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La Serena, catorce de febrero de dos mil diecisiete.

VISTOS, OÍDOS Y CONSIDERANDO:


PRIMERO: Tribunal e intervinientes. Que, con fechas ocho y nueve de
febrero de dos mil diecisiete, ante la Segunda sala del Tribunal de Juicio Oral en lo
Penal de la ciudad de La Serena, constituida por los magistrados, Caroline Turner
González, Presidente de Sala, Paola Molina Venegas y Sebastián Bustos Chaparro;
se llevó a efecto la audiencia de juicio oral relativa a los autos rol interno número
149-2016, seguidos contra el acusado, HANS ANTONIO HIDALGO
SEPULVEDA, chileno, cédula nacional de identidad N° 16.173.819-0, soltero,
jornalero, nacido en Providencia el 25 de septiembre de 1985, 31 años de edad,
domiciliado en pasaje Los Paltos 5969, Villa las Araucarias, La Florida, Santiago.
Fue parte acusadora en el presente juicio el Ministerio Público, representado
por la Fiscal adjunto, doña Fabiola Celis Corrales.
La Defensa del acusado estuvo a cargo del Defensor Penal Público don
Rodrigo Barrera Rojas.
SEGUNDO: Acusación. Que, el Ministerio Público sostuvo en su acusación
que: “El día 13 de abril del año 2015, a las 10:15 horas aproximadamente, en el interior del
taller del módulo 46 del Complejo Penitenciario de Huachalalume ubicado en
Huachalalume s/n, La Serena, el acusado Hans Antonio Hidalgo Sepúlveda, quién cumplía
condena en dicho módulo, premunido de dos armas cortopunzantes agredió a la víctima
Pablo Abner Tolaba Marín en el tórax, causándole una herida cortopenetrante toraco-
cardíaca, heridas cortantes en los dedos pulgar y meñique izquierdos, heridas puntiformes
en la zona abdominal y muslo del lado derecho, falleciendo posteriormente el ofendido en el
hospital del recinto penitenciario, a consecuencia de tal agresión.”
Según el Ministerio Público dicho hecho es constitutivo del delito de
homicidio simple, previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código Penal,
en grado de consumado, y en que le cabe participación al acusado en calidad de
autor.
En cuanto a las modificatorias de responsabilidad, señala que le perjudica la
agravante del artículo 12 N° 14, del Código Penal.

SEBASTIAN IGNACIO BUSTOS CHAPARRO


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En cuanto a la pena, solicita se condene al acusado a quince años de presidio


mayor en su grado medio, accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua
para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta
para profesiones titulares durante el tiempo de la condena, comiso de las especies
incautadas, todo ello con expresa condenación en costas.
TERCERO: Alegatos de apertura. Que, en su alegato de apertura el
Ministerio Público señaló que los hechos de los cuales da cuenta el auto de
apertura sucedieron al interior del Complejo Penitenciario de Huachalalume, en el
módulo 46, de alta seguridad, ahí se encontraba la víctima y el imputado,
cumpliendo condenas, respectivamente. Sucedió un evento previo a la agresión,
éste consiste en que el imputado y la víctima se encontraban “haciendo sombra”
como ellos lo llaman, es decir, practicando posturas para repeler agresiones con
palos de escoba, especie de esgrima, y en ese contexto la víctima golpeó al
imputado en el rostro y le provocó una lesión en un ojo, lo que generó todo un
escenario para que acordaran ajustar cuentas en un taller abandonado, sabiendo
ambos que en su interior no hay cámaras. Esto de “hacer sombra” ocurrió a eso de
las 9:59 de la mañana y luego, a las 10.23 minutos, ingresaron al taller; es un acceso
muy difícil, ya que solamente se puede acceder por una ventana; la puerta estaba
clausurada; primero ingresó la víctima y luego, el imputado, este último, una vez
que ejecuta a la víctima, sale del interior y oculta el arma homicida en los baños del
módulo 46, esto se apreciará en el video que se ofreció; la defensa alegará un
estado de necesidad exculpante o, en subsidio, una legítima defensa, sin embargo,
nadie puede alegar una causal de justificación habiendo generado, por sí misma el
escenario para la agresión; el imputado junto con la víctima generaron el escenario
donde ocurrió el hecho y sólo ellos saben lo que ocurrió en el interior del taller, lo
único claro es que la víctima resultó lesionada, presentaba heridas defensivas en su
cuerpo. Acá hubo una ejecución por parte del imputado, no hay situación de
enfrentamiento, las lesiones del imputado son leves, se explican de la defensa que
realizó la víctima de su persona, por lo que solicitó condena del acusado.
Por su parte, la defensa sostuvo que la fiscalía adelantó parte de la teoría de
la defensa, en lo principal instará porque se tenga por concurrente el estado de
necesidad exculpante del artículo 10 n° 11 del Código Penal, por entender que

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concurren los cuatros requisitos señalados en esa norma, existe una agresión grave
que se produjo respecto de su representado, ésta era inminente en atención a las
circunstancias ya señaladas por la fiscalía y tampoco existía otro medio razonable
para repeler el ataque que le realiza la persona de la víctima y tampoco se le podía
exigir a su representado ser un héroe y permitir que se le quitara la vida a él y no
repeler el ataque.
En segundo lugar, la defensa alegó legítima defensa, atendido que
concurren todos los requisitos para ello pues considera que existe falta de
provocación suficiente. La situación se divide en dos actos, primero estas personas
estaban jugando con palos de escoba y se produce la circunstancia en que uno
hiere al otro. En ese contexto, ellos mismos quisieron arreglar la situación y
señalaron “peliemos dentro del taller”, lugar que usaban los internos para estas
cosas, ubicado en dicho módulo, cuyo acceso se encontraba descubierto, por lo
tanto, era de fácil acceso para todos los internos. Ingresaron a este lugar para
arreglar la situación y, al interior, su representado se encontró con que la víctima
tenía dos armas, un estoque de largas dimensiones y una cuchilla más pequeña
llamada “sacador”, fue atacado por esta persona y ya no había igualdad de
situación, la otra persona lo estaba esperando al interior con dos armas.
Refiere que en el video se puede apreciar como la víctima ingresa con un
estoque de gran dimensión y se ve a su representado entrar desarmado al lugar. Su
representado se defendió, lo desarmó, lo hirió y la víctima murió. Su representado
no podía prever que él estuviere armado, por lo que se dio inicio a una nueva
agresión ilegitima, distinta a la señalada en un primer momento y, en ese
momento, no hay provocación de su representado en cuanto a arreglar la situación
con armas y, tampoco hay una desproporcionalidad del medio utilizado por
cuanto él fue atacado con la misma herramienta con la cual dio muerte a la víctima.
Por otra parte, indicó que cuenta con prueba pericial, referente a que su
representado no podía negarse a arreglar esta situación en el contexto carcelario y,
en segundo lugar, el testigo Torres, declarará en calidad de testigo presencial de
todo lo ocurrido.
Con lo señalado, la defensa alegó, en primer término, el estado de necesidad
exculpante y, en subsidio de lo anterior, legítima defensa o, en subsidio de ambas,

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solicitó la concurrencia de lo dispuesto en el artículo 73 del Código Penal en


relación con el artículo 10 n° 4 del mismo cuerpo legal, al encontrarse ante una
eximente incompleta, ya sea que el tribunal estime que se está ante una
desproporcionalidad del medio o ante una falta de provocación.
CUARTO: Declaración del acusado. Que, durante el transcurso de la
audiencia, el acusado debidamente informado de sus derechos, renunció a aquél
que le permite guardar silencio y, voluntariamente, decidió prestar declaración,
indicando que el día 13 de abril de 2015, a las 10:15 horas, se encontraba con Pablo
Tolaba Marín “alegando” en el patio del módulo 46 de la cárcel de Huachalalume,
al lado del taller clausurado, refirió que después se pusieron a jugar, a “hacer
sombra” con palos de escobas, esto es, hacer como esgrima, para defenderse al
momento de un ataque con cuchilla, pero le dijo que iban a “hacer sombra” sin
pegarse en la cara, desde el cuello para abajo y, la víctima estuvo de acuerdo.
Estaban en eso, cuando esta última le tiró un escobillonazo y le pegó en el ojo
izquierdo, quedó enojado y le preguntó por qué lo había hecho, si eran amigos, a lo
que él respondió que fue sin querer. Entonces, el acusado le dijo que lo arreglaran a
“puros combos”, a lo que la víctima respondió que sí, pero en el taller, no afuera,
porque se podían ir castigados.
Luego de esto, el acusado indicó que esperó al ofendido en una esquina del
módulo 46, en el hall porque éste se fue para su carreta, luego volvió por la orilla
del taller y entró por una ventana rota. Seguidamente el acusado también entró al
taller y adentro, se dio cuenta que la víctima tenía un arma en la mano, le preguntó
por el arma y él le dijo “que era no más”, entonces la víctima fue y le lanzó una
puñalada con una cuchilla, dándole en la pierna izquierda -en la cadera- Luego
refiere que se tiró para atrás, y al mismo tiempo el occiso lo volvió a apuñalar y le
pegó en la mano, momento que el acusado aprovechó para quitarle la cuchilla. Al
momento de quitarle la cuchilla, señala que la víctima sacó otra cuchilla desde sus
ropas, se tiró a pegarle y sólo atinó a pegarle con su cuchilla en el pecho y eso fue
lo que pasó. Luego salió y la víctima también salió por sus propios medios.
Interrogado por la fiscalía, señaló que sangró del ojo en el que le pegó
Tolaba. La idea de ir al taller fue de ambos, pero antes de entrar no se dio cuenta
que el ofendido iba armado.

