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60 WILLIAM P. ALSTON menos vulnerable del fundacionismo, a la que he denominado “fundacionismo mfnimo” —forma a la que se aproximan ver- siones contempordneas més prominentes de esta posicién—."” Seria deseable que los interesados en despejar el camino para ‘una epistemologfa sin fundamentos apuntaran sus armas criti- cas contra los fundacionistas mas modestos y cuidadosos como Chisholm, Danto y Quinton. [Traduccién de Jonatan Garcia Campos] BIBLIOGRAFIA. Alston, W., 1976, “Two Types of Foundationalism", The Journal of Philosophy, vol. 73, no. 7, pp. 165-185. Chisholm, RM, 1966, Theory of Kowledge, Prentice-Hall, Englewood ifs, Danto, A.C., 1968, Analytical Philosophy of Knowledge, Cambridge Uni- versity Press, Cambridge. Lehrer, K., 1974, Knowledge, Clarendon Press, Oxford. Moore, G.E., 1922a, Philasophical Studies, Routledge and Kegan Paul, Londres. , 1922b, “The Nature and Reality of Objects of Perception”, en Moore 1922a, pp. 31-96. ,, 1992c, “The Refutation of Idealism”, en Moore 1922a, pp. 1~ 30. Quinton, A.M., 1973, The Nature of Things, Routledge and Kegan Paul, Londres. Russell, B., 1912, The Problems of Philosophy, T. Butterworth, Londres (Home University Library of Modern Knowledge, 40) Shoemaker, §., 1968, SelfKnowledge and Selfldentity, Cornell Univer- sity Press, Ithaca, Will, EL, 1974, Induction and Justification: An Investigation of Cartesian Procedure in the Philosophy of Knowledge, Cornell University Press, Ithaca. Y La aproximacién mas cereana se encuentra en el trabajo de Quinton al que previamente he hecho alusién. Las versiones de Chisholm (1966) y Danto (1968) son mucho ms cercanas al fandacionismo minimo que a las, pposiciones atacadas por Willy Lehrer. ROBERT AUDI Cuando estoy sentado leyendo en uria tranquila tarde de ve- ano, a veces escucho un golpeteo particular fuera de mi ven- tana abierta. Inmediatamente creo que est loviendo. Se me puede ocurrir entonces que si no meto las sillas del jardin, los cojines se empaparéni. Sin embargo, esto no Io creo inmedia- tamente, aun cuando el pensamiento me haya asaltado por un instante; lo creo sobredanba loviendo. creencias de los dos tipos. La percepcién €s una fuente constante de creencias; y, de las creencias que tenemos a través de la percepcién, muchas surgen por inferen- cia, Estas tiltimas, las creencias inferenciales, se basan entonces en las primeras, las creencias perceptuales. Cuando veo Ia luz de un faro que entra por mi ventana y de inmediato creo, de modo perceptual, que hay una luz brillante que se mueve alli afuera, sobre la base de esa creencia, podria llegar a creer, in- ferencialmente,.que un automévil viré hacia mi entrada. A su ver, a partir de esta proposicién yo podrfa inferir que el tim-” para la No es indiscutible que.conocer una proposicién implique creerla, pero la mayorfa de los epistemélogos admiten fa implicacin, Para una defensa de esta ttima, véanse, por ejemplo, Harman 1973, y Audi 1988b, 62 ROBERT AUDI cantidad de inferencias que puede uno obtener en dicha ca- dena, y la gente difiere en el niimero que tiende a obtener. Sin embargo, épodria ser que, a pesar de la aparente obviedad de estos planteamientos, realmente no haya creencia 0 cono- cimient iquicra en los casos perc 2 ferencia puede Hevarnos hacia adelante indefinidamente mas alld de las creencias perceptuales, épor qué no podria llevarnos indefinidamente hacia atrés a partir de éstas? Para ver como podria darse esto, debemos considerar de manera més siste- matica cémo surgen las creencias, qué las justifica, y cudndo estan lo suficientemente bien sustentadas como para constituir conocimiento. 1 Pas fuentes de la creencia 9 del conocimiento Imaginemos que cuando la Iluvia comenz6 yo no hubiera con- fiado en mis oidos. Podria entonces haber crefdo solamente que habia un sonido de golpeteo, y sélo sobre esa base, y des- pués de considerar la situacién, haber Ilegado a creer que es- taba loviendo. Sin embargo, no necesitamos detenernos aqui, pues supéngase que no confio para nada en mi sentido del Gido. Podria slo entonces creer que me parece que hay un golpeteo, y sdlo sobre esa base creer que existe dicho sonido. Muy bien, podrfamos decir, pero sin duda esto no puede ir as lejos, y de hecho ni siquiera hay necesidad de legar has ta aqui. Pero, épodemos ir mas lejos? ¢Qué razén te6rica existe para detenernos? No es como si tuviésemos que articular to- das nuestras creencias. Poco de lo que creemos se encuentra alguna vez ante nuestra mente expresdndose internamente. De hecho, tal vez podamos tener un niimero infinito de creencias, como algunos piensan que las tenemos cuando