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Dialéctica, materialidad y comprensividad.

Elementos para la fundamentación de una sociología histórica crítica


aleccionada por Walter Benjamin y Leo Kofler

Javier Gómez Monroy


Centro de Estudios Sociológicos
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales_UNA;

«El sujeto del conocimiento es la propia clase luchadora y oprimida»


Walter Benjamin

Preámbulo. El diálogo epistolar de Norbert Elias y Walter Benjamin sobre el


contenido materialista de la dialéctica.

Entre los meses de abril y mayo de 1938 Norbert Elias y Walter Benjamin
mantuvieron un intercambio epistolar1 (Benjamin y Elias, 2019). Elias consideraba
haber realizado una investigación dialéctica en El proceso de la civilización (1938)
y acudió a Benjamin para solicitarle elaborar una reseña de esta obra en la
Zeitschrift fur Sozialforschung, la revista del Instituto de Investigación Social de
Frankfurt, dirigida por Max Horkheimer. El envío de un ejemplar de la obra al
domicilio parisino de Benjamin iba acompañado de la carta que daba inicio a una
comunicación postal de la que se derivó una breve pero sustancial discusión
metodológica que versó sobre la consistencia específica de la concepción dialéctica
de los fenómenos sociales, psíquicos y culturales.

En su primera misiva, Elias le informaba a Benjamin de lo que se trataba la obra,


centrando que la especificidad de su investigación radica en demostrar que para
comprender la conexión entre el proceso social y el proceso psíquico de la sociedad
debe observarse lo dinámico y mutable que hay en éste, lo psíquico en proceso, por
lo cual emprende la tarea de volver comprensible el orden del cambio histórico de
lo psíquico2 (Benjamin & Elias, 2019)

* El presente artículo fue realizado en el marco del proyecto “Perspectivas y prácticas de la


enseñanza de la Sociología histórica: teorías, métodos y aplicaciones”, en el Programa de Apoyo a
Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación (PAPIME) en el año 2022, auspiciado por la Dirección
General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA)
1
En el Anexo se encuentra de manera íntegra el intercambio epistolar que mantuvieron los autores.
2
A esta tarea “más positiva”, Elias contrapone el ejercicio de la crítica que, desde una “perspectiva
marxista”, se pudiera hacer a cualquier forma de psicología a-histórica “por este o aquel detalle en
particular”. (Benjamin & Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y
Walter Benjamin, 2019, pág. 52)

1
De esta manera Elias describía el carácter de la obra presentada y manifestaba su
deseo de conseguir una reseña3, enfatizando su preocupación por indagar en
aspectos que consideraba confluentes con los intereses dialécticos de
investigación4 del Instituto de Investigación Social de Frankfurt dirigido por Max
Horkheimer y Theodor Adorno, y en particular con los del propio Walter Benjamin.

Por su parte, Benjamin, dio su primera respuesta enfocando una cuestión expuesta
en el prólogo de El proceso de la civilización (2016). Se trata del problema
fundamental de método que plantea Elias cuando busca alejarse del relativismo
histórico y orientarse hacia la búsqueda de un orden o ley del cambio histórico para
elucidar el conjunto de fenómenos psicológicos y conductuales que dan lugar a la
civilización; Benjamin señala la disyuntiva que esto representa, pues Elias estuvo
conminado a optar entre una concepción idealista o una concepción dialéctico-
materialista de la historia para desarrollar su investigación5. Finalmente, declara que
tal cuestión metodológica es de su particular interés6 y pone como condición para
elaborar la reseña que Elias haga explicita su toma de posición respecto de ella 7,
lo cuál cree que ocurrirá en el según volumen de la obra, todavía no publicada en
ese momento, cuyo contenido será —como lo afirma Elias en su primera carta— el
examen de “qué procesos sociales son los ‘motores’ de esta transformación
psíquica” (Benjamin & Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre
Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 52).

3
“Sería una gran satisfacción para mí —y, por cierto, también mi deseo— ver el libro reseñado por
usted en la revista del Instituto [de Investigación Social de Frankfurt]”. (Benjamin & Elias, La
materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 52)
4
Se refiere a los procesos, conexión entre procesos, dinamismo, lo mutable, ley del cambio histórico.
5
A continuación, reproducimos extensamente el planteamiento de Elias al que hace alusión Walter
Benjamin, pues comprender el punto problemático a partir del cual se desarrolló la discusión entre
ambos. “A primera vista puede parecer que preguntar siempre por la génesis de toda construcción
histórica es una complicación inútil. Pero, puesto que toda manifestación histórica —tanto las
actitudes humanas como las instituciones sociales— ha «sido» de hecho, ¿cómo pueden pretender
ser simples y satisfactorias interpretaciones que, mediante una especie de abstracción artificial,
extraen todas estas manifestaciones de su decurso natural e histórico, que les arrebatan su carácter
de movimiento y de proceso y que tratan de comprenderlas como construcciones estáticas,
independientes del camino en el que se han originado y en el que se transforman? No es ningún
prejuicio teórico, sino simplemente la experiencia la que nos obliga a buscar interpretaciones y
caminos que orienten a nuestra conciencia entre la Escila de este «estatismo», que trata de expresar
todo lo histórico como inmóvil y no motivado, y el Caribdis de ese «relativismo histórico» que
solamente ve en la historia un cambio continuo, sin penetrar en la ordenación de ese cambio y en la
regularidad de las formaciones históricas. Esto es precisamente lo que se intenta aquí. La
investigación sociogenética y psicogenética trata de descubrir el orden de los cambios históricos, su
mecánica y sus mecanismos concretos y, con ello, parece que se pueden encontrar respuestas
relativamente sencillas y precisas para toda una serie de problemas que hoy se presentan como muy
complicados o insolubles a la reflexión.” (Elias, 2016, pág. 77)
6
Declara Benjamin: “Esta es la cuestión que está en el centro de mis propios intereses”. (Benjamin
& Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019,
pág. 53)
7
Advierte Benjamin: “Antes de reseñar su libro, preferiría esperar el desarrollo de su posición.”
(Benjamin & Elias, La materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter
Benjamin, 2019, pág. 53)

2
En su segunda misiva, Elias responde con inmediatez al comentario sobre la
cuestión de método que Benjamin le plantea, afirmando que el tratamiento de los
materiales empíricos que sirven para ilustrar las afirmaciones teóricas es lo
prioritario en su obra, con lo cual desplaza a un segundo plano el asunto de las
cuestiones metodológicas8. Asimismo, asevera que su interés se decanta por la
elucidación de los procesos psíquicos concretos y por los procesos sociales
concretos que los dinamizan, expresando con esto una mayor preocupación por “la
práctica”, por el trabajo de investigación concreto (Benjamin & Elias, La materialidad
de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág.
54). Una vez dicho esto, Elias define formalistamente la dialéctica como una
“palabra [que] está dirigida a dar cuenta del orden, la estructura, la legalidad de las
transformaciones sociales” (2019, pág. 54), y reitera que su objetivo teórico consiste
en demostrar que la constitución de lo psíquico está sujeta a la legalidad de las
transformaciones sociales. Finaliza reiterando que su objetivo es tanto mostrar que
la estructura de los psíquico está sujeta a tal legalidad de las transformaciones
sociales, como elaborar una “psicología histórica” que apunta “a la demostración
de estructuras sociopsicológicas, a partir de las cuales se puede establecer “un
puente para las estructuras sociales”; y añade afirmando que estas tareas son vistas
por pocas personas, dentro de las que se encuentran Erich Fromm —otro miembro
de la Escuela de Frankfurt— y el propio Benjamin, de quien se despide, en esta
que se será su última misiva, reconociéndole las mejores aptitudes intelectuales
para juzgar el libro y solicitándole nuevamente la reseña de la obra9.