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Alude que luego que le dio la estocada a la víctima, salió del taller y las
armas de ésta quedaron ahí.
La fiscalía le exhibió del set de 66 fotografías, las signadas bajo los números
16, 17, 13, 15 y 14. Reconociendo el acusado, en la fotografía n°16 una cuchilla en
forma de “u” como ángulo, que es la que vio en las manos de la víctima, el tribunal
dejó constancia al respecto que la cuchilla no tiene ángulo alguno, pese a que es la
misma que reconoce el acusado. Respecto de la fotografía n°17, señaló que es como
una cuchilla. En la fotografía n° 13, reconoce su lesión, señalando que al interior
del taller resultó lesionado en la mano y en la pierna. En la n°15, refiere que se trata
de su mano, que es la lesión a la que se refirió, que se produjo cuando la víctima le
profirió la segunda puñalada con el cuchillo largo, resultando herido en la cadera
del lado izquierdo. Finalmente, señaló que la fotografía n°14, corresponde a la
lesión que recibió, que demoró una semana y media en sanar; esta lesión de la
cadera, se la hizo la víctima apenas el acusado entró al taller. Dice que ese día
vestía un jeans azul y polera blanca, pero que la polera se la sacó cuando entró allí.
La fiscalía le exhibió video, respecto del cual al minuto 10:20:06, aparece una
persona a quien el acusado identifica como sí mismo vestido con una casaca.
Señaló que venía desde el comedor donde “carreteaba”, indicó además que en el
video se veía a una persona sentada con un palo, que es el testigo que trae al juicio,
José Torres Parra. Agregó que en ese momento, salió desde el comedor a reunirse
con la víctima, él acusado vestía una polera blanca.
Luego, al minuto 10:22:36, indicó que la persona que se muestra en el video
en la esquina inferior derecha, es Pablo Tolaba, y que lleva algo en la mano,
también dijo que sale él en la imagen, complementando que no vio qué era lo que
tenía la víctima en las manos.
Al minuto 10:22:53, refirió que la víctima ingresó al taller por la ventana y
luego entró él.
Al minuto 10:23:32, señaló que se ve él saliendo del taller, sin polera y que
luego, se dirigió al baño.
Al minuto 10:23:59, señaló que el video lo muestra a él saliendo del baño.
Al minuto 10:25:17, señaló que la persona del medio, traída por dos
personas, es la víctima Pablo Tolaba.

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Examinado por la defensa, también se le exhibió el video. Señaló al minuto


10:23:29 del mismo, que en la imagen está él caminando hacia el baño, sin polera.
Al minuto 10:23:56, señaló que es él, saliendo del baño. Señaló que “hacia
sombra” con la víctima, al costado del taller. Señaló que el ajuste de cuentas “a
combos” se solucionó cuando se cansan, se hace de esta forma cuando hay una
amistad dentro de la cárcel, se respeta esta amistad.
Refirió que no le dio aviso a Gendarmería después de atacar a la víctima y
ellos tampoco lo vieron, porque quedó en shock. Y, antes de darse este arreglo de
conflicto, no avisó a Gendarmería, porque en la cárcel esto es “sapear” y le podía
traer problemas. Agrega que, si no llegaba al taller, él iba a quedar como cobarde,
esto le traería consecuencias como quedar “haciendo las cosas” o como “perkin”
para el resto de la gente.
El acusado indicó que cuando ingresó al taller, y la víctima le dijo “ya era”,
él entendió que la víctima le iba a pegar sí o sí con la cuchilla, señaló que pensó en
defenderse, porque él andaba sin nada, estaba desarmado. Le arrebató el arma
cuando la víctima le pegó en la mano con la cuchilla, en ese momento le agarró la
cuchilla con la mano y se la quitó.
Afirmó que el arma es un pedazo de lata que la pegan con un fierro al medio
de la lata y eso queda transformado en una “u” o en un ángulo. Adentro del taller,
vio que la víctima se sacó la polera y luego se la puso cuando el acusado se fue, lo
vio en pie al salir del lugar. Cuando la víctima le pegó, él se defendió y luego le
pegó en el sector del pecho, a lo cual la víctima le dijo “me pegaste” y el respondió
lo mismo. El arma que tenía el acusado quedó en el taller. Agrega que nunca pensó
que la víctima ingresaría con un arma, que era amigo de él y que habían acordado
arreglar el problema a golpes.
QUINTO: Convenciones probatorias. Que, las partes no arribaron
convenciones probatorias.
SEXTO: Prueba de Cargo. Que, con el fin de acreditar el núcleo fáctico de la
acusación y cada uno de los elementos que comprende la figura penal, el
Ministerio Público ofreció como prueba de cargo la siguiente:
1) Declaración de don Marcelo Andrades Núñez, capitán de Gendarmería,
quien señaló que los hechos ocurrieron el día 13 de abril de 2015, a las 10:15 horas

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aproximadamente, al interior del taller del módulo 46 de la agrupación de internos


condenados a alta uno, ubicado en el complejo penitenciario de Huachalalume.
Refirió que ese día prestaba funciones, que es el jefe de régimen interno; que
supo lo que sucedió por un aviso vía radial de la sala de cámaras, que un interno
había sido agredido al interior del patio. El encargado de las cámaras era el
Capitán Eric Dejaiffe.
Indicó que estuvo a cargo del procedimiento de registro de allanamiento
posterior a la agresión, que el interno víctima fue sacado del módulo por el
funcionario José Arellano, que se llamaba Pablo Tolaba Marín, quien fue derivado
al hospital.
Expuso que fue al módulo por el procedimiento de allanamiento y se
encontró en el pasillo con el Teniente Saldivia, quien venía con el interno Hans
Hidalgo Sepúlveda, al cual reconoció en la sala. Cuando se encontró con el
imputado y el funcionario, le preguntó qué había sucedido, porque éste tenía un
corte en su cara, él le dijo que tuvo una riña con Tolaba Marín al interior del taller y
reconoció que lo agredió con arma blanca, recordó que el imputado tenía un corte
en el pómulo. Además, señaló que el acusado le dijo que había agredido al interno
con arma blanca y no se refirió a si la víctima Tolaba Marín portaba armas.
Respecto al procedimiento del allanamiento, señaló que se incautaron
alrededor de 18 armas blancas, de las cuales una aparentaba haber sido usada en la
agresión ya que tenía residuos de sangre. El gendarme Fidel Castro levantó esta
arma desde el interior del baño común del patio. El testigo señaló haber examinado
el arma supuestamente usada, era un trozo de metal de 73 centímetros, que luego
fue entregada a la PDI.
Se le exhibieron al testigo del set de 66 fotografías, las signadas bajo los n°16
y n°17, respecto de las cuales señala que la fotografía superior es un arma blanca
artesanal, que fue la utilizada en la agresión, y la fotografía inferior es la parte
puntiaguda del arma.
Señaló que luego que Tolaba Marín fue retirado del patio se le hizo primeros
auxilios, se le hizo reanimación, pero éste falleció en el lugar.
Contraexaminado por la defensa, señaló que el taller estaba clausurado
porque no tiene cámara de seguridad, que el único acceso fue soldado y los

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internos sacaron un trozo de ventana y, por ese espacio, las personas ingresaban al
lugar. Por lo general, el taller lo utilizaban para riñas, por eso se clausuró, riñas de
cualquier tipo, con golpes o arma blanca.
Refirió que Tolaba se presentó en el acceso a las 10:15, luego salió de la
agrupación hacia la enfermería y en ese instante se generó el procedimiento de
allanamiento. El funcionario que encontró el arma, señaló que fue encontrada en el
baño común, en el techo.
2) Declaración de Fidel Esteban Castro Troncoso, gendarme, quien señaló
no recordar cuando ocurrieron los hechos. Agregó que le tocó hacer un
allanamiento en el módulo 46, al interior de la agrupación alta uno, de la cárcel de
Huachalalume. Este allanamiento se produjo porque el encargado de la sala de
cámaras señaló que hubo una riña al interior del taller del mismo módulo. Con el
apoyo de más personas se hizo el allanamiento del módulo 46, él ingresó al sector
de los baños y en una cornisa al medio del baño, había un forado, donde
encontraron 3 cuchillas enrolladas en tela, las sacó y se las pasó al oficial a cargo.
Al abrirlas, encontraron que una cuchilla tenía restos de sangre. El cuchillo tenía
diseño angular.
3) Declaración de Eric Dejaiffe Caamaño, capitán de Gendarmería, quien
señaló que el hecho ocurrió el 13 de abril de 2015, en el Módulo 46 del Centro
Penitenciario de La Serena, en el taller, específicamente entre las 10:15 a 10:20 de la
mañana. Él se desempañaba ese día como jefe del circuito cerrado de televisión y
jefe de la seguridad interna, equipo que grabó los hechos que ocurrieron al interior
del módulo.
La fiscalía le exhibió el video a partir del minuto 10:22:05, a lo que el testigo
señaló que se observa la cámara n° 4, la fecha y que corresponde al patio del
módulo 46 y que un par de internos caminan en el patio, la parte de atrás que
muestra el video es la segunda puerta de acceso al comedor, el baño común se
muestra, es la puerta al lado derecho de la imagen. Al lado derecho se ve una
muralla con la puerta clausurada del taller.
Al minuto 10:22:37 señaló que en la parte derecha de la imagen, se
observaba a un reo de espaldas, portando algo en su mano derecha, que va pegado
al muro, también, se vio a una persona de blanco, sentado, mirando a la persona

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que camina pegado al muro, mirando a su lado izquierdo. Señaló que la persona
sentada es Hans Hidalgo y la otra persona que camina es Tolaba Marín, no
recuerda bien si hubo una discusión previa, pero sí que estuvieron “haciendo
sombra”.
Al minuto 10:22:48, señaló que se ve a Tolaba Marín ingresar al taller por
una ventana cortada, la persona sentada (Hans Hidalgo) miraba en todo momento
a la víctima.
Al minuto 10:22:48, señala que se vio a Hans Hidalgo entrar al taller, vestido
con chaqueta, polera blanca y pantalón oscuro.
Al minuto 10:23:29, señaló que sale una persona con torso descubierto del
taller, que es Hans Hidalgo Sepúlveda, y se dirige hacia el baño. En ese baño, se
encontraron hartas armas blancas, una de ellas tenía sangre humana. Agregó que,
en ningún momento Tolaba Marín ingresó al baño. Esa arma, era un fierro
agudizado en su punta, de aproximadamente 73 centímetros.
Al minuto 10:25:13, señaló que ve a la víctima siendo llevada por dos
internos hacía la reja de acceso del módulo 46.
Al minuto 10:35:19, señaló que por lo ocurrido se redujo a la totalidad de los
reos para ver si había internos heridos, al imputado Hidalgo se le encontró con un
corte en su ceja.
La fiscalía exhibió, del mismo set de fotografías de 66 fotos, la n° 13, respecto
de la cual el testigo señaló que es el imputado Hans Hidalgo, y que es la herida que
tenía al salir del patio.
Contraexaminado por la defensa, señaló que el video lo vio después de
ocurrido los hechos, que se les ordenó periciarlo para definir si era enviado a la
fiscalía o no.
Indicó que antes del ingreso al taller no vio al imputado con armas, tampoco
observó que el imputado saliera con armas del lugar, sólo se le observó la herida
en la cara. Agregó que existen bastantes puntos ciegos que la cámara no capta.
Refirió que ese taller fue cerrado porque los reos solucionaban sus
problemas con riñas en su interior; la mayoría de las veces las peleas eran con
armas blancas, casi nunca las arreglaban a mano limpia. Ese día no ingresaron al
taller en búsqueda de armas.

