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Erte trabajo pretende mostrar las ensenanzas extraidas eo civil articulo Bm Por Francisco José Casas Restrepo Prefer, Departament de Filosofia, Untvesidal de La Sabana. ApsTRact In this article, the writer wants t0 show the teachings of Thucydides, Greek historian fiom old times, regar- ding the violent phenomenon of civil war. With war as 4 framework and human nature as underlying back- ground, Thucydides notices the violent, thoughiles, and vengeful behavior of human beings; the evil found in the use of the language and ‘ts influence on human performance; the moral degradation clearly visible in evil fanaticiom and corrupt political activity; the success of shyness and recklessness over kindness and strength; and, as a concluding idea, the consciousness of the dan- gerous and self-destructive nature of rational beings when they lose control of themselves and disregard fruman and divine laws. Key words: civil wer, Thucydides, violence, teaching, human nature, languaje, moral degradation, vices, poli- tical passion, cunning, temerity. Eduvaciun y Eduoees, unen No 5 65 Franosoo José Casas Restepo Introduccién_ cer el subtitulo de este breve articulo podemos preguntamos: zc6i0 puede ensefiar la violencia? Se hace, entonces, necesaria una breve aclaracién, precedida de una explicacién del contexto del autor. Tucidides cs de sobra conocido por ser, junto con Herédoto, pilar fundamental en la histo= ria y--ln- historiografia»griegas: testigowde excepcion de una de las mis importantes guerras deh antigua Hélde (Guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, entre el 43Ly el 404 a.de C,),escribié el relato de la misma porque pensaba-que iba a ser importante y.mas memorable que las ante- iors” (11,1)! “Tucidides, que era “Hijo de una ilustre farni- lia, educado_en_la_mejor_pedagogia de la apoca, estaba destinadlo, por sti Cina y su inte- ligencia, a ejercer las mis altas magistraturas en la Atenas de su tiempo”. Para desgracia suya, Tucidides, estratega ateniense destacado en Tracia.con. el. fin. de_obstaculizar la accion enemign de Esparta, fracasa y es condenado a muerte, pena que le es conmutada por el. des- ticrro. Desde esta condicién, puede dedicarse 2 historiar la guerra durante un perfodo que coincide con la cumbre cultural y politica de ‘Atenas en todos los campos, como no volve- ria.a tenerla janis. Pero esta época dorada no 1 Tacos, Hetria de fa quera del Peloponeso, Mati, Eloi Gredos $, 8, 1990-1932, Sibleca Clisia Grdos, vs. 149, 151, ‘ely 173 letoduceln general de Jul Calon Rut. Tague y roas de Juan José Tere Estarranch. Lat imooemas 3 “Ticiies Uden tacbra on ocr isos, chaos en numeros oranos, Sere Secon cans pars de cata tenner as, ramen ir en ines ers, es es 2 re cali yt ee netuery ‘awsora di Piper 078, epic coun 23 Ht fla gnega Esndios, docurentiin y selecciin de textes, Cecio Signer, Monogatas Tenateas, No.2, Ecc, ra ‘rowopos. cebe llevarnos a idealizar el sistema politico vigente en Atenas. la democracia, solo posible gracias al paraddjico y tirinico sometimiento de sus siibditos y aliados politicos, que llegé en_ocasiones a:elevadas.cotas de crueldad y, grandes matanzas. En la obra de Tucidides, magistral @iimuchos y variados aspectos y modelo imperecedero de his- toria politica, el andlisis de la conduc- ta humana en tiempos de guerra llega a una gran finura y-algunos,pa- sajes son ya verda~ deros clisicos en filosofia politics y éti. Dentro de estos, quiz4 los mas famosos sean, primero, la “‘Oracién» Fiebre”, discurs6' proniiticiad6 por Pericles al pueblo atenien- se en los funerales por los muertos después del primer afio de guerra (II, 35-46), y segundo, las consecuencias morales de la guerra civil (IIL, 82-84). Nos interesa ocu- parnos de este iiltimo texto y ver como Tucidides saca las consecuencias y ensefian- zas surgidas, por via negativa, de la degrada= cién humana, ei €l context de un fenéme- no tan terrible y desastroso como la guerra 0 discordia civil (stésis), que se distingue de la guerra sin mis (pélemos). Es cierto que la enscfianza y el aprendizaje obtenidos por los seres humanos durante la guerra