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Corte Suprema de Justicia

SALA DE CASACIÓN LABORAL

DR. LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ


Magistrado Ponente

Radicación N° 28441
Acta N° 75

Bogotá D.C, veinte (20) de octubre de dos mil seis (2006).

Procede la Sala a decidir el recurso de casación interpuesto por


CARLOS FRADIQUE MENDEZ, contra la sentencia proferida el 12 de agosto
de 2005, por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, D.C., en el proceso ordinario que el recurrente le adelanta a la
FUNDACION UNIVERSIDAD AUTONOMA DE COLOMBIA -FUAC-.

I. ANTECEDENTES

El citado accionante demandó a la FUNDACION UNIVERSIDAD


AUTONOMA DE COLOMBIA -FUAC-, a fin de que conforme al libelo principal
y su corrección (folio 105 a 122), se le condenara a pagarle las diferencias por
salarios, primas legales y extralegales, cesantía y sus intereses, vacaciones y
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demás emolumentos que resulten probados y que no se hayan cancelado
desde el 1° de enero de 1990 hasta la fecha de ejecutoria de la sentencia, y
en adelante mientras el contrato de trabajo conserve su vigencia, teniendo en
cuenta su condición de profesor de medio tiempo, al igual que el salario más
alto reconocido durante ese lapso a los docentes que hayan tenido tal
condición, sumas que se deberán liquidar a valor presente de acuerdo a la
perdida del poder adquisitivo; así mismo pretende el pago vitalicio de la
diferencia entre el valor de la pensión que reconozca el ISS y la que pueda
tener derecho si se hubiera efectuado aportes de acuerdo al salario que
corresponda; también aspira que se anule la decisión del consejo directivo de
la Universidad, por medio de la cual se le suprimió la carga académica como
profesor de medio tiempo, de derecho romano y/o derecho privado, y se le
restablezca en el horario que tenía para el segundo semestre del año 2002 y
que no ha variado sustancialmente en los últimos diez años, debiéndose
excluir cualquier anotación que se asimile a sanción y que aparezca en su hoja
de vida, al no ser dable considerar las evaluaciones que de manera irregular
realizaron los estudiantes en los periódicos académicos de 2001 y 2002; y
finalmente peticiona los perjuicios morales causados y las costas.

Como supuestos fácticos que soportan las pretensiones, esgrimió en


resumen que se encuentra vinculado desde el 1° de febrero de 1974, a la
facultad de derecho de la entidad demandada que funciona en la ciudad de
Bogotá, D.C., como profesor de medio tiempo, a través de un contrato de
trabajo a término indefinido; que es miembro del Sindicato de profesores de la

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Universidad, para el cual cotiza; que fuera de las actividades de clase,
coordina tertulias académicas, ciclos de cine sobre cultura antigua, jornadas
de derecho privado, etc.; que su relación laboral está regida por el Código
Sustantivo de Trabajo y la convención colectiva de trabajo; que su carga
académica es de 6 y 9 o 10 horas de clase a la semana, y cuando se le
encomiendan labores investigativas ascienden a 29; que siempre ha recibido
la misma retribución, porque a los únicos que se les cancela según el número
de clases dictadas son a los docentes de hora cátedra; que el profesor de
medio tiempo y el de tiempo completo reciben un salario por su condición de
tales, independiente de su carga académica o del resultado de su gestión; que
en los términos estipulados en el artículo 9 del título II del acuerdo
convencional y la ley laboral, tiene derecho a que se le cancelen salarios y
prestaciones legales y extralegales por 12 meses al año; que al revisar la
planilla de pago se percató que los demás profesores de medio tiempo se les
cancelaba una suma aproximada al doble del salario que para la época
percibía; que desde el 30 de abril de 1999 su régimen prestacional se rige por
la Ley 50 de 1990; que para mayo de 2003 devenga una asignación mensual
de $651.400,oo, cuando su verdadero valor debía ser la cantidad de
$1.400.000,oo, y por tanto se le adeudan las diferencias o los reajustes
demandados; que en la actualidad tiene más de 58 años y está próximo a
cumplir los requisitos para acceder a la pensión del ISS, y como su empleador
no aportaba sobre el salario real, el monto de la pensión se verá disminuido,
debiendo la Universidad asumir el pago vitalicio de la diferencia pensional que
resulte; que a partir del primer semestre de 2003 no se le volvió a dar la carga
académica pactada en el contrato de trabajo, bajo el argumento de una mala

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calificación de la clase; evaluación de los estudiantes que no se le dio a
conocer; que la disminución en la carga académica sólo es posible
considerarla por supresión de cursos, y si se toma como una sanción para su
aplicación no se le brindó la oportunidad de ejercer el derecho de defensa; que
nunca ha sido objeto de llamados de atención y por el contrario durante su
permanencia en la demandada por más de 29 años siempre se le ha calificado
como buen docente por los estudiantes, como sucedió para el primer semestre
de 2001 que se le otorgó 4.33, además que recibió diversas distinciones y una
excelente calificación por parte de la decanatura de la facultad; que el
programa asignado se desarrolló en gran parte; que se siente perseguido e
irrespetado académicamente, donde lo que se busca es su retiro de la
Universidad, todo lo cual le ha causado un perjuicio de orden moral que
amerita una indemnización.

II. RESPUESTA A LA DEMANDA

La entidad convocada al proceso al dar contestación a la demanda, se


opuso al éxito de las pretensiones; referente a los hechos admitió la relación
laboral para con el actor, la clase de contrato, el extremo inicial, el cargo
desempeñado de medio tiempo, las áreas en que se dictaron las clases, la
afiliación a la organización sindical y la condición de beneficiario de la
convención colectiva de trabajo, la intensidad horaria de 6 a 10 horas
semanales de clase, el pago de un salario fijo y el último monto devengado,
que el salario del profesor de medio tiempo y completo se recibe por la

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condición de tales, esto es, independiente de la carga académica o el
resultado de la gestión, y que se cumplían otras actividades fuera de horas de
clase como por ejemplo las de carácter investigativo, así mismo dijo ser cierta
la cancelación de salarios y otros emolumentos al año, que el régimen
prestacional del accionante es el atinente a la Ley 50 de 1990, la edad próxima
para adquirir una pensión a cargo del ISS, las calificaciones o evaluaciones
que le hicieran los estudiantes correspondientes al primer semestre de 2001
en 4.33 y para el segundo semestre de 2003 que lo fue "mala", al igual que la
supresión de carga académica para ese año, las calificaciones por parte de la
decanatura y el desarrollo del programa, y frente a los demás supuestos
fácticos adujo que unos no le constaban y que otros no eran ciertos.

Propuso como excepciones las que denominó carencia de derecho,


inexistencia jurídica del derecho alegado, cobro de lo no debido, falta de título
para pedir indemnización por perjuicios morales, prescripción, buena fe y
pago.

En su defensa argumentó en síntesis, que el demandante fue vinculado


mediante un contrato de trabajo a término indefinido desde el 1° de febrero de
1974, siendo afiliado al ISS para efectos de salud y pensión; que el actor como
docente de la facultad de derecho ha venido cumpliendo la carga académica
efectiva para el primer semestre de 2002, esto es, 9 horas semanales, a quien
se la ha practicado evaluaciones; que el accionante se acogió a la Ley 50 de
1990 según comunicación escrita del 2 de marzo de 1999 y ha solicitado
anticipos de cesantías, los cuales se le cancelaron previa autorización del

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Ministerio de Trabajo; que el trabajador recibió llamados de atención, que éste
continúa vinculado al servicio de la Universidad, y que se le han cancelado los
salarios o prestaciones sociales a que tiene derecho. En lo concerniente a la
nivelación salarial perseguida, la accionada arguyó que "No es categórica ni
automática la nivelación salarial originada para cargos semejantes. En función de la
carga e identificación de las tareas realizadas para efectos de la valoración y
nivelación salarial como lo pretende el actor deben tenerse en cuenta el desempeño,
actuación como la misma eficacia, igualdad en relación a la jornada laboral,
circunstancias de tiempo, modo y forma; capacitación curricular, especializaciones,
etc., carga de la prueba que le corresponde a quien alega situación jurídica
desfavorable pues la simple narración de los hechos no origina automáticamente la
igualdad salarial como mal se pretende con la demanda. Puede observarse y así lo
ha expresado la doctrina y la jurisprudencia que factores subjetivos y objetivos en
torno a quienes ejercen cargos semejantes pueden propiciar remuneraciones
divergentes".

III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Conoció de la primera instancia el Juez Dieciocho Laboral del Circuito


de Bogotá, D.C., y con sentencia calendada 11 de marzo de 2004, declaró
probada la excepción de prescripción respecto de los derechos económicos
causados entre el 1° de enero de 1990 al 24 de abril de 2000, y condenó a la
entidad demandada a pagar al actor el salario en las condiciones en que se le
viene cancelando a los profesores de medio tiempo JOSE DEL CARMEN

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GUTIERREZ DUARTE y HERNANDO CONTRERAS OTALORA, disponiendo
el pago indexado de las diferencias por concepto de: a) salarios para los años
de 2000 a 2004, en cuantías de $4.142.133,oo, $6.694.800,oo, $7.297.200,oo,
$7.808.400,oo y $1.386.000,oo, respectivamente; b) primas de servicios de los
años 2000 a 2003, por valor de $345.178,oo, $557.900,oo, $608.100,oo y
$650.700,oo, respectivamente; c) primas extralegales de los años 2000 a
2003, la de navidad por las cantidades de $429.711,oo, $650.883,oo,
$709.450,oo y $759.150,oo, la de servicios por las sumas de $143.706,oo,
$158.072,oo, $172.295,oo y $184.365,oo, y la de vacaciones por los
guarismos de $135.253,oo, $148.773,oo, $162.160,oo y $173.520,oo,
respectivamente; d) cesantías de los años 2000 a 2004, en cuantía de
$345.178,oo, $557.900,oo, $608.100,oo, $650.700,oo y $115.500,oo,
respectivamente; e) intereses a la cesantía por los años de 2000 a 2004, por
valor de $28.190,oo, $66.948,oo, $72.972,oo, $78.084,oo y $2.310,oo,
respectivamente; y f) vacaciones de los años 2000 a 2003, las sumas de
$253.600,oo, $278.950,oo, $304.050,oo y $325.350,oo, respectivamente. Así
mismo, condenó a la accionada a cancelar el valor real de los aportes para
salud, pensiones y riesgos profesionales, conforme al monto de salario
reconocido en la sentencia y una vez efectuados los descuentos de ley, y la
absolvió de las demás pretensiones incoadas en su contra, e impuso las
costas del proceso a la parte vencida.

