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EDUGCONca/tara Et OLviDO DE LA PEDAGOGIA Y LA PEDAGOGIZACION DEL “MUNDO DE LA VIDA” La pedagogia tiene una suerte extrafia: todos echan mano de ella y, nadie procura, por lo menos, defenderla del ol- vido o de los depredadores de la pedagogizacién univer sal. El Movimiento Pedagégico en sus albores situé la pteocupacién teGrica acerca de la recuperacién del pen- samiento pedag6gico modemo, La obra ya figura de Agus- tin Nieto Caballero fue registrada en primer orden. Su méxima segin la cual Al orden del dia estén los dos temas: el de la pedagogia para denigrarla y el de la tauromaquia para buscar su maxima exaltacion® orienté la re~ flexiOn pedagégica y estimuld la creacién de importantes proyectos deinvestigacién. Desde entonces el ‘Movimiento Pedagégico aposté por mi la recuperacién critica de la peda~ gogfa, estimulé la creacién de gru- pos de investigacién, socializé los resultados de las in- vestigaciones, promovié el surgimiento dela intelectua- lad de la pedagogfa y abrié un campo plural al pensamiento, la ensefianza, la historia de la educaci6n, ladidéctica de las ciencias y laepistemologia. La elabora~ ci6n te6rica de la pedagogia despunté con significativa relevancia y el Movimiento Pedagégico lograba despertar el mayorel entusiasmo por el saber. La pedagogla en Co- lombia suscité, en efecto, el entusiasmo por la ensefian- za, la vida cotidiana escolar, el quehacer profesional y la practica pedagdgica de los maestros; y de otra parte, los ms importantes movimientos intelectuales de la época explicitaron sus discursos y proyectos: la teoria critica de la sociedad, el postestruturalismo, la teoria de la accién comunicativa, la sociolingifstica, el marxismo, la educa~ ci6n popular, la fenomenclogfa, etc. Elentusiasmo porla pedagogia, la educaci6n y el conoci: miento fue abrazador; en especial, la filosoffa contribu- y6a abrir un horizonte tedrico y metodolégico, Este fe- ‘némeno intelectual, sin embargo, empez6 a opacarse a mediados de los afios 80's. por circunstancias que a la postre produjeron el ostracismo de la pedagogfa: la “re- caida” del Movimiento Pedagégico y el alvido de la peda- gogia colombiana. En particular, Ja bésqueda por la rede- finicién del estatuto de saber de la pedagogia ocupé una parte considerable de la reflexi6n te6rica. No obstante, la pedagogla —cuando no presuponia cientificidades 0 autonomfas—, caminaba en andaderas de la “mala filo- 32. soffa” —una jerigonza que ni hacia filosoffa y menos cien- cia—. Tal vez el mayor drama consistié en la hipéstasis de algunos enfoques al insist en la obsesién dela redefini- cidn del objeto de la pedagogfa, desconectados de la reali- dad educativa nacional e internacional. Esta limitacién me- todolégica y epistemol6gica de fondo resulta ser maytiscu- Ja en la época de la “desregulacién’, la globalizacion capitalista, la fragmentacién de lasidentidades colectivas y Ja pedagogizacién del ‘mundo de la vida’. La pedagogia no podia navegar en el cosmos como estrella errante, “dis- trafda" dela trayectoria galactica de la politica, el poder, Jas instituciones, las orientaciones internacionales, la glo- balizacién y las politicas educativas. La pedagogia, en vez de correr tras la obsesién fundacio- nal de su objeto, debe encarar las complejas transforma- ciones de la escuela, el conocimiento, la gesti6n, el saber, la cultura meditica, el impacto tecnolégico y las nuevas funciones de los maestros. En este sentido, a partir dela globalizacién capitalista tomé forma la hegemonia de la pedagogizacién del “mundo de la vida” como expresion universal de la “subsuncién real del capital”. El mercado, Ja l6gica cultural del capitalismo tardfo, la comunicaci6n, lamercantilizacién, el posfordismo, la flexibilizacién, la economifa-mundo, requieren superar la forma hegemé- nica de la pedagogizacién en las miiltiples esferas de la vida; y, develar, por lo tanto, el proceso global de rota- ciény expansiGn del capital y el influjo de la “recoloniza- ci6n” cultural”, Desde esta perspectiva, la pedagogia podeé perfilar su reen- cuentro teGrico e histérico sobre la base de redefinir los alcances y limites de la autonomfa escolar; resignificar el estatuto te6rico de su saber en tiempos en los que su discurso y proyecto han agotado y fragmentado sus pre- tensiones universalistas y disciplinares; confrontar a 16- gica cultural del capitalismo avanzado que expande la pedagogizacién universal y convierte la comunicacién en la supérstite de los nuevos ac- tores, lenguajes eimagenes; re- dimensionar el liderazgo social e intelectual de los maestros en la era de la *desocializa- ci6n* clésica, repensar las fron- teras de la escuela y, asumir, por ende, los desaffos del conocimien- to en el mundo de la angustia infor- miéticay la profundizacién de la dé gualdad en a produccién, control y dis- tribucién del acumulado