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Género y subjetividad masculina cAp/ toZ 3 ss Mabel Burin Irene Meler VARONES 1, GENERO: UNA HERRAMIENTA TEORICA PARA EL ESTUDIO DE LA SUBJETIVIDAD MASCULINA Mabel Burin e Irene Meler eramas queconellono séloenriquecemosla perspestivade is de las problematicas que analizamos sino que ademas Jas colocamos en un punto de encrucijada, expresada hoy en con-el término de interdisciplina- conocimiento cientifieo, ha dejado de constitu’ epistemoldgica necesaria y tinied para la valoracién ‘mientos produeidos actualmente. El trie nando ackialmente las disciplinas con que operamos para expli cary debatir las probleméticas del género masoulino. Escaneado con CamScanner Los nuevos criterios que utilizamos para reformular los ‘tradicionales modos de inseripcién genérica descritos habitual- mente como pertenecientes a la subjetividad maaculina inclu- yen, en primer lugar, la nocién de complejidad. Esta postura Tequiere flexibilidad para utilizar pensamientos complejos, tole- rantes de las contradicciones, capaces de sostener la tensién problemas que resultan de este modo de pensar El término “género” circula en | discursos con una acepci6n esp. explicativa. Dicha acepcién data de cuando el investigador John Money (1955) propuso el “papel de género” (gender role) para describir el conjunto de conductas atribuidas a los varones y las mujeres. Desde la s que el. sexo queda scrita en el cuerpo, mientras que el génerose rel significados que cada sociedad le atribuye. Segin lo plantea Gomariz (1992), de manera amplia podria aceptarse que son reflexiones sobre géne- +o todas aquellas que se han hecho a lo largo de la’historia del pensamiento humano acerca de los sentidos y las consecuencias sociales y subjetivas que tiene pertenecer a uno u otro Sexo, por cuanto esas consecuencias, muchas veces entendidas como “na- turales", no son sino formulaciones de género. Asi, podemos hablar de forma amplia de los “estudios de género” para referir- nos al segiento de la produceién'de conocimientos que se ban ocupado de este ambito de la experiencia humana: las significa- ciones atribuidas a] hecho de-ser varén o ser mujer en. cada cultura yen cada sujeto. : ‘Una de las ideas centrales, desde un punto de vista descrip- tivo, es que Jos modos de pensar, sentir y comportarse de ambos géneros, més que tener und base natural e invariable, se deben a construcciones sociales y familiares asignades de manera diferenciada a mujeres ya hombres, Por medio de tal asignacién, a partir de estadios muy tempranos en Ia vida de cada infante humano, unasy otros incorporan ciertas pautas de configuracién paiquica y social que dan origen ala feminidad ylamasculinidad. Desde este criterio descriptivo, el género se define comola red de conductas , rasgos de personalidad, actitudes, valor utilizan una perspectiva de anélisis de las diferencias en general ica binaria con que se perciben, en este caso en términos de “o Io uno 0 lugar de Uno ocupa una posici Otro queda desvalorizado. Me que s6lo habria lugar para Uno, el Otro ocuparia una dosjerarquizada. Desde la perspectiva del andlisi vidad, Uno estard en la posicifp degujeto, mientras quedard en posicién de objeto. Esta Iégica dela diferencia es desconstruida en los estudios de género, donde se hace visible que esas oposiciones y jerarquias no son naturales sino que han sido construidas mediante un largo proceso histérico-social. En este texto analizaremos las marcas que deja e) ordenamiento de Ja desigualdad entre los géneros en la construccién de la subje- tividad masculina Ya hemos sefialado en otras oportunidades (Burin y Meler, 1998) que el género también puede ser tomado como categoria de anélisis y no sdlo en términos descriptivos. El “género” como categoria de andlisis tiene varios rasgos caracteristicos. “1. Es'sigmapre relacional, nunca aparece de formacaislada sino mareando su conexién. Por ello, cuando nos referimos a 1oé estudios de género, siempre aludimos a los que remiten a les relaciones entre el género femenino y el género masculino, asi Escaneado con CamScanner éindividualistas. Esencialistas son Jas respues ‘“yquién soy?” y “iqué soy”; suponiendo que existiera algo sus * fancial e inmutable que respondiera a tales inquietudes. Esta pregunta podria formularse miejor para lograr respuestas més ‘como las relaciones:intragénero. Hasta ahora, en Jos estudios de ‘género se ha puesto énfasis en que tales relaciones son de poder (para Jane Flax (1990) ‘trata de relaciones de dominacién).La mayoria de los estudios sehan: centrado en la predominancia del ejercicio del poder de Ic afectos en el génerofemeninoy-el poder racional y econémico en el género masculino, Para nuestros fines, nos interesa anelizar cémo se establecen estas relaciones de poder dentro del dmbito familiar las huellas que dejanen la ibjetividad femenina y masculina. ‘categoria género para tener en cuenta es que se trata de una construccién hi ial, osea. que sefue produciendoa lo largo del tiempo de distintas maneras. Algunas ‘historiadoras, como R. Pastor (1994) sefialan que el discurso histérico ha implicado relaciones de subordinacién en las signi- ficaciones del género, con un peso muy importante otorgado a instituciones tales: como la religién, los criterics médicos y cientificos, y los aparatos, 8. Otro rasgo es qu tades cuando se la considera un coricepto totalizador,que vuelve invisible la variedad de determinaciones con que nos conatrui- ‘mos como sujetos: raza; religién, clase social, etc. Todos estos son factores que se entrecruzan durante la constitucién de nuestra subjetividad, por lo tanto,el génerojamds aparece en forma pura sino entrecruzado con estos otros aspectos determinantes dela subjetividad humana, Algutias eriticas que'deade la perspectiva del génere ae hacen a las disciptinas que enfocan la construccién de la subjetividad ‘se refieren a los prineipios esencialistas, biolagistas, ahist6ricos la pregunta nocién de género suele ofrecer dificul- ‘enriquecedords, por ejemplo“,quién voy siendo?”, con un sentido constructivista. Los criterios bioldgistas responden a estes interrogantes baséndase.en el cuerpo, y asi agocian fundamen- talmente al sujeto vardn'a la capacidad sexuada: Este criterio biologista supone que ser-varén es tener cuerpo mesculino, dél cual ee derivarian supuestos instintos como la agresivided y el impulso a Ja lucha, entendidos como efecto mesos Stuscilars¢ de ormenas como la entowtrene-Leepinipog puede responder acerea de la coristruccién de gu subjetividad. Si bien nos centraremos sobre e6mo incide la perapectiva del en las diversas disciplinas. Por lo general, siempre se destaca J _Betogmen - Jaca que]oa antecadentes delos, extudon al ginero camiedings ne aeaoecempedelos faremos algunas referencias cin: a los antece de los estudios de género; diversos pelorae arbi coterie relevamientos que. permiten sefialar’ciertas periodizaciones. , Gomariz (1992) afirma que los primeros anteceden- estudios se refieren-a la condiciérr social de las ‘ ‘a habian surgids los enunciados de Platén:y de Aristételes acerca de la “inferioridad” femenina en contraposi- cién’'a la“superioridad” masculina, pero fue a partir de la Revolucién Fraiesa y de la Tustracién (siglos XVII y XVID cuando aparecieron con énfasis en Euro} Estados Unidos, Jos valores de la modernidad, explicitados en los términos “Igualdad, libertad y fraternidad”, A partir de es0s ee Escaneado con CamScanner prineipios, las mujeres comenzaron a reclamar sus derechos como ciudadanas, con variada suerte, ya que a comienzos del siglo XX tales principios se les revelan esquivos, especialmente ‘a causa del imperio dela rigida moral victoriana predominante en Buropa desde mediados del siglo ‘con implicaciones politicas, religiosas y cientificas. La cia de los valores ‘vVietorianos en su época fue de tal aleance que llevaron'a repre- sentaciones sociales delas mujeres pmo madres, esposas, virge- nes (a partir de la coneepcién marianista, imperanto ‘desde mediados del siglo pasado) o frégiles y.proclives ala enfe d (por-jemiplo, en los estudios sdbre lahisteria: dosenel siglo cién igualitaria pat rica). También aparecen mujeres que tienen lad en el mundo cultural, en la literatura y las ciencias, jenudo deben esconderse detris de nombres masculinos para dar a conocer su produccién, como fue el caso de George Sand, cuyo nombre era Aurora Dupin. ‘Acomienzos deeste siglo, el climia intelectual fue haciéndose més permeable a la idea de la igualdad de. derechos de las mujeres y fue adquiriendo peso el movimiento sufragista que 5 habia iniciado a fines del siglo anterior y que reclamaba el derecho al voto para las mujeres. Junto con ese movimiento surge otro contrario, que insiste en confirmar a la mujer contexto familiar, y asociarla ala maternidad y al rol de esposa .a. Bata posicién fuerefrendada por algunas de las ¢ comenzaron en esa época-a analizar la ciologia, pedagogia, antropologté gunda Guerra Mundial impuls6 los movimientos de las