IV. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

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La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
D.C., desató el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada y con
senten0cia del 12 de agosto de 2005, revocó la decisión de primer grado para
en su lugar absolver a la entidad demandada de todas y cada una de las
pretensiones formuladas en su contra, condenó en costas de la primera
instancia al demandante y se abstuvo de imponer las de la alzada.

El ad quem estimó que en el plenario no obran los elementos mínimos


probatorios que determinen la discriminación alegada por la parte actora, y que
por el contrario respecto de los docentes con quien el a quo hizo la
comparación, señores José del Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando
Contreras Otalora, está acreditado que no existe desigualdad retributiva para
con el demandante, en la medida que son distintas las fechas de ingreso, la
antigüedad, los cargos desempeñados, la carga académica asignada, los
sueldos básicos, las labores como la forma en que se ejecutaban, las
evaluaciones de desempeño, etc.; que el hecho de que el accionante hubiera
desempeñado algunas labores de las que dichos trabajadores desarrollaban,
ello por sí solo no alcanza a cumplir los cometidos del artículo 143 del Código
Sustantivo de Trabajo, pues no se demostró la distinción clara entre las
funciones cumplidas entre unos y otros, a más que aparece una evaluación de
desempeño del actor que condujo a obtener una calificación por debajo de los
estándares señalados por la Universidad y trajo consigo la no asignación a
éste de carga académica para el año 2003; y que al proceso no se allegó
manual, descripción de funciones o documento similar, que sirviera para

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establecer las funciones de los cargos de las personas que se afirma
devengan sin justificación una remuneración superior a la del demandante.

El ad quem textualmente sustenta su decisión en lo siguiente:

"(....) Para la Fundación Universitaria accionada en el proceso no se


encuentra demostrada discriminación alguna en contra del actor que
conlleve a imputar violación al principio de igualdad como mal se ha
entendido y confundido dada la existencia de conductas académicamente
inapropiadas por parte del actor. Que la situación debe ser valorada
objetivamente, como quiera que al haberse realizado de manera subjetiva
se logró un mal nivel salarial toda vez que el juzgador confundió los
cargos, las tareas y los salarios y se basó para ello en la mínima situación
de dos profesores y no de la mayoría (fls. 552 a 553).

No cabe duda alguna que el punto central de debate entre las partes en
litigio lo constituye la pretendida nivelación salarial y consecuenciales, a la
cual accedió el Juzgado de Instancia (fls. 528 a 551), al haber establecido,
mediante cotejo relacionado con las condiciones del trabajador
demandante y los profesores HERNANDO CONTRERAS OTALORA y
NELLY VOROBIOVA DE PARRA, practicado dentro del inspección
judicial, que éstos últimos fueron vinculados a la institución, bajo las
mismas condiciones laborales del actor, en cuanto a modalidad
contractual, como profesores de medio tiempo y para la misma época en
que fue vinculado el accionante, advirtiendo el Despacho desigualdad de
trato entre el demandante y los demás profesores relacionados en lo que
respecta al monto del salario o de su cuantía.

Primero, resulta conveniente observar, según el listado de nómina de los


profesores de la Universidad accionada legible a folios 201 a 202, que el
cargo para el cual fue contratado el demandantes es el de <profesor medio
tiempo>, mientras que los compañeros sobre los cuales se realizó la
inspección judicial sobre sus hojas de vida y quienes en su sentir así como
en el del Juez del Conocimiento desempeñaban las mismas funciones
devengando una mayor asignación mensual, desempeñaban el cargo de
<profesor planta medio tiempo>.

Debe tenerse presente que el principio de igualdad en el campo salarial,


conocido como <A trabajo igual, salario igual>, parte del supuesto de que la
discriminación salarial atenta contra la igualdad como derecho

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fundamental inherente a la relación laboral. Lo cual implica, en otras
palabras, que habrá discriminación cuando ante la situación se de un trato
jurídico salarial diferente. La operancia de este principio exige, según la
doctrina más general, la reconocida igualdad de condiciones y eficacia en
el trabajo, pues aun cuando el puesto o empleo sea el mismo, el
rendimiento de los trabajadores puede ser distinto".

Transcribió lo sostenido por la Corte en relación al principio de trabajo


igual salario igual, en sentencia del 10 de octubre de 1980, sin especificar su
radicación, y continuó diciendo:

"(....) Descendiendo al sub-lite encuentra la Sala contrario a lo sostenido


por el A-quo que no existe desigualdad retributiva frente al trabajador a
diferencia de los docentes JOSE DEL CARMEN GUTIERREZ DUARTE y
HERNANDO CONTRERAS OTALORA ya que la situación y
circunstancias de estos trabajadores por razón de sus fechas de ingreso,
antigüedad, cargos desempeñados, sueldos básicos, labores y forma en
que las han realizado, evaluación del desempeño, etc., han podido ser y
han sido diferentes tal como se advierte de la diligencia de inspección
judicial practicada en las dependencias de la accionada sobre las hojas de
vida de éstos trabajadores, de las que a manera de ejemplo se observa en
relación con el demandante que el profesor JOSE DEL CARMEN
GUTIERREZ DUARTE tenía asignada una carga académica para el
segundo semestre de 2002 de 15 horas mientras que el actor tenía a su
cargo 9 horas (fls. 202 a 203).

En el informativo claro es que el demandante no desempeñó el mismo


cargo que sus compañeros JOSE DEL CARMEN GUTIERREZ DUARTE Y
HERNANDO CONTRERAS OTALORA y el hecho de que hubiera
desarrollado algunas labores de las que ellos desarrollan, por sí solo no
alcanza a cumplir con los presupuestos de la norma laboral invocada, toda
vez que no se acreditó distinción clara entre las funciones desempeñadas
por el actor respecto a sus compañeros y por el contrario se allegaron una
serie de evaluaciones sobre el desempeño docente del demandante que
conllevaron a obtener una calificación por debajo de los estándares
señalados por la Universidad mismos que trajeron como consecuencia la
no asignación de carga académica en el año de 2003 (fls. 298 a 527).

Y es que, estudiado el proceso en su integridad, no hay manual y/o


descripción de funciones o .documento alguno que hiciera sus veces y

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que permitiera aseverar ya en la sentencia, la diferencia clara puntual
como determinante de funciones entre los cargos desempeñados por el
actor y los trabajadores respecto de los cuales señala la diferencia salarial
reclamada, para devenir las consecuencias de ley.

Por lo que así, no teniendo el fallador elementos mínimos probatorios para


esclarecer las distinciones, si las hay, entre el cargo que señala el
accionante fue por él desempeñado en su relación laboral habiéndosele
desconocido la diferencia salarial; forzoso resulta devenir, que el punto
central base de la reclamación de reajuste salarial y demás no ha de tener
prosperidad pues la discriminación apuntalada que en términos
constitucionales se entiende como la desigualdad desprovista de
justificación, no tendría asidero alguno en el plenario.

Suficientes los anteriores razonamientos para concluir en la revocatoria


del fallo absolutorio emitido por el A-quo".

V. RECURSO DE CASACION

Lo propuso el demandante y según se lee en el alcance de la


impugnación, con el recurso de casación pretende que esta Corporación
CASE la sentencia del Tribunal, y en sede de instancia confirme la decisión de
primer grado.

Con tal propósito formuló dos cargos que merecieron réplica, los cuales
se estudiaran en el orden propuesto.

VI. PRIMER CARGO

La censura acusó la sentencia del fallador de alzada de violar por la vía


directa, en el concepto de interpretación errónea, el artículo 143 del Código

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Sustantivo del Trabajo, y que como consecuencia de esa mala interpretación
no le hizo producir efectos a los artículos "27, 127, 189, 249, 254, 306 y 467 del
Código Sustantivo del Trabajo, el numeral 9° de la letra a) del artículo 7° del Decreto
Legislativo 2351 de 1965 (convertido en legislación permanente por el artículo 3° de
la Ley 48 de 1968), el artículo 2° del Decreto 1373' de 1966 y el artículo 99 de la Ley
50 de 1990, preceptos legales que infringió directamente al no haberlos aplicado".

Para la demostración del cargo, el recurrente efectuó el siguiente


planteamiento:

"(.....) El tribunal interpretó erróneamente el artículo 143 del Código


Sustantivo del Trabajo, el cual claramente preceptúa que <a trabajo igual
desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales,
debe corresponder salario igual> y, además, prohibe establecer diferencias
en el salario <por razones de edad, sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión
política o actividades sindicales>.

Aunque transcribió apartes de una sentencia de 10 de octubre de 1980 en


la que la Corte Suprema de Justicia asentó <que la diferencia de salarios
entre trabajadores de muy distinta antigüedad no constituye por sí sola la
discriminación salarial que proscribe el artículo 143 del Código Sustantivo del
Trabajo> y que la igualdad en condiciones de eficiencia debe ser apreciada
<no sólo en cuanto al rendimiento físico pues no se trata de la remuneración por
rendimiento>, el tribunal interpretó erróneamente dicha norma, en razón de
haber pasado por alto que cuando objetivamente se establece que se ha
pagado menos salario a un trabajador que desempeña su trabajo en un
puesto igual y con igual jornada que otros trabajadores del mismo
establecimiento o empresa, es al empleador a quien incumbe la carga de
probar que no son iguales las condiciones de eficiencia de quien reclama
le sea pagado un salario igual al de otros trabajadores cuyo puesto y
jornada es la misma, conforme resulta de lo preceptuado en el artículo 2°
del Decreto 1376 de 1996, que al reglamentar el numeral 9° de la letra a)
del artículo 7° del Decreto Legislativo 2351 de 1965, establece que para
dar aplicación a la justa causa de terminación unilateral del trabajo por <el
deficiente rendimiento en el trabajo, en relación con la capacidad del trabajador
y con el rendimiento promedio en labores análogas> , el patrono debe ceñirse
al procedimiento de requerir por escrito al menos dos veces al trabajador
y, además, está obligado a presentarle <un cuadro comparativo de

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rendimiento promedio en actividades análogas>, y sólo puede terminar el
contrato por tal causa si no queda conforme con las justificaciones que el
trabajador presente en sus descargos.