hist6rico del conocimiento humano, Elcampodesu: resignificacién compromete nuevas dis- cusiones y definiciones que abarcan ademés temas y problemas de las nue- vas subjetividades, el ocio, el entrete- nimiento, la ética civil, los j6venes, las mujeres, la sexualidad, los juegos elec- trOnicos, los medios de comunicacién, la vida cotidiana, la participacién co- munitaria y el sentido de le vida. Ante el olvido de la pedagogia, la época neoliberal coloca nuevos escenarios, “reglas de juego”, dispositivos y senti- dos para que el pensamiento criticoy el Movimiento Feda- gogico asuman los complejos problemas que enfrenta la de- fensa de la educaci6n piiblica, la soberanfa nacional y el conocimiento. Poreso, resulta un “juego de nifios” el traba- Jenguas del constructivismo que, en la versi6n criolla, no pasa de serel #juego de a bolita” que el profesor Guillermo ‘Mutioz decia, para desenmascarara los simuladores del sa- ber. Recuperar entonces la pedagogia requiere persist en la consabida y nunca sealizada maxima de Kant acerca de “la salida de la condicién de minorfa de edad”, se trata enton: ces de ingresar en el terreno te6rico de la complejidad, des- infantilizar sus pretensiones mesiénicas y desintrumenta~ lizar sus simulaciones para hacerla préctica y, en consecuen- ia, elevarla a la condicién de saber como experiencia vivida, pensada y practicada por comunidades organizadas, actuan- tesy deliberantes FORZADOS A CONSIDERAR EL PRESENTE Es urgente la realizacién de un trabajo histdrico, heurf ticoy “deconstructivo” inicialmente en la idea de recons- truirel Movimiento Pedagégico que logre preguntarse por la validez, la pertinencia y legitimidad de los presupues- tos y propésitos enunciados; proceda a decantar el al- cance de las transformaciones globales en el campo del conocimiento y la cultura; confronte la severidad de las actuales politicas educativas; pondere los logros y expe- riencias alcanzadas y, asuma el reto de las nuevas pte- guntas surgidas a la luz de la crisis de la pe- dagogfa ya pedagogizacién del ‘mundo de la vida’. Se trata de emprender una tarea compleja que compromete el magisterio, la intelectualidad de le pedagogia y los cen- tros de investigacién. En este mbito com- plejo son miiltiples las preguntas que sur- gen en tomo a las posibilidades de recons- truirel Movimiemo Pedagégico. Lo importante es que los maestros han expresado su vo- luntad de persistir en esta idea y proyecto. ‘Ahora, se trata de responder a los maitiples desaffos, ¢Cémo encarar los cambios ope- rados en el mundo de! trabajo, la cultura y el conocimiento? Qué relacién guarda la tesis de reconstruir el Movimiento Pedagé- ¢gico con la lucha del magisterioy la comunidad educati- va en defensa de la educacién ptiblica’ ¢Cémo profun- dizar la autonomia escolar, los proyectos educativos ins- titucionales y los logros de la reforma educativa en medio de la severidad de las politicas neoliberales? El viejo filé- sofo de Tréveris que rechazaba las f6rmulas mégicas de salvacién recurrié al método segtin el cual nos ventas fo -zados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones reciprocas. 3 t ™ Véase, Agustin Nieto Caballero, Las maestros, Bogotd, 1963. Esta maxi- ma fue colocada como epigrafe ce nuestra ensayo, “Agustin Nieto Caba- leroy la Escuela Nueva", Revista Educacién y Cultura No. 3, Ceid-Fecode, marzo de 1985. » Gramsci recuerda la articulacién entre la pedagogia, la sociedad y a ‘economia-mundo, "Pero la relacién pedagogica no puede ser reducida a relaciones especificamente “escolares" por las cuales las nuevas gene: raciones entran en contacto con las vies y absorben sus experiencias y valores historicamente necesarios, “madurando” y desarollando una personalidad propia, histérica y culturalmente superior. Esta relacién texiste en toda la sociedad en su conjunto y para individu respecta de los otros individuos; entre capas intelectuales y no intelectuales; entre {gobernantes y gobernados; entre dltes, y adherentes, entre dirigentes y dirigidos, entre vanguardias y cuerpos de ejército. Cada. relaci6n de “hegemonta" es necesariamente un relacién pedagégica y se verifica, no s6lo en el interior de una nacién, entre las diferentes fuerzas que fa ‘componen, sina en todo el campo Intemacional, entre complejos de ciilzaciones nacionales y continentales’. A. Gramsci, Ef materalismo hietérico y la flosoffa de Benedettto Croce, Nueva Visi6n, Buenos Aires, pp. 31-32, Subrayado nuestro. 