mujeres, y cre6 coyunturas favorables contra la discriminaci6n por razo- a ién o sexo. Con este. impulso se extendié el derecho femé al voto al resto de los paises occidentales que atin no lo habian conseguido, incluidos los paises del hemisferio sur, entre ellos la Argentina. También en los afios sesenta| surgid en Jos. paises anglosajones-la llamada “segunda ola de! movi- miento feminista” (Ia primera habia sido la de las suftagistas), con algunos antecedentes importantes, como las reflexiones de Simone de Beauvoir (1957)-en El segundo sexo. Las primeras ceriticas de aquellas feministas se orientaban, en buena parte, a Jo que consideraban rasgos de le opresién patriarcal, en particu- Jar sobre la sexualidad femenina enclaustrada en la esfera familiar y de-la funcién reproductora, y consid mujeres factores de estabilidad o inestabilidad so, ssa insercién en la f Por esa época, los trat Strauss (1956, 1975 ren que la division sexual del trabajo es un producto cultural para provocar la dependencia entre los sexs, ‘Amediados de los afi sociales, especialmente senta surgen nuevos movimientos Estados Unidos, que tendian ala critica antiautoritaria y al ineremento de oportunidades educa- tivas con mayores posibilidades de prosperidad econémica. Den- trode estos movimientos sociales se destacan el pacifista llevado a cabo por los hippies, el de lucha contra la discriminacién racial (negros), contra la discriminacidn religiosa (iudios), y el de las feminists. Este logré avanzar en sus luchas contra la sostenfar que las mujeres ‘son condiciones significativas de opr ‘Una autora de esa década, Kate’ sexual, establece que el patriare: tiene como fin la subordinacién de las mujeres. La famil a encargada de esta tarea, cuando. la politica estatal no es suficiente. También en esta década surgiéel llamado“feminismo de la diferencia” (Luce Irigaray, “Annie Leclerc, Helene Cixous, “grupo social que padece en Ia sociedad patriareal. Julia Kristeva), que.sostiene que ser diferentees lo que enaltece alas mujeres: su irracionalidad, su sensibilidady su sensualidad se ubicarian por encima de los valores masculincs. También defiende la maternidad y la ética diferente de las mujeres (“ética de los cuidados”). Es durante esta década que comenzaron a instalarse en-la estructura académica de diversos paises del hemisferio norte los primeras seminarios y departamentos de estudios de la mujer, que imstitucionalizaron la produccién Escaneado con CamScanner te6rica y las investigaciones relativas a'las mujeres. En sus comienzos, los estudios de la mujer se propontan responder alos siguientes interrogantes: a) geémo entender i Jos sexos, sug orfgenes, sus implicaciones mente reproducon los prejuicios y los estereotipos culturales?; c) en una cultura donde la produecién de conocimientos ha estado predominantementeacargo de los hombres, jllevaria esta sitila- cién a una visién parcial’y seegada de las mujeres?; d) mujeres hubieran participadoen la construccién del conocimien- to, deudles serian sus supuestos bésicos, sus- criterios de sient wetodologias? En Buenos Aires, la Mujer, en 1979, hizode las Preguntas anteriores sus rincipios fundantes. Para’ quienes fuimos sus protagonistas, los estudios de la mujer significaron una revolucién del conocimiento, y hemos asistido a la presencia numerosa y activa de una cantidad cada vez mayor de acad, ‘cas preocupadas poresta problemética. Su impacto se produjoen nuestro medio bésicamente en el campo humanistico y dé las ciencias sociales, focalizindose mas en disciplinas tales como psicologia, Sociologia, antropologia, derecho, letras y educa- cién. Desde. sus, comienzos se definié como una corriente interdisciplinaria que utilizaba de modo heterogéneo diversos marcos tedricos y metodolégicos. Ena década del ochenta, ciertas corrientes de los éstudios de 1a mujer, en sociedades industrializadas, demostraron tener limitaciones inherentes a la perspectiva unidireccional con que enearaban su objeto de estudio,.Una de estas limitaciones en que enfocar exclusivamente el problema de las mujeres lleva a no tener una visién de conjunto, ya quel otro no es pensado, significado ni desconstruido. Sin embargo, a pesar * de que esta situacién produjo movimientos eriticos, igualmente se reconocen entre sus logros haber hiecho visiblelo quenosevela enla sociedad, poniendd en descubierto la marginacién social de las mujeres; desmontar la pretendida naturalizacién de la divi- sign sexual del trabajo, revisando la exclusién de las mujeres del ‘Smbito pablicoy'su sujeciénen lo privado; denunciar los prejui- cio sexistas'con que es percibida la sexualidad femenina; someter a debate y ofrecer mejores criterios para la atencién de - ntaly réproductiva; ampligr a perspectiva deinsercién le las mujeres, etcétera, En los afios ochenta comen: abarcado eincluyente. ciones de sentido, tratando de avanzer-en las rela mujeres y varones, con lo cual surgieron los estudio De forma paralela un niimero aiin reducido de hombres cemenc a euestionarse sobre la “condicién masculina’, es decir. eéme lo gultura patriareal deja sus marcas en la construcciOn de le masculinidad, afectando sus modos de pensar, de sentir y de actuar. Algunos de estos estudios dan lugar alla llamada “neeve masculinidad”. s de género aspiran a ofrecer nuevas construc: tido para que hombres y mujeres perciban su masculinidad y su ferninidad, -ambos en términos que no sean los tradieionales opresives y discriminatorios, todo ello basado en que el andlisis de ios confli tas delos nuevos vineulos entre los géneros contribuird a, estable- cer condiciones de vida mas justas y equitativas para ambos, ‘oyectos, si bien loables, se encuentran dentro de contextos culturales a veces muy ave ef,cl momento actual’ se describen de modo muy general {ome “conflictos de la posmodernidad”. A menudo se relacionan los estudios de género con la Hamada culture posmoderna, en y muy particularmente el Jas mujeres en la moderni- dad. Esta nocién del ingreso de las mujeres a la modernidad sarge en el siglo XVIII a partir de la Revolucién Francesa, con los ideales de “Igualdad, libertad y fraternidad”, y la propuesta de sociedntt & todos los sujetos sociales a la construccién de una Sociedad orientada hacia un futuro de progress, Sus valores inclufan el culto a la razén, la dominacién a Parte del hombre, el desarrollo industrial y tecnolégica, ete. En este proyecto no participaron las mujeres; no fueron sujetos diseniadores de esos valores sino gus auxiliares, mediante la ociedad que delimitaba claramente, a /olucién. Industrial, el espacio publico para los privado para las mujeres, De esta manera mente dos dreas de poder: para los hom- Escaneado con CamScanner bree, el poder racional y econémico; para las mujeres, el poder de los afectos en el dmbito do la vida doméstica y-de la familia. nuclear. Eéta divisién de 4reas de poder entre hombres y muje- res tuvo efectos de largo alcance en la constitucién de su subje- tividad, que iremos analizando a lolargo de este texto. Enel caso izo frégil, vulnerable, hasta gar a caracterizarse como el “sexo débil”, para dar cuenta de Tepresentacién social de la feminidad, como efecto de aquella Politica de exclusiones. Dentro de este contexto de la moderni- - dad, surgieron los grupos de mujeres descritos anteriormente, ~ que denunciaban ou exclusién 0 acios extrafamiliares (por ejemplo, las sufragistas). En ese proyecto dela modernidad, las primeras luchas de mujeres apuntaban acierta narrativa acerca dela emancipaciény la liberacién de sus condiciones de opresién, Esto se producia dentro del contexto de los grandes relatos modernidad, que suponfan que la humanidad marchaba haciala emancipacién universal y que valores tales comoel progreso y la igualdad eran comunes a todos. También era propio de este discurso social la nocién de un sujetouniversal, unitario, que se irige hacia un fin tinico. Ep el caso de las mujeres, sus movi- tos consideran que semejante proyecto de la modernidad acién de mi quedé inconcluso, mal logrado, pleno de crisis. Los nuevos estudios sobre la con snuncian esta situacién critica, y sera moti Tibro el anélisis del malestar de los varones. Los actuales estudios de género hacen algunas criticas a aquella concepcién moderna acerca de la construccion del género -y abandonan el proyectode une gran'teoria explicativa sobre las condiciones femenina y masculina, Se centran cada vez mas-en investigaciones concretas y especificas, con metas mas limita- das, A partir de Jos afios ochenta, los estudios de género han criticado lis euposiciones de la dependencia femeniria universal ¥ su confinamiento a la esfera doméstica, que constituirfan, a partir de la experiencia con mujeres blancas, de sectores medios y de sectores urbanos, extrapolaciones no siempre ciertas. Los estudios de género centrados ent Jas probleméticas de la mascu- Kinidad también han criticado las hipotesis modernas a partir de ‘Jaexperiencia de los varones en posiciones de poder y autoridad, aie’. partir de los