Está en la página 1de 1

No hay amor verdadero sin una cruz, es decir, sin un precio a pagar en

persona.

Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido


amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes
de que en nuestro corazón surgiera un deseo.

Gracias por regalarnos la vida de nuestra hermana Agustina que nos


enseñó mucho y nos amó más.

También podría gustarte