33 ELYUCAC LZ coloisbiana en siglo XX ad del si la primera mite Elementos para la historia contempordnea de la educacién colombiana, 1900-1950 e Alfredo Camelo* « Desde los albores de la Repiblica, la educacién ha cons- tituido un factor decisivo en la aspiraci6n de la nacién colombiana por alcanzar la modernizaci6n econémica y social, Unas veces como ldmpara precursora de transfor maciones sociales, ottas veces como murallla de conten- ci6n o atalaya regresiva, la educacién ha sido entre los colombianos un Campo de Marte en el que se expresan en forma concentrada las contradicciones econémicas, los conflictos politicos, los antagonismos sociales, y las tensiones en [os dominios del pensamiento, el conoci- miento, la cultura yla técnica en cada época del desarro- Ilo histérico. Este artfculo analiza la historia contempordnea de la edu- cacién colombiana comprendida entre 1900 y 1950, en dos perfodos que cubren la primera mitad del siglo XX. El primer perfodo comprende los tres primeros decenios de vigencia de la Ley Orgénica de Educacién de 1903, y ex- presa la contradiccién entre la necesidad de la moderni- zacin que demandaba la sociedad colombiana y el fé- reo control de la Iglesia sobre el sistema escolar y cultu- ral a través del Concordato, lo que imposibilité algin avance en la modernizacién requerida por el capital na- cional y extranjero. El segundo, comprende las reformas liberales, particularmente la reforma educativa de los afios 30 y su influencia hasta el comienzo de los afios 50, y refieja la contradiccién entre la necesidad que tiene el 34 capital estadounidense de modernizar el mercado de tra- bajo, el mercado de consume y la expoliacién del petré- leoy otros recursos naturales del pais, y el obstéculo que para dicha modernizacién significa el poderio eclesidsti- co sobre la educacién y la cultura, poderio al que inicial- mente se enfrenta el liberalismo reformador pero al que més adelante se habrén de plegar, con excepcién de Gai- t4n, los principales jefes liberales, coaligados con el con- servatismo, imponiendo, as{, un remedo de moderniza- ci6n sin independencia nacional. 1. Dos TENDENCIAS DEL SIGLO XIX EN EL AMBITO EDUCATIVO Durante la segunda mitad del siglo XIX, el sector radical del partido liberal, expresin politica del incipiente capi- tal comercial agroexportador, se propuso modernizar la economfa y la cultura del pais, lo cual generé la contra- diccién fundamental entre la Reptiblica Liberal Radical y el tradicional régimen conservador, latifundista y proca- t6lico, heredero de la era colonial. Esta contradiccién se manifest6 en todos los 6rdenes de la naci6n, de manera concentrada en la institucién escolar, y originé numero- sos conflictos y guerras civiles en las cuales las incipien- tes fuerzas avanzadas fueron derrotadas por el latifun- dismo y el fanatismo religioso propios de la sociedad se- orial. El conflicto entre los intereses civi- les los eclesidsticos se remonta a los dfas de Bolivar con el Patronato re- publicano, que preservaba los fueros del poder civil frente al poder ecle- siastico, Esta contradicci6n, iniciada con las reformas del medio siglo XIX yy exacerbada luego con la desamorti- zaci6n de los bienes eclesissticos por el general Mosquera en 1861, adqui- 1i6 tal antagonismo que la educacién laica se constituyé desde 1870.en un problema de vida o muerte de la Re- piblica Liberal. Dos tendencias sur- gen en el Ambito educativo del pais duranteel siglo XIX: de una parte, la tendencia liberal radical que propug- nna desde 1849, y consigue establecer desde 1870, con la asesorfa de una misién de pedagogos alemanes, la educacién piblica, laica, obligatoria, gratuita y basada en Ja separacién entre la Iglesia y ef Estado, en la difu- si6n de la ciencia y en la libertad de cAtedra; de otra parte, la tendencia conservadora, de raigambre hispano- colonial que, en nombre del catoli- cismo y en asocio con el Vaticano, lanza contra la escuela piblica laica varias campafias y guerras entre las que se destaca la guerra civil de 1876- 1877. + Profesor universtario &8 El papa Pfo IX, en 1871, ordena a las Sociedades Catélicas “impedirla lec- tura de Jos malos libros y malos pe- riGdicos” y las llama a “combatir, te- rribles como un ejército formado en batalla”, para “aniquilar, segtin sus medios, la iniquidad de este siglo per- verso”. “Hoy también, icudntas ma- des noderraman amargas ldgrimasy gimen angustiadas por sus hijos ex- puestos a la perversién de los errores y dela impiedad que ensefian maes- tos pagados por hombres verdadera- mente animados del espiritu del in- fiernol!, Manuel M*. Mosquera y otros prelados, inspixados por Pio IX, declaran la guerra a la escuela ptibli- calaica en 1872 deciden, entre otras cosas: “2°. No consentir jamés en que las personas de nuestra dependencia concurran a las escuelas pttblicas 0 privadas, cuando no estén dirigidas por personas de buena conducta y reconocidamente catélicas y piado- sas”; “7°, Tomar parte activa en la politica del pais, no para alcanzar los puestos piiblicos, sino para poner el contingente de nuestros esfuerzos en contra de la elevacin a ellos de los hombres que hayan manifestado el propésito de descatolizar al pais, 0 que activa o pasivamente cooperen aeste propésito” Aludiendo a esta conspiraci6n, el jefe del radicalismo y