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REVISTA DE CIENCIA CUATERNARIA (2011) 26(2) 199–206 ISSN 0267­8179. DOI: 10.1002/jqs.1444

Tempestidades de lecho de conchas en Chenier Plain de

Luisiana: ejemplo del Holoceno tardío y análogo moderno
HARRY FL WILLIAMS*
Departamento de Geografía, Universidad del Norte de Texas, 1155 Union Circle #305279, Denton, Texas, EE. UU.
Recibido el 25 de febrero de 2010; Revisado el 21 de junio de 2010; Aceptado el 28 de julio de 2010

RESUMEN: La marejada ciclónica del huracán Ike depositó un lecho de caparazón concentrado en forma de una serie de abanicos de lavado coalescentes
sobre la arena de la costa y las marismas contiguas en parte de Chenier Plain, en el suroeste de Luisiana. El lecho de conchas es una tempestita y tiene
características morfológicas, sedimentológicas y biogénicas distintivas que proporcionan un análogo moderno para ayudar a la interpretación de tempestidades
de lechos de conchas más antiguas en el registro geológico. El lecho de conchas tiene un perfil en forma de cuña que se espesa hacia tierra, tiene unos 40 m
de ancho, hasta 27 cm de espesor y se extiende varios cientos de metros paralelos a la orilla. Las conchas son predominantemente válvulas desarticuladas del
bivalvo común Mulinia lateralis, probablemente reelaboradas y transportadas hacia tierra desde restos óseos en alta mar. El lecho de conchas tiene una base
erosiva, está soportado por bioclastos, normalmente clasificado y tiene clastos comunes de desprendimiento de lodo. Las similitudes entre el lecho de conchas
moderno y otro depósito concentrado de conchas, que forma parte de una cresta de playa arenosa a unos 1,5 km tierra adentro, sugieren que el depósito de
conchas paleo también es una tormenta que registra el lavado de una antigua costa hace 600 años por un huracán. Estos hallazgos demuestran que el lecho
de conchas depositado por el huracán Ike es un análogo valioso para las investigaciones paleotempestológicas y que es probable que los huracanes hayan
contribuido a la construcción de las crestas de bermas modernas y las crestas de paleoplayas en esta llanura costera. Copyright # 2011 John Wiley & Sons,
Ltd.

PALABRAS CLAVE: tempestades; huracán Ike; marejada ciclónica; Llanura Chenier; lecho de concha; cresta de la playa; chenier

Introducción cantidades limitadas de sedimento arenoso a la llanura de Chenier (Taylor

Cheniers, crestas de playa, puntas y crestas de bermas La llanura
Chenier del suroeste de Luisiana, de aproximadamente 200 km de largo y
hasta 30 km de ancho, es un entorno deltaico marginal rico en lodo,
construido principalmente por el transporte hacia el oeste de sedimentos
de grano fino desde ubicaciones actuales y anteriores de los distribuidores
del río Mississippi (Gould y McFarlan, 1959; Roberts, 1997). La geología de
este sistema de depósito costero del Holoceno se caracteriza por lodo
marino, coronado por depósitos de marismas e intercalados por numerosas
crestas angostas de arena o conchas de baja elevación, clasificadas como
cheniers, crestas de playa o flechas (McBride et al., 2007).
Los Cheniers son crestas transgresoras formadas durante períodos de
suministro reducido de sedimentos, luego del desplazamiento hacia el este
de los depocentros del delta del río Mississippi. La migración hacia tierra de
la costa y la reelaboración de sedimentos ricos en lodo previamente
depositados en marismas intermareales por procesos costeros concentraron
sedimentos de grano grueso para formar crestas ricas en arena y conchas.
Las crestas de arena/conchas recién formadas finalmente quedaron aisladas
por la acumulación de nuevos sedimentos de grano fino cuando el río
Mississippi se desplazó hacia el oeste, aumentó el suministro de sedimentos
y se reinició la progradación de las planicies lodosas (Byrne et al., 1959;
Gould y McFarlan, 1959; Hoyt, 1969; McBride et al., 2007).
et al., 1995).
Específicamente, la evolución geomórfica de Louisiana Chenier Plain es
más compleja que el modelo clásico de avulsiones de canales del río
Mississippi (Byrne et al., 1959) e involucra una combinación de factores que
incluyen: (i) el proceso de cambio del delta del río Mississippi Río; (ii)
erosión local de sedimentos, reelaboración y transporte lateral; y (iii)
dinámica de entrada de mareas y atrapamiento de sedimentos (McBride et
al., 2007).
Siguiendo la terminología de Otvos (2000), los cheniers, las crestas de
las playas y las puntas recurvadas dentro de la llanura Chenier de Luisiana
son características relictas eliminadas de la zona de procesos costeros
activos por la progradación de la costa. La playa moderna y activa está
coronada por una cresta de berma: un litosoma triangular que consta de
una superficie de berma costera que se hunde hacia el mar, una cresta de
berma y una superficie de berma trasera que se hunde hacia tierra (Hine,
1979; Otvos, 2000). La superficie de la berma de la costa trasera puede o
no incorporar dunas delanteras, formadas donde la arena arrastrada por el
viento (probablemente de planicies intermareales arenosas expuestas)
queda atrapada y estabilizada por la vegetación de la costa trasera (Fig. 1).
Procesos y depósitos de lavado/lavado
Las crestas de las bermas se construyen por deposición swash y washover,
ya sea con o sin la contribución de las dunas eólicas formadas.

