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Takan ha ocultado que él tiene más de tres mil años, pero el tiempo de mantener el

secreto está llegando a su fin. Él lo sabe, y lo más importante, Ra lo sabe. Para


complicar las cosas, Takan ha encontrado a su pareja. Y ella es más que felices para
siempre después del humeante sexo caliente. Ella es la clave para que los Elegidos
pongan fin a la amenaza de Apep al reino de los mortales. Lástima que Takan, y lo que
es, la asusta a los como los infiernos.

Falon perdió a su amor hace años por la mordedura de un no-muerto y ha pasado sus
noches cazando a las criaturas desde entonces. Cuando conoce a un hombre luchando
su misma pelea, el alivio de la supera. No está sola. Pero cuando lo besa y descubre sus
colmillos, hace lo que cualquier chica guerrera debe hacer - le apuñala.

Mientras ellos llegan a un acuerdo con su relación, Ra lanza una bomba que cambia a
Takan para siempre, y Falon descubre su verdadero destino. La pareja debe llegar a un
acuerdo con su nuevo comienzo, mientras que ponen fin a una antigua batalla.
UNA ANTIGUA LEYENDA

En el Egipto antiguo del Dios del sol, Ra, dominó, adorado como el creador padre.
Cada día el remontaba el cielo en su barca solar para traer la luz a la tierra. Y cada
noche, viajaba a través del tenebroso submundo hasta el amanecer de un nuevo día.

Durante su viaje nocturno, Ra se enfrentaba a su mayor adversario, un ser del mal y de


la oscuridad, que asustaba a los humanos –el Dios demonio Apep, el devorador de
almas. Ra y sus compañeros combatían con el demonio, derrotándolo cada noche sólo
para tener que enfrentarse a él de nuevo cuando la oscuridad caía una vez más.

Se dice que una noche Apep ganó la partida, lo que provocó tormentas furiosas y la
tierra tembló. Usando el caos que había creado, Apep desató dos males en el mundo.
Dos demonios llamados Sek y Mot fueron liberados para abatir a la humanidad
mediante conseguir almas para su oscuro amo, convirtiendo a los mortales en cáscaras
desalmadas dirigidas por Apep.

Para contrarrestar a los malvados secuaces de Apep, el Dios del sol, eligió seis
guerreros. Los dotó a cada uno con la inmortalidad y el poder necesario para derrotar a
sus enemigos. Como Elegidos de Ra, los guerreros lucharon contra el mal que
amenazaba con tomar el control, haciéndolos retroceder, estando en medio entre los
hombres y los demonios.

Algunos dicen que hasta el día de hoy, los Elegidos de Ra todavía luchan para proteger
a los confiados mortales de su alrededor. En las sombras ellos acechan a su presa cada
noche, siempre en guardia, olvidados por aquellos a los que han sido enviados a
proteger.
Takan salió de su coche para comenzar su noche de caza. Los muertos vivientes
acechaban a los mortales para robarles sus almas, y era su trabajo protegerlos, junto con
los otros cinco guerreros que formaban parte de los Elegidos de Ra. Una mordedura de
un no muerto y la víctima se convertía en aquello que lo había cazado. Llevaba
envainada su khopesh –una antigua espada egipcia con la parte superior de la hoja en
forma de hoz. La hoja de la espada era de bronce, y esa era la mayor debilidad de los no
muertos. Sólo hacía falta un corte con ella para que se descompusieran al instante,
dejando nada más que un montón de ropas vacías y polvo para señalar su existencia.

Caminaba por la acera, con su mirada moviéndose de izquierda a derecha, mientras


esperaba que el familiar cosquilleo en su piel le alertara de la presencia de un no muerto.
Mientras lo hacía, Takan dejó que su mente divagara. Como solía hacer en los últimos
tiempos, sus pensamientos fueron al tema de las compañeras. Como el único guerrero
no apareado que quedaba, era simplemente cuestión de tiempo antes de que encontrara
la suya.

En realidad, ese momento estaba más a su alcance de su mano. Dotado de la capacidad


de ver en el pasado y futuro, había tenido una visión de quién sería su compañera. Y
como a veces sucedía cuando “veía” algo, no había visto la imagen completa. No había
sido capaz de ver como era su compañera, pero había averiguado su nombre, Falon.

También había “visto” algo más en esa visión. La batalla final entre los Elegidos de
Ra y el demonio Mot y sus guerreros no muertos estaba a punto de comenzar. El
resultado final no le había sido revelado, pero Takan había visto lo suficiente para saber
que esta sería su única posibilidad de acabar con Mot.

Luego estaba el pequeño asunto del secreto que había guardado por tanto tiempo, y que
se había convertido en su segunda naturaleza, para no revelarlo a los demás. Temía el
día que ya no pudiera ocultarlo. Una vez que el secreto saliera a la luz, las posibilidades
eran buenas para que Mehen, Set, Denger, Akori y Kysen nunca volvieran a mirarle del
mismo modo. No quería esto, pero si no se lo contaba, el asunto le sería quitado de sus
manos. Ra, el Dios del sol, había comenzado a presionar.

En una de las calles laterales desiertas, Takan se preparó cuando sintió el revelador
cosquilleo de su piel. Miró alrededor para encontrar no a uno, sino a tres guerreros no
muertos que salían de las sombras y lo rodeaban con sus espadas desenvainadas.
Después de una evaluación rápida, vio que ninguno de los guerreros no muertos tenía
los ojos negros. Tampoco sus colmillos expuestos goteaban, una sustancia negra –
ambos signos de que el Dios Demonio Apep no había puesto unas pequeñas serpientes
de oro dentro de ellos. Si hubiera sido así, su mordedura sería todo lo que necesitaban
para convertir a Takan en un esclavo de Apep.

Dio la vuelta en un círculo lento, y desenvainó su espada, tratando de mantenerlos a la


vista. Sabía que estos guerreros no eran los de la última generación de Mot. Estos
últimos eran bastante altos, en primer lugar. La nueva generación de guerreros no
muertos estaba compuesta por varones por lo general altos de más de dos metros de
alto, y fuertemente musculosos. Muy parecidos a los Elegidos de Ra, quienes eran todos
de unos dos metros diez y pesaban unos ciento treinta kilos. Estos de ahora parecían
pesar sólo la mitad.

Con un fuerte silbido, el primero de los no muertos se lanzó al ataque. Takan lo bloqueó
fácilmente el golpe. No, éstos definitivamente pertenecían a la primera generación. Sus
compañeros más modernos manejaban la espada con más habilidad. No necesitaría
mucho esfuerzo por su parte para desarmarlos y acabar con ellos.

Takan dejó escapar un fuerte siseo propio cuando los tres iniciaron el ataque a la vez.
Bloqueó cada espada que llegó a él con un balanceo de la suya propia.
Por la comisura de su ojo, vislumbró una silueta que salía de las sombras. Cuando
movió su mirada, y se materializó en la forma de una mujer que arremetió con una
espada contra el guerrero no muerto más cercano, con una espada de bronce, haciendo
que casi Takan perdiera su cconcentración.
oncentración. Volviendo a centrarse en la tarea que traía
entre manos, bloqueó un ataque que le habría atravesado el pecho antes de que cortara
al no muerto en el estómago.

Mientras el hedor de la descomposición llenaba el aire, y el no muerto se convertí


convertía en
polvo, Takan sólo tuvo el suficiente tiempo para ver que la mujer terminaba con el que
estaba luchando, antes de volver su atención al último. Su habilidad con la espada era
impresionante, cerca de igualarse con la suya. Eso también le hizo preguntars
preguntarse quién
demonios era ella, y cómo sabía lo suficiente para llevar una espada con la hoja de
bronce para acabar con la existencia de un no muerto.

Falon había pasado más tiempo del que le gustaba admitir cazando las criaturas de la
noche que les habían atacado, a ella y a su novio cinco años antes. Apenas había
logrado escapar, pero su novio no había tenido tanta suerte.

Aquella noche había cambiado su vida para siempre. La chica tímida que había sido
una vez había desaparecido. En su lugar, una mujer dura, decidida, había surgido. Una
quién tomó clases de artes marciales y aprendió como usar una espada. Después del
ataque, y de que la policía no se creyera su historia, Falon se había movido por Internet
y había encontrado que algunos otros tambié
también n contaban un mismo tipo de criaturas
atacando a los mortales. Las personas, que como ella, habían escapado para contar su
historia.

Ahora, tantos años después, había acabado con un buen número de esas criaturas, pero
parecía que siempre surgían nuevas. No tenía ni idea de dónde habían salido. Sólo que
la mordedura de una, convertía a la víctima en uno de ellos en cuestión de segundos.
Había sido testigo de esto muy pronto.

Con sus manos metidas en los bolsillos del abrigo largo que llevaba para mantener su
espada oculta en su espalda, Falon mantenía sus sentidos en alerta mientras patrullaba
por el recorrido donde cazaba esta noche. Cada noche, elegía una parte diferente de la
ciudad. A veces sentía como si estuviera luchando una causa perdida, sobre todo
cuando volvía a casa con las manos vacías. Saber que las criaturas estaban ahí, y que no
había acabado al menos con alguna, le hacía preocuparse de cuántas vidas podría haber
salvado si las hubiera matado.

En la parte de debajo de la calle, donde en este momento de la noche por lo general no


había nadie alrededor, oyó el sonido de metal golpeando a metal. Echando un vistazo
alrededor, sacó su espada de la vaina y fue a investigar.

Al girar la esquina, y caminar más profundo entre las sombras, su mirada se posó en un
hombre muy grande que blandía su espada mientras luchaba con otras tres personas que
llevaban el mismo tipo de arma. Falon se acercó un poco más, con su formación para
no hacer un solo sonido.

Contuvo el aliento en silencio cuando se dio cuenta que los tres atacantes eran las
criaturas que ella cazaba. Con colmillos y ojos muertos, de aspecto plano que los
delataban. Pero la lucha con espadas era algo que nunca había visto antes. Por lo
general, atacaban con los colmillos, sólo concentrándose en clavarlos en la carne. No
gustándole las probabilidades, aunque el hombre grande parecía arreglárselas bien,
Falon se movió hacia la posición y se unió a la lucha.

Siendo ya dos para enfrentarse a ellos, no pasó mucho tiempo antes de que pusieran fin
a la existencia de las criaturas. Cuando todo terminó, tres pilas de ropas vacías cubrían
el suelo, y el hedor de cadáveres en descomposición llenaba el aire.
Bajando su espada, Falon se volvió al hombre que estaba a unos metros de distancia
mirándola. Ahora que había pasado el peligro, ella le dio una mirada realmente
profunda. La primera palabra que le vino a la mente fue hermoso. Incluso con su
flequillo largo, colgando sobre su cara, no hacía nada para restar algo a su buena
apariencia. Vio unos ojos marrón claro que casi parecían de oro, que encontraron su
mirada. Ella parecía más baja a su lado. Su pelo negro liso caía hasta sus hombros muy
amplios. Aún más abajo, encontró un pecho ancho y unas caderas estrechas. Sus
vaqueros negros ceñidos moldeaban sus musculosos muslos.

Con la espada todavía en su mano, parecía un guerrero de la antigüedad, a excepción de


la ropa moderna que llevaba.

Sin negar el hecho de que se sintió atraída de inmediato por él, Falon lo miró de nuevo.
Sus dedos se morían de ganas de apartarle el flequillo de los ojos, para obtener una vista
sin obstáculos de su rostro. Luego quería hundir sus dedos en la larga caída de su pelo y
besarlo hasta que ella no pudiera pensar con claridad. Con sus pensamientos rebeldes,
sus pezones se apretaron bajo su camisa y un dolor palpitó entre sus piernas. Había
pasado mucho tiempo desde que había estado cerca de un hombre, sin mencionar en
llevarlo a su cama. Su cuerpo hambriento de sexo, no quería nada más que rozarse
contra el hombre que parecía comerla por completo con la vista.

Desvió sus pensamientos lejos de los placeres del sexo cuando el hombre, caminó
lentamente hacia ella. Ella se mantuvo firme, su mirada nunca dejó su rostro. Cuando
se paró justo delante de ella, se encontró con que tenía que estirar el cuello para mirarlo.
Con su uno setenta y cinco metros, no había demasiados hombres que realmente
pudieran hacerla sentir pequeña, como lo hacía particularmente este.

—Has luchado contra los no muertos antes —Dijo él con una voz profunda,
ligeramente acentuada.

— ¿Los no muertos? ¿Llamas así a estas criaturas?

—Sí. Ya que así están ellos, no muertos.

Tenía sentido, ya que se descomponían tan rápidamente una vez que los herías.
Recordando lo que él había dicho primero sobre que ya había luchado contra estas
criaturas antes, ella se acercó enderezándose.
—No es la primera vez que me he cruzado con los no muertos.

La miró de arriba a abajo, su mirada fija intensa, haciendo que el dolor en su coño
aumentara. Con él estando de pie tan cerca, se encontró luchando para no extender su
mano, y ver cómo de duro era su cuerpo, sobre todo en el área entre sus piernas, que
parecía ser un interesante bulto de campeonato.

—La espada —Dijo él—. ¿Cómo sabías que el bronce es la debilidad de los no muertos?

Ella se encogió de hombros. No estaba a punto de confesarle a un extraño que había


soñado con la voz de un hombre dos noches antes de salir a su primera caza, diciéndole
que necesitaba una espada de bronce, y dónde tenía que ir para conseguir una. Y ella,
malditamente seguro que no le diría que su espada había sido forjada ya, y pagada en su
nombre cuando fue al lugar al que la voz la había enviado.

Cuando pareció que él esperaba una respuesta, ella dijo:

—Sólo lo supe.

—Eres buena con la espada.

—He tenido mucha práctica.

El silencio cayó entre ellos cuando él dio un paso más cerca. Su mirada parecía
centrarse más en ella, y sintió como si hubiera sido absorbida por ella. Incapaz de
retirarse, no se movió cuando la alcanzó y puso su mano en la parte izquierda de su
pecho, justo sobre su corazón.

Él suspiró y dijo casi con reverencia:

—Falon.

El sonido de él, diciendo su nombre disparó una descarga de excitación a través de ella.
Su sangre se calentó aún más cuando una imagen de ambos desnudos, sus cuerpos
retorciéndose uno contra el otro, mientras tenían relaciones sexuales, llenó su cabeza.
Esto desapareció repentinamente cuando ella jadeó bruscamente.
Unos segundos más pasaron antes de que él bajara su mano y sujetara su muñeca con
fuerza.

—Eres la clave —Dijo.

Falon rápidamente trató de reunir su ingenio, justo cuando él dio un paso hacia atrás,
llevándola con él.

— ¿Qué? ¿Qué clave? —Cuando no contestó y siguió arrastrándola consigo, aunque ella
clavara sus talones, tiró de su brazo—. Párate. ¿Dónde crees que me estás llevando? —
Exigió.

—Dónde pueda vigilarte.

Ella luchó más duro.

—No lo creo. No necesito a nade para mirar por encima de mí, especialmente un
hombre extraño que acaba de conocer.

De repente dejó de andar, haciéndola casi golpearse contra su espalda, y se volvió para
mirarla.

—No soy ningún hombre desconocido. Mi nombre es Takan y tú eres mía.

La posesividad de su voz hizo que su coño se apretara, pero la parte más cuerda de ella
no le gustó lo que había dicho… en absoluto. Antes de que pudiera pensar una manera
de liberarse, Takan tiró de ella por lo que se estrelló contra su pecho, soltó su muñeca y
hundió la mano en el pelo de la parte posterior de su cabeza. Sus labios descendieron,
tomando los suyos en un beso que casi volvió sus piernas de gelatina.

Falon normalmente no se dejaba arrastrar por el beso de un hombre, pero con Takan
pareció como si el mundo se centrara en él, todos sus sentidos en sintonía con el hombre
que la sujetaba. El olor de la colonia que él llevaba, llenó su nariz en cada respiración
que tomaba. La sensación de su cuerpo duro la tuvo resistiendo al impulso de rozarse
contra él. Y el modo que tomó sus labios, no fue un beso de exploración suave. Estaba
lleno de hambre cruda, y de necesidad, haciendo que su libido se elevase aún más alto.
Ella le devolvió el beso, alcanzando hasta cogerle la parte delantera de su camiseta,
mientras que mantenía la espada en la otra mano apuntando al suelo. Cuando su lengua
barrió a lo largo de la comisura de sus labios, ella los abrió para permitirle la entrada. La
sensación de su lengua entrelazándose con la suya, acariciándola y probándola, todavía
la puso más excitada. Presionada como estaba contra él, sintió el borde inequívoco de
su erección recostada a lo largo de su vientre.

Un gemido suave salió de ella. Y cuando Takan sorbió su lengua en su boca, ella se
aferró más fuerte a su camiseta. Le exploró, acariciando su paladar antes de pasar la
lengua por sus dientes. Él gimió cuando ella le tocó un diente, mejor dicho algo
puntiagudo. Falon se movió al otro lado y encontró otro similar. Considerando como
de puntiagudos y afilados se sentían, esos dientes tenían que ser colmillos.

Su mente giró con el pensamiento de que en realidad estaba besando a una de esas
criaturas, los no muertos que ella trataba de destruir todas las noches, Falon actuó como
si todavía estuviera en el beso. Despacio, para no alertarlo de lo que hacía, levantó el
brazo de la espada, la echó hacia atrás y clavó la punta en el estómago de Takan. Con
un gruñido de dolor, su control se aflojó, y ella se apartó, dando un paso atrás para
mirar como empezaría a descomponerse.

Pero cuando Takan sólo presionó su mano contra su estómago y quedó roja con su
sangre, Falon sacudió la cabeza. ¿Había cometido un terrible error? Sacudió la cabeza
de nuevo.

— ¿Cómo puedes estar sangrando? Tienes colmillos. Los sentí. Tienes que ser una de
esas criaturas, sólo que de un tipo que nunca he visto antes.

—Sangro porque no soy uno de los no muertos. Estoy muy vivo.

Falon retrocedió.

— ¿Entonces qué eres? ¿Un vampiro? No eres exactamente humano. Todavía sigues de
pie. Una persona normal estaría fuera de combate después de recibir una herida en el
vientre.
—Toma mucho más de esto para acabar conmigo —Dijo Takan caminando hacia ella,
pero se paró en seco cuando ella sostuvo su espada delante—. Todo está bien, Falon.
No te voy a hacer daño.

Él sonrió para tranquilizarla, mostrando los colmillos que había sentido mientras se
estaban besando. El horror de la noche de cinco años atrás, llegó corriendo de nuevo.
Dentro de su cabeza, todo lo que vio era que lo que ella había pensado que era un
hombre embistiéndola mientras trataba de morderla con sus colmillos afilados. Peor aún
fue la imagen de su novio con el cuello desgarrado por la misma cosa que ella apenas
había logrado evitar.

La lucha contra el terror la amenazó con asumir el control, algo que no se había
permitido desde aquella noche, Falon giró sobre sus talones y huyó. Sin mirar detrás de
ella para ver si Takan la seguía, corrió tan rápido como sus piernas pudieron llevarla.
Takan dejó ir a Falon, con su pelo largo, ondulado pelirrojo, volando detrás de ella
mientras corría. No se había perdido el miedo que había destellado en sus ojos verdes
justo antes de que huyera. Tener a su compañera mirándole con temor, no había sido lo
más emocionante de su vida. O tenerla apuñalándolo porque pensaba que era uno de
los no muertos.

Presionó la mano en su estómago y se estremeció de dolor. Dolía como el infierno pero


viviría. Siendo inmortal, lo único que realmente pondría fin a su vida sería perdiendo la
cabeza, literalmente.

Takan se levantó la camiseta e inspeccionó minuciosamente la herida. Usando un poco


de su saliva, que curaba las heridas superficiales, la esparció por donde le había
apuñalado Falon. Eso la sellaría parcialmente, pero era una solución temporal. Sanaba
a un ritmo más rápido que los mortales, pero una buena dosis de la luz del sol, la luz de
Ra, lo curaría completamente como si la herida nunca hubiera existido. Ya que era la
noche, tendría que esperar horas para que sucediera esto.

Había otro modo de acelerar el proceso de curación, pero ahora que la había encontrado
esta no sería una opción. Ra había dotado a todos sus guerreros colmillos para que
pudieran beber sangre para mantenerlos fuertes como los no muertos a los que cazaban.
Todos ellos tenían que alimentarse una vez por semana. Un donante era elegido cuando
surgía la necesidad. Por lo general, una mujer, ya que la alimentación era orgásmica
para ambas partes. Una vez alimentado, se limpiaba la mente de la donante, no dejando
ningún recuerdo de la mordida, o incluso de ellos. Ra había ordenado que ningún
mortal conservara el recuerdo de lo que eran sus Elegidos, o la lucha que existía entre
ellos y los no muertos.

Ahora que Mehen, Set, Denger, Akori y Kysen tenían compañeras, ya no tenían que
salir a buscar donantes cuando su sed de sangre les llegaba. Una vez apareados, sólo
podrían beber de la sangre de sus compañeras, y ellas a cambio, sólo podrían beber de
las suyas.

Ya que Falon era su compañera, Takan no podía ir en busca de otra donante para que
bebiendo de ella le ayudara a curar la herida que le había hecho. Si hiciera eso, sólo
aumentaría su necesidad, haciendo que su sed de sangre aumentara. La sangre de la
otra también tendría a su estómago retorciéndose con dolorosos calambres.

Tirando de su camiseta de nuevo en su lugar, siseó por el tirón que sintió en su herida,
cuando alcanzó detrás de él y envainó su espada. A pesar de que todavía era muy
temprano, Falon se había asegurado que su noche de caza terminara prematuramente.
Además de no estar totalmente curado, el olor de su sangre sería lo suficiente para
espantar a cualquier no muerto antes de que él pudiera acercarse para matarlo.

Con un suspiro, caminó en la dirección donde había estacionado su Corvette. Volvería a


la sede de los Elegidos de Ra, situada en el barrio antiguo de almacenes de Phoenix, y
esperaría el resto de la noche. No tenía ninguna duda de que sería capaz de encontrar a
Falon de nuevo. Habiéndola visto, y ahora que sabía cómo era, sería capaz de
encontrarla. Ella no se escaparía.

Mientras caminaba, ordenó las imágenes de la visión que había tenido cuando había
puesto su mano sobre el corazón de su pareja. No sólo había demostrado que en efecto
ella era la suya, sino que le habían dicho que ella era la llave para acabar finalmente con
el último de los demonios de Apep. Takan no había visto como, sólo que Falon jugaba
un papel importante en la muerte de Mot. Esto no le cayó bien, sin embrago. Ella era su
compañera. Quería protegerla, y tenerla tan lejos del peligro como pudiera conseguir,
podría acabar con ella, y no en el centro mismo de él. Ahora sabía cómo se sentía
Mehen cuando Blythe, su compañera, les ayudaba a acabar con los no muertos. Como
era la hija del Dios del sol, este le había dado a Blythe un colgante con un diamante,
que tenía su símbolo, el Ojo de Ra, en el centro. En cualquier momento que un no
muerto se acercara a este diamante, este brillaba con una luz ultravioleta como la del
sol, y de inmediato terminaba con su existencia. Había llegado a ser práctico en más de
una ocasión.

Llegando a su coche, Takan lo abrió y entró. Mientras que Blythe no tenía que luchar
físicamente contra los no muertos, no creyó que ese fuera el caso de Falon. Era tan
experta en la espada como él. Y obviamente tenía más que un poco de conocimientos
sobre los no muertos, si sabía cómo terminar con ellos. Eso le hizo preguntarse qué es lo
que la había llevado a cazarlos. No era ninguna coincidencia contra la que hubiera
llegado, llevando una espada de bronce, para luchar junto a él.

Takan arrancó el coche, y quitó el freno. Las habilidades de lucha de su compañera, y el


miedo quee había visto en sus ojos, eran sólo algunas de las cosas sobre las que
averiguaría cuando estuviera con ella una vez más. Podría huir de él esta noche, pero no
la dejaría volver a hacerlo.

Falon tenía una punzada en el costado y jadeaba para buscar el aliento cuando llegó a
su coche. Se deslizó hasta pararse, lo abrió y se lanzó en él, tirando la espada en el
asiento de pasajeros antes de meter la llave en el contacto. Una vez que la giró, salió
disparada separándose de la acera. No fue hasta que co corría
rría por la calle hasta que miró
por su espejo retrovisor para ver si Takan la había seguido. Su apretón en el volante se
aflojó un poco cuando no vio a nadie.

Por último capaz de recuperar el aliento, dirigió una rápida mirada hacia donde la
espada había aterrizado en su asiento. La punta de ella todavía estaba manchada con la
sangre de Takan. Volvió a mirar de nuevo a su camino. La vista de la sangre hizo que
su estómago girara un poco. Las criaturas a las cuales ella normalmente cazaba con la
espada, no sangraban cuando las apuñalaba o cortaba.

Ya que Takan había sangrado, eso significaba sólo una cosa: no era uno de los muertos
vivientes, como él los había llamado. La sangre demostraba que vivía, pero que era él,
no tenía ni idea. Y no tenía unos colmillos sólo para lucirlos. Tenía que usarlos, lo que
significaba para ella que era un vampiro.

Llegando a la calle donde se encontraba su pequeño bungaló, un poco de la tensión de


sus hombros y espalda se alivió. Estaba casi en casa. En su casa, condujo por el camino,
y aparcó el coche. Antes de que pudiera abrir su puerta, echó un vistazo alrededor para
asegurarse que no había ningún vecino mirando, no es que esperara que cualquiera
estuviera por allí, ya que era demasiado tarde para sus costumbres.

No viendo a nadie, agarró la espada, salió del coche y corrió hacia la puerta principal.
Rápidamente la abrió y entró, cerrándola tras de sí. Encogiéndose de hombros para salir
de su abrigo, se dirigió hacia la cocina, para limpiar la sangre de la punta de su espada,
y asegurarse de secarla bien con una toalla.

Arrojó su abrigo en el respaldo de una de las sillas de cocina y cogió un paño de cocina
viejo. Mojó la tela en el fregadero, y con golpes rápidos limpió la punta de la espada, y
se aseguró de secarla a fondo con una toalla.

Se desabrochó la funda de la espada, y la envainó. Caminó hacia la mesa, sacó una silla
y se sentó. Sus piernas no estaban muy estables. Destellos de Takan estando de pie con
sangre en su mano todavía pasaban por su cabeza. No importaba cuantas veces se dijese
que no era exactamente humano, las imágenes no se iban, o disminuían las náuseas que
sentía. Tampoco lo hacía todo menos atractivo. Dios, tenía que estar enferma por estar
caliente por un vampiro.