presidente, Manuel ‘Murillo Toro, en su Memoria al Con- ‘greso de 1874, denunciaba la guerra desatada por la Iglesia y el partido conservador contra la escuela ptibli- calaica: “La instrucci6n primaria, por Jos métodos alemanes, sigue difun- diéndose con notablesadelantamien- tos, no obstante la guerra que le hace el espiritu de partido, auxiliado por las costumbres que dejé la proteccién que el Estado daba ala Iglesia Catéli- ca, Separada ésta de aquél, no siendo yala religion asunto de gobierno, las escuelas y demas establecimientos de ensefianza costeados por él, deben abstenerse de toda ensefianza o pro- paganda religiosa; pero el clero, acos- tumbrado a descargarse en el gobier- no de la obligaci6n de ensefiat lo re- lativo a su Iglesia, combate con vehemencia la ensefianza laica”®. En este combatele iba la vida a la Repti- blica Liberal Radical. " Po IX, Alocucién, diciembre 26 de 1871. & Tadicionista, N® 40, junio 6 de 1872, p. 269, 2 Arzobispo Manuel M. Mosquera y otros, yan, mayo 15 de 1872, en El Tradicion got, junio 6 de 1872, p. Manuel Murillo Toro, Men 1874. En Obras selectas. Ed. sentantes, Bogots, 1979, p. 383. al Congreso de imara de Repre 2. DERROTA DE LA REPUBLICA RADICAL Y DE LA EDUCACION LAICA Con la derrota dela Re- pitblica Liberal Radical en La Humareda, en 1885, la educaci6n y la cultura del pats pa- saron a ser férreamente controla- das por el catolicismo a través de la Constitucién de Nufez y Caro de 1886 y del Concordato de'L887, que establece: “Art. 12°. En las universidades y en los colegios, en las escuelas y en los demés centros de enseftanza, la educaci6n e instruc- cién péblica se organizaré y dirigiré en conformidad con los dogmas y la moral de a religi6n cat6lica, La ense- fianza religiosa ser obligatoria en tales centros, y se observardn en ellos Jas précticas piadosas de la religi6n catélica’; “Art. 13°. (..) El gobierno impediré que enel desempefio de asig- naturas literarias, cientificas, y, en general en todos los ramos de instruc- i6n, se propaguen ideas contrarias al dogma catélico y al respeto y vene- raci6n debidos a la Iglesia”, La sen- tencia de Néifez, “La ciencia no lava, Ja ciencia no purifica, la ciencia no salva’®, se convirtié en razén de Es- tado. Asi se establecié la hegemonia ecle- sidstica en la educacién y la cultura que, afios después, serviria de base ideol6gica y juridica para la aproba- cién dela Ley Organica de Educacién en 1903 que habria de proyectar su impronta régresiva sobre la educaci6n y la cultura en la siguiente centuria Pero la divisa de una educacién pa- blica, laica,cientifica y obligatoria, no mutié con los radicales: continué le- PDUACON cultura vanténdose en algunos circulos e ins- tituciones pablicas y privadas -la Universidad Nacional, el Liceo Mer- cantil, la Universidad Externado de Colombia y otros-, al final del siglo XIX y a comienzos del XX. 3. Ley ORGANICA DE EDUCACION: “LA INSTRUCCION DEBE SER CATOLICA". Empobrecida por las ejecutorias del régimen de Néifiez y Caro; estanca- da en la desidia administrativa y el atraso productivo; aferrada al fanatis- mo religioso y 2 la supersticién de raigambre hispanomedie- val; uncida a los odios he- redados entre fracciones li- berales y conservadoras; arruinados sus campos y maltrechas sus incipientes ciudades por la guerra grande, la Gue- ta de los Mil Dias, que devoré en las trincheras la sangre joven y la sangre inteligente y posibilit6, por obra y gra- cia del avasallador poderio estadouni- dense, el cercenamiento dela preciosa franja {stmica de Panamé, as{ arribé Colombia al umbral del siglo XX. Antonio José Uribe, antes de asumir como ministro de Educa- cién del gobierno de facto de Ma- rroquin, fue subsecretario de Rela- ciones Exteriores en 1900 y Iuego canciller encargado de esa administracion que ordend levantar el templo del “Voto Nacional? para “consa- grar” el pais al “Coraz6n de Jestis” y permiti6, abyecta, la interven- cién norteamericana en el des- membramiento de Panamé. La Comisién dela Camara de Represen- tantes que presenté el proyecto de Ley Orgénica argumenté que la ins- truccién publica debe estar orienta- da hacia “fines verdaderamente pric- ticos”: “Buscar el lado préctico de la ensefianza, hacer a ésta congruente con las necesidades actuales del pats, es decir, conducir rectamente a obje- tivos positivos como son la explota- ciény el cultivo del inmenso territo- rio que Colombia posee y al naci- mientoy desarrollo de las industrias, tal debe ser uno de los elementos fun- damentales de una Ley de Instruc- cién Pablica destinada a regir en este pals, victima tantas veces de su pro- pia indole que lo arrastra hacia lo pu- ramente especulativo y teérico”® *Concordato de 1887, op. cit, Jorge Villegas, Colombia, enfrentamiento iglesia-fstaco, 1819- 1887. Ed. La Carreta, Bogoté. 