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2. La independencia de América Latina El inicio del derrumbe de los imperios ibéricos en América fue desencadenado por la invasién de los ejércitos franceses de Napoleén, primero en Portugal y luego en Espajia. Mientras que la corte portuguesa encontré refugio en Brasil y cred asi las condiciones para una independencia indolora, bajo el signo de la continuidad monarquica, !a caida del monarca espajfiol, en cambio, provoc6 un enorme vacio de poder en la América his- panica: Ausente el soberano, se inicié una crispada discusi6n acerca de los fundamentos del orden y de la soberania politica; mientras tanto, la/Améti¢a hispanica hizo su propio ingreso en la politica moderna del pueblo soberano y de las elecciones, tanto en la parte de América que habia permanecido sujeta a la Constitucién espafola de Cadiz como en la que proclamé desde entonces su independencia. La Restauracion absolutista impuesta por Fernando VII acabé con él ultimo vinculo entre los reinos americanos y la Madre Patria, abriendo la puerta a las guerras de independencia propiamente dichas, al término de las cuales los ejércitos de Simon Bolivar y José de San Martin expulsaron a los espafioles de América del Sur. Las invasiones napolesdnicas Elimpulso que terminé por hacer aiicos a los viejos imperios y condujo a Ja independencia de América Latina fue desencadenado en gran medida por @€nteinientos EulOpeds) algo inevitable por otra par- te, ya que la América ibérica era por entonces parte integrante de Euro- pa. Quien arrojé el fésforo que encendié el gran fuego del incendio, para el cual@ag Peforiiias bOrbonicasly poMmibaliafias habian preparado el terreno/ fue Napoleon Bonaparte. Tanto por sus guerras, que entre los Siglos RVI y XIX arrastraron a Espaiia en los conflictos europeos y blo- 36 Historia de América Latina quearon por largo tiempo las comunicaciones entre la Peninsula Ibérica y América, como, sobre todo, por sus invasionestilal de Portugal 6h 1807, yla de Espafia el afio siguiente. Asi, en los reinos americanos de Espaiia y Portugal comenzé6 a desarrollarse un proceso histérico largo, complejo y con frecuencia violento, que cambio la faz de Ia tierra. Bllo se debié a numerosas razones: porque sancioné el declinar de los grandes imperios catélicos y universales de las potencias ibéricas; porque’allané el camino al ascenso politico, comercial y militar de los modernos estadosnacién “europeos, emperando por Gran Bretaiia; porque abrié por completo Tas puertas de aquella parte de América a las ideas modernas del Sigio de las Luces; finalmente porque, favoreciendo la emancipacion politica del Nuevo Mande, dio un abrupto corte al cordén umbilical que la habia unido a Europa e instauré las premisas para su americanizaci6n: vale de- cir, el inicio de un camino destinado a hacer coincidir tiempo y espacio, historia y geografia, a lo largo del cual(laJAWGHealiberiea busco |plasiiar {ia GWilizacion propia lOMgINAl) Hija de la civilizacién ibérica, aunque también diversa € independiente de ella. José Maria Casado del Alisal, Juramento de los diputados de las Cortes de Cadiz en 1810, Madrid, 1862. Congreso de los Diputados. La independencia de América Latina 37, a bicn, por uvé({las) iivasiOHes iiapporeo micas) aie unGiTe| se Suet on duvante algunos afios, culminaron de forma definitiva con la derrota francesa de 1815- encendieron tal pandeménium en ricas? Para responder a esta pregunta, resulta fundamental caso de Brasil del de la América hispanica. Porque, prote- ida por los inglescsga Ore portiguesa ee Tos BRgaNAllogrs Aba [sbowantesde la legadade Bonaparte y, debido a ello, a su perio no Te tocd [a misma suerte que al hispanicogaeeapiaeien. jas Amé! distinguir cl donar imp * * En otros términos, aunque suftié la invasién napoleonica, ef imperio de Portugal No fue privado de aquello que garantizaba su unidad y Jegitimidad, €l/reyy ¢l cual, por otra partes al ponerse a salvo com Ia familia reinante en Rio de Janeiro, dio su sancidn al peso y a la importancia de la Colonia brasilefia. Premisa, como se vera, de una independencia indolora. Bien distinto y aun opuesto fue cl(€aso de Espaita y de su imperio. En Madrid, Napoleén encarcelé al rey Carlos IV y al hijo