Tomó una respiración profunda, respirando por la nariz y soltándolo por su boca. La
sensación de malestar pasaría. Sólo tenía que salir a cazar de nuevo y estaría bien.
Tendría que patrullar en otra parte de la ciudad, es de esperar que encontrara a algún no
muerto para terminar con él, y estaría de vuelta a su viejo yo. Si seguía diciéndose eso,
tal vez terminaría creyéndoselo.
Takan acababa de entrar por la puerta de seguridad que conectaba la bahía de
estacionamiento que usaban para aparcar los coches, y la parte principal de la sede
cuando las compañeras llegaban al vestíbulo desde la cocina. Las cinco se detuvieron y
le echaron una mirada sorprendida. El les devolvió la mirada, ssu u mirada fija quedó
medio segundo más en Blythe, como normalmente hacía.

Ella, por supuesto, fue la primera que dejó el grupo de mujeres y se le acercó.

— ¿Takan? ¿Qué haces de vuelta tan temprano? Sacudió un poco más de su pelo sobre
su cara.

—Fui un poco
oco descuidado, por lo que quedé fuera de servicio durante el resto de la
noche.

Blythe dirigió una mirada preocupada por él.

— ¿Qué pasó?

Takan rápidamente echó un vistazo a las otras mujeres. Desiree en particular. Era
conocida particularmente por ser un dolor en el culo cuando un guerrero encontraba por
primera vez a su compañera. Nunca se iba sin decir nada al respecto. Simplemente le
gustaba curiosear la información de la pobre mujer que terminaría siendo apareada.
Considerándolo se quedó callado, yya que le tenía en su punto de mira.
No estaba de humor para ser asado a la parrilla, por lo que hizo lo único que podía,
mintió.

—Me topé con un par de guerreros de la primera generación de Mot. Uno consiguió un
golpe afortunado y me apuñaló en el estómago antes de que pudiera terminar con él.

—Y todavía estás sangrando —dijo Blythe—. Puedo oler la sangre.

Apartó sus manos, cuando ella trató de levantarle la camiseta.

—Estoy bien. Me las apañaré hasta que pueda ponerme bajo el sol.

Eso fue algo que no debió decir. Desiree se unió a ellos y dijo:

— ¿Por qué no buscaste a una donante para alimentarte y acelerar la curación en vez de
volver aquí para ser remendado?

Takan maldijo en silencio. Se imaginó que Desiree sería la primera que se daría cuenta
de eso.

—No es tan malo, por lo que no me molesté en salir a buscar una donante. Me alimenté
anoche, por lo que mi sed de sangre todavía está bajo control.

Se había alimentado la noche antes, por segunda vez en esa semana. No es que nadie lo
supiese. Y se las arregló para detener el flujo de sangre de su herida antes de que hubiera
perdido demasiado de ella, para hacer que su sed de sangre aumentara de nuevo. Estaría
bien durante unos días, al menos lo esperaba.

Desiree le echó una mirada que quería decir que no sabía si creerlo o no.

— ¿Estás seguro que es ese el caso, y que no evitas una donante por otra razón?

—Puedes tomar mi deseo de no querer alimentarme de la forma que desees —Le dijo
con una sonrisa y una sacudida de su cabeza—. Sé que estás esperando para abalanzarte
sobre mí una vez que creas que comienzo a mostrar los signos de haber encontrado a mi
compañera.
Ella se encogió de hombros.

—Sucederá más pronto, que tarde. Y después de ti, no tendré nadie más con quién
meterme. Quiero divertirme, mientras pueda.

Él sacudió otra vez su cabeza.

—Creo que Set debe tenerte un poco descuidada si no tienes nada mejor que hacer que
seguirme a todas partes, con la esperanza de ver como llego a ponerme.

Desiree sonrió.

—Set no ha estado haciendo nada por el estilo. De hecho, tendré toda su atención
durante toda la noche, una vez que regrese de cazar.

Takan fingió tener náuseas.

—A diferencia de ti, no me gusta saber nada sobre la vida amorosa de los demás.

Blythe se echó a reír cuando tomó su mano y tiró de él por el pasillo.

—Suficiente los dos. Vamos, Takan, te remendaré.

Por el camino, vio a las otras compañeras, Nyx, Jordan y Cena, sonriendo. Nyx y
Jordan estaban acostumbradas a las tácticas de Desiree, pero era nuevo para Cena.
Habiéndose acoplado con Kysen hace un mes, no había estado presente cuando le había
llegado el turno a su compañero en aplicarle el tercer grado.

Takan no hizo nada para romper el agarre de Blythe sobre su mano, y le permitió
remolcarle lo más lejos posible por el pasillo hacia los cuartos de ella y Mehen. Para
distraerse de lo mucho que disfrutaba de la cercanía de Blythe, miró los jeroglíficos y
escenas que había pintado en las paredes. Le había llevado años transformar el almacén
en lo que era en la actualidad. La primera vez que había pintado todas las paredes y
suelos de cemento para asemejarse a la piedra usada en el templo de Amon, Ra en
Karnak, Egipto. Además de esto, en tonos más brillantes, había pintado jeroglíficos y
escenas de las muchas hazañas de Ra.
En sus cuartos, Blythe abrió la puerta y lo llevó por el área de dormitorio de la suite.

—Muy bien —Dijo una vez que llegaron al cuarto de baño—. Quítate la chaqueta y
camisa. Él sonrió.

— ¿Estás utilizando la excusa de la herida para verme con el pecho desnudo? Ella le dio
un manotazo en el brazo.

—Por supuesto que no. Sabes que pienso en ti como en el hermano que nunca tuve.
Mucho, mucho más que un hermano mayor, debo añadir. Y no es como si no te
hubiera visto con el torso desnudo antes. Recuerdo un momento poco después de que
Mehen y yo nos hiciéramos compañeros que lloré contra él. Tienes realmente un pecho
bonito, pero prefiero el de Mehen.

Takan recordó muy bien ese incidente. Blythe había llegado hecha una ruina después de
que Mehen hubiera intentado alimentarse de una donante, a pesar de que el vínculo de
acoplamiento ya se había formado entre ellos. A través de esa unión, había sabido
exactamente lo que él había hecho. Takan había hecho todo lo posible para consolarla,
sin desear nada más que darle una paliza a su amigo por hacerle daño. No lo hizo, por
supuesto. Habría tenido a los otros cuestionando lo que ella significaba realmente para
él.

—En ese caso —Dijo mientras se quitaba su chaqueta, y la funda de su espalda,


colocándolas en el mostrador que tenía delante—. Me mantendré la camiseta.

Blythe se rió entre dientes.

—De acuerdo, puedo trabajar con eso. Y no querría ofenderte mirando tu perfección
masculina.

—Y yo no querría que te distrajeras de la tarea que se supone que tienes que hacer.

Ella hizo rodar sus ojos.

—No, no podemos hacer eso —dijo sarcásticamente—. Basta de conversación tonta.


Veamos que tenemos aquí.
Miró abajo cuando ella cogió la parte inferior de la camiseta y la levantó lo suficiente
para exponer la herida de puñalada. El selle temporal que había hecho, utilizando su
saliva no se había mantenido muy firme. Los bordes habían comenzado a soltarse y un
pequeño chorrito de sangre se escapaba por allí.

Blythe apretó en ella con sus dedos, haciéndole sisear de dolor.

—Toma las cosas con calma —Le dijo—. Esto no podría matarme, pero eso no significa
que no me duela.

—Lo siento. Sólo quería ver lo profunda que era la herida. Es bastante superficial, por
lo que no deberá sangrar demasiado una vez que te vende. Y no debería hacer que tu
sed de sangre entrara en juego, lo que será una buena cosa ya que sólo te podrás
alimentar de tu compañera ahora.

Se puso rígido.

— ¿Qué?

Ella levantó la cabeza y sonrió.

—Ya me has oído. Sé que esa es la verdadera razón de por qué no has ido a buscar una
donante esta noche. Estarás apareado pronto.

— ¿Cómo sabes eso?

—Ra me lo dijo. Dijo que tu sed de sangre había aumentado y que ya te habías
alimentado dos veces esta semana. Y que durante la segunda alimentación… ¿cómo
podría decirlo sin que sea embarazoso para nosotros? Que no tuviste la oportunidad de
disfrutar al máximo, si sabes lo que quiero decir. Realmente deseo que mi padre
aprenda que los padres no hablan de sexo con sus hijas.

Realmente no debería sorprenderle que Ra lo hubiera sabido, pero así fue un poco. Lo
que lo hizo peor fue el hecho de que había hablado de eso con Blythe. Ella era la última
persona con la que él querría hablar de su vida sexual. Sólo saber que ella sabía que no
había tenido sexo con la última donante de la que se había alimentado hizo que su cara
se calentase.
Blythe se rió.

— ¿Estás sonrojándote? —Cuando él frunció el ceño, ella rápidamente dijo—. Lo


siento, no quise reírme. De hecho, creo que es algo lindo ver a un hombre de tu tamaño
ruborizándose.

—Genial. Ahora piensas que soy lindo.

—No te preocupes. No se lo diré a nadie y arruinaré así tu reputación de guerrero.

—Así que Ra realmente te dijo que no tuve… —Dejó que sus palabras se desvanecieran.

—Sí, lo hizo. También me hizo prometerle que no le diría nada a los demás sobre el
hecho de que estarías pronto apareado, sobre todo a Desiree. Dijo que tendrías más con
que tratar que los demás a la hora de reclamar tu compañera. Sea lo que sea que
significa eso.

Takan sabía exactamente el significado de lo que Ra había dicho. Una vez que él
reclamara a Falon como su compañera, tendría que revelar su secreto. Lo había visto en
una visión, lo que significaba que era más que probable que también Ra lo sabría. Por lo
menos el Dios del sol no había hablado más de la cuenta. El gato aún no estaba fuera
del saco, y sin embargo, quería dejarlo así. Él sería el que revelara su secreto, no Ra.

—Estaré agradecido si no se lo dices a Desiree —Dijo—. Y sólo entre tú y yo, conocí a


mi compañera esta noche —Se aclaró la garganta—. Ella, eh, fue la que me apuñaló, no
uno de los guerreros no muertos, aunque realmente había tres de ellos.

— ¿Tu compañera te apuñaló?

—Después de que me ayudara a matar a los guerreros no muertos. Se maneja con la


espada tan bien como yo.

—Una compañera guerrera. Me gusta cómo suena eso —Dijo con una sonrisa. Luego
se puso seria—. Si tu compañera te ayudó con los no muertos, eso significa que sabe
sobre ellos. ¿Cómo sucedió eso?
Él negó con la cabeza y luego la miró como metía la mano en el botiquín de la pared y
sacaba una botella de alcohol. Eso picaría como una mierda.

—No sé como Falon lo supo, y mucho menos como sabía que tenía que usar una
espada de bronce para hacerlo. No tuve la oportunidad de preguntar.

Blythe ahora tenía una bola de algodón empapada en alcohol en la mano.

— ¿Por qué no? —Le echó una rápida sonrisa antes de que bajara la cabeza para mirarle
la herida—. ¿Después de acabar con los no muertos, estabas demasiado ocupado
besándola para segur con una conversación?

Takan se estremeció y aspiró un aliento cuando ella frotó ligeramente a lo largo de la


herida.

—Deberías saber que sólo la logré besar una vez. También fue cuando Falon se enteró
de que tenía colmillos, y esa fue la razón por la que me apuñaló. Creía que tenía que ser
uno de los no muertos por ese motivo. Eso también hizo que huyera de mí.

Tiró la pelota de algodón y colocó un trozo cuadrado de gasa sobre su herida.

—Sostenlo mientras lo fijo —Una vez que hizo lo que le pidió, Blythe le dijo mientras
trabajaba—. Puedo entender por qué pensaría eso. Yo pensé lo mismo cuando vi por
primera vez los colmillos de Mehen. Para los que no saben de vosotros, es difícil saber
que los Elegidos de Ra son distintos a los no muertos.

—Si hubiera estado pensando correctamente entonces, habría mantenido mis colmillos
escondidos. Fue un poco desconcertante para mí ver a mi compañera saltar al frente del
peligro para ayudarme. Y luego estuvo la visión que tuve sobre ella.

Blythe colocó el último trozo de cinta sobre la venda y levantó su mirada para encontrar
la suya.

— ¿Qué viste? Suspiró.

—Ella es la clave, Blythe. Falon es la clave para acabar con Mot y poner fin al apoyo
que tiene Apep en el mundo de los mortales. No sé exactamente cómo, sin embargo.
Con un silbido, ella negó con la cabeza.

—Es mucho para poner sobre los hombros de una muchacha, sobre todo una que
realmente no sabe nada de nuestro mundo. ¿Qué vas a hacer al respecto?

—Tengo que dejar que juegue su papel, aunque no quiero nada más que encerrarla tras
los muros de la sede para mantenerla protegida.

Blythe tiró hacia debajo de la parte delantera de su camiseta y luego lo abrazó y le besó
en la mejilla. Él le devolvió el abrazo, de mala gana dejándola ir una vez que ella se
separó.

—No siempre podrás hacerlo a tu manera, Takan —Le dijo—. Serías capaz de
mantener a Falon segura, y por lo que te he oído de ella, es más que capaz de cuidar de
sí misma. Así que vas a ir a ella mañana, ¿verdad?

Él sonrió.

—Por supuesto que sí. Seré capaz de encontrarla usando una de mis visiones.

—Pensé lo mismo. Bueno, ya estás remendado. Debo ir a unirme a las demás. Y no te


preocupes, no diré una sola palabra acerca de nada de lo que me dijiste. Esto quedará
entre tú y yo. Y cuando llegue el momento que traigas a Falon a la sede, actuaré tan
sorprendida como todos los demás.

—Gracias, y gracias por cuidar de mi herida.

—No fue ningún problema. Y buena suerte con Falon mañana.

Sin ser capaz de resistirse, la besó en la mejilla, y luego recogió su chaqueta y espada del
mostrador antes de ir a su habitación.

Una vez dentro de ella, colgó la chaqueta y envainó la espada en el vestidor. Su


camiseta arruinada fue quitada por encima de su cabeza y tirada al suelo para
deshacerse de ella mañana. Se sentó en el extremo de su cama y se quitó las botas.
Renunciando a ponerse otra camiseta, agarró el control remoto de la tele y se instaló
cómodamente en la cama para mirarla. Esperando que esta fuera una de las últimas
noches que dormiría solo. Los pensamientos de hacer el amor con Falon, y a
continuación, sostenerla entre sus brazos mientras dormían por lo que quedaba de
noche, hizo que su pene se contrajera. Ahora que la había encontrado, estaba ansioso
por dejar su vida solitaria detrás de él. Mañana, conseguiría que Falon dejara su miedo
de él, y luego trabajaría en conseguir que lo aceptara como su compañero.
La siguiente mañana Falon se despertó sobresaltada cuando sonó su despertador. Se
acercó a la mesita de noche y apagó el molesto sonido. Dios, no podía ser ya por la
mañana. Pero, por supuesto, tenía que ser o su alarma no la habría despertado.

Con un gemido se estiró y se sentó. Realmente no quería salir de la cama, pero si quería
seguir pagando sus cuentas y poniendo comida sobre su mesa, tenía que arrastrar su
culo al trabajo.

Sintiéndose como un zombi que camina, dejó su dormitorio y fue al cuarto de baño.
Trabajando a tiempo completo durante el día, y luego cazando las criaturas hasta altas
horas de la madrugada quería decir que no dormía mucho. Había empezado a pasarle
factura. Era capaz de hacerlo desde casi hace un año, durmiendo lo poco que se
permitía, y entonces, de repente, todo la golpeó como una tonelada de ladrillos. Y hoy
fue ese momento.

Después de usar el baño y cepillarse los dientes, se volvió hacia la ducha. Tampoco
ayudaba que no hubiera dormido apenas nada en absoluto durante la noche. Con cada
sonido extraño, se había despertado pensando que Takan la había encontrado. No
importaba cuantas veces se dijera que él no tenía ni idea de dónde vivía, pero esto no
parecía que tranquilizara sus nervios.

Pero lo que aún fue peor fue el sueño que había tenido poco antes que la alarma sonara.
En él, había dejado a Takan que la besara de nuevo. Sólo que esta vez, parecía que no
terminaría nunca. Se puso tan excitada, se había frotado contra su duro cuerpo,
machacándose contra su grueso muslo, que él había colocado entre sus piernas. Y sus
colmillos, los que hubiera temido en el mundo real, habían desaparecido. En todo caso,
si hubieran estado la habrían excitado hasta el punto que ella hubiera descubierto su
cuello para que él pudiera hundirlos en ella.
Falon se quitó su pijama y se metió en la bañera, cerrando la cortina de la ducha de un
tirón. Su coño apretado con los recuerdos del sueño de la mordedura de Takan.

Mientras bebía su sangre, ella había tenido un orgasmo estremecedor. Uno que la había
dejado mojada y dolorida en el mundo real.

Hizo a un lado su sueño erótico de vampiros y terminó su ducha. Después de secarse el


pelo, volvió al dormitorio y se vistió para un día de trabajo. Como la recepcionista de
una pequeña revista extravagante local, lo que ella llevaba estaba en el lado elegante.
Eso significaba generalmente faldas, blusas y zapatos de tacón alto. Se suponía que ella
era la primera cara que la gente venía cuando llegaban a las oficinas de la revista. Por lo
tanto, tenía que dar una buena impresión.

Correctamente vestida, tomado su café, se dirigió a la puerta. Todavía sintiéndose algo


zombi, se dirigió a su trabajo. En el pequeño edificio comercial, aparcó su coche y
entro. Tomó el montacargas al primer piso donde estaban localizadas las oficinas de la
revista.

El teléfono comenzó a sonar después de que acabara de poner en su sitio su bolso y se


sentó detrás del escritorio de recepción.

—Buenos días, The Revealer —Dijo una vez que se puso el audífono del teléfono.

Falon cogió un bloc de notas que estaba puesto en la parte superior de la mesa y escribió
la información que le dio la persona que llamaba. Teniendo en cuenta los artículos que
The Revealer publicaba, podría contar con que podría tener más de una llamada de
gente que intentaba sacar ventaja de una historia extraña. Era su trabajo anotar toda la
información pertinente y trasmitirla. La mitad del tiempo, eran conductores abducidos
por extraterrestres, o de alguien que afirmaba haber visto a su vecino convertirse en un
hombre lobo durante la luna llena.

Luego había algunos que afirmaban que habían visto vampiros. Aquellos, si sonaban
remotamente a las criaturas que cazaba, Falon los guardaba para su propio uso privado.
Sólo porque alguien llamara, no había una garantía para que su historia fuera elegida
para ser convertida en un artículo. Hasta ahora, cuatro de tales llamadas habían llevado
a un área de la ciudad en la que una criatura había estado al acecho.
Después de terminar de anotar todo lo que el que llamaba, y le dio la información de
contacto, Falon colgó. Lo escribió a máquina en el ordenador y lo envió por correo
electrónico al redactor jefe que tomaría la decisión de seguirlo o no, y qué reportero se
haría cargo de la historia.

Y entonces su día comenzó, contestando llamadas y haciendo cualquier trabajo de


ordenador que fuera puesto en su camino. Su trabajo a veces podía convertirse en un
infierno, pero la paga no era del todo mala. Eso era lo único que podía decir al respecto.

Aproximadamente a una hora de terminar su turno, Falon oyó a alguien que se


acercaba a su escritorio mientras ella estaba en medio de escribir una información de
otra llamada para una historia. Levantó un dedo para dejarle saber a la persona que
estaría con ella en un minuto y terminó lo que estaba haciendo. Terminó de escribir el
último pedazo de información, luego pegó una sonrisa a su cara mientras levantaba su
cabeza para saludar al que acababa de llegar.

Viendo a Takan al otro lado del escritorio, devolviéndole su sonrisa con la boca cerrada,
a la suya, hizo que una oleada de adrenalina se disparara por ella, cuando
automáticamente alcanzó detrás de ella a por su espada que no estaba allí. Subiendo
con las manos vacías, frenéticamente buscó algo en el escritorio que pudiera usar como
arma. Todo lo que vio fue la grapadora, pero no creyó que disparándole grapas hiciera
mucho para parar a un vampiro.

—Hola, Falon —Dijo con su profunda, atractiva y ligeramente acentuada voz.

Ella tragó saliva, luchando contra el impulso de huir.

—Aléjate como el infierno de mí —Dijo ella en un tono bajo, entrecortado.

Takan sonrió.

—Parece que me extrañaste también. Es un buen saludo después de haber esperado


todo el día para verte. Impaciente, debo añadir. Pensé que sería mejor acercarme antes
de que llegara el momento en que te fueras.

¿Un vampiro cortés?


—Todo lo que necesito es un grito para que mis compañeros de trabajo vengan
corriendo.

La sonrisa se desvaneció cuando Takan negó con la cabeza, el movimiento provocando


que más pelo cayera por delante de su cara.

—Nunca te haría daño. Nunca. Tienes que creerme.

Ella no tenía que hacer algo por el estilo.

— ¿Cómo averiguaste donde trabajaba?

—Tengo mis métodos.

—Bueno, puedes darte la vuelta y utilizar esos mismos métodos para hacer lo contrario
a buscarme.

—No sucederá. Tenemos que ir a algún lugar para hablar.

—No lo creo —Ella echó una rápida mirada a su alrededor para asegurarse de que no
había nadie a su alrededor, y luego le dijo en un susurro ronco—. Sería estúpida si
estuviera a solas con un vampiro.

Takan dio un paso más cerca del escritorio, y puso las palmas de sus manos sobre él,
inclinándose hacia ella. Habló en voz baja para que sólo la oyera ella.

—Por eso tenemos que hablar. Sólo porque tengo colmillos no significa que sea un
vampiro.

Con él así de cerca, a pesar de sí misma, Falon encontró su mirada atraída por sus
labios mientras recordaba lo bien que se habían sentido contra los suyos propios.

—Entonces, ¿qué eres?

—Ven conmigo y te lo diré.

—Ya te dije que no.


—Puedes escoger el lugar si no confías en mí.

Falon se sentía repelida y atraída por Takan al mismo tiempo. Sabiendo que tenía
colmillos detrás de aquellos labios firmes, que había usado para darle un beso que casi la
dejó sin sentido, la hizo cautelosa de estar a solas con él. Pero sin duda estaba atraída
por él también, hasta con todo ese pelo colgando sobre sus ojos. Quería creer que no le
haría daño, pero la noche que había perdido a su novio la había marcado demasiado
sólo para aceptar la palabra de Takan en eso.

Se enderezó y siguió mirándola fijamente.

—Si te hace sentir más cómoda, te llevaré a cenar. Un restaurante tan público como tú
puedas conseguir. Tendremos una comida agradable, y luego podemos salir a cazar
juntos y puedes decirme como aprendiste a sacar de en medio al enemigo.

Ella parpadeó y dijo lo primero que le vino a su cabeza.

— ¿Puedes comer comida? Takan suspiró.

—No soy lo que crees que soy. Como, bebo y puedo caminar bajo el sol como todos los
demás. ¿Cómo crees que llegué aquí? Use la entrada principal.

Falon dejó que su mirada se deslizara sobre su rostro. Su cutis estaba bronceado, y no el
blanco pálido que esperarías en un vampiro que tenía que temer al sol. Si fuera a cenar
con Takan, y él comía comida, sería más prueba de que él no era una criatura de la
noche. Pero todavía estaba el hecho de que tenía colmillos.

Encontrando lo que podía ver con su mirada, dijo:

—Es posible que puedas comer, pero es obvio que bebes algo más, algo que requiere tus
diferencias dentales.

—Sólo di que sí, Falon. Junto con la narración de lo que soy, te contaré todo lo que sé
sobre las cosas que me ayudaste a matar anoche.

Esto la tuvo dudando. El conocimiento era poder. Sus búsquedas en Internet, y lo que
ella sabía de experiencia de primera mano, sólo arañaban la superficie de los
conocimientos de las criaturas. Si Takan sabía más, y quería compartir esa información
con ella, valía la pena arriesgarse a estar a solas con él. Había pasado demasiados años
luchando contra esto sola. Pare ser sincera, sería un agradable cambio tener a otra
persona para recurrir, que conocía y aceptaba que las criaturas de la noche existían. La
gran pregunta era sí o no quería tomar ese riesgo.

Falon miró a Takan de arriba abajo. Si hubiera sido un tipo normal, habría aceptado sin
pensar la posibilidad de salir en una cita con él. Era magnífico y tenía un cuerpo que ella
adoraría tener extendido desnudo para que ella pudiera lamer cada uno de esos
músculos duros que se ajustaban a sus vaqueros sus vaqueros y que su camiseta
insinuaban. Y pensando en sus vaqueros, Falon no pudo por menos dejar de comprobar
el frente de ellos y le gustó lo que vio.

Como si hubiera leído sus pensamientos, le dijo con voz ronca.

—Si no quieres cenar, te dejaré con mucho gusto amarrarme a algún sitio,
preferentemente en tu cama y totalmente a tu merced. Puedes hacerme lo que quieras,
no te detendré.

Ella contuvo el aliento mientras su cuerpo entró en la superdirecta. La sangre acalorada


subió por sus venas mientras su corazón latía a un ritmo acelerado. Debajo de la mesa
de trabajo, apretó sus piernas juntas, tratando de aliviar el dolor repentino que se formó
en su coño. Una nítida imagen de Takan atado en su cama eliminó todos los demás
pensamientos que tenía. También la aceptación de su oferta antes de que ella tuviera
una posibilidad de cambiar de opinión.

—Muy bien, saldremos a cenar —Dijo ella, haciendo todo lo posible para mantener la
excitación que sentía fuera de su voz.

Takan sonrió, no mostrando ningún colmillo.

—De acuerdo. Podrás atarme después de comer si quieres.

A pesar de que sus palabras hicieron que su coño se apretara, no dejó ver el efecto que
había tenido sobre ella.

— ¿A qué hora quieres que nos encontremos?


—No hay necesidad de eso. Esperaré por ti.

—Todavía me faltan otros cuarenta y cinco minutos antes de que mi día de trabajo se
haya terminado.

—No me importa. Tomaré asiento y no sabrás ni siquiera que estoy aquí.

Falon miró a Takan caminar por la pequeña área de recepción, a la zona de estar en la
esquina y sentarse en una silla. Trató de ignorarlo mientras seguía trabajando, pero fue
una batalla perdida. Era una presencia demasiado grande y tuvo dificultad para
concentrarse en lo que estaba haciendo.

