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Oost oustead [3Asi, la historia del arte no conoce la termi
concepeién fi
idealismo como
imision a los motivos pura.
En cuanto a la confusién
“forma”, revelada con
brillo en las obras de gramitica general de
Anton Marty, es més desesperante aun. Pe
ro el término “realismo” tuvo una particu.
lar mala suerte. El empleo desordenado de
esa palabra, de cont sumamente vago,
\provoed fatales consecu
mayor fidelidad
imo de verosimil
listas las obras que nos parecen verosimiles,
fleles a la realidad. Y la ambigiiedad ya re.
sulta evidente:
1) Se trata de una ai
2 Se realista la obra que pereibe
como verosimil quien la juzga (significa.
elén B).
En el primer caso nos vemos obligados a
Juzger de manera inmanente; en el segun-
‘do, el eriterio decisive es mi impresién, La
historia del arte confunde desesperadamente
ista indivi.
dual un valor objetivo y absolutamente au.
téntico. Se reduce de modo
problema de mi relacién con ella,
| tuye imperceptiblemente la
| por la B.
Los clasicos, los sentimentalistas, en par-
te los roménticos, e inclusive los
tes, y por ditimo los futu
sionistas, ete, 1 a
sistencia que la fidelidad a la realidi¢
miéximo de verosinilitid, en tna palabra,
el realismo, es el principio fundamental de
su programa estético, En el siglo xix, ese
Jema dio sti nombre a una corriente estética,
Los epigonos de esa corriente son, en esen.
cia, quienes crearon la actual historia del
arte, y sobre todo de Ja literatura, Por eso
se nos presenta un caso particular, cierta
- corriente artistica, como la realizacién per-
‘fecta de la tendencia en cuestién, Para es-
sah 106
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