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Silvia Rivera Cusicanqui

Qhateras y tinterillos
Comercio y cultura letrada
en la formación histórica
de las élites bolivianas

Carrera
de Literatura
UMSA Instituto de Investigaciones literarias
Carrera de Literatura
Director: Mg. Ornar Rocha Velasco

Instituto de Investigaciones Literarias


Coordinadora: Dra. Alba María Paz Soldán Indice

Colección: El ensayo en Bolivia.


Contemporáneos, núm. 4

Edición al cuidado de Ximena Sónico Sologuren


Diseño de la colección: Mauricio Souza Crespo Prólogo
Gestión editorial: Alejandra Cañedo Ximena Sónico Sologuren 9

Ilustración de tapa: Detalle de "Los pecados capitales". Introducción 15


Melchor María Mercado. Album de paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia
Mirando el futuro-pasado (qhipnayra uñtasisa) 15
(1841-1869). La Paz: FBCB-ABNB, 1991, lámina 118.
Cuestiones conceptuales y de método 17
© Silvia Rivera Cusicanqui, 2022 Plan de la exposición 19
© Carrera de Literatura, UMSA, 2022
© Instituto de Investigaciones Literarias, UMSA, 2022 CAPÍTULO 1
© Plural editores, 2022
Alcances y premisas de la investigación 25
Primera edición: noviembre de 2022 U n largo trayecto reflexivo 25
Clientelismo y mediación mestiza 30
ISBN: 978-9917-625-10-0 L a huella del pasado 33
D.L. 4-1-555-2022 P.O.

Producción CAPÍTULO 2
Plural editores E l papel del comercio y la huella del horizonte colonial 39
Av. Ecuador 2337 esq. c. Rosendo Gutiérrez E l eje Cusco-Potosí 39
Teléfono: 2411018 / Casilla 5097 / La Paz, Bolivia
Los eslabones femeninos 41
e-mail: plural@plural.bo / vvww.plural.bo
L a trama tripartita 44
Impreso en Bolivia Mito mañano y mito matriarcal 51

[5]
6 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA

CAPÍTULO 3
E l comercio del papel y la mediación mestiza republicana.... 67
Guerra y política en el nacimiento de la República 67
L a Patria no es una Matria , 69
L a ventriloquia republicana... 76
Ciudadanías Acciónales 86
¿Sociedades paralelas? 100

CAPÍTULO 4
A modo de conclusiones:
Las huellas del futuro-pasado {qhipnayra) 105
Memoria larga del horizonte colonial 105
El discurso científico cree ser un código superior; la
Liberalismo y patriarcado 113
escritura quiere ser un código total, que conlleva sus
L a repúbhca arcaica 115
propias fiierzas de destrucción. De ahí se sigue que tan
Crisis moral y ruptura epistemológica 117
sólo la escritura es capaz de romper la imagen teológica
impuesta por la ciencia, de rehusar el terror paterno
Bibliografía 127
extendido por la abusiva 'verdad' de los contenidos y los
razonamientos, de abrir a la investigación las puertas
Glosario 137
del espacio completo del lenguaje, con sus subversiones
lógicas, la mezcla de sus códigos, sus corrimientos, sus
diálogos, sus parodias; tan sólo la escritura es capaz de
oponer a la seguridad del sabio -en la medida en que está
'expresando' su ciencia- lo que Lautréamont llamaba
la 'modestia del escritor'.

Roland Barthes {El susurro del lenguaje)


Prólogo
Silvia Rivera,
entre la sociología y la literatura

Es un gusto para mí prologar el nuevo libro de Silvia Rivera


Cusicanqui, Qhateras y tinterillos: Comercio y cultura letrada en la
formación histórica de las élites bolivianas, creado en el espacio ch'ixi
o jaspeado de la interdisciplinariedad, esta vez entre la sociología
y la literatura.
E n la introducción al ensayo, la autora señala: "Esta investiga-
ción está animada por una inquietod central: el monopolio de las
capas medias mestizo-criollas sobre las esferas de decisión política
y ejecución estatal" (25),' cuya inercia contrasta con "el dinamismo,
flexibilidad y modernidad de los trajines comerciales populares" (29),
de ahí el título, Qhaterasy tinterillos, los dos personajes que deambulan
por esta historia, y las dos matrices materiales y simbólicas: el mundo
del dinero y el mundo de la palabra escrita, por los que se mueven.

"Y en medio de nosotros, mi madre como un Dios"

E n relación al mundo del dinero, Silvia Rivera expone, a través


de materiales históricos, cómo las mujeres indígenas y mestizas

1 Los números de página entre paréntesis y sin año de este Prólogo corres-
ponden a la presente edición.

[9]
10 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA PRÓLOGO 11

fueron hábiles comerciantes e intermediadoras culturales, algunas La Chaskañawi es una obra literaria. Esto es obvio, se dirá. Sin embar-
lograron acumular bienes y fortunas, aunque su ascenso social fuera go, la novela no ha sido frecuentemente leída como obra de literatura;
más bien (...) ha sido leída como im documento sico-sociológico. De
frenado por la ausencia del padre español y la bastardía de los hijos.
ahí que La Chaskañawi (...) queda como una buena muestra de un
L a antropóloga chilena Sonia Montecino, citada por Rivera,
género, un documento a consultar; ese tipo de obras que se "saca"
señala que la ausencia paterna y la omnipresencia materna gene- (del depósito cultural) para ilustrar \m cierto movimiento, una cierta
ran "una sociedad de huachos que nunca dejan de depender de sus teoría sociológica. Sin embargo, pese a sus irregularidades, pese a sus
madres y se convierten en hijos perpetuos y opresores sustitutos" caídas. La Chaskañawi es un trabajo literario: no es la "copia" de un
(52), idea sublimada en el culto mariano. mundo, es el intento -limitado- por hacer otro (2011: 45).

El caso andino boliviano -diferencia Silvia Rivera- parece apuntar a


Este manifiesto sobre la autonomía del campo hterario, consi-
otro modelo imaginario de lo mestizo, mucho más cercano al polo
indígena dominado. Este modelo se vislumbra ya en los hogares dero, comporta una confusión que este estudio nos permite aclarar.
encabezados por mujeres que (...) trabajan, comercian y transportan No es necesariamente equivalente hacer un anáfisis sociológico
todo tipo de mercancías, y así fundan en el mercado su autonomía de una novela que considerarla copia o imitación subordinada del
personal y su poder social" (56). mundo, negándole así autonomía como obra de arte. Como mos-
tramos, Silvia Rivera identifica el surgimiento del mito matriarcal
Y continúa: en La Chaskañawi. Aunque la realidad social del "patrón madre-
hijo/a se consolida así como el núcleo básico de la sociabifidad
A través de la huella de estas mujeres en la literatura del siglo veinte de la nueva generación" (51) desde la Colonia, su enunciación
boliviano, podemos afirmar que en nuestro caso la relación madre-
figurada por primera vez en la novela de Carlos Medinaceli crea
hijo se proyecta más bien en un mito matriarcal, antes que en tma
el mito (o narración repetitiva) matriarcal que Rivera identifica
idealización mariana. El mito matriarcal encama con particular fiierza
en lafigurade la chola, una mujer independiente y vital, que cría sola en su análisis sociológico de esta novela, en el sentido de darle un
a sus hijos y que dispone de suficientes recursos y encantos como nombre, hacerlo existir como mito: Claudina.
para seducir y "encholar" a los jovencitos de la élite (56, mi énfasis). E l mito del matriarcado propuesto por Silvia Rivera en este
nuevo libro enriquece la relación que establece Antezana (2011:
L a novela en la que Silvia Rivera identifica el surgimiento 55) entre el incesto indirecto en la novela y el mito de Edipo.
del mito matriarcal es La Chaskañawi (1947) del escritor Carlos Nuestra autora señala:
Medinaceh:
El encholado, lejos de jugar el papel de unpaterfamilia convencional,
La relación de Adolfo con Claudina se sintetiza en la última página -o siquiera el de un padre ausente-, se asume más bien como hijo:
como vina relación de hijo a madre. E l mito de la matriarca-chola incapaz de emprender una vida o un trabajo independientes, se so-
dominante, que controla la vida de esos hombres que "nacen can- mete sin resistencia a las decisiones y tareas que le impone la mujer.
sados" en el seno de una clase en decadencia, surge así como una Así, el mito matriarcal resulta siendo una suerte de interpretación
visión optimista en esa escenafinal(60). andina de la dualidad madre-hijo, formada históricamente durante
la Colonia a partir de las familias dislocadas compuestas de mujeres
"Retorno y dispersión en La Chaskañawi" (1977), el ensayo abandonadas, padres ausentes, e hijos/as naturales o ilegítimos/as.
ya clásico de Luis H . Antezana, empieza señalando: (...) A diferencia de la madre virgen, que consuela y protege a sus
12 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACION HISTORICA PRÓLOGO 13

hijos, la chola-matriarca convierte a sus vastagos en eternos infantes modernizar Bolivia. E n una de estas tertulias, Gaspar sentencia y
sometidos, aunque a la vez les brinda la única base afectiva sólida a el narrador revela la contradicción entre palabras y hechos:
lo largo de sus vidas (61).
E l alcohol nos embrutece y aniquila. Mata en poco tiempo al
Pero, tampoco basta la sociología en el análisis de la literatura. indio quechua y al aimara, hace perezoso y descuidado al obrero;
L a siguiente es paráfrasis de Lukács a Marx, después de anahzar camorrero, intransigente, cobarde y malo al político y al tinterillo.
la génesis de las epopeyas homéricas: Destruye cerebros brillantes, enerva hombres de Estado (...).
Durante una hora más continuaron discutiendo, verbosos y
Sin embargo, la dificultad no está en comprender que el arte y la exaltados, incurriendo en contradicciones, sosteniendo extremadas
época griegos estén ligados a determinadas formas sociales de evo- doctrinas, más entusiastas y empecinados que lógicos (...).
lución. La dificultad consiste, antes bien, en comprender que nos Iban a comenzar su campaña antialcohólica con una pequeña
proporcionen todavía un goce estético y que se consideren en cierto borrachera (2018: 373-374).
modo norma y modelo inasequible (1977: 43-44).
E n la interpretación de Rivera, Chirveches escenifica "la ba-
nalidad de las palabras. Los gestos heroicos y las arengas a favor
Tinta y tinterillos de una renovación intelectual y moral se habrán desvanecido en
la desmemoria, no tendrán fuerza perlocutoria ni provocarán
L a intermediación del dinero desde la colonia, "la igualdad de cambios en la conducta personal de los protagonistas" (120). Y
tratos y contratos" que paradójicamente fue la "base posible de un es que, como señala otro personaje, Gálvez, al iniciar el diálogo
proceso de individuación orgánico" (69), de una democratización citado: "Me gusta mucho hallarlos empapados en esas ideas. Eso
más duradera y profunda, se trastoca con la intermediación del prueba que los nuevos sacudimos los prejmcios que mamamos con
papel, de la letra, intensificada durante la era liberal (1880-1920), la leche de nuestras madres" (2018: 372).
cuando se instaura el sistema de partidos y la apelación democrática
a la igualdad ciudadana. Esta modernización del Estado boliviano En esa trama de poderes locales, que podríamos llamar la trama
implica una doble moral porque no renuncia a la desigualdad chola del aparato de dominación, -concluye Rivera- reside uno de
por nacimiento. Se trata de un juego de inclusión excluyente, de los puntos álgidos de la modernidad trunca de Bolivia. La negación
afirmación sobre la base de la propia negación (el hijo que niega y afirmación de la igualdad, la instrumentalización y la astucia,
a su madre sin renunciar nunca a ella). son características de esta mediación mestiza que prolifera en
Para mostrarnos el anverso de la qhatera y del mundo del di- personalidades carismáticas y caudillistas, creando así el habitus del
nero. Rivera acude nuevamente a la literatura. Se trata de la novela lenguaje (verbal, corporal, visual) del clientelismo moderno (71).
Casa solariega (1916) del escritor Armando Chirveches en la que
identifica la disjmnción entre el decir y el hacer, y la impotencia Silvia Rivera asume en este libro la literatura como una "suerte
de esta mediación política. de diagrama ficcional de la sociedad" (123), lo que le permite ver
E l protagonista de la novela, Gaspar, frecuenta tertulias lite- el surgimiento de lo que ha llamado el mito del matriarcado y el
rarias y de actuahdades con sus amigos letrados en la ciudad de origen del cfientefismo mestizo, un diálogo fructífero entre so-
Sucre, ambientada afinesdel siglo XIX. Se trata de jóvenes liberales ciología y literatura, una veta menos conocida de nuestra autora,
y progresistas que buscan superar los resabios del pasado y por fin pero tan creativa, lúcida y potente como toda su obra.
14 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA

He tenido el honor de prologar esta obra porque, habiendo


sido estudiante de Silvia Rivera en la Carrera de Sociología de la
UMSA y siendo impactada -como mi generación- por su ensayo
"La raíz, colonizadores y colonizados" que apareció en el libro
Violencias encubiertas en Bolivia, de CIPCA en 1993, estaba buscando
Introducción
entender el significado social del mestizaje y sus cambios a través
del tiempo y la expresión más idónea que encontré fiieron las
novelas y el teatro bolivianos producidos entre 1850 y 1950. E l
resultado de esta búsqueda fiie la tesis doctoral titulada La ciudad de
los cholos: Mestizaje y colonialidad en Bolivia, siglos XIXy XX defendida
el 2005 y publicada el 2011. Como podrá ver el lector, ese libro
y Qhateras y tinterillos de Silvia Rivera Cusicanqui coinciden en
la aproximación y en algunas interpretaciones sobre el mestizaje
en Bolivia, aunque nuestros estudios se desarrollaron de manera
independiente uno del otro. Mirando el futuro-pasado {qhipnayra uñtasisa)
La ambición política de estas páginas es contribuir a la discusión de
Ximena Soruco Sologuren una paradoja que el pueblo boliviano vive con una mezcla de con-
formismo y rabia: "Mientras los indios ponen los muertos, los q'aras
L a Paz, agosto de 2022 ponen los ministros". Intermediación política, mediación cultural
y dominación ideológica son los ejes que atraviesan esta paradoja e
invitan a una exploración documental y conceptual de los escenarios
que abrigaron estos intercambios, de susfluctoacioneshistóricas. Las
Libros citados configuraciones cambiantes de la estratificación social en el trayecto
de Bolivia por los senderos de la modernidad no han sido estudia-
Antezana, Luis das sino en forma episódica, circunscritas a períodos y locafidades
2011 [1977] "Retorno y dispersión en La Chaskañawi". Ensayos específicas. E n ausencia de trabajos de síntesis que problematicen
escogidos, 1978-2010. L a Paz: Plural editores. 45-84. y debatan sus hallazgos en el terreno de la contemporaneidad, aquí
Chirveches, Armando nos propondremos desbrozar una posible cartografía teórica e his-
2018 Obra reunida. L a Paz: BBB. tórica de estas configuraciones con base en dos matrices materiales
Lukács, George y simbólicas: el mundo del dinero y el mundo de la palabra escrita.
1977 [1936] "¿Narrar o describir? Contribución a la descripción Programa empírico y a la vez reflexivo, resultaría demasiado amplio
sobre el naturalismo y el formalismo". Lukács et al. Lite- y pretencioso si no buscara también un ejercicio más modesto: hacer
ratura y sociedad. Buenos Aires: Centro Editor de América preguntas, tentar respuestas, abrir temas de debate y de investigación
futura, que pudieran eventualmente afincar la crítica en el campo
Latina. 33-63.
de la acción política y de la intervención culmral.

[15]
16 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA INTfeODUCCIÓN 17
í
He optado por desarrollar la investigación de esos temas Cuestiones conceptuales y de método
aparentemente abstractos: el del dinero y el de la escritura con
un enfoque historiográfico sustentado en fuentes secundarias, La hipótesis central de ese trabajo surgió de mirar un mapa de Bo-
que se complementará con el análisis de algunas obras de ficción livia, elaborado por estudiantes de antropología, en el que se ven
escogidas por su directa pertinencia con los temas abordados. representadas las 36 etnias que reconoce el Estado boliviano, con
L a exposición se ha organizado en dos capítulos centrales que se sus respectivas fronteras. Ubicado en el segundo piso del edificio
sustentan en la idea -ya adelantada en trabajos anteriores- de que viejo de la UMSA -donde solía pasar clases- el mapa muestra unos
bajo la superficie plana del presente se esconden "horizontes" o globitos de colores flotando en medio de un gran espacio vacío y
"momentos constitutivos" (Zavaleta, 2004) de un pasado profundo, blanco, que seguramente representa al país no-indígena, al mundo
frente a los cuales sólo es posible hacer una suerte de excavación urbano y castellano hablante de donde salen las élites que gobiernan,
arqueológica, que nos permita entender su estratigrafía y entre- las que dictan las leyes y dibujan los mapas. Las imphcaciones polí-
lazamiento histórico.' ticas de este hecho son evidentes: mediante artilugios esencialistas
y cosificadores, la política indígena del Estado boliviano -desde los
Vistos en perspectiva, el papel del comercio y el comercio
años 1990- ha conseguido minorizar y subalternizar a las mayorías
del papel generarán tensiones y torsiones en el discurso piíblico
indígenas y convertir sus demandas territoriales y culturales en
dominante, pasarán por regionalizaciones, articulaciones y ago-
artificios de una nueva ingeniería estatal. Pero este no es sólo un
nismos. E n este proceso, las élites se vestirán sucesivamente de
fenómeno cultural o discursivo: allí se esconde un ethos colonial
liberalismo o populismo, de modernismo o arcaísmo, adoptarán
que prolonga las "culturas de la servidumbre",^ el culto al ocio y al
posturas identitarias estridentes o inventarán nuevas etiquetas
papeleo como ideales de modernidad y civilidad. E l desprecio por
para terciar en la arena intelectual y política regional. Al calor el trabajo productivo, dada su inequívoca afianza con la indianidad
de estos procesos, se transformará el significado mismo de las discriminada, aleja a las élites tradicionales de los mercados regio-
palabras. E l travestismo cultural y la retórica identitaria se con- nales e interregionales andinos, y entrega vastos espacios sociales a
vertirán en artificio de poder y en mecanismo de dominación. Ya esos nuevos emprendedores, la burguesía cholo-india que se forma
Carlos Medinaceh y CeciUa Salazar lo habían dicho con certeza: en los resquicios (lo que se conoce como "mercado informal" o
"Del verso al empleo". De la palabra al poder. ¿Cómo abordar un "trabajo por cuenta propia") del empresariado blanco y del merca-
tema en apariencia tan abstracto y a la vez tan fácil de imaginar do oficial. E n ambos polos del espectro económico, hay complejos
o vislumbrar como conocimiento práctico y sentido común? entrelazamientos entre la esfera legal y la ilegal.
No obstante, hay un otro filo en esta dinámica. E l espacio
de la política y el espacio de lo púbfico han sido durante siglos el
1 Esta noción de "horizontes", como metáfora arqueológica, dialoga sin monopolio de las mismas élites, que se renuevan generacional-
duda con las ideas sobre La arqueología del saber, de Michel Foucault. Debo mente reciclando los discursos y teorías a la moda, mayormente
aclarar, sin embargo, que el nuestro no es un esfuerzo por entender la
genealogía de las instituciones modernas, sino más bien por comprender
las mentalidades y actitudes que se inscriben en el sentido común. (Ver 2 Cultures of Servitude: Modemity, Domesticity and Class in India es el título
Foucault, 2004). Como se verá más adelante, la noción de "contradiccio- de un notable estudio de Raka Ray y Seemin Qayum (2009), en el que se
nes no-coetáneas" de Ernst Bloch (1974) nos resulta más apropiada para explora la vida doméstica de las élites de Kolkata (Calcuta) y sus relaciones
perseguir este objetivo. con la servidumbre doméstica.
18 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA •RODUCCIÓN 19

europeas y gringas. Junto a las transacciones comerciales y a las además se volvió sede de los poderes legislativo y ejecutivo desde
formas redistributivas del capital, se teje una red de clientelas y la llamada "Revolución Federal" de 1899-1900, el mercado laboral
sumisiones, que expropia a los pueblos y comunidades de su po- ha sido estable y expansivo. Además de las ONGs, que requerían
tencial de autotransformación. Este horizonte, el del "populismo", de nuevos discursos y cafificaciones formales, se han abierto otros
no ha podido ser desarrollado en el presente ensayo, pero sobre refugios de la intelectuahdad mestizo-criolla de izquierda derrotada
su huella perdurable en la actual coyuntura política (la del "Es- por el neohberalismo y ávida de reingresar en la arena política con
tado plurinacional") podemos ofrecer varios ejemplos. Así, en el palabras renovadas y poderosas. ¿Cómo empezó esta estructura
entramado de intereses entre el empleo estatal y la labor política, perversa que agiganta la brecha entre la realidad y las expectativas,
suele suceder que la capacidad de una persona valga menos que sus entre las palabras y los hechos, entre la apuesta por la profesiona-
contactos y relaciones, basadas en lealtades cotidianas, en paren- lización y el estudio y la escasez de oportunidades laborales para
tescos rituales y festivos, en llunk'eríos y farras. Todo ello ocurre los sectores populares e indígenas? ¿Cómo se reproducen las capas
en la "zona gris" de la política,' donde se reaUzan los "amarres" medias de la población y qué es lo que define susfronterascon los
electorales, la selección de candidatos y el reclutamiento de bu- sectores subalternos y con los dominantes? ¿Cómo se construyen
rócratas. L a "empleomanía" y la "mesocracia" -de las que hablará estas fronteras y se las nomina? ¿Cómo estas capas medias ponen
Carlos Medinaceli- podrían verse entonces como resultado de fe- en escena lo indígena a través de los medios de comunicación, las
nómenos complejos que operan en las coordenadas entre el poder, campañas electorales y los rituales cívicos y folklóricos?
la representación y el mercado, creando formas duras de exclusión
y formas sutiles de inclusión subordinada, que se internalizan en
las subjetividades y con ello se hacen cómplices de la estrategia
Plan de la exposición
del mestizo-crioUaje y le ceden el monopolio multisecular sobre
el espacio de lo público. Este proceso está hgado en forma in-
Se inicia esta reflexión exponiendo los alcances de la investigación y
trincada a otros, como la escuela, el cuartel y las migraciones. E n
sus fuentes, así como los hilos reflexivos que permiten enhebrar los
el capítulo final tematizaré la forma cómo operan estos influjos
temas pertinentes para el estudio de la dominación contemporánea
y entrecruzamientos, y propondré algunas preguntas y temas de
(Capímlo 1). Los dos capítulos centrales (2 y 3) se ocuparán enton-
investigación que ayuden a esclarecer estos temas también grises
ces, respectivamente, de los horizontes o momentos constimtivos
y poco comprendidos.
colonial y fiberal en la configuración de las tramas materiales e
Las capas medias de la región andina, a partir de su nexo con imaginarias de la dominación moderna. E l escenario del gran mer-
el poder y con el Estado, han tejido un entramado de relaciones cado interior de arrastre regional e interregional que se centró en el
horizontales y verticales, que se funda en inercias coloniales y en polo potosino (Assadourian, 1987), construye al espacio de Charcas
formas internafizadas de encubrimiento y doble moral. E n un en la temprana Colonia como centro de la disputa entre coacción
escenario como L a Paz, capital comercial desde la Colonia, que y mercado (Tandeter, 1992). L a población indígena tributaria no
aceptará pasiva las nuevas extorsiones y penurias impuestas por el
régimen, y desplegará diversas estrategias para construir su propio
3 La idea de "zona gris" fue tomada del excelente libro del mismo nombre, espacio mercantil, sobre la base del nexo coca-plata.
del sociólogo argentino Javier Auyero, sobre la ola de saqueos que sacudió
varios puntos de su país durante y después la crisis de la paridad cambiarla Lo que interesa indagar aquí es la relación entre el trajín indí-
del año 2001 (Auyero, 2007). gena colonial y la estrategia sexual y de filiación del mestizaje, en
20 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA I>frRODUCCIÓN 21

SU doble función de intermediación económica y cultural entre la sobre "el problema del indio" pasó a jugar un papel central en la
República de indios y la República de españoles. Entre el imperio ingeniería estatal y la mediación política asumió cada vez más la
del ocio, el mando burocrático de los peninsulares y el someti- forma de tma mediación legal, envuelta en la retórica de la ciencia
miento brutal de los indios surgió una casta de criollos y mestizos y el darwinismo social.
laboriosos que se ocuparon fundamentalmente del comercio. Hasta mediados de la década de 1910, la población indígena
Para el caso del Cusco, la trama que los une puede verse en toda no era considerada como sujeto de la política. Las escuelas par-
su complejidad en el libro de Paulina Numhauser, Mujeres indias ticulares indígenas en el campo -muchas veces clandestinas- y
y señores de la coca (2005). L a política sexual y de parentesco, la el apoyo de los gobiernos liberales a la educación indígena en
política de la dominación doméstica y la autoridad de la palabra y las ciudades, tanto como la arremetida terrateniente contra las
de la ley permitieron desplegar a esta casta intermedia de criollos tierras comunales, crearon las condiciones para el surgimiento de
y mestizos una serie de estrategias de explotación y dominación un nuevo tipo de clientela urbano-rural: los indios letrados y sus
sobre sus madres o concubinas indígenas. E l modelo familiar tinterillos o qilqiris, que podrían ser eficaces en la organización
madre-hijo y el imaginario del padre ausente dejarán una profunda de facciones, en la distribución de propaganda y en la formación
huella en la cultura boliviana moderna. L a reflexión sobre esta de redes prebéndales que caracterizarían las disputas electorales
temática se nutrirá de ejemplos de la literatura y la antropología entre liberales y republicanos.
de género, para lanzar algunas hipótesis en tomo a la naturaleza de E n todo el proceso que culmina con la Guerra del Chaco, el
los imaginarios mestizo-criollos construidos a partir del "mundo espacio de la mediación letrada se ensancha a partir de los múltiples
nuevo" del dinero. vínculos entre la burocracia, los políticos, abogados y tinterillos
E n el tercer capítulo, el horizonte liberal republicano será mestizos y los "científicos" de la oligarquía, entretejidos en toda
abordado mediante el estudio de la relación inversa: el comercio del suerte de empresas y afianzas comerciales-políticas que los vincu-
papel y el surgimiento de xma cultura letrada que dominó la política laban con el mundo rural. Así se formaron, en los márgenes de la
y el espacio público desde tiempos coloniales hasta el presente, civilidad urbana, múltiples estructuras piramidales de poder local,
aunque a través de sucesivas crisis y reacomodos. L a fundación que se conectaban en la cúpula con el escenario más amplio de la
de la nueva Repúbhca en 1825 significó la exclusión de facto de política nacional y el Estado repubhcano, pero que en la base se
las masas indígenas y la borradura y negación del aporte guerri- hallaban fragmentadas y enfrentadas. E n el ápice de la pirámide
llero popular de las repubfiquetas en el momento constitutivo de se ubicó la esfera pública, acotada, de la intelligentsia letrada y se
la nación boliviana. Se consolidó así una república señorial que desplegó el escenario para la oratoria mestiza.
borraba la cuestión indígena del escenario del discurso político- E l control que tenía el Estado sobre los indios en la era del
jurídico, salvo para asignarle un papel invisible como tributarios tributo colonial se había erosionado, y la insurgencia indígena de-
coloniales encubiertos. bía ser encauzada a reformas liberales y populistas, para evitar que
Con las sucesivas agresiones de Melgarejo en los años 1860 estalle en movimientos más radicales. Los discursos sobre el indio
y la Ley de Exvinculación de Tomás Frías (5 de octubre de 1874) pasaron de la noción de "herejía" a la de "barbarie" y a la de mino-
se hizo patente la adopción de reformas estatales de concepto y ría de edad, para terminar finalmente postulando la de civifización
método, para intervenir en la "barbarie" rural y poner las tierras y ciudadanización del indio por la vía de la escuela, la propiedad
comunales al servicio de las empresas de la élite terrateniente y privada y el servicio mifitar. Este programa se cumpliría a cabali-
comercial (Rivera, 1978; Mamani Condori, 1991). E l discurso dad recién con la Revolución Nacional de 1952 (Zavaleta, 1984).
22 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA INTRODUCCIÓN 23