Los minutos restantes que faltaban para que pudiera irse se le hicieron interminables. Y
no ayudó que sintiera las miradas de Takan siguiéndola en cada movimiento. Aun
cuando ella lo pilló haciéndolo, no apartó la mirada. La forma en que se sentaba allí,
con las piernas estiradas delante de él, parecía que estaba lo suficientemente cómodo
para estar allí sentado todo el día.

Finalmente a las cinco, Falon se quitó el auricular del teléfono y se dispuso para irse al
terminar la jornada. El teléfono sonó, pero no lo recogió. Siendo más tarde de las horas
de oficina, y con un sistema de contestador automático que tomaría todas las llamadas
entrantes. Recogió su bolso, echó hacia atrás su silla y se puso de pie. Cuando dio la
vuelta al escritorio, un poco de su miedo anterior de Takan volvió, cuando él se levantó
de la silla y cruzó para encontrarla.

— ¿Preparada para irte? —Le preguntó.

—Sí, pero te seguiré en mi coche.

Él le tomó la mano mientras caminaban hacia la puerta de la oficina, pero ella lo apartó.
Takan negó con la cabeza.

—No voy a morderte. A menos que quieras que yo haga eso.

Recordando lo mucho que había disfrutado de su mordedura en sus sueños, Falon


tropezó. Takan la agarró del codo para ayudarla a estabilizarse. Una sacudida de
conciencia disparó a través de ella por su toque. El calor de su mano empapó su piel.
Después de que ella diera un pequeño tirón a su brazo, él lo soltó y ellos siguieron su
camino.

En la planta baja del edificio, miró las puertas pesadas de cristal que conducían fuera.
La luz del sol brillaba a través de ellas. Esta sería la primera prueba para ver si Takan le
había mentido. Con una zancada resuelta, se dirigió hacia las puertas, las empujó
abiertas y las atravesó. Sólo caminó lo suficiente para girarse directamente bajo el sol, y
mirar a ver si Takan la había seguido.

Casi se chocó con él, que estaba de pie tan cerca de ella.

—Ves, no me convierto en polvo. El sol no es mi enemigo. Me hace más fuerte.

Definitivamente pasó esa prueba. Silenciosamente le vio levantar su cara al sol, cerrar
sus ojos y respirar hondo como si estuviera saboreando la sensación de los rayos del sol
calentando su piel. Falon se encontró incapaz de apartar la mirada. Verlo de pie así, la
hizo hambrienta de otra cosa distinta a la comida.

No haciendo caso de sus necesidades más bajas, se obligó a darse la vuelta y caminar a
lo largo de la fila de los coches aparcados. No pasó mucho tiempo para que Takan se
pusiera a su nivel. En su coche, ella se giró de nuevo, sólo que esta vez ella chocó de
golpe contra su pecho. Él puso sus brazos alrededor de ella y la sostuvo atrapada contra
él. Se sentía bien. Demasiado bueno.

Ella le empujó en el pecho, pero no la liberó.

—Déjame ir.

—Creo que voy a aferrarte un poquito más. Me da la impresión de que estás a punto de
huir.

Había pensado en eso, pero no por el miedo. Siendo sostenida en sus brazos, encontró a
Takan demasiado tentador. Su traidor cuerpo no le importaba una mierda lo que él era.
Quería piel presionada contra piel mientras él bombeaba su polla entre sus piernas. Y no
ayudó para nada que él tuviera una erección. Falon sintió la longitud dura de ella
recostada contra su vientre. A pesar de que la sensación de eso la excitó, todavía tenía
que ser cautelosa.
—Prometo no huir —dijo un poco sin aliento.

—Te dejaré ir una vez que hablemos de donde debemos ir a cenar. Me parece que te
gusta exactamente donde te encuentras.

Takan la atrajo un poco más para que sus pechos rozaran el suyo, y sus pezones se
apretaron bajo su blusa.

— ¿Qué tal un mexicano? Hay un gran restaurante a unas manzanas de aquí. Él asintió
con la cabeza, y luego se inclinó para oler su pelo.

—Sé lo que quieres decir. La comida mexicana suena bien —Se enderezó—.

Puedes llevarme en coche.

— ¿No sería más fácil si sólo me siguieras al lugar? —No necesitaba la molestia
adicional de tener que traerlo de vuelta, especialmente si ella decidía que no iría más
allá de la cena.

Él la soltó y dio un paso atrás. Miró su coche, y de nuevo a ella.

—Está bien. Vete en tu coche, y te encontraré allí.

—Vale —No haciendo ningún movimiento para caminar a cualquier lugar donde
tuviera aparcado su coche, ella le preguntó—. ¿Quieres que te espere aquí para que
puedas seguirme?

Takan negó con la cabeza.

—Sigue adelante. Te pillaré enseguida.

Falon abrió el coche y entró. Takan estaba a un lado mirándola. Con una sacudida leve
de su cabeza, arrancó el motor y salió de la plaza de aparcamiento. Antes de que saliera
del parking, miró por el retrovisor y tuvo que mirar dos veces, ya que no estaba a la
vista. Una vez que llegó al restaurante se detuvo en una plaza de aparcamiento vacía, y
casi saltó de su piel cuando Takan le abrió la puerta.
— ¿Cómo has llegado hasta aquí tan rápido? No te vi detrás de mí, y he mirado. Él
sonrió.

—Otro truco de los míos.

Después de dejarle ayudarla a salir del coche, caminó con él cuando entraron en el
restaurante. Sentados en una mesa lejos de los otros comensales, Falon decidió acortar
la espera. Abrió el menú y dijo:

—Bien, aquí estamos. Es el momento de las respuestas.

Miró a través de la mesa como Takan se llevaba uno los tacos de cortesía sumergidos en
salsa a la boca. Lo masticó y lo tragó antes de tomar otro. La prueba numero dos la
había pasado, comía alimentos. Con su próximo taco, hizo toda una demostración de
pringarlo en salsa y comérselo.

Con una mirada, le dijo:

—Ya me di cuenta. Estás comiendo.

— ¿Y de qué está hecha la salsa?

Falon miró a través de la lista de ingredientes, y a continuación hizo rodar sus ojos.

—Ajo. Bien, no eres un vampiro. Entonces, ¿qué eres?

Takan comió otro taco antes de responder.

—Soy uno de los guerreros Elegidos de Ra.

— ¿Ra, cómo el Dios egipcio Ra?

—Sí.

La llegada de su camarero para tomar su pedido de bebidas impidió la siguiente


pregunta de Falon. Una vez que los dejaron en paz, le preguntó.
— ¿Y qué te hace ser uno de los Elegidos del Dios del sol?

—Escogió personalmente a todos sus Elegidos para proteger a los mortales de los no
muertos que cazan sus almas. También somos los encargados de la eliminación de los
dos demonios de Apep, el Dios Demonio, que soltó en este mundo. Los demonios son
los que crearon a los no muertos. Hemos logrado terminar con uno de ellos.

Ahora sabía exactamente como las criaturas no muertas habían nacido, y cuál era su
objetivo. Que el actual Dios egipcio fuera real, caminando para elegir a dedo a sus
guerreros para proteger el mundo contra los demonios, le pareció fantástico en el mejor
de los casos. Pero no podía descartarlo, no cuando los no muertos demostraban que
algunas cosas más allá del alcance de la realidad eran verdaderamente reales.

La camarera volvió con sus bebidas, una cerveza para Takan y su refresco. Tomó su
pedido para la cena, y la chica se alejó.

—Está bien —Dijo Falon—. Eres uno de los guerreros de Ra. Y tu trabajo es proteger a
los mortales de los muertos vivientes. ¿Hay alguna razón para que uses el término
mortales?

—Porque eso es lo que todos vosotros sois, mortales.

— ¿Y tú no lo eres?

—Correcto.

— ¿Entonces eres inmortal?

—Correcto otra vez.

Tragó saliva.

—Por eso todavía permanecías de pie después de que… —Falon dejó que sus palabras
colgaran allí, incapaz de decir el resto.

— ¿Después de que me apuñalaras? Sí —Su mirada se encontró con la suya—. Más


tarde, te demostraré que ha desaparecido. Los rayos de Ra me curaron.
Falon agarró su refresco y tomó un gran sorbo, lamentando que no fuera algo mucho
más fuerte. Luego lo dejó y dijo:

—Así que eres inmortal. ¿Qué edad tienes entonces?

Takan alcanzó sobre la mesa y capturó una de sus manos en la suya. El calor de sus
dedos empapó los suyos fríos.

—Nací en el antiguo Egipto hace más de tres mil años.

La parte egipcia explicaba su leve acento y su aspecto más moreno, pero maldita sea.
¿Más de tres mil años? Takan no aparentaba ni un día más de los treinta.

Sacudió su cabeza.

—Tienes que saber, que si yo no hubiera tenido ninguna experiencia con los no
muertos, estaría teniendo un difícil momento para creer en todo esto.

—Lo sé. Te he dado algunas respuestas sobre mí. Es tu turno ahora. ¿Cómo supiste de
la existencia de los no muertos?

—Sucedió hace cinco años. Mi novio y yo fuimos atacados por un no muerto. Me las
arreglé para escapar, pero Brad no tuvo tanta suerte. Después de que llevé a la policía al
lugar del ataque, creyendo que encontraríamos el cuerpo de él, no encontramos ninguna
señal, a excepción de unas pocas gotas de sangre en el suelo. La policía no creyó mi
historia, de que algo que no era humano, y que tenía unos ojos muertos, sin expresión,
nos atacara.

Takan le acarició el interior de su muñeca con el pulgar.

—Siento que tuvieras que pasar por eso, pero estoy agradecido que sobrevivieras. ¿Y la
espada? ¿Qué te hizo decidirte a cazar a los no muertos con ella?

La caricia contra su piel era un poco molesta, pero ayudó a Falon a contar el resto de su
historia. No había hablado de esto con nadie. Ni siquiera con su familia.

Respiró hondo y continuó.


—Después de que pasaran unos días, y no encontraron a Brad, busqué un poco en la
red, y supe que no fui la única víctima de un ataque de un no muerto que viví para
contarlo. Investigué todo lo que pude, y luego decidí hacer algo al respecto. La policía
no iba a hacer nada, ellos me descartaron como sospechosas y sin pruebas reales o pistas
para seguir, lo calificaron como un caso no resuelto. Así que supe que me dejarían para
mí perseguir a lo que había matado a Brad.

—Debe haberte importado mucho él, si estuviste dispuesta a llegar a ese extremo.

—Lo hizo, todavía lo hace de alguna manera —Falon no se perdió como Takan se puso
rígido ante sus palabras—. Los siguientes seis meses, tomé clases de artes marciales y
aprendí a manejar una espada. Usar armas de fuego era inadmisible. Cuando sentí que
estaba lista, salí a mi primera caza.

— ¿Y?

—Encontré a una de las criaturas que me habían atacado, alimentándose. Mientras


estaba distraído, me acerqué y lo maté —Falon hizo una pausa, empujando el
sentimiento de nauseas que sentía cada vez que pensaba en aquella noche—. El no
muerto se dio la vuelta cuando comenzó a descomponerse. Era Brad. También tuve que
acabar con el otro hombre del cual había estado alimentándose.

—Mierda —dijo Takan suavemente.

—Me hice una promesa a mí misma esa noche, que encontraría y acabaría con tantas de
esas criaturas como pudiera. He estado cazándolas desde entonces.

Su camarera volvió con su comida. Falon tiró de su mano fuera de la de Takan y la


puso en su regazo, mientras la muchacha colocaba un plato delante de ella. Con la
comida servida, la camarera se fue a atender otra mesa.

Takan y ella comieron en silencio durante unos minutos antes de que él dijera:

— ¿Has estada buscando a los no muertos básicamente durante cinco años? —Ante su
cabezada, él siguió—. Yo y el resto de los Elegidos, salimos a cazar cada noche, y desde
que llegamos a Phoenix desde Egipto, hace más de treinta años. Siendo seis de nosotros,
estoy sorprendido que ninguno de nosotros cruzáramos nuestros caminos contigo.
Falon se encogió de hombros.

—Trato de buscar en diferentes partes de la ciudad, pero dado su tamaño, no me


sorprende que no nos hayamos encontrado antes. Tal vez no se suponía que tuviéramos
que hacerlo hasta ahora.

—Puede que tengas razón.

El silencio se estiró entre ellos otra vez mientras comían. Falon encontró su mirada
señalando a Takan una y otra vez. Ahora que había pasado tiempo con él, y que parecía
actuar como cualquier otro hombre, le resultaba difícil ignorar su atracción por él. Se
sentía atraída por su buena apariencia, y su excepcional cuerpo, pero encontró su
inteligencia tranquila que la excitaba también. Luego estaba todo ese pelo detrás del que
se escondía. Quería terriblemente apartarlo lejos de su cara, y ver si lo hacía para ocultar
una cicatriz, o desfiguración, eso no le importaba a ella.

No podía ver ninguna de esas cosas que estropearan sus hermosos rasgos.

Después de que terminaron sus comidas, Takan pagó y salieron del restaurante. Aún no
era de noche todavía. Normalmente, después de que cenara, ella habría estado en su
casa, preparándose para una noche de caza.

En su coche, Falon se detuvo para preguntarle a Takan si todavía quería ir a buscar los
no muertos con ella, como le había sugerido en su trabajo. Abrió la boca para hablar,
pero no tuvo la oportunidad de pronunciar una palabra cuando él la tomó en sus brazos
y llevó sus labios a los suyos.
Se había estado muriendo por besar a Falon desde que había entrado en el edificio de
oficinas y la había encontrado sentada detrás de su escritorio. Una visión le había
llevado directamente a ella. Le había vuelto loco tener que esperar al final del día para
verla, pero había sido lo mejor. Si hubiera tenido que sentarse en esa pequeña zona de
recepción durante horas, esperando al momento en que pudiera salir, habría sido
terrible. Dejarla no había sido una opción. Había tenido un tiempo lo suficientemente
duro ya con ese corto tiempo de espera. Mirándola, doliendo por tocarla, abrazarla de
nuevo, todo había sido una tortura.

Luego, oyendo sobre el ataque del no muerto al que ella había sobrevivido, y que la
había llevado a cazarlos durante los últimos cinco años, tuvo a sus instintos de
protección elevándose. No era inmune al mordisco de un no muerto como lo era él, por
lo que Falon tomaba un gran riesgo cada vez que salía de caza.

Lo que había sido aún más difícil de escuchar fue que todavía tenía sentimientos por su
novio muerto. Por primera vez en su vida, se sintió celoso. Era algo irracional, pero
cuando se trataba de Falon, el pensamiento racional desaparecía.

Esto también le hizo hacer cosas como tirar a su compañera en sus brazos y besarla
como un loco en medido del aparcamiento del restaurante. La besó más profundamente
mientras su olor de perfume de flores y de mujer excitada llenó su cabeza. Dejó caer las
manos en su culo y la sostuvo más apretada contra él. Un toque de su lengua a lo largo
de la comisura de sus labios y ella se abrió para él.
Ella acarició su lengua con la suya y el sabor de ella hizo que su polla se volviera como
una roca. Sus colmillos latían al ritmo rápido de su corazón, pero no les hizo caso.
Falon no estaba ni de lejos preparada para entrar en el juego, pero no le impidió desear
hundirlos en la suave piel de su cuello mientras la tomaba con su polla.

Se meció contra ella, empujando su erección contra su vientre. Falon soltó un quejoso
gemido. Ese pequeño sonido fue lo suficiente para frenarse antes de que las cosas se
descontrolasen. Tenían que ir a un sitio más privado, donde él podría probar las aguas,
ver si ella había terminado completamente con su miedo por él, y que le dejara hacer el
siguiente movimiento para conseguir estar aún más cerca.

Levantando la cabeza, Takan se encontró que Falon permanecía con los ojos cerrados,
y sus mejillas enrojecidas. Sus labios estaban hinchados por sus besos.

—Vamos a cualquier sitio donde podamos estar solos.

Sus ojos parpadearon hasta abrirse.

— ¿Y la caza?

—Todavía podemos hacerlo. Quiero pasar más tiempo contigo antes de que salgamos.

— ¿Hay tiempo? ¿No tienes que prepararte antes de salir? No veo exactamente tu
espada colgando a tu espalda.

Él sonrió abiertamente.

—Además de ser inmortal, tengo algunas otras capacidades sobre las que tú no sabes.

— ¿Y esas serían?

—Todos los Elegidos de Ra tenemos la capacidad de manipular el tiempo y el espacio.


Puedo dirigirme a cualquier lugar que desee. También, tengo el poder de ver el futuro,
algo que los demás no lo tienen.

—Okaaay. Realmente estoy teniendo un momento duro para creer que tú puedes hacer
todo eso.
Takan le besó la punta de la nariz, y luego la liberó.

—Tuve una de mis visiones anoche, cuando puse mi mano en tu pecho, aunque no
tenga que hacer eso para tener una, así te encontré hoy. En cuanto a mi capacidad para
transportarme, te llevaré conmigo cuando vaya a por mí espada.

Ella negó con la cabeza.

—No sé si estoy lista para eso.

—Eres resistente. Creo que serías capaz de manejar la situación —Dejó caer su voz
hasta un susurro íntimo—. ¿Vas a invitarme a tu casa?

Los ojos de Falon se dilataron y contuvo el aliento con fuerza. Al principio, pensó que
iba a decir que no, cuando ella no extendió la invitación de inmediato. Pero cuando
asintió con la cabeza y fue a abrir la puerta de pasajeros de su coche para él, Takan
sintió que acababa de despejar un gran obstáculo.

Ella se movió a un lado y dijo:

—Si vas a trasladarme después a tu coche, ¿qué tal si te llevo en mi coche a mi casa?

Takan sonrió.

—Creí que nunca lo pedirías.

Aproximadamente diez minutos más tarde, Falon aparcó el coche en la calzada de un


bungaló. Miró alrededor, notando que había niños jugando fuera. Esta era
definitivamente un barrio familiar. Salió del coche y la siguió hasta la puerta principal
de su casa.

Después de que ella abriera la puerta y les dejara entrar dentro, ya no pudo mantener
sus manos apartadas. La giró hacia él, ahuecando su cara y la besó. Como si el tiempo
no hubiera transcurrido desde la última vez que la había tocado, la pasión llameó entre
ellos. Esta vez no pudo parar a sus colmillos de caer. Palpitaban como su polla.
Takan se sintió orgulloso de notar las manos de Falon presionadas en su pecho cuando
ella le devolvió el beso con avidez. Aún no estando seguro de cómo reaccionaría si
encontraba sus colmillos de nuevo, le empujó la lengua dentro de su boca, y paró que
ella intentara hacérselo a él. Falon se la chupó, haciendo que su pene se sacudiese.

La apoyó contra la pared más cercana y dejó caer sus manos a sus caderas. Se meció en
ella, mostrándole exactamente lo que le hacía a él. Falon gimió, aumentando su propia
libido. La deseaba, pero no tenían el tiempo que necesitaba para disfrutar por completo
con ella. Pero eso no significaba que no la desnudaría completamente y la haría correrse
con sus labios y lengua.

Los dos respiraban pesadamente cuando él se separó.

— ¿Me dejarías tocarte? —Le preguntó con voz ronca.

Ella asintió con un escalofrío, y luego su mirada pareció centrarse en su boca.

—Puedo ver las puntas de tus colmillos.

—No te morderé. Cuando estoy excitado, ellos caen. No tengo mucho control en ello.
Al igual, que no tengo control sobre lo duro que me pones —Para darle mayor énfasis,
sacudió su erección sobre ella.

Falon tomó su labio inferior entre sus dientes.

— ¿Deberíamos estar haciendo esto?

Volvió a besarla otra vez hasta que la tuvo gimiendo. Y en contra de su boca, le susurró:

—Sólo quiero hacerte correr. Nada más.

—Oh, Dios. Debería estar diciendo que no, pero no puedo.

—No luches contra ello, Falon. Esto está destinado a ocurrir. Nunca te haría daño.

Confía en mí.
—Lo hago.

— ¿Entonces dónde está tu dormitorio? Quiero oírte gritar con la liberación antes de
que nos vayamos de aquí esta noche.

La apoyó para darle algo de espacio, después, con su mano en la suya, ella le condujo
por el corto pasillo a su habitación. Takan tiró de su espalda a sus brazos tan pronto
como alcanzaron la cama de matrimonio. Permanecieron con el pecho sobre su rodilla
mientras sus besos se fundían en un beso acalorado. Sacó su blusa de su falda antes de
que desabrochara todos sus botones. Con unos simples tirones de sus manos, la empujó
a través de sus hombros y hacia abajo por sus brazos dejando que cayera en el suelo. A
continuación abrió el botón y la cremallera de la falda. Falon le dio un puntapié para
salir de ella, junto a sus zapatos de tacón alto.

Él rompió el contacto con su boca y miró hacia abajo por la longitud de su cuerpo. Su
sujetador y bragas eran de algodón blanco con un poco de puro satén, pero los encontró
excitantes de todos modos. Poniendo sus brazos alrededor de su cintura, la levantó y la
colocó en el centro de la cama. Takan la siguió hacia abajo, estirándose junto a ella.

Capturando sus labios una vez más, se apoyó en un brazo doblado mientras cubría uno
de sus pechos con la otra mano. Su pezón estaba tenso, el brote le presionó en la palma
de su mano. Alcanzando bajo ella, encontró los ganchos de su sujetador y los deshizo.
Una vez que la tuvo libre de ello, Takan pellizcó el pezón entre su pulgar e índice.

Todavía acariciando su pecho, él dejó su boca y colocó besos a lo largo de su mandíbula


y por el costado de su cuello. Suavemente arrastró la punta de sus colmillos a través de
la piel por encima de su gran vena. Olió el perfume de su sangre sólo bajo su superficie.
Falon se puso rígida, pero se relajó una vez que él lamió el mismo punto antes de seguir
hacia abajo, a su clavícula.

Se movió hacia abajo por su cuerpo, poniéndose a nivel de sus pechos llenos. Eran más
que un puño, coronados por unos pezones rosados oscuros. Lamió con el dorso de su
lengua antes de sorber uno en su boca. Falon gimió y hundió sus dedos en su pelo para
sostenerle a ella.

Takan se movió al otro pecho para prestarle la misma atención mientras arrastraba su
mano hacia abajo por su estómago a la parte superior de sus bragas. Trabajó su camino
hacia abajo por la parte delantera, hasta que sus dedos entraron en contacto con su
coño.

Él soltó su pezón y gimió.

—Ya estás mojada.

—Ha pasado mucho tiempo desde que un hombre me ha tocado así. Tú haces que me
duela.

—Y sé exactamente como aliviarte.

Después de despojarla de sus bragas, besó una ruta desde el medio de sus pechos a la
superficie plana de su estómago. Le puso un muslo entre sus piernas para extenderlas
más abiertas antes de meterse en este espacio abierto. Yendo aún más abajo, arrastró el
dorso de la lengua a lo largo de su coño. El gusto de ella, y el gemido que soltó, tuvo a
su pene cada vez más duro. Takan sentía su pre-eyaculación saliendo por la punta y
mojando la tela de sus vaqueros. Quería con tal desesperación hundirse en el calor
húmedo de Falon, pero no lo haría.

Chasqueó su clítoris con la punta de la lengua mientras metía un dedo dentro de su


vagina, bombeándolo dentro y fuera. Falon jadeó, sus caderas se levantaron para
encontrar sus golpes. Sorbiendo su clítoris, empujó un segundo dedo en su interior. Sus
paredes internas se apretaron alrededor de ellos.

—Tan cerca —Jadeó Falon—. Sólo un poco más y estaré allí.

Takan chupó su clítoris más duro mientras bombeaba sus dedos más rápido. Sus gritos
se volvieron más fuertes cuanto más cerca llegaba de su orgasmo. Gimió su nombre
cuando le llegó.

El siguió trabajando en ella con sus dedos hasta que la última oleada la pasó. Su polla
estaba dolorida, y le permitió a Falon que tirara de él sobre su cuerpo. Estaba encima de
ella, resistiendo el impulso de liberar su erección y empujarla profundamente dentro de
su coño.
Falon lo empujó para que quedara acostado boca arriba a su lado. Ella se sentó y se
apoderó de la parte inferior de su camiseta, levantándola hasta su pecho.

—Ahora es mi turno para hacerte sentir bien —Levantó su camiseta más alta y la sacó
por su cabeza. Tomando rápidamente aire, ella acarició con las yemas de sus dedos a
través de su pecho—. Dios, podría estar explorando tu cuerpo todo el día, y nunca
conseguiría lo suficiente de él.

Se inclinó hacia él, usando sus labios y lengua para dejar un rastro a través de su pecho.
Takan gimió, sus manos apretando el edredón debajo de él, para impedirse tocarla. Le
dejaría tenerle como quisiera. Era feliz de que el miedo que había sentido por él hubiera
desaparecido. De ninguna manera quería ir más rápido de lo que ella estuviera
preparada.

No pudo dejar de levantar sus caderas de la cama cuando Falon rozó su boca por sus
abdominales y se dirigió a la parte superior de sus pantalones vaqueros. Un gemido se le
escapó cuando ella se los desabrochó y metió la mano para agarrarle la polla. Se la
bombeó un par veces haciendo que más líquido preseminal se fugara por su punta.

Takan miró como Falon tiraba de sus vaqueros un poco más abajo, hasta que su pene
quedó libre. Se lamió los labios antes de inclinarse y probar la gota de humedad que
había en la raja de su polla. El puño de sus manos se hizo más fuerte mientras ella
rodeaba con la lengua la punta de su pene, y luego abrió la boca y le succionó en su
interior.

Falon agarró la base de su pene con fuerza mientras lo metía dentro y fuera de su boca.
La sensación placentera que ella le dio de esta manera casi le tuvo rodando en blanco.
Él empujó sus caderas, animándola a tomar más de su longitud. Su polla se puso más
dura, y el punto de no retorno avanzó lentamente cada vez más cerca.

Ella chupó más duro, el dorso de su lengua, acariciaba la cabeza sensible cada vez que
llegaba a su punta. Sus bolas se apretaron, tensándose más cerca de su cuerpo, y
entonces estuvo allí. Con un gemido ahogado, se corrió, dando a Falon todo lo que
tenía.
Después de que se terminara su clímax, su sed de sangre salió a la superficie. El sonido
rápido del corazón de Falon, y el olor de la sangre bajo su piel, le tuvo luchando para no
cogerla en sus brazos y hundir sus colmillos en su cuello.