se trata de la aritmética: se dice que creemos cosas como que dos es mayor que uno, y que tres es mayor que dos, y asf sucesivamente. Otra posibilidad es un circulo cognitivo: creemos que p sobre la base de q, q sobre la base de r, y as{ sucesivamente hasta 2 Véase, por ejemplo, Foley 1979. He criticado la idea sobre la creencia infinita en Audi 1982. EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 63 que Ilegamos a una proposicién, digamos z, la cual creemos sobre la base de p. El debate sobre estos temas contintia tanto en filosofia de la mente como en epistemologia. En filosofia de a mente, el asunto es si el sistema cognitivo de La posicién epistemolégica relacionada con la idea de que aun cuando pudiera haber cadenas de creencias circulares infinitas, éstas no podrfan ser fuentes de conocimiento o jus- tificacion, es el fundacionismo. El fundacionismo es una idea arraigada y destacada de la epistemologta; pero a pesar de la gran atencién que recibié en las décadas de 1970 y 1980, po- cas veces se ha formulado en detalle y contimia siendo bastante incomprendido.? Se le Hama fundacionismo porque considera que el conocimiento ~y de hecho la creencia justificada, a la que comtinmente se considera una parte muy importante del conocimiento— sdlo es posible a través de las creencias funda- cionales. Estas creencias se conciben como no inferenciales tal como lo son las creencias perceptuales: basadas en la experien- cia, mas que en la inferencia. La idea subyacente es en parte la siguiente: si el conocimiento o la creencia justificada surge a través de la inferencia, entonces se requiere la creencia de al menos una premisa, y esa creencia puede producir el conoci- miento o la creencia justificada en una proposicién que se in- fiera de la premisa sélo si la creencia premisa es ella misma un caso de conocimiento, o al menos esté justificada, No obstante, sila creencia premisa esté justificada, debe estarlo en virtud de algo —de lo contrario, estaria autojustificada y, por consiguien- te, seria, después de todo, un tipo de creencia fundacionista- ‘Sin embargo, si la experiencia no puede servir para justificar- la, entonces la creencia debe derivar su justificacién todavia de otro conjunto de premisas, y el problema surge de nuevo: équé €s lo que justifica a ese conjunto? ® Para darse una idea de esta incomprensién, véanse, por ejemplo, Alston 1976, y mi-artfeulo Audi 1988a, Este ensayo, como los mencionados, btsea formular el fundacionismo de una manera que coneuerde con planteamientos contempordneos aceptables de la tradicién fundacionista 64 ROBERT AUDI ‘A la luz de dichas obsetvaciones, el fundacionista concluye que si —como el sentido comtin nos hace desde luego suponer— algunas/de"nuestrasicreenciasjestangjustificadas o constituyen conocimiento, entonces algunas de nuestras creencias estén |justificadas o constituyen conocimiento, simplemente porque (de cierto modo) surgen de la experiencia, Siinterpretamos Ta ‘experiencia de manera suficientemente general como para in- luir la reflexién l6gica y la intuicidn racional, entonces parece que existen al menos cuatro fuentes basicas de conocimiento y ‘cacencia justificada. La percepci6n es titia fuente empfrica; lay Génciencia es otra y fundamenta, por ejemplo, mi conocimien- to de que estoy pensando en la estructura de la justificacién; {a reflexién es incluso otra y es, por ejemplo, la base de mi ‘ereencia justificada de que si una persona A es mayor que B ¥ Bes mayor que C, entonces A es mayor que C. Y tambien Ja miéiiioria cs otra fuente porque. yo.puedajestarjustificado ‘en creer que, digamos, dejé la luz encendida simplemente en virtud de la sensacién de recordar haberlo Hecho. Especialmente en los casos perceptuales, ¢l {undacionista tiende a considera la-experiencia como un-espejo-de-la-na~~ qgimalezmieAylos fundacionistas esto tes parece una Dena me Lifora porque sugiere al menos dos cuestiones importantes: la 4 primera, que algunas experiencias son producto de estados ex: ternos del mundo, en algtin sentido como cuando Ia luz pro- duce imégenes especulares; y la segunda, que (normalmente) las experiencias de cierta forma corresponden a sus causas; por ejemplo, én el color y la forma que percibo en mi campo vie sual.