada y seminómada que tuvo gran relevancia en el
siglo IV) son culpables de la caída de Roma, este pueblo asiático obligó a los pueblos que
estaban al limite del imperio ir hacia el sur, aunque los visigodos (fueron una rama de los
pueblos godos, que a su vez pertenecen a los pueblos germánicos orientales, llamados
pueblos bárbaros, y que vivieron dentro del Imperio romano durante la antigüedad) fueron
los primeros en irrumpir el imperio todo esto fue en el 375, después del concilio de Nicea
(325) y antes del concilio de Constantinopla (381).
En el 451 un año más tarde los vándalos se encaminaron hacia Roma, pero sucedió
algo extraordinario que hasta el día de hoy se recuerda. Al enterarse el Papa León XIII
(el grande) que estaban ya cerca de invadir el país él y unos ayudantes salieron al
encuentro de los malhechores y de su rey Atila hasta el día de hoy se sabe que fue lo
que le dijo el Papa León XIII que convenció al rey de los vándalos para que dejase el
país, los cierto es que adjudicaron este suceso como un milagro de Dios por medio del
Papa. Atila murió en el (453) pero 2 años después venidos de África, todos pusieron su
fe en el sucesor de Pedro, pero esta vez solo pudo obtener de la negociación con el
rey de los vándalos Genserico que ningún romano muriese y que no destruirían el
país, pero igual comenzaron los saqueos.
En el 476 las tropas germánicas habían destituido al emperador occidental Rómulo
Augústulo y colocaron en el trono a Odoacro y a partir de ese momento estarían bajo
el dominio de los germánicos.
Del 493 al 526, Teodorico el Grande fundó el reino ostrogodo (fueron una de las dos
tribus principales de los godos, un pueblo germánico) en Italia.
Clodoveo, el joven rey recibió el bautismo del obispo católico Remigio, este paso fue
una acción con repercusión en el mundo, gracias a eso se hizo posible la fusión del
germanismo con la cultura cristiana. Sólo la Iglesia católica podía transmitir a los
germanos la tradición cultural de la antigüedad al mismo tiempo que el cristianismo.
El arrianismo no estaba en condiciones de hacerlo, porque no disponía ni de un poder
religioso real, ni estaba arraigado en el mundo cultural de la antigüedad.
Hacía ya mucho tiempo que el papa desarrollaba en Italia una función que traspasaba
ampliamente los límites del ámbito estrictamente eclesiástico.
En la situación de completa decadencia del imperio romano occidental, León Magno y
sus sucesores habían asumido la función de guías. Y el pueblo, durante las guerras y
las carestías, había aprendido a recurrir a ellos para pedirles ayuda, porque sólo
en ellos encontraban protección y sustento.
Aparece ya aquí el pensamiento que Carlomagno defenderá después con tanta convicción:
los francos son el nuevo pueblo del imperio llamado, después del ocaso de Roma, a
representar y difundir el Regnum Christi en la comunidad de los pueblos occidentales. El
obispo Gregorio de Tours (538-594) nos ofrece en los diez libros de la Historia francorum
Para la Iglesia franca fue funesto el hecho de que el rey y la nobleza se entremetieran sin
respeto en los asuntos eclesiásticos, obstaculizando de este modo su actividad. El rey se
convirtió en jefe de la Iglesia, ocupó las sedes episcopales, convocó los sínodos y
determinó la vida de sus súbditos. Mientras que, en Oriente, precisamente en esta época,
los teólogos y los concilios afrontaban los más sutiles problemas teológicos. Las peores
repercusiones se debieron al hecho de que la Iglesia franca degeneró cada vez más en
una Iglesia territorial, aislándose hasta el punto de perder todo vínculo con la Iglesia
universal. Sus relaciones con Roma, el centro de la Iglesia occidental, cesaron por
completo, aun cuando no se llegó a una separación directa.