1S Te) DEL MES:
Panorémica det
Museo de Bellas
Artes de Valencia,
visto desde el cauce
el Turia,
na
El Museo de
Bellas Artes de
Valencia
Junto al viejo cauce del rio Turia, el edificio barroco del
Colegio de San Pio V, recientemente rehabilitado,
alberga una de las mds importantes colecciones
artisticas del Estado espafiol
FERNANDO BENITO
Director del Museo de Bellas Artes de Valencia
‘A GENESIS DEL MUSEO VALENCIANO de
Belias Artes hunde sus raices en el colec
ionismo que se fragué en Valencia en el
altimo tercio del sigio XVIII, desde el am:
biente ilustrado potenciado por la Real Academia
de San Carlos, En ese periodo muchas parroquias
e iglesias renovaron su faz con revestimientos
neoclasicos que, en casi todos los casos despla:
zaron multitud de pinturas géticas y renacentis-
tas. Parte de ellas debié ser adquirida por pinto:
res y aficionados que acabarian formando colec
ciories de variado signo. Mientras tanto, la Aca:
demia de Bellas Artes de San Carlos formé su
propia coleccién con los mejores trabajos de pro:
fesores y alumnos, fruto de los premios y concur.
08 que con cardcter trienal convocaba la corpo-
racién, asi como con donaciones particulares.
En 1812, bajo ia dominacién francesa, el ma:
riscal Luis Gabriel Suchet planteé a las autorida:
des valencianas la creacién de un museo de ins:
piracién napoleénica, requisando las mejores
obras de Arte que se exhibfan por las parroquias
y conventos de la ciudad. A tal fin, inst6 a que la
Academia se encargara de reunir en un museo
las pinturas, esculturas, medallas y libros requi:
sados a los conventos de regulares. Pero aquella
situacién duré poco, apenas un afio, ya que, re-
cobrada la paz y restablecido el Gobierno nacio:
nal, las obras de Arte fueron devueltas, en 1814,
a las comunidades religiosas que habfan solicita
do la restitucién de su patrimonio,hacia 146Del Convento del Carmen al Colegio
de San Pio V.Tras este infructuoso intento, el
museo no volvié a ser realidad hasta 1837, en
que las medidas desamortizadoras estatales con:
Virtieron las propiedades del clero en el principal
fondo artistico de los museos espafoles. En el ca:
so de Valencia, todo ese patrimonio -libros, cua-
dros y objetos de valor para las Ciencias y las Ar.
tes- Se reuni6 en el extinto Convento del Carmen
calzado, donde dos afios més tarde, en 1839, se
inauguré el Museo que albergaba los fondos re-
quisados por el Estado.
Por otra parte, la Academia de San Carlos,
que seguia sin tener museo propio y se hallaba
ubicada en la Universidad, habfa acumulado una
coleccién de alrededor de quinientas pinturas, de
las que sabemos gracias a un inventario de 1842.
Ala Academia se le confié la custodia del Museo
de Bellas Artes, sito en el Convento del Carmen,
y ésta decidié trasladarse en 1848 a ese conven:
to, buscando el espacio que en la Universidad no
odfa encontrar.
Durante la Guerra Civil de 1936-1939, el Mu:
seo del Carmen fue desmontado y se utiliz6 como
almacén del tesoro artistico. Acabada la contien-
da, el edificio habia sufrido grandes dafios, lo
Aspecto actual de le
antigua iglesia del
Colegio de San Pio V,
tras su reciente
reconstruccion
de diversas
con predominio de los
forman la
16
cual motivé que el Ministerio de Educacién deci
diera trasladar el Museo y la Academia al antiguo
Colegio Seminario de San Pio V, a la sazén utili
zado como hospital militar,
El Colegio Seminario de San Pio V fue una fun:
dacién de Juan Tomas de Rocaberti (1627-1699),
arzobispo de Valencia, para monjes regulares
menores, una orden creada por el papa Plo V.