® Si me quiero concentrar en una creencia perceptual a la 4 Nésee que la memoria es diferente de las otras tres en lo siguicmte: apa rentemente to una fuente basic de conocimiento, como Io es de justificn {Gén; Le, no podemos saber algo de memoria a menos que hayamosUegado a Saberlo de alguna osra forms, por ejemplo, mediante la percepcién. Diseuto fxto en el capitulo 2 de Audi 1988b, Gf. Ginet 1975, y Pappas 1987 En Philaopiy and the Miror of Nature (1979), Richard Rozty critica am pliamente la idea de que dicha experiencia es un espejo dela naturaleza Sin Embargo, tiene en mente una versiGn cartesiana del fundacionismo, que no | ela Unieay entra caracteristicas del “espejo™ que no tienen qué ver con los sos supucstos en este ensayo. “esto no implica que exstan oboe en el campo visual que tenga sus pro- pios colores formas fenoménicos; la euestién es s6lo que hay un sentido en EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 65 vez, podria pensar en el modelo de un termémetro; éste pro- pone las conexiones causales que se acaban de esbozar, pero también, y tal vez més que la metifora del espejo, respuestas fiables al mundo externo.” Desde esta perspectiva de las res- ‘puestas causales, considerar las creencias perceptuales como inferenciales es, en el mejor de los casos, artificial: éstas no se forman, por inferencia, a partir de algo mas que se cree, sino que reflejan directamente los objetos y los sucesos que las ‘causan, De modo que, para evaluar el fundacionismo, debe- mos considerar si todo el conocimiento y todas las creencias _justificadas podrian surgir de un regreso'o de un circulo, o si algunas deben ser no inferenciales y en ese sentido fundacio~ nales, como las que se originan en la experiencia que refleja fa realidad/Porque incluso un cfrculo finito puede generar un regreso infinito al rotar repetidamente en torno a si mismo, a esto se le llama “el problema epistémico del regreso”. El funda- cionista lo utiliza para producir un argumento a su favor. De ese argumento me ocuparé a continuaci6n. 2. Elargumento epistémico del regreso Comencemos por formular més claramente’el problema del regreso, ya continuacién procedamos a plantear el argumento del regreso que los fundacionistas proponen como una solu cién parcial al problema.® En primer lugar, supongamos que tengo conocimiento, aunque sélo sea de algo tan simple como 1 que las experiencias caractrizadas por el color y la forma (como sea que esto se analice) representan los colores y las formas aparentemente ejemplifcadas en el mundo externo, 7 ste modelo se le atsibuye a D.M. Armstrong. Véase especialmente Arms trong 1973. Su teorfa de la justficacion y el conocimiento es fiabilista porque considera que ambos pueden analizarse en términos de que se producen me- dliante procesos fables o se sustentan en ellos (como la produccién de una creencia téctl), aquellos que (normalmente) generan més a menudo creencias verdaderas que falsa, El fundacionismo puede ser fiabilista, pero no necesita, serlo, y este trabajo intenta ser neutral en cuanto a la eleccin entre las con- ‘cepciones fabilstas¢ internistas. He esbozado sucintamente el internisimo en ‘Audi 1998, y he determinado la importancia de la controversia entre estos dos tipos de teoria en Audi 19884. Para una discusién mas extensa, véanse Moser 1989, y Chisholm 1989, Esta secei6n estéinspirada en Au 1988c, 66 ROBERT AUDI que hay un golpeteo fuera de mi ventana. ¢Podria todo mi co- nocimiento ser inferencial? Imaginemos que esto es posible en egreso cpistémico infinito —a grandes rasgos, ea icc cialmente) en el siguiente. Asumamos simplemente que una creencia que constituye conocimiento inferencial esta basada en el conocimiento de alguna otra proposicién, 0 al menos en otra creencia de otra proposicién; el otro conocimiento 0 creencia podria estar;basado en el conocimiento todavia de algo mds, o en la creencia de ese algo mas, y asi sucesivamen- te. Llamemos a esta secuenc ta es simple- mente una cadena de creencias, en la que, al menos la primera creencia constituye conocimiento, y cada creencia se conecta con la anterior por basarse en ella. La perspectiva esténdar se- fiala que s6lo existen cuatro tipos de cadenas{@iiaGaenae PD ; por lo tanto, en cualquiera de los cos casos interminable y, en ese sentid tercer lugar, podria terminar con una creencia que no es cono- ‘cimiento; y, por tiltimo, podria finalizar con una creencia que constituye conocimiento directo. El problema epistémico del regreso sirve principalmente para evaluar estas cadenas como posibles fuentes (0 al menos como portadoras) de conocimien- to 0 justificacién. La respuesta del fundacionista al problema del regreso con- siste en ofrecer un argumento de regreso que favorezca la cuar- ta posibilidad como la tinica opcién genuina. La mejor formu- lacién del argumento ¢s la siguiente: ¢ (2) Los tinicos Ss mutuamente excluyentes que acabo de esbozar, (8) El. conocimiento s6lo vee suceder en el diltimo ‘ue de Ceaenaepienie(posiverereincaya cheaso epecial le un eslabon unico, tal como una creencia perceptual EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 67 Hacen falta algunas aclaraciones preliminares antes de evaluar (¢ argumento. En primer lugar, la conclusién, al ser condicio- nal, no presupone que haya algtin conocimiento. Esto mantiene la neutralidad con respecto al escepticismo, como correspon: de, porque el tema tiene que ver con necesidades conceptuales para poseer el conocimiento. El argumento tendria trascenden- ia existencial, y as{no seria meramente conceptual, si supusie- a que hay conocimiento y, por consiguiente, que existe al me- nos alguien que conoce. En segundo, considero que la primera linea del argumento implica que el conocimiento inferencial depende de por lo menos una cadena epistémica debido a su condicién de conocimiento. Considero, entonces, que el argu- ‘mento implica la conclusi6n adicional de que cualquier conoci- miento inferencial que tengamos presenta dependencia epistémi- ca (inferencial) de alguna conexi6n inferencial adecuada, por medio de alguna cadena epistémica, con algtin conocimiento El segundo punto sugiere un tercero: si dos cadenas episté- micas deben intersecarse, como cuando una creencia de que p se basa de manera fundacionista en la experiencia y, ademas, es parte de una cadena circular, entonces si la creencia es co- nocimiento, ese conocimiento sucede s6lo en la primera cade- nna, aunque el conocimiento en cuanto creencia pertenezca a arn- Bl locus elasscus de este argumento es Analtics segundes, libro I. Pero si bien la versién de Atist6teles concuerda con la dada aguf en la medida en que ‘su conclusin principal es que “no toda ciencia es demostrativa", €l tambien, dice que el regreso debe terminar: “en algin momento se han de saber las cosas inmediatas,y éstas necesariamente serin indemostrables” (7219-24), fen tanto que Yo sostengo que el conocimiento directo no tiene que ser inde mostrable. Podria haber premisas apropiadas; Ia creencia fundamental de S simplemente no esta basada en ellas (también cuestiono la validez de la infe rencia en la segunda cita, sin embargo sospecho que Arist6teles tenfa razones independientes para su condlusisn). 68 ROBERT AUDI bas cadenas. Entonces el conocimiento no sucede en una cade- na simplemente porque Ia creencia que lo constituye lo haga. Cuarto, el argumento tiene que ver con la estructura, no con al contenido, de un cuerpo de conocimiento y de sus cade nas epistémicas constituyentes. En consecuencia, el argumento puede utlizrs sin importa los supuestos elementos de cono a en cualquier persona en particu a ‘que es relevante para Ia justifica- cién. Simplemente hhablamos de cadenas justificadoras'y proce- demos en una via paralela, sustituyendo el conocimiento por la justificacién. La conclusién seria que si existen algunas creen- cas justificadas, existen algunas creencias no inferencialmente |justificadas, y que si alguien tiene alguna creencia inferencial- ‘mente justificada, ésta tiene una dependencia justficadora (in ferencial) en-una cadena epistémica que la conecta adecuada- mente a alguna creencia no inferencialmente justificada que alguien tenga, esto es, a una creencia fundacional. Cuando hable de fundacionismo, a menudo me centraré en Ia justifi cacién. imposible hacer aqui una evaluaci6n detallada del argu- mento del regreso. Simplemente comentaré sobre algunos as- pectos importantes del mismo con el fin de facilitar una mejor comprensién del fundacionismo y de algunas de las principa- les objeciones que se le plantean. ‘A los fil6sofos, la posibilidad de una cadena epistémica infi- nita rara vez les ha parecido una solucién posible al problema del regreso. Permitanme sugerir una raz6n para pensar que ¢s dudoso que los seres humanos sean incluso capaces de tener conjuntos infinitos de creencias. Recordemos la afirmacién que dice que podemos tener un conjunto infinito de creencias arit- méticas, por ejemplo, que dos es dos veces uno, que cuatro es dos veces dos, y asf sucesivamente. Sin duda, para una mente fi nita Iegara algiin momento en el que no pueda comprender la EL FUNDAGIONISMO CONTEMPORANEO. 