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95 Ae Heo Se Shae Pera en eso aminora lamarcha,giraelcuelloha- cla la derecha y. con la cabeza, le hace un gesto.a Malena para que ella también mite le que hay at costado del camina: un hombre bastante mayor que intenta cambiar ja rueda del auto, Ella, que sabe perfectamente en qué esta pen- ssando su marido, no lo duda: Hoy portly manana por mi iayuciémosio! Los chicos protestan desde el asiento de atrés: =éPor qué paramos? iAhorane vamos allegar nuncal Malena los hace bajar y saca otra ver las silitas, plegables. Las ubica bajo un érbol yles hace una Sefia alas chicos para que se sienten: —Mientras papa ayuda a ese senor a cambiar la rueda, les voy a contar un cuento suf que mi ‘abuela me contaba a mi Para que vean que no siempre esté mal cambiar de planes. Sino llega- ‘mos a Bariloche tan temprano como pensba- ‘mos, por algo sera. ¥ mientras sopla una bristta fresca y el sol se -va ponienda més alto, Malena repite las palabras que tantas veces escuché en la vor de su abuela, {#2 eon» ls tos vie 2 ihe » Be Los hilos invisibles Dicen que en nuestro universo hay ils invisibles ‘que nos unena otras personas, y que es intl resist 2, porque lo que debe ser, sera. Esto es la que apren. «ig uns jeven llamada Fatima, a la que le pasaron mu ‘chas cosas; algunas buenas y otras, ne tan buenas. Todo empezé hace muchos muchos aries. tantisi: ‘mos quie no se pueden contar, en un lugar tan lejano {que no figura. los mapas. Fatimahabia aprendido de su padre el eficio de hilandera, Sabla armar madejas de hilos fnos y fabricar cuerdias gruesas y resistentes, ‘que después saliaa vender por ol mar Mediterraneo, En uno de esos viajes, una terrible tormenta hundié el barco en el que Fatima viajaba con su padre, y los separé por muchisimos anos En las costas de Alejandra, ells fue rescatads por tuna familia de pobres tejedores que no dudaron en enseharle su olicio. Esta vez, aprendid a tejer los hilos para hacer telas. Entonces, Fatima lahilandera se con- virtid en teledora Aunque exiranaba a sui padre, vivi6 feliz un tlempo.con aquolla familia bondacc: sa, Pero quiso el destino, otra vez. ‘cambiar su rumbo. Unos lado nes atacaron el taller donde trabajaba yla abligaren alrse conellos a Estambul as 14 Alen She Alli, en un mercado lleno de gente que iba y venta. s@ toparon con la hija de un sultn. ¥, como si Fatima fuera un diamante o un jarron de porcetana, trataron de venderla, Senorita, Zno necesita una joven paraquela ayudle ‘en toda? —dljo uno de los ladrones—. Sus manas son muy delicadas, no estan nechas para limpiar y rear. Lahija cel sultan se mostro interesada ypagoun buen precio por Fatima, Pero nc queria llevarlaasu palacion haverle trabajar Lo quedeseaba era regelarelalibertad iete,ereslibre! —Ie dijo, en cuanto les ladrones se alejaron Fatima dud6 un momento, pero enseguidavio en sus ‘0s que la mujer no mentia Wo quisiera pagarte. pero. Solo sé hondadosa —contest su salvadora, y ‘desaparecié por un callején del mercado, Fétima anduvo muchos dias sn saber qué hacer, has- ‘2 que llegd 2 un aserradero, un aaipén enorme donde tn carpintero muy viejo cortaba madera con una pesa- da sierra, que apenas pocia sostener. Al ver al anciano esforzarse tanto en su trabajo, recordé.a supadre Buenas tardes —dijo—. 2Quiere que lo ayude? —i0h, seria muy amable de tu parte! —respondié el ccarpintero— Tengo que cortarhay mismo esta madera para un cliente importante, Pero ris manes estan tan temblorosas... Solo 6 bondadosa’ se dijo Fatima a sf misma. ¥ sin esperar nada a cambio, ayud6 a cortar la madera ‘que faltaba. $e -# une emirn © 128 los ous aw or Gracias —cijoe! anciane alfinaldeldia— Sinofue- raporti,no hubiera podida terminar —Puedo quedarme conusted—ofreci6 Fatima— Me ensefiara su oficioy yoo cuidaré como aun padre. Elviejo carpintero acepts encantado, por ia ayuda y por la companiia. La joven pronto supo qué mederaera lamejor para los mstiles; aprendiéa pulir,tllary Ia. Entonces, Fatima tejedora se convirtioen carpintera, Aguel tlempo que vivid con el anciano fue probable- mente el mas feliz desde que se separd de su pace. Pero un buen dia, el