1981, p. 182. *Niihez, La reforma potitica'en Colombia, op. cit, H. Bronx, Historia moderna de la Iglesia ‘colombiana. Ed. Salazar, Medlin, 1982, p. 268 * Humberto Céceres, Antonio José Uribe, Ed. Caolciencias, Bogots, 1987, p, 155, W ero, aquello de propiciar “el cultivo del inmenso territorio” y “el desarro- llo de las industrias” no era més que la ret6rica del régimen para encubrir Jos lazos ominosos que ataban la edu- caci6n a los més regresivos intereses de la tradici6n terrateniente, confe- sional y especulativa, Ademds, la es- cuela era un privilegio. En 1912, se géin la Geografia de Carlos Martinez Silva, la poblacién colombiana era de 5.472.604 habitantes y, “el total de nifios y nifias que concurren a las escuelas pablicas pasa de 245.000", mis los de “establecimientos priva- dos”, Rafael Uribe Uribe calculaba en 1910 que “sobre cada 1,000 votan- tes, habré 200 que sepan leer y escri- bir; Los otros 800 son analfabetos”s, es decir, el 80% de adultos La Ley Organica expresa la necesidad de centralizar la dispersa legislaci6n y otganizarla instruccién péblica “en concordancia con la Religién Catéli ca”, bajo la inspeccién del Estado, en cuatro niveles: primaria, secundaria, industrial y profesional. La escuela primaria oficial es gratuita pero no obligatoria, yes financiada por los de- partamentos y municipios, pero am- bos entes territoriales pueden tam- bién establecer planteles de secunda- ria, La secundaria, dividida en técni- ca y clésica, es financiada por la naci6n, y en los planteles oficiales se da preferencia a la educaci6n técni- ca. Fn cada capital de departamento se crea una Escuela Normal femeni- na y otra masculina, a cargo de la nacién, y en Bogota se establece la Normal Superior para formar profe- sores con destino a dichas normales departamentales. La instruccién in- dustrial es impartida en las Escuelas de Artes y Oficios en capitales de de- partamentos y financiada por estos entes territoriales. En cada munici- pio se establece una Junta de vigilan- cia integrada por el alcalde, el pérto- coy vecinos notables, reminiscencia de los antiguos inquisidores. La Ley Orgénica define tres principios esen- ciales que serén observados en el de- creto reglamentario, “teniendo en cuenta que el sistema escolar y uni- versitario debe hacerse descansar so- brela triple base de la educacion moral y teligiosa en todos los estudios, de a educaci6n industrial en las ense- flanzas primaria y secundaria, ydelos estudios profundos, severosy practi- cos en la instruccién profesional”, 4. EL LIBERALISMO SE ACOMODA DENTRO DEL CONCORDATO. Mientras en las aulas, en los palpi- tos, en los periédicos de la época com- prendida entre el régimen del general Reyes y el gobierno de Abadia Mén- dez era cotidiana la diatriba contra el racionalismo, el positivismo y el li- beralismo, los mas connotados jefes liberales se “persignaban” para con- temporizar, unas veces, con los car- g0s oficiales y, otras, con la enciclica Rerum Novarum de Leén XII, cuyas ideas sociales” s6lo eran, como lo anota Rafael Gutiérrez Girardot, “una trivialidad piadosa” propia de la sociedad sefiorial”®. Tal el acento del general Uribe Uribe quien par- ticipaba entusiasta del “bipartidis- mo catélico” del régimen de Reyes y, mds tarde, en el Plan de Marzo de 1912 —afto en el que el porcen- taje de analfabetismo es superior al 70% de la poblacién mayor de 7 afios— encomiaba el Concordato al proponer: “Inteligencia entre el Esta- doy la Iglesia en forma concordata- tia, para hacer més efectiva la inde- pendencia reciproca entre las dos po- testades”™, Desde luego, los jefes liberales sabian que en el marco del Concordato el poder estatal tenia que subordinarse al poder eclesial en los asuntos de la educacién y la cultura. Carlos Martinez Silva, Compendio de Geogratla Universal, Imp. de La Luz, Bogota, 1912, p. 190. * El pensamiento poltico de Rafael Uribe Uribe, Fd. Colcultura, Bogatd, 1974, p. 93 "Humberto Caceres, op. ct, p. 157, "Rafael Gutiérrez Girardat, en Manual de Histo ria de Colombia, Colcultura, Bogoté, 1980, T. 3, p. 453. Ef pensamiento politico de Rafael Uribe Uribe, ep. cit, p. 206, Ww 32 Una de las pocas luces durante ef perfodo proviene de la obra de Agus- tin Nieto Caballero, fundador del Gimnasio Moderno en 1914 y difu- sor de la “escuela nueva”, quien pro- movi6 el método experimental como “el despertar de este entusiasmo cien- tifico en un campo hasta entonces abandonado a solas elucubraciones sentimentales’, y difundié la ense- fianzaactiva del pedagogo belga Ovi- de Decroly, quien visité a Colombia en 1925, afio en que iniciara labores la Misi6n Alemana, “Dewey ha di- cho —comentaba el insigne educa- dor—que laescuela antigua era la es- cuela de la gente sentada, y que esta escuela nueva es la de la gente que se mueve. Lo de antes era un audito- rio; lo de hoy es un laboratorio. An- tes se escuchaba’. “Ahora la experien- cia —el contacto con el objeto— es lo primero”. “En reemplazo de Ja es- cuela al margen