Las crestas de playa y los complejos de crestas de playa son
características comunes en Chenier Plain (McBride et al., 2007). Las crestas
de playa son crestas regresivas, formadas por la acumulación de sedimentos
de grano grueso a lo largo de la línea de costa en condiciones de
progradación neta. Las flechas recurvadas también se encuentran en
Chenier Plain y son crestas arenosas acumuladas lateralmente que registran
el movimiento lateral de una línea de costa (McBride et al., 2007).
Las crestas de playa y los spits, así como a veces los cheniers, son
típicamente ricos en arena y la erosión local a la deriva y la reelaboración
de estas características probablemente jugaron un papel en el suministro
de grandes cantidades de sedimentos arenosos a la deriva. Además, los
ríos locales, como el Sabine, Calcasieu y Mermentau, posiblemente contribuyeron Dolan, 1986; Leatherman y Zaremba, 1987; Kochel y Wampfler, 1989;
* Correspondencia: Harry FL Williams, como arriba.
Correo electrónico: HarryF.Williams@unt.edu
en la superficie de la costa de la berma (Taylor y Stone, 1996; Hesp et al.,
2005). La deposición swash acumula la superficie de la playa de la berma y
la cresta de la berma por encima de los niveles de la marea alta durante los
episodios de niveles de agua supramareales inducidos por el viento en
condiciones de olas constructivas. Las láminas paralelas que se sumergen
hacia el mar y la laminación cruzada de ángulo bajo (3–58) caracterizan la
estratigrafía de la playa de berma (Tanner y Stapor, 1971; Carter, 1986;
Otvos, 2000).
Las marejadas ciclónicas que superan la cresta de la berma transportan
sedimentos a la superficie de la berma de la costa, lo que da como resultado
una deposición por lavado (Hayes, 1967; Leatherman et al., 1977; Kochel y
Sedgwick y Davis, 2003). Los depósitos arenosos de lavado comunes
incluyen abanicos de lavado, típicamente formados donde una marejada
ciclónica crea brechas aisladas en una cresta de berma o dunas delanteras
que concentran la sedimentación de lavado en depósitos lobulados, y
terrazas de lavado, formadas donde una marejada ciclónica

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Playa de Belle Fontaine cerca de Biloxi Mississippi, como resultado de una

marejada ciclónica generada por el huracán Georges (1998). Wang et al. (2006)
describen una terraza de lavado en la costa noroeste de Florida como resultado
del huracán Iván en 2004. La terraza se extiende unos 100 km a lo largo de la
costa y tiene más de 200 m de ancho y hasta 1,2 m de espesor. Williams (2009)
reportó 0,5 m de agregación inmediatamente tierra adentro de Constance Beach,
Louisiana, luego del huracán Rita (2005), y Williams (2010) encontró hasta 0,64
m de agregación en la costa en abanicos de lavado en el condado de Jefferson,
Texas, luego del huracán Ike ( 2008) (Fig. 2a y b). También hay evidencia de
que los depósitos de marejadas ciclónicas de dos o más huracanes en un corto
período de tiempo pueden superponerse, dando como resultado depósitos
apilados y una mayor degradación vertical (Hayne y Chappell, 2001; Wang y
Horwitz, 2007).