Si el patrono únicamente puede dar por terminado unilateralmente el


contrato de trabajo aduciendo el deficiente rendimiento del trabajador
después de seguir un procedimiento en el cual debe presentarle un cuadro
comparativo del rendimiento promedio de trabajadores que realizan
actividades semejantes, es forzoso considerar que la acertada
interpretación del artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo exige que
una vez establecido que un trabajador desempeña su trabajo en un puesto
y en una jornada iguales a las de otro u otros trabajadores cuyas
actividades son análogas, quien tiene la carga de probar que no son
iguales las condiciones de eficiencia es el patrono o empleador, como
ahora lo denomina la Ley 50 de 1990, y no el trabajador que ha
demostrado que en perjuicio suyo se ha establecido una diferencia de
salario por no ser el que se le paga igual al de los demás trabajadores que
desempeñan su labor en puesto y jornada iguales.

Lo anterior es así no sólo en virtud de lo establecido en el artículo 2° del


Decreto 1363 de 1996, el cual, al reglamentar la aplicación de la justa
causa originada en el deficiente rendimiento en el trabajo, le impone al
patrono el deber de ceñirse a un procedimiento en el que una de sus
etapas lo obliga a presentarle al trabajador cuyo rendimiento considera no
corresponde a su capacidad <un cuadro comparativo de rendimiento
promedio en actividades análogas>, pues no será justo el despido si
previamente no ha seguido ese procedimiento y objetivamente le ha
demostrado que su rendimiento es deficiente comparándolo con el término
medio de rendimiento que tienen los trabajadores cuya actividad se
asemeja a la que él desempeña, sino porque no sería razonable que el
trabajador estuviera asimismo obligado a probar que las condiciones de
eficiencia también son iguales, una vez que ha probado que su puesto y
jornada son iguales a las de otro trabajador a quien se le paga un salario
mayor, por cuanto él no se halla en condiciones de establecer cuál es el
rendimiento de sus compañeros de trabajo, ni tiene por qué ni cómo
elaborar cuadros comparativos de rendimiento promedio.

Por otro lado, lo racional es que sea el que establece la diferencia -el
empleador- quien deba explicar el motivo por el cual la hace y el porqué
de remunerar en forma diferente el trabajo a dos trabajadores que realizan
su labor en puesto y jornada iguales, correspondiéndole por esta razón la
carga de probar que las condiciones de eficiencia son diferentes y no
iguales, y que es el hecho de ser distinto el rendimiento en cuanto a la
calidad y cantidad de trabajo lo que justifica que el salario de ambos no

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sea igual.

Resultaría contradictorio que para dar por terminado el contrato de trabajo


por un deficiente rendimiento en el trabajo el empleador esté obligado a
probar, mediante un cuadro comparativo, que el trabajador tiene un
rendimiento por debajo del promedio en actividades análogas; pero que si
un trabajador le reclama al empleador que le pague un salario igual al de
otro trabajador porque ambos ejecutan su labor en un puesto y en una
jornada iguales, deba también probarle que son iguales las condiciones de
eficiencia. Conviene recordar que siempre que haya una contradicción y
surja una duda en la aplicación e interpretación de la leyes obligatorio
resolverla interpretando las normas enfrentadas en la forma que resulte
más favorable la situación para el trabajador, vale decir, que deberá
interpretarse el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo de modo
que resulte aplicable y se produzca el efecto perseguido por el legislador,
efecto que no es otro diferente a impedir que el empleador establezca
diferencias caprichosas o arbitrarias en el salario, y que si existe una
diferencia en la remuneración entre dos trabajadores cuyo puesto y
jornada son iguales, sea el empleador o patrono el obligado a explicar la
razón de la diferencia y demostrar que no es discriminatorio el tratamiento
desigual del trabajador que recibe una menor remuneración sino que la
diferencia de salario se justifica por su menor eficiencia o rendimiento en
el trabajo.

Sólo resulta correctamente interpretado el artículo 143 del Código


Sustantivo del Trabajo si se entiende la norma en la forma como quedó
atrás explicada, esto es, que al trabajador que reclama la aplicación del
principio <a trabajo igual, salario igual> le basta probar que el trabajo lo
desempeña en puesto y jornada iguales a las de otro trabajador, y que es
al empleador a quien le incumbe probar que las condiciones de eficiencia
de uno y otro no son iguales, por lo que el diferente tratamiento en cuanto
a la remuneración no entraña una diferencia en el salario por alguna de
las razones proscritas en dicho precepto legal.

En este caso el tribunal interpretó erróneamente la norma pues no tomó


en cuenta que la sentencia de 10 de octubre de 1980, en la cual creyó
encontrar apoyo, lo único que en verdad dice es <que la diferencia de
salarios de muy distinta antigüedad no constituye por sí sola la discriminación
salarial que proscribe el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo> y que
<la igualdad en condiciones de eficiencia, que le permite a un trabajador realizar
una labor de igual valor a la que otro realiza, debe ser apreciada
objetivamente>; pero en el fallo aludido en la providencia recurrida no se
explica a quién incumbe la carga de probar si las condiciones de eficiencia
entre los dos trabajadores comparados es o no igual.

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No puede pasarse por alto que en la actualidad se encuentra vigente el


artículo 53 de la Constitución Política, conforme al cual cuando el
Congreso expida el estatuto del trabajo deberá tener en cuenta entre los
<principios mínimos fundamentales> el de la <igualdad de oportunidades para
los trabajadores> y el de la <situación más favorable al trabajador en caso de
duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho> ; y
como el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo no es otra cosa
que una aplicación normativa concreta del principio constitucional
fundamental de igualdad de oportunidades, es por esta razón que para
interpretarlo correctamente, en armonía con lo preceptuado en el artículo
2° del Decreto 1373 de 1966, se impone concluir que siempre que se trate
de establecer el rendimiento de un trabajador para determinar si por ser
deficiente se justifica su despido por esta causa o para establecer si el
rendimiento del trabajador es igual al de otro cuyo puesto y jornada son
iguales, pero a quien no se le paga igual salario sino uno superior, es al
empleador a quien corresponde probar, por medio de un cuadro
comparativo de rendimiento promedio en actividades análogas, que las
condiciones de eficiencia del trabajador están por debajo del término
medio o que no son iguales a las del trabajador con el que éste pretende
equipararse para que se le pague un salario igual.

Si el tribunal hubiera interpretado bien el artículo 143 del Código


Sustantivo del Trabajo no hubiera exigido en la sentencia que el profesor
Carlos Fradique Méndez tuviera que probar no sólo que su salario es muy
inferior al de los demás trabajadores de medio tiempo, sino que también le
incumbía probar <la diferencia clara puntual como determinante de funciones
entre los cargos desempeñados por el actor y los trabajadores respecto de los
cuales señala la diferencia salarial reclamada> (folio 591), para decirlo con las
textuales pero confusas palabras de la providencia impugnada, en la que
asimismo se concluye que por no obrar en el proceso el <manual y/o (sic)
descripción de funciones o documento alguno que hiciera sus veces> carecía el
juez de la causa de <elementos mínimos probatorios para esclarecer las
distinciones, si las hay, entre el cargo que señala el accionante fue por él
desempeñado en su relación laboral habiéndosele desconocido la diferencia
salarial> (ibídem), para igualmente reproducir literalmente el embrollado y
equivocado razonamiento del juez de alzada.

Debe entonces la Corte casar la sentencia como está pedido al fijar el


alcance de la impugnación, para en instancia confirmar lo resuelto por el
juzgado, pues si el tribunal no hubiera interpretado erróneamente el
artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo le hubiera hecho producir
efectos a las normas atributivas de los derechos laborales reconocidos en
el fallo revocado al demandante Carlos Fradique Méndez, preceptos

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legales sustantivos que fueron conculcados como consecuencia de la
violación de la ley por infracción directa>.

VII. REPLICA

A su turno la réplica manifestó que el cargo no puede tener prosperidad,


dado que el Tribunal interpretó correctamente el artículo 143 del C.S. del T., el
cual no prohibe que se establezcan salarios diferentes por razones del bien
común, mayor eficacia, evaluación de desempeño, laboriosidad o contratación
de las tareas de trabajo, ello dentro de un marco objetivo y razonable; que el
fallador de alzada, no vio la necesidad de explicar a quien incumbía la carga
de la prueba, pues con base en los medios de convicción existentes fue que
resolvió la litis y concluyó especialmente con lo verificado en la inspección
judicial y las evaluaciones que obran en el expediente, que el actor no se
desempeñaba en el mismo cargo de sus compañeros docentes Gutiérrez y
Contreras, además echó de menos el manual de funciones o descripción de
cargos que era un instrumento idóneo para esclarecer la controversia.

