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Akal Arquitectura Director de la coleecion Delfin Rodrigues Ruiz Diseio inseriory cubierta Sergio Ramiréx 1 tuo orginal de esta obra exa La progertagione urbana in Exropa 1’ autor, en la Introduccidn, expica ls tazones de esta opcidny de no haber ceurtido al mis habitual de «Historia del urbanismon Pesea ello, dado lo poco sul del témino del prof. Gravagnolo, ha preferido titular como aHistora del urbanism en Europa» la presente ediciin Reservados todos los derechos. De acuerdo lo dispuesto en el ar 270 del Cécigo Penal, podein ser eastgados con penas dle mula y privacin de libertad quienes reproduzcan sin la preceptiva autorizacién o plagien, en txloo en parte, una oba lteraria, artistca o cientifica fijada en cualquier tipo de soporte, ‘Titulo original Laprgetiagione arvana in Exropa, 1750-1960 (© Gius, Laterza e Figli, 1991 © Ediciones Akal, S. A., 1998 pata lengua espaola 1 reimpresién, 2009 C/ Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madiid Espada ‘Tel: 918.061 996 Fax: 18 044 028 ‘www akealcom ISBN: 978-84-460-0627.5 Depesito legal: SE-2071-2009 Impreso en Publidisa III. LA CONTINUIDAD CON LA CIUDAD HISTORICA DEL AMSTERDAM DE BERLAGE A EL Havre DE PERRET LA TRADICION COMO PRINCIPIO DE PROGRESO La ciudad, tal y como ha venido a definirse en su esencia estructural en el curso de la historia milenaria de la civilizacion humana, representa el re- ferente analitico privilegiado de una linea initerrumpida de pensamiento pro- yectual, sutil pero reconocible, que recorre por entero nuestro siglo. Se tra- ta de una visi6n cultural en clara antitesis tanto con la ideologia antiurbana del green movement como con la filosofia de la tabula rasa del funcionalis- mo exaltado. Por encima de toda una serie de lugares comunes ya sedi- mentados, las experiencias de la proyectacion urbana del siglo xx no se pue- den limitar, en absoluto, al esquema evolucionista del urbanismo del estindar y del zoning, con frecuencia apresuradamente escogido como paradigma de “modernidad” y de “progreso”. Es posible, incluso, identificar un paralelo hi- lo mental que se distingue por la opcién de fondo de operar en el sentido de una continuidad con los procesos de construccién histérica de la ciudad, un hilo que une entre si las experiencias te6ricas y proyectuales de arqui- tectos de varias generaciones y de diferente orientaci6n ideolégica, a partir de las tesis formuladas en el umbral de nuestro siglo por maestros de la en- vergadura de Hendrik Petrus Berlage y Otto Wagner. Antes de adentrarnos en la valoracién de las propuestas proyectuales especificas acaso no sea inutil trazar, en extrema sintesis, las coordenadas de orientacién que delimitan el campo de esta actitud cultural. A este res- pecto, conviene sefalar, ante todo, que la linea de delimitacion de este territorio teérico viene marcada, predominantemente, por el tema de la tradicion, que asume en este Ambito un papel dominante al menos igual al que, de signo opuesto, asume la mitologia de lo nuevo en las poéticas de las vanguardias anti-pasado. La predisposicion mental a volver a tejer los hilos de la memoria, revitalizindolos con nuevas pulsiones proyectuales, se plasma en un método de proyectacién urbana conscientemente fundado sobre un procedimiento “autoanalitico”; un método que tiende a encontrar en el interior de la evolucién histérica de la arquitectura de las ciudades 3.1. H. P. Berlage, Plan de Amsterdam Sur, vista de pagaro desde encima de fa estacvon ferroviarta BENEDETTO GRAVAGNUOLO 215 La continuidad con ta ctw del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret no s6lo los instrumentos y las técnicas, sino la propia raz6n de ser de la construccién del espacio colectivo. El respeto por los valores del pasado no debe confundirse, sin embargo, con una renuncia a los avances disciplinares. La propia etimologia de la palabra “tradicién” ~entendida en su sentido auténtico y no en el de una imitacion pasiva— denota la transmision de un conjunto de experiencias de una generaci6n a otra, que no s6lo permite sino que implica la reelabora- ccién de los sistemas heredados. Es una notaci6n elemental -ha escrito a este respecto Karl Popper pero con fre- cuencia infravalorada por los racionalistas el hecho de que no se puede comenzar de cero, que estamos obligados a utilizar lo que la ciencia ha producido antes que noso- tros. Si quisiéramos comenzar desde cero, a nuestra muerte seriamos como Adin y Eva cuando murieron (6, si lo preferis, como el hombre de Neanderthal). Si queremos pro- gresar en la ciencia debemos subirnos sobre los hombros de nuestros predecesores. Debemos proseguir una cierta tradicion™. Desde esta ptica -también en el ambito especifico de la arquitectura urbana- la afanosa basqueda de lo inédito a toda costa es sustituida por el preferir lo mejora lo nuevo, esto es, por el proceder a una modificacion de las soluciones previamente experimentadas s6lo cuando ello conduzca a un perfeccionamiento de las metodologias del proyecto. El recurso a la memo- ria se convierte asi en una especie de ideal estafeta hist6rica, de work in progress que parte de la predisposicién a evaluar criticamente lo “ya cons- truido”. A fin de cuentas, se trata sdlo de un razonable criterio de economia mental, que se opone al despilfarro que supone recomenzar siempre de nuevo y a la presunci6n de inventar veleidosas soluciones ex novo para pro- blemas que tienen sobre sus espaldas una larga cadena de pensamiento. Esta vision progresiva de la tradicion queda ya bien explicitada por Berlage en sus célebres conferencias sobre urbanismo, donde afirma que, al sumergirnos en una exploraci6n de las ciudades del pasado, “no debe- mos imitar las formas, sino estudiar en ellas el espiritu que condujo a un determinado resultado”*', Como se vera, mas atin que las palabras es la propia praxis operativa del arquitecto holandés la que se encarga de demostrar en los hechos la validez de una metodologia que no hace deri- var de manera mecdnica las opciones proyectuales de los anilisis tipologi- cos y morfolégicos de los contextos preexistentes. En otros términos, el estudio profundo de los procesos de construccién de una ciudad dada, aun representando una imprescindible fase cognoscitiva -que se considera pre- liminar a toda clase de hip6tesis de intervenci6n-, no resulta ingenuamente asumido como modelo a imitar. El proyecto comporta siempre un salto ide- °K Popper, Towards a Ranonal Theory of Tradinon, 1948, reed en Id, Conjectures and Refitations, Londres- Nueva York, 1962, tad i Bolonus, 1972, trad east "aca una twora raconal de traded, en Comenurasy refitaciones ‘Al desarrollo del conocimiento crentfio, Barcelona, Pardos, 1983) HP. Berlage, “Sedenbouw”, en De Beregnig, n 4, 1914 (segunda de las cuatro conferenciss sobre wrbvanismo pronuncadas en Delft para la asociaciin Practsche Stud), trad en 1d, Archutomura, urbamstca, elena (escros ‘esconidos, ed de H van Bergenk), Bolom, 1985, pp 185 HisTORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 216 La continuidad con ta ciudad hstérica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret ativo al que subyace un juicio critico y selectivo con respecto a los tipos edilicios y las formas urbanas investigadas. Podriamos preguntarnos, entonces, qué sentido tiene adentrarse en el anilisis de los fendmenos urbanos si de tal anilisis no resulta ninguna cer- teza sobre las opciones del proyecto. Pues bien, dicho sentido debe bus- carse en la esfera de las opciones poéticas mas que en la légica de la deducci6n abstracta. La validez urbana de un proyecto depende no tanto de la escala dimensional cuanto, mas bien, de la manera de relacionarse con el contexto; manera que puede oscilar entre los polos extremos de una voluntad de consonancia o de ruptura con la morfologia preexistente. Desde este punto de vista, es ya en las “intenciones proyectuales”, antes atin que en sus resultados formales, donde se revela la aspiracion a pensar la arquitectura como forma intimamente ligada a los valores profundos de una ciudad. Otro rasgo distintivo de esta linea de pensamiento reside, precisamente, en el reconocimiento del caricter de individualidad que cada ciudad posee. Dicho caracter es el resultado de una plurisecular sedimentacién de formas, materiales y habitos constructivos especificos de un determinado lugar, cuya reiteraci6n en el curso del tiempo viene motivada por una serie encadenada de factores culturales, historicos y climaticos, La comprensién de las razones latentes que han determinado las permanencias en las que una colectividad se reconoce se traduce, asi, en una metodologia que tien- de a calibrar cada intervenci6n de modificaci6n en relacion con el conjunto de los trazados y de las tramas espaciales preexistentes. Pero conviene cla- rificar que el caracter de individualidad no es -no puede ser un elemento estable, dado de una vez para siempre. Es el asentamiento provisional de una dindmica hist6rica (no exenta de contradicciones internas y de diferen- cias lingiiisticas) que debe ser interpretada en tanto que tal. Actuar en el sentido de la continuidad comporta, en suma, elegir a cual de los muchos hilos de la historia de una ciudad quiere uno anudarse. Por encima de cualquier enunciado teérico, esta eleccién sigue siendo intrinseca al pro- yecto mismo. Es, en efecto, el modo en que el objeto viene a ser disefiado lo que hace elocuente la relaci6n con lo “ya construido”’ No es posible, pues, reducir a una Gnica y abstracta “manera de proyec- tar” la pluralidad de las experiencias acumuladas en esta linea de pensa- miento, desde el momento en que en sus propios presupuestos te6ricos se excluye toda clase de apriorismo ideativo para, justamente, hacer derivar de la variacién de los contextos urbanos la variacién de los principios de asentamiento, adecuados en cada ocasi6n al lugar en que se va a interve- nir, En rigor, también el juicio critico sobre los resultados edificativos debe emitirse caso por caso. Coherentemente con ello, en las paginas que siguen nos detendremos en la valoracién especifica de cada una de las soluciones proyectuales singulares, analizindolas en cada ocasién como casos ejem- plares de modos de concebir la arquitectura en estrecha relacién con la his- toria de las diversas ciudades. Sin embargo, si queremos encontrar una BeneverTO GRavaGnuoto 217 La continurdad con ta cru d hestdrica: del Amsterdam de Berlage a El Havie de Perret, aspiraci6n comin a esta orientacién proyectual ~orientacién que, por su propia naturaleza, trasciende las evidentes diferencias de contexto~ pode- mos identificarla en la afinidad poética a inyectar en el planteamiento pro- yectual la esencia destilada de la ciudad hist6rica, aun en la conciencia de la inevitable subjetividad de toda reinterpretaci6n critica del pasado. BERLAGE Y LA UNIDAD ENTRE ARQUITECTURA Y URBANISMO. La ciudad. (Qué concepto es mas importante que éste? La ciudad es, en efecto, el resultado (y, en cierto sentido, también el medio y el fin) de Ia vida social de los hom- bres: es lo que nace de sus aspiraciones comunes. La historia de! urbanismo es la histo- ria de la humanidad, el desarrollo de la ciudad es el desarrollo de 1a civilizacion huma- na. Por ello hay que tener presente que, si nuestros presentimientos no nos engafan, el arte arquitect6nico del futuro sera el arte de la ciudad; y este arte progresard en concier- to