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Arqueologia y Prehistoria Tema 01 - El Bronce en La Peninsula Iberica
Arqueologia y Prehistoria Tema 01 - El Bronce en La Peninsula Iberica
* ANTROPOLOGÍA:
Parece evidente una continuación de las poblaciones calcolíticas. Los
escasos estudios ofrecen datos de cierta importancia, como la altura media de los
restos humanos encontrados oscilan entre los 1,60 y 1,65 m., una patología de
frecuente artritis y deformaciones en los huesos largos de las piernas,
supuestamente debidos a la forma de sentarse en cuclillas. Se ha comprobado una
gran mortalidad infantil y una gran escasez de individuos seniles entre los 40 y
los 60 años.
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ASPECTOS MATERIALES:
1.- Economia:
Ganadería: Esta jugó un papel primordial junto con la agricultura, que se
potencializa en todo el ámbito peninsular. A través del Cerro de la Encina
(Monachil, Granada), se observa que en el Argar B predomina el caballo, al igual
que en el Cerro de la Virgen (Orce, Granada). El buey da un gran impulso en el
Bronce; no obstante se ve superado por la oveja y la cabra, muy abundantes durante
el Calcolítico. el cerdo, si embargo, va en regresión por lo que se refiere al
sureste. en Levante, en la Montaña Asolada (Alzira, Valencia), la fauna doméstica
se reduce a cabra, oveja, buey, cerdo y perro. en la Meseta, según los datos de
los Tolmos de Caracena (Soria), predominan los ovicápridos y caballo.
2.- Hábitat:
Emplazamiento y distribución: En el II milenio a.C. el hábitat que
anteriormente tenía lugar frecuentemente en cueva, prefiere la superficie, incluso
en aquellas geologías calcáreas. En el Sur se observa como la cueva es abandonada
en favor del poblado de superficie (La Carigüela, Nerja, la Dehesilla, Parralejos,
etc.), en que las estratigrafías iniciadas en el Neolítico antiguo o en un momento
anterior, terminan con el Calcolítico.
En Levante, donde se prodiga el poblado del Bronce, sucede lo mismo, según
las estratigrafías de la cueva de L’Or, de la Sarsa, etc. En la Meseta y en el
Valle del Ebro, las estratigrafías y los hallazgos sin contexto en cuevas indican
la pervivencia de este tipo de hábitat, no obstante existe en toda la Península un
denominador común, consistente en la generalización del poblado de superficie y en
círculos, como el levantino y el suroriental, un cambio en la estructura de los
poblados.
En el Sureste y Levante como en el Cerro de la Virgen de Orce, Los
Castillejos (Granada), Almizaraque y Ereta del Pedregal (Beniarrés, Alicante) los
emplazamientos de los poblados del Bronce son continuación del Calcolítico, pero
el caso más frecuente consiste en la aparición “ex novo” de un nuevo poblado,
dotado de cierta urbanística primaria. Los poblados se asientan sobre alturas,
inaccesibles, defendidos natural y artificialmente por medio de murallas de piedra
que se acomodan a la topografía del cerro.
La muralla artificial no es un fenómeno nuevo, pues ya existía en el
Calcolítico levantino, meridional y occidental hispano, pero con el Bronce, la
muralla es más tosca pero más potente, a la vez que esta se multiplican, denotando
un ambiente de temor e inestabilidad.
La mayor concentración de poblados se extiende en el Sureste con
penetraciones hacia el Levante y hacia la región manchega, donde las motillas son
claros exponentes de este sentido de fortificación.
En el Sureste, los poblados argáricos, se sitúan en las proximidades de las
minas de cobre y plata, dándose dos tipos de emplazamiento: los grandes poblados
como el Argar, que dio nombre a la cultura, se sitúan a la salida de un valle,
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otros grandes poblados prefieren la meseta o una pendiente de montaña. Los
pequeños poblados se emplazan a mayor altura junto a valles o vías naturales,
estando siempre en relación visual con el gran poblado o metrópoli. Otra
característica de los poblados argáricos es la relación con fuentes y arroyos.
Atendiendo al emplazamiento de los poblados argáricos, la agricultura debió
jugar un papel secundario con relación a la metalurgia, por la general ineptitud
agrícola del contorno. El peligro debió de ser tan constante que los poblados, que
no disponen de grandes posibilidades de defensa, utilizan pequeños fortines
aislados, que servirían, al menos, de torres vigías, al igual que sucedía en el
Calcolítico de los Millares.
ERGOLOGIA:
Industria lítica: Con el Bronce antiguo, la industria lítica tallada se
empobrece, tendiendo a desaparecer las grandes láminas retocadas y las puntas de
flecha, industria sustituida por útiles metálicos de cobre arsenicado o bronce,
según los círculos. Aumentan considerablemente las pequeñas láminas dentadas
utilizadas como dientes de hoz. La piedra pulimentada como las hachas y azuelas,
cinceles, afiladores, etc. en ciertos círculos del interior se mantienen en auge.
en realidad se trata de una pervivencia anterior, que continuará empobreciéndose
hasta el Bronce final. en el Sureste las láminas denticuladas serán muy
abundantes, como se demuestra en el nivel superior de Almizaraque, conviviendo con
las hachas pulimentadas.
