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MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIVIL Traduccién de Maximiliano Aramburo Calle Renzo I, Cavani Brain Biblioteca Personal Marcial Pons MADRD | BARCELONA | BUENOS ARES 209 [EDICIONES JURIDICAS ¥ SOCIALES, S.A San Sotero, 628037 MADRID. 13 (91) 304 3303 sexcmamciainons.es ISBN: 978.34.9768-685.3 Depesito legal: M-43717-2009 Diseno dela cubierta:n esudto griico Fotocomposicin JosuR Tearastenro 0: TExr0s, 8.1L. AAnna 12. LA JUSTICIA CIVIL 1, DEL SIGLO XIX AL XX embargo, rofundos cambios en las concepciones de la naturaleza y la funcién del pro- eso civil, que comienzan en las dltimas décadas del siglo XIX y se consoli- ddan en los primeros afios del xx. 5. Algo tiple leyes procesales bismarekeana del Reich, la Zvilprozessordmung de 1877, En Espafia se pro- ‘mulga en 1881 un cédigo de procedimiento civil destinado a tener una lar- Gulsima vida, Si se mira a los acontecimi iduales que en les dife- {ettes ordenamientos europeos condujeron a las codificaciones procesales, Se puede tener la impresién de que habia una irreductible diferencia y frag. Rentacién, Si —en cambio— se vuelve la atencién hacia el modo en el que ‘© afrontaron los problemas fundamentales de la justicia civil, s facil desta 1 Mid Tanusro, 1980 5 ys 107 ys. il Rosmisensy Scuvan. 1986: 25 153 MICHELE TARUEFO. PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIVIL car una sustar base de los di homogeneidad en la inspiracién que se encuentra en la fs sistemas norm: ica directa que explica esta homogeneidad de fondo, ests representada por el Code de Procédure Civile francés de 1806, Este cd bien lejos del nivel cualitativo del Code Civil de 1804, pero se api influencia que rect Napol por procesal francés se aplica durante algunos afios en los -as como sucede, por ejemplo, en Ital comparadlo con la mayor parte de la legislaciones procesales del ancien régi ine. Desde la primera mitad del siglo, entonees, se le toma como modelo por ‘numerosos ordenamientos. Su influeneia perdura largamente y es claramen- en la mayor parte de las codificaciones procesales de la segunda de que se ins- ‘deologta liberal clisica» del proce- 0 ppero que se difunde ¥ fad del siglo 20x. Eleje de esta ideo esencialmente una ba presente en el mente a partir dela sido por Ia idea de que ss decir, un lugar en el que la soli és de la libre, incondicionada ivamente como una compet ‘ambién en el campo de la justi les; pero no puede gesti entre los particulares, ni mu determinar 0 condicionar el resultado’. De otro lado, en la concepeién domi- se ante aspecto secundario € I que se trata de tute- i Dado que normalmente este derecho es absolutamente disponible por $4 titular, de abf se deriva la consecuencia de que también el proceso no puede ‘menos que estar sometido a la completa disponibilidad del individuo priva- do que se considera titular del derecho sustancial en cuestién*. Estas ideas de fondo influyen directamente sobre las normas procesales ¥y, por tanto, sobre la estructura del proceso civil. El valor fundamental que Wid ‘asvre9, 1980: 6238 «Va: Fasc, 1990-20, RosesBency Sion, 1989:24, con referencia particular anf pater de lengua seman. 154. 12, LAJUSTICI crv ser realizado con preeminencia sobre cualquier otra consideracién es ertad y autonomfa de las partes privadas en la tutela de sus ps ontexto del proceso, La exigencia de simplicidad y rapidez del proce- jento debe ceder ante el pleno cumplimiento de la voluntad de las par~ ia cuando las partes quieran y sobre lo que ellas deci- s partes quieran y se desarrolia como ellas decidan, y termina cuando ellas no tengan nada més que decir. La funcidn de las nor mas procesales es tnicamente la de regular las formas en las que la volun- fad de las partes debe manifestarse. El juez asume la posicién de érbitro pasivo del enfrentamiento pro, fe la competicion que se desarrolla entre las partes, pero no puede deter nurso ni mucho menos su conclusin. Dispone de poderes de control, mente relativos 2 la forma de los actos, pero no tiene poderes auté- que puedan tocar el objeto del proceso ni participa activamente en su desarrollo il reconocer en esta especie de modelo de la justicia civil una pro- de la concepcion mas general lad y del cen la época Esta concepcidn domina toda gue asombrarse de qu hava stuido so lores en el momento en que predisponen ppara la resolucién de las controversias ent se ingerta de pleno dere- ares cualidades ne por ello notables defectos), pero es ui > ¥ se inspira felmente en los prin cias maneras, una vida bastante dif. rada en vigor, que iniia una larga licada serie de intentos de reforma ivan resultados Televantes pero que —con su mera existen- jonio de Ia extendicla insatisfaccton por el cédigo ®. La inadecuacién del cédigo unitario se manifiesta ademis, de mancra evi den justrial hace explotar los conflictes ventre en entonces los co Siguiendo un modelo francés) con la tarea de conciliar y eventualmente deci- dirtas controversias entre trabsjadores y empleadores, de acuerdo con un brocedimiento especial, pido y simple: La experiencia de los probiviri es MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE TUSTICIA CIV breve'y parcial (dado que abarca sélo algunas areas del pafs) pero mu Knpordade, no slo porque la jurlpradercia product por et brgance marca los origenes del derecho laboral modermno, sino porque muestra la inadecuacién de la justicia civil ordinaria frente a los problemas que surgen en una sociedad en ripida transformaciGn social y econémic Si se mira mas generalmente 2 la justicia civil en Italia en el iltimo cuar- le particular importancia. Por una ida, pero en amplia medi- jpica de una economia de mera supervivencia. No es casualidad imo porcentaje de controversias se resuelva ante los jueces con- nh frecuencia marcadamente 3. El ito proceso civil oF Ia opinién comiin— el verdadero obsticulo a la real decente -ga asi a una reforma que abre el siglo xX, esto es, una ley de 1901 que, innovando parcialmente, pero en una medida importante el orden sis tematic del cédigo, reduce a pocos casos el empleo del erito formals y gene- én del «rito sumario». A pesar de esto, el andamiaje norma- gue siendo viejo y estructu iad que la relorma no haya producide res tados précticos apre- Otros intentos de reforma, como uns el juez nico en primer grado con \ivas simplificaciones del proce- dimiento , no tuvieron éxito, asf que la situacién de crisis results destinada a durar por muchas décadas en el nuevo sig! de 1912 que buscaba introducir ©) Hacia fines del siglo xx tienen lugar, sin embargo, dos circunstan- clas destinadas a incidir de manera relevante en la suerte de la justicia civil La primera de estas circunstancias esté representada por un fuerte cam- bio de perspectiva tedrica, que tiene origen en Alemania en las iltimas déca- das de! siglo xix, y que surge primero en el area de] Derecho piiblico y lucg? sobre todo con Adolph Wacti—en el érea del Derecho procesal’®. Este vuel- 1b. Lagusmicia evi, ode concer estructura y a funcin del proceso cia ces de : m de sujetos priv: co invirti6 el mox se contrapone la conee} cmpefada por Grganos cuya actividad est ares, sino sobr una de las ‘res poderes fundamentales), a proces se converte en un problema «publ ciencia se convierten en valores pre- in de que estos valores deben ser per- cemuidos con reformas radicales de las viejas normativas, que se remontaban Sos on Cusles el Unico valor dominante era lx completa autonomia dis Tes partes, En esta mutacién del marco te6rico, cambia la funcion que se va no es un arbitro pasivo de un enfrentamiento en el que las ‘a Finalidad es hacer justicia entre wun ese io cuya finalidad es hacer j las partes aplicando la ley fante es de cierta forma Ja aportacién fe est representada por la 2 para entrar en vigor en 1898 el nuevo cddi- sadical cambio de ruta respecto de la cod! mn preceden: Civo las varias reformas, se remontaba a 1815, El cédigo de Kein la premisa de ‘raceso civil debe desarvollar una roced ypre debe ie a todas, simple y 2 viene a astumir un papel activo en ‘0,9 estd investido de todos los poderes necesarios ia tapida ¥ efectiva para la actuacién de los dere- ‘ inclu: Jos teformadores procesales del siglo xx en muchos paises, En efecto, so un siglo despues de suentrada en vigor, conserva todavia el valor de un sjemplo no igualado. En Jos primeros aftos del xx, ambas novedades penetran en Tali sang primar oe slo a sie con do como una especie de «padre Fundador» de la nueva ciencia procesal, MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIVIL seppe CioveNDA ™, CHIOVENDA retoma los movimientos de la doctrina alerma- nna de los iltimos anos del siglo xix y de la 2PO austriaca toxt lo define como «el alférez del movimiento principios del Derecho procesal en una direccién diferente de la que se scguta por la doctrina decimonénica, dedicada esencialmente a la mera exégesis ‘Cédigo de 1865. La obra de CHIOVENDA es importante tanto istematico de la materia procesal®, como —sobre todo— por ropaganda que desarrolla a favor de una reforma completa y radical del proceso civil. Seguin C , la reforma deberia inspirarse en los principios fund: cesamiento de la causa, del contacto inmediato y directo del juez con las par tes y con las pruebas, y de la concentracién del procedimiento en una secuen- cia simple y répida®, La obra del Criovenna reformador culmina en un proyecto que redacta en 1919, inspirdindose en estos principios que habrian acarreado radicales cambios en el orden de la justicia civil italiana ®. Sin embargo, por razones politicas co es, este proyecto no tuvo ningtin éxito, de manera que el problema de la reforma global del proceso civil ter minarfa por ser aplazado otros vei 2 D)_Enel area de los sistemas él inicio del siglo trajo novedades menos evidentes que las que caracterizan a la Europa continen- tal, aunque tienen lugar: fenomenos que serian relevantes en las décadas segunda mitad del siglo x1x habian ocu- yyectar sus efectos a muy largo 10 XX. ‘tervenciones legis ,, para identificar cl momento de una pri ida a determinar las que serfan sus e@ract ®, En Estados Unidos, la gran difusion de ‘del siglo: de 1848 es pro) ino greater affront fo the com ‘mon-lavw tradition can be imagined», y que