Las capas medias intelectuales desarrollaron al mismo tiempo una fisuras y las paradojas de esta herencia cultural, en la que pervive
serie florida de metáforas telúricas, arqueológicas, terapéuticas, el intercambio y la miscegenación, pero a la vez se reproduce la
higienistas y sociales en el indigenismo,'^ que se ermiarcan en lo que explotación y la dominación a través de mercados segmentados y
Guerrero (1994) llamaría la "ventriloquia", refiriéndose a las éfites una nueva cultura letrada, en apariencia más incluyente. Apuntaré
ecuatorianas de fines del siglo diecinueve y principios del veinte. finalmente a las formas de intercambio y circulación de ideas e
E n Bolivia, esta estructura se resquebraja desde los años veinte, imágenes hegemónicas de nación, que se expresan en la "zona gris"
con el surgimiento de un fuerte movimiento anarquista centrado de las nuevas culturas visuales, en la prohferación del espectáculo y
en el artesanado urbano, por un lado, y por la paralela expansión del travestismo de lo indio. Aimque estas menciones se realizarán
de las redes de caciques-apoderados indígenas. Esta organización casi de pasada, es fundamental profundizar la investigación de estos
semiclandestina llegó a incorporar a más de 400 markas o federa- nuevos escenarios, superando el giro antropológico y exotizante
ciones de ayllus en cinco departamentos de la República, con un que impide a muchos analistas meterse a fondo en cuestiones de
programa de recuperación legal de sus tierras usurpadas entre 1881 economía política, en el estudio de las transacciones simbólicas y
y 1920 (THOA, 1984, 1986; Lehm y Rivera, 1988; Rivera [1984] de las nuevas formas de escenificar el poder.
2003), matizada por ocasionales crisis de violencia (Taraqu, 1920; Como muchas de estas reflexiones emanan de mi condición
Jesús de Machaca, 1921; Chayanta 1927). chHxi, "jaspeada" e interpenetrada por el mundo indígena-aymara
Después de la Guerra del Chaco, y una vez diezmado el de mis antepasados, además del intenso diálogo con las hermanas
liderazgo de las organizaciones urbanas anarquistas y de las co- y hermanos del Taller de Historia Andina y de la Colectivx Ch'ixi,
munidades rurales aymara y qhichwa-hablantes, surge el discurso se verá que este texto está salpicado de nociones y conceptos que
de "civilización por la escuela", y se plasma en el ideologema NR han sido pensados en ese idioma. Así, mi escritura resulta también
(NTacionafismo Revolucionario). Esta imagen hegemónica que, "jaspeada", en procura de enraizar la reflexión en una "patria
según el análisis de Luis H . Antezana (1983), pasa a dominar la del lenguaje" como la que propuso Gamaliel Churata (1987).
escena púbfica en la segunda mitad del siglo veinte, surge de un Atendiendo a estas motivaciones -que no son sólo estilísticas- he
nuevo sujeto estatal que instala otro modo de hacer política, reci- decidido incluir estos conceptos en un glosario final que facifite su
clando y a la vez transformando las redes heredadas de las clien- comprensión, en lugar de obstruir al lector o lectora monofingüe
telas liberales o republicanas, rearticulándolas en una dinámica de con innecesarios paréntesis o notas aclaratorias.
crecientefiraccionalismoy fragmentación política.
E n el último capítulo exploraré las temáticas de investigación
por desarrollarse, las preguntas y conjeturas sueltas y las hipótesis
intuidas a lo largo del texto, recalcando que son una asignatura
pendiente y un camino por recorrer. Plantearé algunas rutas de
problematización de estas estructuras de hábitos y mentalidades
latentes, enraizadas en ciclos largos de la historia. Exploraré las

4 Esta propuesta de clasificación de las corrientes indigenistas ha sido realiza-


da por Marco Amez en su tesis de la Carrera de Sociología sobre la cultura
visual en las películas del Instituto Cinematográfico Boliviano (2019).
CAPÍTULO 1

Alcances y premisas
de la investigación

Un largo trayecto reflexivo


Esta investigación está animada por una inquietud central: el
monopolio -abierto o solapado- de las capas medias mestizo-
criollas sobre las esferas de decisión política y ejecución estatal.
Pero su formulación lleva implícita la impronta de las experiencias
recientes de insurgencia indígena en los procesos de reacomodo
y redefinición de la esfera pública y en el lanzamiento de nuevas
reformas estatales. A pesar de los multiculturalismos neoliberales
de los años noventa, o quizá debido a ellos, el "proceso de cam-
bio" iniciado el 2006 parece haber dejado intacto cierto habitus
de dominación, cierto sentido común y consenso tácito, que ha
permitido el reciclaje de viejas prácticas chentelares y el remoza-
miento de los estilos habituales del populismo de izquierdas. E n
primer lugar está el papel de las jerarquías culturales y lingüísticas
y de la intermediación cultural en la entronización de una lingua
franca político-jurídica, que incorpora selectivamente las deman-
das y autodefiniciones de la insurgencia indígena y popular. Este
tema ya había sido esbozado en trabajos míos de los años 1990,
como "Mestizaje colonial andino: una hipótesis de trabajo", y su
secuela "En defensa de mi hipótesis sobre el mestizaje colonial
andino". Pero sólo ahora se me hace clara la necesidad de estudiar

[25]
26 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 27

la configuración psíquica y la socialización primaria de estas élites,


(
fluyen y reproducen, que cambian y continúan, es vm gesto epis-
aunque por el momento esta investigación haya quedado a medio
temológico fundado en una aguda conciencia del presente, de las
camino. Preguntarse sobre eUas, sin embargo, hace énfasis en las
formas como vivimos nuestra cotidianidad y actualidad. Este gesto
posibilidades futuras de investigación, que podrían retomar algu-
se expresa con precisión poética en el proverbio aymara qhip nayr
nas de estas ideas, asumir por sí mismas la tarea de develamiento
uñtasissamaqapxañani (ver glosario). A su manera, el enfoque que
y autoinvestigación que supone su estudio. No cabe duda que en
propongo ya había sido desarrollado por Rene Zavaleta, el brillante
este punto ya no hablamos solamente de las éfites tradicionales o
sociólogo y teórico orureño, que en su noción de "abigarrado"
de las nuevas éfites forjadas al calor de la revolución de 1952. L a
expresaba menos las ideas de Marx en torno a esta palabra, que la
globalización y la escuela han creado las condiciones para difun-
noción de chHxi -manchado, indeterminado, contradictorio-, que
dir estos modelos de conducta en amplias capas de la población
debió escuchar de niño en qhichwa entre los ch'ijjchis de la mina.
popular e indígena de campos y ciudades. El p'ajpakerío ritual,
Aunque Zavaleta considera que esta condición es transitoria y
por ejemplo, ha sido asumido como una suerte de nueva lingua
debe ser superada con la modernidad, se hace cargo de la marca
franca, que pretende simbólicamente cruzar brechas y jerarquías
indeleble de lo "otro" en el cuerpo mismo de los sujetos sociales
culturales, pero que a su vez internaliza en los sectores emer-
y sus patrias chicas. L a poiesis de la realidad y la teorización de la
gentes una serie de afanes: de figuración, de compensación, de
misma coexisten en los momentos más lúcidos del pensamiento de
reconocimiento y hasta de revancha. E l reconocimiento social de
Zavaleta y muestran el potencial subversivo del choque de opues-
la condición indígena ya no es un derecho por el que se lucha sino
tos, la energía creadora de la contradicción, aunque subyace en él
un placer y una "borrachera de poder" que a más de uno ha dejado
la búsqueda de una síntesis propia de la camisa de fuerza estatal. E l
permanentemente con cFakhi ¿No es este acaso un síntoma de que
trabajo de Zavaleta, y en particular su obra postuma: Lo nacional-
los habitus coloniales siguen vigentes, de que se están volviendo
popularen Bolivia (1984), no es sino una interrogación desgarrada
contagiosos? ¿No resulta el caso de Santos Ramírez, o el caso del
y urgente sobre los "momentos constitutivos" que marcan el de-
F O N D I O C ' -por poner sólo los más visibles- una suerte de versión
venir del presente con su huella indeleble y dolorosa. Esta marca
extrema o emblemática de una condición colonizada más general?
proviene del trasfondo histórico de la sociedad, pero no siempre es
Pero salgamos de la esfera de lo inmediato y volvamos a una memoria consciente. Es más bien una "memoria del cuerpo"
los hilos teóricos, a las inquietudes conceptuales. Si una cosa he que contiene ya, en sí misma, la dualidad del sujeto y del otro.^
aprendido de la lectura de los estudios de la subalternidad de la L a evidencia muestra que los procesos de racionalización de esta
India^ es que una investigación social que pretenda descolonizar conciencia ch'ixi apagan o agotan la fuerza de este agonismo, que
el conocimiento debe partir de una comprensión profunda de la parece funcionar en todo su esplendor sólo en los "momentos de
historia colonial y republicana, sea en la India o en los Andes. peligro": cuando los estallidos de "furia acumulada" logran hacer
Comprender las dinámicas a largo, mediano y corto plazo, que sahr a la superficie las "heridas más antiguas".^ L a imagen de la

5 Me refiero aquí al escandaloso proceso por corrupción que se sigue al


expresidente de YPFB y segundo hombre del MAS, quien se encuentra en 7 Estas ideas ya no son de Zavaleta y se nutren más bien de la conferencia
prisión preventiva desde el año 2008, así como el millonario desfalco del dictada por Suely Rolnik, "Furor de archivo", en el Séptimo Encuentro de
Fondo Indígena, que dejó en la impunidad a sus principales responsables Performance y Política (Bogotá, 21-30 agosto de 2009).
y condenó a la muerte jurídica a quienes denunciaron los hechos. 8 Esta oración fiie construida con citas y guiños a las siguientes pensadoras y
6 Ver al respecto Silvia Rivera Cusicanqui y Rossana Barragán, Debates post- pensadores: Suely Rolnik, Liz Monasterios (comunicación personal), Walter
coloniales: Una introducción a los estudios de la subalternidad (1997). Benjamín, Ernst Bloch y Octavio Paz. Ver bibliografía.
28 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 29

herida ha sido desarrollada en la filosofía y en la teoría feminista coloniales del Norte, intentando develar dichos entrecruzamien-
como una mirada en reversa, que va más allá de los dualismos tos\n si la ciencia colonial del nuevo imperio situaba a la hoja
del lamento y de las tácticas de la revancha simbóhca y política.^ de coca entre las "patologías sociales" y la "criminalidad", en las
También Zavaleta advirtió que en nuestra sociedad, "la crisis es fronteras de Bolivia florecían circuitos de contrabando de hoja
un método de conocimiento", de modo que herida y crisis son de coca, bajo la doble imposición de una frontera nacional y
herramientas para un desbloqueo epistemológico, para un pensar prohibiciones internacionales. L a legitimidad de estos tráficos se
"antropofágico" que revierta la dominación occidental y cristiana a fundaba en la memoria larga del mercado regional, otrora libre
partir de que la contradicción y el/la "otro/a" habiten la memoria y dinámicamente conectado con los principales polos de acu-
de los cuerpos y la subjetividad de todos los estratos de la socie- mulación a escala mundial.'° L a porosidad de las fronteras y la
dad. E n esa zona de contacto es que se entrelazan y entrechocan multiplicidad de flujos económicos y simbólicos que ella propicia
la dominación colonial y la resistencia colectiva. Mirada a largo estaban pues reactualizando un fenómeno histórico de larga data,
plazo e investigación histórica son pues elementos fundantes del a la vez que insertaban sus circuitos entre las aristas y resquicios
pensamiento social moderno en Bolivia, y ello se hará también del mundo globalizado. Nuevas ciudadanías culturales en el norte
visible en mis indagaciones sobre la violencia colonial encubierta argentino asumían el coqueo como un hábito ancestral y a la vez
bajo fachadas liberales, republicanas o reformistas. como una puerta de acceso a la modernidad globafizada, con sus
afanes plurimulti y sus circuitos "etno-turísticos". E l estudio so-
E n los años ochenta del siglo veinte, ya había abundancia de
bre los mercados trans-fronterizos de la hoja de coca me llevó a
resultados de la investigación reciente, que trabajaron sobre archi-
reflexionar sobre estos procesos de acumulación desigual, en los
vos y documentos descubiertos hacía poco. L a historiografía social
que se entretejen y moldean mutuamente las esferas del Estado,
argentina (Tandeter, 1976, 1992; Assadourian, 1987; Garavagfia,
el mercado y la dominación simbólica.
1973, 1983) aportó con estudios muy ricos sobre la dinámica y la
estructura material del gran mercado potosino, que fueron com- Las brechas entre la textura intercultural del mercado y los
plementados por el notable libro de Luis Miguel Glave (1989) arcaísmos de la esfera política son visibles también en las se-
sobre los trajinantes indígenas de este gran circuito en el siglo cuencias iconográficas del pintor chuquisaqueño Melchor María
XVII. Más recientemente, Paulina Numhauser ha develado la cara Mercado (pintadas entre 1841 y 1869), a cuyo Album le dediqué
femenina de estos procesos: las mujeres indias oficiaban de primer un estudio." Todo ello me hizo pensar en esa disyunción de larga
y último eslabón en cada extremo de la cadena plata-coca, que a su data: el contraste entre el dinamismo, flexibilidad y modernidad
vez era el eje del "efecto de arrastre regional e interregional" de de los trajines comerciales populares y la inercia colonial de los
mercancías (Numhauser, 2005; Assadourian, 1987). Junto a ellas, habitus burocráticos, de las pulsiones inconscientes y de los sueños
circularían linguasfrancas, modismos, formas de vestir y modos de
representación de los intercambios que marcarían el aquí-ahora 10 Ver Las fronteras de la coca: Epistemologías coloniales y circuitos alternativos
con su huella abigarrada (Sereni, 1978). de la hoja de coca. El caso de la frontera boliviano-argentina (Rivera, 2003a)
Nutrida de esas lecturas, hice una etnografía del presente En este libro combino la etnografía con la investigación documental y la
exploración visual, para develar la epistemología colonial que está detrás
entre los Yungas, la frontera boliviano-argentina y las bibliotecas del conocimiento, el mercado y la coacción sobre de la hoja de coca.
11 Ver "Secuencias iconográficas en Melchor María Mercado", reeditado en
9 Ver por ejemplo Luce Irigaray, Speailum de l'autre femme (1974). Sociología de la imagen: Miradas ch'ixi desde la historia andina (2015).
30 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACION HISTORICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 31

conservadores de las élites. Estas visiones encubiertas de país vis- ensanchan su distancia con el orden político propuesto por la socie-
lumbran un orden patriarcal y católico, o en todo caso el imperio dad mestizo-criolla. Aparte de diversos ensayos de sociología de la
de la razón y el orden, ambos igualmente alejados de las imágenes imagen sobre este tema,''' en el año 2001 asesoré una tesis sobre el
y prácticas de convivencia social que generan las clases y sectores clientefismo en F E J U V E - E l Alto. E n ese trabajo, Máximo Quisbert
indígenas-populares, en alianza o en confrontación con diversos sostenía que el clientelismo se arraigaba en formas desiguales de
sectores mestizos y criollos. Los aspectos visuales de la construc- reciprocidad entre mediadores políticos, detentadores del poder
ción ideológica de lo "nacional" fueron también explorados en el municipal y población votante organizada en los nueve distritos
Album de la Revolución publicado en 1954,'^ quizás la fuente más municipales de esa ciudad (Quisbert, 2003). No sólo la recipro-
importante para reconstruir el modelo imaginario de ciudadanía cidad andina, también la organización de demandas chentelares
que tenía en mente la intelectualidad movimientista al plantear y comunitarias por parte de las juntas vecinales y la toma colectiva
llevar a cabo su "revolución". Es paradójico el abierto desprecio de decisiones sobre a cuál candidato convenía más votar, revelan
del MNR por las poblaciones indígenas, su manejo ornamental una lógica indígena del interés particular en la que se entretejen
de la "indiada", a la que sin embargo había otorgado derecho al formas pecuhares de lucha por el bien común, que aún parecen
voto. Tecnologías de reproducción mecánica como la fotografía gobernadas por una normatividad propia. E l período de estudio
o el cine'' fueron utilizadas con eficacia en la construcción de de Quisbert es 1990-1998, es decir, cuando no se vislumbraba aún
un paquete cultural civilizatorio, que recolonizaba y seducía a la el potencial electoral de Evo Morales en las futuras elecciones. L o
población mayoritaria a la par que fortalecía el dominio letrado ocurrido desde entonces confirma la interpretación propuesta por
por la vía de la escuela, la centralización estatal y el clientelismo Quisbert, pero a la vez la matiza. Detrás de los intereses aparente-
burocrático. Todo ello, como se sabe, eclipsó por décadas la larga mente particularistas de las juntas vecinales se incubaba también
experiencia indígena en la confrontación y disputa política con un proyecto político, un voto ideológico que se habría esbozado ya
las élites. También -en última instancia- socavó las pulsiones en la apuesta por CONDEPA en los años 90, pero que se haría más
autogestionarias de la masa obrera en las minas. explícito en las elecciones del 2002, cuando el grueso de la pobla-
ción de E l Alto votó por el MAS. Las juntas vecinales -incluso al
margen de sus dirigentes más altos- rompieron el pacto clientelar
Clientelismo y mediación mestiza de reciprocidad desigual con las éfites pofiticas tradicionales, inclui-
da CONDEPA." Parecía que su accionar político postergaba a los
Otra veta de este trayecto reflexivo es la que explora ideas sobre vecinos de E l Alto en la consecución de sus intereses inmediatos:
el orden moral indígena y los cortocircuitos comunicativos que los pactos sólo valían si se jugaba al "voto a ganador". E l votar por
un proyecto político que perdería en las elecciones significó una

12 Ver "El mito de la pertenencia de Bolivia al mundo occidental: Réquiem


para un nacionalismo" y "Construcción de imágenes de indios y mujeres 14 Puedo mencionar, por ejemplo, el ensayo visual Desandando por la calle
en la iconografía post-52: E l miserabilismo en el Album de la Revolución Illampu, presentado en diversas ocasiones desde julio 2001, y mi texto "La
(1954)", reeditados en Sociología de la imagen (2015). contradicción/suplementación entre Cultura y Desarrollo" (2009).
13 La tesis de Marco Arnez trata sobre dos películas realizadas por el Instituto 15 A esas alturas, CONDEPA había arriado sus banderas abándose con el go-
Cinematográfico Boliviano en tiempos del MNR, que emblematizan muy bierno del general Bánzer, del cual ftie expulsada sin pena ni gloria poco
bien las visiones dominantes sobre lo indígena, que seftindanen modelos tiempo después. Esta defección, a la que se suma el crecimiento del MAS,
específicos del indigenismo estatal. condujo a su total desaparición del espectro político nacional en 2002.
32 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORAÍACION HISTORICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 33

toma de posición de los y las alteños/as en un espectro más amplio el autoritarismo y la lengua culta con la lengua salvaje, formando
de opciones políticas e identitarias. E n cierto modo, el voto alteño espacios de mediación y de apropiación que abren muchas inte-
por el MAS fue una apuesta diferida por el poder y un modo de rrogantes para la investigación futura. E l texto se cerrará con una
negociación futura de sus liderazgos, con el fin de proponer can- exploración de las temáticas irresueltas, tanto en términos de co-
didamras al Parlamento o la Asamblea Constituyente, e incluso nocimiento como de acción estatal y debate político. L a otra ruta
cuotas de poder en un futuro gobierno."^ de análisis, la posible superación de estas contradicciones desde la
De todo este thakhi reflexivo, a veces a través de estudios crisis presente de la mediación mestiza, deberá quedar pendiente
propios, otras a partir de investigaciones de estudiantes y tesistas, para un futuro trabajo.
puede rescatarse una veta de análisis que poco a poco se vería
confirmada por la reafidad. A partir de los años 2000, procesos
inéditos de descolonización y recolonización plantean la vigencia La huella del pasado
de temas y problemas que ya podían vislumbrarse en los años 1970.
E n la coyuntura actual, es preciso indagar qué pasó con aquellos Intentar un diagnóstico crudo y descarnado, con base en la inves-
envites durante el auge del neofiberafismo y, sobre todo, qué fiie de tigación de terreno, sobre la problemática identificada más arriba
ellos desde diciembre del 2005. Esto equivale a preguntarse cómo excede los límites de este ensayo. Su intención es tan sólo reflexio-
inciden los temas irresueltos del pasado (la mediación política, la nar sobre el pasado para identificar algunos rasgos fundacionales
apuesta por el mercado y la hegemonía cultural) en la polarización y "momentos constitutivos" de la formación social y política en
regional, política y étnica que se vive hoy en el país.'^ No hace la región andina de Bolivia. Habríamos querido detenernos en el
mucho, cuando la Unión Juvenil Cruceñista arremetía contra horizonte populista, analizar en profundidad su crisis y desarrollar
migrantes quilas e indígenas en Santa Cruz y el Beni, o cuando propuestas para subvertir el presente (ver al respecto. Rivera
los universitarios de Sucre humiUaban y ofendían a campesinos 1990, 2003b, 2006). Sin embargo, ni el tiempo ni los recursos
y autoridades indígenas de su propio departamento,'^ podríamos nos alcanzaron para eso. Esta fue, en verdad, una obra concebida
haber llegado a la fácil conclusión de que la era del diálogo y de inicialmente de modo demasiado ambicioso, y quedó a mitad de
los pactos ha terminado, de que la mediación mestiza ha fracasa- camino por las dificultades intrínsecas del enfoque propuesto, a
do irreversiblemente. Esta puede ser una de las rutas de análisis, caballo entre lo público y lo privado, entre el mercado y el paren-
basada en la negatividad y la clausura de toda esperanza histórica. tesco. Entonces, opté por que al menos las ideas y debates teóricos,
Los siguientes dos capítulos entrelazan, en realidad, los cuestiona- las intuiciones y los temas a esbozados, sirvan a la gente de a pie
mientos que emergen de esta temática sombría: la reproducción, tanto como a los académicos e intelectuales, a quienes inciden en
al parecer inevitable, de los habitus o estructuras estructurantes el debate púbfico y político. Esto supone volver los ojos al presen-
que entretejen la violencia con el consenso, el paternalismo con te, a la contemporaneidad marcada por el influjo de los circuitos
mundiales y las nuevas tecnologías de comunicación digital, por
la crisis del modelo neoliberal y por el surgimiento de nuevas
16 E l caso más notorio es el de Abel Mamani, presidente de FEJUVE El Alto
durante la "guerra del agua" alteña del 2005, quien fue designado ministro maneras de concebir lo indígena y de injertarlo en los esquemas
de Aguas en el primer gobierno del MAS. de dominación estatal. Preguntarnos por la función encubridora
17 Me refiero a la crisis del 2008 con la llamada Media Luna. de los discursos y por la doble moral que eUa propicia nos lleva
18 Ver al respecto Humillados y ofendidos, el documental realizado por César a descubrir que las élites llegan a tolerar abismales brechas entre
Brie (2008).
34 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACION HISTORICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 35

palabras y actos, tan bien ejemplificadas por el gesto de "cruzar ríos que otras comparsas representan cámaras de filmar o automóviles.
de sangre" que hizo el MIR justificando su alianza con el general ¿Qué/interés puede tener para estos empresarios transnacionales
Bánzer en los años 1990. L a estructura de habitm que condona exitosos, el que los acepten en el Club de L a Paz o en la Confede-
esos actos de cinismo está anclada en una cultura política conspi- ración de Empresarios Privados? E l capital simbólico acumulado
rativa, asentada en el conocimiento secreto y en la compficidad en la fiesta parece ingresar en un circuito aparte de economía
tácita. A través de estos "saberes de dominación", socialmente política, donde carecen de valor los criterios pigmentocráticos y
construidos, las élites tantean los límites entre la respetabifidad y las ínfulas de decencia y refinamiento que sustentan los negocios y
el descrédito, crean nuevas audiencias y ftjrman redes verticales negociados de las éfites tradicionales. Las movilizaciones indígenas
de cooptación clientelar. Su discurso mimético y sus prácticas de del primer quinquenio del siglo, focalizadas en la ciudad de E l Alto
compadrerío les permitirán ensanchar los eslabones de arribistas y en el altiplano y valles de la región andina, no están desconec-
y escaladores sociales, pero sin dejar de ocupar el ápice de la pi- tadas de estos procesos de estratificación de nuevo cuño. Tanto la
rámide que los corona como a ventrílocuos y administradores de indiferencia como la insurgencia han sacudido los cimientos del
la voluntad popular. monopolio criollo mestizo sobre la política.
Sin duda, la indagación no estaría completa si no reflexio- L a motivación e inspiración de los cambios estatales recien-
náramos siquiera un instante sobre el papel de las nuevas capas tes parece también tener raíces en esa doble estrategia indígena
emergentes de la élite cholo-india en las ciudades, pueblos y de acumular capital económico para adquirir fisonomía como
comunidades. Hace unos años, participé de la fiesta de Tata San- sujetos de la política y la acción cultural. E l haber atestiguado y
tiago en la locafidad de Guaqui (25 de julio, 2009). Una entrada participado en las movilizaciones aymarás y cocaleras del período
fastuosa, con ocho morenadas, desfiló ante la imagen ecuestre del 1998-2005 me dio mucho que pensar y cuestionar sobre la natu-
santo, apostada en andas frente al atrio de la iglesia. L a famifia de raleza de las alianzas mestizo-indias que se formaron en torno a
los pasantes principales y una gran proporción de los invitados y la propuesta radical-populista del MAS. Pues no basta una actitud
bailarines residen en Buenos Aires o en Sao Paulo y administran o mimética y voluntarista para superar las barreras epistemológicas
trabajan en empresas textiles informales. E l pasante, un empresario del pensamiento heredado de la vieja escuela intelectual y política.
textil exitoso que vive en el barrio Charrúa del Gran Buenos Aires, Las conmociones sociales que inauguraron este nuevo milenio
se dio el lujo de presentar un concierto en vivo de Los Kjarkas, nos inspiran a completar esta investigación con la propuesta de
uno de los más cotizados grupos de folcloristas bolivianos. Además un cambio de paradigma epistemológico, una suerte de desplaza-
de costear una semana de comida y bebida para sus más de mil miento fronterizo del pensamiento y de la acción, que nos permita
invitados, los Limachi botaron literalmente plata, cerveza y patos acercarnos al universo moral y político de las élites emergentes,
vivos a la laguna de Guaqui, donde se realizó la "balseada". E l pa- de esa burguesía chola que apuesta al circuito de la economía de
sante de otra de las comparsas principales, la "Morenada Central" prestigio y se separa del Estado y de las éhtes tradicionales. Tanto
había uniformado a los más de doscientos bailarines con matracas estos sectores, como las generaciones jóvenes de origen migrante
que representaban la efigie de un chino, tallada en madera. Una en las ciudades, son escenarios de inéditas prácticas identitarias
señora nos comentó que los negocios del pasante lo llevan cada y políticas, formas chHxi de integrar al otro occidental sin desar-
año a China a seleccionar diseños para las telas que mete de con- monizar con la herencia ancestral y su fuerza expresiva. Todos
trabando a Bolivia, por Iquique. Sin duda, la matraca simbolizaba estos espacios de creatividad cultural nos permiten vislumbrar
esa relación mercantil globalizada, con la misma naturalidad con una ruptura con los lenguajes habituales del sentido común y de
36 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACION HISTORICA ALCANCES Y PREMISAS DE LA INVESTIGACIÓN 37

la racionalización estatal. Nos animan a ensanchar las grietas y formas de ser moderno/a, en las que entran en juego intercambios
las fisuras en el sistema social; desear su desmoronamiento, su económicos y simbólicos enredados (cf. Lavaud, 1998). L a pugna
catástrofe a la par que su reconstrucción. L a insurgencia étnica y de modelos y epistemes entra en momentos de crisis, que a su
popular de los años 2000-2005, con su inédito corolario electoral, vez precipitan estallidos de lucidez y autoconocimiento social
pasa a ser clave para la comprensión de la crisis del proyecto mesti- (Zavaleta, 2009). Este sería para nosotros un proceso más lento y
zo de país, y sus esfuerzos por renovar y reproducir su hegemonía. reflexivo: el qhananchaivi -aclaración, develamiento. A través de
Aquí tan sólo propondré unas líneas de abordaje para acotar tan sus choques y agonismos, la sociedad nos enseña a ensayar una
inmenso campo de reflexión y de acción. comprensión chHxi de lo acontecido, para iluminar mejor el acon-
Los horizontes colonial y hberal, que se expondrán en lo que tecer. Nos invita a afinar los saberes de la cabeza y del chuyma para
sigue, señalan cómo se formó hasta la segunda mitad del siglo ver qué puede pasar cuando el poder mixtificador de la palabra no
diecinueve un modelo de habitus ciudadano que consagraba tácita y logra ya el silencio de los otros y las otras, ni su aceptación pasiva
explícitamente la exclusión y explotación de la población indígena de la dominación.
mayoritaria. Este modelo está hoy en crisis, pero a la vez tiende
a reproducirse en formas sutiles y encubiertas. Nuevos lenguajes
y formas gestuales y escenográficas del discurso político están
surgiendo cada día, dentro y fuera del Estado. E l discurso y las
prácticas significativas de los excluidos y de los negados dejan así su
impronta en los reacomodos políticos de las élites mestizo-letradas
del presente. Durante los estalfidos colectivos de Cochabamba y
L a Paz en el año 2000, las masas indígenas y populares pusieron
en tela de juicio la normatividad y el consenso de las élites. Por el
solo hecho de terciar en la arena pública y hablar -así sea con el
lenguaje impostado de sus asesores- los dirigentes políticos de ori-
gen sindical y émico abrieron una rajadura profunda en la cómoda
idea de ciudadanía y civilidad que se incubaba en los pasillos del
Parlamento, en las fiestas del palacio o en las recepciones sociales
de los nuevos ricos. Pero el atractivo espejismo de modernidad
y ciudadanía que estos espacios ofrecen tiene también un poder
seductor y corrosivo. E s un espejismo de poder y condensa la
función colonizada y colonizadora del poder.
Bajo esta premisa, la modernidad misma es un escenario en
disputa, un territorio de guerra. Develar las fuerzas apaciguado-
ras, los obstáculos epistemológicos y los bloqueos prácticos que
atraviesa esta confrontación es un motivo subyacente en toda esta
reflexión. L o que se ha dado en llamar el ch 'enko boliviano alude
tanto a ellos como a la existencia de varias modernidades y varias
CAPÍTULO 2

