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Nivel 1:

CONOCE
HABLANTES Necesidades comunicativas en
TARDÍOS la etapa de lenguaje emergente.

Conceptualización
2007
Hasta hace algunos años, era habitual referir
aquellas demoras en el desarrollo lingüístico en
períodos tempranos del desarrollo, como
“retrasos del lenguaje”. Actualmente, utilizamos
un concepto que parece ser más preciso que el
anterior, no obstante, tampoco puede ser
considerado un reemplazo ni menos un sinónimo
para dicho término. Nos referimos al Hablante
Tardío (HT).

Pareciera una actualización terminológica, sin


embargo, la expresión “hablante tardío” es una
traducción del inglés “late talker” y no es
precisamente una referencia moderna. Ya en
julio del año 1975, una carta al British Medical
Journal, resaltaba la importancia de entregar
una atención oportuna a todos aquellos niños
que entre los 18 y 30 meses mostraban una
secuencia atípica en la aparición del lenguaje,
con foco en el uso de palabras y frases, es decir,
hablantes tardíos (Jaffa, 1975). Lo anterior,
subrayando la importancia de que un
adecuado desarrollo del lenguaje es la base de
los futuros procesos de aprendizaje escolar y
alfabetización que enfrentan los niños.

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HABLANTES
TARDÍOS

Identificación
Martínez (2016) hace referencia al concepto de Inicio Tardío del Lenguaje (“late
language emergence”), situando su periodo crítico de identificación en los 24 meses,
con un: repertorio inferior a 50 palabras y ausencia de combinaciones de dos
palabras.

Rescorla y Lee (2000) señalan que los hablantes tardíos pueden identificarse
precozmente entre los 18 y 36 meses mientras que DeVeney y cols. señalan que estos
niños “entre los 18 y 30 meses presentan buen rendimiento en diferentes dominios
del desarrollo, pero tiene dificultades en el lenguaje expresivo en ausencia de
condición de base” (2017; p.293).

Este último aspecto resulta clave para describir a un niño como


hablante tardío: descartar alteraciones neurológicas, sensoriales o
cognitivas (Desmarais y cols., 2008), que puedan asociarse con los
desafíos lingüísticos.

Como se puede advertir, la clasificación de los niños


como hablantes tardíos ha variado en la literatura en
términos de edad de identificación y grado de retraso, así
como la etiqueta que se ha utilizado.

Se ha señalado que quienes hablan Posteriormente se adoptó la etiqueta


tarde tienen un retraso únicamente “hablante tardío” para diferenciar a
en el lenguaje expresivo y también estos niños con los que presentan un
hay descripciones de hablantes trastorno del lenguaje, dado el
tardíos con componente porcentaje significativo de niños que
comprensivo (Desmarais y cols., alcanzan a sus pares con desarrollo
2008; Capone, 2018). típico y los resultados relativamente
positivos que típicamente se asocian
con los que hablan tarde (Roos y
Weissmer, 2008).

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HABLANTES
TARDÍOS

¿Es un diagnóstico?
La aclaración más importante
de establecer, es que “hablante tardío”
no corresponde a una etiqueta diagnóstica.

No se encuentra tipificado como una condición de salud en el Manual


diagnóstico DSM-V ni en la Clasificación CIE-11 y respecto a las
descripciones que en estas fuentes se hace respecto a los trastornos del
lenguaje, no hay especificaciones respecto a la edad de aparición de la
sintomatología (Martínez, 2016). No obstante, la ASHA (Asociación
Americana de Audición y Lenguaje) ofrece una caracterización
detallada, bajo la denominación de late lenguaje emergence (inicio
tardío del lenguaje), pero sin tipificarlo como un diagnóstico.

Prevalencia
Algunos estudios establecen una prevalencia del 19% en niños a los 2
años de edad (Reilly y cols., 2014), mientras que otros informan entre un
2% a 19% en el rango de los 18 a 24 meses (Auza y Murata, 2020).

