Está en la página 1de 80
11:44 Jueves 22 de septiembre < Henrik Ibsen CASA DE MUNECAS a2de387 Fh Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] PERSONAJES HeiMeR, abogado Nora, esposa de Helmer Ivar, hijo de Helmer y de Nora Bos, hijo de Helmer y de Nora Emmy, hija de Helmer y de Nora El doctor Ran Cristina, amiga de Nora Koastap, abogado Mariana, aya de los hijos de Helmer ELzNa, doncella de los Helmer Mozo DE CUERDA La accién en Noruega, en casa de los Helmer. Epoca actual Derecha e izquierda, las del actor 430387 11:44 Jueves 22 de septiembre Henrik Ibsen ACTO PRIMERO Sala decentemente amueblada, pero sin lujo. Al foro, dos puertas practicables que conducen, la de la derecha, a la antecémara, y la de la izquierda, al despacho de Helmer. Entre ambas, un piano. A la izquierda, otra puerta, y més alld, una ventana, Cerca de la ventana, un velador, un sillén y un pequefio divan. A la derecha, junto al foro, otra puerta, y en primer término, una chimenea. Entre ambas, una mesa pequefia, y, a ambos lados de la chimenea, varias butacas. Un mueble con vajilla, un armario lleno de libros lujosamente encuadernados, grabados_ y algunos objetos de arte convenientemente distribuidos, completan el decorado de la escena, que debe estar alfombrada. Es un dia frio de invierno, y en la chimenea arde un buen fuego. ade 387 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] (Al levantarse el telén, suena un campanillazo en la antecdmara, ELENA, que se encuentra sola, poniendo en orden los muebles, se apresura a abrir la puerta derecha del foro, por donde entra Nona, en traje de calle, con varios paquetes, seguida de Un Mozo con un drbol de Navidad y una cesta. Nora tararea mientras coloca los paquetes sobre la mesa de la derecha. Et. Moz0 entrega a ELeNa el érbol de Navidad y la cesta.) Nora.—Esconde bien el Arbol de Navidad, Elena. Los nifios no deben verlo hasta la noche, cuando esté arreglado. (Al Mozo sacando el portamonedas.) éCudnto le debo? EL Mozo.—Cincuenta céntimos. Nora.—Tome una corona. Lo que sobre, para usted. (EL0z0 saluda y se va. NRA cierra la puerta. Continia sonriendo alegremente mientras se despoja del sombrero y del abrigo. Después saca del bolsillo un cucurucho de almendras y come dos o tres, se acerca de puntillas a la puerta izquierda del foro y escucha,) (Ah! Est4 en el despacho. (Vuelve a tararear, y se dirige a la mesa de la derecha.) HeLMer.—(Dentro.) éEs mi alondra la que gorjea? {45 de 387 60 p4gs. para acabar el caitl 11:44 Jueves 22 de septiembre < Henrik Ibsen Nora.—(Abriendo paquetes.) Si. Heimer.—éEs mi ardilla la que enreda? Nora.—iSi! Hetmer.—éHace mucho tiempo que ha venido la ardilla? Nora—Acabo de llegar. (Guarda el cucurucho de confites en el bolsillo y se limpia la boca.) Ven aqui, Torvaldo; mira las compras que he hecho. Hemer—No me interrumpas. (Poco después abre la puerta y aparece con la pluma en la mano, mirando en todas __drecciones.) €Comprando, dices? éTodo eso? éOtra vez ha encontrado la nifiita la manera de gastar dinero? Nora.—Pero, iTorvaldo! Este _afio podemos hacer algunos gastos mas. Es la primera Navidad en que no nos vemos obligados a andar con escaseces. HELMER.—Si..., pero tampoco podemos derrochar... Nora.