hombres de raza bl: extrapolando Ia construccién de la subjetividad masculina a , de sectores medios y de contextos urbanos, Esto ha llevado a que quienes se ocupan de hip6tesis del género actualmente tienen un interés menor en las teorfas sociales abarcadoras, y los estudios se han vuelto més localizados y orientados teméticamente, Estos principios serian acordes con In idea posmoderna acerca del fin de los grandes sales. Sin embargo, de género conservan para s{ la poderosa base de con que ¢e iniciaron los primeros estudios acerea de Ja condicién femenina, especialmente la denuncia de las condi- ciones de desigualdad y de marginacién de mujeres y/o de hombres en determinadas areas de poder donde podrian desple- gar su subjetividad. Como resultado de las criticas de las teorfas femi décadas investigadoras y estudiosos con perspectiva de género han aban-, donado el proyecto de una gran teoria social, dedicdndose a investigaciones mas puntuales. Simulténeamer Produciendo en muchos pafses una institucionali estudios de género, un aumento de investigadoras reson una fuer otras han formulado sus objeciones contra Jas teorfas feminists que no tienen en, cuenta sus problemas especificos. De modo similar se han incorporado alos estudios de género las experien- cias diferenciales de “los otros” hombres: los que no son de raza blanca, ni heterosexuales, ni de sectores medios.y otros de variados intereses e inscripciones genéricas, Tanto las investigadoras Nancy Fraser, Linda Nichoison y algunas otras que las acompaian en el libro Feminismo/ Posmodernismo (1992), las autoras quejuntocon Sheila Benhabib yDrueilla Cornell han publicado Teor‘a:feminista,y teorta critica (1990), como Jane Flax en su libro Thinking Fragments, Psychoanalysis, Feminism and Postmodernism in the Contemporary West (1990) coinciden en postuler algunas articu- Jaciones hacia la construccién deun feminismo posmoderno. Alli también se podrian ubicar algunos estudios aétuales sobre la Escaneado con CamScanner masculinidad (Kimmel, 1992; Bonino, 1992). La premisa basica para las articulaciones se afirmarfa en combinarlaincredulidad los grandes relatos con la poderosa base smo. Podriamos formular, a partir del debate eritico, algunas precisiones sobre las propuestas que realizan sobre cémo construir herramientas teéricas y précticas desde una perspectiva de género, de acuerdo con las necesidades de este eambio de siglo. Algunas de tales’ precisiones son las siguientes: a) Por lo general se afirma que las teorfas de género deben sostener sus principios originales de critica social. Los principios orientadores fundantes de las teorfas y practicas feministas se han‘enraizado en urticantes eriticas hacia aquellos procesos * sociales, politics, econémicos;- histéricos, por los cuales las jones sociales de transformacién. tomar el concepto de género.como categoria énero femenino como género oprimido ‘concepto de género conel de clase social, raza, grupo étnico, ¢)Proponen hacer una transformacién de as relacioneasocia- | concepto de tranaformacién de las relaciones soci jendo su vigencia, desde sus. primeras,formul: ‘También se recalca la necesaria transformacién de las: sociales en términos socioeéonémicos a través del andlisis de la posicién desigual de las mujeres en relacién con la distribucién de Jos bienes econémicos, de las oportunidades de tral esta perspectiva se analiza el fenémeno dela “feminizacién de la pobreza” y de la problemdtica de la precarizacién del‘empleo y de los altisimos indices de desempleo. presencia de las mujeresy hacer audiblesu voz’en el campo social, sino que aa vez, en muchos casos, se propone una exacerbacién de itica de las mujeres, as{ como en el de las condiciones de trabajo femenino, esta carac- térfstica podria englobarse dentro de las propuestas de la ast llamada “discriminacién positiva hacia las mujeres”. e) Sugieren tomar como punto de partida el a practicas de la vida cotidiana, de lo personal, de las subjetivida- remiten ala configuracién deidentidades e tuales y sostenidos para la arti nismo con el posmodernismo, Lo’ estudios del ‘han hecho suyas las premisas iniciales del feminismo de que “lo Personal es politico” y procuran comprender con esos mil parémetros la subjeti : _ ero masculing relatos o discursos de la moder- nidad: 1) por ser dualistas (dividen el universo ‘que estudian en sistemas "o-0"),2) portenerprincipios autoritarios y hegeménic Sakti un sujeto de la historia’, “estudiar al sujeto Escaneado con CamScanner h) Ofrecen una '‘erftica al conocimiento cientifico de base ‘positivista y eu apoyo al conocimiento construido: 1) desde los “mismos-sujetos; 2) desde las précticas sociales. i) Proponen revisar los conceptos. de justicia: se postula Ia |, Rocién de*justicia de género”, tal comolo plantea Majors (1990) en dad, merecen un estudio espectfico, Probablemente sean necesa- as investigaciones que aborden concienzudamente esta proble- . En el presente libro expondremos un andlisis dela crisi en la representacién social de los varones como sujetos.provee- lésica familia nucleary algunas reflexio- idad del concepto de crisis en la construc- simples sino complejos, que tien complementariedad, de antagonismo, de contradiccién, ete.; 5) enfrentar las contradicciones. de lo complejo na ‘con criter binarios (‘superadores”, de sintesis) sino con criterios ternarios (tercer término) que no“superen” sino que transgredan (desor- denen). Si bien el paradigma de lalcomplejidad nos recuerda no olvidar ningin término, esto noimpide coneentrarse en uno solo ~ de sus términos, pero debe lograrse articular sus relaciones con. ‘el resto, con los otros términos.icon: los cuales puede tenér velaciones de tensién, complementariedad, contradiccién, ete. Algunos rasgos que denotan’los principios de la simplicidad consisten en: 1) disyuncién (el objetivo buscado es aislar las i 2) reduceién (se propone reducir mentos valorados en positivoo en negative que distinguen a unos sujetos de otros. Los elementos mencionados abarcan las condi- de situaciones concretas, y cada caso queda marcado por la muy particular forma eni que cada sujeto, en cada momento de su vida, introyecta en sucotidianidad|a cultura, eldesideratum genéri ycada uno de y Uinica entre ellos. politica de las mujeres y | de poder, ciudedant ©) Proponen establecer redeé y alianzas entre las diversas corrientes feministas y con otros movimientos sociales (por siompl: con grupos ecologistas, con grupos preocupadas por Ia Vida, con. i Sela. vida on rupee intereandas en ln defensa de ly )Insisten en la necesidad de repensar la dimensién ética de estra cultura, no sélo de los valores patriareales sino también os valores pospatriarcales (Flax, Yeatman). Escaneado con CamScanner Varias autoras del feminismo posmoderno estén conside- vando la incorporacién de los varones a los andlisis de la probli mitica de la opresin de género y construccién de la subjetividad mascul considera- mos que actualmente se estén planteando ciertos avances sobre Jos factores considerados opresivos para el género masculino; nos han interesadi iberoamericainos ( “conversaciones” no tienden a concluir, sino a continuar mediante acuerdos y desacuerdos: no se propo- nen conclusiones ni sintésis sino puntos de llegada abiertos con ferninismo dela diferen- \o/femenina (Tubert, 1996). i je las mujeres como éonse- je una mayor participaci 3 cuencia de estratos mas evolucionados de) progreso de la socie~ dad tecnolégica, én sus modos de‘construccién de bienes simbé- a Pi objeto.de resignificar loe-viejos significados pati PROBLEMAS SOBRE EL CONCEPTO . » DEIDENTIDAD DE GENERO Como parte de la tengién existente entre los conflictos plani- teados por las teorias de la modernided y las nuevas perspecti- vas aportadas por las hip6tesis posmodernas, pademos conside- rar interesante el debate acerca de la asi llamada identidad 7 género,-femenina 0 masculina, Si tomamos como puntos partida los criterioscon quese establecieron hipétesis acerca de laconstruceién de los sujetos en la modernidad, el concepto v nes en su género, y el efecto que est roducido sobre su subjetividad e, incluso, sobre sus sede te padecer malestar. Sin embargo, deberiamos teneren cuenta que la variedad y diversidad actual d Ips distintos modos de Posicionamiento en su género para los varones nos ccloca ante le necesidad de revisar la categoris nes. Esto es asi apelaban ala nocién dora de la posicién la actual situacién de debate la nocin de identidad de género pasa a considerarse uuna categorfa que impone condiciones de opresién a quienes ce inscriben en ella con pretensiones de orden y claridad. El debate actual, sugiere posiciones genéricas criticas, no conformistas, afirmadasen experiencias complejas, que utilizan recursos tam- bién complejos para reflexionar y operar dentro de una ingcrip- cién genérica determinada. Como afirma Butler (1993), la fjeza dela identificacion de género, su supuesta invariabilidad cultu- ral, su status como una causa interior e intima, puede muy bien