Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MONROY - Dialéctica, Materialidad y Comprensividad
MONROY - Dialéctica, Materialidad y Comprensividad
Entre los meses de abril y mayo de 1938 Norbert Elias y Walter Benjamin
mantuvieron un intercambio epistolar1 (Benjamin y Elias, 2019). Elias consideraba
haber realizado una investigación dialéctica en El proceso de la civilización (1938)
y acudió a Benjamin para solicitarle elaborar una reseña de esta obra en la
Zeitschrift fur Sozialforschung, la revista del Instituto de Investigación Social de
Frankfurt, dirigida por Max Horkheimer. El envío de un ejemplar de la obra al
domicilio parisino de Benjamin iba acompañado de la carta que daba inicio a una
comunicación postal de la que se derivó una breve pero sustancial discusión
metodológica que versó sobre la consistencia específica de la concepción dialéctica
de los fenómenos sociales, psíquicos y culturales.
1
De esta manera Elias describía el carácter de la obra presentada y manifestaba su
deseo de conseguir una reseña3, enfatizando su preocupación por indagar en
aspectos que consideraba confluentes con los intereses dialécticos de
investigación4 del Instituto de Investigación Social de Frankfurt dirigido por Max
Horkheimer y Theodor Adorno, y en particular con los del propio Walter Benjamin.
Por su parte, Benjamin, dio su primera respuesta enfocando una cuestión expuesta
en el prólogo de El proceso de la civilización (2016). Se trata del problema
fundamental de método que plantea Elias cuando busca alejarse del relativismo
histórico y orientarse hacia la búsqueda de un orden o ley del cambio histórico para
elucidar el conjunto de fenómenos psicológicos y conductuales que dan lugar a la
civilización; Benjamin señala la disyuntiva que esto representa, pues Elias estuvo
conminado a optar entre una concepción idealista o una concepción dialéctico-
materialista de la historia para desarrollar su investigación5. Finalmente, declara que
tal cuestión metodológica es de su particular interés6 y pone como condición para
elaborar la reseña que Elias haga explicita su toma de posición respecto de ella 7,
lo cuál cree que ocurrirá en el según volumen de la obra, todavía no publicada en
ese momento, cuyo contenido será —como lo afirma Elias en su primera carta— el
examen de “qué procesos sociales son los ‘motores’ de esta transformación
psíquica” (Benjamin & Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre
Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 52).
3
“Sería una gran satisfacción para mí —y, por cierto, también mi deseo— ver el libro reseñado por
usted en la revista del Instituto [de Investigación Social de Frankfurt]”. (Benjamin & Elias, La
materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 52)
4
Se refiere a los procesos, conexión entre procesos, dinamismo, lo mutable, ley del cambio histórico.
5
A continuación, reproducimos extensamente el planteamiento de Elias al que hace alusión Walter
Benjamin, pues comprender el punto problemático a partir del cual se desarrolló la discusión entre
ambos. “A primera vista puede parecer que preguntar siempre por la génesis de toda construcción
histórica es una complicación inútil. Pero, puesto que toda manifestación histórica —tanto las
actitudes humanas como las instituciones sociales— ha «sido» de hecho, ¿cómo pueden pretender
ser simples y satisfactorias interpretaciones que, mediante una especie de abstracción artificial,
extraen todas estas manifestaciones de su decurso natural e histórico, que les arrebatan su carácter
de movimiento y de proceso y que tratan de comprenderlas como construcciones estáticas,
independientes del camino en el que se han originado y en el que se transforman? No es ningún
prejuicio teórico, sino simplemente la experiencia la que nos obliga a buscar interpretaciones y
caminos que orienten a nuestra conciencia entre la Escila de este «estatismo», que trata de expresar
todo lo histórico como inmóvil y no motivado, y el Caribdis de ese «relativismo histórico» que
solamente ve en la historia un cambio continuo, sin penetrar en la ordenación de ese cambio y en la
regularidad de las formaciones históricas. Esto es precisamente lo que se intenta aquí. La
investigación sociogenética y psicogenética trata de descubrir el orden de los cambios históricos, su
mecánica y sus mecanismos concretos y, con ello, parece que se pueden encontrar respuestas
relativamente sencillas y precisas para toda una serie de problemas que hoy se presentan como muy
complicados o insolubles a la reflexión.” (Elias, 2016, pág. 77)
6
Declara Benjamin: “Esta es la cuestión que está en el centro de mis propios intereses”. (Benjamin
& Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019,
pág. 53)
7
Advierte Benjamin: “Antes de reseñar su libro, preferiría esperar el desarrollo de su posición.”