E l papel del comercio


y la huella del horizonte colonial

El eje Cusco-Potosí
La primera generación mestiza de la era colonial española fiie
sin duda producto de la toma, muchas veces forzosa, de mujeres
indígenas por los soldados de la Conquista. Así engendraron hi-
jos naturales que no llegaron casi nunca a ser legitimados por el
matrimonio, y con ellos surgió una sociedad mestiza intiermedia,
afiliada culmralmente a los conquistadores, pero a la vez subor-
dinada y despreciada por su origen bastardo y su color mezclado.
E l mercado interno colonial, que se desarrolló vertiginosamente
desde el descubrimiento del Cerro Rico de Potosí (1545), fue el
espacio privilegiado para las actividades de intermediación co-
mercial que desplegarían estos vastagos a medias deseados de la
unión, violenta o consentida, entre españoles e indias. A lo largo
del siglo dieciséis, fue en el mercado de los trajines donde los
hijos mestizos de mujeres indias pudieron desplegar sus virtudes
acomodaticias, utilizando sus conocimientos y relaciones con la
sociedad indígena dominada y a la vez sirviendo de nexo con el
capital comercial en manos de vecinos españoles de las ciudades
del eje Lima-Arequipa-Cusco-La Paz-Potosí.
Los antiguos vecinos españoles del Cusco fiieron pródigos con
sus hijos mestizos de la primera generación, aunque los obligaron

[39]
40 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 41

a cambio a servir en su hogar doméstico o a trabajar para la em- pecufiar de mestizaje colonial. E l papel del comercio, la apertura
presa comercial de la famiha. Estas estrategias de subordinación del mercado interior a una multitud de iniciativas culturales y
traducen un hábil uso de las conexiones de sus hijos con el mundo económicas, la emergencia de tejidos diversos de afianzas y redes
rural indígena, para establecer clientelas o reclutar trabajadores, interculturales, son aspectos centrales en la constitución del mes-
en beneficio de la empresa comercial paterna. E n muchos casos, tizaje como mediación material y simbólica entre la República de
fiieron las madres indias de estos pequeños mandones de pueblo indios y la República de españoles.
las que oficiaron de mediadoras culturales y laborales para ft)rta- E l circuito de la coca hacia Potosí comenzaba en los Andes del
lecer la empresa comercial de sus cónyuges y apuntalar el ascenso Cusco (ceja de montaña o yungas), donde se sembraba el arbusto
social de sus hijos. No es extraño entonces que estos hijos pudieran en haciendas y chacras de españoles, desde donde la cosecha de
heredar bienes muebles e inmuebles de sus padres en compensa- hojas secas se transportaba a lomo de indio a depósitos de la sierra,
ción por su aporte laboral y organizativo a la empresa comercial, para de ahí despacharla por el qhapaq ñan hasta L a Paz y Potosí.
a la que a su vez subordinaron a sus madres. Podría verse a estos E n todo este circuito, resultaban vitales las redes que construyeron
negocios familiares como racimos de clientelas rurales, que co- los comerciantes mestizos, encargados de reclutar indios y des-
nectaban diversos espacios en un escenario multi ecológico (coca pacharlos cargados de coca, de acopiarla y venderla al por mayor
en los yungas; llamas, lazos y otros "bastimentos de acarreo" en en los depósitos de la sierra o de transportarla y distribuirla en el
el altiplano, granos en los valles, etc.) y los subordinaban a ese gran mercado de Potosí a las mujeres que la vendían al detalle a
vasto espacio mercantil en cuyo centro se hallaba la ViUa Imperial. los consumidores. Podemos imaginar una conformación socio-
E l papel de las mujeres indígenas como comerciantes ha sido espacial similar para los otros dos circuitos que abastecieron de
destacado en diversos estudios (Assadourian, 1987; Glave, 1989; coca a Potosí en la era colonial, de manera minoritaria en el siglo
Numhauser, 2005), y aquí nos interesa analizar cómo es que su dieciséis, pero ya dominante para el siglo dieciocho: los Yungas
doble subordinación (a sus hijos mestizos y a sus parejas ausentes) de Pocona en Cochabamba y varias localidades yungueñas al este
creó las condiciones para el desarroUo de modafidades particulares de la cordillera Oriental en L a Paz. E n ese sentido, los datos de
de intermediación cultural y de acumulación económica. E n este Numhauser para el Cusco pueden servimos como un patrón o
espacio intersticial en el que se plasmaban las duras reafidades del modelo de mestizaje colonial, incubado en un espacio mercantil
intercambio desigual y la explotación del trabajo, se ha soslayado que cubría toda la geografía andina.
el papel que pudo haber jugado la política sexual y afectiva de los
conquistadores, de las mujeres indígenas y de sus hijos. E l afecto
materno y la subordinación sexual son la cara oculta de la acu-
Los eslabones femeninos
mulación económica vertiginosa que desató la minería de la plata
en la primera fase del período colonial. Al respecto, tenemos a la
E n ambas puntas de este vasto circuito -en el lugar de producción y
mano el valioso estudio de Numhauser (2005), además de Alianzas
en el de consumo- el trato con la coca se feminizaba. Al comienzo
familiares: Elite, género y negocios en La Paz, siglo XVII (1998), una
del ciclo, "hubo mujeres comerciantes que lograron acumular for-
contribución notable de Clara López, que nos permiten vislumbrar
tunas apreciables, especialmente a través de transacciones que en
la historia secreta de los lazos de parentesco, las herencias de capital
este sitio (el Cusco) abarcaron a los indios t^wí^yoí-habitantes esta-
social y las reglas del juego comercial (y sexual) que comenzaban
bles de las chácaras de coca de los Andes" (Numhauser, 2005:261).
a tejerse desde entonces, marcando con su sello nuestra forma
E n el último punto, las mujeres comerciantes del gran mercado
42 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA EL PAPEL DEL COMERCIO 43

de Potosí ocupaban un espacio físico notorio en el Gato {Qhatu) mujer India del pueblo o hatunruna no podía enriquecer- y me-
de la Coca, donde constituían el primer eslabón del comercio de nos Uevar adelante una exitosa actividad comercial" (2005: 256,
la plata, por el cual ella entraba a la circulación general. A decir cursiva en el original). A pesar de estas desventajas, otras mujeres
de Numhauser, "fiieron estas vendedoras de coca al minorista el indias que acumularon considerable capital consiguieron ganar
último segmento en la escala de la producción y comercialización prestigio y reconocimiento, formando empresas matricentradas
de la coca y el primer eslabón del proceso de circulación de la plata que lograron prescindir por completo de la figura masculina. Así,
dentro del mercado interno peruano" (2005: f 63). Los derechos una indígena de Huanuco, Francisca Carna, poseía en Potosí un
de estas mujeres se insertaban en la noción hispana del "comercio almacén en el Gato de la Coca, donde guardaba más de 100 ces-
justo", entendida como un intercambio entre iguales, garantizado tos de coca, que legó en herencia, junto con vafiosas propiedades
por el pleno conocimiento, tanto del comprador como del ven- inmuebles y barras de plata, a sus dos hijas mestizas, nacidas de
dedor, sobre las características, cuafidades y precios del producto: sucesivos enlaces informales con vecinos españoles. Hijas y yernos
entraron así al mundo comercial con un capital de arranque y una
Esto permitió que las mujeres indias transformaran este comercio sófida posición en la sociedad mestiza de la Villa. L a declaración
en una actividad casi privativa de ellas y en la cual, con el paso del de sus hijos como "naturales" y la vigencia del sistema andino de
tiempo, se fiieron convirtiendo en irremplazables. Así se fiie desen- herencia bilateral, permitió que las madres pudieran legar bienes
volviendo, de facto, im espacio protegido, donde estas mujeres logra- a su descendencia femenina, que ingresaba así al mundo comercial
ron amasar toda suerte de fortunas, algunas de ellas considerables. en mejores condiciones que sus madres (Numhauser, 2005: 275).
En último término, el papel socioeconómico de estas vendedoras
estuvo asegurado tanto por los intereses de los poderosos señores Todo esto duró hasta mediados de los años ochenta, cuando
de la coca del Cuzco (...) como también por la misma Corona, que por efecto de las reformas introducidas por el virrey Toledo una
se mostró decidida a gobernar respetando los fueros y privilegios de década antes, la economía potosina comenzó a desmoronarse y el
sus vasallos, más aún si estos eran indígenas (2005: 236). consumo de coca bajó drásticamente. Esta crisis repercutió sobre
todo en los eslabones indígenas del mercado de la coca y de la
E n el conjunto, un gran número de mujeres comerciantes plata. Al restringirse el pago del "plus salarial" de la qurpa a los
estaban subordinadas a amos españoles, quienes "enriquecieron mit'ayos y mingas del Cerro Rico, se produce un empobrecimiento
en este asiento con sólo tener dos o tres Indias que les contrac- general de la población, lo que sumado a los cambios en los hábitos
taban en este tianguis" (Cieza de León, citado por Numhauser, de consumo'' determina una fiierte contracción en la demanda
2005: 240). E n algunos casos, esa subordinación era también una de hoja de coca. L a ruina del comercio de la coca se descarga en
alianza conyugal y afectiva. Tal es el caso de Juana, que rompió especial sobre las mujeres indígenas del qhatu, cuyos hijos les
una relación comercial e íntima de más de 5 años con el vecino arrebatan sus bienes y caudales para reorientarlos hacia rubros
español Baltasar de Cárdenas, cuando este se apropió de la casa más lucrativos del mismo mercado (como el trajín de vinos de la
que habría comprado para ella en el Cusco y de una deuda por costa Pacífica). Así, mientras los viejos señores de la coca habían
venta de "50 camisas y 50 calcetas" (Numhauser, 2005: 258). E n acogido a sus hijos mestizos y a sus madres indias como socios y
el juicio que Juana le instaura, Baltasar reúne a varios testigos socias de sus empresas, al declinar el mercado de la coca a fines de
mestizos, que se unen para atacarla y defenderlo (2005: 261). De
ser próspera comerciante y artesana, Juana es reducida a "criada" 19 En diversas crónicas, se atribuye el descenso en la demanda indígena de
de Baltasar. "Así observamos cómo fue empobrecida -porque una coca a la adopción de nuevos consumos, como el pan y el vino.
44 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 45

los años 1580, "los descendientes de esos señores (...), cuando el SUS concubinas, ellas desarrollan estrategias de empoderamiento
papel de ellas se estaba replanteando de acuerdo a una tendencia y ascenso social a través del mercado, que las conectan tanto con
negativa, no dudaron en salir a atacarlas incluso personalmente" la sociedad de arriba como con la de abajo. De otro lado, los hi-
(Numhauser, 2005: 259). jos mestizos - a veces los únicos que tenía el español- no podían
L a otra cara de la medalla es el papel de la relación madre- lograr un pleno reconocimiento de sus derechos, ni heredar las
hijo como una imagen y un imaginario cultural dominante en ese encomiendas de sus padres, por su condición de hijos naturales.
estrato mestizo. E n otras regiones, el culto "mariano" permitió Se creaba así un estrato en ascenso, que se topaba con un techo
subhmar las tensiones y violencias de la si,tuación vivida en los superior infranqueable, pero que a la vez gozaba de la fortuna y
hogares -sea en el hogar paterno, como subalterno, o en el hogar de la herencia de otros bienes del padre, constituyéndose así en
materno como huérfano o wajcha. Pero este culto también sirvió parte de la élite económica regional. Si por un lado eran frenados
como mecanismo encubridor del mestizaje, que era la cara oculta en sus aspiraciones arribistas, por el otro estos mestizos tampoco
y reprimida de esas identidades colectivas abigarradas, forjadas al lograban asimilarse a la sociedad rural indígena con la que a me-
calor del mercado interno colonial. Volveremos sobre este tema nudo estaban obligados a convivir. Una mezcla de vergüenza y de
más adelante. explotación del trabajo de sus madres los convertía en personajes
ambivalentes, con lealtades divididas y propensos a la inestabilidad
emocional. Seres pasionales, muy dados a la retórica, a la puesta
La trama tripartita en escena de sentimientos aparatosos: odios, venganzas, resenti-
mientos y pasiones, bien descritas en el libro postumo de Tristán
L a descripción que hace Numhauser de la trama del mercado Marof.^" E n sus opciones conyugales, probablemente intentarán
interno potosino y del papel que en ella jugaron las mujeres, tanto uniones hipergámicas con criollas de menor jerarquía, y repetirán
en el eslabón inicial de los Andes del Cusco como en el mercado el patrón de dejar hijos naturales en una o más mujeres indígenas,
de consumo en Potosí, nos da una imagen tripartita de la sociedad con lo que el ciclo del mestizaje colonial se reproduciría. E n este
colonial. Arriba, una éHte de españoles peninsulares y criollos aco- proceso, se consohdará también una forma peculiar de hogar, con
modados, que conjugan el gran comercio con la propiedad de la jefatura femenina, cónyuge ausente, hijos criados sólo por la madre,
tierra, el usufructo de la renta de la encomienda y el ejercicio de la aunque (a veces) aliados y/o explotados por el padre o padrastro.
política. Al medio, una gama de sectores mestizos, producto de sus Este tipo de situaciones puede ilustrarse abundantemente en
relaciones con mujeres mdígenas de los pueblos rurales y suburbios un conjunto de testamentos de miembfos de la élite paceña entre
urbanos, dedicados principalmente a la intermediación comercial 1645 y 1680, analizados por Clara López. U n aspecto distintivo,
en el vasto espacio del trajín. Abajo, el mundo indígena subordi- que marca la frontera superior entre sectores medios y élite do-
nado de los indios de tasa, los mit'ayos, chacaneadores y labradores minante, resulta ser el alejamiento de todo contacto con el trabajo
de la tierra, de cuyo trabajo y esfuerzo se apropiaban los primeros. manual. Incluso hay distinciones según el tipo de comercio: sólo
Sin embargo, una serie de eslabones intermedios entreteje a estos es respetable el gran comercio ultramarino, no así los "tratos y
tres espacios, difuminando susfironterasy abriendo grietas para el contratos" al detalle en el mercado interior (López, 1998: 57).
ascenso y la moviHdad social. Las mujeres indígenas, por ejemplo, L a condición de peninsular es también una marca definitoria, al
son habitantes de dos mundos. Ya sea como empresarias indepen-
dientes, o bien en caUdad de contratadas por amos españoles, o de
20 Ver Radiografía de Bolivia (1997), de Tristán Marof.
46 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA EL PAPEL DEL COMERCIO 47

punto que López considera el hecho de ser "blanco" o español cuidado a la niña y le legó tierras y una dote de 6.000 pesos (1998:
como una profesión en sí misma (1998: 77). Incluso los notarios 89). Es evidente que en este caso se trata de una relación entre
y los médicos eran un sector subalterno, no sólo por su aprendi- gentes del mismo estrato social. No creo que ocurriera lo mismo
zaje práctico sino "porque precisaban de cierta actividad manual" en el caso de que la mujer tuviese hijos ilegítimos con hombres
(1998: 92). E l perfil típico de un miembro de la éfite paceña en de status más bajo.
el siglo diecisiete es el de im propietario de tierras con fuerza de Una de las estrategias de normafización y a la vez de encubri-
trabajo indígena subordinada, miembro del Cabildo y administra- miento de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, consistió
dor de empresas comerciales a larga distancia. Este gran capital en la "relocalización" de los vastagos mestizos del marido a las
comercial se articulaba con el comercio ultramarino y a menudo cabeceras de los repartimientos rurales "para que se acomodase(n)
sus ganancias eran remitidas a España. en un ambiente menos visible para el círculo social" (López, 1998:
Los miembros de la élite formaron familias numerosas, en 117). Así, Francisca de Tapia y Ulloa legó en su testamento 1.000
cuyo centro las mujeres tejían relaciones horizontales, creaban pesos a María de Escobar, hija natural de su primer marido, a
alianzas verticales, e incluso acogían a los hijos ilegítimos de sus quien casó con un vecino de Sorata, pueblo español de la provincia
maridos. Estos, a su vez, entraban en los testamentos de sus padres colonial de Sicasica, donde la pareja se estableció (López, 1998).
como herederos de capital y bienes inmuebles, lo que les permitía Es muy posible que esta estrategia de desplazamiento espacial
participar con ventaja en el mercado de los trajines y acrecentar su permitiera articular redes rurales de comercio, con la mediación
riqueza. L a relación vertical entre vecino empresario, trajinante de estos hijos naturales, que se convertían así en eslabones de
mestizo e indio chacaneador (que guiaba las caravanas de llamas y una vasta cadena mercantil famifiar. A decir de Clara López, la
se hacía cargo de toda la logística del transporte) se alimentaba de estructura normativa del matrimonio legal y la herencia legítima,
estos vínculos de parentesco, filiación y clientela, que extendían se vio cruzada por "esos cabos sueltos del tejido familiar que
el poder del vecino de L a Paz hacia las áreas más remotas del fueron las relaciones extra matrimoniales, muy difundidas, poco
hinterland rural. penalizadas y casi siempre recordadas en las últimas voluntades"
(1998: 121). E n este proceso se combinan las relaciones afectivas
Veamos algunos casos. E n 1605, el mercader Francisco de
del mundo privado con los intereses económicos en el mercado,
Vivero tuvo tres hijas legítimas y tres hijos bastardos (dos varones
constituyendo un escenario de segmentación espacial y movilidad
y una mujer). Todos ellos Uevaron el apellido Vivero y heredaron
social en permanente reacomodo.
chacras rurales e inmuebles urbanos (López, 1998:69). Los varones
heredaron también la infraestructura y relaciones de la empresa La importancia numérica de los hijos natorales e ilegítimos-'
comercial, centrada en productos de la tierra (harinas, granos) y es notable y, como hemos visto, en ella incurren no sólo los varones
manufacturas (vino) que transportaban hacia el mercado minero sino también las mujeres de la élite. E n los registros analizados por
a través de una red de trajinantes rurales. Pero no sólo los varo- López, de un total de 670 bautizos entre 1661 y 1680, el 57% eran
nes tenían relaciones extramatrimoniales toleradas. También las
mujeres criollas tuvieron hijos ilegítimos aceptados socialmente e
integrantes de sus círculos sociales y redes comerciales. Tal es el 21 La diferencia entre estas dos categorías alude a su status jurídico. Los
caso de Josepha de Vdlaverde y Carvajal, conocida vecina paceña, hijos naturales son aquellos de padres no casados, que eran solteros en el
momento de concebir y tener al hijo, en tanto que los ilegítimos o espurios
que tuvo una hija ilegítima con el notario y contador Pedro de
surgen de relaciones extramatrimoniales de mujeres o (más frecuentemente)
Manzaneda, aparte de otras tres legítimas. E l notario tomó a su de hombres ya casados legalmente.
48 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 49

hijos de padres no casados (entre ellos, el 7% de "padres descono- Otro segmento de las capas medias mestizas en La Paz estuvo
cidos"), y sólo el 42% eran legítimos. Como apunta la autora: "La constimido por los mallkus o caciques de sangre de las provincias y
ilegitimidad fue un fenómeno que atravesó todos los grupos sociales repartimientos coloniales. A decir de López, ellos eran "los privi-
y étnicos. L a situación era aceptada con relativa tranquiHdad, pese a legiados de la 'repúbhca de indios' que nunca, sin embargo, serían
su reprobación legal en todos los matices: hijos namrales y espurios" asimilados como pares por la élite colonial americana" (1998: 205).
(1998: 154). Muchos de estos hijos naturales lograron acumular Tanto por sus privilegios legales como por su acceso a la educación
riqueza y poseer vahosos inmuebles en la ciudad y haciendas en las y a la sociabihdad urbana, los caciques se asimilaron a los usos y
provincias. No obstante, esto no les valió una aceptación social en el costumbres españoles, incorporando parcialmente sus formas de
mimdo de sus padres españoles. Incluso algunos de ellos, como Ma- vestir, sus estilos de vivienda y sus prácticas y creencias rehgiosas.
riana Chirinos de Godoy (hija namral de Luis Chirinos de Godoy, Todos eran ladinos en lengua castellana y estaban habituados a los
de quien heredó una chacra), optaron por asimilarse a los estratos papeleos burocráticos y a los pleitos en las cortes virreinales. Durante
el siglo diecisiete muchos de estos caciques llegaron a acumular
superiores del mundo indígena rural. Esta mujer mestiza poseía y
importantes fortunas comerciales, aprovechando de su acceso pri-
vestía "prendas indígenas como acsus, llicUas y ñañacas, además
vilegiado a pastizales de la comunidad, animales de carga y mano de
sus dos hermanos vivían en una ranchería" (1998: 133), lo que es
obra indígena, para montar grandes empresas de "producción de la
señal de su integración cultural en la sociedad indígena. Es posible
circulación" en el espacio andino del trajín (Glave, 1989: 499). Se
que en el caso de los varones esta opción resultase menos atractiva.
conocen esmdios pormenorizados sobre los inventarios de bienes y
Así, mientras la élite paceña, en sus relaciones matrimoniales los trajines comerciales de los caciques Gabriel Fernández Guarache
formales, buscaba blanquearse asimilando a sucesivas generaciones de Jesús de Machaqa (Rivera, 1978; Choque, 1993), Diego Cham-
de españoles inmigrantes, de otro lado, por la vía de las relaciones billa de Pomata (Murra, 1978), y otros en el sur del Perú (Spalding,
ilegítimas, extendía sus vínculos al mundo indígena subordinado. 1974; Glave, 1989). E n todos ellos se confirma el papel ambiguo de
Tanto la asimilación de extranjeros como la aceptación de los hijos estos mediadores culturales y económicos, quienes a la par que se
espurios del cónyuge nos muestran cómo la permanencia de los apropian de los recursos comunales para sus empresas particulares,
troncos familiares era asegurada por la vía femenina (López, 1998: también protegen los bienes colectivos cubriendo las obligaciones
13 5). De otro lado, la combinación de una empresa comercial con fiscales rezagadas y consohdando las propiedades de la comunidad
una unidad doméstica permitía que a la herencia de capital y bie- mediante títulos de composición con la Corona de España. De otro
nes materiales se sumase un legado de relaciones sociales y redes lado, ni la adopción de gustos y hábitos españoles, ni su condición
familiares, que predisponía a la siguiente generación a continuar de devotos cristianos y ladinos, significaron para estos caciques
con los negocios de la familia. Sin embargo, estas redes no siempre mestizos su integración plena en la sociedad dominante.^^ Pese a
lograron atenuar las tensiones entre las dos repúblicas coloniales:

22 Desdefinesdel siglo diecisiete, muchos de los caciques coloniales se casaron


Los matrimonios mixtos, que no debieron ser muchos, no lograron
con mujeres españolas o mestizas, lo que les permitió acceder a espacios
introducir socialmente a la pareja india en ambientes españoles o
de relativo poder y visibilidad social. Tal fiie el caso de mis antepasados
criollos, mientras que la parte española participaba periféricamen- Cusicanqui, caciques de Urinsaya Caquingora, una reducción colonial de
te del círculo social indígena al que difícilmente hubiera querido la provincia Pacajes, al sur del lago Titiqaqa, que se fiieron "blanqueando"
asimilarse. Es la actividad mercantil la que une ambos mundos entrefinesdel siglo dieciocho y el siglo diecinueve, hasta formar parte de
(López, 1998: 164). los círculos oligárquicos de La Paz en la era liberal.
50 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 51

SU riqueza, no sería sino hasta la época de la Independencia que ellas reproducirán el desarraigo en sus hijos que -en caso de ser
una parte del estrato cacical se integraría definitivamente a la éfite varones- podrán salir del encierro doméstico a trajinar por los
republicana. Así, el mariscal Andrés de Santa Cruz Calahumana, caminos y quizás a participar de alianzas menos opresivas que sus
presidente de Bolivia en 1829-38 y creador de la Confederación madres, ensanchando así los eslabones intermedios de la sociedad
Perú-boliviana, fue descendiente de la última cacica de sangre urbana, mientras sus hermanas continuaban sometidas al servicio
del pueblo de Warina (Thomson, 2007). Como él, los caciques doméstico, prolongando así la dislocación familiar y la segregación
Cusicanqui de Calacoto, Siñani-Paredes de Carabuco, Guarachi por género del mercado laboral.
de Jesús de Machaca, Mondaca de Viacha y otros formarán parte E n muchos casos, la servidora doméstica era concubina encu-
de las ohgarquías repubUcanas en el siglo diecinueve, y sustentarán bierta del patrón y tenía hijos con él, los que incluso eran aceptados
su poder social en sólidas fortunas comerciales, herederas de los e incorporados a la familia por la esposa legítima. Cabe suponer
trajines coloniales de sus antepasados. que estos niños tendrían la oportunidad de recibir alguna heren-
Para terminar este acápite, creemos que la imagen que se cia paterna, para comenzar así un camino más independiente de
ha presentado de la vida doméstica urbana en L a Paz y de las integración en la sociedad urbana. Mestizaje cultural, condición
modalidades de familia extendida que formaban su tejido social jurídica incierta (ilegitimidad, abandono) y dependencia personal
estaría incompleta si no habláramos también del servicio domés- fueron las marcas de la experiencia de esas madres y sus hijos,
tico adscrito a estos hogares. Gracias a una numeración hecha en que a pesar de las condiciones adversas no dejaron de aspirar a
la ciudad de L a Paz en 1684, analizada por Luis Miguel Glave un futuro de mayor integración y éxito en la sociedad dominante.
(1989: 305-362), puede verse la servidumbre doméstica como una Pero en la mayoría de los casos no parece haber condiciones para
de las formas más conspicuas de expropiación del trabajo indíge- tal aspiración, sino más bien para la reproducción del círculo de la
na femenino por parte de la élite española. E n los 213 hogares dependencia doméstica y el mestizaje colonial. E n el censo anali-
censados se halló 741 personas adscritas como servicio doméstico zado por Glave, la gran mayoría de mujeres con hijos son madres
que, junto a sus dependientes, formaban una población de 1.223 solteras, viudas o abandonadas por sus maridos. E l patrón madre-
personas. De esta población, casi el 77% eran mujeres. Entre las hijo/a se consolida así como el núcleo básico de la sociabilidad
213 unidades domésticas censadas, un 26.3%, o sea 56 hogares, de la nueva generación, cuyo padre ausente le brindará imágenes
tenía una sola servidora doméstica, en tanto que el 42 % del total contradictorias - a la vez deseadas y rechazadas- de su identidad
tenía 5 y más servidoras. Estas seguramente no sólo se ocupaban y de sus aspiraciones en la sociedad.
de tareas domésticas, sino también servían de mano de obra en los
talleres domésticos que producían bienes para el mercado, como
la chicha, los textiles u otros. L a veta del mestizaje corre aquí de
Mito mariano y mito matriarcal
tal forma que sesga un destino femenino particular: la mayoría
de mujeres tenía hijas a las que iba criando y especiafizando para
¿Cuál ha sido la huella de estas experiencias históricas en los
continuar subordinadas a esos u otros hogares, desarraigadas de sus
imaginarios colectivos de la era republicana? ¿Qué formaciones
lugares de origen y criando hijos propios, además de los ajenos, en
discursivas y obras de ficción expresan estos moldes imaginarios
un oficio transmitido de generación en generación. Indias desde
y los conectan a la discusión moderna sobre la identidad nacio-
el punto de vista de su origen y sus rasgos, pero desarraigadas de
nal? ¿Son comunes estas formaciones en los diversos espacios del
sus comunidades y ladinas en la lengua y las costumbres hispanas.
mundo colonial americano? ¿Hay construcciones imaginarias
52 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 53

específicamente andinas que surgen de estas experiencias histó- [E]I marianismo, en tanto mito y rito, ha permitido que el proceso
ricas, de estos modelos de familia cristafizados durante la colonia de 'blanqueamiento cultural' -común en América Latina- se pro-
duzca, amortiguando lo conflictivo de asumirse como mestizo. E l
en una serie de peculiares prácticas económicas y simbólicas?
marianismo sería un elemento central para el encubrimiento de
Intentaremos responder a estas preguntas comparando el caso nuestros orígenes históricos, al proponer una génesis trascendente,
chileno, analizado por la antropóloga Sonia Montecino, con un nacimiento colectivo desde el vientre de la diosa-madre (Mon-
el caso boliviano-andino, que abordaremos a través de algunos tecino, 2007: 39).
arquetipos recurrentes en las obras de ficción de inicios del siglo
veinte en nuestro país. Así se habría configurado un modelo de masculinidad mes-
E n el proceso colonial, la ausencia del padre y la omnipre- tiza particular, que se caracteriza por una conducta dos-caras,^*
sencia de la madre -nos lo recuerda Sonia Montecino- crean una el culto a las apariencias, la distancia entre lo que se dice y lo
sociedad de huachos^^ que nunca dejan de depender de sus madres que se hace, el encubrimiento y el lenguaje figurado, todo ello
y se convierten en hijos perpetuos y opresores sustitutos. Esta como mecanismo de compensación ante la ausencia paterna y la
imagen del hijo y la madre, sublimada en el culto "mariano", se dominación materna. E n consecuencia, el mestizo-hijo adoptaba
filtra en rituales colectivos, en mitos y cuentos populares, en la una ambivalencia fundamental en su conducta: "sumiso al lado
poesía y la novela, expresando y a la vez negando la marca del del patrón y autoritario en su hogar" (Montecino, 2007: 57). E n
mestizaje colonial que es su fiindamento histórico (Montecino, el plano ideológico, el culto mariano consolidó la asimetría entre
2007). L a antropóloga chilena explora la conformación de las los géneros, consagrando a las mujeres como madres y otorgando
unidades familiares del mestizaje colonial y republicano, centradas a sus hijos mestizos un poderoso símbolo que los amparaba de
en las actividades productivas y reproductivas de la madre y sus su desarraigo y exclusión social. Selló también un pacto de las
hijos/as. Se aleja de la convencional etoografía para introducirse élites con su progenie mestiza y con el mundo indio oprimido,
pues los tres estratos adoptaron como propia a la madre universal
en los escenarios del imaginario colectivo, en los mitos y modelos
de la Iglesia Católica, reforzando así la hegemonía cultural de la
de pareja que surgen de la literatura, la poesía o la narrativa oral
religión invasora. Anivel de la personalidad colectiva, el modelo
de mujeres mapuche. E s importante recalcar que, a diferencia de
mariano perpetúa al varón en su condición de hijo, y ello tiene
Bolivia, la noción de mestizaje podría acercarse allí a la de inter-
profundas consecuencias en las formas culturales que asumirá
culturalidad, dado que el solo hecho de reconocer alguna mezcla
la masculinidad en América Latina. E l mestizo se libera de la
con lo indígena sería ya romper con la imagen hegemónica de lo
madre hipertrofiando su condición varonil para compensar el
blanco y lo occidental como rasgos definitorios de la identidad
vacío del padre y reproducir su autoridad. Plantea Montecino
nacional chilena. Según la argumentación de Montecino, la ne- que el mito mariano permitiría sublimar este conflicto a la par
gación de la condición mestiza y de todo el legado colonial que que encubrirlo:
arrastra sería consecuencia de la forma en que fue internalizada
la relación madre-hijo y encubiertos sus orígenes mediante la
poderosa imagen de una mujer divina:
24 En aymara esta noción es más precisa: pa chuyma, literalmente, doble en-
traña, podría traducirse como "corazón dividido" o "doble personalidad",
que alude a algo más profundo que la "cara" o fachada personal (ver las
23 Castellanización del qhichwa o del aymara ivajcha, huérfano o pobre. nociones de face yfacework en Goffman, Interaction Ritual).
54 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 55