pocos afos después es adopta- do por parte de muchos estacios”. S6lo en 1938, con las Federal Rules of Civil Procedure, se llegaré a una nueva gran reforma del proceso civil. Por otra parte, es sobre todo en la segund: del siglo xax gue se con- solida la concepeién adversarial del proceso ‘muchos aspectos paran- ‘amliamente, TRRELLD, 1989: 78 ys. 109 y 8 89:86 y 55,9 200 6 TaRUra, 1990: 329, 158 22, LAJUSTICA cI, ble con la concepcién liberal clasica de la Europa continental, que est ida a tener un papel dominante incluso en el siglo xx. En efecto, tam- -a de que el proceso civ e marco es cualquier cosa ‘y muestra factores de novedad destinadoe a tener una impor- jentes. Ya hacia finales del siglo xrx, en los tribunales se habia hecho cn el realismo ju riendas en 1906 de del joven Roscoe Pouxo, the Administ 2. LA PRIMERA POSGUERRA A) La Europa que sale de 1 Guerra Mundial se encuentra, en lo iglo. La modernizai petos mis rpidosyeficentesdesolucign de as eontrovesias, pro lodos paises carecen de la capacidad de dar vida a reformas generales. Aqui alle efectian rformas parciales,a veces signficativas, como la introduc: clon del juez tinico en Austria en 1914 (1 saban en Ttalla como se ha sefalado— entre 1912 y Ta simplifica- sign del proceso y la jurisdiccién del trabajo introducidas en Alemania en 1924 y 19263, Surge en todas partes, sin embargo, un problema comin constituido por la complejidad y lentitud de la justicia civ poner remedio con reformas sectoriales, sin incidir a fondo en la ra del proceso civil heredado del siglo precedente. En Italia prosigue sin éxito la seoucla de los proyectos de reforma igo unitario (entre los caracterizado por un procedimiento simplificado y menos formal que el ordi- cuales se recuerdan los proyectos Orlando de 1908, el proyecto Chiovenda nario, y con una extension significativa de los poderes del juez™ de 1919, el proyecto Mortara de 1923, el proyecto Carnelutti de 1926 y cl : proyecio Redenti de 1931) # ° En Alemania la ideologia autoritaria de manifiesta mas 7 srde por obvias razones histéricas, o sea, después de la mitad de los aftos, pero en términos mucho més radicales. La que ha sido eficazment it des Rechts ® y que se deriva de la asuin ‘como norma fundamental del Estado y | Las controversias individuales del trabajo se reconducen al cauce de Ia ja ordinaria, Esto sucede con dos decretos, de 1928 y 1934, con los que ‘s causas individuales de trabajo se sujetan a un régimen procesal esp Surgen, sin embargo, algunas novedades relevantes. En 1922 regreso del procedimiento monitorio*, que permite una tutela pi en términos de rapidez, de determinados crédi 1923 se pone en ‘oceso como lugar i faler sus derechos de acuerdo con reglas preestablecidas, ante un juez ipendiente e imparcial. El objetivo es «adh '; subordinar su funcionamiento y resultado a un Fuhrerpri interés del Estado predomina sobre todo, y los derechos de las partes son degradados a meros recibir tutel no prevalezca el xr»**_ Estos proyectos recil na de la época y su puesta en marcha no se ‘por razones de tiempo, es decir, porque el estal Mundial y otras cosas ocupan-la atencién B) A partir de la mitad de los anos vei el fenémeno més relevante que se manifiest peos es la influencia de las concepciones aut Son significativos, sobre todo, los casos de Ital Por obvias razones histérico: vy con efectos més coneretos en I Sector en el que estalla de mane slp y politiea zn auren, ex decir el de las Laexpe | tiencia de los colegios dé probivir se habia agotado antes de la Primera Gue- | fra. Mundial, inmediatamente Ia régimen \lependiente y con les y procesales de las partes. 36 con el provecto prel prosi- fue en 1939 con el proyecto definitive Solmi: en 1940 se aprueba el cédigo, do a entrar en vigor en 1942" Aunque redactado en afios en los que elrégimen fascista ain estaba en la cumbre de su parabo igo de pro- 10 puede definirse propiamente como «fas or alt unos cuantos oropeles de la retGrica del régimen que, por o Se encuentran més en la ponancia que en las normas*. El proyecto 1936 se inspiraba en algunos puntos en una ideologia, sensu lato, auto del proceso (en particular en materia de preclusiones y poderes del ‘ks pocos de: inados o atenuados .das por eexpertos» de segura confianza corporativa, CUy2 trabajo, es deciy, las que se derivan de la interpretacién y aplicacién de los contratos colectivos cor porativos. Estos érganos emiten en realidad pocas decenas de sentencias, pero son importantes como «valvula de clausura» de un sistema basado e” el reconocimiento estatal de las organizaciones sindicales y sus contratos colectivos corporativos ”. Estan llamados, en esencia, a ejecutar en sede judi cial Ia politica del régimen, cuando las controversias no hayan sido prev das y climinadas de otro modo. = HIARL 1992: 48 y ss., y 239 y ss,, para una valo- ae ene 160 161 MICHELE TARUFFO. PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIV, da a partir de inicios del ci6n del proceso como instrumento dejado esencialmente i ‘dad gue nord gies gpeneieem cnser ie istas mas bien moderadas, y la concepcién del pro- formal del proceso, pero tiva, Domina