Figura 1. Facies depositacionales y accidentes geográficos asociados a la cresta de

la berma en una llanura costera progresiva. HT, nivel de marea alta; LT, nivel de
marea baja (modificado de Otvos, 2000).
cubre una sección completa de la cresta de la berma y deposita un cinturón
lineal estrecho y continuo de sedimentos de lavado en la superficie de la berma
de la costa (Morton, 2002; Morton y Sallenger, 2003) (Fig. 2). La laminación
subhorizontal o con buzamiento suave hacia tierra caracteriza la deposición
subaérea en las superficies de las bermas de la costa, mientras que la laminación
foreset con buzamiento hacia la tierra caracteriza la deposición subacuática
progresiva en una costa inundada (Schwartz, 1975; Davis et al., 1989; Neal et
al., 2003; Sedgewick y Davis, 2003; Williams, 2009).
La deposición de lavado puede causar una degradación considerable en las
superficies de las bermas costeras; por ejemplo, Otvos (2004) reportó hasta 0.9
m de agregación de arena inmediatamente tierra adentro del Este
Aunque menos documentada, la sedimentación por lavado generada por las
marejadas ciclónicas también puede incluir lechos de conchas concentrados.
Boyajian y Thayer (1995), por ejemplo, informan sobre un depósito de playa
supramareal de almejas (Spisula solidissima) emplazado por una tormenta de
invierno en 1992 a lo largo de 20 km de la costa de Nueva Jersey. El depósito
tenía hasta 1 m de espesor y 50 m de ancho.
La clasificación inversa dentro del depósito se atribuyó a un aumento en la
velocidad de la marejada durante la tormenta, lo que resultó en la excavación y
el transporte de conchas progresivamente más grandes desde las planicies de
marea adyacentes.
También es común que las marejadas ciclónicas provoquen la erosión de las
crestas de las bermas al raspar la cara de la playa y alplanar las dunas (Hayes,
1967; Morton, 2002; Morton y Sallenger, 2003; Buynevich et al., 2004). Sin
embargo, en algunos casos, la deposición de la marejada ciclónica puede
exceder la erosión, lo que resulta en una degradación neta.

Figura 2. (a) Ventiladores de lavado depositados por el huracán Ike (13 de septiembre de 2008), condado de Jefferson, Texas. La flecha muestra la ubicación y dirección de la
fotografía en la Fig. 2(b). Los canales en la playa erosionada fueron causados por el flujo de retorno de la marejada ciclónica al Golfo de México. Imagen: Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica (2010). (b). Superficie del ventilador de lavado (enero de 2009). El depósito de lavado tiene un espesor de aproximadamente 0,6 m en este lugar. Nótese
el contacto abrupto con el pantano contiguo. La pala mide aproximadamente 1 m de largo. (c) Terraza de lavado depositada por el huracán Ike, Rutherford Beach, Luisiana. La
flecha muestra la ubicación y dirección de la fotografía en la Fig. 2(d). Imagen: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (2010). (d) Superficie de la terraza de lavado (enero
de 2009). El depósito de lavado tiene un espesor de aproximadamente 1 m en este lugar.

