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cuenta propia (los que no están obligados a cotizar) y una alta proporción de
contratos a plazo o por obra o faena.
¿Cuál es la consecuencia lógica de ello? Una baja densidad de
cotizaciones en el sistema de capitalización individual, lo que evidentemente
anticipa bajas pensiones para una importantísima proporción de la fuerza de
trabajo.
La cobertura del Sistema de Pensiones se ha mostrado históricamente
reticente al alza y sus niveles actuales son similares a los registrados a
mediados de la década de los 70. La deficiencia de cobertura es mayor entre
mujeres, jóvenes y trabajadores independientes.
La consecuencia es que los bajos niveles de cotización de los afiliados
provoca que pocas personas puedan obtener el beneficio de garantía estatal de
pensión mínima en la vejez.
La situación desmedrada de las mujeres es algo que preocupa
especialmente a la Presidenta de la República y a este ministerio, y es un
aspecto del cual la Reforma pretende hacerse cargo. Como se sabe, en
América Latina la división del trabajo reproductivo y doméstico recae
principalmente sobre las mujeres, lo que redunda en un mayor tiempo de
inactividad de éstas. La entrada de la mujer al mercado laboral, en promedio,
es más tardía que la de los hombres.
Por otro lado, existe una importante brecha salarial a favor de los
hombres, la cual, entre otros factores, se debe a que: 1) Por un lado, las
mujeres acceden, en promedio, a trabajos menos calificados. 2) Por otro lado,
existe discriminación salarial contra las mujeres, ya que las estadísticas y
estudios muestran que ante un mismo empleo y calificación del trabajador, la
recompensa salarial se inclina a favor del hombre. Adicionalmente, desde el
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diseño del régimen de capitalización individual, la mayor sobrevida de la
mujer y la edad de jubilación a más temprana edad implica menores pensiones
para ellas, incluso si se consideran a un mismo nivel de capital acumulado.
En lo que dice relación con la competencia del sistema, el diagnóstico
es que éste presenta un bajo nivel de competencia entre AFP, considerando las
altas rentabilidades patrimoniales de dichas empresas. Las causas de ello son,
a lo menos, tres. En primer lugar, la baja sensibilidad de la demanda ante el
nivel de comisiones cobrado, lo cual no genera presión a las administradoras
para obtener mejores resultados. En segundo lugar, la presencia de fuertes
barreras a la entrada, las cuales desincentivan a potenciales nuevos
inversionistas. Entre estas barreras pueden mencionarse las economías de
escala, la amenaza de guerras comerciales y el riesgo regulatorio. Y en tercer
lugar, distorsiones competitivas, en las señales de precios y en los intereses de
las firmas, causadas por el diseño del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia.
Cabe destacar, además, que una de las variables centrales para la calidad
de las pensiones ofrecidas por el sistema dice relación con la rentabilidad de
las inversiones, y en la actualidad es posible observar fuertes restricciones a
las posibilidades de inversión, sobre todo en el extranjero, lo que abre camino
a modificaciones sustantivas en esta materia, asegurando desde luego el
patrimonio de los cotizantes.
Finalmente, en lo que dice relación con los compromisos fiscales, cabe
decir que entre 1981 y 2004 el déficit total del sistema de pensiones promedió
anualmente un 5.7% del Producto Interno Bruto, y de éste, el sistema privado
representó el 75% del total. Es decir, la magnitud de los compromisos fiscales
con el sistema privado de pensiones equivalió a 4.3% del Producto Interno
Bruto en dicho período, superando largamente al 1.8% del PIB que éstos
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representaron en 1980. En definitiva, se superaron largamente las expectativas
respecto del efecto de la privatización del sistema de pensiones sobre las arcas
fiscales. Las proyecciones para los próximos años mantienen un efecto fiscal
elevado.
Se calcula que el Estado, potencialmente, se deberá hacer cargo de
aproximadamente el 50% de los afiliados al sistema de pensiones privado.
Todo lo expuesto más arriba, entonces, y la magnitud de los
compromisos fiscales futuros generados por el sistema de pensiones,
confirmaron a nuestra coalición en la necesidad de un rediseño de la actual
institucionalidad, con el objeto de contar con una estructura organizacional,
normativa y un esquema de financiamiento sostenible. A ello se agrega el
hecho que la actual institucionalidad presenta serias deficiencias en su
arquitectura global y en la asignación de las funciones normativas,
regulatorias y de administración.
Por ello es que hemos insistido en el carácter integral de la Reforma
en curso, que articula de modo coherente un pilar solidario, un pilar
contributivo y un pilar voluntario, y que contempla un diseño que debe ser
capaz de enfrentar varios desafíos fundamentales. El primero de ellos es la
necesidad de universalizar el derecho a la protección de la seguridad social.
Simultáneamente, buscamos minimizar el riesgo de pobreza en la vejez y
transformar a las pensiones en una retribución justa al aporte de las personas a
la sociedad, a través del trabajo productivo y reproductivo, remunerado y no
remunerado.
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2. PRINCIPALES LINEAMIENTOS DE LA REFORMA
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Para estos efectos, se crea el Sistema de Pensiones Solidarias que
otorgará como principales beneficios la Pensión Básica Solidaria (PBS) y el
Aporte Previsional Solidario. El primero de estos beneficios se otorgará a
quienes, cumpliendo los requisitos de edad (65 años), residencia y
perteneciendo al 60% de la población de menores ingresos, no hayan
contribuido durante su vida activa al sistema de capitalización obligatorio. Se
trata de una transferencia monetaria que permite cubrir las necesidades más
básicas de una persona en la vejez y que, por la vía de su cobertura y
aseguramiento, se constituye en un mínimo social garantizado.
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Estado, asegurara una gestión eficiente de los nuevos beneficios y corrigiera
las omisiones e inconsistencias del anterior modelo institucional.
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ciudadana. Por último, se consulta la creación de un Fondo para la Educación
Previsional destinado a financiar proyectos e iniciativas de promoción,
educación y difusión del sistema de pensiones.
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2.4. Aumento de la cobertura del sistema
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introducido diversos ajustes, modificaciones y rediseños en el sistema,
destinados a aumentar la rentabilidad y seguridad en la inversión de los
fondos, ampliar la oferta de modalidades de pensión, introducir un pilar
contributivo voluntario, mejorar los mecanismos de información a los
usuarios, perfeccionar los instrumentos de control, incorporar desarrollos
tecnológicos y, en general, contribuir a la correcta gestión y operación del
sistema.
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En el ámbito de las medidas destinas a incrementar la competencia y
eficiencia del sistema, se destacan las siguientes: se adapta el marco normativo
para que las AFP subcontraten servicios, los que también serán fiscalizados
por la Superintendencia de Pensiones. Se establece la licitación de nuevos
afiliados como mecanismo destinado a incentivar la competencia en precios,
lograr menores comisiones para los afiliados y favorecer la entrada de nuevos
actores a la industria de AFP. Se autoriza la participación de los bancos a
través de la creación de la AFP filial bancaria, con giro exclusivo. Se plantea
la licitación única del seguro de invalidez y sobrevivencia. Y se modifica la
estructura de comisiones que cobran las AFP, desapareciendo la comisión fija.