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DOMINIQUE VENNER...

¡Vive!
«A través de canciones y de poemas de gloria,
la muerte trasciende la tragedia de su destino
en forma de arte y de belleza. La tragedia
se transforma por tanto en su contrario».

Dominique Venner
BLOQUE 1

No importa, creíais
EL CABALLERO, LA MUERTE
Y EL DIABLO (ALBERTO DURERO)

Luis Alberto de Cuenca

Aquí está el caballero de la cruz y la rosa,


señor de la esperanza, príncipe de la fe,
rey sin cetro, monarca sin corona, caudillo
que conduce a sus hombres al triunfo en la batalla,
portador del emblema sagrado de la estirpe
en el palor de brumas y en la brasa del sol.

Aquí también los laberintos silenciosos,


la sed de los guerreros moribundos, el cuervo
que grazna en el abismo, la siniestra corneja,
el áspid del orgullo en el árbol confuso
de la sabiduría, la muerte y el diablo
flanqueando la cuna de los recién nacidos.

Allí dentro la imagen de tu madre en el alma,


la paloma al acecho del halcón, el veneno
de aquel primer abrazo cuando el mundo era joven,
las doncellas germánicas que hilaron en tu alcoba,
la mujer que te quiso y aquella a quien quisiste,
el dolor del amor que mueve las estrellas.

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LA CASA DE MI PADRE

Gabriel Aresti

Defenderé Me quitarán las armas


la casa de mi padre. y con las manos defenderé
Contra los lobos, la casa de mi padre;
contra la sequía, me cortarán las manos
contra la usura, y con los brazos defenderé
contra la justicia, la casa de mi padre;
defenderé
la casa Me dejarán
de mi padre. sin brazos,
sin hombros
Perderé y sin pechos,
los ganados, y con el alma defenderé
los huertos, la casa de mi padre.
los pinares;
perderé Me moriré,
los intereses, se perderá mi alma,
las rentas, se perderá mi prole,
los dividendos, pero la casa de mi padre
pero defenderé la casa de mi padre. seguirá en pie.

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LA MUERTE

Sergio Valero

La carga era pesada, demasiado pesada.


Y cada día se tornaba más difícil soportar su peso.
Quizás para cualquier otro hombre hubiese sido una tarea sencilla,
pero como siempre decía el gran maestre:
cada uno debe cargar el peso de su alma y aún reservar fuerzas para
sostener la espada.

Ni un solo día se vio libre de tal voto,


pues su misión era resistir,
seguir cabalgando y alcanzar el fin del mundo que se atisba al final del
camino.
Y lo hizo; al llegar el ocaso su escudo estaba quebrado,
su espada mellada y su coraza no era más que un cúmulo destartalado de
heridas y recuerdos.

Lo hizo; y cuando el último combate hubo finalizado y el peregrinaje alcanzó


su destino,
el jinete regresó a las raíces de la tierra y su carga le sobrevivió.
Se volvió ligera, etérea, y continuó viajando más allá del horizonte.

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BLOQUE 2

De Ítaca a Notre Dame

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TERMÓPILAS

C.P. Cavafis

Honor a quienes en su vida se han marcado


el defender unas Termópilas.
Sin apartarse nunca del deber;
en todas sus acciones justos y equilibrados,
y, sin embargo, con pena, y con entrañas.
Si ricos, generosos; y aun en lo poco
generosos, si pobres; prestos
a socorrer en tanto pueden;
siempre con la verdad a flor de labios,
sin odiar sin embargo a los que mienten.

Y aun mayor honor les es debido


cuando prevén —y muchos lo prevén—
que surgirá por último un Efialtes
y los persas terminarán pasando.

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LA CUESTIÓN HOMÉRICA:
A VUELTAS CON LA ILÍADA

Jaime Siles

Delante de mis ojos veo a Aquiles combatiendo.


Mirmídones y Dólopes no se quedan atrás:
avanzan con todo su pesado armamento, mientras
Héctor y los troyanos cierran filas en frente
y las flechas de ambos se cruzan en el aire
como enjambres de abejas
y las lanzas de bronce brillan bajo el intenso sol.
Tengo dieciséis años y leo en griego
los versos de la Ilíada que ignoro entonces
cuánto y de cuántas formas me van a acompañar

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BLOQUE 3

Despertar la Civilización que duerme

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EUROPA

Luis Alberto de Cuenca

No son estas fronteras mis fronteras.


No es éste el mundo de las viejas runas.
Gobiernan los cobardes, los oscuros.
Cómo duele vivir en la agonía
de la cruz y en la herrumbre de la espada.
Cómo duele esta noche del coraje.
Cómo duelen los atlas. Y no hay signos
que anuncien el final de la derrota.

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OCCIDENTE ‘GOODBYE’

Luciano Cirri

Huid gente en bancarrota,


hoy se liquida Occidente.
Occidente de los sueños,
Occidente de los contratiempos,
Occidente ‘goodbye’.
Sin inventario donamos historias
de días eufóricos, de viejas glorias.
Occidente que huyes y no sabes dónde.
Occidente ‘goodbye’.
La fe extinguida, las guerras ganadas,
las fechas históricas, todo para nada.
Occidente que desprecias todo aquello que tienes.
Occidente ‘goodbye’.
Leyendas y mitos un poco harapientos,
los tiempos mágicos los has regalado.
Occidente creías que no ibas a cerrar jamás.
Occidente ‘goodbye’.
Occidente equivocado, si aún estás ahí
da un golpe de estado.