el tradicional principio disposi cacton que en algunas partes tlene una fuerte impronia is eats que en ras como en la reativa ala en il ensamblada. Se nen lugar de la actividad de los jueces, subrayando el papel de pan Jugado por Ia iea de un Juez coneebldo como una maquina tragamonedat productora de decisiones automaticas. Se trata de un cambio teérico impor fante, prgue en pate ida la imagen del poder juris: lecional como pode olin en sentido entrico¥ como agar ide elabora- cion de policies, mo lugar de solucién de las controversies Los afios treinta representan ademés un turning point en la justicia no" teamericana, sobre todo por dos razones fundamentales. La primera razén 8 un aspecto esencial de la legislacién de la época (que tendré luego una continuidad constante en las décadas jas Tauro, 1980; 255 y ss: Cm 162 1b. tasusriqa crt iguientes). Aludo al hecho de que 12 ‘numerosos aspectos de la vida social y ecanémica que antes ca ‘cin juridica, sino que introduce nuevos rganos —las Ad , Resulta claro gue agut se tiene la base findamental de las garantias procesales y de la Jonalizacion del derecho a obtener justicia de los tribunales. Es 7 Vid Careeniem y TaLos, 1973: 6 a 43 ys, 108y ss, 194 a8 380 y 8,375 785, AS Re ie raed; AnbOLIKAy VioNeRA, 197: 32; Cowocto, 1996 115 9 38 Vd por ejemplo, ANBOUNA y VSB, 1997: 4D 8. Sobie ai. eeu vom PTE 38y Taf Nats, 1986 ‘aj races, ek % Yd. Conoatza, 197, CarPeLLirtt y THLLON,1973: 18 y ss, 61 y ste 113-v 55 142 ss, eS TESTE APS aS at Si gscidn comparada dessrrollada en CaPpeLierm, 1978. 164 i 165 MICHELE TARUTFO, PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIVIL a de una garantia instrumental dirigida a lad de todo el ordenai schos si quien es su én —en sede jurisdiceional—contra todo posible abuso, negaci6n 0 10 derecho por parte de cualquier persona. La garant snde a configurarse como un aspect acceso a imprescindible expansi y penetrante que aumenta atin mas su importancia. De un lado, en efecto, puede leerse dicha garantfa en términos de «efec- tividads, en conexién directa con el principio de igualdad, que ta presente en todas las cons se deriva la tenden- Cia, que se encuentra en la jurisprudencia coi funcionalidad de los instrumentos procesales en relacién des efectivas de proteccién. Desde esta perspectiva, la cri jos cuales se destaca Italia de manera especi sistema procesal, sino sobre todo como una continua y de uno de los derechos fundamentales que el Estado modepno reconoce alos ciudadanos, La segunda e igualmente fundamental garant se refiere al derecho a la defes 1c corresponde a las pat ‘como se suele decir recondcen este derecho como base esen: proceso y condicion inderogable de la legitimidad del procedimie! Esenecia, se reconoce que ningsin proceso es digno de este nombre sos sul liana: La dofenae est in Const 1998 6 y a8; AnmoUNay Vion, 1997 168 OmOO, ya You dBl yt, 487 ys, 613 ys, 740 166 12, LAJUSTICIA CIVIL, Jucrados en él no estn en condiciones de hacer valer sus propias razo- hecho y de derecho, con respeto del contradictorio entre las partes y {de modo tal que ellas puedan influir en la decisi6n que habra de tomar el juez. jende usualmente de manera efectiva y exten in lado, se lee inchiso en conexién con el principio de igual ‘que resuiltan en conflicto con esta garai jones en las que las condiciones especificas de un sujeto —y en par- tuacién econémica— puedan impedir o limitar su posibilidad de Scfenderse en juicio, Por otto lado, la interpretacién operativa de la garan- tia de la defensa as que van desde Ja congruencit términos procesales hasta tir pruebas y solicitar contrapruebas respecto de las pedidas por las demas partes o dispuestas de oficio por el juez Si bien estas garantias son ciertamente las mas import Sinieas que encuentran reconocimiento en las cartas cons! jemplo, como sucede en el tercer parrafo :na, se afronta a veces ie aseguren estas posibilidades a los no pudientes™. se encuentra en algunos textos constitucionales (c parrafo de la Cons m in de las providencias ju las dex icionalizacién de las garantfas del proceso es un fendmeno de '2 importancia por varias razones. En primer lugar, reglas que de alguna manera ya legislacion procesal ordinaria (y que por esta y podian ser derogadas o anuladas is fundamentals, destina~ tuto de Tos capitulos mas Sistemas proce el fin dela Segunda Guerra Mundi lenormas constitucionales, en funcion y como consecuencia de su facién, toma forma y se desarrolla un amplio movimiento de opit ‘opera todas as fronteras nacional ytiende a constitir una communis opi io doctrinal y jurisprudencial. Se elaboran asi los emodelos constituciona- * del proceso civil®, y se llevan a cabo andlisis sistematicos de las garan- — te 128 ya, 16 y 85 TOCRER * 2 Dt oy tt ys Tom 1972987 Vi, po emia, axoounay Viewer, 1997 167 MICHELE TARUFFO. tis constitucionales que profundizan su contenido y hacen coherente el dise- fo de sus implicaciones En este contexto, e en sede interpretaiva lean a configurar principio no escritos,derivéndolos de nom les de orden ede, por ejemplo, en Alemania co acién, que se deduce del principio de rechiliche