Copyright 2011 John Wiley & Sons, Ltd. J. Ciencia cuaternaria, vol. 26(2) 199–206 (2011)
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TEMPESTITAS DE LECHO DE CONCHAS EN LA LLANURA CHENIER DE LUISIANA
Después del impacto del huracán Georges (1998) en la costa central de
Mississippi, por ejemplo, algunos perfiles de playa antes y después de la
tormenta mostraron una mayor ganancia de sedimentos que una pérdida y
muchos perfiles de playa experimentaron un aumento en la altura de la
cresta de la berma (Otvos, 2004). La mayor parte de la costa este de
Alabama y Florida Panhandle afectada por el huracán Iván (2004)
experimentó ganancias y pérdidas de sedimentos equilibradas o una
ganancia neta de sedimentos debido a la sedimentación masiva por lavado
(Sallenger et al., 2006). Incluso cuando la erosión de la playa excede la
deposición de lavado, la recuperación de las playas después de la tormenta
puede resultar en una ganancia neta general de sedimentos a medida que
la arena de la costa migra de regreso a la costa (Nakashima, 1989; Morton
et al., 1995; Wang et al., 2006) .
Se ha propuesto que las marejadas ciclónicas de huracanes son un
factor que contribuye a la formación de crestas de playa y chenier
(Kaczorowski y Gernant, 1980; Rhodes, 1982; Chappell y Grindrod, 1984;
Anthony, 1989; Otvos, 2000). Sin embargo, rara vez se ha documentado el
papel exacto de los huracanes en la formación de cheniers y crestas de
playa (Woodroffe y Grime, 1999) y se ha prestado poca atención al papel
de los huracanes en la evolución de Chenier Plain de Luisiana.
Tempestitas Las
tempestitas son capas de sedimentos creadas por tormentas periódicas
que operan en sedimentos marinos o supramareales muy poco profundos.
Se caracterizan por la evidencia de una perturbación violenta de los
sedimentos preexistentes seguida de su rápida redeposición, todo en un
ambiente de aguas poco profundas. Los clastos desgarrados derivados de
la erosión de los lechos de sedimentos ricos en lodo subyacentes son
componentes comunes de las tempestitas (Ager, 1974). Las tempestidades
pueden formarse in situ, donde las corrientes inducidas por tormentas
eliminan los sedimentos más finos y crean un depósito de 'retraso de oleaje'
o como lechos de sedimentos alóctonos transportados, generados, por
ejemplo, por una 'marea de tormenta' (Aigner, 1982). Debido a que las
tempestidades son representantes geológicos de las tormentas, son el foco
principal del campo relativamente nuevo de la paleotempestología (Liu,
2004). Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación paleotempestológica
1901 y 1996, nueve huracanes y 15 tormentas tropicales hicieron
se ha centrado en la identificación y datación de lechos de arena alóctonos depositados
Figura 3. (a) Ubicación de las áreas de estudio en el suroeste de Luisiana. (b) Imagen obtenida aproximadamente 2 semanas después de la llegada del huracán Ike, que muestra ventiladores de
lavado coalescentes que contienen el lecho de caparazón moderno. Imagen: Servicio Geológico de los Estados Unidos (2010). ( c ) Ubicación del lecho de conchas del Holoceno tardío.
Copyright 2011 John Wiley & Sons, Ltd.
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por el arrastre de tormentas en lechos fangosos de lagunas, lechos de
lagos o marismas supramareales, inundados temporalmente por
inundaciones de marejadas ciclónicas (Liu y Fearn, 1993; Donnelly et al.,
2001; Williams, 2009). Los estudios de tempestades modernas proporcionan
un marco interpretativo para ayudar en la identificación de eventos de
tormentas prehistóricas registrados en el registro geológico.
Este artículo informa sobre una tempestita de lecho de conchas
depositada como abanicos de lavado coalescentes en la llanura Chenier
del suroeste de Luisiana por el huracán Ike en 2008. Las características
sedimentológicas y biogénicas en el lecho de conchas se comparan con las
de otra capa de conchas concentrada, revelada por la extracción de
muestras de una cresta de playa paleo unos 1,5 km tierra adentro. Las
similitudes entre este lecho de conchas del Holoceno tardío y el análogo
moderno proporcionado por el huracán Ike sugieren que fue depositado por
un huracán hace aproximadamente 600 años. Este estudio proporciona el
primer ejemplo de cómo los huracanes pueden haber contribuido
directamente a la formación de crestas de playa del Holoceno tardío dentro de este sistem
Área de estudio
El área de estudio es un complejo de crestas de playa regresivas que
forman el segmento más al sudoeste de la llanura Chenier de Luisiana.
Aproximadamente 25 crestas de playa de baja elevación (0,6–1,4 m por
encima de NGVD (National Geodetic Vertical Datum) 1929), separadas por
pantanos, forman este complejo de crestas (Kaczorowski y Gernant, 1980;
McBride et al., 2007). El área se encuentra al sur de la Carretera 82, la
carretera principal de este a oeste que atraviesa el área de estudio, ubicada