Sus trazas, de porte barroco, habian sido en
cargadas al arquitecto Juan Bautista Pérez Cas
tiel y la construccién duré desde 1623 a 1744 en
tre Continuas interrupciones, que forzaron a que
fuese terminado por los arquitectos José Min-
uez y Juan Pérez, sobrino e hijo respectivamen
te del tracista,
Situado frente al margen izquierdo det viejo
‘cauce del rio Turia, el San Pio V presenta una fa
chada alineada por ventanales a dos alturas y to
rres de seccién cuadrada en los extremos, con
dos alturas més. Su planta, casi cuadrada, se ar
ticula en torno a un claustro de triple arqueria su:
perpuesta
En el lado este del edificio se levant6 la igle-
sia del Colegio, siguiendo las pautas de José Min.
guez y mosén Juan Pérez, entre 1728 y 1744. Sin
embargo esta iglesia -con planta central en forma
de ochavo, anillo de capillas, deambulatorio alto
‘con tribuna y cdpula- amenaz6 ruina muy pronto
y, en las primeras décadas del siglo XX, hubo de
demolerse. Actualmente se halla reconstruida, de
acuerdo con el nuevo plan de ampliacién del Mu-
seo, y ha recuperado su volumen, aunque con
cambios sustantivos en su alzado.
EI Museo de Bellas Artes en la ac-
tualidad. £1 Museo ha experimentado en los uil-
timos afios un impulso notable, fruto del convenio
firmado entre el Ministerio de Cultura y la Gene:
ralitat Valenciana en 1984, pues aunque su titu:
laridad sigue siendo estatal, su gestién es plena-
mente autonémica, dependiendo de la Conselle-
ria de Cultura,
Las obras de reforma y ampliacién del edificio
del San Pio V se iniciaron, en 1986, sobre el pro-
ecto inicial de los arquitectos Manuel Portaceli y
aro Gémez Ferrer, sucesivamente modificado y
mejorado, planificéndose en varias fases costea:
das por el Ministerio de Cultura y la Generalitat.
La cuarta y ultima fase consiste en la cons.
truccién de la gran galeria y pabellones destina.
dos a la exhibicién de las colecciones permanen-
ytes, y esté prevista su finalize
cién para el afio 2002. En tan
to se concluya la cuarta fase,
la coleccién permanente si-
gue en el viejo edificio de San
Pio V sin exhibirse en su tota:
lidad por la falta de espacio.
La seleccién de pinturas que
ofrece contiene lo mejor del
propio fondo y muchas otras obras de la Acade-
mia de San Carlos que han sido restauradas en
los ‘Gltimos afios por la Generalitat Valenciana.
Las colecciones del Museo. Aungue e!
Museo es conocido sobre todo por sus pinturas,
las demés colecciones tampoco son nada desde.
fiables. La més voluminosa es la de dibujos (més
de once mil), procedente en su mayoria de los
fondos de la Academia de San Carlos. Abarca
desde el siglo XVI al XX, sobresaliendo en interés
los pertenecientes a los siglos XVI y XVII.
Mencién especial requieren las estampas cal:
cogréficas de Giovanni Battista Piranesi, por
constar de ochocientas sesenta y siete ldminas,
recopiladas en dieciséis volimenes, adquiridos
en 1788 por la Academia.
También es interesante la coleccién arqueolé:
ica, formada por alrededor de trescientas obras,
algunas realmente significativas. En la actual
dad, una seleccién de elias pue
de contemplarse en la galeria
baja del claustro. Al arte ibérico
pertenece el Ledn de Bocairent
(siglo IV a. C.). De época roma
nna destacan el gran Mosaico de
las Nueve Musas, el Mosaico
a oe
¢
Detalle del claustro
del San Pio V, donde
se exhibe una
seleceion de
esculturas funerarias.
Escenas de!