en favor del (ual este nionarea habia abdicado, Fernando VII. Hecho esto, impuso en el poder a su hermano José. Asi, la figura del soberano, que du- rante siglos habfa garantizado Ia unidad de aquel inmenso imperio, desaparecia en un instante! En su Ingar, se encontraba un monarca impuesto por la potencia invasora. Ademas, aquel rey al cual los ame- ricanos se habfan sujeto por un pacto de obediencia estaba en prisidn. Es cierto que muy pronto en Espana se organiz6 una encarnizada re- sistencia contra los franceses y que en el puerto atlantico de Cadiz se form6 una Junta que reivindicé el poder en nombre del rey prisionero y reclame obediencia a los stibditos americanos, Pero la caida del rey Borbon habia formulado de por si en la América hispanica preguntas clave que nadie, en la portuguesa, tenfa por qué hacerse, las cuales se dirigfan tanto a la elite criolla como a los funcionarios de la Corona. Ausente el rey legitimo, equién guiaba el reino y sobre qué derechos? cAcaso el rey usurpador, José Bonaparte, 0 bien la Junta de Cadiz, que se habja arrogado la suplencia del soberano? gO acaso todos, ciudades © reinos, en Espafia y en América, volvfan a ser libres y eran amos del propio destino y de la propia soberanfa hasta que el rey recuperara el trono? Por lo demas, por qué obedecer a Cadiz? Imperio organico, desmesurado y heterogéneo, cuyos miembros eran mantenidos juntos por un rey ahora sin trono, el espafiol encontré que habia perdido su principio de unidad. 38 Historia de América Latina BAAR AA AAA aA Aaa eT Las causas y el método Como ocurre con todo acontecimiento hist6rico cuyas dimensiones maroan_o delimitan una época, también sobre las ue provoca- ron Sa ee ee ine et earaniee miento @BIimpEHS|eSPaNO) existen numerosas interpretaciones, con frecuencia contrastantes entre si, Por lo demas, es normal que un proceso histérico de tal alcance tenga raices complejas y que ninguna causa baste por sf sola para explicarlo. Existen entonce: " estructurales, os decir remotas, sin las cuales es impensable que las invasiones de Napoleén provocaran los efectos en cadena que tuvieron lugar. Forman parle de este ambit y las pero también |: ; , capaces de configurar . No son menos importantes lag{@aUsas) es de igual modo plausible que dichas premisas remotas no habrian bastado de por si para causar la ruptura del vinculo america- no con Espafia si Napoleén no hubiera provocado, con su invasion, un vacio de poder. Claro que las causas pueden clasificarse de otro modo, y entonces se imponen algunas enddgenas, es decir, aquellas que atvibuyen la independencia, en primer lugar, a los profundos cambios producidos en la sociedad y en la politica espafiola a medida que el intentaba la improba metamorfosis en ut No obstante, debe enfatizarse la relevancia de las causas exOgenas, que encuentran un ie aquellos tiempos, que ya habian visto a los Estados Unidos separarse de la Corona britanica y a Francia agitarse en la Gran Revolucion. Clasificacion y catalogacién que podrian continuar alin mas, si se atiende a la: (GOERS, sin mencionar atin la . Por titimo, seria licito y factible observar que no todas las causas obraron con igual intensidad en todas partes, y quo las vias que condujeron a la indepen- dencia de la América ibérica fueron en realidad variadas y diferentes entre si. Por tanto, lo que importa es establecer un método e indicar que, para el estudio de un proceso histérico complejo, ae La independencia de América Latina 39 La fase autonomista Llegada a América con el retardo y la incertidumbre que imponian la poca y sus medios, sembr6 des- precisamente porque su imprevista caida del trono plantea- concierto, . - . ba numerosos interrogantes espinosos. Los acontecimientos ulteriores no siguieron un orden lineal s replicar en todas partes tn mismo patrén, los hechos se encaminaron ino frecuentemente cadtico y, lejos de por vias diferentes. sin embargo, dos rasgos los caracterizan en general. El primero es y aun antes de plantearse el pro- que, wna ver blema de quién tenfa ahora el derecho de ejercer el poder de modo yu lo algunas de ellas se consolidaron -en ee nn a Ciudad de México, cayeron, en. especial debido a las disidencias entre criollos y espatioles, o entre los mismos