(Benjamin & Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter
Benjamin, 2019, pág. 53)
2
En su segunda misiva, Elias responde con inmediatez al comentario sobre la
cuestión de método que Benjamin le plantea, afirmando que el tratamiento de los
materiales empíricos que sirven para ilustrar las afirmaciones teóricas es lo
prioritario en su obra, con lo cual desplaza a un segundo plano el asunto de las
cuestiones metodológicas8. Asimismo, asevera que su interés se decanta por la
elucidación de los procesos psíquicos concretos y por los procesos sociales
concretos que los dinamizan, expresando con esto una mayor preocupación por “la
práctica”, por el trabajo de investigación concreto (Benjamin & Elias, La materialidad
de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág.
54). Una vez dicho esto, Elias define formalistamente la dialéctica como una
“palabra [que] está dirigida a dar cuenta del orden, la estructura, la legalidad de las
transformaciones sociales” (2019, pág. 54), y reitera que su objetivo teórico consiste
en demostrar que la constitución de lo psíquico está sujeta a la legalidad de las
transformaciones sociales. Finaliza reiterando que su objetivo es tanto mostrar que
la estructura de los psíquico está sujeta a tal legalidad de las transformaciones
sociales, como elaborar una “psicología histórica” que apunta “a la demostración
de estructuras sociopsicológicas, a partir de las cuales se puede establecer “un
puente para las estructuras sociales”; y añade afirmando que estas tareas son vistas
por pocas personas, dentro de las que se encuentran Erich Fromm —otro miembro
de la Escuela de Frankfurt— y el propio Benjamin, de quien se despide, en esta
que se será su última misiva, reconociéndole las mejores aptitudes intelectuales
para juzgar el libro y solicitándole nuevamente la reseña de la obra9.
8
Aclara Elias: “Hay un malentendido: aparte de los comentarios iniciales [en el prólogo del primer
volumen de El proceso de la civilización], que usted conoce, mi trabajo contiene, en el segundo
volumen tan pocas consideraciones metodológicas como el primero.” (Benjamin & Elias, La
materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 54)
9
En la respuesta de Elias no sólo está ausente su toma de posición teórica sobre el carácter
metodológico de El proceso de la civilización, sino que franquea tal exigencia con un subterfugio en
el que alude en negativo la cuestión: “No hubiera creído posible que alguien lo viera como un ejemplo
de una concepción ‘idealista’ de la historia” (Benjamin & Elias, La materialidad de la historia.
Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 54).
10
Aunado al “malentendido” sobre la cuestión metodológica señalado en la nota 7, en la misma carta
Elias expresaba: “es un malentendido si usted cree que [El proceso de la civilización] trata de un
trabajo histórico-cultural, y que [por tanto] los historiadores culturales estarían particularmente mejor
preparados para entenderlo.” (2019, pág. 54)
3
específica para cada sociedad que se trate. Derivado de lo anterior, afirma que los
aportes a una teoría social basada en la dialéctica materialista son escasos en
general y, en lo particular, en ese momento no existe ninguno en Alemania, con lo
cual niega que el trabajo de Elias sea de esta naturaleza11. Finalmente, Benjamin
ratifica que cualquier cosa que haga —incluida una reseña— tendrá como
presupuestos tanto la concepción de que la dialéctica tiene un fundamento crítico y
materialista, como la teoría social que reconoce las contradicciones económicas y
sociales que están a la base de las sociedades de clase —como las que interesan
a Elias.