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4) Declaración de Jair Orellana Contreras, funcionario de Policía de


Investigaciones, quien señaló que el procedimiento fue el 13 de abril de 2015; que
concurrió al sitio del suceso, al Complejo Penitenciario de La Serena, se trabajó en
el sitio y se entrevistó al imputado. Indicó que el sitio del suceso fue el módulo 46,
en un taller.
La fiscalía exhibió al testigo, del set de 34 fotografías, las signadas bajo los
números 17, 19, 24 y 28.
Refirió que en la fotografía número 17 se ve el taller, se muestra que falta
una ventana y adentro encontraron manchas pardas rojizas, las cuales se
enumeraron como evidencia n° 1, 2 y 3, y en el marco de la ventana, otra mancha
rojiza con el número 4.
Respecto de la fotografía n°19 observó que ahí se encontraron manchas
rojizas, marcadas donde fueron encontradas.
En cuanto la fotografía n°24, respecto la cual señaló que ahí se encontraron
las manchas por contacto. Al interior del taller no encontraron armas cuando
concurrieron, afuera del taller, también encontraron manchas.
Indicó respecto de la fotografía n°28 que ahí se encontraron manchas pardo
rojizas, las n°5, 6, 7 y 8, que ese lugar corresponde al baño del módulo 46. Señaló
que supo cuál fue el arma homicida, Gendarmería la incautó, la cual reconoció
Hans Hidalgo Sepúlveda. Se enviaron las evidencias al laboratorio de la PDI, y se
realizó la pericia para determinar la huella genética. El laboratorio informó,
mediante el oficio n°327, del 2 de diciembre de 2015 que la evidencia n° 1,
encontrada dentro del taller, correspondía a Pablo Tolaba Marín, mientras que las
evidencias n° 2, 4, 5 y 7, correspondían a la huella genética de Hans Hidalgo
Sepúlveda.
Expuso que a Hans Hidalgo, se le tomó declaración en un recinto de
Gendarmería, se le informó sus derechos. Él les señaló que estaba detenido por un
robo con intimidación desde el año 2008 y desde el año 2012 se encontraba en el
complejo penitenciario. Respecto a los hechos, le señaló que cerca de las 10 horas
en el módulo 46 “hacia sombra” con unos palos con la víctima, mientras ocurrió
esto, la víctima lo agredió en su pómulo izquierdo, éste se molestó porque le
sangró y lo invita a pelear. Luego, fue al baño, se limpió y sacó unos estoques, un

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estoque de 60 centímetros y un cuchillo chico, un “botador”, esto lo sacó Hans.


Luego, señaló que se puso al costado del taller y observó que la víctima, también
premunido de un estoque y un “botador”, ingresó al taller y luego Hans también
ingresó. Ya al interior de dicho lugar, la víctima se sacó la polera y se inició la
pelea, el acusado le propinó la agresión a la víctima en el pecho y ésta en la mano,
la víctima le dijo “me pegaste”, por lo que el acusado bajó el arma y salió del lugar
y luego la víctima también salió y se dirigió al portón de acceso del módulo. Hans
reconoció el arma como la que utilizó en la pelea, la cual se generó por la agresión
que recibió el acusado en el pómulo.
Contraexaminado por la defensa, señaló que la evidencia n°2
correspondiente al acusado, se encontró al interior del taller, al medio o centro del
mismo y también se encontró en el interior del taller la evidencia n° 1
correspondiente a la víctima. La evidencia n° 4 se encontró en los marcos de la
ventana, correspondiendo esta evidencia al acusado. La evidencia n°5 apuntaba en
dirección al baño, entre la salida del taller y el baño, y la n° 7 estaba debajo del
lavamanos del baño. Cuando entrevistó al acusado, vieron heridas en él,
presentaba herida en el pómulo izquierdo, en la mano derecha, herida suturada y
una herida en la cadera, esta última era una herida puntiforme, podría atribuirse a
un estoque.
Señaló que observó el video, cree que fue posterior a la declaración de
Hidalgo. En el video no se logró visualizar si el acusado ingresó al taller con armas
por la resolución del video, pero, respecto de la víctima, se vio que ingresó con un
objeto largo. No recordó si llevaba un arma al salir del taller el acusado, después
vio que se dirigió al baño. No encontraron armas al interior del taller, porque había
sido intervenido por Gendarmería con anterioridad, no le informaron donde estaba
el arma.
5) Prueba pericial de la perito médico legista doña Katia Cabrera Briceño,
quien exponiendo el contenido y conclusiones del Informe de Autopsia N° 098-
2015, de fecha 14 de abril de 2015 del Servicio Médico Legal de La Serena, refirió
que el día 14 de abril de 2015, realizó la autopsia a Pablo Abner Tolaba Marín;
quien fue traído desde el CCP de Huachalalume.

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Indicó que al examen externo, tenía acentuada palidez cutánea,


escoriaciones rojizas en los nudillos de los dedos pulgar, índice, medio y anular de
la mano derecha, tenía en el brazo y antebrazo izquierdo numerosas cicatrices de
heridas cortantes de color beige. En la mano izquierda, tenía, a nivel del pulgar,
una escoriación rojiza en el nudillo y en ese dedo, tenía una herida cortante, y en el
meñique de la mano izquierda, una herida penetrante. En el abdomen del lado
derecho, una herida punzante, la que lesionaba sólo piel. En el muslo derecho, a
nivel del tercio medio, otra herida cortante que lesionaba sólo piel. Como herida
principal, presentaba en el tórax izquierdo una herida corto penetrante de forma
ovalada, rodeada de un área escoriativa rojiza, la que medía 1,5 centímetros y el
área 3 centímetros. Esto correspondía a una herida corto penetrante que ingresaba
a la cavidad torácica izquierda lesionando en su trayecto piel y tejido subcutáneo,
posteriormente, ingresó por el cuarto espacio intercostal izquierdo con línea
paraesternal, dejando en la pleura una herida corto penetrante de 1 centímetro.
Luego, la trayectoria continúa hasta la cara lateral izquierda del pericardio, donde
deja una herida de 1 centímetro y posteriormente, entra al corazón constatándose
que hay sangre en la cavidad pericárdica de 110 mililitros y 50 gramos de coágulo.
Se determinó que, la trayectoria fue de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo,
con un recorrido de 11 centímetros. El perito concluyó, que la causa de muerte fue
por herida penetrante toraco-cárdica, lesión reciente, vital y necesariamente mortal
y, de acuerdo a la trayectoria, era de tipo homicida. También determinó que las
lesiones escoriativas de los dedos de la mano derecha, eran recientes, vitales, que
las heridas cortantes del dedo pulgar y meñique izquierdo, eran producto de un
elemento con filo y por la ubicación, eran lesiones de defensa y, las lesiones del
abdomen y del muslo, era por elemento con punta ocasionada por terceros y
clínicamente leves.
Interrogada por la fiscalía, señaló que tenía dos heridas defensivas, en el
pulgar y en el meñique izquierdo.
Examinada por la defensa, señaló que tenía dos heridas defensivas más, las
escoriativas de la mano derecha y las punzantes en el abdomen y en el muslo
derecho.

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6) Asimismo, el Ministerio Público incorporó mediante lectura resumida


los siguientes documentos: 1. Certificado de defunción de la víctima Pablo Abner
Tolaba Marín; 2. Ficha Única de Condenado Hans Antonio Hidalgo Sepúlveda
emitida por Gendarmería el 14 de abril de 2015; 3. Formulario de constatación de
lesiones, de fecha 13 de abril de 2015, correspondiente a la víctima Pablo Abner
Tolaba Marín; 4. Formulario de constatación de lesiones, de fecha 13 de abril de
2015, correspondiente al acusado Hans Hidalgo Sepúlveda; 5. DAU N° 0038463 del
SAMU IV Región, de fecha 13 de abril de 2015, correspondiente a la víctima Pablo
Abner Tolaba Marín.
7) Conforme a lo dispuesto en el artículo 315, del Código Procesal Penal,
incorporó, mediante lectura resumida, el Informe Pericial Bioquímico N° 327, de
fecha 02 de diciembre de 2015, del Laboratorio de Criminalística Regional de la
PDI.
SÉPTIMO: Prueba de la defensa. Que, a fin de acreditar sus alegaciones, la
defensa además de hacer suya la prueba del Ministerio Público, incorporó la
siguiente prueba:
1) “Hoja de atención de urgencia del Hospital Penal del C. P. de
Huachalalume, de fecha 13 de abril de 2015, que corresponde al acusado Hans
Hidalgo Sepúlveda”.
2) Prueba pericial del perito sociólogo don Claudio Mauricio Magna
Venegas, quien expuso sobre el informe pericial psicológico N° 34.743 y sus
conclusiones, señalando que hace 8 años trabaja en la cárcel de Huachalalume y
con anterioridad, ha trabajado en cárceles de la séptima región.
Indicó que conoce bien el tema penitenciario, su organización y el
comportamiento de los internos al interior de las cárceles. Ha hecho varios estudios
mientras trabaja en la cárcel de Huachalalume.
Refirió que dentro de la pericia hecha a Hans Hidalgo recopiló la
información respecto de distintos perfiles sociodemográficos de las poblaciones
penales, sobre todo de Huachalalume y buscó comparar la realidad de los internos
dentro de los módulos. Tienen módulos de alto, medio y bajo compromiso
delictual. El módulo donde ocurrieron los hechos es de alto compromiso delictual,
donde las dinámicas son bastante complejas, las riñas son constantes, es parte de

