Está en la página 1de 3

Historia de la Iglesia

Edad media
El cristianismo en la Alta Edad Media (500-700)
La Iglesia y el nacimiento de la civilización occidental.
En primera instancia, no resultó nada fácil entablar relaciones a la iglesia con los
germánicos (son un histórico grupo etnolingüístico de los pueblos originarios del norte de
Europa que se identifican por el uso de las lenguas germánicas) ya que estos aparecían
como enemigos y destructores del imperio, ya que Roma tuvo que sufrir mucho por causa
de ellos.

Los Hunos (eran un pueblo asiático nómada y seminómada que tuvo gran relevancia en el
siglo IV) son culpables de la caída de Roma, este pueblo asiático obligó a los pueblos que
estaban al limite del imperio ir hacia el sur, aunque los visigodos (fueron una rama de los
pueblos godos, que a su vez pertenecen a los pueblos germánicos orientales, llamados
pueblos bárbaros, y que vivieron dentro del Imperio romano durante la antigüedad) fueron
los primeros en irrumpir el imperio todo esto fue en el 375, después del concilio de Nicea
(325) y antes del concilio de Constantinopla (381).

La decadencia del imperio de Occidente comenzó porque vándalos en el 425 comenzaron


a devastar España, estos en el 429 pasaron a África, justo a Hipona donde murió su
Obispo Agustín (430). No contentos con eso, avanzaron hasta Galia (es el nombre romano
dado a una región de la Europa Occidental actualmente formada por Francia, Bélgica, el
oeste de Suiza, el norte de Italia y zonas de Alemania y los Países Bajos al oeste del Rin.
También las islas británicas). Aunque estos vándalos fueron derrotados en el (451) ya que
se aliaron los romanos (Aecio) y los visigodos.

En el 451 un año más tarde los vándalos se encaminaron hacia Roma, pero sucedió
algo extraordinario que hasta el día de hoy se recuerda. Al enterarse el Papa León XIII
(el grande) que estaban ya cerca de invadir el país él y unos ayudantes salieron al
encuentro de los malhechores y de su rey Atila hasta el día de hoy se sabe que fue lo
que le dijo el Papa León XIII que convenció al rey de los vándalos para que dejase el
país, los cierto es que adjudicaron este suceso como un milagro de Dios por medio del
Papa. Atila murió en el (453) pero 2 años después venidos de África, todos pusieron su
fe en el sucesor de Pedro, pero esta vez solo pudo obtener de la negociación con el
rey de los vándalos Genserico que ningún romano muriese y que no destruirían el
país, pero igual comenzaron los saqueos.
En el 476 las tropas germánicas habían destituido al emperador occidental Rómulo
Augústulo y colocaron en el trono a Odoacro y a partir de ese momento estarían bajo
el dominio de los germánicos.
Del 493 al 526, Teodorico el Grande fundó el reino ostrogodo (fueron una de las dos
tribus principales de los godos, un pueblo germánico) en Italia.

La situación de Roma y de la Iglesia, oprimidas y amenazadas por los


longobardos, rodeadas por los hostiles reinos germánicos arríanos, y sin posibilidad alguna
de recibir ayuda de Bizancio, era digna de lástima. En Oriente, la constelación eclesiástico-
política había hecho que, durante el reino de Constancio, emperador de sentimientos
arrianos, el semigodo Wulfila (ca.311-382) había hecho que conociera, cuando se
encontraba en Constantinopla, el cristianismo en su forma arriana.

Seminarista: Galo Jesús Vernaza Ayoví


El patriarca Eusebio de Nicomedia, que en el 325 había sido en Nicea el más acérrimo
defensor de las doctrinas de Arrio y que fue exiliado junto con éste por Constantino, se
había convertido mientas tanto en obispo de Constantinopla. Ordenó a Wulfila obispo
arriano de los cristianos de la tierra de los godos.

Clodoveo, el joven rey recibió el bautismo del obispo católico Remigio, este paso fue
una acción con repercusión en el mundo, gracias a eso se hizo posible la fusión del
germanismo con la cultura cristiana. Sólo la Iglesia católica podía transmitir a los
germanos la tradición cultural de la antigüedad al mismo tiempo que el cristianismo.
El arrianismo no estaba en condiciones de hacerlo, porque no disponía ni de un poder
religioso real, ni estaba arraigado en el mundo cultural de la antigüedad.