criollos. Disidencias tanto sobre Ja naturaleza y el alcance de los nuevos poderes, como acerca de la rela- cién con Ja Junta de Cadiz, que pronto se vio sustituida por un Consejo de Regencia que reclamé la obediencia de las colonias, hasta el punto de llamarse de Espatia ¢ Indias, El segundo rasgo general es qu to retornara al trono, pero no proclamaron la intencién de separarse de a Madre Patria ni de abandonar para siempre el imperio. Salvo algunos raros casos, quienes las formaron e integraron no expresaron voluntad de independencia. Los criollos que guiaron aquellas juntas fueron con: cientes de las implicancias de sus actos: aun sin amenaza#{@l pacto pole jue los ligaba al soberano en el seno del imperio, tenfan muy claro que dicha ausencia les brindaba la oportunidad de recuperar la auto- nomia perdida o reducida a causa de la voluntad centralizadora de los Borbones, y de reformular, con yentaja, el vinculo con la Corona. en muchos casos' Por este motivo la primera fase del proceso de independencia, que se prolong6 hasta la restauraci6n sobre el trono de Espafia de Fernando VII 40 Historia de América Latina AED, svete ser n.d TTD la independencia- era, en la mayor parte de los casos, cl horizonte de ‘a asumieron el poder , dado que la autonomia -y no las elites criollas que por primera vez en Améri en primera persona, en lo que, sin embargo, se configuraba ya como tin revolution politica Este cuadro general resultaria parcial y distorsionado si no incluyese lo que ocurria entretanto en Espaiia: en Cadiz, @NGonsejo de Regen colocado ante Jos mismos dilemas que las juntas americanas— llamé es decir, a una Votada er pero también del soberano una yez que este, expulsado por los franceses, hubiera retornado al trono. En este sentido, se trataba de una(@Onsutlelonny En un hecho sin duda excepcional, a los debates de la asamblea constituyente ce Cadiz fueron invitados también representantes ame- ricanos. Por ello, en América -con la excepcién de aquellos territorios que en Venemela y en el Rio de Ja Plata permanecian bajo el control de las respectivas juntas— comenzaron los preparatives para elegir a los constituyentes que se enviarfan a Espana. Ss S at Adal 6 Portada de la Constitucién de Cadiz, 1812. La independencia de América Latina 41 Aquella experiencia fe de gran importancia por dos motives. El pri nero es que gran parte de la América hispanica vivio GG PHMeRTERpe en la que tomaron parte incluso vastos estratos popu- aban buena disposicion Jares. El segundo es que, aun cuando manif ares. Es : ; ‘ los pedidos de los americans, los constituyentes espaiioles ipi imaciapeninsular, con lo que asesta- ron un respect de Baa AMR aBMAM aaa ee Los criollos y Cadiz jenzos de 1810, la Junta de Cadiz promulgo un decreto por el cual el See Preciso también que tot > elecciones ~que tuvieron lugar entre ese ario y el siguiente- tenfan derecho (Q)parTeiparEEMBIEHIINGISSVIMESTIZGS, Los criollos de América vieron como se abria ante sus ojos una encrucijada: 0 se rehusaban a reconocer la auto ridad del Consejo de Regencia de Cadiz y gobernaban de modo auténomo por medio cle sus juntas, desafiando asi a las autoridades espariolas, 0 bien adherian ala invitacion recibida y aprovechaban la ocasi6n para enviar Sus delegados a la Peninsula y tutelar los intereses de las colonias en los deba- tes constituyentes. La que comenzo a sesionar en Cadiz fue, en efecta(Ufia) ~asamblea moderna que reunia alos representantes dl ore espanol en su conjunto, animaca, ademas, pofluin fuerte espinitu liberal ciacia I4{6OMBO- (GGA eaIY ST PEFMIREESHA ce 1a mayor parte de sus miembros y en la que, en él curso del tiempo, participaron trescientos dliputados, de los cuale! Las reivindicaciones presentadas por los enviados americanos se referian produccién y de comercio! aap: la garantia de que la mitad de ellos recayeran en residentes locales, Estos pedidos fueron objeto de encendidos debates y el partido american muchas veces se vio aplastado por la mayorla espafiola. El resultado final no fue el que esperaban los americanos. Por una parte, en verdad, k Esto agradé a los liberales americanos, pero resulté menos cigerible para las elites criollas, més vinculadas a Espafia y més conservadoras, como las de Pert y Nueva