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Ábrete Sésamo!!

Expandir la mente a través

de la Historia de la

Ciencia

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Introducción
La introducción de un libro o un trabajo escrito de cierta
longitud es una llave; una llave que puede actuar en alguna
de sus dos funciones: o abre o cierra. Espero que esta
introducción funcione como la llave en su primera acepción,
de apertura, de invitación a continuar leyendo. En esta
introducción intentare expresar lo que yo siento y
experimento cuando tomo un libro o una lectura.

En primer lugar es el autor el que me llama, supongo que a


muchos les pasara lo mismo. En este campo particular de la
ciencia como también en el mas general del conocimiento,
para mi no es lo mismo ver algo escrito por Albert Einstein
que por John Gribbin. A Albert Einstein todos lo conocen
mientras que a John Gribbin, seguramente yo sea uno de los
pocos que haya leído sus trabajos. Sin embargo debo
rescatar algo a favor de que mi trabajo sea leído y
apreciado; mientras leer a Albert Einstein es arduo, leer a
John Gribbin es mas placentero, al menos cuando uno quiere
introducirse en temas científicos abstractos relacionados
con la frontera del conocimiento tales como las teorías de
la relatividad, la cuántica y la cosmología. Por eso una
primera recomendación es que aquellos que estén interesados
por la ciencia deberían superar este obstáculo de solo
inclinarse por leer trabajos de autores conocidos y
clásicos. Es mas, es muy bueno leer los clásicos, las
lecturas arduas, una vez que se ha pasado por los temas mas
digeridos por aquellos autores menos conocidos. Este
trabajo que tienen en sus manos puede ser un primer intento
al que los desafío y espero no decepcionarlos.

En segundo lugar, otras características que pueden


funcionar como apertura o cierre del interés por lo
escrito, son las primeras incursiones en el trabajo: lo que

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dice el índice, la contratapa, la primera parte de la
introducción.
¿Y qué es entonces lo que debe tener un a introducción para
que invite a la lectura?. Responder a esta pregunta es algo
totalmente subjetivo, yo lo haré desde mi posición personal
que puede coincidir con la de otros.
Primero es lógico pensar que es el tema en general el que
debe interesar, en este caso particular seria la ciencia.
Creo que hay autores, y espero no ser uno de ellos, que no
son totalmente transparentes porque titulan trabajos con
nombres “marketineros” que poco tiene que ver con el
desarrollo posterior del mismo. Esto vale para aquellos
escritos que se denominan ensayos y no-ficción.
Yo espero no cometer ese error, para lo cual en esta
introducción dejare sentado lo mas claramente que me sea
posible, cual será el contenido del libro, no solo para que
puedan interesarse o no desde el inicio en el mismo, sino
también porque escribo para mi, y es la experiencia
personal por la que voy transitando la que me interesa
poder expresar, no porque esta sea mas o menos importante,
sino porque es lo que me sale cuando escribo, porque es la
manera que yo tengo o creo tener, para poder entender
ciertos temas complejos y abstractos: escribiendo.
Expresar sentimientos o emociones personales, es una forma
de poder interesar al lector, porque como todos somos
personas, las personas se enganchan a partir de lo que
pueden percibir que otros sienten. Cuando lo que perciben
esta relacionado con las propias experiencias y emociones,
podemos decir que la lectura cautiva y gusta.
Por eso en esta introducción yo voy a contarles como llegue
a tomar la decisión de escribir acerca de la historia de la
ciencia y como es que pienso hacerlo, porque esta
introducción esta escrita según el orden que vendrá el
libro; es decir antes del contenido del mismo, sin tener
aun mucha idea de cómo será el mismo.

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No soy escritor, sino que soy lector. No soy científico
profesional sino que podría definirme como un admirador de
los científicos profesionales, pero no por sus avances
relacionados con la tecnología o ciencia aplicada, sino por
sus esfuerzos de pensamiento por llegar a entender como
funciona el universo en el cual vivimos y desarrollar
teorías que permitan explicarlo. Soy admirador de la
ciencia pura, o ciencia básica, de la filosofía de la
ciencia, del conocimiento por el conocimiento mismo.
A raíz de estos intereses dedico buena parte de mi tiempo
despierto a leer acerca de temas científicos, dentro de las
posibilidades que me dan mis conocimientos matemáticos y
diría mas, con la limitante de estos, porque llegado a
cierto nivel de la ciencia hay un solo lenguaje para
entenderla y este es el de las matemáticas. No obstante
existe un buen trecho para avanzar antes de alcanzar este
techo. Por eso admiro y me gustan aquellos divulgadores
científicos que intentan tomar lo que los científicos
profesionales hacen, para luego poner los conocimientos al
alcance de todos. Stephen W.Hawking, uno de los científicos
contemporáneos más inteligente, dedicado al estudio de la
cosmología, hace una mención especial en la introducción de
su trabajo llamado “Historia del tiempo. Del big bang a los
agujeros negros”. Dice allí: “...la ciencia moderna se ha
hecho tan técnica que solo un pequeño numero de
especialistas son capaces de dominar las matemáticas
utilizadas en su descripción. A pesar de ellos las ideas
básicas acerca del origen y del destino del universo pueden
ser enunciadas sin matemáticas, de tal manera que las
personas sin una educación científica las puedan entender.
Esto es lo que he intentado hacer en este libro...alguien
me dijo que cada ecuación que incluyera en el libro
reduciría las ventas a la mitad. Por consiguiente decidí no
poner ninguna en absoluto...”. Vemos por lo que dice
Hawking que no es solo un gran científico sino también un
buen comerciante.

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Esto a mi me parece maravilloso, porque de eso se trata la
divulgación, de no excluir sino esforzarse por incluir a la
mayor cantidad de personas que quieran incursionar en el
tema. Siempre hay tiempo para ir aumentando el grado de
complejidad.

Este trabajo, pretende ser para todos; pero por sobre todo,
para los jóvenes aun antes de su ingreso a la universidad,
porque a través de su lectura quisiera poder acercarme a
lograr dos objetivos:
1 Motivar a aquellos que tengan dormida una vocación por
la ciencia.
2 Despertar el espíritu del asombro, de la curiosidad ante
el misterio. Los seres humanos en el siglo XXI estamos
cada vez mas acostumbrados a vivir entre las cosas, en
palabras del filosofo español Julián Marías, a usar de
ellas, a gozarlas o temerlas. Hace al alcance de la
felicidad, aumentar la actitud humana del asombro,
extrañarse de las cosas cercanas y de todo lo que nos
rodea y preguntarse aquello que a lo largo de la
historia de la humanidad algunos se preguntaron: ¿qué
es esto?

¿Cuál es la fuente de información que utilizare?


Hay infinidad de escritos sobre temas de ciencia, historia
y filosofía de la ciencia; infinitas biografías en
distintas enciclopedias y libros especializados. Mi
metodología, consistirá en realizar este trabajo
fundamentalmente a partir de lo que encuentre en internet.
La razón de esta decisión es poder comprobar por mi mismo
algo que ya se me hace bastante claro: la posibilidad de
utilizar la web como una fuente inagotable de información
que sirve para el aprendizaje. Internet es la versión
moderna de la biblioteca de Alejandría. Tengo la impresión
de que si los maestros y profesores en escuelas e incluso
universidades pudieran dedicar cierto tiempo a la
investigación en internet acerca de su materia, podrían

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desarrollar o ampliar sus cursos de una manera mucho mas
económica para sus alumnos. Como contrapartida, es cierto
que no todos cuentan con acceso a internet. Mi valor
agregado será o intentara ser, el hecho de digerir un poco
la información encontrada, traducirla en aquellos casos en
que los trabajos existentes estén en ingles, resumir
algunos de los textos transcriptos y finalmente colocar en
blanco y negro las mismas preguntas, reflexiones y
pensamientos que yo me hago. Esto apuntara a aquello que ya
comente anteriormente que es fomentar la capacidad de
pensamiento profundo que muchas veces esta dormida en el
fondo del intelecto de los jóvenes y también a aquello que
menciono en el titulo:

EXPANDIR LA MENTE
Escuchamos a veces que es necesario abrir la mente para
poder entender o encontrar soluciones a determinados
problemas con los que nos encontramos en la vida diaria.
Internarnos en las formas como pensaron los científicos a
lo largo de la historia es una forma de lograr esta
expansión, porque transitamos un camino que nos permite
darnos cuenta que es lo que hace falta para encarar temas
extraños para el pensamiento tradicional tal como fueron
presentándose a lo largo de la historia de la humanidad.
http://eliza.gchs.com/teachers/mhaight/history1.htm

¿Por qué Historia de la Ciencia?


Ya he escrito sobre temas científicos, no todos publicados,
vinculados todos ellos a la física moderna: la física del
siglo XX y XXI. Física es un nombre demasiado duro que
puede ahuyentar a algunos. Digamos que lo que hoy llamamos
física, engloba todo lo que tiene que ver con las ciencias
de la naturaleza, antes se denominaba a esta materia como
filosofía de la naturaleza (Natural Philosophy). A mi
criterio, es el inicio, porque estudia todo lo que hay en
el universo y su interrelación, desde lo micro que no vemos
hasta lo macro que paradójicamente tampoco vemos.

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En este trayecto de lecturas y escritos, me fui dando
cuenta que una de las cosas que mas motivaban mi lectura
era lo que hacían y pensaban los hacedores de la ciencia.
Así, escribí sobre Richard Feynman, sobre las teorías de
Albert Einstein, avance sin terminar aun sobre un
matemático llamado Roger Penrose. Y me empecé a quedar sin
libreto. No porque no hubiera aun mucho por hacer, sino
porque al ser esta una actividad solitaria, es muy difícil
encauzarla, y esta muy sujeta a los humores y tiempos
cotidianos. No existe o no conozco un taller de ciencia,
así como existen talleres de escritura o de filosofía o de
arte. En estos supongo yo que pueden ordenarse las ideas y
focalizarse el trabajo o la dirección del mismo.
Ante esta “desorientación”, empecé a buscar por otros
caminos, mas relacionados con la docencia o, mas
propiamente dicho, con intentos de docencia no concretados,
y es allí donde en una charla recibí unos comentarios que
me parecieron oportunos:

“cualquier cosa que hagas, hacela como actividad


extracurricular, porque lo curricular te limitara mucho a
los contenidos mas utilitarios, aquellos que son enseñados
por requisitos de ingresos a las universidades...”

“¿Por qué no pensas algo tipo club de ciencias para que


participen alumnos de diferentes instituciones?”

Estos comentarios como suele suceder con muchas cosas, al


menos en mi proceso mental, amarraron entre si dos ideas
que tenia sueltas en mi mente. La primera estaba vinculada
a la palabra Club de Ciencias, la segunda era una idea que
había extractado de un curso acerca de temas filosóficos
que se dictaría en la Universidad de Columbia en Nueva
York.
Lo del Club de Ciencias me surgió leyendo un libro de
Michael Faraday, “The Chemical History of a candle” que
había sido publicado por primera vez en 1861 bajo el

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titulo: “A course of six lectures on the chemical history
of a candle”. Este libro no es mas que la trascripción de
unas clases dictadas por Faraday para un publico joven en
la Royal Institution de Londres. Según se cuenta en el
mismo, Faraday concurría a esta institución a escuchar
conferencias de un famosos químico llamado Humphry Davy;
es allí donde se despierta en el su vocación científica.
Consigue luego un trabajo menor en esa institución, para
finalmente y ya como Director del Laboratorio, organizar
unas charlas que aun hoy se mantienen (increíble hace mas
de 100 años!!) y son llamadas ”los discursos de los
viernes a la tarde” (Friday evening discourses). Salvando
las enormes distancias entre Michael Faraday y yo, me
parece una buena idea intentar hacer algo en esta línea,
para lo cual es necesario contar con contenidos que den
lugar a los encuentros.
Para Faraday los contenidos eran explicar ciertas leyes de
la naturaleza a partir de la observación de una vela: cómo
se mantiene encendida, y como se consume.
Pensaba yo ¿por qué no pensar en las historias personales
de los científicos y sus trabajos como contenidos
potenciales para este club de ciencias? Siempre me pareció
que puede resultar mucho más interesante estudiar la teoría
de la gravedad, a partir de la evolución que fue haciendo
Isaac Newton en su pensamiento, observando planetas que
orbitan y cuerpos que caen.

La otra idea relacionada con el curso en la Universidad de


Columbia tiene mas que ver con una metodología. Este curso
al que hago mención trataba acerca de la lectura de un par
de libros de un filosofo moderno, y para cada encuentro con
el profesor, cada alumno participante debía preparar un
pequeño ensayo referente a una pregunta. Copiando este tipo
de metodología, la que a mi siempre me gusto porque fuerza
a pensar sobre el tema; y con la idea del Club de Ciencias
en la cabeza, se me ocurre que en lugar de leer el libro de
un científico que a algunos se les puede hacer arduo;

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preparar una serie de escritos siguiendo un sentido
cronológico que permita a partir de la lectura de los
mismos plantear consignas que sirvan para el desarrollo de
charlas, discusiones y reflexiones, y dar también fuentes
adonde se puede profundizar las lecturas y la
investigación. Esto utilizando internet abre las
posibilidades al infinito.

Esta Historia de la Ciencia pretenderá ser esa serie de


escritos que podrán ser utilizados en el llamado Club de
Ciencias, si es que logra concretarse, como también puede
serlo en espacios de reflexión con menor cantidad de
personas.

Ahora bien, estos escritos tienen que reunir ciertas


condiciones que los hagan interesantes para la lectura. Sin
querer ser muy profundo en la definición de estas, pretendo
que lo escrito tenga subdivisiones cortas que permitan leer
por etapas. Siempre me resulto complicado leer libros donde
un capitulo tiene tal cantidad de hojas sin interrupciones,
que cada vez que se deja y se retoma hay que releer varias
veces lo mismo, ya sea porque no se sabe adonde se paro
antes como porque no se puede entender la ilación del
contenido. La otra condición que pretendo incorporar, es
contar aquello que a mi me sorprende acerca de los temas o
de los científicos, plantearme preguntas y dejarlas sin
respuestas para forzar a que cada uno se las responda.
Ojala pueda lograrlo.

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Introducción 2: Enseñando Historia de la Ciencia. La
experiencia Canaria
Algunos se preguntaran porque dos introducciones para
el mismo trabajo. Bueno, la razón se debe a que en el
proceso de investigar a través de la web me tope con
un trabajo desarrollado por una Fundación de las Is-
las Canarias, que como podrán comprobar trabaja inten-
samente en la incorporación de los temas de la histo-
ria de la ciencia en la enseñanza. Tan maravilloso me
pareció el trabajo, que he extractado mucho de los
aportes realizados por ellos porque está en un todo de
acuerdo con la filosofía como he encarado este trabajo
y su experiencia vale para lo que ocurre en Argentina
2003. Además como subproducto da una serie de recomen-
daciones pedagógicas para incorporar la historia de la
ciencia a la educación formal
La enseñanza de la historia de la ciencia en secunda-
ria
A ninguno se nos oculta que la Historia de la Ciencia tiene
un papel marginal en la enseñanza, universitaria o secunda-
ria. Esta disciplina carece, de una sólida tradición; bri-
lla por su ausencia en los currículos de las Facultades de
Ciencias, salvo en algunos nichos construidos por alguna
personalidad concreta en alguna Facultad concreta, y sólo
aparece incorporada a los programas de muy pocas Facultades
de Filosofía. No ha existido ni existe intención alguna en
institucionalizar su enseñanza y su aprendizaje desde las
instancias educativas rectoras o desde los propias Faculta-
des Universitarias. Esta ausencia en el nivel universitario
tiene repercusiones obvias tanto sobre aquellos que ahí he-
mos estudiado, pasando más tarde a enseñar Ciencias, Filo-
sofía, Historia, etc., en el nivel de Secundaria porque di-
fícilmente puede enseñarse aquello que se desconoce, como
sobre los textos que manejamos y utilizamos en este nivel y
en estas disciplinas.
Puede resultar interesante recoger aquí las consideraciones
que aparecen en el documento “Informe de la Allea” (ALL EU-

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ROPEAN ACADEMIES) sobre El papel de la Historia de la Cien-
cia en la educación Universitaria y, más en concreto, en lo
que concierne a nuestro país (España), en el informe elabo-
rado por Elena Ausejo de la Universidad de Zaragoza.
Se señala en él que (…) La historia de la ciencia es una
parte olvidada, en forma inexplicable, de la historia uni-
versal (…) Se ha considerado natural el que la historia mi-
litar, la historia de la economía y otras partes de la his-
toria, como la historia del arte, de la literatura, de la
música, etc., forman parte de la historia universal y como
tales han sido incluidas en el currículo de la enseñanza
universitaria. No es éste el caso de la historia de la
ciencia.
Las razones hay que buscarlas, sin duda, en la especifici-
dad de la historia de la ciencia y a este respecto cabe se-
ñalar que la historia de la ciencia, la buena historia de
la ciencia, se ha constituido necesariamente como un saber
interdisciplinar.
Esta interdisciplinariedad exige construirla desde diversos
ámbitos y áreas de conocimiento y ello suscita, sin duda
alguna, numerosos problemas.
 Los científicos, al margen de honrosas excepciones, han
mostrado muy poco interés por la propia historia de sus
disciplinas de forma que, en escasas ocasiones se han crea-
do cátedras desde las que impulsar la investigación y, por
tanto, su inclusión como materias regladas que se impartan
de forma generalizada.
 Desde el campo de la Filosofía y la Historia, salvando
como antes las singularidades, tampoco ha habido un desa-
rrollo intenso por causas que tienen que ver tanto con el
centro de interés de cada una de estas grandes disciplinas
como por las dificultades que la materia científica conlle-
va. A este respecto quizás sean relevantes las reflexiones
de Charles C. Gillespie: El lenguaje ordinario falla siem-
pre, en alguna medida, cuando se intenta dar cuenta de los
hallazgos de la ciencia. En física, la medida de esta inca-
pacidad crece abruptamente entre Carnot y Helmholtz o entre

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Faraday y Maxwell. Después de mediados del siglo XIX ese
crecimiento se hace exponencial y provoca la catástrofe de
comunicación que, por todos lados, hace opaco el quehacer
científico moderno (…).
En consecuencia, como señala el Informe al que antes hemos
hecho alusión, (…) el enorme valor educacional de la histo-
ria de la ciencia no es percibido como tal por las comuni-
dades universitarias objetivamente más próximas a ella. Los
científicos, en general, piensan que el pasado tiene escaso
valor para el futuro, los filósofos no sienten especial in-
terés por la ciencia natural ni por su lenguaje específico
y los historiadores, próximos también a los filósofos en
ese desinterés, se han mantenido ajenos al hecho de que la
ciencia tiene una dimensión humana que corre paralela a su
aparente inhumanidad, que es parte significativa de la his-
toria humana y no solo un esfuerzo por desvelar aspectos no
humanos y no históricos de la realidad.

La historia de la ciencia en el currículo de las diferentes


disciplinas

A fin de sustanciar las consideraciones anteriores e ilus-


trar, de modo concreto, cómo aparece incorporada la Histo-
ria de la Ciencia en cada una de las disciplinas en las que
sería susceptible y deseable tal incorporación, este grupo
Canario, llevo a cabo una exploración en diferentes libros
de texto de Historia, Filosofía, Matemáticas, Física, Quí-
mica y Biología que se manejan y usan con asiduidad en el
nivel de Secundaria.
El resultado de esa exploración muestra que, salvo en casos
muy concretos y singulares, la incorporación de cuestiones
concernientes a la historia de la disciplina concreta es
mínima y aún menor las que se refieren a la historia de la
ciencia en general.
Ello se ve, por otra parte, complementado por el hecho de
que, en los casos en los que ese material aparece de forma
explícita, la mayor parte del profesorado –por las razones

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que ya hemos aludido– tiende a ignorarlo. Últimamente, ade-
más, aceptándose la incapacidad del alumnado para fijar su
atención en textos con mucha literatura, se tiende a esco-
ger como texto de trabajo un libro esquemático –en el que
ya aparece resumido lo que el alumno tendría que entresa-
car– penalizándose aquellos otros en los que se relata,
concediéndole espacio, la historia y la génesis de los con-
ceptos.
Lograr mayor dedicación a la lectura en estos temas me da
la sensación que es una batalla cuasi perdida.

Potenciar la HC: estrategias de formación del profesorado

Desde la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Cien-


cia se ha intentado paliar la situación reseñada, y al mar-
gen de los cursos de formación de profesores, con marcado
carácter interdisciplinar, que a lo largo de su historia ha
organizado y sigue organizando, ha confeccionado el currí-
culo de dos asignaturas de Historia de la Ciencia que la
Comunidad Autónoma Canaria ha apoyado.
Nos parece interesante hacer algunas reflexiones sobre las
razones que sustentaron la puesta en marcha de estas asig-
naturas porque creemos que éstas rebasan el estricto ámbito
de la enseñanza organizada y tienen que ver con un tema de
mayor alcance: la divulgación de la ciencia y la adquisi-
ción de una cultura científica colocada al mismo nivel que
la cultura artística, literaria, etc.

Introducción
El estudio formalizado de los saberes científicos, tal y
como se contempla en los programas académicos en la actua-
lidad, presenta una serie de graves inconvenientes.
 En primer lugar su desconexión, que obliga al alumnado a
tratar las distintas materias como si fueran unidades ais-
ladas en sí mismas. El saber aparece así desvertebrado y
atomizado ante la mente del estudiante sin que éste tenga,
en ningún momento, la oportunidad de entrever una visión

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global o de conjunto. A través de esta percepción, su inte-
lecto se va organizando en parcelas autónomas, carentes de
la necesaria conexión y relación. La disciplinariedad se
convierte así en un hábito deformado de entender la cultura
y la realidad, carente de coherencia y sentido global. Es
lo que se denomina "el cierre de la mente moderna" caracte-
rizado por la incapacidad para trascender el aislamiento y
las particularidades disciplinarias.
 El segundo de los inconvenientes proviene de la tenden-
cia a convertir las ciencias en simples saberes operativos.
El carácter funcional y práctico que el saber científico
tiene en nuestras sociedades pivotea sobre la operatividad
del mismo y, en correlación con ello, el profesor tiende a
que el alumno aprenda primariamente a operar y formular y
sólo secundariamente a comprender. Las consecuencias inme-
diatas de tal quehacer generan en los estudiantes una ca-
rencia de flexibilidad y de profundidad reflexiva y una
abundancia de mecanización y memorización, cuyo resultado
último es la pérdida del sentido del aprendizaje. Si en el
supuesto del apartado anterior el alumnado pierde el senti-
do al carecer de una perspectiva global, aquí lo pierde al
carecer de los mecanismos de comprensión y explicación para
su hacer. Se convierte de este modo en un mero peón de re-
solución de problemas concretos. Se ahonda aún más el cie-
rre de su mente.
 El tercero es que, si bien explícitamente no se enseña
la historia de la ciencia como tal, implícitamente aflora a
través de los distintos contenidos y lo hace, en la mayor
parte de las ocasiones, de forma inconexa y errada. Se
transmiten así visiones deformadas difíciles de erradicar
posteriormente y que acaban consolidándose como estereoti-
pos o concepciones ideológicas alienantes.
El carácter dado, formalizado y terminal con el que es pre-
sentado el corpus científico, junto a los atributos de cer-
teza y objetividad atribuidos a la ciencia, configuran ésta
como algo absoluto y cerrado. Prestigio, verdad y objetivi-
dad se convierten en rasgos de una creencia que fácilmente

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se desliza hacia el dogmatismo. La ciencia se transforma
así en un sustitutivo de las religiones en las sociedades
tecnificadas.
Finalmente, la parcelación de los conocimientos, la ausen-
cia de inteligibilidad y de sentido y esa perspectiva de-
formada coadyuvan a impedir que el alumno adquiera una vi-
sión clara y comprensible de lo que es una ciencia. Una de
las consecuencias más evidentes de tal impotencia es el
enorme auge y crecimiento, en nuestros días y especialmente
entre la juventud, de las creencias en las pseudo ciencias,
los fenómenos paranormales, la magia y el ocultismo. La
mente del alumno busca explicaciones de conjunto a pregun-
tas que son explicables desde la ciencia pero que habitual-
mente no se abordan. La formalización y el mecanicismo no
satisfacen la inquietud de los jóvenes. Sólo una intelec-
ción viva, dinámica, cualitativa e imaginativa puede frenar
el rápido avance de aquéllas.

El uso de la HC como modo de enseñar Ciencia


El diagnóstico hecho en la introducción exige diseñar una
estrategia terapéutica que parte de la convicción de que,
por un lado, la única forma de aprender (y enseñar) de modo
significativo descansa en la aprehensión de la génesis y
evolución de los conceptos científicos y, por otro, de la
conciencia clara de que éstos pertenecen al mundo de la
historia y de la cultura;¿podría alguien mantener que la
Geometría Griega no tiene nada que ver con los ideales de
Belleza y Armonía de esta sociedad?, ¿o que la Revolución
Científica culminada en Newton no tuvo impacto alguno en la
idea de Progreso que abanderó la Ilustración?; ¿se atreve-
ría alguien a negar las repercusiones que sobre la ética,
la economía, la política o la filosofía de nuestro siglo,
tienen las revoluciones cuántica, relativista e informáti-
ca?. La aceptación de estas ideas no implica sin embargo
que sean utilizadas por el profesorado en su práctica edu-
cativa diaria. Las razones hay que buscarlas en su incapa-

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cidad para hacerlo porque el mismo es un producto de una
educación fragmentada y especializada.
Una aproximación histórica a las ciencias implica pues un
giro radical en la forma de concebir éstas y en el modo de
presentarlas y plantearlas al estudiante.
 Es durante el siglo XIX cuando, a causa de su propio y
desmesurado crecimiento, se fragmenta un cuerpo de saber
hasta ese momento unificado que se desglosa en unidades
aisladas y autónomas. Un enfoque historicista relativizaria
esta fragmentación y forzaría necesariamente la convivencia
de la Filosofía, la Física, la Matemática, la Química y la
Biología. De esta manera la mente se vería obligada a la
interrelación, la universalidad y la apertura.
 El conocimiento comprensivo, explicativo, lo es por cau-
sas, que se van encadenando hasta sus primeros orígenes, lo
que nos conduce indefectiblemente al tipo de conocimiento
denominado genético. El proceso investigador supone partir
de un problema para hallar soluciones; el comprensivo fun-
ciona a la inversa: parte de las respuestas para indagar el
problema y así unir ambos en un todo explicativo. Es éste
el tipo de conocimiento propio de las ciencias humanas que
se ven así obligadas a estar inmersas en la historia. Las
ciencias positivas, desde el momento en que intenten tras-
cender su propio positivismo (como necesariamente han de
hacerlo en los procesos formativos), deben incorporar esa
misma metodología. En su historia encuentra la ciencia la
atalaya privilegiada desde la que explicar con sentido su
actualidad.
 La historia muestra cómo la ciencia es al fin y al cabo,
una construcción humana y como tal, relativa. Evoluciona
con las necesidades sociales, en tanto que instrumento pri-
vilegiado de la mente humana para resolver problemas, apro-
piarse de la naturaleza y dominarla. Como tal construcción
humana es un tipo de saber ceñido a las posibilidades del
hombre. Se ha ido erigiendo trabajosamente y con el sólo
uso de la razón, desde el fondo oscuro de los mitos, las
religiones y la magia, en un esfuerzo por delimitar terri-

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torios de conocimiento estrictamente humanos. Por ello es
necesario defenderla tanto del absolutismo tecnocrático de
nuestra época como de aquellos pseudosaberes que, encubier-
tos bajo el manto del prestigio cientificista y haciendo
uso de ciertos aspectos del lenguaje de la ciencia, mues-
tran el mismo rostro de irracionalidad presente a lo largo
de buena parte de la historia de la humanidad.
 Pese a esa relatividad, el conocimiento científico es
uno de los exponentes máximos de la racionalidad de los hu-
manos. Desde él adquirimos capacidad para conocer el mundo
en su más amplia acepción y para enfrentar problemas que de
otro modo serían insolubles. La tensión entre la ciencia y
sus usos ha marcado la propia historia de la Humanidad; no
es, pues, algo ajeno y marginal a ella.
 Exponer y desarrollar una asignatura como la Historia de
la Ciencia exige no sólo plantearse un relato de los acon-
tecimientos o una referencia a las personalidades y perso-
najes que significaron algo en el desarrollo de la ciencia;
también es imprescindible mostrar cual era la naturaleza de
los problemas científicos en cada época y el modo en que
éstos problemas aparecen conectados con las necesidades y
exigencias de los individuos y sociedades e insertos en la
cultura del momento.
A partir de estas consideraciones esta Fundación Canaria,
establece una serie de bloques temáticos y definición de
contenidos, para avanzar en la enseñanza de la Historia de
la Ciencia en dos niveles I y II, ver Anexo. Podríamos pen-
sarlos a ambos dentro del polimodal. Veamos su originali-
dad.

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Periodo antiguo desde el 625 AC hasta el 1 AD en Grecia
Este es un periodo donde la ciencia y la filosofía se
confunden. Mas que se confunden yo diría que son lo mismo y
mas que son lo mismo, diría que la filosofía se origina a
partir de cuestionamientos científicos que se hacían los
hombres de la antigüedad, el preguntarse ¿qué es esto?
cuando observaban la luna, las estrellas, las estaciones
del año. Vemos que estas preguntas tenían que ver con
aquello que los hombres observaban, lo que pasaba en la
naturaleza.

Pero ¿qué es Ciencia? (en latín scientia, de scire,


‘conocer’), término que en su sentido más amplio se emplea
para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier
campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la
organización de la experiencia sensorial objetivamente
verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto se
conoce como “ciencia pura”, para distinguirla de la
“ciencia aplicada” —la búsqueda de usos prácticos del
conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la
cual se llevan a cabo las aplicaciones.
Los esfuerzos para sistematizar el conocimiento se remontan
a los tiempos prehistóricos, como atestiguan los dibujos
que los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de
las cuevas, los datos numéricos grabados en hueso o piedra
o los objetos fabricados por las civilizaciones del
neolítico. Los testimonios escritos más antiguos de
investigaciones protocientíficas proceden de las culturas
mesopotámicas, y corresponden a listas de observaciones
astronómicas, sustancias químicas o síntomas de
enfermedades —además de numerosas tablas matemáticas—
inscriptas en caracteres cuneiformes sobre tablillas de
arcilla. Otras tablillas que datan aproximadamente del
2000 a.C. demuestran que los babilonios conocían el teorema
de Pitágoras, resolvían ecuaciones cuadráticas y habían
desarrollado un sistema sexagesimal de medidas (basado en

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el número 60) del que se derivan las unidades modernas para
tiempos y ángulos
En el valle del Nilo se han descubierto papiros de un
periodo cronológico próximo al de las culturas
mesopotámicas que contienen información sobre el
tratamiento de heridas y enfermedades, la distribución de
pan y cerveza, y la forma de hallar el volumen de una parte
de una pirámide. Algunas de las unidades de longitud
actuales proceden del sistema de medidas egipcio y el
calendario que empleamos es el resultado indirecto de
observaciones astronómicas prehelénica.
(www.monografias.com Filosofía de la Ciencia. Lic. José
Luis Dell'Ordine)

Las primeras preguntas filosóficas formales fueron del tipo


cosmológico que vemos ya se las hacían las civilizaciones
antiguas de oriente tal vez de un modo no totalmente
consciente. Estas preguntas tenían sus raíces en el interés
que existía por la naturaleza, la agricultura, el clima, la
astronomía, saberes estos que dada la condición de misterio
se los vinculaba también con la religión.

Los primeros filósofos o científicos griegos, surgían de la


escuela de Mileto y se planteaban determinadas preguntas
relacionadas a la existencia, a la inmutabilidad de las
cosas o al cambio, al paso del tiempo, y a la posibilidad
de que existiera un principio unificador de todo lo
existente. Es increíble ver esto, porque hoy en día los
científicos que se encuentran estudiando los temas de la
frontera de la física, también están tras la búsqueda de un
principio unificador o teoría del todo a partir de la cual
todo el universo micro y macro, desde sus orígenes hasta
ahora, pueda ser explicado. Veremos que los avances de la
física normalmente están vinculados con unificaciones de
teorías que se consideraban diferentes pero que luego
resultan como las dos caras de una misma moneda; los

20
avances, son una forma de simplificar las explicaciones de
los fenómenos observados.
Aquello que los primeros filosofo-científicos se
preguntaban o buscaban, es conceptualmente similar a lo que
los científicos actuales también se preguntan y buscan, me
pregunto:
¿Cuál es la razón de esta coincidencia?.
Este cuestionamiento a mí me fascina,
¿Por qué será que el hombre es curioso?
¿Por qué quiere saber mas y es feliz cuando avanza en el
conocimiento?

Aristóteles da una respuesta a estas preguntas:

“ Todos los hombres tienden por naturaleza a saber”


(Metafísica).

Si esto es así por naturaleza, significa que la búsqueda


del conocimiento esta en la esencia del hombre. Y
Aristóteles dice algo mas que nos zambulle en la ciencia:

“ Por el asombro comenzaron los hombres, ahora y en un


principio, a filosofar, asombrándose primero de las cosas
extrañas que tenían mas a mano, y luego al avanzar así poco
a poco, haciéndose cuestión de las cosas más graves tales
como los movimientos de la luna, del sol y de los astros y
la generación del todo”

Julián Marías en su obra “Historia de la Filosofía”,


explica que esta es una actitud humana nueva a la que
denomina actitud teorética. La misma esta en contraposición
a la llamada actitud mítica que era la que predominaba
entre los hombres desde sus orígenes. Esta actitud
teorética surge en gran medida en Grecia. Para el hombre
mítico, las cosas son poderes buenos o malos con los que
vive y a los que utiliza o rehuye. Mientras que el hombre
que ha incorporado esta actitud teorética, enfrenta la

21
realidad que vive en forma diferente; donde antes había
poderes ahora ve que hay cosas. Es la misma diferencia que
se produce entre la conciencia del mundo del niño (mítica)
y del adulto (teorética). El hombre se encuentra ahora
entre las cosas, extrañado de ellas, y así las cosas
adquieren una significación por si solas que antes no
tenían.
Podríamos preguntarnos antes de empezar a leer acerca de
los primeros hombres de ciencia (filósofos):
¿Qué es lo que aquí y ahora nos asombra?, porque es a
través de esta practica, que podremos incorporar la llamada
actitud teorética a nuestra vida; de lo contrario corremos
el riesgo de continuar viviendo superficialmente en un
mundo al que poco entendemos dado que lo apreciamos desde
una visión mas o menos mítica; y posiblemente en algún
momento de nuestra vida, esta situación de espectadores sin
comprensión nos angustiara al vernos imposibilitados de
encontrar el sentido de los acontecimientos y de las cosas
que nos rodean.

Toda la primera etapa de la filosofía griega conocida como


la época de los presocráticos, trata el tema de la
naturaleza. Aristóteles llama a estos pensadores, los
físicos. Frente a la naturaleza , el presocrático toma la
actitud teorética diferente a la que hasta ese momento
existía, preguntándose ¿qué es todo esto?.
Me surge aquí otra coincidencia o similitud entre lo que
ocurría en esta primera época, con la actualidad,
referente a los problemas que enfrentaban y enfrentan los
científicos.
Veamos que es. Los filósofos que continuaron la tarea de
estos precursores a los que se denomina presocráticos,
cuando enfrentaban y se planteaban un problema, ya tenían
un repertorio de soluciones o explicaciones propuestas o
ensayadas o testeadas. Por el contrario los presocráticos,
no contaban con nada de esto porque ellos eran los primeros
que pasaban de la actitud mítica a la actitud teorética,

22
ellos eran los primeros que intentaban dar explicaciones
utilizando una nueva herramienta que es la razón. A mi
criterio esta situación es muy similar a la actual, en los
desarrollos de la ciencia moderna, porque es en el ultimo
siglo cuando el paradigma científico existente perdió
validez para los nuevos campos en los que la ciencia se
introdujo, y las explicaciones o soluciones o modelos
existentes dejaban de tener sentido ante las nuevas
realidades.

Lo primero que asombra a estos primeros científicos es el


movimiento, entendido en un sentido amplio equivalente a
cambio o variación. Ellos distinguían cuatro clases de
movimiento, el local: cambio de lugar, el cuantitativo:
aumento o disminución de algo, el cualitativo: de
alteración, y el sustancial: de generación o corrupción de
algo. Es bueno que vayamos viendo y pensando a lo largo de
la lectura:
¿qué es lo que les provocaba asombro o inquietud?
Percibiendo su forma de pensar, será el camino que nos
conducirá a incorporar en nosotros dichas formas de pensar,
si es que no las hemos aun desarrollado; esto no es mas que
la actitud teorética frente a las cosas.

La inquietud provenía de preguntarse: si las cosas cambian,


¿qué es lo que estas (las cosas) son de verdad?, si algo
que era, deja de ser, resulta que la misma cosa es y no es,
lo cual les sonaba contradictorio. Aparece así la idea que
la multiplicidad de las cosas o la contradicción que se
encuentra en ellas, son solo apariencias; pero entonces,
detrás de las mismas debe haber una raíz inmutable, algo
que no cambia. La pregunta teorética se transforma así en
¿qué es la naturaleza o principio de donde emerge todo? Las
respuestas que se fueron dando a esta pregunta es la que
veremos en algunos de los diferentes filósofos
presocráticos.
Tales de Mileto

23
Lo primero que se me ocurre es decir que fue el del famoso
teorema de Tales. La geometría era parte de las cosas
porque era la disciplina a través de la cual se buscaba
explicar las formas, las relaciones, el espacio. Tales era
astrónomo, ingeniero, financista, político y se lo reconoce
como uno de los siete sabios de Grecia. Tenía origen
fenicio y es posible que haya viajado a Egipto de donde
trajo conocimientos de geometría donde se hacían cálculos
de distancias y alturas según la igualdad y semejanzas de
triángulos en forma empírica, seguramente algo muy
desarrollado a partir de las grandes construcciones
egipcias. Fue astrónomo porque pudo predecir un eclipse. Es
increíble la cantidad de actividades o profesiones que
estos hombres llevaban a cabo. Esto siguió ocurriendo hasta
después de la edad media. Hubo un momento donde la
necesidad de especialización se origino a partir del cúmulo
de conocimientos existentes. Un hombre no podría abarcar
tantos saberes al hacerse necesaria la profundización en
uno solo.
Me gustaría en este punto dejar una pregunta para
reflexionar:
La necesidad de la especialización, ¿es algo que debe ser
así o podríamos pensar en que el conocimiento que cada
persona puede absorber sea mas abarcativo y no tan
profundo?
¿Qué gana y que pierde cada persona según desarrolle
conocimientos abarcativos o profundos, según sea mas
generalista que especialista?

Volviendo a Tales, el principio unificador que para el,


daba respuesta a la pregunta filosófica era el agua, el
estado de humedad. Esto lo explica diciendo que los
animales y plantas tienen el alimento y la semilla húmedos.
También dice que la tierra flota sobre el agua. No importa
tanto aquí si lo que Tales decía ahora nos parece ridículo,
sino que mi intención es que podamos ver como Tales hace un
proceso de razonamiento, de utilización de la razón, en

24
función de lo que percibe por los sentidos (observación de
la realidad) dando una explicación que sale de lo mítico.
¿Hasta que punto podemos decir, poniéndonos en el lugar de
Tales, que pensar que la tierra flota en el agua es algo
ridículo?
Anaximandro
Fue el sucesor de Tales en la dirección de la escuela de
Mileto, escribió una obra que se conoce como “Sobre la
naturaleza”, se le atribuyen inventos matemáticos y
astronómicos y la confección de un mapa.
¿Cómo se puede hacer un mapa de un lugar? Pensemos en los
conceptos que se deben manejar para lograrlo, ya sean
geométricos, de relaciones de espacios.
Para Anaximandro, el principio unificador era el infinito
como concepto de indeterminación algo ilimitado. Lo llamaba
el apeiron. Era lo grandioso, lo que lo maravillaba, el
todo dentro del cual el hombre evoluciona y vive.
Anaximenes
Es discípulo de Anaximandro, que dice que el apeiron o
infinito de su maestro es el aire. Parecería que vuelve a
la idea de Tales cambiando el agua por el aire, pero la
diferencia esta en que Anaximenes explica cómo a partir del
aire que abarca y cubre todo, se generan todas las cosas.
Establece un principio de la naturaleza. El aire se
condensa formando nubes, agua, tierra, rocas, según sea el
grado de condensación (idea de densidad), mientras que
cuando el aire se rarifica, se hace mas tenue, se genera el
fuego. Vemos como empiezan las ideas acerca de cuales son
los componentes últimos de la materia, búsqueda que
continuara a lo largo de la historia creando diferentes
modelos hasta llegar al actual modelo standard de los
quarks y bosones.

Pitágoras
Es el fundador del movimiento de los pitagóricos. Esta
escuela se encontraba fuera de Grecia, en lo que se
denomina la Magna Grecia que es el sur de Italia y Sicilia.

25
Pitágoras es un personaje extraño, poco se sabe de el y es
posible que el famoso teorema que lleva su nombre, no sea
producto de su intelecto, sino desarrollado por otros
miembros de su escuela. Pitágoras probablemente no se ocupo
mucho de las matemáticas sino que su actividad estaba mas
relacionada con lo religioso, con el ocultismo y con el
misterio. Esto a partir de su probable contacto con un
personaje Persa conocido como el mago Zaratustra. Así la
escuela de los Pitagóricos tenia mas las características de
una secta, con gran cantidad de normas extrañas y
prohibiciones.
Los Pitagóricos formaban una escuela, pero el sentido aquí
de la palabra escuela proviene del significado griego de
ocio. Esta escuela esta caracterizada por un cierto modo de
vivir.
Según los pitagóricos, hay tres modos o estilos de vida: el
de los que compran y venden, es decir los comerciantes, el
de los que corren en el estadio que son los deportistas, y
el de los espectadores que se limitan a ver, estos llevan
una vida teorética o contemplativa. Es evidente que este
tipo de vida, de mucha tranquilidad y sin mayores
obligaciones, da lugar para que florezca el pensamiento y
la reflexión. Lo mismo ocurre ahora en determinados
ámbitos.
¿Podemos decir que la vertiginosidad de la vida moderna
atenta contra la reflexión y el pensamiento?.
Es en esta escuela pitagórica donde surgen muchos
desarrollos matemáticos. Surge de ellos la idea de que el
cosmos es un todo matemáticamente ordenado. Por
matemáticamente debemos entender un tema de armonía y
proporciones. Son los descubridores de un tipo de entes que
no son corporales, es decir no se pueden tocar, pero tienen
una realidad concreta y se los puede abarcar con el
pensamiento, son los números, las figuras geométricas.
Definen que estos nuevos entes son la esencia misma de las
cosas, son inmutables y eternos. Relacionan la aritmética
con la geometría, el 1 es el punto el 2 es la recta, el 3

26
es la superficie, el 4 el sólido. Los números para los
Pitagóricos se consideraban como los elementos
constitutivos de la estructura misma del universo.
Los pitagóricos crearon una teoría matemática de la música,
estableciendo una relación entre las notas musicales y la
longitud de las cuerdas.
Se destacaron en astronomía, donde uno de ellos Ecfanto
afirmaba acerca de que la tierra era esférica y que rotaba,
pensemos que en ese tiempo ni siquiera se sabia como era la
tierra y cual su tamaño. Estas afirmaciones están mas
vinculadas a una concepción religiosa acerca de la
perfección del circulo y la esfera como formas, que a un
desarrollo científico de observación y constatación de la
realidad.
Empedocles
Desarrollo teorías acerca de la cosmología, según el
existen dos soles uno autentico y el otro reflejado. Ya
habla de que la luz de la luna es un reflejo, es decir que
no tiene luz propia y que la noche se produce por la
interposición de la tierra entre el sol y el fuego (los dos
soles). Empedocles descubre lo que son los eclipses. Dice
que las estrellas y los planetas eran fuego autentico, no
reflejado, y que mientras las estrellas están clavadas, los
planetas están libres (ese es el significado de la palabra
planeta). Pensó también que la luz es algo que va de un
lugar a otro y que tarda un tiempo muy breve en realizar un
recorrido, es decir no se produce la iluminación en forma
simultanea. Faltaban 2400 años para que Einstein se ocupara
de la velocidad de la luz.
¿Pensamos alguna vez que la luz que nos llega del espacio
salió hace muchos años?
¿Esto significa entonces que mirar las estrellas es mirar
al... ?
Los cosmólogos hoy buscan información del origen del
universo “mirando” al pasado a lo que llaman la radiación
cósmica de fondo. ¿Podemos explicar esto?

27
Empedocles es el que por primera vez habla de los cuatro
elementos constitutivos de todo, las raíces de todas las
cosas: agua, aire, fuego y tierra. Todos los cuerpos para
Empedocles se componen de la agregación de sustancias
elementales. Vemos como nos acercamos a los átomos a través
de otro sabio griego llamado Anaxagoras, quien dice que no
son cuatro elementos sino infinitos a los que denomina
homeomerias, las mismas son como partículas pequeñísimas de
las que están hechas todas las cosas. Estas homeomerias no
son accesibles a los sentidos.
¿Será por eso que 2500 años después aparecen los
aceleradores de partículas?

Leucipo
Pertenece al grupo de los atomistas que son los últimos
presocráticos. Los atomistas son los que definen las
ultimas partes indivisibles de la materia de lo que esta
compuesto todo. Por esa indivisibilidad es que lo llaman
átomos. Estos átomos tienen distintas formas y por lo tanto
diferentes propiedades, se mueven y se engarzan entre si en
distintas formas.
¿Podríamos llamar a esto el inicio de la química?

Democrito
Discípulo de Leucipo, desarrollo junto a esta teoría de los
átomos el primer intento formal del materialismo. Dice que
todo esta compuesto por átomos, incluso el alma que no se
ve, es decir se hace una interpretación material del ente.
Entonces cuando los materialistas hablan de movimiento o de
cambio lo hacen del movimiento de ubicación de dichos
átomos, pero si cambian de lugar significa que deben
previamente estar ocupando otro lugar.
¿Qué es ese lugar que ocupan?
A ese lugar que se lo conoce como el vacío o el no ser,
Democrito le da otra significación, la de espacio.
¿Alguna vez pensamos que es el espacio?
Espacio ¿es un concepto absoluto?

28
Poincaré y luego Einstein explicaran esto con mayor
detalle, pero debemos esperar aun muchos años.

Platón
Platón dejo Grecia luego de la muerte de Sócrates y viajo a
Egipto, Sicilia e Italia. En Egipto aprendió acerca del
funcionamiento de un reloj de agua que fue mas tarde intro-
ducido en Grecia. En Italia estuvo en contacto con los tra-
bajos de Pitágoras donde llego a apreciar la importancia de
las matemáticas. Este fue un evento de gran importancia
porque a partir de esta relación, Platón se forma la idea
que:
...la realidad que se busca a través del pensamiento cien-
tífico debe ser expresada en términos matemáticos. La mate-
mática es la clase mas precisa y definida de pensamiento de
la que el ser humano es capaz.
Es a partir de este pensamiento de Platón, uno de los pen-
sadores mas importantes de la humanidad, que podemos darnos
cuenta de la importancia de esta idea, para el posterior
desarrollo de la ciencia. Podemos decir que el lenguaje de
la ciencia es la matemática porque esto es lo que ya desde
los inicios del pensamiento científico expresaban los gran-
des pensadores.
Las principales contribuciones hechas al conocimiento por
Platón están en los campos de la filosofía, las matemáticas
y la ciencia. No obstante es difícil descubrir las ideas
filosóficas de Platón, dado que no escribió un tratado sis-
temático con sus ideas y conceptos, sino que su aporte es-
crito lo hizo a través de Diálogos (unos 30 en total). Es-
tos fueron escritos en forma de conversaciones, y se carac-
terizaron por su maestría en el lenguaje escrito, el senti-
do de situación y los aspectos tragicómicos, lo que con-
vierte a Platón en uno de los grandes escritores de la hu-
manidad. Platón fue un maestro a través de la escritura.
En unas cartas escritas, Platón dice algo que rescato como
un objetivo a lograr con este escrito u otros que pudiera
hacer. El dice entender la dificultad para que un lector

29
pueda captar su teoría filosófica a partir de la lectura de
los Diálogos. Pero entonces da una solución diciendo que el
entendimiento solo aparecerá luego de un largo proceso de
pensamiento, discusión y cuestionamiento. Lo mismo podría-
mos rescatar para esta lectura como para otras: el habito
del pensamiento, la discusión y el cuestionamiento.
A través de estos Diálogos, Platón discute una gran canti-
dad de temas de arte tales como: danza, música, poesía, ar-
quitectura, drama. También tópicos filosóficos como ética,
metafísica, donde discute acerca de la inmortalidad, el
hombre, la mente, el concepto de realidad. La filosofía de
las matemáticas, la política y la religión son temas de sus
diálogos, donde abarca temas relacionados con la actividad
de los censores, el ateismo, el dualismo, el panteísmo, el
conocimiento a priori o pre-existente, el racionalismo.
Es esta línea de la discusión acerca de la realidad, donde
Platón habla de la teoría de las formas, donde habla de un
mundo engañoso al que percibimos a través de los sentidos y
de un mundo ideal de ideas, el cual es constante y verdade-
ro.
Platón da un ejemplo matemático para ilustrar su teoría de
las formas. El considera a los objetos matemáticos (los nú-
meros, las figuras geométricas) como formas perfectas. Por
ejemplo una línea es un objeto que tiene longitud pero no
ancho. Si dibujamos una línea, por mas fina que la hagamos
siempre tendrá algo de ancho por lo cual Platón dice, nunca
será perfecta en el mundo de los sentidos.
A pesar de que Platón no hizo ningún descubrimiento matemá-
tico importante, su idea de que las matemáticas son una he-
rramienta poderosa para el entrenamiento de la mente huma-
na, fue muy importante para el posterior desarrollo de di-
cha disciplina. Sobre la puerta de entrada de su academia
había una frase que decía:
Nadie que no sepa geometría puede entrar aquí

Platón se concentraba mucho en la idea de la prueba, de


probar lo que se argumentaba, e insistía mucho en las defi-

30
niciones precisas y en las hipótesis claras, estableciendo
así las bases para la aproximación sistemática al estudio
de las matemáticas que desarrollo Euclides.
Así vemos que las contribuciones mas importantes al desa-
rrollo de esta disciplina fueron hechas por alumnos de la
escuela de Platón, entre otras cosas en su escuela se estu-
dio:
 Las secciones cónicas, Theaetetus.
 La geometría del sólido.
 Proporciones, Eudoxus de Cnidus.
 Método para calcular áreas y volúmenes de figuras cur-
vilíneas. Eudoxus.
 Un esquema astronómico de las esferas concéntricas que
luego adoptara Aristóteles, también desarrollado por
Eudoxus.
 Archytyas también de la escuela de Platón, fue el in-
ventor de la mecánica o estudio del movimiento de los
cuerpos.
El nombre de Platón se asocia a lo que se denominan
los sólidos platónicos. Estos cuerpos sólidos fueron
desarrollados por Pitágoras pero por la fama adquirida
en el Dialogo Timaeus, se los considero siempre como
los sólidos platónicos.
En este Dialogo, Platón desarrolla una construcción ma-
temática de los 4 elementos (tierra, agua, fuego y
aire), cuyos átomos se dice allí, que tienen las for-
mas de: el cubo, el tetraedro, el octaedro y el ico-
saedro. El quinto sólido platónico: el dodecaedro es
el modelo para el universo entero.
En los temas astronómicos, Platón decía que las estre-
llas, los planetas, el sol y la luna se mueven alrede-
dor de la tierra en esferas cristalinas. El movimiento
circular esta asociado a la perfección que Platón con-
sideraba que existía en todo lo que tenia que ver con
el cielo.

