NIG Pi er
i aa ianCapitulo 1
—Sejfiorita Lawrence, gningUn familiar vino con
usted?
El comentario del médico la desconcerto. ;Por
qué era necesario ir acompafiada para recibir
un informe médico? Habia ido sola, pues no
tenia a quién pedirle que la acompajiara. Su
madre habia muerto al darla a luz y su padre
solia tratarla como a la gallina de los huevos
de oro. Respecto a su hermano, la culpaba
por la muerte de su madre y la odiaba hasta
los huesos. Como si esto fuera poco, le robo
la pareja a otra chica. Si el médico no hubiese
mencionado a sus parientes, jamas los hubiera
recordado.
—He venido por mi cuenta —balbuceé aturdida
y sacudio la cabeza de un lado a otro.
El doctor fruncié el cefio, se acomod6 los
anteojos y solté un largo suspiro. Con ojos
tristes, tomo el resultado, que estaba apoyado
sobre la mesa y se lo entrego.—Las pruebas ya estan listas. Lamento decirle
que padece de cancer de estdmago en estadio
IV. —Sintid pena por la paciente. Hablaba con
suavidad y se la veia muy joven.
Fue tanto el panico que sintio Kristen al oir
eso que apenas podia respirar. Tomé el
informe y miré con una mueca los diferentes
indices impresos sobre el papel. No era
experta en medicina, pero podia darse cuenta
de lo avanzada que estaba la enfermedad.
Durante la endoscopia, habia sentido algo
taro, pero no se habia atrevido a preguntar.
El médico sefalé con un dedo la imagen
y pasé a explicarle lo que significaba en
detalle. Mientras lo escuchaba, ella empezo
a ensimismarse y concluyo diciendo que
no le quedaba demasiado tiempo y que era
necesario que la internaran cuanto antes
para iniciar un tratamiento de quimioterapia.
«iCuanto tiempo de vida me queda?»,
reflexiond. Estaba al corriente de lo que podia
pasarle, pues su abuelo habia estado postrado
en la cama durante dos afios debido al mismo
padecimiento.—Creo que deberia ingresar al hospital lo antes
posible —sugirid el médico.
—¢Podré recuperarme si acepto el tratamiento?
—indago con voz ronca y una expresion vacia
y abstraida, como si hablara consigo misma.
El médico se limité a quedarse callado y nego
con la cabeza, avergonzado. Al final, Kirsten
tomé la decision de no tratarse. Se humedecid
los labios mientras se ponia de pie, hizo un
bollo con los resultados y paso a guardarlos
en su maletin. Después de darle las gracias al
hombre, se dio la vuelta y salio del consultorio.
Afuera caia una leve llovizna y el viento frio
impacto rapido contra su cara, lo que le
dolié un poco. Se dispuso a abrir el maletin
para sacar y abrir su paraguas, pero, pese a
eso, siguid tiritando. Marzo no era un mes
particularmente fresco, sino que el frio
habia calado muy adentro de sus huesos y
extremidades haciendo que se endurecieran.
Tenia los dedos ateridos. Sostuvo el paraguas
con un mano y metio la otra dentro del bolsillo
mientras la apretaba, pero no logré que su
cuerpo se calentara. Caminaba sin rumbocuerpo se calentara. Caminaba sin rumbo
fijo, dandole vueltas al anillo que llevaba en
el dedo, al mismo tiempo que observaba la
oscuridad del cielo. El clima en Ciudad Ratna
cambiaba de un dia para el otro y la primavera
habia llegado en menos de un parpadeo. Era
esa época del afio en la que se respiraba una
atmosfera efervescente. «Como es posible
que esté por morir?», penso para si. Se paré
en el bordillo para llamar un taxi. Un coche
se detuvo, Kristen guardo el paraguas con
cuidado, abrié la puerta y entro.
—¢Adonde vamos? —pregunt6 el conductor
luego de girarse hacia ella.
—Al distrito de Winley en Ciudad Banda —
contesté mientras se inclinaba.
En el camino, no pudo evitar abrir el maletin y
mirar la imagen impresa en los resultados de
laboratorio. En ella, se podia ver su estomago
todo retorcido y feo; le costaba entender como
esa cosa podia ser parte de su cuerpo. Tal vez
estaba enferma por no comer. En el transcurso
de esos cuatro afios casada con Marco, sede esos cuatro afios casada con Marco, se
esmero en preparar sus platos preferidos.
En su momento, habia pensado que él se iba
a sentir conmovido por el gesto aunque no
la quisiera y que iba a tratarla dulcemente si
veia una cena apetitosa al finalizar la jornada.