Gehor eo.en cl ait 103 dels Conotitucsén de Bonn). ee Gor, Esta compleja evol Europa contin iene que ver sobre todo con varios indamentales del proceso. Al co: lugar en dichos sistemas, aunque con mod: jue carece de una constitucién escrita, la a de derecho de accién v de defensa.” lativas a la administracion , no tiene lugar sélo en los dis- ents de, estos derechos en fombre de 1948 y en la Convencion Euro: pea por la Salvaguardia de los Derechos del Hombre, fir Bebe a Seed lel Hombre, firmada en Roma el 14 cionales. Para lo que ates specto mas importante de la Conven- ‘4 constituido por el art. 6, que bajo el titulo «Derecho a aun tre ™ Vid. por ejemplo, Comoaui, Feet y Taturro, 1998: 55 5 id porclempl, Com Y TARuFF, 1998: 55 y ss; Thocegn, 1974 % Vicon, 1970; vid. también el texto de Sut en CxPPELLETTY TALLON, 1973417 ¥ 168 -arada por varios protocolos adi: 12, LagusTicra crv, ‘oceso equitativo» que viene a coincidir sustancialmente con el que, en smo periodo, surge de las elaborac les de los diferen- ses europeds”, La formulacign de las garantfas del proceso como dere- Tundamental a nivel curopeo no se cietra, sin embargo, con el art. 6 de 1950: en efecto, el tratado de Maastricht de 2 de febrero de ia Union Europea, hace referencia en el art. F precisa- fundamentals garantizados por Ia Convenei6n ¥, por ndicados en el art. 6. La relevancia de la Convencién Europea no se agota en Jos prineipios que enuncia, De hecho, debe records yetende hacer ado de la Comision Buropea de los Derec fie una Rinei6n esencialmente conciliadora, se crea la Corte Europea de los Derechos del Hombre, con sede en Estrasburgo, cuya funcién es decidir folaciones de los derechos consagrados en la Convencién, median jo organos aese efec- , que desempe- pata ser efec- Corte haya tenido jones para pronu tias procesales enunciadas en el art. 6 de la Conver 1a de respeto al derecho-a nacionales dentro de un término razon Ifalia a resarcir los daitos derivados de la violaciGn de este derecho). tas en las que viven los mativas procesales ordi manera, un proceso lat rio, con resultados a veces no claros y a menudo insuficient isprudencia de las cortes constitucionales y de la Corte Europea consigue resultados importantes, pero con frecuencia frag- ‘mentarios y de todas maneras distribuidos a lo largo del tiempo. Todavia més lento e ineficiente se revela luego cl legislador, que en muchos casos no inter~ viene para adecuar a aquellos principios Ins normas que regulan el proceso civil, El modelo de proceso delineado por las garantfas constitucionales sigue al lejano, completamente distanciado de la tias a los pri ain PH Come, 1994 6 * id. cammmo Saverpo, 1991: 387 y $370 y 6, 37538, también, e texto de Velu en Carestizrn y Tauton, 1973: 199 MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE JUSTICIA cIVIL Esta realidad, y lo que ocur una crisis profunda de la ju yamenie’®, pero el proceso se hace cada vez. mais largo e inel frecuencia pasan aftos antes de que pueda obtenerse cualquier forma de pro- tecci6n, Esto acarrea una sustancial y sistematica violacisn del derecho cons. titucional a obtene! de los propios derechos, por la obvia razén de que ” producir (con valor econdmico, por la intolerabl incumplido que quier ‘craerse de sus obligaciones. presenta con diferentes niveles de gravedad en los pero la constatacién de las disfunciones de la iundido generalmente en los afos cincuenta y sesenta. Las reacciones son muy diferentes en los distintos paises. A veces como sucede por ejemplo en Espafia régimen de Franco, no sucede eso —que se remonta esencial formalistar y particularmente el legislador se mueve y afronta los elas globales que apuntan a una cfee El ejemplo mas interesante, jas razones, es el de Francis. Aprove chando el hecho de que la constitucién de De Gaulle de 1958 habia hecho del proceso civil un objetode reglamentacién gubernativa, se dictaron vatios decretos a comienzos de los afos setenta y luego se Vid Peo, 1976. 12, Lagusmicla cre, fonalizacién del esquema procesal, que se al , segiin Ja naturaleza de la contro\ la'a la practica de las pruebas. La exper! {ue esta reforma es eficaz, puesto que el proceso ‘anza niveles de rapidez.y eficiencia que atin no se cono- « dems ordenamientos europeos canzable para in Inglaterra, el fenomeno mas rel desarrollo que presenta un fenémeno que se hi “atx: la creacién y expansién de los special aos en su momento con compo ‘os diferentes segtin las materias de las que se ocupal ‘a en numerosts i ie van desde relaciones de’alquiler 2 antes de trabajo”. las cosas suceden de manera completamente diferente. wnocida como «contrarreforma del proceso c wnes del gremio de abogados climina algunas de las innovaciones mas ‘que habian sido introducidas —aunque cediendo mucho a cam- 1940, y vuelve a idad de las partes Tequieren varios aos pars llegar a una frecuencia carece de efectos ejecutivos) y algunos fis mas para agotar la seeuencia de ls impugnaciones™ Cuando luego es necesario recur ‘jecucion forzada para lograr la actuacién de un derecho, se pierden todavia ep ientos, que a menudo no producen mas que lo mas manos vacias como el proved (os particulares, ticia ‘miento monitorio que brinda proteccion a algunos representa una isla relativamente feliz en el maremégnum de una indigna de tal nombre. Ante todo esto, se elabora una larga serie de proyectos de reformas par- Ciales del eédigo, que no producen ningiin resultado concreto®. Ni siquiers tienen éxito los proyectos mas ambiciosos que buscaban profundas reformas Integrales del sistema, como el eproyecto Liebman» “ de 1977 y un proyec- 928.78 yas SAL Tani, 1980: 318) 853 328 Vid Liem, 1977; yl, adem, volumen VWAR. 1979. 