Escaneado con CamScanner zar una cierta coherencia y para impedir convergencias deidentida. des de género y todo tipo de disonancia de género, ocuando existen, para relegarias a los primeros estadios de una historia del desarro: Wo, y por-lo tanto normativa, estos fines cuando se trata de comprender Ja produccién de los géneros, aunque esta autora sugiere que, en cualquier caso, “parece crucial resistirse al mito de los origenes. interiores, ‘comprendidos ya sea como naturales o.fijados por la cultura”. Solamente entonces podré comprenderse Ia coherencia del género como una ficcién reguladora, més que como punto en comtin para un proceso liberador de las condiciones opresivas de existencia. Apesar dela desestabilizacién del conceptodegénero,y delos debates planteados en este libro acerca de c6mo reconsiderar una nocién tan compleja;conservamos una premisa que guia nuestras reflexiones y orienta nuestros modos de operar: que nuestros. conocimientos habrén de contribuir a proyectos de transformacién de vinculos humans injustos ¢ inequitativos, Enel caso del género masculino, ¢] malestar delos varones como efecto: deslas relaciones.de, poder' intergénero e intragénero implicadas en’ Ja cultura patriarcdl nos ha.Jlevado a que los aportes que podamos ofreeer apunten a transformar tales rela- ciones de poder en vinculos cuya hiimanidad dependa de otros, valores, como lasolidaridad; laequidad, la justiciay los cuidados BQ a de los otros, y no sélo debido a cuestiones centradas en las nevesidades y los intereses de los: grupos involucrades, ats Tenn estaré presente'a lo largo-de todos los capitulos de este DEBATES ACTUALES ACERCA DEL CONCEPTO DE GENERO La ereacién del concepto de género ha proporcionado herramienta tedrica de indudable valer, tants — Ustas u otros expertos en el estudio dea aubj Jos demés cientificos 108 psicoana- idad como para Esto no excluye que se planteen impo de los estudios de género, que lad de las cuestiones estudiadas, asi esfuerzo constante para refinar su 3 Bénero Estos pares contrapuestos mant y tal vez podemos «: intear una as posturas | Escaneado con CamScanner ‘coinciden en minimizer. la impértancia de los aspectos socio- ‘simbélicos en la conformacién de las subjetividades diferencia das por género asi como en el establecimiento de las relaciones entre los géneros. Las connotaciones politico-sexuales de tales opiniones son en-general conservadoras. Una excepcién a esta tendencia se encuentra en las produceiones del denominado béliea y politica sobre la base de la diferencia sexual anatémica, Y que propone una revalorizacién del “eterno femenino” asi i recursoalanaturaleza ideolégicaparaladefensa san presentar como. las 1a subjetividad saludable, o como jecuados. Debidoala secularizacién sagrado no goza de aceptacién gene- ralizada, pese a algunos rebrotesreligiosos contemporéneos: Por ese motivo, la naturaleza ha sido erigida como una deidad alternativa durante la mod En tiempos posmodernos no nos queda siquiera es enfrentar el cardcter convencional de numerosos arreglos que orientan nuestra existencia, sabiendo que. su potencialidad para modificarse no excluye que tengan un paderosa rol estructurante de la ‘subjetividad, que no debemos minimizar. INNATO VERSUS ADQUIRIDO Respecto de lo que se ha Iismado “identidad sexual”, denomi- nacién algo reificante, que hoy preferimos reemplazar por una referencia mas dindmica a log procesos identificatorios que se producen a lo largo del ciélo vital, existe un debate que siempre retorna, acerca del vineul stente entre las determhinaciones corporales y la fuerza de la creencia de los padres 0 cuidadores acerca de lo que el infante es. Natura y.Nurtura contintian su pugna por la hegemonfa a través de los mds diversos ropajes. "Robert Stoller, a partir de estudios realizados por. John Money, destacé la prioridad que en nuestra especie adquiere el otro significative por sobre la: constitucién anatémica; como determinante dela estructuracién del psiquismo (Dio Bleichmar, . Es necesario enténces - te, ex el deseo parental lo que prevalece. El sentimiento de - Ser mujer ode ser varén se establece a mediados del segundo aio de vida, mucho antes de que se configure la representacién diferencia genital. Lo que: Od rime en de la identidad de género, y Jessica Benjamin (1997) prefiere lamer “identificacién genérica nominal”, para resaltar el rol estructurante de la denominacién asignada, remite ala pereep- cién de los padres o cuidadores, que es una fuerza poderosa para construir la subjetividad sexuada, Los casos de transexualismo ilustran de forma dramética esta sjtuacién, pero no hacen més {que exacerbar un proceso general, que opera en la identificacién por género de todas las personas. afén por destacar el carécter adquirido y el in subjetiva condujo a minimizar la importancia del cuerpo, y en especial dela erogeneidad corporal, aspectoconsiderado central por algunas corrientes psitoanaliticas (tales como la que expone en su presentacién de este libro el doctor David Maldavsky) para ls construecién del aparato psi- quico. 2Cémo resolver la oscilacién entre un cuerpoimaginado como imbélico y una subjetividad desencarnada? El desafio es crear un marco teérico que articule de modo significativo cuerpo biolégico, vinculos primarios, précticas reiteradas y representa- sioties colectivas para comprender la sexuacién subjetiva y las relaciones de género. 7 Un investigador social puede éfrecernos herramientas para pensar, y ser nuestra tarea articular sus aportes con el marco tedrico del psicoandlisis, Robert Connell (1987), sociélogo exper- to en género y dedicado al estudio de la masculinidad, cvestiona el supuesto muy extendido acerca de que la constitucién biolé- gica es labase o el fundamento.de las relaciones sociales de género..Considera que existen dos versiones principales de la doctrina dela diferencia natural: una ubica ala sociedadcomoun epifenémeno respecto de la natursleza, mientras que la otra consiste en una conceptualizacién aditiva acerca de su relacién, Ejemplos de Ja primera concepcién se encuentran en el pen- ‘sociobiolégico, que considera que la organizatién social Escaneado con CamScanner » debe responder a necesidades naturales universales, y que en el ‘logro de ean adecuacién reside el éxito de los arreglos o insti 2 Siones,culturales. Los argumentos, sociobiolégicos ignoran ‘hecho de que las acciones humanas estén constituidas de modo colectivo y-que los desenlaces sociales cbservados responden més al efecto de'la interaccién social que a la expresién de tendencias individuales heredadas. Bl autor refuerza este argu- tento relatando recientes investigaciones acerca de la i cia de las hormonas en el comportamiento de los demuestran quesibien existen efectos adjudicables La concepcién aditiva supone que existe una elaboracién cultural de la distineién entre'los sexés, Las teorias sociolégicas acerca de los roles sexuales se basan sobre ese supuesto, Aun algunos desarrollos progresistas, que abogen por una moderni- zacién de los roles sexuales, suponenique existe una diferencia de base, que no es considerada como opresiva puesto que es natural. Pero ocurre que, cuando los tedricos de los roles sociales 9gismo, aparece como un efecto no buscado la tendencia a minimizar la importancia del cuerpo. Sin , dice Connell, la experiencia vital de los seres humanos i6n, la excitacién sexual, el contacto corporal, el parta y Ja lactancia. Dentro de esta tendencia teérica,.e] énfasis en la.variabilidad y el potencial de cambio de-los roles sotiales para ambos sexos, 0 roles de género, ha llevado, entonces, a tina toma de distancia respecto de las experiencias corpéréas:cuya importancia fue destacada por el psicoandl Una objecién acerca de teorfas.aditivas ee refiere a que Ia asignacién de género es dicotémica y polarizada,y que esto ya constituye una operacién ideolégica que resulta naturalizada,o en otros casos, atribuida a un orden simbolico sutentado en la estructura del lenguaje. Un estudio histérico de Thomas Laqueur, : (1994) nos demuestra e6mo han variado las representaciones Sociales sobre el sexo, y 1a forma‘en qiie estas representaciones configuraron le investigacién, el avance en los conocimientos y os aspectos ignorados a: 1a biologia humana. En el contexto del mundo antiguo, existia la representacién de un sexo \inico, cuya versi6n plena estaba representada por los varones, mientras que las mujeres eran consideradas comoel resultado de ‘un déficit temporario en la potencia paterna. Sin embargo, pese a esta teoria monosexual, el comportamiento esperado para ambos géneros y los supuestos a: subjetivi rigidamente pautados de forma El reclamo contemporéneo de sexo para los estados intersexuales, asignacién que se produce mediante recursos quinirgicos y hormonales, as{ como los recla- mos de los sujetos transexual posibilidad de someterse a es genitales con el fin de adecuar sus cuerpos a su identidad subjetiva, responden a este rmiento dicotémico de los géneros, que no es biolégico