Espaiia, las cuales demoraron y obstaculizaron la aplicacion re atc SEES SEAMOETS o 42 Historia de América Latina ademas disposiciones explicitas sobre el principio electoral, las libertades individuales y el derecho de ciudadania de indios y mestizos, y apolia e! tributo de los indios, !os trabajos forzados y la Inquisicién. Al mismo tiempo, sin embargo,(era Una constitueiGn centralista, al punto de que fue entendida por las elites americanas como undlfpealdelespirilul Centrale zador de las reformas borbénicas. Los criollos no encontraron en ella una tutela suficiente del derecho de representacion igualitaria y ie acceso a los cargos pliblicos en los términos en que la reclamaban, como tampaco resguardaba las libertades economicas qe reivindicaban desde hacia tiempo. a7 La pol a moderna Antes de analizar cémo Ia que habia nacido como una reaccién anti- francesa “en nombre de Fernando VII" se volvié contra Espaiia hasta derrumbar su imperio, conviene aclarar algunas cucstiones clave en juego entonces y sobre las cuales los historiacores contintian debatien- do. Segtin algunos (SSROWIE que @itigieron a los Ameneanos hp la i, las revoluciones hispanoamericanas independencia eran liberales: habrian formado parte de una(6la revelucionaria mucho mas ampli y general, que en los Estados Unidos y en Francia habia desplazado al cien Régime, como también de lds nuevas coxrientes de ideas que en todo Occidente aspirabar{{@/aBaGBeDAbSOlUUSiMo, invocando(a Webern AeNPUEBIB) No hay dua, en efecto, de que los lideres independentisias estaban pletéricos dé ideas liberalesni de que(precamaban la nhece! sidad de derrumbar los fundamentos de la sociedad corporativa para Great una sociedad de “iguales’ es decir, fmdacda sobre individuos au- t6nomos, responsables, propietarios, todos dotados de los mismos de- rechos civiles, hasta prescindir de su ubicacién en la escala social o en el espectro étnico, Eje de aquel nuevo mundo, del advenimiento de la politica moderna que ellos deseaban hacer nacer de las ruinas del ab- solutismo espaiiol, era la Constitucioh, cle la cual, ademas, corrieron a dotarse las juntas que progresivamente habfan surgido en América, tal comofhigieron 165 Tiberales en Espana, En otros términos: se buscaba un nuevo pacto social y politico que codificara, organizara y delimitara el poder politico, y lo legitimara en nombre del pueblo soberano y no de la mera voluntad de Dios. En cambio, otros historiadores afirman que la situacién fue diferen- tc. El golpe decisivo asestado al vinculo de América con Espaiia habria La Independencia de América Latina 43 tado de la progresiva transformacién de esta tilda: de impe- ernosestadomacion, Esto ocurrid desde las reformas sido resul (io catdlico a mor \ © ‘ de Jos Borbones que, al centralizar el poder, racionalizar la economia, ‘Jpear la autonomia de Jassociedades locales y atentar contra el poder “eclesiastico. habrian violado’ sae calonias y de kis que Ios americanos habian gozado en virtud del viejo régimen pactista. La cuestion tiene su importancia porque, en este pendenciaMdeAmericabatinayno habria sido fruto de una rantizadas para caso, la inde uicién liberal contra el absolutismo espafio! que negaba las liber revol y jtades modernas (Cviles c individuales), sino de Ta reaccion americanh 2 cfensa de Tas libertades antiguas (corporativas y coloniales) contra Ja modemizaciOn linpuesta por Espana, En ese caso, Jas eortes)( como Jas elecciones y las mismas constituciones) no habrian sido érganos de ‘Ja modemia sobetanfa popular expresada por ciudadanos dotados de ignales derechos politicos, sino, en cambio, de{lalanligiasoberania COP porativa, donde las eorporaciones eran Jos sujetos del orden politico y <6Gial, y conde la soberanfa, en tiltima instancia, (iia su Origen y lege “timidad en Dios y en su ley. BAMA aMA AE AAAAAA ADT El imaginario antiguo Nuevas y viejas referencias se entrecruzaron sin descanso en el debate intelectual que precedié y acompaiid a las iuchas por la independencia de la América espafiola. Por un lado, sop(6 con fuerza entre las elites culias el viento de Ia llustracién, que en el mundo hispanico se manifest6, en especial, coma un nueve modo dle concebir la vida a través de los ideales _de [a libertad individual