170 rl mt MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE JUSTICIA CIVIL, to elaborado en 1981 de Ley de Delegaci6n para la Reforma del Cédigo de Provedimiento, de manera que la crisis de la justicia civil subsiste y se agra- va progresivamente. edad en el sector en el que la carencia de 1¢ efectos mas profundos y discrimina. gen las tnicas novedades realmente relevant ho. El art, 28 del Estatuto de los Trabajadores cedoras de sidad socfal y pol el hecho de que cuando sus efectos perver: 1973 persigue algunos ob} ide ineficiencia de la justci se descargan sobre los trabgiadores. La Ley de ivos muy claros: simplificar y hacer mas répido paz de producir efectos tities en la medida la poscin dil enn que se encuentra el tra io también énfasis en un mais act del jee. Se inroduce ast —con algunas referencias alos prineipios que G ;nte un juez monocratico (e! poderes bastante amp! te proceso es destined , menos en principio, en una sola audiencia, con preclusiones rigidas para las partes, coneluirse al cabo de pocos meses, con uta sentenciainmediatr mente ejecutable. No se trata —y éste es el aspecto mas relevante es ral de la enésimia adaptacién parcial del proceso. sario, Se trata, por el contrario, de un modelo de proceso nuevo y ivo con respecte al que se habia empleado desde el Codigo de 1940, inspirado de modo cohe- perspectiva gene Wd. Pesa, 1967: 194 % Yaceaeatis, 1877 Sivas y Tanto, 1997 172 12, LAGUSTICIA CIVIL ‘otros tipos de controver me] trabajo, pero para las cuales hay exigencias de sim- Ta proteccién, como por ejemplo en el campo de i, el legisladlor no esta en capacidad de ia general de la justicia civil, y por tanto ‘acion del proceso Taboral, cuando en sec- ‘surgen especiales exigencias de eficien- particulares del ordenai rapidez respecto de lat jemas efectos important ‘ional. La reforma de 1973 produ- jempos de la justicia laboral se reducen, To que confirma el hecho de que para tin buen proceso civil, se requieren buenas normas. No es casualidad que se Honda a reconocer en el proceso laboral una especie de experimento para una fitura y continuamente aplazada reforma general del proceso civil, 4, LAS GRANDES TENDENCIAS HACIA EL FINAL DEL SIGLO Las tiltimas décadas del si fenémenos y tendencias que s también el surgimiento de problemas nuevos, en una Ta que —tal vez por la mayor proximidad a los ojos del mettos de conflicto y de desorden tienden a predominar. No parece posible, salvo a costa de graves manipulaciones de la realidad, trazar aqui car las que parecen en buena medida inciertas y con frecuencia contra A) Un primer tema que ha ido adquiriendo gran importancia, es una consecuencia directa de la crisis que caracteriza la justicia civil en casi todos Ios erdenamientos, ¥ que se ha hecho particularmente visible y dramtica impulso al recurso cada vez més, resolucion de controversias de czolcr conlisos evtando recuriral jue, siempre han existido —de dis- tinlas manoras-~en todos los ordenamientos:Elarbitaje se usa hace mucho tiempo, especialmente en algunos tipos de controversias, especialmente comerciales. Se admite usualmente, en efecto, que las partes pueden poner- Vila Ley nim. 392 de 1978, y ahora el ar. 447 bis el Cadice di Procedara Civile. 173 i. MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE TUSTICTA CIV, se de acuerdo para someter la solucién de una controversia a jueces «priva- dos», de su eleccién y remunerados ®, Usualmente, esto acarrea costos més elevados que en tales casos pueden ser compensades con las ventajas que las partes pueden considerar como més importantes como, por ejemplo, la prix rapide? del procedimiento arbit iros ¥ de determinar las reglas procesales intereses un orden aceptado por ambos, y que permi ro%0, largo y a menudo contraproducente, de los rem todo esto no hay nada nuevo, vde hecho arbitraje desde hace mucho tiempo del repertorio de remedios de los que las partes pueden servirse para resolver sus confl wualidad que todas las codificaciones procesales desde fines d fa nuestros dias havan conocido varias formas de tales medi La novedad con: que favorecen el recu do se present idades, sino como la evla maestrar para la sol En parte —como ya se ha dicho— todo esto encuentra justificacién en la crisis de la justicia administrada por el Estado: cuanto mds-costosa, poco accesible e ineficiente es, tendencia a servirse de otros instrumentos”, Noes c i funciona, como en Alem: ar. 10 de la Ley de 18d vis, 80 347 1998, e018 ‘ade trabajo prado § empleo pubes. “Como rice, una vez mas, ef materia de tebajoy empleo pubes vid las noes TES ioc Sobre a