sino particular postura subjetiva respecto del género, quelas para sustraerse comin hegeménico. But considera que el \graficas. Cuando se legitimidad al discurso, pero esta enfatiza 1a construccién social y sul sexuada y del deseo, minimizando los factores biolégicos y nat : Escaneado con CamScanner vias aditivas, afirma que lo social es radicalmente antinatural, Pero queestonoimplica desconexién con respectoalanaturaleza. La relacién entre naturaleza y sociedad es definida por el autor como de “relevancia préctica”, no de causalidad. Las précticas, sociales qué construyen relaciones de género no ‘expresin patrones naturales, y tampoco Jos ignoran, més bien lor niegan en una transformacién préctica. ._ , Eleoncepto de transformacién a través de las précticas esté inspirado én la postura:de Gordon Childe, historiador que destacé a forma en que’ la especie humana transforma la ‘naturaleza a través del trabajo. La estereotipi ‘un “trabajo cultural” en si misma, niega las amp! existentes entre mujeres y varones. y destaca la polaridad, desconociendo la gran variabilidad que existe en el interior de cada subconjunto genérico. ‘La argumentacién de Connell es muy util para los psicoana- listas, porque reconoce eintegralaimportanciadelaerogeneidad iento psicoanalitico, evitandola creacién de un univergo de vi in cuerpos. Las précticas sociales tejenuna estructura simbdlica de interpretacién alrede- dor delas diferencias naturales, quecon frecuencia lasdistorsiona y exagera, Mas atin, el erotismo y la agresién son plasmados, ‘construidos a través de précticas tales como la moda, los depor- tes, las peleas rituales, Los cuerpos son sexuados y tambié construidos por otras determinaciones. E] género, etnia y Ja edad se entrecruzan para construir subjel Connell considera que nuestros cuerpos crecen y trabajan, florecen y decaen, en sititaciones sociales que producen efectos corporales. Por ejemplo, nuestro sistema social. produce desnutricién entre los pobres y obesidad entrelos ricos, quienes Inego se esfuerzan por bajar de peso, debido ala importancia parad6jica que adquiere la egbeltez como.emblema de én. ‘Los pobres, por su parte, se pareceri hoy a los ricos del medioevo, quienes ostentaban su robustez como emblema del hecho de que estaban a salvo del hambr¢: Las.distrofias producidas por el exceso de.ingestién de harinas simulan:hoy:en: los sectores populares una paeuddabundancia. En cuanto a los géneros, se, cultivala fuerza én|os varonesyla graciaen las mujeres, aunque nuestras jévenes tornean sus cuerpés en los gimnasios, lejos ya de'la languidez victoriana, El cuerpo nunca est4 por fuera de la historia y la historia nunea estd libre de la presencia corporal o de la produccién de efectos: sobre los cuerpos. Las dicotomias tradicionales que subyacen a los enfoques reduccionistas deben ser reemplazadas por‘un relato més adecuado y complejo acerca de las sociales en que transcurre el intarjuego entre los aspectos corpo- rales y sociales. A partir de estos aportes, podemos considerar superadas las pesturas que postulaban una’feminidad o una masculinidad preformada a partir de la diferencia sexual anatémica. En sintesis: las experiencias corporales asociadas con la diferencia sexual anatémica ejercen un efecto mediado, transfor- mundo, y ese proceso est mediatizado por las actitudes y por el discurso de los cuidadores primarios. Estos, a su ver, integran una familia que emerge de una estructura soci i que constituye el principal recurso para plasmar PSICOANALISIS VERSUS SOCIOLOGIA ‘Un obstéeulo muy frecuente que surge cuando se entabla un a is de formacién clisica y psicoanelis- Escaneado con CamScanner sino que su origen deriv: john: Money entre los es! ina genus, que las palabras en masculino, 0 nifia Ge constituye mediante un Por ese motivo, Dio Bleichmer destaca hipétesis freudiana acerca de la masculinidad primaria de las nifias. Freud (1931) consideraba que la libido, en tanto pulsién activa, es masculina, y crefa que las nifias pequetias eran semejantes a los varoncites, en cuanto al caré modalidades deseantes especificas de las muje- tes. Se.comprende que cuando la meta pul a desear ser pen ras y hasta agresivas, segiin sea el caso, tal como lo ilustra un trabajo de la Recherche Nouvelle (Chasseguet- 8 7), donde la autora estudia los efectos de Ia culpabi- i ‘to que atribuye al temor experimenta- fantas{a de haber dafiado al hombre deseos de retenerlo en su interior Escaneado con CamScanner ‘mas que en las investiduras pulsionales consideradas de forma aislada. ‘De eate inodo se modifica otra posible polaridad, aquella que jeter, ya que no siempre se desea constructor, pero simulténe: perturbedor abusndor, dele siogularidad 10 simbélico construyen la subjetividad individual y aparecen como una “naturaleza segunda’, Como bien dice Ana Maria ‘Fernéndez (1999): ‘Suponer que el género ex una categoria sociolégica y por tantonada ‘ene el peicoandlisis que interrogarse al respecto, es renunciar a pensar la articulaciGn entre deseo y poder. Ahora bien, una vez puesta en evidencia la genealogia psicol6- gica y psicoanalitica del eoncepto, debemos volver sobre nuestros Maney considera la existencia de un sistema en el individuo, euya’ idetidady eles serualaeconatriyen parlaartclacion que especifica, mediante sas elas del parentesco, las formas en que esa sexualidad asi transformada puede ser satisfecha. Escaneado con CamScanner Bn realidad, podemos considerar quel género es un sistema en af mismo, que es analizado’por'las diversas disciplinas en ‘diferentes niveles. Una palitéloga, Jeanine Anderson (1999), considera‘al género a ve trabajo,’ y se produjo una depreciacién de las profesiones feminizadas.. ‘Evelyne Sullerot (1979) sostuvo que cuando una 1. For pogmentocién haisontal tojentende ju las mujeres 20 nna en puestos de “base” y Ia-progresiva disminucién de mujeres cuando se asciende en Ja pirdmide ocupacionel. 50 profesién se feminiza se desvaloriza y que también es cierto el ‘proceso inverso: quelas profesiones deprociadaa son elegidas por jue responden a sus intereses tradicionales. De ie précticas prevalentes, de acuerdo con el modelo quese elija para Ja comprensifn de lo social. DESEO VERSUS PODER Nuestra tarea se desairolla en un cruce de caminos donde Escaneado con CamScanner explicita sus conflictos y padecimientos relacionados con la censura de Ia sexualidad, y al mismo tiempo elabora complejos dispositives destinados a poner en palabras los més recénditoe deseos y fantasias sexuales. A partir de esa percepcién, el autor “la hipotesi iva”, ya que explica esta postura en. en lugar dereivindicar Ja pureza de la “sangre”, cifra usin. Foucault no ha considerado de forma explicita Jes para su laciones entre varone: ‘como una déles formas a juegos de poder, no reconociendo especificidad tedrica algune al poderintergénero, quese enlazaria i Juchas por la hegemonfa que también se nes, Numerosos autores han ensayado, sin,embargo, realizar ‘una articulacién entre el discurso foucaultianoy los estudios de 1990; Fernandez; 1993 y 1999; Osborne, 1993) " Osborne relativiza el cuestionamiento.que realiza él autor -acerea de la eficacia de la represion, arguyendo: ‘en forma inextricable con las... {.}las mujeres no creemos que haya una saturacién de imAgenes sexuales on nuestro entorno, sobre todo porque nosotras no hemos tenido todavia la oportunidad de ver aflorar, salvo en muy insufi- Giente medida, una subjetividad femenina que hable de la sexuali- dad desde nuestro punto de vista. - Pesea las lecturas eriticas que 6e realizan desde una perspec- tiva feminista, debemos reconocer que al centralizar su indaga- cién en las relaciones de poder, el pensamiento de Foucault acerea delasformasen quelas sociedades humanaaseestratifican yen que el poder se acumula y se delega. En el contexto de esa indagacién, legé a eaptar la necesidad de estudiar las relaciones entre los géneros sexuales y la dominacién masculina, considera- da como a forma bésica de organizacién y de construccién de las jerarquias sociales. Godelier (1990) utiliza una interesante meté- fora’ para referirse a la sexualidad; la denomina: “la méquina ventrflocua”. Esa méquina o mufieca seria la via preferida para exprésar asuntos que no emanan de si misma, sirioquederivan de las relaciones de poder institucionalizades. Escaneado con CamScanner Tencia sexual anatémica y sus correlatos: ‘Teproductivos, han sido transformadas mediante précticas rituales en veh{culos y evi. dencias confirmatorias de las’diversas-variantes con que se Construyé ‘la jerarquia social intergenérica (por ejemplo, se Tefiere a la contaminacién atribuida al flujo menstrual, oa la i tas virtudes del semen), La sexualidad ada, enajenada en funcién de’ los ientosjerérquicos, peroa avez erfauninstrumentode alienacién, ya que la diferencia sexual anatémica es utilizada i al varones, Este tipo de interpretacién acerca de la produccién social de 1a sexualidad resulta posible de ser formulada en una época en Ja cual se cuestiona