Así entonces, la reseña solicitada por Elias no fue elaborada y tampoco hay noticias
de que la comunicación hubiese continuado. No obstante, tenemos como un
resultado fructífero de la correspondencia una discusión acerca del método para
analizar adecuadamente los comportamientos psicosociales desde una concepción
dialéctica y materialista de la historia. En ella, Elias sostuvo ambiguamente que su
método de análisis es el dialéctico y Benjamin lo impugnó señalando la ausencia de
contenidos en su exposición que lo validarían como tal.
Ahora bien, de esta impugnación se ha derivado una pregunta que nos arroja a
indagar más ampliamente en los criterios que deben considerarse para realizar un
análisis auténticamente dialéctico de los fenómenos sociales, políticos,
psicológicos, culturales e ideológicos, con la finalidad de incorporarlos en la tentativa
de fundamentar una sociología histórica crítica como la que aquí propugnamos.
11
La teoría social basada en la dialéctica materialista tendrá que aguardar diez años para contar con
un aporte consistente, el cual fue plasmado en Contribución a la historia de la sociedad burguesa
(1948) de Leo Kofler.
4
en el momento en el que mantuvo la comunicación con Elias, pero que por el trágico
desenlace de su vida no pudo llegar a conocer12.
1. Leo Kofler y la tentativa de poner sobre sus pies la dialéctica marxiana para
reconstruir al materialismo histórico.
12
Cabe resaltar que en el tiempo en el que se desarrolló la comunicación epistolar entre Norbert
Elias y Walter Benjamin, éste se encontraba trabajando en su texto “Sobre el concepto de historia”
(1942) —así titulado por Theodor W. Adorno, su primer editor quien lo publicó póstumamente—, en
el cual procura un ajuste de cuentas con el marxismo socialdemócrata y el del socialismo realmente
existente, para reconstruir el sentido crítico y revolucionario del materialismo histórico. Como lo indica
Bolívar Echeverría (Benjamin, 2008), el texto de Benjamin estaba relacionado con la necesidad de
construir un armazón teórico orientado a sustentar la historia crítica de la génesis de la sociedad
moderna, proyecto que quedó inconcluso y cuyo manuscrito fue publicado también póstumamente
como Libro de los pasajes. La fundamentación epistemológica y metodológica del Libro de los
pasajes, en la vía de la dialéctica materialista de Marx, puede constatarse en su capítulo “N: teoría
del conocimiento, teoría del progreso”, p. 459 ss. (Benjamin, 2005)
13
Era un «cruzador de fronteras» en el sentido de las regiones (Galicia oriental, Viena,Suiza,
República Democrática Alemana, República Federal Alemana), en el sentido de la práctica política
(SAPD, SED, SDP, Nueva Izquierda), en las disciplinas académicas (sociología, historia,
antropología filosófica, estética) y en los teóricos sociales marxistas (Max Adler, Georg Lukács,
Herbert Marcuse). (Jünke, 2022, págs. 15-16)
14
Otros esfuerzos significativos dedicados a analizar el proceso de constitución de la sociedad
burguesa o su estructura sincrónica en algún momento de su historia, desde el punto de vista de la
concepción materialista de la historia y en la perspectiva de la totalidad, son los de: Walter Benjamin:
Libro de los pasajes (1940); Henri Lefebvre: Introducción a la modernidad (1962); Herbert Marcuse:
El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada (1964);
Ernst Mandel El capitalismo tardío (1979); Jorge Veraza: El siglo de la hegemonía mundial de
Estados Unidos (2004)
5
El objetivo de toda la obra de Leo Kofler es situar en sus justos términos la
concepción materialista de la sociedad y de su historia con apego al modo como
Karl Marx la concibió. Esto le supuso reconstruir y desarrollar la autenticidad de tal
concepción, a partir de lo cual se enfrentó a las interpretaciones mecanicistas del
mismo, desde las expresadas por Edouard Bernstein hasta las de Josef Stalin. El
trabajo de Kofler orientado a la reconstrucción del marxismo en su forma original lo
llevó a cabo dentro de un clima adverso en el que primaban tales interpretaciones
mecanicistas y dogmáticas, siendo esto lo que ocasionó su censura dentro de la
Universidad de Halle, donde comenzó a laborar desde 1942.