con los progresos de la ciudad misma, y seri un arte civil y democritico™, Este parrafo, tomado de la primera conferencia sobre urbanismo pro- nunciada en Delft por Hendrik Petrus Berlage, es s6lo uno de tantos pasa- jes de inequivoco “elogio de las ciudades” de que estén constelados los escritos teéricos del gran arquitecto holandés. Se trata de un dato que no es en absoluto irrelevante, sobre todo si se pone en relacién con la coeté- nea y densa literatura de criticas radicales a la propia idea de ciudad que a menudo llegan hasta el equivoco de identificar la ciudad con el “mal” con- fundiendo con ello el derecho a pretender una calidad del desarrollo urba- no con Ia renuncia fébica a cualquier clase de expansién de las grandes ciudades. Por otro lado, aun habiendo sido universalmente considerado como “padre de la arquitectura moderna” en Holanda, Berlage sigue siendo en muchos aspectos una extraordinaria figura de maitre a penser que se sitéa de manera consciente en una linea de interpretacién innovadora de la tradicién y, en consecuencia, en un cauce bien definido de concepcién del “moder- no” declaradamente ajeno al ‘antipasadismo” de las vanguardias radicales**. En este sentido, como ya observara agudamente en su momen- to Edoardo Persico, su aportacién a la arquitectura “no debe ser juzgada con el metro del ‘racionalismo', sino con una sutil comprensién de su papel de mediador entre ‘antiguos’ y ‘modernos””™*. ‘31 Berlige, Stedenbowne (primera conterenci), tad Heit px TA 5° Li produceidn ensayisnea de y sobre Berlige es vastisuma Nos limitamos, por tanto, 4 seAalar algunos de lo» mis recientes libros esencules de referenci, remmnendo, para una profundizaciin sobre el tema, a los repertonioy bibhograticas contenidas en fos vokimenes etudos P Singelberg, HP Horlage, Amsterdam, 1969, 1d, HP Berlage dea and Style, Uirecht, 1972, G Panelh, Archutethura Kdilizut Urbavtia, Olanda 1917-1940, Plorencss, 1978, M Bock, K Brooks, P Singelbers (eds ), HP? Berlage, bouremeeser, 1856-1936 (catilogo de la exposicién ‘del Gemeentemuscum), La Haya, 1979, M Bock, Anfange eer neven Architeltws, Wiesbaden, 1983, Berlage, Aruntettura urbamstica estenea, at, AK VV, Hendnk Petrus Berlage Digg (catSlogo de la Benal de Vencets), Veneers, 1986, 8 Pokano, Heudni Petrus Heslage Opera completa, Milin, 1987 SIF Pemico, “Lultuna opera di Berlage", en Cavabella, a 93, septiembre de 1935, hoy también en F Persie, ‘Tue le epere, 1923- 1935 (eh 4 Largo deG Verones)), Milin, 1964, px 190 HisTORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 218 La continurdad con ta ciudad histérica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret Es bien conocido, por lo demas, el explicito distanciamiento teérico de Berlage con respecto tanto al abstractismo de De Stijl como al funcionalis- mo extremado del grupo De 8, en nombre de una arquitectura entendida como “arte social” por excelencia, capaz de unir “sentimiento” y “raz6n”, valores simbélicos colectivos y adecuacién de las forma a la finalidad. Igualmente conocidas son las duras réplicas de los protagonistas de las vanguardias. Emblemitica es, en este sentido, la requisitoria de Theo van Doesburg a las tesis sostenidas por Berlage en Schoonbeid en samenleving (Zo bello en la comunidad, 1919), donde se burla del “conflicto interior del autor, que vive con la mitad de si mismo en el pasado y la otra mitad en el presente”. Los dardos mas polémicos se reservan, sobre todo, para su “con- cepci6n del espacio simbélico”, reivindicando, al contrario, que: “Es tarea de la nueva arquitectura rebelarse contra la estética del sentimiento y poner en practica de manera coherente la estética mecanica"**. Atenuando la aspereza de la polémica pero no el nticleo de la discordia, J. J. Pieter Oud insistira a su vez sobre la cuesti6n en un escrito conmemorativo con oca- sion de la desaparicion de Berlage en 1934: £1 no comprendia hacia dénde se orientaban nuestros esfuerzos, cosa que nos habfa sido posible s6lo gracias a él. Intentaba comprender, pero no osaba seguirnos hasta las consecuencias de sus mismos principios. Habia nacido un conflicto entre dos genera- ciones: como suele ocurrir de manera casi fatal. Erroneamente deploraba él en nosotros la ausencia de sentimiento, cuando lo cierto es que simplemente se habia cambiado su acento |...] Al final de su vida, todo ello significa una decepeién tanto para él como para nosottos: se dio cuenta de hasta qué punto divergian nuestros caminos™. Se trata de una controversia digna de atenci6n. La aspiracién del viejo maestro a una arquitectura “coral” -y, por tanto, altamente comunicativa— lo conduce a un neto rechazo del hermetismo (involuntario pero innega- ble) innato al experimentalismo lingiiistico de las vanguardias, llevado, en su opini6n, hasta el extremo limite de la jerga elitista o del solipsismo indi- vidual, a pesar de la tan proclamada profecia de una futura palingénesis estética de la sociedad entera. Sin duda, una especie de misticismo 0 -para usar las palabras de Oud- de “sentimiento” subyace atin en la nueva estra- tegia proyectual, pero orientado hacia objetivos bien distintos. A su modo, es profundamente cierta la observacién de Theo van Doesburg cuando capta la diferencia en el nexo que liga a Berlage con la memoria historica, un nexo tan fuerte al menos como la consiguiente refractariedad hacia la idolatria “maquinista” de la Nieuwe Zakelijkbeid (Nueva Objetividad). El propio episodio de la participacion de Berlage en el primer congreso CIAM en La Sarraz no debe Ilamarnos a engafio. Es muy cierto que, juntamente con Karl Moser, es el tinico arquitecto de la vieja guardia invitado a esa en Bounkundig Weekblad, 1920 y A921, trad st en in De Sen Opbon, 9 18, 1934 BENEDETTO GRAVAGNUOLO 219 La continurdad con la ciudad histdrtca: del Amsterdam de Berlage @ El Havre de Perret reuni6n. Pero el discurso que pronuncia en tal ocasién sobre De Staat en strijd in de moderne architektuur (El Estado y la lucha por la arquitectura moderna) es toda una defensa contra corriente de la arquitectura sabia- mente monumental experimentada en Holanda con el apoyo del aparato estatal en el sector de la construccién residencial por el grupo de proyectis- tas “que bajo el nombre de Escuela de Amsterdam ha dado vida a una arquitectura verdaderamente nacional”*”. Por encima de las teleolégicas tesis historiograficas de los primeros exe- getas del “movimiento moderno” -tendentes a incluir todas las teorias y praxis arquitectonicas consideradas dignas de relieve en una cerrada cade- na evolutiva destinada a concluir en el apogeo del puro funcionalismo- permanecen en el seno de la propia serie seleccionada y recompuesta en ese grand récit algunas “diferencias” de actitud proyectual bien reconoci- bles. Diferencias y conflictos entre “poéticas” que estaria fuera de lugar enfatizar mas alld de su propia evidencia, pero que tampoco pueden infra- valorarse si se pretende alcanzar una auténtica comprensi6n de la dinamica hist6rica. En las paginas que siguen, limitaremos nuestras consideraciones a los aspectos més estrictamente relacionados con la contribucién al avance de los principios de la proyectacién urbana ante todo por Berlage y por los arquitectos de la Escuela de Amsterdam, y ademas por Dudok, Oud, Van Eesteren y otros protagonistas del contexto holandés en los primeros dece- nios del siglo. Anticipando una conclusién, se puede afirmar que los temas dominantes de la técnica compositiva del espacio urbano, introducidos por Berlage y diversamente declinados por la Escuela de Amsterdam -como las manzanas de grandes dimensiones con patio, las amplias plazas y los lar- gos viales arbolados-, considerados por Siegfried Giedion y Henry-Russell Hitchcock como un anacrénico aunque sugestivo canto del cisne de la con- cepcién urbana decimonénica, reaparecen, a la luz de las mas recientes investigaciones criticas, como clarividentes intuiciones proyectuales suscep- tibles de ulteriores desarrollos**. Como es sabido, Berlage desarrollé una vasta y significativa actividad proyectual en el terreno urbanistico. Ademis del célebre Plan de expansién 7 HP. Betluge, Der Saat unl der Wileriren 1 der mexdern Arcbutekner (verswn en alemin de la confereness ronuncud en La Sarraz en 192H), parcialmente publicids en M Steinmann (ed), CIAM, Dokeumente 1928-1939, Basalea, 1979, pp 24-25 “38 "Su exigencia de que se construyan calles enteras con fachadas unificadas ~esenbe a este respecto Gredion~ cequivale a i exigencis de restablecer Ls fachada neutra de Haussmann En sustancis, Berlge se esforzaba por recon- quotar un nivel histénco que estaba absolutamente superado {1 St consideramos el Amstellian desde ef punto de vista de los desurrollos sucesivos, nos damos cuenta de que se encuadra en la comente principal del urbansmo deci- ‘mondnico lL calle domina ef conjunto El Amstcllaan es representatwo, por otra parte, de todo el proyecto hay una reforma, pero no una concepexin nueva", § Gredion, Space, Time and Archuccture, Cambndge (Mass ), 1941, trad st ‘Milin, 1975, trad cast ct, pgs 693-695 Por su parte, Henry-Russel Hitchcock habla de “extravaganeras de lt Escueli de Amsterdim", encontrindolas “de una complacencia que recuerda a obras mglesas o amencanas de uns generscin lntenor” que “producen casi Li unpresin de proyectos en Shingle Style particularmente Fantasiosos y que slo por ‘zie se hubcran realizado en ladnillo en ves de en madera", HR Hitchcock, Architecture Nineteenth and Twentieth ‘Geununes, Harmondsworth (Middlesex), 195H y 1968, tad Turin 1971, px a2, tad cast Arunitetua de asin XIX y XX, Madnd, Catedrs, 1985, pg 510 Historia DEL URsanismo EN EUROPA 220 La continudad com ta ciudad histérrca’ del Amsterdam de Berlage a El Havie de Perret de Amsterdam-Sur (redactado en dos fases: 1901-1905 y 1914-1917), elabo- 16 planes para otras ciudades holandesas como La Haya (1907-1911), Rotterdam (1913-1916) y Utrecht (1920-1924), por citar s6lo algunos de ellos. Planeé (y en algunos casos realiz6 parcialmente) intervenciones a gran escala, como la sistematizaci6n del drea de los Museos (1895-1896) y el complejo del Mercatorplein en Amsterdam; el barrio-jardin de Vreewijk (1913-1916) y la sistematizacion del area del Hofplein (1921-1926) en Rotterdam; la plaza de la estacién (1911) en Purmerend y el area del Keizerkarelplein (1914) en Nimega. Escribio ademas numerosos ensayos teéricos y pronuncié diversas conferencias sobre el tema’. Para introducirse en el circulo de tiza de sus ideas, puede servir como incipit una obra que, en rigor, no es urbanistica sino de arquitectura: la Bolsa de Amsterdam. La Bolsa de Amsterdam como ejemplo de arquitectura urbana, Ya desde el primer vistazo, la nitida y austera mole de la construcci6n en ladrillo rojo, dominada por la alta torre angular, se impone a nuestra atencién como un inequivoco monumento dedicado a una ciudad mariti ma, Su forma evoca de manera inmediata una mezcla de arquetipos, anti- guos y nuevos, sabiamente fundidos: de la catedral rominica al municipio comunal, las estaciones decimon6nicas y los grandes almacenes portuarios. Es el propio Berlage el que sugiere la analogia con Venecia en un escrito de 1883 sobre las transformaciones urbanas que se estaban realizando en la capital holandesa y en el que se propone, precisamente, un andlisis compa- rativo sobre los elementos caracterizadores de la forma urbis de las dos célebres ciudades maritimas™, Este