De esta manera Elias explicaba los “malentendidos” de Benjamin10 e insistía en las


confluencias metodológicas con éste y con los otros teóricos de la Escuela de
Frankfurt, para lo cual precipitó su definición formalista de dialéctica y recordó su
búsqueda de comprender los procesos espirituales a partir de los procesos sociales
concretos —los cuales no precisa— y de la ley que regula sus transformaciones.

En su última respuesta, Benjamin se deslinda de la línea de pensamiento mostrada


por Elias en su carta anterior y explicita la suya afirmando categóricamente que la
concepción de una psicología social —“psicología histórica”, en los términos de
Elias— sólo puede definirse a partir de una teoría social que tiene como principal
objetivo las contradicciones de clase, esto es: las formas de explotación del trabajo
y las formas de dominación de una clase sobre otra consideradas de manera

8
Aclara Elias: “Hay un malentendido: aparte de los comentarios iniciales [en el prólogo del primer
volumen de El proceso de la civilización], que usted conoce, mi trabajo contiene, en el segundo
volumen tan pocas consideraciones metodológicas como el primero.” (Benjamin & Elias, La
materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 54)
9
En la respuesta de Elias no sólo está ausente su toma de posición teórica sobre el carácter
metodológico de El proceso de la civilización, sino que franquea tal exigencia con un subterfugio en
el que alude en negativo la cuestión: “No hubiera creído posible que alguien lo viera como un ejemplo
de una concepción ‘idealista’ de la historia” (Benjamin & Elias, La materialidad de la historia.
Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin, 2019, pág. 54).
10
Aunado al “malentendido” sobre la cuestión metodológica señalado en la nota 7, en la misma carta
Elias expresaba: “es un malentendido si usted cree que [El proceso de la civilización] trata de un
trabajo histórico-cultural, y que [por tanto] los historiadores culturales estarían particularmente mejor
preparados para entenderlo.” (2019, pág. 54)

3
específica para cada sociedad que se trate. Derivado de lo anterior, afirma que los
aportes a una teoría social basada en la dialéctica materialista son escasos en
general y, en lo particular, en ese momento no existe ninguno en Alemania, con lo
cual niega que el trabajo de Elias sea de esta naturaleza11. Finalmente, Benjamin
ratifica que cualquier cosa que haga —incluida una reseña— tendrá como
presupuestos tanto la concepción de que la dialéctica tiene un fundamento crítico y
materialista, como la teoría social que reconoce las contradicciones económicas y
sociales que están a la base de las sociedades de clase —como las que interesan
a Elias.

De esta manera, Benjamin argumentó su rechazo a elaborar la recensión y, con


ello, destruía en definitiva la defensa formalista y neutralista que había erigido Elias
desde su primera carta, cuando expresaba que: “no conduce a nada si, desde una
perspectiva marxista, el psicoanálisis o cualquier otra forma a-histórica de psicología
es criticada u opuesta por este o aquel detalle en particular” (Benjamin & Elias, La
materialidad de la historia. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin,
2019, pág. 52). Lo hacía señalando la materialidad concreta que ha de tenerse como
supuesta en toda aventura de investigación dialéctica que aborde la sociedad
moderna y sus procesos de constitución: las contradicciones económico-materiales
entre las clases sociales que la componen, las formas específicas de realizarse la
explotación del trabajo y las formas específicas de dominación de unas clases sobre
otras. Finalmente, mostraba que lo único en lo que concordaba con Elias era en su
desprecio por los llamados “estudios metodológicos”, los cuales no tienen en
absoluto que ver con la dialéctica.

Así entonces, la reseña solicitada por Elias no fue elaborada y tampoco hay noticias
de que la comunicación hubiese continuado. No obstante, tenemos como un
resultado fructífero de la correspondencia una discusión acerca del método para
analizar adecuadamente los comportamientos psicosociales desde una concepción
dialéctica y materialista de la historia. En ella, Elias sostuvo ambiguamente que su
método de análisis es el dialéctico y Benjamin lo impugnó señalando la ausencia de
contenidos en su exposición que lo validarían como tal.

Ahora bien, de esta impugnación se ha derivado una pregunta que nos arroja a
indagar más ampliamente en los criterios que deben considerarse para realizar un
análisis auténticamente dialéctico de los fenómenos sociales, políticos,
psicológicos, culturales e ideológicos, con la finalidad de incorporarlos en la tentativa
de fundamentar una sociología histórica crítica como la que aquí propugnamos.

Para avanzar en tal indagación recurriremos a los desarrollos metodológicos que


llevó a cabo el filósofo y sociólogo marxista Leo Kofler en su obra Contribución a la
historia de la sociedad burguesa, publicada en 1948. Esta obra significó un original
y fundamental aporte a la teoría social dialéctica que Benjamin echaba de menos

11
La teoría social basada en la dialéctica materialista tendrá que aguardar diez años para contar con
un aporte consistente, el cual fue plasmado en Contribución a la historia de la sociedad burguesa
(1948) de Leo Kofler.

4
en el momento en el que mantuvo la comunicación con Elias, pero que por el trágico
desenlace de su vida no pudo llegar a conocer12.

Por nuestra parte, consideramos la obra de este «marxista cruzador de fronteras»


[marxistischen Grenzgängers]13 (Jünke, 2007), Leo Kofler, como uno de los más
logrados esfuerzos en la historia del marxismo de ejercitar una comprensión de la
génesis de la sociedad burguesa tomando como base la dialéctica en su forma
materialista y crítica, tal como fue concebida por Karl Marx.14

1. Leo Kofler y la tentativa de poner sobre sus pies la dialéctica marxiana para
reconstruir al materialismo histórico.

«Necesitaría una investigación muy detallada


para exponer mis objeciones a la opinión
tan insólita e impugnable de [Leo Kofler] este extraño marxista.»
Leopold von Wiese

«Debo anticipar que su manera de presentar la dialéctica del materialismo histórico


[en el libro Historia y dialéctica] me parece la única correcta,
y que por eso mismo su libro constituye un
importante aporte a la literatura marxista más reciente.»
Ernst Mandel