En Levante, el nivel superior de la Ereta del Pedregal, denominado horizonte
campaniforme de transición, continua enrarecida la industria lítica del
Calcolítico, con puntas de flecha, tanto de aletas y pedúnculo, como cruciformes
e, incluso, los geométricos, dando un impulso las láminas dentadas.
En el Valle del Ebro y Aragón, la industria lítica más característica son
igualmente las láminas dentadas, prosiguiendo, sin solución de continuidad, las
industrias macrolíticas de los talleres de sílex, junto con las puntas de flecha
de aletas y pedúnculos. en la Meseta y en el Norte, donde la Edad de Bronce está
poco definida, el tipo más abundantes es la lámina dentada.
ASPECTOS ESPIRITUALES:
EL ENTERRAMIENTO:
El gran cambio sufrido en el Bronce hispano afecta directamente al
enterramiento, con la introducción del rito individual frente al colectivo del
Calcolítico. La introducción del enterramiento individual tiene lugar primeramente
en el Sureste, desde donde parece introducirse en otros círculos peninsulares con
cierta lentitud. Se introduce la pequeña cista de enterramiento dentro de los
poblados, tanto en el interior de las casas, como en el Argar y en el Cerro de la
Virgen de Orce, como fuera de ellas, según las excavaciones de Fuente Álamo. Este
rito habría que considerarlo de clara influencia oriental y mediterránea.
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TIPOLOGÍA:
La tipología de las tumbas del Bronce antiguo y medio es sumamente variada.
Pervivencia del dolmen en las estaciones granadinas así como en otros puntos de la
geografía hispana, donde el Megalitismo tuvo fuerte incidencia. el enterramiento
en cueva persiste tanto en el Levante como en otras zonas, en el que el hábitat en
cueva es ya tradicional. el enterramiento en fosa se ha detectado en el Argar A.
El covacho artificial se desarrolla en el Argar A como continuación degenerada de
la cueva artificial, como en el Cerro de la Encina de Monachil, donde fueron
hallados cuatro enterramientos junto al poblado, consistentes en un pozo y cámara
rectangular. Otro tipo de enterramiento propio del Sureste, consta de un simple
pozo o gran fosa, como en el Cerro del Culantrillo y en el horizonte argárico del
Cerro de la Virgen de Orce. Quizás sea la cista rectangular y construida con losas
la forma más característica del enterramiento del Bronce ibérico, emplazada en el
Sureste dentro de los poblados e incluso dentro de las viviendas, perfectamente
documentada en el Argar A, de gran tamaño. La cista se extiende, como forma de
enterramiento individual, por toda el área peninsular durante el II milenio a.C.,
dentro del poblado del Sureste y fuera de él.
Una incógnita surge al intentar localizar el foco primitivo peninsular de la
cista, puesto que otro foco paralelo al del Sureste se extiende por el Suroeste,
en el Algarve portugués, con posibles ramificaciones en dirección oriental hacia
el Guadalquivir. Basándonos en la posible cronología, parece, no obstante,
evidente el inicio de la cista en el círculo del Argar, siendo muy posible que el
círculo del Algarve influyera en el occidente y norte hispano, siguiendo la misma
trayectoria que en el Calcolítico lo habían hecho los dólmenes.
La modalidad del enterramiento en “pithos” es típico y prácticamente
exclusivo del círculo del Argar B, extendiéndose por la zona costera hasta el
Cerro de la Virgen de Orce, El enterramiento en “phitos” se documenta en Anatolia,
ya desde el V milenio a.C., estando colocada la vasija horizontal y el cadáver con
la cabeza junto a la boca. Por lo que respecta al Sureste hispano, tanto en el
Argar como en yacimientos vecinos, el “pithos” se coloca horizontal y la cabeza
del difunto siempre hacia el fondo del “pithos”, como sucede en Creta, de todo lo
cual se derivaría una influencia cretense en el enterramiento del Argar B.
En los enterramientos argáricos el ajuar es variado, siendo decisivo el
puñal de remaches en los enterramientos masculinos, mientras que los punzones,
pendientes y anillos predominan en los femeninos. Los grandes vasos con alimentos
contienen piernas de ovicápridos y aves, correspondientes a animales jóvenes. La
tipología de los vasos del ajuar también parece distinguirse según los sexos,
correspondiendo los globulares exvasados a los enterramientos femeninos y las
copas, con cierto predominio, a los masculinos.