El vacío que expresa [el mito mariano] es el de lo masculino como que discurren en la "zona gris" entre lo púbfico y lo privado. Pero
padre y el de lo femenino y lo masculino como entidades sexuadas. esta normatividad interna no deja de tener su "efecto estatal": a la
Carencia que, en el primer caso, hipotetízamos,tiendea llenarse con vez consofida la "sociedad de status" del antiguo régimen, y abre
el fenómeno del 'machismo' (...) Pensamos que el hueco simbólico brechas en la "sociedad de contrato" de la modernidad mercantil-
áe\ en el imaginario mestizo de América Latina, será sustimido
capitalista (Montecino, 2007: 156). Extrapolando estas nociones
con unafiguramasculina poderosa y violenta: el caudillo, el militar,
al caso boliviano, podríamos señalar que la mediación cultural
el guerrillero (2007: 40).
chola terminará regulando el espacio público de modo solapado,
transgrediendo las normas y recreándolas al mismo tiempo. L a
E n el Chile republicano, la subordinación doméstica de las
cultura política que de ello emana perdura hasta hoy en las pe-
mujeres indígenas y populares ("chinas") adscritas a los hogares
cufiares formas de segregación e inclusión de las mujeres en la
de la éfite abrió nuevos resqmcios para el proceso de "blanquea-
política y en el escenario de lo púbfico. Así como en Chile el mito
miento" a través de uniones ilegítimas con el patrón o sus hijos:
mariano, en Bolivia el mito matriarcal -ver el siguiente acápite-
consagrarán el espacio ornamental de las mujeres en el mundo
La china, la mestiza, la pobre, continuó siendo ese 'oscuro objeto
del Estado y la política. Al mismo tiempo, el culto al discurso y
del deseo' de los hombres; era ella quien 'iniciaba' a los hijos de
la familia en la vida sexual; pero también era la suplantadora de la la retórica de la preservación-consolidación-fortalecimiento del
madre, en su cahdad de 'nana' (niñera). China-madre y china-sexo Estado republicano se convertirán en un ejercicio exclusivamente
se conjuntaron para reproducir la alegoría madre/hijo de las cons- masculino, una suerte de competencia homoerótica por el juego del
tituciones genéricas en nuestro país (2007: 55). lenguaje como poder y como condición para el acceso al poder.^'

A la vez que toleradas, estas relaciones serán también reprimi- La cultura mestiza, compleja y "ladina" tiende a escamotear y a
das y encubiertas en el lenguaje púbfico, de modo tal que la brecha escabullir, sobre todo en el plano del discurso, los sucesos simples
entre las leyes y las conductas pudiera seguir siendo ignorada. Las y puros, para trastrocarlos, para hacerlosficciones.Lo inventado es
lo real; la reiteración de la palabra de la "ley" hace que ella, a fuerza
éhtes blancas y masculinas repubficanas, que retienen para sí el
de repetirla, adquiera existencia. Así, ima de las características del
poder de nombrar y de normar (cf. Rivera, 1993), construyen cuer-
culto a la apariencia es la interdicción de la palabra (2007: 111).
pos de discurso y de doctrina basados en una percepción fantasiosa
de sí mismas, a la par que obliteran las voces y las posiciones de
Si bien muchos de los rasgos del mestizaje que ilustra y teoriza
sujeto de las poblaciones a las que dominan (mujeres e indios). Se
Montecino tienen evidentes paralelos en el caso boliviano, consi-
crea así una situación en la que las palabras, en lugar de designar
deramos que existen importantes matices en la construcción de los
a un objeto, lo encubren y velan su sentido, parafraseando a O c -
mitos raigales, ya que en Bolivia está por lo menos parcialmente
tavio Paz (2000). L a ley se distancia de la costumbre, y una serie
de reglas no escritas norman los intercambios entre los sexos,
prescriben los vínculos apropiados y proscriben las disidencias 25 Me refiero en particular al manto retórico que cubre los discursos de ciertos
y cuestionamientos. L a doble moral inscrita en el mito mariano líderes políticos mestizo-criollos, que crean en torno al poder de la palabra
una audiencia de leales y fervientes admiradores-replicadores. Así se forma
y en su opuesto, el de la mujer fácil o la prostituta, permite así
el canon de los nuevos discursos autorizados, en el que participa también
consofidar una representación formafista del vínculo social, que se cierta intelectualidad indígena captada al proyecto de reformas estatales
traslapa permanentemente con todo mi tejido de reglas informales. por su alto nivel de capital simbólico.
56 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA EL PAPEL DEL COMERCIO 57

ausente el mito mariano en tanto imagen ordenadora y legitimado- de imágenes fotográficas de corte costumbrista y etnográfico (las
ra de los procesos sociales del mestizaje.^^ E l caso andino boliviano famosas cartes de visite), que popularizaron a la chola boliviana
parece apuntar a otro modelo imaginario de lo mestizo, mucho como una de las figuras femeninas arquetípicas de América del
más cercano al polo indígena dominado. Este modelo se vislumbra Sur, junto con la "tapada" limeña (Poole, 2000).
ya en los hogares encabezados por mujeres que se constituyeron Con su vistosa pollera de seda o raso, bordeada de alforzas y
a lo largo y ancho del espacio mercantil potosino durante el ho- expandida por varias enaguas o manqhanchas de algodón y encaje, la
rizonte colonial, cuya trayectoria hemos explorado en los trabajos chola urbana andina expresa im largo proceso de aculturación "desde
de Numhauser, López y Glave. Ellas son mujeres que trabajan, abajo",^^ mediado por el mercado y la itinerancia niral-urbana. E n
comercian y transportan todo tipo de mercancías, y así fiindan en el siglo diecisiete, como lo ha mostrado Rossana Barragán (1992:
el mercado su autonomía personal y su poder social. A través de la 85-117), la india urbana se apropia de la pollera española, obfigando
huella de estas mujeres en la literatura del siglo veinte boliviano, a criollas y españolas a adoptar un nuevo tipo de falda, la llamada
podemos afirmar que en nuestro caso la relación madre-hijo se saya, como signo de distinción frente a ese gesto de "igualadas".
proyecta más bien en un mito matriarcal, antes que en una ideali- Por esa misma época, estas migrantes urbanas, mayormente
zación mariana. E l mito matriarcal encarna, con particular fiierza dedicadas al comercio, adoptan la manta de vicuña y el mantón
en la figura de la chola, una mujer independiente y vital, que cría de Manila -traído un siglo antes de Eilipinas- en un proceso que
sola a sus hijos y que dispone de suficientes recursos y encantos se completará incorporando el sombrero Borsalino, que llegó de
como para seducir y "encholar" a los jovencitos de la élite. Pese a Italia hacia mediados del siglo diecinueve. E l bombín de la chola
que nunca es aceptada por la sociedad criolla dominante, su poder parece haberse generalizado con los cambios liberales de princi-
económico-simbólico le permite ocupar un espacio prominente pios del siglo veinte y con la lenta incorporación de los estratos
en la sociedad urbana pueblerina. L a representación literaria más artesanales y cholos urbanos a la ciudadanía, por la vía de la lecto-
notable de este arquetipo de mujer serían Las Claudinas (Romero, escritura y la participación electoral. Pero si bien el varón mestizo
2003)," un personaje que se repite (a veces con otro nombre) en o cholo era un potencial elector, la chola se definía ante todo por
varias de las más importantes novelas bolivianas del siglo pasado. su política en y con el mercado. E l lenguaje mercantil y el lenguaje
L a conversión de la chola-matriarca en personaje tiene que ver sin de la política hallaban su punto de traslape en el escenario de la
duda con sufi^togenia:hacia más de cincuenta años se había creado chichería, gobernada por la chola chichera y su familia.
en Europa y en las capitales de América Latina un activo mercado L a literatura de las primeras décadas del siglo veinte reitera
la imagen de la "tienda" o chichería como espacio privilegiado de
la sociabilidad mestizo-chola de los pueblos y barrios suburbanos.
26 Consideramos que esta afirmación podría relativizarse si se vieran con más L a chichería es un espacio de mediación, en el que se forja esa
detenimiento los ritos y cultos marianos en regiones como Cochabamba, "tercera república" de ciudadanos aspirantes, que nunca acaba de
Santa Cruz o Tarija, en los que la iconografía mariana parece estar más
completar el camino de integración con los "de arriba", pero que se
arraigada, en comparación con las zonas más "indias" de Bolivia: La Paz,
Oruro y Potosí. emborracha con ellos y les conoce sus defectos y astucias. Tanto en
27 Las Claudinas: Libros y sensibilidades a principios de siglo en Bolivia es un trabajo
del sociólogo Salvador Romero Pittari, que estudia a este personaje femenino,
recurrente en la narrativa boliviana del siglo veinte. Claudina es el nombre de 28 Esta idea me fue sugerida por Elizabeth Monasterios (comunicación personal)
la protagonista de La Chaskañawi de Carlos Medinaceh, "La Misqui-Simi" en una conversación en Pittsburg (enero del 2007), en tomo a su estudio
de Adolfo Costa du Reís y En las tierras de Potosí, de Jaime Mendoza. inédito sobre la vanguardia andina de principios del siglo veinte en Bolivia.
58 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACION HISTORICA EL PAPEL DEL COMERCIO 59

la sociedad, como en la ficción literaria, la chola y la chichería son arman estrategias de apropiación y de defensa del espacio público.
el personaje y el espacio de mediación (sexual y cultural) entre las L a chichería es escenario de una serie de intercambios sociales y
dos repúblicas heredadas de la Colonia, abriendo así una rajadura culturales entre los notables del pueblo y el cholaje. E l acto electo-
en el edificio estamental y un camino de ascenso social posible ral que enfrenta a liberales y republicanos -humorísticamente na-
para las nuevas generaciones del mestizaje.^' Pero su poder se rrado por Medinaceli- se repfica en las comparsas de cada partido,
basa, en última instancia, en su papel como empresaria, mediadora como si la política y la fiesta fuesen mundos equivalentes, ambos
económica entre el mundo rural indígena de los productores y el entretejidos en las chicherías, entre las polleras de las Claudinas
mundo urbano mestizo-criollo de los consumidores. L a Claudina y al son de canciones en qhichwa.
de Medinaceli va más allá: en efecto, ella "indianiza al q'ara"^^ lo L a novela de Medinaceli, que él subtitula como de "cos-
hace retornar al trabajo manual y a la tierra, lo re-socializa en los tumbres bolivianas", hace un retrato tripartito de la sociedad de
hábitos laborales y en las transacciones simbólicas de la cultura Santiago de Chirca -un pueblo rural que podría ser cualquiera en
cholo-india rural (o minera) de la que emana toda la riqueza. la región andina de Bolivia-, sede de una pequeña élite de hacen-
E l espacio de la chichería es sin duda un escenario político- dados y fabricantes de licores y vinos, comerciantes y autoridades
cultural, a la par que un hecho de mercado, y en él se desenvuelve pueblerinas, marcada por el formalismo de las luchas partidarias.
un denso tejido de interacciones materiales y simbólicas entre los E l estrato intermedio es el de los cholos: artesanos, comerciantes
varones de diversos estratos de la sociedad. Como taypi o zona de menores, burócratas de pueblo que "administran indios" a tra-
traslape, y como espacio en el que la chola funda su independencia vés de su inclusión/exclusión condicionada en la política. Pero
y su poder social, la chichería es un nudo central en el multifor- mientras el varón cholo es pintado en forma despectiva, como un
me tejido del mercado. L a chola se define por sus negocios, por astuto corruptor y demagogo -es el caso del prefecto Dióscoro
los oficios que desempeña: es chichera, tejedora, dueña de una Yáñez, un cholo saavedrista de Achacachi-, la chola es vista con
pensión, regenta negocios mayoristas o expende bebidas a una signo celebratorio y positivo. E n ella se despliega la voluntad de
clientela masculina de variados orígenes sociales. L a chichería y vivir, la vitalidad y la capacidad de emprendimiento, una actitud
la pensión son bisagras sociales, espacios de sociabifidad política hacia adelante. Ella afinca su sentido de futuro en el trabajo duro
donde se tejen las alianzas entre señoritos de la élite pueblerina o y tesonero, sobre el que se erige su independencia económica y se
urbana, mestizos arribistas de los pueblos y cfientela india de las proyecta el ascenso social de sus hijos. E l mundo indígena prác-
comunidades. E n La Chaskañawi, Claudina es dueña de una tienda ticamente no se ve en la novela sino como un telón de fondo: son
o quinta en la que se sirve chicha y platos típicos de la cocina crio- los pongos y servidores de las fincas, las empleadas domésticas en
lla. Refugio de ociosos y bohemios, allí se bebe en largas sesiones las casas, casi siempre anónimas y en papel de meras comparsas.
nocturnas amenizadas por guitarristas, charangueros y cantores Todo lo más genuinamente indio está representado por la propia
que salen de entre los parroquianos. Allí también se hacen los Claudina, quien no sólo conoce el oficio del comercio sino tam-
amarres y pactos electorales, se reclutan clientelas de votantes, se bién la producción agrícola, la elaboración del pan y de la chicha,
el cuidado de ganado.
E l nudo de la trama de La Chaskañawi es el conflicto entre la
29 Al respecto, ver el estudio de Gustavo Rodríguez y Humberto Solares,
Sociedad oligárquica, chicha y cultura popular (1990). éfite del pueblo y el mundo cholo-indio representados, respectiva-
30 Expresión de Felipe Quispe en entrevistas radiales y televisivas de los años mente, por Adolfo -y su esposa Julia- y Claudina, su amante chola,
2000-2003. que a la larga resultaría madre de sus hijos. Claudina es un personaje
60 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 61

plebeyo, una hermosa chola que intermedia con el mundo invisible Adolfo es como una guagua, sin voluntad, sin carácter, inútil para
del campo y el mimdo de los señoritos del pueblo, como Adolfo la vida. E l necesitaba una mujer como la Claudina, que lo envuelva,
que lo waltte,^^ porque él es de esos hombres que no pueden vivir
y su comparsa de primos y amigos. Las convenciones del mundo
de otro modo sino es abrigados bajo las polleras de una chola (Me-
"decente" se muestran a través de Juha, la pusilánime y quejosa
dinaceli, 1958: 222).
joven que termina caz/sando a Adolfo de mal agrado, para lavar su
deshonra. Adolfo es un criollo fin de siglo, que no se halla a sí mismo
E l encholado, lejos de jugar el papel de un pater familia con-
en la decadente cultura europea de la capital, donde estudia leyes.
vencional -o siquiera el de un padre ausente-, se asume más bien
E n la inercia de su estadía en Chirca, y desairado cruelmente por
como hijo: incapaz de emprender una vida o un trabajo indepen-
Claudina, Adolfo termina amargado por su insufrible matrimonio
dientes, se somete sin resistencia a las decisiones y tareas que le
conjufiay se dedica al alcohol. Una serie de circunstancias formitas
impone la mujer. Así, el mito matriarcal resulta siendo una suerte
lo precipitan nuevamente en brazos de Claudina, en el contexto de
de interpretación andina de la dualidad madre-hijo, formada his-
unas reñidas elecciones que gana el "cholaje" repubhcano. Adolfo
tóricamente durante la colonia a partir de las familias dislocadas
traiciona ostentosamente a Jufia y se queda a vivir en el campo con
compuestas de mujeres abandonadas, padres ausentes, e hijos/as
Claudina, transformándose en agricultor y fabricante deficores.Es
naturales o ilegítimos/as. L a imagen de Las Claudinas consolida el
esa suerte de redención por el trabajo lo que marca al "encholado"
modelo matriarcal en el imaginario mestizo boliviano, y cumple así
como un personaje vergonzante e irrecuperable, a quien Medinaceh
funciones similares al mito mariano que fue señalado por Monteci-
sin embargo reivindica. E n el epílogo de la novela, cuando Adolfo
no como una idea-fuerza que explicaría los rasgos contradictorios
ya es viudo y se ha establecido con Claudina en L a Granja, tierra
de la identidad nacional chilena. A diferencia de la madre virgen,
que heredó de su padre, lo visita Femando, su primo y amigo de
que consuela y protege a sus hijos, la chola-matriarca convierte
juventud. Bajo la conducción empresarial y el mando autoritario
a sus vastagos en eternos infantes Sometidos, aunque a la vez les
de Claudina, Adolfo se ha convertido en padre de tres hijos, prós-
brinda la única base afectiva sólida a lo largo de sus vidas. Este
pero agricultor y fabricante de ficores, escapando así a un destino
mito tiene diferentes trayectorias, según sean los hijos hombres
de borracho que aún lo tienta a veces. L a relación de Adolfo con
o mujeres. Las hijas mujeres reproducirán su identidad como
Claudina se sintetiza en la última página como ima relación de hijo
madres matriarcas, multiplicando sus trabajos dentro y fuera de
a madre. E l mito de la matriarca-chola dominante, que controla la
la casa. Pero en los varones mestizos el mito matriarcal se pro-
vida de esos hombres que "nacen cansados" en el seno de una clase
yectará además a su pareja, en quien ellos buscarán la sustituta de
en decadencia, surge así como una visión optimista en esa escena
su propia madre.
final. Cuando Fernando, el primo de Adolfo, exclama al verlo "en-
L a sociología de esta constracción imaginaria se la debemos
cholado" -como el mismo Adolfo lo hiciera en las primeras páginas
al trabajo pionero de Salvador Romero Pittari, Las Claudinas:
de la novela-: "Pobre.... Haber caído en poder de semejante chola".
Libros y sensibilidades a principios de siglo en Bolivia (La Paz 1998),
Su amigo Mariscal, en cambio, lo defiende, tocando un rasgo central
cuyos capítulos centrales se dedican a este personaje arquetípico,
de la psicología del "encholado":
protagonista de La Chaskañawi, de Medinaceli, "La Misqui-Simi",

—¿Por qué semejante... ? -replicó Mariscal-. Adolfo necesitaba una


mujer así, que lo maneje y domine y tenga la fuerza que ella tiene 31 Walttado, kesjwa. Envuelto en pañales como un niño (Nota de Carlos Me-
para impedirle que se dé por completo a la bebida (...). Porque el dinaceli, 1958: 222).
62 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L PAPEL DEL COMERCIO 63

de Costa du Reís, y En las tierras de Potosí, de Jaime Mendoza, tres E l nexo entre mestizaje y política, que hemos destacado en el
novelas fundamentales de la literatura boliviana de la época. E n las anáfisis de la novela La Chaskañawi, ya fue señalado por Romero
tres se perfila el conflicto de una relación estable entre un hombre Pittari, aunque en un tono de celebración que oscurece la funda-
"decente" y una mujer "chola", aunque se tolere en cambio las mental ajerúdad o exclusión de las mujeres cholas del escenario de la
relaciones casuales en el mismo sentido: política. Estrategias de movilidad social que se apoyaban en famiÜas
fragmentadas y diversas, articuladas entre sí a través del comercio y
Si la posesión transitoria de la mujer en una sociedad machista con- del intercambio de favores con sus redes locales y con el escenario más
firma la hombría del varón y aún su status de caballero, la relación ampfio del mercado de larga distancia. No obstante, estas estrategias
permanente desclasaba, arrimaba al amante al mundo cholo. Mundo hallaban un techo en el mundo público dominado por los varones.
heterogéneo y espacio de movilidad donde se cruzaban caminos de
subida y de bajada. Los de los caballeros encholados en caída y los de
los arribistas en ascenso, además de los campesinos escapados de la Tales familias con sus luces y sus sombras, crearon condiciones favo-
tierra, de sus cargas y servidumbres, ubicados en las franjas extremas rables para la movilidad social y en particular para la carrera política.
de lo cholo, pero ya en movifidad (Romero Pittari, 1998: 62-63). Evidentemente, en esas carreras además del subrayado empeño
de la madre, jugaron las solidaridades de las familias altas y bajas.
El hijo, por lo general por parte de padre, pertenecía a los grupos
La fiesta y la chichería son los escenarios privilegiados -se- tradicionales que de manera cubierta o encubierta terminaban por
gún Romero Pittari- para el encholamiento y para las estrategias amparar a uno de los suyos, dándole enlaces con los arriba colocados.
de movilidad social. Allí se cruzaban los hilos de lo público y lo Por el lado de la madre solía pertenecer a la plebe, allí encontraba
privado, se tejían compadrazgos y alianzas, "se anudaban y des- desde la niñez, compañeros artesanos, pequeños comerciantes que
anudaban todas las complicidades, los lazos entre los amantes, las en una sociedad con voto censitario definían las elecciones, de ahí
connivencias políticas" (1998: 63). E l autor destaca también la que la estirpe de las Claudinas resultó estupenda mediadora, gracias
a lo cual pudo alzarse a las altas posiciones políticas (1998: 67-68).
doble imagen del mundo cholo: los varones con signo negativo y
las mujeres con signo positivo y celebratorio:
Es un tópico en la Hteratura nacional presentar al cholo E n este párrafo. Romero sobreestima el poder político de la
como acumulando los defectos de los blancos y los indios, lle- chola, ya que no hay evidencias, en las propias novelas, de que eUa
no de vicios, degenerado, obsequioso o prepotente según las pudiera "alzarse a las altas posiciones pofiticas" (esto ocurriría mucho
situaciones, hipócrita (...). E n el ascenso del cholo los autores después, en la época de la chola Remedios y de la insurgencia coca-
casi siempre sólo ven y juzgan la maniobra, la manipulación, el lera e indígena de los 1990-2000). Más bien, su iniciativa se proyecta
recurso a la astucia y al engaño, la ausencia de trabas morales hacia sus hijos, como el mismo Romero destaca líneas abajo:
para flegar a sus fines. Las cualidades positivas son apenas se-
ñaladas (1998: 65). La subida social se dio de manera casi exclusiva en beneficio del
L a imagen de la chola, en cambio, es opuesta: hombre. La chola impulsó a los hijos, a los hermanos en su carrera
hacia arriba, pero ella, madre o hija, permaneció sin alterar su con-
...positiva, llena de aptitudes germinales, constituye no solo un dición, pronta para reiniciar el ciclo (1998:68).
elemento pintoresco y característico del país, sino también el más
rico de vitalidad orgánica, de maternidad creadora, de pasionalidad E l ascenso social del cholo a menudo tenía un trasfondo pa-
efiisiva(1998: 65). sional, de seducción y auténtico enamoramiento de la mujer de
64 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA EL PAPEL DEL COMERCIO 65

"arriba" hacia ese hombre de condición social baja y sin embargo madres hasta pasados los cuarenta años, y que ellas inviertan recur-
deseable como compañero sexual y afectivo. Los varones arribistas sos económicos y redes familiares para promover la "ubicación"
desarrollaron esta técnica y hasta le pusieron un nombre en su del vastago en algún espacio empresarial o de poder. Los afectos
jerga explícitamente masculina: el "braguetazo", cuando un cholo y redes sociales de la madre jugarán aquí un papel predominante,
en ascenso consigue seducir a una joven "decente" y efectuar una incluso como mediación frente a las intenciones disciphnadoras del
alianza hipergámica que le dará acceso a ima nueva red de relacio- padre. E n ausencia de este, las redes famihares maternas serán fun-
nes de familia y sus consiguientes^ventajas sociales y económicas damentales para conseguir escalar en la sociedad. E l mito matriarcal
(Romero, 1998). encubre así una autoexplotación femenina, fundada en un deber
La huella del horizonte colonial, a través del mito matriarcal ser maternal fuertemente introyectado por la familia y proyectado
que hemos descrito, puede verse reactualizada en diversos escenarios hacia sus propias hijas. L a irresponsabilidad paterna es generahzada
contemporáneos, como es el caso de Cochabamba. E n un trabajo entre los hogares disueltos de mujeres de capas medias y altas. E l
anterior me había referido a esta región en los siguientes términos: apoyo famihar y las destrezas laborales adquiridas en soltería les
permiten a estas mujeres iniciar o continuar su carrera profesional
La región de Cochabambatieneen su haber la doble pecuHaridad en la burocracia o en la empresa privada, o iniciar negocios pro-
de ima mayor integración social y cultural, a la par que una menos
pios en pequeña o mediana escala. Los hogares encabezados por
visible -pero igualmente profunda- hegemonía mestizo-criolla sobre
mujeres han crecido considerablemente en las últimas décadas. Ya
el conjunto de las estructuras políticas, sociales y culturales de la
región. Este fenómeno se ve proyectado en las relaciones culturales sea por abandono, separación, emigración o muerte del cónyuge,
entre los géneros, donde un notable protagonismo económico, social la situación de estos hogares consolida la dualidad madre-hijo y
y ritual de las mujeres contrasta de modo radical con la vigencia carga la ausencia del padre con múltiples significados.
de estereotipos sexuales masculinos profundamente arraigados en
E l escenario de la política, que está en el trasfondo de la na-
la cultura política. En la charla corriente entre amigos/as de capas
medias urbanas o rurales, es unánime la referencia informal a im rrativa social boliviana, apunta al protagoiüsmo del arribista social,
'matriarcado' cochabambino, que se expresaría en el modo cómo encarnado en el varón mestizo que, por su privilegiada colocación
las mujeres de estratos populares y medios controlan a sus hombres en los espacios de mediación urbano-rurales o en el intersticio
a través de exuberantes muestras de cariño, que incluyen desde entre la élite y el populacho, puede vincularse con provecho a
diminutivos en qhichwa hasta vma variada y abundantísima culina- la política criolla de caudillos y partidos. L a madre chola es el
ria regional. No obstante, el hecho de que sean también mujeres puntal invisible de su carrera política, es la escalera económica y
quienes activan esta hipetvaloración de comportamientos femeninos el colchón afectivo del proyecto de ascenso social y cultural del
anclados en la esfera doméstica, y que a la larga sean ellas quienes
hijo. E l cholo letrado se convierte empero en un negador de su
acaben cargando el peso mayor de hogares numerosos sin cónyuge
visible (o viable), nos habla de una hegemonía patriarcal no menos origen, en un travestido que emula y parodia la sociabilidad aris-
profunda, que al parecer ha logrado convertir a sus víctimas en tocrática de los de arriba, y que vuelca hacia las mujeres -esposa,
activas cómphces (Rivera, 2001: 12-13). madre o amante- sus frustraciones y rabias íntimas, la derrota de
su dignidad ante el manoseo de los poderosos, su odio a sí mismo
La descripción precedente podría aplicarse a las capas medias y a su madre/estigma.
de otras ciudades andinas, como L a Paz, Oruro y Potosí, donde no
es raro que los varones dependan económica y afectivamente de sus
CAPÍTULO 3
E l comercio del papel
y la mediación mestiza republicana

Guerra y política en el nacimiento de la República


L a Guerra de la Independencia comienza a fines del siglo diecio-
cho, con una rebelión general pan-andina encabezada por Tupaq
Amaru en el Cusco, Tomás y Dámaso Katari en Chayanta y Tupaq
Katari en L a Paz (1780-1781). Sólo cuando este proyecto indígena
anticolonial fiie derrotado es que pudo articularse una versión
mestizo criolla de la Independencia, que daría lugar a las actuales
Repúblicas andinas, y a Bolivia en 1825. L a historiografía criollo-
mestiza pinta la gesta de Katari como un antecedente remoto de
la suya propia, pero subraya enfáticamente su derrota, total y sin
vuelta de hoja, con lo que clausura definitivamente el tema de la
presencia india en el proyecto criollo de nación. Es como si la
muerte de Katari hubiese significado un borrón y cuenta nueva, el
comienzo de una guerra diferente, que instalaría una república de
caballeros "decentes" y oradores pulcros, acostumbrados a man-
dar sobre la masa indígena mayoritaria y a contar con su silencio
voluntario o forzado. Sin embargo, esta visión dualista oscurece
los fenómenos de mediación y los complejos intercambios entre
ambos mundos. E n los escenarios locales, en las casas señoriales
y entre las bambalinas de los actos estatales, la neutralización de
la insurgencia indígena requería una ingeniería más elaborada