12
Cabe resaltar que en el tiempo en el que se desarrolló la comunicación epistolar entre Norbert
Elias y Walter Benjamin, éste se encontraba trabajando en su texto “Sobre el concepto de historia”
(1942) —así titulado por Theodor W. Adorno, su primer editor quien lo publicó póstumamente—, en
el cual procura un ajuste de cuentas con el marxismo socialdemócrata y el del socialismo realmente
existente, para reconstruir el sentido crítico y revolucionario del materialismo histórico. Como lo indica
Bolívar Echeverría (Benjamin, 2008), el texto de Benjamin estaba relacionado con la necesidad de
construir un armazón teórico orientado a sustentar la historia crítica de la génesis de la sociedad
moderna, proyecto que quedó inconcluso y cuyo manuscrito fue publicado también póstumamente
como Libro de los pasajes. La fundamentación epistemológica y metodológica del Libro de los
pasajes, en la vía de la dialéctica materialista de Marx, puede constatarse en su capítulo “N: teoría
del conocimiento, teoría del progreso”, p. 459 ss. (Benjamin, 2005)
13
Era un «cruzador de fronteras» en el sentido de las regiones (Galicia oriental, Viena,Suiza,
República Democrática Alemana, República Federal Alemana), en el sentido de la práctica política
(SAPD, SED, SDP, Nueva Izquierda), en las disciplinas académicas (sociología, historia,
antropología filosófica, estética) y en los teóricos sociales marxistas (Max Adler, Georg Lukács,
Herbert Marcuse). (Jünke, 2022, págs. 15-16)
14
Otros esfuerzos significativos dedicados a analizar el proceso de constitución de la sociedad
burguesa o su estructura sincrónica en algún momento de su historia, desde el punto de vista de la
concepción materialista de la historia y en la perspectiva de la totalidad, son los de: Walter Benjamin:
Libro de los pasajes (1940); Henri Lefebvre: Introducción a la modernidad (1962); Herbert Marcuse:
El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada (1964);
Ernst Mandel El capitalismo tardío (1979); Jorge Veraza: El siglo de la hegemonía mundial de
Estados Unidos (2004)

5
El objetivo de toda la obra de Leo Kofler es situar en sus justos términos la
concepción materialista de la sociedad y de su historia con apego al modo como
Karl Marx la concibió. Esto le supuso reconstruir y desarrollar la autenticidad de tal
concepción, a partir de lo cual se enfrentó a las interpretaciones mecanicistas del
mismo, desde las expresadas por Edouard Bernstein hasta las de Josef Stalin. El
trabajo de Kofler orientado a la reconstrucción del marxismo en su forma original lo
llevó a cabo dentro de un clima adverso en el que primaban tales interpretaciones
mecanicistas y dogmáticas, siendo esto lo que ocasionó su censura dentro de la
Universidad de Halle, donde comenzó a laborar desde 1942.

Dentro de este contexto teórico y político adverso, en 1944 publicó su primer libro
La ciencia de la sociedad. Esbozo de una teoría de la sociología dialéctica (1968)15,
bajo el pseudónimo de Stanislaw Warynski, donde por primera vez intentó presentar
el método propio del marxismo auténtico en forma pura, con la finalidad de
especificarlo y de distinguirlo de la variedad de métodos existentes en la teoría
social y en la ciencia histórica.

Con base en lo anterior, en su libro Contribución a la historia de la sociedad


burguesa (Kofler, 1974a), publicado en 194816, emprendió la tentativa de verificar el
método antes expuesto, a través del análisis concreto de problemas no resueltos
por la historiografía moderna, buscando ir más allá de los procedimientos de ésta
basados en la investigación y análisis de fuentes. En efecto, el propósito del libro,
como lo anuncia Kofler al inicio, es: “narrar la historia en forma «comprensiva» (pero
prescindiendo de toda la carga metafísica que tradicionalmente va adherida a esta
expresión, en sí rigurosa y precisa).” (Kofler, 1974a)

Así pues, llevar a cabo una interpretación comprensiva [«verstehenden» Deutung]


del acontecer histórico de la época moderna en cuanto totalidad, es lo que da
peculiaridad al estudio de Kofler (2019). Y algo que sin duda asombrará a quienes
cultivan el campo científico de la sociología, es que atribuye la originalidad de ese
método a Karl Marx, no a Max Weber, personaje al que comúnmente se asocia la
“comprensividad” de los fenómenos sociohistóricos. En efecto, Kofler reconocerá

15
La versión original en alemán del libro tiene una variación en el subtítulo, en el cual se lee: “Esbozo
de una metodología de sociología dialéctica” [Umriss einer Methodenlehre der dialektischen
Soziologie]. En éste se emplea la palabra “metodología” en lugar de “teoría” —de la sociología
dialéctica—, en mayor apego y adecuación tanto con los contenidos del libro como con los objetivos
generales del propio Kofler. Cfr. L. Kofler. Die Wissenschaft von der Gesellschaft. Umriss einer
Methodenlehre der dialektischen Soziologie. (Pseud. Stanislaw Warynski). Bern: Francke Verlag,
1944; 2. Aufl. Mannheim, 1971; 3. Aufl. Frankfurt/M.: Makol, 1971.
16
La versión original en alemán del libro contiene el subtítulo: “Tentativa de una consideración
«comprensiva» de la época moderna basada en el materialismo histórico” [Versuch einer
«verstehenden» Betrachtung der Neuzeit nach dem historischen Materialismus]. Con tal subtítulo se
precisa el carácter original de esta investigación de Kofler, que consiste en considerar de manera
comprensiva, en el sentido materialista-histórico de Marx, diversos fenómenos espirituales
característicos del momento de surgimiento de la sociedad moderna. Cfr. L. Kofler. Zur Geschichte
der bürgerlichen Gesellschaft. Versuch einer «verstehenden» Betrachtung der Neuzeit nach dem
historischen Materialismus Halle/Saale: Mitteldeutsche Druckerei und Verlagsanstalt, 1948.)

6
que la ciencia social tradicional conoce un método semejante, como lo muestran las
investigaciones de Weber y de Ernst Troeltsch, sin embargo, afirma que estos
llegaron a tal método después de haberse acercado en diferentes grados al
materialismo histórico (Kofler, 1974a, pág. 11).

En lo que sigue, expondremos aspectos nucleares de la dialéctica y del «modo de


consideración intuitivo» que Leo Kofler presenta en la Introducción de su libro
Contribución a la historia de la sociedad burguesa. En ella, además, condensa
planteamientos que el autor desarrolló ampliamente en sus libros La ciencia de la
sociedad. Esbozo de una teoría de la sociología dialéctica (1944) e Historia y
dialéctica (1955), con el cometido de caracterizar la crisis que en su momento
estremecía a la ciencia histórica y a la sociología y de esbozar posibilidades de
trascendencia de esta. Kofler consideraba que dentro del marxismo existían todas
las premisas para resolver la crisis e, incluso, su solución misma, pero que esta no
se había emprendido de manera sistemática; y que, dada la complejidad y
multidimensional del discurso teórico de Marx, no es de asombrarse que, “pese a
los enjundiosos esfuerzos de teóricos marxistas, queden por descubrir muchos
tesoros, y aún aspectos esenciales” (Kofler, 1974b, pág. 11).