VIII. SE CONSIDERA

El cargo pone a consideración de la Corte el tema relativo a la carga de


la prueba respecto de la demostración de las razones que justifiquen una
asignación salarial distinta, en el marco del artículo 143 del Código Sustantivo
del Trabajo, pues en sentir de la censura el Tribunal no explicó quien tenía la

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Corte Suprema de Justicia


Exp. 28441
carga de probar si eran iguales o no las condiciones de eficiencia entre los dos
trabajadores comparados, cuando de la correcta interpretación de la norma se
debe entender que "al trabajador que reclama la aplicación del principio <a trabajo
igual, salario igual>, le basta probar que el trabajo lo desempeña en puesto y
jornada iguales a las de otro trabajador, y que es al empleador a quien le incumbe
probar que las condiciones de eficiencia de uno y otro no son iguales, por lo que el
diferente tratamiento en cuanto a la remuneración no entraña una diferencia en el
salario por alguna de las razones propuestas en dicho precepto legal" , para lo cual
armoniza dicho mandato con lo reglado por el artículo 2° del Decreto 1373 de
1966 sobre el procedimiento en caso de despido por deficiente rendimiento,
aseverando que en este último evento también se requiere que el empleador
demuestre que el rendimiento del trabajador es igual al de otro cuyo puesto y
jornada son iguales "por medio de un cuadro comparativo de rendimiento promedio
en actividades análogas".

La norma cuestiona es del siguiente tenor literal:

"(...) ART. 143. A trabajo igual, salario igual. 1. A trabajo igual


desempeñado en puesto, jornada, y condiciones de eficiencia
también iguales, debe corresponder salario igual, comprendiendo
en éste todos los elementos a que se refiere el artículo 127.
2. No pueden establecerse diferencias en el salario por razones de
edad, sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión política o
actividades sindicales". (Resalta la Sala).

La citada disposición prescribe la igualdad salarial o de remuneración


bajo el aforismo "a trabajo igual, salario igual", respecto de aquellos trabajadores
que ejecutan un mismo oficio, bajo los supuestos de que la prestación del

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Exp. 28441
servicio sea desempeñada en igual puesto y jornada, así como en condiciones
de eficiencia semejantes, pero en momento alguno establece reglas de la
carga de la prueba, en el sentido de determinar a cual parte involucrada le
corresponde probar los requerimientos contenidos en dicho precepto legal.

En estas condiciones, para solucionar el tema resulta imperioso acudir


al principio de la carga de la prueba previsto en el artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable en materia laboral por integración analógica,
consistente en que "Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las
normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen", significando lo
anterior que quien pretende se le declare la igualdad salarial, es el llamado a
demostrar la existencia efectiva de los tres elementos esenciales que
contempla la norma, esto es, puesto, jornada y condiciones de eficiencia
semejantes.

Lo anterior es jurídicamente razonable, puesto que de antaño se ha


considerado como principio universal en cuestión de la carga probatoria, que
quien afirma una cosa es quien está obligado a probarla, obligando a quien
pretende o demanda un derecho, que lo alegue y demuestre los hechos que lo
gestan o aquellos en que se funda, desplazándose la carga de la prueba a la
parte contraria cuando se opone o excepciona aduciendo en su defensa
hechos que requieren igualmente de su comprobación, debiendo desvirtuar la
prueba que el actor haya aportado como soporte de los supuestos fácticos
propios de la tutela jurídica efectiva del derecho reclamado.

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República de
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Corte Suprema de Justicia


Exp. 28441
Al decir del recurrente, el trabajador demandante en estos eventos sólo
esta obligado a probar dos de los requisitos plasmados en el Artículo 143 del
C.S. del T., el puesto y la jornada iguales, más no las condiciones de
eficiencia, trasladándole esta última carga al empleador, lo cual por lo visto no
tiene asidero jurídico, habida cuenta que para que se pueda dar la igualdad
salarial es indispensable que se demuestre por quien la alega, los tres
aludidos presupuestos, pues la falta de alguno de ellos da al traste con la
pretensión.

Es más, al no estar obligado el demandado a demostrar que las


condiciones de eficiencia son diferentes y no iguales, la acreditación por el
demandante de los dos primeros supuestos no son suficientes, por virtud de
que se debe estar en real y concreta presencia de todos como un todo jurídico
plasmado en el aludido precepto, máxime que la legislación no consagra la
presunción de alguno de los tres componentes que dan cabida al principio de
"a trabajo igual salario igual", el cual no es de aplicación automática, porque para
cada caso en particular, además del puesto de trabajo y la jornada igual, se
requiere la prueba de las condiciones de eficiencia semejantes, que se
traducen en el desempeño de funciones idénticas por parte de los trabajadores
que se encuentren en un mismo plano de igualdad, respecto de ciertos
factores como por ejemplo: calidad y cantidad de trabajo, experiencia en las
actividades que se ejecutan, capacitación, preparación, nivel educativo o
conocimientos frente a las tareas que se realizan, antigüedad, rendimiento,
resultados en la actividad desplegada, responsabilidad, evaluaciones, entre
otros, que permitan establecer la similitud o no de tales condiciones.

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República de
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Exp. 28441

Sobre esta precisa temática es pertinente traer a colación la


jurisprudencia adoctrinada por esta Sala, en relación a los alcances de los
preceptos legales que consagran el principio en estudio y los supuestos de
hecho que deben aparecer acreditados para que se consolide la nivelación
salarial, así como lo sostenido en lo atinente a la carga de la prueba.

En efecto, en sentencia del 10 de junio de 2005 radicado 24272, esta


Corporación puntualizó:

"(....) En este cargo la censura argumenta que en razón de la


igualdad de las personas y la capacidad laboral que se presume,
debió imponerse el ajuste salarial pretendido <con independencia de
las naturales diferencias en la actividad específica entre los distintos
analistas financieros>.

Insiste en que es indispensable y urgente que la Sala de Casación


Laboral defina o actualice su jurisprudencia sobre el principio de
igualdad, dado el criterio restrictivo que ha venido adoptando el
Tribunal de Medellín, y otros juzgadores, respecto de negar este
derecho fundamental por el desempeño de trabajos equivalentes.

Sobre el particular, cumple advertir que es cierto, como lo afirma la


censura, que la igualdad salarial por trabajo de igual valor es un
principio del derecho del trabajo universalmente reconocido que se
halla consagrado en convenios internacionales de trabajo. En el
sistema jurídico colombiano se acoge bajo el aforismo “a trabajo
igual, salario igual” y cuenta con pleno respaldo constitucional en el
artículo 13 de la Carta Política que consagra el derecho a la
igualdad, del que son compendio fiel el artículo 143 del Código
Sustantivo del Trabajo y el artículo 5º de la Ley 6ª de 1945. Ha
explicado esta Sala de la Corte que ese principio proscribe el trato
diferente en materia salarial y con él <se reconoce una relación de
equivalencia de valores prestacionales conmutativos en cuanto a la
fuerza de trabajo que suministra el trabajador al patrono y que este debe
retribuir como contraprestación, sobre un plano de igualdad jurídica y
material> (Sentencia del 7 de febrero de 1996. Radicado 7807).

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República de
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Exp. 28441

Pero también de tiempo atrás la jurisprudencia laboral ha precisado


que la cabal utilización del principio no significa una equiparación
automática en materia salarial para todos los trabajadores, pues no
consiste en imponer por ministerio de la ley una indistinta
asimilación salarial, de suerte que es legítimo que existan
diferencias razonables en la remuneración de los trabajadores,
siempre y cuando estén fundadas en razones objetivas, como el
régimen jurídico que se les aplica, o surgidas de aspectos relativos a
la cantidad y la calidad del trabajo realizado, tales como la
antigüedad del trabajador, la capacidad profesional, las condiciones
de eficiencia, el rendimiento, la jornada laboral, etc.

Y esos elementos que justifican el trato diferente no han quedado


totalmente al arbitrio del empleador, pues la ley se ha encargado de
establecer en cuáles casos debe existir igualdad en la remuneración
y los factores laborales que dan derecho a esa igualdad.

(....)

Pero lo anterior no significa que la simple similitud en el cargo


desempeñado sea fundamento suficiente para la igualación salarial,
pues, como se ha visto, existen razones que, aún en presencia de
esa semejanza, permiten al empleador pagar una remuneración
distinta a los trabajadores que desempeñen cargos análogos.

Con todo, el Tribunal no exigió a la actora una demostración de las


condiciones en que se prestó el servicio en los términos sugeridos
por la censura, pues, precisamente, encontró diferencias
sustanciales tanto en las funciones desempeñadas por la actora y
Luz Victoria Arcila Duque, como en las responsabilidades laborales
que a cada una de ellas correspondía, análisis probatorio que luce
ajustado a los requerimientos del artículo 5º de la Ley 6ª de 1945.

Por otro lado, asevera el impugnante que el trabajo por cotejar debe
ser mirado de manera genérica y, en cuanto a las funciones de los
trabajadores comparados, no deben ser ellas específicas sino que
su análisis se ha de efectuar de manera amplia. Sobre el particular,
importa advertir que esa manera de ver el principio de igualdad
salarial no se corresponde con su esencia ni con las normas legales
que, en lo relativo a los trabajadores oficiales, lo desarrollan. Lo que
en últimas se pretende con esa equivocada hermenéutica es
establecer un igualitarismo salarial por la simple equivalencia en los
cargos desempeñados, dejando de lado que, como quedó visto, la

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República de
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Exp. 28441
ley laboral permite para ese evento razonables diferencias en la
retribución, en cuanto no comporten una discriminación por razones
de nacionalidad, sexo, edad, religión, opinión política o actividades
sindicales.

Sostiene también el impugnante que una vez acreditado por el


trabajador que desempeña la misma clase de trabajo que otros que
reciben una mayor retribución, su capacidad laboral debe
presumirse, sin perjuicio de que el empleador acredite las razones
para la existencia de una remuneración diversa. No encuentra la
Corte fundamento jurídico en la presunción alegada por el censor,
pues la aptitud laboral de un trabajador que pretenda una nivelación
salarial es cuestión que debe establecerse de manera individual, de
tal modo que pueda ser comparada con la de su compañero de
labores a cuya misma retribución aspira; por manera que no es
dable demostrarla a través de suposiciones genéricas.