de la vida surge la escuela ‘en medio dela vida y para la vida', uno de cuyos eminentes reali- zadores ha sido el profesor Decro- ly*®. Peroesta era s6lo una tenue luz enla penumbra La Ley Orgénica afianzé cinco ten- dencias educativas: 1°. Ratificé el Concordato y, con ello, se opuso ala secularizacién de la educacién y la sociedad; 2. En nombre de la ética catélica, reforz6 el atraso intelectual dela poblacién y combatié toda po- sibilidad de desarrollo de una educa- in basada en la ciencia; 5°. Las cr6- nicas deficiencias del cubrimiento Agustin Nieto Caballera, La escuela y la vida, Fd. Coleuitura, Bogots, 1979, pp. 23 y 194. Jorge Eliécer Gaitén, op. cit, en Documentos para na biogratia, Concejode Bogots, Imprenta Municipal, 1949, p. 46. 38 DUONcu/tara escolar refuerzan la costumbre sefio- rial de que la educacién no es un de- recho de las mayorias sino un privi legio de las minorias, negando a ni- fios y jévenes dela ciudad y del campo el acceso a las letrasy las luces bési- cas; 4*, No elevé y, en cambio, degra- 6 la condicién laboral y profesional de los docentes al legitimar la practi- ca de hacer depender los sueldos de os educadores del consumo de bebi- das alcohélicas, o pagarles con cajas de licor; y 5*, En lugar de hacer reali- dad la educaci6n. “eminentemente préctica” y propiciar el “desarrollo de las industrias’, el sistema educativo reforz6 la estructura terrateniente, la dominacién econémica impuesta por la industria extractiva fordnea, y la dependencia politica, cientifica y téc- nica del pafs respecto de la metrépoli. estadounidense. . LA REFORMA EDUCATIVA LIBERAL Y LA ESCUELA PARA EL TRABAJO Al inal de los afios 20, la hegemonta conservadora se precipita a su colap- 80, asediada por la opinién piiblica nacional ¢ internacional que repudia el genocidio del gobierno de Abadia Méndez y de la United Fruit en la zona bananera durante aquel fatidi- co diciembre de 1928, tras el cual emerge con acento de patria, en me- dio de cadaveres insepultos abando- nados en las plantaciones, el verbo altivo de Jorge Eliécer Gaitan, el mis- mo queatios atrés, en 1916, con sdlo 18 afios de edad, en elogio de su maestro don Simén Aratijo, escribia: 4Sélo la instruccién salva a los pue- blos, s6lo ella es capaz de atravesar, en los momentos de angustia, los horizontes turbios para ahuyentar de ellos el rayo de la guerra, de la mise- ria y de la esclavitud, Sélo ella es ca- paz de hacer agolpar en tropel todos los dones de la civilizacién sobre el alma de un pueblo; con sélo el abra~ zo de la instruccién basta para que un pafs despierte... Levantar la ins- truccién es levantar la libertad, y le- vantarla libertad es marcar para la Pa- tria un derrotero de prestigio y de poder", Durante los afios 20, el movimiento de los trabajadores propugna por la modernizacién del pafs basada en la soberanfa nacional y en la vigencia de los derechos democraticos. Dos tendencias confluyen entonces. De una parte, las gestas de los trabaja~ dores, de los estudiantes, de circulos intelectuales y del partido liberal se enfrentan a la prolongada hegemo- nia conservadora, cuya explosién mayor tiene lugar los dias 8 y 9 de junio de 1929, arafz de la muer- tede un estudiante. De otra parte, los capitales a9 y las ideas de la poderosa metr6poli del norte pugnan por sacudirla desi- dia y el estancamiento aldeano del pais, “En este proceso —explica José Fernando Ocampo—, la etapa vivida por el pais entre 1920 y 1945 define que Colombia haya adoptado la es- trategia dela 'modernizacién' sin in- dependencia econémica, en lugar de haberlo hecho por el camino de la re- volucién democrética y de la inde- pendencia nacional”. “El gobierno li- beral de Olaya prepara el camino, el ‘gobierno liberal de Lopez consagra la entrega”™, La modernizaci6n sin so- beranfa nacional, bajo la égida esta- dounidense de! New Deal, se pondré en marcha en los afios 30. 6. MODERNIZACION A LA MEDIDA DEL CAPITAL EXTRANJERO Desde Washington, el candidato Ola- ya Herrera enviaba telegrama a Car- los E, Restrepo el 2 de enero de 1930: *No s6lo considero ningun programa metecerd la confianza del pueblo co- Jombiano sin ofrecer sélidas garantias alas creencias catdlicas, sino que es- timo fundamental para la tranquili- dad nacional y la paz de las concien- cias el cumplimiento sincero del pre- cepto constitucional que establece que los poderes piiblicos deben pro- tegery hacer respetara la Iglesia Ca- t6lica como esencial elemento de nuestro orden social", No hay me- jor defensa del Concordato ni peor golpe a la educacion laica, Ademés, con Olaya, sobrevino, en partecomo reflejo de la crisis mundial, el recorte al presupuesto del gasto educativo que, segiin un informe de la Contra- lorfa de 1933, evolucioné ast: 1923, 6.48% del gasto total; 1924, 6.52%; 1925, 5.47%; 1926, 6.03%; 1927, 6.85%; 1928, 6.27%; 1929, 8.56%; 1980, 7.11%; 1981, 2.74%; 1982, 2.79%'8, Sélo