Mutatis mutandis, queremos retomar algunos de los planteamientos de Leo Kofler


expuestos en dicho texto, pues pensamos que arrojan luz en el difícil camino que
lleva a responder por los contenidos materiales y dialécticos de la historia —punto
importante de la discusión entre Norbert Elias y Walter Benjamin—, y porque
presentan criterios epistemológicos que posibilitarían revelar el significado
verdadero de fenómenos sociales, políticos, culturales e ideológicos determinantes
en el proceso de génesis y constitución de la sociedad moderna y, también, del
estadio de su desarrollo actual. En este sentido, los consideramos imprescindibles
para la tentativa de fundamentación de una sociología histórica dialéctica, como la
que propugnamos.

2. Elementos de la concepción dialéctica y materialista de la sociedad para la


fundamentación de una sociología histórica crítica.
«El logro metódico más importante de la teoría de la sociedad de Marx
consiste en hacer comprensibles los fenómenos que aparecen
en infinita variedad, diversidad y contradicción en la historia
como momentos de un proceso que se ha unificado.
Marx fue el primero y único en responder a la pregunta,
fundamental para la teoría social,
de cómo es posible entender la diversidad histórica como una unidad».
Leo Kofler

En lo que sigue reconstruimos el argumento de Leo Kofler en la Introducción de su


Contribución a la historia de la sociedad burguesa, buscando mantener su
coherencia y finalidad interna, con el objetivo de transmitir claramente su

7
planteamiento17. Por ello, haremos la exposición en positivo de los elementos
esenciales del mismo, esto es, abstrayendo en la mayor medida posible la polémica
con las posiciones sociológicas e historiográficas que se implican en su tratamiento.

Presentamos los elementos del argumento bajo la forma de tesis, queriendo indicar
que cada uno de los planteamientos incorporados en ellas proyecta una veta de
indagación, desarrollo y formulación más sólida y definitiva de los problemas que
implican. Sin embargo, pese a la apariencia fragmentaria que representa esta forma
de exponer la cosa, hay una secuencia articulada establecida por el principio de
totalidad.

I.

Para la concepción materialista de la sociedad y de su historia ocuparse de los


hechos sociales e históricos es transformarlos comprensivamente en hechos reales
y verdaderos. Tales hechos deben ser reproducidos en su especificidad como
momentos18 de una totalidad bien articulada.

Restringirse a considerar los hechos según su modo de aparecer en la inmediatez


empírica, como fijos y estáticos, conduce a tener una imagen mistificadora de la
realidad. En oposición a esto, la interpretación comprensiva de la historia posibilita
referir el hecho a una conexión amplia de fenómenos y a la remisión de estos con
la totalidad del ser histórico.

Para comprender los hechos como figuras concretas e individuales19 es necesario


acceder a la verdad de estas figuras, a su esencia histórica. ¿Cómo lograrlo? La
dialéctica materialista reconoce el camino que va desde los hechos —hallados
según la investigación de fuentes— hasta lo realmente fáctico del proceso histórico,
el cual asimismo conduce a que los fenómenos se despojen de su envoltura
aparente y a que se revelen en la verdad que les es esencial.

17
La exposición de este apartado consiste en una glosa del planteamiento metódico de Leo Kofler
presentado entre las páginas 13 y 37 del libro Contribución a la historia de la sociedad burguesa
(1974a). Con esta aclaración queremos dejar constancia de que las ideas expuestas son de la
autoría de Leo Kofler, pues, salvo excepcionalmente, no consignamos la referencia. En los casos en
los que ha sido necesario complementar o apuntalar las ideas con las de otro autor, siempre
consignamos la fuente. Por lo demás, nuestra exposición en esta sección está influido por el método
del montaje ejercitado por Walter Benjamin para reconstruir la génesis del siglo XIX y de los Pasajes
de la ciudad de París, a través del cual se proponía “desarrollar el arte de citar sin comillas hasta el
máximo nivel” (Benjamin, 2005, pág. 460) y se planteaba frente a su materia afirmando: “No tengo
nada que decir. Sólo que mostrar” (Benjamin, 2005, pág. 462).
18
En la terminología dialéctica, das moment [momento] significa una fase o aspecto de un proceso
dialéctico acumulativo. Se distingue de der moment [momento] que significa un momento en el
tiempo. Así, das moment [momento] es un particular que ha de entrar en una mediación [Vermittlung]
con la totalidad.
19
Estas pueden ser figuras políticas, sociales, jurídicas, culturales, religiosas, artísticas, etc.

8
II.

Para acceder a la verdad de las figuras concretas se debe identificar la funcionalidad


que cumplen dentro del todo. Por ejemplo, el pensamiento de una época,
concretado en una doctrina particular como el protestantismo, comparece como un
elemento orgánico de todo un contexto ideológico que se encuentra en directa
relación con el ser social. Sin embargo, es erróneo concebir la conexión entre la
realidad histórica y el espíritu propio de la época como una relación efectuada a
través de un mero «reflejo», como lo comprenden las interpretaciones mecanicistas
de la dialéctica.

Cuando es captada adecuadamente la totalidad a cuyo interior se mueve el


pensamiento, este puede ser concebido como «momento» de la actividad o
autorrealización del sujeto histórico20. De ello resulta, en primer lugar, que el sujeto
pierde la apariencia de ser contemplativo; apariencia que es ajena a él pero que la
comprensión empirista ha tratado de imponer, considerando al sujeto y su
pensamiento como si ante el proceso histórico tuviera la actitud de mero espectador
y no participará de él. Su participación, sin embargo, no significa que «reaccione»
con posterioridad. Por el contrario, la participación del pensamiento pone en marcha
el proceso histórico del ser social mismo al posibilitar continuas decisiones, en tanto
que es condición del actuar.

En segundo lugar, los fenómenos espirituales (ideológicos, morales, culturales, etc.)


al ponerse en relación con el sujeto histórico adquieren un aspecto totalmente nuevo
frente a la interpretación empirista habitual. Esto ocurre debido a que se rompe el
revestimiento de apariencia y exterioridad y se manifiesta su esencia interior21.

III.

El pensamiento y la conciencia del sujeto activo es lo que le permite llevar cabo su


autocomprensión. Por esta razón, la autocomprensión se convierte en el supuesto
para la realización práctica de los procesos históricos, es lo que hace posible al ser
histórico.

20
Según el contexto y el nivel de abstracción con el que se trabaje, el sujeto histórico puede referir
a la sociedad, la nación, la clase, etc.
21
Leo Kofler considera que el mejor ejemplo de una interpretación de este tipo, es decir, una
interpretación basada en el método dialéctico, es la que ha realizado Georg Lukács sobre el Fausto,
de Goethe. Nosotros consideramos que el análisis de la Reforma luterana realizado por Kofler en su
Contribución a la historia de la sociedad burguesa, es otro muy logrado ejemplo.