31
La esfera de la luna era la mas cercana a la tierra,
luego venían las del sol, mercurio, venus, Marte, Jú-
piter, saturno y mas allá, las estrellas. Platón ya
consideraba que la luna brillaba por el reflejo de la
luz solar, algo que es cierto.
¿Por que algunos cuerpos tienen luz propia y otros no?
Es interesante percibir el pensamiento de Platón, a
través de lo que el consideraba como un curso apropia-
do para educar a los jóvenes:
… las ciencias exactas-aritmética, geometría del plano
y del sólido, astronomía y armónicos- deberían estu-
diarse primero durante 10 años(!!) para familiarizar a
la mente con relaciones que solo pueden aprehenderse
por el pensamiento. Luego se deben dedicar 5 años (!!)
a la dialéctica. La dialéctica es el arte de la con-
versación, del preguntar y responder; la aptitud dia-
léctica es la habilidad de proponer y responder pre-
guntas acerca de la esencia de las cosas. El dialécti-
co reemplaza las hipótesis con un conocimiento seguro,
y su objetivo es fundamentar toda la ciencia, todo el
conocimiento en algún primer principio no hipotético.
Me interesa rescatar la idea de utilizar ciertos con-
ceptos o ideas para familiarizar a la mente (entrenar-
la diría yo) con relaciones que solo se aprenden por
el pensamiento. Esta idea responde a la pregunta acer-
ca de la utilidad que tienen determinados contenidos
de la educación, que luego no son aplicados en la vida
de relación o de todos los días. Estos contenidos sir-
ven para familiarizar a la mente con relaciones que...
La academia de Platón existió durante 900 años!!.
Como Sócrates, Platón se interesaba por la filosofía moral
y consideraba a la filosofía de la naturaleza, es decir a
las ciencias, como un conocimiento inferior. Tenia esta
idea a pesar de que pensaba que las ciencias como vimos,
debían estudiarse durante 10 años
Hay una historia famosa que cuenta que un estudiante de
Platon (algunos dicen que era Euclides), le pregunto cual

32
era la aplicación del conocimiento adquirido en lo que se
le enseñaba en la academia. Preguntaba como muchos jóvenes
de hoy para que servia todo lo que estudiaba. Entonces Pla-
ton le entrego al alumno una moneda para que no sintiera
que estudiaba por nada y luego lo echo de la academia. La
moraleja de esta historia es que para Platon el conocimien-
to no tiene uso practico sino que solo existe para el bien
abstracto del alma, para alcanzar felicidad.
¿Pensamos así en el siglo XXI?
¿Deberíamos pensar así?
¿Quién tiene razón Platon o el alumno (Euclides)? ¿Por que?

A Platón le gustaban las matemáticas porque es una abstrac-


ción idealista es decir por su separación de lo material,
que a su criterio era imperfecto. Hoy en día la matemática
pura se aplica tarde o temprano a asuntos prácticos de la
ciencia. No ocurría así en los tiempos de Platón, donde los
dedicados a la matemática se consideraban dedicados al pen-
samiento puro sin nada que ver en el mundo imperfecto de
todos los días. Sin embargo Platón consideraba que las ma-
temáticas aun en su forma ideal podían aplicarse al estudio
de los cielos y de los cuerpos celestes; estos exhibían
para el, una forma geométrica perfecta.
Volviendo un poco a la astronomía, y las esferas cristali-
nas, estas eran también una construcción Pitagórica, y dada
la preocupación de esta escuela con el sonido, surge la
creencia que las esferas de los diferentes planetas produ-
cían con su movimiento, una música celestial. Esta idea se
mantuvo hasta los tiempos de Kepler, 2000 años después de
Platón.
En el Dialogo Timaeus, Platón establece que este mundo que
percibimos por los sentidos es una creatura viviente con
alma y razón. Esta idea vuelve en la modernidad a través de
lo que conocemos como la ecología

Heraklides de Pontus

33
Nació en el 388 BC, como los anteriores estudio en la
academia de Platon, posiblemente fuera uno de los primeros
filósofos griegos en darse cuenta que la tierra rota
alrededor de su eje de oeste a este una vez cada 24 horas.
Esto que ahora nos parece una pavada y de lo cual nadie se
preocupa, a mi me llama poderosamente la atención porque no
puedo entender porque razón pudo Heraklides llegar a esta
conclusión. No existía ningún tipo de instrumento de
observación del cosmos, lo único que podía hacer era ver el
paso de los días y las noches. Es evidente que este tema
cosmológico ya venia desde los pitagóricos, aunque tampoco
ellos tenían muchas otras posibilidades.
Sus escritos se perdieron, sus teorías no fueron luego
aceptadas por cerca de 1800 años, tal vez por el peso que
tuvieron otros filósofos como Aristóteles en sus
apreciaciones hipotéticas sobre el funcionamiento del
universo. Heraklides uso su sentido común, diciendo que le
parecía poco probable que los astros giraran en esferas
celestes alrededor de la tierra porque las velocidades
necesarias para que esto fuera así eran sumamente altas;
por eso planteo sus hipótesis. No propuso una teoría
heliocéntrica formal sino que el sol también giraba fijo en
una esfera celeste y que determinados planetas describían
epiciclos alrededor de el.
Me parece que el ejemplo de Heraklides da lugar a rescatar
por un lado el pensamiento, esa actividad en la cual uno
puede preguntarse acerca de ciertas cosas que ocurren y el
porque ocurren. Por otro lado el plantear hipótesis, es
decir dar por sentado que algo es de una determinada manera
para que, a partir de allí, ver si las observaciones de la
realidad o de lo que es observable coincide con la
hipótesis planteada.
También hizo observaciones acerca de los movimientos de
Venus y Mercurio sugiriendo que los mismos orbitaban
alrededor del sol. Vuelvo a asombrarme, esto ocurría mas de
300 años antes del inicio de nuestra era, lo único que
existía era la cabeza para pensar, los ojos para mirar y

34
mucho pero mucho tiempo para desarrollar ambas actividades.
El tiempo es el mismo que existe hoy, lo que no esta
instalada es la cultura de dedicarlo a actividades de tipo
contemplativas-reflexivas. Estas son consideradas como
perdidas de tiempo.

Aristóteles
Aristóteles es mucho mas conocido por su condición de
filosofo que por su condición de científico. No obstante
como venimos viendo en este periodo, los filósofos son
también científicos dado que muchas de las preguntas que se
planteaban tenia que ver con lo que observaban en la
naturaleza. En el área científica, Aristóteles estuvo
bastante errado en las hipótesis planteadas, lo cual nos
deja otra enseñanza, no siempre es importante estar en lo
correcto, sino que lo que realmente importa es corregir el
rumbo cuando se reconoce la equivocación y el error.
Un campo en el que no se lo reconoce es en el de las
matemáticas, pero Aristóteles es el fundador del estudio
sistemático de la lógica, que tiene una gran relación con
el pensamiento matemático. Desarrollo en un gran grado de
detalle el arte del razonamiento desde una premisa hasta la
conclusión demostrando de esta manera el significado del
seguimiento de una línea de pensamiento. Su sistema
continuo siendo utilizado sin mayores cambios hasta el
desarrollo de la lógica simbólica de Boole en el siglo XIX,
el cual convierte a la lógica en una rama de las
matemáticas, tanto en su forma como en su espíritu.

Dentro de la ciencia propiamente dicha, los escritos mas


exitosos de Aristóteles se encuentran en la rama de la
biología, donde se destaco como un observador meticuloso,
que se deleitaba en las tareas de clasificación de especies
animales y su posterior ordenamiento en jerarquías. Su
método de clasificación era en algunos casos muy similar a
los métodos de clasificación modernos.

35
Realizo también tareas de disección animal pudiendo así
conocer elementos de la anatomía animal.
Tan buen observador era que distinguió que los delfines
nacían de una placenta como los mamíferos, por lo cual no
clasifico a este animal dentro de la categoría de otros
peces. Nadie lo siguió en esta idea y transcurrieron cerca
de 2000 años hasta que los biólogos modernos le dieran la
razón. Una vez mas vemos la característica fundamental del
pensamiento científico, lo único que nos aproxima a la
verdad es la observación de la realidad y la reflexión
sobre la misma y no lo que otros puedan sostener.
En biología vegetal, se equivoco acerca de la no sexualidad
de las plantas.
Sus hipótesis acerca de que los organismos vivos deben
clasificarse dentro de un sistema de diferentes jerarquías,
le hizo pensar que los animales debían ser parte de una
especie de cadena progresiva; es decir surgía para
Aristóteles la idea de la existencia de una suerte de
evolución desde los organismos mas simples a los mas
complejos. Otros filósofos también consideraban que esta
hipótesis era factible, pero no habiendo conocimientos
posibles que mostraran el mecanismo físico por el cual esta
evolución se daba, estas teorías quedaron en el plano de lo
mítico, mas que de lo científico. Una teoría racional de la
evolución debió esperar 2200 años hasta la aparición de
Darwin.
En física, Aristóteles fue menos exitoso que en biología,
tal vez por ser demasiado Platónico. Acepto las esferas
celestes pero no como una ayuda imaginaria para realizar
los cálculos (algo así como las líneas de latitud y
longitud) sino como esferas de existencia física real.
Acepto como valida la teoría de los 4 elementos de
Empedocles y agrego un quinto elemento, el éter que mucho
mas tarde en la historia se elimino a partir de las
investigaciones acerca de la velocidad de la luz.
Tuvo una línea de razonamiento Pitagórica, en el sentido de
considerar que las leyes a las que estaban sujetos los

36
cuerpos celestes eran diferentes a las que gobiernan los
cuerpos terrestres, las primeras eran estables mientras que
las segundas no. Desde Galileo sabemos que esto también es
erróneo.
Uno de sus errores mas notables era considerar que los
cuerpos mas pesados caen mas rápidamente que los mas
livianos, algo que Galileo demostró ser incorrecto. Es
increíble porque lo que vemos o lo que el sentido común
parecería indicarnos es lo que Aristóteles decía.
Imaginemos la dificultad de Galileo para rebatir algo tan
lógico que además era afirmado por un personaje de
renombre.
En realidad Aristóteles no era un experimentalista sino un
observador detallista, lo cual no es lo mismo. Experimentar
significa corroborar a través de experiencias donde se
minimicen las influencias externas, los datos que surgen de
la observación. Aristóteles tampoco aprecio la importancia
de las mediciones cuantitativas precisas, que son la base
de una experimentación seria. Tal vez esto se debía no a su
incapacidad, sino fundamentalmente a la carencia de
instrumentos de medición apropiados

Aristóteles rechazo el atomismo de Democrito y acepto el


concepto Pitagórico de la tierra esférica, mas por una
razón de perfección de formas que por razones científicas.
No obstante la perfección, la belleza, la simplicidad y el
orden, son criterios que guían a los científicos para
descubrir leyes generales. La naturaleza a veces sorprende
por la simplicidad y belleza de las leyes que gobiernan el
comportamiento de las cosas.

De todas maneras, debemos también reconocer que había una


razón científica o de observación para mantener la teoría
de la esfericidad de la tierra. Cuando uno viaja hacia el
norte, dice Aristóteles, existen estrellas que aparecen en
el horizonte hacia el que se avanza y otras que desparecen
en el horizonte que se deja atrás. Su razonamiento era que
si la tierra fuera plana, esto no debería ocurrir.

37
Volvamos a la critica que se le hace a los escritos
científicos de Aristóteles. Según el autor Antonio Mari, en
su libro “Galileo, Ciencia y Religión”, el objeto de la
física de Aristóteles es mucho mas amplio que el de la
Física tal como la entendemos hoy, ya que para Aristóteles
se debe incluir todo lo que hoy entendemos por física,
química, astronomía, geología, biología y en buena medida
psicología. Estos temas distan mucho de la concepción
posterior del estudio de la física dado por Galileo y
Newton. La física de Galilelo quizá tenga algo que ver con
la de Aristóteles pero la física de Aristóteles, no tiene
nada que ver con la de Galileo. De la misma forma que
nuestra física actual nada tendrá que ver con la física que
se desarrolle dentro de veinte siglos. La física de
Aristóteles claramente tiene que ver con lo desarrollado en
el campo de la ciencia hasta ese momento y que es un poco
lo que vinimos viendo hasta ahora. La física de Aristóteles
debe verse como una síntesis de los problemas básicos de la
filosofía de la naturaleza planteados hasta entonces. La
física Aristotélica se entiende desde atrás y no hacia
atrás. Esto debe dejarnos una enseñanza, no podemos evaluar
o juzgar el pensamiento de una época con los criterios
existentes en otra. Lo importante es poder seguir el
proceso de pensamiento llevado a cabo con los conocimientos
que se hubieran desarrollado hasta el momento. Debemos
pensar los problemas de la ciencia y yo diría todos los
problemas de la vida humana con la cabeza del momento y no
con la cabeza de otro momento.

Por ultimo me interesa agregar algo referente a la relación


entre física y matemáticas que proviene de Aristóteles y
que esta en contradicción con lo que Platon mencionaba.
Para Aristóteles la física y las matemáticas son
independientes, la física para el, es una ciencia teórica
que trata de las cosas con existencia separada pero que no
son invariables, es decir los cuerpos naturales; mientras
que las matemáticas trata de cosas que son invariables pero
que no tienen existencia separada, es decir los números,

38
las figuras espaciales. En su libro Metafísica, Aristóteles
dice:

“ La exactitud matemática del lenguaje no debe ser exigida


en todo, sino tan solo en las cosas que no tienen materia.
Por eso el método matemático no es apto para la física;
pues probablemente toda la naturaleza tiene materia...

Hoy en día no se piensa así.

Epicuro

Elaboró una nueva física o "conocimiento verdadero de la


naturaleza de las cosas" en clara deuda con el atomismo de
Demócrito y Leucipo. Según se desprende de sus escritos,
todos los cuerpos del universo de los que tenemos
conocimiento sensorial son compuestos de dos elementos:
unos indivisibles, simples e inmutables que se mueven
azarosamente, los átomos y el elemento que los delimita y
permite sus movimientos: el vacío.

La diversidad de seres se explica por la diversidad de


átomos que constituyen el compuesto: aun siendo la unidad
mínima material, los átomos no son iguales; varían sus
tamaños, formas y pesos, es decir: cualitativamente son
heterogéneos. Esta última característica origina que sus
movimientos naturales sean "hacia abajo". El peso es
condición necesaria para el movimiento.

Ahora bien, ¿Cómo se explica entonces que se hayan creado


los cuerpos como agregados de átomos si sus movimientos
naturales son rectilíneos hacia abajo? Epicuro introduce un
elemento de indeterminación. Debido a su peso los átomos se
desvían impredeciblemente de su curso, chocando y
entrelazándose unos con otros hasta formar un compuesto
temporal y aparentemente estable. Esta "desviación" es
accidental, lo que apoya su tesis de que la naturaleza no
se rige por leyes necesarias, sino fortuitas. Asume que los

39
átomos se desvían espontáneamente, o que “dan un viraje” en
su curso. Pero esta clase de movimiento, por ser irregular
e impredecible, introduce un elemento de libertad o de
indeterminación en el universo que es excluido por el
determinismo absoluto de Demócrito. Increíble!! Cuando
comienza el siglo XX los físicos modernos, darán por tierra
a mas de 300 años de determinismo que venia desde la época
de Newton, y se iniciara un periodo nuevo donde las leyes
de la naturaleza se consideran probabilísticas, lo que
Epicuro ya había mencionado.

Para Epicuro, el universo no posee finalidad alguna, siendo


todo fruto del azar.

En una entrevista con el astrofísico Michel Mayor, del


Observatorio de Ginebra, este declara que Epicuro tenia
razón.
El principal trabajo científico de Epicuro son sus cartas a
Herodoto. En una de ellas habla de la posibilidad de exis-
tencia de otros mundos. Este astrónomo y sus colaboradores,
sorprendieron al mundo con el anuncio, en octubre de 1995,
del descubrimiento del primer planeta fuera de nuestro Sis-
tema Solar. Se trataba de un objeto girando en torno a la
estrella 51 de la constelación de Pegaso, ("51 Peg") y si-
tuada a unos 40 años luz de la Tierra. De no existir en el
futuro una recomendación de la Unión Astronómica Interna-
cional sobre la nomenclatura que debe regir en el caso de
los nuevos planetas, el de "51 Peg" (de momento "51Pegb")
podría terminar llamándose "Epicuro", como tributo al filó-
sofo griego.

Me parece interesante salir del pensamiento científico de


Epicuro para entrar en el filosófico, porque es muy bueno
lo que aporta como pensador. El epicureismo fue una de las
filosofías que surgió durante el declinar de la Grecia an-
tigua, Epicuro enseñaba que la felicidad implica serenidad
y que se alcanza a través de los placeres simples, que
preservan la salud corporal y la paz mental. Para alcanzar

40
este ideal, los miembros de la comunidad epicúrea, en la
medida en que era posible, se abstenían de participar en
los asuntos mundanos, y “gastaban” (¿o invertían?) su tiem-
po en la conversación filosófica. Epicuro nos dice que
nuestro bien puede realizarse a través de la filosofía, de
la búsqueda del conocimiento.
www.economia.ufm.edu.gt/mpolanco/epicurobio.htm
http://www.iac.es/gabinete/iacnoticias/1-98/epicuro.htm
www.cibernous.com

Aristarco de Samos
Prestemos atención a este sabio porque sus ideas fueron re-
chazadas por siglos hasta que se rehabilitaron en recién en
el 1500 cuando Copérnico adopta el paradigma heliocéntrico.
Se dio cuenta que el movimiento aparente de las estrellas
en el cielo era causado por la rotación de la tierra.
Fue un hábil geómetra pero es poco lo que se conoce de su
vida, sus hipótesis sobre el universo se han extraído a
partir de las referencias hechas por otros autores después
de su muerte.
Ptolomeo en el Almagesto lo nombra como un concienzudo
observador de los solsticios y equinoccios. Parece haber
interpretado estas observaciones correctamente, atribuyendo
estos fenómenos al movimiento de la Tierra alrededor del
Sol. Dedujo por esto que era necesario que la órbita
terrestre estuviera inclinada para explicar los cambios de
estación.
Arquímedes en el Arenario -El contador de Arena- se refiere
a Aristarco y su teoría así:
"Aristarco de Samos publicó un libro basado en ciertas
hipótesis y en el que parece que el universo es muchas
veces mayor que el que ahora recibe ese nombre. Sus
hipótesis son que las estrellas fijas y el Sol permanecen
inmóviles, que la tierra gira alrededor del Sol siguiendo
la circunferencia de un círculo con el Sol en medio de la
órbita, y que la esfera de las estrellas fijas también con
el Sol como centro, es tan grande que el circulo en el que
supone que la tierra gira guarda la misma proporción a la

41
distancia de las estrellas fijas que el centro de la esfera
a su superficie."
Plutarco también hace referencia a Aristarco resumiendo su
idea geocéntrica en que el cielo es inmóvil y la Tierra se
mueve sobre una órbita inclinada rotando al mismo tiempo
sobre su propio eje. En el mismo texto, Plutarco relata que
Cleantes (alrededor de 260 a.C.) denunció a Aristarco por
impío, basándose en que desplazó la Tierra del centro del
universo.
De la literatura se deduce que Aristarco consideraba al Sol
como una estrella y probablemente que las estrellas eran
soles.
De lo que se conoce de sus pensamientos sobre el cosmos se
puede resumir que:
 Fue uno de los primeros en promulgar la teoría
Heliocéntrica
 Comenzó a medir la distancia y comparar los tamaños
relativos en la cosmología utilizando la
trigonometría.
 Explicó los movimientos de rotación y traslación
terrestres
 Dedujo que la orbita de la tierra se encuentra
inclinada
 Amplio el tamaño del universo conocido - aunque con un
gran margen de error ya que calculó que el Sol era 19
veces más grande que la Luna y se encontraba 19 veces
mas lejos, actualmente se sabe que es 400 veces más
grande y esta 400 veces mas lejos-.
 Pudo asumir que el Sol era una estrella mas de las que
se observan en el cielo.

Desafortunadamente solo una de las obras de Aristarco nos


ha llegado a los tiempos modernos - Sobre las magnitudes y
las distancias del Sol y de la Luna - y aunque la mayoría
de sus ideas se conocen a través de terceros se puede decir
de este personaje que fue uno de los que se ha presentado
mas avanzado a su época. Es probable que, de no ser por

42
ausencia de sus escritos y por los ataques que se empezaron
a sentir por grupos guiados por las creencias y la Fe
religiosa, la historia de la cosmología hubiera sido
diferente y que Aristarco "El geómetra" tendría hoy el
reconocimiento que se merece.
Solo pensemos que Aristarco nació en Grecia en el año 310
a. C. y murió en el 220 a. C.

Aristarco fue el primero en determinar la relación entre la


distancia entre la tierra y la Luna y la tierra y el sol, y
lo hizo de la siguiente manera:
Dedujo (me gustaría saber como) que cuando la Luna estaba
exactamente en Cuarto Creciente el triángulo TLS era
rectángulo:

Así que midiendo el ángulo que forman el Sol y la Luna en


dicho instante quedará determinada la distancia solar
tomando como unidad la distancia lunar. Halló para dicho
ángulo 87º y determinó que el Sol estaba 19 veces más lejos
que la Luna. Hoy sabemos que dicho ángulo es 89º 51' y que
el Sol está unas 400 veces más lejano que la Luna. Sin
embargo aunque los valores determinados por Aristarco
estaban muy equivocados, no sufrieron modificaciones
importantes durante la Antigüedad y Edad Media y dieron
como fruto una nueva concepción del Universo que fue muy
avanzada para su época.

43
 De los eclipses se sabía que el tamaño angular del Sol
y la Luna eran iguales.

 Si el Sol estaba 19 veces más lejos su diámetro era 19


veces más grande que el de la Luna y por tanto en
volumen era 6859 veces mayor que la Luna.

 Como veremos, de los eclipses totales de Luna


Aristarco deduce que el diámetro de la Tierra es 57/20
el diámetro lunar. Así que el volumen de la Tierra es
23 veces el tamaño lunar. Por tanto el Sol es
6859/23=300 veces mayor que el diámetro de la Tierra.
Estos cálculos favorecieron la revolucionaria idea de
Aristarco de que era la Tierra la que giraba en torno al
Sol (teoría heliocéntrica) y no al revés (teoría
geocéntrica). Sin embargo el paradigma en vigor era el de
la Tierra fija en el centro del Universo y el hombre centro
de la Creación. Hubo que esperar hasta 1543 dC para que
Copérnico volviera a plantear la idea.
De Aristarco sólo nos queda una obra: "Sobre los tamaños y
distancias del Sol y de la Luna", que se ha salvado,
posiblemente gracias al hecho de que en ella se adopta un
punto de vista geocéntrico y geostático, es decir el modelo
astronómico tradicional entre los antiguos. La obra
Aristarco combina los datos observacionales y
experimentales con los razonamientos matemáticos.
Esta obra fue anterior a los libros de la hipótesis
heliocéntrica y tal vez la favoreció, ya que en ella se
obtuvo que el volumen del Sol es unas 300 veces mayor que
el de la Tierra y esto puede haber sido un elemento a favor
de la hipótesis heliocéntrica ya que a Aristarco le debió
parecer absurdo que a pesar que el Sol, que era tan grande,
girara alrededor de la Tierra. Su hipótesis fue la primera
manifestación del reconocimiento de la insignificancia
astronómica de la Tierra. La idea heliocéntrica tenía que
surgirle a un hombre que por primera vez se había formado
una idea cualitativamente correcta de las dimensiones

44
respectivas. Sin duda pensemos en esta proporción, si la
tierra tuviera un diámetro de 1 cm, el sol tendría un
diámetro de 3 metros. Suena como ridículo que sea la tierra
el centro y que el sol gire alrededor de ella, al menos
¿qué podría producir este comportamiento?
¿Cómo hizo el calculo de la distancia lunar?
Prestemos atención un momento al razonamiento que
desarrolla Aristarco independientemente si sus resultados
resultaron incorrectos. Determinó por primera vez la
distancia a la Luna basándose en un eclipse lunar de máxima
duración, con el fin de que la Luna pasase por el centro de
la sombra de la Tierra. Averiguó que el tiempo que tardaba
la Luna en ocultarse por la sombra de la Tierra era
aproximadamente el doble que el tiempo que duraba el
eclipse total de Luna, por lo que el diámetro de la sombra
era unas dos veces el tamaño del diámetro lunar: S=2r.
Además el tiempo que tardaba la Luna en ocultarse era
aproximadamente de 1 hora es decir que la Luna avanzaba en
el cielo en 1 hora su propio diámetro. Como se sabía que la
Luna tardaba 29,5 días en dar la vuelta a la Tierra,
resultaba que hacían falta 708 diámetros lunares para
formar el círculo completo, esto es 29,5 días x 24 hs/dia =
708 hs = 708 diámetros lunares. El perímetro de la
circunferencia que recorre la luna alrededor de la tierra
esta dado por la ecuación 2πR que como vimos es igual a 708
diámetros o 2.r (radio lunar). Así resulta que la distancia
lunar era de 225,4 veces el radio lunar.

45
El tamaño angular de la Luna es algo más de medio grado, y
la Luna dista 225,4 veces el radio lunar.

Veamos la configuración de Aristarco:


Sea H la altura del cono de sombra.
El problema consiste en evaluar el radio lunar y la
distancia a la Luna R en función del radio de la Tierra rt

46
cuando hoy sabemos que el valor correcto para la distancia
es de 60 veces el radio de la Tierra.
No importa tanto si seguimos o no el razonamiento de
Aristarco, solo quisiera rescatar la utilización sencilla
que hace de los conceptos geométricos, como también el tipo
de cuestionamiento que se hacían los griegos unos 300 años
antes de nuestra era. Veían un globo en el cielo y querían
saber cuan lejos estaba. Este tipo de interrogantes veremos
que siempre se lo plantean los científicos, acerca de la
naturaleza que los rodea.

Como dijimos, Aristarco fue un precursor del modelo


heliocéntrico (el sol como centro) 1.800 años antes de que
Copérnico lo hiciera. La idea de que la Tierra se movía no
era del todo original ya que los pitagóricos habían
considerado que la Tierra también era un astro.
Según Aristarco todos los movimientos periódicos observa-
bles en el cielo se podían explicar imaginando que la esfe-
ra celeste estaba quieta y que la Tierra daba una vuelta
completa al día alrededor de un eje que pasara por la pro-
pia Tierra. Además se podía explicar los cambios con ciclo
anual que tenían lugar en el cielo y los movimientos de re-
trogradación de los planetas si se tomaba como hipótesis
que la Tierra y los cinco planetas visibles giraban alrede-
dor del Sol con un movimiento de traslación.
Esta hipótesis heliocéntrica, en la que se utilizaban ex-
clusivamente los movimientos circulares, uniformes, tiene
una ventaja posterior: explica el hecho desconcertante de
que los planetas sean más luminosos durante la retrograda-
ción, ya que en ese momento están más próximos a la Tierra.

Pero la genial intuición de Aristarco era demasiado revolu-


cionaria para la mentalidad de la época y chocaba con nume-
rosas objeciones ligadas al sentido común, de carácter fi-
losófico, religioso, físico, astronómico, y matemático.
Esta nueva representación del sistema astronómico fue, por
lo tanto, severamente criticada en la antigüedad. La idea

47
de que la Tierra se movía resultaba inaceptable y parecía
estar en contradicción con el sentido común y con las
observaciones cotidianas. Además la hipótesis se
contraponía directamente a las doctrinas filosóficas
clásicas, según las cuales la Tierra debía tener un papel
especial respecto a los demás cuerpos celestes y su lugar
debía ser el centro de Universo.

Los científicos antiguos se daban cuenta de que si la


Tierra gira sobre su eje cada 24 horas, la velocidad de un
punto dado sobres la superficie de la Tierra debe ser muy
alta.
¿Cómo podrían, entonces, las nubes o los proyectiles que se
desplazaban por el aire superar la velocidad y el
movimiento de la Tierra? Nunca se podría realizar ningún
movimiento hacia el este porque la Tierra se adelantaría
siempre.
El argumento principal de los astrónomos se basaba
claramente en la fracasada observación del fenómeno del
paralaje anual de las estrellas: si la Tierra gira
alrededor del Sol debería haber algunas variaciones en las
posiciones relativas de las estrellas, observadas desde
diferentes puntos de la órbita terrestre. Si las cosas eran
como Aristarco afirmaba debía verificarse un desplazamiento
de las estrellas fijas en el curso de un año, pero los
astrónomos griegos no habían notado nada parecido en sus
observaciones. Este hecho podía explicarse de dos formas:
1.La Tierra no gira alrededor del Sol.
2.La Tierra gira alrededor del Sol, pero las estrellas
están tan lejos que el desplazamiento es tan pequeño que no
puede ser apreciado a simple vista.
Esta segunda hipótesis era la correcta. Pero empleando los
mejores instrumentos para observar las estrellas, el
paralaje anual no pudo ser descubierto hasta 1.838, con las
investigaciones de Bessel.
Aristarco tuvo la suficiente imaginación como para sostener
que las estrellas podían estar inmensamente lejos, cosa que

48
ha confirmado plenamente la ciencia.
Es cierto que Aristarco no debió ser el único que creía en
su hipótesis pero, en los textos antiguos se han borrado
los nombres de sus sacrílegos seguidores. Al único al que
se recuerda es a Seleuco , un astrónomo babilónico, que
vivió un siglo después de Aristarco y que retomó la teoría
heliocéntrica con bases argumentadas.
Debemos rescatar de la experiencia de Aristarco de Samos,
el poder que tiene sobre la mente humana los paradigmas
existentes. De alguna manera estos son los que orientan las
investigaciones y los resultados de las mismas. Ocurre algo
así como que lo que se acepta es aquello para lo que la
sociedad del momento esta preparada. No suele haber espacio
para la novedad. Lo novedoso no es bienvenido. Tal vez esto
sea una característica de la condición humana que no afecta
solo el desarrollo de la ciencia, sino otros muchos
aspectos que hacen a la convivencia entre los diferentes.
www.arrakis.es/~xgarciaf/aristarc.htm
http://almaak.tripod.com/biografias/aristarco_de_samos.htm

Euclides
Se manejan tres hipótesis distintas acerca de Euclides:
 Euclides existió y es un personaje histórico cuya obra
principal escrita es la llamada “Elementos”.
 Euclides fue el líder de un conjunto de matemáticos
que trabajaba en Alejandría, quienes contribuyeron a
realizar la obra completa de su maestro, Euclides,
incluso después de su muerte.
 Euclides no existió, es algo así como un pseudónimo
adoptado por un equipo de matemáticos que trabajaban
en Alejandría. Tomaron el nombre de un personaje
histórico, filosofo, llamado Euclides de Megara, que
había nacido 100 años antes.
La historia parecería tomar como valida la primera de las
hipótesis, es decir que Euclides fue una persona de carne y
hueso. Uno de los matemáticos mas conocidos de la
antigüedad, por su trabajo Los Elementos que enseñó en

49
Alejandría, Egipto, luego de haber sido discípulo de
Platon. La mencionada obra es una compilación y
organización de todos los trabajos dispersos que existían
hasta el momento en temas de matemáticas.
Probablemente los resultados que figuran en el libro Los
elementos, no fueron demostrados por primera vez por Eucli-
des, pero lo que si es seguro, es que la organización del
material y la forma de exponerlo se debe a el. Esta obra de
Euclides es el coronamiento de las investigaciones realiza-
das por los geómetras de Atenas, como así mismo de los an-
teriores. Euclides no hace sino volver a tomar con más per-
fección los ensayos anteriores; hace una selección de las
proposiciones fundamentales y las coordina convenientemente
desde el punto de vista lógico. La forma que emplea es la
deductiva.
Vemos nuevamente como hay agregado de valor científico aun-
que no sea un trabajo original y novedoso. Presentar lo
que ya se conoce en una forma mas apta para su posterior
estudio es en si mismo valioso. Esto me alienta en la con-
tinuidad de mi trabajo, donde claramente mi aporte no es la
novedad sino la organización y presentación.
Fiel a los preceptos platónicos más ortodoxos, y armado con
los recientes éxitos de la lógica Aristotélica y su teoría
para la construcción de una ciencia deductiva, Euclides
creó la obra que quizás más ha influido en el pensamiento
científico de la humanidad. Esta recopilación de
conocimientos geométricos constituyo el núcleo básico de la
enseñanza de la Matemática por unos 2000 años. Sobre ella
Einstein sentenció: “si Euclides no ha sido capaz de
encender tu candidez intelectual, no has nacido para ser un
pensador científico”.
En “Elementos” por primera vez se funden interactivamente
grandes masas de conocimientos matemáticos bajo un único
punto de vista, la deducción rigurosa a partir de un grupo
reducido de verdades inicialmente aceptadas (axiomas y
postulados), un axioma es un principio, sentencia,
proposición, tan clara y evidente que no necesita

50
demostración alguna. Éste es precisamente el gran aporte
metodológico de Euclides: el Método Axiomático o
Postulacional como también se le ha llamado, que perduró
como modelo de construcción rigurosa de una ciencia hasta
el siglo XIX. Aunque es justo reconocer que en períodos
anteriores fueron parcialmente ejecutadas estas ideas, sin
dudas correspondió a Euclides el mérito de ver el principio
unificador en el todo.

“Elementos” comienza con definiciones axiomas y cinco


postulados.
Las definiciones que emplea son nominales, es decir,
definiciones en que se da a una palabra una denotación que
se determina a priori. Entre estas definiciones están las
de:
1. -Punto, que lo define como "una cosa que no tiene parte"
2. -Línea "es una cosa que no tiene sino largo; es una
longitud sin ancho"
3. -Línea recta, es la que está igualmente situada con
respecto a sus puntos.
4. -"Los extremos de las líneas son puntos"
5. -"Superficie es lo que tiene sólo ancho y largo"
6. -"Los límites de las superficies son líneos"
7. -"Angulo es la inclinación de una línea con respecto a
la otra".
8. -"Ángulos adyacentes son los que tienen un lado común y
los otros en línea recta"
9. -"Angulo recto es aquél que es iguala su adyacente"
10. -"Angulo agudo es el menor que el recto y ángulo
obtuso, el mayor que el recto".
AXIOMAS
1 Los iguales a un tercero son iguales entre
sí.
2 Si se suman los iguales con los iguales, las
sumas son iguales.
3 Si se restan los iguales de los iguales, los
restos son iguales.

51
4 Las cosas que coinciden mutuamente son
mutuamente iguales.
5 El todo es siempre mayor que la parte.

POSTULADOS
1 Por dos puntos cualesquiera pasa una línea recta.
2 Un segmento de recta puede prolongarse
indefinidamente.
3 Desde cualquier centro y con cualquier radio puede
trazarse una circunferencia.
4 Todos los ángulos rectos son iguales entre sí.
5 Si dos rectas de un plano son cortadas por una
tercera y si la suma de los ángulos interiores, que
se forman de un mismo lado de la recta es menor que
dos rectos, entonces las dos primeras rectas, al ser
prolongadas convenientemente, se cortan del mismo
lado donde esto tiene lugar.
El quinto postulado que dio pié a importantes estudios pos-
teriores que culminaron con la creación de las Geometrías
no Euclidianas es más conocido por la formulación equiva-
lente: “Dada una línea recta y un punto exterior a la mis-
ma, por éste puede trazarse una y solo una línea recta pa-
ralela a la dada”.
Los primeros tres postulados son de construcción, estos
asumen implícitamente la existencia de puntos, líneas y
círculos y por lo tanto la existencia de otros objetos geo-
métricos puede ser deducida. Vemos entonces la necesidad de
plantear las definiciones para saber de que estamos hablan-
do. Tenemos aquí algo para aprender no solo para el ámbito
científico sino en general: es necesario definir claramente
los conceptos con los cuales se desarrollan procesos de
pensamiento, porque de lo contrario podremos entrar en dis-
cusiones acerca de conclusiones cuyas causas no están en la
conclusión en si, sino en el significado que damos a las
palabras con las que realizamos nuestros procesos mentales
El cuarto y quinto postulado son de naturaleza diferente.
El cuarto si bien suena obvio, en realidad asume que el es-

52
pacio es homogéneo, es decir que cualquier figura será in-
dependiente de la posición del espacio en la cual se la
ubica. El quinto postulado es el que caracteriza a la lla-
mada geometría euclidiana. Recién en el siglo XIX cuando
este postulado se dejo de lado, aparecieron todas las geo-
metrías no euclidianas, que mucho tuvieron que ver en el
desarrollo de la Teoría General de la Relatividad de Eins-
tein.
Los Elementos es un trabajo dividido en 13 libros. Del 1 al
6 se desarrolla lo que hoy conocemos como geometría plana
o del plano. Las propiedades de los triángulos, paralelo-
gramos, rectángulos, cuadrados, círculos. El libro 5 en
particular desarrolla el trabajo de Eudoxus sobre propor-
ciones.

Los libros 7 a 9 tratan sobre la teoría de los números,


donde se explica el algoritmo de Euclides para encontrar el
máximo común divisor entre dos números. El libro 8 en par-
ticular estudia los números en las progresiones geométri-
cas. El libro 10 trata de la teoría de los números irracio-
nales y es principalmente el trabajo de un discípulo de Eu-
clides. Los libros 11 al 13 tratan de la geometría en tres
dimensiones, terminando con las propiedades de los cinco
poliedros regulares.
www.gap.dcs.st-and.ac.uk/history/Mathematicians/Euclid.html
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/eucl.html
http://www.dibujotecnico.com/saladeestudios/biografias/
biografias01.asp#002
http://euler.ciens.ucv.ve/pijeira/alejandria.html

Eratostenes de Cirene
Eratostenes nació en Cirene que ahora es Libia. Después de
estudiar en Alejandría y Atenas se convirtió en el director
de la biblioteca de Alejandría.
Trabajó en geometría y números primos.
Como era característica entre los sabios de la antigua
Grecia, Eratostenes se destaco en diversos campos, fue

53
astrónomo, geógrafo, matemático y filósofo. Entre sus
trabajos científicos más notables, se lo conoce por haber
medido el perímetro de la Tierra. Educado en Atenas, fue
invitado a Alejandría por Ptolomeo III para que se hiciera
cargo de la educación de su hijo Filopator. Allí se ocupó
de la dirección de la gran biblioteca del museo hasta su
muerte. Tuvo fama de ser uno de los hombres más cultos de
su tiempo, autor reputado en materias como la historia, la
crítica literaria, la cronología o la teoría musical
aunque, sobre todo, se destacó como geógrafo y matemático.
Su sabiduría le hizo merecedor del apelativo del Pentatlos,
"el atleta completo". Sin embargo, en ninguno de los campos
que cultivó fue considerado por sus contemporáneos como una
figura de primera línea. Su discípulo más famoso,
Arquímedes, le dedicó su Método.
Para medir el perímetro de la tierra se baso en sus propias
observaciones. Veamos el ingenio de este hombre.
Al viajar de Grecia a Egipto, para hacerse cargo de la
biblioteca, al sabio le llamó la atención la forma en que
los navegantes se orientaban durante la noche. Para ello
conversó con los marinos y estos le informaron que para
resolver el problema, mantenían a la única estrella que
permanece fija en el firmamento directamente por la popa
cuando iban hacia Egipto y directamente por la proa cuando
regresaban a Grecia. También le comentaron que la estrella
se veía más alta cuando recién zarpaban de Grecia que cuando
llegaban a Alejandría y que lo contrario sucedía con el Sol,
el cual daba menos sombra al mediodía en Egipto que en
Grecia.
Ya instalado como director de la biblioteca y sin olvidar
sus experiencias de la travesía marítima, Eratostenes
escuchó que en la ciudad de Siena (actualmente Asuan), en
ciertas oportunidades, el Sol había iluminado el agua de un
pozo profundo (caída del rayo perpendicular a la tierra).
Como este fenómeno no se había producido jamás en Grecia,
parecía inverosímil. Consultó en que dirección quedaba Siena
y le informaron que en la dirección contraria a la misma

54
estrella que permanecía fija en el firmamento y que los
navegantes usaban para orientarse durante las noches.
Resolvió entonces, trasladarse a esa ciudad, para determinar
el día preciso en que el Sol iluminara el agua del pozo y
contar cuantos días demoraba en repetirse el ciclo. Al
llegar, se instaló con su carpa en la proximidad de un pozo
de la ciudad de Siena y esperó pacientemente mientras
buscaba una explicación que encajara con todos los fenómenos
apreciados. Un día, al medio día, el Sol iluminó el agua del
Pozo y en ese mismo instante los mástiles no daban sombra.
Era una observación que otros podrían haber ignorado con
facilidad. Palos, sombras, reflejos en pozos, la posición
del Sol. Pero Eratostenes tuvo la presencia de animo de ha-
cer un experimento, de observar realmente si en Alejandría
los palos verticales proyectaban sombras hacia el mediodía
del 21 de junio. Y descubrió que si lo hacían.
Eratostenes se pregunto entonces a que se debía que en el
mismo instante un bastón no proyectara en Siena ninguna
sombra mientras que en Alejandría, a gran distancia hacia
el norte, proyectaba una sombra pronunciada.
La narración más completa sobre la determinación del meri-
diano terrestre realizada por Eratostenes es también la más
antigua, se debe al astrónomo Cleomedes que nos dice que
sus medidas se basaban en cinco hipótesis:
1.- Siena y Alejandría se encuentran en el mismo
meridiano.
2.- La distancia entre ambas ciudades es de 5.000
estadios.(unos 790Km.)
3.- Los rayos provenientes del Sol llegan a la
Tierra paralelos, lo que equivale a poner al Sol
a una distancia prácticamente infinita de la
Tierra.
4.- Las líneas que cortan a las rectas paralelas
forman ángulos opuestos iguales.
5.- los arcos de círculo relativos a ángulos
iguales son semejantes.

55
Utilizando estos postulados y siguiendo el método deductivo
típico de Aristóteles, completado con datos empíricos y
medidas, Eratostenes determino de varias formas, todas
ellas documentados por los antiguos, el tamaño de la
Tierra.
Se procedió a determinar la diferencia de latitud entre las
dos ciudades, ángulo que se calcula empleando dos
instrumentos, llamados escafos. Estos instrumentos, se
colocaron uno en Siena y el otro en Alejandría. Era claro
que el comportamiento diferente de las sombras se debía a
que la Tierra no era plana y las verticales de los dos
lugares no señalaban la misma dirección sino que formaban
un ángulo de 360/50=7,2°. Eratostenes mandó medir la
distancia entre las dos ciudades que resultó ser de 5000
estadios. Actualmente se cree que 1 estadio equivalía a 158
metros (0.158Km)
Si hay dos palos verticales de igual longitud, uno clavado
en Alejandría y el otro en Siena. Supongamos que en un
momento dado cada palo no proyectara sobre alguna. El hecho
se explica de modo muy fácil: basta suponer que la tierra
es plana. El Sol se encontrara entonces encima mismo de
nuestras cabezas. Si los dos palos proyectan sombras de
longitud igual, la cosa también se explica en una tierra
plana: los rayos del sol tienen la misma inclinación y
forman el mismo ángulo con los dos palos. Pero en Siena no
había sombra y al mismo tiempo en Alejandría la sombra era
considerable.
Eratostenes comprendió que la única respuesta posible es
que la superficie de la Tierra esta curvada. Y no solo
esto: cuanto mayor sea la curvatura, mayor será la
diferencia entre las longitudes de las sombras. El Sol esta
tan lejos que sus rayos son paralelos cuando llegan a la
Tierra. Los palos situados formando ángulos diferentes con
respecto a los rayos del Sol proyectan sombras de
longitudes diferentes. La diferencia observada en las
longitudes de las sombras hacia necesario que la distancia
entre Alejandría y Siena fuera de unos siete grados a lo

56
largo de la superficie de la Tierra; es decir que si
imaginamos los palos prolongados hasta llegar al centro de
la Tierra, formaran allí un ángulo de siete grados. Siete
grados es aproximadamente una cincuentava parte de los
trescientos sesenta grados que contiene la circunferencia
entera de la Tierra. Eratostenes sabia que la distancia
entre Alejandría y Siena era unos 800 kilómetros, porque
contrato a un hombre para que lo midiera a pasos. 800
kilómetros por 50 dan 40,000 kilómetros: esta debía ser
pues la circunferencia de la Tierra.
Esta es la respuesta correcta. Las únicas herramientas de
Eratostenes fueron palos, ojos, pies y cerebros, y además
el gusto por la experimentación. Con estos elementos dedujo
la circunferencia de la Tierra con un error de solo unas
partes por ciento, lo que constituye un logro notable hace
2200 años. Fue la primera persona que midió con precisión
un planeta.
Veamos la explicación siguiendo algunos diagramas
geométricos y sus correspondientes cálculos:

Pero, ¿cómo lo hizo?. ¿En qué se basó para hacer la


medida del radio de la esfera terrestre?