Dentro de este contexto teórico y político adverso, en 1944 publicó su primer libro
La ciencia de la sociedad. Esbozo de una teoría de la sociología dialéctica (1968)15,
bajo el pseudónimo de Stanislaw Warynski, donde por primera vez intentó presentar
el método propio del marxismo auténtico en forma pura, con la finalidad de
especificarlo y de distinguirlo de la variedad de métodos existentes en la teoría
social y en la ciencia histórica.
15
La versión original en alemán del libro tiene una variación en el subtítulo, en el cual se lee: “Esbozo
de una metodología de sociología dialéctica” [Umriss einer Methodenlehre der dialektischen
Soziologie]. En éste se emplea la palabra “metodología” en lugar de “teoría” —de la sociología
dialéctica—, en mayor apego y adecuación tanto con los contenidos del libro como con los objetivos
generales del propio Kofler. Cfr. L. Kofler. Die Wissenschaft von der Gesellschaft. Umriss einer
Methodenlehre der dialektischen Soziologie. (Pseud. Stanislaw Warynski). Bern: Francke Verlag,
1944; 2. Aufl. Mannheim, 1971; 3. Aufl. Frankfurt/M.: Makol, 1971.
16
La versión original en alemán del libro contiene el subtítulo: “Tentativa de una consideración
«comprensiva» de la época moderna basada en el materialismo histórico” [Versuch einer
«verstehenden» Betrachtung der Neuzeit nach dem historischen Materialismus]. Con tal subtítulo se
precisa el carácter original de esta investigación de Kofler, que consiste en considerar de manera
comprensiva, en el sentido materialista-histórico de Marx, diversos fenómenos espirituales
característicos del momento de surgimiento de la sociedad moderna. Cfr. L. Kofler. Zur Geschichte
der bürgerlichen Gesellschaft. Versuch einer «verstehenden» Betrachtung der Neuzeit nach dem
historischen Materialismus Halle/Saale: Mitteldeutsche Druckerei und Verlagsanstalt, 1948.)
6
que la ciencia social tradicional conoce un método semejante, como lo muestran las
investigaciones de Weber y de Ernst Troeltsch, sin embargo, afirma que estos
llegaron a tal método después de haberse acercado en diferentes grados al
materialismo histórico (Kofler, 1974a, pág. 11).
7
planteamiento17. Por ello, haremos la exposición en positivo de los elementos
esenciales del mismo, esto es, abstrayendo en la mayor medida posible la polémica
con las posiciones sociológicas e historiográficas que se implican en su tratamiento.
Presentamos los elementos del argumento bajo la forma de tesis, queriendo indicar
que cada uno de los planteamientos incorporados en ellas proyecta una veta de
indagación, desarrollo y formulación más sólida y definitiva de los problemas que
implican. Sin embargo, pese a la apariencia fragmentaria que representa esta forma
de exponer la cosa, hay una secuencia articulada establecida por el principio de
totalidad.
I.