Pero él nunca tuvo la mas minima intencion
de que cenaran juntos. Al percatarse de eso,
ella decidio no deprimirse, continué cocinando
todos los dias y escribiéndole mensajes
de texto a la espera de que regresara. Pero
reprimir sus sentimientos habia desembocado
en esta horrible tragedia. Por fin, se permitid
derramar algunas lagrimas. Luego de respirar
hondo, aplaudio su tenacidad hecha a base
de penurias, pero aquel aire de rudeza que
siempre llevaba se estaba esfumando. De
pronto, sintid que su estomago se contraia
y tuvo que inclinarse. Mientras temblaba y
rechinaba los dientes, solté un largo gemido.
El conductor escuch6 los sollozos y miré por
el espejo retrovisor. Se encontré con que la
chica se habia encorvado y gimoteaba con la
espalda encorvada. Era la primera vez que veia
a alguien llorar con tanta zozobra.—Sefiorita, ¢qué sucede? ;Acaba de separarse
o no esta feliz con su trabajo? —No obtuvo
respuesta, asi que continué hablando: —No
podemos controlar todo lo que nos sucede y no
hay nada de malo en eso. Llorar no solucionara
sus problemas. Vuelva a su casa y tomese un
descanso. Mahana sera otro dia.
La chica irguié la cabeza y una mueca amarga
se plasm6 en su rostro.
—Gracias. —No esperaba que fuera un
desconocido el que la consolase luego de ese
diagnéstico terrible. El hombre le devolvié una
sonrisa silenciosa y siguid conduciendo hasta
un estacionamiento transitorio en Ciudad
Banda.
El viaje duré media hora y cost6 cinco dolares.
Ya fuera del coche, procedié a romper en
pedacitos el informe que todavia llevaba en la
mano y a arrojarlo al tacho. El viento frio que
soplaba le seco las lagrimas que le empapaban
la cara. Logré recomponerse y recobrar una
expresion tranquila y madura, a excepcion de
sus ojos, que continuaban rojos e hinchados.ono esta feliz con su trabajo? —No obtuvo
respuesta, asi que continué hablando: —No
podemos controlar todo lo que nos sucede y no
hay nada de malo en eso. Llorar no solucionara
sus problemas. Vuelva a su casa y tomese un
descanso. Mafana sera otro dia.
La chica irguié la cabeza y una mueca amarga
se plasmé en su rostro.
—Gracias. —No esperaba que fuera un
desconocido el que la consolase luego de ese
diagnéstico terrible. El hombre le devolvid una
sonrisa silenciosa y siguid conduciendo hasta
un estacionamiento transitorio en Ciudad
Banda.
El viaje duré media hora y costo cinco dolares.
Ya fuera del coche, procedié a romper en
pedacitos el informe que todavia llevaba en la
mano y a arrojarlo al tacho. El viento frio que
soplaba le seco las lagrimas que le empapaban
la cara. Logré recomponerse y recobrar una
expresion tranquila y madura, a excepcion de
sUs ojos, que continuaban rojos e hinchados.
También estaba algo palida.Capitulo 2
Drenada de energias, se dispuso a subir las
escaleras, agarrar las llaves y girar la cerradura
hacia la izquierda para abrir la puerta. En su
melancolia, sintid que la atmésfera del cuarto
habia cambiado, pero se recompuso de
inmediato. Del otro lado de la puerta, escuchd
una voz hablar al teléfono. Era Marco que
acababa de llegar.
«Le digo que tengo cancer? ¢Le importara?»,
se pregunto una y otra vez. Abrié la puerta
mientras meditaba sobre el asunto, pero, en
menos de un segundo, Marco caminaba hacia
ella dando pisotones.
— En donde estabas papando moscas? jMira
cuantas veces te llamé!
«{ Qué dice? Lo Unico que he hecho fue ir al
hospital a hacerme una prueba de sangre y una
endoscopia. He recibido la triste noticia de que
estoy por morir». Sintid ganas de llorar cuando
aquel pensamiento rond6 su mente, pero él
no se percatdé de sus ojos irritados y siguidno se percaté de sus ojos irritados y siguid
mirandola con actitud acusatoria. Sacé el movil
del maletin y lo hizo girar en su mano.
—El teléfono esta sin bateria.
Tenia dos aparatos: uno para el trabajo y otro
para Marco. En los tltimos dias, habia tenido
mucho dolor de barriga, por eso se habia
olvidado por completo de cargar el movil y no
habia recibido la llamada.
—Dime, entonces, {qué es tan urgente? —
Supo sin pensar demasiado la razon por la que
Marco estaba tan ansioso. El sujeté su mano y
la arrastro fuera.
—Brenda esta herida y ha perdido demasiada
sangre. Tienes que venir al hospital conmigo.
Como era de esperarse, su preocupacién giraba
en torno a Brenda, lo que, a su vez, eraun
disgusto para ella. Brenda sufria un trastorno
severo de insuficiencia en la coagulacién
sanguinea y tenia un tipo de sangre poco
comun. Resultaba que Kristen era la Unicasanguinea y tenia un tipo de sangre poco
comun. Resultaba que Kristen era la unica
persona que podia donarle sangre.