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su subcultura. Ellos tienen valores y formas de convivencia bastante complejas,


hizo una pirámide delictual que determina distintos segmentos, como clases
sociales, respecto al lugar que ocupa cada uno, dependiendo del tipo de delito y el
tipo de historial delictual que el interno pueda tener. En el caso del acusado, señala
que es una persona que cumple con el perfil de alto compromiso delictual, pero
esto conlleva un costo, que tiene que ver con el estatus que él tiene que defender
dentro del módulo. Muchas veces, en módulos de alto compromiso delictual, llega
gente que quiere mejorar su estatus dentro de la jerarquía al interior del módulo y
eso fue lo que generó el conflicto. A veces cuando alguien que está en la punta de
la pirámide, es desafiado por alguien que no está dentro de la misma pirámide, no
le queda otra opción que defenderse. Por ende, dentro de la tesis sociológica que
plantea el perito, este tipo de situación que ocurrió, no es un asesinato sino una
riña, que es algo común y que se puede conocer dentro de la subcultura carcelaria.
Interrogado por la defensa, señaló que para elaborar su informe, entrevistó
al acusado, quien no terminó la enseñanza básica y viene de una familia con linaje
criminológico. Respecto a Tobala Marín y su compromiso delictual, él estaba un
poco más abajo en esta pirámide delictual, esto generó el conflicto, debido a que, si
el acusado omitía la agresión, él sería sometido al entorno en que vive. Si éste
omitía esta situación, bajaría de rango en la pirámide, y se diría en termino “coa”,
que al otro día quedaría “lavando la ropa”, que es como un insulto, por el hecho de
no haber ido a pelear e iba a ser hostigado por el resto de sus compañeros, además,
hay que tener presente, que las demás “carretas” están observando, las otras
organizaciones, por lo tanto, ellos también generan cierta presión para que la
situación ocurra. Se está hablando de un módulo de alto compromiso delictual, con
dinámicas muy violentas, son personas que no tienen nivel educativo alto, no
llegan a la enseñanza media, ellos son muy territoriales. Si el encartado evitaba ese
conflicto, su integridad física hubiere corrido peligro, perdía valor la “ficha” que él
se hizo en el tiempo, era muy difícil que tuviera otra opción. Pablo Tolaba Marín,
era quien debió dar pie atrás sobre el llamado a pelear, era de más bajo rango y
también buscaba estatus en el módulo. El buscó escalar en esta pirámide delictual
pero no le resultó porque el acusado ya venía con un historial.

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Contrainterrogado por la fiscalía señaló que Hans Hidalgo está en la


cúspide del módulo como muchos más dentro de los módulos de alto compromiso
delictual. Si la víctima hubiese sido un personaje de más bajo rango, como un
“perkin” o un “cochebomba”, que están en la base de la pirámide, la persona de la
cúspide no se va a rebajar a pelear, sino que le dirá a otro “perkin” que le pegue,
pero la persona que falleció no estaba en un rango tan bajo en la pirámide, cree que
estaba en una escala más baja y cree que sí buscaba estar en la cúspide. Las
personas nunca están desarmadas, las armas siempre están guardadas en ciertos
sectores porque ellos están hechos para pelear, ellos son una subcultura, sus
dinámicas son de pelea y territoriales.
3) Declaración de José Ignacio Torres Parra, interno de CP Huachalalume,
quien señaló que viene a declarar por un homicidio interno de la cárcel de
Huachalalume que ocurrió en el año 2015, en un taller dentro del módulo 46. Él se
encontraba en el módulo desde el año 2012 hasta el 2016. Intervinieron en el
homicidio Hans Hidalgo y Pablo, no recuerda el apellido del segundo. Ellos
estaban jugando con unos palos, “haciendo sombra” en la mañana, esto es jugar
como a pegarse, pero con palos, en el patio en una esquina de la cancha. Agregó
que estuvo presente cuando hicieron esto, vio que Pablo le pegó en la cara, en el
pómulo izquierdo, al acusado. Señaló que ellos se “picaron” y que el acusado
invitó a Pablo a pelear a combos dentro del taller. Hans se metió dentro del taller y
Pablo luego se metió con una cuchilla, él testigo señaló que se encontraba en ese
momento afuera del comedor en la puerta; desde ahí podía verlos, Pablo estaba en
una esquina donde el “carreteaba” y Hans estaba en una baldosa, en una “carreta”
sentado.
La defensa exhibió el video en el minuto 10:19:24, respecto al cual señaló que
se ve él en la imagen, en el dintel de la puerta del comedor, señaló además, el
sector derecho de la imagen y dijo que es el taller. Al minuto 10:20:00, señaló que es
él mismo, con un palo en la mano, desde ahí apreció que el acusado ingresó
primero al taller, luego que ambos ingresaron, se acercó a ver qué ocurría. Al
minuto 10:23:11, señaló que en la imagen, se acercó, agregó que, en realidad
ingresó primero Pablo al taller, que no se acordaba. Pablo ingresó primero con la
cuchilla, señaló que en el video el testigo se asomó por la ventana rota del taller, la

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misma por donde ingresó Hans y Pablo. Desde ese lugar, vio que Pablo atacó a
Hans con una cuchilla del porte de un brazo. Cuando Pablo atacó a Hans, también
sacó otra cuchilla más pequeña, pero Hans alcanzó a quitarle la cuchilla más
grande y, con esa misma, por inercia, tiró la cuchilla hacia adelante y le pegó a
Pablo en el corazón, en el pecho y Pablo también alcanzó a pegarle a Hans. Luego
ahí, Pablo le dijó a Hans “me pegaste” y ahí se acabó. Luego, salieron del lugar,
Pablo salió sin armas y Hans botó las cuchillas y salió sin armas del lugar.
Contrainterrogado por la fiscalía, señaló que cuando la víctima y el
imputado “hicieron sombra” y se “picaron”, se trataron mal y se dijeron insultos,
se les veía enojados. Vio a Pablo con el cuchillo cuando se acercaba al taller y Hans
se encontraba sentado en la “carreta”.
OCTAVO: Alegatos de clausura. Que, en su alegato de clausura el
Ministerio Público señaló que en el transcurso del juicio se ha probado, en primer
término, que hubo una agresión previa de la víctima al imputado, por esto el
imputado resultó lesionado en su pómulo izquierdo y esto se acreditó con el dato
de atención de urgencia incorporado y por las imágenes contenidas en el video
también incorporado. A raíz de ese evento y, siguiendo las reglas de la lógica, hubo
una situación de enojo previo entre ambos y es así, que acordaron encontrarse en el
taller abandonado del módulo 46. Cabe hacer presente, que la agresión previa
sucedió alrededor de las 10 horas, transcurrió un lapso de 22 minutos hasta que
ingresaron al taller. En esos 22 minutos, el imputado pudo reaccionar de modo
distinto, pudo desistirse del encuentro pactado, pero no ocurrió o no fue a
denunciar el hecho a Gendarmería.
Refirió que más allá de las consideraciones sociológicas que pudiere
concurrir en este caso, lo cierto es que un Centro Penitenciario, no es un lugar ajeno
a las reglas que imperan en un Estado de Derecho. Esta situación, de acordar una
pelea en que la víctima llegó armado, es un hecho probado, y también está
probado que el imputado observó a la víctima, aun cuando el imputado no
reconoce que cuando caminaba hacia a él vio a la víctima armada, era un arma de
porte ostensible, se observó en el video. Si tanto nosotros pudimos observar esto en
el video y asimismo lo pudo observar el testigo de la defensa, es lógico que el
imputado debió haber visto a la víctima armada, no cabe otra posibilidad, él lo

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estaba esperando. En este caso, es la víctima que, en primer término, ingresó por la
ventana al taller, ingresa armada, con un arma grande y, en segundo término,
entró el imputado, por la ventana de la misma manera y éste es el punto donde
difiere la versión de la defensa y la versión del Ministerio Público, la versión de
éste último, es conforme a la lógica.
Indicó que incluso el sociólogo lo dijo, si una de las personas está armada, lo
más probable es que acordar un evento de golpes sea con uso de armas, las cuales
no se ven, no se aprecian en ese momento, pero lo más probable es que hayan
estado escondidas en el taller, es totalmente plausible y eso lo refiere la prueba de
la defensa. El imputado cuando ingresó al taller lo hizo con una chaqueta, no
sabemos que tenía en esa chaqueta, el salió desde el comedor, estuvo 22 minutos
dentro del comedor, en ese lapso perfectamente pudo haberse premunido de
armas y haberlas ocultado en la chaqueta, esta explicación tiene asidero porque,
cuando se observa que el imputado sale del taller, lo hace a torso desnudo, se sacó
la chaqueta al interior del taller.
El hecho de que ambas personas hayan estado armadas y hayan acordado
batirse a duelo o golpes, genera un escenario para, posteriormente, generar una
causal de justificación, esta causal no puede operar de esta manera, nadie puede
generar este escenario para alegar después que está amparado por la legítima
defensa o por un estado de necesidad exculpante. Estas causales de justificación
son extraordinarias y operan con la base de situaciones que se generan en el
momento, no en un lapso de 22 minutos, donde estas personas tuvieron la
posibilidad de actuar de otra manera y no producirse el resultado dañoso.
Siguió sosteniendo que el imputado ejecutó a la víctima, estuvo dentro del
taller 1 minuto, eso le bastó para ejecutarla, la única persona con heridas
defensivas es la víctima, así lo señaló el perito legista, el dato de atención de
urgencia y toda la prueba incorporada, hubo un acometimiento directo, preciso y
especifico. No es lógico que la persona que se encuentra en la cúspide de una
pirámide de poder, como se da en un módulo carcelario de alta peligrosidad, no
reaccione con la violencia que se espera de él, esto se apartaría de las mismas reglas
que operan a nivel sociológico conductual, solicitó que no se dé a lugar ninguna