17
La exposición de este apartado consiste en una glosa del planteamiento metódico de Leo Kofler
presentado entre las páginas 13 y 37 del libro Contribución a la historia de la sociedad burguesa
(1974a). Con esta aclaración queremos dejar constancia de que las ideas expuestas son de la
autoría de Leo Kofler, pues, salvo excepcionalmente, no consignamos la referencia. En los casos en
los que ha sido necesario complementar o apuntalar las ideas con las de otro autor, siempre
consignamos la fuente. Por lo demás, nuestra exposición en esta sección está influido por el método
del montaje ejercitado por Walter Benjamin para reconstruir la génesis del siglo XIX y de los Pasajes
de la ciudad de París, a través del cual se proponía “desarrollar el arte de citar sin comillas hasta el
máximo nivel” (Benjamin, 2005, pág. 460) y se planteaba frente a su materia afirmando: “No tengo
nada que decir. Sólo que mostrar” (Benjamin, 2005, pág. 462).
18
En la terminología dialéctica, das moment [momento] significa una fase o aspecto de un proceso
dialéctico acumulativo. Se distingue de der moment [momento] que significa un momento en el
tiempo. Así, das moment [momento] es un particular que ha de entrar en una mediación [Vermittlung]
con la totalidad.
19
Estas pueden ser figuras políticas, sociales, jurídicas, culturales, religiosas, artísticas, etc.
8
II.
III.
20
Según el contexto y el nivel de abstracción con el que se trabaje, el sujeto histórico puede referir
a la sociedad, la nación, la clase, etc.
21
Leo Kofler considera que el mejor ejemplo de una interpretación de este tipo, es decir, una
interpretación basada en el método dialéctico, es la que ha realizado Georg Lukács sobre el Fausto,
de Goethe. Nosotros consideramos que el análisis de la Reforma luterana realizado por Kofler en su
Contribución a la historia de la sociedad burguesa, es otro muy logrado ejemplo.
9
Los conceptos de actividad y conciencia del sujeto histórico, en su composición
unitaria como actividad adecuada a un fin22, conforman el criterio ontopraxeológico23
para captar los fenómenos espirituales y se convierten en aspectos esenciales de
la “verdadera dialéctica científica” (Marx, Miseria de la filosofía, 1987, pág. 166).
IV.
22
En el capítulo cinco de El capital (2014), donde Marx trata la naturaleza general de la producción
de valores de uso, dice que “los elementos simples del proceso laboral son la actividad orientada a
un fin —o sea el trabajo mismo—, su objeto y sus medios”, y amplia afirmando que “concebimos el
trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre… lo que distingue
ventajosamente al peor al maestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la celdilla
en su cabeza antes de construirla en la cera. Al consumarse el proceso de trabajo surge un resultado
que antes del comienzo de aquel ya existía en la imaginación del obrero o sea idealmente… Además
de esforzar los órganos que trabajan, se requiere del obrero, durante todo el transcurso del trabajo,
la voluntad orientada a un fin la cual se manifiesta como atención.” (p. 216, cursivas en el original) Y
concluye: “El proceso de trabajo, tal como lo hemos presentado en sus elementos simples y
abstractos, es una actividad orientada a un fin, el de la producción de valores de uso, apropiación de
lo natural para las necesidades humanas, condición general del metabolismo entre el hombre y la
naturaleza, eterna condición natural de la vida humana y por tanto independiente de toda forma de
esa vida, y común, por el contrario, a todas sus formas de sociedad.” (p. 223, cursivas en el original)
23
Jindrich Zeleny define la especificidad del punto de vista teórico de Marx como un método de
investigación lógica de fundamentos que es nuevo en principio y que, por su contenido, se puede
calificar como ontopraxeológico (Zeleny, 1978).
10
V.
VI.
“Sus supuestos [los del modo de consideración materialista] son los hombres,
no en un aislamiento o fijeza fantásticos, sino en su real proceso de desarrollo,
empíricamente intuible, bajo determinadas condiciones. Tan pronto como se
ha expuesto este proceso vital activo, la historia deja de ser una colección de
hechos muertos, como ocurre aun en los empiristas abstractos.” (citado en
Kofler, 1974a, páginas 22-23).