9
Los conceptos de actividad y conciencia del sujeto histórico, en su composición
unitaria como actividad adecuada a un fin22, conforman el criterio ontopraxeológico23
para captar los fenómenos espirituales y se convierten en aspectos esenciales de
la “verdadera dialéctica científica” (Marx, Miseria de la filosofía, 1987, pág. 166).

La historia es concebible en su verdad por medio de la relación sujeto-objeto: una


relación práctica que sólo puede realizarse a través de la conciencia. El espíritu
abstracto, la conciencia abstracta, el pensamiento científico-filosófico es su creación
más distinguida y la más imprescindible para la autorrealización de la historia.

IV.

Un principio fundamental de la dialéctica consiste en su capacidad para cumplir en


forma vivida y dinámica la exigencia de mediar cada uno de los momentos en la
totalidad. Con esto se rechaza la abstracción vacía y se aleja de la generalización
practicada por ciertas sociologías, en las cuales lo individual, lo único y lo irrepetible
de los fenómenos sociohistóricos experimenta una reducción en su significado o es
negado como tal.

En la dialéctica, lo universal adquiere una significación fundamental en la


constitución del concepto de Totalidad. Sin embargo, esto no ocurre a expensas del
momento particular que, gracias a su mediación concreta con la totalidad, aparece
en su esencialidad y puede ser reconocido en toda su validez histórica.

La dialéctica materialista se distingue porque reconoce los momentos como


elementos singulares e incancelables del movimiento contradictorio de la totalidad.

Esta concepción materialista de la historia, sin embargo, es la teoría peor


comprendida del presente.

22
En el capítulo cinco de El capital (2014), donde Marx trata la naturaleza general de la producción
de valores de uso, dice que “los elementos simples del proceso laboral son la actividad orientada a
un fin —o sea el trabajo mismo—, su objeto y sus medios”, y amplia afirmando que “concebimos el
trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre… lo que distingue
ventajosamente al peor al maestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la celdilla
en su cabeza antes de construirla en la cera. Al consumarse el proceso de trabajo surge un resultado
que antes del comienzo de aquel ya existía en la imaginación del obrero o sea idealmente… Además
de esforzar los órganos que trabajan, se requiere del obrero, durante todo el transcurso del trabajo,
la voluntad orientada a un fin la cual se manifiesta como atención.” (p. 216, cursivas en el original) Y
concluye: “El proceso de trabajo, tal como lo hemos presentado en sus elementos simples y
abstractos, es una actividad orientada a un fin, el de la producción de valores de uso, apropiación de
lo natural para las necesidades humanas, condición general del metabolismo entre el hombre y la
naturaleza, eterna condición natural de la vida humana y por tanto independiente de toda forma de
esa vida, y común, por el contrario, a todas sus formas de sociedad.” (p. 223, cursivas en el original)
23
Jindrich Zeleny define la especificidad del punto de vista teórico de Marx como un método de
investigación lógica de fundamentos que es nuevo en principio y que, por su contenido, se puede
calificar como ontopraxeológico (Zeleny, 1978).

10
V.

La dialéctica hace un nuevo esclarecimiento sobre el concepto de «hecho» al


mostrar que éste adquiere una significación particular en cada una de las diversas
formas y relaciones sociales en las que tiene lugar 24. Sólo al modo de pensar no-
dialéctico el «hecho» se le presenta como lo simplemente dado.

Para la dialéctica, el material empírico es fluido, dinámico, infringe la serie


cronológica y socava su fundamento aparentemente firme y fijo. Dado que los
fenómenos sociales se condicionan unos a otros, el estaticismo es un obstáculo que
impide comprenderlos históricamente, pues aparentan una fijeza no mediada.

De tal modo, la categoría de movimiento es un elemento constitutivo del método


que quiera actuar con precisión y adecuación con el movimiento propio de la
realidad histórica. Esto es lo que expresa Marx cuando afirma que “el libre
movimiento de la materia es la paráfrasis del método dialéctico”. (Marx, 1975, pág.
182)

VI.

Marx aportó a la investigación dialéctica de la sociedad y de la historia el llamado


método «comprensivo». Este método fue concebido avant la lettre por Karl Marx, lo
cual se puede esclarecer si nos atenemos al contenido conceptual más que a la
denominación.

Desde 1846, en La ideología alemana, Marx defendió un «modo de consideración


intuitivo» en oposición a la descripción tradicional de los hechos históricos que se
mantiene en la superficie. Su peculiaridad radicaba, por un lado, en enfrentar la
dificultad de comprender la vida histórica como un proceso vital «intuible», de tal
modo que:

“Sus supuestos [los del modo de consideración materialista] son los hombres,
no en un aislamiento o fijeza fantásticos, sino en su real proceso de desarrollo,
empíricamente intuible, bajo determinadas condiciones. Tan pronto como se
ha expuesto este proceso vital activo, la historia deja de ser una colección de
hechos muertos, como ocurre aun en los empiristas abstractos.” (citado en
Kofler, 1974a, páginas 22-23).

24
Este es un principio medular de la concepción materialista e histórica de Marx. La explicitación de
este, no obstante, no ha sido lo habitual en la historia del marxismo y, por desgracia, tampoco su
aplicación. Otro autor que en coincidencia con Kofler tuvo a bien explicitarlo fue Karl Korsch, quien
concibe éste “principio de la especificación histórica de todas las relaciones y circunstancias
sociales”, como “el primer principio básico de la ciencia revolucionaria de la sociedad”, a través del
cual Marx “concibe todas las instituciones, relaciones y circunstancias de la sociedad burguesa en
su particularidad histórica… [y] critica todas las categorías de la teoría social burguesa en las que se
desdibuja ese específico carácter histórico”. (Korsch, 1975, pág. 25)

11
Por otro lado, en exponer las profundidades del acaecer histórico volviéndolo
“comprensible”. La dificultad, dice Marx, “comienza solo en el momento en que nos
entregamos a la consideración y ordenamiento del material…a la exposición real”
(citado en Kofler, 1974ª, p. 23). Lo fundamental para llevar a cabo la comprensión
de los fenómenos era, pues, para el Marx de La ideología alemana, la exposición
[«darstellung»]25 del proceso vital activo o movimiento real.

En El capital Marx distingue entre el modo de exposición y el modo de


«investigación» de los hechos. La exposición del movimiento real comienza sólo
después que se ha realizado el trabajo preparatorio de recopilar, apropiarse y
ordenar el material empírico. Si se realiza esto y el movimiento real de la vida
material se logra representar ahora conceptualmente, es decir, se lo expone, puede
parecer que se está ante una construcción apriorística.

A los fanáticos de la “exactitud” factual que se mueven en el mar de los hechos les
parece construcción a priori cualquier tentativa de investigar la confusión, la
complicación y el movimiento del mundo de los fenómenos sociohistóricos a partir
de la esencia vital que le es propia, es decir, de volver este mundo comprensible
como movimiento real de la vida social.