—Un poco, Torvaldo, un poquitin, éno? Ahora que vas a cobrar un sueldo crecido, y que ganarés mucho, mucho 460387 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] dinero... HELMER.—Si, a partir de afio nuevo; pero pasard un trimestre antes de percibir nada. Nora.—éY eso qué importa? Mientras tanto se pide prestado. HeLMeRr.—iNoral (Se acerca a Nora, a quien de bromas agarra de una oreja.) iSiempre esa ligereza! Suponte que pido prestadas hoy mil coronas, que ti las gastas durante las Pascuas, que la vispera de afio nuevo me cae una teja en la cabeza, y que. Nora.—(Poniéndose la mano en la boca.) CAllate, y no digas esas cosas. HetMer.—Pero figtrate que ocurriese. éY entonces? Nora.—Si sucediera tal cosa..., me daria Jo mismo tener deudas que no tenerlas. HELMER—éY las personas que me hubieran prestado el dinero? Nors.—éQuién piensa en ellas? Son personas extrafias. Heimer—Nora, Nora, eres una verdadera mujer. En serio, ya sabes mis ideas respecto a este punto. Nada de deudas; nada de {47 de 387 8 p49. para acobsr el caitl 11:44 Jueves 22 de septiembre < | Henrik Ibsen préstamos. En la casa que depende de deudas y de préstamos se introduce una especie de esclavitud, cierta cosa de mal cariz que previene. Hasta ahora nos hemos hecho firmes, y seguiremos haciendo otro tanto durante el poco tiempo de prueba que nos queda. Nora.—(Acerciindose a la chimenea.) Bien, como ti quieras, Torvaldo. HELMER.—(La sigue.) Vamos, vamos, la alondra no debe andar triste. Qué? Ahora salimos con que la ardilla tuerce el gesto? (Abre su portamonedas.) Nora, équé dirés que tengo aqui? Nona.—(Volviéndose con rapidez.) Dinero. HELMER.—Mira. (Le entrega algunos billetes.) iDios mio! Hay muchos gastos en una casa cuando se acerca Navidad. Nora.—(Contando,) Diez, veinte, treinta, cuarenta; igracias, Torvaldo! Con esto ya tengo para ir tirando. HeLMER.—No habré més remedio. 480387 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] Nora.—Se hard asi, descuida. Pero ven aqui. Voy a ensefiarte todo lo que he comprado, y itan barato! Mira: un traje nuevo para Ivar y un sable; un caballo con una trompeta para Bob, y una mufieca con una cama para Emmy —de lo més ordinario, porque en seguida lo rompe—. Y aqui, delantales y telas para las muchachas. La buena Mariana merecia mucho mas que esto, pero... HELMER.—Y en ese paquete, équé hay? Nora.—(Profiriendo un ligero grito.) No, Torvaldo, eso no lo vers hasta la noche. Heimer—Bien, bien. Pero dime, manirrotita, équé te gustaria a ti? Nora.—<éPara mi? 1Qué importal Yo no quiero nada. HELMER.—iNo faltaba mas! Vamos, dime algo que te tiente, una cosa razonable. Nora.—Realmente... no sé. Y eso que. Oye, Torvaldo.. HELMER. Veamos. 149 de 387 6 p40. para acabsr el caitl 11:44 Jueves 22 de septiembre Henrik Ibsen Nora.—(Mientras juguetea con los botones de la americana de HELMER; pero sin mirarle.) Si estas decidido a regalarme algo, podrias..., podrias... HeLMER.—Vamos, acaba. Nora.—(De un tirén.) Podrias darme dinero, Torvaldo. iOh!, poca cosa, aquello de que puedas disponer, con eso me compraria algo. Heimer.—Pero, Nora... Nora.—iVaya, que si! Lo vas a hacer, Torvald. Te lo ruego. Colgaré el dinero del drbol envuelto en un papel dorado muy bonito. éNo hard buen efecto? Heimer. —éCémo se llama el pajaro que no cesa en su despilfarro? Nora.