escrito precede en pocos meses a la elaboracion de la primera version proyectual de la Bolsa, ideada con oca- sion del concurso internacional convocado en junio de 1884. Después de haber reducido lo bello a dos categorias fundamentales —lo “pintoresco” y lo “monumental” Berlage observa: Vene al y pintoresea, Amsterdam es cast exclusivamente pintores- ca, Echemos una ripida mirada @ ambas cudades para comprobar nuestra afirmacion. EL centro de Venecia esti constituido por la celebérrima plaza de San Marcos, con la Basilica y el Campanile, la famosa Biblioteca, las Procuradurias y el Palacio ducal, Est plaza es uno de los pocos ejemplos de una magnifica composicion monumental de edi- ficios monumentales, en esta fusi6n consiste, como hemos visto, la mis alta belleza2, de: Y, mas adelante, El Dam, como centro de Ia ciudad, es el centro de confluencia de las princi vias de trilico Esta es tan irregular (ni tan siquiera el pavimento es plano) y est careundada de ca insigmificantes que resulta de ello una de las plazas menos 2 vara ana ewadn critics sobre ol tems, wx! el documentado ensiyo de V van Rossem, “Berge © lic fits", en Bolin, of) at, pgs 46-66, HWP Herlage, "Amsterdam en Venetia Bowirkendiy Weellad, 1 Arnettina anbeinntica evened PRs 59-73 ‘S thid pu 64 carta 34, 18KS, trad at en Berlage, BENEDETTO GRAVAGNUOLO 221 La continurdad con ta ciudad histdrica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret monumentales que existen, y ello a pesar del soberbio Ayuntamiento viejo, que al menos hace monumental un lado de la plaza confiriéndole asi dignidad [...] Sera preciso, pues, tomar medidas radicales si se quiere que el Dam tenga lo que le corresponde. La eliminacién del Commandantshuis y de la vieja Bolsa no sera suficiente [...) El acceso al Rokin ha terminado por no ser mas que un simple pasaje, con un lado cubierto por car- teles publicitarios; esperamos que en este punto pueda surgir un edificio monumental, que seria bastante oportuno. La no fea Damstraat no se ve desde el propio Dam y habria podido ofrecer una discreta perspectiva". La necesidad de una “nueva monumentalidad”: tal es la indicaci6n que emerge con mayor claridad de este escrito. Coherentemente con tales consideraciones, Berlage concibe la Bolsa como un edificio-simbolo desde el primer proyecto (elaborado en colaboracién con el ingeniero- promotor Theodor Sanders). Asi, ya en el ecléctico bricolage estilistico propuesto al concurso de primer grado (junio de 1884), las sugerencias atin vividas del viaje a Italia (1880-1881) se conjugan con los principios teéricos asimilados en los afios decisivos de su formacién en la Bauschule de Ztirich (1875-1878), fuertemente marcados por la herencia teérica de Gottfried Semper. Pero es, sobre todo, en la ltima y més madura ver- sién (proyectada en 1896 y realizada entre 1898 y 1903) donde la forma del edificio, liberada de las escorias decorativas superfluas, logra la sim- ple y solemne quietud visual de una magnifica composicién de puros voliimenes. La Bolsa se alza en el coraz6n de la antigua Amsterdam, a pocos pasos del Dam, asentada sobre un basamento en forma de trapecio alargado (enterrado en 1883), con un lado largo que mira al amplio eje comercial del Damrak y otro hacia la mas tranquila Beursstraat. De los dos lados cor- tos, uno da a la pequefia plaza Beurs, donde se situar4 la entrada principal, mientras que el otro se refleja sobre las aguas de un canal navegable dota- do de un muelle para el arribo y la descarga de mercancias. Del mar procede una fascinacién indirecta sobre el edificio. ‘Su riqueza -ha escrito Aldo Rossi en una pagina de refinado sabor literario— es misteriosa, exética, como todo lo que llega de paises lejanos; como las naves, como los almacenes del puerto, como las lejanas colonias cuyos productos Hlegan a Amsterdam (..J Todavia hoy, cuando estamos sentados en los gruesos bancos de roble en el interior del gran salén, vacio y limpio, pero no aséptico, parece que los nombres de las compa- Afas, de los titulos negociados, llevan atin consigo el olor denso y exético del cacao, de las especias, de la ginebra® 1 thid, px 69 48 Fn los afios en que Berlage frecuentabu a Buuschule de Zéinch (a pari de 1885), Semper habla finalzado ya ‘su auimdad didicuea directs (1855-1871) en aquel prestygeso Politecnico, pero la estrecha ligazén weal con la lec 6a del gram arquitecto y te6nco alemin viene testmontud, ademis cle por las analoglas formales que se pueden tencontrar entre el proyecto sempenuno para el Ayuntamiento de Hamburgo (1842) y i Bolsa de Amsterdam, también yy sobre todo por lu espléndida conferencia dedicada por Berlage a Semper en el Circulo Arquitectura y Amistad en 1903 (cfr tbid, pas 493) Para la aportaeén teGnea y proycctual de Semper a fa cuestvin urbana, vid G Semper, Arcntetnara, Arte, Senza (ed de B Gravagnuolo), Népoles, 1987 (con bibliogafia) 3605 Rossi, “Herlage’, en AA VV , Hendrik Petns Berlage, Dusen, PR 8 HisTORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 222 La continuidad con la ciudad hestérica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret La arquitectura de la Bolsa toma de su emplazamiento los motivos de fondo de su articulacin compositiva. La atenci6n a las vocaciones formales del lugar no se traduce, sin embargo, en una adecuacién mimética al escenario pree- xistente. Por paradéjico que ello pueda parecer, la Bolsa no se inserta en el contexto urbano sino que se muestra a si misma como una ciudad en miniatu- ra, con toda la complejidad del ensamblaje entre partes de destino diverso. Mas atin que el cardcter piblico, son las dimensiones mismas de la intervenci6n las que sugieren una diferencia proyectual con respecto al tipo de edilicia residencial de mayor difusion en Amsterdam, el “tipo”, de lejana ascendencia medieval, derivado de la técnica de construccién con cimentaci6n sobre postes y caracterizado por un elevado desarrollo vertical (contenido entre dos muros que portan postes a una distancia de alrededor de cinco metros, en relacién con la dimensién de las vigas de madera del suelo). No hay que olvidar que el rea situada junto al Dam, aunque hist6- ricamente central, es objeto precisamente, en los afios a caballo entre los dos siglos, de un proceso de intensa modificacién, con ensanchamiento de calles y conquista de nuevos terrenos al mar. Por otro lado, sobre el fondo prospéctico del Damrak, Petrus Josephus Hubertus Cuypers habia culmina- do recientemente la realizacion de la Estacion central (1882-1898), una obra imponente edificada — como el precedente Rijksmuseum (1877-1885), en el frea de nueva expansién del Sudoeste- con la utilizacién predominante del ladrillo. Este material simple y tipico de las construcciones populares holandesas sera, a su vez, usado, en una nueva clave, por Berlage en la conformaci6n de la envoltura de la Bolsa, concebida como un bloque monolitico y compacto similar a las murallas de una ciudadela fortificada. En deliberada contraposici6n con la segmentada y “pintoresca” variacion morfolégica de las tradicionales fachadas preexistentes sobre el Damrak, Berlage reduce el juego formal al espesor de las nitidas superficies mura- rias, pulidas como las facetas de un diamante y marcadas s6lo por la som- bra que se recorta en el ritmo cadencioso de las aberturas. Es cierto que la reparticion de estos huecos se disefia a partir de sofisticadisimos calculos proporcionales de ascendencia teos6fica®’, pero lo que domina la composi- cidn es el muro, “con toda su descarnada belleza” que parece generar ~al plegarse sobre varios planos- los propios volimenes sin saliente, “fundi- dos” en el manto de una Unica pared”. La adhesion a la poética “neo- #9 EL tema queda fuera de los limites de nuestro discurso, pero aLaso no sea indi recordar que las teoras teost cas fucron anreadas en Amsterdam por el Circulo Arquitectura y Amustad, frecuentado por el propio Berlige En c tanscurte entre 193 y 1917, el Cirslo es dingo por arqutetes cutwalmente proxinos 4 Y¥ que (aunque pertenecie aa veces inclundos en el clenco De Basel, Walenkamp y Law ‘mis uns particular menciéa la iwestyaciin sobre lay reluciones arminicas en fos tazados poométncas dessrrollada por} H de Groot, dacente en Amsterdim y autor de ensayos como Drchoelvs: by enteerpen wan ornament ear ‘zeftudie en voor scholen (Amsterdam, 1896), Kiewharmonte (Amsterdam, 1911) © Vormharmone (Amsterdam, 1912) Para una profundizacidn en el tema de los trazados proporwonules adoptados en el disefo de li Bolss Centre cellos l “tningulo exipe1), vid Poluno, op eit, pgs. 143-150 46H P Werlage, Gedanen wher Sal dle Bulut, Leypeag, 1908, pps 52-53 BENEDETTO GRAVAGNUOLO 223 La continuidad con ta ciudad hestéstca* del Amsterdam de Berlage a El Havre de Pervert romanica”, lejos de reducirse a una reaparicion de los revival decimonéni- cos, se traduce en una estética innovadora explicada asi por el propio autor: “En el momento actual, el arte de construir no puede ser mas que el arte de componer los volimenes [...] El romnico concuerda con las mas basicas concepciones modernas por su simplicidad y la volumetria de la estructura de su construcci6n”™”, Sin embargo, mas an que en el exterior, es en el interior donde se revela el caracter altamente urbano de esta construccién. Las tres amplias salas (dedicadas respectivamente a bolsa de mercancias, cereales y valores) se han asociado frecuentemente con las grandes naves de las catedrales medievales. La serie de logias superpuestas a modo de matroneos; los capi- teles de piedra que unen con barbara pureza los macizos pilares portantes y las arcadas rebajadas; las desnudas paredes opacas de ladrillo sin revesti miento, s6lo alternativamente enriquecidas con listeles luminosos de cerd- mica de vivisimos colores, como imaginarios fragmentos de perdidos mosaicos bizantinos; la reinterpretacion en hierro y vidrio, @ la maniére de Viollet-le-Duc, de las antiguas armaduras de madera, con el esqueleto estructural pintado en oro y las clavazones en azul; todo ello, y tantos otros aspectos, legitiman la referencia a una mistica catedral idealizada. La aplas- tante evidencia de esta alegoria no debe hacernos perder de vista, sin embargo, la existencia de una mas profunda, aunque latente, afinidad con el escenario urbano de las plazas medievales™*. En el fondo, algunos de los mismos elementos mencionados y otros muchos que a primera vista se nos podrian escapar, revelan, tras una observacion mas atenta, ofra analogia menos evidente pero no por ello menos significativa, proyectada toda ella hacia una idea de ciudad. Piénsese en las luces tipicas de un exterior, en el pavimento, similar a un empedrado de calle, en el sistema de unién entre las salas, que se efectiia mediante auténticos pasajes porticados, en las paredes, tratadas de manera similar a fachadas externas, con inequivocas correspondencias hasta en detalles ornamentales como el reloj y la reparticion de las vidrieras, y, final- mente, en la misma cubrici6n, que parece reemplazar el azul de las plazas italianas con un cielo de vidrio que filtra la luz nérdica, mis fria, mezclin- dola con el oro de las vigas y el azul de los bulones para dejarla después que caiga desde arriba como lloviendo en el interior de un ambiente clima- tizado. La paradoja -sugestiva, por otra parte- de la Bolsa reside precisamente ahi: es un edificio en forma de ciudad. No se puede excluir que a la orienta- cién de esta visi6n