Se apartó y se sentó. Takan dejó caer su mentón contra su pecho, y cerró los ojos
mientras luchaba por su control. Entonces recordó una vez lo que Akori había hecho
para aliviar su sed de sangre la primera vez que había estado con su compañera. Takan
levantó el interior de su muñeca a sus labios y la mordió. El chorro de sangre llenó su
boca y funcionó para devolver su hambre bajo control. Sacó sus colmillos, y pasó su
lengua por el sitio, curando la señal de mordedura.

— ¿Takan? —Preguntó con un temblor en su voz.

Abrió sus ojos para encontrar que lo estaba mirando con una expresión cautelosa.

—Está bien. Estoy bajo control de nuevo. El sexo y la alimentación suelen estar de la
mano. Prometí que no te mordería, por lo que yo me mordí a cambio.

— ¿Consigues excitarte, cuando te alimentas?

—Sí. De hecho, es orgásmico para ambas partes.

— ¿Así que si dejo que me muerdas tendría un orgasmo?

—Sí, pero no estás lista para eso.

Falon extendió la mano, pero luego se paró.

— ¿Puedo hacer algo?

Con su cabezada, ella puso sus dedos delante de su pelo y empujó hacia atrás sus
mechones. Tan acostumbrado a ocultarse detrás de ellos, casi hizo que se apartara. La
mirada de Falon corrió por su cara antes de buscar sus ojos.

—No hay ninguna cicatriz o desfiguración —Dijo ella—. Si acaso, sin tu flequillo sobre
tus ojos, eres aún más guapo. ¿Por qué los llevas colgando sobre tu cara?
—Tengo mis razones —Apartó su mano de su pelo, y entonces este retrocedió a su
lugar, él le besó las puntas de sus dedos. Cambió de tema—. ¿Y si te vistes para la caza,
y te muestro después cómo puedo trasladarme de un lugar a otro?

—Está bien, supongo. Todavía no estoy segura acerca de todo esto de los Elegidos de
Ra.

Takan sacó a Falon de su regazo y le dio un beso suave.

—Bueno, al menos has dejado de pensar en mí como un vampiro. Eso es un paso en la


dirección correcta.

Ella acarició su mejilla.

—Lo hice, ¿verdad? —Falon retiró el pelo de su cara—. Y definitivamente no eres una
de esas criaturas. Sus ojos están lejos de tener un aspecto muerto y plano.

—Me alegro de eso. Lamentaría que me golpearas con tu espada de nuevo.

Falon le golpeó en el hombro.

—No bromees sobre eso. Me sentí realmente mal por hacerlo.

—No fue gran cosa. Ninguna cicatriz. ¿Ves?

Ella se movió sobre sus rodillas, haciendo que su polla se sacudiera con interés. Y no
ayudó que siguiera todavía desnuda, tampoco.

Su mano rozó a través de su estómago, donde la herida debería haber estado.

—Puedo ver eso. También puedo ver otra cosa que también se ha recuperado muy bien.

Takan miró hacia abajo, donde su polla semierecta estaba atrapada entre ellos.

— ¿Qué puedo decir? Y estás desnuda. Recuerda, no soy uno de los no muertos.
—Entonces tal vez deberíamos actuar ante esta oportunidad —Falon dejó caer una
mano para abrigarse alrededor de su eje y le dio un apretón.

Él rápidamente se escapó de su agarre.

—Es casi de noche. No tenemos tiempo, sobre todo para lo que quiero hacerte — Takan
la miró a los ojos—. Si tenemos sexo, no puedo garantizarte que seré capaz de
impedirme morderte. El impulso de clavar mis colmillos mientras te tomo con mi polla
podría ser demasiado para resistirlo.

Los ojos de Falon se abrieron un poco y se deslizó de su regazo.

—No sé si puedo hacerlo, Takan. Después del ataque, tuve pesadillas de criaturas que
me capturaban y desgarraban mi garganta. Todavía las tengo de vez en cuando.

Takan se maldijo a sí mismo. Falon había vuelto a tener miedo. Olía la adrenalina en su
sangre, mientras que los latidos de su corazón se aceleraban. No debería haber dicho
nada acerca de su deseo de alimentarse de ella. El tema debería ser mencionado, ya que
su sed de sangre comenzaría a subir fuerte pronto, y sólo la sangre de Falon le satisfaría
ahora, pero ella no tenía que saberlo justo en este momento.

La vio levantarse en silencio de la cama y dirigirse a la cómoda. Abrió un cajón y sacó


algo de ropa. Takan se deslizó de la cama, metió su polla llena de nuevo en sus
vaqueros y los cerró. Se puso de pie detrás de Falon y le puso las manos encima de sus
hombros. Ella dio un salto.

—Lo siento —Dijo—. No quería asustarte. Y tienes mi promesa que no te morderé a


menos que tú me des permiso. Será difícil, pero controlaré mi sed de sangre.

Ella se dio la vuelta para estar enfrente de él.

—No hablemos de eso ahora mismo. ¿De acuerdo? —Le dio una pequeña sonrisa—. Y
dijiste que ibas a mostrarme ese truco que podías hacer.

Él sacudió su cabeza.

—No es un truco, es una habilidad. Apresúrate y vístete.


Takan se apartó y buscó su camisa. Estaba en un montón en el suelo donde Falon la
había tirado.

—Wow —Dijo ella—. Eso es asombroso.

Él miró sobre su hombro y le sonrió.

— ¿Qué? ¿Mi culo? Ella se rió.

—No, pero realmente tengo que decir que tienes un culo muy bonito. Yo sólo admiraba
tu tatuaje.

—Ah. Realmente no es un tatuaje. Es la marca de Ra. Cada uno de nosotros, los


guerreros, tenemos la misma marca en el mismo sitio. Ra la puso ahí, después de
dotarnos con la inmortalidad, con los colmillos y nuestras habilidades.

La marca de Ra estaba en su espalda, en la parte de arriba, a través de sus hombros.


Consistía en un sol rojo con el Ojo de Ra en el centro, coloreado de rojo y azul. Dos
cobras en posición de ataque, estaban a ambos lados del sol. Unidos a ellos había dos
alas grandes, perfiladas en color azul pavo real. Las puntas tocaban los bordes de sus
hombros. Una vez que Falon se convirtiera en su compañera, llevaría la misma marca
en la parte baja de su espalda, aunque no tan grande.

—Sin embargo tú la conseguiste, todavía creo que es magnífica.

—Me aseguraré de decirle a Ra cuanto te gusta la próxima vez que le vea.

Takan apartó la mirada de Falon y se inclinó a recoger su camiseta. Se la puso sobre su


cabeza. Una vez hecho eso, se volvió en su dirección. Ella se acababa de poner un par
de vaqueros negros.

Sacando una camiseta de manga larga negra, ella dijo:

— ¿Realmente ves a Ra? ¿Cómo una persona real?

—Por supuesto. Es tan real como tú o yo.


Ella sacudió la cabeza.

—No soy una persona religiosa, por lo que no me encuentro creyendo con fuerza que
un verdadero Dios egipcio exista.

—Bueno, él lo hace. ¿Estás casi lista?

Ra era de la última persona que Takan quería hablar. A pesar de que el dios del sol
estaba atrapado en el mundo subterráneo durante la noche, luchando contra Apep en
ese reino, no significaba que Ra no le observara. A diferencia del resto de los guerreros,
Ra y él tenían un vínculo más profundo.

Falon tiró de su camiseta en su lugar.

—Sí. Sólo tengo que coger mi espada.

Se volvió hacia la cómoda y la sacó de uno de los cajones inferiores. Levantó algo de
ropa y sacó su espada envainada de debajo. Takan entonces recordó que no le había
preguntado algo muy importante.

Cuando ella se ató la espada con correa a su espalda, él preguntó:

— ¿Cómo sabías que el bronce era la mayor debilidad de los no muertos? Sé que te
pregunté eso anoche, pero no me diste exactamente una respuesta directa.

En un primer momento, Falon no dijo nada en respuesta. Fue a su armario y sacó una
chaqueta negra que era lo suficientemente grande para esconder su espada cuando se la
puso.

Se acercó a donde estaba él y le dijo:

—No sé si debería decírtelo.

— ¿Por qué no?

—Es… un poco extraño.


Takan cruzó sus brazos sobre su pecho y clavó su mirada en ella.

—No puede ser mucho más extraño que yo contándote lo que soy. Dudo de que lo que
tengas que decir lo encuentre increíble.

Ella le dio una pequeña sonrisa.

—Tienes razón en eso. Está bien. Llegó a mí en un sueño una mañana, poco antes de
que saliera en mi primera caza. La voz de un hombre me dijo que fuera a un lugar que
fabricaban armas por encargo. Cuando llegué, encontré que tenían una espada de
bronce preparada para mí, con mi nombre en ella. La cuenta también estaba pagada ya.
¿Por quién?, no lo dirían ya que el cliente se lo había pedido, y además le había pagado
lo suficiente para no revelar su identidad.

Takan tenía el presentimiento de quién había sido ese cliente. Por un lado, se alegró que
Ra se hubiera asegurado que Falon tenía la herramienta adecuada para el trabajo
cuando fue a cazar a los no muertos. Pero por el otro, estaba un poco afectado por qué
el Dios del sol la había animado poniéndole una espada en sus manos.

—Quienquiera que fuera —Dijo él—, me alegro de lo que hizo. Sin esa espada sólo
tendrías a un no muerto enfadado y no liquidado. Yo soy inmune a la mordedura de los
no muertos ya que soy uno de los Elegidos de Ra, pero tú, mi pequeña mortal, no lo
eres. Quiero que siempre recuerdes eso. No quiero que corras ningún riesgo innecesario.

Falon se enderezó más.

—El que haya estado desnuda contigo y te permitiera que me dieras un orgasmo no
quiere decir que haya perdido puntos de mi coeficiente intelectual. He tenido cinco años
de experiencia cazando no muertos por mí misma, debo añadir. Siempre tengo cuidado.

Él levantó sus manos, con las palmas hacia fuera.

—Pido disculpas. No era mi intención insultarte. Simplemente lamentaría que algo te


pasara —Takan se movió a su lado y envolvió un brazo fuertemente alrededor de su
cintura—. Vamos a patear unos cuantos traseros de no muertos —Luego los trasladó
fuera de la habitación.
El suelo desapareció bajo sus pies y Falon sintió como si estuviera cayendo. Cuando
suelo sólido pareció estar de vuelta bajo ella, se encontró fuera de su dormitorio.
Estaban al lado de un Corvette negro que estaba estacionado en una calle lateral cerca
de su trabajo. Mierda santa, Takan no había estado tomándole el pelo cuando le dijo
que podía manipular el tiempo y el espacio. Así debió ser como había llegado al
restaurante antes que ella.

Ella lo miró para encontrar que él le sonreía con la boca cerrada.

— ¿Y? ¿Qué piensas?

—Es mucho más rápido que conducir, pero, ¿qué habrías hecho si alguien nos hubiese
visto simplemente aparecer de repente?

—No sería ningún problema. Limpiaría el incidente de sus mentes.

— ¿Qué?

—Ra ha ordenado que ningún mortal puede saber de nosotros, o sobre los no muertos.
Así que tenemos la capacidad de borrar sus mentes. Incluso cuando me alimento, tengo
que limpiar la mente del donante.

Ella dio un paso atrás y el brazo de Takan cayó a su lado.

—Si así es, ¿por qué no has limpiado la mía?


Él la miró durante unos segundos.

—No puedo.

— ¿No puedes? ¿Significa que ya lo has intentado?

—No.

— ¿Entonces cómo sabes que no puedes?

—Sólo sé que no puedo.

Falon había empezado a sentirse a gusto con Takan, sobre todo después de que él le
diera un infierno de orgasmo, y luego decía algo como esto, y la inquietud se arrastró de
vuelta en ella.

Podría aceptar que no era un vampiro, pero pensar que alguna vez trataría de morderla
la asustaba a muerte. El sueño que había tenido sobre ella gozando de eso, no fue
suficiente para conseguir terminar realmente con su miedo mientras estaba despierta.
Era como si el sueño en realidad no hubiera sido suyo propio, sino colocado en su
mente inconsciente para que diera algún resultado.

En cuanto a sus otras habilidades, teniendo la adivinación y siendo capaz de


transportarse a otra posición con sólo un pensamiento, estaban aceptadas. Pero su
capacidad de borrar mentes, definitivamente la hacía sentir incómoda. De ninguna
manera quiso que él jugara con su cabeza de ese modo.

Lo que vio a través de su pelo, la inmovilizó con una mirada.

— ¿Qué estás pensando, Falon? Siento que te apartas de mí de nuevo.

—Sólo me pregunto si tienes alguna otra habilidad que yo debiera saber, algo en la línea
de tú siendo capaz de borrar recuerdos a tu voluntad.

—También puedo plantar ideas en la cabeza de un mortal.

— ¿Algo como el control mental?


—De cierta manera, pero no es necesario.

—Ella se alejó otro paso.

— ¿Para qué?

Al principio, pareció poco dispuesto a contestar.

—Para alimentarme generalmente. Una vez por semana tengo que hacerlo, entonces
busco una dónate, planto una idea para que ella venga conmigo a algún sitio, por lo
general detrás de un edificio o a un callejón.

— ¿Qué quieres decir con una donante? ¿Esas mujeres no tienen ni una sola idea de lo
que quieres de ellas antes de que tú plantes la idea dentro de sus cabezas?

Él se aclaró la garganta.

—Si muestran interés en mí, si me encuentran atractivo, las escojo.

Fue entonces cuando recordó que le dijo que la alimentación y el sexo venían de la
mano.

—Ah, Dios, tú las muerdes y tienes sexo con ellas, y cuando has terminado, limpias sus
recuerdos de ti.

—No es tan malo como lo piensas —Se apresuró a decir Takan.

—Sí, lo es. Las estás usando. Tomas su sangre y al mismo tiempo consigues un alivio. Y
teniendo en cuenta la edad que tienes, y que te alimentas una vez por semana, es un
infierno de montón de aventuras de una sola noche.

Moviéndose más rápido de lo que ella hubiera visto moverse a nadie, Takan cerró la
distancia entre ellos y la cogió por la parte superior de sus brazos.

—Eso fue en el pasado. Antes de que te encontrara.


Falon trató de soltarse, pero no la soltaba. Utilizando una de las llaves que había
aprendido en sus clases de artes marciales, ella rodeó sus brazos sobre Takan y ejerció la
suficiente presión para obligarle a dejarla ir.

Ella retrocedió.

— ¿Qué estás diciendo? Ya te dije que no creo que pueda manejarte mordiéndome.

—Si tuviera que alimentarme de ti, sería algo de lo cual disfrutarías. Algo que ambos
disfrutaríamos. Eso también ayudaría a acercarnos más.

Falon le dio una mirada que decía que había perdido su juicio de repente.

— ¿Cómo podría hacernos más cercanos bebiendo mi sangre? Tú conseguirías algo de


mí y yo nada de ti.

—Digamos que tú tendrían que beber mi sangre también. ¿Sería así más fácil para ti
aceptarlo?

— ¿Yo bebiendo sangre? ¿Estás fuera de tus cabales? Takan hundió sus manos en los
lados de su pelo y tiró.

—No voy a ganar esto, ¿verdad? Pase lo que pase, y diga lo que diga todavía estarás
enojada porque tuve que usar donantes.

Más que un poco irritada por este punto, Falon replicó.

—Deja de decirlo en pasado. Si no te dejo morderme, tendrás que buscar finalmente a


otra donante. Digamos que la idea del hombre con el que me acuesto, se va de ligue con
otras mujeres no me hace muy feliz.

—No lo entiendes —Dijo Takan, con un borde de exasperación en sus palabras—. No


haré eso.

Ella quiso realmente creerle, pero eso nunca pasaría. ¿Cómo podría? Parte de la ira que
sentía se esfumó. ¿Qué estaba haciendo? La forma en que actuaba, pensarías que ella y
Takan estaban metidos en una relación seria. Ellos habían tenido sexo oral, pero eso no
cambiaba el hecho de que él era inmortal. Su vida sería una gota en el océano para él.
Ella podría ser que lo encontrara caliente, y definitivamente quería tener sexo con él,
pero no podía ver una relación de compromiso funcionando entre ellos.

—Lo que sea —Dijo—. Puedes quedarte aquí y discutir toda la noche, pero yo no lo
haré. Hay no muertos que tienen que ser erradicados. Prefiero pasar mi tiempo
haciendo esto que discutiendo contigo.

Falon giró sus talones y se alejó. No llegó muy lejos antes de que Takan apareciera justo
delante de ella. Había tenido que transportarse a sí mismo a ese lugar. Tiró de ella hacia
él, besándola ávidamente hasta que la tuvo fundida contra él. Toda su cólera
desapareció para ser sustituida por una exigente excitación. Esta corría por su cuerpo,
calentando su sangre.

Takan finalmente levantó su cabeza y dijo:

— ¡Basta, Falon! Sé lo que estás tratando de hacer. Todavía quieres apartarte de mí.
Pero tengo noticias para ti, no voy a dejarte. No más conversación sobre lo que soy. Por
el resto de la noche este tema de conversación está cerrado. Vamos a ir de caza, nada
más —tomo sus manos y la llevó de nuevo al Corvette—. Conseguiré mi espada, y
luego tendremos que ir a hablar con alguien antes de que empecemos.

— ¿Hablar con quién?

—Mehen. Es el líder de los Elegidos de Ra. Es el que nos asigna la sección de ciudad a
cada uno de los guerreros, para que patrullemos por la noche. Por lo general me
presento en la sede antes de salir a cazar. Puesto que él ya está, nos trasladaremos ante
él y averiguaremos donde nos quiere.

Soltó su mano y el maletero se abrió solo. Obviamente otra habilidad que tenía, y que
no le había dicho nada. Falon tuvo la sensación de que había mucho más que tenía que
revelarle, y que sólo no quería hacerlo esta noche. El metió su mano dentro y sacó la
vaina que sostenía una espada. Cuando la tuvo atada a su espalda, se puso una
chaqueta de cuero negro para ocultarla.

Takan cerró el maletero y se dio la vuelta a ella ofreciéndole su brazo.


— ¿Estás lista para que nos encontremos a Mehen?

Ella silenciosamente asintió con la cabeza y se colocó a su lado. La abrazó, y al igual


que la primera vez que los transportó, la tierra desapareció bajo sus pies y sintió como si
cayera. Terminaron detrás del edificio de una tienda. Un hombre tan alto y musculoso
como Takan estaba de pie a poca distancia. Su pelo negro, liso colgaba por debajo de
sus hombros. Llevaba vaqueros negros, una chaqueta y botas de motociclista.

Caminó hacia ellos y dijo:

— ¿Quién es? —Se paró directamente delante de ellos.

—Es Falon —Dijo Takan—. Falon este es Mehen, el líder de los Elegidos de Ra.

Mehen inclinó su cabeza hacia ella.

—Encantado de conocerte, Falon. He oído que nos has estado ayudando con nuestro
problema no muerto.

—Me gustaría pensar que así fue. Si hubiera sabido sobre vosotros, os hubiera buscado.

—Bueno, ahora nos has encontrado —Se giró a Takan—. Supongo que le has contado
sobre nosotros.

Takan asintió con la cabeza.

—Le he dado las ideas principales. Pensé que sería mejor si nos vamos a cazar juntos,
para ver lo buena que es con su espada en la actualidad. Sé que es buena apuñalándome
con ella.

Mehen se rió entre dientes.

—Sí, Blythe me contó eso.

Falon miró a Takan y le preguntó:


— ¿Blythe? —Después de oír como usaba a donantes, pensar en él alrededor de otra
mujer que realmente conocía le demostró a sí misma que tenía una pizca de celos.

—Sí, Blythe —Contestó—. Ella me remendó después de que volví a la sede central.

También es la esposa de Mehen.

La cabeza de Falon se giró hacia Mehen.

— ¿Estás casado? Asintió con la cabeza

—Set, Denger, Akori y Kysen, el resto de los Elegidos de Ra, están casados también.
Takan es el único que no lo está.

—Pero sólo vosotros sois inmortales. Vuestras mujeres tienen que ser mortales. ¿Cómo
puede funcionar, cuando tú vas a vivir básicamente para siempre y ella no?

Mehen concentró su atención en Takan y le dio una sonrisa significativa. Falon atrapó
un destello de sus colmillos.

—Parece que te has dejado cosas sin explicarle.

—Empecé por lo que eran las donantes y todo comenzó a caer desde allí —Dijo
Takan—. Decidí que el resto podría venir más tarde, cuando esté lista para escucharme
realmente.

Ella le dio un codazo en las costillas, consiguiendo algo de satisfacción cuando soltó un
gruñido.

—Estoy de pie aquí mismo, y estoy lejos de estar sorda. Sigue hablando de mí como si
no estuviera y encontraré mi propia sección de ciudad para cazar en ella.

Las carcajadas de Mehen hicieron eco a su alrededor.

—Definitivamente lo harás, Falon —Dijo una vez que volvió a recuperar el control—.
Creo que Takan es más de lo que te contó —Miró a Takan—. Tú y Falon podéis ir al
distrito de Paradise Valley. Si te encuentras con guerreros no muertos de nueva
generación, ponte en contacto con todos nosotros telepáticamente y acabaremos con
ellos. Mot debería ya estar recuperado de nuestro último enfrentamiento, y estoy seguro
que hará otro movimiento pronto.

—Llamaré.

Con otra cabezada hacia Falon, Mehen se alejó, desapareciendo alrededor de la esquina
del edificio.

Ella encontró la mirada de Takan.

— ¿Puedes comunicarte telepáticamente?

—Sólo con el resto de los Elegidos de Ra. Es práctico cuando cazamos y uno de
nosotros termina en un aprieto. Podemos dirigirnos a cualquier lugar en segundos.

—Adivino que así sería. ¿Y Mot? ¿Quién es él?

—Uno de los demonios de Apep. El último.

— ¿Así que toparse con él sería una mala cosa?

—Sin apoyos, podría serlo.

La tierra desapareció bajo sus pies otra vez, y una vez que ya no sintió como si cayera a
través del espacio vacío, se encontró en un callejón, probablemente del distrito de
Paradise Valley.

Salió del abrazo de Takan.

—Entonces, ¿qué haces para cazar a los no muertos?

—Camino y espero que mi piel hormiguee. Esta es una señal de advertencia de que hay
uno cerca. Puedo seguir la sensación de un no muerto bien, por como de fuerte o débil
se hace.
—Bonito. Y yo aquí tengo que hacerlo por el camino difícil, esperando que tropiece
directamente con uno.

—Bien, realmente es una ayuda tener a un Dios de tu lado.

Ella caminó hacia la entrada del callejón, pero Takan la tomó de la mano.

— ¿Qué?

—Cuando la noche termine, quiero que llevarte a nuestra sede para dormir.

—No puedo. Tengo que trabajar por la mañana.

—Llama y di que estás enferma —Tiró de ella más cerca—. Quiero pasar el día contigo
mañana. Enseñarte un poco más de mi mundo.

— ¿Me dirás el resto de lo que habló Mehen de lo que habías dejado de lado?

Ella dirigió su mirada sobre su cara. Sus mechones escondía la mayor parte de sus ojos
de nuevo. Mientras habían hablado con Mehen, le había visto sacudir más de su pelo
delante de su cara. Sólo alrededor de ella, no parecía oponerse a que ella se lo apartara.

¿Debería volver con él a la sede central de los Elegidos de Ra? En el fondo, Falon sabía
qué diría que sí. Takan y el resto de los guerreros, lo que eran, la intrigaban. Y si los
demás estaban casados, tal vez encontrándose con sus esposas ayudaría a aceptarle por
lo que era. Dios, estaba pensando otra vez en Takan y en ella como si tuvieran una
oportunidad de funcionar juntos. Tenía que dejar de hacer esto, o arriesgarse a crear
para sí misma angustia.

—Muy bien —Dijo—. Llamaré para decir que estoy enferma, pero sólo un día.

Tengo que mantener mi trabajo para pagar las cuentas.

Él se inclinó y la besó largo y profundo. Después, Takan dijo:

—Eso por decir que sí, y para mantenerme, ya que no seré capaz de tocarte mientras
cazamos. Serías demasiada distracción.
Ella tenía que estar de acuerdo con Takan. Con un beso, se olvidó de todo lo demás a su
alrededor. Caminando a su lado por el callejón, Falon forzó a su cabeza a despejarse, y
centrarse en el trabajo que tenía entre manos.

Profundamente dentro de su refugio, Mot hundió sus colmillos en el cuello de un


hombre mortal, que luchaba y que acababa de transportar a allí. Bebió su sangre,
tomando un poco de su alma con ella. Para convertir al mortal en uno de su nueva
generación de guerreros no muertos, Mot tenía que separar las cinco partes de su alma
humana, el Ib o corazón, Sheut o sombra, Ren o nombre, Ba o personalidad indiv
individual,
y el Ka, o la fuerza de la vida. Para hacer un no muerto normal, no tendría que hacer
esto, y tomaría todas las piezas de su alma. Para hacer un guerrero no muerto, el Ka, así
como un pedazo pequeño de Ba era dejado en el ser humano. El suficiente B Ba para
darles la capacidad de pensar por sí mismos a un nivel muy pequeño y ser entrenados
para pelear.

Mot liberó a su nuevo guerrero no muerto, y miró con un leve interés como se desplomó
a sus pies. Lamió la última gota de su sangre de sus labios y esp
esperó.
eró. Unos segundos más
tarde el no muerto se levantó. Mot se llevó el interior de su muñeca a su nueva creación
para que bebiera. El no muerto hundió sus nuevos colmillos en su piel y bebió hasta
saciarse de la sangre que salió a la superficie. Alimentando a su nueva generación de
guerreros con su sangre de demonio los hacía más fuertes que los primeros que creó.
También les daba la capacidad de hacerse espadachines expertos en un corto período de
tiempo.
Enviando a este guerrero a unirse a los demás de su mismo tipo, Mot dejó la gran sala y
se dirigió a una más pequeña que reclamó como su habitación. Estaba recuperando
lentamente sus guerreros de nueva generación. Ya que alimentaba a cada uno de ellos,
sólo podía hacer uno por noche, de lo contrario se arriesgaba a volverse demasiado
débil. Después de su último encuentro con los Elegidos de Ra, tenía que tener su fuerza
plena.