24
Este es un principio medular de la concepción materialista e histórica de Marx. La explicitación de
este, no obstante, no ha sido lo habitual en la historia del marxismo y, por desgracia, tampoco su
aplicación. Otro autor que en coincidencia con Kofler tuvo a bien explicitarlo fue Karl Korsch, quien
concibe éste “principio de la especificación histórica de todas las relaciones y circunstancias
sociales”, como “el primer principio básico de la ciencia revolucionaria de la sociedad”, a través del
cual Marx “concibe todas las instituciones, relaciones y circunstancias de la sociedad burguesa en
su particularidad histórica… [y] critica todas las categorías de la teoría social burguesa en las que se
desdibuja ese específico carácter histórico”. (Korsch, 1975, pág. 25)
11
Por otro lado, en exponer las profundidades del acaecer histórico volviéndolo
“comprensible”. La dificultad, dice Marx, “comienza solo en el momento en que nos
entregamos a la consideración y ordenamiento del material…a la exposición real”
(citado en Kofler, 1974ª, p. 23). Lo fundamental para llevar a cabo la comprensión
de los fenómenos era, pues, para el Marx de La ideología alemana, la exposición
[«darstellung»]25 del proceso vital activo o movimiento real.
A los fanáticos de la “exactitud” factual que se mueven en el mar de los hechos les
parece construcción a priori cualquier tentativa de investigar la confusión, la
complicación y el movimiento del mundo de los fenómenos sociohistóricos a partir
de la esencia vital que le es propia, es decir, de volver este mundo comprensible
como movimiento real de la vida social.
VII.
Si bien la dialéctica comparte con el empirismo el punto de vista de que los límites
de la experiencia en ningún caso deben ser rebasados, ella es mucho más que esto:
“es el método del descubrimiento comprensivo de la dialéctica histórica por el
camino de la «mediación» de los momentos dentro de la totalidad concreta” (Kofler,
25
Sinónimos de exposición, según el vocablo alemán, son: consideración, examen, meditación,
figuración.
12
1974a, p. 25). Lo cual trasciende al empirismo y su propensión a dividir todo en
hechos individuales.
Para que la dialéctica salga avante frente a las formas idealistas de concebir la
totalidad es decisivo considerar sus determinaciones concretas con base en la
orientación que más consecuentemente le ha dado su figura histórico-concreta: el
punto de vista de Marx.
VIII.
En primer lugar, Marx afirma de manera apodíctica que el ser humano transforma
el entorno natural mediante su trabajo, no a la inversa, como lo piensan muchos de
sus críticos al afirmar que atribuye a factores extrahumanos —sea el ambiente
natural o las fuerzas productivas— la fuerza que determina la sociedad.
26
Siguiendo un camino independiente del «marxista solitario» [marxistischen Einzelgängers] Leo
Kofler, Karel Kosik en su Dialéctica de lo concreto coincide en lo esencial con el primero en su
consideración de la cuestión de la comprensión y de la totalidad: “La comprensión del fenómeno
marca el acceso a la esencia […] El concepto de la cosa es la comprensión de ella, y comprender lo
que la cosa es significa conocer su estructura. El rasgo más característico del conocimiento consiste
en la descomposición del todo. La dialéctica no llega al conocimiento desde el exterior o
complementariamente, ni tampoco ello constituye una de sus características, sino que el
conocimiento es la propia dialéctica en una de sus formas; el conocimiento es descomposición del
todo. El concepto y la abstracción tienen en la concepción dialéctica el significado de un método que
descompone el todo unitario, para poder reproducir mentalmente la estructura de la cosa, es decir,
para comprender la cosa.” (Kosik, 1967, págs. 28-30)
13
Ahora bien, para Marx no sólo el hombre es la raíz de todo el acontecer social, sino
que toda historia, sin excepción, es una historia humanamente determinada. Es una
historia que se realiza a través de la conciencia y de la voluntad, aun cuando se
trate de una conciencia que no siempre se comprende a sí misma y que no
comprende verdaderamente la realidad. Y aun donde todos los fenómenos
económicos han tomado el aspecto de un mundo objetivo de cosas que trascienden
el comportamiento humano, estos, sin embargo, están fundados en la acción
humana y se resuelven en relaciones sociales concretas del capitalismo.