69 Se ere eto: leerla 0 considerarla [paso 4 paso, al momento de llegar al final no podriamos recor- dar lo suficiente de la primera parte como para entender y, en consecuencia, creer lo que la formulacién expresa. De acuerdo, podriamos creer que la formulacién que acabamos de leer ex- presa una verdad; pero esto no es suficiente para creer la verdad que expresa. Esa verdad es una afirmaci6n matematica espectfi- ca; creer, de una formulacién que no podemos ni siquiera com- prender o recordar en su totalidad, que expresa una verdad matematica no es suficiente para creer, ni'siquiera para enten- der, el enunciado en cuestién. Como no podemos entender la formulacién’ en su totalidad, no podemos entender esa verdad, yo que no podemos entender no lo podemos creer. Dudo que otras lineas de argumentacién muestren que podemos tener conjuntos infinitos de creencias; tampoco queda claro c6mo, si pudiésemos tenerlas, las cadenas epistémicas infinitas podrian explicar algo acerca de nuestro conocimiento. Por lo tanto, pro- pongo considerar solamente los otros tipos de cadenas. Se ha tomado con mucha mayor seriedad la posibilidad de una cadena epistémica circular como base del conocimiento. La objeci6n esténdar ha sido que dicha circularidad es vicio sa porque finalmente tendrfamos que conocer algo sobre la base de si mismo —digamos p sobre la base de q, q sobre la base de x, y 7 sobre la, Evito este dificil tema porque creo que el coherentismo ‘en st formulacién més convincente no depende de las cadenas circulares.!? La tercera alternativa, a saber, que una cadena epistémica termine en una creencia que no sea conocimiento, raramen- te se sostiene; y encontramos poca verosimilitud en la hipéte sis de que el conocimiento pueda originarse a través de una excencia de una proposicién que la persona $ no conoce. Si existen excepciones, éstas se dan cuando, aunque yo no conoz- a p, estoy justificado, hasta cierto punto, en creer que p, como En Audi 1998, expongo dicho coherentismo. En cuanto a las versiones ceulares, para examinar algunas de las grandes dificalades que enfrentan, véase Audi 1978. 70 ROBERT AUDI cuando se hace un céleulo aproximado razonable de que hay al menos treinta libros en determinado estante. He aqui un caso diferente. Supongamos que vagamente me parece ofr musica. Si, sobre la base de la creencia resultante —hasta cierto punto justificada— de que se éscucha musica que suena, yo creo que mi hija llegé a casa, y efectivamente asi ha ocurrido, élo sé? La respuesta no es clara. Pero esto 110 ayudarfa a alguien que afirma que el conocimiento puede surgir de una creencia que no constituye conocimiento. Tampoco queda muy claro, y por el mismo tipo de raz6n, que mi creencia de que hay misica so- nando sea suficientemente razonable —digamos, en términos de qué tan buenas son mis bases percepttiales— como para dar- me el conocimiento de que la miisica esta sonando. Mientras més fuerte sea nuestra tendencia a decir que sé que ella est en casa, més fuerte sera nuestra inclinacién a decir que des pués de todo sé que hay masica en el aire. Notese algo més. En los tinicos casos en los que parece probable que el tercer tipo de cadena sea la base del conocimiento (0 justificacién), existe un grado —aparentemente un grado sustancial— de justifica- cién. Si puede haber una cadena epistémica que acabe en una creencia que no es conocimiento sélo porque ésta acaba, asi, en {justificacién, entonces aparentemente nos engontramos en las inmediaciones generales del conocimiento! decirlo asf (el escenario descrito originalmente por la tercera alternativa), sino de algo caracteristicamente parecido a él: una creencia verdadera justificada. Habria, por lo tanto, un funda- mento después de todo: no un fundamento sélido, pero tal vez cimientos que no obstante sean lo suficientemente firmes como para producir un fundamento sobre el cual podamos construir. La cuarta posibilidad es que las cadenas epistémicas que tie- nen su origen en el conocimiento terminen en conocimiento no inferencial: conocimiento (u otra creencia justificada). A su vez, ese cono- Cini paren PETE 0 ¢s, en mi impresion auditiva de la musica o en mi sentido intui- tivo de que sila persona A es més alta que B, entonces B es mis baja que A. Este fundamento no inferencial de mi conocimien- EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 7 to puede explicar de qué manera es directo (epistémicamente): surge no por inferencia —y asf sin ninguna premisa interme- diaria que deba conocerse en el camino— a partir (asumiré) de alguno de los cuatro tipos clisicos de material fundacionista, es decir, de la percepcién, la memoria, la introspeccién, o la razén. Este basarse directamente en la experiencia (incluida la ra z6n) también parece explicar por qué se puede esperar que una creencia asf basada sea verdadeva: porque la experiencia parece conectar las creencias que fundamenta con la realidad que constituye su objeto, de manera tal que lo que se cree so- bre la realidad suele ser el caso. Esta, al menos, parece ser la mejor explicacién de por qué tenemos esas creencias. En todo caso,.el conocimiento del nivel bisico no podria ser inferen- cial; silo fuera, la cadena no terminarfa sin otro eslabsn: toda inferencia necesita una