‘Nacimiento, la
Coronacién de la
Virgen y a Adoracion
de los Magos,
representadas en las,
tablas superiors del
Retablo de la vida do
Ja Virgen, realizado
or Pere Nicolau,
1404, para la iglesia
parroquial de Sarrion
(erveh,
de Severina, la Cabeza de
Agripina minor y la Cabeza de
Esculapio. Pieza destacadisi-
ma de este conjunto es el Sar-
céfago paleocristiano, tradi
cionalmente denominado de
San Vicente Mértir, y hay tam
bién fragmentos con simbo:
los cristianos y canceles visi
godos. Finalmente, del periodo de dominacion
rabe, hay que destacar dos bellisimos capiteles,
asi como fragmentos con escritura ctfica, lucer-
nas y yeserias decorativas originarias de Xativa,
Procedentes del derribo de antiguas edifica
ciones valencianas se conservan algunos frag:
mentos arquitecténicos, como artesonados, por:
tadas, el excepcional patio renacentista del Pala
cio del Embajador Vich, 0 escudos heraldicos.
La escultura, por su parte, esté representada
por mas de quinientas piezas pertenecientes a
diversos estilos. Llaman la atencién las urnas fu
nerarias y, también, las tallas del Retablo de la Pu-
ridad, realizadas por los Forment, asi como el nu
trido conjunto de obras de Mariano Beniliure
Pero la coleccién més importante del museo
la forman las casi tres mil pinturas, que abarcan
desde el siglo XIV hasta el XX. En ella hay mues:
tras de diversas escuelas espafiolas y extranjeras,
con predominio de los artistas valencianos, que
merecen por su importancia un
‘comentario aparte
La pintura gética. Posible
mente sea la coleccién de tables
gOticas de los denominados “pri-Bodas misticas del
Venerable Agnesio,
leo sobre tabla, por
Joan de Joanes,
Valencia, hacia 1560.
San Sebastién
atendido por las
santas Irene y
Lucina, 6le0 sobre
lienzo, por José de
Ribora, Italia, hacia
1625-1636.
mitivos valencianos” la que mas renombre ha da
do al Museo de Bellas Artes de Valencia, tanto
Por la calidad como por el completo discurso ar.
tistico que ofrecen desde finales del siglo XIV y to-
do el XV, representados por una amplia seleccién
de retablos de ese tiempo, ya completos o frag:
mentados,
Pertenecientes ya a un estilo fuertemente in:
fiuenciado por la pintura flamenca y cuatrocen
tista italiana de corte protorrenacentista, encon:
tramos dos figuras sefieras. Por una parte, el pin
tor Jaume Baco, Jacomart, que trabaja en Valen
cia @ partir de 1451, después de una larga estan:
cia en Napoles al servicio de Alfonso V el Magné
nimo; y, por otra, su discipulo Joan Reixach, con
obras como el conjunto del Trénsito de la Virgen y
la Predela con escenas de la Pasién, en las que
rehuye los fondos duricos para adentrarse en un
paisajismo de factura muy descriptiva
Enel quicio de los sigios XV y XVI, coexiste en
Valencia una serie de pintores de personalidad
bien definida, que podemos calificar de “proto
rrenacentistas", por apuntar a través de sus
obras las primeras novedades renacientes en la
pintura valenciana, fruto de una timida simbiosis
de elementos decorativos italianos y de un realis
imo flamenco en la forma de abordar el espacio y
los rostros. Encabezando éstos se encuentra Ro:
drigo de Osona, con una tabla de la Pieded,
La pintura renacentista. Valencia fue en
Espafia la primera receptora de las corrientes pic:
téricas italianas del Renacimiento, como es sabi
do. Esta primacta se debe a la llegada a esta ciu
dad de pinturas de Italia y al desplazamiento de
artistas entre uno y otro pais. Entre las pinturas
importadas destaca, por su singular belleza, la
tabla de La Virgen de fas Fiebres, Gnica obra cono-
cida de Il Pinturicchio en Espafa, traida por los
Borja para su capilla en la Seo setabense.