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causal de justificación y sea condenado a las penas señaladas en el auto de


apertura.
Ahora bien, en relación a la agravante del artículo 12 n° 14, del Código
Penal, el Ministerio Público acreditó la concurrencia de la agravante ya que, con la
prueba documental, se acreditó que el acusado cumplía diversas condenas y su
fecha de salida era para el año 2026 y se encontraba en el complejo penitenciario de
Huachalalume cumpliendo diversas condenas y por ende, solicita que se acoja.
Por su parte, la defensa señaló que, del resultado del juicio, no se discutió el
resultado, esto es, la muerte del señor Tolaba Marín y tampoco que su
representado haya participado, es más, el acusado declaró una dinámica de los
hechos y eso se ve ratificado por lo que declararon los testigos de ambas partes. Su
alegato principal, es la concurrencia de una circunstancia exculpante y, en
subsidio, una circunstancia justificante o la aplicación de un elemento para la
aplicación del artículo 73 del Código Penal.
Respecto a su alegación principal, entiende que la redacción de este
numeral, no está acotado sólo a la ocurrencia de hechos de violencia intrafamiliar o
femicidio. Por estas consideraciones, lo ha hecho valer, se trata de un hecho
ocurrido al interior de una cárcel, y como lo señaló el sociólogo, hay ciertas reglas
que, para nosotros no son correctas, pero en este contexto toman otro cariz.
Respecto a la circunstancia del artículo 10 n°11 del Código Penal, esta
concurre ya que existe un mal grave o inminente, que es, el atentado contra la vida
de su representado teniendo presente que se está en presencia de dos situaciones,
la situación en que imputado y víctima “hacen sombra” y el segundo acto, donde
ya no hay un desafío con una consecuencia, como lo es un golpe. Se ve a la víctima
que ingresó, como se pudo apreciar en el video, al taller con un arma, que se
entiende que es una cuchilla artesanal, también se aprecia en el video que el
acusado entró sin armas, así lo apreció Orellana, Dejaiffe y su representado, no se
puede apreciar que tenía un arma por la forma en que su representado ingresó al
taller, el fiscal está suponiendo que existía un arma escondida dentro del taller, sin
embargo, esto no lo pudo acreditar.
Aduce que la inminencia del mal grave existe, que el mal que se causa es
sustancialmente superior al que se evita, en este caso, estamos hablando de vida

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contra vida, dos bienes jurídicos de la misma entidad, siendo su representado


quien está defendiendo su vida.
En cuanto al hecho de que no exista otro medio practicable, ya se
encontraban al interior del taller, ya no había posibilidad de salir huyendo,
existieron heridas defensivas en su representado, existió intención de atentar
contra su vida.
Respecto al último requisito del artículo 10 n° 11 del mismo cuerpo legal,
señaló que es imposible pedirle a alguien que aparte el bien “vida” para tutelar el
de otro, de ese mismo modo, se trajo a juicio a un sociólogo quien explicó que, en
ese contexto, era imposible otro medio menos perjudicial porque esto implicaba un
perjuicio futuro a la integridad de su representado.
En cuanto a la legítima defensa, reitera puntos ya señalados y agrega que,
existió agresión ilegítima, dándose ésta al interior del taller; respecto a la
proporcionalidad de los medios, se da ya que su representado es atacado con un
cuchillo y se defendió con un cuchillo y, por último, la falta de provocación
suficiente se da en el contexto en que su representado es atacado con un cuchillo al
interior del taller.
Indicó que respecto a lo alegado por el Ministerio Público, lo único que
obsta a que la declaración de su representado se tenga por certera es lo declarado
por Jair Orellana, quien le tomó declaración al acusado y ésta no coincide con lo
declarado por el mismo en estrados, sin embargo, hay contradicciones de la
declaración de Orellana y la prueba allegada al proceso.
Por último, mantiene su alegación relativa a lo dispuesto en el artículo 73
del Código Penal.
NOVENO: Valoración de la prueba. Que, sin perjuicio de no existir
controversia respecto del hecho punible ni la participación del acusado en aquel, es
necesario analizar los elementos del tipo, así como cada una de las alegaciones de
las partes, y su cumplimiento o incumplimiento, de conformidad a la prueba ya
referida en los considerandos anteriores, así:
En lo referente a la data y lugar de los hechos, los testigos Andrades Nuñez,
Dejaiffe Caamaño, Orellana Contreras, unido a la corroboración de la declaración
del acusado Hidalgo Sepúlveda, estuvieron contestes en señalar que el hecho

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ocurrió el día 13 de abril de 2015, aproximadamente a las 10:15 horas, al interior del
recinto penitenciario de Huachalalume, específicamente en el módulo 46 al interior
del taller del mismo.
En lo referente a la acción u omisión dirigida a matar a otro, esto fue
acreditado mediante la propia declaración del acusado Hidalgo Sepúlveda, quien
señaló que mediante un arma tipo cuchilla, hirió a la víctima en el pecho, en el
contexto de una pelea al interior del taller del módulo 46 de la cárcel de
Huachalalume, cuchilla que fue reconocida por el acusado, mediante la exhibición
de las fotografías n°16 y 17 del set de 66 fotografías, donde se logró apreciar un
trozo de metal de 73 centímetros de longitud, con un extremo puntiagudo. Este
relato fue corroborado por la deposición del testigo Jair Orellana Contreras, quien
previa lectura de derechos al acusado, le tomó declaración al interior de la cárcel
de Huachalalume, y señaló en estrados que en dicha oportunidad Hidalgo
Sepúlveda, declaró que le propinó una agresión en el pecho a la víctima,
premunido por un estoque y un “botador”, cuestión que resulta además
concordante con lo reseñado por el perito sociólogo Magna, ofrecido por la
defensa, en el sentido que los reos nunca están desarmados, y que las armas
siempre están escondidas, adicionado a que de acuerdo a su pericia, la jerarquía
que habría tenido Hidalgo Sepúlveda dentro del recinto carcelario provocaba que,
en cualquier momento, podía ser víctima de un ataque por parte de los miembros
inferiores de la cárcel, y que por ende, siempre DEBÍA tener a mano un elemento
para poder defenderse; por lo que, si bien es cierto, el acusado negó poseer al
momento de ocurrencia de los hechos un arma y aun cuando no se cuenta en
estrados con un video en que conste el porte de una por parte del acusado, éste
efectivamente la tuvo y, en definitiva, lo declarado por el acusado, que es una
versión distinta en estrados a aquella que prestó al funcionario policial, se produce
únicamente a fin de hacerla acomodaticia a la teoría de la defensa. En todo caso,
aunque el acusado no hubiese vito el arma, que evidentemente portaba la víctima,
de acuerdo a las pautas de convivencia de los módulos carcelarios, de acuerdo a lo
señalado por el perito sociólogo, se hace absolutamente inverosímil que el
encartado se aventurara a ingresar desarmado y enfrentar solo a la víctima, que
claramente tuvo tiempo para armarse, de no haber tenido la certeza que estaba en

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igualdad de condiciones para agredirlo, bien porque ya portaba armas, o porque


dentro del taller las había, tomando en cuenta que en el allanamiento posterior a
los hechos efectuado por Gendarmería se encontraron numerosas armas.
En virtud de lo considerado precedentemente, será desestimada la alegación
de la misma en este punto, referente a que no se ha acreditado en forma alguna que
el encartado estuviere armado.
A mayor abundamiento, y como se ha venido diciendo estos sentenciadores
estiman que no es creíble en este punto, la declaración del acusado, ya que
adicionalmente al testigo y perito que contradicen la versión del mismo, se suma el
Video incorporado por la fiscalía, en el cual Dejaiffe Caamaño y Torres Parra en
sus declaraciones en estrados, refirieron que el acusado entró inmediatamente
después de la víctima al taller, y que mientras ésta ingresaba, venía premunido de
un elemento de largas dimensiones, por lo que para el tribunal resulta del todo
plausible, que Hidalgo haya visto dicho elemento y aun así ingresó al lugar a
confrontar a la víctima, no resultando sorprendido en forma alguna al ver al occiso
armado como lo señaló en su declaración.
En cuanto a este último punto, consta igual declaración de parte del testigo
de la defensa Torres Parra, el cual será desestimado en este punto, ya que durante
el transcurso de su declaración cambió su versión respecto de quién había
ingresado primero al taller, luego de exhibírsele el video incorporado como prueba
de cargo, en el cual también aparecía el testigo observando la situación tanto antes,
durante y después de ocurridos los hechos, señalando, en definitiva, que fue el
acusado quien ingresó después y, por lo tanto, para el tribunal no se acredita la
sorpresa alegada, pese a que sí se considera su versión para efectos de corroborar
el haberse efectuado la acción matadora por parte de Hidalgo, toda vez que este
testigo fue el único que presenció los hechos además del acusado, declarando en
estrados que el acusado le pegó en el pecho al occiso con una cuchilla.
Asimismo, el testimonio de este último no resulta creíble para estos
sentenciadores, porque la jerarquía que señaló el perito sociólogo tiene el acusado
pudo ser determinante en una declaración prestada por otro sujeto privado de
libertad, cuya credibilidad es dudosa, si no recordó mes y año de ocurrencia de los
hechos, pero sí que el acusado habría entrado primero al taller a pelear,

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contrariamente a lo que sostuvo posteriormente, desdiciéndose de esta afirmación


sólo al ver el video que comprobaba que erró en sus dichos. Este testigo también
recordó claramente no sólo que el encartado habría presentado una lesión en la
cara previa a la pelea, sino que específicamente que esa lesión estaba en el pómulo
izquierdo, lo que resulta sorprendente, atendido lo inespecífico de sus restantes
asertos, además, afirmó que víctima y victimario pelearon a mano limpia, lo que
resultó totalmente desvirtuado, como se reseñó.
A mayor abundamiento, el tribunal contó con la declaración del funcionario
de Gendarmería don Fidel Castro Troncoso, quien estuvo a cargo del allanamiento
en el módulo 46 de la Cárcel de Huachalalume, en un momento posterior a la riña
entre Hidalgo Sepúlveda y Tolaba Marín, quien señaló que en el sector de los
baños encontró tres armas blancas, respecto de las cuales una de ellas tenía restos
de sangre; sin perjuicio, que luego de los análisis de rigor, se descartó la presencia
de la huella genética tanto del acusado como de la víctima en dicha arma,
conforme a Informe Pericial Bioquímico N° 327; sí se pudo acreditar que existió en
las inmediaciones del taller, armas escondidas. Asimismo, el funcionario Andrades
Núñez, señaló que en dicho procedimiento de allanamiento se encontraron cerca
de 18 armas blancas.
Finalmente, el testigo Andrades Nuñez, corroborando lo indicado
anteriormente señaló que el acusado en una conversación “de pasillo” le afirmó
que había agredido a Tolaba Marín con un arma blanca.
Respecto del requisito de estar la acción dirigida a matar a otro queda
corroborada por medio de las declaraciones del propio acusado quien señaló que
profirió un golpe con un arma blanca en el pecho de la víctima, la cual según la
perito Cabrera Briceño, por las características de la herida resultante de aquel
“golpe”, era de tipo homicida y, además, señaló que la víctima tenía heridas
defensivas, lo que hace concluir al tribunal, que el acusado, ingresó a dicho taller
con la intención de matar a la víctima o a lo menos, podía saber que, en esas
condiciones, se podía producir el resultado lesivo, por lo que al menos existiría
dolo eventual de parte del acusado.
A mayor abundamiento, en relación a la prueba documental que han
incorporado las partes en el curso de este juicio, se desprende que respecto de los