civil o general no son los deseables en un proceso educativo normal. Pero es justa~ mente por el caricter anémalo de tal situa cién, con las Iecciones aeerea de eémo- no: debe conducirse el ser humano y qué debe observar para no llegar o recaer en ella, que da una ensefianza muy duradera por ser tan dolorosa. Y aqui no esta de mis anotar aque- llo que los griegos sabian muy bien, aunque no solo ellos sino todo ser humano sabio y experimentado: que’ solo’ aprendemos’ del 66 Universidad de La Sabana, Facutad de Educacion dolor o que, por lo menos, es el mejor maes- «ro, y sus ensefianzas, sorpresivas e involunta- rias, si las sabemos asimilar, nos dan una madurez y formacion excepcionales. Asi, aunque sea una paradoja, tenemos que acep= tar por fuerza las lecciones violentas de la guerra, Si hay dudas al respecto, baste con observar lo mucho que nos han brindado los faltimos doscientos aiios de historia de la humanidad, plugados de guerras. La Guerra Civil Tucidides empieza el anilisis de la guerra civil limitindose al caso particular de Corcira, acaecido en el aio 427 a. de C. Advierte que tal guerra parecié una de las mis crueles, por ser la primera en el ambito de la Hélade, pero inmediatamente después, complementa y amplia la idea anterior, “\..pues mas tarde todo el mundo griego, por asi decir, fie presa de la agitacién, y por doquier las discordias civiles oponian a los jefes del partido popular, que querian llamar en su auxilio a los atenienses, y a los oligar- cas, partidarios de los lacedemonios”. Tucidides empieza asf presentando la prime- ra y mis funesta ensefianza y consecuencia de la guerra civil, a saber: la guerra es terri- blemente contagiosa, se difunde muy ripida~ mente y torna a los seres humanos irreflexi- jolentos y temierarios. Esto no hard sino difundir ain mis la ola devastadora de la guerra con todas sus calamidades: los seres humanos se envalentonan y sobrepasan los vos, Himites que la prudencia aconseja observar cuando se trata de asuntos bélicos; el énimo de revancha y venganza entre miembros de uno y otro bando los convierte en fieras san- 3 Tues. Op tl, 62, 1), guerra... maesta severa’ guinarias dispuestas a arriesgarlo todo en beneficio propio. Para Tueidides —quien analiza muy de cerca el concepto en el terreno bélico y lo tiene en cuenta como trasfondo general de la accién— la “naturaleza humana’* tada una realidad muy digna de ser tenida en cuenta-y-meditada, pero no en el sentido abstracto y racionalista de esencia intempo- ral ¢ inmutable ~algo 'asi/Como una particu= lar concepcién metafisica de la sub: sino como una “constante histérica”” de la previsibilidad del comportamiento es conside- cia— acerca humano, la plausibilidad acerca del actuar de Jos individuos, toda epoca y lugar,¥ este concepto, muy en conexién con un sentido politico realista de Jos asuntos humanos’ que, por incompren- sién, ha sido vilipendiado y tildado retérica~ mente de “sofistico” solos 0 en comunidad, ‘en . Tal visién de la “natu- taleza humana” no debe ser entendida en Tucidides como una teoria ciclica de los actos humanos, como profetismo acerca de asuntos que, acontecidos en el pasado, habrin de repetirse de idéntica manera en el futuro’ 224; |, 16, 2 It, 81, 2-85 Indus), Vi Intrcational Retstions. From Onford Univesity Press he .. regry. Thucyides and the Ancient Simpy The Lins ot ‘alo, Univer f Calera Pres, 1998, np. 225 ys, © Vi, Toiides. Op. ct, 23, 5-6 Para una breve @ struct histo- ria cla caractzacén matema dels teas policas de as rla- ‘ones ntemaconaes, y del lartado “realisno emplico, wd. Suc al. Oni. 13.78» po, 28S psec Pare ol ‘de “realsmo poltco" en Tues, vc. Crane, Gregory. Op. ct 61-71, 6 Vid. Mecinyre, Asoar. Justia y Racionaldad. Conceptas,y Conn, Barcelona, Intenadonles Uniersarias, UN SA'S.A, 1994, Colecin Bicay Sciecad, 8 pp. 83 y ss 7 Of, Memigiano, Amaido, La historiggrafia griega, Barcelona, dori ‘A, 1984, 9.78 y 72, y Mamiglano, Aralde. 