IX.
14
X.
XI.
15
XII.
3. Consideraciones finales
16
ANEXO. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin27
1 University Street
WC 1 [Londres]
17.4.38
Permítame decirle francamente que he hecho una tarea enorme en este trabajo. Detrás de
todos los muchos materiales y ejemplos –que pueden ser excesivos, pero inevitables, si se
quiere evitar generalidades–, está la idea de que no podemos comprender la conexión entre
el proceso social y el “psíquico” mientras nos atengamos a observar en lo psíquico solo lo
que es estático e inmutable, en lugar de ver lo psíquico “en proceso”. Me parece que no
conduce a nada si, desde una perspectiva marxista, el psicoanálisis o cualquier otra forma
a-histórica de psicología es criticada u opuesta por este o aquel detalle en particular. Ante
nosotros se encuentra la tarea más positiva de hacer que el orden del cambio histórico de
lo psíquico sea accesible a nuestra comprensión. Eso es lo que este primer volumen está
tratando de hacer. Luego, paso a paso, queda por examinar qué procesos sociales son los
motores de esta transformación psíquica. Esto sucede en el segundo volumen, que
actualmente está en proceso de impresión, pero por razones externas, es probable que
tarde un poco en aparecer.
Mientras tanto,
le dejo un cordial saludo.
Muy sinceramente
Norbert Elias
[firma]
27
Retomamos la edición y traducción de la correspondencia que ha realizado raúl rodríguez freire
publicada en Pléyade 23 / enero-junio (2019), pp. 52-56
17
2. Carta de Walter Benjamin a Norbert Elias
Con el mayor agradecimiento le confirmo el recibo de su trabajo. Lo leí con gran interés. El
material que usted presenta me era completamente desconocido; ilustra su exposición de
manera excelente.
18
Permítame ir inmediatamente a uno de los puntos centrales de lo que me dice. Hay un
malentendido: aparte de los comentarios iniciales, que usted conoce, mi trabajo contiene,
en el segundo volumen, tan pocas consideraciones metodológicas como el primero. Así
como el primer volumen se ocupa, en su mayor parte, de ciertos procesos psíquicos
concretos, el segundo volumen trata de procesos sociales concretos que ponen en
movimiento aquellos procesos psíquicos. Me parece que mejor que cualquier argumento
metodológico –de lo cual estoy seguro que usted y yo casi no tenemos una opinión muy
diferente al respecto, hemos tenido más que suficiente en Alemania–, es la práctica, el
trabajo de investigación concreto, que indica de qué espíritu se es hijo. Y me sorprende un
poco ver que mi primer volumen le deja dudas al respecto. No hubiera creído posible que
alguien lo viera como un ejemplo de una concepción “idealista” de la historia.
Con gran satisfacción acabo de ver en mi viaje a Escandinavia que las personas que leen
este libro sin prejuicios en mi contra entienden inmediatamente cuál es mi principal
preocupación: quería encontrar un método claro y un material sin ambigüedades que
superara la aún dominante visión estática de los fenómenos psíquicos. Quien, como usted
o yo mismo, nunca pierde de vista la imagen del proceso social claramente estructurado,
no puede satisfacerse con una consideración tan estática de lo psíquico, que sigue
prevaleciendo hoy en día hasta en las corrientes psicológicas más modernas. Sea lo que
sea lo que uno entienda por “dialéctica”, esta palabra está dirigida a dar cuenta
[wiederzugeben] del orden, la estructura, la legalidad de las transformaciones sociales.