fuertemente la naturalizacién ideolégica de los roles sociales de género, dada la creciente tendencia a abolir Ja division sexual del trabajo. Dentro del campo psicoanalitico, vemos que Emilee Bleichmar| estudio de las histerias (una de} les en que se manifiesta el malestar de las res en la cultura patriarcal) del estudio de ra que la reduccién de si sexualidad es una expresién de su estatuto existe una rebelién sintomal consistente en “hacerse ama de su deseo”, a fin de reafirmar la estima de si. Muchas mujeres aspiran a consolidar la estima de si mismas renunciando a un. placer.sexual asociado con la degradacié orden simbél placer femenino y sentimiento: desi. Sobre la base de esas inado, y que cial y moral, en un que plantea una oposicién paradéjiea entre consider: Bleichmar propone focalizar la indagacién en el narcisismo de gén Jessica Benjamin (1996), al jerarquizar Jo que denomina deseo de reconocimiento, coincide en cuestionar el recurso exclu- sivo ala erogeneidad como clave para decodificar la experiencia subjetiva. En lugar de considerar la estima de si en forma autorreferida, la relaciona explicitamente con el reconocimiento que proviene del semejante. De este modo se aparta de una tradiciOn psicoanalitica que toma como objeto de indagaciéi procesos intrapsiquicos de un sujeto\que resulta artifici aislado. Aunque muchos éstudios pricoanaliticos reconocen la importancia de los vinculos para la estructuracién del mundo interno y la construccién de imagos objetales, la teorfa intersubjetiva destaca la ichmar (1998) inscribe su pensamiento dentro del paradigma de la intersubjetividad. No hemos advertido en forma suficiente el carécter cuestionador que estos planteos presentan con respecto a una las “piedras fundamentales” del edificio teérico del Ja sexualidad concebida como motor pri ‘Nancy Chodorow (1978) planteé esta cuestié desarrollos de la escuela inglesa de las rela autora consideré que los relatos acerca del notablemente si se concibe al ser humano como un individue aislado, que se dirige al semejante con el unico tisfacer sus urgencias pulsionales, o si se reconoce ficacia de los vinculos para la construccién, embargo, aun cuando'los sujetos renuneien al placer sensual en ara autoestima, ‘tal como lo plantea Dio Bleichmar, es posible referir la sensacién de ver amados por ol origenes tempranos, o sea, a las primeras Tenuncias que realiza el nifio-en funcién de ganar el amor de guienes lo asisten frer nte al desamparo infantil. Al fin y al cabo, Ja investidura amorosa del self no es més que el sedimento subjetivo del amor recibido por parte de quienes hemos amade, Recordemos que, tal como lo describe Benjamin (1996) elinfante ¢snarcisista en el nivel cognitivo, peroen la realidad depende en forma extrema de un vinculo con otro ser humano. De este modo, otra posible antinomia, aquella que se plantea entre narcisismo ¥ Pulsi6n, queda cuestionada, asi como la oposicién entre narcisismo e intersubjetivi Ana Maria Fernandez (1999) plantea, adhiriendo al ‘método de Foucault, la necesidad de genealogizar al Hombre de Deseo, 1osea, establecer una genealogia histérica que determine cuando jenz6 a considerar al deseo como la clave para la comprem. Escaneado con CamScanner ‘sign del ser humano. Esto ocurrié durante Ia modernidad, y el establecimiento de su geneslégia es parte necesaria de toda empresa desconatructiva de las eategorias que utilizamos para a la satisfaccién pulsional’ directa; 1a cultura operaria conio {ntitucionalizacin colectiva de as regulacionasimpuestas alos nifios y j6venes por parte de los padres, quienes serfan asi pensar la cuestién de la'diferencia. Para esta autora, “el sujeto pereibidos al mismo tiempo como su ori de deato ox inseparable del Hombre de Poder, en tanto lat 2990), = eee repreaentaciones acerca dela cubjetividad se articulan con.los = | ‘diferencia entre ambas corriéntes psicoanall dispositivos politicos. smento recouociia par Foucault from tenar apt ome 'Vemoa entonces que el querpo,sustancia gozantey padeciente, abjeto de su andlisis, recibe y reproduce las improntas delas regulaciones elaboradas entre el fen el grupo humano que lo precede y contextia, reglas que del pode cristalizan las respuestas colectivas ante los desafios ala super- ‘de poder: vivencia general, las que incluyen la perpetuacién o innovacién capilar, tn los arreglos de poder vigentes. La pul pre en ‘ tencuentroentre disposiciones herederas; acerca : ‘vas universales y las regulaciones in reepecta del otro, el deseo de someter y el de ser some ena historia grupal ancestral. El pod i entrecruzan en las relacionea eréticas, que son siempre ae tucién del deseo. relaciones de poder, entre loa géneros y en el interior de cada génoro sexual. Respecto de Ja particular relacién existente entre la sexuali- dad y el poder, Foucault (1976) expresa: t r siquico dea necesidad de amor se sve holgado satisfacerse.(...] eu cual para procuraruna satiafa os primeros reclamos de la cult és grandiosos logros culturales, que son imacién cada vez més vasta do Sin embargo, mayormente, Freud opuso a un sujeto movido Isiones de origs e iversidad existente entre las tradiciones intelectuales francesa y anglosajona. El concepto de géneio Escaneado con CamScanner ssurgié en'los: Estedos. Unidos,-y los teéricos formados en la 2 referencia de los procesos psiquicos a un sustrato biol6gico secuela francesa de psicoandlisis han elegido continuar con la Y - reapecto del cual se esperaba encontrar una correspondencia propuesta de Lacan, quien considera que el ineonsciente impone lecturas estructuralistas que se realizaron leyes estructurales alas pulsiones, representaciones, recuerdos presentan el Freud que desearfan hubiera y afectos, Silvia Tubert (1988) considera que Freud también pensé que enelinconscienteno haycontenidos especificos sino que consiste en un modo de operar con las representacines preconscientes, Desdeesa perspectiva te6rica, existeuna construc: por el cual el infante humano renuncia a ser el falo de su madre, sea a colmarla, marca dos destinos diferenciales para mujerés que se les asigrian diversos contenidosen | ——_-y varones, y esos destinos se sustentan en ultima instanciaen la ircunstancias histérico-sociales. De este modo, la diferencia sexual anatémica, Dice Tubert (1988): ‘autora’ propone una articulacién entre el valor estructural de . 1a diferencia entre ser-el-falo y tener-el-faloes mismo tiempo, la diferencia entre sexualidad feme- diferencia sexual ani ‘que soatiene: sexual deberé ser construida subjetivamente. Es necesario ob- Servar que, .pese a su esfuerzo por no polemizar con a. Por otra parte, debemos tener presente que el androcentrismo i ico en si mismo es androcéntrico, debido al dominio interpretar el monia le los varones. No es posible pensar en estructuras simbé- opta por destacar i gestadas por fuera de las relaciones sociales de poder. ‘Tubert ha ec El Padre, Tubert ( considera que si atendemos al aspecto estructural del mito edipico, podemos aventurar q un orden simbélico no stas y naturalistas, exprosados androcéntrico podrian ser otros los significantesclave que geran- de la famosa parafrasis de Napoledn que el creador del: tizaran la funcién metaforizante que hace lisis realiz6 al expresar que “La anatomia es destino" (Freud, del sujeto através de suentradaenk 1925). El psicoandlisis 2} _ especifico para los procesos subjetivos, y lo log evitar escapar por completo a Io cientificidad durante el siglo XIX y comien 58. Escaneado con CamScanner sistem: dicotémico y prescriptivo, que condiciona ‘una subjetivacién diferencial por género, constitaye un abserva- ble que adquiere caracteristicas de realidad aimbélica, y eontri- género como categoria de-andlisis. Si la desechamo: echo. de reivindicar Ia importancia de las tes, perdemos la posibilidad de per- de procesos que han salido a la luz a : movimientos de mujeres y, més tarde, por las agrupaciones mas- ._eulinas disconformes con las normativas ancestrales. E concepto Escaneado con CamScanner de género ha permitido hacer visibles las determinaciones socia- Jes y culturales relacionadas coi la diferencia entre los sexos, lo ‘que favorecié su cuestionamiento,y ast promovié un notable cam- tro de esas dos categorfas, subsume una ena otra, negandoastla diferencia y transforméndola en inferioridad. El “Otro”, o mejor bioen elestatuto social de las mujeres, Sin confundirlos distintos niveles dé tndlisis, es conveniente establecer relaciones signifi- cativas entre las herramientas té6ricas y su modo politico de construccién, asi como con sus efectos sobre 1a Tubert plantea que la feminidadno consist ‘contenido jado sino en una diversidad y multiplicidad de formas en quela mujer es construida. Se trata entonces de saber cémose organiza ladiferencia sexual en la cultura, Discute entonces, la validez de los intentos de unificacién de las mujeres en opresién. Consideramos género se deslicen hacis tar ese riesgo que peligrosamente la ahistoricidad. Tubert (1988) afirm \...]no hay masculinidad