CONSEJO
¿No sabes que poner en tu informe
fonoaudiológico?
Que esto no sea un problema. La descripción del perfil lingüístico-
comunicativo es más relevante que el diagnóstico. Puedes titular el apartado
final solo como “Conclusiones” y luego especificar: “(nombre del niño/la niña)
presenta una trayectoria lenta en el desarrollo de su lenguaje, caracterizada
por…” y luego denotar los hallazgos focales más relevantes.
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TARDÍOS
Los retrasos en la etapa del lenguaje emergente (entre los 12 y 36
meses) muchas veces son subestimados debido a falsas creencias
que se han instalado en el conocimiento compartido tanto de
familias, como de profesionales que atienden niños y niñas en el
servicio de salud o trabajan con ellos en el sistema educacional.

Conozcamos algunos de los MITOS


más populares que debemos
comenzar a derribar:
“No te preocupes, ya hablará”.
Ya se expuso la prevalencia de los hablantes
tardíos, pero debes saber algo más. Del 19% de
niños con trayectoria lenta del lenguaje a los 2
años, la cuarta parte de ellos persistirá con
dificultades a los 4 años de edad (Reilly y cols.,
2014). Así que no todos efectivamente alcanzan
a sus pares con desarrollo típico.

“Los niños tardan más en hablar que las


niñas” La interpretación de las diferencias de
género entre hablantes tardíos se complejiza ya
que muchos estudios recurren a normas
específicas de género para determinar si un niño
habla tarde. Debido a esto, los niños deben
mostrar un vocabulario expresivo más pequeño
que las niñas para ser descritos como HT. Sin
embargo, las diferencias en la relación entre el
tamaño del vocabulario expresivo de los niños
pequeños y los resultados del lenguaje entre los
géneros no se comprenden bien, lo que arriesga
mal interpretar la relación entre el género y los
resultados del lenguaje entre los hablantes
tardíos (Fisher, 2017).

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HABLANTES
TARDÍOS
Otros MITOS que derribar:

“El papá también habló a los 4 años y


ahora no tiene problemas”
Solo en base a ese dato, no podemos asegurar que efectivamente ese
adulto de hoy no haya sido un niño o joven con desafíos específicos en el
desarrollo del lenguaje. Es más, los antecedentes familiares constituyen un
factor de riesgo para la cronificación de las dificultades.

“No habla porque toma pecho; deja de


darle de mamar y comenzará a hablar”
No hay motivo para creer que la lactancia materna pueda incidir
negativamente en la adquisición y desarrollo del lenguaje. Asumir que el
niño que aún es amamantado entre los 18 y 30 meses está en riesgo de
comprometer su desarrollo integral, no tiene asidero. Si dicha creencia
fuera cierta, la prevalencia de hablantes tardíos sería mucho más alta.

“Es que en casa le entienden todo,


entonces no tiene necesidad de hablar”
El lenguaje es un hito del desarrollo que emerge de forma natural, por el
deseo de interactuar con otros y la necesidad de comunicar. Ningún niño
pequeño decide voluntariamente no hablar, a no ser que exista un
antecedente socioemocional de tipo traumático subyacente, que
conduzca a un mutismo selectivo. De lo contrario, si un niño no habla o lo
hace en pequeñas cantidades, es porque no logra expresarse más de
forma oral.

También es parte de nuestro rol buscar la


manera de contribuir a derribar estos mitos y
educar a la comunidad en torno a esta temática.
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HABLANTES
TARDÍOS
Importante
El conocimiento actualizado y detallado sobre hablantes tardíos es sumamente
relevante para fonoaudiólogos y fonoaudiólogos que atienden a niños y niñas
entre los 0 y 6 años.

La identificación oportuna de las barreras comunicativas


en la etapa del lenguaje emergente, permite realizar
acciones de promoción a través de educación a familias
y cuidadores, iniciando así una estimulación a tiempo.
Además, el seguimiento en el tiempo es clave para
poder realizar diagnósticos futuros precisos y acertados.
Sabemos que los trastornos del lenguaje se caracterizan
por un mal pronóstico (Bishop y cols., 2017) y la mejor
forma de alcanzar esa perspectiva es siguiendo de cerca
la evolución de esta conducta tan dinámica y la
respuesta del niño a la estimulación.