—Sj, sf, el estornino, ya lo sé. Pero haz lo que te digo, Torvaldo; asi tendré tiempo para pensar en algo util. ¢No es lo mas razonable, di? HELMER.—(Sonriendo.) Si supieras emplear el dinero que te doy y comprar efectivamente alguna cosa, si; pero desaparece en la casa, se evapora en mil pequefieces, y luego tengo que aflojar de nuevo la bolsa. s0de287 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] Nora.—iQué cosas dices, Torvaldo! HeiMer.—Es la pura verdad, Norita mia (Le rodea la cintura con un brazo.) El estornino es una belleza pero necesita tanto dinero... iEs increible lo que cuesta a un hombre poseer un estornino! Nors.—iAnda! éCémo te atreves a decir eso? Si yo ahorro todo lo que puedo. HELMER.—iOht!, eso es indudable. Todo lo que puedes, sélo que no puedes nada. Nora.—(Tarareando -y_—_sonriendo alegremente.) iSi supieras ti cudntos gastos tenemos las alondras y las ardillas! Heimer—Eres una criatura original. Igual a tu padre. Con la mejor buena voluntad del mundo se mataba trabajando para ganar dinero, y se le escurria de entre los dedos cuando lo tenia. En fin, hay que tomarte como eres. Si, si, Nora, esas cosas son hereditarias, indudablemente Nors.—Bien quisiera haber heredado muchas cualidades de papa. 51 40.287 54 page, nora sca r 11:44 Jueves 22 de septiembre Henrik Ibsen HeLMER—Yo te quiero como eres, querida alondra. (Pausa.) Pero oye; te encuentro hoy no sé cémo... Tienes una cara asi..., un poco sospechosa. Nora.—éYo? HeLMER—Si, ui, Mirame bien a los ojos. (Nora mira a HetMeR.) éHabré hecho esta locuela alguna escapatoria a la ciudad? Nora.—No. éPor qué dices eso? Heimer.—éDe veras no ha metido su nariz de golosa en la confiterfa? Nora.—No, te lo aseguro, Torvaldo. Hetmer—éNo ha olido siquiera_ los dulces? Nora.—Ni pensarlo. HELMER—ZNo ha masticado dos o tres almendras? Nora.—iQue no!, Torvaldo, te digo que no. HELMER.—Bien, mujer, bien; te lo digo en broma. Nora.—(Acerciindose a la mesa de la derecha.) Ni en suefios podria ocurrirseme hacer nada que te desagrade. Puedes estar bien seguro. s2de387 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] HeLMeR—No, si lo sé. €No me lo has prometido?... (Se aproxima a Nora.) Vamos, guardate tus secretos de Navidad, que nosotros ya los sabremos esta noche cuando se descubra el arbol. Nora.—éHas pensado en invitar a comer al doctor Rank? HeLMer—No, ni hace falta; puesto que ya lo sabe. Sin embargo, le invitaré cuando venga. He encargado un buen vino, Nora; no puedes figurarte la alegria y los deseos que tengo de que llegue la noche. Nora.—Lo mismo me pasa a mi. iY qué alegria la que van a tener los nifios, Torvaldo! Heimer —iAh! Es una delicia pensar que se ha lIlegado a una situacién estable, asegurada, y se dispone con holgura de cuanto se necesita. éNo es verdad? Es una dicha inmensa pensarlo. Nora.—iOh! Es maravilloso. Parece un suefio. Heimer—éTe acuerdas de la ultima Navidad? Tres semanas antes, te encerrabas todas las noches hasta mas de las doce, a 158 de 387 2 pigs. para acabar el caitl 11:44 Jueves 22 de septiembre = Henrik Ibsen hacer flores para el arbol de Navidad y a prepararnos otras mil sorpresas... (Uf! Es la época mas aburrida que he pasado en mi vida. Nora.—Yo no me aburria. Heimer.—(Sonrie.) Sin embargo, el resultado fue bastante deplorable, Nora. Nora.