Mot gruñó y siseó de cólera cuando recordó la última vez en que se enfrentó a los
guerreros del Dios del sol. Había estado muy cerca de conseguir que Kysen terminara
en su lado, usando a la compañera del Elegido para tenderle una trampa. Kysen casi
había tomado la serpiente de oro que le habría puesto bajo la esclavitud de Apep,
cuando los otros guerreros habían llegado. No sólo había perdido a Kysen, sino también
a toda su nueva generación de guerreros no muertos, y una mano. Lo último era lo que
más daño le había hecho.

Apretando su ahora restaurada mano en un puño, sintió al recordar el débil eco del
horrendo dolor que Apep le había hecho pasar para devolvérsela. El Dios demonio lo
había usado como una forma de torturarle por fallar otra vez. Mot alcanzó y tocó la
gran cicatriz que había en su casa, era el producto de otro encuentro fallido con los
Elegidos de Ra. Tenía que agradecerle a Apep que le hubiera devuelto su mano, y no le
hubiera dejado mutilado como había hecho cuando su cara había sido quemada.

Mot.

El sonido de la voz de Apep dentro de su cabeza, hizo que mordiera hacia atrás un
gemido de dolor. La voz del Dios demonio se sentía como si alguien clavara un agudo
cuchillo en su cerebro. ¿Sí, Maestro?

El tiempo se acerca.

¿Qué quieres decir?

Él que podría ser tu perdición será encontrado pronto. Debes reconstruir rápidamente a tu ejército
de guerreros no muertos.

La sangre goteaba por su nariz mientras el dolor de su cabeza se hacía mayor. Ya he


comenzado, pero llevará tiempo. Si convierto demasiados a la vez, eso me debilita.
Apep soltó un aullido de rabia, haciendo que Mot cayera de rodillas. ¿Qué me importa
eso? Harás como te ordeno. Si fallas, eso no significará sólo la pérdida de tu mano, será tu final,
permanente. Eso también significará que perderá mi posición en el reino mortal.

Mot jadeó de dolor. No voy a fallar, Maestro.

Concéntrate en la construcción de tu ejército. Y estate preparado para atacar cuando yo te lo diga.

Sí, Maestro.

Cuando la presencia de Apep se desvaneció, Mot se puso de pie y se limpio la sangre


que goteaba de su nariz y oídos. Se transportó a una de las muchas calles laterales del
centro de la ciudad de Phoenix. Si Apep quería un ejército de guerreros no muertos,
entonces un ejército obtendría.
Takan pensó que tenía que ser la cosa más dura que jamás había hecho. Su cuerpo
estaba tan tensó que sentía como si cada músculo nunca estaría suelto de nuevo. Sus
colmillos se habían extendido, y contuvo un silbido de rabia que amenazó con estallar
fuera de él. Podría hacer esto. La había llevado hasta aquí, después del hormigueo de su
piel. Había dejado que caminara al callejón sola, sabiendo cual sería el resultado.

Su mirada se quedó pegada a Falon mientras utilizaba las artes marciales para frenar a
un no muerto normal que se había lanzado a atacarla. Una patada en la cabeza del no
muerto e hizo que se paralizara por completo. Mirando un poco aturdido, sacudió su
cabeza cuando ella alcanzó la espada de su espalda. Una vez que la desenfundó, cortó a
través del pecho del no muerto. El olor nauseabundo de la descomposición llenó el aire
y la criatura se convirtió en polvo. Pateó la pila vacía de ropa contra la pared del
callejón.

Envainó su espada mientras se daba la vuelta y volvió de nuevo hacia él.

—Bueno, ¿pasé la prueba?

Takan respiró hondo, obligando a sus colmillos a retroceder antes de responder.

Uno por uno, sus músculos se relajaron.

—Sí. No tomas ningún riesgo innecesario, y acabas con el no muerto tan rápidamente
como puedes.
—Nunca haría algo de eso. Así aumentaría la posibilidad de que me mordieran. Te dije
que sé lo que hago.

Para probar la velocidad de sus reflejos, Takan sacó de repente su espada y la apuntó. El
sonido de su lámina golpeando a la suya llenó el callejón. Ella había logrado sacar su
espada a tiempo de bloquearle.

—Eres rápida —Dijo él, con el respeto tiñendo su voz.

Ella sonrió abiertamente.

—Por supuesto que lo soy. He tenido una buena cantidad de experiencia práctica,
después de todo. Vamos a buscar la siguiente no muerto y tal vez te deje tomar tu turno.

Él sacudió su cabeza.

—Dejarme, ¿eh? Podrías ser capaz de moverte rápido, pero sin la capacidad de
teletransportarte, todavía puedo llegar allí antes que tú.

—Eso sería hacer trampas.

—Yo no lo llamaría así. Diría que eso sólo me da una clara ventaja sobre ti.

Falon que hizo rodar sus ojos.

—Todavía digo que eso es hacer trampas.

Takan giró hacia la entrada del callejón para seguir moviéndose de nuevo, luego
blasfemó por lo bajo cuando vio a una figura de pie a poca distancia.

— ¿Qué? —Preguntó Falon—. ¿Quién es ese?

Él suspiró, sabiendo que no habría forma de salir de esto.

—Es Akori, uno de mis hermanos de armas.


El otro guerrero caminó hacia ellos, y Takan oyó que ella contuvo el aliento. Miró para
encontrarla mirando fijamente a Akori. Él frunció el ceño.

—Deja de mirar fijamente.

—Mierda santa, le conozco.

— ¿Qué se supone que quieres decir con que le conoces? —Preguntó un poco
demasiado bruscamente.

—Bueno, no le conozco, personalmente. Pero le reconozco. Lo vi en un desplegable de


una revista unos meses atrás —Le dio una mirada avergonzada—. Desde que pensé que
tenía realmente muy, muy buen aspecto, lo guardé para mirarlo… quiero decir echarle
miradas.

Por la sonrisa torcida de Akori cuando llegó a ellos, Takan supo demasiado bien, que el
otro guerrero había oído lo que ella había dicho. Con su audición sensible, no habría
sido demasiado difícil.

Akori le guiñó a Falon.

—He oído que tengo una admiradora.

—Una maldita sesión de fotos no significa que tengas fans —Dijo Takan—. ¿Y qué
estás haciendo aquí? Tienes tu propio distrito para cazar.

—Mehen nos dijo que tenías esta noche pareja, así que pensé en tomarme un pequeño
descanso y venir a presentarme a tu com… —Takan salió disparado y golpeó a Akori en
el lado de su cabeza—. Quiero decir, a presentarme a tu novia.

Akori encontró su mirada fija, y luego le dijo telepáticamente, No tuviste porque golpearme
tan fuerte. Un golpecito habría sido suficiente. Fue sólo un lapsus momentáneo. No pasará de
nuevo.

Será mejor así, porque la próxima vez va a ser mi puño. No le digas nada a Falon de que es
mi compañera hasta que yo se lo haya dicho, dijo en cambio.
Con un gesto de reconocimiento, Akori se volvió de nuevo a Falon.

—Realmente tengo que decir que Takan está de suerte en tenerte como compañera.

Falon extendió la mano.

—Gracias. Soy Falon.

Akori se la estrechó, sosteniéndola por más tiempo que le pareció a Takan que era
necesario. Antes de poder detenerse, le dio al otro guerrero un silbido de advertencia.
Akori se rió y dejó caer su mano. Takan miró a Falon, y la vio mirarle fijamente con el
ceño fruncido. Se encogió de hombros. Ahora sabía por lo que los demás habían pasado
cuando uno de ellos había tocado a sus próximas futuras compañeras. Quería romperle
el brazo a Akori y pegarle en la cabeza por atreverse a tocar a Falon. La parte racional
de su cerebro le decía que Akori no era una amenaza desde que ya estaba apareado,
pero la irracional sólo lo reconocía como un hombre que podría ser la competencia.

—Te has presentado, ¿quieres algo más? —Preguntó a Akori.

Su hermano de armas sonrió lo suficientemente grande para que sus colmillos se


mostraran con claridad.

—No, no realmente, excepto que el resto de nosotros pensamos que sería agradable
llevar a Falon a tomar una copa una vez que hayamos terminado la caza. Una especie
de bienvenida al club.

—Ella no es una Elegida.

—No, pero aún así ella persigue a los no muertos.

Takan miró a Falon. Ella se encogió de hombros.

—Son tus amigos. Dejaré que tú elijas. No me opongo a ir.

Él asintió con la cabeza, y luego se volvió a Akori.


—Vamos a pensar en ello. Ahora sal de aquí antes de que le diga a Jordan que estás
prestando demasiada atención a otra mujer.

Akori lanzó una mirada que fingía horror.

—Por favor, eso no —Sonrió—. Oye, ¿quién crees que me pidió que viniera y me
presentara a Falon? Jordan tampoco puede esperar para reunirse con ella.

— ¿Supongo que Desiree también sabe sobre Falon?

—Eso me temo. Mehen lo dejó escapar cuando nos dijo que no cazarías solo esta
noche.

Takan gimió.

—Fabuloso.

Akori se rió entre dientes.

—No te preocupes. Set le ha advertido a Desiree que no se meta.

—Como si la parara alguna vez de hacer algo que ella quiera hacer.

—Estoy seguro que Blythe ayudará a frenarla. Desde que tú y ella sois tan buenos
amigos, ella te protegerá.

Desiree realmente tendía a escuchar a Blythe más que a cualquier otro. Por lo menos
esta había guardado su promesa de no decirle a nadie sobre Falon. Viviendo de la
manera que hacían, no era exactamente fácil guardarse secretos los unos a los otros.

—De todos modos —Dijo Takan—. Falon y yo pensaremos en ir a tomar esa copa.

—Está bien. Nos vemos luego entonces.

Akori desapareció lejos, finalmente dejando a Falon y a él solos. Por acuerdo tácito,
dejaron el callejón y continuaron su caza.
Después de que hubieran caminado una corta distancia, Falon dijo:

—Akori parecía agradable, Mehen también. No me importaría conocer a los demás.


Debería por lo menos ver como son, por si acaso estoy cazando sola y los encuentro.
Odiaría que si viera sus colmillos y los confundiera con uno de los no muertos. Un
apuñalamiento por error, es todo lo que mis nervios son capaces de manejar.

Takan apretó sus dientes para evitar decir que ella no cazaría sola nunca más. Eran sólo
sus instintos protectores dándole patadas. Por lo que había visto, era más que capaz de
cuidarse por sí misma, y de ningún modo lo necesitaba para hacer de niñero de ella. En
primer lugar, le odiaría probablemente por ello si lo hiciera. Sólo fue con él esta noche
porque quiso demostrarle que podía cuidar de ella misma.

Cruzaron la calle y se dirigieron a otro callejón. No sentía todavía a ningún no muerto


cerca. En la entrada, una mano salió disparada, agarrando a Falon por el cuello de su
chaqueta y tirando de ella en su interior. Takan irrumpió en el callejón para encontrar a
Kysen que estaba de pie junto a Falon riéndose.

—Kysen, eres un imbécil —Gruñó Takan—. ¿Por qué coño hiciste esto? Casi hiciste que
tuviera un ataque cardíaco.

—Deberías haberte visto tu cara —Dijo entre risas Kysen.

—Por los dioses, puedes ser una mierda a veces. ¿Y qué es esto? ¿Volver loco a Takan
un día?

—Oye, no pasó nada. ¿Verdad, Falon?

Ella asintió con la cabeza.

—Aunque tengo que decir que durante los primeros segundos me diste un susto de
muerte.

Con sus palabras, Takan se separó del lado de Kysen y envolvió sus brazos alrededor de
ella, sosteniéndola cerca de su pecho.

—Ves, eso te convierte en una mierda.


Kysen se rió entre dientes.

—Lo que sea. Akori nos dijo que no estás decidido a si te unirás o no a tomar una copa
cuando la caza haya terminado. Pensé en venir y ver si podía hablar de ello contigo.

Takan soltó un suspiro exasperado.

—Y probablemente no te marcharás hasta que yo diga que sí.

— ¿Cómo lo sabes? ¿Lo supiste por una de tus visiones? —Preguntó Kysen con una
sonrisa satisfecha.

—Ja, Ja —Dijo Takan—. Teniendo que vivir contigo durante estos tres mil últimos
años, creo que sé lo suficientemente bien como eres para comprender bastante bien de lo
que eres capaz. Todavía no sé como Cena puede seguir contigo.

—Ella me ama no importa lo que diga, y siempre lo hará. ¿Y? ¿Voy a tener que
perseguirte como un perro o qué?

Antes de responder, Falon dijo.

—Iremos, pero no puedo prometerte que no terminaré dormida en el bar. He estado


quemando la mecha por ambos lados, trabajando por el día y cazando a los no muertos
durante la mayor parte de la noche, durante demasiado tiempo, y está empezando a
pasarme factura.

—Sólo será un trago corto.

—Supongo que tienes tu respuesta —Dijo Takan.

Kysen asintió con la cabeza.

—Eso parece. Ahora que dijiste que sí, Set no tendrá que venir a acosarte. Te veré en
The Oasis.

Una vez que Kysen desapareció, Takan le permitió salir de su abrazo.


—Espero
Espero que no sientas como que tienes que ir, Falon. Si eestás
stás cansada siempre
podríamos acostarnos temprano.

—No,
No, yo quiero ir al bar. No te preocupes. No puedo seguir así eternamente, y luego
finalmente chocó contra la pared. Cuando lo hago, me veo obligada a tomar un par de
noches libres, para ponerme al día con mi sueño. Si yo no tuviera que trabajar un día,
me gustaría ser capaz de dormir por más tiempo del que tú probablemente hagas.

—NoNo solemos dormir hasta muy tarde. Podemos sobrevivir con cuatro horas de sueños,
o ninguna en absoluto si fuera necesario. Si esto sucediese, terminarías por pasar más
tiempo al sol para que este se lleve cualquier cansancio que sintiéramos.

—No
No tengo ninguna otra manera de recargar mis baterías además del sueño. ¡Venga,
vamos! Creo que hemos gastado desmasiada noche. Pon a funcionar tu radar de no
muertos y veamos que podemos encontrar.

Él sonrió.

—Eres
Eres una tarea difícil de dominar.

Después de que Falon saliera del callejón, Takan no quería más que llevarla a sus
cuartos personales de la sede y hacer el amor con ella por el resto de la noche. Pero esto
no sucedería. Aspiró su olor y sintió que su tripa se contraía un poco con sed de sangre.
Mañana, daría el día por bien empleado si podía conseguir que ella se quedara con él
permanentemente. Pero de alguna manera tenía sus dudas en cuanto a si ella estaría
contenta. Se sonrió a sí mismo. El sólo tendría un montón que hacer para convencerla
mientras la tuviera desnuda en su cama.
Una hora antes de que The Oasis cerrara por lo que quedaba de noche, Takan la dirigió
de nuevo de vuelta a donde había aparcado su Corvette. Decidió que sería menos
fastidio conducir desde allí que transportarlos. Tendría que venir a por su coche antes de
volver a la sede central, de todos modos.

Cuando llegó al coche, echó un vistazo rápido a Falon. Parecía agotada. Sólo habían
logrado acabar con dos no muertos más. Él había terminado con la existencia del
segundo y los dos juntos terminaron con el tercero. Trabajaban bien como equipo.

— ¿Estás segura que no quieres sólo acostarte? —Le preguntó—. Los demás lo
entenderán —. Por el rabillo del ojo la vio volver su cabeza para mirarlo.

Asintió con la cabeza.

—Estoy segura. Ya que no iré a trabajar mañana, podré dormir. Después de llamar para
decir que estoy enferma, lo haré.

—Puedo hacer eso por ti.

— ¿Y quién vas a decir que eres de mi exactamente? Takan le echó una sonrisa.

—Tu novio, por supuesto.

—Creo que aceptarían eso —Hubo unos segundos de silencio, y luego ella preguntó—.
¿Eres mi novio, Takan?

—Para empezar.

Falon suspiró.

—Todavía no veo esto como algo duradero.

—Va a durar. Recuerda a Mehen, Set, Denger, Akori y Kysen, todos casados con
mujeres mortales. Ha funcionado para ellos.

—Sí, pero apuesto que sus esposas también dejan que se alimenten de ellas, ¿cierto?
—Tomó su silencio como una respuesta afirmativa—. Pensé lo mismo.
—Podremos superarlo, Falon. Hay más que tengo que contarte sobre mi mundo.

—Entonces dime.

—No, no esta noche. Estás agotada y podrías no estar en un estado de ánimo adecuado
para escuchar lo que tengo que decirte.

—Está bien, te puedo conceder eso, pero mañana quiero oír el resto.

Takan aparcó detrás del Oasis y vio ya la motocicleta de Mehen allí. Un vistazo al resto
de los coches y también vio que todos los demás ya estaban. Aparcó al lado de la moto
y apagó el motor.

Falon le esperó después de que saliera del coche. Él utilizó su mente para abrir el
maletero y se quitó la chaqueta. Se desabrochó la funda de la espada y la dejó en el
maletero. Falon siguió su ejemplo, haciendo lo mismo. Una vez que cerró el coche, se
apoderó de su mano entre sus dedos, entrelazándolos, y la acompañó a la puerta de
entrada del bar.

Sabiendo donde el resto de los guerreros estarían, la guió a la parte posterior de la sala.
Sin duda, los demás estaban sentados alrededor de la mesa que solían ocupar cada vez
que iban al Oasis. Había dos sillas vacías entre Set y Denger. Takan se aseguró de
sentarse al lado de Set, ya que no había ninguna garantía de lo que él diría, y no quería
correr el riesgo de darle posibilidades de decirle algo estúpido a Falon. Al menos de esta
manera podría darle un buen golpe antes de que se descontrolase.

Una camarera llegó a la mesa tan pronto como se sentaron. Pidió una cerveza, igual que
Falon. Los otros ya tenían la suya, y parecían estar bien. No es que la cerveza pudiera
hacerles algo. Siendo como eran, necesitaban un montón de alcohol para conseguir algo
remotamente parecido a estar bebido.

Después de que la camarera se fuera, Mehen dijo:

—Ya que me has presentado a Falon a mí, a Akori y a Kysen, te presentaré a los que no
conoces —La miró—. El que tiene la cola de caballo larga, sentado a tu lado es Denger,
y el que está sentado al lado de Takan es Set. Falon saludó con la cabeza a cada
guerrero.
—Encantada de conoceros finalmente. Ahora os reconoceré si resulta que nos
encontremos en la calle.

—Espero que hicieras algo más que sólo pasear —Dijo Denger con una amistosa
sonrisa con la boca cerrada—. Espero que por lo menos te pares y digas hola.

La camarera volvió con las cervezas. Una vez que los dejó de nuevo, Takan dijo:

— ¿Qué pasa con vosotros? Parece que todos tenéis un marcado interés en Falon. Set
resopló.

— ¿Nos culpas? Es la primera mujer que caza criaturas de la noche como nosotros.

—Blythe ha acabado con más que su parte justa de ellos.

—Sí —Dijo Mehen—, pero no utiliza una espada, o sale a cazar cada noche para
buscarlos. Gracias a los dioses.

—Estoy contenta de que no estoy tan sola por aquí como pensaba —Dijo Falon—.
Ahora que he visto como trabajáis, estoy sorprendida de que yo haya sido capaz de
acabar con tantos de ellos como he hecho. He estado buscando por pura suerte para
encontrarlos.

—Algo por lo que deberías estar orgullosa —Dijo Kysen—. No sé si yo querría hacer lo
que tú haces, sobre todo si yo todavía fuera mortal.

—Habiendo sobrevivido a un ataque, y perdiendo a mi novio por una de las criaturas,


yo no podía dejar de hacer nada. Nadie me creyó. Era la caza o volverme loca.

—Nos alegramos de tenerte en nuestro lado —Dijo Akori. Levantó su botella en saludo
a Falon, y luego la terminó de un largo trago. Dejándola de golpe de nuevo sobre la
mesa, preguntó—. ¿Quién está listo para otra?

Terminó por no ser sólo una copa rápida. Se quedaron en el bar hasta la hora de cierre y
que los echaron. No fue hasta que Falon se puso de pie, y que casi se cayó contra
Takan, en que él se diera cuenta que ella estaba borracha. Su discurso no estaba mal
pronunciado como uno esperaría de alguien que estaba completamente cocido. Se había
mantenido a la par de todos ellos cerveza a cerveza, lo que resulto ser aproximadamente
cuatro.

Takan agarró a Falon y la mantuvo estable.

—Creo que te estás sintiendo un poco demasiado bien.

Ella le echó una sonrisa torcida.

—Quise encajar con el resto de los chicos. No seas aburrido.

Kysen se rió.

—Sí, Takan, no seas tan aburrido.

Apartó a Kysen lejos, lo que sólo hizo al otro guerrero reírse aún más fuerte.

—Deja de rebuznar —Le dijo.

— ¿Preferirías que cantara en cambio?

Él y el resto de sus hermanos de armas dijeron en voz alta y fuerte, “no”, cuando Kysen
abrió su boca para hacer precisamente eso. El guerrero no podría cantar ni siquiera para
salvar su vida, y era tan malo que todos ellos preferirían tener estacas metálicas
golpeando en sus cabezas, más que escuchar sus maullidos. Pero eso no paró a Kysen
de hacerlo con mucho entusiasmo.

Con su brazo fuertemente envuelto alrededor de la cintura de Falon para ayudarla a


impedir que caminara de lado a lado, Takan la sacó del bar, con el resto de los Elegidos
de Ra detrás.

En su coche, abrió las puertas con la mente, luego abrió la de pasajeros.

—Es hora de que te acuestes —Le dijo a Falon.

Ella se volvió hacia él y pasó sus manos de arriba a abajo por su pecho.
—Y sé exactamente lo que quieres hacer una vez que esté allí.

A pesar de que no tenía la intención de hacer el amor con ella mientras estuviera
borracha, no le detuvo de conseguir una dura erección. También escuchó un par de risas
de los demás mientras se metían en sus propios coches, o en el caso de Mehen, se
montaba en su moto.

Takan utilizó su mano libre para coger las de Falon.

—Tú te vas a la cama a dormir, y eso es todo. No me aprovecho de mujeres ebrias.

—Bueno, esta te desea.

Dios le diera fuerza. No ayudó que oliera el inicio de excitación que se mezclaba con su
olor.

—Es una lástima —Dijo, un poco ronco—. No vas a hacer nada en la cama, salvo
dormir. Ahora, al coche.

La colocó en el asiento delantero y le puso el cinturón de seguridad. Después cerró la


puerta, fue alrededor y se subió en su lado. Sacó el coche del aparcamiento y se dirigió
hacia el distrito de viejos almacenes donde la sede central de los Elegidos de Ra estaba
localizada.

A mitad de camino, Takan le echó un vistazo a Falon. No había dicho una palabra
después de que la hubiera metido en el coche. Vio el porqué. Tenía vuelta su cabeza
hacia él, descansando en la parte posterior del asiento, y estaba dormida como una
marmota. Se rió entre dientes. Podría haber querido ser como uno de los muchachos,
pero nunca podría mantenerse al corriente con ellos cuando se tratara del alcohol.

En la sede central, usó su mente para abrir la valla metálica que rodeaba la propiedad
completamente y condujo a través. Al darse cuenta de que Denger iba detrás de su
coche, Takan no la cerró una vez que estuvo dentro. Una vez que se paró en el
estacionamiento del almacén, estacionó.

Dejó a Falon en el coche sólo el tiempo suficiente para meter la mano en el maletero y
coger sus chaquetas y espadas. Una vez hecho esto, abrió la puerta de pasajeros. Ella no
se movió. Se puso los cinturones de las vainas a trabes de su hombro. Después abrió el
cinturón de seguridad de Falon y suavemente la recogió en sus brazos mientras cogía
firmemente las chaquetas con la otra mano. Una vez que lo tuvo todo, usó su culo para
cerrar la puerta del coche.

— ¿Necesitas un poco de ayuda? —Preguntó Denger cuando se colocó junto a él.

—No, puedo sólo. Creo que tomaré la salida más fácil, y nos trasladaré directamente a
mis cuartos.

Denger asintió con la cabeza hacia Falon.

—Creo que ella no hará nada, salvo dormir, después de todo.

—Debería haber mirado cuánto bebía. Estaba ya agotada incluso antes de que
llegáramos al bar.

— ¿Vas a decirle lo que ella significa para ti pronto?

—Mañana, pero no será fácil.

—Pensaba que lo sería.

—Tengo un problema ligeramente más grande que tener a Falon aceptándome como
compañero. A causa del ataque del no muerto al que ella sobrevivió, se vuelve loca al
ver mis colmillos y ha rechazado dejarme alimentar de ella.

Denger silbó bajo.

—Estás jodido entonces. ¿Le has dicho que sólo puedes alimentarte de ella, que otra
mortal sólo haría tu sed de sangre aún peor?

—No, todavía no. Y sé que estoy jodido. Mi sed de sangre ha comenzado a arañarme
las tripas.
—Ya sabes, si haces el amor con ella, esto sólo hará que aumente más rápidamente.
También estarás luchando por no morderla. Es difícil, créeme. Es una parte del proceso
de apareamiento que odié, la sed de sangre extrema.

—No estoy deseando que llegue, pero no forzaré a Falon.

La sed de sangre extrema era algo a lo que todos los guerreros se arriesgaban, incluso las
compañeras, si no se alimentaban al menos una vez a la semana. Se sentía como si un
animal desgarrara con sus garras, dolorosamente sus entrañas. Esto los debilitaba,
haciéndoles perder peso, ya que sus estómagos dejaban de ser capaces de tolerar la
comida, ya que todavía lo convertía en algo peor. No, definitivamente no era algo que
Takan esperara ilusionadamente, pero no veía ninguna manera de evitarlo. No con
Falon tan temerosa.

—Bien, buena suerte con eso —Dijo Denger—. Si piensas que ayudaría, siempre puedo
hacer que Nyx hable con ella.

La compañera de Denger era la cuidadora de la “familia”. Había cuidado de su primer


marido mientras se enfrentaba a su batalla contra el cáncer, que finalmente había
perdido. Cuando Cena había sido infectada por el veneno de Apep, había ayudado a
Kysen a cuidar de su compañera.

—Tendré eso en cuenta.

—De acuerdo —El otro guerrero se alejó, y salió a través de la puerta que unía la sede
con la bahía de acoplamiento.

Takan se trasladó a sus cuartos, tiró hacia atrás las cubiertas de su cama y colocó a
Falon en un lado. Ella murmuró algo ininteligible, pero por otra parte no se despertó.
Para que estuviera más cómoda, le quitó los zapatos. Pensando que sería mejor, y
menos tentación, la dejó vestida. Tiró la colcha sobre ella y se fue al vestidor con sus
chaquetas y espadas para dejarlas en su sitio.