Distribución geográfica:
El Sureste aparece como el círculo más rico en tipología de enterramientos,
variedad de ritos y densidad de necrópolis. En el Cerro de la Virgen de Orce,
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en el horizonte del Argar A, fechado en el 1.785 a.C. por el C.14, el
enterramiento se efectúa dentro de la vivienda y en fosa profunda o en un pozo,
mientras que en el Argar B, fechado en el 1.500 a.C., el enterramiento, también en
el interior de la vivienda, se efectúa en “pithos”. En los Castillejos de
Montefrio, en un horizonte del Calcolítico reciente y sincrónico al Argar A, con
una cronología de 1.865 〉 35 a.C., el enterramiento todavía continua en pequeños
sepulcros de corredor de inhumación individual y flexionado y con ajuares
argáricos. En la Cuesta del Negro de Perullena, los enterramientos con material
argárico se distribuyen en pozo con cámara bajo las casas de barro, estando los
esqueletos flexionados con orientaciones diversas y sobre esteras de esparto y
dándose el caso de enterramientos infantiles en “pithos”. En el Cerro de la encina
de Monachil, los enterramientos más primitivos son coetáneos del Argar B,
utilizando el covacho preparado en la ladera del poblado. en Fuente Álamo las
tumbas se excavan junto a las casas, alternando las cistas con los “pithoi” y con
las cuevas artificiales de tradición calcolítica. En el Argar A de Fuente Álamo,
el tipo más antiguo es la cueva artificial, seguida por la cista de gran tamaño,
correspondientes al Argar A y sustituidas por las pequeñas del Argar B, lo que
hace pensar en una evolución que, partiendo del pequeño sepulcro de corredor, pasa
por la gran cista, para llegar a la pequeña cista. en cambio, en el Argar B, el
tipo de enterramiento de Fuente Álamo, adopta el “pithos” y la pequeña cista. Otro
dato a tener en cuenta en este yacimiento es el enterramiento doble en que el
masculino es adulto y el femenino joven en el Argar A, mientras que en el Argar B,
en la cista predomina el enterramiento femenino y al final del Argar son varios
los enterramientos dobles en “pithoi” de infantiles son adultos, lo cual parece
demostrar el predominio de la familia frente a la sociedad general. La necrópolis
más rica del Bronce del Sureste es el Argar, donde Siret excavó cerca de mil
tumbas dentro del poblado y entre las casas.
En el Suroeste los enterramiento estudiados por H. Schubart corresponden a
la cultura de Ferradeira, de fuerte tradición calcolítica pero ya individuales y
las del posterior horizonte de Atalaia, con monumentos circulares contiguos y
secantes con respecto a otro mayor central que sirve de núcleo, dotados todos
ellos de cista y cubiertos por un gran túmulo, con una cronología desde el Argar
B, de mediados del II milenio y con perduraciones hasta la Edad del Hierro. Las
sepulturas en cista del Bronce se identifican por todo el Algarve portugués,
siendo idéntica en su tipología.
En Levante, el enterramiento colectivo prosigue arcaizante en cuevas y en
grietas de las rocas, estando normalmente ausente la sepultura en el interior del
poblado, como sucede en Peña de la Dueña, Campello y Altico de la Hoya, debiéndose
citar ejemplos de enterramiento individuales en fosa, como en los yacimiento
alcoyanos de Barranco del Cinc, Cercat de Gallenes, etc.
La comarca de Orihuela reviste especial interés por ser la zona de contacto,
donde se interfiere el Argar y el Bronce Valenciano, según se constata en el
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interesante yacimiento de San Antonio, con tumbas de variadas tipologías,
consistentes en superestructuras de círculos de piedra, cistas con túmulo, fosas,
“pithoi”, tipologías que se repiten en el Castillo de Callosa de Segura, donde las
cistas y los “pithoi” suelen estar cubiertos con túmulos, con ajuares argáricos.
En el Cabezo Redondo de Villena los enterramientos en cista o “pithos” en el
interior del poblado denotan una clara influencia del Argar.
En el Noroeste, los megalitos pirenaicos prosiguen su evolución, degenerando
en tipos menores hasta convertirse en cistas rodeadas en un círculos de piedras y
túmulo.
La Meseta ha entregado pocos datos sobre los ritos funerarios del Bronce,
pero sabemos que el rito de enterramiento en “pithos” penetra desde el Sureste
hasta la Cueva de Segóbriga (Cuenca), con ajuares todavía arcaizantes, pero
tardíos, del horizonte campaniforme.
En el círculo del Noroeste, los pocos enterramientos estudiados obedecen a
tipologías de fosas o cistas aisladas bajo túmulo, con cronologías muy imprecisas,
aunque también puede admitirse la perduración del enterramiento colectivo en
dólmenes y mamoas o túmulos, como sucede en todo el Atlántico.
En Mallorca se desarrolla el periodo pretalayótico, fechado entre el 1.500 y
1.300 a.C. con enterramiento colectivos, con los cadáveres en decúbito supino e
indicios de cremación, depositados en cuevas artificiales, circulares o alargadas,
con o sin cámaras y con ajuares consistentes en puñales triangulares con remaches
y punzones de cobre, siendo un ejemplo la llamada Cueva Na Fonda.