Nuestro ROL
Se puede situar en 3 ámbitos:
Prevención / Promoción:
Al conocer los factores de riesgo para la persistencia de
una dificultad en el lenguaje, las acciones de prevención y
promoción se pueden levantar de forma oportuna. Estas
consisten principalmente en educación para los adultos
significativos que participan en los cuidados de la infancia
(familia, educadores, etc.).
Por otra parte, realizar screening tempranos y
sistemáticos del desarrollo en el primer año de vida,
permite identificar la existencia de rezagos y construir
pautas de estimulación con la familia, pudiendo así
acompañarlos adecuadamente desde los primeros días
con información y consejos oportunos.
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HABLANTES
TARDÍOS
Detección:
Como parte de nuestras tareas principales, la
evaluación de la comunicación, habla y lenguaje nos
ayuda a detectar a tiempo los desvíos en el curso
esperado.
Sumado a las barreras funcionales que puedan
informar los cuidadores principales, la identificación
de hablantes tardíos a partir de los 18 meses, permite
diseñar una propuesta de acompañamiento que
responda a las necesidades del niño y su familia. Para
esto, es fundamental conocer en detalle los
principales procedimientos de evaluación, no solo del
lenguaje, sino que también de la audición, cognición y
desarrollo psicomotor integral. Y, por supuesto, no
podemos dejar de lado los criterios para evaluar los
patrones de interacción con los cuidadores, ya que la
información que se obtenga aportará contenido
relevante para diseñar la propuesta de intervención.

Acompañamiento:
El abordaje terapéutico con foco funcional, debe ser el
sello que logre alcanzar un fonoaudiólogo o
fonoaudióloga que busca ofrecer el mejor servicio a los
niños, niñas y familias que acompaña. Por ello se vuelve
tan relevante que en la evaluación, se determine el
impacto funcional y la percepción de necesidades
comunicativas.
Con toda la información disponible, el profesional podrá
diseñar un acompañamiento que se alinee con su
enfoque de trabajo: estructurado o naturalista. Sea cual
sea el escogido, siempre debe considerar la máxima
participación posible de la familia.

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HABLANTES
TARDÍOS
ABORDAJE
EVALUACIÓN
¿Sabías que uno de los instrumentos más utilizados para poder medir
el vocabulario expresivo y comprensivo y así, poder confirmar o
descartar si un niño es hablante tardío, tiene una versión disponible en
español?

Dicho instrumento es el Inventario del Desarrollo de


Habilidades Comunicativas de MacArthur (Jackson-
Maldonado y cols., 2003).
Al administrarlo, el niño o niña evaluado debe
situarse en el percentil 10 de rendimiento, para
caracterizarse con un vocabulario insuficiente.

INTERVENCIÓN
Tradicionalmente, las intervenciones terapéuticas en la
población de niños y niñas, han sido de tipo directivas
Esto significa que se adhieren a un enfoque dirigido por el clínico,
donde el profesional es quien toma las decisiones y marca la pauta
de las acciones, escenarios, recursos y objetivos comunicativos a
trabajar.

Sin embargo, cada vez alcanza mayor interés el enfoque


naturalista.
El cual se caracteriza por una disminución del control por parte del
terapeuta, quien adecua los objetivos comunicativos
(habitualmente escogidos en conjunto con la familia), de acuerdo a
los intereses e iniciativas del niño y de preferencia, en entornos
naturales del aprendizaje (Paul y cols., 2018).

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HABLANTES
TARDÍOS
INTERVENCIÓN
Aspectos generales a considerar:

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Conocimiento de estrategias terapéuticas de cada enfoque: Estas son las
que favorecerán el logro de los objetivos comunicativos. Cable y Domsch
(2011) realizaron una revisión sistemática centrada en los tratamientos
disponibles para niños y niñas con inicio tardío del lenguaje y observaron
que la estimulación focalizada y el modelado se sitúan entre las estrategias
más efectivas de intervención.

Recursos terapéuticos variados según el enfoque: En sesiones más


directivas, los profesionales suelen adaptar juguetes como recursos para la

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terapia, ya que son lo más atractivo en un setting terapéutico artificial
(consulta clínica o aula de recursos). En el enfoque naturalista, si bien
también los juguetes están a favor del logro, las rutinas son el principal eje.
Por ello, todo momento se vuelve una oportunidad y todo objeto presente,
un recurso.