analégica contribuyera la lectura del Der Stddtebau de Camillo Sitte, ensayo resefado con comentarios entusiastas por Berlage en *Amenkaamche Reshennncringen Archtettira urbarnstiea exteti, ‘8 Enere los prmetos en captar la snulogls bana se encuentra G Grass, “Limmagine dt Berge’, en Cabell Goutmaund, 9 249, marzo de 196 cen Do Beweyig, Vill, 6, 1912, tad it en Beslage, HisTORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 224 La continurdad con la ctudad histértea: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret marzo de 1892, sdlo tres aiios después de la edicién vienesa®. En efecto, con las teorias de Sitte, Berlage comparte, sobre todo, la insistencia en plan- tear el disefio de las plazas como elemento decisivo para la calidad urbana La herencia de estas reflexiones seri ulteriormente desarrollada ~con ori- ginalidad- por Berlage en la més directa praxis de los planes urbanisticos, a menudo basados en una sinf6nica composicién de plazas monumentales, desde la espléndida (pero no realizada) Volksplein, en el area de expansion al suoeste de La Haya (1908), hasta la (parcialmente construida) Mercatorplein de Amsterdam-Oeste (1924-1927). Muy pronto, sin embargo, comienza Berlage a distanciarse culturalmente del medievalismo de Sitte para aproximarse con una conviccion cada vez mayor a las tesis sostenidas por Albert Erich Brinckmann en Platz und Monument (1908) y en Deutsche Stadtbaukunst (191197. El eje central de la investigacién sigue siendo la cualidad “representativa” del espacio urbano, pero el sentido de la marcha vira con empuje hacia la grandiosidad de las composiciones urbanas experi- mentadas en las ciudades-capitales de Europa a partir de la €poca barroca. Solo hace poco ~aclara Berlage al presentar, precisamente, el plan de La Haya he podido leer el volumen de Brinckmann Platz und Monument, en el que se afirma que el arte urhanistico del siglo XVIII, y sobre todo el francés, es el mas proximo a nosotros. A Camillo Site no se le niegan los méritos que indudablemente ha tenido, pero se destaca el hecho de que ha mostrado por ta al una preferencia demasiado cu da. Es cierto que sostiene al mismo tiempo que en nuestros tiempos no es posible crear la belleza pintoresca de las ciudades medievales y que la espontaneidad premeditada no es realizable. Sin embargo, Sitte se ha dejado encantar excesivamente por la belleza de los espacios angostos de kis plazas y de las calles del Medioevo como para poder darse ‘cuenta de hasta qué punto la época alidad generosa El Plan de Amsterdam-Sur. Ya veremos en qué medida la escenogrifica “generosidad” del espacio urbano barroco inspirar4 el proyecto del monumental plan de expansion para Amsterdam-Sur en la segunda y mas madura version de 1914-1917. Pero, para comprender mejor el sentido de esta innovadora estrategia pro- yectual, sera oportuno que fijemos previamente nuestra atencién en la pri- mera redacci6n del plan, elaborada por el mismo Berlage y que se qued6 en el papel a pesar de ser aprobada por la administracion municipal en enero de 1905. El encargo del plan zuid es confiado por primera vez a Berlage (en colaboraci6n con el nuevo director de obras piiblicas de la ciudad, J. van Hasselt) en marzo de 1900 y se inscribe en una fase muy significativa del debate urbanistico en Holanda. En efecto, en junio del ao siguiente es aprobada por el parlamento holandés la Woningwet, la “ley sobre la vivien- 2 Cie HP Berlaxe, “De Kunst in stedenbouw", on Bourelndye Weobblad, XI, 9. 15-17-20-21, 192 2 Gir AE Banckmann, Platz und Monument, Berlin, 1904, 1d, DewBche Sadhaukunst m1 der Werganenher, Franctor, 1911 27 En Werlage, Arehuemura mba esters. pa 9S Beneoerro Gravacnuoto 225 La continutdad con la ciudad histértea: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret da”, que extiende a escala nacional la practica de la expropiaci6n para las freas de nueva edificacién (prictica ya experimentada en la capital a fina- les del siglo x1X). La ley obliga a los municipios con una poblacién superior a los 10.000 habitantes a elaborar planes de ampliacion y -lo que es mis importante— prevé sustanciales subvenciones estatales para la edificacién popular”, Este instrumento legal es, en miltiples aspectos, una piedra miliar en la historia de la legislacién urbanistica europea e incentivara toda una experimentaci6n pionera en el Ambito de los modelos de habitacion, financiando alrededor del 20% de toda la produccién holandesa de vivien- da de los primeros cuarenta afios. En este contexto, el encargo que la administracién de Amsterdam hace a Berlage en el umbral del nuevo siglo termina por asumir un indirecto valor para- digmitico. Lo que se le pide es un replanteamiento técnico y formal de un pre- cedente mediocre plan de expansi6n elaborado para la misma Grea Sur en 1899 por el ingeniero C.L.M. Lambrechtsen pero rechazado por considerarsele inade- cuado desde el doble punto de vista “higiénico” y “estético”. La radical revision del plan seri hecha piblica por Berlage en 1904 y también, por el momento particular en que tiene lugar este hecho, se sitta en el centro del debate. La propuesta se basa en la idea de realizar una especie de barrio-jardin, aunque no sea explicitamente definido como tuindorp?". De hecho, es el disefio del espacio verde lo que domina la composici6én del nuevo espacio a urbanizar. El amplio y sinuoso cauce de un nuevo canal de unién entre el ‘Amstel y el Schinkel —flanqueado y marcado por un igualmente vasto y fluido vial arbolado que hace de espina dorsal del barrio es el signo que genera toda la morfologia organica del asentamiento, libremente inspirada en la estética de los jardines ingleses. La edificacion —de baja densidad y sustancialmente inmersa en el gran parque- sigue, a su vez, trazados via- trios predominantemente curvilineos, pero angostos, en la linea de los pro- puestos por Karl Henrici para la expansién de MGnich en 1893. Asi, pues, no resultan del todo infundadas las criticas dirigidas contra el plan por algunos contempordneos -y en particular por Leliman— y que ponen en evidencia las limitaciones resultantes de una excesiva rarefacci6n de la consistencia edilicia y una cesién al romntico influjo de la “escuela de Sitte””*. Acaso en las intenciones de Berlage el modelo de referencia era la sinuosa belleza del Gran Canal de Venecia, exaltada en su ya citado ensayo, pero en el proyecto lo “pintoresco” termina por prevalecer sobre 7 La Wonmguetentea cn vigor como ley 8 158 del Reino de los Pases Bajos, con decret real Ue 1902 Los pro- ccedumientos telanvos alos “Subsidios Municipules” y alas "Contribucones del Esiado” se tratan, respectivamente, en fo apurtados n 7 y 8 El texo de Li ey ha so taluedo y comentado en tuhano en el volumen AA VV, Olada 1870-1940 Cid, casa, archuture, Mili, 1980, py 24-29 Soiye el tema véanse ademas los enayes de HG van Beusch, Gomden der Vollahusiesing, Alpen aun den Ryn, 1935,).Nycolaas, Vollsbavesting, Nemes, 1974 ‘PY No hay que olvedar, por bo demi, que Derlye mtervendra tmbyen, a eominuacin, en el tena proyecisal Ue Ls ‘audad jardin elaborande, etre ots, el plan del Tuindorp Vrewk, al sur de Rotterdam (1913-1916), plan ya meneso- “De uithreiding van Amsterdam”, en De Bouncereld, It, n 45 1904 £?5E1 Gran Canal -observa Berlage- atravesa La crudad serpenteando con esa concatenaci6n de palucis, cada uno HistToORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 226 La continuidad con la ciudad histérica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret lo “monumental”, por encima de cualquier programitica biisqueda de equi- librio entre las dos estéticas. Sera el propio Berlage el que invierta la relacién entre los dos polos de esta dialéctica confiriendo una decidida impronta monumental a la reelabo- racion del plan a resultas del definitivo encargo de proyectaci6n ejecutiva recibido de la administracién de Amsterdam en octubre de 1914. En la modificacion del planteamiento plano volumétrico es determinante la nece- sidad de tener en cuenta un nuevo dato técnico, la localizacién de una gran estaci6n ferroviaria (la Minervalaan) en el drea occidental de la inter- venci6n. Pero, muy probablemente, por encima del problema técnico, sea la importante revision teérica que Berlage ha ido madurando en el curso de los afios la que le sugiere la renovacién de la entera morfologia urbana. Ya se ha hecho mencién al gradual pero progresivo alejamiento del arqu tecto holandés del neomedievailismo. Ademés de la lectura de Brinkmann, son los textos de Fritz Schumacher, Karl Scheffer, Cornelius Gurlitt, Curt Behrendt y otros defensores de la “gran ciudad” los que constituyen la nueva constelacién referencial que orienta el rumbo del pensamiento teérico de Berlage”*. Esta nueva orientacion se deja ver con claridad en el apasionado excursus hist6rico de Stedenbouw (1914), donde se lee: Ya no es posible pensar en un desarrollo gradual de la ciudad como en la Edad Media. Renace, en consecuencia, de las cenizas de la antigGedad, junto con el estilo arquitect6- nico, también la exigencia de proyectos regulares, conformes al espiritu de los tiempos nuevos, con Ia predileccion por calles amplias y grandes manzanas, segtin un ideal de acentuada monumentalidad, Lo que es angosto y cerrado tiene un caricter pintoresco, lo que es amplio y abierto tiene, por contra, un caricter arquitect6nico [...] El urbanismo se desarrolla, pues, nuevamente en armonia con Ia arquitectura y ama los grandes ejes, las calles amplias y las perspectivas cerradas por palacios imponentes |...) En la planificacion de hoy dia la calle se ha convertido en un elemento ms importante que la plaza. Si las plazas son los puntos en que st encuentran las vias del trifico, las calles son, justamen- te, las vias del trifico, y ya se sabe lo que significa hoy el trifico para una ciudad. Pero las calles estén también ligadas a las viviendas: tienen, por tanto, una doble finalidad”. Estas consideraciones sobre la evolucién de los principios de la proyec- tacion urbana podrian leerse, sin forzar demasiado las cosas, como una premisa a la revision del plan de ampliacion de Amsterdam-Sur. La conse- cuencialidad entre las proposiciones de método y las opciones de proyecto tomadas alcanza casi la coherencia demostrativa de un teorema. Basta con observar las dos espléndidas perspectivas a vista de piijaro del nuevo barrio {de os cuales nos hace enviar el talento anisco de la época en que sungieron sas fachudas monumentales y prton- ‘a se reflean en el agua, que es la via del trifico {El elemento que da vida es el agua que, con su incesante move ‘mento, sus efectos de hxz, sus refleos, representa el factor mas importante de lo pintoresco, en perfects armonia con la ‘composiciin uregula de los palacios” HP Berlage (1843), trad it en Arcbuettura urbsavstea esenca, ct , px 64 (Cir PF Schumacher, “Architektonsche Aufgaben der Stadte", en AA VV, Due deutschen Stddte (ed de ‘Wuttke), Lerpzig, 1904, K SchefMer, Die Architektur der Groszstadi, Berlin, 1913, C Gurlm, ensayos dhversos en Neudeutsche Bauzextung, 1920, W C Behrendt, Dre emberthche Blockfrout als Raumelement um Stadibeau, Berlin, 1911 Otros textos a menudo evtados en los escntos de: Berlage son los clisicos manuales urbanisticas deeimondnicos de R Baumesster yJ Stubben 77 Herlage, Arfuernura ubaustica etetna, et , py 172,173, 192 BENEOETTO GRAVAGNUOLO 227 La continutdad con la ciudad