—iBueno! éTodavia me hards rabiar con eso? éTengo yo la culpa de que entrara el gato y lo hiciese trizas todo? Heimer.—iClaro que no, Norital, écémo habias tii de tener la culpa? Tenias los mejores deseos de que nos divirtiéramos todos, y eso es lo esencial. Pero bueno es que hayan pasado aquellos malos tiempos. Nora.—Es verdad; todavia no me lo creo; iparece un suefio! HeLMer—Ahora ya no me aburriré encerrado a solas, ni ta tendras que atormentar tus hermosos ojos y tus lindas manitas. Nora.—(Batiendo palmas.) No, éverdad que no, Torvaldo? iQué gusto, Dios mio! (Agarra del brazo a HELMER.) Ahora voy a decirte como he pensado que nos sade387 786m) Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] arreglaremos, después de que pasen las Navidades... (Se oye Hamar.) Llaman. (Arregla las butacas.) Vendré alguien. iQué fastidio! HELMER.—(Disponiéndose a entrar en el despacho.) Si es una visita, acuérdate de que no estoy para nadie. ELeNA—(Desde la puerta de entrada.) Sefiorita, una sefiora desea verla. Nora.—Que pase. ELeNA—(A HELMER.) También ha venido el sefior doctor HELMER.—éHa pasado a mi despacho? ELENA.—Si, sefior. (Hetwer entra en el despacho. La doncella hace pasar a Cristina y después cierra la puerta.) Cristina.—(En traje de viaje. Timidamente, con alguna perplejidad.) iBuenos dias, Nora! ‘Nora.—(Indecisa,) Buenos dfas. Cristina.—éNo me reconoces? Nora.—Efectivamente..., no sé... iAh!, sf, me parece... (Lanzando una _exclamacién.) iCristinal éEres i? Cristina.—Si, la misma, 155 de 387 50 pdgs. para acabar el caitl 11:44 Jueves 22 de septiembre < Henrik Ibsen Nora.—iCristinal iY no te conocial éQuién habia de...? (Més bajo.) iHas cambiado tanto! Caistina—Es verdad. Como ya hace nueve... diez aiios cumplidos... Nora.—éDe veras hace tanto tiempo que no nos hemos visto? Si..., si, eso es. iOh! Estos ocho afios tiltimos, iqué época tan feliz! isi supieses!... éConque te tenemos aqui? éHas hecho un viaje tan largo en pleno invierno? Se necesita tener valor. CaistiNA.—Pues ya lo ves; he llegado en el vapor esta mafiana. Nora—Para pasar _—_las_—_Pascuas, naturalmente. iQué alegrial iCémo nos vamos a divertir! Pero quitate el abrigo. No tendras frio, éeh? (Ayuda a CRISTINA a quitarse el abrigo.) iAjajél Ahora nos sentaremos, junto a la chimenea, cémodamente. Pero no, siéntate en esa butaca; yo en la mecedora; en mi sitio. (Le estrecha las manos.) Pues si, ahora ya veo tu simpitica cara... pero, al pronto..., sabes... Sin s6de387 ‘F86hm Casademufiecas/Ladamadelmar AA Q_ [] embargo, estés un poco mas _pilida, Cristina..., y quizé... algo més delgada también. Crisrina.—He envejecido mucho, mucho, Nora.—Si, un poquito, un poquitin quiz4..., pero no mucho. (Se detiene de repente, y afiade en tono serio.) iOh, qué loca soy! Estoy aqui cotorreando mientras que... Mi querida y buena Cristina, éme perdonas? CCrisTINA.—éQué quieres decir, Nora? Nora.—(Con mirada de incredulidad.) A ver, aver, éhas quedado viuda? Cristina.—Si, hace tres afios. Nora.—Lo sabfa; lo lei en los periddicos. iOh! Cristina, puedes creerme, pensé muchas veces escribirte entonces..., pero lo iba dejando de un dia para otro y luego siempre habia algo que me obligaba a atrasarlo. CCrisTINA.—Eso no me sorprende. Nors.—Esté muy mal hecho. iPobre amiga! iPor qué trances has debido pasar!

También podría gustarte