57
Figura 1
Pues, pensó, sencillamente, que dos estacas clavadas
verticalmente en el suelo, a una distancia de varios
kilómetros, sobre un mismo meridiano, darían sombras
distintas a una misma hora en virtud de la curvatura
de la superficie del planeta.
Si observamos ahora la figura 2 y nos fijamos en el
triángulo que se forma, con ángulos a, a1 y 180-a2,
donde a es el ángulo del arco de meridiano comprendido
entre las posiciones que ocupan ambas estacas, y a1 y
a2 son los ángulos que forman los rayos solares con la
dirección de las estacas, vemos que, al sumar 180º los
tres ángulos del triángulo es:
a1 + 180 - a2 + a = 180, es decir: a1 – a2 + a =
0, o sea: a = a2 – a1

58
Figura 2
Conocido el ángulo a, y la longitud L del arco de meridiano
entre ambos puntos de colocación de las estacas, será
posible, mediante una sencilla regla de tres, encontrar la
longitud total, X, de la circunferencia del planeta, es el
perímetro de una circunferencia:

y, de aquí, el radio medio de la Tierra:

Si una de las dos estacas, en un determinado momento


diera sobre la línea meridiana sombra nula, es decir,
si en una de las estacas fuera cero el ángulo que for-
ma la dirección de los rayos solares con la estaca, o,
dicho de otra manera, si en uno de los dos lugares los
rayos solares inciden perpendicularmente, entonces, se
tendría que:
a1 = 0, por lo cual a = a2 – 0 = a2, es decir, el
ángulo, a, que corresponde al arco de meridiano

59
terrestre comprendido entre ambas posiciones de
las estacas, es, precisamente el ángulo, a2, que
formarían los rayos solares con la segunda estaca
sobre la línea meridiana.
Este último hecho fue lo que utilizó Eratostenes
para hacer su medición.
Con las ideas graficas en la cabeza volvamos a
repetir la forma como encaro el enigma Eratoste-
nes que estaba en Alejandría. El recordaba que en
un cierto día del año, en el solsticio de verano,
los rayos solares caían verticalmente en la ciu-
dad de Siena, situada en el mismo meridiano que
Alejandría; este recuerdo provenía de que el sol
se reflejaba en lo mas profundo de los pozos, a
la hora del mediodía. Entonces, pensó que si me-
dia ese día en la ciudad de Alejandría, a la mis-
ma hora, el ángulo, a2, que los rayos solares
formaban con la vertical, midiendo la sombra que
sobre la línea meridiana formaba la estaca, cono-
cería el ángulo del arco de meridiano entre Ale-
jandría y Siena.
Eratostenes midió la sombra sobre la línea meri-
diana producida por una estaca vertical en Ale-
jandría, y conociendo la longitud de la estaca
halló ese ángulo a la hora antedicha: resultó que
el ángulo era de 7 grados (a2 = 7º). Ya sabia el
ángulo del arco de meridiano entre Alejandría y
Siena. Ahora faltaba conocer la distancia, a lo
largo del meridiano, entre ambas ciudades, es de-
cir, la longitud del arco L. Para ello Eratoste-
nes pagó a un hombre que hizo, a pié, tal medi-
ción. Eran, usando la medida usual en la época y
en la zona, unos 4900 estadios, que equivaldría
hoy ( a unos 6’125 estadios por kilómetro) a unos
800 kms.
Con estos datos el cálculo resulto como explica-
mos antes:

60
Longitud de la circunferencia terrestre:

Radio medio del planeta:

Mediante el seguimiento que la sombra que el Sol iba


produciendo sobre un mástil, Eratostenes comprobó y obtuvo
algunas conclusiones:

 En primer lugar, que la bisectriz de la sombra más


larga producida por el Sol al salir y la producida al
ponerse, coincidía con la misma dirección de la sombra
más corta que se produce al mediodía.

 En segundo lugar, que en la misma dirección de esa


bisectriz, se ubica la única estrella que permanece
fija en el firmamento, durante la noche y que usaban
los marinos para orientarse.

 En tercer lugar, que el resto de los astros, giran


formando circunferencias alrededor de esa estrella
fija.

 En cuarto lugar, que cuando se viajaba en dirección


contraria a esa estrella, la elevación de la misma
sobre el horizonte disminuía y era posible ver nuevas
constelaciones.
Después de largas reflexiones, llegó a la conclusión que no
eran las estrellas las que giraban alrededor de la Tierra,
sino al revez y se preparó para informarle a Alejandro su
descubrimiento con la consabida expresión que hemos iniciado
siempre nuestros cursos de navegación: "La Tierra es una
esfera, que gira alrededor de un eje, en el sentido
contrario al que se mueven aparentemente los astros".
Existen fundadas razones para suponer que Cristóbal Colón,
tenía en su poder los datos sobre diámetro y perímetro
Terrestre calculados por Eratostenes. Sin embargo, también

61
tenía los cálculos de Marco Polo. Este último se equivocó en
una proporción tan enorme, que a no haber mediado la
casualidad que América se encuentra entre Europa y Asia,
Colón jamás habría podido concluir con éxito su empresa. En
todo caso, algo que está totalmente comprobado, es que
Colón, tanto en los viaje de ida como de regreso, tuvo
especial precaución de controlar cada noche la altura de la
estrella Polar sobre el horizonte para mantener la latitud.
Durante varios siglos, ese fue el único recurso disponible
para los navegantes en materia de astronavegación.

La experiencia de Eratostenes, al igual que las posteriores


de Galileo, Newton, Einstein y muchos otros, nos demuestra
que los hechos, por si mismos, no nos dan ni proporcionan la
realidad. Por el contrario, la ocultan, en otras palabras,
nos plantean el problema de la realidad. Si no hubiera
hechos no habrían problemas, no habría enigmas, no habría
nada oculto que fuera preciso descubrir. La palabra con que
los griegos nombraban la verdad es alétheia, que quiere
decir descubrimiento, quitar el velo que oculta y cubre
algo. Los hechos cubren la realidad y mientras estamos en
medio de su perpetua presencia nos mantenemos en el caos y
la confusión. Para descubrir la realidad es preciso que
retiremos por un momento los hechos de nuestro entorno y nos
quedemos solos con nuestra mente. Entonces, por nuestra
propia cuenta y riesgo, imaginemos una realidad, fabricamos
una realidad imaginaria, puro invento nuestro; luego,
siguiendo en la soledad de nuestro íntimo imaginar, hallamos
que aspecto, que figuras visibles, en suma, qué hechos
produciría esa realidad imaginaria. Entonces es cuando
salimos de nuestra soledad imaginativa, de nuestra mente
pura y aislada, y comparamos esos hechos que la realidad
imaginada por nosotros produciría con los hechos efectivos
que nos rodean. Si calzan unos con otros, es que
posiblemente hemos descifrado el jeroglífico, que hemos
descubierto la realidad que los hechos cubrían y
atormentaban nuestra curiosidad.

62
Esto es la ciencia; como se ve consiste en dos operaciones
distintas. Una puramente imaginativa, creadora, que el
hombre pone de su propia imaginación; la otra, con lo que lo
rodea, con los hechos, con los datos. La realidad no es
dato, sino que es construcción que el hombre hace con el
material dado.
Eso es la ciencia, la interpretación de los hechos y lo que
empuja al hombre hacia la investigación y el conocimiento
es, por una parte; la necesidad y por otra el asombro. De
entre estas dos razones, el asombro ha sido
incomparablemente más fértil. Ya Aristóteles en su
metafísica dice “Es a través del asombro que los hombres han
empezado y originalmente empezaron a filosofar.....es obvio
que ellos buscan en la ciencia por el conocimiento, y no por
ninguna utilidad práctica”. Y como lo dice Adam Smith:
“ El asombro, y no la expectativa de adquirir ventajas
mediante sus descubrimientos, es el primer principio que
lleva a la humanidad hacia el estudio de la filosofía,
aquella ciencia que pretende mostrar las ocultas relaciones
que unen los distintos aspectos de la naturaleza; ellos
emprenden este estudio por sus propios méritos, como un bien
o un placer original en sí mismo, sin considerar la
tendencia a procurarles de los medios para muchos otros
placeres”.
Eratostenes en el campo de las matemáticas ideó una forma
de determinar los primeros números primos al construir la
denominada Criba de Eratostenes.
Se llaman números primos aquellos números naturales distin-
tos del 1 que no tienen otros divisores que ellos mismos y
la unidad.
La sucesión de los números primos comienza con
2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, ...
Veamos en que consiste la Criba de Eratostenes.
Consideremos una lista de todos los números naturales (ex-
cepto el 1), supuesta de 2 a 100, pero que podría prolon-
garse hasta cualquier número. A partir del 2, se tachan to-
dos los números siguientes de 2 en 2, o sea, se tachan to-

63
dos los números pares. Se pasa luego al número 3, que es el
primer número no tachado y, a partir de él, se van tachando
todos los números siguientes de 3 en 3, con lo cual se eli-
minan los múltiplos de 3. Se pasa luego al primer número no
tachado, que es el 5, y se tachan los números que siguen de
5 en 5. Procediendo sucesivamente, los números que quedan
sin tachar son los primos.
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/erat.html
http://www.oma.org.ar/programa/blan24.htm
http://descartes.cnice.mecd.es/Algebra/Numeros_primos/
numeros_primos.htm
http://es.geocities.com/fisicas/cientificos/matematicos/
eratostenes.htm
http://www.geocities.com/ascensodelhombre/eratostenes.html
http://www.shoa.cl/portal/Vaul/Vaul/Temas%20Profesionales/
TemasProfesEspeciales1.htm

Arquímedes
Arquímedes fue uno de los tres grandes matemáticos de todos
los tiempos junto con Newton y Gauss. En su propio tiempo
se lo conocía como “el sabio”, “el maestro”, y “el gran
geometra”. Fue uno de los últimos grandes matemáticos
griegos, y su fama se extendió hasta nuestros días. Nació
en el 287 ac en Siracusa, una colonia griega ubicada en lo
que hoy es Sicilia, su padre Fidias era un astrónomo y de
allí seguramente es su vocación por la ciencia.
Arquímedes estudio en la escuela de Euclides en Alejandría
donde se transformo en un gran matemático. Arquímedes no
solo estudio con los matemáticos en Egipto sino que los
conocía personalmente, a quienes luego les enviaba las
resoluciones de los problemas teóricos que encaraba. Cuenta
el mismo Arquímedes en su obra “Sobre las espirales”, una
historia que algunos de estos matemáticos se apropiaban de
las resoluciones que el había desarrollado, para evitar que
se apropiaran de sus logros, comenzó a enviar algunos
teoremas con demostraciones erróneas de manera tal de

64
confundirlos y prevenirlos para que no divulgaran como
propio algo que era falso.
Pasaba mucho tiempo absorto contemplando nuevos problemas
para resolver, todos del tipo teórico. Me lo imagino como
aquella persona que le gusta resolver acertijos, problemas
de ingenio, crucigramas, etc. Tanto era su nivel de
abstracción y concentración que se dice que se olvidaba
hasta de comer.
Si bien no contaba con los recursos de hoy: pizarrones,
computadoras, papeles, etc. se las ingeniaba para utilizar
cualquier superficie para dibujar, desde el polvo en el
suelo, las cenizas de un fuego extinguido, su propio cuerpo
cuando estaba recubierto con aceites después de bañarse. Es
un ejemplo que nos muestra claramente como el desarrollo
del pensamiento no esta limitado por los recursos de apoyo
con los que se cuente.
Si bien Arquímedes desarrolla muchos grandes inventos del
tipo tecnológico, el consideraba que su verdadera vocación
pasaba por el trabajo teórico. A mi me da una explicación
adicional del porque de la existencia de personas que se
desarrollan como físicos teóricos o investigadores en
matemática pura. Tal vez no explica el porque, pero es una
demostración de la existencia de una dimensión del ser
humano que busca y alcanza la felicidad a través del
pensamiento abstracto, y que va mas allá de la utilidad
practica del mismo. No obstante su fama se debe a la
creación de una gran cantidad de maquinas que se utilizaron
en la guerra para defender a Sicilia de los ataques de los
romanos.
Cuenta la historia que Arquímedes un día que se encontraba
en el baño observó que sus piernas podían levantarse fácil-
mente cuando estaban sumergidas. Esta fue la chispa que le
permitió llegar a lo que ahora conocemos como "Principios
de Arquímedes". Probablemente este fue el descubrimiento
más conocido de Arquímedes: la ley sobre la pérdida que su-
fren los cuerpos sumergidos en un líquido.

65
El principio de Arquímedes establece que cualquier cuerpo
sumergido parcial o totalmente en un fluido sufre un empuje
ascendente cuya magnitud es igual al peso del volumen del
liquido desalojado por el cuerpo.
Arquímedes descubrió con dicho principio que el rey Hierón
había sido objeto de una estafa al encargar una corona de
oro. Con el descubrimiento es cuando se cuenta que salió
gritando del baño con su célebre exclamación de júbilo: " ¡
Eureka!, ¡ eureka! "que quiere decir "ya lo encontré". Lo
que había hallado era un método para determinar la densidad
de los cuerpos tomando como unidad la del agua.
El rey Hierón II entregó oro a un artesano para que le hi-
ciese una corona. Hierón sospechó que el artesano le había
engañado, sustituyendo parte del oro por plata, y encargó a
Arquímedes que lo comprobase.
¿Qué hizo Arquímedes?
Midió, el volumen de agua que rebalsaba de un recipiente
lleno al sumergir:
a) La corona.
b) Un trozo de oro de igual peso que la corona.
c) Un trozo de plata de igual peso que la corona.
Al comprobar que el volumen de la corona era intermedio en-
tre los otros dos, pudo asegurar que la corona tenia mezcla
de plata.
Los aportes de Arquímedes a las matemáticas fueron de gran
categoría científica. Su método fue fundamentalmente geomé-
trico, obteniendo conclusiones que no sólo representaron un
gran avance sobre la geometría, sino que también llevan al
cálculo integral. Fue el primer matemático conocido del que
se tienen noticias que calculó el área limitada por un seg-
mento parabólico en el intervalo [0,1], determinando la
suma de las áreas de los rectángulos inscriptos y circuns-
critos.
Las obras escritas de Arquímedes son:
1. Esfera y cilindro.
2. Medida del círculo.
3. Geoides y esferoides.

66
4. Espirales.
5. Equilibrio de los planos y sus centros de gravedad.
6. Cuadratura de la parábola.
7. El arenario.
8. Cuerpos flotantes.
9. Los lemas.
10.El método.
A grandes rasgos, los contenidos desarrollados por
Arquímedes en sus trabajos son:
 De la Esfera y el Cilindro, donde introduce el
concepto de concavidad, que Euclides no había uti-
lizado, así como ciertos postulados referentes a la
línea recta.

 De los Conoides y Esferoides en donde define las


figuras engendradas por la rotación de distintas
secciones planas de un cono. Así aparecen los
paraboloides e hiperboloides de revolución y los
esferoides obtenidos a partir de la rotación de una
elipse alrededor de sus ejes mayor o menor. Su
principal propósito era investigar el volumen de
segmentos o porciones de estos cuerpos
tridimensionales.

 En el trabajo sobre cuerpos flotantes es donde


desarrolla los principios básicos de la
hidrostática. También estudio la estabilidad de
varios cuerpos flotantes de diferentes formas.

 De las Espirales en donde analiza estas importantes


curvas y analiza sus elementos más representativos.
Define lo que es una espiral, establece sus
propiedades fundamentales conectando la longitud de
su radio vector con los ángulos de revolución, da
resultados para las tangentes de las espirales y
calcula áreas de porciones de la espiral.

67
 El Arenario en el que expone un método para
escribir números muy largos dando a cada cifra un
orden diferente según su posición.
 Del equilibrio de los planos donde establece los
principios fundamentales de la mecánica, utilizando
métodos geométricos. Aquí descubre teoremas
fundamentales sobre el calculo para determinar el
centro de gravedad de las figuras planas, tales
como el paralelogramo, el triangulo, el trapecio,
el segmento de una parábola.
 De la cuadratura de la parábola donde calcula el
área de un segmento de parábola cortado por una
cuerda cualquiera.

 De la medida del Círculo una de sus obras


fundamentales, donde demuestra que la razón entre
la circunferencia y el diámetro está comprendida
entra 3 10/7 y 3 1/7; dicha relación es conocida en
la actualidad por el numero π . Demuestra además
la equivalencia entre el área del círculo y un
triángulo rectángulo cuyos catetos son el radio y
el perímetro (longitud) de la circunferencia.

 Arquímedes comunicó a Eratóstenes (bibliotecario de


Alejandría) los razonamientos seguidos en las cues-
tiones geométricas. Los mismos se recogen en una
obra fundamental: El Método. (Algo así, según algu-
nas investigaciones, como una comunicación entre
colegas al más alto nivel).
 Los aportes más importantes de Arquímedes a la
Física se centran en la mecánica de sólidos y en la
Hidrostática, en las que se vale para sus
demostraciones de figuras geométricas. En la
mecánica de sólidos es la Estática la parte que más
mereció su atención.
También enuncia la ley fundamental de la palanca,
la cual produjo gran sensación en el mundo griego
(“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”). La

68
polea compuesta, basada en el principio de la
palanca, y que empleó para mover un gran barco,
para sorpresa del escéptico rey Hierón, fue otro de
sus sorprendentes descubrimientos. El historiador
Plutarco cuenta "...que no podía ser deslizado del
muelle a no ser que se emplease un gran esfuerzo y
muchos hombres; y, tras cargarlo con numeroso
pasaje y mercancías a tope, se sentó a una cierta
distancia y, sin gran esfuerzo, sino sólo
sosteniendo el cabezal de la polea en su mano y
tirando de las cuerdas gradualmente, arrastró el
barco en línea recta, de forma suave y por igual
como si se estuviera moviendo en el mar".
 Sin embargo puede decirse que la invención mas
grande de Arquímedes, fue el calculo integral, que
utilizo para determinar el área de figuras limita-
das por figuras geométricas tales como parábolas y
elipses. Arquímedes procedió a dividir el área, en
un numero infinito de pequeños rectángulos cuya
superficie agregada se aproximaba a la superficie
que quería calcular. Este procedimiento le permitió
calcular áreas de diferentes figuras, como también
volúmenes de distintos cuerpos. Este procedimiento
que se conoce como integración es lo que hoy se
aprende dentro de la disciplina de análisis matemá-
tico (Integrales). Arquímedes también anticipo la
invención del calculo diferencial como una forma de
aproximar las líneas tangentes a las figures
geométricas mencionadas. Podemos decir que sus mé-
todos anticiparon el cálculo diferencial e inte-
gral, o calculo infinitesimal 2.000 años antes de
Newton y Leibniz.
 En el ámbito tecnológico de maquinas y mecanismos,
fuera del principio de la hidrostática ya nombrado
anteriormente y de cuya importancia no es necesario
insistir, inventó un sistema de poleas, el torno,
la rueda dentada, el tornillo sinfín y una serie de

69
por lo menos cuarenta inventos. Entre ellos es cu-
rioso mencionar un tornillo sinfín que se usaba
para extraer el agua que había entrado a un barco,
a los campos inundados por el Nilo, etc. En el cam-
po militar se le debe la invención de catapultas,
de garfios movidos por palancas. Mediante inventos
mecánicos y ópticos logró defender durante tres
años a Siracusa que estaba sitiada por los romanos.
Se cuenta que empleando espejos cóncavos de gran
tamaño, logra concentrar los rayos solares sobre la
flota romana incendiándola.
Arquímedes fue muerto en el 212 AC durante la captura de
Siracusa por los Romanos en la segunda de las guerras
Púnicas.
Es sorprendente que los trabajos matemáticos de Arquímedes
fueron poco conocidos inmediatamente después de su muerte.
Si lo eran en Alejandría donde era referencia obligada de
los grandes matemáticos que allí trabajaban. Solo después
de que Eutocio recuperara algunos de sus trabajos con
comentarios en el siglo VI de nuestra era, fue cuando
Arquímedes fue reconocido en su real dimensión.
Me gustaría poder llevar ala reflexión algunas cosas que me
surgen al enterarme de todo esto:
¿ Tenemos conciencia de lo que podía significar Alejandría
y su biblioteca en términos de conocimiento acumulado?
¿ Que idea nos hacemos de una persona que dedicaba tanto
tiempo de su vida a realizar cálculos e investigaciones
sobre figuras, números y conceptos que existen
fundamentalmente en la imaginación?
¿De que viviría Arquímedes? La pregunta vale para muchos de
los sabios de la antigüedad.
¿Comparemos lo que era la difusión del conocimiento en
aquella época donde a veces transcurrían cientos de años
para conocer lo que algún sabio había desarrollado, con la
realidad de hoy de medios de comunicación prácticamente
instantáneos y casi gratis?

70
http://www.terra.es/personal/jftjft/Historia/Biografias/
Arquimedes.htm
http://www.arrakis.es/~mcj/arquimed.htm
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/arch.html
http://www-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/
Mathematicians/Archimedes.html
http://www.shu.edu/projects/reals/history/archimed.html

ºHiparco de Nicea
Aprox. 190 AC – 125AC. Es considerado el más grande
astrónomo griego e incluso de la antigüedad, a pesar de que
Cicerón todavía considera que Aristarco de Samos es
superior. Otros ponen en su lugar a Ptolomeo de Alejandría.
De todas formas con seguridad se puede afirmar que fue uno
de los cuatro grandes astrónomos alejandrinos, porque con
sus estudios, realizados en la ciudad de Alejandría,
determinaron un periodo de gran florecimiento de la
astronomía griega. Los otros tres, dos ya mencionados,
eran: Aristarco de Samos, Eratóstenes y Ptolomeo. Hiparco
es, sino el mas grande, al menos uno de los padres de la
astronomía científica. Debe su mayor notoriedad a un
catálogo de alrededor de 850 estrellas en las cuales
introdujo, por primera vez, sus magnitudes estelares: para
mayor precisión, seis clases de luminosidad de las
estrellas, desde la primera que reagrupa a las estrellas
más luminosas, a la sexta que comprende la más débiles. Su
clasificación, con algunas modificaciones, subsiste aún
hoy. La precisión de las posiciones estelares de Hiparco
determinadas y comparadas con los atlas del pasado, permite
también al astrónomo griego descubrir el movimiento de
Presesión del eje terrestre: ese movimiento muy similar a
una oscilación pendular del eje que, realizándose en unos
26.000 años, determina un cambio de la estrella hacia la
cual apunta el eje terrestre mismo y, por lo tanto, también
una lenta variación de las coordenadas estelares. A Hiparco
se debe también la determinación del periodo de revolución
de la Tierra alrededor del Sol (año solar) con una

71
precisión de seis minutos. Nada nos queda de las obras
escritas del astrónomo, sino por vía indirecta. Hoy se sabe
con seguridad, por ejemplo, que el famoso Almagesto de
Ptolomeo se basa abundantemente en los escritos de Hiparco.
En honor del gran astrónomo griego, un satélite, destinado
a efectuar estudios de astrometría, ha sido bautizado
Hipparcos.
Hiparco, estudio en Alejandría, y sus trabajos originales
se han perdido salvo un comentario de un poema denominado
Comentarios sobre Aratus que describe constelaciones de
estrellas. Este trabajo es el que contiene muchas medidas
de posiciones estelares.
Construyo también una serie de instrumentos astronómicos
que le sirvieron para hacer observaciones simplemente con
los ojos desnudos o al descubierto. Construyo el primer
astrolabio, el cual fue luego perfeccionado por los
astrónomos árabes en el siglo III y luego introducido en
Europa en el siglo X. Con este aparato, Hiparco fue el
primero en poder medir las latitudes geográficas. Con este
instrumento algo modificado, Eratostenes midió la longitud
del meridiano terrestre y luego a partir de esto pudo
realizar pequeños mapas.
Hiparco describió el movimiento del sol y obtuvo un valor
de la excentricidad. Se sabia que las estaciones del año no
eran de igual duración, lo cual no podía esperarse si el
sol se moviera alrededor de la tierra en un circulo con
velocidad uniforme. Hoy sabemos que esto no es así y que
son los planetas que se mueven alrededor del sol en
elipses, pero esto fue recién descubierto mucho mas tarde
por Kepler en el 1600. La solución tentativa de Hiparco fue
asumir que la tierra no estaba en el centro del circulo que
describe el sol sino a cierta distancia, es decir
excéntrica. Este modelo, si bien incorrecto, describía
bastante bien el movimiento aparentemente real del sol.
También estudio el movimiento de la luna y obtuvo algunas
medidas mas aproximadas de ciertos periodos del movimiento.

72
También intento encontrar las distancias al sol y a la luna
y sus medidas.
Para esto Hiparco comparo observaciones de un eclipse solar
en dos posiciones distintas, Siena y Alejandría, y así
poder determinar la distancia desde la tierra a la luna. El
procedimiento utilizado fue observar el eclipse que era
total de sol en Siena pero parcial en Alejandría. Al mismo
tiempo que un observador veía al sol totalmente bloqueado
por la luna en Siena, otro observador en Alejandría veía
una quinta parte del disco solar, es decir 1/5 de 30 arcos
de minuto del disco solar era visible. El diámetro angular
del sol es de 30 arcos de minuto o medio grado. O sea que
la medida angular de la parte visible del sol en Alejandría
era 1/10 de grado y dicho ángulo expresado en radianes y
aplicando una pequeña aproximación da la relación entre la
distancia Siena-Alejandría y la de la tierra-luna.
Las observaciones en Siena y Alejandría eran algo común,
vimos antes como Eratostenes calcula el meridiano terrestre
también a partir de mediciones de la misma naturaleza.

Se le atribuye a Hiparco entre otros logros, el haber


compilado las primeras tablas trigonometricas. Estas
consistían en tablas que daban el valor de la función

73
cuerda de un ángulo para diferentes valores de ángulos. La
función cuerda de un ángulo es igual a dos veces el seno de
la mitad del ángulo. Pensemos que en esa época no se había
inventado aun la trigonometría. También había desarrollado
un método para resolver triángulos esféricos. El teorema
conocido como teorema de Ptolomeo fue desarrollado en
realidad por Hiparco.

La matemática ya era de importancia central en el


desarrollo de la astronomía. Tan pronto como las
observaciones que se realizaban pudieron ser cuantificadas,
surgió la posibilidad de realizar cálculos y predicciones
basadas en dichas observaciones. Los desarrollos
matemáticos fueron así no solo aplicados, sino motivados
por los cálculos astronómicos y por ende los mas famosos
astrónomos fueron también matemáticos. Matemática y
astronomía eran disciplinas que crecían en tandem.
Las técnicas de astronomía matemática se referían al
posicionamiento de los cuerpos celestes y al calculo de las
distancias relativas entre ellos. La base de estas técnicas
es lo que se llama trigonometría esférica, disciplina que
permite realizar cálculos sobre la esfera celeste basados
en observaciones hechas desde la tierra.
Las proyecciones de la esfera celeste sobre una superficie
plana permitió la construcción de instrumentos como el
astrolabio y la realización de mapas celestes. Técnicas de
calculo cada vez mas precisas fueron cruciales para el
desarrollo de la astronomía como una ciencia exacta. No
obstante no todos los que estudiaban estas disciplinas
conocían o eran capaces de aplicar las últimas técnicas
matemáticas.
Los primeros desarrollos en astronomía matemática surgieron
en la época de las civilizaciones mesopotámicas y
babilónicas, paradójicamente hoy Irak, como digresión vale
tener esto en cuenta cuando a veces se dice “pero de lo que
estamos es imposible”. Imaginemos la dimensión de la caída
para una civilización como esta.

74
Volviendo a nuestro punto, estos desarrollos se produjeron
entre los años 320 AC y el 620 de nuestra era. Las técnicas
fueron desarrolladas para predecir eclipses y la posición
de los cuerpos celestes en términos de grados de latitud y
longitud, y medidos relativamente al movimiento aparente
del sol. así se escribieron tablas de referencia basadas en
los métodos matemáticos. Estas tablas fueron luego tomadas
por los griegos quienes adoptaron muchos de los métodos
babilónicos, tales como el sistema sexagesimal de calculo.
Hiparco es la conexión entre los saberes matemáticos y
astronómicos que desde Babilonia se transfirieron a los
griegos
Entre las técnicas desarrolladas y mejoradas por los
griegos, se encuentran las soluciones geométricas a los
problemas de triangulación, incluyendo aplicaciones en tres
dimensiones.
Sistemas basados en la combinación de movimientos
circulares uniformes fueron propuestos para explicar y
predecir el movimiento de los cuerpos celestes. Hubo
modelos basados en la rotación de esferas concéntricas que
si bien no fueron muy precisos, generaron nuevas figuras
geométricas que fueron fuente de nuevas investigaciones en
el campo de la geometría. Otros modelos se basaron en los
epiciclos, donde los planetas giraban en caminos circulares
cuyo centro estaba en o cerca de la tierra (sistema
geocéntrico). Otros denominados excéntricos donde los
planetas giraban en círculos en cuyo centro estaba el sol,
el cual a su vez giraba en circulo alrededor de la tierra.
Como vemos estos sistemas se hacían cada vez mas complejos,
haciendo necesario desarrollar matemáticas mas avanzadas ,
no solo en lo que respecta al calculo, sino también en que
hace alas representaciones geométricas. así se escribieron
libros sobre las esferas y lo que denominamos antes como
trigonometría esférica. Los astrónomos y matemáticos de la
época siendo Hiparco de los mas avanzados, fueron los
responsables del desarrollo de técnicas para medir ángulos,
hacer cálculos con dichas mediciones, estudiar las

75
proporciones numéricas en los triángulos que dibujaban para
medir distancias entre cuerpos celestes, y publicar esas
teorías.
A su vez todo este cuerpo de conocimientos adquirido por
los griegos, fue transmitido a los árabes, donde se
agregaron los textos matemáticos y astronómicos de los
hindúes y los chinos. Los árabes mejoraron los sistemas
recibidos sobre todo en lo que hacia a la astronomía
predictiva dado que esta era una parte central del Islam.
Predicciones acerca del momento de visibilidad de la luna
nueva, cálculos acerca de hacia donde se encuentra la Meca
cuando se estaban ubicados en otros lugares, dado que hacia
ese lugar debían orientarse al rezar. Todos estos avances
se hacían a partir de cálculos astronómicos. Fueron los
árabes los que transformaron los sistemas de calculo
numérico, inventando el sistema decimal, agregando el cero
a los números. También perfeccionaron el astrolabio y
mejoraron las técnicas de proyección de la esfera celeste
sobre un plano
Vemos como a partir de meras observaciones motivadas por la
curiosidad, se fue construyendo el conocimiento. Resolver
triángulos y calcular funciones trigonometricas tuvo en sus
orígenes, un sentido totalmente distinto al que en la
actualidad se da a veces en la escuela.
Ptolomeo quien tal vez es mucho mas conocido en la
actualidad que Hiparco, en su obra Almagesto hace muchas
referencias a Hiparco y se ve que tenia un alto concepto de
el lento desarrollo de la ciencia durante la época de
Hiparco, 300 años antes de la aparición de Ptolomeo. A
veces es difícil determinar si los avances realizados por
Ptolomeo no lo fueron de Hiparco. Hiparco mostró tener una
mente clara y siempre se disgustaba con las hipótesis
complejas e innecesarias, considerando que la naturaleza
debía ser simple. Rechazo las enseñanzas de la astrología y
también las teorías heliocéntricas que habían sido
propuestas por Arquímedes y Aristarco de Samos, que luego
fueron resucitadas por Seleuco el Babilonio que era

76
contemporáneo de Hiparco. En conexión con esto, es
necesario recordar que había fuertes argumentos en contra
de la propuesta de que era la tierra la que se movía. El
clima general o el paradigma existente, no era favorable
alas ideas de Aristarco de Samos. Además los sistemas
existentes explicaban bastante bien lo que se observaba.
Estos sistemas se basaban en la creencia errónea que todos
los movimientos de los cuerpos celestes son circulares y
regulares es decir de velocidades constantes. Eran estos
sistemas y estas ideas que Hiparco desarrollo, en las que
se basaba la ultima forma del sistema cosmológico
geocéntrico desarrollado por Ptolomeo. Este fue el que se
transfirió a la ciencia occidental europea. No fue hasta el
siglo XV de nuestra era, en que debido a observaciones
regulares realizadas durante largos intervalos de tiempo,
mostraron que la hipótesis egocéntrica era demasiado
compleja para ser aceptable y Copérnico propuso su teoría
heliocéntrica, es decir del sol en el centro del universo
conocido, y alrededor del cual los otros planetas giraban.
http://www.malaspina.com/site/person_639.asp
http://zebu.uoregon.edu/~js/glossary/hipparchus.html
http://cea.cielosur.com/dicco._astro/H.htm
http://www.hps.cam.ac.uk/starry/hipparchus.html
http://www.hps.cam.ac.uk/starry/mathematics.html
http://astrosun.tn.cornell.edu/courses/astro201/
hipparchus.htm

Ptolomeo
Claudio Ptolomeo fue uno de los más influyentes astrónomos
de la antigüedad nació en Egipto y fue el creador de la
teoría geocéntrica del cosmos la cual prevaleció durante
1400 años, tal vez no por falta de pensadores que pudieran
contradecirla sino por razones de tipo religioso. Sus tra-
bajos han generado muchas discusiones a su favor y en su
contra. Muchos muestran a Ptolomeo como un matemático de
alto rango, mientras que otros dicen que solo fue un gran
expositor de lo que otros desarrollaban. Esto no debería

77
quitarle merito porque como ya vimos en el caso de Eucli-
des, el también organizo o sistematizo los conocimientos
matemáticos existentes en su época lo cual en si mismo fue
un gran aporte para la enseñanza posterior.
Ptolomeo realizo sus investigaciones y trabajos en astrono-
mía, desde Alejandría alrededor del año 127 a 141 de nues-
tra era.
Su nombre Claudio Ptolomeo es una mezcla de un nombre grie-
go-egipcio Ptolomeo, y uno romano: Claudio. Esto indicaría
que era descendiente de una familia griega que estaba vi-
viendo en Egipto pero que era ciudadano romano.
Ptolomeo utilizo observaciones que llevo a cabo Theon de
Smyrna “el matemático” quien seguramente fue su maestro.
Theon no era un gran maestro dado que de sus trabajos surge
que no tenia un conocimiento profundo de los hechos astro-
nómicos que describe. No obstante no tener acceso a estu-
diar con grandes maestros, viviendo en Alejandría en esa
época no era una limitación para hacer avances en el cono-
cimiento dado que siempre existía la posibilidad de acceder
a la información y referencias existentes en la biblioteca
de Alejandría. Vemos así la importancia de los reservorios
de conocimiento como fuente para la creación de mas y nue-
vos conocimientos. Estos reservorios son hoy día las bi-
bliotecas pero fundamentalmente internet. Este trabajo in-
tenta mostrar estas facilidades.
El trabajo fundamental de Ptolomeo fue el que se conoce con
su nombre Árabe, Almagesto el cual es un tratado de 13 li-
bros. Sus nombres originales antes del Árabe fueron, “Com-
pilación Matemática” para luego transformarse en “La mas
grande Compilación”. Este titulo fue traducido al árabe
como “Al-majistic” y luego al latín como Almagesto.
Este es uno de los trabajos mas tempranos de Ptolomeo, don-
de da en detalle la teoría matemática de los movimientos
del sol, la luna y los planetas. Estas teorías permanecie-
ron hasta la llegada de Copérnico, 1400 años después!!
Como antes mencionamos la relación con Euclides, algunos
autores dicen que el Almagesto comparte con “Los Elementos”

78
la gloria de ser los textos científicos que se utilizaron
durante mas tiempo.
Lo que primero hace Ptolomeo en su obra es justificar su
descripción de un sistema geocéntrico que había ya sido
descripto por Aristóteles. Su visión es un cosmos con la
tierra fija en el centro alrededor de la cual una esfera de
estrellas fijas rota cada día. Esta esfera lleva también
fija a ella las esferas del sol, de la luna y de los plane-
tas. Utilizo combinaciones de movimientos circulares llama-
dos epiciclos, en modelos geométricos para predecir las po-
siciones del sol, la luna y los planetas. Luego describe
las matemáticas que necesita para fundamentar estos mode-
los. En particular introduce métodos trigonométricos basa-
dos en la función cuerda de un ángulo, la que vimos que re-
presenta al seno de la mitad del ángulo.
Ptolomeo desarrollo nuevos teoremas y pruebas geométricas,
y logro determinar algunos números irracionales con buena
aproximación, tales como el numero π dándole un valor de
3,14166 y la √3 = 1,73205.
Por ultimo dentro de los primeros dos libros del Almagesto
incluyo una tabla trigonometrica de valores de la cuerda de
un ángulo en intervalos de a medio grado. De esta manera
Ptolomeo deja sentada las bases matemáticas en su obra para
introducirse luego de lleno en la explicación detallada de
los movimientos según el mismo establece en la introducción
de su libro.
El tercer libro de su obra trata sobre su teoría del movi-
miento del sol. En este, Ptolomeo compara sus observaciones
con las realizadas antes por Hiparco y aun antes por Meton
en el año 400 ac.
Los libros 4 y 5 dan la teoría de su teoría de la luna,
donde también sigue los trabajos de Hiparco, pero mejorando
los resultados del mismo al superar ciertas discrepancias
que existían entre los resultados del modelo y las observa-
ciones. Si bien Hiparco había notado esas discrepancias no
había intentado mejorar su modelo, cosa que si hizo Ptolo-
meo.

79
Una vez que desarrollo las teorías de movimientos del sol y
de la luna, en el libro 6 del Almagesto desarrolla la teo-
ría de los eclipses, para luego en los siguientes dos li-
bros ocuparse del movimiento de las estrellas. Aquí Ptolo-
meo usando sus observaciones junto con las de Hiparco jus-
tifica sus creencia de que las estrellas están fijas en la
esfera manteniendo siempre la misma posición relativa entre
ellas.
Incluye en estos libros un catalogo con mas de 1000 estre-
llas.
En los últimos 5 libros del Almagesto se discute la teoría
planetaria, lo cual sea posiblemente el mayor logro de Pto-
lomeo en términos de contribución original, dado que no ha-
bía nada antes del Almagesto que intentara explicar de al-
guna manera el movimiento complejo de los 5 planetas cono-
cidos.
Ptolomeo combino aquí los epiciclos y los métodos excéntri-
cos para llegar a un modelo que predijera las observacio-
nes. Algunos consideran a esto como una obra maestra porque
si bien el modelo desarrollado resulta complejo, permite
predecir la ubicación de los planetas y sus movimientos
bastante bien, algo que sabemos es importante para el cono-
cimiento científico de siempre: crear modelos que permitan
explicar el porque de las cosas y predecir comportamientos
como en este caso el movimiento de los planetas.
El trabajo de Ptolomeo plasmado en el Almagesto, es a cri-
terio de algunos autores, no solo una buena sistematización
y organización del conocimiento astronómico de la antigüe-
dad, sino también una pieza original.
Veamos en un desarrollo mas explicado cual era la explica-
ción de la teoría de Ptolomeo que como ya dijimos era tam-
bién la de Aristóteles:
El Universo de Ptolomeo y de Aristóteles
Aristóteles proponía que el cielo se componía de 55 esferas
cristalinas concéntricas, a las cuales estaban fijados los
objetos celestes. Estas esferas rotan a diferentes veloci-
dades, pero la velocidad angular de cada una de ellas es

80
constante. La tierra esta en el centro de estas esferas
concéntricas. Veamos la figura:

En la concepción Aristotélica, la esfera mas externa era la


denominada la del Primer Motor, cuyo movimiento era la
causa de los movimientos de las otras esferas que se
transmitían por estar en contacto unas con otras.
Ajustando las velocidades de estas esferas concéntricas,
muchas de las características del movimiento planetario
podían ser explicadas. Sin embargo no se podían acomodar
las observaciones en la variación de los brillos de la luz
de los planetas, como tampoco el movimiento retrogrado
(hacia atrás) que se observaba que experimentaban algunos
de ellos
Los epiciclos y el movimiento planetario
La solución a estos problemas provino de una propuesta algo
loca pero inteligente. De acuerdo a esta, los planetas
estaban fijos no a las esferas concéntricas, sino a
círculos que a su vez estaban pegados a las esferas
concéntricas, tal como se muestra en el diagrama. A estos

81
círculos se los denomina epiciclos y a las esferas
concéntricas a las cuales estos epiciclos están pegados, se
las denomina deferentes. Así, el centro de los epiciclos
ejecuta un movimiento circular uniforme sobre el deferente
correspondiente (la esfera) al girar con una velocidad
angular constante. Al mismo tiempo, el epiciclo que es el
circulo donde los planteas están fijos, también ejecutan su
propio movimiento circular uniforme

El efecto neto del movimiento se ilustra en la figura si-


guiente. Como el centro del epiciclo se mueve alrededor de
la esfera deferente a una velocidad angular constante, el
planeta se mueve alrededor del epiciclo también a velocidad
angular constante. La posición aparente del planeta sobre
la esfera celeste en cada momento esta indicada por la lí-
nea que saliendo desde la tierra atraviesa el planeta según
sea la ubicación en la que esta y se proyecta en la esfera
celeste. La trayectoria que se observa en el tiempo explica
algunos de los movimientos extraños de los planetas como
los movimientos retrógrados, y las variaciones en los bri-
llos, dado que hay momentos en que el planeta puede obser-
varse como moviéndose hacia atrás o alejándose de la tierra
mientras que en otros momentos se acerca a la misma.

82
Obviamente la distancia del planeta a la tierra varia en el
tiempo lo cual produce las variaciones del brillo percibido
desde la tierra. De esta forma la idea del movimiento cir-
cular uniforme se mantiene, adecuando el modelo con las ob-
servaciones, hoy sabemos que esto de la velocidad angular
constante no es así, sino que vale una de las leyes de Ke-
pler.
Sin embrago esto no fue todo. En la practica este modelo no
era aun suficiente para poder explicar el movimiento
detallado de los planetas sobre la esfera celeste. Así fue
que Ptolomeo introdujo nuevos refinamientos al modelo de
los epiciclos.
¿En que consistían estos nuevos cambios? En algunos casos
los epiciclos fueron a su ves montados en otros epiciclos
como se ve en la figura. Así el centro del epiciclo se
movía con movimiento circular uniforme, pero no alrededor
del centro de la esfera deferente, sino alrededor de un
punto que estaba desplazado una cierta distancia del centro
de la esfera deferente.
¿Cuál era la razón de tantas complicaciones?, ¿Cómo podían
los científicos considerar un modelo tan rebuscado? Estas
preguntas se contestan teniendo en cuenta el poder que
tenían tres ideas sobre los científicos de la antigüedad y
que eran incuestionables. Diríamos que las mismas
conformaban un cierto paradigma. Hoy se sabe son
incorrectas:
a) Todo movimiento de un cuerpo celeste es circular y
uniforme.

83
b) Los objetos celestes están hechos de material
perfecto y no pueden cambiar sus propiedades
intrínsecas.
c) La tierra es el centro del universo.
Todas estas ideas fueron las desarrolladas por Ptolomeo en
su obra Almagesto y esta estructura del sistema solar se
conoce desde entonces como el Universo Ptolomeico

En la edad media estas ideas adquirieron nuevo poder dado


que la filosofía de Aristóteles fue redescubierta en
Europa. A partir de los trabajos de Santo Tomas de Aquino
que combino la razón con el cristianismo, la filosofía
Aristotélica con sus investigaciones teológicas; el Primer
motor que mencionaba Aristóteles en su modelo del universo,
se transformo en Dios para los cristianos. Y la esfera mas
externa fue así el cielo-paraíso y la tierra como centro de
todo se entendió en términos de la consideración que el
dios de los cristianos tenia para con los asuntos de toda
la humanidad.
así las ideas que se habían originado entre los filósofos
griegos paganos, se transformaron en ideas religiosas
dentro de la iglesia católica y eventualmente asumieron el
poder de un dogma religioso y de fe. Desafiar esta visión
del universo no era simplemente un asunto científico sino
que se transformo también en algo teológico
Estas ideas que se originaron en los filósofos griegos
paganos fueron cristianizadas por la Iglesia y así
asumieron el poder de un dogma religioso, siendo a partir
de entonces muy difícil oponerse a ellas no ya desde un
punto de vista científico, sino justamente por haber sido

84
incorporadas como verdades de fe. El poder del
fundamentalismo religioso, la religión mal entendida.

Ptolomeo como muchos otros científicos de todas las épocas,


escribió también para divulgar sus ideas a aquellos no tan
preparados. así escribió una obra en dos tomos llamada Hi-
pótesis Planetaria donde redujo el lenguaje matemático, fa-
cilitando así el acceso a la misma al lector no especialis-
ta. En esta obra, Ptolomeo reemplaza las teorías geométri-
cas abstractas con modelos mecánicos.

También escribió un libro de astrología lo cual puede ser


raro, para alguien tan devoto al pensamiento científico.
Sin embargo el lo ve diferente, explicando que a través del
trabajo científico del Almagesto uno puede entender y ver
la posición de los cuerpos celestes en el firmamento, mien-
tras que a través del trabajo astrológico, puede entenderse
los efectos que esos cuerpos celestes producen en la vida
de las personas. Valga este comentario para rescatar a mis
amigas astrólogas.

Otra obra importante de Ptolomeo es aquella que lo describe


también como un geógrafo de nivel. Su trabajo geografía en
ocho tomos intenta localizar o ubicar aquellos lugares del
mundo conocido a ese momento a través de las coordenadas de
latitud y longitud. A pesar del esfuerzo, muchas de estas
localizaciones tenían errores gruesos, debido ala mala ca-
lidad de la información disponible, sobre todo fuera de lo
que se conocía como los limites del imperio romano.
Fue junto con Eratostenes y Estrabon (63 aC. - 24 dC.), uno
de los eminentes geógrafos de la Antigüedad. Para represen-
tar la superficie esférica del globo sobre una superficie
plana, creó un sistema de proyecciones: los paralelos que
son círculos con el centro en el Polo Norte; y los meridia-
nos, líneas rectas que convergen en el Polo. La imagen que
Ptolomeo forjaba de tierras lejanas es, sin duda, fantásti-
ca, mientras que la descripción de la cuenca del Mediterrá-

85
neo revela la exactitud, notable para la época, de sus
fuentes, que son mapas militares del Imperio Romano.

En otro trabajo denominado Óptica, Ptolomeo estudia la luz


a través de los colores, la reflexión, la refracción, los
espejos, donde establece sus teorías a partir de los expe-
rimentos que realiza construyendo aparatos especiales. Esto
es lo que hace mas sorprendente y original a este trabajo.
Como todo personaje de renombre, Ptolomeo sufrió criticas
también, todas ellas vinculadas a la utilización que hizo
de las observaciones de Hiparco, sin ningún agregado origi-
nal de su parte. La mas fuerte de estas criticas, proviene
de Richard Newton, quien dice en forma textual:
“ Ptolomeo desarrollo ciertas teorías astronómicas y descu-
brió que las mismas no eran consistentes con las observa-
ciones. En lugar de abandonar las teorías, el deliberada-
mente fabrico observaciones desde la teoría, para poder así
afirmar que las observaciones probaban la validez de las
teorías. En cualquier ámbito científico o académico esta
practica se llama fraude y es un crimen contra la ciencia y
contra los académico”.
No obstante lo fuerte de esta acusación, otros investigado-
res científicos no consideran que esto sea así, al menos no
con la gravedad denunciada por Richard Newton.

86
Periodo II Desde el inicio de la era cristiana hasta la
revolución científica
El Almagesto una historia de 1393 años
Un libro que domino la astronomía durante unos 1400 años.
¿Por qué solo un libro pudo ser tan influyente y tomo tanto
tiempo que fuera superado, sobre todo teniendo en cuenta
que sus teorías eran erróneas?
Como ya sabemos, el Almagesto es un trabajo de astronomía
que Ptolomeo escribió a partir de los conocimientos cons-
truidos a lo largo de 700 años de ciencia griega. Ptolomeo
abrevo no en la visión filosófica general de Aristóteles,
sino también los métodos geométricos de Euclides, la geome-
tría esférica de Menelao de Alejandría, las ideas del as-
trónomo Eudoxio acerca de los movimientos planetarios, y
las de Hiparco con su catalogo de estrellas y sus métodos
astronómicos.
La principal virtud de este libro, esta dada por que es to-
talmente entendible, y tiene una estructura lógica
Un resumen del Almagesto
La astronomía explicada en este libro es compleja. Como sa-
bemos coloca a la tierra en el centro del universo y quie-
ta, mientras que la totalidad del cielo junto con las es-
trellas, el sol, la luna y los cinco planetas conocidos ro-
tan alrededor de la tierra, dando una vuelta en 24 horas
adicionalmente, el sol, la luna y los planetas tienen su
propio movimiento el cual es explicado por el principio del
movimiento circular uniforme, el cual era un concepto muy
importante dentro del bagaje de conocimientos científicos
griegos de la época. Todos los movimientos de los cuerpos
astronómicos debían ser explicados utilizando círculos y
velocidad uniforme. Por eso y como vimos en las figuras an-
teriores Ptolomeo utiliza varios artificios de construidos
a partir de movimientos circulares para desarrollar un mo-
delo que se adecuara a las observaciones de la realidad.
Los planetas Marte, venus, Júpiter y saturno orbitan la
tierra sobre los llamados ecuantes o deferentes, que no son
mas que círculos cuyo centro d rotación es un punto algo

87
alejado de la tierra. El ecuante se aproxima algo a la
elipse de la ley de Kepler de movimiento planetario. Este
concepto fue tal vez lo mejor del modelo astronómico de
Ptolomeo.
Habíamos explicado ya que para poder dar lugar a las obser-
vaciones del movimiento retrogrado de los planetas, Ptolo-
meo invento el tema de los epiciclos.
El Almagesto contiene un catalogo de 1022 estrellas en 48
constelaciones con tablas trigonometricas para realizar
cálculos de posiciones.
Podemos decir de este libro que tuvo éxito en encapsular en
un solo trabajo la astronomía de su época, lo que no habían
logrado otros astrónomos hasta ese momento.
La muerte de la astronomía griega
El Almagesto data del año 150 de nuestra era y fue el ulti-
mo trabajo importante en la tradición científica griega.
Algunos papiros de esta época fueron descubiertos por los
arqueólogos en los cuales hay tablas astrológicas y horós-
copos basados en las tablas de Ptolomeo que están en el li-
bro. Esto indicaría que el mayor uso que se le daba al tra-
bajo de Ptolomeo era de naturaleza astrológica.
Posiblemente en el año 389 es cuando se destruyo la biblio-
teca de Alejandría, a partir de lo cual fueron cada vez me-
nos los comentarios acerca del trabajo de Ptolomeo.
Así la astronomía griega continuo en un nivel muy menor en
Atenas y en Constantinopla, nueva capital del imperio roma-
no. Es aquí en Atenas donde aparece el primer comentario en
contra acerca de la teoría de Ptolomeo y donde otros auto-
res encuentran también serios errores en sus tablas respec-
to de las observaciones realizadas. En concreto el 13 de
junio del 509 observaron la conjunción de Marte y Júpiter,
cuando las tablas de Ptolomeo predecían que este evento
ocurriría el 17 de junio. Además ya habían comenzado las
criticas religiosas desde el cristianismo manifestando que
todo esto era paganismo y que había que oponerse a el. Se-
guramente por los temas astrológicos.