en Blue Buck Ridge, un prominente complejo de cresta/escueta de playa
que se formó hace aproximadamente 1100 años (Gould y MacFarlan, 1959)
(Fig. 3).
A lo largo de la costa del área de estudio, la dirección dominante de las
olas es del sureste, lo que genera un movimiento de sedimentos
predominantemente hacia el oeste a lo largo de la costa. Tanto los ciclones
tropicales poco frecuentes en los meses de verano como los pasajes de
frentes fríos más frecuentes en los meses de invierno son importantes en la
generación de olas grandes y significativas (1–2 m) que desempeñan un
papel en la resuspensión y el transporte de sedimentos a lo largo de la
costa (Georgiou et al., 2004; Stone et al., 2004; Draut et al., 2005). Entre
J. Ciencia cuaternaria, vol. 26(2) 199–206 (2011)
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tierra en el suroeste de Luisiana y, en promedio, entre 20 y 30 frentes fríos
al año atraviesan la costa de Luisiana (Roberts et al., 1989; Stone et al.,
1997). Los huracanes que tocan tierra en las proximidades del área de
estudio pueden generar marejadas ciclónicas que sobrepasen la costa por
varios metros y depositen grandes cantidades de sedimentos arrastrados.
Un promedio de aproximadamente 30 000 m3 de sedimento por año se
mueve a lo largo de la costa del área de estudio (Georgiou et al., 2004).
Sabine Pass, una entrada de marea estable, interrumpe el movimiento de
sedimentos a lo largo de la costa y promueve la deposición a la deriva
(McBride et al., 2007). Actualmente, se están formando marismas
inmediatamente al este (dentro de 5 km) de Sabine Pass y una playa de
arena forma la costa restante del área de estudio. En promedio, esta línea
de costa avanzó unos 3,5 m a1 entre 1883 y 1994 (Byrnes et al., 1995) y el
complejo de crestas de playa al sur de Blue Buck Ridge ha progresado
hasta unos 5 km en los últimos 1100 a (Gould y MacFarlan, 1959). ).
El lecho de conchas moderno documentado en este estudio está ubicado
a unos 5 km al este de Sabine Pass en la costa trasera de la cresta de la
berma de la playa moderna (Fig. 3a). El lecho de conchas forma una serie
de abanicos de lavado coalescentes depositados por el huracán Ike (13 de
septiembre de 2008) (Fig. 3b). La marejada ciclónica máxima del huracán
fue de þ4,1 m del nivel medio del mar en Sabine Pass, Texas, y de þ3,2
m en Calcasieu Pass, Louisiana, 50 km al este (Berg, 2009; Byrnes y
McBride, 2009).
En enero de 2010, se llevó a cabo un examen detallado de parte del
lecho de conchas que forma un lóbulo de abanico bien desarrollado que se
extiende desde la superficie de la berma de la costa trasera que se hunde
suavemente hacia tierra hasta la marisma contigua. El ventilador era
fácilmente identificable en el campo; su superficie con poca vegetación
consistía en caparazón expuesto o caparazón cubierto por una fina capa
de arena. El borde hacia la tierra del abanico formó un límite abrupto con
el pantano fangoso de vegetación densa (Fig. 4a).
Otro lecho de conchas, más antiguo, se encontró en un núcleo tomado
del lado de tierra de una cresta de playa ubicada a unos 10 km al este de
Sabine Pass y 1,5 km hacia tierra de la costa moderna (Fig. 3c). Esta dorsal
está ubicada cerca del margen sur de Hackberry Ridge, una tendencia
prominente de cresta de playa que marca una antigua paleocosta de 600 a
(Gould y McFarlan, 1959; Kaczorowski y Gernant, 1980; McBride et al.,
2007).
Métodos
El lecho de conchas moderno se examinó en una serie de pozos excavados
en el ventilador de lavado a lo largo de una cuadrícula regular de 5 m.
Se ubicaron pozos adicionales en el pantano y la playa contiguos para
delimitar los límites de la concha hacia la tierra y hacia el mar.
lecho dentro del depósito de lavado (Fig. 3b, área etiquetada como 'FIGURA
5a'). Se registró el espesor del lecho de conchas en cada fosa. En pozos
seleccionados, se excavó un monolito intacto de un lado del pozo para
facilitar la fotografía y el muestreo del lecho de conchas.
El lecho de conchas del Holoceno tardío se descubrió en un núcleo
obtenido introduciendo un tubo de PVC de 10 cm de diámetro en la
superficie del pantano. La tubería se cortó a lo largo que permitió abrir,
fotografiar y muestrear el núcleo de sedimento. Se obtuvieron mediciones
adicionales del espesor del lecho de conchas a partir de núcleos de gubia
recogidos en una cuadrícula regular a una distancia de 5 o 10 m de la
ubicación original del núcleo (espaciado de 10 m cerca de los márgenes
del área muestreada; espaciamiento de 5 m cerca del centro). El área
extraída se muestra en la Fig. 3c (área etiquetada como 'FIGURA 5b').
Se recolectaron muestras de un monolito del lecho de conchas moderno
y del núcleo del lecho de conchas del Holoceno tardío a intervalos de 2 cm
y se transportaron al laboratorio para su análisis. Las muestras se secaron
al aire, se pesaron y luego se lavaron con 5 phi (32 mm), 4 phi (16 mm), 3