[67]
68 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 69

de traducciones-traiciones, de transferencias y trastrocamientos fue el lenguaje interculmral más importante construido como le-
discursivos y de estrategias justificadoras que en última instancia gado colonial- fue siendo sometido crecientemente al dominio de
expresaban la imposibilidad estructural de que en la Bolivia post- la ley y de la palabra. Pero esta vez la palabra no comunicaba: no
colonial pueda existir una democracia liberal auténtica, en la que producía lazos intercultorales ni creaba lenguas francas, como lo
la igualdad haya adquirido los rasgos de un prejuicio popular, hiciera el comercio en el gran mercado interior potosino. A pesar de
parafraseando a Marx. E n efecto, el cambio de status legal, de la sus formas chentelares o coactivas, un esbozo de "igualdad de tratos
Colonia a la Repúbhca independiente, suponía romper con las jus- y contratos" se advertía en el mercado interno colonial como base
tificaciones previas de orden más bien refigioso, que consideraban posible de un proceso de individuación orgánico, como lo hemos
la misión civilizatoria europea como una radical colonización de visto en el anterior capítulo. Encubiertas bajo formas chentelares,
las almas, y la conversión de facto de los neófitos en subditos semi- las democratizaciones que produjo el dinero fueron más duraderas
esclavizados. E n la República, tuvo que adoptarse el credo de las y profundas. Sin embargo, la apuesta liberal-repubficana por el
revoluciones democrático-burguesas como la de Estados Unidos mercado externo (el debate entre proteccionismo y librecambio lo
en 1776, la de Francia en 1789 y las sucesivas revueltas y guerras atestigua) trastrocó las condiciones de consofidación de las tramas
entre 1809 y 1826. Según ese credo, "el soberano es el pueblo", o interculmrales que tejía el dinero, instalando una herramienta más
en términos más arcaicos, "el Rey es el común". Acá en cambio el pefigrosa y poderosa: la palabra legítima, la lengua de la ley, la
dilema residía en cómo expropiar a los indios del ejercicio de este retórica del ciudadano, todo lo cual se maififestaba en el ritual del
derecho, manteniendo al mismo tiempo una fachada de regulación voto. L a herramienta del lenguaje fue así volviéndose poderosa y
formal del ejercicio de la igualdad. peligrosa, porque cada vez tocaba más adentro el ajayu y el qamasa
E n este capímlo abordaré algunos "momentos constitutivos" de los dominados: capturaba su alma e instalaba un individualismo
de la nueva sociabilidad ciudadana-colonial que tuvo que tejerse trunco, mal digerido. E l faccionafismo, la envidia, la doble cara son
entre masacre y masacre, no sólo para justificar estos actos típi- el legado paradójico de un discurso de la igualdad que intemafizaba
camente coloniales sino para inculcar una praxis, una pragmática las jerarqm'as y las valoraciones diferentes atribuidas a lo blanco y a
y un sentido común internalizado de la inferioridad constitutiva lo indio. Vamos a observar entonces esta "zona gris" del coloniafis-
de las poblaciones indígenas y cholas, que se expresaba en gestos mo, la de las estructuras de mediación cholo-mestizas de la política
de desprecio, en estereotipos e incapacidades comunicativas y en republicana, a través de fuentes literarias, que no sólo recuperan los
toda suerte de brechas y disyunciones entre los amos del poder discursos sino el trasfondo gesmal, las pautas y estilos de hablar, la
y del Estado -esos caballeros de levita- y los indios que trabaja- fachada corporal y sus modos de referirse al "otro" o a la "otra". No
ban en sus haciendas y minas. E l uso calculado de la dominación sólo la narrativaficcional,también la crónica y el testimonio ofrecen
psicológica y de la hegemonía cultural sobre la masa de cholos en este sentido tma fuente valiosa para acceder a esos otros códigos
enternados que oficiaban de manzanillos en una densa red de po- y tramas culturales de comunicación y dominación.
deres clientelares locales será analizado a través del estudio de las
novelas de Enrique Finot, El cholo Portales (1926), y de Armando
Chirveches, Casa solariega (1916).
La Patria no es una Matria
La exclusión de facto, el inclmr para mejor excluir fue resultado
de esta trama de poder que tem'a largas raíces coloniales, pero que E n 1980 Gunnar Mendoza editó por primera vez un manus-
ahora adoptaba nuevos repertorios y herramientas. E l dinero -que crito hallado en circunstancias fortuitas {cf. Vargas, 2008). Este
70 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA EL COMERCIO DEL PAPEL 71

documento, un modelo de diario de campaña, fue escrito por un propio. Los nuevos tiempos inauguraban el sistema cultural de las
criollo desengañado y venido a menos, que recupera las relaciones ideologías, y entre eUas la ideología del ciudadano como letrado fue
rurales de su madre qhateray, abandonando su ciudad natal, Oruro, fundamental para los nuevos procesos de creación de hegemonía.
se enrola en la guerrilla de Sicasica y Ayopaya, comandada por Así surgió una modafidad específica de la mediación mestiza: los
Ensebio Lira y José Miguel Lanza. Su escritura comenzó en 1814 notables articularon tras de sí a una vasta gama de aculturados:
y no acabaría sino en 1853, con el último intento de ver el diario personajes dos-caras de origen indígena, pero penetrados por los
publicado en vida. Sin embargo, sólo se publicaría más de siglo modos de conducta y sociabifidad emanadas de la república letra-
y medio después en una edición mexicana de amplia circulación, da. E l llunk'erío, el abandono o rechazo de los propios orígenes,
prologada y editada por Mendoza. E l Diario del Tambor Mayor el refinamiento y la adopción de modos, modas y giros verbales
Vargas es quizás la única obra en su género para todo el proceso ajenos fueron fundamentales en la capacidad de arrastre político
independentista de Sur América. Sobre la base de este extraordi- de la nueva forma de dominación. Al internalizar el modelo del
nario documento, y de una versión anterior al parecer incompleta ciudadano letrado, el indio aculturado traspasó las fronteras de
pero más cercana al momento vivido, hacia fines del siglo pasado su sociedad para integrarse en forma degradada y subordinada
la historiadora francesa Marie DanieUe Démelas comenzaría una al dominio de la nueva oligarquía republicana. E n esa trama de
investigación de largo afiento que brinda nuevas interpretaciones poderes locales, que podríamos Uamar la trama chola del aparato
de esta obra, donde se revela la trama intermedia de la República de dominación, reside uno de los puntos álgidos de la moderni-
en ciernes. E n los pueblos y provincias rurales donde surgieron las dad trunca de Bolivia. L a negación y afirmación de la igualdad,
llamadas "repubfiquetas", se formaron microgobiernos regionales la instrumentalización y la astucia, son características de esta
que gozaron de gran autonomía, bajo el mando de los notables o mediación mestiza que profifera en personafidades carismáticas y
vecinos pueblerinos y una red de sectores subalternos que comba- caudillistas, creando así el habitus del lenguaje (verbal, corporal,
tieron en racimo en todos los episodios de la guerrilla." E l Diario visual) del cfientefismo moderno.
de Vargas discurre sobre una de eUas, de particular importancia, E n la trama de los poderes locales, los fiderazgos indígenas
porque fue la única sobreviviente de las derrotas de los Méndez, son cooptados o suplantados por notables de pueblo y crioUos
Azurduy, Padilla y Warnes en todo el arco sur-oriental. E l papel desencantados, y hasta por indios aculturados como Manuel
de esta región se enraiza en la era de la gran rebefión katarista y se Chinchilla, que han internahzado a fondo los estilos y métodos
proyecta al levantamiento de Zarate Willka en 1899, que también de sus pares más blancones. E l proceso que media entre 1782 y
mvo al pueblo de Mohoza como uno de sus epicentros. 1806 está signado por fenómenos menos visibles y transacciones
E n 1782 la incursión de un ejército "pacificador" dejó un mapa cotidianas cuyas formas no han sido estudiadas todavía. Pero
que habrá de calcar el espacio de la futura guerrilla (Démelas, 2007: abundan en el trabajo de Démelas, y en el propio Diario, chispazos
37). E n este proceso, las comunidades indígenas participarían de de lo que pudo ser la cotidianeidad del mercado en tiempos de
modo activo y beligerante, aunque sin autonomía ni liderazgo reflujo de la gran rebelión indígena. Y digo chispazos porque este
movimiento se eclipsaría algunas décadas más tarde, en manos de
los librecambistas y exportadores, que asestarían un golpe mortal
32 Estas zonas guerrilleras han sido denominadas "repubUquetas" en la his- a la modalidad indígena del trajín y al mercado a larga distancia
toriografía tradicional. Démelas critica con razón esta denominación, que
no era usada por sus protagonistas, cuya lucha no era percibida en absoluto
que construyeron y manejaron por siglos las comunidades de un
en términos "republicanos". vasto espacio andino.
72 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 73

E l hecho de que la Independencia fuera firmada en 1825 por capacidad de resistencia de la zona libre de Ayopaya-Sicasica tienen
el Congreso Constituyente, sin haber contado entre sus miem- que ver, sin duda, con el arraigo de los combatientes en la geografía
bros más que con un guerrillero, José Miguel Lanza", muestra la y en las culturas locales y con su capacidad como mediadores de
borradura de estas realidades y de sus protagonistas. Los coman- lealtades y neutralizadores de oposiciones indígenas. Las guerri-
dantes de los ejércitos rebeldes y sus tropas indígenas ni siquiera llas deben sus formas de combate, así como su abastecimiento,
gozaron de una inclusión ornamental en el escenario de la nueva reclutamiento y conocimiento del terreno, a una combinación de
Repúbhca. Sin embargo, en el plano local, la subordinación in- tácticas que emana de su singular composición émica. Cuando los
dígena a los mestizos y criollos de los pueblos perdurará como
indios son enviados, en grandes números, a los cerros que domi-
rasgo del nuevo sistema político, a partir de afiliaciones faccionales
nan para echar galgas a las tropas reales, o cuando son arriesgados
a diversos bandos en pugna. L a oligarquía colonial (re)tomó el
en arremetidas frontales, mientras la cabaUería embosca por la
poder como resultado del fracaso de las "repubfiquetas" y de sus
retaguardia, se combina la experiencia guerrera indígena con las
modos montoneros de aliarse con los indios, aunque a la larga no
nuevas tácticas que la vanguardia mestiza va desarrollando sobre
podrá prescindir de ellos en el diseño de las formas republicanas
la marcha. Los unos usan macanas, lanzas y boleadoras, los otros
de hacer política. Las tácticas de cooptación y subordinación de
fusiles, rifles y caballos. Pero los indios pelean en ambos bandos,
losfiderazgosindígenas resurgirán a lo largo de todos los popufis-
mos repubhcanos, y constituyen un rasgo central de la mediación con igual convicción y furor. A los que combaten en el bando del
mestiza contemporánea. Rey se les llama los "amedallados", por las medallas con que era
premiada su lealtad, con efigies del rey Fernando VIL L a imagen
Pero veamos qué tipo de imaginarios se proyectan en los
del Rey era bien conocida y circulaba de mano en mano en las
insurgentes; cómo se figuran estos combatientes irregulares la
monedas del espacio mercantil y en el tributo que tenían que pagar
"República" o la "Patria" por la cual pelean. E l trabajo de Marie
todos los subditos indígenas a la Corona Real.
Daiúelle Démelas sobre el Diario del Tambor Mayor Vargas (2 007)
La oposiciónfimdamentalque anima la guerra es percibida como
nos ofrece un esmdio minucioso de las huellas de estas figuraciones
y mitos en la crónica de José Santos Vargas, un criollo español una contienda entre "el Rey" y "la Patria". Pero ¿cómo se imagina
que se unió a la guerrilla a los 18 años para escribir un diario que la gente a estas entidades? Démelas nos llama la atención sobre un
terminaría recién en 1853. Este documento es destacable en más episodio que enfrentó a 11 indios reafistas con una montonera de 40
de un sentido. Es quizás la única crónica que ha sobrevivido de insurgentes patriotas al mando de Mateo Quispe. Antes de morir:
esa época intensa, en la que Ayopaya y Sicasica llegaron a ser, a su
vez, la única región guerrillera que sobrevivió al asedio español y ... algunos decían que por su rey y señor morían y no por alzados
ni por la Patria, que no saben qué es tal Patria, ni nadie conoce ni
pudo ingresar triunfante a la fiindación de Bolivia en 1825, con
se sabe si es hombre o mujer, lo que el rey es conocido, su gobierno
José Miguel Lanza y su Batallón de los Aguerridos. E l éxito y la
bien entablado, sus leyes respetadas y observadas puntualmente. Así
perecieron los I I (citado en Démelas, 2007: 347).
33 Además de que la mayoría de jefes guerrilleros había muerto, la inclusión
de Lanza en el Congreso Constituyente de 1825 obedeció quizás a ser
E l enfrentamiento entre una entidad concreta y personificada
pariente menor de la élite hacendada. Dueño de cocales y beneficiario del
trabajo servil de sus colonos, sin duda Lanza era un notable de pueblo que (el Rey) y una entelequia abstracta y sin rostro (la Patria) muestra
gozaba de poder económico y político en términos que eran aceptables para que en el imaginario de los rebeldes no se plasmaba nada más que
la nueva Repúbhca crioUa-colonial. una suerte de terruño localista, una "patria chica" de lealtades y
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redes conocidas. L a Patria era ante todo una palabra, una consigna era sólida posesión de lasfigurasmasculinas. Además de la de un
de guerra, más que una idea de sociedad o un proyecto político. rey que inspiró seis años de amor, las imágenes por las cuales se ha
combatido eran las de guerreros vencedores y de vírgenes temibles.
¿Qué imagen de ella tenían los combatientes?:
Al término de esta investigación, se sigue sin conocer lafigurade
la patria, pero es seguro que no era la de ima mujer (2007: 366).
En cuanto a los guerrilleros que les dieron muerte, no sabían qué
responder ante sus sarcasmos, aún no tenían conciencia de que ellos
mismos eran la patria, y que. Si esta podía entonces tomar cuerpo, L a Patria no era una Matria, y una comparación con el caso
se habría asemejado a un soldado harapiento (Démelas, 2007: 357). de Chüe nos ayudará de nuevo a precisar las formas de mediación
cultural propias del horizonte hberal. E n contraste con el caso
boliviano, en la poesía de Gabriela Mistral se revela la otra cara
No hay pues, en la iconografía de la primera Repúbhca, una
de los imaginarios culturales repubhcanos. Sonia Montecino,
encarnación femenina de la idea de Patria, no aparece la virgen, ni
retomando un trabajo crítico de Jorge Guzmán sobre la poetisa
tampoco la Pachamama como ideas abarcaduras, más allá del terru-
(1984), señala:
ño, que permitan fundar una "comunidad imaginada" en términos
más propios, sea de raigambre ancestral o de implantación colonial.
Desde el núcleo primario del amado infiel (...) la Mistral bordará
L a imagen de la virgen servirá posteriormente para fundar un or- una imagen del mundo compuesta de la diada madre-hijo. Una
den pretoriano, la república de los "caudillos bárbaros", mientras madre divinizada, que es la eternidad, que es el paraíso, con la cual
las vírgenes locales arraigarán la noción de patria en los contornos la hija (espejo de su madre) establece una relación mística. Incluso
chicos de la provincia, surcada por ríos y montañas cuyos nombres, en el espacio de la identidad colectiva, la Patria es 'más precisamente
imágenes y significados se entretejen con la madre tierra y ordenan una Matria, no el lugar donde reina el Padre, sino el territorio de la
tácitamente las percepciones del mundo de sus pobladores. De este Madre' (Guzmán, citado en Montecino, 2007: 60).
modo queda elidida la figura femenina del imaginario republicano
dominante. Junto a la segregación de los indios y a la borradura de E n el caso chileno, tanto el mito mariano como la idea feme-
los guerrilleros mestizos, esta exclusión les permitirá construir una nina de la Patria parecen ser congruentes con un proyecto de mo-
sociedad a imagen y semejanza del sistema colonial que pretendían dernización sustentado en valores católicos tradicionales, como la
derrocar, gobernada por una ofigarquía mestizo-criolla de corte maternidad y la familia. Mientras tanto, en el caso boliviano, la idea
de Patria se nos puede figurar como un ejército de desarrapados,
terrateniente y patrimonial. Los "frutos de la libertad" por los que
con una sola excepción femenina -Juana Azurduy de Padilla- mas-
habían luchado los guerriUeros nunca habrían de llegarles a eUos,
culinizada en la crónica y en la memoria colectiva como una mujer
ni a los indios combatientes que fueron la clave de su victoria. E l
aguerrida y cruel. Fue en esa época de grandes movilizaciones de
propio José Santos Vargas acabó como indio tributario, pagando
ejércitos auxiliares y tropas guerrilleras -a la que sucedió la era de
al Estado una tasa de originario por las tierras de Chacarí, que le
los "caudillos bárbaros" republicanos-, que las tejedoras indígenas
fueron adjudicadas por los comandantes guerrilleros después de
de diversas regiones de Bolivia incorporaron la figura del caballo
haberlas confiscado a un terrateniente español. Démelas sintetiza: como un tema recurrente en su iconografía (Arnold et al., 2007).
E l impacto de estos procesos largos en las culturas indígenas
En suma, los partidarios de cualquiera de los dos campos no han muestra la amplia difusión de un imaginario colectivo en el que
sentido la necesidad de crear imágenes que, dado su género, ha-
la política se convertía en un espacio exclusivamente masculino
brían sido femeninas. Con una excepción -la de la virgen-, el sitio
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y mestizo criollo, y la guerra en el instrumento central para esta- Esta doble dimensión -de casta y de clase a la vez- plantea, de
blecer equilibrios y fórmulas de gobernabilidad. Y es quizás esta hecho, una contradicción de principio con las ideas básicas de la
entronización de la guerra como condición de ciudadanía, en el doctrina liberal. L a igualdad ciudadana, sustentada en el ejercicio
imaginario colectivo, lo que más contribuyó a la borradura de las de una serie de derechos y en el cumpfimiento de una serie de
mujeres del mundo público republicano, operando en paralelo deberes comunes a todos/as los/as habitantes de una repúbfica,
con el monopolio masculino sobre la palabra. A nivel local, las es el principio fundamental del liberafismo, y base del "sistema
vírgenes serán una prolongación ritualizada y secundaria de los de contrato" que rige el funcionamiento del mercado capitalista.
cultos que animaron a las acciones guerrilleras o a las comuni- La implantación de una sociedad de contrato parte de la gene-
dades territoriales indígenas. E n el plano estatal, son los cuerpos rafización del individuo como sujeto de la política y actor en el
armados de la República los que adoptan estas imágenes como mercado. E n el discurso fiberal, la noción de individuo es a la vez
emblema institucional y como fuente de legitimación. Amputada un ideario y un proceso material, que sólo culmina cuando "la
la retórica de la primera República de un imaginario republicano igualdad ha adquirido el carácter de un prejuicio popular" (Marx,
y liberal, despojada de imágenes femeninas que pudieran convocar 1966). ¿Cómo conciliar las prácticas estamentales y de casta que
afectos y adhesiones colectivas, la separación entre las palabras y caracterizaban a la repúbfica ofigárquica con la noción de igualdad?
los hechos, entre la ley y la costumbre, entre lo nacional y lo local, ¿Cómo otorgar derechos de ciudadanía a toda la población sin
entre lo púbHco y lo privado se convertirán en rasgos constitutivos arriesgar el dominio hereditario de la ofigarquía colonial sobre el
del nuevo orden social. mundo de lo público? E n el Ecuador, señala Andrés Guerrero, el
discurso de la "miserable raza indígena" crea un espacio de "des-
definición", una suerte de limbo o frontera de la ciudadanía, que
La ventriloquia republicana discurre en la zona de penumbra de las transacciones privadas y
locales y crea una condición simbólica de sujeción, normafizada
Luego de varias décadas de caóticas revueltas caudillistas, el y encubierta por el discurso de la igualdad.
establecimiento de un sistema de partidos políticos y elecciones Veamos cómo se despfiega este proceso en el caso boliviano.
regulares se produce tan sólo cuando Bolivia es derrotada en la E n 1899 estalla la rebefión de Zarate Willka (Condarco, 1965),
Guerra del Pacífico (1879-1884), aunque ya en los años 1870 se como culminación de un largo proceso de lucha legal y ahanzas
había construido todo el andamiaje jurídico que daría sustento a las tácticas con los liberales. E n este proceso, parece reactualizarse el
transformaciones fiberales de la posguerra (Ley de Exvinculación, dilema vivido en Oruro durante la gran rebelión de 1781, cuando
retiro de la moneda feble, liberahzación del comercio de minerales, los indios demandaron reformas más a fondo y los mestizo-crioUos,
etc.). L a arena política está dominada por los constitucionafistas antes sus aliados, se unieron a los peninsulares para derrotarlos.
(conservadores), que bajo la incansable oposición del bando fiberal Con la derrota de Zarate se cierra nuevamente el camino a cual-
gobiernan el país hasta 1899. Entre ambos partidos las diferencias quier forma de inclusión ciudadana, y el indio es confinado a una
doctrinarias son irrelevantes y, como veremos, constituyen ante condición de "sujeto indígena" (Guerrero, 2000), cuya relación
todo piruetas estilísticas, debates en el plano ficcional {cf. Monte- con el Estado pasa a estar mediada por los nuevos administrado-
cino, 2007: 111). Su función implícita es legitimar a la ofigarquía res de indios: corregidores, alcaldes, subprefectos, tinterillos y
colonial en tanto clase y en tanto casta en el poder, convencerse jueces de provincia, que apfican las leyes y gobiernan la sociedad
a sí mismos de su papel directriz en la conducción de la sociedad. local. L a mediación de los mestizos letrados oblitera así las voces
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de los subditos indígenas, desentendiéndose de sus demandas y raza o cultura. Sus rastros fueron borrados de los censos y de todos
atribuyéndolas a la labor de "agitadores" urbanos que se estarían los documentos oficiales, mientras la dominación étoica conti-
aprovechando de su ignorancia. Pese a que el papel de los tinterillos nuaba siendo central a la práctica de las éfites dominantes locales,
y asesores legales de las comimidades encaja perfectamente en la fundada en un sentido común y en un imaginario compartido de
imagen del "ventrílocuo", centenares de documentos de reclamo, raíz colonial. Los notables locales percibían con toda claridad las
peticiones de amparo y juicios penales y civiles muestran un alto fronteras que los separaban de losfiidios,sus "representados". Pero
grado de iniciativa y recursividad de los líderes comunales, que se ya no los concebían en términos de la "barbarie" o la "herejía"
organizaron a gran escala para resistir la usurpación de sus tierras. que los condenaba al "afuera" de la sociedad colonial, sino en un
L a invisibihdad del indio, junto al deseo de su extinción puede espaciofiminaly sombrío, a través de la categoría de "núserables",
verse en el censo de 1900, que dio como porcentaje una población es decir, seres necesitados de tutela, inhábiles para ejercer sus
indígena de casi 49% para todo el país. Los comentaristas del censo derechos ciudadanos y políticos.
cantan una suerte de elegía fúnebre a la heroica "raza indígena"
que, herida de muerte por la sequía, la peste y otras calamidades, Puesto que está estatuido en las leyes de la Repúbfica que los indios
estaría en proceso de desaparecer del escenario de la historia, para tienen aquella condición (los declaran como tales), los gobernantes
dar paso a la vigorosa "raza blanca" y a los mestizos "industriosos" y legisladores deben cumplir las correspondientes funciones de
protección invocando -justificación lógica y habla ritual- que tie-
como base de una nueva identidad nacional. Así se objetiva al in-
nen el estatuto de "miserables" como indios. Dichas frases sin duda
dígena en un marco evolucionista, donde sobreviven sólo los más
diseñan im borroso perfil de los indígenas en un ámbito fronterizo
"aptos" mientras los otros, sumidos en la barbarie y la regresión, entre su situación social real, la condición jurídica que les define y
terminarán por extinguirse. Quienes elaboran estos discursos son el imaginario social creado por la dominación émica. Sin embargo
las élites letradas de las ciudades, y provocan un giro en las formas no llegan a ensamblar ima imagen política (Guerrero, 1994: 206).
de intermediación cultural de los vecinos mestizos de los pueblos,
que en las primeras décadas del nuevo siglo comienzan a jugar un Esta "ocultación política del indio" (1994:214) está sustentada
papel central en la política republicana. Los efectos ideológicos en un repertorio de imágenes de larga data, que es remozado y
de este giro son importantes: las élites adoptan un discurso mise- explicitado por intelectuales fiberales de la época:
rabilista, que abandona la idea del genocidio y adopta la de una
conversión, gradual y guiada, de los indios en ciudadanos, bajo
Sea como fuere, son representaciones mentales transmitidas de
el hderazgo de esos mediadores culturales que hablan por ellos generación en generación entre la población blanco-mestiza, ali-
V firman en su nombre sus declaraciones, escritos y peticiones. mentadas y ratificadas con experiencias cotidianas desde la tierna
E l papel que juegan estos personajes ha sido desarrollado infancia al frecuentar indígenas, hombres y mujeres, en la ciudad
por Andrés Guerrero a través de una minuciosa investigación en y en el campo. Conforman esquemas mentales que guían clasifi-
archivos provinciales y locales (Guerrero, 1994, 2000). L a abofi- caciones de la población y po'sibilitan el diseño de estrategias de
ción del tributo en el Ecuador en 1857 transformó un sistema de violencia simbólica que buscan desvalorizar al sometido y valorar a
administración étnica directa en un gobierno indirecto y privati- los opresores (Guerrero, 1994: 230-231).
zado, en manos de los notables locales de los pueblos y capitales
provinciales. Al abofirse el tributo, desapareció también cualquier E l "discurso sobre la miserable raza indígena" tuvo la misión
mención diferenciada a los ciudadanos indígenas en términos de fundamental de instituir a las éfites liberales como monopofizadoras
80 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 81