y la afirmacion de la raz6n sobre el dogma feligios®. Hijas de aquel clima fueron, durante las guerras contra Espaia, las invocaciones de los revolucionarios a los conceptos sobre los cuales deseaban construir él nuevo orden independiente el pueblo, la constitu cion, la libertad, la representacion, la patria. Por otro lado, en todos los niveles de la soci dad, color ial permanecia arraigada la tradicional /PCION OFGe sta del orden social, sobre la base de la cual la sociedad era un organismo. una familia en cuya cabeza estaba el rey 0 quien lo reemplazara. Privada de esta, el cuerpo social estaba predestina- do a la disolucion. Aquel organismo se hallaba a su vez formado por cuerpos, cada uno de los cuales desarrollaba funciones precisas para mantener fa armonia del conjunté, Les nobles debian conducir la guerra) el clero debia elevar plegarias al cielo por su éxito, los ricos contribuir con 44 Historia de América Latina . y asi siguiendo, que se invocaba com religion y a su defensa a las que, en muchos casos, apelaron los mismos revolucionarios para movilizar a un pueblo al que sus ideas resultaban ajenas. Finalmente, estas fueron absorbidas o neutralizadas por la fuerza del imaginario antiguo, i” ue precisamente a la El tema es complejo, aunque menos abstracto de lo que parece, y cons- tituye el trasfondo de los grandes nudos historicos de América Latina. No obstante, queda pendiente el interrogante acerca de las dos lecturas ~expuestas aqui de modo sencillo- y de sus fundamentos. Aunque salo- ménica, la respuesta probablemente més correcta sea que ambas son acertadas, ya que, en dosis variables de una region a otra de América, las dos confluyeron en la reaccién a aquello que, aunque por diversos motivos, comenzé a ser vivido con , es decir, donde antes habia existido una cohabitaci6n en tn mismo espacio imperial. Los unos den; los otro: Mas atin, el hecho de que tales con confluyeran es quizas la explicacién de la brusca caida de un edificio hist6rico tan antiguo. Derrumbado él iperio, no fue azaroso que los - Satoeine pero tampoco que, detras de esos ropajes nuevos, = en los primeros meses dé 1814 ¢] monarca espaiiol hizo que muchos de quienes lo habfan afiorado y “deseado” se arrepintieran pronto. Cémplice del nuevo contexto creado en Espaiia y en Europa por la caida de Napoleén —el mismo que al aiio siguiente culminé en la Res- tauracién del Congreso de Viena-, el rey declaré nula la Constitucién de Cadi: rae a quienes, ademas, persiguié con encarnizamiento. En lo que toca a América, orden6 el envio inmediato La independencia de América Latina 45 para restablecer l@Hieny la @bedieneat a MAGRE Pata, en d ‘ ae especial donde mas habia sido contestada su autoridad: en Venezuela, de los refuerzos de Espaia obligaron a la fug el lider independentista local; también en el Rio Plata, donde, sin embargo, los criollos locales ~artifices ya de la - proclamaron 1a ind@pendencia en 1815) yquedaron fucra del alcance de los ejércitos del rey. caren ren ee Reproduccién facsimilar del acta de la! que se declaré ef iche impreso en 1910 por la Comisién Nacional del Centenario. Desde aquellos territorios se inici , contra k las reivindicaciones de mayor flicto que durante atios, hasta el acto conclusive que fue la batalla de Sur ~aunque no en todas partes con la misma intensidad- y que, con frecuencia, corrid el riesgo de seguir otras vertientes, como la d en 46 Historia de América Lé Batalla de Ayacucho segtin boceto de Martin Tovar y Tovar. Quienes Hevaron a su término la guerra de independencia fueron los dos militares mas célebres de aquella epopeya combatida en condicio- hes extremas, entre climas insalubres y enormes obstiiculos naturales Se traté dQSIMOMBOINED, quien, habiendo penetrado er . antes de dirigirse ¢ donde se habia encastillado en general menos propensis que en otras partes a abrazaGlAEB que, partiendo del Rio de la Plata, para después dirigise también aunque sin Finalmente, en 1822, los dos libertadores, bloqueados por la tilti- ima resistencia espafiola, se encontraron en Guayaquil y reunieron itos. Se traté de un encuentro historico, sobre cuyos detalles epcion de las conocidas sus ejér atin hoy sobrevuela el misterio, con la e diferencias entre ambos lideres respecto