premisa. Permitaseme ilustrar todo lo anterior. Normalmente cuando sé que Ia mtisica est sonando, es s6lo porque la oigo; por lo tanto, ta Dichas cadenas epistémicas funda pueden variar de muchas maneras. Difieren composicionalmen- te, en los tipos de creencias que las constituyen, y causalmente, en el tipo de relacién causal que guardan entre una creencia y su sucesora, Por ejemplo, esta relacién puede o no involucrar el que la creencia predecesora sea necesaria 0 suficiente para su sucesora: tal vez yo habria crefdo, sobre una base que no es la de la mtisica, que mi hija estaba en casa, o tal vez no, dependiendo del-ntimero de indicios a los que tuviera acce- so. Dichas cadenas también difieren estructuralmente, en el tipo de transmisién epistémica que muestran; ésta puede ser deduc- tiva, como cuando infiero un teorema a partir de un axioma mediante reglas estrictas de inferencia deductiva; 0 inductiva, ‘como cuando infiero a partir del buen desempeno de un cuchi- hhillos del mismo tipo también cortarén bien; 0 72 ROBERT AUDI Jbimargelementosydeductivossesinciuctivosmbas cadenas episté- tnicas también differen desde un punto de vista fundacionista, en stis bases tiltimas, las anclas de las cadenas; como se ilustr6, las bases pueden ser perceptuales o racionales, y pueden variar en Ja fuerza de su justificacién. Diversos defensores de la cuarta posibilidad sostienen dife- rentes perspectivas en relacién con el caracter del conocimiento fundacionista, esto es, las creencias que constituyen el conoci- ‘miento que completa el tiltimo eslabén y ancla la cadena en la experiencia o la raz6n. Algunos, incluido’ Descartes, han pen- sado que las creencias apropiadas deben ser infalibles, 0 al me- nos estar justificadas de manera irrevocable.!! Pero, de hecho, todo lo que la cuarta posibilidad exige es conocimiento no in: {ferencial, conocimiento no basado (inferencialmente) en otro conocimiento (u otra creencia justificada). El conocimiento no inferencial no tiene que ser acerca de proposiciones de suyo evidentes, ni necesita estar constituido por creencias justifica das de manera irrevocable, del tipo cuya justificacién no puede ser derrotada. El caso de las creencias introspectivas, que son paradigmas de aquellas que estan justificadas de manera no inferencial, respalda esta idea, y veremos otras razones para sostenerla. 3 Pundacionismo falibilista Si el argumento del regreso es tan importante como pienso en cuanto @ que respalda y da forma al fandacionismo epistemo- logico, entonces ahora podemos formular algunas tesis funda- cionistas a la luz de éste. Comencemios con dos versiones de o que (ARRRreynORASHIO WenERCOMMA primera tiene que ver con el conocimiento: (1) Para cualquier persona S, y cualquier tiempo 4 la es- tructura del conocimiento de S, en t, es fundacional, y (como consecuencia) cualquier conocimiento inferen- cial (por lo tanto, no fundacional) que tenga S depen- Bn a primera Moditacién, por ejemplo, Descartes dice “Ia razén me per suade que hay que abstenerse de atentir tanto a las opiniones que no son ‘completamente ciertas e indudables como a las que son completamente fal sas” (Descartes 1987, p. 16). EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO B deré de un conocimiento no inferencial (como conse- ‘cuencia, fundacional en un sentido) de S. Ta segunda posicion en relacion con la justificacion es la tesis de que (11) Para cualquier S y cualquier: tslayestructuraydel cuer- porde creenciasijustificadas de S, en i, es fumdacional ¥. por lo tanto, cualesquiera creehcias justificadastin= ferencialmente (por ende no fundacionalmente) qué’ Stenga'dependerdn de creencias justificadas de mane- ano inferencial (por end, fundacional en un sentido) des, Diversas teorfas fundacionistas pueden diferir en el tipo y gra- do de dependencia que sostienen. En especial quiero contras- tar las tesis falibilista (moderada) y fundacionista fuerte, espe- cfficamente en el caso de la justificacién, Considero él fundacionismo falibilista, aplicado a la justifica cién, como la tesisiinductivista segiin la cual: (11) Raracualquier Siyewalquier f(a) Ia estructura del cuer- po de creencias justificadas de S, en 4, es fundacional’ en el sentido «jie la tesis II indica; (b) lajustificacion de Jas ereencias fundacionales de S es por lo menos tipin ‘camente revocable; (¢)latransmisi6n inferencial de la justificacién no necesita ser deductiva; y (d) las creen- ‘Gas justificadas de manera no fundagional no necesi* tan derivar toda su justificaciGmaspattir de.las.que soi’ fundacionales, sino s6lo lo suficiente para permanecer justificadas en caso de que (ceteris paribus) cualquier otra,justificacién