Como lo afirma Marx en el epílogo a la segunda edición de El capital, fue Hegel el


primero en exponer, aunque en forma mistificada, “de manera amplia y consciente
las formas generales del movimiento de aquella [de la dialéctica]” (Marx, 2014, p.
20). Sin embargo,

“en su figura racional es escándalo y abominación para la burguesía y sus


portavoces doctrinarios, porque en la intelección positiva de lo existente
incluye también, al propio tiempo, la inteligencia de su propia negación, de su
necesaria ruina; porque concibe toda forma desarrollada en el fluir de su
movimiento, y por tanto sin perder de vista su lado perecedero; porque nada
la hace retroceder y es, por esencia, crítica y revolucionaria.” (Marx, 2014,
p.20)

VII.

Para el «modo de consideración intuitivo» es necesario explicar la historia


concibiéndola como totalidad, sin limitarse a solo describirla o narrarla. Su
explicación debe poner en relación todos los momentos históricos con esta totalidad.

Si bien la dialéctica comparte con el empirismo el punto de vista de que los límites
de la experiencia en ningún caso deben ser rebasados, ella es mucho más que esto:
“es el método del descubrimiento comprensivo de la dialéctica histórica por el
camino de la «mediación» de los momentos dentro de la totalidad concreta” (Kofler,

25
Sinónimos de exposición, según el vocablo alemán, son: consideración, examen, meditación,
figuración.

12
1974a, p. 25). Lo cual trasciende al empirismo y su propensión a dividir todo en
hechos individuales.

El fundamento de la incapacidad para penetrar en la esencia de los fenómenos se


encuentra en el completo desconocimiento del papel que la idea de Totalidad
desempeña en la comprensión de los fenómenos sociales e históricos. Solo cuando
el investigador hace de la totalidad el fundamento tanto metódico como concreto de
la investigación, los fenómenos históricos aparecen en relación mutua, superándose
lo arbitrario y poniéndose en movimiento para describir su más profundo sentido26.

Para que la dialéctica salga avante frente a las formas idealistas de concebir la
totalidad es decisivo considerar sus determinaciones concretas con base en la
orientación que más consecuentemente le ha dado su figura histórico-concreta: el
punto de vista de Marx.

VIII.

Para exponer la concepción dialéctica-concreta de la totalidad es necesario


esclarecer en qué consiste lo esencial del punto de vista materialista de Marx.

En primer lugar, Marx afirma de manera apodíctica que el ser humano transforma
el entorno natural mediante su trabajo, no a la inversa, como lo piensan muchos de
sus críticos al afirmar que atribuye a factores extrahumanos —sea el ambiente
natural o las fuerzas productivas— la fuerza que determina la sociedad.

En segundo lugar, Marx concede un papel muy importante al ser humano y su


conciencia en la configuración del acontecer social, como se expresa en la siguiente
afirmación de El capital, en la que además adhiere al pensamiento del filósofo de la
historia, Giambattista Vico: “la historia de la humanidad se distingue de la historia
natural porque la primera la hemos hecho nosotros y la otra no” (Marx, 1999, pág.
453). Y en el mismo tenor, en sus textos de juventud, afirmaba que “ser radical
significa tomar las cosas por la raíz. Pero para el hombre, la raíz es el hombre
mismo” (Marx, 1982, pág. 497).

26
Siguiendo un camino independiente del «marxista solitario» [marxistischen Einzelgängers] Leo
Kofler, Karel Kosik en su Dialéctica de lo concreto coincide en lo esencial con el primero en su
consideración de la cuestión de la comprensión y de la totalidad: “La comprensión del fenómeno
marca el acceso a la esencia […] El concepto de la cosa es la comprensión de ella, y comprender lo
que la cosa es significa conocer su estructura. El rasgo más característico del conocimiento consiste
en la descomposición del todo. La dialéctica no llega al conocimiento desde el exterior o
complementariamente, ni tampoco ello constituye una de sus características, sino que el
conocimiento es la propia dialéctica en una de sus formas; el conocimiento es descomposición del
todo. El concepto y la abstracción tienen en la concepción dialéctica el significado de un método que
descompone el todo unitario, para poder reproducir mentalmente la estructura de la cosa, es decir,
para comprender la cosa.” (Kosik, 1967, págs. 28-30)

13
Ahora bien, para Marx no sólo el hombre es la raíz de todo el acontecer social, sino
que toda historia, sin excepción, es una historia humanamente determinada. Es una
historia que se realiza a través de la conciencia y de la voluntad, aun cuando se
trate de una conciencia que no siempre se comprende a sí misma y que no
comprende verdaderamente la realidad. Y aun donde todos los fenómenos
económicos han tomado el aspecto de un mundo objetivo de cosas que trascienden
el comportamiento humano, estos, sin embargo, están fundados en la acción
humana y se resuelven en relaciones sociales concretas del capitalismo.

Así entonces, tanto en su análisis del modo de producción capitalista como en su


concepción materialista de la sociedad y de la historia, Marx afirma que los factores
determinantes del acontecer social son siempre relaciones humanas que se
configuran por medio de la conciencia; y que, si estas relaciones se hallan
determinadas por el modo de producción, este mismo se origina en las relaciones
sociales precedentes.

IX.

Es esencial comprender la manera en que Marx subordina al proceso social los


momentos que en apariencia son puramente cósicos —como la naturaleza y la
técnica— y el lugar que les asigna.

Como ya se dijo, en la actividad económica ocurre la transformación del contexto


natural por el trabajo humano; la técnica se desarrolla y se revoluciona
continuamente en virtud de la transformación constante y consciente de las formas
de aplicación de las fuerzas descubiertas en la naturaleza, y esto corresponde con
el modo de producción alcanzado por la sociedad en un estado determinado de su
desarrollo histórico.

De este modo se puede comprender que siempre hay un comportamiento humano


como fundamento de las condiciones económicas del desarrollo histórico, que “la
historia no es otra cosa que la sucesión de generaciones particulares, cada una de
las cuales explota las fuerzas productivas domeñadas por todas las precedentes
(…) entonces, por una parte, la actividad tradicional continúa en circunstancias por
completo diferentes, y, por otra, las antiguas circunstancias se modifican a causa
de una actividad totalmente distinta”. (Marx & Engels, 2014, pág. 38)

Planteado esto se alcanza la comprensión de que si las condiciones económicas


son entidades humanas que se encuentran dentro del marco del comportamiento
pensante, la investigación histórica está conminada a considerar las relaciones de
producción como parte del fenómeno social que se presenta como la “totalidad no
parcelable de la actividad humana” (p. 28).

14
X.

La actitud investigativa que descuida la totalidad representa un detrimento de la


auténtica comprensión de la historia e implica una desvalorización del espíritu, pues
no se lo comprende como forma especial y decisiva de expresión del
comportamiento humano que tiene relación con otras formas de comportamiento,
especialmente las económicas.