mai ican el ar 12 qtr dl Cae Poets Cv? Decrstoe 80 387 de 1998, 174 1. LadusTIa evil Sin embargo, e] fenémeno de los nadias pero realistas gbscrvaciones, han rtado tendencias de of 'y que se han difundido con 19 seetores relevantes de la cul moon siendo preferibles, en cambic ef ren ual fuese necesafia una decision del contrower- vigvananeras seria pertinenteservrse de jueses «pete dose, recurriendo a un procedimiento arbitral, en aplicar fay siguiendo las re {los ADR surge, en paniculare yon cor sus exgencias efeetivas de tule- ‘de modelos provenientes elhecho de qu zado su maxima expansion —es decir, precisamente en fendmena ya es, desde hace tiempo, objeto de amplios estu tieos® tema os métodosaeroatvos ha sleanzado Gr gue‘ specto se dscute en todas pares SO aera ue vale la pena sefialar algunos En todo caso, ble importanei tura sobre el asunto es ya inmensa de sus aspectos principales. De un Indo, surge ahora claramente la inconsistencia de cualquier acti- ‘td que los. paaipie) ‘como favorables, asi como de cualquier prejuicio que los rechace. La razon, simple pero inobjetable, es que no se trata de un fené- Tp denn tn ogee, 8 Teoria mi SSE mney orn 175 MICHELE TARUFFO. PAGINAS SOBRE,USTICIA CIVIL meno homogéneo, sino de un complicado conjunto de instrumentos y de ins. tituciones muy diversas. Cada uno de esos medios, ademas, puede estar con- figurado de varias maneras y puede ser adecuado o no, de acuerdo c regulacion y de quién lo use y para qué fines. Asi, por ejemplo, es necesa dos de un procedimiento, reguladas de manera varia ‘ada uno de estos métodos puede resultar adecuado o inadecuado naturaleza de las partes y de.conflicto, sin con 'y pueden ser, por fos. Por ejemplo, se tiende a reivindicar que no i conciliadores y mediadores, son independientes y neutrales con res- ereses en juego, para asegurar un manejo correct tiende, ademés, a considerar necesaria una reglamen- correccién y «visibilidad» de los procedimientos alter de hacer valer adecuada- ‘mente sus pretensiones y sus razones. Em esencia, se considera gue nels? tn el contexto de los métodos alternativos deben asegurarse a las partes 18S = wee = vid Goon Utiod, 1958; Resa, 1997; CLO, 1998: 478 176 12 LAJUSTICIA CIVIL garantias minimas de participacién, ademas de la correccién y controlabili- tar abusos e injusticias que puedan eprivadas de los métodos en orientaciones que se manifics- io de métodos conciliatorios que en particular de las partes social garantizan los derechos de las parte -conémicamente mas débiles ™. Ante la crisis endémica que en muchos ordenamientos azota la justicia yla evidentemente escasa capacidad de muchos legisladores para realmente esta crisis con estrategias eflcaces, parece claro que no se puede prescindir de los métoclos alternativos de solticién de contraversias. Si bien no son la via maestra, cot yen una via necesaria. La experiencia bargo, va en el sentido de que seria absurdo esperar de los ADR soluciones ticamente erréneo excluir o infravalorar el rec El fenémeno de los ADR introduce de todas maneras algunas paradojas, a procesal de las ultimas décadas de ras por una parte se busca e las garantias necesarias, elaborando pri pobres o no existen en absoli tiene un derecho consti pero del otro sc le dice que que en cambio es mas sal dinero necesario para remunerarios, o ren telas propias pretensiones, contentandose con lo que pueds ol acuerdo con el adversario'™. cludadano que ela jurisdiccional, Una segunda paradoja es que ya nadie pone en ducla la con cultura juridica europea, obtenida entre los siglos x0 y XX, segth justicia civil ya no es cosa privada de las partes sino que hatursleza publica, yes administrada por el Estado en cumplimiento de uno de sus poderes fundamentales ", La constitucionalizacién de las garantias, broeesales puede considerarse, de esta forma, como la mésima manifeta- a no se niega la naturaleza 2 de la justicia del Bstado, pero se sugiere evitarla y confiar a una libre 1S Hp empl, is, 2002 ‘3 Ha Sedo andlogo, vide cado exo de Guth, en ARE, 1962 (198 ys. Mien exe ensayo sparta 1 WT MICHELE TARUFFO. PAGINAS SOBRE JUSTICLA CIVIL voluntad presunta de las partes privadas, la obtencién de acuerdos que con- n mejor los intereses en conflito. Esto no acarrea sinicamente la frus- {racion de todo el discurso relativo a las garantias fundamentales del proce- 50 sino también el abandono sustancial del aspecto més importante de la concepeién idea de que el % ial esté oriemtad jente a la aplicacion d derechos, y ala consideracién d especie de deg imiento reconoce a los ciudadanos: ésta tien que —sin preocuparse de las garantias fundaments proclamaciones vacias— el mensaje que también hos no estan realmente tutelados por la justia del Estado, que con un adverss fe se reducen ast a B) Entre las novedades mas importantes que surgen sobre todo a par- articular importancia el problema de la tutels ‘puede suceder también que algunos srecho individual, pero esto no es par- jue importa es que el comportamiento ik se caracteriza justamente por el hecho de alectar a una puralidad de perso has que incluso puede ser indeterminada, idades de