Pero es de los viajes de artistas de donde pro:
cederé la mayor parte de las ensefianzas pict6ri
cas del Renacimiento. Asi ocurre con Pablo da
San Leocadio, traido por el cardenal Rodrigo Bor:
ja para trabajar en la catedral de Valencia, De és:
te el Museo conserva una Virgen con el Nifo y San
Juanito,
Sin embargo, seré el efecto inverso, es decir,
el viaje de artistas espafioles a tierras italianas,
importando el lenguaje del Renacimiento cincue:
centista, el que mayor repercusién tenga en Va:
lencia. Asi sucede con los Hernandos (Llanos y
Yanez), quienes tras salir del entorno de Leonar.do en Florencia se asientan en Valencia en 1506,
introduciendo importantes novedades que revolu
cionarén la pintura valenciana del Quinientos. El
prestigioso ejercicio de su arte se pone de mani
fiesto en una serie de tablas, de pequefo forma
to, con la Aparicién de Cristo resucitado a la Virgen,
San Vicente Ferrer y San Antonino de Florencia, San
Bernardo expectante ante la Virgen con el Nifio y
santa Ana, y Ecce Homo, en las que resalta el es:
tilo severo y monumental.
En la evolucién de la pintura renacentista va
lenciana, la personalidad mas importante la ejer:
ce Vicente Macip. Suyo es un San Sebastién, de
gran sustrato yafiezco, y una Ultima Cena, llena
de movimiento y tensién de inspiracién leonar-
desca. Le sucedié su hijo Juan Vicente Macip,
més conocido como Joan de Joanes, que divulgé
el estilo paterno dulcificéndolo, como se aprecia
en la Asuncién de Nuestra Sefiora y en las Bodas
misticas del Venerable Agnesio, o también en su
Salvador Eucaristico 0 su Ecce Homo. Sus modelos
pasarian luego a su hijo Vicente Joanes, cont
nuador de las formas familiares, manifestadas en
una pequefia Santa Cena.
También el Museo contiene obra de figuras ca:
pitales en la pintura espafiola del siglo XVI, como
El Greco, cuyo estilo un tanto intemporal y abso.
lutamente personal se pone de manifiesto en un
San Juan Bautista, 0 como el extremefo Luis de
Morales con su Calvario con donante, de gran in-
tensidad devota. Del flamenco Roland de Mois,
que trabajé en Espafa por el mismo tiempo, se
conserva un hermoso Retrato de Martin de Gurrea,
V Duque de Villahermosa,
La pintura barroca. £ sigio XVI es por ex
celencia el Siglo de Oro de la pintura espafola, y
en él florecié la mayor parte de las escuelas ar-
tisticas nacionales, entre las que la valenciana es
una de las més fecundas.
El predominio del tenebrismo naturalista de
influencia italiana habia empezado timidamente
en El Escorial, y llegé a Valencia de la mano de
Francisco Ribalta, quien iniciarfa una escuela par.
ticularmente definida tras su establecimiento en
esta ciudad en 1599. Su produccién pictérica es
toda una leccién de! ambiente escurialense, con
evocaciones de Cambiaso, Zuccaro 0 Tibaldi, pe-
ro en Valencia evoluciona hacia un arte de pro:
fundo sentimiento religioso. Uno de sus mejores
logros naturalistas es San Francisco abrazado al
Crucificado, y el prodigioso Retablo de la Cartuja
de Portacoeli, realizado entre 1625-28, destacan:
do su San Bruno por su intensidad expresiva.
Otro valenciano universal de la pintura barro:
ca es el setabense José Ribera. E! Museo cuenta
con un espléndido San Sebastién atendido por las
santas Irene y Lucina, en el que desploma diago
nalmente el apolineo cuerpo del santo con un
‘gran dominio del dibujo bajo un efecto de luz con:
obras de
Autorretrato de
Velazquez, 6ieo sobre
lierzo, Rome, hacla
1650,
Aspecto dela Sala
Azul del Museo, con
pinture del siglo XVI.
de la
escuela barroca
valenciana tiene aqui
con las
y
ugRetrato de Dosa
Joaquina Candado,
61e0 sobre enzo, por
Goya, Madrid, hacia
1802.