El marxismo reconoce la importancia de la función que la ideología cumple en la


historia y la comprende como una forma en que la sociedad llega a tomar conciencia
de sí, como autoconocimiento social al interior de determinadas relaciones sociales
de producción. Sin la ideología —aun cuando ella comparece como una «falsa
conciencia»— es difícil proceder en cada circunstancia dentro del proceso histórico.

La investigación sociohistórica negadora de la dialéctica supone que otorga libertad


al espíritu si lo arranca de sus fundamentos sociales concretos y lo eleva a la esfera
de la arbitrariedad, pero realmente lo desvaloriza, pues lo separa de su base social,
de las relaciones sociales de producción y lo considera como una serie histórica de
arbitrariedades más o menos razonables que tiene la limitación de aparecer como
la verdad definitiva y eterna.

XI.

La “verdadera consideración dialéctica de la totalidad” (Kofler, 1974a, pág. 35) parte


de ideas aclaradas gnoseológicamente acerca de la ley histórica, la economía y la
ideología. Por eso puede evitar ejercer cualquier violencia sobre el individuo y lo
particular, pero sin perder de vista la meta de interpretar la historia como un proceso
sujeto a leyes.

La dialéctica acepta el supuesto de que cuanto más ampliamente estén


configurados históricamente el espíritu y la vida interior del individuo y cuanto más
sea capaz de reaccionar con amplitud y sensibilidad al complejo medio que lo rodea
constituido por relaciones y antagonismos sociales, con mayor intensidad puede
enfrentar el problema de toda la sociedad.

Debe comprenderse que tales relaciones y antagonismos son relaciones y


antagonismos de clase, por lo cual el resultado de la lucha de los individuos respecto
de los problemas que le plantea la sociedad en su conjunto o en sus diversas partes,
y sea el individuo consciente o inconsciente de ellos, ha de ponerse en conexión
con alguna de las clases existentes. En esta conexión radica la posibilidad de la
aplicación del «punto de vista de clase».

Con relación a lo anterior, los momentos decisivos son: la relación histórico-concreta


y cambiante de las clases entre sí, el origen social subjetivo del individuo y la forma
en que éste entra en contacto con toda la sociedad.

15
XII.

El método dialéctico alcanza un conocimiento preciso de la composición estructural


de la sociedad cuando se establece como meta teórica la explicación de la
conciencia a partir del ser social, para lo cual requiere de una correcta apreciación
de la relación entre individuo y clase. Por medio de esto, las complejas formaciones
ideológicas son comprendidas como dependientes de la clase social de manera
determinada y se destruye el rodeo idealista que emplea a modo de fundamentos
gnoseológicos conceptos tan elementales y subjetivista como “sensibilidad”,
“temperamento”, “agresividad”.

El sentido de la efectividad histórica de una ideología permanece incomprensible


sin el análisis de clase, el cual procede de la consideración del movimiento interno
de la sociedad como un todo.

Las consideraciones que se presentan en el libro Contribución a la historia de la


sociedad burguesa de Leo Kofler buscan demostrar cómo se puede emplear
metódicamente el análisis histórico y el punto de vista de la totalidad, así como el
modo de consideración que resulta de éste: la conexión de ideología y clase social.

3. Consideraciones finales

El objetivo central de este texto ha sido el de presentar en positivo algunos


elementos esenciales que han de considerarse en toda tentativa de constitución y
desarrollo de una sociología histórica crítica fundamentada sobre la dialéctica
materialista de Marx. Con ello preparamos el terreno para una futura discusión en
torno de la dialéctica como método de conocimiento válido y necesario para la
sociología histórica, en la cual se puedan problematizar las numerosas recepciones
formalistas y superficiales que se han dado de esta dentro del campo de la
sociología, ejemplo de lo cual es el intento manifestado por Norbert Elias en la
controversia epistolar con Walter Benjamin de llevar a cabo una investigación
“dialéctica” sobre los comportamientos psíquicos y los procesos sociales que le dan
lugar. Finalmente, también hemos presentado algunos principios de la metódica
materialista comprensiva destacada por Leo Kofler para llevar a cabo análisis
concretos de fenómenos sociales, políticos, espirituales y culturales en general, de
cuyo ejemplo es descollante el esfuerzo realizado por este autor en su Contribución
a la historia de la sociedad burguesa. Tentativa de una consideración
«comprensiva» de la época moderna basada en el materialismo histórico.

16
ANEXO. Correspondencia entre Norbert Elias y Walter Benjamin27

1. Carta de Norbert Elias a Walter Benjamin

1 University Street
WC 1 [Londres]
17.4.38

Estimado señor Doctor,


me tomo la libertad de enviarle, en anexo, un ejemplar del primer volumen de mi libro Über
den Prozess der Zivilisation [El proceso de la civilización]. Gisela Freund me escribió que
habló con usted al respecto. Sería una gran satisfacción para mí –y, por cierto, también mi
deseo– ver el libro reseñado por usted en la revista del Instituto.

Permítame decirle francamente que he hecho una tarea enorme en este trabajo. Detrás de
todos los muchos materiales y ejemplos –que pueden ser excesivos, pero inevitables, si se
quiere evitar generalidades–, está la idea de que no podemos comprender la conexión entre
el proceso social y el “psíquico” mientras nos atengamos a observar en lo psíquico solo lo
que es estático e inmutable, en lugar de ver lo psíquico “en proceso”. Me parece que no
conduce a nada si, desde una perspectiva marxista, el psicoanálisis o cualquier otra forma
a-histórica de psicología es criticada u opuesta por este o aquel detalle en particular. Ante
nosotros se encuentra la tarea más positiva de hacer que el orden del cambio histórico de
lo psíquico sea accesible a nuestra comprensión. Eso es lo que este primer volumen está
tratando de hacer. Luego, paso a paso, queda por examinar qué procesos sociales son los
motores de esta transformación psíquica. Esto sucede en el segundo volumen, que
actualmente está en proceso de impresión, pero por razones externas, es probable que
tarde un poco en aparecer.

No puedo juzgar si he logrado presentar de manera clara y convincente el problema que


me propuse enfrentar. Espero poder pasar por París después de una gira de conferencias
por Escandinavia, que estoy a punto de comenzar, y me encantaría tener la oportunidad de
hablar con usted personalmente sobre este tema. Pero como se supone que debo ir a
Estados Unidos en el otoño, me haría un gran favor si pudiera hacer que la reseña aparezca
antes de eso.

Mientras tanto,
le dejo un cordial saludo.
Muy sinceramente
Norbert Elias
[firma]

27
Retomamos la edición y traducción de la correspondencia que ha realizado raúl rodríguez freire
publicada en Pléyade 23 / enero-junio (2019), pp. 52-56

17
2. Carta de Walter Benjamin a Norbert Elias

Paris, 13 de mayo de 1938

Muy estimado Señor Elias,

Con el mayor agradecimiento le confirmo el recibo de su trabajo. Lo leí con gran interés. El
material que usted presenta me era completamente desconocido; ilustra su exposición de
manera excelente.