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BLOQUE 4

Samurái de Occidente

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DOMINIQUE VENNER

Antica Tradizione

Entonces aquí nos encontramos


con un pie ya en la nave
a preguntarnos qué tierra nos recibirá.

Mi nombre ya lo sabes
era rabia y revolución.
Tu nombre ahora ya está escrito en esta canción.

Y si hablo de amor,
y si hablo de ti,
de una tarde de mayo, feroz y lejana.

Qué le importa a la gente


al ruido de las calles,
Que le importa a la gente si un hombre cualquiera se da la muerte.

Y caer al vacío en un día cualquiera


con la rabia de un gesto que despierte a una generación.
Y sentir el engaño, probar el dolor.

¿Qué importa si hoy un viejo que muere


en una esquina oscura de una gran ciudad
en la iglesia de un Cristo que no te absolverá?

Y no sirven las banderas,


y no sirven las canciones
ni siquiera oraciones tristes o lúcidas rendiciones.

«Me doy muerte


para despertar las conciencias adormecidas.
Me rebelo contra la fatalidad
Me rebelo contra los venenos del alma (…)
(…) Así como defiendo la identidad
de todos los pueblos en sus países,
también me sublevo contra el crimen
que busca la substitución de nuestras poblaciones».

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SAMURÁI DE OCCIDENTE

René Téllez

Poema inédito escrito para la ocasión, desde México

Caballero estoico:
cambiaste la espada luminosa de Perceval
por el flexible cálamo de Marco Aurelio
para plasmar en el papel el bosque de símbolos de los ancestros;
abordaste con brillantez inigualable
los ámbitos de la acción y el intelecto,
defendiendo como un lobo gregario
a la familia y a la civilización europea
sublevándote contra la fatalidad y la decadencia
con el heroísmo de un Patroclo helénico.

Sin embargo, nadie prestó oídos a tu arenga en el ágora


y tuviste que inmolarte como un samurái de occidente
para estremecer a las conciencias anestesiadas
por el confort y la tiranía del dinero,
derramando tu preciada sangre
sobre el altar de las oblaciones atávicas
y que tu gran sacrificio hiciera surgir la esperanza
de una nueva Ilión.

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DOMINIQUE VENNER

Sköll

El ciervo asoma un instante en el bosque


te mira a los ojos y te dice quién eres
camina por valles sombreados por rosas
no tengas miedo si no tienes miedo de ti mismo.

Tú has recorrido el sendero por nosotros


ahora ten un buen viaje
y has recorrido el sendero por nosotros
que el tuyo sea un buen viaje
Volvemos a caminar.

El ciervo sale seguro del bosque


afronta en el alba al cazador anónimo
le ofrece su corazón para que sirva de ejemplo
para hombres que vuelvan a recorren valles de rosas

Tú has recorrido el sendero por nosotros


ahora ten un buen viaje
y has recorrido el sendero por nosotros
que el tuyo sea un buen viaje
Volvemos a caminar.

El ciervo sale con fuerza del bosque


Te dice: «No tengas miedo, recuerda quién eres».

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A DOMINIQUE VENNER

Juan Pablo Vitali

No te conocí
¿Cómo podía conocerte,
si la tensa cuerda de la sangre me llevó
al otro lado del mar?

No pude conocerte,
pero tu perfil me resultaba familiar.
Quizá te parecías a mi bisabuelo celta.
O quizá me gusta pensar
que nos parecíamos en algo.

Como tus franceses de Indochina,


vivo entre la bruma en un lejano estuario
cumpliendo mi destino de criollo:
de hombre blanco de Ultramar.

Sé que compartimos
la heroica melancolía del suicida.
Sé que tuvimos los mismos dioses.
Yo tampoco me arrepiento de nada.

En los lugares puros


donde nuestro fuego arde,
las ancianas de pelo blanco tejen al sol
como hace siglos,
la trama abierta del destino

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BLOQUE 5

Resurge Sol de Roma

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HIMNO AL SOL INVICTO

Enric Duchesne

Los inquisidores han tentado


de destrozar nuestros cuerpos
y de capturar nuestras almas.
Nos han exigido renegar de nuestros padres
y de maldecir nuestra sangre.
Han destruido nuestras casas y quemado a nuestras mujeres.
Han tentado de asesinar a la esperanza.
Y nos han dicho que estabas muerto.
Que nunca volverías,
que el frío y la noche te habían enterrado.
Pero nosotros sabíamos que tú estabas vivo y que volverías triunfante.
Nosotros sabemos que tú ardes en lo más profundo de nuestros corazones.
Y que arderás en lo más profundo del corazón de nuestros hijos
y de los hijos de nuestros hijos eternamente.
Porque tú eres la fuerza que guía nuestros brazos y guía nuestra espada.
Tú eres el mensaje de libertad y la manifestación de cada vida.
Es por esto, por la llama y la roca,
por la fuente y el árbol,
que te saludamos.
Tú, hacia quién se alza el vuelo de los gansos salvajes.
Tú, odiado por los sacerdotes
y amado por los guerreros.
Tú, nuestro hermano en el descanso y en el combate.
Tú, el invencible.
¡Tú, el sol, el sol, el sol!

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DOMINIQUE VENNER...

¡Vive!

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