de la representación de los indios, con lo cual crearon las condi- Si bien estas medidas resultaron funcionales a los propósitos
ciones para perpetuarse en el poder. Abelardo Moncayo, en El expansionistas de los hacendados, el Estado no consiguió que estos
concertaje de indios, pagasen el impuesto catastral, y en los hechos, las prefecturas si-
guieron recaudando el impuesto colonial per cápita bajo el nombre
... al ensamblar un discurso en base a elementos conocidos, disper- de "contribución territorial". E l camino por cual se pasa de un
sos y disponibles que habían emergido de percepciones mentales régimen de administración directa de las poblaciones indígenas
a palabras en diversas coyunturas a lo largo del siglo, otorgó al por la vía del tributo, a un régimen de igualdad ciudadana formal
HberaHsmo una posición monopóUca. Era el único que disponía de sucede entonces no por la abolición drástica de la contribución
la palabra legítima puesto que hablaba en nombre del oprimido (en
(como ocurrió en Ecuador), sino por la lenta incorporación de
Guerrero, 1994: 234).
sectores indígenas urbanos y rurales, y de sectores intermedios de
los pueblos y cantones, a la esfera pública de la democracia elec-
Esta función de la palabra, que Guerrero llama "ventriloquia",
toral. E n efecto, hacia 1910, una vez derrotada la sublevación de
será la clave de la duradera estabilidad del sistema repubhcano de
Pablo Zarate Willka en la Revolución "Federal" de 1899-1900, se
dominación émica, que sólo se quebraría en 1990, con el levanta-
rearticula el movimiento de defensa legal de las tierras indígenas,
miento indígena que sacudió al Ecuador y transformó radicalmente
bajo el mando de Santos Marka T'ula, Dionisio Paxipati, Faustino
los términos del debate político. E n todo el período precedente,
Llanque y muchos otros caciques-apoderados de las comunidades
el discurso miserabihsta establece un canal permanente y durable
andinas, que llegaron a representar a 400 pueblos {markas) en cinco
de hegemonía criolla, que se inscribe en el Estado:
departamentos de la República (THOA, 1984). E n el contexto de
una creciente arremetida expropiadora de parte de los hacendados
E n efecto, la construcción de la imagen y su incorporación al estado liberales contra las tierras indígenas, los caciques apoderados se
bajo la función de protección inauguró una modalidad inédita de
aproximan a los repubhcanos, principalmente en busca de de-
representación: estableció una ventriloquia política (1994: 240).
fensa legal. Por la misma época, Bautista Saavedra y su hermano
Abdón estaban desarrollando una tenaz oposición a los liberales,
E n el caso boliviano, el "miserabilismo" fue un discurso
criticando su voracidad expropiadora y la firma del Tratado de
de adopción más tardía y no exento de retrocesos. Tanto los
1904 con Chile. Ambos personajes, como abogados y hombres
liberales -cuando eran oposición de los gobiernos conservado-
públicos, defendieron y representaron a los caciques apoderados,
res- como los repubhcanos desde principios del siglo veinte,
los ayudaron a salir de la cárcel y les dieron espacio en los medios
se embarcaron en un intenso debate en torno al "problema del
de comunicación que controlaban (THOA, 1984; Rivera, 1991).
indio", y formularon vías para acomodar las realidades coloniales
del tributo y la explotación servil a las nuevas leyes y conceptos Saavedra había defendido a los indígenas procesados por la
republicanos. L a ley de Exvinculación del 5 de octubre de 1874 matanza de Mohoza durante la guerra civil de 1899, esgrimiendo el
quiso ser también una reforma tributaria: pretendía sustituir el argumento de la irracionalidad y la minoría de edad del indígena,
tributo indígena o "contribución indigenal" por un impuesto que lo hacía inimputable, en términos legales, por esos crímenes.
catastral aphcable a toda forma de propiedad. L a ley declaraba E n su ascenso como político de oposición, Saavedra construyó toda
abolida la comunidad indígena y prescribía la parcelación de las una red de intermediarios rurales en los pueblos del Altiplano, que
tierras de comunidad, la extensión de títulos "revisitarios" y el se encargaban de reclutar electores, buscar aliados entre las capas
derecho a enajenar la tierra. bajas de los pueblos y en las comunidades indígenas, apoyándolas
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en sus trámites legales y defendiéndolas de las usurpaciones y sectores indígenas y populares del campo y los suburbios urbanos
abusos de los hacendados Uberales. A estas montoneras rurales de se convertirán en grupos de presión decisorios a la hora de nego-
mestizos pueblerinos se les apodó "las ovejas de Achacachi", en una ciar y poner en práctica adhesiones electorales. E n este sentido,
temprana alusión a las nuevas formas de mediación clientelar que las elecciones de las primeras décadas del siglo veinte dieron paso
habrán de caracterizar al ciclo populista de las próximas décadas. a nuevas funciones mediadoras de las "élites ventrflocuas": justi-
Como parte de sus tímidas reformas, los liberales habían in- ficar la exclusión del indio, pero a la vez reclutarlo como rebaño
tentado ensanchar la ciudadanía a los indios, mediante la ley del electoral sumiso en apoyo de uno u otro candidato de la élite
Servicio Mihtar de 1907 y la fundación de escuelas para indígenas criolla. A pesar de que el escenario de la política electoral seguía
en los suburbios urbanos y en los pueblos rurales. L a emigración exhibiendo los rasgos de un abierto prebendafismo (el "cheque
a las sahtreras de Chile y a las minas de estaño, que por entonces contra cheque" de los patriarcas de la plata) y de una violencia que
atravesaban un importante auge, brindó también un espacio para fiteralmente bloqueaba el ejercicio fibre del voto, en la contienda
la adquisición de saberes letrados a una capa de trabajadores in- entre liberales y republicanos se esboza ya una disputa ideológi-
dígenas, que pronto se vinculará al movimiento obrero urbano. ca, una propuesta de reforma social que retoma los argumentos
Muchos de ellos terminarán también como escribanos y secretarios elaborados por los propios liberales, cuando eran oposición a los
de los caciques-apoderados a quienes apoyarán en la formulación constitucionafistas. E n esta polémica, el "problema del indio" se
de sus estrategias y argumentaciones jurídicas. Como resultado de convierte en un asunto central de política estatal.
la confluencia entre este movimiento endógeno por la educación, y E l golpe de Estado del 12 de junio de 1920 Uevó al poder a
la labor de activistas y profesores mestizos vinculados a las nacien- Bautista Saavedra, y fue recibido con gran inquietud y expectativa
tes corrientes indigenistas y anarquistas en las ciudades, se funda en las haciendas del altiplano, cuya población de colonos se insu-
en 1931 la escueh-ayllu de Warisata, que marcará un hito en las bordinó contra los patrones y recuperó de facto la tierra ilegalmen-
luchas indígenas por la igualdad ciudadana. U n creciente número te usurpada. Así, por ejemplo, en las haciendas de Ismael Montes
de obreros y artesanos indígenas en las ciudades y pueblos rurales, y Benedicto Goitia, los colonos dejaron de prestar servicios a los
así como la intelligentsia de las comunidades, resultaron accediendo patrones, desconociendo sus derechos de propiedad e intensifican-
a la condición de electores por la vía de la lecto-escrimra.''^ do las acciones legales para recuperar la tierra. Este ciclo culmina
Este hecho introduce un giro en el sistema democrático re- con la "Sublevación y masacre de Jesús de Machaqa" (Choque,
pubhcano, que hasta entonces había prescindido por completo de 1979), en marzo de 1921, cuando un levantamiento indígena ma-
un electorado indígena, ofreciendo tan sólo un espacio parcial y sivo fue brutalmente reprimido por órdenes del propio Saavedra,
subordinado a los gremios de artesanos y comerciantes urbanos, que con este acto revela los límites de su propuesta reformista.
que ganaron creciente importancia en la vida pública y ritual de Esta rebefión fue estigmatizada en la prensa y en el Parlamento
las ciudades durante los años de gobiernos hberales (1900-1920). con el tímlo de "hecatombe", lo que marca un significativo retroceso
A partir de la amphación de oportunidades educativas, amphos en el plano del discurso, desde la noción miserabifista de la minoría
de edad, hacia la idea de "barbarie" y "salvajismo". E n este nuevo
duafismo se excluye toda posibifidad de mediación con el "afuera"
34 Al respecto ver Educación indígena: ¿ciudadanía o colonización?, obra colec- indígena, expulsado más aUá de lasfronterasde la ciudadanía. Así,
tiva de varios autores (Roberto Choque, Esteban Ticona, Ramón Conde,
Humberto Mamani Capchiri, Demetrio Marca, Francisco Marca, y otros) las pretensiones reformistas que inicialmente abrigaron los repubh-
pubhcada por el Taller de Historia Oral Andina (1993). canos se diluyen en unas tímidas medidas legales que intentaron a
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destiempo moderar las usurpaciones detierras,haciendo caso omiso L o anterior pretende ser un breve recuento de algunos epi-
de la demanda de los caciques-apoderados, de practicar xma revisión sodios de la política boliviana, en un período -que he llamado el
general de límites entre haciendas y comunidades, que debía culminar "horizonte liberal"- en el que se consolidan de las instituciones
en la restitoción de las tierras usurpadas ilegalmente desde la revisita republicanas, a través de un sistema de partidos "moderno" que
de 1881." Una vez más, la afianza entre comunidades indígenas en realidad encubre y prolonga las viejas asociaciones y lealtades
movifizadas y políticos mestizo-criollos muestra profimdas fisuras: de casta, tejidas en la trama del parentesco y en los recovecos
estos últimos instrumentalizan a los indios en su lucha por llegar al de un mercado segmentado. Las instituciones supuestamente
Gobierno pero, una vez conseguido su objetivo, rompen la alianza "democráticas" de la nueva República resolvían el juego de la
e incluso los reprimen. acción política ciudadana a través de una parodia cíclicamente
L a masacre de Jesús de Machaqa no acaba con el movimiento organizada de elecciones, que tenía cualquier cosa menos libre
reivindicativo indígena. E n la región de Taraqu surgen dirigentes albedrío ni incorporación de las demandas e intereses de la
letrados, con experiencia en la lucha legal y con amphos contactos población electora. Una narración particularmente jocosa de
urbanos, que construyen un nuevo escenario discursivo del que la parodia electoral -que a ratos se parecía a una fiesta con sus
ya no pueden estar ausentes las voces indígenas. E s el caso de desenfrenadas borracheras, o a una batalla campal con decenas de
Eduardo L . Nina Qhispi,'^ que en 1932 edita el fijUeto De los heridos y contusos- la realizó justamente Carlos Medinaceli, en
títulos de composición con la Corona de España, en el que esboza un una de las sub-tramas de su "novela de costumbres bolivianas".
programa político innovador, centrado en la idea de "renovación La Chaskañawi.
de Bolivia", la creación de un Estado capaz de generar un equi- No conozco investigación histórica o sociológica alguna
librio y convivencia legítimos y consensuados entre indígenas que haya logrado con tanta maestría como Medinaceli hacernos
y mestizo-criofios. Esta idea ya había sido planteada por Pablo comprender estas formas paródicas de la ciudadanía en Bolivia,
Zarate Willka, y se basaba en la noción de jaqjam parlaña: el con sus mañas, lenguajes y códigos compartidos, con sus ejercicios
respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y deberes estilísticos e intercambios simbólicos, en los que salta a la vista -de
comunes a todos, la transparencia del lenguaje y la eliminación ahí el valor diagnóstico de su novela- la doble moral repubhcana.
del doble discurso. Se basaba también en un exigente programa Del mismo modo, para explorar los recovecos del alma del cholo
de reparación de las injusticias, de ahí la validez de los títulos arribista y emprendedor, que es el resultado neto del dominio de la
de composición que se esgrimían para recuperar la tierra y re- cultora letrada sobre los saberes prácticos de la modernidad cholo-
construir la territorialidad de los ayllus y markas sobrevivientes indígena del mercado, veremos ahora la novela de Enrique Finot,
del pacto toledano. El Cholo Portales. A través de su lectora, desarrollaremos algunas
nociones que nos ayudarán a comprender la internahzación e in-
corporación de las prácticas y saberes tácitos que surgen de ese
35 E l documento "Pedimos la revisión de límites",firmadopor Santos Marka
T'ula y otros cincuenta caciques-apoderados, ha sido el centro de un tra- vivir en un espacio en el que se traslapan y entremezclan los de
bajo mío anterior, en el que he destacado la visión territorial que tenían "arriba" y los de "abajo". E n un segundo momento, exploraremos
los caciques sobre las tierras comunales, a las que percibían como ámbito el vínculo entre los procesos de arribismo social y la circulación
no sólo de la producción agrícola sino como la jurisdicción de un gobierno
de capital, para entender ese nexo perverso entre el mercado y
propio (ver al respecto Rivera, 1991).
36 Ver al respecto el libro de Carlos B. Mamani Condori, Taraqu 1865-1935:
la lógica de apropiación de los bienes cultorales y simbólicos de
Masacre, guerra y "Renovación " enla biografía de Eduardo L. Nina Qhispi, 1991. Europa y por parte de Europa. L a historia de Luque, un sevillano
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llegado a Sucre en busca de una "capellanía" -el matrimonio con fiesta de graduación se abre precisamente la novela. Desde su
una heredera rica de alguna familia colonial en decadencia- es el casa en el barrio de San Pedro -tradicional "barrio de indios"-,
eje de la trama de Casa solariega, que nos permite ver el otro polo Domitila sustentó con banquetes y agasajos los más atrevidos
del oportunismo social en una sociedad moralmente decadente, conciliábulos entre Evangelista y la clase política de su tiempo.
que adopta un discurso público virtuoso para encubrir sus tráficos E l flamante abogado se graduó en pleno período liberal y usó su
y transacciones dolosas. conocimiento de las leyes y de las chicanas procedimentales para
beneficiar a empresas mineras con concesiones ilegales, mediante
tratos corruptos en los juzgados, bajo la sombra protectora del
Ciudadanías fíccionales Gobierno. De "defensor de indios" en el período de la oposición
republicana, se convirtió en gran terrateniente, a través de com-
E l escenario en el que se desenvuelve la historia de Evangelista, pras fraudulentas a hacendados vecinos y a sayañeros indígenas
el "Cholo" Portales, es el mundo de la política criolla en las de las comunidades. Ene leal aliado y funcionario de Bautista Sa-
primeras décadas del siglo veinte. E l protagonista había nacido avedra, que en la novela figura con el nombre de Sanabria, y bajo
de una unión ilícita entre el cura Portales, párroco de Huarica- su protección prosperaron sus negocios privados y sus ascensos
chi -una población en el lago Titicaca-, y Domitila Gonzáles, la en la escalera política. A estas relaciones con las altas esferas se
chola que a los 19 años se contrató como "sirvienta" en la casa añadía el hábil "braguetazo", que le permitió legitimarse como
parroquial. Mestizo e ilegítimo, fue a través de la educación que miembro de la oligarquía local. Se casó con la hija de un adve-
Evangelista llegó a conquistar las más altas esferas de la política nedizo de la élite mestizo-criolla, quien tuvo que dejar atrás sus
criofia: después de graduarse como abogado, llegó a ser emba- pretensiones de blancura y decencia por los anteriores deslices
jador, diputado, ministro y hasta "presidenciable". Tanto el hijo de su hija, que hacían de ese matrimonio prácticamente la única
como la madre accedieron a la respetabilidad por ser familiares posibilidad de salvar su honor. E l matrimonio resultó desastroso
del cura, pero sobre todo a la legitimidad que les daba la lecto- y el autoritarismo y violencia hacia la mujer culminaron en su
escritura y la solvencia económica. larga enfermedad y muerte, que lo liberó de toda responsabifidad
E l acceso a la letra, sin embargo, entrañaba un creciente familiar. Además, su única hija fue acogida por la familia de su
abandono y negación de la madre, a la par que una apropiación suegra y no se supo más de ella en el resto de la novela.
sistemática de su excedente de trabajo. Hasta el final de su ca- E l doble proceso de explotación y de negación de la madre
rrera, cuantiosas subvenciones en bienes y servicios, además de chola, que se plantea desde la primera escena en la fiesta de
una rapiña sobre sus haciendas y propiedades urbanas, fueron graduación, viene a ser una alegoría del "mundo al revés". E n la
las formas en las que Evangelista articuló su relación de parásito versión de Waman Puma, esta relación se da en forma paralela,
y explotador de su madre. Al morir su padre, cuando él tenía entre mujeres y entre varones: no hay una imagen equivalente de
cinco años, Domitila se trasladó a L a Paz con su hijo y se instaló género cruzado. Al relatar la violencia de mestizos contra indios,
"cama adentro" en la casa del abogado César Pérez Benavente, señala: "los dichos mestizos son más peores para con sus tíos y
que se convertirá en mentor y protector del niño. Los diversos tías, madres, ermanos, ermanas carnales y parientes yndios" (1980:
negocios de la madre y el apoyo de su mentor le permitieron a 511). Y en el caso de las mujeres: "Y las dichas mestizas son mucho
ella emprender rentables negocios independientes, y a Evange- más peores para las dichas indias, sus tías y tíos y de sus madres,
lista culminar con éxito la carrera de las leyes, con cuya pomposa ama, que son contra los prógimos, pobres yndios" (1980: 513).
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Figura 1: "538 [552] / Españoles / soberbioso criollo o mestizo o mulato deste rreyno / en los Figura 2; "540 [554] / Españoles / soberbiosa criolla o mestiza o mulata deste rreyno / en los
pueblos". Guamán Poma, Nueva coronica y buen gobierno. Tomo 2. México: Siglo XXI, 1980,510. pueblos". Guamán Poma, Nueva coronica y buen gobierno. Tomo 2. México: Siglo XXI, 1980,512.
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Pero a diferencia de la novela, en los dibujos de Waman Puma sobre los débiles cimientos de una unión espuria. L a democracia
la opresión de la mestiza a la pariente india (o su equivalente en en Bolivia resulta así una farsa: una esfera en que triunfa irrevoca-
masculino) es absolutamente física, mientras que, en el caso de Do- blemente el dominio Üegítimo de los cholos arribistas, campeones
mitila, es una opresión moral que la convierte en cómplice activa de la mentira y de la duplicidad de conductas. Las connotaciones
y la hace aceptar de buen grado la subordinación y el desprecio. raciales del discurso ofigárquico se ven expresadas contintesinclu-
L a novela nos muestra además una relación madre-hijo que echa so fascistas, en la persona del doctor Pérez Benavente, su mentor
luces sobre el mito matriarcal elaborado en el anterior capítulo: y maestro, que lo había acogido como estudiante de leyes y faci-
en la "ciudad letrada" el hijo es el opresor sustituto, porque es el litado contactos e influencias necesarias para ejercer la profesión
único "indio permitido"" en la esfera de lo político y lo púbhco. de la abogacía. Pero el protegido tenía ambiciones políticas más
E l nexo entre estas dos dimensiones se expone en los últimos urgentes, y declinó la oferta de trabajo en el bufete de su protector
párrafos del capítulo cinco: para aliarse con colegas mejor colocados en la esfera estatal. E n
el nudo de la novela. Portales traiciona a Pérez Benavente y logra
Sin grandes dificultades convenció Evangelista a su madre de que convertirlo en un deportado y perseguido político.
debía suministrarle el dinero necesario para montar su nueva casa, Las relaciones políticas de Portales con el nuevo Gobierno re-
y la boda se realizó con todo el esplendor que el caso requería, pubhcano le valen un nombramiento como embajador en Francia.
apadrinada por el presidente de la Repúbfica.
Su estadía en la ciudad luz con su flamante esposa estuvo ensom-
Pasada la ceremonia en el templo, en medio del tumulto de
brecida (al menos para ella) por una tormentosa vida conyugal,
los invitados que se acercaban para felicitar a los contrayentes, una
debida a sus constantes farras e infidefidades. L a administración
mujer del pueblo, vestida con el traje tradicional, se abrió paso
dificultosamente y se aproximó al novio, tratando de abrazarle. de la legación diplomática fue desastrosa y acabó en un caso de
Afectando no verla, EvangeHsta miró a otro lado y la dejó con los cuantiosa malversación de fondos, que logró hacer acallar a través
brazos extendidos, mientras Domitila Gonzáles, que no era otra, de su influencia política sobre el presidente Sanabria. Al ponerse
tragándose las lágrimas, se perdió entre la concurrencia, queriendo la situación tensa por los constantes conatos de golpe contra el
disimular su humillación y su pena. Gobierno, Portales optó por exportar sus caudales a bancos e
—^Así paga el diablo -dijo uno de los invitados, observando la escena. inversiones en el exterior, y fingiendo haber sido deportado por
—^Así paga el cholo -corrigió otro, que había escuchado esa reflexión el caudillo, logró develar im complot de los opositores liberales
(Finot, 1977: 68). exiliados en Tacna y Arica. E n este proceso. Portales es designado
como embajador en Portugal, desde donde no pierde oportunidad
E l ascenso social y político del protagonista tuvo pues un para labrar su camino como futuro presidente. Pérez Benavente
precio moral: la crueldad cínica de esa relación naturalizada con -nuevamente en el exilio- concluye con amargura:
su madre. Así, se instimyó una esfera de complicidad en la política,
basada en el conocimiento tácito de la personalidad del cholo, que Por triste que sea el confesarlo (...) es necesario reconocer que en
en la novela se expresa en términos de casta y hasta de destino ra- nuestra patria no se aprecian los valores morales. Nuestro ambiente
cial. L a noción de "cholo", como raza predestinada a la traición y a no es ambiente favorable para que surjan los hombres honrados, los
la medianía, funda la idea de una repúbfica ilegítima, que se yergue hombres íntegros y sin mácula. Hay que ser cholo, y proceder como
cholo, si se desea triunfar. Y acuérdense ustedes de lo que ahora les
digo: el cholo Portales va camino de la presidencia de la Repúbfica
37 Esta idea fue elaborada en un trabajo mío (ver Rivera, 2008b). (Finot, 1977: 189).
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La voz reflexiva de la novela encama en este político liberal, Habrá que esperar a los aíios treinta del siglo pasado, para
pesimista y convencido de la imposibilidad de una democracia re- encontrar una visión más optimista y celebratoria del mestizaje,
publicana en Bolivia. Su discurso es claramente racial, y en muchos como la expresada por Jaime Mendoza en El macizo boliviano, un
aspectos se asemeja a las amargas páginas de Pueblo enfermo, el ensayo ensayo sugerente -aunque teñido de determinismo geográfico-
psico-sociológico de Alcides Arguedas ([1911] 1937). Aboga, si no sobre la viabihdad del país asentada en la columna vertebral de
por la extinción de los indios, al menos por su drástica reducción a la cordillera andina. Su noción de la india y la chola como razas
minoría, a través de la importación de inmigrantes europeos y pohti- "irradiadas" por el sol de las alturas, sigue aferrada a una lecmra
cas de aculturación y "civiHzación" que se expresan como epítome en biológica, aunque también destaca el influjo del ambiente en el
el propio Cholo Portales, otrora su protegido. Sin embargo, destaca estoicismo y la capacidad para el trabajo, la reciedumbre y fortaleza
que este mismo entrecruzamiento de culmras hace de los cholos y física de las poblaciones cholas e indias. Es una lecmra masculino-
mestizos una suerte de "raza perdida", incapaz genéticamente de centrada de esos procesos de entrecmzamiento cultural y racial
concebir la Hbertad repubhcana y el ejercicio de una moral ciudadana. que están a la base de la noción de mestizaje.
Quizás aún esperamos la gran novela de la fiesta boliviana,
... creo que el indio podría llegar a transformarse en un factor útil, que permita retratar la otra cara, la mediación femenina y el poder
de acuerdo con sus aptitudes. Pero el mestizo, el cholo, mejor dicho, simbólico de las mujeres en el escenario de la rituafidad y de la
ese sí que es elemento pernicioso. No se trata de un prejuicio: el esfera púbfica festiva.'^ E n los años noventa, la narradora de origen
cruzamiento de razas diferentes ha dado siempre malos resultados. británico Spedding nos regaló una trilogía centrada en la braja
El cholo, como el zambo y el mulato, son productos híbridos que Samca, que oficia sucesivamente de mujer de un cacique aymara
parecen haber asimilado exclusivamente los defectos de las razas en el siglo diecisiete, de narcotraficante inadvertida en los años
que entran en su composición, y ninguna de sus cuahdades. Y desde
ochenta del siglo veinte y de contrabandista intergaláxica en la
el punto de vista de la vida política, no hay ni para qué hablar. Un
novela de ciencia ficción De cuando en cuando Saturnina, cuya trama
hombre de ciencia boliviano, que vivió largotiempoen el extranjero,
llegó a sostener que 'el cerebro del mestizo es celularmente incapaz se despliega a finales del siglo veintiuno. Aunque en ninguna de
de concebir la libertad republicana con su altivez deliberativa y sus eUas se tematiza la fiesta andina, es el rimal, y particularmente las
prestaciones de civismo' (Finot, 1977: 89). luqt'as o wajfas que se ofrendan a la tierra a lo largo del calendario
rimal aymara, así como las consultas a los yatirisjú diálogo con
los ancestros a través del tuqllu o "ñatita" los que constimyen una
Se combina así un racismo biológico con un racismo culm-
suerte de espacio fronterizo (Spedding, 2004). Este espacio, en
ral, que encasilla al cholo en una esfera estrictamente dehmitada,
el que ocurren múltiples traducciones e intercambios culmrales,
sin posibilidad de conductas fi-onterizas o de tomas de posición
podría ser extrapolado a la explosión festiva, como lugar de in-
alternativas. E l determinismo de esta postura se reitera en todos
tensificación de las tramas y de los dramas cotidianos que surgen
los monólogos y reflexiones de Pérez Benavente, en medio de las
de intrincadas relaciones y jerarquías cultorales.
reuniones entre conspiradores deportados, que matizan las tardes
vacías del exilio. Cabe pensar que es la voz desencantada del mismo
autor quien, nutrido de las teorías de Arguedas, da curso en esta
38 Cuando se escribió este trabajo no había sahdo aún la novela Cuando Sara
novela a una tesis fuerte sobre la inviabilidad culmral y política
Chura despierte, de Juan Pablo Piñeiro, que sin duda trabaja densamente la
de Bolivia, fundando así una idea matriz que tendría una larga figura femenina en torno a una dehrante y nunca consumada entrada del
trayectoria en la historia intelectual del país. Gran Poder.
94 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA
E L COMERCIO DEL PAPEL 95

L a instauración de una ficción ciudadana, que orienta el de proxenetismo, Luque obtiene la recomendación de un fraile
debate público y la conducta ética y política de los caudillos y recoleto para asentarse en Sucre, donde consigue un empleo en
altos funcionarios públicos, está encarnada en la figura del Cholo la tienda de un comerciante catalán. Después de un ajfaire con la
Portales. Pero a través de las disquisiciones de su otrora protector conocida mujer de un político local, Luque atrapa fácilmente a
Pérez Benavente, el personaje se transforma en un arquetipo y en Carmen Silva, heredera rica de una familia decadente de la ofigar-
una alegoría del destino nacional. Su doblez, su chamra moral y quía, que vivía en una gran casona apodada el Convento Verde.
su indiferencia cívica se convierten así en un rasgo irreversible
Este nombre anuncia la presencia del otro protagonista ubicuo y
de la esfera púbhca y estatal boliviana. El Cholo Portales es una
múltiple de la novela: la Iglesia Católica, una suerte de Deux ex
novela de tesis, en la que se diluye la exploración psicológica de
machina que conecta las redes de influencia europeas y americanas
los personajes, de sus conflictos y culpas o de sus interacciones y
y articula formna, decencia y poder, a través de una doble moral
relaciones sentimentales. Todo en el protagonista es cálculo y fa-
rayana en la caricatora: desde recomendaciones, tráfico de influen-
chada, apariencia jperformance. Y como él, los otros personajes son
cias, pactos de encubrimiento, hasta abiertas intervenciones en la
también arquetipos, representantes subhmados de las categorías
política local. E l antagonista es Gaspar Silva, primo de Carmencita
socio-raciales y de género que distinguen a una sociedad como la
y rival de Luque, que además de ser el pariente pobre de la familia
boliviana. L a chola, madre abnegada y resignada, renuncia de buen
es un intelecmal de oposición que trata en vano de acicatear la
grado a sus propios bienes y ahorros con tal de ver al hijo triunfar
indignación pública contra la Iglesia y sus manejos.
en la vida y ascender socialmente, aun al precio de su propia nega-
ción. L a esposa, víctima endeble y sufrida, sucumbe a las penurias E l personaje central de la novela es sin duda la propia casa
y a la mezquindad inexpficable del marido. E l padrino traicionado, solariega, el Convento Verde que Chirveches describe con lujo de
noble y pesimista aristócrata, suscribe ideas racistas radicales y se detalles. E n él habita Dorotea, descendiente del procer Manuel de
declara partidario de una dictadura ilustrada. Los personajes no Silva, su sobrina Carmencita y Gaspar, hijo de Félix, primo pobre
sufren cambios ni transformaciones: tan sólo expanden hasta el de Dorotea, que muere alcoholizado frente a su propio hijo. L a
límite las inclinaciones y tendencias ya esbozadas en las primeras trama de relaciones que se entreteje en la casa es, sin embargo,
páginas. Quizás la traición misma pueda verse como el climax o más vasta:
culminación narrativa de la acción en la novela. Pero es una traición
reiterada, cínica, carente de todo dramatismo. Era algo que Pérez Junto a la familia de auténtico abolengo, prosperaba la familia
Benavente esperaba que ocurriera, no podía ser de otra manera, espuria, compuesta de descendientes de antiguos esclavos y de bas-
tardos habidos con las sirvientas mestizas de la casa, que formaban
estaba escrito, no podía ser otra la conducta de un cholo.
el serrallo de los Silva, cuando estos Uegaban a la pubertad.
E n contraste con El Cholo Portales, la novela de Armando Era un numeroso cuerpo de parásitos, hombres y mujeres.
Chirveches, Casa solariega transcurre en el ambiente de una élite Empléeseles tradicionalmente, a ellos, en la administración de las
oligárquica venida a menos y desplazada del poder político en la propiedades rústicas y a ellas, en el servicio doméstico. Estas hem-
capital de la República. Pero describe otro eslabón del arribismo: bras vestidas con el característico traje, jubón y manta, de la chola
la estrategia conyugal hipergámica de Juan Luque, un cazafortu- chuquisaqueña, parecían monjasas, como en Bolivia se llama a las
sirvientas de las religiosas. Algo de monjil había, en efecto, en esas
nas seviUano que llega a Sucre decidido a lograr una "capeUanía"
mujeres que en las noches rezaban el rosario en el oratorio, con doña
(eufemismo de "braguetazo"). Dejando atrás una vida mmulmosa,
Dorotea al frente y que a las cinco de la mañana iban en corporación
que lo llevó a ser expulsado de Buenos Aires bajo la acusación
a oír misa en la catedral" (Chirveches, 1997: 55, énfasis del autor).
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E n ese espacio, el lugar de Gaspar resultaba ambiguo: más el fracaso inevitable de la crítica y de las demandas de reforma o
cerca de los allegados y parientes espurios que de una posición de renovación. L a novela demuestra que la crítica política y el debate
respeto dentro del círculo familiar. Pero él tampoco aspiraba a ello, de ideas no hacen meUa en las conductas sociales dominantes -más
sentía como ilegítimo el origen de la fortuna familiar, asentada en bien refuerzan su eficacia- dejando intacta la estrucmra estamental
la explotación de trabajo gramito indígena en las haciendas de Do- de la sociedad y sus profundos fundamentos coloniales. L a esfera
rotea y en la crueldad despótica de sus relaciones con la "indiada". del discurso se muestra extrañada y enajenada de la realidad social.
No sólo porque las ideas que se discuten son traídas de Europa,
Otra característica de la solterona era la crueldad. Hacía castigar surgidas de otras trayectorias y envites históricos. También porque
personalmente a los colonos de susfincas,con los administradores en sus actos mismos estos jóvenes contradicen todo lo que proponen,
de las mismas o con alguno de los criados de la casa, experto en el sucumben a la inercia de una sociedad que los arrastra a la doble
manejo del látigo. Los infelices indios le tenían terror y cuando se moral y al resentimiento estéril. Así, en el curso de una discusión
veían compelidos a ir a la ciudad, conduciendo a lomo de mvda y asno sobre los daños del alcohofismo en la moral cívica ciudadana, ma-
productos de las haciendas, al ser llamados a su presencia, poníanse
tizada por exaltados brindis, Gálvez exclama:
de rodillas y sólo se levantaban cuando ella los invitaba a hacerlo.
Los mestizos merecíanle más consideración. Cuando cometían una
falta tenía contra ellos el recurso de la policía. E l intendente era El alcohol nos embrutece y aniquila. Mata en pocotiempoal indio
también su compadre (1997: 66). quechua y al aimara, hace perezoso y descuidado al obrero; camorre-
ro, intransigente, cobarde y malo al político y altinterillo.Destruye
cerebros brillantes, enerva hombres de Estado (1997: 105).
Al aislamiento y la extrañeza de Gaspar en el Convento Verde
contribuían también sus ideas liberales, que se expresaron desde
Pero este discurso no tiene fuerza perlocutoria: es una maraña
el colegio con la publicación del periódico La Abeja y en sus años
retórica que sólo se excita momentáneamente y luego se olvida. E n -
universitarios como redactor de La Vida Moderna, un semanario
tre tanto, los cuerpos hablan otro lenguaje: el de la exaltación etílica
de crítica social donde él y sus amigos -varios de ellos recién lle-
y h performance heroica. Chirveches cierra la escena y concluye:
gados de Europa- escribían furibundas diatribas contra la Iglesia,
el conservadurismo y la doble moral de la ofigarquía, y las ideas
Durante una hora más continuaron discutiendo, verbosos y exal-
retrógradas que impregnaban la vida pública y privada de la so-
tados, incurriendo en contradicciones, sosteniendo extremadas
ciedad sucrense. Las discusiones de Gaspar con Gálvez, Arenales
doctrinas, más enmsiastas y empecinados que lógicos.
y otros amigos de termlia -pues La Vida Moderna no era sino una Cerca de media noche Arenales y Gálvez pagaron la cuenta y
reiterada termfia rociada de cerveza, ajenjo y prostíbulos- tejen condujeron a sus casas a Gaspar y a Saldaña, que estaban ebrios.
la voz reflexiva de la novela y adelantan como generalizaciones Iban a comenzar su campaña antialcohóUca con una pequeña
aquellos sucesos que habrán de develarse más tarde conforme se borrachera (1997: 105).
desarrolla la trama. E l efecto anticlimático de estas alocuciones les
añade penetración psicológica, pues Gaspar resultará cumpliendo Esta es la descripción de una impotencia colectiva: las éfites
sus propias profecías, ejemplificando aquellos males sociales que no pueden renovarse porque detrás de sus discursos progresistas
intentaba denunciar en los editoriales quefirmabacon pseudónimo. se esconde una compficidad tácita con los valores y normas de la
La termlia de los amigos permitirá entonces expresar un diagnóstico sociedad que critican. L a doble moral los atraviesa a ambos. E n
sobre la inmutabilidad de las estrucmras de poder en Bolivia, sobre sus discusiones, Gaspar y sus amigos sólo expresan mezquinos
98 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 99

intereses, conflictos familiares que se convierten en pretexto para la Al día siguiente en la mañana, febril, sintiendo escalofríos, envuelto
denuncia social. Por eso su palabra carece de pertinencia histórica: en un grueso abrigo, dirigióse a la redacción de La Vida Moderna y
no tiene posibihdad algxma de incitar a la rebeldía o de provocar allí escribió, con celeridad nerviosa, un largo artículo en el que deplo-
raba que el delegado del Soberano Pontífice se arrogara la facultad
una crisis en la sociedad dominante. No logran contribuir a que
de intervenir en la política interna del país, agrupando en torno
ocurra un sacudón de cambio en el viejo orden intelecmal y moral.
suyo elementos conservadores e incitándolos a la lucha partidaria.
Al igual que en El Cholo Portales, en Casa solariega se plantea Su misión resultaba, por lo tanto, esencialmente perturbadora. E l
una tesis pesimista sobre la viabihdad de una culmra democrática prelado que la dirigía debía cuando menos ser amonestado. Halló
en una sociedad como la nuestra. Si en aquella el escenario es la lamentable que la invasión defrailesde todos los colores se hiciera
disputa hberal-repubhcana de los años veinte, en esta nos remon- cada vez más intensa en la República. Podía afirmar que eran los
tamos a los Gobiernos conservadores hegemónicos, asentados en únicos inmigrantes que arribaban a Bolivia, para organizar una ex-
el poder de la Iglesia y en una econonua terrateniente subordinada plotación segura y metódica del pueblo embrutecido y reaccionario,
a la explotación minera dominada por capital extranjero. L a última para acaparar herencias de viudas alucinadas, de solteronas místicas,
década del siglo diecinueve -en la que se ambienta Casasolariega-ye de ricachos fanatizados. Imponíase la expulsión sistemática de esa
surgir una incipiente crítica hberal influida por los debates em-opeos, frailecía corruptora del hogar, perjudicial a la economía nacional,
dañina para el organismo social bajo todo punto de vista, y con ella,
que llegaban con los jóvenes viajeros que retomaban a la capital de
debía extrañarse del territorio del Estado a los rufianes que crecen
la Repúbhca. E l fracaso de esa crítica es una derrota anunciada. E n
a la sombra de los monasterios y conventos y que, en sociedad en
una de las termhas del grapo, Gaspar anticipa lo que le sucederá a él
comandita con sus miembros, asaltan fortunas y se apropian de ricas
mismo, cuando fracase en su aspiración de conquistar a Carmencita herederas (1997: 162).
y ella se convierta en la "capellanía" de Luque.