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resultados del Informe Pericial Bioquímico N° 327, de fecha 02 de Diciembre de


2015, del Laboratorio de Criminalística Regional de la PDI, se han determinado las
huellas genéticas del acusado y la víctima en la evidencia encontrada dentro del
taller, referente a las manchas de sangre de las evidencias signadas bajo los número
1 y 2; respecto de las evidencias identificadas con los números 3, 4, 5, 6, 7 y 8,
correspondían a manchas de sangre del acusado, encontradas fuera del taller y en
dirección hacia el baño, siendo ésta la misma ruta que se aprecia en el video
exhibido a los testigos y a lo referido por el acusado, en cuanto a su accionar luego
de acaecidos los hechos, lugares de los cuales dan cuenta, asimismo, las fotografías
signadas bajo los número 17, 19, 24 y 28 del set de 34 fotografías. Sin perjuicio de lo
anterior, esta misma prueba, no logró acreditar en el cuchillo con manchas de
sangre incautado por los funcionarios durante el allanamiento, la existencia de la
huella genética del acusado o de la víctima, lo cual, de acuerdo a las
consideraciones anteriores, es irrelevante para estos sentenciadores
Respecto a los Formularios de constatación de lesiones, de fecha 13 de abril
de 2015, correspondiente al acusado y la víctima y la Hoja de atención de urgencia
del Hospital Penal del C.P. de Huachalalume, de fecha 13 de abril de 2015, que
corresponde al acusado, y las fotografías 13, 14, 15 del set de 66 fotografías, se
puede concluir que ambas personas el mismo día en que se ha reseñado en la
acusación resultaron heridas, producto de elementos corto punzantes, de manera
concordante con la demás prueba reseñada.
En lo referente al resultado material consistente en la muerte del sujeto
pasivo del delito, esto se acreditó mediante la declaración en estrados del perito
médico legista doña Katia Cabrera Briceño, quien expuso en sus conclusiones, que
de la autopsia realizada al cadáver de la víctima Pablo Abner Tolaba Marín en
fecha 14 de abril de 2015, constató como causa de muerte, una herida penetrante
toraco-cardiaca reciente de carácter vital, necesariamente mortal y, de acuerdo a la
trayectoria, de tipo homicida. Esta información, es corroborada mediante el
Formulario de constatación de lesiones, de fecha 13 de abril de 2015,
correspondiente a la víctima, que da cuenta que, en dicha fecha, se constató una
herida penetrante en el torax, lado izquierdo de la víctima. Además, se contó con el
DAU N° 0038463 del SAMU IV Región, de fecha 13 de abril de 2015,

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correspondiente a la víctima, que establece que la víctima Tolaba Marín ingresó a


dicho recinto asistencial con una herida penetrante pericárdica torácica
paraesternal. Por último, las consideraciones anteriores son reafirmadas, mediante
el certificado de defunción de Pablo Abner Tolaba Marín, el cual señala como causa
de muerte, herida corto penetrante toraco-cardiaca/homicidio, siendo la fecha de
muerte el día 13 de abril de 2015 a las 11:15 horas.
En lo referente a que la muerte sea objetivamente imputable a la conducta
desplegada por el acusado, lo cual obviamente supone un vínculo previo de
causalidad, éste se da por acreditado toda vez que, de la prueba rendida en
estrados, la víctima Tolaba Marín, fue agredido con un elemento corto punzante
tipo cuchilla, por el acusado Hidalgo Sepúlveda, lo que le produjo un herida corto
penetrante toraco-cardica, la cual, a criterio la perito médico legista, era una herida
reciente, de carácter vital, necesariamente mortal y de tipo homicida, no constando
en el proceso, una causa diversa a la señalada, que le hubiere provocado la muerte
a la víctima, por lo cual se establece un nexo de causalidad entre la acción
homicida del acusado Hidalgo Sepúlveda y la muerte de la víctima Tolaba Marín.
Asimismo, esta relación de causalidad logró ser acreditada mediante las
declaraciones del acusado, corroboradas por las de los testigos Torres Parra y
Orellana Contreras junto a la pericia contenida en el Informe Pericial Bioquímico
N° 327 y las fotografías n°17, 19, 24, 28, del set de 34 fotografías y las fotografías
n°13, 14 y 15, del set de 66 fotografías del sitio del suceso; los que dan cuenta de la
riña que tuvo el acusado con la víctima, las heridas sufridas por Hidalgo, tanto al
momento de “hacer sombra” como en la propia riña y la herida mortal sufrida por
la víctima.
DÉCIMO: Hecho acreditado. Que, este Tribunal, tal como se anunció en el
veredicto, y habiendo ponderado la prueba rendida conforme a las normas de la
sana crítica, esto es, sin contradecir las reglas de la lógica, las máximas de la
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, ha tenido por
fehacientemente acreditados, más allá de toda duda razonable, los siguientes
hechos: El día 13 de abril del año 2015, a las 10:15 horas aproximadamente, en el interior
del taller del módulo 46 del Complejo Penitenciario de Huachalalume ubicado en
Huachalalume s/n, La Serena, el acusado Hans Antonio Hidalgo Sepúlveda, quién cumplía

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condena en dicho módulo, con al menos un arma corto punzante, agredió a la víctima Pablo
Abner Tolaba Marín en el tórax, causándole una herida cortopenetrante toraco-cardíaca,
heridas cortantes en los dedos pulgar y meñique izquierdos, heridas puntiformes en la zona
abdominal y muslo del lado derecho, falleciendo posteriormente el ofendido en el hospital del
recinto penitenciario, a consecuencia de tal agresión.
UNDÉCIMO: Calificación jurídica. Que, el hecho antes descrito, se
encuadra dentro de la figura típica de homicidio simple, prevista y sancionada en
el artículo 391 N° 2, del Código Penal, dado que concurren en la especie, los
requisitos que exige el tipo penal para ser sancionado, esto es, la acción de matar a
una persona y que la muerte sea el resultado de esa acción, existiendo relación de
causalidad entre la muerte y la conducta del agente homicida.
En cuanto al grado de desarrollo, no obstante, no ser objeto de discusión, se
estima que se encuentra en grado de consumado, desde el instante que producto
de la lesión ya descrita provocada mediante un arma corto punzante, falleció Pablo
Abner Tolaba Marín, consumándose el homicidio.
DUODÉCIMO: Participación. Que, de igual modo, conforme a lo asentado
en el considerando noveno del presente fallo, se califica la participación del
acusado en el hecho que el tribunal tuvo por acreditado, en calidad de autor, por
haber tomado parte en su ejecución de una manera inmediata y directa, de
conformidad a lo establecido en el artículo 15 Nº1 del Código Penal.
Lo anterior, quedó establecido, en primer término, con los dichos del testigo
presencial José Torres Parra, quien cumplía condena en la cárcel de Huachalalume,
quien vio al acusado ingresar al taller del módulo 46 y vio el momento en que el
acusado, premunido con un arma corto punzante, hirió a la víctima Tolaba Marín.
Por otro lado, se contó con los testimonios de Andrades Nuñez y Orellana
Contreras, quienes escucharon directamente, por parte del acusado Hidalgo
Sepúlveda, que éste había atacado a Tolaba Marín con un arma blanca.
Por último, el propio acusado, en su declaración durante el transcurso del
juicio, reconoció haber peleado con la víctima, atacándolo con un arma blanca,
reconociendo su participación.
DÉCIMO TERCERO: Teoría de la defensa. Que, la defensa no controvirtió
la existencia del hecho punible ni la participación de su representado en todo el

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transcurso del presente juicio. Sin embargo, realizó alegaciones relativas a la


concurrencia de causales de justificación respecto de su representado, siendo su
petición principal la concurrencia de un estado de necesidad exculpante; a modo
de petición subsidiaria, la concurrencia de legítima defensa y, por último, en
subsidio de ambas peticiones, la configuración de una eximente incompleta según
lo dispuesto en el artículo 73 del Código Penal, razón por la que en los próximos
considerandos se analizará sin concurre alguna de ellas.
DÉCIMO CUARTO: Estado de necesidad exculpante. Que, el legislador
mediante la Ley N° 20.480, de fecha 18 de diciembre de 2010, introdujo la figura de
esta eximente de responsabilidad penal que, para su concurrencia, se establecieron
los siguientes requisitos: 1. Actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar;
2. Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo; 3. Que el
mal causado no sea substancialmente superior al que se evita y; 4. Que el sacrificio
del bien amenazado por el mal no pueda ser razonablemente exigido al que lo
aparta de sí o, en su caso, a aquél de quien se lo aparta siempre que ello estuviese o
pudiese estar en conocimiento del que actúa. Debiendo dejarse en claro, que de no
concurrir el primer requisito, se hace imposible configurar esta eximente, por
tratarse de aquel que contiene el carácter esencial de la misma.
En atención a lo señalado, la verificación del primer requisito, “actualidad o
inminencia del mal que se trata de evitar”, deber analizarse en cuanto a la concurrencia
de sus elementos. Pues bien, en cuanto al “mal” se trata de un menoscabo jurídico
proveniente de la naturaleza, hombre o una cosa; que la afectación del bien jurídico
o amenaza de un mal es de manera muy próxima; y, que constituyen un mal
“inminente”, aquellas situaciones de peligro permanentes, en que se presenta una
situación de riesgo susceptible de convertirse en daño que se extiende en el tiempo
(Vidal Moya (2013): Análisis de las características más relevantes del Estado de
Necesidad establecido por la ley 20.480, Ars boni et aequi (Año 9 n° 2) pp: 237-253).
Estimándose por estos sentenciadores que dicho requisito no se cumple, toda vez
que quedó acreditado en el proceso, que transcurrieron varios minutos entre que el
acusado y víctima “hacían sombra” y el posterior enfrentamiento dentro del taller
del módulo 46. En efecto, el testigo Torres Parra y el acusado Hidalgo Sepúlveda,
estuvieron contestes en señalar que el enfrentamiento en el taller del módulo 46, no