88
Boethius alrededor del año 500 tradujo el Almagesto al la-
tín. Pero esta traducción se perdió muy pronto. Esta perdi-
da seguramente retraso el desarrollo de la astronomía en
Europa occidental por unos 700 años. En esta época donde el
imperio romano estaba en colapso no había clima para ningún
tipo de estudios y desarrollos científicos. Sin embargo, un
nuevo imperio estaba en expansión a partir del siglo VII:
El Islam.
El Almagesto se escribe en árabe
Los califas seguidores de Mahoma construían un imperio que
incluía Egipto, Siria y la mesopotamia. La lengua común era
el árabe. En el 762 se funda una nueva capital de este im-
perio en Bagdad. La astronomía árabe sufría las influencias
de la proveniente de la India, la cual a su vez había sido
influenciada por las ideas de la astronomía griega en los
tiempos de conquista de Alejandro Magno. A partir del año
750 se introdujo la utilización del papel dentro del mundo
islámico proveniente de China, lo que abarato la producción
de libros facilitando así los estudios en esta parte del
mundo. En Europa los libros eran tremendamente caros en la
época. Durante los siglos VIII y IX, se tradujo el Almages-
to primero al Siríaco y luego al árabe, es aquí donde toma
su nombre actual, dado que en Grecia se lo conocía como
Compendio de Matemática, y dado su tamaño se lo denomino
“el mas grande” que en árabe se traduce como Almagesto. En
Bagdad se creo una biblioteca denominada la casa de la sa-
biduría, siendo la misma un centro de traducciones donde
una gran cantidad de libros de astronomía griega fueron
traducidos al árabe. Tan importante era el Almagesto que el
califa fundador de esta biblioteca exigió una copia del
mismo para firmar un tratado de paz con el emperador de Bi-
zancio.
Gran cantidad de científicos árabes escribieron comenta-
rios, criticaron y utilizaron el Almagesto.
En el ultimo periodo islámico entre los siglos XI y XV, la
utilización del Almagesto y su estudio se extendió hasta
los extremos del imperio en terreno europeo (España)

89
Los astrónomos del Islam mantuvieron al Almagesto vivo du-
rante mas de 1000 años. Las traducciones al árabe asegura-
ron que su conocimiento se extendiera por todo el imperio
islámico y que sobreviviera el paso del tiempo, los astró-
nomos del Islam, criticaron y mejoraron los modelos plane-
tarios de Ptolomeo pero no pudieron liberarse de los con-
ceptos de geocentrismo y movimiento circular uniforme.
La entrada en Europa
El Almagesto comenzó su entrada en Europa en el siglo XII.
La primera traducción buena fue hecha del idioma arábigo al
latín en Toledo, España, donde funcionaba una escuela de
traductores. El latín era la lengua científica que se uti-
lizaba en toda Europa occidental particularmente dentro de
la Iglesia. Luego un académico judío lo tradujo del árabe
al hebreo, esta traducción fue utilizada por Copérnico. En
ciertos aspectos Copérnico retuvo partes de la astronomía
de Ptolomeo, tales como: el movimiento circular uniforme y
la utilización de los epiciclos, sin embrago el largo rei-
nado del Almagesto con su teoría egocéntrica llegaba a su
fin. El golpe final vino de la mano de Kepler quien intro-
dujo las leyes del movimiento planetario introduciendo la
elipse abandonando así el movimiento circular. A partir de
entonces el Almagesto paso a ser un libro de estudio por su
valor histórico, Ptolomeo es reconocido por haber preserva-
do la astronomía griega y por algunas observaciones reali-
zadas, pero fue ya en la actualidad cuando el astrónomo
americano Richard Newton, publico un libro llamado “El cri-
men de Claudio Ptolomeo” al que hice mención anteriormente.
Newton llega a decir que Ptolomeo no fue uno de los mas
grandes astrónomos de la antigüedad, sino el mas exitoso
fraude en la historia de la ciencia.
Entonces en conclusión ¿por qué el Almagesto duro tanto?
Podemos decir que por ser un libro de estructura lógica,
bien escrito y comprensivo. Además la caída del imperio ro-
mano privo a los sucesores de Ptolomeo de un ambiente pro-
picio para la investigación científica
http://www.star-names.freeserve.co.uk/almagest.html

90
http://www-groups.dcs.st-and.Ac.uk/~history/
Mathematicians/ Ptolemy.html
http://www.astrocosmo.cl/biografi/b-c_ptolome.htm
La física y la astronomía en el mundo árabe desde el 800 al 1400 AD
Entrando en nuestra era, es importante que veamos lo que
pasa en el mundo árabe porque a partir del deterioro del
imperio romano, la ciencia griega sigue siendo desarrollada
por una sociedad diferente: la de los científicos musulma-
nes del mundo árabe, para luego regresar a Europa occi-
dental con Copérnico.
Esta nueva sociedad se inicia en el año 600 con la conquis-
ta de Siria, Irak, la mesopotamia y Egipto por parte de los
ejércitos seguidores de Mahoma. Su influencia se extendió
también a través de Turquía, el norte de África, España y
hacia el este hasta los limites de China. Los árabes absor-
bieron ideas de matemáticas, astronomía y otras ciencias de
las zonas que iban conquistando. Para el año 750 las gue-
rras ya habían terminado y se iniciaba un tiempo de paz que
permitían el encuentro de académicos de diferentes regio-
nes. Es así que se encontraran en Bagdad, donde el califa
Al-Mamun estableció lo que se denominaba como la Casa de la
Sabiduría, un centro de estudio, copia y traducción de tex-
tos. Muchos de los textos griegos eran traducidos al árabe.
La mayor parte de los trabajos de los científicos árabes
eran en el campo de las matemáticas y la astronomía, aunque
también tenían escritos en el campo de la física.
La literatura histórica no habla de contribuciones cientí-
ficas originales durante este periodo lo cual no necesaria-
mente es cierto, pero con seguridad se puede decir que
esta, fue una etapa donde se preservaron los conocimientos
griegos, hasta que la revolución científica ocurrió en Eu-
ropa.
También se debe afirmar que los árabes mejoraron la metodo-
logía científica de investigación, eliminando en parte las
supersticiones que invadían el pensamiento griego. Refina-
ron así los conceptos griegos y si a estos se los considera
como los autores en materia de ciencias, a los árabes se

91
les debe dar el crédito de ser los editores de estos traba-
jos, sin su existencia mucho del conocimiento científico se
hubiera perdido.
Con los árabes, aparece por primera vez el método científi-
co moderno. Veamos algunos científicos árabes de renombre y
sus contribuciones:
Al-Sabi Thabit ibn Qurra al-Harrani (826-901) reviso muchos
de los trabajos griegos traducidos y fue uno de los prime-
ros reformadores del sistema de Ptolomeo. Thabit discute y
prueba el principio de palancas en equilibrio, estudia el
movimiento aparente del sol y la luna en el cielo.
Abu Allah Mohammed ibn Jabir Al-Battani (850-929) es posi-
blemente el mas famoso de los primeros astrónomos árabes.
Sus medidas del movimiento aparente del sol fueron mas pre-
cisas que las de Copérnico y fueron utilizadas por muchos
astrónomos Europeos como Kepler, Tycho de Brahe y Galileo
siglos después que las realizara. Lo mas importante de su
realización es que describió como llevaba a cabo el proce-
dimiento o método de observación y calculo, algo que es
crucial para el método científico dado que permite reprodu-
cir los experimentos.
Abu'l-Hasan Ali ibn Abd al-Rahman ibn Yunus (950-1009) es
muy famoso por sus tablas trigonometricas y astronómicas.
Los musulmanes por su religión debían tener un conocimiento
preciso del sol y la luna para si poder determinar con
exactitud los momentos de oración.
Abu Ali al-Hasan ibn al-Haytham (965-1040), conocido como
Alhazen. Escribió un libro de 7 tomos titulado Kitab al-
Manazir, el cual es considerado como la mayor contribución
en el campo de la óptica. En el, Alhazen establece que sus
investigaciones se basan en evidencia experimental y no en
una teoría abstracta. Formulo por primera vez el método
científico, sus experimentos fueron sistemáticos brindando
resultados cuantitativos. De estos resultados, desarrollo
hipótesis escritas en forma matemática y se dio cuenta que
la intuición era necesaria para poder ver las relaciones
físicas existentes entre los datos de la realidad y el for-

92
muleo matemático. Realizaba los experimentos para poder
comprobar o desechar las hipótesis.
Nació en el año 965 en Basra ciudad de Persia, hoy locali-
zada en Irak. Murió en el 1040 en El Cairo
Hay un famoso problema que lleva su nombre cuyo enunciado
dice así:
Dada una fuente de luz y un espejo esférico, encontrar el
punto sobre el espejo donde la luz será reflejada hacia el
ojo de un observador.
Alhazen hizo muchos trabajos en el ámbito de la óptica,
estudiando los lentes, los fenómenos de reflexión y
refracción, y a diferencia de Aristóteles, Euclides y
Ptolomeo, correctamente afirmo que los objetos son vistos
por la luz que se refleja desde ellos y no por la luz
emanada del ojo que los ve.
Era una persona bien educada y en sus observaciones y
conocimientos estaba fascinado por los desbordes del Nilo.
Fue cuando se le ocurrió que mediante la construcción de
una represa. Se podría almacenar el agua para utilizarla
como riego durante la temporada seca. Le propuso esta idea
al califa Al-Hakim quien gobernaba Egipto en esa época.
Este le proveyó financiamiento para llevar adelante la idea
en la zona de Aswan. Como Halasen se dio cuenta que no iba
a tener éxito en el proyecto por la dimensión del mismo, y
ante el temor de ser castigado por Al-Hakim, se hizo pasar
por loco quedando en su casa hasta que Al-Hakim murió 12
años después. Durante este periodo realizo todo tipo de
experimentos estudiando el comportamiento de la luz. Pudo
así comprobar que la luz se traslada en línea recta. No
solo estos experimentos fueron importantes avances en el
campo de la óptica, sino también en lo que respecta a la
utilización del método científico.
Alhazen también tuvo una percepción acerca de la atracción
entre los cuerpos, y parecería que tuvo conciencia de la
magnitud de la aceleración de la gravedad. Estableció
vínculos entre la geometría y el álgebra. Estudio la
mecánica del movimiento de un cuerpo y fue el primero en

93
mantener que un cuerpo se moverá en forma perpetua a menos
que una acción externa actúe sobre el deteniéndolo o
cambiándole la dirección. Esta fue luego la primera ley de
Newton. Escribió mas de 200 libros, pocos de los cuales se
han conservado
Para aquellos que hayan leído la obra de Umberto Ecco, “El
nombre de la rosa”, Guillermo de Bakerville le comenta a su
discípulo que no debe asustarse con los supuestos fantasmas
que se ven sino que debe leer el tratado de óptica de Alha-
zen donde se explica la formación de imágenes reflejadas en
espejos esféricos.
Abu Rayhan Al-Biruni (973-1048), a los 17 años ya realizaba
cuestionamientos científicos importantes. Fue descripto no
como un gran innovador, sino como un hombre que era un ob-
servador cuidadoso y seguidor del método científico. Una de
sus mediciones de las dimensiones de la tierra, la cual fue
realizada utilizando la técnica de triangulación, no fue
superada en sus resultados en occidente hasta el siglo XVI.
Realizo también observaciones cualitativas acerca de la ve-
locidad de la luz y considero que la misma era inmensa si
se la comparaba con la velocidad del sonido. También estu-
dio hidrostática y la relación de densidad de diferentes
metales o gravedad especifica.
Abu Ali al-Husain ibn Abdallah ibn Sina (980-1037), mas co-
nocido en occidente como Avicena, se lo conoce por sus ap-
titudes en el campo de la medicina. Sin embargo hizo tam-
bién algunas observaciones astronómicas. Vio a Venus como
un punto contra el sol y dedujo que el planeta debía estar
mas cerca de la tierra que el sol. Vemos como el conoci-
miento que tenían estos sabios era de carácter mas general
que especifico.
Nasir al-Din al-Tusi (1201-1274), fue el primero en crear
un nuevo modelo (diferente al de Ptolomeo) de movimiento
lunar, el cual puede considerarse como propio y original.
También hizo desarrollos adicionales en el modelo de Ptolo-
meo e intentó remover aquellas partes del sistema Ptolomei-
co que no estaban basadas en el principio del movimiento

94
circular uniforme. Algunos de sus cambios se dice que fue-
ron luego utilizados por Copérnico. También se dice que
este científico invento el astrolabio lineal.
Ulugh Beg (1393-1449) es el ultimo de los científicos en
este periodo árabe que hizo contribuciones significativas
ala física y a la astronomía. Este científico también apun-
to a algunos errores de Ptolomeo y compilo datos precisos
sobre el movimiento planetario. Fundo un instituto para la
educación superior particularmente en el campo de la astro-
nomía y construyo un observatorio en la ciudad de Samarcan-
da. Utilizo un sextante gigante construido allí, para cal-
cular el valor preciso de la duración de un año.
http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/alhazen.shtml
http://home.att.net/~mleary/alhazen.htm
http://www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Al-
Haytham.html
http://scienceworld.wolfram.com/biography/Alhazen.html
http://www.trincoll.edu/depts/phil/philo/phils/muslim/
alhazen.html
http://www.phys.jyu.fi/homepages/agar/arabs.html
http://www.louisville.edu/~d0hess01/alhazen.html

95
Periodo III La revolución científica. Cambio de paradigma
Copernico
Nicolás Copérnico es el nombre latino del famoso astrónomo
Mikolaj Kopernic. Fue el reanimador de la teoría Heliocén-
trica que ya había sido descripta ya por Aristarco de Sa-
mos. Nació en Thorn o Torun (Polonia) el 19 de Febrero de
1473 y murió en Frauenburg (Polonia) el 24 de Mayo de 1543.
Su familia estaba compuesta por su padre, que era comer-
ciante y político, y su madre; tenían una buena posición
económica. Fue el menor de 4 hermanos. Su padre murió cuan-
do el tenía 10 años; el hermano de su madre, el obispo
Ukasz Watzenrode, fue su tutor y guardián desde entonces.
Estudio en la escuela primaria en Torun y en la escuela de
la catedral de Wloclawek donde recibió una buena educación
humanística. Luego de tres años allí ingreso en la Univer-
sidad de Cracovia. Su tío y tutor, el obispo, veía un buen
futuro en una carrera eclesiástica para sus sobrinos. Tanto
Nicolás como su hermano Andreas entraron en la Universidad
de Cracovia donde se graduaron en 1491. allí estudio latín,
matemáticas, astronomía, geografía y filosofía. Los cursos
de astronomía que estudio Copérnico no eran científicos en
el sentido moderno, sino que eran mas bien cursos de mate-
máticas en donde se introducía la visión del universo que
tenían Aristóteles y Ptolomeo. De esta manera los alumnos
podían entender el calendario, calcular fechas de fiestas
religiosas y también adquirir ciertas aptitudes practicas
que les permitirían navegar en el mar. También como parte
de la astronomía se enseñaba lo que hoy conocemos como as-
trología, para calcular horóscopos a partir de la construc-
ción de las cartas natales.
Mientras estudiaba en la universidad, Copérnico se compro
una copia de la traducción en latín de la obra de Euclides,
“Los elementos”, publicada en Venecia en 1482, una copia de
la segunda edición de las tablas Alfonsinas que daban una
teoría planetaria y de los eclipses impresa en Venecia en
1492 y la Tabla de Direcciones de Regiomontano que era un
trabajo de astronomía esférica publicado en 1490. Luego de

96
4 años en la Universidad regreso a Torun donde su tío se-
guía pensando para el una carrera eclesiástica que por
cierto era lo que le daría seguridad a alguien interesado
en continuar con el aprendizaje. Fue así que se inscribió
en la universidad de Bolonia para estudiar derecho canónico
en 1496. Su tío le consiguió un subsidio de la iglesia que
le permitía vivir mas acomodadamente. En Bolonia estudio,
además de derecho canónico, griego, matemáticas y astrono-
mía. Alquilaba una pieza en la casa del profesor de astro-
nomía Domenico Maria de Novara y comenzó a realizar inves-
tigaciones con el, asistiéndolo en las observaciones que
hacia de los astros, y eclipses.
Como buen cristiano en el año 1500 visito Roma para feste-
jar el gran jubileo y permaneció allí dando clases de as-
tronomía y matemáticas durante un año. Estando en Roma ob-
servo el eclipse lunar del 6 de noviembre de 1500. Luego
retorno a Bolonia para terminar su carrera y empezar a es-
tudiar medicina, al menos eso le interesaba a su tío y se-
guramente también para continuar con sus estudios de astro-
nomía. Esta vez se dirigió a Padua, que era famosa por su
escuela de medicina.
Finalmente se graduó en derecho canónico pero en Ferrara,
regreso a Polonia donde se dedico durante cinco años a tra-
bajar con su tío como secretario personal y cuidarlo como
medico, viviendo en el castillo de Helisberg.
Copérnico vivió en el palacio episcopal entre 1503 y 1510,
y trabajó en la administración de la diócesis y en las ac-
tividades contra los caballeros de la Orden Teutónica. Allí
publicó su primer libro, una traducción del latín de cartas
de ética de un autor bizantino del siglo VII, Teofilatos de
Simocata. Entre 1507 y 1515 escribió un tratado breve de
astronomía, De hypothesibus motuum coelestium a se consti-
tutis commentariolus (más conocido como el Commentariolus),
que no se publicaría hasta el siglo XIX. En esta obra sentó
las bases de su nueva astronomía de concepción heliocéntri-
ca.

97
Después de su traslado a Frauenburgo, en 1512, Copérnico
tomó parte en la comisión del quinto Concilio Laterano para
la reforma del calendario (1515); escribió un tratado sobre
el dinero (1517) y empezó a trabajar en su obra principal,
De revolutionibus orbium caelestium (Sobre las revoluciones
de los cuerpos celestes), que culminó en 1530 y fue publi-
cada el 24 de mayo de 1543, poco antes de su muerte, por un
editor luterano en Nuremberg, Alemania.
Fue gran estudioso de los autores clásicos y además se con-
fesó como gran admirador de Ptolomeo cuyo Almagesto estudió
concienzudamente. Después de muchos años finalizó su gran
trabajo sobre la teoría heliocéntrica en donde explica que
no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al
contrario. Esta teoría sin embargo también requería de com-
plicados mecanismos -epiciclos- para la explicación de los
movimientos planetarios -tantos como requería la teoría
geocéntrica de Ptolomeo-, debido a la utilización del pa-
trón Platónico de la perfección de la esfera y el movimien-
to circular.
En 1512 muere su tío, pudiendo a partir de entonces dedi-
carse mas a la astronomía. Fue en 1514 cuando distribuyo
entre sus amigos un pequeño libro escrito a mano sin men-
cionar que el era el autor, a pesar de que ellos lo sabían.
En este trabajo llamado “Pequeño Comentario” estableció su
teoría heliocéntrica, es decir defendiendo la hipótesis del
sol en el centro del universo. Este trabajo contiene 7
axiomas (¿influencia de su lectura de Euclides?) no como
algo evidente sino con el sentido de que el fundamenta y
basa sus conclusiones en estos axiomas, este puede ser el
motivo por el cual algunos dicen que el desarrollo de Co-
pérnico no fue científico, es decir, construido a partir de
observaciones y mediciones de la realidad. Copérnico reser-
vó la parte matemática para el trabajo principal que se pu-
blicaría bajo el título "Sobre las revoluciones de las es-
feras celestes", cuya copia recibió en su lecho de muerte.
El axioma mas notable es el séptimo porque si bien muchos
científicos antes de Copérnico afirmaron que la tierra se

98
movía y algunos incluso dijeron que rotaba alrededor del
sol; ninguno hasta Copérnico había explicado correctamente
el movimiento retrogrado o de retroceso de los planetas mas
alejados de la tierra respecto del sol.
Las primeras especulaciones acerca de la posibilidad de que
fuera el sol el centro del universo y la tierra uno de sus
planetas, aparecieron en el libro de Arquímedes el Arenario
en el 212 ac. Donde hace referencia al cosmos propuesto aun
100 años antes por Aristarco de Samos. Así sabemos que en
los tiempos helénicos, los pensadores ya jugaban con estas
nociones. Fue esta publicación de Arquímedes lo que llevo
el heliocentrismo a las discusiones astronómicas de la alta
edad media, aunque no fueron seriamente tratados hasta la
llegada de Copérnico. El conocimiento europeo se basaba en
fuentes griegas que se transmitían desde la antigüedad y
así el pensamiento astronómico estaba basado en las ideas
de Aristóteles y Ptolomeo.

Había varios problemas que enfrentaban los astrónomos al


comienzo del siglo XVI. En primer lugar las tablas para
predecir eventos astronómicos tales como los eclipses no
eran muy precisas. En segundo lugar las expediciones de los
marinos españoles y portugueses hacia el este y hacia
América, necesitaban de métodos astronómicos para guiarse
en alta mar, por ultimo el calendario que venia desde la
época de Julio Cesar tenia errores. El equinoccio se había
desplazado 11 días desde la época en que había sido
determinado durante el Concilio de Nicea. Como la fecha de
Pascua estaba determinada con referencia a la fecha del
equinoccio, y a su vez, a partir de esta fecha religiosa el
de todas las otras, era necesario por motivos religiosos
corregir estas referencias. Por todos estos problemas
fueron convocados los astrónomos entre ellos a Copérnico.
A partir de las publicaciones de Copérnico, la teoría he-
liocéntrica comenzó a expandirse y por su puesto también
rápidamente surgieron sus enemigos, siendo los primeros los
teólogos protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 La
iglesia Católica colocó el trabajo de Copérnico en su lista

99
de libros prohibidos. Por fortuna con la mediación de algu-
nas personas como el teólogo Luterano Andreas Osiander se
logro reducir la violencia de estas agresiones. Osiander
escribió un prologo no firmado, quedo como si fuera Copér-
nico el autor del mismo, en donde se explica a las perso-
nas que la revelación divina era la única fuente de verdad
y que los tratados astronómicos como ese solo querían "sal-
var obstáculos".
La obra de Copérnico fue el cimiento sobre el que Galileo,
Brahe, Kepler, Newton, Einstein y otros construyeron la
astronomía moderna.
Es interesante ver como Copérnico plantea su hipótesis de
movimiento de la tierra alrededor del sol, la cual extrae-
mos de su obra "Comentariolus".
“ Nuestros ancestros, según advierto, suponían la
existencia de gran número de esferas celestes, principal-
mente con la intención de explicar el movimiento aparente
de los planetas en virtud del principio de regularidad.
Porque tenían por cosa totalmente absurda el que un cuerpo
celeste que es esfera perfecta, no tuviera siempre movi-
miento uniforme. Vieron como uniendo y combinando de varios
modos movimientos regulares, podían lograr que, al parecer,
todo cuerpo se moviese hasta una posición cualquiera.
Calipo y Eudoxo, quienes se propusieron resolver el
problema recurriendo a las esferas concéntricas, no pudie-
ron explicar todos los movimientos planetarios. No sólo te-
nían que dar razón de los giros aparentes de los planetas,
sino también de por qué dichos cuerpos a veces nos parecen
remontarse por los cielos y otras bajar; y esto no concuer-
da con el principio de la concentricidad. Por eso se tuvo
por mejor recurrir a excéntricas y epiciclos, sistema que
acabaron por aceptar los más doctos.
No obstante, las teorías planetarias de Ptolomeo y la
mayoría de los otros astrónomos, aunque concordaban con los
datos numéricos, a veces parecían presentar dificultades no
pequeñas... resultaba entonces que el planeta no se movía
con velocidad uniforme ni en su deferente ni en torno del

100
centro de su epiciclo. Por lo tanto, los sistemas de esta
clase no parecían ni bastante absolutos ni bastante gratos
para el entendimiento.
Habiéndome dado cuenta de tales defectos, medité a me-
nudo, si no podría hallarse por ventura una combinación más
razonable de círculos de la cual se infiriesen todas las
anomalías aparentes y según la cual todo se moviese unifor-
memente en torno de su propio centro, conforme lo exige la
norma del movimiento absoluto. Después de proponerse este
problema dificilísimo y casi imposible de solucionar, al
fin se me ocurrió una idea de como podría resolverse me-
diante construcciones menos numerosas y mucho más sencillas
que las antes usadas, con tal que se me concediesen algunos
postulados (que se llaman axiomas) y que se exponen en este
orden.
Postulados
1. No existe ningún centro de gravedad de todos los
círculos o esferas celestes

2. El centro de la tierra no es el centro del universo,


sino tan sólo de gravedad y de la esfera lunar.

3. Todas las esferas giran alrededor del sol como de su


punto medio y, por lo tanto, el sol es el centro del
universo.

4. La razón entre la distancia de la tierra al sol y la


altura del firmamento es a tal punto menor que la
razón entre el radio de la tierra y la distancia de
ésta al sol, que la distancia de la tierra al sol es
imperceptible, si se le compara con la altura del
firmamento.

5. Todo movimiento aparente que se percibe en los cielos


proviene del movimiento de la tierra, y no de algún
movimiento del firmamento, cualquiera que fuere.

6. Lo que nos parece movimiento del sol no proviene del


movimiento de éste, sino del movimiento de la tierra y

101
de nuestra esfera, junto con la cual giramos en
derredor del sol, lo mismo que cualquier otro planeta.

7. El movimiento aparentemente directo y retrógrado de


los planetas no proviene del movimiento suyo, sino del
de la tierra. Por consiguiente, el movimiento de la
tierra por sí solo para explicar las aparentes
anomalías de los cielos.
Concedidos estos postulados, trataré de hacer notar bre-
vemente cómo un proceso sistemático puede eliminar la uni-
formidad de los movimientos. Sin embargo, he tenido por
conveniente el omitir en este esquema, en gracia de la bre-
vedad, todas las demostraciones matemáticas, las cuales re-
servo para mi obra más amplia. Pero, al explicar los círcu-
los, daré aquí las longitudes de los radios; y, por ellas,
pronto verá el lector versado en matemática cuán cabalmente
concuerda esta combinación de círculos con las observacio-
nes y datos numéricos.
Las esferas celestes están dispuestas en el orden si-
guiente: La suprema es la esfera inmóvil de las estrellas
fijas, la cual contiene todas las cosas y les da su posi-
ción. Debajo de ellas está Saturno, detrás del que viene
Júpiter y después Marte. Bajo de Marte está la esfera en
que giramos nosotros, luego, Venus; y por último, Mercurio.
La esfera gira en torno del centro de la tierra, y se mueve
junto con la tierra, a modo de epiciclo. También según el
mismo orden un planeta aventaja a otro en velocidad de
traslación según se describa círculos menores a mayores.
Así, Saturno dura treinta años en una revolución completa;
Júpiter, doce; Marte, dos y medio, y la Tierra, uno; Venus,
nueve meses y Mercurio, tres.

Los Movimientos Aparentes del Sol.


La tierra tiene tres movimientos: el primero describe
anualmente un gran círculos en torno del sol, siguiendo el
orden de los signos y recorriendo siempre arcos iguales en
tiempos iguales; la distancia del centro del círculo al sol
es igual a la vigésima quinta parte del radio del círculo.

102
Se supone que el radio tiene una longitud imperceptible,
comparada con la altura del firmamento; de ahí que con este
movimiento parezca moverse el sol, como si la tierra ocupa-
se el centro del universo. Sin embargo, la apariencia de
este movimiento no tiene por causa el movimiento del sol,
sino el de la tierra, de manera que, cuando, por ejemplo,
la tierra está en el signo de Capricornio, el sol se ve el
de Cáncer, diametralmente opuesto; y así por el estilo. Por
razón de la distancia, citada arriba, del sol al centro del
círculo, este movimiento aparente del sol no es uniforme,
siendo su irregularidad máxima de dos grados y un sexto.
La línea trazada desde el sol a través del centro del cír-
culo se dirige invariablemente hacia un punto del firmamen-
to situado a unos diez grados al oeste de la más brillante
de las dos estrellas de la cabeza de los Gemelos; por con-
siguiente, cuando la tierra se halla enfrente de este pun-
to, y el centro del círculo se halla entre ellos, se ve al
sol a su distancia máxima de la tierra. En este círculo
gira la tierra, junto con cuanto queda encerrado dentro de
la esfera lunar.
El segundo Movimiento propio de la tierra es la rota-
ción diurna en torno de los polos, siguiendo el orden de
los signos, o sea de oeste a este. A causa de esta rota-
ción, el universo entero parece girar con velocidad enorme.
De este modo gira la tierra, junto con las aguas que la ro-
dea y la atmósfera que la circunda.
El tercer movimiento es el de declinación; porque el eje de
la rotación diurna no es paralelo al eje del círculo máxi-
mo, sino que tiene con relación a él una inclinación que
forma un ángulo que intercepta una porción de la circunfe-
rencia igual a unos veintitrés grados y medio, en el tiempo
nuestro. Por lo tanto, permaneciendo siempre el centro de
la tierra en el plano de la eclíptica, o sea, en la circun-
ferencia el círculo máximo, giran los polos de la tierra,
describiendo ambos unos círculos pequeños en torno de cen-
tros equidistantes del eje del círculo máximo. La duración
de este movimiento no es de un año cabal, sino aproximada-

103
mente igual a la revolución anual en el círculo máximo. En
cambio, el eje de este círculo máximo se orienta invaria-
blemente hacia los puntos del firmamento que se llaman po-
los de la eclíptica. De modo semejante, el movimiento de
declinación combinado con el movimiento anual, actuando
juntos con los polos de la rotulación diurna, harían que
estos polos se mantuviesen fijos en los mismos puntos del
cielo, sé ser exactamente iguales los período de ambos mo-
vimientos. Pero, en un largo lapso de tiempo, ha quedado de
manifiesto que cambia esta inclinación que tiene la tierra
con respecto al firmamento. De ahí proviene la opinión co-
mún, según la cual el firmamento posee movimientos varios,
de acuerdo con una ley no bien entendida aún. En cambio, el
movimiento de la tierra puede explicar todas estas mudan-
zas, de modo menos sorprendente.

El movimiento igual no debiera medirse por los equi-


noccios, sino por las estrellas fijas.
Puesto que los equinoccios y los demás puntos cardinales
del universo cambian bastante, necesariamente errará quien
se empeñare en deducir de ellos la igualdad de longitud de
la traslación anual. En diversas épocas se hicieron dife-
rentes determinaciones de esta longitud, basadas en muchas
observaciones. Hiparco la calculó en 365 ¼ días; y Albate-
gonio, caldeo, en 365 días, 5 horas y 46 minutos, o sea, en
13 3/5 minutos o 131/3 minutos menos que Ptolomeo, El Sevi-
llano (Hispalensis) aumentó el cómputo de Albategonio en un
vigésimo de hora, puesto que calculó el año trópico en 365
días, 5 horas y 49 minutos.
A menos que se juzgase que tales discrepancias tuvie-
ron su causa en errores de observación, permítaseme decir
que; si uno estudia con atención los detalles, hallará que
la discrepancia ha correspondido siempre al movimiento de
los equinoccios. Porque cuando los puntos cardinales reco-
rrían un grado por siglo, como se comprobó que se movían en
la época de Ptolomeo, la longitud del año era la que afirmó
ser Ptolomeo. Pero cuando en los siglos siguientes, se mo-

104
vían con más rapidez, al contraponerlos a movimientos meno-
res, el año se acortó; y esta disminución corresponde al
aumento de la presesión. Porque el movimiento anual se lle-
va a cabo en menos tiempo, a causa de la repetición más rá-
pida de los equinoccios. Por lo tanto, es más exacto el in-
ferir de las estrellas fijas la igualdad de longitud del
año. Yo me valí de la Espiga de la Virgen (Spica Virginis),
y hallé que el año ha sido siempre de 365 días, 6 horas y
como 10 minutos, el cual es también el cómputo de los anti-
guos egipcios. El mismo método ha de utilizarse también en
los movimientos de los demás planetas, como lo demuestran
sus ábsides, las leyes fijas de su movimiento en los cielos
y el cielo mismo, con testimonio infalible ”.
Entre 1543 y 1600 Copérnico contó con muy pocos seguidores.
Fue objeto de numerosas críticas, en especial de la Igle-
sia, por negar que la Tierra fuera el centro del Universo.
La mayoría de sus seguidores servían a la corte de reyes,
príncipes y emperadores. Los más importantes fueron Galileo
y el astrónomo alemán Johannes Kepler, que a menudo discu-
tían sobre sus respectivas interpretaciones de la teoría de
Copérnico. El astrónomo danés Tycho Brahe llegó, en 1588, a
una posición intermedia, según la cual la Tierra permanecía
estática y el resto de los planetas giraban alrededor del
Sol, que a su vez giraba también alrededor de la Tierra.
Con posterioridad a la supresión de la teoría de Copérnico,
tras el juicio eclesiástico a Galileo en 1633, que lo con-
denó por corroborar su teoría, algunos filósofos jesuitas
la siguieron en secreto. Otros adoptaron el modelo geocén-
trico y heliocéntrico de Brahe. En el siglo XVII, con el
auge de las teorías de Isaac Newton sobre la fuerza de la
gravedad, la mayoría de los pensadores en Gran Bretaña,
Francia, Países Bajos y Dinamarca aceptaron a Copérnico.
Los filósofos puros de otros países de Europa mantuvieron
duras posturas contra él durante otro siglo más.
Que hoy conozcamos la obra de Copérnico se debe en parte al
trabajo de un discípulo suyo llamado George Rheticus, joven
profesor de matemáticas y astronomía, que paso dos años con

105
Copérnico a partir de 1539. Rheticus se arriesgaba bastante
al frecuentar a Copérnico, dado que el profesaba el protes-
tantismo, mientras que Copérnico era católico y era la épo-
ca de la Reforma. Una primera publicación de un informe de
Rheticus acerca de lo aprendido junto a Copérnico, estimulo
a este a publicar su libro que ya había iniciado 27 años
antes.
Cuando la obra “Acerca de las revoluciones de las esferas
celestes” estuvo completa, Rheticus llevo el manuscrito a
una imprenta llamada Johann Petreius en Nuremberg, adonde
le pidió a Andreas Osiander, teólogo luterano, que super-
visara esta tarea. Es aquí cuando Osiander escribe una car-
ta a los lectores de la obra que a modo de prologo reempla-
zo al de Copérnico, donde dice que la intención del libro
no era proclamarse como la verdad sino una manera de calcu-
lar las posiciones de los cuerpos celestes. Como esto no
estaba firmado, se considero durante mucho tiempo que per-
tenecía a Copérnico lo cual minimizo en parte la critica
religiosa. Kepler fue el que finalmente 50 años mas tarde
aclaro esta situación.
Copérnico en realidad no tenia ningún apuro en publicar su
obra, como vimos por la cantidad de años que dejo transcu-
rrir. Esto se debe tal vez a la obsesión por el grado de
perfección que tenia acerca del trabajo que llevaba a cabo,
y no tanto a temores del tipo religiosos como algunos han
dicho. Es evidente que nunca fue conciente del grado de re-
volución científica y del conocimiento que se originaria a
partir de su obra la historia de la humanidad. Aquellos que
abrazaron sus ideas y teorías como Galileo y Bruno sufrie-
ron mucho por esto no solo académicamente sino personal y
físicamente. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por
avanzar aun mas sobre las ideas propuestas por Copérnico.
Si quisiéramos describir en unas pocas palabras el aspecto
mas importante del trabajo de Copérnico, diríamos que cam-
bio para siempre la ubicación del hombre en el mundo colo-
cándolo en igualdad de condiciones con las otras criaturas
de la naturaleza y fuera del lugar central que hasta ese

106
momento se le asignaba, al menos al considerar que la tie-
rra, es decir su hábitat, era el centro. Copérnico fue la
primera persona en la historia que creo un sistema general
y completo que combinaba matemáticas, física y cosmología.
A pesar de esto no se puede decir que sus logros constitu-
yen una revolución científica, dado que sus motivaciones
están basadas mas en razones estéticas que científicas, en
mantener lo que hasta ese momento se consideraba como fun-
damental que era la armonía del cosmos con sus cuerpos rea-
lizando movimientos circulares. Su teoría no parte de ob-
servaciones de los hechos reales. Es necesario llegar al
trabajo observacional de Tycho de Brahe, las matemáticas
exhaustivas de Kepler y la visión genial de Newton, que to-
mando ahora si como punto de partida el trabajo de Copérni-
co, llevaron a cabo la revolución científica descubriendo
las leyes que gobiernan la mecánica celeste. Copérnico fue
sin duda un participante necesario pero no suficiente para
los logros de la misma. Aunque si podemos decir que segura-
mente Kepler y Brahe hubieran logrado el descubrimiento de
la teoría heliocéntrica por merito de sus desarrollos. Por
eso algunos afirman que el lugar de privilegio alcanzado
por Copérnico en la historia de la ciencia mucho se debe a
la suerte, fue un escalón preliminar hacia la revolución
científica pero no la revolución en si misma.
http://scienceworld.wolfram.com/biography/Copernicus.html
http://almaak.tripod.com/biografias/nicolas_copernico.htm
http://www.geocities.com/fdocc/copernico.htm
www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Coperni-
cus.html
http://www.blupete.com/Literature/Biographies/Science/
Copernicus.htm
http://es.rice.edu/ES/humsoc/Galileo/Things/
copernican_system.html

Leonardo da Vinci
“Leonardo fue un hombre que despertó demasiado temprano de
la oscuridad, mientras que otros permanecían aun dormidos”

107
Sigmund Freud
Me pareció interesante empezar viendo a Leonardo a partir
de esta frase de Freud porque marca lo que este hombre sig-
nifico en la historia del conocimiento humano. Todos cono-
cemos a Leonardo como un hombre del Renacimiento, como un
artista. Ahora lo veremos como un hombre de ciencia, en
realidad Leonardo fue un hombre completo en lo que al saber
humano se refiere siendo el científico uno de los aspectos
mas importantes del mismo.
Leonardo fue hijo (¿ilegitimo?) de un escribano y de una
campesina. Nació el 15 de abril de 1452 en Vinci Italia, en
las afueras de Florencia. Su padre lo tomo al cuidado desde
su nacimiento. Comenzó su educación formal como aprendiz en
la escuela de un artista en Florencia donde demostró un
gran talento por el dibujo. Buscando Progreso económico se
traslado a Milán cuando tenia 30 años y permaneció allí du-
rante 17 años donde logro sus mayores resultados artísticos
y científicos. En esta materia, sus logros fueron princi-
palmente en el área tecnológica de diseño de maquinarias,
construcciones y armas. Entre otros estudios se destacan
los referentes a maquinas que pudieran volar, geometría,
mecánica, construcción de canales, de fortalezas, tanques
de guerra, submarinos. También en este periodo es cuando
produjo sus estudios de anatomía. Su taller en Milán se
destacaba por la actividad que llevaba a cabo con aprendi-
ces y estudiantes.
Leonardo tenia tantos intereses y tan amplios que a menudo
no finalizaba los proyectos que iniciaba, ni siquiera cuan-
do era contratado por terceros para llevarlos a cabo. Es
así que en ese periodo de 17 años solo completo seis traba-
jos, sean estos pinturas u otros, dejando una gran cantidad
de ellos no finalizados. Pasaba la mayor parte del tiempo
estudiando ciencia, ya fuera observando fenómenos de la na-
turaleza, como encerrándose en su taller para cortar cuer-
pos o evaluar lo que se conocía como verdades universales.
Entre 1490 y 1495 desarrollo su habito de registrar meticu-
losamente todos sus estudios en cuadernos de notas. Estos

108
abracaban cuatro temas principales: pintura, arquitectura,
elementos de mecánica y anatomía humana.
Luego de dejar Milán en 1499, Leonardo recorrió Italia tra-
bajando para diferentes patrones, el mas famoso de ellos
tal vez sea Cesar Borgia.
Viendo el aspecto científico de Leonardo que es el que nos
interesa, se puede decir que fue el que estableció un puen-
te entre los métodos medievales no científicos y el enfoque
moderno.
Si bien tuvo influencias de los trabajos que venían del
mundo antiguo de Grecia y Roma, Leonardo veía limitaciones
en buscar la verdad científica solamente en esos escritos o
en la Biblia. En lugar de esto, utilizo un enfoque basado
en la observación directa de los fenómenos naturales y de
la naturaleza en si misma y cuestionarse al mismo tiempo
con preguntas simples, por ejemplo ¿Cómo vuelan los pája-
ros?. A medida que se explicaba o respondía estas pregun-
tas, se ayudaba con esquemas y dibujos, tremendamente cla-
ros, los cuales eran registrados en sus cuadernos de notas.
Esta claro que su habilidad como dibujante, le facilitaba
enormemente la tarea.
Leonardo fue en resumen pintor, escultor, ingeniero, ar-
quitecto, físico, biólogo, filósofo, geómetra, botánico,
modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de
cocina, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador
de jardines, decorador de interiores, urbanista, fundidor.
En cada una de estas facetas sus capacidades asombraron a
sus contemporáneos. Posiblemente no haya en la historia de
la humanidad un hombre con un historial tan completo. As-
piraba al conocimiento total, pero no aspiraba a llegar a
él por el camino del estudio de la revelación, como los
escolásticos y los teólogos de los siglos precedentes, ni
tampoco por el del razonamiento intelectual que surgía ex-
clusivamente del saber de los autores anteriores. No fue
escolástico ni se confió a ciegas a la autoridad de los
autores clásicos, como hicieron muchos hombres del Renaci-
miento. Él mismo se definía como un "uomo senza lettere",

109
porque efectivamente, era iletrado. Ignoraba el latín. Su
educación había sido otra: de niño le enseñaron simplemen-
te a leer y escribir y a hacer cuentas. Pero el latín,
única vía de acceso en esos momentos a los estudios huma-
nistas, lo aprendió, y por sus propios medios, siendo ya
un hombre maduro; lo mismo le ocurrió con las matemáticas,
que estudió tarde, cuando las encontró necesarias para se-
guir avanzando. Sólo admitía como verdaderos métodos cien-
tíficos la observación de la naturaleza y la experimenta-
ción. El conocimiento de los escritores antiguos tenía su
utilidad como base, pero no como objetivo final.
Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experi-
mental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase so-
bre él, y antes de que Galileo lo pusiese en práctica.
Leonardo no escribió tratados metodológicos, pero en sus
cuadernos de apuntes nos dejó sus ideas. Dice que las ma-
temáticas, la geometría y la aritmética, pueden llegar a
la certeza absoluta dentro de su propio ámbito, pues mane-
jan conceptos mentales ideales de valor universal. En cam-
bio, la verdadera ciencia (refiriéndose a las ciencias em-
píricas), se basa en la observación; si pudiera aplicarse
a ella el razonamiento matemático podría lograrse mayor
grado de certeza, siendo hoy en día, uno de los pasos fun-
damentales del método científico. "No hay certeza en la
ciencia si no se puede aplicar una de las ciencias matemá-
ticas".
En sus apuntes, Leonardo dejó constancia de la importancia
que concede al método en la investigación (adelantándose a
autores de la Modernidad tales como Descartes) y los pre-
ceptos que establece en su método en nada difieren de las
modernas definiciones que hoy utilizamos para hablar del
método científico. Podemos ver en estos textos una clara
definición de los procesos de inducción y deducción que
hoy explicamos en Física o Filosofía.
"Al abordar un problema científico, dispongo primero di-
versos experimentos, ya que pretendo determinar el proble-
ma de acuerdo con la experiencia, mostrando luego por qué

110
los cuerpos se ven obligados a actuar de ese modo. Ese es
el método que hay que seguir en todas las investigaciones
sobre los fenómenos de la Naturaleza"
"Hemos de consultar a la experiencia en una diversidad de
casos y circunstancias hasta que podamos extraer de ellos
una regla general que en ellos se contenga. ¿Para qué son
útiles estas reglas? Nos conducen a ulteriores investiga-
ciones sobre la Naturaleza y a las creaciones artísticas.
Nos impiden engañarnos a nosotros mismos o a los demás
prometiéndonos resultados que no se pueden conseguir".
Pensaba que la mecánica era la más noble de las ciencias
"puesto que vemos que por medio de ella realizan sus ac-
ciones todos los cuerpos animados que poseen movimiento".
Previó el principio de inercia, que después Galileo demos-
tró experimentalmente, vio la imposibilidad experimental
del "movimiento continuo" como fuente de energía. Aprove-
chó el conocimiento de esta imposibilidad para demostrar
la ley de la palanca por el método de las velocidades vir-
tuales, un principio que ya enunciaba Aristóteles y que
utilizaron más tarde Bernardino Baldi y Galileo.
Resucitó las ideas de Arquímedes sobre la presión de los
fluidos y demostró que los líquidos mantienen el mismo ni-
vel en vasos comunicantes, y que si se llenan ambos vasos
con líquidos diferentes, sus alturas de nivel serán inver-
samente proporcionales a sus densidades.
También se metió con la hidrodinámica. Escape de agua por
los orificios, su corriente por canal, propagación de las
olas sobre la superficie, etc. De las olas en el agua pasó
a las ondas del aire y a las leyes del sonido, adelantán-
dose a la moderna teoría ondulatoria de la luz.
En el campo de la astronomía concibió una máquina celeste
ajustada a determinadas leyes, lo cual constituía en sí un
avance sobre las ideas de Aristóteles sobre las esferas
etéreas. Afirmaba que la tierra es uno de tantos astros y
prometió demostrar en el libro que proyectaba escribir,
que la Tierra refleja la luz del sol igual que la luna.

111
Su idea era que dado que las cosas son más antiguas que los
escritos, la Tierra lleva grabadas las huellas de su his-
toria anteriormente a toda reseña escrita. Los fósiles que
se encuentras ahora en las altas montañas continentales se
produjeron en el agua del mar. Han tenido que producirse
cambios en la corteza de la tierra, decía Leonardo; tienen
que haberse levantado las montañas para ocupar nuevas po-
siciones. Se sirvió de conchas marinas encontradas tierra
adentro para apoyar la teoría sobre la formación de las
montañas.
Leonardo fue realimente un monstruo de la ciencia y del co-
nocimiento, tal vez no tanto por desarrollos específicos
sino por la novedad de la metodología utilizada.
http://www.kausal.com/leonardo/
http://www.mos.org/leonardo/bio.html
http://library.thinkquest.org/3044/?tqskip1=1&tqtime=0901
http://www.artehistoria.com/frames.htm?
http://www.artehistoria.com/genios/pintores/2516.htm
Giordano Bruno
Filósofo italiano (1548-1600) nació en Nola, en la Campania
(Italia). Estudió filosofía y literatura en Nápoles y, más
tarde, teología en el Monasterio de San Domenico Maggione.
Disponía de una tenaz memoria y una extraordinaria inteli-
gencia.
En 1572, Bruno se ordenó sacerdote Dominico, y ya en 1576,
poniendo en duda muchas de las enseñanzas del cristianismo
y siendo, por lo tanto, sospechoso de herejía, abandonó su
orden religiosa, por lo que tuvo que huir al norte de Ita-
lia, territorio con un carácter más seglar, escapando tanto
de la Inquisición napolitana como del Santo Oficio de Roma.
Temiendo por su seguridad y en busca de libertad de expre-
sión, Bruno deambuló como una figura solitaria por Suiza,
Francia, Inglaterra, Alemania y Checoslovaquia. Estos años
los dedicó al estudio, a la reflexión, a la especulación,
así como a escribir e impartir conferencias.
Bruno fue excomulgado por las iglesias Católica, Luterana y
Calvinista por sus creencias heréticas. La jerarquía cató-

112
lica lo consideró culpable de infidelidad y múltiples erro-
res, así como de graves crímenes de herejía. Sin embargo,
Bruno, que era un cabezadura, rechazó retractarse de sus
opiniones, por lo que fue entregado al estado italiano, el
cual determinó su fatal destino.
El filósofo fue condenado a prisión en las mazmorras de la
Santa Inquisición durante siete años, en donde le fueron
negados incluso lápiz y papel, así como libros y visitas, y
donde fue, también, interrogado frecuentemente y, probable-
mente, torturado física y psicológicamente. Tras soportar
este entierro en vida, fue sentenciado a muerte por in-
fluencia del cardenal jesuita Roberto Bellarmino. Obstinado
hasta el final, Bruno nunca se retractó de su posición.
En Roma, el 17 de febrero de 1600, a los 52 años de edad,
el rebelde Bruno fue atado a una estaca, amordazado y que-
mado vivo en público, en el centro del Campo dei Fiori, no
lejos del Vaticano.
En materia científica, Bruno apadrinó una nueva cosmología,
sosteniendo que el Universo era eterno en el tiempo, infi-
nito en el espacio y en constante cambio. Bruno no fue in-
fluenciado en gran manera por el modelo copernicano del
Universo heliocéntrico. A diferencia de Copérnico, Bruno
era consciente de las limitaciones inherentes al intento de
comprender las características del Universo desde una apro-
ximación estrictamente matemática. Bruno puso énfasis en el
hecho de que el uso de la lógica simbólica y de la geome-
tría discreta meramente complementaba los hallazgos de las
especulaciones racionales basadas en la intuición y la ima-
ginación.
Con reminiscencias en su pensamiento de las hipótesis de
los cosmólogos naturales del período pre-socrático, Bruno
extrapoló con alegría sus nuevas ideas y vasta visión, a
partir de sus propias observaciones críticas de la natura-
leza y por un uso riguroso de su portentosa imaginación.
¿Somos concientes de las enseñanzas de Bruno como también
de Leonardo da Vinci, acerca de la importancia que tiene la
imaginación y el pensamiento para el avance del conocimien-

113
to? Ambos hicieron un culto de esto mas que basarse sola-
mente en los trabajos de cientificos anteriores.
Su interés en el arte, la magia y la numerología del anti-
guo Egipto fue esencialmente un reflejo de su propia fasci-
nación por el cambio y la memoria, a la vez que por una vi-
sión del cosmos como un Universo divino y viviente.
Bruno fue capaz de corregir y mejorar la perspectiva plane-
taria expuesta por Aristóteles, Ptolomeo y Tomás de Aquino.
Incluso fue más allá que la astronomía centrada en el Sol
por la que abogaban algunos de sus contemporáneos. Su pro-
pio modelo del mundo quedaba libre de cualquier punto fijo
de referencia. Mirando hacia atrás, puede decirse que su
forma de pensar fue la precursora de la cosmología moderna.
La visión de Bruno reemplazó un cosmos finito por un Uni-
verso infinito. Sus suposiciones carecen de axiomas erró-
neos, prejuicios escolásticos moribundos y creencias res-
trictivas basadas en la religión establecida en su tiempo.
Sin ignorar el valor o las limitaciones de la razón (mate-
máticas y lógica), dio saltos intuitivos que sintetizaron
tanto la percepcion como el intelecto crítico, en una osada
visión que amalgamó los hechos básicos de la realidad cós-
mica. Para él, esta rigurosa reflexión también conducía a
una acción humanística. Como Bruno era incapaz de demostrar
sus suposiciones metafísicas de una manera científica, se
basó en experimentos mentales para poder deducir las rami-
ficaciones de su visión, recordemos que a principios de
este siglo, Einstein utilizó el mismo método imaginativo
para desentrañar las extraordinarias implicaciones y sor-
prendentes consecuencias tanto de la Teoría Especial de la
Relatividad como de la General.
Bruno también enseñó que existe un número infinito de
perspectivas, donde no existe un marco fijo privilegiado de
referencia: la experiencia humana puede ser unificada en
conceptos religiosos, científicos o filosóficos. Sin embar-
go, se dio cuenta de que las formulaciones religiosas no
cabían en el seno del método científico o del descubrimien-
to empírico.