E l artículo le valió la expulsión de su casa, la pérdida de su


No hay sociedad alguna, estoy cierto -agregó Gaspar- en que, como empleo y una depresión alcohólica que culminó en suicidio. Fra-
en la nuestra, sea tan fácil el triunfo de los advenedizos por el solo
caso de su palabra y fracaso de su vida, este acto cierra la trama
hecho de que sepan mentir y de que vistan bien. Señoritas hay que
con un último acto de escritora: L a carta que dejó a sus amigos,
han estado a punto de casarse con individuos que poco después an-
daban a vueltas con la justicia por estafas y estelionatos (1997:100). para explicar su fatal decisión:

Ante la amenaza del hambre, de la ignominia; pobre, sin recursos,


Nada podrá contra los afanes de Luque la denuncia escanda-
sin amor que ilumine mi miseria, sin ilusiones que alegren mi
lizada que le hizo Gaspar, cuando lo sorprendió una madragada
juventud, sin otro porvenir que el proletariado del funcionalismo
abandonando el dormitorio de su prima en complicidad con una púbhco; convencido de que nací paria como otros nacen príncipes,
de las beatas al servicio de Dorotea. E l hecho se encubrirá con- por injusticia del destino tan arbitrario y cruel como las instituciones
venientemente, con apoyo del padre Sierra y de monseñor Dal creadas por el hombre, renuncio a esa existencia precaria y a esa
Verne, alojado en la casa. Con un rápido arreglo matrimonial se pobreza vergonzosa, hago dimisión de mi vida (1997: 181).
reparó el escándalo y se limpió el nombre de la familia. L a reac-
ción impotente del joven despechado es acudir nuevamente a la E l epílogo relata el matrimonio de Juan Luque con Carmen
diatriba pública, con un incendiario artículo en el que denuncia de Silva y el viaje de ambos a España. E n la escena final se redes-
el poder cormptor del clero: cubre al proxeneta: un mfián trotamundos que "por el sólo hecho
100 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 101

de saber mentir y vestir bien" conquistó la "capellanía" colonial femenina en el imaginario colectivo repubhcano. E l mito matriarcal
por la que había emprendido su avenmra en el nuevo mundo.^' tenía orígenes coloniales: surgió de los hogares incompletos de las
primeras uniones entre coloifizadores y colonizados, de su pecuhar
Un año más tarde, muerta doña Dorotea, cuya fortuna heredaron, conformación centrada en la duahdad madre/hijos(as) y en la figura
vendidas todas las propiedades, partía el matrimonio para España. del padre ausente. Durante el horizonte fiberal, en el tránsito entre
Luque hallábase convertido en vmo de esos indianos que regresan
el siglo diecinueve y el veinte, este mito encarna en la figura de la
a la Península a hacer ostentación de su riqueza y que contribuyen
chola independiente, capaz de seducir y encholar a señoritos de la
a mantener la misteriosa atracción de esa América lejana, en la que
se conquistan fortunas con tanta rapidez y facilidad. (...) éfite, de criar sola a sus hijos y de propiciar conspiraciones y ahan-
Su esmdiada cortesía hacia la que era su esposa había desapare- zas políticas. L a chola emprendedora y autónoma es sujeta activa
cido. Los hábitos del caften antiguo daban a su voz y a sus actimdes de la representación y de la palabra, ordena y crea un mundo de
acrimd e insolencia, que estremecían y atemorizaban a la mujer intercambios afectivos y materiales entre los polos antagóiücos del
dominada y tímida, la cual, por un raro fenómeno de psicología, orden social. Su función como mediadora cultural se hace visible
sentía crecer su amor y admiración por el marido, a medida que en La Chaskañawi, de Medinaceh, En las tierras de Potosí, de Jaime
aumentaba el despotismo de este (1997: 186-187). Mendoza y en la "Misqui-Simi", de Adolfo Costa du Reís.
Este capímlo se ha concentrado en cambio en la cara mascu-
L a novela teje entonces el drama patriarcal de la palabra, que lina de la dominación letrada republicana, que entroniza la doble
sucumbe ante hábitos arraigados y de larga data: no en vano "cape- moral y la ficción ciudadana como señales de una imposibifidad
llanía" e "indiano" son términos coloniales referidos a los tráficos estructural -casi un destino telúrico o racial- para la democra-
e identidades creados en la estructora de castas del siglo dieciséis. cia y la ciudadanía modernas. E l cholo arribista y desclasado, el
E n este proceso, la figura femenina se convierte literalmente en avenmrero europeo cazaformnas, que se sale con la suya, son
un objeto: no llega a ser, o más bien deja de ser, un personaje. De representaciones ambivalentes de la derrota nacional. Sus dramas
joven curiosa y amigable, que enamora a su primo y vive una vida ocurren en las zonas grises de la política, en los recovecos de la
despreocupada, Carmencita se transforma en objeto de las aten- farra, el clientelaje clerical y los amarres con las roscas locales.
ciones e intenciones de Luque, para terminar en víctima pasiva, Ambas novelas escenifican la derrota, la inviabilidad y el fracaso
sumisa y cómplice de su propia subordinación. histórico de la sociedad boliviana. Son versiones fíccionales de
las tesis de Pueblo enfermo, la punzante crítica social de Alcides
Arguedas. Como dramas de personajes, son antichmáticas, pintan
¿Sociedades paralelas? arquetipos o escenifican un destino anunciado desde las primeras
páginas. Sus desenlaces son previsibles, su polaridad parece invocar
E n el anterior capímlo habíamos visto el caso de las Claudinas, un sentido común compartido, una aceptación tácita del carácter
como una expresión ficcional reveladora de la impronta histórica contradictorio, paralelo y agonista de la sociedad boliviana.
¿Cómo conciliar visiones tan dispares, una dramaturgia
39 Recordemos que en las primeras páginas de la novela, se presenta a Luque tan polarizada? ¿Qué'nos revela esa suerte de sociedad paralela,
como un aventurero que explota a mujeres y comercia con ellas. Lleva a una
prostituta parisina, Odette, a Buenos Aires, de donde se ve obligado a huir de
esos esquemas paralelos de percepción e imaginación social? E n
la persecución policial bajo el cargo de ser "caften" (proxeneta). Al retomar a realidad, ambas narrativas son complementarias, narran puntos
España cambia de táctica y busca protección eclesiástica para emigrar a Bolivia. de vista que se encarnan en \ma suerte de espejos, iluminando y
102 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA E L COMERCIO DEL PAPEL 103

complementando las trayectorias de los personajes de ambas series. de la Guerra del Chaco y de la post-guerra, que culminaría con la
Así Domitila, la madre de Evangelista, resultaría ser una Claudina revolución de 1952, inaugurando el "horizonte popuhsta", hará
envejecida y viuda que educa al hijo para que después la niegue, surgir otro tipo de narrativas y personajes, que abren caminos de
aceptando sumisa su obliteración y desprecio. Sus escarceos con articulación y desbloqueo, así como de aguda crítica social, prin-
el mundo de "los de arriba" -la primera como sirvienta y amante cipalmente a través del cine. L a novela de tesis es sustituida por la
de un cura y la segunda como seductora de un señorito capitah- narración expresiva, por la experimentación con el lenguaje, el uso
no- las llevan a organizar negocios y empresas productivas, con de técnicas de montaje y la investigación histórica. Sin embargo,
el apoyo o sufriendo el parasitismo y opresión de sus concubinos la "ciudad letrada" pervivirá como legado paradójico e inconcluso.
o hijos. E l ascenso social y político de estos será la culminación L a aspiración nunca cumplida de la modernidad occidental hará
de esta relación desigual para Domitila, la madre del cholo de las élites eternas imitadoras, parodias y caricamras de sus mo-
Portales. E l hijo muestra un rasgo de la personahdad colectiva: delos del Norte. Pero a la vez, el "núcleo duro colonial" persistirá
sometido a la madre pero autoritario con ella, patriarca sustimto organizando sus conductas internas, reproducirá hábitos arcaicos,
pero emocionalmente inmaduro y dependiente. L a doble moral técnicas corporales de sumisión o de dominio, modos taimados de
y las explosiones emocionales de la fiesta y la borrachera serán un construir la escalera social.
escenario paralelo de poder y de prestigio -más visible en el caso
de Claudina que en el de Domitila. Aún desde la informalidad y la
marginalidad social, este escenario les permitió a ambas mantener
su autonomía y aún subvencionar al vastago en la adquisición de
capital social y político.
E l propio Evangefista Portales parece ser la versión desarrolla-
da del cholo Dióscoro Núñez, político saavedrista que dominaba
el pueblo de Chirca -en la novela de Medinaceli- al amparo de la
protección estatal. E n el nivel más alto de la escala social, la figura
de Jufia, esposa de Adolfo en La Chaskañawi, es también una suerte
de espejo de la historia de Carmencita, en Casa solariega, y de la
esposa de Evangelista Portales. Las tres mujeres son parte de la
élite decadente, criada bajo estrictas normas de decencia católica.
Pero dos de ellas son seducidas y embarazadas antes de casarse
con los protagonistas. Las tres sufren maltratos, infidelidades y
el abandono del marido. Dos de ellas mueren y la otra acaba en
víctima pasiva y despersonalizada. Los tres personajes femeninos
de la élite son así arquetipos de una clase en decadencia, femini-
zada y resignada, que acepta sin quejarse su destino de fracaso e
inviabifidad histórica.
U n diagrama de tal namraleza nos pinta una sociedad global-
mente organizada para bloquearse a sí misma. Sin duda, la historia
CAPÍTULO 4
A modo de conclusiones:
Las huellas del futuro-pasado
{qhipnayra)

Memoria larga del horizonte colonial

L a exploración histórica de las huellas colonial y liberal en la con-


ducta moral y cívica de las éhtes contemporáneas nos remite a una
serie de temas y problemas del devenir, ancladas en el presente
-abigarrado, transicional y complejo- de la coyunmra boliviana.
Intentaré sintetizar aquí, de modo un tanto impresionista, los
más visibles de ellos, a manera de concluir este ensayo y extraer
sus líneas de reflexión centrales. Los temas de anáhsis han sido
elegidos por criterios de pertinencia. Según el método qhipnayra
que hemos adoptado, nos interesan aquellos rasgos que proyectan
una huella en el presente, que revelan ese nexo complejo y no
superado, que Ernst Bloch llamó "contradicciones diacrónicas" o
contradicciones "np-coetáneas" (Bloch, 1974). Según Bloch, dichas
contradicciones se incuban en una suerte de trasfondo lodoso y no
plenamente consciente. Distingue en ellas formas genuinas: por
ejemplo, aquellas cuentas pendientes que los sectores subalternos
achacan a los dominantes, memoriales de agravios que podrían

[105]
106 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 107

repararse en el reconocimiento mumo. Pero también consideraba "Challapateños" muestra este proceso de etnogénesis mercantil
que había formas inauténticas de la contradicción diacrónica: de modo detallado y elocuente.
por ejemplo, los actos de racismo y chauvinismo ario contra los
judíos, que se nutrían de un viejo antisemitismo popular cons-
truido desde la Edad Media en los "bailes de San Vito". E n este
capímlo orientaré mi lectora de estas contradicciones diacróni-
cas apuntando, del modo más empírico posible, a las hueüas de
estos dos momentos constitotivos, en el presente vivido y en las
preocupaciones por el devenir.
Comenzaremos destacando el paradójico efecto democra-
tizador de aquel vasto espacio mercantil abierto en torno al
mayor centro minero del mundo: Potosí. Los indios participaron
plenamente de este espacio a partir de su ventaja competitiva,
anclada en el conocimiento de su territorio, ampliado por el
hecho mercantil, y que sin embargo continuó siendo un espacio
propio para vivir, conocer, significar y producir. A pesar de las
trabas legales y fiscales que bloqueaban la emergencia de los
sectores mercantiles indígenas, de entre ellos surgieron em- i
prendedores sociales y empresarias habilosas, que manejaban un Figura 3: "República boliviana. Oruro. Challapateños". IVIelchor María Mercado. Álbum de
paisajes, tipos humanos y costumbres de Bolivia (1841- 1869). La Paz: FCBCB-ABNB, 1991,
mundo de relaciones y de tratos insospechados. E l nuevo mundo
lámina 30.
fue para ellos y ellas España, su comercio y su fe religiosa. E n
ambos espacios encontraron la forma de reciclar sus saberes y Ferias gigantescas como la de Villque en el sur peruano o la
destrezas. Hallaron nichos apropiados para hacer valer su co- de Chuchulaya en la ruta de la coca y la quina, convocaron a tra-
nocimiento del terreno, su habilidad manual y productiva, sus jinantes de todo el espacio andino, que transgredían las fronteras
redes sociales. Se dedicaron a criar animales de carga, a vender impostadas por las nuevas Repúblicas.
cosechas y a organizar empresas de "chacaneadores" que se mo- Se produjo así una creciente especiafización productiva y
vían a sus anchas por ese vasto mundo mercantil abierto súbita un activo proceso de redefinición de las estructoras y jerarquías
y desordenadamente, animados por la codicia y la aventura. L a étnicas. Las neo-comunidades surgidas al calor de la experiencia
coca y su nexo con la plata fueron la energía y la materia -trans- mercantil hacían inversiones estratégicas para salir bien paradas de
formada en dinero- que alimentó esos cambios y reacomodos los desafíos impuestos por las nuevas formas de intercambio. E n
colectivos de la sociedad dominada. Ciertas comunidades y ayllus este proceso invirtieron trabajo, recursos organizativos y un cúmu-
monopohzaron rutas o rubros específicos, en otras surgieron lo de habifidades sociales y cultorales. Conocieron y desarrollaron
etnias mercantiles, que combinaban ropas indígenas con marca- los caminos y sendas más apropiados, los tambos mejor equipados
dores de indianidad sutiles -las uxutas, los manteles de cargar, y las rutas más seguras en cada época del año. Caminaron guiados
el bolo de coca en la mejilla. L a lámina de Mercado sobre los por el ciclo de las estaciones y el curso de los astros.
108 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 109

Figura 4: "Feria de Chuchulaya. Ocho de setiembre". IVIelchor IVIaría Mercado./4//)um cíepa/sa/es,


tipos humanosy costumbres de Bolivia {-MA^-Mm). La Paz: FCBCB-ABNB, 1991, lámina 110.

E l anclaje espacial y cósmico de este conocimiento acumu-


lado nos da una idea de lo que ftie su proceso: la forma cómo
las poblaciones indígenas dieron forma y fueron transformadas
por ese hecho local y ampliado, cotidiano y estructural que sig-
nificó el mercado. E n el caso de las mujeres, su habilidad como
traductoras culmrales, como domesticadoras de lo salvaje y de
lo desconocido, su función de "ritualistas de los márgenes", les
aseguró un espacio propio y soberano en el mercado. Ellas usa-
ron a su favor las diferencias de pesos y medidas, los espacios de
traslape entre el trueque y el intercambio mercantil. Conocían
las brechas y distancias culturales entre indios y españoles y las
disputas entre castas en todo el espacio intermedio de esa socie-
dad tan compleja y abigarrada. Sin embargo, no estuvieron libres
de la dependencia y subordinación a amos o amantes criollos y
españoles, o de la sumisión a cónyuges mestizos o indios acul-
mrados, que se enriquecían con su trabajo y se beneficiaban de
Figura 5: "883 [897] / Indios / Astrólogo pveta qve save del ruedo del sol y de la luna y eclipse y
su experticia social. de estrellas y cometas ora, domingo y mes y año y de los quatro uientos del mundo para senbrar
la comida desde antigua/astrólogo". Guamán Poma, Nueva coronica y buen gobierno.Cornal.
México; Siglo XXI, 1980,828-829.
110 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 111

L a etoografía contemporánea ilustra la plural significación actitod individualista y antisocial del "empactado", la ritoalidad
que ha debido tener el dinero en los distintos eslabones que co- de las cuadriUas de trabajadores directos, en su perenne enfren-
nectaban las rutas del intercambio mercantil y social del ancho tamiento con el riesgo, la oscuridad, el aire enrarecido y el miedo
circuito interregional potosino. L a ritoalidad en torno al dinero a los accidentes, parece contener una noción del bien común y
y sus equivalencias con la luna (phaxsima) y con los cerros mi- de la seguridad colectiva, que se traduce en ritoales de grupo y
nerales han dejado pocas huellas documentales tempranas."*" De de cooperativa, que a la vez reactoalizan la comunidad laboral y
los trabajos etoográficos de Olivia Harris (1987) y María Teresa legitiman una estructora jerarquizada.
Vargas (2007) puede inferirse el nexo entre acumulación y prácticas Está claro entonces que el complejo mundo de significados
ritoales indígenas, que asociaron la fertifidad de la tierra agrícola y prácticas abigarradas que se formó en el espacio del trajín y de
con la fertilidad de las montañas metalíferas y con la capacidad la minería colonial ha dejado una huella visible en las realidades
generatriz del dinero. Actoalmente, puede apreciarse la importan- del presente. Pero lo que observamos en la minería o en el con-
cia de la esfera ritoal en el éxito de los más arriesgados negocios trabando se aplica también a otras "armas de los débiles", otros
y oficios. Algunos viven el riesgo de la ilegafidadfi-onteriza,y sus recursos que habilitan una suerte de economía moral del éxito,
memorias corporales revelan tanto la ritoafidad prehispánica como como la que caracteriza a las confeccionistas y vendedoras de la
la experiencia del tráfico mercantil a larga distancia. Otros viven feria del Desaguadero. E n sus tratos prevalece una "economía de
el desafío de arañar las profundidades de la tierra, el manqhapacha la buena fe" o "economía de prestigio", que se asienta en el terri-
habitado por serpientes y diablos, para extraer ese metal que antaño torio fronterizo entre la reciprocidad y el mercado capitalista, en
había sido, además de plata, dinero. los espacios liminales del rito y el parentesco ficticio. Según una
Los cooperativistas que trabajan actoalmente en el Cerro Rico investigación inédita de Marcelo Zabalaga y Teresa Morales, en la
de Potosí tienen un nutrido calendario de celebraciones y ritoales, feria Desaguadero, los martes y viernes, circulan diariamente unos
que van desde las ofrendas al tío hasta el carnaval de Chutillos. cinco miUones de dólares'*' bajo formas de crédito y compromiso
E l estodio de la etoóloga francesa Ráscale Absi se inicia con un verbal de pago, sin que medien recursos escritos o normativas
relato sobre un personaje "empactado", cuyos tratos con el dia- legales. E l sistema bancario formal resulta empequeñecido frente
blo le permiten gozar de una suerte extraordinaria en el trabajo a estos circuitos rotativos de deudas, créditos y pasanakus que se
minero (Absi, 2005). E n la otra cara de la medafia, los tratos con viabilizan en compromisos ritoalizados y en complejas tácticas de
el diablo o el "tío" de la mina son una condición de supervivencia presión e intimidación.'*^
colectiva para las cuadrillas de trabajadores que entran a diario a
la proftmdidad de los socavones. Al igual que los contrabandistas 41 Estos datos fiieron tomados de una exposición oral de Zabalaga y Morales,
que emplean ritoales "negros" para confundir (o muyuntt'ar, hacer realizada el año 1993, en torno a una investigación inédita sobre la feria de
dar vueltas) a los COA (agentes de Control Aduanero), los mineros Desaguadero.
42 Las "mañaneras" de la calle Tumusla son las que suelen viajar a Desaguadero
ofrendan cotidianamente al tío para invocar el florecimiento de
a vender sus productos. Ellas son parte de redes familiares de confección
las vetas y la suerte para esquivar la desgracia. A diferencia de la de ropa -blujines a la moda, chamarras y todo tipo de prendas- que fre-
cuentemente copian modelos y marcas para abastecer con ropa "trucha" de
buena cahdad al mercado peruano. Los organismos de "crédito solidario" y
40 El trabajo de Frank Salomón, "La moneda que don Cristóbal dejó caer" la banca formal tienen una ampHa chentela en estas famiHas de artesanos/
(1991) es una excepción notable por sus implicancias psico-sociales más as-comerciantes y por esa vía los incorpora al mercado nacional e interna-
profundas. cional de capitales.
112 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 113

Tanto en Desaguadero, como en Charaña, los riesgos del cuando el gobierno de Evo Morales emitió un decreto que daba
contrabando suelen paliarse mediante alianzas entre contraban- un plazo perentorio para la "reconversión" de los contrabandistas
distas y comunarios, que involucran lazos de parentesco ficticio y y comerciantes de ropa usada en empresarios legales, se ofreció un
afín. También se dan afianzas entre contrabandistas y aduaneros, plan de capacitación y crédito que poco tiempo después resultaría
como lo ha mostrado María Teresa Vargas en su tesis de ficencia- un fracaso. Para abril de ese año, tan sólo doscientos comerciantes
mra. De todo ello emerge una élite chola que no se interesa por de ropa usada se habían inscrito al programa, de los más de veinte
el capital social del empresariado blanco, y que más bien seduce mil que se calculaba existían. ¿Por qué no aceptaron la oferta del
a este con sus fasmosas entradas ftjlklóricas y rímales colectivos Estado? Mi hipótesis es que las empresas "grandes" del sector, son
del calendario anual. ¿Cómo procesan el influjo globalizador estas capaces de generar ganancias sustanciales, y de redistribuirlas en
élites emergentes y qué hacen para acreditar socialmente su capital cascada a través del espacio mercantil, hasta sus últimos eslabones.
económico y reconvertirlo en capital político? Este sistema de Son capaces, también, de una donúnación legítima a través del
"consumo conspicuo rimalizado" ejerce una seducción y legitima sistema de fiestas y reciprocidades abigarradas que caracteriza al
socialmente a la capa superior del empresariado cholo. A través contrabando. Son una "sociedad contra el Estado", pero también
del sistema de fiestas y cargos rímales se realiza la circulación de representan una forma colonizada de lo indígena, puesto que su
capital entre esferas y se tejen nexos con la burocracia estatal, el noción del bien común no incluye a sus pares: confeccionistas,
sistema de partidos y facciones, y amplias redes cfientelares, difusas sastres y cosmreras, de cuyas filas salieron ellos mismos, por obra
y fragmentadas, sobre las que se erige su capital político. L a huella del "ajuste estrucmral". Las formas híbridas de esta conducta segu-
del mercado potosino apunta también a destacar el papel de las ramente permitirán articular los antagonismos y producir esferas
mujeres en la esfera del prestigio y en la acumulación de capital. intermedias de legitimación y mediación de las diferencias de casta.
E n ellas juegan relaciones corporativas múltiples (de famifia ex- ¿Traductores o traidores son los representantes de este mundo
tendida, de gremio, de lugar de origen), se conjugan estrategias cholo arribista, que parece empujado por el carro del progreso pero
de parentesco con proyectos empresariales. Se coordina el mundo que a la vez desarrolla lenguajes y conductas ch 'ixi, reproduciendo
doméstico con el mundo público de los tratos y contratos, aunque sin cesar los antagonismos culmrales y económicos de la sociedad
sean los varones quienes finalmente reafizarán el salto a la política, más amplia, pero a la vez suavizándolos o conjurándolos a través
forma de capital fundamental en esta sociedad de frustraciones de performances catárticas?
económicas recurrentes. U n tema teórico por dilucidar es la con-
dición colonizada -o no- de toda esta estrucmra de mediaciones y
transferencias. Preguntarnos si es que reproduce o abre fisuras en
Liberalismo y patriarcado
el guión de la dominación de casta, en el sentido común jerarqui-
zante y desigual, ambivalente y perverso que parece caracterizar
U n segundo tema que surge del horizonte colonial reacmaliza-
las políticas públicas frente al empresariado cholo emergente y
do en tiempos liberales y republicanos es el efecto perverso que
frente al mundo trabajador indígena.
tiene el mito matriarcal en la legitimación y namrafización de la
Tomemos un ejemplo: la disputa por el mercado interno dominación de hombres sobre mujeres. Vahdos de que ellas son
entre contrabandistas de ropa usada y microempresarios de la quienes "mandan" en la casa y administran el hogar y los negocios
confección afectados por esa competencia desleal que se funda familiares, los varones se dedican a la política o a la farra con una
en la abismal diferencia de precios. A comienzos del año 2007, perseverancia digna de mejor causa. E l ocio y la liberalidad en
114 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 115