phi (8 mm), 2 phi (4 mm), 1 phi (2 mm) y 4 phi (0,063 mm). mm) tamices.
Ninguna de las muestras contenía ningún material retenido en el tamiz 5
phi; estafa
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en consecuencia, los resultados del análisis de tamiz incluyen el rango
completo de tamaño de todas las muestras. Las muestras tamizadas se
secaron al aire y se pesaron. El peso que pasaba por el tamiz 4 phi se usó
para calcular el contenido de limo y arcilla de la muestra y el peso retenido
en el tamiz 4 phi se usó para calcular el contenido de arena (% en peso
seco). Se usaron pesos de concha (entera y fragmentada) en tamices de 1
a 5 phi para calcular el tamaño medio de la concha de la fracción de
tamaño de 2 a 32 mm (percentil 50 de distribución de peso). En la medida
de lo posible, todas las conchas de cada muestra se identificaron a nivel de
especie.
Resultados y discusión
La cama de concha moderna tiene un perfil en forma de cuña; se pellizca
hacia el mar hacia la playa y alcanza su mayor espesor, 27 cm, poco antes
de terminar abruptamente en su límite terrestre con la marisma (Fig. 5a).
Dentro del área muestreada, el lecho de conchas tiene unos 40 m de ancho
y todo el lecho de conchas se extiende varios cientos de metros paralelos
a la costa (Fig. 3b). Visualmente, el lecho de la concha parece clasificado
normalmente (Fig. 4b), y esto se confirma mediante análisis de laboratorio
que muestran una tendencia general ascendente de afinación del tamaño
medio de la concha (Fig. 6). Siguiendo la terminología descriptiva de Kidwell
et al. (1986), el lecho del caparazón está sostenido por bioclastos en todo
momento, las orientaciones del caparazón son en su mayoría aleatorias,
pero con válvulas desarticuladas anidadas comunes. Más del 99,5% de las
conchas son del bivalvo marino poco profundo común
Mulinia lateralis. Otras conchas presentes en pequeñas cantidades incluyen
el bivalvo Anadara ovalis y los gasterópodos Polinices duplicados, Nassarius
acutus y Busycon contrarium. Todas estas especies son comunes en la
parte superior de la costa de Chenier Plain (Anderson et al., 1995, 1998).
La gran mayoría de los caparazones de los bivalvos están desarticulados,
lo que sugiere una reelaboración de los restos óseos de la costa (Brett y
Baird, 1986).
El lecho de conchas tiene un contacto basal erosivo agudo con los
sedimentos subyacentes, que consisten en depósitos de arena de la costa
o de pantanos fangosos. En algunos lugares, los tallos de las plantas de
los pantanos, aún en posición de crecimiento, se extienden hacia el lecho
de conchas desde la superficie del pantano enterrado (Fig. 4c). El contenido
de limo/arcilla es generalmente bajo (5%) en todo el lecho de conchas, y el
contenido de conchas es relativamente alto (30%). Los clastos desprendidos
de lodo son comunes dentro del lecho de conchas, incluidos algunos con
morfología de "bola de lodo blindada" (Fig. 4d; Bell, 1940; Kugler y
Saunders, 1959; Dickas y Lunking, 1968; Stanley, 1969; Hall y Fritz, 1984;
Mather et al., 2008). Estos clastos desgarrados redondeados, con núcleo
de lodo y armadura de conchas se derivaron presumiblemente de la erosión
de depósitos expuestos de marismas/pantanos a lo largo de la costa de esta área (Fig. 4e)
Roberts et al. (1989) observaron que el lodo fluido arrastrado hacia las
marismas durante las condiciones prefrontales (nivel del mar más alto) por
lo general se seca y se agrieta cuando el nivel del mar desciende.
bajo las siguientes condiciones post­frontales. Los bloques cohesivos de
lodo formados por este proceso probablemente fueron erosionados por la
marejada ciclónica y se redondearon y cubrieron con conchas a medida
que eran transportados hacia tierra.
El lecho de conchas del Holoceno tardío no tiene un perfil en forma de
cuña bien definido (Fig. 5b), pero se estrecha hacia la tierra y hacia el mar
y su ancho de unos 30 m y su espesor máximo de 38 cm son similares a
las dimensiones del moderno. cama de conchas. La sección del lecho de
conchas revelada en el núcleo de 10 cm de diámetro (Fig. 7) tiene un
contacto erosivo irregular con la arena subyacente y está sustentada
principalmente por bioclastos; las orientaciones de la carcasa son en su
mayoría aleatorias pero con válvulas desarticuladas anidadas comunes.
En general, el lecho de conchas normalmente está clasificado (Fig. 6). El
lecho de conchas contiene clastos comunes de desprendimiento de lodo y
su límite superior es gradual con sedimentos fangosos ricos en materia
orgánica que continúan hasta la superficie de la marisma moderna (Fig. 7).
Los conjuntos de conchas son similares a los del lecho de conchas
moderno, predominantemente Mulinia lateralis (98,5%), con Anadara menor
J. Ciencia cuaternaria, vol. 26(2) 199–206 (2011)
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TEMPESTITAS DE LECHO DE CONCHAS EN LA LLANURA CHENIER DE LUISIANA 203