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se dio de manera simultánea e imprevista en el tiempo, sino que fue un


enfrentamiento acordado entre acusado y víctima en momentos previos. Esta falta
de inmediatez del enfrentamiento, se pudo verificar, mediante el medio
audiovisual incorporado por la fiscalía, en el que aparece que el acusado Hidalgo
Sepúlveda se sienta al lado de la entrada al taller y espera varios minutos a que
llegue al lugar la víctima Tolaba Marín. Por otro lado, el testigo Dejaiffe Caamaño
y el propio acusado, reconocieron, al exhibirles el video, que Tolaba Marín portaba
un elemento de grandes dimensiones en su mano derecha y, sin perjuicio de ello,
Hidalgo Sepúlveda no dudó en ingresar después de la víctima al taller, por ende, la
alegación de la defensa relativa a que el acusado se vio sorprendido al interior del
taller, al ver que la víctima se encontraba armada, no tiene asidero, según ya se ha
dicho. A modo de corolario, el acusado, en esos minutos de espera, siempre tuvo la
posibilidad de desistirse y no ingresar al taller a confrontar a la víctima; sabía que
la víctima venía premunida de un elemento de largas dimensiones, porque lo vio,
como se reseñó. En ese orden de ideas, el acusado siempre tuvo la posibilidad de
evitar el mal que se ceñía sobre su vida.
En relación a lo anterior, también corresponde hacerse cargo de las
alegaciones relativas a que, por el contexto cultural carcelario en que se encontraba
sometido Hidalgo Sepúlveda, no tenía más opción que enfrentarse a Tolaba Marín,
transformando el mal que se trata de evitar, en un mal inevitable. Dicha tesis
sociológica fue sostenida por el perito de la defensa Claudio Magna Venegas,
quien concluyó que en atención a la jerarquía delictual de la que ostentaba el
acusado, el huir del enfrentamiento con Tolaba Marín o hacer la denuncia ante las
autoridades pertinentes, le traería perjuicios sociales y para su integridad física.
Los sentenciadores discrepamos de dichas alegaciones de la defensa, toda vez que,
de los dichos del propio acusado y del perito, se desprendería que los riesgos de
rechazar un enfrentamiento con la víctima le traería como consecuencia al acusado,
el descender en la escala jerárquica social intrapenitenciaria o riesgos relativos para
su integridad física, como lo sería una golpiza, sin embargo, no debe olvidarse que
además de lo que señaló el perito o el acusado, lo que estaba en juego en esta
situación para Hidalgo, era su propia vida, un bien del todo superior a cualquier
otro beneficio de índole social que le pudo haber traído el enfrentamiento con la

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víctima. Como señaló el propio perito de la defensa, la jerarquía delictual que


ostentaba Hidalgo Sepúlveda lo hacía susceptible a ataques provenientes de
miembros inferiores del módulo 46, miembros de la pirámide delictual que
siempre andaban armados o tenían armas escondidas en las inmediaciones y,
asimismo, en dicho lugar, como lo señaló el testigo Andrades Nuñez, se
encontraron 18 armas blancas. Por lo tanto, el acusado tenía claro cuál era el
peligro al que se enfrentaba, un peligro concreto a su vida, no equiparable a
perjuicios eventuales de índole social o perjuicios de menor entidad para su
integridad física. El acusado tuvo la posibilidad de rechazar el enfrentamiento, de
pedir el traslado de penal o de solicitar ser puesto en una celda de aislamiento, si
pensaba que su integridad podría estar en juego. Pensar de otro modo, obligaría al
Estado crear un sistema penal paralelo al que rige para las personas no privadas de
libertad, teniendo presente las circunstancias propias de la subcultura carcelaria, lo
que daría lugar a la facilitación de la ocurrencia de delitos al interior de los penales,
lo que está en total contraposición a los fines de la pena y al Estado de derecho.
No se encuentra, en consecuencia, presente en la especie el elemento
esencial de la eximente alegada cual es, actualidad o inminencia del mal que se
trata de evitar, que requiera el actuar del imputado, por lo que, además de no
darse en la especie la eximente alegada, tampoco permite al tribunal configurar,
siquiera, una atenuante de responsabilidad criminal, ni aplicar el artículo 73 del
Código Punitivo.
DÉCIMO QUINTO: Legítima defensa. Que, finalmente corresponde
hacerse cargo de las alegaciones esgrimidas por el defensor del acusado Hans
Hidalgo Sepúlveda, en torno a la configuración de legítima defensa como causal de
justificación, atendida la dinámica y el contexto en que se habrían originado y
producido los hechos el día 13 de abril de 2015.
Como primer punto en cuestión, cabe sostener que, en términos generales,
obra en legítima defensa quien ejecuta una acción típica, racionalmente necesaria,
para repeler o impedir una agresión ilegítima, no provocada por él y dirigida en
contra de su persona o derechos o de los de un tercero. Según el profesor Soler,
puede definirse la legítima defensa como “la reacción necesaria contra una agresión
injusta, actual y no provocada.” (SOLER, Sebastián, Derecho Penal Argentino, t. I

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(actualizado por Guillermo J. FIERRO), Buenos Aires: Tipográfica Editora


Argentina, 1987, p. 444
En cuanto a la naturaleza de la legítima defensa, el profesor Cury expresa,
que la doctrina se encuentra conteste en señalar, que se trata de una causal de
justificación y su fundamento ha de encontrarse en la impotencia del derecho para
evitar todo atentado antijurídico; consciente de ello, el ordenamiento se ha visto en
la necesidad de facultar al propio ofendido o a un tercero cualquiera para que
asuma la defensa del interés en peligro, incluso mediante la ejecución de una
acción típica.
La facultad reconocida al hombre para defenderse en contra de las
agresiones de que puede ser objeto tanto en su persona como en sus derechos, no
tiene un fundamento único, sino doble: el de la protección y el de la confirmación
del derecho.
El artículo 10 N ° 4 del Código Penal señala que se encuentra exento de
responsabilidad penal “el que obra en defensa de su persona o derechos, siempre que
concurran las circunstancias…”. El precepto permite concluir que no sólo los
derechos inherentes a la persona, como la vida, la integridad corporal, la salud, son
defendibles, sino cualquier otro derecho, siempre que esté ligado a la persona, como
la propiedad, la libertad sexual, el honor, la libertad, etc., sean propios, de
parientes o de extraños.
Ahora bien, y teniendo en consideración lo señalado anteriormente, la
legítima defensa, como causal de justificación, requiere de la existencia de una
agresión ilegítima. La base de la legítima defensa es la existencia de una agresión
ilegítima, actual e inminente. Es agresión ilegítima, según Cury y Garrido aquella
“conducta humana objetivamente idónea para lesionar o poner en peligro un interés ajeno
jurídicamente protegido”. (GARRIDO MONTT, Mario, Derecho Penal. Parte General,
Ed. Jurídica, Santiago, 1997)
Por otro lado, se requiere que la agresión sea ilícita, esto es, contrario al
derecho en general, aunque no necesariamente constitutiva de delito, ni mucho
menos culpable. Dado que la agresión ha de ser ilegítima, no es posible defenderse
de ataques que se encuentran, a su vez, legitimados.

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La agresión ha de ser real, esto es, ha de existir teniendo en cuenta lo que


para el autor aparecía como tal al momento de decidirse a defenderse, atendida su
posición en el contexto de los hechos y los conocimientos de que disponía sobre la
situación. En consecuencia, no puede hablarse de legítima defensa, quien obra
apreciando una agresión apreciada como imaginaria o aparente o meramente
temido, pero no ocurrido.
La actualidad o inminencia de la agresión siguiendo al profesor Cury, incluirse
en el requisito anterior: una agresión que no es actual o inminente, no es todavía
real o ha dejado de serlo. Por esto, en las palabras del referido autor, “(…) no se
admite una reacción defensiva en contra de amenazas remotas, puesto que en tal caso existe
la posibilidad de evitar la materialización del daño solicitando el ejercicio de las facultades
policiales preventivas. Del mismo modo, no cabe hablar de una legítima defensa cuando ya
la agresión alcanzó su objetivo, lesionando o poniendo en peligro el bien jurídico; en esta
situación, la defensa dejaría de ser tal para transformarse en venganza o justicia por mano
propia, y éstas no son nunca autorizadas por el derecho: las facultades punitivas judiciales
jamás son delegadas en el particular”. (CURY, Enrique, Derecho Penal. Parte General,
Novena Edición, Ed. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2005)
Se exige además la actualidad o inminencia de la agresión, la cual se deduce no
sólo del tenor de la circunstancia segunda del artículo 10 N ° 4 del Código Penal,
que habla de “repelerla o impedirla”, sino del simple hecho de que, a falta de
agresión actual o inminente, no hay defensa posible, pues lógicamente no puede
referirse al pasado. Actual es “la agresión que se está ejecutando y mientras la
lesión al bien jurídico no se haya agotado totalmente”, mientras que inminente es la
“lógicamente previsible”.
Por otro lado, la agresión debe revestir cierta gravedad, ya que la vida en
sociedad pretende evitar desembocar en un estado de guerra entre los ciudadanos.
De esta forma, se trata de “evitar reaccionar contra molestias reducidas o generalmente
toleradas por los intervinientes en la convivencia pacífica”. En cambio, no se requiere
que la agresión sea típica; basta con que sea antijurídica. (CURY, Enrique, Derecho
Penal. Parte General, Novena Edición, Ed. Pontificia Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2005)