Grupa vatenciana,
6le0 sobre lienzo, por
Joaquin Sorola,
Madrid, 1906.
120
trastada. Los tilésofos fas y Herdclito son, a
su vez, dos brillantes ejemplos de su personals
ma interpretacién del naturalismo, a partir de
una técnica empastada y vibrante ya en su fase
de madurez
Por otra parte, el Museo también cuenta con
una selecta coleccién de pintura barroca espafo:
la, con nombres tan relevantes como el murciano
Pedro Orrente, que también trabajé en Valencia,
con un estremecedor Martirio de Santiago ef Me
‘nor; el popular Bartolomé Esteban Murillo, repre:
sentado con un San Agustin lavando los pies a Cris
to; el también andaluz Juan Valdés Leal, con un
San Antonio de Padua y el Niffo Jesis; Alonso Ca:
To, con el gran lienzo de San Vicente Ferrer predi:
cando. De Juan de Pareja es un Retrato del arqui:
tecto José Ratés Dalmau; del te6rico pintor y tres
quista Antonio Palomino, asentado en Valencia
desde 1699, es La Iglesia militante y la Iglesia
triunfente. También la escuela madrilefna esta re
presentada por Francisco Ferndndez en un exce
lente cuadro de Sau atentando contra David, don:
de muestra una agitada composicién deudora de
Carducho y Jusepe Leonardo; y Antonio de Pere:
da, con una monumental Crucifixién. El soberbio
Autorretrato de Diego Velézquez, obra sefiera del
Museo, constituye la pieza mas sobresaliente.
Otras piezas singulares son los curiosos Bode-
g6n de crustaceos y Bodegén de ostras, de Onofrio
Loth; los cuadritos flamencos de pequefio forma:
to como Paisaje, de Jan Frans Bloemen; o el Re-
trato ecuestre de D. Francisco de Moncada, Marqués
de Aytona, atribuido a Anthon Van Dyck, con efec:
tos de gran colorido y brillantez, que lo sitdan
muy préximo al que conserva el Louvre.
La pintura academicista. 4 finales de si
glo XVill_y como nexo de unién con el siguiente,
la pintura academicista se circunseribe en torno
a dos figuras: el valenciano Vicente Lopez y el ara:
‘gonés Francisco de Goya, dos genios que crearén
en un mismo periodo de tiempo dos formas dis:
tintas de concebir la pintura,
La produccién de Vicente Lépez se centra en
el Museo en dos géneros: la pintura religiosa y el
retrato. De la primera cabe destacar las composi
ciones marianas de la Virgen de la Misericordia y
la Virgen de la Merced redentora de cautivos. En los
retratos refleja la psicologia del personaje, como
acontece con el Retrato del grabador Manuel Mon:
fort Asensi, el del grabador Tomas Lépez Enguide-
‘nos, el Retrato de Vicente Blasco y Garcia, o el del
General Narvéez. Su particular forma de pintar
dejé una escuela fecunda en la obra de sus hijos
Bernardo Lépez Piquer, autor del Retrato de (sa:
bel Il y de San Pascual Bail6n adorando la Euca:
ristia; y Luis Lopez Piquer.