Figura 4. (a). Lecho de conchas que forma un lóbulo bien desarrollado de un abanico de lavado que invade el pantano con vegetación. (b) Monolito de lecho de conchas. Las conchas son en su
mayoría del bivalvo común de la parte superior de la costa Mulinia lateralis; el depósito está soportado por bioclastos y normalmente clasificado. (c) Tallos de plantas de pantano (flechas), en
posición de crecimiento, que se extienden desde la superficie enterrada del pantano hasta el lecho de conchas suprayacente. ( d ) Clast desgarrado de 'bola de barro blindada' excavado en el
lecho de la cáscara. (e) Depósitos de marismas/marismas erosionadas a lo largo de la costa del área de estudio. Los bloques de lodo cohesivo, algunos desprendidos de la superficie subyacente,
pueden haberse formado por agrietamiento por desecación. Los bloques de lodo formados de esta manera pueden haber sido la fuente de los clastos desgarrados de bolas de lodo que se
encuentran en los depósitos de lavado.

ovalis, Polinices duplicados, Nassarius acutus y Busycon contrarium.
Texturalmente, el depósito es similar al lecho de conchas moderno: el
contenido de limo/arcilla es relativamente bajo, generalmente alrededor del
5 %, y el contenido de conchas es relativamente alto, generalmente alrededor
del 30 %. El aumento en el contenido de limo/arcilla cerca de la base del
depósito (alcanzando el 29%) se debió a la presencia de varios clastos de
lodo en esta parte del núcleo (Fig. 6).
Tanto el lecho de conchas moderno como el lecho de conchas del
Holoceno tardío que forma parte de Hackberry Ridge son similares en
carácter a otros depósitos de conchas concentrados que se encuentran en
cheniers, crestas de playa y asadores en otras partes de Chenier Plain. Por
ejemplo, Anderson et al. (1998) describen capas de conchas tabulares
clasificadas y no clasificadas de un decímetro de espesor, dominadas por el
bivalvo Mulinia lateralis, en un antiguo complejo de saliva relicto de 600 años en Hackberry