6. Histo y Bega. En Fn, Mots |e, eyed de Grecia. Una neva vaoracién, 2da'edilon, Barcelona, Editorial Cia, $.A, Grup Eira Grialbe, may dé 1989, Sere genera Eetutiney eneayc, 117 Educacion y Educadores, Volumen No 5 67 Francisco José Casas Restvepo Las calamidades que sobrevienen a los seres humanos por obta de la guerra presentan diferente intensidad, dependiendo de las cir- cunstancias particulares del proceso bélico-Y, asi como “En tiempos de paz y prosperidad tanto las ciudades como los particulares tie nen una mejor disposicién de énimo...”", debida a la existencia no extrema, asimismo la guerra, que arrebata el bienestar de la vida cotidiana, ¢s una maestra severa y modela las inclinaciones de la mayoria de acuerdo con las circunstancias imperantes”’. Estas circunstancias se_presentan_general- mente en una atmésfera de violencia que contagia y presiona a los individuos, oblign- dolos a sacar de si sus peores pasiones, con un grado de “refinamiento” e ingenio asom- broso para obrar el mal, La perversion del lenguaje El elaborado anilisis de Tucidides acerca de Ia falsificacién del lenguaje y su reflejo en la conducta humana demuestra una delicadeza y conocimiento de las pasiones surgidas en tiempos de guerra, como muy pocos escrito: résJo han sabido mostrar. Valga la pena ano- tar aqui que las injustas y numerosas actisi= Giones ditigidas contra Tucidides, como “oportiinista” polisi@Slstico se desvanecen a la luz de estos textos, que ilustran de mane- ra maravillosa una concepcién ética del actuar humano muy alejada del relativismo atribuido a nuestro autor. Que’ Tucidides haya sido realista en materia politica no implica en modo alguno que se le pueda acusar de oportunista o relativista. Ademés, el hecho global de reflejar en su obra el clima intelectual de la Atenas de los sofistas, y el 8 Tides. Op. ct, 82,2) 9 te caso particular de haberse educado en el cir- culo del sofista Protigoras y se mente, discipulo de Annfén' no demuestran nada en su contra’ | probable ‘Tucidides observa que os _corcirenses “Cambiaron incluso el significado normal deslas para adec alabras en relaci6n con los hechos, las a su interpretacién de los ntismos””, Si miramos atentamente, no podemos deducir de tan litcidas palabras que exista para Tucididesyinnal/correspondenicia contolégica, real, entre lenguaje y morilidad. Incurririamos en un realismo ingenuo extre- mo si pretendiésemos encontrar correspon- dencias reales directas entre las palabras y los hechos morales derivados de unas acciones, entre palabras y hechos considerados “cosas”. Se hace inevitable aqui wna aclaracién para despejar_confusiones y malentendidos: Tucidides, como buen conocedor del movi- miento sofista y criado en tal atmésfera, entendia muy bien que la relacién entre la palabra y la moralidad es relativa, no absolu- ta, sujeta de antemano a unos determinados uusos morales consagrados por la comunidad, Jos cuales yarian dependiendo de las/eircuns- tancias y, por supuesto, cuando cambian las estructuras mismas de la sociedad, proceso que reclama el concurso del tiempo. ‘Todo Jo anterior no snpone, en ningin momento, para sorpresa de muchos, que se esté relativizando la moral 0 que esta sea 11, Para una coeccibn dela eténea parspectva acerca de los sta Y’su remabitacén dont del saber dela artigiadad, vd. Romy “acquelne de. Las grandes sofia Atenas de Feces riera cin, ora, aor Sa al A be Go 878.714 yiryss 12 Tucitides Op. ct 82, 4) 68 Universidad de La Sabana, Facultad de Edusadin “La guerra... maesira sever” relativa -en sentido fuerte~ 0 fruto del capricho © el azar. ¥/@s)qué li moral solo cobra sentido en relacién con el lenguaje, y este no se comprende como fendémeno si no es en comunidad. En otras palabras: hechos morales aislados e intemporales que hablen desde si y por si mismos, ajenos al tiempo, no existen. Lo son cuando, justamente, se sititan en un contexto y son considerados y evalua~ dos por los seres humanos que los llevan a cabo. Cuando son examinados en relacién con su conveniencia, bondad, pertinencia, etc. Esto es posible gracias al lenguaje -entiéndase lenguaje humano simbélico, con sentido, que sirve de vehiculo aglutinante y es el elemento fundamental que permite dis- cernir, valorar y prescribir en el orden de la accién, entre otros. InichusoyArist6teles, que seguramente diferiria de Tucidides en cues tiones politicas