desde 1936 el gasto se recuper6. José Fernando Ocampo, Colombia, siglo XX. Fl Tercer Mundo, Bogots, 1982, pp. 60 y 64 Enrique Olaya Herrera, op. cit. Julio. C. Or duz, Monsefior Ismael! Perdomo y su tiempo, Canal Ramirez, Bogots, 1984, pp. 184, 186, © Contraloria General de: la Repiiblica, Infor me de 1932, Ed, Minerva, Bogoté, 1933, pp. ay 33. Convenio Comercial Colombia-Estados Uni os, 1936, Tatads y Convenios Comerciales de Colombia, 1829-1944, Imprenta Nacional, Bogoté, 1946, pp. 95 a 122 W El Tratado Comercial entre Colom- bia y Estados Unidos, tramitado des- deel gobierno de Olaya Herrera, fir- mado en 1935 por Miguel Lopez Pu- marejoy Cordell Hull, y ratificado en 1936 por Alfonso Lépez Pumarejo, constituye el principal instrumento de Washington para consolidar su dominacién econémica, subordinar politicamente a los circulos gober- nantes de Colombia, y modernizar las relaciones sociales y laborales. Mientras establece que Estados Unidos podra exportar a Colombia, exentos de derechos de aduana, 163 numerales de arancel o clases dife- rentes de productos, a Colombia s6lo asigna 16 productos, entre ellos la ipecacuana, el ricino, y el tama- rindo”, Asisuelen ser los tratados de “comercio reciproco”. Como parte de esta politica de mo- dernizacién, la reforma educativa li- beral, esbozada en 1930 con la fun- dacién de la Facultad de Ciencias de Ja Educacién, se pone en marcha lue- go de la Convenci6n Liberal de 1935 queen materia educativa plantea: la intervenci6n del Estado en la direc- cién, la ejecucion y [a inspeccién es- colar; el impulso al Programa de la Educacién Nacional; la construccién dela Ciudad Universitaria para reunir a las dispersas escuelas y facultades que conforman la Universidad Nacio- nal; la “lucha por el establecimiento de la escuela del trabajo, gratuita, ‘inica, laica y obligatoria, teniendo como base la seleccién del mérito" “La escuela est en el deber de capa- citar a los ciudadanos como unidad 39 de produccién al servicio de la socie- dad, y tiene como base ideolégica una nueva posicién del hombre ante el mundo y ante la vida que rechaza los dogmas reaccionarios”"*, Todo ello, sin afectar el régimen sefiorial y la subordinacién al Norte. 7. Osisro Buites: "et Estado NO TIENE DERECHO A ENSENAR" Una de las voces representativas de tales “dogmas reaccionarios” fue la del obispo de Santa Rosa de Osos, Mi- guel Angel Builes, quien en 1981 aler- taba: “Que el liberalismo ya no es pecado, se viene diciendo dltima- mente con grande insistencia... Nada més erréneo”, y afios después, ante la reforma educativa liberal, precisa- ba: “La educaci6n corresponde a la familia antes que al Estado, por lo cual éste no puede arrogarse el dere- cho a ensefiar y, lo que es peor, de declarar atea la ensefianza’, Una vez més, la discusién sobrela separa- ciGn entre la Iglesia y el Estado se con- vertfa en un asunto crucial, pues el propésito liberal de la modernizacién educativa, cultural y social del pais formaba parte de la estrategia de mo- demnizacién de la fuerza de trabajo impulsada por el capital estadouni- dense como condicién de rentabili- dad de sus inversiones y como base para su dominacién econémica y po- litica. Y el sector mayoritario del con- servatismo, mirandoyya hacia la swas- tica nazi-fascista, se oponia a esa modernizaci6n, 40 DUGCONcu/tara La jerarquia de la Iglesia organiz6 en agosto de 1935, como preambulo del 11 Congreso Eucarfstico Nacional, una gran manifestacién en Medellin, con peregrinos de todo el pafs que grita- ban enardecidos: “iCorazén de Jests, salvad a Colombia de leyes laicas ¢ impfas!”, Entre tanto avanzaban en el Congreso proyectos de ley sobre el “divorcio vincular; la escuela laica, gratuita y obligatoria; laicizacién de los cementerios catélicos; supresion dela misién catequizadora de la Igle- sia en los territo- ios indigenas, y reforma del Con- cordato”™, Los si- guientes titulares de periédicos dan una idea de la encarnizada polémica entre Estado e Iglesia, de 1984 a 1938 “Revista de as Indias [del Ministerio de Educacién] hace burla de la Vir- gen de Chiquinquiza”, ‘Nombraron para maestros personas protestantes, ateas, anticatdlicas en Manizales"; *Sactilegio horrendo en la Normal de Institutores de Medellin’; “Todos los religiosos y religiosas de Colombia, clasificados en la tiltima categoria por el gobierno”; “Sometidos a inspeccién rigurosa del gobierno todos los hos- pitales de la Iglesia colombiana’; “Todo colegio que reciba auxilio ofi- cial, atin cuando sea de diez pesos, est obligado por ley a serreglamen- tado por el gobierno” Elpresidente Lépez, en 1936, recuer- da que en campafia prometié a “las detechas conservadoras” las “garan- tias para el ejercicio de sus derechos”, “pero nunca una continuacién de lo existente en los puntos esenciales de su doctrina: la Constitucién de 1886, el Concordato, la educacién ptiblica”, mas “cuando se