114
Sin restringirse al concepto de finitud, Bruno se entusias-
mó con la idea de lo infinito. No quiso poner límites a las
posibilidades y probabilidades inherentes a este Universo,
tal como él lo veía. Su imaginación hizo posible la exten-
sión del concepto de infinito hasta que llegara a abarcar
todos los aspectos de la realidad cósmica: el Universo es
infinito tanto en potencialidad como en actualidad, y su
poder creativo es ilimitado y, también, infinito.
Como tal, no existía un techo fijo con un limitado número
de estrellas que limitaba esféricamente el cosmos físico y,
además, ningún sistema dogmático de pensamiento y valores
debía aprisionar el libre albedrío, tan necesario para el
progreso y la realización humana.
Fue más allá de la visión de su tiempo de un escenario cen-
trado en la Tierra: en el cosmos, existe un número infinito
de estrellas y planetas (tantos como cometas y satélites)
más o menos análogos a nuestro Sol y Tierra, respectivamen-
te. Incluso postuló un número infinito de sistemas solares,
galaxias cósmicas, y universos-isla diseminados a lo largo
de una realidad ilimitada.
Claramente, Bruno se hallaba en sintonía con la ciencia y
la filosofía natural más progresista de su tiempo, en su
intento de superar aquellos otros sistemas de pensamiento
también preocupados por el estudio de este planeta y de
nuestra especie. Afirmó la homogeneidad esencial de este
cosmos, enseñando una filosofía atomista que mantiene que
todas las cosas, tanto las orgánicas como las inorgánicas,
están compuestas por mónadas, las unidades últimas de la
realidad: la unidad física es el átomo, la unidad matemáti-
ca es el punto, y la unidad metafísica es la mónada. Las
infinitesimales e irreductibles mónadas reflejan este diná-
mico e infinito Universo de acuerdo con el principio dia-
léctico de la unidad del microcosmos con el macrocosmos.
Adicionalmente, Bruno sostuvo que este Universo continuo no
tenía principio y no tendría fin ni en el espacio ni en el
tiempo; incluso que la vida existía (y, aún es más, seres
inteligentes) en incontables mundos. La Humanidad es mera-

115
mente un fugaz fragmento de nuestra Tierra, que a su vez es
una diminuta mota de polvo en la historia cósmica. Esta di-
námica filosofía hace hincapié en el hecho de que nuestra
especie es producto del flujo de la naturaleza, depende de
ella y está totalmente inmerso en ella.
Bruno ofreció una cosmología que se anticipó a la Teoría de
la Relatividad de Einstein y quizá incluso a la Teoría de
la Evolución de Darwin. En un Universo infinito, Bruno
creía que el espacio, tiempo, tamaño, peso, movimiento,
cambio, sucesos, relaciones y perspectivas son siempre re-
lativas a cualquier marco de referencia. Para él, desde el
pueblo de Nola, el Vesubio parecía un árido volcán despro-
visto de vida. Sin embargo, desde las laderas del Vesubio,
era el monte Cala el que parecía un volcán estéril. De he-
cho, ambas formaciones geológicas soportan formas de vida.
Esta experiencia imprimió en Bruno la relatividad de las
perspectivas y la distinción crucial entre la apariencia y
la realidad; Aristóteles estaba equivocado al mantener que
la apariencia era la realidad. Consecuentemente, para al-
canzar el conocimiento y la sabiduría, nuestros limitados
sentidos necesitan el complemento de las matemáticas y la
especulación racional.
Además, en un experimento mental, Bruno se imaginó flotando
alejándose de la Tierra. Al acercarse más y más a la Luna,
ésta crecía mientras que la Tierra devenía más pequeña.
Desde la superficie lunar, era la Tierra la que parecía un
satélite, mientras que la Luna parecía tener el tamaño de
nuestro planeta. Si Bruno aún hubiese ido más allá de la
Luna, hubiera podido ver la Tierra y su único satélite como
meras briznas de polvo y, eventualmente, desaparecer en la
oscuridad del espacio profundo. Usando su potente imagina-
ción, el filósofo una vez más demostró el principio de la
relatividad y resaltó la crucial diferencia entre la apa-
riencia de las cosas y la cruda realidad.
En la historia de la filosofía occidental, las ideas icono-
clastas y las perspectivas no ortodoxas de Bruno permanecen
como un símbolo del pensamiento creativo y de un espíritu

116
crítico libre. Abogó por la reforma religiosa y moral, y
pregonó la cosmología moderna resaltando la idea de un Uni-
verso infinito, así como de un infinito número de mundos
habitados. Durante los cuatro últimos siglos, los avances
en astronomía descriptiva y física teórica han dado soporte
conceptual y empírico a la filosofía de este autor ita-
liano.
Ya no existe una diferencia entre el mundo terrestre y el
reino celestial. Además, los principios de la relatividad y
uniformidad conforman la moderna interpretación del cosmos.
Cuanto más sondeamos la realidad con nuestra tecnología de
la era espacial, más grande encontramos el Universo. Los
científicos y filósofos están tomando seriamente en cuenta
una perspectiva cósmica que incluye miles de millones de
galaxias, cada una de ellas conteniendo miles de millones
de estrellas. Además, es altamente probable que otros sis-
temas solares llenen este Universo y es también muy proba-
ble que otras formas de vida (incluyendo seres inteligen-
tes) habiten y evolucionen en otros planetas similares a
nuestra Tierra.
Habiendo rechazado cualquier separación ontológica de los
reinos supralunar y sublunar, Bruno estaría encantado con
la moderna búsqueda científica de una teoría de campo uni-
ficada que explicara la totalidad de lo que ocurre en nues-
tro Universo físico en términos de ecuaciones diversas; es-
pecialmente desde que tal empresa se halla en sintonía con
su propio monismo cósmico.
http://www.geocities.com/CapeCanaveral/Launchpad/9192/
giordano.htm
Galileo Galilei
“Yo no me siento obligado a creer que el mismo Dios que nos
dio sentidos, razón e intelecto, intente impedirnos que los
usemos”

Galileo

117
Galileo Galilei nació el 15 de Febrero de 1564 en Pisa,
Italia y murió el 8 de enero de 1642 en Arcetri cerca de
Florencia.
Si las grandes dotes de observador de Tycho y las grandes
dotes de teórico de Kepler dieron lugar a la consolidación
de la Teoría Heliocéntrica de Copérnico, la obra de Galileo
marca el fin de la Revolución, constituyendo el inicio de
la Nueva Ciencia. Sólo hay que esperar unos años más para
que todo el mundo acepte el heliocentrismo y Newton asiente
los pilares de la física clásica.
Al igual que Copérnico y que Kepler, Galileo creía en que
la explicación del Universo debía ser hecha a través de las
Matemáticas, pero, al contrario que éste, no consideraba,
en absoluto, que ciertos números pudieran tener especiales
propiedades.
Una vez que Galileo dejo su infancia, en esa época se solía
educar a los jóvenes en los monasterios. Sus padres lo en-
viaron entonces al monasterio Camaldolese en Vallambrosa
situad a unos 30 km al sudeste de Florencia. La orden de
este monasterio era independiente de los Benedictinos, de
la cual se había separado en el año 1012. la orden combina-
ba la vida solitaria de la ermita con la vida austera y es-
tricta de los monjes. Galileo encontró este sistema atrac-
tivo y se convirtió en novicio para intentar entrar en la
orden. Pero su padre ya había pensado para el la carrera de
medicina, por lo que Galileo debió cambiar de planes.
En 1581 inició estudios de medicina en Pisa, si bien sus
intereses estuvieron desde el principio dirigidos a las Ma-
temáticas, no sólo desde el punto de vista teórico, sino
prestando gran atención a las matemáticas aplicadas, así
como a la técnica y la observación empírica. Vemos como
cada vez mas se va reforzando el concepto de la observación
empírica, se va separando el pensar científico del filosó-
fico siendo este una actividad que parecería llevarse a
cabo solamente con la reflexión y el pensamiento.

118
Es interesante ver como la vocación de Galileo lo lleva a
ir en contra de lo que podía ser para el una profesión se-
gura y apoyada por su padre.
En los años 1582 y 83 Ostilio Ricci matemático de la corte
toscana y antiguo discípulo de Tartaglia, dicto un curso
acerca del trabajo de Euclides “Elementos” en la Universi-
dad de Pisa. Galileo concurrió a estas clases. Llegado el
verano de 1583, y ante la presión de su padre para que le-
yera mas acerca de medicina, Galileo invito a Ricci a su
casa para conocer a su padre. Este maestro trato de conven-
cer a Vincenzo, padre de Galileo, que le permitiera a su
hijo estudiar matemáticas dado que esto era lo que le gus-
taba. Si bien Vincenzo se resistía a la idea, finalmente
accedió y así Galileo se dedico a estudiar los trabajos de
Euclides y Arquímedes, a pesar de seguir enrolado como es-
tudiante de medicina, carrera que nunca termino.
Galileo comenzó a enseñar matemáticas privadamente primero
en Florencia y luego en Siena. En el verano de 1586 enseñó
en Vallombrosa y publico su primer trabajo científico: “La
pequeña balanza” en el cual describía el método de Arquíme-
des para determinar densidades relativas de diferentes
substancias. Luego viaja a Roma donde conoce a Clavius pro-
fesor de matemáticas del colegio romano de los Jesuitas. En
ese entonces un tema de interés era la determinación de los
centros de gravedad de los cuerpos. Galileo aporto conoci-
mientos y a pesar de la buena impresión que causo en Cla-
vius no logro obtener una cátedra en la Universidad de Bo-
lonia. No obstante mantuvo la relación de intercambio cien-
tífico con Clavius y otros profesores del colegio romano.
Gracias a la reputación adquirida como profesor en la aca-
demia de Florencia, y a las recomendaciones de Clavius, lo-
gro la cátedra de matemáticas para enseñar en la Universi-
dad de Pisa donde permaneció tres años al frente de esta
cátedra, periodo durante el cual escribió “De Motu” una se-
rie de ensayos acerca de la teoría del movimiento, los cua-
les no publico posiblemente por considerarlos con errores.
De lo mas importante que se puede rescatar de este trabajo

119
es la idea de corroborar teorías mediante la ejecución de
experimentos, entre otros estaba la idea de estudiar el mo-
vimiento de caída de los cuerpos, haciéndolo a este movi-
miento mas lento, mediante la utilización de planos incli-
nados.
En 1591 muere el padre de Galileo teniendo que hacerse car-
go de toda su familia. Ser profesor de matemáticas en Pisa
no era muy bien pago así que Galileo debió buscarse otro
trabajo mas remunerativo. Mediante recomendaciones que ve-
nían desde su época en Roma, logra en 1592, la cátedra de
matemáticas en la Universidad de Padua, con un salario tres
veces superior al anterior. Allí inicia un periodo de 18
años que el describe como los mas felices de su vida. Tenia
28 años. Sus trabajos consistían en enseñar geometría eu-
clidiana y astronomía geocéntrica a los estudiantes de me-
dicina, para que aplicaran estos conceptos en las curacio-
nes del tipo astrológicas.
En Padua, Galileo comienza una larga relación con Maria
Gamba con quien tiene tres hijos Virginia, Livia y Vincenzo
Ya en esta época, Galileo discutía la visión astronómica y
de la llamada filosofía de la naturaleza de Aristóteles. Lo
hizo en tres conferencias publicas en conexión con la apa-
rición en 1604, de una nueva estrella, que ahora se conoce
como la supernova de Kepler (mas que una aparición era una
desaparición de una estrella a través de una explosión nu-
clear conocida como supernova). La creencia era que los
cambios en la bóveda celeste debían ocurrir en la llamada
región lunar, cercana a la tierra, dado que el ámbito de
las estrellas fijas era permanente y no podía sufrir ningún
cambio. Algo que no era cierto.
Galileo demostró que la nueva estrella no podía estar cerca
de la tierra en la llamada región lunar y en una carta per-
sonal enviada a Kepler, se manifiesta Copernicano aunque
sin hacerlo publico.
Luego de abandonar Padua, Galileo luego fue a Florencia,
donde trabajó bajo la protección de los Medici. Procesado
en 1632, Galileo murió en Arcetri en 1642.

120
Descubrimiento del telescopio
Galileo concibió el proyecto, una vez tenidas noticias so-
bre tal instrumento, para sacar partido económico con su
venta a la República Veneciana, obteniendo, de hecho, la
confirmación de por vida en la cátedra paduana, con doble
salario. En il Saggiatore, Galileo explica el razonamiento
preciso por el que descubrió cómo debía hacerse el telesco-
pio. Pero se trata de un razonamiento a posteriori y tan
cándido que difícilmente puede encubrir la realidad de que
Galileo, probablemente, llegó al telescopio más bien gra-
cias a la experimentación y a su habilidad manual. De he-
cho, una de las características más importantes del trabajo
de Galileo es su deseo por experimentar que, además de a la
construcción de telescopios de gran perfección, le llevó a
su utilización astronómico.
El telescopio de Galileo tenía una lente objetivo convexa y
una ocular cóncava, con lo que producía imágenes no inver-
tidas y virtuales. Posteriormente Kepler, que en su Parali-
pomena ad Vitellionem ya había desarrollado los fundamentos
teóricos de la refracción, proyectó telescopios con ocular
también convexo, que, si bien producen imágenes invertidas,
son más adecuados para usos astronómicos.
Descubrimientos con el telescopio
Los primeros descubrimientos que hizo con el telescopio, se
encuentran expuestos en el Sidereus Nuncius, obra escrita
en latín y publicada en Venecia en 1610 y que envió, entre
otros, a Kepler. Este se tomó bastante interés por ella y
le contestó en otra obra breve, Disertatio cum Nuncio Side-
reo, en la que, junto a muchos elogios, no faltan también
críticas ácidas a algunos de los razonamientos de Galileo.
En el Sidereus Nuncius, Galileo describe el telescopio y
explica sus primeras observaciones:
 Descubrió, en la Luna, montañas similares a las de la
Tierra, pero mucho más altas.

 Observó las estrellas de la constelación de Orión y de


las Pléyades, descubriendo la existencia de muchas de

121
ellas no visibles a ojo desnudo y encontró que la Vía
Láctea era, en realidad un agregado de estrellas
individuales. De especial interés es la observación
que hace Galileo de que el tamaño de las estrellas,
cuando se observan con el telescopio, no aumenta tanto
como en el caso de los planetas o de los demás
cuerpos. Según ya se ha dicho, las cabelleras y
fulgores usando términos de Galileo, que presentan las
estrellas cuando se observan a simple vista se deben a
la difracción producida en la pupila. Este efecto es
menor cuando se utiliza un telescopio, que tiene una
abertura (la del objetivo) mucho mayor. Galileo da una
explicación un tanto artificiosa del fenómeno en unos
términos en que parece estar muy seguro de la misma,
ganándose por ella la recriminación de Kepler que,
aunque no había llegado a la explicación correcta,
daba una bastante más razonable.

 El Sidereus Nuncius se concluye con el descubrimiento


de los satélites de Júpiter y la descripción detallada
de sus posiciones y brillos entre los días 7 de Enero
y 2 de Marzo de 1610.

 Más adelante, Galileo descubrió las fases de Venus y


la variación de su tamaño aparente y los anillos de
Saturno.

 Estudió las manchas solares, que contribuyeron a


refutar la idea de la imperturbabilidad de los cuerpos
celestes, así como le permitieron determinar la
posición del ecuador solar y calcular su período de
rotación, desmintiendo las deducciones teóricas que,
al respecto, había hecho Kepler.
Las observaciones que, con el telescopio, realizó Galileo
aportaron las pruebas más fuertes en favor del heliocen-
trismo, que pueden ser enumeradas del siguiente modo:
1. Las fases de Venus, unidas a su variación de tamaño, son
sólo compatibles con el hecho de que, gire alrededor del

122
Sol, ya que presenta su menor tamaño cuando se encuentra en
fase llena y el mayor, cuando se encuentra en la nueva; es
decir, cuando está entre el Sol y la Tierra, El hecho de
que, sin la ayuda del telescopio, no se apreciaran las ne-
cesarias variaciones de luminosidad de Venus, si se quería
que éste girase en torno al Sol, se explicaba entonces cla-
ramente también por la disminución de la superficie ilumi-
nada visible desde la Tierra cuando el planeta está más pr-
óximo a ella. Además, por sus fases, Venus resultaba ser,
lo mismo que la Luna, un cuerpo oscuro.
2. El descubrimiento de las montañas de la Luna, la hacían
similar a la Tierra.
3. Los satélites de Júpiter suponían que la Tierra no sería
el único caso de cuerpo girando alrededor del Sol, sobre el
que, a su vez, gira otro. Estos tres puntos implicaban que,
al margen de las estrellas y cometas, todos los cuerpos del
Universo, excepto el propio Sol, eran semejantes entre sí.
4. El menor tamaño angular de las estrellas evitaba los in-
convenientes de Tycho al modelo de Copérnico en el sentido
dé que si la esfera de las estrellas fijas se hacía sufi-
cientemente grande para que no fueran apreciables efectos
de paralaje por el movimiento orbital terrestre, las estre-
llas deberían ser enormes.
Vemos, en definitiva que las pruebas en favor del heliocen-
trismo aportadas por Galileo son de carácter fundamental-
mente empírico y en absoluto basadas en elucubraciones sim-
plemente mentales. Es cierto que Galileo, tanto como Copér-
nico, Tycho o Kepler, es platónico. Pero en el sentido, de
que para él, lo mismo que para los otros tres, el Universo
ha de poder ser explicado mediante los números, pero Gali-
leo no elucubra sobre si la naturaleza cristalina o no de
la Luna existen las montañas porque él (o cualquier otro,
con ayuda del un telescopio) puede observarlas. No elucubra
sobre si Venus debe moverse o no alrededor de la Tierra.
Sencillamente, verifica con sus propios ojos, que gira al-
rededor del Sol.

123
Es obvio que Galileo respetaba a Kepler como éste se mere-
cía. Una prueba de su opinión hacia él es que cuando, en el
Diálogo, en relación a las mareas, debe refutarlo, encabeza
el correspondiente epígrafe diciendo: «Kepler es, con res-
peto, acusado». Y ello en medio de un mar de críticas des-
piadadas hacia el resto de los que creían otras teorías.
Sin embargo, en diferentes ocasiones se ha dicho con razón
que, sea por orgullo o por rivalidad, Galileo nunca se mos-
tró muy dispuesto a reconocer demasiado explícitamente los
méritos de Kepler, a menos que ellos le conviniera para
apoyar sus propias ideas. Es, también, sabido que nunca
hizo la menor propaganda o utilización de las leyes de Ke-
pler sobre el movimiento planetario, aunque en su descargo
se puede decir (aunque no lo justifique por completo) que
las leyes de Kepler suponían un refinamiento de la teoría
planetario basado en unas observaciones de las que, por
cierto, nadie excepto Kepler, disponía, en tanto que la re-
volución se articulaba en si era la Tierra o el Sol el que
se encontraba en el centro del Universo. Es, por tanto, ló-
gico que el debate (y el propio proceso a Galileo) girara
simplemente alrededor del heliocentrismo y no alrededor de
la elipticidad o circularidad de las órbitas o del período
de éstas, por más que algunos de los matemáticos y astróno-
mos de la época empezaran a estar en posesión de tales con-
ceptos.
Si, no obstante, Galileo no puede ser del todo justificado,
es porque los descubrimientos de Kepler también contribuían
a que el heliocentrismo (y, hasta cierto punto, el modelo
de Tycho) fuera conceptualmente más aceptable que el geo-
centrismo clásico, En efecto, las órbitas elípticas con el
Sol en el foco y la dependencia de la velocidad de los pla-
netas y de sus períodos orbitales con la distancia al Sol
hacía todavía más difícilmente sostenible el geocentrismo,
sobre todo el clásico.
Tras observar con su telescopio las fases de Venus y los
satélites galileanos girando alrededor de Júpiter que apo-
yaban la Teoría Heliocéntrica y las manchas solares y las

124
montañas de la Luna, que extendían a los inmutables cielos
las cambiantes características de la Tierra, comenzaron a
ser lanzadas las primeras acusaciones de herejía contra Ga-
lileo. Al contrario que otros copernicanos de su época que
guardaban para sí y para su círculo de amigos su convicción
o que, simplemente, no encontraban en discusiones de tipo
teológico, Galileo llegaba casi a una postura desafiante
contra los inquisidores. Quizás le animaba el reconocimien-
to que en un principio obtuvieron sus descubrimientos con
el telescopio por parte de las más altas autoridades ecle-
siásticas, así como su gran autoridad en el ámbito filosó-
fico.
Sin embargo, sin perder de vista el contexto histórico, es
importante que entendamos el porque de las dificultades que
encontró Galileo para que sus observaciones con el telesco-
pio fueran aceptadas. En primer lugar, es muy interesante
el hecho de que Kepler las asumiera sin necesidad de veri-
ficarlas por sí mismo. Efectivamente, Kepler era consciente
de la capacidad de Galileo y de sus propias limitaciones
como observador, debidas a sus defectos de visión, entre
los que se encontraban la miopía y la visión doble.
Eran, sin embargo, los menos expertos los que más resisten-
cia oponían a tal aceptación. Al margen de aquellos que ni
siquiera estuvieron dispuestos a mirar a través del ante-
ojo, que Galileo puso a disposición de todos los que qui-
sieran constatar sus observaciones, cabe, en cambio, decir
algo en defensa de los que miraron y no vieron nada. En
primer lugar, de todos los telescopios que construyó Gali-
leo, sólo unos pocos eran suficientemente buenos como para
hacer visibles las cosas que él veía. En segundo lugar,
cualquier persona sin experiencia a la que se haga mirar a
través de un telescopio (también hoy día), empieza por te-
ner dificultades incluso para poner el ojo en el lugar
apropiado para ver algo (dificultad más acusada en el caso
del telescopio de ocular cóncavo, como era el de Galileo) y
continúa, una vez superado este primer paso, por no ser ca-

125
paz de distinguir casi nada de lo que un observador experto
puede ver.
En 1615 fue a Roma para defender personalmente sus propias
tesis, habiéndole pedido el inquisidor cardenal Bellarmino
(miembro del tribunal que condenó a Giordano Bruno) que de-
mostrara el movimiento de la Tierra. El resultado fue, sin
embargo, la inclusión del De Revolutioníbus en la lista de
las obras prohibidas y el veto a él de dedicarse en lo su-
cesivo a la cuestión.
Galileo inicia la escritura de su famoso “Dialogo” en 1624
y le tomo 6 años terminarlo. Pudo publicarlo en una primera
instancia en Florencia y no en Roma. Esta obra esta escrito
como un dialogo entre dos personajes: Simplicio, que es
Aristotélico y Salviati, Copernicano, ambos discuten acerca
de los dos sistemas existentes, el heliocéntrico y el geo-
céntrico. El clímax de la obra se alcanza ante un argumento
de Salviati que explica el razonamiento de que la tierra se
mueve, a partir de una explicación de las mareas. Desafor-
tunadamente este argumento que intenta ser la prueba mas
poderosa a favor del Heliocentrismo, resulto estar errado.
Poco tiempo después de que el libro fue publicado, fue
prohibido por la inquisición, Galileo fue procesado, obli-
gado a abjurar y condenado a la pena de prisión perpetua,
que le fue, no obstante, conmutada por la de aislamiento
del mundo.
Le fue permitido vivir con el arzobispo de Siena y luego
regresar a su hogar en Florencia pero tuvo que pasar el
resto de su vida vigilado por guardias de la inquisición.
En 1634 sufrió un duro golpe por la muerte de su hija Vir-
ginia, la Hermana Maria Celeste. Ella había sido un gran
apoyo para Galileo durante sus épocas de enfermedad y per-
secución. No pudo trabajar durante muchos meses, y una vez
que se reinicio en el trabajo produjo su famosa obra “Dis-
curso y demostraciones matemáticas concernientes a las dos
nuevas ciencias”. Este trabajo fue llevado de incógnito
fuera de Italia a Holanda donde fue publicado. Fue su tra-
bajo matemático mas riguroso donde trataba acerca de los

126
problemas de impulso, cantidad de movimiento y centros de
gravedad. Este trabajo volvía sobre las ideas de su trabajo
anterior “De Motu” no publicado que databa de 1590, con las
mejoras posteriores realizadas durante los años 1602 a
1604.
Su contribución a la física
Sea como fuera, Galileo es un precursor de la ciencia mo-
derna, como lo demuestra a lo largo de todo su trabajo y,
de un modo claro, en su última y más importante obra, par-
cialmente póstuma: Due Nuove Scienze, en la que trata de la
dinámica y la resistencia de materiales. Como ya se ha di-
cho, para él es necesaria la utilización de los números
para la generalización de las teorías; es decir, en la ex-
plicación de los fenómenos que acontecen en el Universo. En
efecto, una teoría desarrollada en términos matemáticos
tiene validez general, independientemente de que se verifi-
que o no en el mundo real. La misión del físico es, sin em-
bargo, desarrollar, verificar y elegir aquellas teorías
contrastadas empíricamente como efectivamente representati-
vas de los fenómenos reales. La generalización de los fenó-
menos mediante el uso de las matemáticas implica, e impli-
caba para Galileo, trabajar, a menudo con casos idealiza-
dos. Sin embargo, la idealización de los términos en que se
resuelve un problema, no implica necesariamente separarse
de la realidad, siempre que los resultados sean empírica-
mente contrastabas. Para Drake (1978), una ciencia basada
en una definición y un postulado hecho plausible mediante
la evidencia experimental, está mejor fundada que la misma
ciencia basada en postulados que utilizan conceptos indefi-
nidos como fuerza o impulso. No es lo mismo plantear un
problema mental, resolverlo y obligar a la Naturaleza a
comportarse así, aún en contra de las observaciones, que
resolver matemáticamente un problema y utilizar después
esta resolución como representativa de los hechos reales,
una vez llevadas a cabo las necesarias verificaciones expe-
rimentales u observacionales. Es, en este sentido, en el
que Galileo se aparta de los platónicos. El platonismo de

127
Kepler era mucho más marcado. Él se lanzaba, una vez expli-
cados los hechos observacionales, o, incluso, para expli-
carlos mejor, a la elucubración basada en supremas armonías
y proporciones; trataba de dar cuenta del porqué originario
de todo, deduciendo así, por ejemplo, la existencia de ha-
bitantes en Júpiter como justificación de los satélites del
mismo que, de este modo, tendrían también una utilidad as-
trológica. Para Galileo, en cambio, lo que las teorías fí-
sicas debían explicar eran simplemente los hechos observa-
cionales, sin entrar en por qué se producían así. Se trata-
ba por ejemplo, de elaborar una teoría que explicara la
forma en que caían los cuerpos, pero no el porqué de la
existencia de la gravedad. Pero para él, al contrario que
para muchos de sus contemporáneos, la realidad no está
constituida meramente por percepciones cualitativas como el
color, el sonido o el calor, sino que éstas son sólo per-
cepciones subjetivas de la auténtica realidad, constituida
por átomos sujetos a inmutables leyes matemáticas, que son,
por tanto, lo que se trata de descubrir.
Galileo murió de muerte natural, condenado por hereje. Re-
cién el 31 de octubre de 1992, 350 años después de su muer-
te, el papa Juan Pablo II en nombre de la Iglesia Católica
reconoció los errores cometidos por los consejeros teológi-
cos en el juicio a Galileo, aunque no admitió que la Igle-
sia se había equivocado en condenar a Galileo con cargos de
herejía por sus creencias acerca de que la tierra rota al-
rededor.

www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Galileo.
html

http://www.arrakis.es/~xgarciaf/galilei.htm

http://www.lucidcafe.com/library/96feb/galileo.html

Tycho de Brahe
Desde la publicación del De Revolutionibus, que tuvo lugar
poco después de la muerte de Copérnico, en 1543, hasta 1609
en que Kepler publica sus trabajos sobre el movimiento de

128
Marte, y Galileo inicia sus observaciones con el telesco-
pio, tiene lugar un período de transición, durante el que
se crean las bases necesarias que permiten el subsiguiente
desarrollo de la Astronomía. La figura principal de este
período es el astrónomo danés Tycho Brahe.
Tycho Brahe nació el 14 de diciembre de 1546 en Knudstrup,
Escania; hoy Suecia pero entonces perteneciente a Dinamar-
ca. Hijo del gobernador del castillo de Helsingborg, fue
apadrinado por su tío Joergen. El tío Joergen era un gran
terrateniente y vicealmirante que había pedido a su hermano
que cuando tuviera un hijo quería apadrinarlo y adoptarlo
hasta el punto de considerarlo como hijo suyo. En 1559 fue
enviado a la Universidad de Copenhague para iniciar su edu-
cación. Estudió primeramente Derecho y Filosofía como co-
rrespondía a su condición nobiliaria y como procedía para
acceder a sus futuros cargos estatales. Todo iba bien hasta
que un suceso vino a cambiarle su orientación.
El 21 de agosto de 1560 Tycho Brahe, observó un eclipse de
Sol que lo dejó completamente admirado. El muchacho, que
no había cumplido los catorce años, acababa de sentir que
los sucesos astronómicos le habían despertado un tremendo
interés. Adquirió libros sobre Astronomía y leyó apasiona-
damente a Ptolomeo. No obstante, los estudios había que
continuarlos y dos años más tarde fue enviado por su tío a
estudiar a la Universidad de Leipizg.
Su tío Joergen observaba que la afición a la Astronomía
de su sobrino tendía a alejarle del verdadero cometido no-
biliario. La Astronomía no era una profesión adecuada para
un noble así que le puso bajo la tutoría de Anders Vedel:
uno de los grandes historiadores daneses. Para desgracia de
su tío y para bien de la ciencia, el muchacho no dejaría su
pasión por la Astronomía en ningún momento y Vedel desistió
de la vigilancia encomendada un año después.
En agosto de 1563, cuando tenía dieciséis años, Tycho ob-
servó una conjunción entre Saturno y Júpiter llegando ambas
imágenes casi a confundirse en una sola. Este evento era
perfectamente predecible y Tycho se dio cuenta que las ta-

129
blas astronómicas existentes a la fecha estaban equivoca-
das. Las Tablas Alfonsinas, basadas en el sistema geocén-
trico de Ptolomeo, estaban erradas en un mes, mientras que
las Tablas Prutenicae de Reinhold, de 1551, basadas en Co-
pérnico, aun siendo mejores, predecían el evento con varios
días de error. Esto le hizo ver a Tycho la urgente necesi-
dad de hacer observaciones planetarias nuevas y mas preci-
sas, sobre las cuales se pudiese construir tablas más exac-
tas. Tycho observó la conjunción con instrumentos muy pri-
mitivos y se dio cuenta de la necesidad de disponer de ins-
trumentos de calidad para realizar buenas observaciones.
Fue entonces cuando el joven decidió definitivamente su
futuro dando un paso importantísimo: supo de inmediato que
había que realizar las observaciones con precisión. Para
ello debían usarse instrumentos precisos con los cuales
realizar éstas observaciones y así corregir las tablas as-
tronómicas de su tiempo. Si Tycho no descubrió nada, ya con
darse cuenta de la falta de precisión que existía en las
observaciones, lo descubrió todo. Se convirtió en un faná-
tico por la exactitud.
Tycho prosiguió sus estudios en distintas universidades,
pasó por Wittenberg, Rostock, Basilea y Ausburgo. Aumentaba
constantemente su colección de instrumentos astronómicos
así como sus conocimientos matemáticos.
El 11 de noviembre de 1572 quedó fascinado al observar en
la constelación de Casiopea una estrella muy brillante, in-
cluso superaba el brillo del planeta Venus. Estaba asombra-
do; no lo creía. Llamó a varios campesinos para que certi-
ficaran que su observación no era una ilusión. La inmutabi-
lidad de los cielos propuesta por Aristóteles indicaba que
todo los cambios que ocurrían en el cielo se producían a
partir de la esfera inmediatamente inferior a la Luna y
eran considerados fenómenos meteorológicos. Esta doctrina
llevaba siglos imponiéndose y por tanto una estrella nueva
en el cielo era, cuando menos, incómoda. Hiparco de Samos
otro grandísimo observador- vio un suceso similar en el año
125 a.C., pero, como correspondía a la doctrina aristotéli-

130
ca, fue considerado como un suceso atmosférico y no tuvo
mayor trascendencia.
Los astrónomos de la época, encabezados por Brahe, creye-
ron que las líneas de investigación a seguir debían seguir
dos rumbos: observar si la estrella se movía e intentar
calcular su distancia.
Observadores como Maestlin (antiguo profesor de Kepler) y
Thomas Digges usaron hilos para demostrar que la estrella
no se movía. Brahe, en cambio, usó un preciso sextante,
llegando a la misma conclusión. Era un problema. Tycho no
solo acababa de descubrir una supernova (que fue visible
durante dieciocho meses y de la que hoy podemos ver sus re-
siduos) sino que le daba un mazazo tremendo a toda la doc-
trina aristotélica.
Tycho comprendió que sus observaciones debían ser publi-
cadas, aunque no era esto una tarea precisamente de nobles.
No obstante Brahe lo consideró oportuno y publicó en 1573
un librito llamada "Nova Stella" en la que, además de indi-
car la inmovilidad de la nueva estrella, dio por primera
vez el nombre de NOVA a este tipo de estrellas. El librito
se iniciaba con unas cartas introductorias, seguía con unos
almanaques, unos diarios meteorológicos y astrológicos,
unos versos, y el resto, unas veintisiete páginas, conte-
nían las explicaciones sobre la nueva estrella y los ins-
trumentos utilizados para observarla. Tycho, se había con-
vertido, pese a su juventud, en el astrónomo más importante
de su tiempo.
La nova de Tycho no fue una nova ordinaria, sino lo que
ahora se llama una supernova, fenómeno astronómico mucho
menos frecuente. Literalmente una nova es una estrella nue-
va, que aparece en un lugar del cielo donde nunca antes se
vio estrella alguna. Sin embargo, no se trata de una estre-
lla nueva, sino de una estrella que aumenta su brillo pa-
sando a ser visible (a simple vista) por un corto tiempo.
Tanto las novas como las supernovas son estrellas viejas,
que en sus fases finales de evolución sufren un proceso
violento que las hace aumentar su brillo. Las novas aumen-

131
tan su brillo un factor 106 y se trata de un fenómeno que
afecta a las capas más internas de la estrella, de modo que
unos pocos años después de la erupción su estructura es muy
similar a la que tenía antes. La supernova es un fenómeno
que afecta a toda la estructura de la estrella que, en una
explosión muy violenta, arroja al espacio la mayor parte de
su masa y durante unos pocos meses radia una cantidad de
energía por segundo unas 109 veces mayor que su estado pre-
vio. La supernova es la muerte de la estrella. En varios
casos una supernova deja además de un remanente gaseoso en
expansión, una estrella compacta de altísima densidad (1015
gr/cc) que es una estrella de neutrones; esta sería el re-
manente del núcleo de la estrella.
En el último milenio existen registros históricos que des-
criben la presencia de 5 supernovas, ocurridas en los años
1006, 1054, 1181, 1572 y 1604. La del año 1054 la observa-
ron astrónomos chinos y dio origen a la Nebulosa del Can-
grejo en la constelación de Tauro. La de 1604 fue observada
por Kepler y se conoce como la supernova de Kepler. Se cree
que en nuestra galaxia debe ocurrir una supernova cada 30 o
50 años, por lo cual deberían verse en principio 20 o 30
supernovas en un milenio. Desgraciadamente la presencia de
polvo en el espacio interestelar oscurece la luz de los ob-
jetos mas distantes en nuestra galaxia. Por eso sólo las
supernovas más cercanas al Sol han sido detectadas a simple
vista. Si una de las estrellas más cercanas explotara como
supernova sería un evento que no podría pasar desapercibido
pues en su brillo máximo sería unas 100 veces más brillante
que la Luna llena y posteriormente produciría un efecto de-
vastador sobre la Tierra al aumentar considerablemente el
nivel de radiación cósmica lo cual sería letal para los or-
ganismos vivos. Se cree que hace 70 millones de años podría
haber ocurrido un fenómeno semejante, explicándose así la
brusca desaparición de los dinosaurios sobre la faz del
planeta.
Tres años después de la aparición de la nueva estrella
Tycho tenía ya noticias de contar con la gracia del rey Fe-

132
derico II y con buena parte de la aristocracia danesa. Se
dedicó a viajar -uno de sus placeres- para ver a sus amigos
de Frankfurt, Basilea, Wittemberg, Venecia y Cassel. Preci-
samente en Cassel estaba instalado su amigo Guillermo IV,
el landgrave del rey Federico II, quien también era astró-
nomo o, al menos, disponía de un observatorio astronómico
en su ciudad. Fue precisamente el quien intercedió ante el
rey para que Tycho pudiera disponer de un observatorio ade-
cuado.
Federico II aceptó, y decidió ofrecerle varias zonas en
las que Tycho pudiera asentarse pero éste no aceptó. Deci-
dió quedarse en Basilea así que, ante la negativa del as-
trónomo, el monarca optó por entregarle una isla entera, el
mando para gobernarla y una suma anual de dinero que se si-
tuaba entre las más altas de toda Dinamarca. De esta forma
Tycho dejó Basilea y se fue a la isla de Hven, situada en-
tre Suecia y Dinamarca, a la que posteriormente llamaría
Uraniburg.
Uraniburg debía ser un sueño. Tycho contrato los servicios
de un arquitecto alemán para realizar su excéntrica ciudad
estelar. Disponía en el interior de su biblioteca de una
esfera de un metro y medio de diámetro en la que iba gra-
bando cada una de las estrellas con una precisión incalcu-
lable para la época. De hecho, Tycho realizó un catálogo
indicando las posiciones precisas de 777 estrellas, aña-
diendo posteriormente 293 estrellas -no tan precisas- con
las que conseguía un catálogo de 1000 estrellas, un número
redondo. Más tarde, embarcado en su excentricidad, Tycho
construyó otro observatorio. Esta vez subterráneo al que
llamó Stjoerneburg, la ciudad estrella, con el que protege-
ría a sus instrumentos de las vibraciones que causaba el
viento.
La construcción del catálogo estelar mejoro aquel de Hipar-
co consignado por Ptolomeo en el Almagesto. En este, Tycho
adopta el ecuador como círculo máximo de referencia en la
esfera celeste en lugar de la elíptica, utilizada hasta esa
época. De este modo introduce las coordenadas celestes mo-

133
dernas llamadas ascensión recta y declinación; mide la de-
clinación de las estrellas (su distancia angular al ecuador
celeste) por su altura meridiana. La ascensión recta (equi-
valente a la longitud en la Tierra) la determina comparando
las posiciones de las estrellas y el Sol, utilizando a Ve-
nus en lugar de la Luna como enlace. La mayor simplicidad
del movimiento de Venus le permitió mejorar substancialmen-
te los errores en las ascensiones rectas estelares.

Al determinar la latitud de su observatorio en Uraniborg


notó una diferencia sistemática entre dos métodos diferen-
tes: la altura de la estrella polar y la altura máxima del
Sol en los solsticios. La diferencia alcanzaba los 4’ para
la latitud. Tycho interpretó correctamente el fenómeno como
debido a la refracción atmosférica que hace que la altura
aparente de un astro sea mayor que su altura real sobre el
horizonte. Elaboró una tabla de los valores de la refrac-
ción para distintas alturas a pesar de sus errores, como
suponer que la refracción es nula para alturas mayores a
45°, es un gran paso por ser la primera vez que se abordaba
ese problema en Astronomía.
Observando la altura máxima del Sol en los solsticios de
verano e invierno se puede determinar la inclinación de la
elíptica respecto al ecuador. Tycho encontró el valor
23°31,5 ’ mientras Copérnico había encontrado sólo 23°28’.
Tycho pensó que la diferencia se debía a que Copérnico no
había tomado en cuenta la refracción atmosférica que falsea
particularmente la altura máxima del Sol en el solsticio de
invierno. En 1584 envió en una expedición a Frauenburg a su
ayudante Elías Olsen, con el fin que este repitiera la de-
terminación de ese punto. Encontró una diferencia de 2,75 ’
en la latitud, que junto con el hecho que Copérnico efecti-
vamente no consideró la refracción, explicaba el valor de
la inclinación encontrado por éste.

Instalado en su observatorio, Tycho observaba todo lo que


podía. Vigilaba el cielo constantemente. En 1577 apareció

134
un cometa que le sirvió a para dar un nuevo golpe a la teo-
ría aristotélica y, por añadidura, a él mismo ya que aún
creía en la teoría geocéntrica de Ptolomeo. Con sus instru-
mentos, que seguían siendo los mejores para la época y su
agudeza visual, observó que el paralaje del cometa indicaba
que estaba más de seis veces más distante que la Luna y,
además, creyó en la posibilidad de que el cometa tuviera
una órbita distinta a la circular algo que no cuadraba para
nada con la concepción cosmológica que regía en aquellos
tiempos y en la que él creía. Si la órbita del cometa era
como él suponía por las observaciones, tendría que destro-
zar todas las esferas aristotélicas. Tenía que pensar una
solución. El sistema en el que confiaba se revolvía contra
él mismo.

Brahe acumuló más datos que en todas las demás mediciones


astronómicas que se hicieron hasta la invención del teles-
copio, a principios del siglo XVII. Realizó, de este modo,
medidas sistemáticas y precisas de la posición de los pla-
netas, el Sol y la Luna, a partir de las cuales encontró
que los planetas se desviaban de las posiciones predichas
por los movimientos epicíclicos y resolvió casi por comple-
to el movimiento lunar. Sin instrumentos, excepto una esfe-
ra y un compás, consiguió detectar graves errores en las
tablas astronómicas de la época y se dispuso a corregirlos.
Sus observaciones a simple vista tienen un error menor de
4' de arco. Sus precisas observaciones de Marte llevaron a
Kepler a desentrañar la verdadera naturaleza de las órbitas
planetarias, con el abandono de los movimientos circulares.
La gran calidad de los instrumentos de Uraniborg y la va-
riedad de estos, unidos a la gran habilidad observacional
de Tycho hicieron que en la isla de Hven se realizaran las
mejores observaciones astronómicas de la historia, que sólo
serían superadas un siglo más tarde al desarrollarse ins-
trumentos dotados con óptica.(Telescopios). Pese a que sus
instrumentos sólo contaban con miras y se observaba a sim-
ple vista, llegan a medio minuto de arco. Esta elevada pre-

135
cisión la logró estudiando cuidadosamente los errores ins-
trumentales para poder corregir las observaciones, y tam-
bién estudió los errores personales, que redujo al combinar
observaciones de distintos observadores.
Es indudable que todas las conclusiones que sacaba de sus
propias observaciones le hacían pensar. No concordaban con
el sistema en el que siempre creyó. Pensó en un nuevo con-
cepto cosmológico a medio camino entre el sistema geocén-
trico y el heliocéntrico. Según éste Mercurio, Venus, Mar-
te, Júpiter y Saturno girarían alrededor del Sol, y éste a
su vez, giraba, con toda la corte planetaria, alrededor de
la Tierra.

Brahe nunca aceptó totalmente el sistema copernicano del


Universo y buscó una fórmula de compromiso entre éste y el
antiguo sistema de Ptolomeo. La Tierra es el centro del
Universo y el Sol, alrededor del cual se mueven todos los
planetas, gira alrededor de la Tierra, a su vez, la esfera
de las estrellas giraba una vez al día alrededor de la Tie-
rra inmóvil.
Consideraba además, que de ser cierta la teoría heliocén-
trica, la distancia a las estrellas fijas sería 700 veces
la distancia del Sol a Saturno, el planeta más lejano cono-
cido en ese entonces. Rechaza esa idea, pues implicaría que
la mayoría del Universo estaría vacío. Pero también rechazó
el sistema geocéntrico de Ptolomeo, pues sus observaciones
parecían indicarle que Marte se encontraba más cerca de la
Tierra que el Sol, contrario a lo afirmado por Ptolomeo.
Propone entonces un sistema que es una generalización de la
sugerencia hecha dos mil años antes por el griego Herákli-
des de Pontus.
Debido a la propia evolución de la Astronomía, el modelo de
Tycho se considera como secundario cuando no, como dicen
algunos autores, forzado o absurdo, una vez planteado el de
Copérnico.
Es evidente que el modelo cosmológico de Tycho, considerado
a posteriori, no es una piedra angular en el camino seguido

136
por las teorías astronómicas en su evolución desde el siglo
XVI. En un principio puede parecer que el modelo de Tycho
debería haber sido un paso intermedio entre el de Ptolomeo
el de Copérnico. Sin embargo, en el contexto histórico en
que apareció, no es descabellado considerarlo como un refi-
namiento del copernicano, en tanto que elimina algunos de
los problemas más importantes que, con el contexto de la
Astronomía de la segunda mitad del siglo XVI, éste conlle-
vaba. Es cierto que uno de los argumentos de Tycho era el
religioso, que, ciertamente, en aquella época, no era se-
cundario. Pero, de cualquier modo, Tycho tenía otros de mu-
cho más peso objetivo. En primer lugar, debe quedar claro
que el modelo de Tycho es absolutamente equivalente, desde
el punto de vista observacional, al de Copérnico. Como éste
mismo había dicho, los efectos eran los mismos tanto si era
la Tierra como si era el resto del Universo el que se mo-
vía. Simplemente cambia la órbita de la Tierra por la del
Sol, resultando la teoría de los movimientos planetarios
tan simple como la de Copérnico, tanto desde el punto de
vista computacional como desde el conceptual. En este últi-
mo sentido, únicamente resulta chocante que el movimiento
de rotación diurna de la Tierra pasa, de nuevo, a los cie-
los, pues Tycho era de la idea de que tal movimiento debía
apreciarse en forma de vientos.
Dejando al margen el tema de la rotación de la Tierra, el
dilema es el siguiente: ¿es más elegante o conceptualmente
más simple un modelo que implica un tamaño descomunal para
las estrellas y para la esfera que las contiene, derivado
de las observaciones, o un modelo en que la Tierra, en lu-
gar del Sol, es el centro del Universo, cosa que, por lo
demás, no tiene ningún efecto sobre las observaciones? Es
necesario esperar unos años más para disponer de pruebas
observacionales que hagan que los astrónomos se decanten
por el modelo heliocéntrico. Por lo demás el problema del
gran tamaño que se deducía para las estrellas antes de la
llegada de tales pruebas, no es muy diferente del actual
dilema sobre el tamaño de los quasares, que ocupa a muchos

137
astrónomos.
En 1588 Federico II, que le aguantaba todo lo inaguantable
a Tycho, murió. Su sucesor, Christian IV no iba a ser tan
condescendiente con el arrogante astrónomo. Harto de aguan-
tarlo durante los primeros años de su mandato y repleto de
protestas por los maltratados habitantes de Hven, Christian
IV le llamó la atención a Tycho y empezó por bajarle sus
ingresos. Ante esto tras 22 años en la isla de Hven, donde
realizó sus observaciones, Tycho decidió abandonar Dinamar-
ca no sin antes expresar su malestar al rey.
Inició su periplo viajero con toda su corte de familiares y
sirvientes, y en 1599, invitado por el emperador Rodolfo II
llegó a Praga. El emperador decidió alojarlo en el castillo
de Benatek situado a treinta kilómetros de la que hoy es la
capital checa y lo nombró matemático imperial. Pero no todo
fue como en Hven. Rodolfo II le había asegurado 3000 flori-
nes anuales para que se quedase en Praga (además de, evi-
dentemente, ofrecerle el castillo) pero dicha cifra apenas
llegaba a la mitad. El encargo de Tycho de que sus instru-
mentos llegaran a Praga no se cumplía. Esto motivó conti-
nuas desavenencias entre Tycho y la corte del emperador.
Pero la persona a la que Tycho esperaba con más ansiedad
estaba aún por llegar.
Entre 1595 y 1596, cuando aún continuaba vigente una pelea
por la autoría del nuevo sistema cosmológico entre Tycho y
Ursus, Johannes Kepler acababa de publicar su Mysterium
Cosmographicum. Kepler optó por enviar, sin saber de la pe-
lea entre ambos astrónomos, un ejemplar a cada uno. Mien-
tras que Kepler nunca recibió respuesta de Ursus (pero que
en cambio usó los escritos de Kepler en su propio benefi-
cio), Tycho, sabiendo de la valía del joven astrónomo, fue
más ávido y le indicó que aplicara sus descubrimientos
geométricos a su sistema, instándole a visitar y quedarse
en Praga con él. Eso fue a principios de diciembre de 1599.
Kepler llegó a Praga a mediados de enero de 1600 después de
un tortuoso viaje desde Gratz.