concretas, dirs: "el hombre es el nico animal que tiene palabra (léigos) La palabra es para manifest y lo daiioso, lo justo y lo injusto, y es exclu- lo conveniente sivo del hombre, frente a los demis animales, el tener, él s6lo, el sentido del bien y del mal, de Io justo y de lo injusto, ete, y la comuni- dad de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad". ‘Tucidides, al igual que los sofistas, conocia y entendia muy claramente las ideas que pos- , ideas que ilustran cémo la corrupcidn del lenguaje no es cuestion de no “correspondencia ontold- gica” entre este y los hechos morales a los #8) Sino Cuestién moral, en la cual teriormente expres6 Aristétel que se re bruscamente se altera ¢l uso valorativo tradi~ cional de los términos referidos a hechos +3 (Hiei La Punic ive cap 2, 12638 8-18), Een bingoe ‘radu de Juldn Maris y Maria Arai, Ireduccén y nots oe sin Vara. 2a alo, 2a relrreson, Maid, Certo de Esti ‘onstudoneles, 1969, Calecin Cisces Pultoos. morales dentro de un contexto determinado de grupo; y cambia, por lo tanto, la éptica con respecto a cuestiones practicas que, en tiempos de paz o de pugna no muy violenta, se verian mis o menos o similares. Esta es la segunda ensefianza que extrae Tucidides de la guerra: la perversin del lenguaje, que es ya tuna postura moral, incide directamente en las acciones trastrocando su sentido en un con- texto en el cual no deberia darse tal cambio. Este opera una distorsién en la cual las virtu- des aparecen como vicios, y viceversa. Se llega asia unaydegradacién, moral inmensa, Es interesante observar c6mo nuestro autor, al descender al terreno concreto de los hechos, enumera virtudes que parecen vicios para los corcirenses y vicios que son alabados por ellos como si fitesen virtudes. Asi, se pre- senta tin anilisis ~similar al efectuado poste- riormente por Aristoteles— en el cual se muestran virtudes que serin confundidas de manera intencional y conveniente por los corcirenses, con sus defectos 0 excesos. ‘La degradacién moral. Tucidides enumera en un primer grupo de conductas cuatro virtudes (prudencia, mode- racién, inteligencia y cautela); que serin repu tadas como vicios por los corcirenses, y dos vicios (audacia irreflexiva y precipitacién alo cada) que ellos considerarin como virtudes En un segundo grupo de conductas, Tucidides analiza el proceder mutuo de las dos faeciones politicas. Asi, muestra cémo los lazos de parti- do llegan a ser mis fuertes que los de sangre. Si se aceptan propuestas del adversario, es por simple conveniencia o para dilatar el tiempo Eaueacn y Educadores, lumen No. & 69 Francisco José Casas Restreno con objeto de urdir una conspiracién o pla- near la ruptura de un pacto de fidelidad y tomar al enemigo por sorpresa, vengindose de él recurriendo al engaio. En tal ambiente de corrupcién moral sucede grado maximo, cuando se exponen las argu- cias y engafos de los politicos con las masas, cémo las manejan a su antojo y conocen los resortes secretos para aparentar querer ciertos objetivos, cuando en realidad se persiguen otros muy contrarios, Cunde, entonces, la algo semejante a un proceso de “alticinacién » inmoralidad; el caos y el desconcierto de los ° Dice Tucididesalnespetto: Pero quiza la enseftanza fundamental que deja el proceso bélico —la cuarta— sea aquella que ocasiona y motiva ese execrable y escan- daloso cimulo de vicios. Nuestro autor la expone asf: “Layeausa ide" todo e568 males") | Pero, lejos de ser el anterior un proceso de corrupcién exclusivo de la ciudad de Cércira, se gene- raliza a las demis ciudades partici pantes en la Guerra del Peloponeso.¥ es aqui donde la finura del analista se muestra en 14 Tusiies Op. ct 82,7. 15 (eM, 82,8 ciudadanos son miximos, y estos quedan a merced de sus verdugos. Las facciones politi- cas se convierten en hermandades malignas que aglutinan hombres feroces, dispuestos a todo por defender la “razén de grupo” y “De esta forma, ni unos ni otros se regan por moralidad alguna, sino que aquellos que, gra~ cias a la seduccion de sus palabras, conseguian llevar a término alguna empresa odiosa, veian actecentado su renombre. Y los ciudadanos que estaban en una posicién intermedia eran victimas de los dos partidos, bien porque no colaboraban en la lucha, bien por envidia de su supervivencia”™. 