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DECLARACION DE FE PUNTO 7

LA SANTIFICACION CRISTIANA
Leer: JUAN 17: 16-19
Jesús tenía mucho que decir acerca de la santificación en Juan 17. En el verso 16, el
Señor dice, “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” Y esto está antes de
Su petición: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” LA SANTIFICACIÓN
ES UN ESTADO DE SEPARACIÓN PARA DIOS. Todos los creyentes entran en este
estado cuando son nacidos de Dios, 1 de Corintios 1:30 nos dice: “Mas por Él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención.”. Esta es una separación definitiva, eternamente apartados
para Dios. Es una parte intrínseca de nuestra salvación, nuestra conexión con Cristo
como lo menciona en Hebreos 10:10
La santificación también se refiere a la experiencia práctica de esta separación en Dios,
siendo el RESULTADO DE LA OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS EN LA
VIDA DE UNO, y ha de ser buscada fervientemente por el creyente (1 Pedro 1:15 y
Hebreos 12:14).
Así como el Señor oró en Juan 17, la santificación comprende la separación de los
creyentes para el propósito por el cual fueron enviados al mundo: “Como tú me enviaste
al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para
que también ellos sean santificados en la verdad.” (v. 18,19). Que Él mismo haya sido
apartado para el propósito por el cual fue enviado, es tanto la base como la condición de
nuestra separación por la cual somos enviados (Juan 10:36). Su santificación es el
modelo y el poder para el nuestro. El que envío y la santificación son inseparables. Por
esta causa los creyentes son llamados santos, hagios en el griego: “los santificados.”
Mientras que anteriormente su comportamiento daba testimonio de su posición en el
mundo, separados de Dios, ahora su comportamiento debe dar testimonio de su posición
ante Dios y su separación del mundo.
Hay un sentido más que comprende la palabra “santificación” en la Escritura. Pablo ora
en 1 Tesalonicenses 5:23, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo.” Pablo también escribe en Colosenses 1:5, “la esperanza que os está
guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del
evangelio.” Posteriormente habla del mismo Cristo como “la esperanza de gloria”
(Colosenses 1:27) y luego menciona el hecho de esa esperanza cuando dice, “Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con
Él en gloria.” (Colosenses 3:4). Este estado glorificado será nuestra separación última
del pecado, la satisfacción plena en todo aspecto. 1 Juan 3:2 nos dice: “Amados, ahora
somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que
cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es.”

En resumen, la santificación es sinónimo de santidad, la palabra griega para ambos


significa “una separación.” Primero, una separación posicional definitiva en Cristo al
momento de nuestra salvación. Segundo, una santidad práctica progresiva en la vida de
un creyente mientras aguarda el regreso de Cristo. Y finalmente, una separación eterna
del pecado cuando lleguemos al cielo.

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