138
Cuando Kepler llegó a Praga con su familia no pudo tener
peor recibimiento. El gran astrónomo Brahe no había venido
a recibirle y tuvo que conformarse con ser guiado por el
hijo mayor del danés, Longomontanus, y un servidor de Bra-
he, un tal Tengnagel, quienes procuraron emplear la mayor
antipatía posible con el nuevo invitado. Varias semanas
después Brahe recibió a Kepler.
La antipatía del hijo de Brahe fue cada vez mayor. Máxime
cuando Tycho le había encomendado a su hijo la tarea de es-
tudiar Marte, tarea esta que le fue arrebatada en favor de
Kepler quien, a la sazón, estudiaba Júpiter. Kepler, hala-
gado, le prometió a Brahe que en tan solo ocho días solu-
cionaría todos los problemas que daba la órbita del plane-
ta.
Kepler comenzó a trabajar de inmediato y pronto se dio
cuenta que en ocho días no iba a solucionar ni la parte más
ínfima del problema. En su fuero interno Kepler quería usar
los datos de Brahe (los mejores existentes) para construir
su propio sistema del universo, los sólidos pitagóricos y
la armonía de los mundos debían encajar con las observacio-
nes. Brahe también sabía eso. Y no solamente esto, sabía
que no iba a resistir mucho tiempo para crear su sistema
semigeocéntrico.
Ambas ideas no cesaban de aparecer en la mente de Brahe,
quien consciente del problema, decidió enseñar a pescar a
su discípulo pero no sin dificultades. No ayudaba para nada
a Kepler. Es famosa la cita de Kepler al respecto: "Tycho
no me daba ninguna oportunidad de compartir sus experien-
cias. Lo único que conseguía era que en el transcurso de
una comida y mientras hablábamos de otros asuntos, que men-
cionara como de pasada, hoy la cifra del apogeo de un pla-
neta, mañana los nodos de otro".
La tensión entre Kepler y Tycho iba en aumento. En abril de
1600 Kepler decidió irse a Praga y abandonar el castillo de
Benatek manifestando que la vuelta requeriría, al menos,
cumplir los compromisos iniciales en cuanto al dinero, al
modo de trabajo y a las condiciones humanas. Kepler no que-

139
ría más humillaciones. A pesar de todo el carácter de Ke-
pler hizo que se tuviera que tragar su razonable orgullo y
pedir disculpas al noble. El danés, altanero, decidió acep-
tarlas y en una muestra de necesidad interior fue a Praga
para volver a llevar a Kepler a su propio castillo. Kepler
consiguió, por añadidura, todos los datos de Marte. Tenía
vía libre y, en años sucesivos, lo demostraría, llegando a
ser uno de los grandes baluartes de la Revolución Científi-
ca.
Aunque la teoría de Brahe sobre el movimiento planetario
era defectuosa, los datos que acumuló durante toda su vida
desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de la
descripción correcta del movimiento planetario. Kepler ,
utilizó todos los datos de Brahe como ayuda para la formu-
lación de sus tres leyes sobre el movimiento de los plane-
tas.

La revolución copernicana, que se iniciara en 1543 con la


publicación del libro de Copérnico "De Revolutionibus", de
un lento desarrollo inicial, concluye en 1687 con la publi-
cación de la obra monumental de Newton "Principia Matemáti-
ca". El establecimiento de las leyes de la mecánica, unido
a la formulación y desarrollo de la ley de gravitación uni-
versal, proporcionaron la base de sustentación teórica que
la hipótesis heliocéntrica necesitaba. La obra de Newton
destronó definitivamente a la mecánica aristotélica y al
sistema geocéntrico de Ptolomeo. Newton se nutre en su
creación intelectual de dos fuertes vertientes: Kepler, el
gran legislador de los movimientos planetarios y Galileo,
precursor de las leyes de la mecánica. Newton unifica, cla-
rifica y completa magistralmente el trabajo de ambos. Ke-
pler y Galileo fueron contemporáneos y sus obras no se in-
fluenciaron.
Kepler, hombre de gran intuición y matemático destacado,
habría torturado su espíritu en vano en búsqueda de la ar-
monía del mundo, si no hubiese contado con las observacio-
nes astronómicas realizadas por Tycho, catalogado como el

140
más grande observador de los tiempos pre-telescópicos. Ty-
cho y Kepler constituyen un ejemplo notable en la historia
de la ciencia, que muestra como el conocimiento va siendo
creado gracias al complemento del trabajo de distintas per-
sonas.
Tycho, como astrónomo teórico nunca alcanzó gran estatura.
Su innata capacidad experimental no logró salvarlo de un
gran número de prejuicios comunes de su época. Entre ellos
cabe destacar su fe ciega en la astrología. En una confe-
rencia que pronunció en la Universidad de Copenhague en
1574, Tycho expresa:
"La influencia de los planetas y la estrellas sobre los
destinos humanos sólo puede ser puesta en duda por filóso-
fos ignorantes. El cuerpo humano esta compuesto por los
cuatro elementos. El temperamento, los dones intelectuales,
la predisposición a las enfermedades, la vida y la muerte
del hombre, dependen como lo ígneo, lo frío, lo seco y lo
húmedo, se encuentran mezclados en su cuerpo. La naturaleza
de esta mezcla de los cuatro elementos es impuesta al hom-
bre por la posición de los astros en el momento de su naci-
miento. Cada órgano está sometido a la acción de un deter-
minado planeta…".
Tycho busca por ejemplo en la conjunción de Júpiter y
Saturno en la constelación de Leo, la explicación de la
peste que azotó a Europa en 1563. Cuando pierde su nariz,
se consuela buscando en su horóscopo un presagio de su des-
dicha.

A pesar de ser un observador extraordinario, nunca hubiese


extraído de sus observaciones las leyes del movimiento pla-
netario, debido a su falta de genialidad teórica. Por su
parte Kepler, matemático de excepción, nunca hubiese podido
realizar observaciones tan precisas. La afortunada coinci-
dencia que puso en manos de Kepler las valiosas observacio-
nes de Tycho fue la que permitió el complemento, y la fama
inmortal de ambos.

141
La cantidad inmensa de observaciones realizadas por Tycho
después de tantos años y en tantos lugares cesaron en octu-
bre de 1601 de forma inmediata. Como correspondía a un gran
noble, Tycho Brahe fue enterrado en Praga en una ceremonia
grandiosa en su honor. Lamentablemente todo su instrumental
astronómico y que había servido para acceder a tantos datos
celosamente guardados por la naturaleza quedó viejo, inuti-
lizado, y fue quemado durante la Guerra de los Treinta
Años.

En los momentos delirantes de sus últimos días, Tycho no


paraba de repetir una frase que pasaría a la historia como
símbolo de lo que había hecho y lo que quería que se hicie-
se:
“Ne frusta vixisse videar”: “Que no parezca que he vivido
en vano”.

http://www.arrakis.es/~nautylus/brahe.htm
http://www.arrakis.es/~xgarciaf/tycho.htm
http://www.das.uchile.cl/~jose/tychoxbrahe.html
Kepler
Johannes Kepler nació el 27 de diciembre de 1571 en
Weilderstadt en Württemberg (Alemania) en el seno de una
familia de reducidos ingresos. Murió el 15 de noviembre de
1630 en Regensburg.
Desde 1589 estudió becado teología y clásicas, en la
Universidad de Tübingen donde fue discípulo de Michael
Maestlin, que lo introdujo en la teoría de Nicolás
Copérnico. . Kepler aceptó inmediatamente la teoría
copernicana al creer que la simplicidad de su ordenamiento
planetario tenía que haber sido el plan de Dios.
Si de Tycho hemos resaltado su carácter soberbio, de Kepler
resulta sorprendente, no ya su deseo de explicar las
observaciones con la mayor precisión, sino este deseo unido
a una enorme fantasía a la hora de plantear hipótesis y
razonamientos cuyos resultados se convertían sucesivamente
en fuerte convicción y en elementos y conclusiones de sus

142
teorías, permaneciendo, no obstante, siempre dispuesto a
refutar tales hipótesis si las observaciones las
contradecían.
En 1594, cuando Kepler dejó Tübingen y marchó a Graz
(Austria), elaboró una hipótesis geométrica compleja para
explicar las distancias de los distintos planetas al Sol.
Kepler planteó que el Sol ejerce una fuerza que disminuye
de forma inversamente proporcional a la distancia e impulsa
a los planetas alrededor de sus órbitas. Publicó sus
teorías en un tratado titulado Mysterium Cosmographicum en
1596.
En el primer capítulo hace la mejor de las defensas del
sistema de Copérnico resaltando hecho tales como las
diversas coincidencias entre períodos de deferentes y
epiciclos, haciendo notar, entre otras cosas, el extraño
hecho, cuando se ve a la luz de la teoría de Ptolomeo, de
que los planetas exteriores se encuentren en el perigeo
precisamente cuando están en oposición. Kepler hace
hincapié sobre la gran simplificación que supone dar cuenta
de todo esto simplemente poniendo la Tierra en movimiento.
Sin embargo, la parte principal de la obra se dedica a la
justificación de las distancias de los planetas al Sol, ya
dadas por Copérnico. El razonamiento de Kepler es bien
simple. En el espacio tridimensional, sólo se pueden
concebir cinco cuerpos regulares cuyas caras sean polígonos
regulares iguales entre sí. Como los planetas son seis,
resulta lógico deducir que sus órbitas estén contenidas en
esferas alternativamente inscriptas y circunscriptas en
tales cuerpos. De este modo, Kepler consigue explicar tales
distancias, con errores no mayores del 10%, excepto en el
caso de Mercurio, en que debe hacer algunas modificaciones.
Kepler fue profesor de astronomía y matemáticas en la
Universidad de Graz desde 1594 hasta 1600, cuando se
convirtió en ayudante del astrónomo danés Tycho Brahe en su
observatorio de Praga.
Kepler llegó a Praga huyendo de la persecución religiosa de
que era objeto en Graz. En Praga se reunió con Tycho,

143
quien, muerto su protector y enemistado con la mayoría de
los personajes más influyentes de Dinamarca, se vio
obligado a dejar su país en 1597, trasladándose a Bohemia
en 1599. Kepler se convirtió en uno de sus principales
ayudantes.
A la muerte de Brahe en 1601, Kepler asumió su cargo como
matemático imperial y astrónomo de la corte del emperador
Rodolfo II y, sobre todo, haciéndose cargo de todas sus
valiosas observaciones.

Desde el inicio abordó Kepler el controvertido problema de


la determinación de la órbita de Marte. En un principio
asumió la circularidad de la misma. Sin embargo, los
parámetros que determinó, no daban cuenta de las posiciones
de Marte en latitud, sobre todo cerca del afelio, así como
tampoco de las posiciones en longitud, obteniendo
discrepancias de hasta 8' (recordemos que la precisión de
las medidas de Tycho era de alrededor de 1').
Estos errores implicaban o bien que la órbita de Marte no
era circular, o que el ecuante no estaba alineado con el
centro de la órbita y el Sol, debiendo describir una
trayectoria caprichosa. Sus intentos por resolver el
problema le llevaron entonces al estudio del movimiento de
la Tierra. Como ya sospechaba, encontró que tampoco era
uniforme respecto al centro de la órbita ni respecto al
Sol. En conexión a este descubrimiento introdujo la ley de
las áreas, según la cual, el radio vector que une el Sol y
el planeta, barre áreas iguales en tiempo iguales, pasando
a considerar al Sol como centro de referencia del
movimiento de los planetas (Copérnico había tomado como
este centro, el centro de la órbita Terrestre), así como
fuente de la que emanaban dichos movimientos.
La permanencia de los errores en las posiciones de Marte,
incluso después de introducir la velocidad variable, le
llevó, finalmente, a no hacer ninguna suposición sobre la
forma de la órbita. Después de la determinación de la
distancia Sol-Marte en diversas posiciones, concluyó que la
forma de la órbita era una elipse, uno de cuyos focos está

144
ocupado por el Sol. Esto constituye la que después ha sido
llamada su primera ley.
Desde el principio, han sido muchos los comentaristas de
Kepler que han considerado que la obtención de la 2ª ley, o
ley de las áreas, se basa en un razonamiento en que dos
errores se cancelan mutuamente . El primer error sería
considerar la velocidad del planeta en la órbita como
inversamente proporcional a la distancia al Sol, en lugar
de, como en realidad ocurre, como inversamente proporcional
a la perpendicular desde el foco a la tangente a la órbita
en el punto ocupado por el planeta. El segundo error
consiste en que Kepler considera el área barrida por el
radio vector como una medida válida de la suma de las
distancias desde el foco a los sucesivos segmentos (360, en
total) en que dividió la órbita, El propio Kepler era
consciente de que tomar el área en lugar de la suma de las
distancias era sólo una aproximación, que hizo para
facilitar los enormemente tediosos cálculos que se veía
obligado a realizar para cada determinación de la posición
del planeta. El mismo, posteriormente, habla de una
milagrosa compensación de errores que, sin embargo, creía
que residían en dicha aproximación y en el hecho de haber
considerado la órbita circular -recordemos que la obtención
de la ley es anterior a la de la primera- y subraya que con
una órbita elíptica y una precisa medida de las distancias,
la ley de las áreas funciona de una manera exacta. En
definitiva, nuevamente, Kepler, después de todos sus
razonamientos, erróneos o no, no consideró sus dos leyes
como realmente válidas hasta ver que, en efecto, reflejaban
de manera precisa los cambios de velocidad del planeta en
su órbita.
Una de sus obras más importantes durante este periodo fue
Astronomía nova (1609), la gran culminación de sus
cuidadosos esfuerzos para calcular la órbita de Marte. Este
tratado contiene la exposición de las dos primeras leyes de
Kepler sobre el movimiento planetario.

145
Kepler trató rápidamente de justificar sus resultados me-
diante una species inmateriata emanante del Sol. Si tal
species inmateriata se propagaba en todas direcciones, su
acción debería ser inversamente proporcional al cuadrado de
la distancia, en lugar de inversamente proporcional a la
distancia, que era lo que él había encontrado. Concluyó en-
tonces, apoyado por el hecho de que todas las órbitas pla-
netarias se encontraban muy aproximadamente en el plano de
la eclíptica, que su propagación se llevaba a cabo sólo en
este plano. Esta species inmateriata no debe, por tanto,
ser considerada como, una rudimentaria anticipación a lo
que después sería la fuerza de gravedad. Desde el punto de
vista de Kepler, el problema esta cerrado, pues para nada
se ha plantado aún la necesidad de una aceleración -que sí
es el efecto de una fuerza- como generadora de la órbita,
que de otra manera se convertiría en movimiento rectilíneo.
Para Kepler, en ausencia de la species inmateriata, los
planetas simplemente se pararían. Además, para que esta
alma motriz hiciera que los planetas giraran, era necesario
que el propio Sol también lo hiciera.
En 1612 Kepler se hizo matemático de los estados de la Alta
Austria. Mientras vivía en Linz, publicó su Harmonices
mundi, Libri (1619), cuya sección final contiene la tercera
ley del movimiento planetario.
Hacia la misma época publicó un libro, Epitome astronomiae
copernicanae (1618-1621), que reúne todos los
descubrimientos de Kepler en un solo tomo. Igualmente
importante fue el primer libro de texto de astronomía
basado en los principios copernicanos, y durante las tres
décadas siguientes tuvo una influencia capital convirtiendo
a muchos astrónomos al copernicanismo kepleriano.
La última obra importante aparecida en vida de Kepler
fueron las Tablas rudolfinas (1625). Basándose en los datos
de Brahe, las nuevas tablas del movimiento planetario
reducen los errores medios de la posición real de un
planeta de 5°a 10'. El matemático y físico inglés sir Isaac

146
Newton se basó en las teorías y observaciones de Kepler
para formular su ley de la gravitación universal.
Kepler también realizó aportes en el campo de la óptica y
desarrolló un sistema infinitesimal en matemáticas, que fue
un antecesor del cálculo.
El descubrimiento de la que posteriormente sería llamada su
tercera ley del movimiento planetario, tuvo lugar a raíz de
su deseo de explicar de una manera global el porqué de los
movimientos planetarios en su conjunto, que ya había dado
lugar a su Mysterium Cosmographicum. Como su modelo de los
sólidos no se correspondía del todo con la realidad, buscó
el motivo último en la armonía que los diversos períodos
orbitales pudieran producir. Para Kepler y, en general,
para sus contemporáneos, la teoría de la armonía musical y
de las diversas relaciones entre los sonidos, era una
cuestión matemática que, básicamente, estudiaba las
relaciones entre las frecuencias de los sonidos. Era sabido
qué sonidos daban lugar, cuando se producían juntos, a una
sensación agradable o de belleza y cuáles no. La aspiración
de Kepler, como la de los pitagóricos, era representar la
naturaleza y la belleza en términos numéricos. De este
modo, las relaciones numéricas que, puestas en términos de
sonidos, generaban una música bella, puestas en términos de
relaciones de velocidades planetarias y períodos orbitales,
debían también representar la bella obra divina que era el
Universo. Calculó las relaciones entre la velocidad en el
afelio y el perihelio de cada planeta, encontrando que, en
todos los casos, excepto para la Tierra y Venus,
representaban relaciones numéricamente bellas o
consonancias. El siguiente paso fue calcular las relaciones
entre las velocidades orbitales o los períodos de un
planeta a otro, para encontrar en qué octava se encontraba
cada uno. Las distancias de los planetas al Sol debían
entonces, de alguna manera, quedar incluidas también en
esta armonía de los cielos. Las relacionó con los períodos
orbitales, encontrando su tercera ley, según la cual, los
cuadrados de los períodos de revolución de dos planetas son

147
proporcionales a los cubos a de las respectivas distancias
medias al Sol.
Vemos, en definitiva, hasta qué punto la imaginativa manera
de filosofar de Kepler es origen de los avances que aportó
a la Astronomía. Sin embargo, esta manera de filosofar, de
nada hubiera servido si no hubiera sido llevada a cabo
sobre sólidas y rigurosas bases observacionales que, desde
esta época, comienzan a apoyar toda la investigación y dan
lugar al inicio de la ciencia, tal como la entendemos en la
actualidad.
Las leyes de Kepler han tenido un significado especial en
el estudio de los astros, ya que permitieron describir su
movimiento; fueron deducidas empíricamente a partir del es-
tudio del movimiento de los planetas, para lo cual se sir-
vió de las observaciones realizadas por Tycho Brahe. Sólo
tiempo después, ya con el aporte de Isaac Newton, fue posi-
ble advertir que estas leyes son una consecuencia de la
llamada Ley de Gravitación Universal.

Kepler se dio cuenta por la fuerza que las orbitas de los


planetas no eran círculos como demandaba la teoría Aristo-
télica, sino círculos aplanados o elipses. La ironía fue
que las dificultades que tuvo para determinar la orbita de
Marte fue lo que lo llevo a esta conclusión, dado que Marte
es el planeta con una de las orbitas más elípticas, junto
con Plutón. Ironía porque estos cálculos los llevo a cabo
con los datos de Tycho quien había observado en profundidad
a Marte. Con sus observaciones entonces le tiró abajo su
modelo

Las Leyes de Kepler


Estas leyes puede enunciarse de la siguiente manera:
1ra Ley: Los planetas en su desplazamiento alrededor del
Sol describen elipses, con el Sol ubicado en uno de sus fo-
cos.

Debe tenerse en cuenta que las elipses planetarias son muy


poco excéntricas (es decir, la figura se aparta poco de la

148
circunferencia) y la diferencia entre las posiciones extre-
mas de un planeta son mínimas.

Afelio: es la máxima distancia de un planeta al Sol. Pe-


rihelio: es la minima distancia de un planeta al sol.
La tierra, por ejemplo, en su mínima distancia al Sol se
halla a 147 millones de km, mientras que en su máxima leja-
nía no supera los 152 millones de km.

2da Ley: Las áreas barridas por el segmento que une al Sol
con el planeta (radio vector) son proporcionales a los
tiempos empleados para describirlas.

Esta ley implica que el radio vector barre áreas iguales en


tiempos iguales; esto indica que la velocidad orbital es
variable a lo largo de la trayectoria del astro siendo má-
xima en el perihelio y mínima en el afelio (la velocidad
del astro sería constante si la órbita fuera un círculo
perfecto). Por ejemplo, la Tierra viaja a 30,75 km/seg en
el perihelio y "rebaja" a 28,76 km/seg en el afelio (v
(prom)= 107.000 km/h aprox.!!)

3ra Ley: El cuadrado del período de revolución de cada pla-


neta es proporcional al cubo de la distancia media del pla-
neta al Sol.

La tercera ley permite deducir que los planetas más lejanos


al Sol orbitan a menor velocidad que los cercanos; dice que
el período de revolución depende de la distancia al Sol.
Pero esto sólo es válido si la masa de cada uno de los pla-
netas es despreciable en comparación al Sol. Si se quisiera
calcular el período de revolución de astros de otro sistema
planetario, se debería aplicar otra expresión comúnmente
denominada tercera ley de Kepler generalizada.
Esta ley generalizada tiene en cuenta la masa del planeta y
extiende la tercera ley clásica a los sistemas planetarios
con una estrella central de masa diferente a la del Sol

149
Grafico de la 1ra Ley de Kepler

Ecuación de la elipse

Grafico de la 2da Ley de Kepler

3ra Ley de Kepler: Ta2 / Tb2 = Ra3 / Rb3

http://csep10.phys.utk.edu/astr161/lect/history/kepler.html
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/kepl.html
http://www.arrakis.es/~xgarciaf/kepler.htm
http://feinstein.com.ar/LasleyesdeKepler.html
http://csep10.phys.utk.edu/astr161/lect/history/kepler.html
Bacon

150
Tras el rico período del Renacimiento, durante el cual Eu-
ropa entró en contacto con la ciencia de la Antigüedad, la
primera mitad del siglo XVII es de una importancia capital
en la historia del pensamiento científico pues ve nacer una
nueva ciencia, moderna, experimental y cuantitativa, que se
desarrollará en los siglos siguientes. Los progresos reali-
zados en las matemáticas son importantísimos: nacen o se
renuevan el álgebra, la teoría de los números, el cálculo
de probabilidades, la geometría proyectiva y el cálculo in-
finitesimal. Las matemáticas se aplicarán a las diversas
ramas de las ciencias físicas: a la dinámica, constituida
en ciencia autónoma desde Galileo a Newton; a la mecánica
celeste, cuyos principios fundamentales formularon Kepler y
Newton con los precedentes copernicanos, y a la óptica. En
el campo experimental se produjeron también enormes progre-
sos gracias a la invención de las lentes y del microscopio,
al descubrimiento de las leyes de la óptica geométrica y al
estudio de fenómenos magnéticos y eléctricos. En medicina
se descubre la circulación mayor de la sangre y se desarro-
lla la anatomía microscópica. Durante el siglo XVII se sus-
tituyó la física de las cualidades por la física cuantita-
tiva, el cosmos jerarquizado y cerrado por un Universo in-
definido y el mundo sentido de la percepción inmediata por
el mundo pensado del matemático. Todo eso era nuevo enton-
ces y para descubrirlo era necesario que se produjera una
verdadera revolución, mirar el mundo con ojos nuevos. En
efecto, estos progresos no se entenderían sin la profunda
transformación de las mentalidades y los métodos científi-
cos y sin la participación de investigadores audaces, todos
ellos creadores de la ciencia moderna: Kepler, Galileo, Ma-
lebranche, Fermat, Leibniz, Newton, Bacon, Harvey, Napier,
Pascal, Descartes, Gassendi, Torricelli y otros. El gran
mérito de esos científicos fue que descubrieron y estable-
cieron los principios y las bases de la ciencia moderna. En
el terreno de los descubrimientos sus aportes fueron impre-
sionantes: las leyes de Kepler, la mecánica de Galileo, el
sistema circulatorio de Harvey, la geometría de Descartes,

151
la geología de Stenon, la óptica astronómica de Newton,
etc. ¿Cómo se lograron esos resultados? La solución consis-
tía en derrocar la idea de investigación y de ciencia que
reinaba desde Aristóteles, atacar directamente su doctrina,
sustituir el milagro griego por una nueva forma de contem-
plar la Naturaleza. La nueva ciencia fue instaurada al mar-
gen de la enseñanza oficial. Esto puede apreciarse, en pri-
mer lugar, en la diversidad de ocupaciones y en el origen
social de los científicos y, en segundo lugar, en las con-
diciones en que llevaron a cabo su labor científica. Los
críticos de la situación en que se encontraba la enseñanza
científica a principios del siglo XVII coinciden en gran
medida en el diagnóstico de sus dolencias. El crítico más
sistemático fue Francis Bacon. En su obra "Advancement of
learning" (1605) y más tarde en su "Novum organum" (1620),
así como en el prefacio de la "Instauratio magna" (1620),
ofrecía un diagnóstico mediante la interpretación de la
historia del movimiento científico. En su opinión, sólo ha-
bían existido tres sociedades en las cuales, durante un
corto espacio de tiempo, las ciencias progresas en: Grecia,
Roma y la Europa de su tiempo. Pero aún en esos períodos
favorables los avances habían sido vacilantes. Propugnaba
como método de investigación una indagación de la naturale-
za de tipo experimental. El fracaso de las ciencias teóri-
cas para acrecentar sus conocimientos mediante la investi-
gación lo comparaba Bacon al fracaso del sistema universi-
tario de su época. Científicos como Descartes y Torricelli
urgían, por su parte, a que se procediese a una mayor ex-
tensión de los estudios científicos en las universidades y
a una mayor dotación económica a los investigadores. Sin
embargo, y pese a los críticos del sistema educativo uni-
versitario, los grandes hombres de ciencia fueron, sin ex-
cepción, graduados universitarios. Fueron las instituciones
educativas tradicionales las que formaban a los hombres. De
los estudios obligatorios de la lógica de Aristóteles y su
física aprendieron los elementos de un sistema teórico
científico, adquirieron una experiencia técnica y desembo-

152
caron en una nueva filosofía. Si es verdad que los gradua-
dos universitarios adquirieron una formación técnica fuera
de la universidad, fue la formación universitaria recibida
la que les hizo comprender la importancia de crear no sólo
una tecnología científica, sino una nueva filosofía experi-
mental. La ciencia teórica mantenía aún su estructura tra-
dicional en el "quadrivium" (aritmética, música, geometría
y astronomía) para formar a la juventud en la virtud por
medio de las humanidades, que se enriquecían con algo de
óptica. Se estudiaba también medicina y física. La enseñan-
za tradicional de estos contenidos se reducía a la lectura
y comentario de las obras de Euclides, Tolomeo, Aristóte-
les, Galeno y, cuando las circunstancias eran propicias, de
autores más recientes. En 1650 ninguna universidad se había
reorganizado conforme a los deseos de los innovadores. Los
aportes oficiales se redujeron a la creación de nuevas
cátedras y de algún material (físico, astronómico o botáni-
co).

Francis Bacon (1561-1626), fue un filósofo inglés, fundador


del materialismo y de la ciencia experimental moderna. Des-
pués de proclamar que el fin del saber estriba en la capa-
cidad que posee la ciencia para aumentar el poder del hom-
bre sobre la naturaleza, Bacon señaló que sólo podría al-
canzar dicho fin la ciencia que llegara a conocer las ver-
daderas causas de los fenómenos. Por esta razón se manifes-
taba contra la escolástica.
Bacon exigía que se adoptara una actitud escéptica respecto
a todo el saber anterior. Sin embargo, reconocía la posibi-
lidad del conocimiento fidedigno, mas para alcanzar la ver-
dad consideraba necesario reformar el método. El primer
paso de tal reforma debía consistir en limpiar la mente de
los errores («ídolos») que constantemente la amenazaban.
Parte de esos errores se deben a inclinaciones del intelec-
to propias de todo el género humano; parte, a inclinaciones
propias de ciertos grupos de sabios e incluso de ciertos
individuos; parte de los errores aludidos arrancan de la

153
imperfección e inexactitud del lenguaje, y, finalmente,
parte de ellos son fruto de asimilar sin espíritu crítico,
opiniones ajenas. Una vez eliminadas las concepciones fal-
sas, es posible abordar el verdadero método de la nueva
ciencia. Según Bacon, esta ciencia ha de consistir en la
reelaboración racional de los hechos de la experiencia. Las
premisas de sus conclusiones («axiomas medios») serán pro-
posiciones basadas en conceptos que se hayan obtenido por
medio de la generalización metódica o de la inducción. La
concepción analítica del experimento nos proporciona la
condición previa de la inducción.
Toda la obra filosófica de Bacon gira en torno a la lnstau-
ratio Magna, nombre que dio a todo su proyecto de reforma
de las ciencias; de dicho proyecto ideal irán formando par-
te casi todas las obras del autor, que vienen así a ser
como secciones de la construcción metodológica total. Las
bases de la renovación quedarían sentadas con el Novum Or-
ganum (1620), nuevo método de lógica inductiva, en el que
expuso una nueva concepción de los objetivos de la ciencia
y las bases de la inducción científica llamado así para
contraponerlo al Organon aristotélico, basado de modo pri-
mordial en la silogística. La inducción, aplicada a la ex-
periencia de forma rigurosa, permitirá una nueva ciencia
útil para el dominio del universo.
La ciencia moderna se inicia propiamente con Francis Bacon.
Recordemos que el “Organon” designa el conjunto de los tra-
tados de lógica de Aristóteles y define la lógica como ins-
trumento de la ciencia. La obra de Francis Bacon se opondrá
a esta concepción. El Novum Organum tiene, a la vez, un as-
pecto crítico (de la ciencia tradicional) y un aspecto po-
sitivo (una nueva forma de concebir la ciencia). Los prin-
cipales aspectos de la crítica de Bacon a la ciencia tradi-
cional son los siguientes:
 la lógica (la silogística) no es ni el instrumento ni
la forma por excelencia del saber;

154
 una ciencia lógica sólo es una ciencia a priori y for-
mal, vacía; no enseña nada, puesto que se limita a ex-
plicitar el contenido de las premisas;
 la ciencia debe ser inductiva y no deductiva; pero no
se trata de la inducción aristotélica, que sólo es una
intuición inmediata de lo universal en lo particular;
 la ciencia lógica opera con palabras, es decir, con
las “etiquetas de las cosas”, e ignora éstas; es pre-
ciso terminar con la confusión de las palabras y las
cosas, origen esencial del saber filosófico antiguo.
El lenguaje no ofrece representación correcta de lo
real y no es una fuente fiable para la ciencia;
 es menester rechazar la ciencia libresca, rehusar todo
prejuicio y argumento de autoridad en el estudio de la
naturaleza;
 es menester distinguir entre causas finales y causas
eficientes, y limitarse a la investigación de las cau-
sas eficientes para la explicación científica de los
fenómenos.
Desde el punto de vista positivo, el Novum Organum, exige:
 practicar la inducción en sentido moderno, es decir,
la liberación progresiva de las identidades y de las
diferencias reales gracias a la observación y a la
comparación repetida de las observaciones;
 practicar la experiencia en el sentido de la experi-
mentación, es decir, interacciones activas con la na-
turaleza para provocarla “a que desvele sus secretos”;
no conformarse con observar pasivamente; utilizar ins-
trumentos y técnicas;
 verificar, escoger, confirmar y corregir incansable-
mente a fin de distinguir entre las causas eficientes
verdaderas y los factores marginales, las circunstan-
cias accidentales de un fenómeno.
Según Bacon, la ciencia moderna deberá ser:
 activa, operatoria, eficaz y no contemplativa y ver-
bal. Es intervención en la naturaleza, modificación
física de ésta. Esta relación activa, incluso violen-

155
ta, caracteriza la investigación (para arrancar a la
naturaleza sus secretos) y la aplicación (remodelar la
naturaleza para el hombre);
 técnica: la utilización de instrumentos y de procedi-
mientos determinados permite explicar y controlar los
fenómenos;
 potente y operativa: el fin último del conocimiento
está en aumentar el control, la potencia, el dominio
del hombre sobre la naturaleza, con el propósito de
someterla a sus necesidades y proyectos. Para ello es
menester conocer la naturaleza, conocer sus leyes cau-
sales, con el fin de orientarlas ingeniosamente (téc-
nicamente) en provecho de la humanidad. Si se conocen
las causas eficientes de un fenómeno, se tiene la li-
bertad de impedirlo o provocarlo activando o no las
causas. Se puede averiguar qué sucede cuando se las
modifica. El conocimiento de las causas eficientes se
abre directamente al dominio, el control de la produc-
ción y la manipulación de los fenómenos. Para la cien-
cia nueva, saber es poder.
En conclusión, Bacon presenta una imagen de la naturaleza
según la cual ésta es fundamentalmente manipulable, trans-
formable, objeto de explotación y de reconstrucción para el
hombre. Al mismo tiempo, se busca una imagen de la verdad
según la cual no se llamará verdadera a la teoría que re-
fleje una realidad inmutable y objeto de contemplación,
sino a la que permita actuar de manera eficaz en la natura-
leza y modificar lo dado.
A esta imagen de la ciencia sólo le falta un elemento para
llegar a ser lo que hoy es: la matematización; pero ésta es
obra de Galileo, Descartes y Newton, los dos rasgos princi-
pales de la ciencia moderna iniciada por Galileo y Newton
son:
1. La destrucción del cosmos y, por consiguiente, la des-
aparición en la ciencia de todas las consideraciones
fundadas en esta noción. La disolución del cosmos sig-
nifica la destrucción de una idea: la de un mundo de

156
estructura finita, jerárquicamente ordenado, un mundo
cualitativamente diferenciado desde el punto de vista
ontológico; esta idea es sustituida por la de un uni-
verso abierto, indefinido e incluso infinito, que las
mismas leyes universales unifican y gobiernan; un uni-
verso en el que todas las cosas pertenecen al mismo
nivel del ser, al contrario que la concepción tradi-
cional que distinguía y oponía los dos mundos del Cie-
lo y la Tierra. Las leyes del Cielo y las de la Tierra
estarán fundidas en lo sucesivo. La astronomía y la
física se hacen interdependientes e incluso unificadas
y unidas. Esto implica que desaparecen de la perspec-
tiva científica todas las consideraciones fundadas en
el valor, la perfección, la armonía, la significación
y el designio.
2. La geometrización del espacio, es decir, la sustitu-
ción de la concepción de un espacio cósmico cualitati-
vamente diferenciado y concreto, el de la física pre-
galileana, por el espacio homogéneo y abstracto de la
geometría euclidiana.
Lo que Galileo y Newton hicieron no fue destruir un mundo y
sustituirlo por otro, sino reformar la estructura de nues-
tra propia inteligencia, formular de nuevo y revisar sus
conceptos, considerar el ser de un modo nuevo, elaborar un
nuevo concepto del conocimiento, un nuevo concepto de la
ciencia e incluso un punto de vista bastante natural, el
del sentido común, por otro que no lo es en absoluto.

Bacon expuso sus ideas políticas en «La nueva Atlántida»,


utopía en la que se representa el florecimiento económico
de una sociedad ideal; en ésta la vida está organizada so-
bre las bases racionales de la ciencia y de una técnica
avanzada, aunque se conserva la contraposición entre clases
dominantes y clases subordinadas.
La obra de Bacon influyó en la creencia de que la gente es
sierva e intérprete de la naturaleza, de que la verdad no
se deriva de la autoridad y que el conocimiento es fruto de

157
la experiencia. Se le reconoce haber aportado a la lógica
el método experimental inductivo, ya que anteriormente se
practicaba la inducción mediante la simple enumeración, es
decir, extrayendo conclusiones generales de datos particu-
lares. El método de Bacon consistió en inferir a partir del
uso de la analogía, desde las características o propiedades
del mayor grupo al que pertenece el dato en concreto, de-
jando para una posterior experiencia la corrección de los
errores evidentes. Este método representó un avance funda-
mental en el método científico al ser muy significativo en
la mejora de las hipótesis científicas.
Por su propósito general de construir un nuevo método para
la ciencia, se considera a Bacon como uno de los primeros
filósofos modernos y aun se le pone en relación con la lí-
nea del empirismo inglés; pero no debe olvidarse que, por
su terminología y su desinterés por el saber físico-matemá-
tico, está aún ligado a las tradiciones medievales.
http://www.canalsocial.com/biografia/filosofia/bacon.htm
http://www.filosofia.org/enc/ros/baconf.htm
http://www.artehistoria.com/frames.htm?http://
www.artehistoria.com/historia/contextos/1886.htm

http://www.sirbacon.org/novorgcom.html

http://www.elprincipe.com/univer/bibliot/imperdibles/
ibacon.shtml
http://perso.wanadoo.es/angeljes/54/54.htm

Descartes
René Descartes nació en Giras alrededor del 31 de marzo de
1596, y murió en Estocolmo el 11 de febrero de 1650. De su
madre, que murió un mes después de su nacimiento, heredó
una tos seca y una fisonomía pálida, que mantuvo hasta los
veinte años, además de una fortuna que le permitió vivir
con independencia económica. A causa de su salud delicada,
le permitían permanecer hasta tarde en cama, costumbre que
conservó durante toda su vida e incluso, en una visita a
Pascal en 1647, la mencionó como principal benefactora para

158
el buen estudio de la matemática, dado que esto le brindaba
la posibilidad de dedicarse más plenamente a su inclinación
natural, el pensamiento concentrado y solitario.(A tener en
cuenta por los adolescentes, dormir mas a la mañana, es
bueno para el estudio de matemáticas!!).
A la edad de ocho años fue enviado a una escuela jesuítica,
cuya disciplina y educación siempre destacaba. La escuela
llamada La Flèche, era un colegio recientemente inaugurado
en Anjou, en donde permaneció ocho años y medio y en el que
recibió una educación excelente que abarcaba la Lógica, la
Filosofía moral, la Física y la Metafísica, la Geometría
Analítica y el Álgebra Moderna, así como una cierta fami-
liaridad con el recientemente descubierto telescopio de Ga-
lileo. En La Flèche surgen ya, de forma precoz, las carac-
terísticas principales de su mente. Una vez introducido en
el conocimiento de los clásicos, se enamoró de la poesía.
Lejos de ser un "geómetra que sólo es un geómetra" (una
descripción que de él haría Pascal), Descartes escribió un
ensayo de juventud, la Olympica:

"En los escritos de los poetas hay sentencias más serias


que en los de los filósofos. La razón es que los poetas las
escribieron movidos por el entusiasmo y el poder de la ima-
ginación. En cada uno de nosotros existen, cual pedernales,
chispas de conocimiento ocultas. Los filósofos las mani-
fiestan a través de la razón; los poetas las exteriorizan
por medio de la imaginación, y son mucho más brillantes."
Una de las cualidades más llamativas de Descartes, fue su
fluidez mental. Uno de sus compañeros de colegio describía
así su habilidad en las discusiones. En primer lugar, tra-
taba de ponerse de acuerdo con sus oponentes sobre las de-
finiciones y acerca del significado de los principios que
estaban dispuestos a aceptar, y después construía con ellos
una argumentación deductiva singular que era muy difícil de
debatir.
Al dejar la escuela en 1612 Descartes fue a París y una vez
allí, por medio de los jesuitas, renovó su contacto con el

159
padre mínimo Marín Mersenne, al que había conocido en La
Flèche. Mersenne era, a su vez, un matemático competente y
un hábil experimentador. Su celda del convento sito en la
Place Royale servía de lugar de reunión de los savants,
convirtiéndose así en un antecedente de la Academia de
Ciencias (de París), fundada más adelante en el mismo si-
glo. Mersenne, además, logró mantener una amplia correspon-
dencia, de la que sólo se ha publicado una parte, y de esta
forma fue el centro de información científica en una época
en la que las revistas científicas todavía no existían.
Tradujo además los Dialogi y los Discorsi de Galileo. Hasta
el final de su vida, Mersenne fue el mejor amigo de Descar-
tes, y cuando, en 1628, por decisión propia, Descartes dejó
Francia para siempre, Mersenne, desde París, le mantuvo
constantemente informado de las novedades científicas.
En ese entonces, un hombre de buena posición social y eco-
nómica entraba normalmente en el ejército o en la iglesia.
Descartes optó por la primera opción, si bien el espíritu
bélico no era compatible con él, pero la influencia de su
familia y la tradición, lo llevarían a permanecer en esta
actividad muchos años más. Ocupaba su ocio en estudios ma-
temáticos.
Estando en el ejercito en Holanda, un día del año 1618, se
encontró con un grupo de gente arremolinada ante un cartel
que se hallaba expuesto en la calle. Estaba escrito en fla-
menco y Descartes, dirigiéndose a una de las personas del
grupo, le pidió que se lo tradujera al latín o al francés.
El cartel era un desafío que instaba a los que lo leían a
resolver el problema matemático que en él se proponía. La
persona a la que Descartes se dirigió para que se lo tradu-
jera era Isaac Beeckman, uno de los matemáticos más eminen-
tes del país. Descartes resolvió el problema y presentó su
solución a Beeckman, quien reconoció al instante su genio
matemático y se propuso reavivar el interés del joven por
los problemas matemáticos.
Durante aquel invierno Beeckman le propuso a Descartes que
encontrase la ley matemática que rige la aceleración de los

160
cuerpos que caen. Ninguno de ellos sabía que Galileo había
resuelto ya dicho problema. Su solución apareció en su obra
Dialogi de 1632. Descartes estableció diversas soluciones,
basadas en hipótesis diferentes. El hecho de que ninguna de
ellas fuese acorde con el modo como caen realmente los
cuerpos no le preocupó en absoluto. Por aquel entonces Des-
cartes aún no había podido conjugar el análisis matemático
con la experimentación
Debemos al diario de Beeckman, descubierto en 1905, el ha-
ber arrojado luz sobre este período de la vida de Descar-
tes. Fue un período de autodescubrimiento; la mente del jo-
ven pasaba con gran celeridad de unas cuestiones a otras.
Fue precisamente en esta época cuando Descartes dio con la
pista del método con el que intentar unificar el conoci-
miento humano en base a un conjunto central de premisas.
El 26 de marzo de 1619 Descartes informó a Beeckman "acerca
de una ciencia, enteramente nueva, que le iba a permitir
resolver todos los problemas que se pueden proponer acerca
de cualquier clase de cantidades, continuas o discontinuas,
cada una de acuerdo con su naturaleza..., de forma que, en
Geometría, casi nada quedaría ya por descubrir". De esta
manera Descartes anunciaba el descubrimiento de la Geome-
tría Analítica o, como la describiría Voltaire, "del método
que permite asignar ecuaciones algebraicas a las curvas".
En el siglo XIV Nicole Oresme, compatriota de Descartes,
hizo una ligera contribución a esta idea. En el siglo XVII,
Pierre de Fermat, contemporáneo de Descartes, había hecho
el mismo descubrimiento de forma completamente independien-
te, pero no lo llevó adelante. Sin embargo, Descartes no
publicaría su descubrimiento hasta el año 1637 cuando, en
su ensayo Géométrie incluyó una exposición de los princi-
pios y de algunas de sus aplicaciones. Este texto nos ofre-
ce la demostración que da Descartes de que las secciones
cónicas de Apolonio se hallan todas contenidas en un único
conjunto de ecuaciones cuadráticas, y, con ello, Descartes
pone de manifiesto el carácter general de su descubrimien-
to. Pero, dado que las secciones cónicas incluyen a las

161
circunferencias de los antiguos astrónomos, las elipses de
Johannes Kepler y la parábola utilizada por Galileo para
describir la trayectoria de un proyectil, es claro que, con
esta primera invención, Descartes facilitaba a los físicos
una poderosa herramienta. Sin dicha herramienta incluso
Newton se habría visto severamente limitado.

Exactamente un año después de su encuentro con Beeckman,


Descartes tuvo una famosa experiencia, quizás la más impor-
tante de su vida y, sin duda, la más dramática. Se había
alistado en el ejercito del duque de Baviera, otro de los
aliados de Francia en la Guerra de los Treinta Años, y se
hallaba en los cuarteles de invierno en un remoto lugar a
orillas del Danubio. El día 10 de noviembre de 1619, abs-
traído en sus pensamientos, se encontró completamente solo
en la famosa poèle (literalmente "estufa", pero que, de he-
cho, significaba habitación caldeada). En el transcurso de
aquel día había tomado importantísimas decisiones. En pri-
mer lugar, decidió que debía dudar metódicamente de todo lo
que sabía acerca de la Física y de los restantes conoci-
mientos organizados, y que debía encontrar ciertos puntos
de partida evidentes en sí mismos que le permitiesen re-
construir todas las ciencias. En segundo lugar, decidió
que, de la misma forma que una obra de arte o de arquitec-
tura perfecta es siempre el producto de una sola mano maes-
tra, así él debía llevar a cabo, por si solo, su programa.
Aquella noche, según su biógrafo del siglo XVII Adrian Bai-
llet, Descartes tuvo tres sueños. En el primero se hallaba
en una calle barrida por un viento muy intenso. Se veía
completamente incapaz de mantener el equilibrio a causa de
la debilidad de su pierna derecha, pero los compañeros que
se hallaban junto a él lo sostenían firmemente. Descartes
despertó y se durmió de nuevo. Entonces le despertó el es-
truendo de un trueno que había llenado la habitación de
chispas; era también un sueño. Se durmió de nuevo y soñó
que encontraba un diccionario, encima de su mesa. Entonces,
en otro libro, su vista "tropezó con las palabras Quid vi-

162
tae sectabor iter? (¿Qué clase de vida debo seguir?). Y, a
la vez, se presentó un hombre, que le era desconocido, con
unos versos que empezaban con las palabras Est et non, que
le recomendó encarecidamente". Descartes reconoció en estas
palabras la primera línea de dos poemas Ausonius. Incluso
antes de despertarse definitivamente, Descartes había empe-
zado ya a interpretar el primer sueño como una advertencia
hacia los errores pasados, el segundo como el descenso del
espíritu de la verdad para tomar posesión de él, y el ter-
cero como indicándole que se le habrían los tesoros de to-
das las ciencias y el camino del conocimiento verdadero. No
obstante, este incidente puede haber sido elaborado por el
propio Baillet como un elemento retórico que simbolizase la
certeza que Descartes tenía en la validez de su forma de
aproximarse al conocimiento verdadero.

Descartes siguió en el ejercito hasta 1622, hallándose pre-


sente en la batalla de Praga y en los asedios de Pressburg
y Neuhäusel. Después, durante algunos años, se dedicó a
viajar recorriendo Europa desde Polonia a Italia. En 1625
regresó finalmente a París. Aquí volvió a entrar en contac-
to con el círculo de Mersenne, trabajó en su "matemática
universal" y se embarcó en especulaciones sobre gran canti-
dad de cuestiones diversas que iban de la psicología moral
a la prolongación de la vida. Al igual que a sus ociosos
contemporáneos, el torbellino de la vida social, la música,
las lecturas frívolas, y el juego le distraían de tales co-
metidos. Su padre llegó a expresar la opinión de que "no
valía para nada, salvo para acicalarse". Una vez mas queda
claro como el ocio pensante es el que permite los avances
en campos científicos, como también filosóficos o del arte.
El mundo moderno no alienta ni da lugar a este tipo de ocio
sino que, a partir del marketing y los negocios, se inven-
tan para el hombre actividades que atentan contra este ocio
creativo. No solo eso sino que socialmente se privilegia
utilizar el ocio para actividades sin sentido, mas que en

163
aquellas que dan lugar al desarrollo del pensamiento. El
torbellino de la vida social esta ganando la batalla.