del futuro del continente. En verdad, En cualquier caso, mientras que el segundo salié de escena, y dirigid el iiltimo asalto conta . Su éxito se debié también a las profundas diferencias que entonces escandian el ejército realista y . Unos y otros divididos y desorientados por las ry sobre los hechos que entonces conmovian a Espaia -donde, e La independencia de América Latina 47 Ja Constitucisn de Cidia y las libertades modernas que no todos en ‘América estaban ansiosos por introducit~. Finalmente, tanbién esa trinchera cay6, ponicndo fin al imperio espatiol en América del Sur. DRAMA EAM MA Ae aa e ee simon Bolivar Nacido en Caracas en 1783, era de origen aristocratico y de formacién intelectual ilustrada. Mas alla de su actuaci6n militar, Bolivar dejé una profunda impronta en /a historia politica ¢ intelectual de la época y un legado que, transformado en mito, no deja de ejercer una fuerte influencia en gran parte de la regior de importancia creciente: Con tal investidura, abolid la sin éxto, une eT ara sobrevenida tras la caida del imperio. En cuanto a su pensamiento, expresado tanto en escritos y discursos como, sobre todo, en las constituciones de las que fue autor, continente que acababa de ser liberado y la busca de la formal@OnSttue> . Desilusionado por el fracaso de la Primera Republica venezolana, en el Discurso de Angostura de de los primeros tiempos en nombre de cual describié como impregnada y recorrida por una ignorancia y un su anélisis derivé la defensa de ul , pero también de “crear” al pueblo con su accién pedagégica. Por estas razones, su figura es controvertida y se presta a diversas lecturas. Conservador seglin algunos, porque fue defensor de un estado autoritario que pudiera erigirse en garante del orden politico; lider revolucionario segtin otros, por el espiritu jacobino con el que buscé unir al pueblo, murié derrotado, en 1830, sin ver realizados sus proyectos. Ai 48 Historia de América Latina independencia para W@AMEHEAIBEHCA —con la excepcién de fas islas , que por el momento seguirian siendo espa- fiolas— no se produjo de manera lineal. Por el contrario, se traté de wn proceso rico en convulsiones, en el que Finalmente tomaron parte tanto alos quienes temian una Restauracién venida de Espaiia como aquellos dié ante todo a no incitar a la violencia entre las castas, mientras que, en otros, tuvo que movilizarla; un proceso que por momentos fue largo, violento y destructivo, y por otros, breve e indoloro. Por completo peculiar fue la independencia de Brasil, ocurrida en a. Regresado . dej6 a sut hijo “Por este motivo y dado que en no se produjo ningtin vacio de poder, el proceso de independencia nacional fue distinto del de las colonias hispanicas: que no implicé ninguna movilizacion yon numerosas popular: asi, mientras que del imperio hispanico nac reptiblicas, bajo la forma monsrquica Brasil conserv6 la unidad territo- Frangois-René Moreaux, Proclamacicn de la independencia de Brasil, leo sobre tela, 1844. Museo Imperial de Petropolis. La independencia de América Latina 49 tn cambio, en la América hispanica las cosas no ocurrieron en todas A es a gu Hes del mismo modo. Lo que sucedi6 en su franja meridional, con- s militares de aquellos atios, no se r 11 por las largas campaiia movitl . 3 . México, de cuyo destino dependié, en un primer momento, plic en uyo destino depencli6, ime mente foda América Central. También aqui la invasion napolednica de Espaiia grandes fermentos politicos y estimulé el nacimiento de una suscit6 , Ia cual, no obstante ~guiados ue suficiente para derrotar al gjercito realista, ni la convocatoria de campesinos indigenas agradé a Jas elites criollas, las cuales, conscientes del bafio de sangre blanca que habia ocurrido 4A algunos afios antes, e180, cuando la inde- pendencia se habia alcanzado después de wna violenta guerra étnica y social, temfan una revuelta de los indios mucho mas que la dominacién espanola, a la cual por lo demas estaban muy vinculados. José Clemente Orozco, Miguel Hidalgo, mural. Palacio Nacional de México, El hecho lo por un oficial 50 Historia de América Latina vador Agustin deTturbide, hasta que este, enterado de que los liberales espaitoles habian impuesto a Fernando VII el retorno a la Constitucion de Caédiz, se decidié a volverse garante de la independencia mexicana, suscribiendo en@(82@NPAnaelgtala, que por cierto preveia un Mé- xico independiente dotado de sus cortes, pero decidido a proteger a la iglesia y a ener como soberano un Borbén, con lo que México parece haber accedido a la independencia porlalvia elebieal y la) monarquia. Pero el plan fracasé debido a las resistencias espaiiolas. La pretension de Iturbide de asumir él mismo el titulo de emperador€ayo En virtua de la reacci6n liberal y republicana, que lo derrocé ¢ instauré la reptiblica. 