naturaleza ‘supraindividdal pueden tener lugar en diversas éreas del ordenamis nno se trata de nada nuevo, Lo que nace, en cambio, es uns idad —se podria decir: una nueva cultura—en la que el indivi no es la medida exclusiva de todas las cosas, sino que se atribuy colectiva o supraindividual, generando, en consecuencia, problemas particulares que tienen que ver coD §u proteccién jurisdiccional. Los mayores ejemplos de este fenémeno explk ‘ean facilmente sus razones ¥ caracteristicas. Un ejemplo al que ya se ha hecho referencia es el del art. 28 del Estat: to de los Trabajadores. Al iratar de proteger el interés en el cese y remocion de los efectos de las conductas antisindicales, el legislador ha estimado est interés como «colectivor y no referido a trabajadores ales (aunque hay individuos que puedan sufrir lesiGn de sus derech iduales, com? consecuencia de las conductas antisindicales), y ha atribuido Ta legitimaci6» “ularmente nm TS Vid Suva, 1999 ye ado ecto de Gas en Ane, 198 178 2 LAsUsTICA cL .ra actuar al sujeto colectivo que es el tipico «portador» de este interés, es "a la organizaci6n sindical ™. ejemplo relevante es cl del consumidor, que surge como figura no “dual en el contexto de la produccién y del consumo en masa de jendo un solo individuo mo productores 0 ‘de masas, es imposible o esté estratégicamente destina- fracaso pot tieconémica, y por lo tanto inutil"”, Es necesario, por ‘crear nuevas formas de proteccién que superen la desventaja estratégica del consumidor individual, que es t{picamente una parte «d ‘ocasional», y permitan proteger los intereses de los consumidores enten« dos como clase o como grupo. Un tercer e importante ejemplo tiene que ver con situaciones en las que (os pueden violar derechos o intereses rel ¢ colectivo o supraindividual, como el minada de person: iSO» quie en realidad corresponde a una colec- nte se configura asi como. ndividuales. Estos problemas hacen surgir la necesidad de crear instrumentos pro- eesales nuevos, sobre todo por cuanto las tradicionales formas de tutela judicial estaban construidas —al igual que las ciales— a la medida de cada su dual. Sobre es lo de gran importancia, les of il Procedure, y luego varias veces perfeccionada ", un tipo particular de accion con la cual un sujeto puede 0 en nombre de todos los demas individuos que se t ‘sma situacién, provocando el pronunciamiento de una cia que puede desplegar efectos de cosa juzgada en relacién con todos ‘quellos que formen parte de ese grupo '?, Se trata de icin con Una historia muy compleja y que incluso en Estados Sendo muy discutida', pero que ha tenico una amplia aplicacién, permi- MICHELE TARUFFO PAGINAS SOBRE SUSTICTA CIVIL tiendo Ja tutela de varias situaciones supraindividuales (desde la prote Gel medio ambiente y del consumidor, a la eliminacién de las discrimina- Clones raciales; del resarcimiento de los dafios por product para la salud, a los derechos en frecuencia afectan a cientos smo proceso— de institucién de la class ,, como por ejemplo en Bi en particular en mericano, A partir de los aos se dencia favorable a la tutela juris Jes, pero los resultados operativos no han sido ss que en Estados Unidos se obtienen mediante las class a Tos ordenamientos europeos no se ha aceptado la posibilidad de que un solo su \-no se ha seguido el modelo nortea- se ha difundido, en cambi interés Supr plos de esta estrategia son las atribuciones de I Ia accién de represién de las cons isindicales, do que pres ad, a veces especificadas en la ley). Eso que sucede, pot vbandsklagen introducida en Alemanig para la tutela det con la accion atribuida a las asociaciones francesas de co sumidores por parte del as acctones andlogss Colectivas introdueidas en Talia en los tltimos anos En algunos casos estos remedios tienen alguna utilidad, pe zo se muestran adecuados para producir una efectiva y sistematica protee- ereses colectivos en Juego. El hecho es que mientras la dfn. dad respecto de distintas situaciones de intereses suprainl dduales ha ido creciendo en Europa a la par que en Estados Unides, 1 legisladores parecen reacios a introducir instrumentos procesales de ‘amplia y realmente eficaz aplicacion para la tutela de semejantes intereses. Las 6; Gnsan, 1996: 338 ¥ ss recopidos cn VVAA, 1976, 9 en ALM y Gawsnno, 1976 y Grusino, 1976: 354 ys. 6 34 ys, ado ecto de Da Vrs en ALP y GAMBARO, 1976: 377 58, ‘Sobre las vi: Lise 1996 y CaPFOM, GASIMHNET y VERARD, 1995. 180 mnales categorfas individualistas parecen todavia ampliamente dominan- ‘ver explica la persistente tenden- colectiva como excepciones espé rales, pero se trata todavia de excepciones, y en las cuales no se pone en discusi6n la dimensién nacional de la regula civil, De otra parte, por ejemplo, el Cadigo de 1940, apunta a producir un marco norm do en un modelo procesal fundamental, con respecto al cual los varios pro- cedimientos especiales no son mas qu Esta perspectiva nacional y tendencialmente unitaria comienza a entrar en crisis en la segunda posguerra como efe Yen dos direciones, De un lado, aumenta la fragmentacion y la difere

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