Si lo comprendí correctamente, su interés se centra en una introducción al problema. La


variabilidad general del concepto de civilización se vuelve una certeza para el lector de su
trabajo. A veces la evidencia que presenta es sumamente cautivante.

En cuanto a la cuestión metodológica fundamental, tal como la desarrolla en la página xvii,


debería, como me escribió, encontrar una respuesta en el segundo volumen de su trabajo.
Usted hace esta pregunta al distanciarse del relativismo histórico y teniendo a la vista un
orden del cambio histórico. De manera que aquí se le aparece la elección entre la
concepción idealista de la historia y la concepción del materialismo dialéctico. Supongo que
en su segundo volumen tomará una posición en relación a esta cuestión metodológica.
Esta es la cuestión que está en el centro de mis propios intereses. Antes de reseñar su
libro, preferiría esperar el desarrollo de su posición, ya que no soy muy competente respecto
al desempeño pragmático de su trabajo. Hay conocedores de la historia cultural de los siglos
xvi-xviii muchos mejores que yo.

En mi opinión, no debería haber nada que se oponga a mi posterior reseña de su libro si la


Zeitschrift für Sozialforschung [Revista de investigación social] hiciera una presentación
preliminar sobre el contenido histórico-cultural de su trabajo. Dudo que se requiera de mi
sugerencia; de lo contrario, intervendría con placer.

Con los mejores deseos


Su muy sincero
[sin firma, pues se trata de una copia en papel carbón]

3. Carta de Norbert Elias a Walter Benjamin

Dr. Norbert Elias


1 University Street,
London WC. 1
3 de junio, 38

Muy Honorable Señor Doctor,


Muchas gracias por su carta del 13 de mayo y por las amables palabras sobre mi trabajo.
Discúlpeme por el retraso de mi respuesta. Pasé seis semanas en una gira de conferencias
bastante agotadora y solo ahora vuelvo a descansar.

18
Permítame ir inmediatamente a uno de los puntos centrales de lo que me dice. Hay un
malentendido: aparte de los comentarios iniciales, que usted conoce, mi trabajo contiene,
en el segundo volumen, tan pocas consideraciones metodológicas como el primero. Así
como el primer volumen se ocupa, en su mayor parte, de ciertos procesos psíquicos
concretos, el segundo volumen trata de procesos sociales concretos que ponen en
movimiento aquellos procesos psíquicos. Me parece que mejor que cualquier argumento
metodológico –de lo cual estoy seguro que usted y yo casi no tenemos una opinión muy
diferente al respecto, hemos tenido más que suficiente en Alemania–, es la práctica, el
trabajo de investigación concreto, que indica de qué espíritu se es hijo. Y me sorprende un
poco ver que mi primer volumen le deja dudas al respecto. No hubiera creído posible que
alguien lo viera como un ejemplo de una concepción “idealista” de la historia.

Con gran satisfacción acabo de ver en mi viaje a Escandinavia que las personas que leen
este libro sin prejuicios en mi contra entienden inmediatamente cuál es mi principal
preocupación: quería encontrar un método claro y un material sin ambigüedades que
superara la aún dominante visión estática de los fenómenos psíquicos. Quien, como usted
o yo mismo, nunca pierde de vista la imagen del proceso social claramente estructurado,
no puede satisfacerse con una consideración tan estática de lo psíquico, que sigue
prevaleciendo hoy en día hasta en las corrientes psicológicas más modernas. Sea lo que
sea lo que uno entienda por “dialéctica”, esta palabra está dirigida a dar cuenta
[wiederzugeben] del orden, la estructura, la legalidad de las transformaciones sociales.
Mostrar que la construcción de lo psíquico está sujeta al mismo orden es la tarea de este
primer volumen. Esta tarea es vista hoy por muy pocas personas –incluyendo, por ejemplo,
a Erich Fromm–, y ni hablar de la forma en que usted mismo la aborda. Esa es la razón por
la que me acerqué para solicitarle una reseña. Estaba seguro de que usted era una de las
personas competentes para juzgar un libro como este. Es un malentendido si usted cree
que se trata de un trabajo histórico-cultural, y que [por tanto] los historiadores culturales
estarían particularmente mejor preparados para entenderlo. Algo se encuentra en la
distinción entre “civilización” y “cultura”. Y tengo ejemplos de cómo los historiadores
culturales, acostumbrados a ver la “esencia” de la historia en la esfera de la mente y las
ideas, no tienen la capacidad de comprender este intento de una psicología histórica que
analiza cosas tan simples como la comida, sonarse [la nariz] y los impulsos humanos más
elementales. Sin embargo, sobre todo, no fue la simple recopilación de datos históricos a
lo que apuntaba –como sucede a menudo con el historiador cultural–, sino a la
demostración de estructuras sociopsicológicas, a partir de las cuales se podría proponer de
manera más inequívoca de lo que antes era posible, un puente para las estructuras
sociales.

Así que de nuevo: me encantaría que hiciera el esfuerzo de anunciar este volumen de mi
trabajo en la Zeitschrift für Sozialforschung. Si prefiere no hacerlo, deje descansar este
asunto. No he tenido contacto con Erich Fromm desde hace mucho tiempo. Y usted
comprenderá que no me gustaría que este libro fuese reseñado por las manos de una
persona incompetente.

Con los más grandes deseos


Su muy sincero
Norbert Elias [firma]

19
4. Carta de Walter Benjamin a Norbert Elias

París, XV, 10 Rue Dombalse


12 de junio de 1938

Muy estimado Señor Doctor,


Muchas gracias por su detallada carta del 3 de junio.
Nada me gustaría más que seguir su línea de pensamiento. Pero, en mi opinión, lo que uno
tiene que entender por psicología social solo puede decidirse sobre la base de una teoría
social que ha hecho de las contradicciones de clase [Klassengegensätze] su principal
objetivo –es decir, en cada sociedad, las formas de explotación del trabajo de una mayoría
por parte de una minoría dominante.

Las contribuciones a una teoría social como esta, fundada en el método materialista y
diferenciada de los llamados estudios metodológicos –en cuyo desprecio estoy de acuerdo
con usted– no han abundado en Alemania, y ni siquiera contamos actualmente con alguna.
No es imposible que mi punto de vista le parezca limitado; pero cualquier cosa que haga,
incluyendo una reseña, tendrá exactamente esto como presupuesto.

Con los mejores deseos


Su muy sincero
[sin firma, pues se trata de una copia en papel carbón]

Bibliografía
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Jünke, C. (2007). Sozialistisches Strandgut. Leo Kofler – Leben und Werk (1907-
1995). Hamburg: VSA-Verlag.
Jünke, C. (2022). Leo Kofler’s Philosophy of Praxis: Western Marxism and Socialist
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Kofler, L. (1974a). Contribución a la historia de la sociedad burguesa. Buenos Aires:
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Kosik, K. (1967). Dialéctica de lo concreto. México: Grijalbo.
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Marx, K. (2014). El capital. Crítica de la economía política. El proceso de producción
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