hrstdrica- del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret -vistas, respectivamente, desde encima de la plaza de la Estacion de Minerva y la plaza sobre la orilla del Amstel~ para darse cuenta del caracter airoso del planteamiento urbano, articulado sobre una clara jerarquia entre trazados viarios. La misma técnica de representaci6n no es casual, sino resultado del axioma de pensar el espacio urbano en tres dimensiones, concibiéndolo como una composicién unitaria en la que las relaciones dimensionales entre todos los elementos -calles, manzanas, plazas, Arboles, etc. subyacen a un arménico disefio proporcional. Esta idea de la “ciudad como obra de arte total” no excluye, sin embar- go, una prioridad interna al proceso proyectual. El propio Berlage la hace explicita cuando sostiene que “el verdadero arte urbanistico tiene su origen en la proyectacién de la red viaria, lo mismo que el arte, en general, se ini- cia con la intencién consciente"™. En el plan zuid se pueden identificar de manera inmediata los dos trazados viarios que dominan la composicién, esto es, el tridente que parte de la plaza ferroviaria (y que habria debido encontrar su foco perspectivo en la nueva Estacion, que queda sin realizar) y el amplio vial arbolado que parte en eje con el puente sobre el Amstel para después bifurcarse trazando sobre el terreno una gran Y. A su vez, el agua de los canales marca también sobre el terreno una espectacular figura geométrica en Y, aunque trasladada més adelante, para después reconfluir en un tinico cauce antes de desembocar en el Schinkel. Se trata de marcas deliberadamente espectaculares en su exhibida nitidez simétrica; marcas que dejan, por otra parte, entrever un juego de internas correspondencias forma- les. Sobre este sistema primario se inserta a continuacién el sistema secunda- rio de la red de calles menores, que se une al tejido viario adyacente. De este modo, queda garantizada la “costura” del nuevo asentamiento con el preexistente barrio decimondénico limitrofe. Sin embargo, a primera vista, sigue siendo macroscépico el “corte” que el planteamiento dado por Berlage al nuevo plan de expansi6n significa con respecto al mas complejo proceso de construccién historica de Amsterdam, ciudad que se habia desarrollado desde principio del siglo xix predominantemente sobre el principio del crecimiento urbano sobre el agua en canales en hemiciclos concéntricos, dando lugar a una forma que, con eficaz metafora, él mismo define como “en media luna””, Es cierto que el plan de expansién decimonénico de Kalff (1875-1877) habia inte- rrumpido la continuidad del sistema concéntrico, introduciendo una red ortogonal en la linea de los precedentes polders. La relacién entre la nueva expansiOn Sur y la ciudad histérica no era, por tanto, directa, sino mediatizada por la trama del siglo xIX, Sin embargo, conociendo la gran pasion de Berlage por el andlisis de la forma urbis de su propia ciudad natal, esta aparente cesura no puede dejar de sorprender. Mas que el Amsterdam de 2 thie PRY 170,171 bid | pg 66 HistoRIA DEL URBANISMO EN EUROPA 228 La continuided con la ciudad El Havre de Perret Guillermo de Orange, es el Paris de Haussmann el que parece el auténtico paradigma analdgico del plan zuid. La capital francesa —definida como “la ms bella ciudad moderna” con todas sus “maravillosas perspectivas"— ejerce sobre el proyecto una influen- cia que seria dificil negar, aunque s6lo fuese por la explicita aspiracién a conferir una impronta metropolitana al nuevo asentamiento™, Pero, aun configurando una parte urbana reconocible en su relativa autonomia, la relacion que el plan zuid establece con algunos elementos distintivos del disefio histérico de Amsterdam se revela, si se sabe mirar bien, en toda su sutil pero innegable sabiduria ideativa. En efecto, si hay un dato que llama la atenci6n en el grandioso plan del siglo xv de ampliacién de la ciudad de Amsterdam es, en mayor medida atin que la regularidad del trazado de los tres canales concéntricos, la belleza de las hileras de olmos que corren paralelas a las lineas de agua y que dan un caracter unitario a la composicién urbana pese a la caleidosc6- pica variedad decorativa de las fachadas que se alzan tras ellas*'. Pues bien, si se contempla desde este punto de vista la majestuosa procesién de Arboles que sombrea los viales de Amsterdam-Sur, no podemos dejar de captar el doble papel ~analégico y formal- que el disefio del verde asume en esta nueva estrategia urbana. La gran calle maestra, que parte del puen- te sobre el Amstel, parece querer transfigurar en un canal verde la memoria de la ciudad histérica crecida sobre el agua. A las filas de Arboles se les confia también —como en la mejor tradici6n- una dosis de continuidad en la imagen, liberando asi a la arquitectura de los vinculos de una serialidad demasiado monétona. El mismo riguroso control compositivo del planteamiento urbano se basa en la ritmica reitera- cién de los tipos edilicios mas que en la obstinada homologacién de los estilemas de fachada. En este sentido, el hecho de que en la redaccién de los proyectos ejecutivos de los edificios intervenga no un ti arquitecto sino la pluralidad de los exponentes de la llamada Escuela de Amsterdam (De Klerk, Kramer, Staal, Wijdeweld, Van Epen) introducird en la formaliza- cién del plan una serie de fantasiosos virtuosismos interpretativos que la ordenada partitura basica hace atin mas gratos. Probemos entonces a analizar mas de cerca el tejido edilicio. Todo el conjunto de la edilicia residencial se puede reducir a tres tipos fundamen- tales: las viviendas unifamiliares (de baja densidad, que ocupan s6lo 20 hectéreas), las viviendas bifamiliares (de densidad media, contenidas en unas 70 hectreas) y las viviendas plurifamiliares (de alta densidad, que ocupan alrededor de 190 hectéreas, es decir, aproximadamente un 70 por 2 tid, pa 67 28 para una profundizaciin en la historia de Amsterdam ~ademis de las agudis abservaciones hechas por cl propio Berlage en el ya extado ensayo Amsterdam en Venetic- véanse DF Slothouwer, Amsterdamsche burger 1600-1800, ‘Amsterdam, 1928, H Polak, Amsterdam, ce groot stad, Amsterdam, 1936, A A ‘Kok, De bistorsche scboonberd vet “Amsterdam, Amsterdam, 1941,] G Wats, Amsterdam bouehurat ev stachschoone 1306-1942, Amsterdam, 1949) BENEDETTO GRAVAGNUOLO 229 La continuidad con ta ciudad hustdrtca: del Amsterdam de Berlage @ El Havre de Perret ciento del total). El claro predominio cuantitativo del tipo plurifamiliar es ya de por si significativo de la toma de posici6n cultural del arquitecto- urbanista en la cuesti6n social de la construccién subvencionada. Berlage, en efecto, propone con conviccién el edificio con patio como preferencial clave de soluci6n de la ingente demanda de viviendas popula- res™, No se trata, sin embargo, de una réplica del inmeuble de rapport haussmanniano (elemento conformador de la ciudad burguesa del siglo xIx), ni mucho menos de los decimondnicos Mietkasernen (inmuebles de alquiler destinados a las clases menos favorecidas y asperamente criticados, con raz6n, por los arquitectos racionalistas por sus macrosc6picas carencias higiénicas y funcionales). El edificio con patio es nuevamente propuesto, si, pero a una escala dimensional decididamente mas grande. Y es justa- mente en este salto de escala donde se revela la maestria proyectual del arquitecto holandés. Remitiéndose a la tradicién flamenca de las comunidades residenciales del beguinaje y, de manera mas genérica, a los Héfe de la arquitectura ger- mAnica, el espacio central, cerrado y “protegido” por las cortinas edilicias, es dilatado hasta convertirse, segdn los casos, en un trozo de terreno agri- cola introducido en el interior de la construcci6én urbana y cultivado en huerto, en una auténtica plaza 0, en fin, en un parque dotado de servicios colectivos. La variacién del uso de la zona central sigue una légica interna ala evolucién del “tipo™. En la reiteracién tipolégica basica, el tipo de manzana adoptada en Amsterdam-Sur se puede reducir, esqueméticamente, a unos pocos datos estructurales: tiene una forma planimétrica de rectangulo alargado (con una anchura oscilante entre los 40 y 50 metros y una longitud entre los 100 y los 200). La cortina edilicia perimetral esti compuesta, por lo general, de dos viviendas diplex superpuestas (alcanzando, por tanto, los cuatro pisos) y s6lo en casos ms raros es de tres plantas. Las relaciones dimensionales entre Ia altura del bloque edilicio y la anchura del espacio central estn pensadas para limitar al maximo los inconvenientes de la falta de soleamiento de los pisos bajos. Pero hay mas. Un aspecto sugestivo a sefalar es la voluntad de ofrecer a cada ntcleo familiar una vivienda “tradicional” dotada de un huerto cultivable. De ahi la adopcién predominante de la célula de vivienda en duplex que evoca los caracteres de la casa campesina holandesa con la zona de estar en la planta baja (comprendida entre la fachada a la calle y la que se abre hacia el huerto) y la zona de noche en el piso superior. De hecho, para suplir la ausencia del huerto en las habitaciones situadas en los pisos supe- riores se realizan en la parte trasera amplias terrazas. Sobre el tema, vil en partculur la transenpendin de li vonferencsa Aormalwane mt Wonngboury, pronuncsada pot erlage en Rotterdam en el Congreso sobre la viviend de 1914, conferencia que se ints con el significativo Tema de Aux grands mau, les grands remédes" El texto ha sido traducido al taliano en AAV , Olanda 1870-1940, at, Pa, 64 21 sobre Li evoluatin de Li upologis de Li manzans urbuns en Amsterduim, vid P Panetay,J Castex, J Depaul, Forme wrbarnes de ot ata barre, Paris, 1980, trad lato wabamo ect cendemporaned, Milin, 1961, [tad cat cx) HisTORIA DEL UR®ANISMO EN EUROPA 230 La continuidad con la ciudad histérica: del Amsterdam de Berlage w El Havre de Perret Asi, como en un juego de cajas chinas, el edificio queda organizado (a ‘su vez) como un fragmento de ciudad autosuficiente 0, mejor dicho, como un pueblo “compacto” con las casas montadas unas sobre otras en vertical, En la acentuaci6n del sentido de “comunidad” colaboran no poco las gran- des arcadas que filtran la relacién con el exterior y conducen, como anti- guas puertas, al interior de los patios. Aqui, sobre todo en los primeros ejemplos realizados, la metafora rural es también reconocible en el trazado de las largas callejas similares a senderos rurales abiertas a lo largo del eje central del patio para dar acceso directo a los huertos situados en la trasera de cada vivienda. Rapidamente, sin embargo, la referencia rural originaria cede el paso a un uso mis colectivo del amplio espacio interno. El patio se transforma primeramente en un gran jardin reservado al juego de los nifios, para asumir después las dimensiones y las connotaciones tipicas de un auténtico parque con equipamientos, con escuelas y otros servicios comu- nitarios. En este sentido, la manzana urbana de grandes dimensiones repre- senta un paradigma residencial en muchos aspectos inédito, tanto desde el punto de vista técnico como desde el mis eminentemente “social”. Este dato resaltara con toda evidencia en el Congreso interna- cional sobre la construccién de la ciudad, celebrado en Amsterdam en 1924, Tampoco puede excluirse que justamente ese primer balance positivo sirviera de estimulante al desarrollo de la Gnica politica edilicia de algin modo parangonable a la experiencia holandesa: la construc- cion de las “fortalezas” residenciales de la “Viena Roja”, Incluso pres- cindiendo de la ideologia socialdemécrata comin, a partir de la misma forma de los grandes conjuntos urbanos realizados, con pocos afios de diferencia, en Amsterdan y en Viena se aprecia un andlogo intento sim- bélico tendente a convertir los superbloques de viviendas populares en “monumentos a la lucha de clases trabajadoras” y en “germen de la sociedad colectivista”. ‘La EsCUELA DE AMSTERDAM Y EL DISENO DE LOS NUEVOS BARRIOS El tema de la manzana urbana de grandes dimensiones constituye el ms significativo banco de pruebas que pone en relaci6n las coetaneas investigaciones sobre la proyectacin de los nuevos barrios, desarrolladas tanto por Berlage como por la llamada Escuela de Amsterdam, con influen- 2 Las anaoglas al sgual que Lis dh cl sigwente apartado, dedicado 4 las viestudes de la “Viena roji" Entre los puntos de contacto en las construccién, Ue las viviends sociales en Amsterdam y en Viena en los afios veinte hay que sehalar la comin mat weol6gica soctklem@erata” de las respectivas potineas de Li gestin urbana Fl primer partido socaldemécrata holandés se funda en 1881 En 1894 toms el nombre de Socul Democransche Arbedersparty (SDAP), chyvendo el problema de li ‘casa como cuestin nodal de su propia estates En 1913 consyzuné un importante éxito electoral al conquistar 15 de Jos 39 puestos del Conseyo Munacipal de Amsterdam Dicho éxto cho ultenor ampulso a i avanzada expenmentacién en el sector de lis viviends populares, con el estubleurmento de un Servcw municipal para i viienda (Wonagdienst) BENEDETTO GRaAVAGNUOLO 231 La consinusdad con la crudad hasrérica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret cias reciprocas tanto en el plano teérico como en e! mis estrictamente mor- folégico. En contra de los habituales lugares comunes, no se encuentra en este episodio ese caracter subalterno cultural con respecto al “maestro” que la terminologia corriente da a entender. Arquitectos de la talla de Michel de Klerk, Pieter L. Kramer, Johann M. van der Mey, Jan Frederik Staal y Hendricus Th. Wijdeweld —que slo por convencién agrupamos en la defi- nicién de “escuela"— muestran una excesivamente vistosa originalidad idea- tiva que no pocas veces desemboca en extroversiones fantasticas dificil- mente reducibles a una premeditada unidad de intenciones. Es significativa, por lo demas, la ausencia de manifiestos o de otras explicitas declaraciones programaticas en comin. La propia revista Wendingen, fundada por ‘Wijdeweld en 1918 y redactada por él mismo hasta 1926, representa no tanto una caja de resonancia de la “escuela” (como a menudo se ha dicho) cuanto, mas bien, un instrumento de divulgaci6n de las tesis especificas de su creador™. En suma, mas que ante una “tendencia” nos encontramos ante un fermento de ideas y expresiones lingiisticas afines, alimentadas por espontineas y heterogéneas sugestiones poéticas. El exotismo es la tan excéntrica como emotiva fuente de inspiracién comin al imaginario proyectual de De Klerk, Kramer y Van der Mey, tres arquitectos formados en el estudio de Eduard Cuypers, sobrino del mas conocido Petrus Josephus Hubertus Cuypers, exponente de primer plano del revival gotico del siglo xne”. De tal aprendizaje deriva una aguda pre- disposici6n al eclecticismo que, al insertarse en una autobiografica linfa poética, impulsara sobre todo a De Klerk a aventurarse en el mar abierto de las fantasmagorias oniricas, donde el eco de las lejanas cabafias indone- sias (con sus grandes tejados de paja en forma de barca) se funde con las sugestiones del folklore escandinavo (observado durante su viaje a tierras n6rdicas en 1910) y con la admiraci6n por la estructura orgdnica de las conchas. Igualmente distante del austero rigor geométrico de la arquitectu- 229 +B] término "Bscucla de Amsterdam’ se debe a Jan Gratama, arquitecto pero sobre todo esforzado propagandists de lus fantasiosis arquitectutas del movimwento | 1 En 1916, con ocasién del sesenta cumpleafis del putmarea de La arqumtectura nacional, Hendnk Petrus Berlage, Gratama examin6 La relicdin con el maestro de algunos proyectists,y, al legar a as nuevas levas, esciby6 “Creeidos sein los principles de Berlage, quieren lis flores de exe dtbol euys ‘amas y tronco serlan lo rsconal |} Los wenes como Van der Mey, Kiamer, De Klerk otros quieren mayor he tid, quieren expresur, cada uno seqin el propio catdcter y la propa fuerza, Li constnuccidn y el omamento'[} Dos ahs después, ¢] témuno “Escuela de Amsterdumy se hubts consolelado ya husta el punto de que PH’ End, en no de les primeros niimeros Je Wendigen, escribyo un artculo pars ncgat que se pudiese hablar en realidad de una Escuela", M Cascuto (ed), La Stuola dt Amsterdam, Woloma, 1987, pgs 9-10 Sobre el tema, ademis del ya ctado, hhbro de Mansiells Casctto, que incluye una amplus bblograla, vid J Gratam, “Het werk van Berlage’, en AA VV , PH. Endl, “Amsterdamse School", en Wendingen, 0.7, 1918, J JP tad it de $ Poluno, Architetura Olandese, Milin, 1981, G Manuccy, Labitazione moderna pepolare 11 Olanida, Rows, 1926, G Canela, “Lepopea borghese della Scuola d Amsterdam”, en Casabella-Contmunia, n 215, 1957, G Fanelh, Architetarra moderna mt Olanda, Florencia, 1968, edicwin holunde- sa Moderne architeltwur m Nederland, La Haya, 1978, AA VV , Amsterdamse School, Zaandam, 1975, W De Wit (ed ), ‘The Amstordam Schow Dutch Expressionist Arciocture 1915-1930, Cambndge-Londres, 1983 Clr AAV, Wendingen 1918-1931 Document dellarte olandese del Novevento, Floreness, 1982, G Panel, E Gogol, Wendingen, Mikin, 1986 2 La imporancis de este aprendizaye hu sido recientemente subrayada por H_Seanng, “Berlage or Cuypers? The Father of Them All, en H Searing (cd), bt Search of Modern Architecture A Tiibule to Henry-Russel Hitcheoek, Cambsidge-Londres, 1982 HistoRIA DEL URBANISMO EN EUROPA 232 La continuidad con ta ciudad histdrica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret ra de Berlage es la fluidez plastica de las formas ideadas por Wijdeweld, en declarada consonancia con las obras de Mendelsohn, Taut, Finsterlin y otros exponentes del expresionismo alemén (no por azar frecuentemente publicadas en las paginas de Wendingen). Pese a todo ello, una amalgama -arcana pero perceptible- parece envol- ver en un manto unitario a las “diversas” construcciones realizadas en Amsterdam en los primeros decenios del siglo. Se tratara, acaso, del predo- minio material del ladrillo, que atentia la diferencia de las formas; o de la comin visién “mistica” del construir, que lleva a los adherentes al circulo de Arquitectura y Amistad a autoimponerse una especie de cédigo proyec- tual que llega hasta el control “espiritual” de los detalles constructivos y ornamentales; 0 el deseo de simbolismo y de alta expresividad de la arqui- tectura. Sera el conjunto de todas estas tensiones y algo ms, pero lo que sigue siendo histéricamente demostrable es que lo que cataliza la cohesion entre las heterogéneas energias ideativas es, sobre todo, el “laboratorio” comiin de la proyectacion urbana para la ampliacion de la ciudad de Amsterdam. La amplia implicaci6n de los jvenes arquitectos en el sector de la ed cia residencial se ve también favorecida por la normativa sobre la construc- cién, que obliga a los promotores (de cuya iniciativa se demanda la cons- trucci6n de los inmuebles) a someter sus proyectos a la previa aprobacién de una especial Comisién de estética municipal (Schoonbeidscommissie). Ello conduce a que no pocas veces se confie a los arquitectos la tarea de disefiar s6lo las fachadas. Si a ello se afiade el innegable virtuosismo estilis- tico y ornamental que distingue a esta cultura generacional, se pueden comprender los motivos que han inducido a algunos criticos al equivoco de liquidar esta experiencia como una paroxistica invencién de una arqui- tectura de “miscaras”. Bastaria, por el contrario, con analizar los no pocos casos de conjuntos residenciales enteramente proyectados por los arquitec- tos de Amsterdam para darse cuenta de cudnta inteligencia ideativa hay en la concepci6n espacial y en el perfeccionamiento tipolégico de la manzana urbana, bajo esa mis vistosa epidermis “tatuada”. Ya se ha hecho mencién de la original contribucién aportada por la Escuela de Amsterdam a la traducci6n arquitect6nica del plan zuid de Berlage, a peti- cin del propio “maestro”. En particular, intervienen con innegable estro lin- giistico, De Klerk y Kramer en el complejo De Dageraad; Staal en el edificio de la Cooperativa constructora De Samenwerking; Van Epen en las cortinas edilicias que se reflejan sobre el Amstelkanaal; Van der Mey en el edificio de viviendas de la De Lairessestraat; Rutgers, Blaauw y Roodernburgh y otros diversos epigonos en una serie de edificios que seria excesivamente largo enu- merar. La extraordinaria fertilidad de las aportaciones técnicas y formales pre- sentes en el disefio de los complejos residenciales sobrepasa los limites de la expansi6n Sur para marcar varios puntos neurilgicos del conjunto del territorio urbano. Como prueba de esta afirmacién se podria citar la complejidad del ensamblaje espacial llevado a cabo por Van der Mey y Staal en los edificios de BeNeDETTO GRravaGnuoto 233 idad con la ciudad histérica: del Amsterdam de Berlage @ El Havre de Perret viviendas de la Jan Evertsenstraat (1924-1925), o el refinamiento estético de las soluciones de esquina ideadas por Wijdeweld para los edificios de la Insulindeweg (1920-1923) y de la Hoofdweg. Si quisiéramos, sin embargo, ele- gir un episodio que pudiese tener valor de emblema de esta feliz estaci6n ide- ativa se podria indicar como ejemplo la edificacién del Spaarndammerbuurt. Este barrio, construido a partir de 1912, representa una especie de preludio de los temas compositivos que serén desarrollados a mayor escala en el plan de Amsterdam-Sur, constituyendo un anticipado, aun- que indirecto, ensayo de orquesta para esa jam session proyectual. Se alza en un rea de la periferia noroccidental de Amsterdam ya sefialada en el plan Kalff (1875) como zona de expansi6n destinada a vivienda obrera. El lugar no es de los mas amenos. La lengua de tierra casi trian- gular est4 encerrada entre las vias del tren a Haarlem, el puerto sobre el Ij y la zona de los almacenes portuarios. Solo la calidad del espacio construido logra redimir los negativos puntos de partida transformindo- los en ocasién para realizar un 4rea urbana morfolégicamente unitaria. Ala formalizaci6n del plan contribuyen diversos arquitectos. La planimetria general es trazada en 1912 por Van der Mey. Dilatando la trama ortogonal del precedente plan Kalff, se dibuja una trama viaria que delimita parcelas mas amplias, adecuadas para la edificaci6n de grandes edificios con patio interior. Otro dato innovador de interés relevante es la individualizaci6n de una vasta plaza arbolada -el plantsoen- destinada a convertirse en el pemo baricéntrico del barrio. La irregularidad del terreno, dificilmente reducible a coordenadas ortogonales, deja, no obstante, sin resolver algunos puntos, sobre todo en los margenes, donde el suelo edificable presenta Angulos agudos. A esta y a otras cuestiones formales ofrecerin soluciones compositivas dignas de interés arquitectos como H. J. M. Walenkamp (que proyecta el conjunto de viviendas Zaanhof, 1916-1919); K. P. C. De Bazel (que propone un singular asentamiento en dos