Volvió a la cama de nuevo y miró a Falon. Le gustó ver su pelo largo, pelirrojo,
extendido sobre su almohada. En realidad, le gustaba la vista de ella sobre su cama. Se
sentía bien viéndola allí.
Un poco aprensivo por la reacción de Falon mañana, decidió ir a saludar al amanecer al
templo de Ra, mientras pensaba detenidamente, que es lo que le diría exactamente. Si
no pudiera convencerla de que lo aceptara como compañero, y le permitiera
alimentarse, estaría jodido hasta las trancas.
Todo el mundo debía estar durmiendo, ya que Takan no oyó a nadie moverse cuando
fue de sus cuartos al templo de Ra. Los otros guerreros debían estar acurrucados en la
cama con sus compañeras, algo que pensaba hacer una vez que ordenara sus
pensamientos.

En el templo que habían construido para Ra cuando remodelaron el almacén, Takan se


detuvo justo en la entrada. Había pintado las dos columnas que se alzaban a ambos
lados de la puerta de entrada para que parecieran hechas con la piedra que se podía
encontrar en el templo de Ra en Karnak, Egipto. Aquí, como en el resto de la sede,
había gastado interminables horas pintando jeroglíficos y escenas diferentes en las
paredes. En la fila de bancos también. Echó una mirada al techo. A diferencia del resto
de la sede, el templo no tenía un techo normal. Se había mantenido la altura original y
el techo se había cambiado por paneles transparentes de vidrio en toda la largura y
anchura de la habitación. Desde la salida del sol, a su puesta, el templo se llenaba de la
brillante luz del sol.

Entró en el templo y miró hacia arriba. Vio como el cielo comenzaba a aclarar por la
llegada del alba. Dejando caer su cabeza, se pasó los dedos por la parte delantera de su
pelo y lo retiró de su frente, sosteniéndolo allí. Ya era por la mañana, y todavía no tenía
ni idea de lo que le diría a Falon. Como le había dicho a Denger, no era la parte de ser
su compañero lo que le preocupaba tanto, como lo que haría cuando ella se enterara que
a partir de ahora, él solo podría morderla a ella.

La idea de hacer el amor con ella, mientras él le decía todo había pasado por su cabeza,
esperando que estuviera tan abrumada por la pasión que le dejara alimentarse. Luego,
sería capaz de demostrarle lo bueno que podría llegar a ser en realidad para los dos.
Pero dudaba que fuera capaz de pensar con claridad, y mucho menos conseguir un
pensamiento en absoluto, para manejarlo.

Cuando la primera luz del nuevo día inundó el templo, Takan sintió una presencia a su
espalda. Se dio la vuelta, ya sabiendo quién sería. Dejó caer sus manos a los lados, y su
pelo cayó de nuevo sobre su cara.

—Ra —Dijo.

El Dios del sol le alcanzó y suavemente le apartó los mechones.

—Los días de esconderte detrás de tu pelo están contados.

Takan se sacudió lejos, quitando la mano de Ra de su flequillo.

—Lo sé. Estoy seguro que los estás contando.

—Sabes cómo me siento. No voy a decirte que me desagrade eso —Ra buscó su cara.
Pareces preocupado por algo, lo suficiente para alejarte de tu cama.

Aunque tratara de evitar de tener cualquier proximidad con Ra, suspiró y le dijo:

—Podrías “mirar” por ti mismo. Ahorraría tiempo más que haciéndome explicar todo
esto.

El Dios del sol sonrió antes de extender su mano, y ponerla en la parte izquierda del
pecho de Takan, directamente sobre su corazón.

—Y no voy a decirte que tampoco estoy descontento con que me permitas esto.

—Sólo hazlo ya.

La cara de Ra adquirió una mirada lejana cuando convocó una visión. Después de unos
segundos, dijo:

—Has encontrado a tu compañera.


—Sigue mirando. Hay más.

Casi un minuto completo pasó antes de que separara su mano, y la dejara caer a su
costado.

—Ah, ahora veo que hace que pierdas el sueño. El miedo de Falon realmente lo hace
mucho más difícil para ti.

—Tú eres el gran Dios del sol, ¿qué sugerirías que hiciera para conseguir superarlo?

—Esa es una pregunta difícil —Sonrió Ra—. Aunque me inclinó hacia la idea de que
hagas el amor con Falon, mientras se lo cuentas todo.

Takan negó con la cabeza.

— ¿Recuerdas lo que dice Blythe siempre cuando hablas de sexo? Lo mismo se aplica
para mí.

—En realidad no. Tú eres diferente.

— ¿Por qué? ¿Por qué soy un hombre?

— ¿No es eso lo que los hombre supuestamente hacen? ¿Hablar sobre el sexo?

—Con sus amigos, pero no con su… —Takan dejó que sus palabras se desvaneciesen.

La expresión campechana de Ra se hizo solemne.

—Lo puedes decir, lo sabes. Estamos solos tú y yo aquí. Nadie te oirá. Y después de que
tú y Falon se hayan apareado, el secreto acabará. Sé que me estás evitando a propósito,
sólo para poner cierta distancia entre nosotros, y que no tiene nada que ver con el hecho
de que te desagrade. Entiendo que sólo lo has hecho para protegerte. Así que dilo —Ra
hizo una pausa—. ¿No con tu qué?

Lo que Ra había dicho de él, apartándose para protegerse a sí mismo, era verdad.
Cuando Takan había tomado la decisión de mantenerlo en secreto, realmente no había
tenido mucho donde elegir. Si aparecía más cercano al Dios del sol de lo que los otros
guerreros eran, habrían sospechado. Y si lo hubieran averiguado, lo tratarían diferente a
como lo hacían ahora. Le había dolido a Ra cuando se enteró de su decisión, pero no
había hecho nada para delatarle, no en más de tres mil años. Supuso que se debía a que
el dios del sol le dio esta pequeña concesión. Y como había dicho, muy pronto sería del
conocimiento público.

Takan respiró hondo antes de decir una palabra la que no había dicho alrededor de Ra
en mucho tiempo.

—No con su padre…

Ra le sonrió, y el sol del templo pareció ser más brillante. Takan se puso rígido durante
unos segundos, no acostumbrado a tener a su padre dándole muestras de afecto, cuando
Ra tiró de él para darle el abrazo de un oso. Takan subió sus brazos y se lo devolvió,
cerrando los ojos mientras disfrutaba del contacto paternal del que se había negado a sí
mismo durante tanto tiempo.

El Dios del sol le dio un último apretón, y luego dio un paso atrás.

—Me he estado muriendo por hacer esto durante mucho tiempo. Cada vez que
abrazaba a tu hermana, quise hacer lo mismo contigo. Todavía lo hacía peor saber que
tú nunca lo permitirías.

—No ha sido fácil para mí, lo sabes, sobre todo después que Blythe entrara en mi vida.
Saber que tengo una hermana, y no ser capaz de decirle lo que soy, lo ha hecho más
duro.

—He visto el amor que tienes por tu hermana. Y una vez que les digas a todos que eres
mi hijo, Blythe estará más que encantada. Ya piensa en ti como en un hermano.

—Lo sé. No pienso ser un pesado, como Falon me ha llamado ya, ¿pero podemos
volver al asunto de mi problema con ella para conseguir que supere su miedo? Está
durmiendo en mi cama ahora mismo, y me gustaría regresar con ella antes que
despierte.

Ra se rio entre dientes.


—Me abstendré de decirte que sé lo que quieres hacer en cuanto llegues allí, ya que se
supone que no debo hablar de nada de sexo con cualquiera de mis hijos.

—Blythe estará contenta de saber que lo estás aprendiendo.

—En cuanto a tu problema, Falon es fuerte. Es una guerrera como tú. Sé que no quieres
obligarla, pero si terminas realmente necesitando morderla sin su consentimiento, ella
saltará hacia atrás rápidamente. A veces tienes que enfrentarte a tus miedos para
vencerlos.

— ¿Y si eso no funciona? ¿Si termina disgustándose demasiado y no me atrevo a


morderla?

—Si ella te acepta, os convertiré en verdaderos compañeros. Una vez que ella tenga
colmillos, anhelará tu sangre como tú lo haces por la suya. Deja que ella te muerda
primero. Eso debería ser suficiente para que supere su miedo rápidamente. Y después
que terminéis el intercambio de sangres, el vínculo de apareamiento se formará. Será
capaz de sentir todo lo que tú sientes, estoy seguro que Falon se dará una patada por no
haberlo hecho antes.

En realidad, hacer que Ra los convirtiera en verdaderos compañeros funcionaría. Con


sus colmillos propios, Falon, estaría más cómoda con él. Asintió con la cabeza.

—Está bien. Haremos eso. Gracias, Ra —Ante la ceja levantada del Dios del sol, dijo—
Gracias, papa.

—Mucho mejor. Ahora vete a dormir un poco. Llama si me necesitas.

—Lo haré.

Con esto, Ra desapareció. Su mente se ordenó, Takan se tapó la boca cuando un


bostezo apareció sigilosamente en él. Maldita sea, estaba cansado. Tomaría un par de
horas de sueño, y luego comenzaría a trabajar con Falon para que consintiera en ser su
compañera. Cuando salió del templo, sonreía abiertamente.

No podría decirle todo mientras hicieran el amor, pero eso no significaba que él no lo
usara para conseguir que ella tomara una decisión a favor de él.
Falon se despertó lentamente del profundo sueño en el que había caído, y obligó a sus
ojos a abrirse. Cuando la luz del cuarto conti
contiguo
guo los golpeó, silenciosamente gimió de
dolor. Su cabeza latía como si alguien estuviera golpeándola con un mazo. Tragó saliva,
encontrando que sentía su boca seca. Necesitaba desesperadamente un vaso de agua. La
cuarta cerveza de la noche anterior había sido la que le había hecho esto. No era muy
buena bebedora, y encima estaba agotada, debería haberlo sabido mejor. Es lo que
consiguió por querer ser “uno
uno de los muchachos
muchachos”.

El sonido de alguien más con ella, respiraciones profundas provenían de un lugar a su


lado. Sin mover su cuerpo, volvió la cabeza para investigar. Takan estaba acostado boca
arriba al otro lado de la cama, profundamente dormido. Incluso en el sueño, todavía
lograba mantener su pelo sobre la cara. Puesto que las sábanas no estaban subid
subidas hasta
su cuello, pudo ver que no llevaba camisa. Ella, sin embargo, estaba completamente
vestida.

Sintiendo una necesidad imperiosa para aliviar su vejiga, avanzó poco a poco en la
cama, no queriendo molestarle. Una vez que estuvo de pie, miró a su alr alrededor en la
habitación. No tenía ningún recuerdo de haber llegado a aquí, pero viendo los
jeroglíficos egipcios que había pintados en las paredes que se habían hecho para parecer
de piedra, no le fue difícil suponer que estos eran los cuartos de Takan. De
Debió haberse
dormido en el viaje en coche hasta este lugar y no se despertó al llegar. ¡Qué impresión
tan memorable debería haberle dado! Acababa de conocerlo, se emborrachó y luego
terminó desmayada sobre él.
Teniendo que encontrar un baño con urgencia, caminó de puntillas a la única puerta
abierta donde una luz brillaba. Dejó escapar un suspiro de alivio en silencio, cuando
resultó, efectivamente, ser el cuarto de baño. Empujó la puerta cerrándola detrás de ella,
girando la perilla para no emitir ni un sonido cuando se cerrara completamente.

Falon hizo su negocio, luego fue al lavabo a lavarse las manos. Una vez que estuvieron
limpias, las utilizó para beber un poco de agua del grifo. Una vez sus necesidades
inmediatas fueron cuidadas volvió de nuevo al dormitorio.

Sin ventanas, y sin ningún reloj a la vista, no tenía ni idea de que hora era. Ya que
Takan parecía estar aún dormido, cruzó la habitación y con cuidado volvió a la cama.
Acababa de instalarse, cuando Takan rodó a su lado y puso su brazo a través de su
estómago. Su cabeza terminó en su almohada, junto a la suya, y su aliento le cosquilleó
en la mejilla.

Su polla también estaba dura. La sintió presionada contra su muslo. Había leído en
alguna parte que un hombre sano tenía alrededor de cinco erecciones durante el
transcurso de una noche mientras dormía. Bueno, Takan definitivamente tenía una
ahora. La sensación de ello hizo que su coño se apretara cuando se recordó haciéndole
una mamada la noche anterior. Había sido grueso y largo, el tamaño justo para llenarla
completamente. Y los sonidos que recordó que él había hecho por el placer que había
arrancado su libido.

Ahora, totalmente segura de no poder volver a dormirse ya que se había excitado, no


sabía si debería despertarlo y ver si quería hacer algo en la condición en que estaban.
Muy lentamente, con el brazo que no estaba aplastado contra él, alcanzó para tocar su
cadera. Se mordió el labio inferior para impedirse hacer un sonido cuando encontró su
piel desnuda. El hombre estaba desnudo a su lado, mientras que ella estaba
completamente vestida.

El conocimiento de que él no llevaba ni una pizca de ropa encima, la excitó aún más.
Un dolor profundo dentro de su coño latió mientras se ponía más húmeda. Quería hacer
el amor con Takan, y no sólo sexo oral. Un pequeño susurro dentro de su cabeza, le
recordó que él había tenido que luchar para controlarse a sí mismo de no morderla la
última vez que habían tonteado. Después de haber pasando la noche cazando, y luego
reunidos con el resto de los Elegidos de Ra, Falon se debatía acerca de la idea de
alimentarle. Las otras esposas, obviamente, dejaban que las mordieran todo el tiempo.
Ellas deberían conseguir algo de placer con ello, o de lo contrario, no se lo permitirían.

¿Podría superar su miedo y dejar que Takan la mordiera? No lo sabía. Lo único que
sabía, sin embargo, era que no le gustaba la idea de él con una donante, sobre todo
porque estaría vinculado con el sexo. Definitivamente no quería que durmiera con otra
persona. Era suyo, por el momento, de todos modos. Las horas que había pasado con él
durante la noche, hizo que se encontrara gustándole cada vez más, y descubrió que
tenía sentimientos por él. Si quería conservarlo, ser mordida era algo que no podría ser
capaz de evitar.

Volviendo su cabeza hacia él, levantó la mano de la cadera de Takan y la llevó a nivel
de la boca. Usando su pulgar, despacio subió su labio superior hasta revelar un colmillo.
En este estado, no parecía demasiado amenazador. Cuando estaba totalmente
extendido, esa era otra historia.

Sintiendo que alguien la miraba, levantó su mirada a los ojos de Takan y le encontró
mirándola a través de su flequillo. Le dio una sonrisa tímida, y separó su mano.

—Lo siento. No pensé en despertarte.

Él le dirigió una sonrisa torcida.

—Puedes mirar mis colmillos, o cualquier otra parte de mí, mientras duermo o en
cualquier momento en que lo desees.

—Siento que hiciera el imbécil anoche emborrachándome y desmayándome sobre ti.

—No hay por qué disculparse. Debería haberte advertido antes de que el alcohol no nos
afecta de la misma manera en que lo hace a un mortal. Cuatro cervezas no son nada
para nosotros.

—Genial. Eso sólo lo hace parecer aún peor.

—No, no lo hace —Takan la hizo rodar para que estuviera enfrente—. ¿Qué tal un beso
de buenos días?
Ella se lamió los labios.

— ¿Eso es todo lo que quieres? ¿Sólo un beso?

Puso su mano en la cadera y la atrajo hacia sí, mientras frotaba su polla erecta en su
contra.

—Un beso sería un buen comienzo.

Falon le apartó el pelo de su cara y apoyó sus labios en los suyos. Takan rápidamente se
hizo cargo del beso, profundizándolo e inclinando su boca en la suya para un ajuste más
apretado. Con un simple toque de su lengua a lo largo de la costura de sus labios, ella
los abrió para permitirle la entrada. Sus lenguas se entrelazaron, acariciando, y
probándose. El dolor que había sentido profundamente dentro de su coño volvió,
haciéndose más intenso.

El beso se volvió exigente, conduciendo su excitación más arriba. Ella dejó caer la mano
de su cabello a la parte posterior de su hombro. Desde allí, Falon arrastró sus dedos
desde su brazo a su cintura. La sensación de su piel desnuda bajo las yemas de sus
dedos calentó su sangre. Esto también la hizo muy consciente del hecho de que ella
tenía demasiada ropa.

Dejando caer su mano más hacia su musculoso culo, se lo apretó. Su polla se sacudió
contra ella. Rompió el contacto con la boca de Takan.

—Es un poco injusto —Dijo—, tú estás desnudo y yo no.

—Puedo solucionarlo fácilmente —contestó con una voz ronca.

Tiró de su camiseta hacia arriba y la sacó, el sujetador fue un poco después. Takan se
desplazó hacia abajo en la cama, hasta que estuvo a nivel de sus pechos. Ahuecó uno,
levantándolo, y chasqueó el tenso pezón con la punta de su lengua un par de veces.
Falon arqueó la espalda, empujando más de ella en su mano mientras succionaba fuerte
el pico en su boca. Sintió cada tirón en el interior de su vagina, haciendo que la
humedad empapara sus bragas.
Takan cambió al otro pecho, chupándolo profundamente. Ella gimió. Su mano rozó
hacia abajo por su estómago, hasta la parte superior de sus vaqueros. Él se los abrió y
tiró de ellos por debajo de sus caderas. Falon se movió para ayudar a conseguir que se
los quitara del todo.

Sintió el roce de un colmillo cuando soltó su pezón y tiró de la cinturilla de sus bragas
hacia abajo. Se estremeció, pero no de miedo. Necesitando tocar más de él, alcanzó
entre sus cuerpos y tomó su polla en su puño. Él gimió cuando bombeó su mano hacia
arriba y abajo por toda su longitud erecta. La sensación de él la puso todavía más
húmeda.

Takan le quitó completamente sus bragas. Cambio de posición en la cama y tomó sus
labios en un beso voraz. El talón de su mano se posó en su montículo, mientras que dos
de sus dedos se metieron dentro de su coño mojado. Dentro y fuera, él la acarició hasta
que ella estuvo gimiendo en su boca, apretando sus hombros para tratar de atraerlo más
cerca.

Separando sus labios de los suyos, ella dijo con un jadeo:

—Takan. Quiero sentirte dentro de mí.

Él sacó sus dedos de ella y levantó su pierna por encima de su cadera.

—Te daré cada centímetro de mí, y te tomaré hasta que grites mi nombre mientras te
corres.

Manteniendo el apretón sobre su polla, trató de llevarlo a la entrada de su cuerpo. Ella


se acarició con la punta, revistiéndolo de su humedad. Ambos gimieron. Sólo capaces
de pensar en tener su polla enterrada hasta la empuñadura dentro de su coño, Falon le
colocó la cabeza en posición. Takan empujó dentro cuando ella le presionó hacia sí.

Una vez que estuvo alojado hasta las pelotas, se retiró, y luego volvió a hundirse. Falon
apretó sus músculos interiores alrededor de su longitud, saboreando la sensación de
tenerlo. Él bombeó dentro y fuera repetidamente, empujándola cada vez más cerca del
clímax que se empezaba a construir.
Con un movimiento repentino, el agarre de Takan apretó en su cadera y rodó sobre su
espalda, llevándola con él.

—Móntame —Le dijo con una voz tensa.

Sentándose, Falon puso sus manos sobre su pecho e hizo lo que él le dijo. En esta
posición, ella le tomó más profundo, y ella podía colocarle sólo donde ella quería. Se
levantó, y luego cayó de nuevo sobre su grueso pene. Parecía que la punta de ello
golpeaba en su cérvix en cada golpe. Arriba y abajo lo cabalgó, sus respiraciones se
convirtieron en jadeos. Estaba tan cerca.

Poniendo un ritmo más rápido, ella sesgó sus caderas sólo un poco. Su eje se frotó
contra su clítoris. Falon dejó escapar un gemido, mientras su coño comenzó a agarrar
rítmicamente su polla durante el orgasmo. Parecía seguir y seguir.

Mientras cabalgaba la última onda, Takan se levantó a una posición sentada. Apretó sus
caderas con sus manos, y la movió arriba y abajo de su polla. Él levantó sus caderas
para encontrarla en cada golpe, sus respiraciones eran duras en su oído cuando él llegó a
su propio orgasmo. Alcanzándola, la apretó contra él y le sepultó su cara en la curva de
su cuello, gimiendo. Falon sintió su polla latiendo profundamente dentro de su coño
mientras lo sentía llenarla con su semen.

Falon luchó para recuperar el aliento. Era un infierno de forma el despertar así por la
mañana. Estaba a punto de decir algo en ese sentido a Takan cuando se dio cuenta que
su apretón sobre sus caderas se había soltado. Él se mantenía rígido como una tabla,
mientras jadeaba.

— ¿Takan? —Preguntó cautelosamente.

—No lo hagas. No te muevas —dijo con los dientes apretados.


Takan luchó por el control. Después de encontrar su liberación, su sed de sangre
aumentó, más fuerte de lo que había sido la noche anterior. El pulso rápido de Falon
latía en sus oídos. El olor de su sangre corriendo bajo su piel hizo que sus colmillos ya
extendidos palpitaran. Tuvo que tragar la saliva sobrante que llenaba su boca. El
impulso de morderla, de beber su sangre, hacía que sus tripas se acalambraran por su
sed de sangre, y fue algo casi superior a sus fuerzas para resistirse.

— ¿Takan? —Falon preguntó con vacilación.

Incapaz de contenerse, la rozó con sus colmillos en la suave piel de su cuello. Sería tan
fácil hundirlos en ella. No sería capaz de pararle. Falon empujó sus hombros y siseó.

Ella agarró un puñado de la pelo de la parte posterior de su cabeza y tiró con fuerza
para apartarlo de su cuello.

—Dijiste que no me morderías.

Con un gemido fuerte, Takan la separó y se lanzó a la parte más lejana de la cama. Se
agarró su estómago ya que se contraía dolorosamente. Hacer el amor con Falon había
hecho su sed de sangre definitivamente peor, como Denger había dicho que sería. No
podía arriesgarse a dormir con ella de nuevo hasta que consintiera en alimentarle.

Takan sintió los dedos de Falon que suavemente le acariciaban la espalda.

— ¿Es tu sed de sangre de nuevo? Asintió con la cabeza.


—Sí —Dijo con los dientes apretados.

—Pareces dolorido de nuevo.

Finalmente, se las arregló para conseguir un poco de control, pero la garra en sus
entrañas no se había parado.

—Eso es porque lo estoy. Creo que llegué al punto de la sed de sangre extrema.

— ¿Sed de sangre extrema?

Él volvió la cabeza y miró como Falon se movía para sentarse a su lado.

—Comienzo a pasar hambre.

Ella tragó, su mirada fija preocupada encontrando la suya.

—Si no te alimentas, ¿qué pasará?

—Poco a poco moriré de hambre. No seré capaz de tolerar cualquier comida, perderé
peso, comenzaré a consumirme. Todo el rato sufriré calambres dolorosos en mi
estómago. Siendo inmortal, no moriré, pero parecerá la peor clase de infierno sin acabar
con el dolor hasta que consiga sangre.

—Yo… sé que dije que no quería que buscaras una donante, pero no quiero que sufras
por eso. Ve y aliméntate. Me quedaré aquí mientras lo haces.

La risa de Takan fue dura, sin humor en ella.

—No puedo.

—Por supuesto que puedes.

Se movió en la cama para estar enfrente de ella.


—No, realmente no puedo. Ya no puedo buscar otra donante. La única persona de la
que puedo alimentarme ahora, quién satisfará mi sed de sangre en vez de aumentarla, es
la que estoy mirando.

Necesitó unos segundos para entender lo que quería decirle con sus palabras.

— ¿Yo? ¿Sólo puedes alimentarte de mí? —Ante su movimiento de cabeza, le


preguntó—. ¿Por qué el cambio repentino de la sangre que puedes beber?

Él suspiró y siguió.

—Es porque eres mi compañera. Los compañeros sólo pueden alimentarse uno del otro.
Y ahora que te he encontrado, mi sed de sangre ha aumentado.

Falon sacudió su cabeza.

—Me estás confundiendo. ¿Los compañeros tienen que alimentarse el uno del otro?

¿Y por tu compañera quieres decir algo como esposa?

—Sí, como una esposa. Los demás llamaron a sus compañeras esposas delante de ti, ya
que no te había dicho lo que tú eres para mí. ¿Recuerdas que dijiste que no podías
entender cómo podríamos funcionar porque tú eres mortal y yo no?

—Sí.

—Todas las compañeras fueron tan mortales como tú. Pero una vez que aceptaron lo
que eran para los guerreros, Ra los convirtió en verdaderos compañeros.

— ¿Qué es exactamente?

—Les concedió la inmortalidad, les dio colmillos para que ellas pudieran alimentarse de
sus compañeros también, y les puso su marca en la parte inferior de su espalda.

La cara de Falon palideció ligeramente.


—Así que si te acepto como mi compañero, como lo han hecho las otras, ¿tendría que
beber tu sangre también?

—Correcto —Él le rozó la mejilla con el dorso de su mano—. No es tan malo como
estás pensando. Una vez que hagamos el intercambio de sangre y el vínculo de
compañeros se haya formado, serás capaz de sentir todo lo que yo siento, y viceversa
—Takan bajó la voz—. Durante el sexo, seríamos capaces de sentir el placer del otro,
así como el nuestro propio. También seríamos capaces de comunicarnos
telepáticamente entre nosotros.

— ¿Intercambio de sangre? —La voz de Falon había adquirido un tono decididamente


chillón.

—Como te dije, no es tan malo como estás pensando.

Falon salió de la cama, y paseó de un lado a otro delante de él. Se encontró mirando
cada curva, su cintura, sus pechos erguidos, y sus piernas largas y bien torneadas.
Parecía completamente ajena al hecho de que estaba desnuda. Era un espectáculo
tentador, pero Takan no hizo nada por tocarla. Ella tenía que ordenar todo lo que él le
había dicho.

Después de unos minutos más de pasear desnuda, Falon finalmente se paró delante de
él. Ella respiró hondo.

—Has descargado mucho sobre mis hombros. A pesar que el pensamiento de que me
muerdas, me horroriza, estoy dispuesta a alimentarte. No hay mucho que pueda hacer
al respecto, si no puedes usar a otra donante. Pero en cuanto a lo demás, no estoy lista.
Apenas te conozco y ya quieres que firme una eternidad a tu lado.

—Podrá haber sido rápido, pero realmente tengo sentimientos muy fuertes por ti, Falon.

