Cuando es necesario replantear la forma, manera o método de hacer que algo funcione, si acaso algo falla o falta, y eso es precisamente lo que el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) ha planteado para que la Comisión Internacional Contra la Corrupción en Honduras (CICIH) funcione a cabalidad, para recorrer en el espacio y en el tiempo toda aquella tropelía que ha causado el empobrecimiento de un pueblo radicado en un país pleno de riquezas y de posibilidades. Una de estas es crucial y es dejar al Ministerio Público como el órgano o ente por excelencia acusador en los casos que se podrán y más que todo, deberán investigar y aportar las pruebas para el enjuiciamiento de los causantes de tanto desastre. Es en el artículo 232 de la Constitución el que habrá de recibir toda la atención para no desnaturalizar nuestra institucionalidad y darle a la CICIH la función de acusador privado, precismante para ser un nuevo instrumento en la agilización y dando transparencia a la acción acusadora del Ministerio Público. Por ello es que no se debe tampoco politizar el hecho de traer esta herramienta que, por cierto, se ha comenzado a asomar con mucha cautela porque se sabe que en Honduras siempre hay un recoveco por el cual se pueda quedar mal parado más de uno. Esperamos y auguramos que a partir del ejercicio de esta herramienta acusadora, que pueda de una vez por todas a recobrarse el sentido de la vista para un pueblo noble que tan solo quiere transparencia y justicia, para poder crecer, para fortalecer la economía como consecuencia debido a que la seguridad jurídica es un pilar fundamental para la inversión tanto interna como extranjera. Fue promesa hecha en la campaña del actual Gobierno, traer a la CICIH sin condiciones, usando la ética como ropaje para no dar más vergüenza. Transparencia es lo que se pide, justicia para todos y consecuente prosperidad.