0 MT 4 0 A a a a a a i a a a a La Doctrina Monroe Auténtico manifiesto destinado a orientar las relaciones exteriores de los Estados Unidos con la parte latina del hemisferio, la/Doettina Monte fue enunciada en 1823)por el entonces presidente de los Estados Unidos, aunque su autor en realidad fue su secretarlo de estado. Esto se produjo al afio siguiente de que los Estados Unidos reconocieran oficialmente la) independencia de la América espajiola y cuando el futuro de los nuevos estados surgidos de ese proceso era mas incierto que nunca, tanto por ‘su fragilidad interna como por las ambiciones ce algunas potencias europeas, en especial Gran Brétafila, pero también Francia yen general la @hiera SantalAlianza, formada por las autocracias de Austria, Prusia y Rusia. A este contexto hay que referir los dos pilares sobre los cuales se fundaba ta doctrina, el primero de los cuales efa una advertencia a los estados europeos de que no intervinieran en los asuntos de los nuevos estados americanos. Esto servia a proteger la independencia de ellos, pero estaba expresado de un modo que inauguraba Un largo periodo de unilateralism6) por parte de los Estados Unid6s. Toda intervencion europea del tipo que la doctrina queria conjurar habria sido entendida, de hecho, coma una amenaza a la seguridad de Washington, con lo que él gobierno de la Unién Americana se erigia en Portavoz de! hemisferio entero y se apresuraba a prevenir eventuales alianzas de los nuevos estados americanos con cualquier potencia europea) El segundo pilar consistia en el correspondiente(Gompromiso de los Estados Unidos a permanecer extrafios a los asuntos litigiosos europeos y 2 ios cle las colonias europeas ya establecidas en América. )Sintesis de ambos era la formula@América para los americans”, que aludia a los ejes del excep- cionalismo norteamericano, de los cuales la doctrina habia sido extraida. La independencia de América Latina 51 Un principio segtin el cual Europa representaba el pasado, impregnado de mientras qu Este ultimo aspecto era un preludio al derecho y a la misién con los cuales los estadouniden ges se sintieron desde entonces investidos, en lo que respecta a América Latina: exportar la nueva civilizacién de la cual eran fundadores y dominar el hemisferio para elevar la condicién de los pueblos considerados incapaces dle autogobernarse a causa de los siglos que habian vivido bajo el dominio de la monarquia y del clero. Un principio destinado, sin embargo, a permanecer poco mas que virtual en el curso del siglo XIX, cuando Ia infiuencia de las potencias europeas en América Latina no hizo mas que crecer y sus intervenciones militares fueron multiples, pero que actué como brijula de la politica estadounidense y comenz6 a manifestar- se en forma concreta antes que nada alli donde los Estados Unidos tenian prioridades estratégicas y fuerza para imponerlas: primero en México y luego en la cuenca del Caribe. i” En cuanto a América del Sur, primerd 1e, de ali en adelante, les tocé afrontar, En primer v ntes bien, eran un volcan pronto a explotar bajo sus pies, ahora que tenian el poder en una tierra donde, por un tiempo, habia reinado un rey tan lejano como para parecer frecuentemente benigno a aquellas gentes. En segundo lugar, no pudieron impedir que, desa recido el soberano, es deci, quien habfa encarnad RBIGARBOHIRED } G@Q@MPEFio, ci entero organismo se hiciera pedazos, y que cada uno de ellos, libre del pacto de lealtad al rey, se considerara en posesién de una soberania plena. Tanto es as{ que de un imperio nacieron numerosos estaclos, a su vez presa de violentas hostilidades entre ciudades y provin-

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