anillos concéntricos, 1916-1918); L. Zwiers (viviendas en el Spaarndammerdijk, 1920); G. J. Rutgers (vivienas en la Hembrugstraat, 1925), y otros. Por encima de las variaciones morfolégicas de los planteamientos planimétricos (que van desde las matrices triangulares a las curvilineas y las rectangulares), el denominador comin puede verse sobre todo en la idea de hacer rotar los bloques edilicios en torno a un amplio espacio colectivo central. La aportacién proyectual mis significativa procede, en este ambito, del entonces joven arquitecto Michel de Klerk. Entre 1913 y 1921, De Klerk realiza tres edificios que conforman el esce- nario arquitect6nico de la plaza central arbolada del Spaarndammerbuurt. El primero es el edificio construido en el lado norte del plantsoen (1913-1915). Se trata de un monumental edificio en linea (con planta en “C”, un lado largo de alrededor de 100 metros y cuatro pisos de altura con las buhardi- llas. La construcci6n cierra lateralmente el lado mayor de Ia plaza con una compacta fachada de ladrillos marcada por el solo ritmo vertical de las torres de escalera (que culminan en “sombreros" parabélicos). Atn mas escenografica es la solucién adoptada en el tratamiento parietal del segundo Historia Det URBANISMO EN EUROPA 234 La continuidad con la ciudad histérica: del Amsterdam de Berlage « El Havre de Perret bloque: el edificio con patio interior construido para la sociedad constructo- ra Eigen Haard (1914-1918). La voluntad de conferir un movimiento al plano unitario de las fachadas inspira una sugestiva alusién a las olas del mar, reforzada por las aleg6ricas decoraciones en “escamas de pez” o por el teja- do de la esquina izquierda, similar a una “gran carena invertida’™. “El barco” es, por lo demis, la metéfora a menudo adoptada para desig- nar al tercer bloque, de caracteristica planta triangular, realizado igualmente para la sociedad Eigen Haard (1917-1921). Representa la mis compleja y refinada propuesta proyectual de De Klerk desde el punto de vista tipol6gi- co, mas atin que desde el formal. Este edificio funde, en efecto, en un planteamiento unitario las diversas funciones residenciales y sociales dando lugar a una especie de condensador urbano de actividades comunitarias. En la “proa”, vuelta hacia el plantsoen, se sittia la Oficina de correos del barrio, con una torre angular que marca su acceso. En los otros lados se desarrolla el verdadero conjunto residencial, con cortinas de una altura de cinco pisos, hasta alcanzar la cantidad de 102 viviendas articuladas sobre 18 tipologias diferenciadas. A lo largo del lado que da a la Oostzaanstraat es recuperada y sabiamente “encastrada” en el nuevo juego volumétrico una escuela preexistente, dotada de un jardin posterior dispuesto en el interior del patio. Sobre este mismo patio se sitéian los jardines privados de las viviendas y una “casa comin” (con un folklorico tejado de cabafia) destinada a las reuniones de la comunidad. Pero la invencién formal mds sorprendente se pone en escena en el lado corto del edificio, que da a la Hembrugstraat. En este punto, en efecto, abriendo una cavidad espacial en el espesor del bloque edilicio, De Klerk dispone una pequeiia pero espléndida plaza- jardin basada toda ella en el énfasis en lo negativo. De hecho, al fondo la altura del edificio pasa de cinco a s6lo dos pisos para dejar emerger una descollante aguja Ilena de evocaciones alusivas a medio camino entre los campanarios nordicos y los templos totémicos de las Indias holandesas. Dupok, Oup, VAN EESTEREN La orientacién proyectual que, a pesar de las variaciones expresivas, emerge de la experiencia de Amsterdam encuentra eco, desde muchos puntos de vista, en los episodios de gestion del desarrollo urbano que en esos mismos ajios tienen lugar en otras ciudades holandesas. Los conso- nancias se pueden registrar ya desde la mas etérea esfera de la ideologia socialdemécrata “comunitaria”, para atravesar después el consistente tema tipolégico de la manzana urbana, hasta llegar a las mas sutiles afinidades formales. 2 Cascato, op a, pR 163. Entre las mis rectentes contnbuciones 4 lu einterpretuewin de La obta de Michel De Klerk, vid ademis H’ seanng, “Figen Huard. Worker's Housing and the Amsterdam School’, en Archutectura, m2, 1971, K Frampton, “1913-1919, Michel de Klerk, Eigen Hard Housing Amsterdam, Holland”, en Ga Document, n 2, TORI, M Casetto, W de Wt, Le cave Eigen Had dt De Klerk, 1913-1921, Roma, 1984 BENeDETTO GRavacnuolto (235 La continuidad con la ciudad ica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret Asi, por ejemplo, la calibrada monumentalidad de la composicién arqui- tect6nica —basada en una magistral contraposici6n entre la monolitica esta- ticidad de los bloques horizontales y la emergencia alegorica de la alta torre angular— nos lleva a asociar inmediatamente la imagen del Ayuntamiento de Hilversum de Dudok con la Bolsa de Berlage. Hasta la més ascética pureza geométrica de esta espléndida construcci6n, realizada a finales de los afios veinte, parece ser el desarrollo légico (aunque en una versién més actualizada) de esa necesidad de simbolismo postulada en Amsterdam a principios de siglo. Ciertamente, entre las dos obras se sitiia el filtro lingdistico de la vanguardia De Stijl y de la leccién de Wright”. Pero las intencionalidades poéticas siguen siendo, en su esencia, similares. La monumentalidad —aclara al respecto al propio Dudok- es la expresién ms pura del sentido humano de armonfa y orden, Subraya la esencia no s6lo en sentido material sino sobre todo en sentido ideal. Por ello no se revela s6lo en la munificencia: también tun pequeno objeto puede ser monumental. Willem Marinus Dudok no se limita, por otra parte, a realizar episodios arquitect6nicos singulares de alta expresividad, sino que disefia de nuevo, a la luz de este ideal estético, la entera fisonomia urbana de la pequefia ciu- dad de Hilversum, Formado como ingeniero en la Academia militar de Breda, después de una breve fase de trabajo en las obras de fortificaci6n de Amsterdam, Dudok liga estrechamente su actividad proyectual de 1915 a 1933 a un programa de modificacién y ampliacién de aquella ciudad (que, de agricola, se transforma precisamente en ese arco temporal en un impor- tante centro terciario, pasando de 30.000 a alrededor de 100.000 habitantes). Nombrado en 1915 director de las obras piblicas del municipio, redacta en 1918 el excelente plan regulador de Hilversum, articulado sobre una conca- tenada serie de edificios colectivos (escuelas, bafios municipales, matadero, ayutamiento) elegidos como pernos de la nueva arquitectura urbana. Por lo hasta ahora dicho, resulta hasta superfluo sefialar la analogia de método con algunos planes de Berlage, y en particular con el de La Haya. Igualmente evidente es la similitud —desde el punto de vista tipolgico- entre los nuevos barrios municipales de Hilversum (1916-1922) y los de Amsterdam, por ms que Dudok acentée atin en mayor medida el reclamo a la tradicion 2 La admiracién por la arquitectura pronera de Frank Uoyd Wright es mtroducida en Holanda por el propio Berlage tras su vig a Aménca en 1911 Seri después amplficada por la revista Wendingen, que dedicé mucha aten- ‘en al “maestro de Talesn’, y en especral una sene de nimeros memorables en 1925 Todo ello sin contar con que ‘el mismo movimiento de vanguardia De Siyl recibe y reclabora en términos originales la poéuca “centrifuga” ‘de Wright Sobre el pape! desempefado en la evolucion de! lenguaye arquitectGnico en Holanda por De Sty! tema de notable interés pero que queda fuera del Ambo de nucstro estudio- vid JH van dn Broek, © van Besteren, De Styl, Amsterdam, 1951, B. Zev, Poetica delliarchutetura necplastica, Mikin, 1953 ltrad cast Buenos Aires, ed Victor Lerd, 1960), HL C Jaffe, De Styl 1917-1931, Amsterdam, 1956, tad st Per un'arte nucom De Styl 1917-1931, Milin, 1964, AA WW , De Sty, Londres, 1970, G Fanelli, De Sn, Roma-Ban, 1983 (con ampla bibhografiarazonada) 8 Citado en W Holzbauer, “Town Hall in Hilversum”, GA, n $8, 1981 Vid ademisG Fnedhof, “WM. Dudok", fen Wendmigen, 0 8, 1930, G Canela, “ll caso Dudok nfento anche ad aleune espenenze taltane", en Casabela, 216, 1957, pat 79, RF Joran, “Dudok and the repercussions of his european anfluence", en Archuteciural Recrew, abril de 1954, R Padovan, “Willen Dudok 1884-1974", sid, punno de 1974 HisToRia DEL URDANISMO EN EUROPA 236 La continuidad con la ciudad hrstérica: det Amsterdam de Berlage a El Havie de Perret con la adopcién de los grandes tejados en faldén tomados de las construccio- nes vernaculas holandesas, lo que demuestra la versatilidad ideativa de un arquitecto libre de prejuicios de tendencia y capaz de usar con desenvoltura lenguajes diversos segiin los contextos y las finalidades expresivas. El tema del edificio urbano con patio interior de grandes dimensiones representa también el punto de partida de la experiencia proyectual desarrolla- da por Jacobus Johannes Pieter Oud en el terreno de la edilicia residencial””. Después de tres significativas etapas de aprendizaje cumplidas en Amsterdam, en el estudio de Joseph Theodorus Johannes Cuypers, en Minich con Theodor Fischer, y en Leiden en colaboracién con Dudok, Oud es nombrado en 1918 arquitecto jefe del Servicio municipal de la vivienda de Rotterdam. Pese a haber tomado parte el afio anterior en la fundacién de la revista De Stijl, en los primeros conjuntos de viviendas realizados para la administraci6n municipal aparece de manera mucho mis evidente la afinidad con los temas de Berlage que la adhesién a la poética neoplistica®®. Desde la éptica de la vanguardia siguen siendo mas emblematicos, con mucho, el no realizado proyecto de casas en hilera en Scheveningen (1917) o la solucién dada a la fachada del café De Unie (1925). Pero en el Ambito de la gestién urbana Oud reivindica un corte proyectual declaradamente ajeno a la exaltacion de la “descomposicion neoplistica’. El objetivo perseguido tiende en el fondo, por el contratio, a la recomposicién “continua” y “unitaria” de la imagen urbana. La polémica con Theo van Doesburg sobre este punto es involuntaria pero inevitable”. Desde el primer articulo publicado en las paginas de De Stijl —que lleva el titulo-eslogan de “La imagen monumental de la ciudad"— Oud escribe: Arquitectura es arte su expresiOn mis general en I 2 Pura una visi de conjunto sobre la obra de Oud, vid H_R Hitchcock, J 7 Onl, Pars, 1931, G Verones, 11 P Oud, Milin, 1953, K Wiekan, | 1 P Oud, Amsterdam, 1965, U-Barbrent. J FP Oud, Bokonta, 1986 (con bibho- iratia sobre los escntoy de Oud) Entre sus ensayos, vid en partcukar / JP Oud, Hollandvehe Arcnieltur (publ. ddo en li coleces6n de los Bawhausbucher), Minish, 1926 (reed. Magus, 1976), trad wt de Polino, Archuet Olandese, Mikin, 1981 feduxin Castellana de vetos esentos de Oud, OUD, JP At nayectona en De Stl, Murs, Colgan de Apareidores, 19841 4 ademas de Oud y Theo van Doesburg (que fue su director) encontiamos en el grupo inkl de De Stl a Jos arquitectos J Wis y Rvan't Hoff, los pintores B van dee Leck, V Husair y P- Mondruin (weidadero abunderado de teste movimiento artistieo), y el poets A Kok A ellos se afudheron después, entre 1918 y 1920, el escultor Vantongerloo, el cincasta H Richter y los arquitectos G Wetveld y C Van Besteren. Sobre el compleyo cpisoxhio de particypacién de Oud en De Styl, no exenta de momentos de perplepdad y de relatvo distanciumiento, vEase