—Pero, mira, no dijiste amor. Si yo tuviera que hacer lo que me estás pidiendo, quiero
estar malditamente segura que nos amamos el uno al otro, y que esto va a durar.

—Si no estuviera destinado a ser así, no serías mi compañera. Y con el vínculo de


compañeros, llegaremos a conocernos el uno al otro a un nivel completamente diferente
al que los mortales alguna vez podrían hacer.
—No puedo hacer eso ahora mismo, Takan. Lo siento. Estás pidiéndome mucho.

Tendría que renunciar a mucho por ser tu compañera.

Eso dolió un poco, pero no quiso presionarla. No quería que Falon se enfadara si la
apresuraba. Podría trabajar con lo que ella estaba dispuesta a dar. El permiso para
alimentarse de él, ese era un gran obstáculo despejado. Honestamente había pensado
que se resistiría más de lo que había hecho. Ella debería tener unos fuertes sentimientos
por él, si estaba dispuesta a enfrentar a su miedo, al menos, esperaba que ella lo hiciera.

Takan balanceó sus piernas sobre el borde de la cama, puso sus manos sobre las caderas
de Falon y tiró de ella entre sus piernas abiertas. La miró y se encontró con su mirada.

—Sé que es una decisión difícil para que la tomes. Nunca te obligaría a hacer algo que
no te sientas al cien por cien dispuesta a hacer —Sonrió—. Y yo no usaría la palabra
amor después de que me volaras la mente con el gran sexo. Tú pensarías que sólo lo dije
para conseguir meterte de nuevo en mi cama.

Falon le devolvió la sonrisa.

—Te volé la mente, ¿eh? Me gusta el sonido de eso —Ella empujó la parte delantera de
su pelo y se inclinó para besarle en la frente—. Como si alguna vez hubiera algún riesgo
de que no pudieras volver a echarme un polvo de nuevo.

Él envolvió sus brazos alrededor de su cintura.

— ¿Entonces estás lista para otra ronda? ¿Ahora? Ella miró hacia abajo.

—Hmm, veo que tú si lo estás.

— ¿Qué puedo decir? Verte caminar delante de mí desnuda es excitante para mí.

Takan volvió a caer en la cama, con Falon en sus brazos. Los movió a los dos al centro
del colchón antes de que la hiciera rodar bajo él. Sus caderas le acunaron las suyas,
cuando se colocó entre sus muslos extendidos. La punta de su polla se colocó contra su
coño, todavía mojado de sus relaciones anteriores.
Takan la besó hasta que la tuvo retorciéndose bajo él. Luego levantó su cabeza y la miró
a los ojos.

— ¿Me darás de comer?

Falon ahuecó el dorso de su cabeza y atrajo su boca a su cuello.

—Sólo hazlo.

Sus colmillos se extendieron al instante cuando atrapó el olor de su sangre. Pero negó
con la cabeza y la levantó.

—Todavía no. No así —Sus músculos se habían tensado, como si ella estuviera
psicológicamente enfrentándose a lo que iba a pasar.

Él reclamó sus labios, besándola profundamente hasta que la hizo retorcerse una vez
más. Sería la primera vez que le dejaría alimentarse, así que lo haría bien para que
nunca más tuviera miedo. Le mostraría que podría ser una experiencia erótica, pero
primero tenía que conseguir que se relajara.

Takan sorbió la lengua de Falon en su boca, y la dejó explorar sus colmillos con ella. Al
principio, fue tímida, pero cuando vio que no la mordió, se hizo más valiente. La
sensación de su lengua, que con mucho cuidado rozó contra la punta de su colmillo
antes de deslizarse a través de todo él, le hizo estremecerse de placer.

Se meció en ella, empujando sólo la punta de su polla dentro de su vagina. Falon gimió
y envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Utilizó sus talones contra su culo para
instarle a ir más profundo. Él le dio un poco más, y luego salió del todo para volver a
hacer lo mismo de nuevo. Las uñas de ella se clavaron en sus hombros, donde se
agarraba a él. Sabía que los estaba volviendo locos a ambos, pero la quería totalmente
excitada antes de alimentarse.

Apoyando su peso sobre sus brazos doblados, dejó su boca y arrastró sus labios a lo
largo de la mandíbula de Falon. Poco a poco le metió otro centímetro. Sus paredes
interiores se aferraban a su alrededor. El bombeó dentro y fuera, yendo más profundo
en cada embestida, hasta que estuvo asentado hasta la empuñadura.
Falon gemía jadeando, y eso le avisó que estaba allí con él. Su polla se puso aún más
dura mientras su vagina le apretaba con más fuerza. Ella se sentía tan bien. Su cuerpo se
adaptaba a él como un guante, como si hubieran sido hechos el uno para el otro.
Bombeó más rápido, rozando sus labios hasta el costado de su cuello. Ella volvió su
cabeza para darle un mejor acceso mientras él arrastraba el dorso de su lengua sobre la
gran vena sobre la que hundiría sus colmillos.

Moviéndose dentro y fuera de ella, Takan la siguió montando. Abrió la boca y la


mordió, clavando sus colmillos en su tierna carne. Ella gritó, jadeando su nombre,
mientras su cuerpo fue lanzado a un orgasmo inmediato.

El primer chorro de sangre que llenó su boca hizo que sus calambres desaparecieran. Su
sed de sangre disminuyó. El segundo sorbo le hizo recuperar las pocas fuerzas que había
perdido. Mientras bebía, los sonidos de los gritos de Falon hicieron que él se corriera. Él
montó su clímax, haciéndola gemir con un segundo orgasmo.

Después que la última onda del orgasmo más intenso que había tenido en su vida se
apagó, Takan retrajo sus colmillos y pasó su lengua a través de la señal de mordedura
para curarla. Entonces cayó encima de ella, sintiéndose sin aliento y saciado por
completo.

No queriéndola aplastar con su mayor peso, la agarró y la rodó, por lo que terminó
extendida sobre él. Sus rápidas respiraciones eran el único sonido de la habitación.

Falon descansó la cabeza sobre su pecho, poniendo sus brazos alrededor de él.

—Esto ha sido asombroso. Tenías razón. Realmente disfruté cuando me mordiste.


Nunca tuve un orgasmo tan completamente…

— ¿Intenso?

—Exactamente. Creo que es mi turno para tener mi mente volada por el buen sexo.
¿Siempre es así cuando te alimentas?

Él envolvió sus brazos alrededor de su espalda.


—Sólo contigo. Las donantes no se pueden comparar en lo que se respecta a mi
compañera alimentándome.

—Ahora mismo, estoy más que contenta porque sólo puedas tomar mi sangre. Si fueras
a utilizar a otra, probablemente la golpearía y te apuñalaría con mi espada de nuevo.

Takan se rió entre dientes.

—Yo me alegro también. No quiero terminar en la punta de tu espada.

Falon levantó la cabeza y mordió su barbilla.

—Mientras lo entendamos, estoy bien —Su cara se puso seria—. Tus colmillos ya no
me asustan, y puedo dejar que te alimentes de mí, pero eso no cambia mi decisión sobre
hacerme tu compañera verdadera.

Takan se acercó y le apartó un mechón de pelo tras su oreja.

—Lo sé. Lo tomaremos poco a poco. Con mi sed de sangre que ya no es un problema,
ya no tenemos por qué sentirnos presionados. Ahora mismo, puedo aceptar lo que
tenemos —Hizo una pausa durante un segundo, y luego dijo—. Quiero que te mudes a
mis cuartos conmigo, Falon.

— ¿Quieres que viva contigo?

—Sí. Podremos no haber seguido todos los pasos para hacerte mi compañera verdadera,
pero eso no cambia el hecho de que lo eres. Te quiero aquí, en mi cama, a mi lado cada
día y cada noche. Además de que sería más seguro para ti. Ra ha protegido la sede
central. Mot, o cualquiera de sus no muertos, no pueden encontrarla. Puedes protegerte,
pero yo me sentiría mejor sabiendo que estás aquí cuando duermes.

— ¿Y mi trabajo?

—Déjalo.

—Lo haces parecer tan simple.


—LoLo es. Si es el dinero lo que te preocupa, tengo más que suficiente. Vivir durante más
de tres mil años, hace fácil acumular una gran cantidad de ello. Si dejas tu trabajo, no
tienes por qué preocuparte por estar quemando la mecha por ambos extremos, como
dices que has estado haciendo. Formamos un gran equipo. Tú y yo podemos cazar
juntos.

Falon pareció meditarlo.

—Sabes,
Sabes, si sólo fueras un hombre normal, no viviendo en el mundo que vives, yo huiría
tan rápido como pudiera, creyendo que me estabas empujando a un compromiso
completo demasiado rápidamente.

—Pero
Pero no soy un hombre normal.

—LoLo sé. Realmente tengo sentimientos por ti también, Takan. Desde el ataque hace
cinco años, realmente no he dejado volver a acercarse a un h hombre
ombre de nuevo. Pero
contigo, lo quiero. Me haces sentir protegida, segura, algo como no me he sentido en un
muy largo tiempo. Desde que me enteré que había monstruos acechando en la
oscuridad.

—Si
Si yo hago todo eso, ¿te vendrías a vivir conmigo?

Ella asintió con la cabeza.

—Sí.

Takan llevó su boca hasta la suya y la besó apasionadamente. Luego le mostró lo


contento que estaba con su decisión.
Mot casi tropezó en su cámara privada más pequeña dentro de su refugio. Su mano
temblaba mientras se movía para cerrar la pared de roca a través de la entrada,
sellándola más estrecha. A pesar de que los no muertos normales que vivían allí, y que
literalmente, dormían como muertos durante las horas del día, lo mismo no podía
decirse de sus guerreros, sobre todo de los de la nueva generación. No pensaba que
ninguno se volviera contra él, en su debilitado estado actual, no quería tomar ningún
riesgo.

Se las arregló para llegar a su gran cama, la única concesión mortal que se permitía a sí
mismo, y cayó sobre ella. Siguiendo las órdenes de Apep, había comenzado a construir
su pequeño ejército de guerreros de nueva generación. Aunque no le daba tiempo a
recuperar gran parte de su fuerza, no era algo que pudiera terminar en unas noches.
Encontrar al mortal, uno tan alto y musculoso como los Elegidos de Ra, no era una
tarea fácil. Esa noche, había tenido suerte. En un gimnasio abierto las veinticuatro horas
había encontrado a cuatro mortales más, para unirse a sus filas. También eran la razón
por la que había llegado tan débil. Los había tomado uno por uno e inmediatamente los
había convertido en uno de sus guerreros no muertos, tan pronto como los tuvo sin
peligro dentro de su refugio.

Ahora tenía a seis guerreros, el mismo número de los Elegidos de Ra, pero todavía tenía
que hacer más. La última vez que había tenido ese número, Mot se había sentido más
que cómodo con que las probabilidades fueran a su favor. Había aprendido de la
manera más dura que no debía dar nada por supuesto cuando se refería a las habilidades
de los guerreros del Dios del sol. Para completar su pequeño ejército de guerreros de
nueva generación, necesitaba por lo menos veinte. Siendo así, tenía muchas noches de
esta debilidad casi aplastante por delante.

Antes de permitir dejarse caer en un profundo sueño, Mot deseó que Sek estuviera
todavía alrededor. Había odiado al hijo de puta, pero habría estado bien para dividirse
el trabajo. Al ritmo que le tenía Apep, Mot sintió que el Dios demonio lo dejaría
arrastrándose por el suelo.
Falon abrió el grifo de la ducha, esperando hasta que consiguió la temperatura correcta
antes de meterse debajo. Agachó la cabeza bajo la ducha caliente, para mojarse el pelo.
Takan y ella habían dormido después que él hubiera hecho el amor con ella por tercera
vez. La última vez no la había mordido, pero si lo hubiera hecho, no le hubiera
importado.

Sonrió y negó con la cabeza mientras echaba champú en su mano. Takan había tenido
razón. Con lo que necesitaría para terminar con su miedo a sus colmillos mordiéndola.
Cuando por fin la mordió, le causó un intenso orgasmo, sorprendente. Maldición,
quería que hundiera sus colmillos en ella cada vez que hacían el amor. Sentir el roce de
ellos contra su piel, justo antes del mordisco, era una de las cosas más eróticas que había
sentido alguna vez en su vida.

Y si no hubiera sido por el hecho de que Takan se habría muerto de hambre, si ella no le
hubiera alimentado, probablemente todavía le habría hecho mantener su promesa de no
beber su sangre. Nunca hubiera sabido lo que se había estado perdiendo.

El resto, sobre que ella era su compañera y lo que esto implicaba, no podía entrar
plenamente en ello. No le había dicho nada a Takan, pero la idea de tener que beber su
sangre le revolvía un poco el estómago. Pero si ella quisiera ser su compañera verdadera
en algún momento, tendría que hacer precisamente eso.

Terminando su ducha, salió y cogió una de las gruesas y suaves toallas que había en un
anaquel cercano. Se secó, y luego la envolvió por su cuerpo antes de regresar a la
habitación. No había ningún signo de Takan. Se había puesto sus vaqueros de la noche
anterior y había dejado sus cuartos mientras había ido al cuarto de baño.

Se vistió su ropa desechada, haciéndose una nota mental para conseguir que Takan la
llevara a su casa para poder cambiarse. Ese pensamiento le hizo meditar en que haría
con su casa. Ella la alquilaba a sus padres. Su padre había estado buscando una
propiedad para invertir hacía unos años y había encontrado el bungaló a un precio muy
bueno. No le había tomado mucho tiempo a Falon hablar con ellos para que se lo
alquilaran. No buscaron a nadie más, así al menos no tendrían que preocuparse por
alguien destrozando el lugar.

Falon se paró frente a la cómoda y se miró en el espejo mientras se peinaba con los
dedos su cabello húmedo. No sería divertido tener que explicar la razón por la que lo
dejaría. Cuando se enteraran que había acabado de conocer a Takan y que habían
decidido irse a vivir juntos, sus padres lo pondrían en duda. Podía mentirles, y decirles
que ella y Takan habían estado viéndose durante unos meses, pero no lamentaría
hacerlo. Ya era bastante malo que no les contara como se pasaba sus noches. Además
de que estarían bastante trastornados oyendo que había estado viendo a alguien lo
suficientemente en serio como para dar este paso, y no habiéndoselo presentado. Sería
mejor para todos si ella sólo dijera la verdad.

La puerta de la habitación se abrió, y Takan entró. La vio y le dio una amplia sonrisa,
enseñando sus colmillos.

—Bueno, ya está hecho. Todo está listo.

Cruzó hacia él y le puso sus brazos alrededor del cuello.

— ¿Qué está listo?

—Tu trabajo, conseguir que tus cosas sean mudadas aquí.

— ¿Qué hiciste exactamente?

—Bueno, envié un correo electrónico a tu jefe y le envié tu dimisión, con efecto


inmediato. Más tarde, Akori y Kysen me ayudarán a trasladar todas las cosas desde tu
casa a aquí. Los muebles pueden ser almacenados en la parte vieja del almacén, hasta
que decidas lo que quieres hacer con ellos. Hicimos lo mismo cuando las otras
compañeras llegaron.

Falon entrecerró sus ojos hacia él, pero sintió un tirón en sus labios cuando intentó no
sonreír. Había un aire de entusiasmo en Takan, como si el pensamiento de ella
mudando sus cosas a la sede fuera la luz de su día.

— ¿Cómo encontraste la dirección del correo electrónico de mi jefe?

—Ah… cuando me metí en tu correo. Lo encontré entre tus contactos.

Sus ojos se ensancharon.

— ¿Te metiste en mi correo electrónico? ¿Podrías haberme preguntado cuál era mi


contraseña? Te la habría dado.

—Eso habría implicado verte en la ducha. No esperarás que yo realmente pueda verte
desnuda, mojada, y no quiera hacerlo contigo también allí. Quería poner las cosas en
marcha. Ahorraría tiempo solo hackeándolo.

Ella sacudió su cabeza.

—Un hacker de tres mil años. Y yo aquí pensando que cuando la gente llega a una edad
tienen dificultades para abrazar la nueva tecnología.

— ¿Me estás llamando viejo?

—Bueno, ¿no lo eres?

—Tal vez en número, pero no en el interior —Tiró de ella más cerca—. ¿Tengo que
pasarme el día haciéndote el amor para demostrarte que no soy un viejo?

¿Un día en la cama con Takan? No diría a esto que no. Para incitarle dijo:

—Viejo. Hombre.
Sus labios se cerraron sobre los suyos, reclamándola en un tórrido beso. Cuando Takan
se separó, ella se había olvidado casi de lo que habían estado hablando antes de ponerse
en esto.

—Una vez que te hayas instalado aquí —Dijo Takan—, pasaremos ese día en la cama.

— ¿Es una promesa? —Preguntó con voz entrecortada. Asintió con la cabeza.

—Tomaré una ducha rápida, y luego te presentaré a las otras compañeras. Blythe ha
estado haciendo una gran comida para todos, y si no nos presentamos a tiempo, mis
hermanos de armas terminarán por comerse todo y nos dejarán sin nada.

Con la mención de la comida, el estómago de Falon gruñó. La última vez que había
comido, había sido en la cena con Takan la noche anterior.

—Podría tomar algo de comer.

Fue y se sentó en la cama cuando Takan fue al cuarto de baño. Su mirada cayó en los
jeroglíficos de las paredes. Tenía que preguntar quién los pintó. Tuvo que ser uno de los
guerreros. Falon no podía imaginarse que permitieran que un extraño fuera a hacerlos.
También le hizo preguntarse cómo sería el resto del almacén reconvertido. ¿Los
hermosos y alegremente coloreados jeroglíficos de la habitación de Takan seguirían
fuera?

Según lo prometido, Takan no empleó mucho tiempo en ducharse. Salió del cuarto de
baño completamente desnudo, frotándose el pelo con una toalla. Su mirada permaneció
pegada a él durante su paseo al armario para buscar un par de vaqueros. Solo mirándolo
se excitó. El día que ella pasaría sólo haciendo el amor con Takan, no llegaría lo
suficientemente pronto.

Se puso los vaqueros, ocultando pronto su musculoso culo, y se volvió hacia ella
mientras se los subía.

—Detente, o no haremos todo lo que quiero hacer hoy.

— ¿Haciendo qué?
—Como estar excitada. Estoy oliendo tu excitación desde aquí.

Ella se encogió de hombros.

—Tú eres el que andaba desnudo. Solo admiraba lo que estabas mostrando. Mi caminar
desnuda te excita, entonces tú caminando desnudo a mí alrededor hace lo mismo
conmigo.

—Cojo una camisa y luego salimos de aquí antes de que te clave de nuevo a la cama.

—Estás lleno de promesas, de amenazas que no tienes ninguna intención de realizar


ahora. Sigue así y comenzaré a reclamártelas.

En su camino hacia la cómoda, Takan la golpeó en el trasero.

—Pórtate bien ahora.

—Pensaba que había estado portándome muy, pero que muy bien, o no te morirías por
conseguir nada más de mí.

Takan se puso más o menos una camiseta gris oscura, y luego agarró su mano
remolcándola hacia la puerta.

—Antes de que esta conversación termine siendo más insinuante, nos vamos.

Falon se rió entre dientes mientras lo seguía por un largo pasillo. Caminando a su lado,
con las manos todavía unidas, vio que la decoración de sus cuartos, en efecto, seguía en
el resto de la sede central.

—Takan, ¿quién pintó los jeroglíficos? —Preguntó, estirando su cuello para mirarlos.

—Yo lo hice.

Ella se volvió a mirarlo.

— ¿Los hiciste todos? ¿Están el resto de las paredes de las habitaciones pintadas así?
—Sí, a excepción de la cocina y los cuartos de baño.

—Debes haber tardado años en hacerlos.

—Lo hice, pero disfruté haciéndolo. Quería poner un poco de nuestra herencia en
nuestra casa del nuevo mundo a la que nos habíamos mudado.

—Son hermosos. ¿Puedes leerlos?

Él le dirigió una mirada que le preguntaba si hablaba en serio.

—Por supuesto que puedo. No voy a poner cualquier cosa antigua en las paredes. Estos
jeroglíficos cuentan las hazañas de Ra. Y hablando de Ra, creo que debo decirte que
Blythe, la compañera de Mehen, es la hija del Dios del sol.

Falon dejó de caminar, sacudiendo a Takan para detenerlo.

— ¿Cómo sucedió?

Él le echó una sonrisa torcida.

—De la forma natural en que un bebé es concebido.

Ella hizo rodar sus ojos.

—No quise preguntar eso. No creía que Ra quisiera estar tan cerca de una mujer mortal,
siendo un Dios y todo eso.

La cara de Takan tomó una expresión en blanco.

—Creo que se siente sólo, como uno de nosotros —Consiguió que se pusiera de nuevo
en movimiento con un tirón de su mano.

Falon tuvo que preguntarse si Takan evitaba ese tema en particular porque le molestaba
de alguna manera. Decidió que sería mejor dejarlo pasar.
Llegaron a la cocina siguiendo el olor de algo delicioso y el sonido de voces alegres. Al
entrar en la habitación, vio que la mesa estaba llena, a excepción de dos espacios vacíos.
Sonrió a los guerreros, ya que cada uno la miró devolviéndole la sonrisa. Miró a las
mujeres que aún no conocía. Parecía que todas ellas tenían su misma edad.

La mujer con el pelo castaño claro largo, que se sentaba en el extremo de la mesa, frente
a Mehen se puso de pie y se acercó a ellos.

—Tienes que ser Falon —Dijo, mostrando buena parte de sus colmillos—. Soy Blythe.

Falon la miró, intentando encontrar algo en ella que la marcara como la hija de un
Dios, pero no lo había. Sus ojos azules eran amables y limpios.

—Sí, lo soy.

—Es bueno encontrar finalmente a una mujer que puede blandir una espada tan bien
como cualquiera de los hombres que hay aquí. Ya que ya has conocido a los varones de
la casa, déjame presentarte al resto de las mujeres. Esta es Desiree que está sentada al
lado de Set, Nyx está al lado de Denger, Jordan al de Akori, y Cena está sentada junto a
Kysen.

Desiree tenía el pelo rubio oscuro largo, y ojos grises. Nyx lo tenía hasta la barbilla y
pelirrojo, y los ojos color avellana. El pelo de Jordan era largo, ondulado y castaño. Sus
ojos eran del mismo color que su pelo. Cena llevaba su pelo negro, liso y largo. Sus ojos
tenían un color marrón oscuro. En general, las compañeras eran de aspectos tan
diferentes, como los guerreros estaban cortados con el mismo aspecto, todos tenían el
mismo pelo negro y los ojos marrones claros, casi dorados.

— ¿Por qué no tomáis los dos asiento y empiezo a servir la comida? —Dijo Blythe—.
Hice una gran olla de sopa y galletas caseras para acompañarla.

Takan soltó su mano, y la puso en la espalda de Falon para conducirla alrededor de la


mesa hacía una de las sillas vacías. Una vez que todo el mundo estuvo servido, pareció
que los hombres atacaron la comida con entusiasmo. Solo había logrado comer la mitad
de su plato de sopa minestrone, antes de que todos se turnaran para levantarse a
conseguir una segunda ración de sopa. Takan no había bromeado sobre que nada
quedaría para ellos si llegaban tarde a comer. Cuando todos se saciaron, no quedaron ni
las sobras.

Una vez que los platos fueron limpiados y estuvieron sentados de nuevo en la mesa,
Mehen carraspeó para llamar la atención de todos.

—Ya que estamos todos aquí, pensé que debería aprovechar la oportunidad para dar
adecuadamente la bienvenida a Falon a nuestra pequeña “familia”.

Ella se sonrojó.

—Gracias, aunque yo no soy exactamente uno de vosotros todavía.

—Eso no será demasiado difícil de solucionar —Dijo Blythe—. Takan sólo tiene que
hablar con Ra hoy y estará hecho.

Falon lo miró, no queriendo explicar porque iban a esperar antes de convertirse en


verdaderos compañeros. Él asintió con la cabeza en entendimiento.

—Ah —Dijo—. Falon quiere esperar antes de dar ese último paso. He consentido en
darle tanto tiempo como necesite.

Las últimas palabras apenas habían salido de su boca, cuando hubo una luz brillante, y
un hombre que no había estado allí antes, apareció cerca de la mesa. Medía unos dos
metros y tenía un cuerpo muy musculoso. Llevaba lo que parecía una falda tableada de
diseño antiguo egipcio, blanca, con nada cubriendo la parte superior de su cuerpo. Dos
brazaletes de oro que tenían el Ojo de Ra en el centro, rodeaban sus grandes bíceps.
Falon examinó su cara y lo encontró instantáneamente familiar.
Mirando a Blythe levantándose de la mesa y moverse hacia su padre, Takan lamentó no
estar en una esquina oscura donde poder ocultarse. Pero no la había, y si de repente se
levantaba y salía de la habitación, parecería un poco extraño.

Miró a Falon, y la encontró mirando fijamente entre él y Ra. Mierda. Debió de ver lo
mucho que se parecía a él. Era la razón por la que llevaba su pelo largo y delante de su
cara para ocultárselo a los demás. Falon era la única que lo había visto sin el durante
algunos ratos, para poder sumar dos más dos. No había planeado decirle quién era su
padre hasta que hubiera revelado su secreto a los demás.

Después que Ra hubiera saludado a Blythe, se giró para mirar a él y Falon. Takan dio
una sacudida ínfima con la cabeza para conseguir que su padre dejara de llamar la
atención sobre él, pero Ra no reconoció lo que ella había notado.

— ¿Qué haces aquí, papá? —Preguntó Blythe.

—Tengo algunos asuntos pendientes que hacer —Dijo Ra, sin dejarlos de mirar.

A Takan no le gustó el sonido de eso, especialmente ya que el Dios del sol tenía a Falon
y a él en su mirada.

Su padre le tendió la mano.

—Falon, ven conmigo.


—Ra —Advirtió Takan bruscamente.

— ¿Este es Ra? —Susurró Falon a su lado.

—No hay necesidad de estar asustada —Dijo Ra—. Pensé que era el momento de
conocernos en persona. ¿Quieres venir y saludarme?

Preguntándose qué demonios estaba haciendo su padre, Takan se levantó con Falon y la
siguió hasta donde estaba con Blythe.

—Así que tú eres el Dios del sol —Dijo Falon vacilante.

—Sí. Ya que has aceptado a Takan como tu compañero, decidí venir a vosotros antes de
que me llamaras.

—No lo íbamos a hacer —Dijo Takan con los dientes apretados—. Esperaremos, pero
tú ya sabes eso.