entré a discutirla re- forma constitucional, que afectaba el problema religioso, es decir, cuando el proceso revolucionario se cumplia, el clero abandoné también ostento- samente la actitud de tranquila neu- tralidad que venfa observando”, Pero la historia pronto llevaria al presiden- te ante la disyuntiva crucial: o afir- mar el programa liberal laico de 1985, oclaudicar ante la prepotencia de la Iglesia y la sociedad terrateniente se- fiorial que se encontraba dividida. El sector mayoritario del latifundismo, aferrado al catolicismo, se oponia a esa moderniza- cién, mientras un sector minoritario de terratenientes alcanzaba a comprender que tal mo- demizacién formaba parte del despla- zamiento de la riqueza territorial ha- cia la incipiente produccién indus- trial, basada en la intervencién del Estado, que se abifa paso en el pafs. "A, Romero Aguirre, Ayer, hay y mafana liberalismo colambiano, Ed. ABC, Bogots, 1972 p. 242, "Miguel Angel Bulles,en Gran Enciclopedia de Colombia, Circulo de lectores, Bogoté,T.9, 95. "H, Bronx, Historia moderna de le Iglesia co- lombiana, Ed, Salazar, Medellin, 1982, pp. 346 2H, Bronx, op, cit, p. 354, Lopez Pumargjo, en Antolegta da pensamien 10 poltico colormbiano, Ed. Banco de la Ré blica, Bogots, 1970, pp. 226 y 227, ye En esta confrontacién, Laureano Gomez, a través de El Siglo, luego de combatiral gobierno de Lépez, araiz del acuerdo aéreo del gobierno de San- tos con Estados Unidos, y con un tono pronazi-fascista, inicia una cam- pafia antinorteamericana. Firmado por Guillermo Camacho Montoya, un articulo de ese diario de noviem- bre de 1938, afirma: “El aporte saxo- americano al cosmos de las ideas uni- versales es de una mediocridad insu- frible, En su cultura s6lo ofrecen a Poe y Whitman, dos poetas cuya apari- Gién en aquel escenario fue un ver- dadero milagro de la naturaleza. Es- tados Unidos serén exportadores de civilizacién pero no de cultura”, La preocupacién de Ei Siglo no era, pre- cisamente, la soberania nacional o cultural sino la conservacién de los privilegios materiales que el conser- vatismo y el catolicismo derivaban del Concordato y de todo el orden constitucional de 1886. » Guillermo Camacho M., E Siglo, Bogots noviembre 28 de 1938, op. cit, David Bushne I Eduardo Santos yl poltica del buen vecin, Ed, El Ancora, Boots, 1984, p. 21 gust Nieto Caballero, op, cit, Humberto Quiceno, Pedagogia catdtica y escuela activa en Colombia, 1900-1935, Ed, Foro, Bogots, 1988, p. 162. 2 Jaime Jaramillo Uribe, en Manual de Historia cde Colombia, Colcultura, Bogots, 1980, T. 3, p 286, 2 Ver José Gémez Pinz6n, Memoria de Obras Pablicas, 1942, Historia Extensa de Colombia, T.XV-2, Lemer, Bagot, 1966, p. 338 8. LA IGLESIA Y EL BIPARTIDISMO_ REIMPONEN EL CONCORDATO No obstante la cerrada oposicién del catolicismo y la mayoria del conser- vatismo ala reforma educativa de Lé- pez, sus logros fueron significativos enlaescuela rural; la escuela urbana; Jos colegios oficiales y las normales de ciudades capitales, y en la uni- versidad pablica. El Plan de Cultura ‘Aldeana promovié la expansién de las escuelas rurales y de las “bibliotecas aldeanas’ en cada localidad, y Agus- in Nieto Caballero, desde la Inspec- cién Nacional de Educacién, realizé en dos afios una especie de Peregrina- cién de Alfa educativa: *Visitamos todos los departamentos y gran par- te de las intendencias y comisarias. ‘Adonde quiera que llegamos, reuni- mos a los maestros de las escuelas piblicas. De los 10.000 que forma- ban el magisterio nacional, pudimos ponemos al habla con més de 7,000. Conversamos con ellos, les ofmos sus quejas y les visitamos luego en sus aulas™™. El logro educativo de mayor proyec- cién para el desarrollo del pais es la unificacién y la autonomia de la Uni- versidad Nacional y el comienzo de Jaconstruccién dela Ciudad Univer- sitaria, También avanzaron los mé- todos de ensefianza que, segiin Jai- me Jaramillo Uribe, “se basaron en la observaci6n, la participacién activa del estudiante en talleres, laborato- rios y excursiones. El concepto mis- mo del estudiante y su relacién con el maestro sufrieron una transforma- ci6n”, La mayoria de los programas educativos de la reforma de Lopez, as{ como la modernizacién bajo la divisa estadounidense del Buen Ve- cino, tuvieron continuacién en la administracién Santos, cuyo minis- tro Darfo Echandfa enarbolé la con- signa de “Tierra y Cultura” para re- forzar las politicas educativa y agra- ria, tan combatidas por la oposicién conservadora. La principal ejecutoria educativa de Santos es la construc- cién de escuelas, colegios, escuelas normales, escuelas e institutos indus- triales, la Escuela de Minas, ef Labo- ratorio Qufmico Nacional, y la con- tinuaci6n de la construccién de la Ciudad Universitaria, en una expan- sién sin precedentes de la infraestruc- tura educativa del pats, 41

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