7 ieeiretuinataiieeitperats a |. Es te actividad de una comunidad humana 0 ". Asi, lo que Tucidides censura €l papel del politico “de ocasién”, del fan- ionario experto en enredar y corromper las _ i e “vida buena” es ci relaciones entre los hombres. Ramnapsahety del demagogo. A este debemos conocerlo y saber el infinito ntimero de artimafias y ardi- des que maneja, no para darle de sw propia medicina sino para precavernos, para evitar que se corrompan las relaciones entre los seres humanos y termine por reinar el caos que tanto beneficia a los oportunist 16 be, 70 Universidad de Le Sebana, Facutad de Educacion “La guora.. maestra severa” La perspectiva de la devastaci6n nos muestra un panorama desolador en el cual desaparece * la ingenuidad, con la que tanto tiene que ver la nobléza de espiritul:.””. Se generaliza hi vio-~ lencia y se pierden los animos de reconcilia~ ci6n, la esperanza de estabilidad y la confianza. ‘AS los medioerés tetminan por triunfar, pues, siendo conscientes de su_inferioridad en auichos sentidos, se lanzin de manera temera- ria a la accidn, mientras que los mis fuertes y poderosos, confiados en sus capacidades, que- dan indefensos y son destruidos por los prime- rosie esta situacién extrac TUCidides la sexta ensefianza:en tiempos de guerra triunfa el astu- toy el temerario, no el mejor o el mis fuerte, Se llega al punto final cuando se generzliza el pillaje mutuo de los bienes entre los adversa- rios,y la codicia y a e6lera se hacen incon70- lables. Nuestro autor termina mostrindenos un panorama horrendo en el cual “,.damattl :lleza humana, habituada ya a cometer injusti- cias a despecho de la legalidad, se impuso entonces sobre las leyes y encontré placer en demostrar que no era sefiora de su propia célera, pero que era mis fuerte que la justicia y Gilemiga de (oda Superioridad” JEste paaje, que expone de manera bella y terrible cémo se conduce la naturaleza humana en tienspos de lucha, nos da la séptima y Giltima ensefian- za sobre la guerra, a saber: la naturaleza del ser racional. cs la. mis_peligrosa cuando pierde.el dominio de si misma, y no valen leyes ~huma- nas © divinas- para haceria entrar en razon. Esto la leva a la autodestruccién. La enseanza imperecedera que nos deja ‘Tucidides con este pasaje de su obra bastaria Bia 83,9), para hacerla inmortal, tanto por el conoci- miento y penetracion de la naturaleza huma- na como por la elegancia y belleza del estilo expositivo. Pero es que La historia de la Guerra del Peloponeso es mis, mucho mis. Sin pretensiones de vaticinar hechos huma- nos futuros, pero consciente de la grandeza de su obra y su conocimiento del ser huma- no, Tucidides se atrevié a decir: “...mi obra ha sido compuesta como una adquisicién para siempre, mas que como una pieza de concurso para escuchar un momento”. A la vista de los sucesos acontecides en la histo- ria de la humanidad desde entonces, su afir- macién resulta sorprendentemente cierta Mis alli de la razonable caducidad de muchas de sus teorias, concepciones y pare- ceres, Tucidides nos sigue hablando, nos interpela acere wattiraleza humana y su manera de conducirse en tiempos de guerra, los resortes del poder, la obra de los politicos y su influencia sobre las masas, el conocimiento de las mismas y sus pasiones, la concepeién del quehacer y el método histérico, la fidelidad a lo descrito y lo dighoy ete. Todo csto ha Ilevado a que su obra y su proceder se hayan_asumido em muchas. épocas:y hasta:eldia de hoy como uno de los modelos que deben ser imitados estudiados en distintos campos: ciencia politica, teoria de la guerra, tratado sobre el poder, estudio y examen de la democracia, tratado de la paz, relaciones internacionales, filosofia de la historia, historiografia, ete. Desde el fondo oscuro de los tiempos nos queda la obra de uno de los hombres)que mas nos han ensefiado sobre nuestro enij mitico modo de ser y de conducirnos como animales racionales. Educacion y Educadores, Volumen No. 5 val

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