Con todo, el propio recurrente admite en su razonamiento que es


dado al empleador demostrar las razones para una remuneración
diferente y eso fue lo que en este caso encontró acreditado el
Tribunal: que había motivos razonables para que la actora no
devengara el mismo salario que la trabajadora con quien pidió ser
comparada. Por lo tanto, aún de admitirse en gracia de discusión la
validez del aserto proclamado por el censor, la presunción por él
pregonada no tendría aplicación en este caso, al haber sido
desvirtuada con las pruebas del proceso.

(....)

En un caso similar al que aquí se analiza, se pronunció esta Corte en


sentencia del 24 de mayo de 2005, radicación 23148, de la siguiente
manera:

“Finalmente, resulta oportuno anotar en torno del tema de la nivelación salarial


controvertido en este asunto, que está ligado indisolublemente al principio de
a trabajo igual salario igual, que la jurisprudencia tiene reiterado que esta
garantía tiene aplicación imperativa cuando se desempeña el mismo puesto,
en condiciones de eficiencia iguales; de manera que en relación con el
segundo presupuesto referido cobran preponderancia para la fijación de
salarios factores tales como la capacitación para el cargo, la antigüedad y
experiencia de los trabajadores, que permiten una asignación salarial distinta,
sin que se entienda que obedece a un proceder discriminatorio, pues se
fundamenta en razones lógicas que en gran medida se encuentran fundadas
en la equidad.”

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República de
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Exp. 28441

La anterior es la actual posición de la Sala, razón suficiente para


que no prospere la acusación, toda vez que no existen elementos
nuevos que impliquen su modificación. En consecuencia, se
reafirman tales planteamientos para despachar desfavorablemente
el cargo propuesto".

Y en casación del 25 de septiembre de 1997 radicación 9255, reiterada


en decisión del 16 de noviembre de 2005 radicado 24575, se expresó:

"(.....) La nivelación salarial ordenada por el Tribunal, contra la que van


dirigida los tres (3) primeros errores de hecho señalados por la censura, es
sabido está reglada en el artículo 143 del C.S.T. y que de acuerdo con el
mismo, para que dicha figura opere, no es suficiente demostrar que una
persona ocupa “puesto” idéntico al de otra, sino que es necesario probar
que lo hizo en jornada y condiciones de eficiencia también iguales.

(....)

Y es que debe precisar la Sala que para efectos del artículo 143 del C.S.T.
no basta establecer que determinada persona cumplió de manera eficiente
las funciones de un “puesto”, sino que es indispensable que tal eficiencia
sea igual a la cumplida por otra persona en el mismo empleo; elemento que
exige necesariamente una comparación razonada y explicada. De no ser
así el principio de la norma legal precitada quedaría limitado <a puesto igual,
salario igual>

(.....)

Es de anotar en cuanto a la solicitud de la réplica para que se tenga en


cuenta el criterio de la Corte Constitucional respecto a que son los
empleadores los que deben demostrar las razones que justifiquen una
diferenciación salarial, que esta Sala no lo comparte por cuanto el mismo
no consulta el principio de la carga de la prueba previsto en las normas
procesales, las que como bien es sabido son de orden público y desarrollo
del derecho constitucional fundamental del debido proceso”. (Resalta la
Sala).

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Exp. 28441
De otro lado, no es posible agregarle ingredientes al artículo 143 del C.
S. del T. como tratar de abrazarlo con lo dispuesto en el artículo 2° del Decreto
1373 de 1966 que regula lo referente al procedimiento que el empleador debe
observar, para dar aplicación al numeral 9 literal a) del artículo 7 del Decreto
2351 de 1965 y poder despedir a un trabajador invocando "El deficiente
rendimiento en el trabajo en relación con la capacidad del trabajador y con el
rendimiento promedio en labores análogas, cuando no se corrija en un plazo
razonable a pesar del requerimiento del patrono", toda vez que si bien este
procedimiento le impone al empleador la carga de presentar un cuadro
comparativo de rendimiento promedio en actividades análogas, lo es con fines
disímiles al cometido del precepto "a trabajo igual salario igual", donde en ese
evento lo que se busca es consolidar una justa causa para dar por terminado
el contrato de trabajo, imponiéndose la fatiga probatoria al empleador,
situación muy diferente a lo que se trae en el primer artículo mencionado, que
ni siquiera imaginariamente podríamos forzarlas a un encuentro armónico.

Por consiguiente, el Tribunal interpretó correctamente el ameritado


canon 143 del C. S. del T., y por consiguiente no cometió el error jurídico que
le atribuyó la censura.

Así las cosas, el cargo no prospera.

IX. SEGUNDO CARGO

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Exp. 28441

El censor acusó la sentencia impugnada de violar indirectamente, en el


concepto de aplicación indebida, los artículos "27, 127, 143, 189, 249, 254, 306 y
467 del Código Sustantivo del Trabajo, el numeral 9° de la letra a) del artículo 7° del
Decreto Legislativo 2351 de 1965 (convertido en legislación permanente por el
artículo 3° de la Ley 48 de 1968), el artículo 2° del Decreto 1373 de 1966 y el
artículo 99 de la Ley 50 de 1990".

Aseguró que la violación de la ley se produjo por haber cometido el juez


colegiado los siguientes errores de hecho:

"a. Haber dado por probado, sin estarlo, que son categorías diferentes la
de <profesor medio tiempo> y la de <profesor planta medio tiempo>.

b. No haber dado por probado, estándolo, que el demandante Carlos


Fradique Méndez es profesor de planta de la Fundación Universidad
Autónoma de Colombia, en su condición de profesor de medio tiempo;

c. No haber dado por probado, estándolo, que los profesores de medio


tiempo <reciben salario por su condición de tales, independientemente de su
carga académica o del resultado de su gestión que en otros campos le haya
encomendado la universidad>;

d. Haber dado por probado, sin estarlo, que <las evaluaciones sobre el
desempeño docente del demandante (.....) conllevaron a obtener una calificación
por debajo de los estándares señalados por la universidad mismos (sic) que
trajeron como consecuencia la no asignación de carga académica en el año
2003>;

e. No haber dado por probado, estándolo, que la sanción impuesta al


profesor Carlos Fradique Méndez consistente en no haberle asignado
carga académica en el año 2003 fue revocada por la Fundación
Universidad Autónoma de Colombia; y

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Exp. 28441
f. Haber dado por probado, sin estarlo, <que no existe desigualdad retributiva
frente al trabajador a diferencia de los docentes José del Carmen Gutiérrez
Duarte y Hernando Contreras Otálora>.

Arguyó que los errores que anteceden se produjeron por la apreciación


errónea de pruebas, tales como: "la confesión hecha en la contestación de la
demanda por la Fundación Universidad Autónoma de Colombia (folios 128 a 133), la
inspección judicial (folios 202 a 204), el "listado de nómina de los profesores de la
universidad accionada legible a folios 201 a 202", la "serie de evaluaciones sobre el
desempeño docente del demandante" (folios 298 a 511) y las actas del consejo
directivo números 1376 y 1384 y del consejo académico número 1093 (folios 512 a
527)", así como por la falta de valoración de los documentos denominados
"informativo de nómina" (folios 18 a 20), "desprendible de pago" (folios 21 a 23) y
"reglamento profesoral" (folios 30 a 36)".

En la sustentación del cargo, el recurrente sostuvo lo siguiente:

"(....) Conviene precisar que la Fundación Universidad Autónoma de


Colombia no ha negado que al profesor Carlos Fradique Méndez le paga
un salario inferior al de otros profesores cuya <jornada> es de <medio
tiempo>, al igual que él, pues lo que ha argüido en su defensa es que <no
es categórica ni automática la nivelación salarial originada para cargos
semejantes> (folio 131), conforme quedó textualmente dicho en la
contestación de la demanda.

Y además de no haber discutido que al profesor Carlos Fradique Méndez


siempre le ha pagado menos que a los demás profesores de la Facultad
de Derecho que trabajan medio tiempo, mediante lo verificado
directamente por el juez en la inspección ocular y los documentos
aportados al proceso durante dicha diligencia se probó fehacientemente
que existe una enorme diferencia entre el sueldo pagado al demandante y
el que reciben los otros profesores de medio tiempo, con excepción de la
profesora Nelly Vorobiova de Parra cuyo sueldo es igual.

Sin embargo, el tribunal -cuyos integrantes no percibieron directamente

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Exp. 28441
los hechos que el juez del conocimiento comprobó personalmente en la
inspección ocular-, apartándose de la ponderada valoración que de la
prueba hizo su inferior, concluyó que <el cargo para el cual fue contratado el
demandante es el de 'profesor medio tiempo', mientras que los compañeros
sobre los cuales se realizó la inspección judicial sobre sus hojas de vida (....)
desempeñaban el cargo de 'profesor planta medio tiempo'> (folio 590),
contrariando así la evidencia que surge de las pruebas que apreció
erróneamente y de las que no apreció, pues lo que resulta de estos
medios de convicción es el hecho incontrovertible de ser los docentes
José del Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora
profesores de medio tiempo al igual que el profesor Carlos Fradique
Méndez y la profesora de la Facultad de Ingeniería Nelly Vorobiova de
Parra -la otra docente a la que se paga un salario inferior a los demás
profesores de planta-, pero que ganan más sueldo ambos, pues ellos dos
y los demás profesores de medio tiempo reciben una remuneración
mayor, sin que en el proceso obre prueba que permita concluir que se
justifica el haber establecido una diferencia en el salario de trabajadores
cuyo <puesto> y <jornada> son iguales, por cuanto los tres son profesores
de medio tiempo y hacen parte del profesorado de la Facultad de Derecho
de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia.

Explicado lo anterior y para cumplir con la exigencia del artículo 7° de la


Ley 16 de 1969 de alegarse y demostrarse por el recurrente que el error
que aparece en los autos es manifiesto, a continuación procedo a criticar
una por una las pruebas, comenzando su análisis por las erróneamente
apreciadas:

1. La confesión hecha por la Fundación Universidad Autónoma de


Colombia al contestar la demanda.