Hacía ya mucho tiempo que el papa desarrollaba en Italia una función que traspasaba
ampliamente los límites del ámbito estrictamente eclesiástico.
En la situación de completa decadencia del imperio romano occidental, León Magno y
sus sucesores habían asumido la función de guías. Y el pueblo, durante las guerras y
las carestías, había aprendido a recurrir a ellos para pedirles ayuda, porque sólo
en ellos encontraban protección y sustento.

A la Iglesia romana la historia le confió tareas de la máxima importancia histórica por


ejemplo la misión entre los francos, la civilización de los pueblos germánicos y la
construcción de un nuevo mundo sobre las ruinas del mundo antiguo.

El primer encuentro del germanismo con la Iglesia


Surgieron vigorosas personalidades de obispos, que consiguieron ganarse la
consideración de los conquistadores y supieron ofrecer protección y seguridad a la
población nativa.
Eminentes obispos fueron Martín de Tours (t 397), Liborio de Le Mans (t 397),
Severino de Colonia (t ca. 400) y, más tarde, Avito de Vienne (t 518), Remigio de
Reims (t ca. 533) y Cesáreo de Arles (t 542). A ellos debemos agradecerles que la
población romana pudiera vivir aún durante bastante tiempo en las ciudades, mientras que
las zonas rurales alrededor de ellas estaban habitadas desde hacía mucho tiempo por los
germanos. Los germanos evitaban morar en las ciudades. También la Iglesia, al igual que
la población urbana romana, vivía según la ley romana, en el sínodo de París del 614 a
finales del siglo VII, la mayoría de los nombres de obispos son de origen germánico.

Avito de Vienne trabajó celosamente por la conversión de los borgoñones; Remigio de


Reims se dedicó a la conversión de los francos y fundó nuevas sedes episcopales. La
conversión de los francos al catolicismo creó el fundamento para la fusión con la población
nativa y fue decisiva para atraer a la fe católica a los otros germanos.

Cuando, finalmente, el emperador Anastasio le confirió contraponiéndolo a Teodorico, rey


arriano de los ostrogodos también la dignidad de cónsul romano honorario, el rey de los
francos apareció a los ojos de la población romano gala como el legítimo gobernador del
imperio romano.

Aparece ya aquí el pensamiento que Carlomagno defenderá después con tanta convicción:
los francos son el nuevo pueblo del imperio llamado, después del ocaso de Roma, a
representar y difundir el Regnum Christi en la comunidad de los pueblos occidentales. El
obispo Gregorio de Tours (538-594) nos ofrece en los diez libros de la Historia francorum

Seminarista: Galo Jesús Vernaza Ayoví


El bautismo fue conferido sin una verdadera formación religiosa cristiana y no estuvo
precedido de un catecumenado. La conversión en masa de pueblos enteros fue un
acontecimiento superficial, porque el sacramento no estuvo seguido por ninguna forma de
catequesis. El mensaje cristiano, con sus altas exigencias morales y su concepción
espiritual de Dios, pudo abrirse camino en las conciencias sólo con mucha lentitud y
grandes dificultades.

Para la Iglesia franca fue funesto el hecho de que el rey y la nobleza se entremetieran sin
respeto en los asuntos eclesiásticos, obstaculizando de este modo su actividad. El rey se
convirtió en jefe de la Iglesia, ocupó las sedes episcopales, convocó los sínodos y
determinó la vida de sus súbditos. Mientras que, en Oriente, precisamente en esta época,
los teólogos y los concilios afrontaban los más sutiles problemas teológicos. Las peores
repercusiones se debieron al hecho de que la Iglesia franca degeneró cada vez más en
una Iglesia territorial, aislándose hasta el punto de perder todo vínculo con la Iglesia
universal. Sus relaciones con Roma, el centro de la Iglesia occidental, cesaron por
completo, aun cuando no se llegó a una separación directa.

Seminarista: Galo Jesús Vernaza Ayoví

También podría gustarte