Figura sefiera de la pintura espafiola y univer:
sal es Francisco de Goya, que estuvo estrecha:mente vinculado a Valencia por su relaci6n con la
‘Academia de San Carlos. El Museo cuenta con
una buena representacién de su obra, centrada
en los retratos de personajes cercanos al genial
pintor, como el Retrato de Dofia Joaquina Candado
0 el Retrato de Francisco Bayeu. No menos signif
cativos son el Retrato del grabador Rafael Esteve Vi
lella y el Retrato de Mariano Ferret, Secretario de la
Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, en
los que se muestra més fiel a los principios aca,
démicos. También hay dos pequerios cuadritos
con Juegos de niffos, en los que Goya consigue
transmitir toda la gracia del juego infantil
La pintura de los siglos XIX y XX. £1
siglo XIX seré para el arte valenciano un periodo
de fecunda produccién, por estar repleto de per
sonalidades de primera magnitud que encontra:
ran eco en el panorama plastico del momento,
calificado como “el nuevo siglo de oro de la pin:
tura valenciana’. Ese conjunto de artistas consti
tuiré una escuela coherente y bien definida, que
contribuye decisivamente a la renovacién de las,
artes pictéricas espafolas.
Su principal aportacién estriba en la capta:
cién instanténea y luminica de las cosas, desa:
rrollando para elio una peculiar técnica de pe:
guefias pinceladas y manchas de color, unidas a
Una ejecucién répida, que en algunos casos pare-
ce tener un resultado de aspecto abocetado e in.
concluso. Esta apariencia visual ha motivado que
opularmente se les conozca como “escuela im:
presionista valenciana”, expresién quizé incorrec:
ta, por ser en realidad ajena a los planteamientos
filos6ficos de la pintura impresionista. Su princi
pal preocupacién es captar efectos luminicos, de
ahi que resulte més correcto llamarlos pintores
luministas, plenairistas o instantistas.
Esta escuela se asienta en la obra de cuatro
artistas sefieros: Francisco Domingo Marqués, Ig
nacio Pinazo Camarlench, José Benlliure Gil y Jo.
aquin Sorolla Bastida.
Francisco Domingo Marqués es el iniciador de
las audacias técnicas en la pintura decimonénica
valenciana, Posiblemente sea su pintura religiosa
la que mayor gloria le ha dado, con obras de pri
mer orden como Santa Clara y San Mariano, en las
que se aprecia la necesidad que tiene el artista de
beber de las fuentes barrocas de Ribera y Veléz.
quez para transmitir la piedad en el siglo XIX.
Ignacio Pinazo es quizés el més atrevido de
todos, pues a través de sabias y oportunas man:
chas de color supo transferir a sus obras un aire
inacabado, basado en la sugerencia.
Otra de las figuras destacadas es José Ben:
lliure Gil, que cultivar con verdadero acierto la
pintura costumbrista, que queda hoy como test
monio de la Valencia de ayer.
Para terminar con estos cuatro ases de la pin:
tura decimonénica valenciana, hay que mencio:
nar a Joaquin Sorolla, el pintor mas conocido in:
ternacionaimente por los efectos luminosos que
aparecen en sus pinturas. De su etapa de forma.
cién se encuentran Academia del natural, Tres ca-
bezas de estudio y El niffo de la bola, en los que ya
apunta el que seré su estilo personal y bien defi
nido de pincelada individualizada que ofrecen pe:
quefias marinas del Puerto de Valencia y Playa de
Valencia. Pescadoras.
Mencién especial requiere también el pintor
Antonio Mufioz Degrain, del que el Museo con:
serva una nutrida muestra de su obra, Y, final
mente, debe sefialarse una amplia coleccién de
pintores valencianos del siglo XX, que ponen el
punto y seguido al paseo artistico que el recorri
do del Museo ofrece, en el que pasado y presente
se atinan en un sentimiento Gnico como es el de-
leite de la contemplacién estética del Arte.
Datos atiles
‘Museo de Bellas Artes de Valencia
Calle San Pio V, 9. 46010 Valencia.
Tels. 96 360 57 93 y 369 30 88. Fax. 96 36097 21
Horarios de visita
EI Lbano desde of
‘mar, Seo sobre
lienzo, por Antonio
Muioz Degrain, hacia
19094914.
De martes a sébado: de 10 a 14 y de 16 a 18 horas. Domingos y festivos:
de 10a 14 horas.
Cerrado los lunes, 1 de enero, Viernes Santo y 25 de diciembre.
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