Esta prueba fue mal valorada por el tribunal debido a que si bien apreció
el que llamó <escrito de réplica> y basado en dicha pieza procesal dio por
establecido que la parte demandada había aceptado la existencia de la
relación laboral, la condición de afiliado al sindicato de profesores del
demandante Carlos Fradique Méndez, <las horas de clase asignadas al actor
y su condición de profesor de medio tiempo> , pasó por alto que en la
demanda inicial se afirmó que <el profesor de medio tiempo y el de tiempo
completo reciben salario por su condición de tales, independientemente de su
carga académica o del resultado de su gestión que en otros campos le haya
encomendado la universidad> (folio 112). Este aserto corresponde al hecho
26 de la demanda que se admitió como cierto, confesándose así que la
remuneración de los profesores de medio tiempo no está determinada por
<su carga académica> o por el <resultado de su gestión en otros campos que le
haya encomendado la universidad>.

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Pero a pesar de no haberse discutido este hecho, puesto que se confesó


sin ninguna aclaración, el tribunal concluyó que <no existe desigualdad
retributiva frente al trabajador> porque <se observa en relación con el
demandante que el profesor José de Carmen Gutiérrez Duarte tenía una carga
académica para el segundo semestre de 2002 de 15 horas mientras que el actor
tenía a su cargo 9 horas>, conforme quedó textualmente dicho en la
providencia.

Si este hecho relevante del litigio no fue discutido por las partes debido a
que la Fundación Universidad Autónoma de Colombia admitió como cierto
que los profesores de medio tiempo <reciben su salario por su condición de
tales> y que por esta razón su remuneración es <independiente de su carga
académica o del resultado de su gestión> , y la admisión de ser cierto el
hecho reviste el carácter de una confesión judicial espontánea que se hizo
al contestar la demanda, no hay duda entonces de lo manifiesto del error
de hecho en que incurrió el tribunal, pues para justificar su ilegal decisión
desconoció un hecho respecto del cual los litigantes estuvieron de
acuerdo: que el salario recibido por el profesorado de medio tiempo se
pagaba únicamente en consideración a esa condición de profesor de
medio tiempo y, por ello, no podía aducirse como razón para establecer
una diferencia de remuneración que el profesor José de Carmen Gutiérrez
Duarte tuviera asignada <una carga académica para el segundo semestre de
2002 de 15 horas mientras que el actor tenía a su cargo 9 horas>.

Dado que tanto el profesor Carlos Fradique Méndez como el profesor José
de Carmen Gutiérrez Duarte tenían la condición de profesores de medio
tiempo, su <puesto> y <jornada> es igual, y por tal motivo, su salario debe
ser igual en aplicación del principio <a trabajo igual, salario igual>, ya que
tampoco cabe aducir que las condiciones de eficiencia de uno y otro no
fuesen iguales, puesto que igualmente se confesó que el salario de los
profesores de medio tiempo se fijaba independientemente <del resultado de
su gestión que en otros campos le haya encomendado la universidad>.

2. La inspección judicial.

Esta prueba que fue el medio de convicción que primordialmente tuvo en


cuenta el juez que conoció el asunto y practicó la diligencia fue apreciada
erróneamente por el tribunal, pues, basándose <en la diligencia de
inspección judicial practicada en las dependencias de la accionada> sobre las
hojas de vida de los docentes José de Carmen Gutiérrez Duarte y
Hernando Contreras Otálora, concluyó que <Ia situación y circunstancias de
estos trabajadores por razón de sus fechas de ingreso, antigüedad, cargos
desempeñados, sueldos básicos, labores y forma en que las han realizado,

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evaluación del desempeño, etc., han podido ser y han sido diferentes> (folio
591).

Basta leer los tres folios del acta de la inspección ocular o inspección
judicial para convencerse, mediante la simple lectura de ella, que en dicha
diligencia el juez que la practicó no verificó los <sueldos básicos>, ni las
labores realizadas, ni la forma como se realizaron las labores, ni la
<evaluación del desempeño>. Nada de esto aparece en el acta, por lo que
carece de sustento y no corresponde a la verdad la conclusión del tribunal
plasmada en la sentencia y según la cual mediante la inspección judicial
se verificó que <la situación y circunstancias> del profesor Carlos Fradique
Méndez y de los docentes José de Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando
Contreras Otálora <han sido diferentes>.

Lo que sí se verificó en la diligencia de inspección ocular fue el hecho de


ser mayor la <antigüedad> del profesor Carlos Fradique Méndez, quien
ingresó a la Facultad de Derecho como profesor de medio tiempo el 1° de
febrero de 1974, mientras que el profesor José del Carmen Gutiérrez
Duarte se vinculó el 24 de febrero de 1982 y el profesor Hernando
Contreras Otálora el 4 de febrero de 1980. Estos dos docentes fueron
contratados para que trabajaran como profesores de medio tiempo, al
igual que el demandante, y así lo dejó consignado en el acta el juez que
practicó la diligencia por haberlo verificado en las hojas de vida de estos
tres profesores.

Tan grosera resulta la mala apreciación de la prueba y tan manifiesto el


error de hecho que de la defectuosa valoración proviene que para
establecerlo basta leer el acta de la inspección.

Cabe anotar que durante la inspección judicial la jefe de personal de la


Fundación Universidad Autónoma de Colombia, quien puso a disposición
del juzgado los documentos examinados en la diligencia e hizo entrega de
la nómina de pago de salario de los profesores de planta, manifestó que
<en el caso de los profesores de planta (medio tiempo o tiempo completo), la
universidad realiza el pago de manera independiente de la asignación o no de
horas de carga académica> (folio 204), conforme quedó registrado en el
acta. Este hecho fue verificado directamente por el juez respecto del
profesor Hernando Contreras Otálora, quien en el primer semestre del año
de 1999 <no tuvo carga> pero recibió la suma de $922.600,00 por concepto
de salarios. También verificó el juez durante la inspección que al profesor
Carlos Fradique Méndez le fue pagado en el primer semestre del año
2003 la suma de $651.400,00, no obstante que durante ese semestre no
tuvo carga académica.

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3. "Listado de nómina de los profesores de la universidad accionada
legible a folios 201 a 202".

Este documento aportado durante la diligencia de inspección ocular que


conforma los folios 201 y 201B del expediente fue erróneamente
apreciado, pues el tribunal, para justificar su ilegal decisión de revocar la
acertada sentencia de su inferior, adujo que <el cargo para el cual fue
contratado el demandante es el de 'profesor medio tiempo> y, en cambio, los
docentes José de Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora
-que debe entenderse son <los compañeros sobre los cuales se realizó la
inspección judicial sobre sus hojas de vida>- <desempeñaban el cargo de
'profesor planta medio tiempo'>.

En el documento correspondiente a la nómina aparece que quienes allí


figuran son todos <profesores de planta>, y entre esos profesores de planta
está el demandante Carlos Fradique Méndez. O sea que la única
conclusión a que cabe llegar basándose en esa prueba es la de que
Carlos Fradique Méndez es profesor de planta y por su dedicación es
profesor de <medio tiempo>.

Esta es la información que se obtiene al leer la nómina de profesores de


planta de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia; pero además
debe tenerse presente que al contestar la demanda la universidad confesó
que el demandante Carlos Fradique Méndez trabajaba como profesor de
medio tiempo en la Facultad de Derecho, con contrato a término
indefinido, desde el 1° de febrero de 1974. En la misma contestación de la
demanda, como un hecho aducido por la parte demandada, se afirmó que
<el docente continúa al servicio de la universidad> (folio 131).

No sobra anotar que al sustentarse la apelación se afirmó que el juzgado


había incurrido en un error al considerar que Carlos Fradique Méndez
<como 'Profesor de medio tiempo' cumplía la misma actividad de los 'Profesores
de planta de medio tiempo', quienes devengan mayor salario, como también los
'Profesores de medio tiempo A.C-4 (Acuerdo 404 de 2002)'> (folio 558),
introduciéndose así habilidosamente una sutil diferencia para justificar el
hecho de la innegable discriminación de la que ha sido víctima el hoy
recurrente, puesto que si bien en la nómina <se observan las diferencias en
las denominaciones de los cargos y sus respectivos sueldos> (folio 559), es lo
cierto que el reglamento profesoral no contempla estas distinciones ni trae
regulación alguna que permita aceptar estas supuestas categorías de
profesores, y como el acuerdo 404 de 2002 no obra en el proceso lo
aseverado en el alegato no cuenta con el más mínimo respaldo probatorio.

4. Las actas del consejo directivo números 1376 y 1384 y del consejo

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académico número 1093.

Si el tribunal hubiera sabido apreciar estos documentos no hubiera


concluido justificando la discriminación salarial, puesto que de haber
apreciado sin error las actas se hubiera convencido de que la Fundación
Universidad Autónoma de Colombia revocó la sanción que irregularmente
había impuesto al profesor Carlos Fradique Méndez al no haberle
asignado carga académica en el 2003.

5. La "serie de evaluaciones sobre el desempeño docente del


demandante"

En la sentencia aparece dicho lo siguiente: <se allegaron una serie de


evaluaciones sobre el desempeño docente del demandante que conllevaron a
obtener una calificación por debajo de los estándares señalados por la
universidad mismos(sic) que trajeron como consecuencia la no asignación de
carga académica en el año de 2003 (fls. 298 a 527)> (folio 591).

Pero al mirar el expediente se advierte que del folio 298 al folio 511 obran
<las evaluaciones realizadas por los estudiantes al profesor Carlos Fradique
Méndez correspondientes a los periodos académicos de 1-2001/2-2001 y 1-
2002/2-2002, en Derecho Romano I y/o (sic) 11> y que los folios 513 a 527
corresponden a las actas números 1376 de 16 de diciembre de 2002 y
1384 de 10 de abril de 2003 del consejo directivo de la Fundación
Universidad Autónoma de Colombia y al acta número 1093 de 12 de
diciembre de 2002 del consejo académico de esa universidad.

