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El poema pide a la hija que no llore sobre la tumba de la madre cuando muera, sino que en su lugar cante canciones del alma que la ayudarán a recordar a su madre y mantenerla viva en su memoria a través de la música.
El poema pide a la hija que no llore sobre la tumba de la madre cuando muera, sino que en su lugar cante canciones del alma que la ayudarán a recordar a su madre y mantenerla viva en su memoria a través de la música.
El poema pide a la hija que no llore sobre la tumba de la madre cuando muera, sino que en su lugar cante canciones del alma que la ayudarán a recordar a su madre y mantenerla viva en su memoria a través de la música.
Niña, cuando yo muera No me llores, no, no me llores, no
No llores sobre mi tumba Porque si lloras yo peno
Cántame un lindo son En cambio si tú me cantas ¡Ay mamá! Yo siempre vivo, yo nunca muero Cántame La Sandunga Si quieres que te recuerde Niña, cuando yo muera Si quieres que no te olvide No llores sobre mi tumba Canta sones del alma, mamá! Cántame un lindo son Música que no muere ¡Ay mamá! Cántame La Sandunga Si quieres que te recuerde Si quieres que no te olvide No me llores, no, no me llores, no Canta mil sones del alma, mamá! Porque si lloras yo peno Música que no muere En cambio si tú me cantas Yo siempre vivo, yo nunca muero No me llores, no, no me llores, no Porque si lloras yo peno Lucero de la mañana En cambio si tú me cantas El rey de todos los sones Yo siempre vivo, y nunca muero Canta la Martiniana: ¡Ay, mamá! En cambio si tú me cantas Que rompe los corazones Yo siempre vivo, y nunca muero
Lucero de la mañana El rey de todos los sones Canta la canta Martiniana: ¡Ay, mamá! Que rompe los corazones