ni feminidad en la sexualidad infantil; es, ‘el complejo de Edipo y su correlato, e] complejo decastracién, elque establece la diferencia. De ese modo parece negar la existencia de precursores preedipicos del sentimiento de sermujerovar‘s i los relatos acerca del desarrollo que nos o el cual se fian construido las representaciones colectivas acerca de la diferencia cexual. Estas reprosentaciones sociales consti- tuyen a su vez el contexte dentrodel cualel desarrollo eyolutivo de los sujetos tiene lugar. ‘Numerosos autores han trabsjado sobre un anélisis critico de Ja forma en que se ha conceptualizado la diferencia sexual en Occidente. Luce Irigaray (1974), psicoanalista feminista pos: Incaniana, destacé algunos aspectos de la logica félica, que opera mediantela polarizacién, el establecimientodedicotomtasy,den- 62 dicho la otra, pasa a ser considerado como una copia deficitaria y “Uno”, que funciona como sujeto modélico, Entre 3) ha retomado estos concep- . Yen.un trabajo reciente istoricidad de la hegomonia del. omo signifi¢ante del deseoy dela falta, dentro jan . tablecen una clara relacién entre el 'y las cristalizaciones de poder entre ivo dominante esté en condiciones de trans-" estado presente en algunos. ‘2 menudo vacfan él eoneepto de su asociacién conel poder y reciclan antiguos conceptos esencialistas de forma actualizac Un trabajo presentado en el “Ccloguio sobre el ejercicio del saber y ladiferencia de los que se realiz6 durante 1990en el Colegio Internacional de Filosofia, pesea su comple} Ilo, parece recaer en esta postura tradicional. (1998), ensu artfculo {Es elamorel lugarde un saber: Escaneado con CamScanner no hace sino replicar las teorfas acerca de la irreduetibilidad de Silas posiciones eexuadas fueran absolutamenteirreducti y resultara ‘cierto que cuando se est ubicado en una nose desde la otra, estariamos presos e cién cruzada. Merced a las identificaciones que cada cual ha realizado con determinados espectos-del progenitor del otro | Bénero, lo que a veces (y sélo.a establecer un vinculoquetienda un puente sobre el abismoentre Jos géneros. + -Felizmente, Badiou nos rescata d minacién alude al hecho de que, puesto que sostione a sino una sola humanidad, toda verdad es sust posicién, Michel Tort (1993) titula un trabajo agrupado en volumen *Lo que un sexo sabe parece, un contrapuntocon la post trabajo e} autor asimi In erogeneidad del elitoris-haci félico, postura con la cual, como vimos, coincide Tubert. Una expresién particularmente feliz es la que sigue: El problema analitico de definir una simabotizacién de la falta que tenga una significacién para los dos sexos ~y entre ellos~ sin ser referido al rechazode uno de los dos el femenino-, permanece en su pecto de oposiciones que en ocasi De modo que nose trata de zanj una uotra corriente teérica ta, sino decontinuar la! feminidad como se construyen a través de un devenir vidual y eolectivo, polaridades teéricas no pretende ni ion o resolucién. Simplemente aspira a Escaneado con CamScanner BIBLIOG! RAFIA Anderson, Jeanine (1999): “La justicia de género ena agenda publica”, ponenciai presentadaenel Seminario Internacional "Politicas publi. cas de igualdad de oportunidades entre varones y mujeres”, Plan Federal de la Mujer, Consejo Nacional de la Mujer, Presidencia de 'y Drucilla Cornel (comps.), Teorta feminista ia, Alfons el Magnanim. 7 Tooks at sex roles. 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Dela nifia cla mujer, Buenos Aires, Paidés. en Obras completas, tomo XXII. © Different Voice, Cambridge, Harvard’ ntescoy poder", Mundo Cientifico, n*96, ° Buenos Aires, Fem Inda, Norberto (1999) ia presentada en la IV Jornada de Actua Género y Psicoandlisia “Eneuentros y Escaneado con CamScanner {QUE ES LA MASCULINIDAD? ‘A semejanza de lo que ocurre reépecto de la feminidad, encontramos diversas posturas entre los autores que han inten- tado precisar el to de masculinidad. En términos genera- Escaneado con CamScanner bién efectué un estudiodondecomparacientocincuentasocieda- desinveatigadas etnogréficamente. La autora observa quecuan- . do las condiciones ambientales son adversas, ya sea porque él ‘entorno geogréfico sea inclemente, o drido, ‘estos factores el grupo haya debido dominacién que ejercen los hombres, como el sexo “prescindible” en térmi Ia estrategia sociocultural elaborada para la supervivencia del grupo. Las mujeres, a In vez necesarias para la reproduccién en un grado mucho més alto que los hombres (debido a 1a duracién del embsrazo y al hecho de que un hombre puede inseminar a muchas mujeres), y més fragiles por causa de su tamafio corpo- ral, de los embarazos y de Ia dependencia inicial de los niftos respecto de ellas, habrian sido a la vez protegidas y subordina- . das, Claude Meillassoux (1984), antropélogo marxista, aporta argumentos que podemos considerar coincidentes cuando fun- -damenta la subordinacién femenina en la necesidad de los jales primitivos de’asegurarse un nimero suficiente -a asegurar.la reproduccién generacional, 3 de subsistenci en primer supuesto cardcter beneficioso para la supervivencia colectiva. ‘antropélogo interesadoen comprender én social, considera que la primera divisién jerérquica, 1a perspectiva légica si no también eronol6gica, ha sido aquella existente entre varones y mujeres. Con esa pacién, se dedicé a estudiar el poder ya domina- cién masculina entre los baruya de Nueva Guinea. ‘Elizabeth Badinter (1993) considera lisay llanamente que la masculinidad es la ideologia social que legitima la dominacién masculina, y-se preocupa mds por observar Ia actual tendencia hacia su superacién que por interrogarse acerca de los posibles origenes de tal arreglo. 5 Marvin Harva (1987) ba llegado @ afi hombres de una sociedad ven amenazado nu dominio ae eben can en guerras nic, oe amber can en gueras con sus vecao, a finde erear dreuneandas supervivencia de su sociedad, o seres-hostiles 9 peligroacs, semejantes, entre os cuales.el primero itado par las mujeres? nee una respuesta que pueda constituir es sin duda complejo, Es posible, (bres son ambas cosas segin las \gradeceremos su aspect protector y proveedor, mientras que en otras padeceremos sus tendencias opresoras que los agrupamientos huma- comin, pero que a veces vuelven en contra de los supuestos defendidos, 7 Alla ver, es util tomar del pensamiento posmoderno, con su énfasis en Ia construceién constante y reiterada de la subjetivi- dad (Butler, 1993), una alerta razon: cl tc ; ipar y congelar la experiencia, ya que si bien la diferencia sexual simbélica ha Escaneado con CamScanner _ Tespecta ala masculinidad ya feminidad, nohablaremos de ser, sino de'devenir. “Robert Connell (1996) considera que Ia masculinidad, en tanto no responde a una esencia transhistérica ni est4 anclada de modo inequivoco. sobre la biclogia, no constituye un objeto legitimo para el estudio. Semin piensa este autor, son las relaciones entre los géneros lo que debe ser indagado, observan- do su estado en diversos lugares y épocas con el fin de compren~ en que un ser humano bisexual se transforma en mujer, Asi sentaba las bases para la idea de que el género se construye alo largo del ciclo de vida, y que esta conatruccién se realiza en un contexto intersubjetivo. La misma légica es vélida con respecto ala masculinidad. ASPECTOS BIOLOGICOS ¥ PS{QUICOS Si seguimos a Elizabeth Badinter, veremos que los cuérpos ‘tmasculinos son a la ver poderasod y frégiles. Debido a-que, de acuerdo con los estudios biclégicos més recientes, constituyen ‘una diferencidcién respecto de una feminidad bésica comin ala especie, son ms proclives'a padecer trastornos genéticos, Deben luchar para sobrevivir ya que tienen una mayor probabilidad de ser abortados, y también atraviesan por un complejo proceso para ‘obtener la masculinidad, dependiente de la adecuada provision hormonal durante la gestacién. A lo largo del creci- miento, experimentan més trastornos de conducta y aprendiza- accidentes. Sacrificados en las g zan vanamente, mueren més ter _ distintivo de los varones, al "4 Existe coincidencia acerea de que la identidad masculina debe ser objeto deuna cuidadosa construccién. La.crianza mater- na, y el hecho mismo de ser nacidos de mujer, constituye un Teaseguro identiterio para las nitias, que s6lo adoptan una identificacién masculina cuando se han sentido amenazadas 0 abandonadas. Los varonesen cambio, cuando han estadoa cargo de mujeres durante sus primeros afios, arreglo habitual hasta hhace muy poco, deben ser sustraidos de su influencia (Stoller, métodologia para la construccién acorde con la actual tendencia ala. beth Badinter (1993) acl embargo, que sélo puede realizarse una vez establecidas las jinaciones, que se constituyen tanto por identi- ficacién con el semejante como por contraste con el diferente, y que forzos: ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS Para comenzar nuestra indagacién acerca de las masculini- Escaneado con CamScanner quello que, por cotidiano, en ocasiones se nos transforma