el teste mono autobrogritico del propio Oud, "Mein Wes", en De Styl, Li HaysMotterdam, 1960, traded al sakane en Casabella-Cmtowuita, 0 236, octubre le 1961 9 La eritea de Theo van Doesbury a los prmctos burns realiados por Oud en Rotterdam ~y en particular ab Tusschendyken- se dinge, no casualmente, contea la adopcn de pos edihcies unitormes y puredey de laduillo com ppactas, elementos que se consderan, con razin, en abverta contradiccxin con Tos prinpros de La “descomposiiin neoplistca” y del dinjmico “equilib entre tensiones” contrapuestas Pero, 4 propeéato de este punto, el comsciente stuncamento wonce fue elunfieado por el propio Oud en téminas mequlvoces en una carts a Bruno Zevi en la aque declaa el respector “El espinta de De Sny! fue sl panupro tamivén ef mio {_} pero ms conclusones tueron dite rentes | Jel desirollo del proceso dexcompaniten me parce arifiaal para La aquitecturs pertencca en exceso tL ppintura | 1 Loabundoné y me encaminé por otra vis una sans, univers, amplisartectuea soctl no pedis sil de ahi, de uns estéuca tan abstracts No hay duds de que ef ncoplustismo nes hu dado valoves arquiteciGnos que 90 iets perder, pero a mide manera mdbrecta. Mi postewin es samilir 4Li de los ancguos slquimistas, que, buscando el oro, no encontrabun oro sino alin oro matenal preeionor, / / 1" Oud, “Letters”, en Zev, Pence dean ehuertarer neoplasia, ct, PR 161, ead cast ct) BENEDETTO GRAVAGNUOLO 237 La continuidad con la ciudad histdrica: del Amsterdam de Berlage @ El Havre de Perret junci6n reciproca de edificios. El cuadro de la ciudad viene determinado, en general, por dos factores: calle y plaza. La calle como conjunto continuo de casas; la plaza como centro de calles {...] La imagen de la ciudad viene determinada principalmente por la imagen de la calle. Para la determinaci6n del caricter de la moderna imagen de la calle serd necesario basarse, ideal y pricticamente, en la imagen de Ia calle como conjunto. Por ello, segin Oud, la edificacion de masas y el bloque ocuparin cada vez en mayor medida el puesto de las intervenciones singulares™. Imagen monumental de la ciudad, calles marcadas por la continuidad de las cortinas edilicias, grandes edificios de bloques para la construccién de masas: no es dificil oir en estas afirmaciones el eco de las teorias de Berlage. Tampoco podemos olvidar que, como admitié de manera explicita el propio Oud, ya a principios de la década de 1910 habia proyectado casas obreras en Purmerend “a la manera de Berlage”*. No debe sorpren- dernos, pues, encontrar la manzana con patio como elemento basico de los primeros asentamientos residenciales de Spangen (1918-1923) y de Tusschendijken (1921-1923) construidos en Rotterdam bajo su direccién. Para la realizacién del conjunto de Spangen Oud se vale de la colabora- ci6n de Michiel Brinkman, que proyecta un extraordinario bloque, articula- do en torno a dos amplios patios arbolados que -en linea con el paradig- ma del edificio “comunitario"- encierran en su interior diversos servicios colectivos. Con respecto al modelo referencial de partida, la innovacién técnica y formal de mayor interés introducida por Brinkman reside en la potenciaci6n de la galeria de acceso a las viviendas del tercer piso, trans- form4ndola en una especie de “calle” sobreelevada que confiere a la con- formacién del espacio interno un caracter decididamente urbano. Oud rea- liza, por su parte, en el mismo barrio una concatenada serie de edificios en patio que representan un ejercicio de variacin tematica sobre la mas habi- tual planta en forma de rectdngulo alargado. De los diversos “tipos” experi- mentados, el arquitectonicamente mas avanzado es el designado con el nGmero IX. Invirtiendo el planteamiento usual, las zonas de estar de las viviendas se abren al aireado jardin interno, disefiado cuidadosamente hasta en el trazado geométrico de los setos y los senderos. Tampoco se puede olvidar la atencién compositiva prestada a las fachadas externas, y en particular a las soluciones de esquina. Por tales aspectos, el “bloque n°. IX” constituye el prototipo mas directo de los edificios del barrio de Tusschendijken. En esta segunda prueba proyectual, los bloques rectangulares se reiteran con un ritmo serial mas cerrado, interrumpido por un solo bloque concebi- do de forma distinta para dar lugar a una placeta hexagonal. La imagen de la calle resulta, asi, marcada por la repetici6n uniforme de las columnas de viviendas, con sus tipicas (compactas) superficies de ladrillo surcadas por 4) JP Oud, “Het Monumentale Stadsbeeld", en De Sty, 1, 1917 27) | P Oud, texto autobogréfico (probablemente de 1926) depositado en cl archivo Oud, traducido al alkane em AAW, J JP? Oud 1906-1963, Roma, 1982, px 12 HisTORIA DEL URBANISMO EN EUROPA 23R La continuidad con la ciudad histdrica: del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret largas ventanas rectangulares. En su conjunto, el asentamiento recuerda a la Escuela de Amsterdam, pero el pathos expresivo queda, por asi decirlo, “enfriado” y reconducido a un orden geométrico mis abstracto. Y el mismo planteamiento de los angulos suavizados muestra una elegancia mds pun- zante. Una simetria ms acentuada marca la composicién del posterior conjun- to de Oud Mathenesse (1922-1924). A primera vista, este asentamiento de blancas casitas unifamiliares de altas chimeneas y agudos tejados oscuros pareceria s6lo una folklérica concesién a la estética de lo pintoresco. Pero, si se observa el conjunto en su integridad, nos damos cuenta de su caracter de gran bloque unitario. Las unidades de viviendas estin alineadas como las teselas de un mosaico inscrito dentro del marco del triangulo isésceles de la parcela de base y articulado en torno a bien identificables ejes de recorrido que convergen en un espacio central. Se trata, en suma, de una tentativa de hibrida combinaci6n de la geometria de la manzana dotada de patio con la iconologia de los pueblos rurales. Diversas voces han sostenido que en la obra de Oud se verifica un radi- cal giro proyectual en torno a mediados de los afios veinte con los edificios gemelos de Hoek van Holland (1924-1927) y el barrio de Kiefhoek (1925- 1929). Esta tesis es relativamente demostrable s6lo desde un punto de vista estrictamente estilistico, mientras que desde la Optica de la morfologia urbana significa una evidente sobrevaloraci6n del alcance innovador a des- pecho de los incontrovertibles elementos de continuidad. Tratemos de ana- lizar ambas intervenciones. Una limpida pureza distingue a los dos blancos bloques en linea, de dos pisos, realizados en Hoek van Holland, una pequefia localidad de pescado- res en la desembocadura del Mosa y perteneciente al distrito municipal de Rotterdam. Sin duda, la opcién tipolégica de la concatenacién serial de las viviendas y la predominante adopcin del enlucido blanco demuestran una adhesion a los principios de normalizacién de la construccién de masas y de abstracci6n formal alimentados por el funcionalismo europeo de los afios veinte. Pero la ambivalencia de esta arquitectura ~a medio camino entre el internacionalismo y el enraizamiento en el humus regional~ se revela ya en algunos minimos detalles constructivos. Piénsese en el z6calo de ladrillos amarillos dejados a vista en la base como un residuo matérico de un modo de construir local, en los tradicionales faroles metdlicos en negro, o en las molduraciones grises de estipites y umbrales. El deseo de ruralizar lo nuevo es transparente. Y ello sin contar que, para marcar la linea de la continuidad hist6rica, es la “imagen de la calle” la que represen- ta la dominante visual de la composici6n. A la calle dan las puertas de las viviendas, que marcan con un ritmo sereno el desarrollo horizontal de los dos bloques unitarios, cerrados en sus extremos por plasticas formas curvi- lineas que contienen los comercios. En el exacto punto medio, el bastidor de los dos cuerpos simétricos se abre para formar una pequeiia placeta con una puerta arquitrabada que da acceso a los jardines privados situados en BeENEDETTO GRavaGnuoLo 239 trea’ del Amsterdam de Berlage a El Havre de Perret la trasera, dotados de una cabafia de madera y dispuestos en torno a un espacio semipiblico colectivo, similar a un patio “abierto”. Una andloga ambivalencia subsiste en el barrio obrero de Kiefhoek. A pesar de que también en este caso se adoptan tipos edilicios en hilera (300 viviendas unifamiliares de dos pisos, normalizadas, cubiertas con el “moderno” tejado horizontal, presentadas en el CIAM de Bruselas como ejemplo de Existenzminimum), el asentamiento muestra con evidencia atin mayor su derivacién de las manzanas urbanas en patio. En efecto, no nos encontramos ante “estacas” dispuestas sobre el suelo segiin la férrea légica de la orientaci6n heliotérmica de impronta funcionalista, sino ante “bandas” unitarias de viviendas que dibujan patios virtualmente cerrados. Ciertamente, las aperturas sobre los lados cortos y las interrupciones de los pasajes “rompen” la continuidad de lo construido justamente en las bisa- gras angulares y a lo largo de los ejes medianos. Pero esta solucion mas airosa no contradice el sentido espacial del patio. Los bloques de Kiefhoek vuelven a plantear, por otro lado, la imagen unitaria a lo largo de las calles, la atenci6n a los detalles, la faja continua de ladrillos claros en la base y el refinamiento formal de la suavizacién de los dngulos agudos con fluidas conformaciones plastica. Predomina la simetria y las directrices viarias convergen en un punto focal como en las composiciones en tridente de recuerdo berlagiano. Asi, a pesar de la extre- ma economia de los materiales, impuesta por exigencias sociales, el asenta- miento exterioriza una rica calidad urbana. El efecto visual mds original —quizas inspirado en la técnica de los collages de vanguardia— reside en la intuicion de acoplar Opticamente y de dejar interactuar la blanca pureza del nuevo barrio (ligeramente rehundido) y el fondo de los tejados agudos de los viejos bloques de casas obreras de ladrillo que lo circundan y lo domi- nan. Asi, modernidad y tradici6n dialogan, aunque sea a distancia. En suma, si se puede hablar de funcionalismo, se trata siempre de un “funcionalismo poético” que debe entenderse en su mejor acepcion de adecuaci6n de la forma al objetivo, sin abstracciones forzadas. S6lo en el posterior proyecto de viviendas modelo para la Weissenhofsiedlung de Stuttgart (1927) el lenguaje de Oud se detiene en el plano demostrativo de una solu- ci6n tipolégica proyectada para ser -como una méquina— genéricamente valida en cualquier contexto, y ello se debe en parte también a los ideales universalistas prefijados para esa manifestacion de propaganda interna- cional de la “nueva objetividad”. No tendria sentido alguno negar la evidencia: en el proyecto para la Weissenhofsiedlung el hilo te6rico con Berlage es cortado por Oud sin mediaciones. Se sigue de ello el radical abandono del paradigma de la manzana y de cualquier clase de representacion simbélica del “sentimien- to” urbano colectivo, en beneficio de la férrea légica de la “cadena de montaje” de las casas en serie. Los nuevos criterios proyectuales del espa- cio urbano isotropo, orientado sobre riguroso calculos heliotérmicos, seran aplicados por Oud en el barrio Blijdorp (1931), el tltimo de sus proyectos Historia DEL URSANISMO EN EUROPA 240

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