los gastos son sustentados por el trabajo invisible de sus madres, como línea de investigación para el fumro, es el de la corrupción
esposas o "cholas", a las que alaban sin embargo en sus sincera- y la formación de una "sociedad de cómpfices" (Portocarrero,
mientos etílicos o les dedican lacrimosas cuecas y bailecitos. L a 2004) en los intersticios del aparato estatal, que vincula a las redes
dependencia moral y afectiva que desarrollan estos varones con las clientelares empresariales con la esfera política. Este es un rasgo
mujeres se compensa con el ejercicio de una autoridad despótica o estrucmral del acmal Estado, y ninguna política de "transparencia"
de una celosa vigilancia paternal, que prolonga a su vez en ellas la logrará atacarlo a fondo si no reafiza antes un diagnóstico lúcido
sumisión y el renunciamiento al poder político propio. Esto con- de los aspectos in-corporados de la doble moral ciudadana, que
vierte a las mujeres de los sectores medios emergentes -y aíín a las revelan las hueUas de un "mestizaje colonial" y de una dominación
cholas de la burguesía comercial- en subordinadas voluntarias, cuya patriarcal profundamente arraigados.
ciudadanía a medias recibe el consuelo, a veces efímero, del éxito
social y político de sus cónyuges o hijos, o de su propia inclusión
emblemática y pasajera en cargos de gobierno. E l capital simbólico
La república arcaica
que aportan las mujeres en el marco de la acmal política electoral
configura una relación de intercambio desigual que termina por
E l tercer capímlo traza la emergencia de una "ciudad letrada"
constreñir su capital político propio, por silenciar cualqvder forma
(Rama, 1984) y el nacimiento de una esfera pública restringida a
de pensamiento alternativo. L a matriarca pasa entonces a jugar el
la minoría masculina y letrada que gobierna la Repúbfica desde el
papel de una "disfrazada", que entrega su valor emblemático y su
siglo diecinueve. E l material historiográfico anafizado revela ima
peso moral a la legitimación rimal de la dominación masculina.
creciente brecha entre el discurso y las prácticas, una doble moral
Este quizás sea el rasgo más notorio en el deterioro de las que opera con el consenso tácito y namrahzado de la éhte, y que
promesas de ciudadanía interculmral y equidad de género que constimye una suerte de núcleo duro de la dominación. Queda
encumbraron al Gobierno de Evo Morales. L a política se ha pendiente el realizar una investigación histórica y emográfica
vuelto cada vez más cosa de hombres. L a mihtarización del Esta- del "horizonte populista", para explorar la formación de nuevas
do boliviano -con sus estridentes desfiles plurinacionales cada 7 estrucmras de mediación clientelar entre las éfites mestizas y
de agosto- corre a la par de la formación de cofradías masculinas los organismos para estatales obrero-campesino-indígenas. L a
basadas en el dominio de la palabra y en el conocimiento de los culmra populista y los tratos morales e interpersonales que son
recovecos burocráticos del aparato estatal. E n este sentido, el su fundamento merecen un esmdio detallado que dejamos para
esmdio de Gordillo et al. (2007) plantea que las nuevas élites otra ocasión. Sin embargo, a tono con la concepmalización que
económicas no llegan nunca a constimirse en élites de poder hemos propuesto, los "horizontes" son como capas estratigráficas
porque sus tratos ilegales los obfigan a acmar en la sombra, en la de un presente aún marcado por hechos como la conquista, la co-
"zona gris" de las coimas, el nepotismo y el tráfico de influencias. lonización y los cambios fiberales del siglo diecinueve. Siguiendo
Nuevas empresas se tejen entre este empresariado emergente y el razonamiento de Zavaleta, la historia contiene "momentos
los funcionarios medios, los profesionales de la política y del de- constimtivos" que dejan huella en el presente. Veamos entonces
recho, los intelecmales y mediadores que canalizan "proyectos" y el despliegue de estos momentos en la repúbhca letrada que nace
"financiamientos" a los espacios municipales. E n el proceso, se teje con el siglo diecinueve.
una trama invisible de acumulación de capital y transferencia de
E n el curso de la Guerra de la Independencia se forma un rasgo
bienes y privilegios. U n tema de evidente importancia, que surge
fundamental de la dominación criolla sobre el proyecto de país
116 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACION HISTORICA A MODO DE CONCLUSIONES 117

que era Bolivia. Las "republiquetas" se eclipsan con la fundación arribistas de sus pretendientes, su estilo de administrar la casa
de la República y se convierten en redes fragmentadas y localistas y manejar la servidumbre indígena. De igual modo, habría que
de mediación y administración de tierras y de poblaciones indí- indagar sobre las transacciones basadas en la elección conyugal
genas. A decir de Tristán Platt (1982), los vecinos de los pueblos de la(s) hija(s) por cálculos comerciales o políticos de la autori-
se convierten en "patrones colectivos de los indios", herederos dad paterna. Se podría incluso hablar de un "mercado sexual de
de los corregidores, tenientes y vecinos españoles de antaño. A la política", o de una "política de la sexualidad", para lo cual los
partir de esta red desarticulada de nodos de poder regionales, se enfoques feministas estarían en condición de ofrecer provocadoras
reacmaliza la imposición colonial, la explotación laboral, y la vi- lecmras. U n concurso de investigaciones sociales sobre "políticas
gencia de una serie de servicios y rímales de sumisión. Sin duda, de la sexuafidad" podría arrojar novedosas propuestas académicas,
la ampliación del mercado interno y la intensificación de tratos destinadas a abrir el debate sobre los puntos ciegos de las políticas
mercantiles regionales e interregionales habrá abierto grietas públicas y del propio autoconocimiento de la sociedad. Domina-
en este universo de "células rurales aisladas" (Fontana, 1981), ción étoica y dominación patriarcal conforman un nudo teórico
trazando múltiples rutas de acumulación económica y ascenso complejo, que habría que abordar desde diversos ángulos, a partir
social. Pero la persistencia de una estrucmra de castas y el "senti- de investigaciones punmales de corte emográfico o histórico, para
do práctico" internalizado de las élites, construirán un escenario arribar a generalizaciones que pudieran amphar el debate teórico
pigmentocratico y un sentido común racializado como marcadores y el alcance geográfico de sus hallazgos.
de las nuevas formas de dominación social. U n tema fundamental
que habría que desarrollar en la investigación fumra es el papel de
la lengua legítima y las estrucmras de intercambio y dominación Crisis moral y ruptura epistemológica
lingüística. L a República fue, en ese sentido, un escenario en el que
las ideologías y los discursos se formulaban en una lengua que no Las novelas analizadas en el capímlo anterior nos ofrecen lecmras
hablaba la mayoría de la población del país, que así fue excluida de mascufinas y pesimistas, que revelan matices psíquicos interna-
facto de la ciudadanía. L a "ciudad letrada" terminó de dibujar sus lizados de la conducta ciudadana. Si bien sus protagonistas son
contornos con la exclusión de las mujeres, la privación de su voz advenedizos, recorren rutas de ascenso social que consolidan el
pública y su reclusión en la unidad doméstica y en los lenguajes dominio de la cultura occidental y cristiana, aunque ponen en duda
invisibles de la comphcidad y la traducción culmral. su legitimidad, haciendo visible la profunda decadencia moral de
U n segundo tema que surge de la investigación histórica es el las élites tradicionales. Todo ello se despliega a través de discursos
de la circulación geográfica y social de las élites, el modo en que fíccionales, de parodias de debate ideológico en las que se alter-
las alianzas comerciales verticales se ramificaban hacia los pueblos nan la diatriba, la generalización sociológica y un sentido común
y cantones rurales, creando condiciones para la movilidad geo- racializado. Estos rasgos marcarán la personafidad cultoral de la
gráfica y el ascenso social de los estratos medios. L a adquisición clase política emergente, pero también develarán su impotencia y
de capital culmral por la vía de la educación secundaria y superior su fracaso. No les ha ido mejor a las éhtes tradicionales de origen
completaba el proceso de "blanqueamiento", emblematizado en colonial: su afán de imitación les quita autoridad moral frente a
la adopción de la vestimenta y los modales del mestizo-crioUaje. los advenedizos. Estos pueden competir cómodamente con sus
Habría que esmdiar el papel de las mujeres y de las relaciones saberes impostados, a partir de asmtos juegos miméticos y fingidos
domésticas, analizar su modo de ceder o negociar las estrategias acuerdos ideológicos.
118 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 119

L a figura arquetípica del cholo, en la novela de Finot, surge se traslada a Europa a disfrutar de su formna. Por su parte, Luque
de estos procesos de discurso paródico en boca de su protector ha llegado a Bolivia a "hacer la América" a través del matrimonio
Pérez Benavente, el personaje de éfite que ostenta todo el tiempo con una rica heredera. A este propósito, que él mismo define
su superioridad culmral y moral sobre la "chusma". Su decepción como ima "capellanía", dedica todos sus esfuerzos con calculada
por la conducta de su protegido sirve de marco a ideas retrógradas, hipocresía. Luque es un auténtico "indiano" colonial que, con un
a la nostalgia por un orden colonial ya lejano o por las dictaduras hábil "braguetazo", ha conseguido lo que sus antepasados logra-
ilustradas de la primera Repúbhca. Tales aspiraciones resultaban ron administrando trabajo indígena gramito u ocupando cargos
anacrónicas e ilusorias en una época en la que el cholaje saavedrista burocráticos rentados. L a operación de saqueo parece aquí más
ya anunciaba los masivos cambios políticos que sobrevendrían en fácil; está garantizada por el simple hecho de que Luque es un
la postguerra del Chaco y en el curso de la Revolución de 1952. europeo elegante y hablador, cosmopohta y educado. Este capital
E n la novela de Chirveches los debates ideológicos, de tinte culmral y simbólico le abre las puertas a la crema de la sociedad
más liberal, resultarán igualmente vanos, ineficaces. Son palabras local, ante la cual hace alardes de decencia y de buen gusto. Pero
al viento, expresión de resentimientos o de actimdes imitativas que en el fondo sigue siendo un proxeneta y un explotador de mujeres.
no llegan siquiera a arañar los muros de la sociedad conventual e E l bajo oficio que ejercía al inicio de la novela sigue normando su
hipócrita a la que enfilan sus dardos. E l debate púbfico sirve ante conducta moral y organizando sus estrategias de ascenso social.
todo para encubrir prácticas arcaicas, modos de conducta disocia- De caften a cazaformnas, la relación parasitaria e innoble con las
dos y automáticos, que reproducen sin cesar las marcas coloniales mujeres es una línea de continuidad a lo largo de toda la trama.
de la segmentación y la dominación letrada. L a personalidad de L a crítica social es explícita en estos paralelismos narrativos, que
los protagonistas revela las hueUas de esta fijrma de construcción Chirveches maneja con maestría. E l proxenetismo de Luque puede
de la esfera pública. Tanto Juan Luque como Evangelista Portales leerse como una metáfora para designar al matrimonio de con-
son personajes cínicos, asmtos e indiferentes. Su psicología es la veniencia, a la explotación y expropiación que sufren las mujeres
simulación y su obsesión es el éxito. L a performance pública y la de la oligarquía en manos de estos advenedizos, que desplazan sin
escenificación de roles cuidadosamente aprendidos, permiten el remedio a los miembros de la decaída oligarquía local.
despliegue de personafidades duales, carentes de toda moral y de Tanto Portales como Luque despliegan una política matrimo-
todo conflicto psicológico. Tan sólo Adolfo -en La Chaskañawi- nial que tiene como trasfondo una estrategia económica: acceder
y Gaspar -en Casa solariega- desarroUan un creciente conflicto en forma directa a la formna y al capital social de sus cónyuges.
con el medio social en el que viven. E l encholamiento del uno Si bien Portales posee caudales propios, producto de ilegales
y el suicidio del otro revelarán su fracaso y la namraleza lábil e transacciones y pleitos, su esposa también aporta al matrimonio
inmadura de su personalidad. capital y relaciones sociales que le permiten ensanchar su esfera
Otro elemento revelador de estas novelas masculinas es el nexo de influencia y acumulación. De hecho, la crítica a la condición
entre el poder político y la acumulación monetaria. Tanto Luque alienada de la sociedad, tanto en la novela de Chirveches como
como el Cholo Portales acaban, por distintas rutas, exportando sus en la de Finot, toman la forma de amargos diagnósticos morales,
caudales a Europa. Portales ha amasado una formna con negocia- que sustentan un profundo pesimismo político. E l filo crítico de
dos ilícitos amparados en la protección estatal. Está en la cúspide estas novelas no es inmediato ni transparente. Pero es posible
de su carrera, pero ya olfatea la caída del presidente Sanabria y sin que se agudizara con el transcurso del tiempo, impactando con
dejar de lado sus afanes conspirativos ni sus aspiraciones políticas. sus diagnósticos cínicos o desencantados a una nueva generación
12 O COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 121

de intelectuales que habrá de proponer ideologías rupturistas y patria- sobre el cual el autor busca fimdar una nueva consciencia
proyectos de renovación moral. Las voces reflexivas de ambas ciudadana. Los muertos sembrados en esos remotos arenales los
novelas, encarnadas en las termlias del doctor Pérez Benavente y convierten en espacios interiores a la nación, los incorporan al
en las farras de los amigos de Gaspar, no llegan a formular crítica imaginario y a la texmra material de la Repúbfica, de la cual habían
social alguna. Antes bien, se pierden en una retórica pesimista, sido largamente exifiados. Así nace una nueva "comunidad imagi-
carente de nexos con la realidad social y política de su tiempo. nada" masculina y guerrera, que funciona además como escuela
Chirveches llega a ridiculizar la termha de Gaspar como el ejem- de letras y como espacio de formación de ciudadanía. Así nace el
plo vivo de la banalidad de las palabras. Los gestos heroicos y las mestizo como figura ideal y valorada, se constimye en modelo y en
arengas a favor de una renovación intelecmal y moral se habrán meta colectiva."*^ E n la mayoría de estos cuentos los mestizos son
desvanecido en la desmemoria, no tendrán fuerza perlocutoria ni de origen popular, indios urbanos que saben leer y escribir, cuyos
provocarán cambios en la conducta personal de los protagonistas. apellidos aymarás no les significan estigma, puesto que forman parte
Creo entonces que tanto La Chaskañawi como El Cholo Por- de la cultura ilustrada, son narradores en sus diarios de campaña,
tales y Casa solariega contienen la posibilidad latente de estimular poetas románticos en sus cartas de amor. L a prosa reflexiva de es-
la crítica social en sus lectores y lectoras. Sin duda, la nueva tos aculmrados toca puntos sensibles, devela prácticas autoritarias,
generación post-Guerra del Chaco se nutrirá de sus imágenes y injusticias y conflictos culmrales y raciales, divaga sobre el "destino
recibirá su diagnóstico negro sobre la inviabihdad política del país, nacional" (y el desenlace de la guerra) en tonos sombríos y mrbu-
como un estímulo y hasta como un reto para la transformación lentos. Sin embargo, esta narrativa comparte con la literamra de la
de esa sociedad. Esas posibilidades se abrieron con la crisis de la preguerra una actimd cruel y condescendiente hacia las mujeres.
contienda del Chaco. Allí se derrumbó la ilusión del presidente L a esposa de Portales, lo mismo que Carmencita o Jufia, son per-
Salamanca, de "pisar fuerte en el Chaco", y se rompió definiti- sonajes planos, sus rasgos se construyen, desdibujados y esquemá-
vamente el eslabón de desprecio que le llevara a subestimar al ticos, desde la mirada masculina. Ellas nunca emiten discurso, no
Paraguay -ese país de indios, chiquito y despoblado, donde toda introducen codas interpretativas ni juicios morales, se convierten
la población hablaba guaraní- por las precisas razones que le en objetos pasivos de la trama y de la iniciativa sexual y social de los
dieran la victoria. L a paraguaya era una sociedad más orgánica e protagonistas masculinos. E n el escenario de los relatos de guerra,
interconectada; la imbricación del guaraní con la territorialidad y su objetivación y su ausencia se harán aún más evidentes. Con la
la política, en la cotidianidad de la escuela y el mercado, resultaron excepción de Claudina, ninguna protagonista femenina actúa como
ventajas absolutas a la hora de organizar un ejército, dar órdenes sujeto autónomo y reflexivo, capaz de plasmar su voluntad en actos
de mando y planificar la logística de la guerra. Sólo una mente que definirán el curso de la trama.
"metafísica" como la del hacendado Salamanca podía pensar en Para superar esos sesgos y reconocer la contribución femeni- -
eUas como desventajas, como señales de inferioridad e inmadurez na a los debates culmrales y políticos modernos, tendríamos que
nacional colectiva. ocuparnos de la crisis de este esquema, signado por la emergencia
E n Sangre de mestizos ([193 6] 1976), Augusto Céspedes define al de voces indígenas y femeninas de nuevo tipo, que anunciaban
personaje mestizo como un indio letrado, un cronista o autobiógrafo el desmoronamiento del orden culmral oligárquico y colonial
capaz de formular un discurso sobre sí mismo y sobre la sociedad. centrado en el dinero y en la palabra. Tenemos, por ejemplo, la
A diferencia de las novelas de Finot o Chirveches, este discurso
subvierte los esquemas heredados, crea un nuevo lenguaje -el de la 43 Comunicación personal de Rubén Vargas.
122 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 123

obra de Hilda Mundy (1989) o María Virginia Estenssoro ([1937] horizonte colonial que continúa marcando prácticas de resistencia
1971), que han sido exploradas en sus implicaciones sociales y y transgresión al orden estatal vigente.
políticas por Virginia Ayllón (1999). E l carácter derivativo y vacío Desde la perspectiva de un análisis diacrónico de los horizon-
de los personajes femeninos en las novelas que he escogido para tes colonial y liberal, lo que anuncian estas narrativas es el quiebre
el capímlo tercero, se verá envuelto en la ironía y tácticamente de los fundamentos mismos de un orden culmral colonizado. Para
superado a través de la palabra de estas escritoras. E n el proce- comprender este quiebre y tematizarlo en su verdadera magnimd,
so de crisis de la Repúbhca oligárquica, la hteramra se abrirá a habrá que completar el presente trabajo con una exploración a
otros lenguajes, a otras formas de transgresión y de traducción fondo del horizonte populista inaugurado en 1952 y de su crisis,
lingüística y culmral. E n este sentido, los trabajos recientes de que comenzó en 1974 con la masacre de Tolata y continúa hasta
Adolfo Cárdenas (2004), Víctor Hugo Viscarra (2002) y Spedding el presente con el Gobierno del MAS. Este complejo proceso ha
(1997, 2000, 2004), transitan por caminos ya hollados en El pez tenido que ser obviado por falta de tiempo y de recursos, puesto
de oro: Retablos del laykhakuy (1957), de Gamahel Churata, en El que implicaría esmdiar el nexo entre la vida privada y el mundo
loco (1966), de Armro Borda y en Felipe Delgado (1980), de Jaime púbhco, meterse en las relaciones domésticas y de parentesco/
Sáenz. E n esta prosa vemos la inversión del escenario anterior a compadrazgo, que brindan a estas nuevas élites populistas un
través de un trabajo desde el interior del lenguaje, que provoca repertorio de saberes de dominación y lenguajes interculmrales
torsiones y entrecruzamientos, en una suerte de explosión ch^ixi que les permiten remozar sus proyectos de reforma estatal y
y multihngüe de las metáforas, los giros narrativos y los actos cumplir con la agenda oculta de su perpemación en el poder. Esta
de memoria. L o que Gamaliel Churata llamara una "lengua con hipótesis, a la que he llamado "el complejo del aivayu", tendrá que
patriai", puede entreverse en los relatos y novelas de Cárdenas, desarrollarse en un momento más apropiado, con un trabajo más
Viscarra y Spedding, que rompen los cánones del "buen decir" y lento y a profundidad, ya que supone ahondar en las historias de
la corrección idiomática estándar de la narrativa más reconocida y vida y en la obra escrita de muchos personajes aún vigentes en el
dominante. E l castimillano de los cuentos y novelas de Cárdenas, la escenario político del presente.
coba y los giros lingüísticos callejeros en la narrativa de Viscarra, Sin embargo, dado que he asumido a la literamra como una
el multilingüismo de las novelas de Spedding son una promesa de suerte de diagrama ficcional de la sociedad, creo que la sola men-
lo que está por venir. E l reconocimiento de las variantes dialecta- ción de esas narrativas rupmristas apunta a realidades mucho más
les del castellano andino y el surgimiento de una literamra ch 'ixi complejas, en las que el dualismo de las posmras iniciales (blancos
permitirán quizás romper la cárcel del lenguaje, el dominio de la vs. indios, caballeros vs. cholos, cholos contra indios) ha cedido
lengua legítima como retórica colonizada del poder. E n las obras el paso a universos abigarrados y fronterizos, que cruzan mundos
de Cárdenas y Viscarra se narra un universo nocmrno y mascu- rurales y urbanos y en el proceso construyen un doble pliegue
lino, con mujeres que lindan en lo grotesco, aunque dotadas de discursivo: lo moderno ya no se opone sino que se imbrica con
iniciativa y de poder. E n las de Spedding la bruja Samca es la que lo tradicional; la iniciativa múltiple de "los de abajo" ocupa el
hace y deshace, enreda y desenreda los hilos de la historia con su escenario y define el curso de la trama, las élites se travisten en
conocimiento ancestral, sus prácticas rímales y sus consultas con una parodia plurimulti que habla de un dominio precario y agu-
el tuqllu (calavera) de una antepasada muerta. Sin duda, estas no- jereado. Si bien hay rasgos de novela negra y de "pornomiseria"
velas conectan la iniciativa culmral y lingüística de los personajes en los relatos de Cárdenas y Viscarra, sus lenguajes alternativos
con las realidades materiales del mercado, ese hilo perdido del revelan una huella más compleja y mediada, una zona de traslape.
124 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA A MODO DE CONCLUSIONES 125

un taypi en el que se construye un conocimiento chHxi, manchado, este texto, sólo vemos una núrada dualista, agonista y plagada
proftmdamente marcado por el otro, al que se ha internalizado, de nostalgia y pesimismo. E l escenario culmral contemporáneo
como por un acto de antropofagia,"*^ hasta que uno y otro son revela, por el contrario, muchas fuerzas y proyectos culmrales
partes indisociables e inalienables del personaje. y políticos que subvierten ese escenario derrotista y arcaizante.
Rupmra lingüística y rupmra epistemológica son procesos E l presente ensayo ha sido un intento de transitar por la ruta de
paralelos, y es por ello que la narrativa de los hablantes de esas una crítica culmral capaz de alentar y profundizar esas fuerzas y
lenguas mezcladas que aquí llamamos "castimillano" o "qhichwa- proyectos y de demoler los obstáculos que el sentido común y la
ñol" marca un quiebre importante en el panorama culmral del hegemonía de la ciudad letrada continúan poniendo en su camino.
presente. E l uso de idiomas nativos y narrativas mezcladas carac-
teriza también al cine de Jorge Sanjinés, precursor "sociólogo de
la imagen", que abrió el debate sobre la namraleza colonial del
Estado del 52 y su capimlación ante el colonialismo externo. Su
prosa y su estrategia narrativa -al igual que en las obras literarias
que comentamos- permiten efecmar un qhananchaivi, un escla-
recimiento de las zonas grises de la vida colectiva, que se hacen
particularmente dramáticas en contextos de crisis.
L a acmal crisis de la palabra legítima emerge de un trasfondo
de larga data, colonial y republicano. Pero en estos últimos años
-desde 1974 o 1985- hemos atestiguado una intensificación del
deterioro: el desmantelamiento moral y la banalidad de las pala-
bras, la caída en picada de su credibilidad, el surgimiento veloz
de nuevos traductores e intermediarios culmrales que racionali-
zan el caos plebeyo del pachakuti indígena y construyen con esos
materiales una nueva y precaria hegemonía culmral. Las nuevas
narrativas ch Hxi operan en los espacios fronterizos y en los terri-
torios de traslape aún no cooptados por esta perversa dinámica
de reconstimción. E n su marginalidad, estos discursos parecen
inocuos, pero en ellos está la semilla de fumras transformaciones,
de vuelques en el tiempo/espacio y en las mentalidades colectivas.
E n las novelas que hemos analizado en los capímlos centrales de

44 E l movimiento antropofágico del Brasil utilizaba ese término -tomado de


la antropología de grupos amazónicos- como metáfora de su propuesta
epistemológica. Los artistas que formaron este movimiento en los años
1930 asumen la alteridad incorporada en el sujeto, como la mayor fuerza
cultural contestataria, capaz de una refundación utópica del ser humano.
Ver Rolnik, 2009.
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Camayo (Qamayu, Q-A)
Persona encargada de algo. Ejemplo: khipuqamayu. Encar-
gado de los khipus o registros.
Castimillano
Aymarismo jocoso o broma lingüística que surge de asociar
la palabra castellano, con la palabra imilla (niña). Se refiere
al castellano popular andino, plagado de giros sintácticos y
de léxico aymara.
Chacaneador
Negociante, comerciante, rescatador.
Ch 'askañawi (qhichwa)
Ch'aska=estrdh, Ñawi=o}o. Ojos brillantes, con abundantes
pestañas.

[137]
138 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA GLOSARIO 139

CFakhi Luqt'a (ver Wajt'a)


Lit. Seco. Resaca. Malestar después de haber tomado al- Ofrenda consistente en ciertas plantas, incienso, coca y
cohol. dulces de diversas formas, que suele quemarse o enterrarse
CFenko como "pago" o devoción a las deidades terrestres (pachama-
Enredo, lío. Aymarismo incorporado al castellano paceño. ma, uywiris).
Chhixi Llunk'erío, llunk'u
Se dice de lo que arde rápidamente. Débil, insustancial. Actimd de servihsmo y obsecuencia con los poderosos.
CFijjch Sumisión humillante.
E n qhichwa, jaspeado, manchado, el equivalente del cFixi Llunkherío
ajanara. Castellanización del aymara llunkhu, servil.
Ch'ixchi (qhichwa) Mallku
Manchado, tiznado, jaspeado. Color gris producto de la Lit. Cóndor. Nombre dado a los caciques aymarás en tiem-
jmxtaposición de pequeñas manchas de blanco y negro. pos coloniales. Se dice también de los cerros principales y
Ch'ixi acmalmente se aplica a las autoridades (varones) del ayllu o
Manchado, tiznado, jaspeado. Color gris producto de la federación de ayllus.
yuxtaposición de pequeñas manchas de blanco y negro. Manqhapacha
E n los pueblos aymarás, se dice "marka ch'ixi" al mestizo E l espacio crónico de abajo-adentro en la división tri o
interiorizado en la lengua y cosmmbres indígenas. cuatripartíta del cosmos aymara. Los españoles lo asociaron
Cholo, Chola, Cholaje con el infierno.
Hay controversia sobre su etimología. Se refiere a los sec- Manqhancha
tores medios mestizos, más próximos al polo indígena que Enagua de encaje y algodón que se usa debajo de la pollera.
al de las élites dominantes. Normalmente se usan varias de ellas, y se dejan ver en los
Chuyma giros de los bailes tradicionales (ch'uta, morenada).
Entrañas superiores: incluye el corazón y los pulmones. Marka
E n el sentido metafórico, se traduce habimalmente como Pueblo de reducción que congrega varios ayllus, usualmente
"corazón". divididos en dos mitades (Alasaya/Manqhasaya, o Aransaya/
Encholar, encholado Urinsaya).
Se decía de los varones de élite que habían sucumbido a Misqui, Miskhi, Miskhi Simi (qhichwa)
los encantos de una chola, tomándola como compañera o Miskhi=dulce, Simi=Bocn, lengua. Persona de hablar dulce.
concubina permanente. Mifa, Mit'ayu
Hatunruna (qhichwa) Turno de trabajo o servicio, que las comunidades prestaban
Jatunruna=gentQ grande. Se refería a los miembros comunes al Estado Inka para la realización de grandes obras hidráu-
de los ayllus, adscritos al imperio Inka. licas, caminos, minería. E n la época colonial se centró en
Huacho (ver Wajcha) la explotación minera de Potosí y Huancavelica. Mit'ayu: el
Huérfano/a, pobre. que presta mit'a.
140 COMERCIO Y CULTURA LETRADA E N LA FORMACIÓN HISTÓRICA GLOSARIO 141

Muyunifar Qhipnayra uñtasisa, qhip nayr uñtasis samaqapxañani.


Forma castellanizada del verbo Muyuntt'aña=dar vueltas, Proverbio aymara que puede traducirse como "caminar
girar; metafóricamente, marear, enredar. viendo atrás y adelante", o "mirando el fumro-pasado ca-
Ñañaqa minaremos por el presente".
Textil usado en la cabeza por mujeres andinas, para prote- Qilqiri
gerse del sol y del viento. Escribano, tinterillo indígena.
Pachakuti Quila
Pacha=tiempo-espacio; kuti=vuelque o revuelta. Se refiere Medicina. Se refiere genéricamente a los habitantes del
a los momentos de inflexión que marcan fases faustas o Qullasuyu, una de las cuatro partes del territorio Inka.
infaustas, tiempo de profundo cambio y alteración cósmica. Qullqi
Pa chuyma Plata. Se refiere tanto al metal como al dinero.
Doble-corazón o doble-entraña. Se refiere a actimdes indecisas Qurpa
o a una consciencia dividida. Sin las connotaciones morales que Subvención o plus salarial que permitía a los mit'ayos el robo
se le asocian, podría ser un concepto apropiado para designar de mineral los fines de semana.
la disjmnción psíquica obrada por el colonialismo. Taypi
Phaxsima Mitad. Espacio intermedio. Metafóricamente, espacio de
Apócope de Paxsimama, Madre Luna. Se refiere a cierto tipo mediación o de traslape entre dos realidades que se oponen
de monedas de plata que tienen valor simbólico y rimal en mumamente.
el norte de Potosí. Thakhi
P'ajpaku, p 'ajpakerío Camino. Metafóricamente, itinerario, transcurso o recorri-
Habladuría sin sustancia. Se dice de las personas que impos- do; carrera de cargos que ejerce una persona en el ayllu.
tan un saber del cual carecen, cubriendo esa carencia con Tinterillo
palabrería. Despectivamente, leguleyo o pleiteador; usualmente un
Q'ara mestizo que hacía de intérprete y traductor de las demandas
Desnudo, pelado. E n el mundo aymara se refiere al polo co- indígenas ante las autoridades.
lonizador, a las personas que, habiendo Uegado con las manos Tuqllu
vacías, se apropiaron de lo ajeno por medios üegítimos. Calavera. E n el mundo aymara se la utiliza rimalmente en
Qhana, Qhananchaivi diversas instancias, tanto urbanas como rurales, del culto a
Qhana=hiz, Qhananchaivi=3iCto de aclarar o iluminar un tema los muertos.
o problema. Esclarecimiento. Wajcha
Qhapaq ñan (qhichwa) Huérfano/a. Pobre.
Qhapaq=mííyor, grande, A/¿ra=camino. Gran camino que Wajt'a (ver Luqt'a)
recorría el territorio del Estado Inka por los cuatro suyus. Ofrenda consistente en ciertas plantas, incienso, coca y
Qhatu, Qhatera dulces de diversas formas, que suele quemarse o enterrarse
Mercado. Espacio de intercambio. Qhatera es la mujer que como "pago" o devoción a las deidades terrestres (pachama-
vende en el mercado. ma, uywiris).
142 COMERCIO Y CULTURA LETRADA EN LA FORMACIÓN HISTÓRICA

Yatiri
Especialista ritual aymara (varón o mujer), normalmente
señalado por el rayo, que realiza ofrendas y lecmra en coca.
Uxuta
Sandalia indígena que antes se hacía de cuero de llama y
ahora de llantas usadas de carros.

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