en. invisible, Una vision funcionalista David Gilmore (1990) define ala masculinidad como la forma aprobada de ser varén en una sociedad determinada. Se propone siones sean divergentes de las de muchas autoras feministas, concuerda con la corriente de pensamiento que registra el sufrimiento personal que padecen muchos sujetos en funcién de Ja-estereotipia polarizada de los roles de género. Asi com jini onsecuencias desfavor na, padecimiento de los varones que deben ‘adecuarseal ideal viril. Sin embargo, encuentra una racionalidad en estos arreglos y, aunque puede resultar conservador una perspectiva interesante, ya que en el ardor de la denuncia del si .exo-género vigente, se ha desestimado estudiar clave de su conformacién y persistencia pregunta: los hombres, json todos iguales? La existencia de una semejanza universal respecto de-los roles y earacteristicas de la personalidad masculina podri teorias biologistas. En este aspecto, su estudio revela que se encuentra una estructura bésica de la masculinidad que es transcultural, esté sumamente extendida, pero no es universal. Bxisten algunas culturas donde el patron de respuesta del grupo humano ha sido diferente con respecto dela solucién més generalizada, lo cual confirma Ja hipétesis feminista acerca dela construccién social del gén estado precario y arti : pasando por dificles pruebas, En contraposicién, la representa- eign cultural de la fominidad es presen Bioiicamentsquealosamoc linn oacemante atta crecimiento, Aunque no resulta claro si Gilmore ae limita a citar o hace ‘suya esta postura, considero oportuno manifestar mi desacuerdo Es cierto que existe en muchas culturas una asignacién ia de las uleses al orden de a naturaleza (Orine, ia representacién colectiva no es més que otra expre. sign de la dominacién social ina, areqle socal del que emana la atribueién de subjetividad y actividad a los varones, mientras se reduce a las mujeres a la condicién de objeto. La existencia de rituales de iniciacién més simples y breves paralas nifias de los pueblos “primitivos” conetituye una manifestacion desu mayor sujecién, de su estatuto subordinado respecto de los hombres. Las complejas y penosas iniciaciones masculinas po- nen en evidencia la jerarquia de los roles sociales que deberén desempefiar los novicios. La verdadera masculinidad, dice Gilmore, es un estado pre- cioso y elusivo, que requiere draméticas pruebas. Es un desafio, un premio a ser ganado. Para destacarlo, en casi todas las culturas existen contraejemplos, figuras masculinas degrada- das, mediante las cuales se sanciona-a aquellos que fracasan en el test de la masculinidad. ‘Una cuestién de gran importancia te6rica se abre cuando Gilmore observa que las pruebas de masculinidad persisten aun en sociedades igualitarias en cuanto a la relacién entre los géne- ros, tales como los bosquimanos, loa fox o los tewa de América del Norte. La pregunta que plantea es: {cul es la funcién de la mas- ra defender una postura funcionalista, queniega la presencia inevitable de conflictos por el poder en toda sociedad humana, asi como le existencia de una jerarquia y dominacién masculina cuasi universal. Pormi parte, considero que es posible sustentat otro punto de vista y clasificar a las sociedades humanas en un continuo entre aquellas que son muy sexistas y otras donde la dominacién de los hombres est atenuada, La “hipétesis de conflicto” noes tan fécil de desechar cuando se renuncia a la ilusién de que existen en Escaneado con CamScanner alin rineén del. planeta, sociedades igualitarias, ya sea en ‘Yérminos de género o de vector social. E] autor también discute los argumentos de la sociobiclogia (Tiger, 1969), corriente teérica que afirma que los grupos huma- ‘os cultivaron ciertas tendencias genéticas masculinas con el fin de hacer frente a presiones ambientales y aobrevivir, La caceria colectiva de grandes piezas liabria: contribuido al desarrollo tantode ién como de los lazos cooperatives entre machoe, sentdndose asf las bases del patriarcado. Gilmore reporta que ‘aun en sociedades donde la caza mayor nunca existié, donde la violencia est4 devaluada y donde no es necesaria la cooperacién econsmica entre hombres para subeistir, los hombres estén igualmente preocupados por demostrar contfamos en el discurso de Robert Cone 87) una refuta- cién mucho mds convincente dela argumentac: sociobiolégica. ‘Los eociobiélogos consideran que lasimo carécter supuestamente inapelablede la naturaleza. Setrataen realidad de discursos ideolégicos tendientes a convalidar la dominacién masculine. Las sociedades humanas se caracterizan por la invencién de soluciones colectivas ante los desafios de la existencia, y pode- ‘mos admitir que la dominacién ‘social de los varones ha derivado Posiblemente del liderazgo grupal que asumieron en tiempos Temotos. Pero ese liderazgo no es sino un-arreglo contingente, + healnoresponderauna invariantebiolégica, puede modificarse, como de hecho est sucediendo, Respecto de desarrollo basados en psicoandlisisfreudiano, que enfatizan la importancia de la‘ansiedad de castracidn, Gilmore los considera psicologistas ydestaea que no tienen en cuenta que los nifios deben ser forzados para asumir conductas definides como masculinas, Jo cual indicarfa que no surgen en ellos en forma esponténea, como expresién de una ansiedad 78 versal. Considero que el andlisis dela ansiedad de castracién {que se observa en Ios varocies slo om hace posible cuando we comprende la presencia generalizada de este tipode angustia en el contexto de la atribucién imaginaria de omnipotencia al género masculino. Los hombres temien perder lo que en realidad ‘no tienen, de modo que podriamos decir que temen saber acerca de los limites de su poder, conocgr su vulnerabilidad, y que este temor no deriva de una arrogancia esencial a su género, sino de cualquiera que sea la hipétesis que se prefiera, hoy en dia le teorizaciones reduccionistas han caido en descrédito, y que debemos buscar una articulacién con sentido entre diversos drdenes de determinacién. En este aspecto, el nes objetales, y que ha temido gra. desarrollo en los Estados Unidos. Exponentes destacadas de esta corriente de Pensamiento, que unen con una postura feminista, son, entre otras, Nancy Chodorow, Jessica Benjamin y Louis El autor parte dela. i identifi Tegresivos, una “revuelta centra la infancia”. Pero, agrega Gilmiore, las ideologias acerca de la masculinidad son también Tepresentaciones colectivas, y esto courre porquela regresién no Escaneado con CamScanner s6lo amenaza al individuo, sino que pone en peligroala sociedad ‘en su conjunto. Esta postura es interesante, debido a que articula de forma significativa diversos niveles de andlisie. Més adelante retomaré el andlisis de los desarrollos tedricos de Stoller, Herdt y Grenson. En su estudio comparativo, el autor comienza por las culturas ‘mediterréneas. Tanto en Creta comoen Andalucia, ser unhombre significa poseer una modalidad pragmatic y activa, involucrarse ena vida publica, en le interaccién con otros hombres, mediante actos y logros visibles y coneretae, Existe una bisqueda de éxitoy fama, que también se expresa a través de servicios prestados a. ‘caracteriza alamasculini- fecundacién. Un'verdadero hombre debe desparramar su se- milla. Esta descripci6n es, verostmil, pero resulta lamati iu sencia de registro por parte de Gilmore del cardcter conflictivo de este imperativoen relacién conel ideal del amor romédnticoy con 1a obligacién de fidetidad que al menos en el nivel manifesto es reciproca para ambos cényuges en las sociedades contemporé- neas. Muchos matrimonios se hen diswelto a raiz del descubri- miento por parte de la esposa de una relacién amorosa que él marido sostiene de forma paralela con el vinculo conyugal.’Aun en Jos casos en que se eupera la crisis desencadenada por haberse hecho visibles tanto la doble eleccién de objeto amoroso como.el doble cédigo dé moral sexual por el eual serige ¢l varén, quedan profundas secuelas que en ocasiones facilitan la aparicién de trastornos depresivos en las mujeres durante su edad madura, El autor parece considerar a los hombres como sumisos cumpli- dores de una penosa cbligscién. De: ese modo desestima Ja necesidad de darcuenta delassatisfacciones eréticas ynarcisistas que obtienen a través del cumplimiento de su “obligaciones ",y dela asimotria existente entre su experiencia, y ‘mujeres, cuyo estatuto en el interiar de este régimen simbélico puede oscilar entre el de una esposa dignifieada social y moralmente pero.desatendida desde el aspecto emocional y exético, o une amante deseada aunque degradada en cuantoa su consideracisn social. ‘La autosuficiencia econémica es otro de los emblemas mascu- Tinos. Aun en Jos hogares donde las mujeres trabajan, se espera que el hombre contribuya con el inigreso principal. Como dice el autor, lamasculinidad se mide al menos parcialmente en dinero. ‘As{ como esmiecesario reconocer qué pesada resulta! nm

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