La lluvia la habia empapado de pies a cabeza.
Tenia el largo cabello negro pegado ala
espalda; sus labios estaban lividos y sus
manos, heladas, algo que Marco pasé por alto.
El hospital que alojaba a Brenda quedaba a
diez minutos si se iba caminando, pero él no
pudo esperar y la obligé a que se sentara en
el asiento trasero del coche. Manejaba con la
vista al frente hasta que notd la cara palida de
Kristen asomarse por el espejo retrovisor. No
pudo evitar fruncir el entrecejo.
—¢Por qué estas tan palida?
Por fin, se habia dado cuenta. Ella lo miro
con desdén porque la habia lastimado y, a
continuacion, abrié la ventana para observar la
lluvia caer torrencialmente. Su cuerpo se habia
encogido por el frio, mientras que su aliento
formaba volutas de humo en el aire y sus
pestafias temblaban ligeramente.Marco la miro con frialdad. Viendo que no le
contestaba, se sintio inquieto. Pero termind
concluyendo que debia haberle sucedido algo
malo ese dia. Tampoco creia que el bienestar
de ella fuese su responsabilidad, pero si sentia
que el cuerpo de Brenda era su preocupaci6n
principal. Tomada esta determinacion, apreto el
pedal con su pie derecho y aceleré la marcha.
Apenas llegaron al hospital, la arrastré fuera del
coche. La forz6 a salir y a caminar tambaleante
detras suyo. Sin aminorar el paso, la condujo
hacia el cubiculo donde extraian sangre.
—Extrdigale sangre. No hace falta que haga un
chequeo. jApurese! —grufio.
Una sonrisa amarga se dibujé en el rostro de
Kristen. El confiaba mas en la sangre que en
ella, hasta tal punto que le resultaba un fastidio
que la analizaran. «,No tiene miedo de que mis
células cancerigenas ingresen al cuerpo de
Brenda?».
—Marco, no me siento bien. {Puedes no...? —
dijo al rato.Ella fulmino con la mirada y aferro su barbilla.
—iQuién te crees que eres para decirme que
no? Esta en el contrato que firmamos hace
cuatro afios. Hazme el favor de cumplir con tu
deber.
Tenia razon. Hacia unos afios, habian acordado
que cada vez que Brenda sufriera un sangrado
profuso, ella iba a ofrecerse como donante.
Aunque estuviera al borde de la muerte, seguia
teniendo esa obligacion, pues eso habia sido lo
que pactaron y tenia que pagar su deuda con
él.
Brenda habia sufrido un accidente en Ciudad
Valenworth y, dado habia tardado en llegar al
hospital, precisé de una transfusion de sangre
de tipo negativo. Al enterarse de lo ocurrido,
Marco fue desesperado a suplicarle ayuda a
Kristen y fue entonces cuando ella le propuso
el intercambio.
—Salvaré su vida si accedes a ser mio y
contraemos matrimonio.Todavia recordaba la expresién de asco y
estupefaccidn en los ojos de él. A partir de ese
momento, supo que nunca iban a llevarse bien.
Se habia aprovechado de él en el momento
en que mas la necesitaba. Marco era de una
familia acaudalada, es decir que habia nacido
con ciertos privilegios. Aunque tenia mal
caracter, la gente siempre lo obedecia y le daba
todos los gustos. Jamas en su vida le habian
hablado sin pelos en la lengua y esa habia
sido la primera vez que se sentia acorralado.
Ella lo conocia y, por ende, estaba al tanto
de que detestaba hacer algo por obligacién.
Fue por esa misma razon que supo que habia
perdido cuando lo vio firmar el contrato sin
pensarlo demasiado. Verlo llegar a esos
extremos por otra chica hizo que se sintiera
decepcionada. Se consolaba diciéndose que el
amor llegaria eventualmente y que él iba a ser
tan afectuoso con ella como lo era con la otra,
pero no conto con que iba a sufrir tan rapido
las consecuencias de sus actos. «{Me merezco
padecer una enfermedad terminal!», se torturd.
Mientras la aguja se introducia en su piel, veiaMientras la aguja se introducia en su piel, veia
la sangre salir y su semblante se torn6 palido.
Era doloroso, mas que una endoscopia. A la
enfermera que estaba con ella le parecié la
mujer mas fragil y escualida que habia visto en
su vida.
—¢Segura de que puedes aguantar? —le
susurro al ver su mufieca translucida.
—Estoy bien, continue —dijo algo afonica
mientras asentia con la cabeza.
La enfermera extrajo un total de seiscientos
mililitros de sangre y no mas, pues la
temperatura de su brazo era mas baja de lo
normal. Poco después, Kristen se desvanecid.
Las ultimas palabras que escucho antes de
perder el conocimiento salieron de la boca de
Marco.
—