En esta época fue cuando ocurrió un suceso que cambió su


misión en la vida. Se hallaba presente, junto con un ele-
gante e impresionante auditorio, incluido su amigo Mersenne
y el influyente cardenal De Bérulle, en una reunión en la
mansión del nuncio papal, para escuchar como un tal Chan-
doux exponía su "nueva filosofía". Descartes fue el único
de los asistentes que no aplaudió. Instado a dar su opi-
nión, habló extensamente, demostrando como era posible para
un hombre inteligente establecer un razonamiento aparente-
mente convincente de una proposición y también de su con-
traria, mostrando además que, utilizando lo que él llamaba
su "método natural", incluso los pensadores mediocres po-
dían establecer principios cuyo fundamentos se hallaba en-
raizado en la verdad. Sus oyentes quedaron atónitos. Cuan-
do, unos días más tardes, Descartes visitó a Bérulle el
cardenal le encargó que dedicara su vida a conseguir que su
método fuese aplicable a la filosofía y a "la mecánica y la
medicina".
En Octubre de 1628, Descartes partió hacia Holanda, en don-
de permaneció el resto de su vida, salvo tres breves visi-
tas a Francia y su viaje a Estocolmo en 1649, el último que
realizaría. Evitó la compañía de todo el mundo salvo la de
sus amigos y discípulos, y dedicó su tiempo a la aplicación
de sus principios a la filosofía, la ciencia y las matemá-
ticas y a la divulgación de sus conclusiones.
Influenciado por el Cardenal de Berulle ya en Holanda, es-
cribe para el periódico Le Monde una teoría física del uni-
verso, pero convencido de que ello le podría significar una
enemistad con la iglesia, decide finalmente abandonar la
idea y recién se publicaría en 1664. Se dedicó entonces a
componer un tratado de ciencia universal que finalmente fue
publicado junto a dos apéndices en 1637. En 1641 publicó
otro trabajo llamado Meditationes que trataba su posición
en la filosofía. Luego, en 1644, publica su Principia Phi-

164
losophiae, dedicado esencialmente a la física, en especial
a las leyes de movimiento.
Desde 1646, Descartes vivía en feliz aislamiento en Egmond,
Holanda, meditando, cuidando su pequeño jardín y sostenien-
do correspondencia con intelectuales de Europa, en 1647 re-
cibió una pensión de la corte francesa en honor a sus des-
cubrimientos cuando la reina Cristina de Suecia le suplicó
que fuera a su corte. Descartes partió en el otoño de 1649.
Todo podría haber resultado perfecto para Descartes si
Cristina no hubiera insistido en hacer que le enseñara fi-
losofía a partir de las cinco de la mañana en un aposento
grande y frío. Descartes era demasiado bien educado para
quejarse de esta desagradable circunstancia, aunque siempre
odiaba el frío y rara vez se levantaba antes del mediodía.
Después de tres meses de estas espantosas clases antes del
amanecer, enfermó de gravedad y murió de una enfermedad
respiratoria, que probablemente fue pulmonía. Diecisiete
años más tarde, su cadáver volvió a París, donde fue sepul-
tado en lo que hoy es el Panteón.

Sin duda, la principal contribución de Descartes para con


la ciencia matemática, fue su visión de que un punto cual-
quiera del plano geométrico podía representarse por medio
de un par ordenado (x,y) -llamadas luego, en honor a él
"coordenadas cartesianas"- que en definitiva representaban
la distancia perpendicular desde los ejes del sistema hasta
dicho punto. Esto fue el principal conector entre el len-
guaje geométrico, casi experimental, y el lenguaje alge-
braico, ya que permitió relacionar una ecuación con una
curva (en el plano geométrico) formada por todos los puntos
cuyas coordenadas (x,y) fueran soluciones de la ecuación.
Asimismo, Descartes prestó especial atención a la teoría de
las tangentes a las curvas y fue quien definió la recta
tangente como una posición límite de la recta secante
En uno de sus libros, llamado Geometríe, Descartes expone
un análisis del álgebra general sentando las bases de un
idioma que luego resultaría universal. Es allí donde por

165
primera vez denota con las primeras letras del alfabeto
aquellas cantidades conocidas , y con las últimas las
cantidades desconocidas, notación que ha prevalecido hasta
la actualidad.
Descartes es el inventor ¿o descubridor? de la Geometría
Analítica, siendo su logro más notable la reducción de la
Naturaleza a leyes matemáticas.

"Consideraría que no sé nada de Física si tan


sólo fuese capaz de expresar cómo deben ser las
cosas, pero fuese incapaz de demostrar que no
pueden ser de otra manera. No obstante, habiendo
logrado reducir la Física a las Matemáticas, la
demostración es entonces posible, y pienso que
puedo realizarla con el reducido alcance de mi
conocimiento."
Con estas palabras, René Descartes expresa el pensamiento
que lo situaría entre los principales artífices de la revo-
lución científica del siglo XVII. A las "formas" y las
"cualidades" de la Física Aristotélica, que habían resulta-
do ser un callejón sin salida, contraponía la "idea clara y
fundamental" de que el mundo físico no es más que un puro
mecanismo. En Geometría Analítica, Descartes creó una téc-
nica que le permitía expresar las leyes de la Mecánica ,
que constituían las leyes últimas de la Naturaleza, median-
te ecuaciones algebraicas. Y entonces propuso el programa
ideal de toda ciencia teórica: construir, con un mínimo nú-
mero de principios, un sistema que diese razón de todos los
hechos conocidos y que permitiese descubrir hechos nuevos,
esta es la primera manifestación de la búsqueda de lo que
hoy se denomina como la teoría del todo. Toda la Física
Teórica subsiguiente se ha planteado como objetivo la con-
secución de este ideal. Podemos afirmar que, en el siglo
XVII, Blaise Pascal e Isaac Newton lograron llevar a cabo
el programa cartesiano, que consiste en ofrecer la explica-
ción del mundo físico en función de su mecanismo.

166
No podemos dudar del carácter revolucionario ni de la in-
fluencia de las ideas teóricas y del programa de Descartes.
La paradoja es que ésta haya sido tan profunda en personas
que consideraban su enfoque esencialmente inaceptable y que
rechazaban algunos de sus presupuestos fundamentales y de
sus conclusiones específicas. Christian Huygens, el gran
matemático y astrónomo holandés, cuyo padre había sido ami-
go íntimo de Descartes, afirmó a finales de su vida que só-
lo podía aceptar una pequeña parte de la Física Cartesiana;
pero, al mismo tiempo, reconocía que había sido la obra Los
principios de Filosofía de Descartes, lo que inicialmente
había abierto sus ojos a la ciencia. Él mismo dijo que Des-
cartes no sólo ponía de manifiesto las limitaciones de la
Filosofía de los antiguos, sino que, "en su lugar, ofrece
causas comprensibles de todo lo que existe en la Naturale-
za". Como suele ocurrir con frecuencia con las teorías re-
volucionarias, el legado de Descartes no fue sólo un logro,
sino también una profecía y una visión.
El propio Descartes se vio obligado a reconocer que su
ideal matemático de la ciencia, puramente deductivo, había
fracasado ante las complejidades de la Naturaleza y los
enigmas de la materia. Este fracaso era especialmente evi-
dente en Fisiología, el campo en el que se había aventurado
con mayor osadía. No obstante, de su fracaso y compromiso
Descartes extrajo otra contribución para el pensamiento
científico, en muchos aspectos tanto o más importante que
el propio programa teórico. Forzado a recurrir a la expe-
riencia y a las hipótesis, demostró ser el primer gran ma-
estro del modelo hipotético. Éste se ha convertido en una
herramienta esencial en cualquier investigación científica.
En sus modelos teóricos de los procesos fisiológicos, Des-
cartes desplegó los más ingeniosos ejercicios de su ingenio
imaginativo y experimental.

La Obra de Descartes
Podríamos describir a Descartes como a un científico
centrífugo: su pensamiento emergió principalmente hacia
afuera a partir de un punto teórico, central y firme, en

167
contraste con pensadores como Francis Bacon e Isaac Newton,
que partían de lo que veían para llegar a los principios
que lo causaban.
La dirección primaria y el movimiento que siguió la empresa
filosófica y científica de Descartes se nos hace patente
con toda claridad siguiendo el orden en que compuso en sus
principales obras. Desde 1618 a 1628, los incansables años
de su vida militar, de sus viajes y de disipación, elaboró
su concepción de la ciencia verdadera y de su método para
conocerla -un método muy racionalista-. Estas ideas se ha-
llan expuestas en su primera obra, Reglas para la dirección
del Espíritu, terminada en 1628, pero publicada póstumamen-
te, y en el Discourse de la Méthode, que escribió después
de establecerse en Holanda. Antes de completar este último
comenzó a elaborar sus obras los Météors, la Dioptrique y
la Géométrie, que presentaría como tres ejemplos concretos,
ilustrativos del poder del método cuando se aplica a líneas
de investigación específicas, y que publicaría, en 1637,
como apéndices del Discourse. Entre tanto, en 1628, se ha-
bía empezado a preocupar del nuevo estadio de sus investi-
gaciones: el descubrimiento y establecimiento de los prime-
ros principios. Estos se hallan expuestos en sus Meditacio-
nes sobre la Filosofía Fundamental, publicada en 1641. A
partir de estos principios estableció rápidamente la elabo-
ración de su cosmología, que completó en 1633 en Le Monde,
la que como se dijo, se abstuvo de publicarla a raíz de las
noticias de la condena de Galileo. En 1644 Descartes publi-
caría los Principia Philosophiae, una versión revisada, con
su copernicanismo mitigado con la idea de que todo movi-
miento es relativo. Al mismo tiempo Descartes trabajaba en
su concepción de la relación existente entre la mente y el
mecanismo del cuerpo y, en su última obra, Pasiones del
Alma (que completó en 1649), incluyó también la Psicología
en los dominios de su sistema.

Su fracaso más desastroso tuvo lugar, de hecho, en el cen-


tro mismo de su programa, en las propias leyes del movi-

168
miento. Por medio de un proceso de análisis puramente ra-
cional, había llegado a la conclusión de que la propiedad
esencial de la materia era su extensión espacial. Puesto
que, a priori, se excluían otras posibilidades, no dejó
ningún resquicio para la constatación empírica. Y entonces,
a partir de esta base supuestamente sólida, procedió a
construir un sistema de mecánica que dejaba fuera de todo
análisis hechos importantes, especialmente aquellos que se
hallaban involucrados en lo que llegaría a ser la noción
newtoniana de "masa". Su mecánica contiene ciertamente al-
gunas conclusiones valiosas como, por ejemplo, la que se
refiere a la conservación del movimiento y su enunciado de
un principio equivalente al de inercia. Sin embargo, cuer-
pos geométricamente idénticos, si tienen masas diferentes,
no se comportan de forma idéntica cuando colisionan o inte-
ractúan de otras formas. El tratamiento que Descartes dio a
este tema resultó ser desastrosamente incorrecto a causa de
que todo su análisis precedente de la materia como mera ex-
tensión era erróneo en sí mismo.
Descartes también trató de dar una explicación a los movi-
mientos planetarios mediante su teoría de los vórtices, se-
gún la cual, la materia del "éter" formaba torbellinos
(vórtices) alrededor del sol y las estrellas lo que mante-
nía el movimiento de los planetas. Lo más sorprendente es
que Descartes no se preocupó en absoluto de comprobar si
esta importante parte de su física se ajustaba o no a los
hechos explicados por las leyes de Kepler del movimiento
planetario. Newton trató la teoría de los vórtices como un
problema serio de la dinámica de fluidos y la desmoronó
completamente.
Si pasamos de la Mecánica de Descartes a su Fisiología, po-
demos observarle en un ámbito de estudio en el que obtuvo
resultados más dignos de él. Con razón podemos considerar a
Descartes, junto a William Harvey, el fundador de la Fisio-
logía moderna. Harvey fue un maestro del análisis experi-
mental, pero fue Descartes quien introdujo la hipótesis
primordial sobre la que se ha basado toda la Fisiología

169
subsiguiente. Habiendo dividido el mundo en extensión y
pensamiento, Descartes fue lo suficientemente hábil para
considerar la Biología como una rama de la Mecánica y nada
más. En términos más modernos, este punto de vista estable-
ce que los organismos vivos son, en última instancia, ex-
plicables en términos de la física y química de sus partes.
Descartes dedicó mucho tiempo a las disecciones anatómicas
e introdujo una de las herramientas más poderosas de toda
la investigación fisiológica moderna: el modelo hipotético.

El Racionalismo de Descartes
Veamos como se llega en la historia de las ideas humanas al
racionalismo cartesiano.
¿Cómo era la Nueva Época Moderna y cuál fue la critica
fundamental al pensamiento medieval?
El primer período de los tiempos modernos, el Renacimiento
fue una época de critica a la Edad Media. El renacimiento
indica el momento en que el hombre occidental se ha desem-
barazado de la confianza en las creencias fundamentales so-
bre las que había vivido en el mundo medieval. Para señalar
un único aspecto de la cuestión, basta indicar que lo ca-
racterístico de la concepción medieval del mundo residía en
su constante referencia al más allá, en su interés dominan-
te por la salvación del hombre, lo cual lleva consigo un
cierto desprecio hacia el mundo terreno; se trata de una
concepción religiosa del mundo y de la vida, centrada o di-
rigida hacia la divinidad (teocentrismo). El Renacimiento,
en cambio, vuelve la mirada hacia este mundo, hacia la na-
turaleza (naturalismo). Por oposición al carácter religioso
de la época anterior, la del Renacimiento es una concepción
del mundo esencialmente profana.
En lo que se refiere a la actividad filosófica el Renaci-
miento es esencialmente época de fracasos. La época tiene
clara conciencia de que los contenidos y modos del saber
medieval son insuficientes, los critica y rechaza, pero por
su cuenta no es capaz de inaugurar nuevos caminos, es época

170
de transición, especie de preparación de lo que luego ven-
drá en el siglo XVII.
¿Qué se le criticaba al método medieval?
Los pensadores del Renacimiento, sintieron el problema como
una cuestión concerniente al método de la filosofía y de la
ciencia. Por ello su crítica al saber medieval se centra en
éste tema: El método de creación de conocimiento de la Edad
Media (la escolástica) es un método inútil, ineficaz que
impide cualquier progreso científico.
Puede decirse que el modo de proceder escolástico se carac-
terizaba por el criterio de autoridad, el verbalismo y la
silogística.
a. El pensamiento medieval reconocía como valedero y
decisivo el llamado criterio de autoridad, es decir,
se admitía que lo dicho por ciertas autoridades –la
Biblia, la Iglesia, Aristóteles- era verdad por el
sólo hecho de que tales autoridades lo afirmasen.
Cuando Copérnico publicó la tesis de que la tierra
giraba alrededor del sol (heliocentrismo) se le objeto
que la teoría era falsa porque en la Biblia está dicho
que Josué mandó a detener el sol; y si lo mando a
detener, quiere decir que es el sol el que se mueve y
no la tierra.

b. Al calificar de verbalista al método escolástico,


quiere decirse que frecuentemente se enredaba en meras
discusiones de palabra, en ves de ir a las cosas
mismas, o que con solo vocablos o distinciones
verbales pretendía resolver problema que, o eran
falsos problemas carentes de importancia, o en
realidad sólo pueden solucionarse mediante la
observación o cualquier otro procedimiento objetivo.
Ej: decir que el opio hace dormir porque posee la
virtud dormitiva, no hace más que afirmar que el opio
hace dormir porque hace dormir. No se ha enunciado en
rigor absolutamente nada más, el conocimiento no ha
aumentado ni avanzado, sino que lo único que se ha

171
hecho es introducir nuevas palabras o expresiones,
pero de idéntico significado.

c. La ciencia y la filosofía escolástica se valieron en


gran medida de los silogismos:

1. Todos los hombres son mortales

2. Sócrates es hombre

3. Luego Sócrates es mortal.


Lo que se objeta al silogismo es que con el en realidad no
se amplía el saber de ninguna manera, porque lo que dice la
conclusión ya está dicho y sabido, aunque sea de manera im-
plícita, en el punto de partida, en la premisa mayor. ;
pues al afirmar "todos los hombres son mortales", es obvio
que entre ellos figura ya Sócrates, de modo que la conclu-
sión no hace más que explicitar o aclarar lo que decía la
premisa mayor.
El silogismo no permite determinar la verdad de los conoci-
mientos: puede tener valor como método de exposición, es
decir, para presentar ordenadamente verdades ya sabidas, y
en tal sentido tenía su legitimidad para la Edad Media en
cuanto que para ésta las verdades ya estaban dadas. Pero no
puede servir como fuente para obtener nuevos conocimientos,
que es lo que los tiempos modernos exigen; no es un método
para el descubrimiento de nuevas verdades.

¿En que consiste el radicalismo cartesiano?


La palabra "radicalismo" significa "raíces", es decir, la
tendencia de que se orienta hacia las verdaderas y profun-
das, "raíces" de algo, hacia los fundamentos últimos. La
filosofía cartesiana se ofrece ante todo como el más tenaz
y sostenido esfuerzo, en cualquier dominio de que se trate,
por alcanzar el último fondo, los principios últimos de las
cosas.
Descartes no puede soportar lo dudoso, lo simplemente vero-
símil. El conocimiento, o ha de ser absolutamente seguro, o

172
ha de ser abandonado como teóricamente insuficiente. Se
propone dar termino definitivamente a tal estado de las co-
sas y fundar un saber sobre las bases cuya firmeza esté más
allá de toda sospecha. Su pensamiento así se caracteriza
como filosofía de la desconfianza, dada por la posición que
asume frente a todo aquel esfuerzo secular de la filosofía
que parece no haber hecho otra cosa más que fracasar.
¿Qué es la duda metódica?
El pasado encierra una enseñanza: la de que debemos cuidar-
nos de no caer en el error, la de que debemos también ser
críticos respecto de nosotros mismos, y no sólo del pasado.
De éste modo, el radicalismo cartesiano se manifiesta ante
todo como preocupación por evitar el error. Más ello no le
lleva a la construcción de una mera teoría del error, sino
a algo mucho más fundamental: la duda metódica.
La duda metódica no significa dudar simplemente, se trata
de hacer de la duda un método, convertir la duda en el mé-
todo. Para evitar los errores, o, en términos más genera-
les, las incertidumbres en que hasta ahora se ha incurrido,
el radicalismo quiere alcanzar un saber absolutamente cier-
to, cuya verdad sea tan firme que esté más allá de toda po-
sible duda. Sólo se dará por válido lo que sea absolutamen-
te cierto y no se aceptará lo dudoso, lo sospechoso de
error.
¿Qué crítica le hace Descartes al saber sensible?
Acerca del conocimiento sensible, Descartes apunta dos ar-
gumentos para probar que debe ser puesto en duda: el prime-
ro se funda en las ilusiones de los sentidos; el segundo en
los sueños.
a. Los sentidos a veces son erróneos, y es propio de la
prudencia no confiar jamás demasiado en aquellos que
nos engañaron alguna vez. Por lo tanto las "cosas
sensibles" resultan dudosas, no podemos saber si los
sentidos no engañan igual en todos los casos; por lo
menos no es seguro que no nos engañen, y , en
consecuencia, según el plan que el método ha impuesto,

173
de dar por falso todo lo dudoso, se deberá desechar el
saber que los sentido proporcionan.

b. Sin embargo hay muchas cosas de las que no puede


razonablemente dudarse, como de que estoy acá sentada
estudiando en el living de mi casa, teniendo este
papel en la mano, y otras cosas por el estilo. Pero
sucede que alguna vez, en mis sueños, me he imaginado
estar como ahora despierto y escribiendo cuando en
realidad estaba dormido y acostado. En efecto, no
tenemos ningún indicio cierto que nos permita
establecer cuando estamos despiertos y cuando
dormidos: no hay posibilidad alguna de distinguir con
absoluta seguridad el sueño de la vigilia. (Vieron
Matrix)
De éstos dos argumentos resulta entonces que todo conoci-
miento sensible es dudoso.
¿Qué crítica le hace Descartes al conocimiento racional?
Con respecto al conocimiento racional, Descartes enun-
cia también dos argumentos:
a. Puesto que hay hombres que yerran al razonar y cometen
paralogismos, es decir, razonamientos incorrectos,
juzgue que yo estaba tan expuesto al error como
cualquier otro y rechacé por falsas todas las razones
que anteriormente había tenido como demostrativas. En
la matemática, la mas "racional" de las ciencias, al
parecer, hay sin embargo la posibilidad de
equivocarse; aún respecto de una operación
relativamente sencilla, como una suma, cabe la
posibilidad de error. Por lo tanto, cabe también la
posibilidad, por más remota que ésta sea, de que todos
los argumentos racionales sean falaces, de que todo
conocimiento racional sea falso.

b. El argumento anterior, sin embargo, no es todavía


suficiente, porque aún adjudicándole validez, atañe
propiamente a los "razonamientos", vale decir, a los

174
"procesos", por así decir, relativamente complejos, de
nuestro pensamiento; se refiere a los procesos
discursivos. Pero los razonamientos o procesos
discursivos se apoyan en ciertos "principios", como
por ejemplo que todo objeto es idéntico a si mismo, o
que el todo es mayor que las partes. Ahora bien. Estos
principios mismos del conocimiento racional, no son
conocidos de manera discursiva, sino de modo inmediato
por simple incurrir del espíritu. Siendo esto así,
¿podrá dudarse también de estos principios? Es
evidente que el argumento anterior no puede aplicarse
también a este caso. Por lo cual Descartes entonces
propone un segundo argumento, el del "genio maligno":
Supondré que cierto genio o espíritu maligno, no menos
astuto y burlador que poderoso, ha puesto su industria
toda en engañarme.
Puede efectivamente imaginarse que exista un genio o
especie de dios, muy poderoso a la vez que perverso,
que nos haya hecho de forma tal que siempre nos equi-
voquemos; que haya construido de tal manera el espíri-
tu humano que siempre, por más seguros que estemos de
dar en la verdad, caigamos sin embargo en el error; o
que este por así decir detrás de cada uno de nuestros
actos y pensamientos para retorcerlos deliberadamente
y sumirnos en el error, haciéndonos creer, por ejem-
plo, que 1+1=2, siendo ellos falso.

Este argumento hay que entenderlo rectamente, en su verda-


dero sentido. Descartes no dice que haya efectivamente tal
genio maligno. Pero lo que importa notar es que por ahora
no tenemos ninguna razón para suponer que no lo haya; es,
por consiguiente, una posibilidad, por mas remota y desca-
bellada que parezca ser. Y, puesto que la duda debe llevár-
sela hasta su punto limite si lo tiene; si incluso hay que
forzarla, si en verdad se quiere llegar a un conocimiento
absolutamente ineludible, resulta entonces que la hipótesis
del genio maligno debe ser tomada en cuenta, justamente

175
porque representa el punto máximo de la duda, el último ex-
tremo a que la duda puede llegar.
Sucede entonces que también el saber racional se vuelve du-
doso.
¿Qué sucede cuando la duda llega al extremo? ¿Por qué él
pienso es el primer principio de su filosofía?
En el preciso momento en que la duda llega al extremo, se
convierte en su opuesto, en conocimiento absolutamente
cierto: "queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es
falso, era necesario que yo que lo pensaba, fuese alguna
cosa; y observando que esta verdad: "yo pienso, luego soy",
era tan firme y segura que las más extravagantes suposicio-
nes de los escepticos no son capaces de conmoverla, juzgue
que podía recibirla si crepúsculo, como el primer principio
de la filosofía que andaba buscando".
En efecto, aunque suponga que el genio maligno existe y
ejerce su maléfico maleficio sobre mí, yo mismo tengo que
existir o ser, porque de otro modo no podría ser engañado.
Y por mucho que me engañe, nunca conseguirá hacer que o sea
nada, mientras yo esté pensando que soy algo"- El pienso
constituye el primer principio de la filosofía ya que es el
primer conocimiento seguro, el fundamento de cualquier otra
verdad y el punto de partida para construir el edificio de
la filosofía y del saber general; y además porque me pone
en presencia del primer ente indudablemente existente, que
soy yo mismo en tanto pienso.
¿Cómo llega a la idea de que él es una sustancia
pensante?
Podemos dudar de todo, menos de que en tanto pienso, soy.
Según Descartes, entonces, yo soy una sustancia pensante,
vale decir, una cosa cuya propiedad fundamental, esencial,
definitoria, consiste en pensar. Además este yo o cosa pen-
sante, o alma, es independiente del cuerpo, y más fácil de
conocer que éste, pues en efecto, no sé si tengo cuerpo o
no, pero en cambio de mi alma o yo es absolutamente induda-
ble.

176
¿Qué son las ideas innatas?
Entre los pensamientos hay algunos que tienen singular im-
portancia, y que Descartes llama "ideas": que son imágenes
de las cosas, representaciones.
Las ideas se subdividen en innatas, adventicias, y facti-
cias. Las adventicias son aquellas que parecen venirnos del
exterior, mediante los sentidos, como las ideas de rojo,
amargo. Las facticias son las que nosotros mismos elabora-
mos mediante la imaginación, como la idea del centauro o de
la quimera. Por último, las ideas innatas son aquellas que
el alma trae consigo, como constituyendo su patrimonio ori-
ginal, con tal independencia de la experiencia. De éstas
unas representan cosas o propiedades de las cosas (dios,
mayor, menor, círculo, alma) y las otras las llama Descar-
tes Axiomas o verdades externas, y son proposiciones como
"el todo es mayor que las partes", "nada puede ser y no ser
al mismo tiempo", etc. Con las ideas innatas trabaja pro-
piamente la razón, tal como ocurre, por ejemplo, es el co-
nocimiento matemático; y de ellas sostiene Descartes que,
si nos atenemos rigurosamente a las reglas del método, ya
establecidas, nos proporcionaran siempre un conocimiento
evidente, absolutamente seguro.

Podemos tener una idea mas acabada del pensamiento de Des-


cartes, a partir de algunas de sus afirmaciones tal como
aparecen en su famoso Discurso del Método:
 No es suficiente contar con un alto poder mental, lo
principal es aplicar bien dicho poder.
 Las mentes mas grandes son capaces de los mayores vi-
cios como también de las mas grandes virtudes.
 Aquellos que avanzan mas lentamente siempre que sigan
el camino correcto, realmente avanzaran mas rápido que
aquellos que corren.
 La razón y el sentido es lo único que nos constituye
como hombres y nos distingue de los animales.
 Fui instruido desde mi niñez con lecturas, y se me
hizo creer que a través de ellas se podía alcanzar un

177
conocimiento claro y cierto de todo lo que es útil en
la vida. Así tuve un deseo extremo de adquirir ins-
trucción. Pero luego de transitar todo el camino del
aprendizaje hasta llegar a ocupar el rango del que
sabe, cambie de opinión totalmente. Lo hice porque me
encontré abrumado por tantas dudas y errores, que me
pareció que todo el esfuerzo que había hecho por ins-
truirme no tuvo otro efecto mas que mostrarme mi pro-
pia ignorancia. Y eso que yo estudiaba en una de las
mas famosas escuelas de Europa, donde sin duda yo pen-
saba que debía haber hombres sabios si es que estos
existían en algún lugar del mundo. Aprendí allí todo
lo que otros aprendieron y no estando satisfecho con
las ciencias que se enseñaban, leí todos los libros
que cayeron en mis manos. Finalmente llegue a la con-
clusión que no había tal aprendizaje como al principio
se me hizo creer. No omito sin embrago la estima que
tengo por lo que se hace en las escuelas, la lengua
que se estudia para entender la literatura, las fábu-
las e historias que estimulan la mente, los libros que
leídos lentamente asisten en la formación de un de un
juicio sensato. Leer un buen libro es como una conver-
sación con el autor en la cual se nos revela sus mejo-
res pensamientos...Pero ya he dedicado mucho tiempo a
eso... cuando se dedica mucho tiempo a viajar, uno se
convierte en un extranjero en su propio país.
 Por sobre todo mi preferida fueron las matemáticas de-
bido a la certeza de sus demostraciones y la evidencia
de su razonamiento, pero aun no entiendo su verdadero
uso.
 Por eso una vez que me libere del control de mis tuto-
res, abandone el estudio de estas lecciones y resolví
no buscar otra ciencia mas que la que se encuentra en
mi mismo o al menos en el gran libro del mundo (la ex-
periencia). Porque me parecía que, podría sacar mas
provecho o conocimiento de la verdad de los razona-
mientos que cada hombre hace en aquellas cosas que es-

178
pecialmente le conciernen para su vida, y en los asun-
tos que los penalizarían si sus juicios y decisiones
fueran erróneos; que de las elucubraciones de los hom-
bres sabios.

Habiendo llegado aquí veamos una perspectiva de la evolu-


ción del desarrollo del conocimiento humano, a partir de lo
que era la concepción de la ciencia en la antigüedad hasta
desembocar en lo que comúnmente se conoce como revolución
científica, siendo Newton el punto culmine de la misma.
La ciencia antigua
Según Gilbert Hottois, la ciencia antigua era una ciencia
logoteórica, lo que quiere decir que estaba formada por el
lenguaje (lógos) y la visión intelectual o espiritual
(theoría).
La ciencia antigua estaba constituida por una visión espi-
ritual: el saber era cuestión de mirada o de espejo del es-
píritu. Conocer era reflejar mentalmente las estructuras
esenciales, inmutables, de los seres y del mundo. Todo lo
que existe es lo que es en virtud de su referencia a una
forma esencial aprehensible por el espíritu que, al
aprehenderla, la conoce. La finalidad suprema del hombre en
tanto que hombre es la posesión de ese saber teórico, esto
es, la contemplación clara de las esencias inmutables de
todas las cosas.
Tal ciencia estaba constituida por el lenguaje: la ciencia
antigua se formula con ayuda del lenguaje ordinario, es
discursiva; utiliza las palabras de la lengua natural, que
redefine, precisa e intenta articular rigurosamente. Es
producto de la reflexión activa (es decir, la especulación)
sobre la organización lingüística o simbólica de lo real.
Al adquirir el lenguaje, adquirimos una cierta concepción
del mundo, que es una formalización de la experiencia que
varía más o menos según las lenguas, las culturas y las
tradiciones. Somos en-el-mundo-por-el-lenguaje. El dato a
partir del cual reflexionamos no es la realidad bruta, ni
lo real en sí, sino la representación simbólica de lo real

179
que adquirimos por la educación y la aculturación, y muy
especialmente por el aprendizaje de una lengua. Además, lo
real tiene un sentido, y cada cosa una identidad definida y
una significación, precisamente porque es simbolizada de
esta manera. Pero esta manera de ser en el mundo a través
del lenguaje se da junto con una cierta indistinción del
mundo y del lenguaje, de las cosas y las palabras. Esta
falta de distinción es lo que invita a creer que con cono-
cer las palabras y la articulación entre ellas, se conoce
también las cosas y la estructura de la realidad.
La ciencia antigua, o filosofía, se constituye como una re-
flexión activa sobre el dato lingüístico, al que trata de
hacer más coherente, más claro, más riguroso, definitivo y
estable, más racional. Este trabajo, conocido como “especu-
lativo o reflexivo”, es también metalingüístico y semánti-
co: se trata de dar forma al ser-en-el-mundo-por-el-lengua-
je, de lo que se espera que produzca una imagen simbólica
(un libro) perfectamente adecuada a lo real, es decir, ver-
dadera. En filosofía, a esa imagen, a la que se considera
definitiva, se le llama ontología (discurso teórico sobre
lo que es de modo fundamental). Las otras ciencias le están
subordinadas, pues sólo presentan imágenes parciales que
corresponden a determinadas regiones de lo real.
Un ejemplo (destacado) de este tipo de ciencia lo represen-
ta Aristóteles. Lo único que hace en verdad Aristóteles es
introducir las formas ideales de Platón en las cosas con-
cretas que las ejemplifican materialmente. Esas formas-es-
encias son representadas en definiciones generales; tales
definiciones son el objeto de la ciencia y se obtienen, se-
gún Aristóteles, en una intuición, que no es todavía una
verdadera inducción empírica o experimental. La intuición
aristotélica pretende discernir la forma universal (la es-
encia) en lo particular (el individuo). Teóricamente, es
inmediata; esto quiere decir que en principio no es indis-
pensable la acumulación de observaciones y la comparación
de experiencias. Las cosas, cuya esencia se quiere conocer,
son cosas nombradas, simbólicamente representadas. Son sig-

180
nificaciones lingüísticas mucho más que cosas concretas. La
forma esencial se extrae mediante esta simbolización lin-
güística y con ayuda de la reflexión o la especulación
(comprendida como intuición), no prioritariamente con ayuda
de la investigación empírica y el análisis concreto de las
cosas reales, físicas.
La forma que adopta la ciencia aristotélica es una forma
lógica, demostrativa, silogística. Lo que es objeto de co-
nocimiento científico, según Aristóteles, es la conclusión
universal y necesaria de un silogismo. En las premisas del
silogismo está contenida la explicación de la conclusión.
La explicación es el porqué, lo que Aristóteles denomina la
causa. Pero es una causa lógica o semántica, es decir, que
expresa un encadenamiento conceptual o de significaciones,
sin relación alguna con la causalidad mecánica y empírica
de la ciencia moderna. La causa lógica es una causa signi-
ficante, puesto que vincula significaciones.
La lógica (la silogística) es el verdadero Organon de la
ciencia, lo que quiere decir la herramienta, el método por
excelencia de la ciencia, el instrumento de su despliegue
riguroso y definitivo. Esta lógica no es una lógica matemá-
tica: trabaja con palabra (conceptos) y articula encadena-
mientos de proposiciones, o sea, de discursos. Fundamental-
mente, la ciencia aristotélica es, pues, intuitiva y deduc-
tiva, teórica (o contemplativa) y discursiva (o verbalis-
ta).
La ciencia del Renacimiento
Desde comienzos del siglo XIV, Ockham opone al conocimiento
universal y racional buscado por el aristotelismo la idea
del conocimiento intuitivo y experimental del hecho indivi-
dual que sólo existe realmente. Tal posición debía favore-
cer el desarrollo de una ciencia fundada en la observación
de las cosas más que en el razonamiento a priori.
Esta posición empirista va muy ligada a una visión indivi-
dualista del mundo. El hombre se siente cada vez menos
miembro inseparable de una comunidad y cada vez más indivi-
duo, sólo frente a Dios y la Naturaleza. Esto se ve incluso

181
en la vida religiosa, donde la salvación personal se con-
vierte en la preocupación dominante del creyente. La expe-
riencia personal de la fe y la meditación personal de los
textos tienen mucha más importancia que los poderes de la
razón natural frente al misterio de la Trinidad. Y lo que
es verdad para la vida religiosa vale también para la pro-
fana. La reflexión abstracta sobre los géneros y las espe-
cies apenas tiene peso frente a la experiencia inmediata e
individual de las cosas. El individualismo renacentista
concede la primacía a la experiencia personal, la intuición
inmediata e incomunicable, el encuentro directo con lo real
concreto. Se prefiere la sensación y la acción al conoci-
miento racional, la expansión del individuo a la investiga-
ción colectiva de la verdad. El sabio del Renacimiento, por
tanto, es un hombre solo, no pertenece a una comunidad ni
política ni intelectual; no forma parte de una escuela y
sus colegas son frecuentemente rivales o adversarios. La
polémica es la forma natural del diálogo y la injuria el
más espontáneo de los argumentos.
Es corriente ver en el siglo XVII el comienzo de la ciencia
moderna. En efecto, fueron los científicos del siglo XVII
los que descubrieron las bases de la ciencia moderna. En el
terreno de los descubrimientos los aportes de este siglo
fueron impresionantes: las leyes de Kepler, la Mecánica de
Galileo, la Geometría de Descartes, la Óptica astronómica
de Newton. En este siglo se sustituyó la Física de las cua-
lidades por la Física cuantitativa; el Cosmos jerarquizado,
por un Universo “indefinido”, constituido por fenómenos
equivalentes y, a menudo, sin finalidad, y el mundo sentido
de la percepción inmediata por el mundo pensado del matemá-
tico. El mérito indiscutible del siglo XVII no consiste en
que viera más o menos correctamente más cosas que sus pre-
decesores, sino en haber mirado el mundo con ojos nuevos,
con ayuda de principios que se mantendrán sólidamente ad-
quiridos. Por ello este siglo puede y debe ser llamado el
iniciador de la ciencia moderna.

182
Para los científicos del siglo XVII «la naturaleza está es-
crita en lenguaje matemático». Esta idea era singularmente
revolucionaria pues, para el sabio, disuelve la antigua
concepción de la Naturaleza como organización de sustancia,
formas y cualidades, para dar nacimiento a una nueva idea
de Naturaleza como conjunto coordinado de fenómenos cuanti-
tativos. Esta fórmula implicaba que había que poner en fun-
cionamiento de nuevo el método matemático, método que había
sido muy poco utilizado después de los griegos.
Hasta entonces, el término ciencia se había reservado al
conocimiento del ente, es decir, de las cosas eternas. La
apariencia no era sino una caída del ente en la contingen-
cia; no constituía objeto de ciencia, sino que era simple
materia de opinión. Para toda ciencia digna de tal nombre,
explicar consistía en remontarse de la apariencia a la cosa
en sí.
Los científicos del siglo XVII transformarán totalmente ese
modo de pensar. No sólo abandonarán a Aristóteles, sino que
su pitagorismo no será contemplativo, sino activo: desean
matematizar la Naturaleza para ver en ella una inmensa má-
quina que idealmente, en sus leyes, podríamos fabricar no-
sotros mismos. Esto supone que se acabe con la distinción
entre ciencia y arte, y que al mismo tiempo se conciba el
conocimiento de los “fenómenos” como una captura, parcial
al menos, de la Naturaleza misma, es decir, como una “cien-
cia”.
El “fenómeno” alcanzó un valor completamente nuevo. Para
explicarlo la ciencia no intentaba ya reducirlo a princi-
pios metafísicos, sino que lo consideraba como un dato co-
herente y lo explicaba mediante el descubrimiento de las
reglas de su coherencia, es decir, mediante leyes. Los mo-
delos matemáticos se convirtieron, en la nueva ciencia, en
el centro de todo especular científico.
Pasa a considerarse a la Naturaleza como a un gigantesco
autómata, y se constituye una física mecanicista que pre-
tende reconstruir la Naturaleza.

183
No obstante, esta ciencia no era nada dogmática, no se con-
sideraba una explicación total de la Naturaleza, dejando
así lugar para la especulación filosófica, especulación que
era pragmática en unos, mística en otros, y metafísica en
Descartes y Newton.

http://www.argenmaticas.com.ar/biografias/descartes.htm
http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd97/Biografias/14-1-b-
Descartes.html
http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd97/Biografias/14-1-b-
vida.html
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/desc.html
http://www.lafacu.com/apuntes/filosofia/raci_desc/
default.htm
http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/
works/fr/descarte.htm
http://perso.wanadoo.es/angeljes/54/54.htm
Boyle
Físico y químico británico nació en Lismore Castle, Irlanda
el 25 de enero de 1627 y murió en Londres el 30 de diciem-
bre de 1691.
Robert Boyle, era de familia aristocrática, decimocuarto
hijo del conde de Cork, fue un niño prodigio. A los ocho
años fue a Eton, viajó por Europa (con un tutor) a la edad
de once años, y a los catorce estaba en Italia estudiando
las obras de Galileo, que acababa de morir. Permaneció muy
devoto el resto de su vida y no contrajo matrimonio.
De vuelta en casa en 1645, Boyle no intervino en la guerra
civil inglesa, aunque tomó parte en las reuniones que los
sabios de la época hacían para discutir acerca de la expe-
rimentación, puesta de moda por Francis Bacon y en cierto
modo dramatizada por Galileo. A este grupo se lo llamó el
Invisible College, pero en 1663 después de que el rey Car-
los II subiera al trono, esta asociación de eruditos fue
reconocida oficialmente, creándose sus estatutos y dándose
a conocer como la Royal Society. Su lema era el de "Nullius
in Verba" ("Nada por mera autoridad").

184
En 1657, Boyle, conocedor de las experiencias de Guericke,
intentó construir una bomba de vacío. Logró un gran éxito
en su intento, con la ayuda de su brillante asistente Ro-
bert Hooke . La bomba mejoró la de Guericke y durante algún
tiempo el vacío producido por una bomba de aire se llamó
vacío de Boyle.
Boyle demostró la hipótesis de Galileo; cuando en un cilin-
dro en el que hizo el vacío dejó caer dos objetos de dis-
tinto peso y comprobó que llegaban al fondo con la misma
velocidad. De esta manera, una pluma y un trozo de plomo
tocaban el fondo a la vez, una vez que no tenían resisten-
cia por parte del aire.
Esto le llevó a hacer experiencias con el aire y a descu-
brir en 1662 que el aire no solo era comprimible, sino que
además la compresibilidad del aire era inversamente propor-
cional a la presión que se ejerciera. Si encerramos una
cantidad de gas en un tubo en forma de J y añadimos mercu-
rio por una punta hasta doblar el valor de la presión (per-
maneciendo obturada la otra), se comprueba que su volumen
se reduce a la mitad. Si se triplica el valor de dicha pre-
sión al añadir más mercurio, el volumen se reduce a la ter-
cera parte. Por otro lado, si anulamos la presión, el volu-
men se expande. Esta relación inversa aun se conoce como la
ley de Boyle en Gran Bretaña y América; en Francia se le
acredita a Mariotte. Como la compresibilidad y expansibili-
dad del aire recordaba en cierto sentido a los muelles de
metal carbonado que por entonces investigaba Hooke, Boyle
se refería a ello como "muelle del aire".
La ley de Boyle predice que el producto P.V = constante
para una cantidad fija de gas, siempre que la temperatura
se mantenga constante; esto, escrito en términos matemáti-
cos, es lo mismo que:
Pi.Vi = Pf.Vf donde i representa unas condiciones (inicia-
les) y f representa otras condiciones (finales).
La conclusión más importante que de esto sacó fue que al
ser el aire compresible, debía estar compuesto de pequeñas
partículas inmersas en un vacío. La compresión solo consis-

185
tía entonces en tratar de juntar más dichas partículas. He-
rón ya sospechó algo de esto unos quince siglos antes, pero
mientras éste estaba a la cabeza de un grupo de filósofos
teóricos que despreciaban la experimentación, Boyle era
parte de una escuela de experimentación en avance.
Boyle estuvo bajo la influencia de los tratados de Gassen-
di; el atomismo empezaba a tomar un ímpetu cada vez mayor
desde aquel momento. Después de 2000 años la doctrina de
Demócrito aun prevalecía.
Boyle tuvo bastante de alquimista, creyendo en la transmu-
tación del oro e insistiendo en convencer al Gobierno bri-
tánico en 1689 para que aboliera la ley que castigaba la
fabricación de oro, no por la inutilidad de la ley en si
(que de hecho 1o era), sino porque creía que el Gobierno
debía aprovecharse del oro que se fabricara y a la vez ani-
mar a los científicos a su fabricación.
A pesar de todo, Boyle transformó la alquimia en química en
1661 con la publicación de su libro El químico escéptico.
En él, la teoría griega que consideraba los elementos como
sustancias místicas de naturaleza originable a expensas de
algunos principios primarios fue abandonada por Boyle. En
contra de esto sugirió que un elemento era una sustancia
material e identificable por métodos analíticos. Así, un
elemento era cualquier sustancia que no se pudiera descom-
poner en otras dos más simples. Además dos elementos podían
unirse para formar un compuesto del que luego podían ais-
larse si se quería, cada uno de los dos elementos. Esto no
quiere decir que olvidara los antiguos elementos, sino que
los quería conocer experimentalmente en vez de intuitiva-
mente. Con este libro, Boyle separó definitivamente la quí-
mica y la medicina como ciencias independientes.
Boyle estuvo a punto de ser el primer descubridor de un
nuevo elemento (en el sentido moderno de la teoría de Boy-
le); cuando en 1680 aisló fósforo a partir de la orina, sin
embargo, Brand se le adelantó por cuestión de unos cinco o
diez años en su descubrimiento. Hubo gran controversia res-
pecto a quién había descubierto el fósforo (sin incluir a

186
Boyle) por primera vez, y esto se debía al secreto en que
mantenían sus descubrimientos los investigadores. Boyle
sostuvo con firmeza la idea de que todo trabajo experimen-
tal debía ser publicado con claridad y rapidez para que
otros pudieran repetirlo, confirmarlo y aprender con ello.
Esto ha sido una regla de la investigación científica que
se aceptó desde entonces, aunque cuando intereses indus-
triales o militares perjudicaban inevitablemente al desa-
rrollo de la ciencia.
Por el sentido en que aplicaba Boyle la filosofía del expe-
rimentalismo al estudio de sustancias materiales y los cam-
bios que pudieran experimentar, se le puede considerar como
el padre de la química. Sin embargo, la transformación no
fue completa, y fue Lavoisier quien un siglo más tarde la
habría de completar, siendo este el que en realidad merece
el honor de la paternidad.
EI interés de Boyle en materia religiosa creció con la
edad. Escribió ensayos de religión y financió una expedi-
ción de misioneros a Oriente. En 1680 fue elegido presiden-
te de la Royal Society, aunque renunció a dicho cargo por
no estar de acuerdo con el sistema del juramento. En su
testamento mandó fundar a sus expensas las "Pláticas de Bo-
yle", no de ciencia, sino sobre la defensa del cristianismo
contra los no creyentes.