carpintero murié, y Fatima, sin ‘que nada [a atara ya a Estambul, decidié partir Llend untbarco de buena madera y erprendigun nuevo viaje ue allevé nada mas ni nada rmenos que ala China & £9. se tramny Se So Ae at * a! Desembarcden una playa de aquel pas desconocido Se enamoré de los \ardines que iban formando ca: ‘minas hacia terra adentro. Descudrié un montan de plantas que no conocla las megnolias. el bambd, los cerezos... Tamibién animales que jamds habia visto, como la aveja azulylos yaks salvajes. Aprendié el dio ma mas bella y musical del munda y sintio que, por fin estaba donde debia estar No sabia cue una vieja leyenda circulaba en China: la de clerta joven extranjera capaz de ensefer @ construir resistentes carpas para los eoldados del ejér cito.un arte queeneseentonces vaia mas que mil joyas. Tan en serio se tomaba el ‘emperador esta leyenda, que entrevis: taba en persona. cada mujer extranje- ra que aparecia, Una tarde, Fatima seentretuvo pa sean per los jardines imperiales. Cantaba bajto, mientras acariciaba las flores. La melodia leg@ hasta los dos de dos guardias. —dEscuchas? Una joven canta en idioma extranjero —dijouno, —Debemos lievarla con al empersdor. Los guardias se acercaron a Fatima y le explicaron que debia acompanarios al pelacio, aunque: no fueron muy amables, ‘fe onda © Lo is sles * a casio aaa ei BY rar la oven se da cuenta de au era menos armada toa, ~ordoné ef soberena Sin ir pera Pero Fatma, qe yahaba vido cosas mas ditelles no se ast por au voe de tueno Jandel os soa cores ipa cut quer nace enessteplacc? Lor ool emperador se encenleron como na rasa defuego woes patn(—nglo~ es paral solace dem afer. cotmo eativese dsatrconunemperador? TNoharélecarpa claro —cortinad Fate pers! sclncteces la yorieae!puebioquene lene untugar onde dormir lemporaderpetmanecié en silencio uno instan tes.y leg TehzoUna sens serearo para qe “Esa profbldo ayudar asta mujer eden se crato= Gore al puoiaydisina toda el munde eres wetyes a) an cede naconsigué que rai seas aleazara Cuando sl Che na foarte aserearon un mont6n de patos tragies que no sera par naa, Guard buscd ma doraressterte i senaron ls caies de bambi tan Snes ys Entonces.los hilosinwsibles por tin empezaron a ver se: la muchacha fabried sus propias sogas. camo ha- biaaprendide cuando fue hilandera, Tambien tej hilos para hacer una tela esistente, come habia aprencido ‘cuands fue tejedora Por iftimorecorriéel bosquehas- ‘tahllarla madera pertecta parahacer mastiles, como habia aprendico cuand fue carpintera Fatima arméentonces a carpamashermosay resis- tente que nunca nadie habfa visto.Al verla el corazn del emperador se ablandé. —Sabes hacer muchas Cosas —Ie dijo. Te afrezco un empleo en e! palaco. Fatimano acepts: ‘Ti sabrds qui hacer con esta carpa —respondié—. Solo sé bondadoso, Cuentan que no hubo en la histeria de la Antigua ‘China ningin emperador tan bondadeso como aquel, ues siempre estuvo atento a lo que necesitaba su gente y no olvids jamas el precioso consejo que, una vez, le diouna forastera, Dicen, tarnbién. que Fatima y su padre se encontr: ron despaiss de muchasanos. ¥quefueron felices hasta el fin de sus dias, Porque los his invisibles gobernan nuestra suerte. yl que tiene que ser. siempre sera age % He! se ndeminn 9 Fa & +e —LEntonces papa ests ayudando 2 ese se: for para salvar aun pueblo de a Antigua China? “pregunta Uma Pero no, nena! Vos nunca entendés neds! Pad ests avidanclo a ese senor y entonces al- guienvaa terminar ayudendonos anosotros —iQuign sabe! —suspira Malena~. Yo quiera creer que sirven las cadenas de favores. —I¥ los hiles nvisbles! —agrega Ulises. Vos penis, mama, qe el destino ya est escrito? No s8, Pienso que un poco y Ln pose: que a veces hay que aceptar lo que nos toca, ya veces hay que tornar decisiones.2Y ustedes? —Que solo hay que ser bondsdosos —contesta ‘Uma,y los res soncen, — hie gust el cuento de Fatima, sobre todo el final. cuando se entiende por queé tuvioronque pa- sarle tantas cosas, Es muy profundo,sf—dice la mama. Y¥ como Lautaro todavia no aparece, les propo- reais chicos buscar formas en las nubes. By

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