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Documento Sin Título-2
Documento Sin Título-2
Susana refiere haber sido siempre una jóven introvertida que ha encontrado en la fe
cristiana consuelo para los momentos más complicados de su existencia. Durante toda su
infancia, vivió con sus padres y su hermano menor en la vivienda familiar. A los 16 años
decide abandonar el hogar para mudarse al domicilio de su abuela abuela materna, para
poder atenderla en la enfermedad que padecía. Admite, entre lágrimas, que el motivo real
por el que decidió marcharse de su hogar no fue cuidarla. Esa fue la razón que exponía a
sus familiares y su núcleo cercano para poder mantener la discreción de lo sucedido. La
razón por la que decidió marcharse de su hogar, fue escapar del abuso sexual que durante
ocho años su padre ejercía contra ella. Y fue su abuela materna, quien sospechaba por
cómo el padre de Susana interactuaba con ella, que podía haber estado siendo abusada
por él, y con el fin de escapar de aquella situación le propuso vivir con ella.
A los 21 años Susana contrae matrimonio con Pedro Pablo, el primer y único
hombre que había aparecido hasta el momento en su vida. Su familia no estaba de acuerdo
con la relación y no quisieron ofrecerle apoyo. Le advirtieron sobre las malas intenciones
que aparentemente tenía Pablo con ella, pero Susana no se reparaba en que en aquel
entonces el trato que su pareja tenía hacia ella no era el acertado. Refiere no haber tenido
ninguna relación anterior con la que poder realizar comparaciones, y por tanto, no le parecía
que realmente hubiera estado sufriendo maltrato.
Con los años la situación se tornó complicada. Su familia le advirtió entre amenazas
que si continuaba con la relación con Pedro Pablo, se separarían de ella. Pero Susana,
“ciega de amor” decidió consumir matrimonio con él. Comenta haber estado muy
enamorada y estar segura de que era lo que realmente quería en su momento.
Comenta que tras realizar “el trámite” de hacer acto de presencia en la boda, sus
padres decidieron cortar cualquier tipo de contacto con ella. Todo ello motivado por la
discrepancia en cuanto a que Susana contrajera matrimonio con Pedro Pablo.
A los dos años de relación, Susana se queda embarazada de una niña, pero tras un
accidente de tráfico, la paciente sufre un a aborto espontáneo. Esta pérdida supuso la
primera grieta en la relación. Y es que a partir de ese momento, Pedro Pablo comienza a
mostrarse indiferente con ella, (o al menos es el momento en el que ella empieza a darse
cuenta). Pero motivada por el anhelo de construir una familia, sumado a sus convicciones
religiosas, decide quedarse embarazada nuevamente con la esperanza de que el nuevo
bebé uniera en lazos fuertes a la pareja. Susana pensaba que esta era una buena forma de
reconducir la relación, puesto que la crisis que había sufrido con su pareja surgió a raíz del
aborto que tuvo.
Es entonces cuando se queda nuevamente embarazada de su primer hijo, Pablo. Pero,
lamentablemente la situación con su pareja de entonces no mejoró como Susana esperaba,
sino todo lo contrario.
Cuatro años más tarde la paciente tiene a su segundo hijo, Jesús. Refiere haber
cuidado sola a sus hijos. El padre de ellos, Pedro Pablo, nunca se preocupó por los niños.
Solo los “mostraba” públicamente, pero nunca atendió a sus necesidades emocionales, ni
ha estado al tanto de sus cuidados.
Años más tarde muere el padre de Susana. Cuando recogen los enseres del
fallecido, la paciente encuentra un diario en el que su padre relataba a modo de diario las
infidelidades que cometía con otras mujeres y la forma en la que abusaba de ella cuando
era menor. La paciente intentó ocultar el diario a su madre, ya que hasta el momento había
vivido manteniendo el secreto. Pero de algún modo, al haber fallecido, sintió la libertad y la
calma de poder confesarle lo que había sucedido a su madre, no sin antes disculparse por
no habérselo dicho antes.
Por tanto, le duele profundamente que sus hijos puedan considerarla como una
mujer débil. En este momento se hace un inciso en la terapia para reestructurar ese
pensamiento. Se lleva a la paciente a reflexionar sobre la incongruencia de haber sido
capaz de enfrentarse a la situación de separarse de sus hijos y ser una persona débil y
manejable. Se orienta al paciente a la consideración de la fortaleza personal que tuvo en
ese momento.