Mostrar que la construcción de lo psíquico está sujeta al mismo orden es la tarea de este
primer volumen. Esta tarea es vista hoy por muy pocas personas –incluyendo, por ejemplo,
a Erich Fromm–, y ni hablar de la forma en que usted mismo la aborda. Esa es la razón por
la que me acerqué para solicitarle una reseña. Estaba seguro de que usted era una de las
personas competentes para juzgar un libro como este. Es un malentendido si usted cree
que se trata de un trabajo histórico-cultural, y que [por tanto] los historiadores culturales
estarían particularmente mejor preparados para entenderlo. Algo se encuentra en la
distinción entre “civilización” y “cultura”. Y tengo ejemplos de cómo los historiadores
culturales, acostumbrados a ver la “esencia” de la historia en la esfera de la mente y las
ideas, no tienen la capacidad de comprender este intento de una psicología histórica que
analiza cosas tan simples como la comida, sonarse [la nariz] y los impulsos humanos más
elementales. Sin embargo, sobre todo, no fue la simple recopilación de datos históricos a
lo que apuntaba –como sucede a menudo con el historiador cultural–, sino a la
demostración de estructuras sociopsicológicas, a partir de las cuales se podría proponer de
manera más inequívoca de lo que antes era posible, un puente para las estructuras
sociales.
Así que de nuevo: me encantaría que hiciera el esfuerzo de anunciar este volumen de mi
trabajo en la Zeitschrift für Sozialforschung. Si prefiere no hacerlo, deje descansar este
asunto. No he tenido contacto con Erich Fromm desde hace mucho tiempo. Y usted
comprenderá que no me gustaría que este libro fuese reseñado por las manos de una
persona incompetente.
19
4. Carta de Walter Benjamin a Norbert Elias
Las contribuciones a una teoría social como esta, fundada en el método materialista y
diferenciada de los llamados estudios metodológicos –en cuyo desprecio estoy de acuerdo
con usted– no han abundado en Alemania, y ni siquiera contamos actualmente con alguna.
No es imposible que mi punto de vista le parezca limitado; pero cualquier cosa que haga,
incluyendo una reseña, tendrá exactamente esto como presupuesto.
Bibliografía
Benjamin, W. (2005). Libro de los pasajes. Madrid: Akal.
Benjamin, W. (2008). Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México: Itaca.
Benjamin, W., & Elias, N. (2019). La materialidad de la historia. Correspondencia
entre Norbert Elias y Walter Benjamin. Pléyade, 46-57.
Elias, N. (2016). El proceso de la civilización. México: Fondo de Cultura Económica.
Jünke, C. (2007). Sozialistisches Strandgut. Leo Kofler – Leben und Werk (1907-
1995). Hamburg: VSA-Verlag.
Jünke, C. (2022). Leo Kofler’s Philosophy of Praxis: Western Marxism and Socialist
Humanism. Leiden: Brill.
Kofler, L. (1968). La ciencia de la sociedad. Esbozo de una teoría de la sociología
dialéctica. Madrid: Revista de Occidente.
Kofler, L. (1974a). Contribución a la historia de la sociedad burguesa. Buenos Aires:
Amorrortu.
Kofler, L. (1974b). Historia y Dialéctica. Buenos Aires: Amorrortu.
Korsch, K. (1975). Karl Marx. Barcelona: Ariel.
Kosik, K. (1967). Dialéctica de lo concreto. México: Grijalbo.
Marx, K. (1975). Cartas a Kugelmann. La Habana: Editorial de ciencias sociales.
Marx, K. (1982). Escritos de juventud. México: Fondo de cultura económica.
Marx, K. (1987). Miseria de la filosofía. México: Siglo XXI.
20
Marx, K. (1999). El capital. Crítica de la economía política. El proceso de producción
de capital. Tomo I/Vol. 2. México: Siglo XXI Editores.
Marx, K. (2014). El capital. Crítica de la economía política. El proceso de producción
de capital. Tomo I/Vol.1. México: Siglo XXI Editores.
Marx, K., & Engels, F. (2014). La ideología alemana. Madrid: Akal.
Zeleny, J. (1978). La estructura lógica de El capital de Marx. México: Grijalbo.
21