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En relación al caso concreto, y en virtud de las consideraciones precedentes


y los hechos ya acreditados, por unanimidad, estos sentenciadores estiman que, no
concurre este requisito respecto del acusado Hidalgo Sepúlveda. La agresión
sufrida por el acusado, es producto de una pelea previamente concertada por el
propio acusado, quien además, tenía pleno conocimiento de que la víctima estaría
armada en dicha pelea, él también estaba armado y tuvo tiempo suficiente para
desistirse del enfrentamiento evitando la materialización del daño, ya sea
desistiendo de la pelea, acudiendo a Gendarmería, no siendo plausible que, por el
contexto carcelario en que se encontraba, dicha agresión ilegítima se tornara
inevitable o inminente. Se acreditó, con la exhibición del medio audiovisual al
propio acusado y a los testigos Torres Parra y Dejaiffe, que la pelea no fue
inmediata e imprevisible. El acusado, no fue víctima de una agresión ilegitima,
porque éste último, con su propia actuación, generó las condiciones necesarias
para que la pelea sucediera.
Por lo tanto, no es posible tolerar una reacción defensiva por parte del
acusado, en contra de una amenaza remota que, en este caso, pudo ser evitada.
No se encuentra, en consecuencia, presente en la especie el elemento
esencial de la eximente alegada cual es la existencia actual e inminente de una
agresión, que requiera la defensa del imputado por lo que además de no darse en
la especie la eximente alegada tampoco permite al tribunal configurar, siquiera,
una atenuante de responsabilidad criminal ni aplicar el artículo 73 del Código
Punitivo.
Circunstancias modificatorias de responsabilidad penal.
DÉCIMO SEXTO: Peticiones de los intervinientes. Que, en lo referente a
las circunstancias que modifican la responsabilidad criminal, el Ministerio Público
sostuvo que al acusado le perjudica la agravante del artículo 12 n° 14, del Código
Penal y para acreditar su pretensión acompañó el extracto de filiación y
antecedentes del acusado Hans Hidalgo Sepúlveda, el que da cuenta de las
siguientes condenas: RIT: 77-2006 del 7° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, de
fecha 26 de julio de 2006, autor de robo con violencia consumado, condenado a 3
años y un día de presidio menor en su grado máximo; RIT: 7489-2008 del 2°
Juzgado de Garantía de Santiago de fecha 15 de diciembre de 2008, autor de robo

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con intimidación consumado, condenado a 3 años y un día de presidio menor en


su grado máximo; RIT: 5117-2008 del 14° Juzgado de Garantía de Santiago, de
fecha 13 de octubre de 2008, autor de porte ilegal de arma de fuego y municiones,
condenado a 541 días de presidio menor en su grado medio; RIT 12.772-2008 Del 4°
Juzgado de Garantía de Santiago, de fecha 30 de enero de 2009, autor de robo con
intimidación consumado, condenado a 3 años y un día de presidio menor en su
grado máximo; RIT: 24-2009 del 4° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, de fecha
1 de abril de 2009, autor de robo con violencia consumado, condenado a 5 años y
un día de presidio mayor en su grado mínimo; RIT: 11.852-2009 del 4° Juzgado de
Garantía de Santiago, de fecha 19 de abril de 2010, coautor de robo con violencia
consumado, condenado a 3 años y un día de presidio menor en su grado máximo.
Asimismo, acompañó el ORD n° 5742/15, de fecha 7 de diciembre de 2015
suscrito por el Jefe del complejo penitenciario de La Serena, que da cuenta de las
sentencias ya reseñadas y señala, que a la fecha de los hechos de la acusación, el
imputado se encontraba privado de libertad en el Centro Penitenciario de
Huachalalume, con fecha probable de egreso el 13 de septiembre de 2026.
Por su parte, la defensa señaló que el último documento incorporado por la
fiscalía es impertinente, toda vez que, en forma previa a la audiencia de
determinación de la pena, el tribunal ya dio por acreditado la agravante alegada
por la fiscalía. Sin perjuicio de lo anterior, solicitó que respecto del acusado se
reconozca la circunstancia modificatoria de responsabilidad penal del artículo 11
n° 9 del Código Penal, en virtud a la declaración que dio en estrados, en el cual
reconoció su participación en los hechos materia del requerimiento. En virtud de lo
anterior, solicitó que las circunstancias modificatorias sean compensadas
racionalmente, por lo tanto, solicitó que se le imponga, a su representado, la pena
en el mínimo, esto es, 10 años y un día.
DÉCIMO SÉPTIMO: Circunstancias modificatorias. Que, en lo referente a
la agravante de responsabilidad penal del artículo 12 n° 14 del Código Penal,
consistente en “Cometer el delito mientras cumple una condena o después de
haberla quebrantado y dentro del plazo en que puede ser castigado por el
quebrantamiento”, como se adelantó en el veredicto, esta será acogida, toda vez
que acreditó mediante la Ficha Única de Condenado Hans Antonio Hidalgo

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Sepúlveda emitida por Gendarmería el 14 de Abril de 2015, la declaración del


acusado, la declaración de los testigos Andrades Nuñez, Dejaiffe Caamaño,
Orellana Contreras, el testigo de la defensa Torres Parra y el video incorporado por
el Ministerio Público, que el día de los hechos, el acusado Hidalgo Sepúlveda
estaba cumpliendo condena en el Centro Penitenciario de La Serena, por diversos
delitos, teniendo como fecha de término de condena, el día 13 de septiembre de
2026.
Asimismo, se acogerá la circunstancia atenuante de responsabilidad penal
del artículo 11 n° 9 del mismo cuerpo legal, ya que estos sentenciadores estiman,
que el hecho que el acusado Hidalgo Sepúlveda haya renunciado a su derecho a
guardar silencio, deponiendo en estrados sobre los hechos materia del proceso, con
el detalle y precisión que lo hizo, con el reconocimiento expreso de la comisión del
ilícito y sus pormenores constituye, en efecto, una colaboración al esclarecimiento
de los hechos materia del proceso, de carácter sustancial. Es así, que dicha
declaración ha permitido a estos sentenciadores poder apreciar con claridad y
detalle la prueba de cargo, que ha sido contrastada y concordada con la
declaración del acusado, la que, aún de forma parcial, resultó sustantiva y
coherente, por lo que ha permitido al Tribunal contar con aún más y mejores
antecedentes para la formación de convicción.
DÉCIMO OCTAVO: Regulación de la pena. Que, el delito de homicidio se
encuentra sancionado con la pena de presidio mayor en su grado medio y
concurriendo en la especie una atenuante y una agravante, las que serán
debidamente compensadas de conformidad a lo dispuesto en el artículo 67 inciso
final del Código Penal, el Tribunal podrá recorrer dicha sanción en su extensión, de
conformidad a los establecido en el artículo 68 del mismo cuerpo legal, aplicándose
la sanción penal en el mínimo, por resultar más condigno con el actuar realizado
por el acusado.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 1, 3, 10 N° 4 y 11, 11
N° 9, 12 N° 14, 14 Nº1, 15 N°1, 18, 21, 24, 25, 26, 28, 47, 50, 68, 69 y 391 Nº2, del
Código Penal; 1, 4, 45, 46, 47, 281, 295, 296, 297, 298, 309, 314, 315, 319, 323, 325,
326, 328, 329, 333, 338, 339, 340, 341, 342, 343, 344, 346, 348 y 468 del Código
Procesal Penal, SE DECLARA:

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I.- QUE SE CONDENA a HANS ANTONIO HIDALGO SEPÚLVEDA,


cédula nacional de identidad Nº 16.173.819-0, ya individualizado, a la pena de
DIEZ AÑOS Y UN DÍA de PRESIDIO MAYOR EN SU GRADO MEDIO, como
autor del delito de homicidio simple cometido en la persona de Pablo Abner
Tolaba Marín, previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, en
grado de consumado, cometido el día 13 de abril del 2015, en la comuna de La
Serena.
II.- Que se condena al acusado, además, a las penas accesorias de
inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos
y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena.
III.- Que, encontrándose el acusado, actualmente privado de libertad
cumpliendo condena por causa diversa y habiendo sido defendido por la
Defensoría Penal Pública, se le eximirá del pago de las costas de la causa.
IV.- Que, se ordena el comiso de la evidencia material señalada en el auto de
apertura incautadas en esta causa, descritas como Un arma punzante artesanal de
aproximadamente 73,5 centímetros de longitud recogida por Gendarmería, la que
deberá ser remitidas al organismo que corresponda para su destrucción, una vez
ejecutoriada la presente sentencia.
V.- Que, atendida la extensión de la pena privativa de libertad impuesta al
sentenciado, no se le concede ninguno de los beneficios que establece la Ley N°
18.216 y, en consecuencia, deberá dar cumplimiento efectivo a la pena impuesta,
sin abonos que considerar.
VI.- Cúmplase, asimismo, con lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley N°
19.970, que creó el Sistema Nacional de Registros de ADN, y requiérase al Servicio
Médico Legal a fin de que tome la muestra biológica correspondiente, determine la
huella genética del sentenciado y la incluya en el Registro de Condenados, si no se
hubiere obtenido con anterioridad.
Devuélvase a los intervinientes los documentos incorporados al juicio y al
Ministerio Público la restante prueba material y documental acompañada, una vez
ejecutoriada la presente sentencia.

SEBASTIAN IGNACIO BUSTOS CHAPARRO


JUEZ ORAL EN LO PENAL
FECHA: 14/02/2017 14:20:35

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Ofíciese, en su oportunidad, a los organismos que corresponda para


comunicar lo resuelto y remítanse los antecedentes necesarios al señor Juez de
Garantía de esta causa para la ejecución y cumplimiento de la pena.
Se previene que la jueza doña Caroline Turner González fue del parecer de
condenar en costas al sentenciado por cuanto, si bien fue representado por la
Defensoría Penal Pública, ella tiene aranceles de cobro diferenciados, de acuerdo a
los ingresos de quienes defiende, por lo que no puede presumirse de esa sola
circunstancia una situación que justifique que cuente con una suerte de privilegio
de pobreza. Por otra parte, aunque se encuentre privado de libertad, en materia
procesal penal existe norma expresa en el artículo 47 del código del ramo, que
consigna que las costas son de cargo del condenado, no estimando la jueza que
previene que sea procedente eximirlo de ellas, habida consideración que el Estado
no debe soportar la carga de los costos que su conducta contraria a la norma penal
ha generado.
Sentencia redactada por el juez suplente Sebastián Ignacio Bustos
Chaparro y la prevención, por su autora.

REGÍSTRESE y ARCHIVESE, en su oportunidad.

RUC: 1500363567-5
RIT: 149-2016

PRONUNCIADA POR LOS JUECES DEL TRIBUNAL ORAL EN LO


PENAL DE LA SERENA, LA JUEZ TITULAR DOÑA CAROLINE TURNER
GONZÁLEZ, DOÑA PAOLA MOLINA VENEGAS, EN CALIDAD DE
INTERINA, Y EL MAGISTRADO DON SEBASTIÁN BUSTOS CHAPARRO,
EN CALIDAD DE SUPLENTE.

SEBASTIAN IGNACIO BUSTOS CHAPARRO


JUEZ ORAL EN LO PENAL
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