Además, se le invita a reflexionar también en que la negativa por su parte de compartir la
custodia de sus hijos, hubiera sido un acto de protección para ella y hubiera estado alineado
con una persona frágil. Y decidió tener la custodia compartida a pesar del dolor que le
causara con la finalidad de ver bien a sus hijos.
Se hace una breve recapitulación de los acontecimientos más complejos de su historia para
que la paciente se advirtiera de que ella misma disponía de recursos y había demostrado
ser fuerte ante situaciones muy difíciles (no haber expuesto a su padre a la confesión del
abuso que había ejercido sobre ella, haber sido capaz de mantener una relación cordial con
la mujer que fue la amante de su marido mientras estuvo con ella…) y se aprovecha esta
ocasión para que Susana considere si el comportamiento que ha demostrado en los
momentos difíciles han sido precisamente de debilidad tal como sus hijos consideran. La
paciente después de tomarse unos instantes, reconoce con una sonrisa y asintiendo haber
sido mucho más fuerte de lo que pensaba, y ni siquiera haberse parado a pensar en ello.
Añade que mantiene una muy buena relación con sus hijos. El mayor, Pablo, se
prepara acutalmente en la academia de Ávila para ingresar en el cuerpo de policía.
Comenta que tiene alguna diferencia con él. Pablo es una persona con un carácter
autoritario y ella se describe a sí misma como una persona calmada, por lo que la
incompatibilidad de caracteres alguna vez genera diferencias entre ellos. Se pide en este
momento que la paciente reflexione sobre por qué cree que Pablo puede tener ese carácter
tan autoritario. Tras conducir la entrevista, se pide a Susana que medite sobre la correlación
entre la personalidad de su hijo y el contexto en el que creció. La paciente comparte que
quizá se deba a la ausencia de la figura de Pedro Pablo. Al ser el hijo mayor, ha asumido el
rol de padre y esto le ha llevado a forjar una personalidad más fuerte y autoritaria. Y al ser
ella una figura un tanto pasiva, puede ser que Pablo haya desarrollado personalidad con
tendencia dominante.
Susana añade a la entrevista inicial, que el otro motivo que ha propiciado que acuda
a terapia es el cambio de puesto de trabajo en el que ejerce como mediadora desde hace
dos años. Describe que trabaja para el ministerio del interior, realizando mediaciones entre
las diferencias entre compañeros del cuerpo nacional de la policía y el cuerpo de la guardia
civil. Refiere que su cargo le genera mucha ansiedad y que además no cuenta con
compañeros en los que apoyarse al ser la única mediadora del puesto. Además, el
ambiente laboral no es positivo y la labor le resulta muy angustiosa por la continua
conflictividad entre ambos cuerpos .
Otro aspecto que genera mucha frustración a Susana es la imposibilidad de compartir
información de su trabajo debido a que debe guardar secreto profesional al trabajar con
información confidencial. Refiere sentirse “atrapada” y comenta haber avisado a su superior
sobre su deseo de cambiar de puesto de trabajo. Solicitud que no tuvo en consideración, lo
que exacerbera aún más la ansiedad que le genera el trabajo a la paciente.
Somatizaciones del estado emocional: Susana dice sufrir con frecuencia dolores
musculares, cefaleas, problemas para conciliar el sueño y desde hace tiempo detecta que
se le cae el pelo.
Consideraciones:
- Sentimiento recurrente de culpa. Refiere sentir culpa porque le consta que su padre
antes de fallecer pasaba momentos a solas con su sobrina. Le aterra la idea de que
pueda haber sufrido abuso al igual que ella lo sufrió de pequeña. La culpa es un
sentimiento muy frecuente en la historia de Susana.
- “Quiero ser una persona más fuerte para que no me haga daño la indiferencia de los
demás. Me duele mucho cuando las personas son indiferentes”.
- “Quiero tener más autoestima. Me gustaría valorarme más”.
- “Quiero aprender a poner límites”.
- “Quiero saber cómo poder decir algo que no me gusta. No sé regañar a los demás”.
Se invita a que la paciente piense en algún otro objetivo que le gustaría trabajar durante el
proceso terapéutico y lo comparta en la próxima sesión.