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LA OTRA VOZ

Voy a creerme que soy feliz.

Crearé mi vida a retazos, como esas mantas que se hacen con trozos de tela.

Imaginaré cada detalle, crearé los momentos que deseo y los zurciré a mi vida.

Voy a imaginar lo feliz que puedo a llegar a parecer

y conseguiré serlo.

No necesito nada, sólo creérmelo.

Ella tiraba de mí, me hacía las preguntas y también me dabas las respuestas. Ella

siempre aparecía y me hablaba, me dejaba las palabras grabadas en la almohada, me las

susurraba cuando yo reía a escondidas. Cuando yo estaba sola ella siempre aparecía.

Me advirtió tantas veces que deseé callarla, que se fuera.

Ella sabía más que yo de mí; me apuntaba los sentimientos, me enseñaba lo que yo no

veía, me mostraba mi vida, la otra, la que yo no vivía.

Ella apareció a la vez que él y siempre supe que decía la verdad pero decidí no

escucharla.

Atendía a sus palabras y luego las arrinconaba, debía seguir creando mis momentos, mis

retazos, mi vida imaginada me esperaba.

Siempre tuve muchísima imaginación… una risa ahora, una mirada adecuada, una vela

encendida sin luz, un beso apasionado sin pasión, una noche de amor siguiendo un

guión.

Y ella, siempre ella, ahí, susurrando.

Y él, siempre él, ahí, deseando.

Y yo, solo yo, ignorando siempre, la otra voz.

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