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204 REVISTA DE CIENCIA CUATERNARIA

Figura 7. Núcleo que contiene un lecho de conchas del Holoceno tardío. El lecho de la concha
Figura 5. (a). Mapa de Isopach de la cama de concha moderna. El lecho de conchas tiene forma
está soportado principalmente por bioclastos y normalmente clasificado. Las asociaciones de
de cuña, tiene un límite abrupto hacia tierra, tiene un espesor de hasta 27 cm y unos 40 m de
conchas están dominadas por Mulinia lateralis. Las líneas discontinuas muestran una base de
ancho. (b) Mapa de isópacas del lecho de conchas del Holoceno tardío ubicado en el lado de
erosión irregular y un límite superior de gradación. s, arena; mrc, clasto de desprendimiento de
tierra de una cresta de playa arenosa. El lecho de conchas se estrecha hacia el mar y hacia la
lodo; m, lodo arenoso rico en materia orgánica. La escala está en centímetros.
tierra, y tiene un espesor de hasta 38 cm y unos 30 m de ancho.

y en el 1100 una antigua playa regresiva bordea Front Ridge y Oak Grove
Ridge. Ensambles de conchas similares, dominados por los bivalvos
Mulinia lateralis y Anadara ovalis, se observaron en depósitos de conchas
modernos en Holly Beach, Rutherford Beach y Hackberry Beach (Anderson
et al., 1998).
También se informaron lechos de conchas graduados y no clasificados
de cheniers más antiguos y complejos de asadores relictos más hacia el
interior, incluidos 2475 un viejo Chenier Perdue y 2800 un viejo Little
Chenier y Little Pecan Island relictan el complejo de escupitajos. Los
ensamblajes de conchas en estos depósitos más antiguos están dominados
por la ostra Ostrea equestris. La fuente de estos ensamblajes de conchas
se atribuye a la reelaboración transgresiva de los restos de arrecifes de
ostras en depósitos de bahías y estuarios. Por el contrario, los ensamblajes
de conchas dominados por el bivalvo Mulinia lateralis en las crestas y
lenguas de playa más jóvenes son representativos de comunidades
marinas, infaunales y cercanas a la costa y probablemente se derivan de la reelaboración.

Figura 6. Distribución de tamaño medio de bioclastos y

características texturales en el lecho de conchas moderno (a)
y el lecho de conchas del Holoceno tardío (b). El contenido de

cáscara es el porcentaje de peso seco de cáscaras en el

rango de tamaño de 2 a 32 mm.

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TEMPESTITAS DE LECHO DE CONCHAS EN LA LLANURA CHENIER DE LUISIANA
de depósitos frente a la costa y frente a la costa (Anderson et al., 1995,
1998).
Sobre la base de las similitudes en la morfología, las dimensiones, la
textura, la inclusión de clastos desprendidos de lodo, ensamblajes de
bioclastos, tejido de bioclastos, clasificación de bioclastos y ambiente de
depósito (el lado hacia tierra de una cresta de berma moderna o una cresta
de playa arenosa relicta), es probable que el lecho de conchas del Holoceno
tardío es una tempestita, depositada hace aproximadamente 600 a. C.
cuando una marejada ciclónica transportó conchas marinas al entorno de
la costa de esta paleocosta. El lecho de conchas moderno documentado
en este estudio proporciona un mecanismo plausible para el origen de otras
capas de conchas concentradas en cheniers, crestas de playa y astas
dentro de Chenier Plain. Estas capas de conchas también pueden ser
tempestades que se originaron como depósitos de lavado transportados a
las superficies de las bermas costeras por las marejadas ciclónicas de los
huracanes.
Conclusiones
El lecho de conchas depositado por el huracán Ike tiene características
sedimentológicas y biogénicas distintivas que sirven como un análogo
moderno para ayudar a identificar lechos de conchas de tempestitas
similares en el registro geológico. Las similitudes entre un lecho de conchas
del Holoceno tardío y el depositado por el huracán Ike sugieren que fue
depositado por una marejada ciclónica de un huracán hace aproximadamente
600 años. Otros lechos de conchas similares dentro de Chenier Plain
también pueden tener un origen de marejada ciclónica de huracán. Estos
hallazgos sugieren que los depósitos de lavado generados por la marejada
ciclónica del huracán probablemente han contribuido a la formación de
cheniers, crestas de playa y astas dentro de Chenier Plain de Luisiana.
Agradecimientos. Este material se basa en el trabajo respaldado por la National Science
Foundation bajo las subvenciones Nos 0854972 y 0818073. C. Mader y R. Raef
ayudaron con el trabajo de campo y laboratorio. RA McBride y un revisor anónimo
proporcionaron revisiones valiosas que mejoraron el manuscrito.
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