Y para no fatigar a la Corte con una innecesaria revisión pormenorizada


de las evaluaciones realizadas por los estudiantes al docente Carlos
Fradique Méndez, me limitaré a recordar que en la contestación de la
demanda se confesó que en el primer semestre del año 2001 los
estudiantes le <dieron calificación de 4.33> y que desde su ingreso a la
universidad en 1974 hasta el segundo semestre de 2001 fue siempre
calificado por los estudiantes y las directivas como un profesor <bueno y
muy bueno>; pero lo más importante para efectos del recurso es el hecho
de estar plenamente probado que el consejo directivo de la universidad
reconoció que fue <mal intencionada, no académica> la evaluación hecha
por el decano Aroldo Quiroz Monsalvo, y que, además de haber sido <una
evaluación antitécnica>, la sanción que le fue impuesta a este profesor al no
asignarle carga académica en el año 2003 fue revocada, por lo que
necesariamente se muestra equivocada la conclusión del tribunal de no
existir <desigualdad retributiva frente al trabajador>, en cuanto pretende
justificar la diferencia de salario basado en la <serie de evaluaciones sobre
el desempeño del demandante que conllevaron a obtener una calificación por

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debajo de los estándares señalados por la universidad mismos (sic) que trajeron
como consecuencia la no asignación de carga académica en el año de 2003>.

Hasta aquí la crítica de la prueba erróneamente apreciada.

6. Los informativos de nómina y desprendibles de pago.

Estos documentos que fueron preteridos por el tribunal en razón de no


haberlos tomado en cuenta para formar su convencimiento prueban
fehacientemente la condición de profesor de planta de la Fundación
Universidad Autónoma de Colombia del demandante Carlos Fradique
Méndez.

En efecto, los comprobantes de pago de sueldo mensual al profesor


Carlos Fradique Méndez -distinguidos como <informativo de nómina> (folios
18 a 20) y <desprendible de pago> (folios 21 a 23)- prueban el salario que él
recibió en el mes de marzo de 1993, en los meses de junio y octubre de
2001, en los meses de octubre y septiembre de 2002 y en el mes de
febrero de 2003 como profesor de planta.

De todos estos documentos elaborados por el departamento de personal


de la universidad demandada resulta probado plenamente que el profesor
Carlos Fradique Méndez es uno de los profesores de planta de la
Fundación Universidad Autónoma de Colombia localizado en el <programa
de derecho>, por lo que el desatino del tribunal al negarle la condición de
profesor de planta

De <medio tiempo> constituye, sin lugar a dudas, un error de hecho que


aparece manifiesto en los autos.

7. El reglamento profesora!.

Este documento se singulariza como prueba no apreciada porque no


aparece mencionado en el fallo; y con este documento se establece que
en razón de su dedicación los profesores pueden ser: a) de tiempo
completo, b) de medio tiempo, c) de tiempo parcial, d) invitados y e)
temporales, pues así está establecido en el artículo 3° del Acuerdo 31 Bis
de 1981.

Nada en ese reglamento profesoral autoriza para hacer otras distinciones


entre los profesores en razón de su dedicación, por lo que carece de
fundamento la diferenciación de los profesores de medio tiempo que
habilidosamente presentó el abogado de la universidad al sustentar la
apelación.

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Esto significa que si el tribunal, en cambio de creer a pie juntillas lo


alegado al sustentar la apelación, hubiera cumplido con el deber legal que
le imponen el artículo 60 del Código Procesal del Trabajo y el artículo 187
del Código de Procedimiento Civil de analizar todas las pruebas allegadas
en tiempo y de razonadamente exponer el mérito asignado a cada prueba,
y en vez de haber obrado perfuctoriamente, como lo hizo, hubiera
examinado con el debido cuidado el expediente hubiera visto el
reglamento profesoral, y de haber leído este documento necesariamente
hubiera desestimado el argumento de la Fundación Universidad Autónoma
de Colombia según el cual en la Facultad de Derecho existen diferentes
categorías de profesores de medio tiempo, pues dicho reglamento no
diferencia entre los profesores que en razón de su dedicación son
contratados por <medio tiempo>.

En la sentencia el tribunal sostiene que <estudiado el proceso en su


integridad, no hay manual de y/o (sic) descripción de funciones o documento
alguno que hiciera sus veces y que permitiera aseverar ya en la sentencia, la
díferencia clara puntual como determinante de funciones entre los cargos
desempeñados por el actor y los trabajadores respecto de los cuales señala la
diferencia salarial reclamada> (folio 591).

Dado que en el expediente obra el <reglamento profesoral>, documento en


el cual, además de clasificarse los profesores de la Fundación Universidad
Autónoma de Colombia en razón de su dedicación (artículo 3°) y de
definirse qué se entiende por profesor de cada una de estas categorías
(artículos 4°, 5° y 6°), estableciéndose cuáles son sus obligaciones
(artículos 7° y 8°), también se les clasifica <en razón de su formación y su
experiencia académica>, y por este aspecto las categorías son las
siguientes: a) titulares, b) asociados, c) asistentes y d) adjuntos, según el
artículo 10° de dicho reglamento, señalándose en los artículos 11 a 20 las
funciones de cada uno de estas categorías de profesores, esto significa
que no es cierta la afirmación del tribunal de no existir un manual o
documento que describa las funciones de los profesores; pero cabe
observar que, además de mostrarse infundada la aseveración de haberse
<estudiado el proceso en su integridad>, si realmente fuese verdad que no
hay un <manual> o <documento> describiendo las funciones de cada uno
de los profesores, la conclusión lógica que de esta premisa resultaría
forzoso extraer es la de que no habría razón alguna para que la
universidad, en su condición de empleadora, hiciera una diferencia
respecto del profesor Carlos Fradique Méndez para pagarle un salario que
está plenamente probado es inferior al de los demás profesores de medio
tiempo que, al igual que él, son docentes de la Facultad de Derecho, y
más específicamente en relación con los profesores José del Carmen

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Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora.

En conclusión, y para resumir, con el examen pormenorizado de las


pruebas singularizadas resulta plenamente demostrada la violación de la
ley proveniente de los errores de hecho manifiestos en que incurrió la
sentencia dictada por el tribunal, pues queda suficientemente probado que
el demandante Carlos Fradique Méndez sí es profesor de planta de la
Facultad de Derecho de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia
y que su dedicación es la de profesor de medio tiempo, al igual que lo es
la de los docentes José del Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando
Contreras Otálora; que los profesores cuya dedicación es de medio tiempo
<reciben salario por su condición de tales, independientemente de su carga
académica o del resultado de su gestión que en otros campos le haya
encomendado la universidad>, pues así fue confesado en la contestación de
la demanda y se verificó en la diligencia de inspección ocular; que la
<calificación por debajo de los estándares señalados por la universidad> dada
al profesor Carlos Fradique Méndez que tuvo <como consecuencia la no
asignación de carga académica en el año 2003> fue calificada por el propio
consejo directivo de la universidad como una <evaluación antitécnica> y
<mal intencionada, no académica> (folio 521) equivalente a una sanción
irregularmente impuesta, habiendo por tal motivo revocado la decisión, al
igual que la sanción impuesta a él y a otros profesores, a quienes por ello
se repuso <en su dignidad y en sus derechos> (folio 520); y que al no
poderse fundar la desigualdad en el pago del salario en la <serie de
evaluaciones sobre el desempeño docente del demandante> , es forzoso
concluir que sí está probado que existe <desigualdad retributiva frente al
trabajador> si su remuneración como profesor de medio tiempo se
compara con el salario recibido por los demás docentes de medio tiempo,
y de manera específica con el salario de lo profesores José del Carmen
Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora".

X. REPLICA

Por su parte la réplica adujo que el ad quem no cometió ninguno de los


errores de hecho endilgados, puesto que apreció correctamente las pruebas
denunciadas, las que muestran que entre el demandante y los profesores con
que se comparó, hay diferencias en la identificación nominal del cargo o

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categorización, la retribución y las cargas académicas, además que la decisión
del Consejo Directivo de anular las anotaciones de la hoja de vida sobre
sanciones, estuvo dirigida para todos profesores y no para el caso exclusivo
del accionante, que el reglamento a que se refiere el censor no puede
equipararse al manual de funciones o al de descripción de cargos, y que en
definitiva como lo concluyó el juez de apelaciones, en el sub lite no se
demostró que el puesto de trabajo, la jornada y las condiciones de eficiencia
sean iguales para el actor y los otros docentes.

XI. SE CONSIDERA

Se comienza por recordar que acorde con lo normado en el artículo 7 de


la ley 16 de 1969, que modificó el 23 de la ley 16 de 1968, el error de hecho
para que se configure es indispensable que venga acompañado de las
razones que lo demuestran, y a más de esto, como lo ha dicho la Corte, que
su existencia aparezca notoria, protuberante y manifiesta.

La acusación apunta a demostrar la existencia de la desigualdad


retributiva con los docentes José del Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando
Contreras Otálora, con base en que el demandante se desempeña en el
mismo oficio e igual jornada de éstos, pues el cargo de "profesor medio tiempo"
que ejerce, tiene la misma categoría que la de "profesor planta medio tiempo"
que ostentan los trabajadores con que se compara, donde todos reciben
salario por su condición de docentes, independiente de la carga académica o

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del resultado de su gestión que en otros campos le haya encomendado la
universidad, al igual pretende acreditar que las evaluaciones de desempeño y
la no asignación de la carga académica para el año 2003, no son indicativos
de la justificación de la desigualdad en el pago del salario; para lo cual se
formulan seis errores de hecho, estructurando el ataque en la mala apreciación
de unos medios de convicción y la inestimación de otros.