que tengan (por ejemplo, la prove- niente de la coherencia) fuese eliminada.'” Esto 5 falibilista por lo menos de tres maneras: las creen- Gias fundanientales pueden resultar injustificadas o falsas, 0 2 La cldusula (4) necesita la cléusula “ceteris paribus” porque la eliminacién de lajustficacién de una fuente puede afectar la justficacién de otra aunque no sca un fundamento de ella; y considero que el nivel de jusificacion en cuestién es (como en la formulacién equivalente del coherentismo) casi el apropiado para el conocimiento. La formulacin debe ser valida, sin embargo, para cualquier nivel determinado, 74 ROBERT AUDI puede descubrir que entran en conflicto ‘con otras creencias semejantes 0 con creencias de la superes- tructura bien sustentadas. Incluso el fundacionismo aplicado al conocimiento puede ser falibilista; al admitir que las pro- posiciones falsas no pueden conocerse, el fundacionismo so- bre el conocimiento no implica que las bases del conocimicn- to de alguien (en cualquier nivel) sean irrevocables. Las bases perceptuales, por ejemplo, pueden invalidarse; y podemos no conocer (o dejar de conocer) una proposicién no porque sea falsa (0 nos demos cuenta de que lo ¢s), sino porque dejamos de estar justificados la mentos principales en esta perspectiva. El primero es el axioma- tismo sobre las bases, el requisito (que se remonta por lo menos hasta Aristételes) de que las proposiciones indubitables 0 cla- ramente ciertas sean objeto de las creencias fundacionales: si puedo dudar racionalmente que p, mi creencia sobre eso no lo suficientemente fuerte como para ser un buen fundamento. El segundo es el deductivismo sobre la transmisi6n, el requisito de que una creencia de la superestructura —digamos p— pueda ser justificada por una creencia fundacional —digamos q— s6lo si p se deduce validamente de q. No es suficiente que p ten- ga el respaldo inductivo de q, con cierta probabilidad por alta, que sea, porque entonces p podria ser falsa incluso si g fuera verdadera. El tercero es un requisito de segundo orden en el sen- tido de que, para cualquier conocimiento o creencia justificada fundacional —pongamos por caso, que ofmos miisica—, poda- mos llegar a saber 0 creer justificadamente que ¢s conocimi to 0 creencia justificada; por ejemplo, podemos llegar a saber que de hecho sabemos que hay miisica. Denomino cartesiana a esta perspectiva no porque sea cierto que Descartes la haya sustentado, sino porque algo cercano a ella es patente en su obra y, casi igualmente importante, porque esa posicién se ha EL FUNDAGIONISMO CONTEMPORANEO ry relacionado con él en la bibliografia especifica sobre el funda: cionismo. Este tercer requisito es del que tengo mas dudas que haya sostenido, pero no hay duda de que en las Meditaciones él busca fundamentos que podamos citar, desde un nivel mas ele- vado de reflexién, como ciertos e indubitables. Para empezar, es més ficil entender el camino que toma para intentar vencer el escepticismo de la forma en que lo hace si asumimos que, cuando él encuentra los fundamentos adecuados, supone que se pueden conocer o al menos justificadamente considerarlos como tales. Sélo entonces —puedo haber pensado-, puede al- guien realmente saber que el escéptico esta equivocado. De modo que el fundacionismo falibilista es mas débil que el fundacionismo cartesiano; y como este tiltimo ha tenido mucha influencia en cémo los fil6sofos han concebido el fundacionis- ‘mo en general, deberemos tener presente este hecho cuando evaluemos la posicién fundacionista general. Ademds, pode- mos elaborar versiones del fundacionismo més débiles que la o-podriamos tener unateoFfa Tundact itiera que fuentes muy diferentes de la experiencia produje- mn justificacién, Pero no estoy buscando una formulacién mé- ima, ni una teorfa mixta; mi propésito sélo ha sido presentar tuna versidn contemporanea verosimil de la teorfa, y, adectiada- mente esclarecida, la tesis IIT servirfa muy bien como indicio de un tipo de fundacionismo que podamos defender en contra de las objeciones mas razonables que los coherentistas y otros ~especialmente en las décadas recientes~ han planteado en su contra. He examinado esas objeciones en otro lugar.'