El mayor mérito de Boyle como investigador científico es


que materializó los principios que Bacon predijo en su obra
"Novum Organum", aunque no se considerara a sí mismo como
seguidor de Bacon o cualquier otro profesor: en numerosas
ocasiones manifestó que con el propósito de mantener su
juicio tan libre de prejuicios como le fuera posible, dado
que él se abastecía de experimentos, eludía el estudio de
las teorías del átomo, del sistema cartesiano, así como del
mismo Novum Organum, aunque admitía consultar ocasionalmen-
te dichas teorías acerca de algún particular que fuera ob-
jeto de su interés. Nada era más ajeno a su temperamento
que la hilatura de hipótesis; el apreciaba la adquisición

187
de conocimiento como un fin en sí mismo, y en consecuencia
se beneficiaba de una más amplia perspectiva acerca de los
fines de la investigación científica de la que tuvieron sus
predecesores. Esto, por otro lado, no significa que no
prestara atención a las aplicaciones prácticas de la cien-
cia ni que despreciara el conocimiento que servía al uso.
Realizó muchas importantes contribuciones en el campo de la
física: la ley de Boyle, el descubrimiento del papel del
aire en la propagación del sonido, las investigaciones
acerca de la fuerza expansiva en la congelación del agua,
acerca de la gravedad específica, la refracción en crista-
les, electricidad, color, hidrostática, etc. A pesar de
ello, la química fue siempre su predilecta. Para Boyle, la
química era la ciencia de la composición de la substancias
y no un arte auxiliar para el alquimista o el físico. Avan-
zó hacia la moderna visión de los elementos como los cons-
tituyentes de los cuerpos materiales, y comprendió la dis-
tinción entre las mezclas y los compuestos realizando pro-
gresos considerables en las técnicas para la determinación
de sus componentes, un proceso que bautizó como "análisis".
Más aún, llegó a suponer que los elementos estaban compues-
tos en última instancia de partículas de varios tipos y ta-
maños. Además, realizó estudios acerca de la combustión y
la respiración descubriendo la intervención del oxígeno,
así como experimentos en fisiología en los que se veía es-
torbado por la delicadeza de su naturaleza, que le impedía
realizar disecciones anatómicas, especialmente de animales
vivos, a pesar de saber que eran más instructivas.
http://www.geocities.com/alepeces/biografias/robertboyle/
robertboyle.htm
http://enciclopedia.us.es/wiki.phtml?title=Robert+Boyle
http://perso.wanadoo.es/cpalacio/CalcBoyle2.htm

Huygens
Christiaan Huygens es uno de los personajes centrales de la
Revolución Científica del siglo XVII, junto a Francis
Bacon, René Descartes, Galileo Galilei e Isaac Newton. Nace
en La Haya en 1629, en el seno de una familia del más alto

188
rango político en la naciente república de la Holanda
Unida. Su abuelo, era secretario de Guillermo de Orange, y
su padre, Constantijn, delicado poeta y encumbrado
diplomático de renombre que cuenta a su haber el hecho de
haber descubierto a Rembrandt. René Descartes, amigo
personal de su padre, vaticinó desde muy temprano la
excelencia del joven Christiaan en matemática, y el Mínimo
Marin Mersenne anunció que habría de sobrepasar al mismo
Arquímedes, figura tutelar de las ciencias exactas en la
época.
Su padre educó personalmente a Christiaan para la carrera
diplomática al servicio de la Casa de Orange. Sin embargo,
a la muerte de Guillermo II de Orange se inició un período
de 22 años sin “Stadhouder” en el que la influencia políti-
ca de la familia Huygens declinó. Christiaan resignó así de
antemano la carrera diplomática para la que había sido en-
trenado. De manera simultánea —tal vez por influencia de
Descartes y Mersenne— su padre hizo que su “joven Arquíme-
des” estudiara matemática con Stampioen y con Frans Van
Shooten, el traductor latino de La Géométrie de Descartes.
Christiaan se dedicó entonces de lleno a estudiar óptica,
mecánica y matemática.
Su visita a París en 1655 marcó un cambio radical en su
vida, como en la de muchos otros científicos de su tiempo.
Muchos historiadores lo consideran como el más célebre
matemático geómetra de Europa tras la muerte de Descartes.
Dentro de las actividades científicas a las cuales orientó
su vocación como investigador también se encuentra la
biología, al margen de ciencias relacionadas con la
matemática como son la física y la astronomía.
Huygens creció y educó en el seno de un ambiente familiar
acomodado económicamente, en el cual tuvo la suerte de
relacionarse con importantes científicos y pensadores de la
época. Vemos nuevamente como la posibilidad economica da
lugar al desarrollo del pensamiento, es decir algunas
familias acomodadas subsidiaban el desarrollo del
pensamiento científico, filosofico y supongo que también el

189
artístico. Esa función de subsidio hoy siglo XXI debe ser
tomada por el estado si es que no existe otra opcion,
porque finalmente hace al desarrollo futuro de la sociedad
el hecho de construir conocimiento. Y el conocimiento solo
se construye con tiempo de dedicación de mentes con
vocación por la ciencia.
La fama de Huygens crece y, tras dos viajes a París en 1660
y 1663, es nombrado Fellow of the Royal Society of London.
Francia lo invita entonces a organizar la Académie Royale
des Sciences de Paris, el proyecto ambicioso que Colbert
lleva a cabo con decisión e inteligencia a partir de 1666.
Huygens pasa a integrar así la vida francesa. Reside en la
Bibliothèque Royale en el palacio del Louvre, y recibe el
sueldo más elevado que Luis XIV otorgó a sus científicos.
Inspirado en Francis Bacon, Huygens desarrolla un programa
de investigación en el que la matemática, la mecánica y la
técnica se combinan con cuestiones más generales y filosó-
ficas acerca de la naturaleza y la materia. El genio de
Colbert inspira y alienta a la Académie: la ciencia debe
ser útil a los hombres en la práctica y como fundamento del
conocimiento de la realidad. Así, Huygens proyecta, por un
lado, el estudio del vacío en la bomba neumática, la deter-
minación del peso del aire, las propiedades de la “fuerza”
de la pólvora y del vapor condensado y, por el otro, escri-
be sobre la causa de la gravedad y plantea la primera teo-
ría ondulatoria moderna de la luz.
A pesar del estallido de la guerra entre Holanda y Francia
en 1672, y a despecho de su condición religiosa —Huygens
era un calvinista en medio de la Francia católica—, perma-
nece en París y en 1673 le dedica a Luis XIV su obra prin-
cipal, Horologium Oscillatorium, en la que se plantean los
principios de la mecánica racional.
En 1681 regresa a Holanda debido a su frágil salud y en
1683 muere su protector, Colbert, con lo que la Académie
entró en un período de estancamiento. La revocación del
Edicto de Nantes en 1685 lo hace desistir de regresar a Pa-
rís. Vive sus últimos años en su patria con ingresos de su

190
familia y muere en su ciudad natal en 1695. Se ignora la
naturaleza del padecimiento que acompañó a Huygens toda su
vida, pero se sabe que se manifestaba en forma de una pro-
funda depresión y angustia. Newton lo inmortalizó llamándo-
lo “summus Hugenius”.
Los manuscritos de sus obras y cartas están en las
bibliotecas de las universidades de Leiden y Amsterdam.

En el campo de la óptica y la biología, Huygens trabajó con


Leeuwenhoek en los diseños de los primeros microscopios y
realizó algunas de las primeras observaciones de las
células reproductoras humanas y propugnó la primera tesis
sobre el germen como causa de las enfermedades, doscientos
años antes de que ello se hiciera popular. En 1658, Huygens
logró, donde Galileo había fracasado, la construcción del
reloj de péndulo, dotando así a la ciencia de un verdadero
cronómetro. Desde ese momento quedan en completa
obsolescencia y desuso las clepsidras y relojes de arena de
herencia babilónica que no habían sido posible remplazar
por instrumento alguno antes del acierto del gran genio
holandés.
Realizó estimaciones razonables sobre la distancia de
algunas estrellas, y además, era un firme creyente de la
existencia de planetas en otras estrellas semejantes al Sol
y de vida en éstos, dejando constancia de ello en un libro
que escribió en 1690.
En 1678 desarrolla la teoría ondulatoria de la luz en la
cual explica las características de reflexión y refracción
en su célebre «Tratado de la luz» de 1690. La propuesta de
Huygens que describe en este trabajo, cayó en el olvido,
aplastada por la imagen y prestigio de Newton. Nuevamente
se ve la dificultad para el ser humano de superar el
vedetismo, donde no se va a fondo en lo que dicen aquellos
que no son estrellas manteniendo ideas equivocadas de
aquellos que si lo son.

191
Christiaan Huygens desarrolló por vez primera esta teoría
ondulatoria de la propagación de la luz y a partir de ella,
dedujo la Ley de la refracción.
Según Huygens la propagación de las ondas luminosas se rea-
lizaría de la manera siguiente:
Supongamos una onda luminosa plana, cuyo frente de on-
das viene representado por una la línea recta AA' (Fi-
gura 1). La luz llega simultáneamente a todos los pun-
tos de esta recta los cuales se convierten en nuevas
fuentes puntuales de ondas esféricas secundarias. Al
cabo de un tiempo t los frentes de todas estas ondas
alcanzarán una nueva serie de puntos. La nueva envol-
vente de las ondas secundarias se corresponde con otra
recta, en la que se encontraría el nuevo frente de la
onda plana. Las flechas muestran los rayos luminosos.
En cada punto del espacio el rayo luminoso correspon-
diente es perpendicular al frente de onda que pasa por
dicho punto. A este método de construcción de las po-
siciones sucesivas del frente de onda se le conoce
como principio de Huygens y se podría enunciar así:
"Todo punto al que llegue una perturbación luminosa se
convierte en centro emisor de ondas secundarias; la
superficie que envuelve estas ondas secundarias en de-
terminado instante indica la posición del frente de
onda en ese momento".

192
Figura 1
Admirado por el mismísimo Isaac Newton, fue uno de los
científicos mas notables de todos los tiempos. Gozando del
privilegio de vivir en un pais liberal, pudo expresar sus
creencias acerca del Universo como no pudieron hacerlo Ga-
lileo o incluso René Descartes. Estudioso entusiasta, Huy-
gens pulía las lentes de sus propios telescopios, con los
que realizó descubrimientos que le hubieran bastado para
asegurarle un lugar en la historia: fue el primero en medir
el tamaño de otro planeta; el primero en especular, correc-
tamente, que Venus estaba cubierto de una densa capa de nu-
bes; el primero en determinar que el día en Marte mide
prácticamente lo mismo que el día terrestre; fue el primero
en reconocer que Saturno está rodeado de anillos. Realizó
la mayor parte de estos descubrimientos antes de cumplir
treinta años de edad. En su invento del reloj de péndulo,
lo dotó de un sistema compensatorio que aún hoy en día apa-
rece en forma de una espiral metálica en algunos mecanismos
de relojería. Este invento facilitó la orientación de los
navegantes holandeses quienes llegaron a África, Asia y
América.
Los principios de la reflexión y refracción de la luz, que
hoy conocemos con su nombre, marcaron al año de 1678 como
el inicio de una era en el estudio de la óptica.

193
En 1655 el joven Huygens, de 26 años de edad, descubrió Ti-
tán, la luna mayor de Saturno y la segunda en tamaño en el
sistema solar. Con 5150 kilómetros de diámetro Titán es
apenas superado por Ganímedes que mide 5262 kilómetros. Am-
bas lunas son mas grandes que los planetas Mercurio y Plu-
tón, y poco mas pequeñas que Marte. Después de mas de 300
años de permanecer en el misterio, el 12 de Noviembre de
1980 la nave Voyager 1 al pasar a tan solo 4000 kilómetros
de Titán confirmó que se trata de uno de los objetos mas
fascinantes del sistema solar. Titán es el único satélite
en nuestro sistema solar que posee una atmósfera aprecia-
ble. Es de hecho el único satélite cuya atmósfera impide
poder ver directamente su superficie. Aun mas interesante
es el hecho de que la atmósfera de Titán tiene la estructu-
ra mas similar a la atmósfera del único objeto del sistema
solar que sabemos posee vida: el planeta Tierra.
La atmósfera de Titán, al igual que la de nuestro planeta,
está compuesta principalmente de nitrógeno. La presión at-
mosférica en Titán es 50% mayor que en la Tierra, lo cual
podría fácilmente permitir el descenso de un globo aerostá-
tico. Una gran diferencia entre estas dos atmósferas es la
temperatura, ya que en Titán es de -180 grados centígrados.
Aparte del nitrógeno, que al igual que en nuestra atmósfera
permanece básicamente inerte, la atmósfera de Titán posee
una gran cantidad de metano. Dadas las temperaturas impe-
rantes, el metano forma nubes y siguiendo un ciclo análogo
al del agua en la Tierra, produce acetileno y etano, y jun-
to con estos se condensa dando lugar a lluvia. Mientras que
el acetileno se vuelve sólido al alcanzar la superficie de
Titán, el metano y el etano forman océanos, en los cuales
es factible que se puedan crear precursores de los aminoá-
cidos, uno de los ingredientes indispensables para la for-
mación de vida. Modelos de la evolución a largo plazo de
este ambiente sugieren incluso una gran riqueza de fenóme-
nos químicos e incluso meteorológicos que pueden dar lugar

194
a procesos familiares para los terrícolas, como es por
ejemplo la erosión del suelo.
Uno de los enigmas mas importantes planteados es el origen
de la densa atmósfera actual de Titán, en particular el por
qué de la alta abundancia de nitrógeno molecular y metano,
gases que se supone fueron abundantes cuando se creó el
sistema solar. La pregunta de fondo es si la composición
química de esta atmósfera ha cambiado con el transcurso de
los miles de millones de años o si es la misma con la cual
se formó. De ser este último el caso, el análisis cuidadoso
de la atmósfera de Titán puede arrojar información muy re-
levante acerca de la formación del sistema solar.
http://enebro.pntic.mec.es/~fmag0006/op_rh_ficha5.html
http://www.astrocosmo.cl/biografi/b-c_huygens.htm
http://www.inaoep.mx/~rincon/titan.html
http://www.utdt.edu/apoyo/biblioteca/col-huygens.htm
Hooke
Robert Hooke nació en el 1635 en la isla de Wight frente a
la costa meridional de Inglaterra. La desolación de la cos-
ta rocosa donde nació, refleja la soledad de su infancia.
Fue un niño sensible y enfermizo que no podía correr ni ju-
gar con los otros pequeños. Confinado en su hogar, desarro-
lló su mente inventiva haciendo toda clase de juguetes me-
cánicos, como relojes de sol, molinos de agua y barcos. Su
padre, bondadoso cura rural, era entonces demasiado pobre
para enviar a su hijo a la escuela. Enseñó al inteligente
Hooke la lectura, la escritura y la aritmética, así como
los clásicos. La súbita muerte de su padre, cuando Hooke
tenía apenas trece años de edad, fue un golpe trágico. Des-
aparecido su único amigo quedó, completamente atenido a sus
propios recursos.

Hooke se fue a Londres para convertirse en aprendiz de ar-


tista. Por último, pudo usar sus pequeños ahorros y asistir
a la escuela de Westminster, donde demostró ser un estu-
diante de provecho. Su aptitud para las matemáticas era
tal, que dominó los primeros seis libros de geometría en

195
una sola semana. Hooke fue acogido por la iglesia y marchó
a Oxford como cantante de coro. Sus protectores pensaron
que la mala salud que aquejaba al joven no le pronosticaba
un buen futuro dentro del ámbito eclesiástico, de modo que
Hooke desvió su mirada hacia la ciencia.
Su aprovechamiento en los estudios le mereció la pronta ad-
misión en la Universidad de Oxford.

Tenía dieciocho años de edad cuando ingresó en Oxford, y su


pobreza fue en el fondo, una ventaja, a diferencia de lo
que vimos con Huygens que era rico. El tiempo que utiliza-
ban los otros estudiantes en diversiones frívolas, lo dedi-
caba él a ganarse la vida. Su aplicación en los estudios y
su genio científico incipiente atrajeron pronto la atención
de uno de sus maestros, Boyle, el notable químico que rea-
lizó en su laboratorio algunos experimentos sobre la natu-
raleza de los gases. Hooke se consideró el más afortunado
de los jóvenes del mundo cuando Boyle le dio el puesto de
ayudante de laboratorio para auxiliarlo en sus experimen-
tos. Así nació entre los dos científicos una amistad cor-
dial que duró toda la vida.
La primera misión de Hooke en el laboratorio de Boyle fue
la de diseñar y crear una bomba a fin de comprimir el aire
y producir el vacío. Boyle usó la bomba de aire construida
ingeniosamente por Hooke para completar los experimentos
que se tradujeron en la formulación de la ley de sus gases,
la cual dice que el volumen de un gas es inversamente pro-
porcional a su presión.

En 1660 se trasladó a Londres, donde formó parte del grupo


de hombres que fundaron, en 1662, la Royal Society. Fue el
administrador de la Sociedad, y una de las tareas corres-
pondientes a su cargo consistía en exponer «tres o cuatro
experimentos de interés» en cada una de las reuniones sema-
nales. Posteriormente añadiría a este cargo otros de dis-
tinta índole, y uno de ellos, el de supervisor de Londres
tras el gran incendio que arrasó la ciudad, le hizo rico.

196
Sin embargo, la Royal Society y el puesto que en ella ocu-
paba ayudaron a dar forma a la vida de Hooke, quien pronto
sería conocido como un experimentador prolífico cuyas ideas
solían encontrar su completo examen en los trabajos de
otros de sus colegas. De carácter enérgico e inconformista,
Hooke se vio envuelto en numerosas disputas sobre cuestio-
nes acerca de la paternidad de algún descubrimiento, en es-
pecial con Newton.

En 1665, Hooke fue nombrado profesor de geometría en el co-


legio de Gresham. En dicho plantel, en una pequeña torre
sobre sus habitaciones, se encontraban los telescopios que
construyó para observar los movimientos de las estrellas.
Hooke se sentía satisfecho de vivir en este pacífico centro
de cultura para el resto de su vida.

En 1667 fue designado topógrafo de la ciudad de Londres.


Estos ingresos fijos le permitieron continuar su obra en la
Sociedad Real.
En la época de Hooke, las proezas de Inglaterra, e inclusi-
ve su supervivencia, dependían de quien dominara los mares,
y el dominio de la navegación en los días de los barcos de
vela dependían de la habilidad para predecir con exactitud
los cambios de tiempo. Hooke fue el fundador de la meteoro-
logía científica, pues ideó los instrumentos usados para
registrar los cambios de las condiciones del tiempo y per-
feccionó los métodos para registrar sistemáticamente la in-
formación obtenida. En la lista de instrumentos que inventó
figuran el barómetro de cuadrante, un termómetro de al-
cohol, un cronómetro mejorado, el primer higrómetro, un
anemómetro y un “reloj” para registrar automáticamente las
lecturas de sus diversos instrumentos meteorológicos. La
supremacía sobre los mares, que conservaría Inglaterra en
las generaciones futuras, debió mucho al genio inventivo de
Hooke.
Entre los muchos aportes de Hooke se encuentran las si-
guientes : fue el primero en formular la teoría de los mo-

197
vimientos planetarios como problema mecánico; tuvo un atis-
bo de la gravitación universal; ideó un sistema práctico de
telegrafía; inventó el resorte espiral de los relojes y el
primer cuadrante dividido con tornillos y construyó la pri-
mera máquina aritmética y el telescopio gregoriano. Sin
duda, Hooke fue el mecánico más notable de su época.
Durante la década de 1660 a 1670 elaboró la ley de Hooke,
así denominada en su honor. Según esta ley, y en su formu-
lación actual, supuesto que el límite de elasticidad no
puede ser excedido, la deformación de un material es pro-
porcional a la fuerza ejercida sobre él, descubrió y esta-
bleció la ley que se utiliza para definir las propiedades
elásticas de un cuerpo. En el estudio de los efectos por
las fuerzas de tensión, observó que había un aumento de la
longitud del cuerpo, que era proporcional a la fuerza apli-
cada, dentro de unos límite bastante amplios. Esta observa-
ción puede generalizarse diciendo que la deformación es
proporcional a la tensión deformadora, expresión que se co-
noce con el nombre de ley de Hooke.
Si la fuerza deformadora sobrepasa un cierto valor, el
cuerpo no volverá a su tamaño (o forma) original después de
suprimir esa fuerza. Entonces se dice que ha adquirido una
deformación permanente. La tensión mas pequeña que produce
una deformación permanente se llama límite de elasticidad.
Para fuerzas deformadoras que rebasan el límite de elasti-
cidad no es aplicable la ley de Hooke.
La resistencia de una barra, cable o muelle, se representa
mucha veces por una ecuación de la forma
F=ks
la cual establece que la deformación s del cuerpo, respecto
a su longitud sin carga, es directamente proporcional a la
fuerza deformadora F. La constante k, o relación entre la
fuerza y la deformación, se denomina constante de fuerza y
se expresa en newtons por metro, en dinas por centímetro o
en kilopondios por metro. Su valor es numéricamente igual
al de la fuerza que se requiere para producir una deforma-
ción unidad.

198
Ejemplo.- Un muelle cargado dentro de su límite de elasti-
cidad tiene una longitud l0. Aplicando una fuerza Fa hacia
arriba en el extremo inferior, se comprime una longitud s.
Hallar la energía potencial elástica del muelle.
Según la ley de Hooke, el trabajo para comprimir el muelle
una distancia ds es dW=__ks ds;
Hooke no publicó su hallazgo hasta 1676, y entonces lo hizo
en la forma de un anagrama escrito en latín. Su formulación
inteligible apareció en 1678. Durante la década mencionada
más arriba, Hooke había observado también la idoneidad de
un muelle en espiral a la hora de regular en los resortes
que equilibran el funcionamiento de las ruedas de los relo-
jes, pero Huygens realizó el primer modelo experimental en
1674.
Le fascinaba la microscopio, y en su obra Micrographia
(1665), Hooke describe el uso del microscopio compuesto que
él mismo había inventado. Acuñó la palabra «célula» para
caracterizar los espacios angulares que había observado en
una delgada sección de corcho. Desde entonces, el término
ha pasado a denotar las unidades limitadas por una membrana
características de plantas y animales. El libro incluye
asimismo la idea de que la luz consiste en una serie de on-
das, aunque los trabajos más logrados sobre el tema fueron
realizados posteriormente por Huygens. También aparece en
la Micrographia su teoría acerca de la combustión, que es
de la suficiente calidad como para afirmar que, si Hooke
hubiera continuado con la química, habría descubierto el
oxígeno. Durante la década de 1660 a 1670 desarrolló sus
teorías sobre la gravedad, al igual que otras muchas, lle-
gando a sugerir, en 1679, que el valor de su fuerza depende
de una ley del cuadrado inverso. Tales ideas podrían haber
sido de una gran utilidad para Newton. Lo que sí es cierto
es que el aparato matemático y el genio de este último lo-
graron elaborar con brillantez el tema de la gravedad, y no
dudó en resistirse enérgicamente a las pretensiones de
prioridad de Hooke.
No tuvo rival como constructor de instrumentos y numerosos

199
dispositivos. Entre ellos podemos citar el microscopio, el
telescopio y el barómetro, aparatos que Hooke perfeccionó
notablemente. Otras de sus invenciones fueron un tambor gi-
ratorio para el registro de la presión y la temperatura, y
una ensambladura universal.

Su contribución a la ciencia es inusual, puesto que ofreció


muchas ideas de gran interés y, sin embargo, fueron otros
los científicos que ahondaron en ellas y las perfecciona-
ron.
Sin duda los esfuerzos que realizó para transformar la Ro-
yal Society en un cuerpo de profesionales más que en un
club de virtuosos no fueron superados por ningún otro.
Hooke gozó de gran respeto durante su época, a pesar de que
su carácter, cínico y avaro, no resultara demasiado agrada-
ble para quienes lo rodeaban.
Realizó contribuciones en matemáticas y física (fue el pri-
mero en proponer la ley del inverso del cuadrado de la dis-
tancia para los movimientos planetarios, aunque no pudo de-
mostrarla), pero también en biología (fabricó su propio mi-
croscopio) y en arquitectura (cooperó con Sir Christopher
Wren en el proyecto de reconstruir Londres tras el gran in-
cendio de 1666.
En astronomía, descubrió la quinta estrella de la constela-
ción de Orión (1664) y sugirió por primera vez la rotación
de Júpiter sobre su eje; descubrió que podía medirse la
fuerza gravitatoria con un péndulo. Trató de demostrar el
movimiento elíptico de la Tierra alrededor del Sol. Expuso
los fundamentos de la teoría ondulatoria de la luz y des-
cribió la naturaleza molecular del aire.
Robert Hooke murió en el año 1703.
http://www.mat.usach.cl/histmat/html/hook.html
http://es.geocities.com/fisicas/cientificos/fisicos/
hooke.htm
http://www.geocities.com/Colosseum/Loge/3802/
LeyHookeImpulsoymomentoMovimientocircularuniforme.html
http://usuarios.lycos.es/ecoweb/biog_hooke.htm

200
Newton
La vida de Newton se puede dividir en tres periodos. Desde
su niñez en 1643 hasta que fue convocado a su puesto de
profesor en Cambridge en 1669, el segundo periodo que abar-
ca desde 1669 hasta 1687 como “Lucasian professor” y el ul-
timo casi tan largo como los otros dos combinados, donde
encontramos a Newton con un puesto publico en Londres muy
bien pago, con poco interés en la investigación matemática.

Newton nació en Woolsthorpe en Lincolnshire el 4 de enero


de 1643. Pertenecía a una familia de granjeros, su padre
había muerto tres meses antes de su nacimiento, a pesar de
que tenia cierto patrimonio, nunca aprendió a leer ni a es-
cribir. Su madre Hannah Ayscough se volvió a casar con el
ministro de la iglesia de una villa cercana, Barnabas Smi-
th, cuando Isaac tenia dos años. Así paso a depender de su
abuela como si fuera huérfano. No tuvo una infancia feliz,
su abuelo no lo quería e Isaac tenia bastante odio hacia su
madre y su nuevo marido. Cuando muere Barnabas Smith en
1653, Newton paso a vivir con su madre, su abuela y tres
medios hermanos, un varón y dos mujeres. En esta época
Isaac comenzó a concurrir a la escuela en Grantham que que-
daba a unas millas de su casa, razón por la cual se alojo
en la casa de una familia amiga llamados Clark. Los repor-
tes acerca de su progreso en la escuela no eran buenos, su
madre que a esta altura ya tenia cierto patrimonio lo saco
para que manejara sus asuntos siendo el hijo mayor, pero
Isaac no demostró tener talento ni interés por este traba-
jo. Su tío William Ayscough, decidió que debía prepararse
para entrar en la universidad, por lo que su madre le per-
mitió regresar a la escuela en Grantham en el 1660 para fi-
nalizar sus estudios, tenia 17 años. Se alojo en la casa de
Stokes que era el rector de la escuela. En este periodo dio
algunas muestras de tener aptitud para el estudio, lo cual
hizo que Stokes convenciera a su madre para que lo dejara
ir a la universidad. También de escritos rescatados de esta
época, Isaac manifestaba su pasión por aprender. No se co-

201
noce que es lo que Newton estudió para preparar su ingreso
a la universidad, pero es probable que Stokes que era un
hombre hábil, le dio a Isaac una preparación privada y es-
pecial. Es posible que lo haya introducido en la lectura de
los Elementos de Euclides. También hay anécdotas de esa
época mostrando una habilidad especial que Isaac tenia en
la construcción de modelos mecánicos, tales como relojes y
molinos de viento. Es factible también que dichas anécdo-
tas, hayan sido inventadas posteriormente en función de los
logros científicos de Newton.
Newton ingreso en el colegio al que concurrió su tío, Tri-
nity en Cambridge el 5 de junio de 1661, a los 18 años. Era
mas viejo que el resto de sus compañeros. A pesar de que
podía pagar su educación consiguió una beca parcial y como
contrapartida debía prestar ciertos servicios a otros alum-
nos.
Newton estudiaba para obtener una graduación en leyes. La
instrucción en Cambridge estaba dominada por la filosofía
Aristotélica, aunque durante el tercer año existía una
cierta libertad de estudio (algo parecido a las opcionales
actuales). Así Newton estudio la filosofía de Descartes,
Gassendi, Hobbes y particularmente a Boyle. También se
sintió atraído por la mecánica desarrollada por Galileo en
sus estudios de la astronomía Copernicana; estudio también
las leyes de Kepler. Todos los pensamientos e ideas que
Newton tenia en esta época, los llevo en un registro que
posteriormente fue su obra “Ciertas cuestiones filosófi-
cas”, donde escribe:
Platon es mi amigo, Aristóteles es mi amigo, pero mi mejor
amiga es la verdad.
No es claro como Newton se introdujo en los mas avanzados
textos matemáticos. Se dice que su interés por la matemáti-
ca comienza en el 1663, cuando compro un libro de astrolo-
gía en una feria en Cambridge, y que no pudo entender las
matemáticas que había en este. Intentando leer un libro de
trigonometría se dio cuenta que le faltaba conocimiento de
geometría y así decide leer la edición de Barrow de los

202
Elementos de Euclides. Aparentemente casi lo abandona de
entrada dado que lo primero que leyó era muy obvio, pero
luego de avanzar algo mas sobre las explicaciones de los
paralelogramos, se dio cuenta que había material para
aprender y así continuo con su estudio de Euclides leyendo
su obra con respeto.
Luego leyó otras obras científicas de autores conocidos
como Descartes, Oughtred, Viete, Wallis, relacionadas con
geometría, geometría analítica, álgebra. Puede pensarse que
el talento de Newton surge a partir de las enseñanzas de su
profesor Barrow, que era “Lucasian profesor” en el mismo
periodo que Newton ingreso al Trinity College, sin embargo
esto es solo coincidencia dado que Barrow solo reconoció el
talento matemático genial de Newton años después.
En 1665 Newton recibe su grado de bachiller sin mayor de-
mostración de genialidad, pero cuando la universidad se
cierra por la peste negra que azoto a Europa, Newton debe
regresar a su casa. Allí en un periodo menor a dos años,
teniendo Newton 24 años, comenzó con sus revolucionarios
avances en matemáticas, óptica, física y astronomía. Tam-
bién estableció las bases del calculo diferencial e inte-
gral, varios años antes que Leibniz descubriera lo mismo en
forma independiente. Lo que Newton llamaba el método de
fluxión se basaba en la idea fundamental de que la integra-
ción de una función es el procedimiento inverso a la dife-
renciación. Tomando a la diferenciación (derivación) como
la operación básica, Newton produjo métodos analíticos sim-
ples que unificaron muchas técnicas que hasta ese momento
eran independientes, y que se habían desarrollado para re-
solver cuestiones aparentemente no relacionadas entre si,
tales como calcular áreas bajo curvas, tangentes de curvas,
máximos y mínimos de funciones. De alguna manera Newton
inicia algo que siempre fue el camino de avance de la físi-
ca, el encontrar relaciones y así poder unir teorías apa-
rentemente no relacionadas.
Todo este trabajo de Newton fue escrito en 1671, pero no
fue publicado en ingles hasta 1736.

203
Cuando la Universidad de Cambridge fue reabierta en 1667,
Newton ingresa nuevamente, recibe su grado Master y hace
conocer a su maestro Barrow los avances de sus trabajos.
Cuando Barrow deja su puesto en Cambridge recomienda que el
mismo sea otorgado a Newton a pesar de que solo tenia 27
años. Lo hacia porque ya era conciente por los trabajos que
había visto de su discípulo de la genialidad del mismo.
El primer trabajo de Newton como “Lucasian profesor” fue en
óptica en un curso que se inicio en enero de 1670. Durante
sus años de investigación en la época de la plaga, Newton
se había convencido que la luz blanca no es una entidad
simple sino que es compuesta. Cabe aclarar que hasta ese
momento todos los científicos desde Aristóteles considera-
ban a la luz blanca como una entidad simple, es decir no
compuesta por nada. Newton se había convencido de lo con-
trario al ver la aberración cromática en los lentes del te-
lescopio. Así fue que hizo pasar un rayo de luz solar por
un prisma de vidrio observando la formación del espectro
luminoso de colores (arco iris). Entonces dijo que la luz
blanca era una mezcla de diferentes tipos de rayos que se
refractan con diferentes ángulos y que cada rayo produce un
color en el espectro luminoso diferente.
En 1672 Newton publico su primer trabajo científico sobre
la luz y el color. Si bien este trabajo fue bien recibido
por la comunidad científica, Hooke y Huygens objetaron los
intentos de Newton de comprobar solamente por la vía expe-
rimental que la luz consiste en el movimiento de pequeñas
partículas y no ondas.
Esta situación no favoreció la conducta de Newton para ha-
cer conocer sus avances científicos al mundo. Newton pare-
cería que siempre vivió una suerte de tensión entre la ne-
cesidad de fama y reconocimiento que lo empujarían a hacer
conocer sus trabajos, y su temor a sufrir criticas que lo
llevarían a no publicar nada, dado que la mejor manera de
no sufrir criticas era no publicando.
A raíz de las criticas de Hooke, Newton reaccionó airada-
mente y trato de humillarlo públicamente. En 1675 esta re-

204
lación se deterioró aún mas cuando Hooke dijo que Newton
había robado sus resultados en óptica. Si bien luego hicie-
ron las paces, Newton se alejo de la “Royal Society of
Science” dado que Hooke era uno de sus lideres. Así demoró
la publicación de muchos de sus investigaciones en óptica
hasta la muerte de Hooke. La obra óptica de Newton aparece
en 1704.
Otra de las reacciones violentas de la personalidad de New-
ton se produjo con los Jesuitas ingleses, acerca de su teo-
ría del color. En 1678, Newton sufre un colapso nervioso y
a partir de allí se encierra en su mundo sin mezclarse con
gente durante algunos años.

Los mayores logros de newton fueron sus trabajos en física


y mecánica de los cuerpos celestes (mecánica planetaria),
los cuales culminaron con su teoría de la gravitación uni-
versal. Ya en 1666 Newton tenia una versión preliminar de
sus tres leyes del movimiento, también había descubierto la
ley de la fuerza centrífuga que actúa sobre un cuerpo que
se mueve uniformemente en una trayectoria circular. Sin em-
bargo aun no tenia un entendimiento correcto de la mecánica
del movimiento circular.
La idea novedosa de Newton, en esta época, era imaginarse
que la gravedad de la tierra ejercía una acción sobre la
luna, contrabalanceando su fuerza centrífuga producida por
el movimiento en una trayectoria circular. De estas ideas y
la tercera ley de Kepler del movimiento planetario, Newton
dedujo su Ley de la gravedad donde la fuerza ejercida por
la tierra sobre la luna y otros cuerpos es inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia entre la tierra,
la luna u otros cuerpos.
Durante 1687, Newton escribió un tratado completo de su
nueva física y las aplicaciones a la astronomía. Esta obra
es la que se conoce como “Principia” que se reconoce como
la obra científica mas grande jamás escrita.
En el libro I de Principia, Newton da las definiciones de
las conocidas como leyes de Newton, la de inercia, la ace-

205
leración proporcional a la fuerza y la de acción y reac-
ción. El Libro II presenta la nueva filosofía científica de
Newton que reemplaza al cartesianismo. Finalmente en el li-
bro III se describen aplicaciones de la dinámica, junto con
explicaciones acerca de las mareas y la teoría del movi-
miento lunar.
Newton analizo en esta obra, el movimiento de los cuerpos
en medios con y sin resistencia, bajo la acción de fuerzas
centrípetas. Estos resultados fueron luego aplicados a
cuerpos en orbitas, proyectiles, péndulos, y caída libre
cerca de la tierra. Demostró además que los planetas eran
atraídos hacia el sol por una fuerza que varía con la in-
versa del cuadrado de la distancia que los separa, y gene-
ralizo que todos los cuerpos celestes se ejercen atraccio-
nes mutuas según esta ley de gravitación universal. Genera-
lizó también esta ley para cualquier masa, no solo la de
los cuerpos celestes.
Así Newton se dedicó a explicar una gran cantidad de fenó-
menos que antes no estaban relacionados, la orbita excén-
trica de los cometas, la variación de las mareas, la prese-
sión del eje de la tierra, el movimiento de la luna. Todo
esto le dio a Newton un liderazgo internacional en temas
científicos.
Los científicos de Europa continental no aceptaban aun la
idea de acción a distancia y continuaban con la vieja teo-
ría del vórtice de Descartes, donde las fuerzas para actuar
deben hacerlo entre substancias en contacto. No obstante
esto Newton era admirado internacionalmente.

En 1685 James II se convierte en rey de Inglaterra. A pesar


de ser un católico converso, sube al trono con el apoyo de
católicos y anglicanos. Algunas rebeliones posteriores hi-
cieron que el nuevo rey desconfiara de los protestantes,
siendo así que comenzó a recomendar o favorecer a los cató-
licos para ocupar posiciones en el ejército, y posterior-
mente también como miembros de la justicia y del estado.
Así cada vez que una vacante se producía en Oxford o en

206
Cambridge, el rey proponía a un católico. Newton que era
protestante, se oponía a este criterio de selección para
Cambridge. Cuando el rey intentó que se le otorgara un tí-
tulo a un monje benedictino sin que este pasara los exáme-
nes correspondientes, Newton se opuso fuertemente diciéndo-
le al vice-canciller de Cambridge que tuviera fortaleza y
se mantuviera firme con las leyes, que no podría fracasar.
El Vice- Canciller siguió el consejo de Newton y fue sepa-
rado del cargo (parece la universidad de Quilmes, Argentina
2003). Newton preparó documentos para defender el caso.
Para ese entonces Guillermo de Orange en 1688 invade Ingla-
terra, y el rey James II se escapa a Francia. La universi-
dad de Cambridge elige a Newton que ya era famosos por la
defensa de los principios de la Universidad como uno de los
dos miembros del Parlamento. Este Parlamento declara que el
rey había abdicado, ofreciendo la corona de Inglaterra a
Guillermo y Maria. Newton alcanza la cúspide de su fama
como líder de la universidad y como uno de los más eminen-
tes matemáticos mundiales.

Esta participación en el Parlamento, la fama obtenida y la


buena vida en Londres, lo motivó para seguir este camino
abandonando así el mundo académico de Cambridge y la inves-
tigación científica. Además en esta época, 1693, sufrió un
nuevo colapso nervioso que lo ayudan a dejar Cambridge y
tomar una posición en Londres en la casa de la moneda. En
esta nueva actividad, Newton incrementó su riqueza, reali-
zando un buen trabajo.
En 1703 asume como presidente de la Sociedad real de Cien-
cias, cargo que mantiene hasta su muerte. En 1705 fue nom-
brado Caballero por la reina Ana. A pesar de estos logros,
su ultima etapa de vida no fue fácil dado que estuvo domi-
nada por la controversia con Leibniz acerca de quien fue el
verdadero descubridor o inventor del cálculo diferencial.
Dado el carácter irascible de Newton cuando era criticado,
no sorprende el grado de irracionalidad en la pelea entre
estos dos monstruos de la matemática. Newton utilizó su po-

207
sición en la Sociedad real de Ciencias, convocó a un comité
¨imparcial¨ para que determinara quien era realmente el in-
ventor del cálculo. Pero el informe oficial de este comité
fue escrito por Newton, sin que esto se supiera, el cual
fue publicado por la Sociedad Real. También escribió un pa-
per anónimo que se publicó en las ¨Transacciones filosófi-
cas de la Sociedad Real¨.
Newton contribuyó mas al desarrollo de la ciencia que nin-
gún otro individuo en la historia de la humanidad. Sobrepa-
só las contribuciones de los científicos de la antigüedad
produciendo un esquema del universo más consistente, ele-
gante e intuitivo que los anteriores. Estableció también
principios explícitos de los métodos científicos, aplicán-
dolos universalmente en todas las ramas de la ciencia. Esto
estaba en contraposición con la metodología desarrollada
por Aristóteles y Santo Tomas de Aquino, quienes desarro-
llaron diferentes métodos para las diferentes disciplinas
científicas.
Científicos anteriores a Newton como Galileo habían utili-
zado procedimientos experimentales, pero Newton fue el pri-
mero en de definir a los mismos y sistematizar su uso.
Su metodología produjo un balance entre la ciencia teórica
y la experimental, y entre los enfoques matemáticos y mecá-
nicos. Newton matematizó toda la física, reduciendo su es-
tudio a un procedimiento racional, riguroso y universal,
que marcó la llamada Edad de la Razón. Así podemos decir
que los principios de investigación establecidos por New-
ton, se mantuvieron prácticamente sin alteración hasta los
tiempos modernos. Desde su muerte hasta ahora, estos méto-
dos han producido muchos más frutos que los que el mismo
Newton hubiera esperado. Ellos conforman las bases sobre
las cuales descansa la civilización tecnológica actual. Es-
tos principios fueron incluso aplicados a las ciencias so-
ciales influyendo en las teorías económicas de Adam smith,
y en la decisión de conformar una legislatura bicameral en
los Estados Unidos de América.

208
Por eso no es exagerado decir que Newton es la persona mas
importante en la historia de la humanidad en la contribu-
ción al desarrollo científico
A pesar que su metodología era estrictamente lógica, Newton
creía profundamente en la necesidad de Dios. Su visión teo-
lógica se caracteriza por su creencia que la belleza y re-
gularidad del mundo natural puede solo provenir del dominio
de un ser inteligente y poderoso. Newton sentía que un Dios
supremo existe necesariamente y por la misma necesidad debe
existir siempre y en todo lugar, tiempo y espacio no son
variables que tengan influencia sobre Dios. Newton creía
que Dios interviene periódicamente para mantener al univer-
so en su camino.
http://scienceworld.wolfram.com/biography/Newton.html
http://www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/
Mathematicians/Newton.html
Leibniz
Gottfried Leibniz, nació el 1ro de julio de 1646 en Lei-
pzig, en la actual Alemania, y murió el 14 de noviembre de
1746 en Hannover, Alemania. Era hijo de Federico Leibniz un
profesor de filosofía moral en la universidad de Leipzig.
Era un buen padre cristiano y piadoso que murió cuando su
hijo tenía solo seis años, por lo que fue educado por su
madre Caterina Schmuck.
A los 7 años ingresa a la escuela en Leipzig para estudiar
latín y griego. A los 12 años por su cuenta ya había estu-
diado mucho mas, aparentemente para poder leer los libros
de su padre. A medida que progresaba en la escuela aprendió
acerca de la filosofía de Aristóteles, lógica y teoría del
conocimiento. Claramente no estaba satisfecho con el siste-
ma aristotélico, así que empezó a desarrollar sus propias
ideas para mejorar este pensamiento. Mas adelante en su
vida, Leibniz recordaría que lo que intentaba hacer era en-
contrar un orden en las verdades lógicas, a pesar de que no
lo sabía, en realidad estas eran ideas detrás de pruebas
matemáticas rigurosas.

209
Además de sus estudios en la escuela, leyó los libros de su
padre y en particular leía libros de metafísica y de teolo-
gía de autores católicos y protestantes.
En 1661 a los 14 años entró en la universidad de Leipzig.
Si bien suena como muy joven para la Universidad, en esta
época era común que algunos otros entraran a la misma edad.
Estudió filosofía que estaba bien enseñada y matemática que
estaba mal enseñada, también retórica, latín, griego y he-
breo. Se graduó en 1663 como Bachiller con una tesis acerca
de Los principios del Individuo, la cual ponía énfasis en
el valor existencial del individuo, que no puede explicarse
por la materia o por las formas solamente, sino que se debe
tener en cuenta la totalidad del ser individual. Esta era
una tesis realizada a los 16 años, es evidente que el grado
de contacto con la reflexión y la cultura era mucho mayor
en aquella época que en la actual.
Luego se dirigió a Jena durante el veranos, en donde el
profesor de matemáticas era Erhard Weigel, que también era
filósofo. Fue a través de el que Leibniz comenzó a entender
la importancia de los métodos de pruebas matemáticos para
materias como la lógica y la filosofía. Weigel creía que
los números eran un concepto fundamental del universo, y
sus ideas tuvieron mucha influencia sobre Leibniz. Luego
volvió a Leipzig para hacer un doctorado en leyes. Obtuvo
su maestría en filosofía por una disertación en la cual
combinó aspectos filosóficos y legales, relacionados con
las ideas matemáticas que había aprendido con Weigel.
En la universidad de Leipzig se le denegó por razones con-
fusas su titulo de doctor en leyes y como no quiso esperar
un año mas para obtener el título, se dirigió a la univer-
sidad de Altdorf donde finalmente se graduó como doctor en
leyes. No aceptó un cargo en dicha universidad porque tenía
otras ideas en mente, todas vinculadas con la filosofía, el
conocimiento, la religión y la ciencia. Leibniz era un pen-
sador. Así comenzó a estudiar el movimiento, las colisiones
elásticas y se introdujo en el pensamiento mas abstracto de
la ciencia. En 1671 publicó una nueva hipótesis de la físi-

210
ca, donde afirma como Kepler había hecho, que el movimiento
depende de la acción del espíritu.
Mas tarde Leibniz visita Paris para hacer contactos cientí-
ficos. Comenzó la construcción de una máquina calculadora.
Estando en Paris por razones políticas, entró en contacto
con filósofos y matemáticos, Arnauld, Malebranche, estudió
matemáticas y física con Huygens. Por su consejo leyó algu-
nos trabajos sobre series numéricas y realizó algunos desa-
rrollos personales. En 1673 se dirigió a Inglaterra también
por razones políticas y mostró su calculadora, aun sin per-
feccionar, en la Sociedad Real de Ciencias. Mantuvo char-
las con Hooke, Boyle y Pell. Volvió a luego a Paris, con-
ciente de la falta de sus conocimientos matemáticos, así
que redobló sus esfuerzos para mejorar en este campo. Fue
elegido como miembro Fellow de la Sociedad Real de ciencias
en 1673, y en esta época conoció a Ozanam resolviendo un
problema planteado por este matemático: volvió a encontrar-
se con Huygens quien le dio una serie de autores para leer
sus libros, tales como Pascal, Descartes, Sluze. Inició el
estudio de la geometría de los infinitesimales y e escribe
a Oldenburg a la Sociedad Real acerca de sus trabajos. Ol-
denburg no tenía idea en la dimensión matemática que había
alcanzado Leibniz. Mas adelante en Paris, Leibniz desarro-
lló los puntos básicos de su versión de cálculo. En 1673
aun luchaba por construir una notación mas sencilla. El 21
de noviembre de 1675 escribió un manuscrito donde utilizó
la notación
f(x).dx por primera vez. En el mismo manuscrito desarrolla
la regla del producto para la diferenciación. En 1676 Lei-
bniz descubrió la ecuación
d(xn) = nxn-1dx.
Newton le escribió una carta enviada a través de oldenburg,
que tardó un tiempo en llegarle. La carta listaba muchos de
los resultados de Newton pero no describía los métodos uti-
lizados. Leibniz respondió ni bien la recibió, pero dado
que newton no sabía que había tardado mucho en recibir su
carta, pensó que había tenido seis semanas para contestarle

211
lo cual no era así. Una de las consecuencias de la carta de
Newton fue que Leibniz se dio cuenta de la necesidad de pu-
blicar sus trabajos en el tema con sus métodos.
Newton escribió una segunda carta el 24 de octubre de 1676
que Leibniz no recibió hasta junio de 1677. En esta, a pe-
sar de ser en un tono político, estaba escrita por Newton
creyendo que Leibniz había robado sus métodos. En su res-
puesta Leibniz dio algunos detalles de su cálculo diferen-
cial, incluyendo la regla para diferenciar una función de
una función. Newton dijo que ninguno de los problemas que
antes no se habían resuelto, Leibniz los resolvió, pero el
formalismo de este probó ser vital para el posterior desa-
rrollo del Cálculo. Leibniz nunca pensó a la derivada como
un límite. Este concepto no aparece hasta el trabajo de D
´Alambert.
A Leibniz le hubiera gustado quedarse en la Academia de
Ciencias de Paris, pero ya estaba cubierto el cupo de ex-
tranjeros, así se dirigió a Hannover donde pasó el resto de
su vida como Bibliotecario de la Corte de la Cancillería de
Hannover.
En este período Leibniz siguió alcanzando resultados cien-
tíficos importantes. Desarrolló auna hipótesis de formación
de la tierra a partir de estudios u observaciones geológi-
cas. En matemáticas desarrolló el sistema aritmético bina-
rio. Otro trabajo matemático fue el de los determinantes
para resolver sistemas de ecuaciones. Continuó con sus es-
tudios metafísicos, intentando reducir el razonamiento a un
álgebra del pensamiento.
En 1684 Leibniz publicó detalles de su cálculo diferencial.
Dado que este trabajo no presentaba pruebas o demostracio-
nes Bernoulli lo calificó mas como un enigma que una expli-
cación. En 1686 publicó un paper con el cálculo integral
donde utiliza la notación .
Principia de Newton apareció un año después.
Recordemos que el método de flujos de Newton fue escrito en
1671 pero no fue publicado hasta el año 1736. Esta demora
en el tiempo de publicación fue lo que produjo la disputa

212
acerca de quien de los dos matemáticos fue el que desarro-
lló el Cálculo.
Otro trabajo importante llevado acabo por Leibniz fueron
acerca de la dinámica, donde critica las ideas de Descartes
de la mecánica y examinó a fondo los conceptos de energía
cinética, potencial y momentum o cantidad de movimiento.
Mucha de la energía de Leibniz al final de su vida se dedi-
có a promover la formación de sociedades científicas en di-
ferentes ciudades del mundo.
No es exagerado decir que Leibniz mantenía correspondencia
con la mayoría de los académicos del mundo en su época con
quienes intercambiaba problemas y soluciones a los enigmas
matemáticos de la época.
Mucha de la actividad matemática de Leibniz en sus últimos
años priorizó la disputa acerca de la invención del Cálcu-
lo. En 1711 leyó un paper de Keill que lo acusaba de pla-
giar los trabajos de Newton. Leibniz demandó una retracta-
ción diciendo que nunca había escuchado acerca del cálculo
de los flujos de Newton. Keill le responde utilizando las
cartas que Newton le había enviado a través de Oldenburg.
Leibniz escribió nuevamente a la Sociedad real de Ciencias
de Londres pidiendo que corrigieran la equivocación por la
demora en la recepción de las cartas. Fue así que se esta-
bleció en dicha Sociedad un comité para que actuara como
árbitro en la disputa. Este comité actuó de mala fe bajo la
presión de Newton y nunca pidió a Leibniz que hiciera un
detalle de sus defensas. El informe final como ya vimos an-
tes fue escrito anónimamente por el mismo Newton y publica-
do en 1713. Leibniz publicó su defensa en un panfleto anó-
nimo probando su verdad a partir de un error cometido por
Newton al interpretar las derivadas segundas y de mayor or-
den de una función, el cual había sido detectado por Ber-
noulli. Los argumentos continuaron a través de una respues-
ta de Keill, que Leibniz se negó a contestar diciendo que
no podía responderle a un idiota. Sin embrago cuando Newton
le escribió a el en forma directa, Leibniz le contestó y le
dio una detallada descripción de sus descubrimientos del

213
cálculo diferencial. Desde 1715 hasta su muerte Leibniz
mantuvo correspondencias con Samuel Clarke, el cual era un
sostenedor de los conceptos de Newton acerca de espacio,
tiempo, libre albedrío, atracción gravitacional a través
del vacío y otros tópicos. Este autor rescata a Leibniz
como un gran científico.
Otro autor llamado Ross, dice que Leibniz fue uno de los
últimos grandes polimatemáticos, no en sentido frívolo de
poseer amplios conocimientos generales sino que por el con-
trario deliberadamente ignoraba los límites de las diferen-
tes disciplinas para poder trabajar en la interrelación
profunda entre las mismas. Por este motivo Leibniz era ene-
migo de las universidades como instituciones, dado que la
estructura de sus profesores impedía la fertilización cru-
zada de ideas que era esencial para el avance del conoci-
miento y la sabiduría. Lo irónico es que Leibniz fue un
factor importante para el aumento de la especialización
científica, dado que los avances técnicos empujaron a las
diferentes disciplinas a terrenos fuera del alcance del co-
nocimiento no especialista o del conocimiento amateur. A
medida que las ciencias se hacen mas profundas y complejas,
se hace necesario una dedicación exclusiva a un campo de-
terminado, de lo contrario es imposible comprender lo que
en este ocurre.
http://www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/
Mathematicians/Leibniz.html

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