De acuerdo con la parte motiva de la decisión atacada, se colige que el


Tribunal negó la nivelación salarial reclamada a través de esta acción, al
estimar que: (I) los compañeros de trabajo del actor con quien se solicitó la
comparación, no desempeñaban el mismo cargo, dado que éstos eran
"profesores planta medio tiempo" y el accionante "profesor medio tiempo", y la
circunstancia que éste último haya desarrollado algunas labores que cumplían
los primeros, por sí sola no demuestra los presupuestos del artículo 143 del C.
S. del T. (II) que las condiciones de los trabajadores José del Carmen
Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora, eran distintas "por razón de sus
fechas de ingreso, antigüedad, cargos desempeñados, sueldos básicos, labores y
forma en que las han realizado, evaluación de desempeño, etc."; (III) que la carga
académica no era igual, puesto que por ejemplo José del Carmen Gutiérrez
Duarte tenía asignado 15 horas de clase para el segundo semestre de 2002,
mientras que el demandante únicamente tenía a su cargo 9 horas; (IV) que no
se probó la distinción clara entre las funciones desempeñadas entre unos y
otros, y por el contrario aparece una evaluación de desempeño del actor que
condujo a obtener una calificación por debajo de los estándares señalados por
la Universidad y trajo consigo la no asignación a éste de carga académica para

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el año 2003; (V) que al proceso no se allegó manual, descripción de funciones
o documento similar, que sirviera para establecer las funciones de los cargos
de las personas que se afirma devengan sin justificación una remuneración
superior a la que tenía el accionante; (VI) y que en definitiva no se cuenta con
los elementos mínimos probatorios que esclarezcan y soporten la diferencia
salarial demandada.

Para determinar si en el presente asunto se produjo la violación del


principio contenido en el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo, es del
caso entrar a verificar sí aparecen demostrados los supuestos que trae este
ordenamiento, y detenerse a examinar sí la diferencia salarial, de existir,
obedece a razones meramente objetivas, o, si por el contrario, constituye un
trato discriminatorio motivado eventualmente en circunstancias subjetivas por
parte del empleador; y bajo esta órbita se abordará el estudio del cargo.

De las pruebas que le sirvieron de fundamento al Tribunal para revocar


la decisión condenatoria de primer grado, para en su lugar absolver a la
entidad demandada de la nivelación salarial implorada, las cuales fueron
denunciadas por el recurrente como erróneamente apreciadas, la Sala
objetivamente encuentra lo siguiente:

a) Del listado de nómina de los profesores de la Universidad accionada


visible a folios 201 y 201 A del cuaderno principal, no fue mal apreciado habida
cuenta que lo que dedujo el ad quem es lo que muestra el tenor literal de dicho
documento, esto es, que el demandante figura desempeñando el cargo de

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“PROFESOR MEDIO TIEMPO”, mientras que los docentes José del Carmen
Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora aparecen con el cargo de
“PROFESOR PLANTA MEDIO TIEMPO”.

b) De la diligencia de Inspección judicial practicada en la sede de la


Universidad, como se lee en el acta de audiencia que corre a folio 202 a 204
ibídem, el juez de conocimiento circunscribió la prueba a verificar “la carga
académica y el salario de profesores vinculados a la Entidad como de medio tiempo
y tiempo completo”, y para tal efecto examinó las hojas de vida de los
profesores José del Carmen Gutiérrez Duarte, Hernando Contreras Otálora,
Nelly Vorobiova de Parra y la del actor, para de ellas extraer los datos de la
clase de contrato de trabajo celebrado con éstos, las fechas de ingreso, su
jornada, la carga académica u horas de clase asignadas y los salarios
recibidos entre los años 1999 y 2004, y adicionalmente verificó y dispuso
incorporar el listado de docentes que para ese momento estaban laborando en
la Institución y que es el mismo a que se hizo mención en el punto anterior
obrante a folio 201 y 201 A, que contiene la información del documento de
identidad, nombre del profesor, cargo y sueldo devengado.

Por consiguiente, le asiste razón a la censura en el sentido de que en


esa diligencia no se verificó ni la forma en que dichos docentes desarrollaban
sus labores como tampoco lo atinente a las evaluaciones de desempeño, por
tanto este medio de convicción no le podía servir de soporte al juzgador para
colegir distinción alguna en relación a estos dos puntuales aspectos.

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Sin embargo, frente a los puntos que si fueron materia de inspección
judicial, lo que halló acreditado el fallador de alzada se ajusta a lo allí
constatado, valga decir, que las fechas de ingreso son distintas y por ende
difiere la antigüedad de los profesores a quienes se revisó su hoja de vida, que
la denominación de los cargos y la retribución de los profesores de medio
tiempo resulta ser diferente, y que la carga académica no es igual para todos
porque en el ejemplo tomado por el Tribunal, efectivamente el actor tenía
asignada una carga académica menor que la del docente José del Carmen
Gutiérrez Duarte, en la medida que mientras para el primero oscilaba entre 1 a
10 horas semanales, para el segundo de los nombrados alcanzaba 15 e
incluso hasta 18 horas a la semana, lo que en verdad se constituye en un
factor determinante para que se tenga una asignación salarial distinta, sin que
se entienda que ello obedece a un proceder discriminatorio del empleador,
dado que entre más horas trabajadas el esfuerzo, responsabilidad y
dedicación es mayor.

Ciertamente la accionada al dar contestación al hecho 26 de la


demanda inicial y en el curso de la evacuación de la diligencia de inspección
judicial (folios 112, 128 y 204), aceptó que en le caso de los profesores de
medio tiempo o tiempo completo, se les paga la remuneración “independiente a
la asignación o no de horas de carga académica”, lo que se traduce a que así
dicten una o varias horas de clase siempre se les cancelará completo el monto
del salario pactado, lo cual de ninguna manera le resta fuerza a la distinción
encontrada por el juez de apelaciones en cuanto al número muy superior de

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horas laboradas por el compañero de trabajo con quien se parangona, en
comparación a las horas trabajadas por el accionante.

c) De la documental de folios 298 a 527 del cuaderno principal, que


corresponde a las abundantes evaluaciones realizadas por los estudiantes al
demandante, que atañen a los períodos académicos de “1-2001 / 2-2001 y 1-
2002 / 2-2002, en Derecho Romano I y/o II” , y a las actas de consejo directivo
Nos. 1376 y 1384 y del Consejo Académico No. 1093, no fueron erróneamente
apreciadas, en vista que lo concluido por el ad quem referente a la mala
calificación obtenida por el accionante y que condujo a la no asignación de
carga académica para el año 2003, es lo que de estas documentales miradas
en conjunto es posible extraer, pues no todas las evaluaciones de los
estudiantes le favorecen, es así que en los consolidados que se informan en la
reunión de consejo académico de la Universidad según el acta No. 1093 del 12
de diciembre de 2002, el actor aparece con una de las menores calificaciones
de docentes “3.4” y es por esto que su situación fue catalogada por dicho
organismo como “crítica” (folio 524), lo cual no deja de ser relevante aunque
posteriormente como lo asevera la censura se haya levantado la sanción de
supresión de la carga académica.

Ahora bien, en lo que incumbe a las pruebas que se acusan como


inapreciadas que se contraen a los documentos denominados: 1) “informativo
de nómina” (folio 18 a 20), 2) “desprendible de pago” (folio 21 a 23) y 3)
“reglamento profesoral” (folio 30 a 36), que efectivamente el juez colegiado no
valoró, donde en las dos primeras relativas a pagos de salario o sueldo

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mensual se relaciona al demandante indistintamente como ”PROFESOR DE
PLANTA” o “ PROFESOR MEDIO TIEMPO”, y la tercera que tiene que ver con el
reglamento profesoral, no contienen realmente ninguna distinción que permita
deducir que el cargo de “profesor medio tiempo” es diferente al de “profesor
planta medio tiempo”, y por el contrario clarifica la clasificación de profesores y
señala que por razón de su dedicación será “a) De tiempo completo; b) De medio
tiempo; c) De tiempo parcial; d) Invitados; y e) Temporales” (artículo 3º folio 32); se
tiene que dichos medios de convicción desvirtúan la inferencia del Tribunal
consistente en que el demandante y los docentes José del Carmen Gutiérrez
Duarte y Hernando Contreras Otálora, no ostentaban el mismo puesto de
trabajo.

Pese a lo anterior, la omisión probatoria que antecede no tiene la


identidad suficiente para quebrar la sentencia impugnada, habida
consideración que si bien el demandante respecto de los trabajadores con los
cuales fue comparado, logró demostrar igual puesto y jornada de trabajo, en el
entendido de que se desempeñaban como profesores de planta en una
jornada de medio tiempo, no probó como le correspondía conforme a las
reglas de la carga de la prueba el tercer presupuesto del artículo 143 del C. S.
del T., valga decir, las condiciones de eficiencia semejantes, y a contrario
sensu como quedó visto, las pruebas obrantes en el proceso dejan al
descubierto factores tales como una menor carga académica y una mala
calificación o evaluación del demandante, que se erigen como determinantes
para tener dichas situaciones como fundamentos razonables que justifiquen en

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el asunto a juzgar, la diferencia salarial existente con los docentes José del
Carmen Gutiérrez Duarte y Hernando Contreras Otálora.

Se insiste, entonces, que no es suficiente que se tenga igual puesto y


jornada, para que les corresponda a los trabajadores un mismo salario, cuando
en la realidad se presentan circunstancias que inciden en las condiciones de
eficiencia que justifican una desigualdad en la remuneración, de acuerdo con
la doctrina de esta Sala de la Corte.

Por todo lo dicho, no pudo haber incurrido el Tribunal en los yerros


fácticos que el censor le atribuyó, y por ende el cargo no prospera.

Las costas del recurso extraordinario serán a cargo del recurrente por
cuanto hubo réplica.

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia proferida el 12 de
agosto de 2005, por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá, D.C., en el proceso adelantado por CARLOS FRADIQUE MENDEZ
contra la FUNDACION UNIVERSIDAD AUTONOMA DE COLOMBIA -FUAC-.

Costas del recurso de casación a cargo del demandante.

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CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, PUBLÍQUESE Y DEVUÉLVASE EL
EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.

LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ

GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA CARLOS ISAAC NADER

EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ

CAMILO TARQUINO GALLEGO ISAURA VARGAS DIAZ

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MARIA ISMENIA GARCIA MENDOZA


Secretaria.

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