Importante rol del cuidador en intervenciones naturalistas: Una revisión


sistemática conducida por DeVeney y cols. (2017), concluyó que la
intervención implementada por los padres surgió como potencialmente más

3 efectiva que la prestación de servicios dirigida por un clínico, basada en


medidas de resultados de habilidades específicas después de la dosis del
tratamiento. Existen programas de intervención mediada por padres que
cuentan con evidencia de eficacia para hablantes tardíos, pero enfocados
principalmente en población de habla inglesa.

Atención con ambientes de terapia muy estructurados: Es importante tener


en cuenta que las características propias de la etapa del desarrollo que
viven los niños entre los 18 y 36 meses, se caracteriza por dificultad para
adaptarse a entornos muy rígidos y con bajos periodos continuos de
atención. Esto no significa que el enfoque dirigido por el clínico sea
contraproducente; se deben considerar estas características para diseñar
una sesión lúdica, con movimiento y participación de los cuidadores para
poder dar continuidad en el hogar y otros contextos.

Implementa intervenciones de tipo naturalista: Estas han alcanzado amplio


interés, ya que se adecuan al curso de la rutina y el entrenamiento lo reciben
los adultos que viven junto al niño o la niña. Existen estrategias específicas
de educación sistemática para padres que como profesionales podemos
conocer e implementar.
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TARDÍOS

Tips generales:
Al evaluar, otorgar alto valor al reporte de los cuidadores (familiares,
educadores, cuidador externo en el hogar).
Para una evaluación a distancia exitosa, los videos que puedan enviar
los cuidadores del funcionamiento en distintas rutinas, son clave.
Una sesión exhaustiva de evaluación puede extenderse entre 90 a 120
minutos (de los cuales, la menor parte del tiempo demanda actividades
directas con el niño o la niña).
Para ahorrar tiempo de la evaluación, puedes realizar una anamnesis
asincrónica.
Guarda los juguetes. Dale la oportunidad a los objetos y situaciones
propios de la rutina del niño. Con esto aseguras mejor posibilidad de
continuar con la estimulación en casa.

Bibliografía:
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(Eds.), Handbook of early language impairment in children. Nature (Vol. 1, pp. 1-38). Nueva York:
Delmar.
2. Jaffa E. (1975). Letter: Late talkers. British medical journal, 3(5976), 157.
https://doi.org/10.1136/bmj.3.5976.157-a
3. Desmarais, C., Sylvestre, A., Meyer, F., Bairati, I., & Rouleau, N. (2008). Systematic review of the
literature on characteristics of late-talking toddlers. International journal of language &
communication disorders, 43(4), 361–389. https://doi.org/10.1080/13682820701546854
4. Roos, E. M., & Weismer, S. E. (2008). Language outcomes of late talking toddlers at preschool and
beyond. Perspectives on language learning and education, 15(3), 119-126.
5. Auza Benavides, A. y Murata, Ch. (2021). ¿Las clases léxicas y gramaticales de los hablantes tardíos
podrían predecir a los futuros niños con TEL? Revista de Investigación en Logopedia, 11(Núm.
Especial), 39-51. https://dx.doi.org/10.5209/rlog.70268
6. Fisher, E. L. (2017). A systematic review and meta-analysis of predictors of expressive-language
outcomes among late talkers. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 60(10), 2935-
2948.
7. Martínez, I. E. G. (2017). Inicio tardío del lenguaje: revisión general. Revista Mexicana de
Comunicación, Audiología, Otoneurología y Foniatría, 5(3), 89-96.
8. Reilly, S., McKean, C., Levickis, P. (2014) Late talking: can it predict later language difficulties?
Centre for Research Excellence in Child Language, Research Snapshot 2.
9. Bishop, D. V. M., Snowling, M. J., Thompson, P. A., Greenhalgh, T., & and the CATALISE-2 consortium
(2017). Phase 2 of CATALISE: a multinational and multidisciplinary Delphi consensus study of
problems with language development: Terminology. Journal of child psychology and psychiatry,
and allied disciplines, 58(10), 1068–1080. https://doi.org/10.1111/jcpp.12721
10. Paul, R., Norbury, C., & Gosse, C. (2018). Language disorders from infancy through adolescence:
Listening, speaking, reading, writing, and communicating (5th ed.). Maryland Heights, MO:
Elsevier/Mosby.
11. Cable, A. L., & Domsch, C. (2011). Systematic review of the literature on the treatment of children
with late language emergence. International Journal of Language & Communication Disorders,
46(2), 138-154.
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