® Aqui simplemente sefialaré algunas de las consideraciones més ge- nerales que dan respaldo a un fundacionismo falibilista 'S Para resporider a algunas de ellas, véase mi articulo Audi 1993, y para otra defensa del fundacionismo y un caudal de referencias relevantes, véanse Chisholm 1989 y Moser 1989. nm ne EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 7 unificar otras, especialmente aquellas que se basan en ellas; y su fuerza relativa, sus cambios y sus interacciones mutuas se pueden explicar en el marco de las suposiciones fundacionistas interpreta esa moderadas aqui propuestas. que parece seria 0 ri ‘opcién de manera que vuelva imposibles el conocimiento 0 la |justificacién, como lo haria el escéptico, o demasiado ficiles de obtener, como ocurrirfa si no necesitasen ningiin fundamento 0 si s6lo necesitasen fundamentos que se pudieran obtener sin el esfuerzo de observar, pensar,-0 que lo hicieran de alguna ota manera tomando en cueptada perceptuales: lo que causalmente explica por qué las sostene- mos —Ia experiencia sensorial— es también lo que las justifica. Mas atin, desde un punto de vista evolucionista, muchos de los tipos de creencias que la teoria considera justificadas no infe- rencialmente—creencias introspectivas y de memoria, as{ como perceptuales— son claramente imprescindibles para sobrevivir. Podriamos necesitar un mapa del mundo, y no simplemente ‘un espejo, para navegar en él; pero si la experiencia en general no refleja la realidad, no estamos en posicién de movernos al nivel abstracto en el que podemos trazar un buen mapa. Si un espejo sin un mapa no es lo suficientemente discriminatorio, ‘un mapa sin un espejo no es lo suficientemente fiable. Quinto, en contra de lo que muchas veces se ha pensado sobre el fundacionisino en general, la versién falibilista no es los tipos de creen- cias que dicen que estamos justificados no por inferencia en sostener, 0 que en general se pueda considerar que constitu- yen conocimiento no inferencial, son més 0 menos aquellos que, pensdndolo bien, pensamos que la gente esta justificada en sostener, 0 en suponer que es conocimiento, sin ninguna otra evidencia que la de los sentidos o la de la intuicién. Por ejem- plo, normalmente no le preguntamos 2 ta gente bs ranones ue tiene jue Ilueve cuando puede ver claramente el fund ‘ A través ee ventana sin obstrucciones y dice que esté Ilo- dogmitica;"* por el contrario, nos lleva a esperar un pluralis- viendo; y si una persona diera una raz6n, “lo veo”, ésta es una mo cognitivo. Dado que distintas personas tienen diferentes raz6n en general tan buena como cualquier otra. Prima facie, al experiencias, y que las experiencias de cualquiera cambian con pis el tiempo, se deberfa esperar que una persona se diferenciara sceptar Jo anterior estamos seeptana gy i: de otra en sus creencias no inferencialmente justificadas y, en su caso, de sf misma con el paso del tiempo; y como la légica no dicta lo que se debe inferir de las premisas de alguien, se es- peraria que las personas también difirieran considerablemente en sus creencias inferenciales. La logica ciertamente nos dice qué puede inferirse, pero no obliga a hacer ciertas inferencias ni selecciona de las permisibles cudles haremos cuando las sa- ‘camos. Particularmente en el caso de Ia inferencia inductiva, como cuando inferimos una hipétesis como la mejor explica cién de algin acontecimiento incomprensible, nuestra imagi- nacién entra en juego; e incluso si tuviéramios que construir irculares, cuya psicologfa es por lo menos un mis- terio," permite (de hecho, fomenta) una explicacién bastante simple de la estructura de cognicién. Las creencias surgen a partir de la experiencia y de la inferencia; algunas sirven para 16 Ey Audi 1978 argumenté que las cadenas epistémicas circulares son, en 1 mejor de los casos, profundamente problemiticas, y en Audi 1982 expliqué flgunas de las dificutades que plantea la idea de que tenemos conjuntos de ‘reencias infinitas 5 Lehrer (1974), por ejemplo, ha sostenido que el fundacionismo es dog: inético. He respondido en general a la acusacion de dogmatismo en Audi 1988. 8 ROBERT AUDI a partir de los mismos cimientos que nuestros vecinos, muy a ‘menudo produciriamos superestructuras bastante diferentes. Por supuesto, estas cuestiones no establecen el fundacionis- ‘mo; ésa es una gran tarea que va més alld del alcance de un solo e yy creo que, si se las considera en conjunto con una perspectiva equilibrada sobre los problemas que tienen las teorias alterna- tivas —muy en especial el coherentismo— constituyen un argu- mento sélido en favor de que un fundacionismo falibilista es tuna posicién viable que hay que tener en cuehta sea cual sea la perspectiva final de alguien en epistemologia. [Praduccién de Claudia Chdvex Aguilar] BIBLIOGRAFIA Alston, WP, 1976, “Two Types of Foundationalism”, The Journal of Philosophy, Vol. 73, no. 7, pp. 165=185. “Armstrong, D-M., 1978, Belief Truth, and Knowledge, Cambridge Uni versity Press, Cambridge. ‘Audi, R., 1993, “Fallibilist Foundationalism and Holistic Coherent. ism”, en LP. 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