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Alma De Luque Martínez

TEXTO. Rabano Mauro, De institutione clericorum II 48, “De psalmis” (Rabanus Maurus, De
institutione clericorum, ed. Aloisius Knoefler, Munich 1900 [https://goo.gl/eZ9IRQ;
25/04/2014].

La Iglesia establece que, después de Moises, el primero en cantar Salmos fue David, profeta de
gran misterio. Pues éste desde su infancia fue especialmente elegido por el Señor para esta
tarea, y mereció ser el primero de los cantores y el salvaguarda de los salmos. Por esta razón,
su salterio con una melodía de suaves cantinelas es utilizado por la Iglesia, para que las almas
se plieguen con mayor facilidad al recogimiento. La Iglesia primitiva salmodiaba de modo que
el cantor salmodiara con una ligera modulación de la voz; de modo que estuviera más cercano
a la declamación que al canto. La costumbre de cantar fue introducida en la iglesia por los
carnales, no por los espirituales, para que quienes no se conmovían con las palabras lo hicieran
con la suavidad de las melodías. Así, pues, San Agustín en los libros de sus confesiones aprueba
la costumbre de cantar en la iglesia, a fin de que, dice, por medio del deleite de los oídos el
ánimo más débil se eleve al sentimiento de la piedad. En efecto, en las propias palabras santas
nuestros ánimos son conmovidos con mayor religiosidad y ardor hacia la llama de la piedad
cuando se canta que cuando no se canta. Pues todos nuestros sentimientos se ponen en
movimiento gracias a la novedad o la diversidad de los sonidos cuando se canta con una voz
suave y educada, desconozco por qué oculta familiaridad.

El cantor de salmos debe tener una voz y una técnica brillantes e ilustres, de modo que
provoque a los ánimos de los oyentes al deleite de la dulzura. Su voz no será áspera, ni ronca ni
disonante, sino canora, suave, limpia y aguda, teniendo un sonido y una melodía acordes con
la santa devoción, no una que derroche técnica trágica, sino una que demuestre cristiana
sencillez en su modulación, ni una que huela a la gestualidad del músico o a la técnica
dramática, sino una que provoque más recogimiento en los oyentes.

Una voz alta, clara y suave es perfecta; alta, para que alcance los agudos; clara, para que
inunde los oídos; suave, para que ablande los ánimos de los oyentes. Si faltase algo de lo
anterior, no sería perfecta. Pues los antiguos se abstenían de comer el día anterior a cantar; sin
embargo, los cantores de salmos utilizaban frecuentemente legumbres por causa de su voz;
por ello, el vulgo los llamaba cantores “del haba”. En consecuencia, ¿si esto se hacía entre los
gentiles para cuidar su voz, cuánto más convendrá abstenerse de todo atractivo de los placeres
entre los cristianos, a los que les preocupa no tanto la voz como la propia virtud?

TEXTO. Rabano Mauro, De universis XX 36, De theatro.

EJERCICIO.

Con este texto proponemos el siguiente ejercicio por medio de la contestación a las siguientes
preguntas:

1. ¿Qué autor y texto ya vistos anteriormente reproduce casi en sus mismas


palabras? Isidoro de Sevilla, Etymologiarum XVIII 42-46.
2. Señale las diferencias formales entre uno y otro texto. A pesar de las
numerosas semejanzas entre ambos textos, apreciamos una novedad en el
contenido del texto de Rabano Mauro a partir del adverbio “Mystice”.
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Además de una serie de diferencias formales como la variación o la elipsis


de ciertos verbos como el auxiliar de la voz pasiva o del verbo copulativo -
cosa posible por el estilo propio de los manuscritos-, el cambio de caso en
ciertos vocablos como “amphitheatrum”, apreciamos en el texto que nos
ocupa la transcripción a grafías latinas del sintagma apo tes teorías, mientras
que en Isidoro encontramos el mismo en su original griego.
3. ¿Puede suponer a qué se han podido deber las variaciones? Quizás hayan
sido fruto de una mala lectura o la confusión producida tras la lectura de un
manuscrito erróneo. También añade el plano divino a través de la voz de un
apóstol, a través del cual hace sentir al hombre juzgado por la esfera divina.
Este hombre se ha convertido en un espectáculo ya no solo para el resto de
hombres, sino para los ángeles y para dios. Es una forma invitar a sus
lectores a la reflexión sobre lo pecaminoso del espectáculo, que no queda tan
explícita en el texto de Isidoro, es, por así decirlo una especie de síntesis de
la tesis defendida. Es una alegoría que anticipa el tópico theatrum mundo.
4. Traduzca y comente el texto original de Rabano Mauro.

Theatrum est, quo scena includitur, semicirculi figuram habens, in quo stantes omnes inspiciunt.
Cuius forma primum rotunda erat, sicut et amphitheatrum, postea ex medio amphitheatro
theatrum factum. Theatrum autem ab spectaculo nominatum apo tes theorias quod in eo populus
stans desuper spectans ludos contemplaretur. Id est vero theatrum idem et prostibulum eo quod
post ludos exactos meretrices prosternerentur. Idem et lupanar vocatum ab eisdem meretricibus
quæ propter vulgati corporis levitatem lupæ nuncupantur. Nam lupæ meretrices sunt a rapacitate
vocatæ eo quod ad se rapiant miseros et apprehendant. Lupanaria enim a paganis constituta sunt
ut pudor mulierum infelicium ibi publicaretur et ludibrio haberentur tam hi qui facerent quam qui
paterentur. Mystice autem theatrum pæsentem mundum significare potest, in quo hi, qui luxum
huius sæculi sequuntur, ludibrio habent servos Dei, et eorum poenas spectando lætantur. Unde
Apostolus dicit: Spectaculum sumus facti in hoc mundo angelis et hominibus propter Deum

El teatro es donde se incluye una escena, con forma semicircular, en el que todos
de pie observan. Su forma en un primer momento era redonda como también el
anfiteatro, después el teatro quedó hecho como la mitad del anfiteatro. Sin embargo, el
teatro es llamado a partir del espectáculo (apo tes theorías) puesto que en este el pueblo
se mantiene de pie mirando por encima y en realidad el teatro es un prostíbulo, porque
una vez finalizan los juegos se entregan las meretrices. El mismo es también llamado
lupanar por las mismas prostitutas quienes comúnmente eran nombradas así por su
ligero cuerpo. En efecto, las lobas prostitutas son llamadas así por su rapacidad por la
que se arrastran y conquistan a los desdichados. Los lupanares en efecto por los
campesinos son establecidos para exponer al público la vergüenza de la mujer infeliz y
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así quedan descubiertos tanto los que cometen la acción como quienes la presencian.
Místicamente el teatro sin embargo puede hacer ver el mundo actual en el que, aquellos
que siguen el exceso de esta época, exponen a la burla a los esclavos de Dios y nos
alegramos presenciando/mirando las penas de estos. A partir de todo lo dicho, el
Apóstol dice: “Nos convertimos en un espectáculo en este mundo, para los ángeles y los
hombres por causa de Dios”.

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