—Lo oí.

Ra sostuvo su mano, con la palma hacia fuera, y Takan se encontró de repente


congelado en su lugar. Trató de luchar, pero todo lo que pudo hacer fue mover su
cabeza.

— ¿Qué mierda es esta, Ra? Libérame.

Hubo un raspado de sillas, y luego todos los guerreros aparecieron. El Dios del sol miró
a cada uno de ellos.

—Relajaros, todos vosotros. Takan, te he inmovilizado ya que te resistirás más.

— ¿Resistir a qué? —Prácticamente refunfuñó. Takan miró a Falon y vio una mirada de
inquietud en su cara. Su mirada fija siguió moviéndose entre su cara y la de su padre.

—Lo que tiene que ser hecho —Ra dio un paso más cerca de Falon—. Todo está bien.
Es hora de que te conviertas en lo que has estado entrenándote para ser. Lo que te armé
para ser.
—La voz de mi sueño, diciéndome donde tenía que ir para buscar mi espada — Dijo
Falon despacio—. Eras tú.

—Sí. Y ahora estás lista.

Un cuchillo de repente apareció en la mano de Ra. Con un movimiento rápido, se hizo


un corte superficial en el interior de su muñeca y se la tendió a Falon cuando la sangre
manó a la superficie.

Takan siseó.

—No está lista para esto. Le prometí que podría esperar.

—No puede. Tiene que ser hecho, ahora. Tú lo viste por ti mismo, Takan. Falon es la
clave para ayudarnos a derrotar a Mot y sus no muertos. Pero no como una mortal. Si
ella no lo hace podríamos no conseguir otra oportunidad de nuevo —Ra le ofreció su
muñeca de nuevo—. Bebe.

— ¿Es realmente tan importante? —Preguntó—. Si me niego, ¿ Ésto inclinará el


equilibrio mucho?

—Sí.

Falon miró a Takan. Vio en sus ojos el instante en que ella decidió aceptar la ofrenda de
su padre. Se volvió a Ra, se apoderó de su muñeca y la llevó a su boca. Takan sabía
cómo se sentía teniendo que beber sangre, pero pareció que no puso cara de asco
mientras bebía.

Ra retiró su muñeca en unos instantes. Takan esperó a que su padre ahuecara la cara de
Falon en sus manos, y suavemente besara su frente, pero no hizo eso. En su lugar. Puso
sus dedos brillantes sobre sus sienes. Falon se sacudió.

Takan oyó a sus hermanos de armas contener el aliento a la vez. Todos reconocieron lo
que Ra estaba haciendo. Era lo que el Dios del sol les había hecho a ellos cuando los
había convertido en uno de sus Elegidos.
— ¿Por qué? —Gritó Takan, cuando Ra dejó caer sus manos y dio un paso atrás de
Falon—. ¿Por qué la convertiste en una de tus Elegidos?

Su padre se giró a él.

—Porque es una guerrera como vosotros. Es digna de ser una de los Elegidos de Ra. Si
va a luchar como uno de vosotros, tiene que tener todos los dones que tenéis los demás.

—No le diste elección.

—A veces hay que hacer algo por el bien mayor —Ra se acercó hasta estar parado
frente a Takan—. Y a veces tienes que hacer algo, incluso si te arriesgas a la cólera de
otra persona.

Todavía incapaz de moverse, Takan no pudo hacer nada para que Ra extendiera su
mano y apartara su largo flequillo de su frente. Se quedaron allí incluso después de que
su padre se moviera para pararse a su lado. La mirada de Takan se disparó alrededor de
la sala, viendo la mirada de asombro en cada uno de sus hermanos de armas que lo
enfrentaban junto a sus compañeras.

—Te dije que quería hacerlo a mi manera —Dijo Takan, la ira haciéndole morder cada
palabra.

Ra se movió para estar delante de él y le dio una sonrisa triste.

—Habrías encontrado otra disculpa para no contárselo. Soy tu padre tanto como lo soy
de Blythe. Es tiempo de que dejes de ocultar este hecho. No más secretos.

No gustándole haberse convertido en el centro de atención, Takan luchó, siseando de


frustración.

—Libérame. Sólo me has causado todo el daño que has podido hacerme.

Con un movimiento de su mano, Ra descongeló su cuerpo. Necesitando estar solo,


Takan salió corriendo de la habitación, como si su vida dependiera de ello.
No fue muy lejos, sólo al templo. Un lugar al que solía ir cuando tenía que pensar.
Además
emás no habría manera de irse de la sede con Falon recién transformada. No quería
que ella se sintiera como si la hubiera abandonado, pero tenía que alejarse de los demás.

Se sentó en uno de los bancos, se inclinó con los codos en sus rodillas y con las m
manos
colgando entre sus piernas. Negó con la cabeza. Pero su pelo ya no quiso cooperar y
colgar sobre su cara. Todo lo que hubiera hecho Ra, hizo que se separara al medio y se
fuera hacia sus lados.

Colgó su cabeza. ¿Podría joderse más aún el día? Había ccomenzado


omenzado de una forma
prometedora antes que Ra decidiera meter su nariz en ello. Ya era suficientemente malo
que su padre hubiera revelado su verdadera relación, pero lo que le había hecho a
Falon, hizo que Takan quisiera golpear a Ra en su cara, una y otr
otraa vez.

Falon era su compañera. Quería mantenerla segura, protegida, no tener que mirarla
metiéndose en el medio del peligro. Sí, había cazado a no muertos durante años, pero
cuando no había habido guerreros de la nueva generación de Mot. Y conociendo a Ra,
querría que patrullara su propia parte de la ciudad, igual que el resto de los Elegidos. La
había dotado de las mismas habilidades que tenían, su inmortalidad, la velocidad
sobrenatural, la inmunidad a la mordedura de un no muerto, y la capacidad de
controlar
ntrolar el tiempo y espacio, pero aún así no le gustaba esto. Luego estaba el hecho de
que podría ponerse en contacto con los otros guerreros telepáticamente. Como sólo una
pareja, ella habría sido capaz de hacerlo sólo con él. El lado posesivo de Takan ododió que
sus hermanos de armas tuvieran el acceso a ella de esta manera también. Era su
compañera, la mujer de la cual había comenzado a estar enamorado.
Y lo hacía, a pesar de que no se lo hubiera reconocido a Falon por la mañana.
Probablemente se había enamorado desde el momento en que la había visto luchar a su
lado, acabando con la primera generación de guerreros no muertos. La única razón por
la que no se lo había dicho, era porque no lo hubiera creído. Como le dijo, acababan de
tener un sexo increíble. Ningún hombre que dijera a una mujer que la amaba después,
haría que ella se tomara sus sentimientos como verdaderos, sobre todo al principio de
una relación.

¡En qué lío se había convertido todo! Tendría que haber parado a su padre, pero sólo se
engañó a si mismo pensando que le habría tenido una oportunidad. Ra era un Dios
egipcio, después de todo. Takan podría ser medio Dios, pero estaba lejos de ser tan
poderoso.

El sonido de unos pasos fuera de la entrada del templo, alcanzó sus oídos. No se
molestó en mirar hacia arriba cuando entraron en el interior y fueron hacia donde
estaba sentado. Sabía a quién pertenecían.

Los zapatos de Blythe aparecieron en su línea de visión antes que se agachara delante de
él, poniéndole una mano bajo su barbilla, le obligó a mirarla. Sus ojos estaban brillantes
por las lágrimas no derramadas, mientras su mirada barrió su cara. Esperó a que ella
hablara primero.

—Todo este tiempo —Dijo ella, con una voz ahogada por la emoción—, y nunca me
dijiste ni una palabra.

Takan tragó el nudo que repentinamente se formó en su garganta.

—Había sido mi secreto para guardarlo.

— ¿Pero por qué? ¿Y por qué no se lo dijiste a Mehen y a los demás?

—Era más fácil si se lo ocultaba —Dejó escapar un suspiro—. Mi madre fue una de las
sacerdotisas que servían en el templo de Ra en Karnak. Estuvieron juntos sólo una vez,
pero fue lo suficiente para que se quedara embarazada de mí. Desde una edad muy
joven, me enseñó a esconder mis diferencias a los demás. A diferencia de ti, yo no nací
mortal. Supongo que tomaría más de Ra que tú. Siempre he sido inmortal, con algunas
capacidades propias. Una de ellas son mis visiones. Ra venía y nos visitaba un par de
veces al año mientras me criaba. Me ayudó a controlar mis visiones. Pero todavía me
sentía diferente del resto de los niños de mi misma edad. Siempre en el fondo de mi
mente supe que mi padre era Ra, el Dios más poderoso que había.

—Así que decidiste apartarle de tu vida —Dijo Blythe suavemente.

Takan se rió sin humor.

—Lo intenté, pero Ra no lo aceptó. Cuanto más lo hacía, más a menudo venía a
visitarme. Cuando Sek y Mot llegaron a escena, creando sus no muertos, yo ya tenía
ochenta años. Mi madre había muerto hacía mucho, y no tenía más familia que Ra.
Vino a mí y me habló de los guerreros que había escogido para luchar contra los
demonios de Apep. Y como quería que yo los dirigiera.

—Te negaste.

—Sí. Sólo porque yo fuera su hijo no quería decir que tuviera el derecho a liderarlos.
Sabía que Mehen sería un líder infinitamente mejor que lo que yo sería. Así que en
cambio, acepté su oferta para convertirme en uno de los Elegidos de mi padre, con la
condición de que él nunca les dijera quién era yo para él.

— ¿Y estuvo de acuerdo?

—Al principio, no. Ra estaba de acuerdo en que no tomara el liderazgo, pero quería que
los demás supieran que su hijo luchaba a su lado. Le dije que era a mi manera o yo me
iría y nunca hablaría con él de nuevo.

— ¿Por qué no decirles las cosas como papá quería?

Takan se sentó erguido y se apoyó atrás contra la pared. Blythe se puso de pie, y luego
se sentó en el banco a su lado. Volvió la cabeza para mirarla.

—Tú más que nadie deberías saber por qué quería mantenerlo en secreto. ¿Recuerdas lo
que hizo Mehen cuando se enteró que eras la hija de Ra? Se negó a beber de ti, hasta
que le llegó la sed de sangre extrema, intentando apartarte, y todo debido a la sangre
que corría por tus venas. En los primeros días en que nos hicimos los Elegidos de Ra,
los otros estaban demasiado impresionados con él. A pesar de que Mehen y Set habían
luchado al lado de Ra por la noche en el inframundo desde unos años antes, todavía lo
trataban con gran reverencia. Denger, Akori y Kysen eran aún peores, ya que no habían
tenido ninguna interacción con ningún Dios, hasta que Ra llegó a ellos, pidiéndoles que
se convirtieran en uno de sus Elegidos. Se necesitaron años para que Padre consiguiera
que se relajaran a su alrededor, y que no le trataran de forma diferente de lo que hacían
los unos con los otros.

—Así que si lo hubieran sabido, habrían hecho lo mismo contigo —Dijo Blythe
lentamente.

—Exactamente. De esta manera, me brindaron su amistad, se hicieron mis hermanos de


armas. Para ellos, sólo era el Takan que disfrutaba con un pincel o una pluma en mi
mano, tanto como lo hacía con la espada.

—Ahora que lo saben, todavía te tratarán igual.

Él soltó un bufido.

—Sí, claro. Eso es dudoso. Tal vez no habría sido tan malo hace como hace tantos
años, pero no serán capaces de mirarme lo mismo otra vez.

Blythe frunció el ceño.

—Infiernos que no lo harán. No les dejo que me lo hagan a mí, y no les dejaré que te lo
hagan a ti. Si los pesco haciéndolo, les daré un puntapié en el culo. Y puedo hacer cosas
aún peores a Mehen, ya que él es mi compañero.

Takan se rió.

—Mehen debería tener miedo, mucho miedo.

—Malditamente cierto —Ella se puso frente a él y le tendió una mano. Una vez que la
tomó, Blythe le ayudó a levantarse. Ella pasó sus brazos alrededor de su cintura y apoyó
el lado de su cara contra su pecho y le dio un fuerte abrazo—. Te quiero, Takan.
Siempre he pensado en ti más que en los demás, como un hermano, así que estoy más
que contenta de saber que realmente lo eres.
Él envolvió sus brazos a su alrededor y le devolvió su abrazo.

—Te quiero también, Blythe. No podría haber pedido una mejor hermana.

Ella le dio un último apretón, luego salió de su abrazo.

—Vamos. Necesitas ver a los demás. Explicarles todo como a mí. Y Falon te necesita.
Tiene mucho más que colmillos y la inmortalidad para aceptar. Si fuera yo, querría que
mi compañero estuviera conmigo.

— ¿Y Ra?

—Papá se marchó ya. Pensaba que sería mejor para que pudieras hablar con los demás
sin él alrededor —Blythe alcanzó y le ahuecó el lado de su cara —. Te pareces tanto a
él. Ahora entiendo por qué te escondías detrás de todo ese pelo. Pero te daré una justa
advertencia, vuelve a hacerlo otra vez y voy a golpearte hasta sentarte y cortártelo muy
corto. Me gusta ser capaz de ver el hermoso rostro de mi hermano.

—Tú no vas a acercarte a mi pelo con unas tijeras.

—Entonces no me des ninguna escusa para eso.

Blythe le agarró de la mano y tiró de él para que se moviera. Mientras salían del templo,
Takan sintió que algo cálido acariciaba su mejilla. Ra no había ido tan lejos como
parecía.
Falon pasó la lengua por sus colmillos por lo que parecía ser la centésima vez.
Realmente tenía colmillos. Y no eran sus únicos cambios. Su audición había mejorado
dramáticamente. Si se concentraba, podía escuchar cada latido del corazón de las
personas que estaban en la habitación. Su sentido del olfato también lo había hecho. De
la sopa que habían tomado para el almuerzo, podía oler cada ingrediente que se había
puesto en ella.

Por lo visto la marca de Ra en la parte alta de su espalda, no era el único cambio


externo. Sus ojos habían cambiado de color también. En vez de su verde normal, se
habían clareado a un verde jade pálido. Cena había sido la primera que se lo indicó. Al
principio le preocupó, pero Akori rápidamente le había dicho que cuando ellos se
convirtieron en Elegidos de Ra sus ojos marrones se habían vuelto más claros, hasta
llegar al color que tenían hoy.

Falon echó un vistazo a la entrada de la cocina otra vez. No había ninguna señal de
Takan en ningún sitio, o de Blythe, que había ido a buscarle. Obviamente, ya que ella
no había vuelto, debía haberle encontrado.

Volvió a caminar, algo que había hecho después de recobrar su ingenio después de lo
que Ra le había hecho. Beber su sangre, algo que todavía no podía creer que hubiera
logrado, sólo podría ser descrito como tragar energía líquida pura. Y cuando le había
tocado las sienes con las manos brillantes, había sentido como si un rayo se hubiera
disparado por cada célula de su cuerpo. Sus encías habían quemado un poco cuando sus
colmillos se habían formado, y lo mismo pasaba en su espalda donde estaba la marca
del Dios del sol, pero no había sido esto todo lo evidente.
Apenas había tenido tiempo de aceptar todos sus cambios, cuando Ra había dejado caer
la bomba sobre que Takan era su hijo. Una parte de ella no estaba sorprendida. El hijo
se parecía tanto al padre, que casi era exacto. Y pensar que Takan había guardado ese
hecho de los otros guerreros por todos aquellos años, sólo llevando el pelo sobre su cara.
Cuando la verdad había sido revelada, no sabía si Blythe o los guerreros estaban más
impresionados.

Con su fino oído nuevo, escuchó dos series de pasos caminando por el pasillo. Dejó de
caminar y fue para estar más cerca de la entrada de la cocina. Los demás debían
haberlos oído también, porque dejaron de hablar.

Blythe y Takan aparecieron en la entrada. Lado con lado, Falon vio fácilmente el
parecido de familia en la forma de sus narices y ojos. Aunque había alguna diferencia,
no había confusión posible sobre que eran hermano y hermana.

Su corazón se aceleró cuando la mirada de Takan aterrizó en ella y la mantuvo. Podría


ser el hijo de un Dios egipcio, pero lo más importante era que era su compañero. Un
magnífico pedazo de hombre que sería suyo para siempre. Ahora que Ra había tomado
la decisión por ella y la había convertido en una de sus Elegidos, no había ninguna
razón para negar lo que sentía por él. En todo caso, haciéndola lo que era ahora, el Dios
del sol le había hecho un favor. De la forma en que se había sentido antes, las
posibilidades eran buenas de que se habría contenido en tomar ese último paso para ser
la compañera verdadera de Takan. Se habría estado convenciendo en cada momento.
Diciendo que no estaba segura de que los sentimientos por él habían sido sólo una
escusa. No podía negar que él no hubiera movido sitios dentro de ella que nunca había
sentido. Los lugares que no había permitido cobrar vida desde que había perdido su
novio con los no muertos.

Takan dejó el lado de Blythe y caminó directamente hacia ella. No se paró hasta que los
dedos de sus pies tocaron los de ella. Su mirada se clavó en la suya.

—Tus ojos —Dijo suavemente—, están más claros.

Ella sonrió.

—Como están los tuyos.


— ¿Estás bien con lo que hizo Ra? Prometí que tú podrías decidir cuándo.

—Estoy bien.

— ¿Estás segura? La primera vez de te alimentes de mi el vínculo de compañero se


formará. No habrá vuelta atrás.

Ella asintió con la cabeza.

—Como no la habrá para volverme mortal. Lo he aceptado, todo.

Takan la tomó en sus brazos y la besó como si no la hubiera visto durante años. Ella se
aferró a él, dando tanto como recibía. Entonces él soltó su boca y la aplastó a él. Su
nariz terminó presionada en el centro de su pecho. Respiró hondo, llenando sus
pulmones de su olor. Ahora podía oler más que sólo su loción para después del afeitado.
Escogió el olor almizclado del hombre excitado, y el olor de su sangre corriendo bajo su
piel. Su boca se llenó de saliva y sintió una leve sensación de quemadura, mientras sus
colmillos caían, las puntas tocando su labio inferior.

—Mmm, hueles realmente bien —Dijo Falon cuando se puso de puntillas y lamió el
hueco de su garganta. Él gimió y el olor de su excitación se hizo más fuerte.

El sonido de alguien aclarándose la garganta en voz alta, hizo que Falon recordara de
repente que no estaban solos. Se bajó de sus puntillas y echó una mirada alrededor de
Takan. Los otros guerreros y sus compañeras estaban un poco apartados,
observándolos. Sus mejillas se calentaron por ser atrapados en medio de un abrazo tan
íntimo.

Takan puso un brazo alrededor de sus hombros y la atrajo hacia su costado, cuando se
giraron para mirar a los demás de la habitación. Echó un vistazo a todos sus hermanos
de armas.

—Veo por vuestras caras que os morís porque os diga algo. Os daré la versión más corta
de la explicación que le di a Blythe, y luego podréis decirme lo que queráis. Sólo que sea
breve, porque Falon me necesita, y ella es lo primero.
Después que él terminara de hablar, Falon miró a cada guerrero. Todos miraban a
Takan sin nada de pelo tapando su cara. Mehen terminó hablando el primero.

— ¿Cómo es posible que nunca lo supiéramos? —Preguntó—. Durante los años que
hemos vivido juntos, debería haberlo visto, por lo menos tener una especie de pista.

— ¿Por qué lo ibas a hacer? —Preguntó Takan como respuesta—. Yo tenía ochenta
años cuando nos conocimos. Yo había perfeccionado el ocultamiento de mis diferencias
a los mortales de mí alrededor.

—Fuiste el último en convertirte en uno de los Elegidos de Ra —Dijo Denger—.


Estábamos todos allí cuando Ra te concedió sus dones. Bebiste su sangre como el resto
de nosotros hizo. Cuando convirtió a Mehen y a Blythe en verdaderos compañeros, ella
no tuvo que tomar su sangre porque ya era de su sangre, tal y como tú eres.

—Ra sólo hizo parecer como si me diera su sangre. Y todavía tenía que darme los
colmillos y ponerme la marca en la espalda.

— ¿Qué hay de los otros dones? —Preguntó Kysen—. Ser el hijo de un Dios, eso
explicaría que tengas las visiones, mientras que los demás no las tenemos. ¿Qué más
tenías antes de convertirte en uno de los Elegidos?

Takan echó un vistazo hacia ella, y luego a sus hermanos de armas.

—Yo lo tenía todo, excepto la capacidad de comunicarme telepáticamente con vosotros.


Ra no podía quitarme aquello con lo que había nacido, así que fue más fácil para mí
ocultar lo que yo era, si él os daba las mismas capacidades.

—A pesar de que te uniste el último, en realidad, tú fuiste el primer elegido —Dijo Set.
Él negó con la cabeza—. Nos tuviste a todos engañados.

— ¿Me culpas? Si yo hubiera dejado caer que era el hijo de Ra desde el principio, ¿me
habrías tratado igual? ¿Habríais sido capaces de llamarme hermano como lo hacéis hoy?

Falon no necesitaba a ninguno de los guerreros hablando para saber exactamente que
no habría sucedido. Lo habrían tratado de diferente manera.
Ante su prolongado silencio, Takan dijo:

— ¿Lo ves? No habría sido lo mismo. Con la forma en que pasó, me llegasteis a
conocer, no por el hombre que resultaba tener la sangre del Dios corriendo por sus
venas. Ahora mismo, no me miras completamente igual a como solías hacer.

— ¿Qué pasará ahora? —Dijo Blythe en voz alta—. No lo toleraré, y Takan no lo hará
tampoco. Es mi hermano. Superarlo y circular. Takan sigue siendo Takan. No ha
cambiado ni un pedazo. Si agarro a alguien que lo hace, pagará el precio donde más les
duele.

—No con la comida —Dijo Set con un gemido.

—Acertaste, maldita sea —Respondió ella—. Tendréis que cocinar por vosotros mismos
o conseguir que vuestras compañeras lo hagan.

Desiree resopló.

—Como si eso fuera a pasar. No puedo cocinar ni siquiera una mierda.

—Hay otra cosa que nosotras las compañeras podemos hacer para asegurarnos que ellos
se comportan —Dijo Nyx—. Y no me refiero a retener nuestra sangre.

Jordan se rió.

—Estoy con vosotras en esto.

—Lo mismo digo —Dijo Cena.

—Creo que todo está arreglado —Dijo Blythe con una sonrisa—. Trataréis a Takan de
la misma manera que siempre habéis hecho o os encontraréis echados a puntapiés de
vuestras camas.

—Mierda —Dijo Akori—. Vosotras, señoras no estáis jugando —Se acercó a Takan y le
dio una palmada en el hombro—. Podría resbalarme un poco, pero prometo que no
dejaré que afecte a lo que siento por ti. Todavía eres mi hermano, el que ha luchado a
mi lado y protegido mi espalda en más que unas pocas batallas.
Una vez que Akori se alejó, los otros guerreros vinieron a Takan uno por uno,
básicamente dijeron lo mismo. Falon sintió que las lágrimas amenazaban con salir a la
superficie, pero ella las empujó lejos. Su compañero no tenía la necesidad de verla
lloriqueando como una niña. Revisó a las otras mujeres, y vio que no era la única que se
había emocionado.

—Bueno —Comenzó Takan, luego se aclaró la garganta— . Bueno, me alegro que


arregláramos esto.

Mehen sacudió su cabeza hacia la entrada de la cocina.

—Vete a estar con tu compañera. Sé que estáis deseando estar los dos juntos. Ambos
tenéis la noche libre, pero, Takan, te sugiero que utilices parte de ella para enseñarle a
Falon a moverse de un sitio a otro. Va a necesitarlo cuando salga de caza.

—Lo haré.

Falon dejó que Takan la guiara fuera de la habitación. Caminaron un poco más rápido
cuando llegaron al pasillo y se dirigieron a las que ahora eran las habitaciones de
ambos. Su respiración estaba acelerada cuando llegaron a la puerta, entraron y la
cerraron detrás de ellos.

Takan la tenía en sus brazos en el momento que oyó el pequeño ruido de la cerradura
caer en su lugar, sin que ninguno de los dos hubiera tocado la puerta.

— ¿Es algo que seré capaz de hacer también? —Preguntó un poco sin aliento—. ¿Hacer
cosas con mi mente?

—Sí.

— ¿Cómo?

—Sólo piensa en lo que quieres que suceda, y luego concéntrate.

Ella miró hacia abajo, y siguió las instrucciones de Takan. En lugar de abrirse el botón
de sus vaqueros, este se desgarró de la ropa y cayó al suelo a sus pies. Ella levantó la
mirada y dijo:
—Lo siento, Sólo pensé en desabrocharlo.

Takan la atrajo más cerca, tanto que sus pechos se aplastaron contra su duro pecho.

—Creo que sería mejor si no intentas hacer lo que deseas sobre mis vaqueros nunca
más. Tengo un cariño especial a lo que hay dentro de ellos, y lamentaría perderlo como
perdí mi botón.

Ella se echó a reír.

—También soy parcial en el asunto. Prometo a hacerlo de la forma pasada de moda de


aquí en adelante.

Falon alcanzó entre ellos y poco a poco bajó la cremallera de Takan. Separó la tela y la
polla saltó libre. Estaba totalmente erecto. Su coño se apretó, necesitándole para llenarla
totalmente. Sus colmillos cayeron y palpitaron al mismo rápido ritmo que su rebelde
corazón. A medida que se ponía más mojada, la necesidad de morder a Takan para
probar su sangre aumentó, junto a su excitación. Ella siseó cuando sintió un nudo en su
estómago, en respuesta a sus pensamientos.

Takan le ahuecó la cara y se la levantó para que le mirara.

— ¿Calambres? —Con su cabezada, él le dijo—. Esta es tu sed de sangre. Vamos a


cuidar de eso.

La besó largo y duro. Ella se estremeció cuando él le lamió cada uno de sus colmillos,
enviando estremecimientos de placer por todo su cuerpo. Le devolvió el beso de nuevo
con todo el hambre que sentía, Falon tomó su polla en su mano, y la bombeó
repetidamente arriba y abajo por toda su longitud. Takan gimió en su boca cuando
meció sus caderas a ritmo de sus golpes.

Ella no dejó de magrearlo hasta que hizo salir una gota de líquido pre seminal por su
punta. Liberando su polla, se apoderó de la parte inferior de su camisa y se la quitó de
un tirón sobre la cabeza de Takan. Él hizo lo mismo con ella, eliminando su sujetador
después.
Las manos de Takan acariciaron de sus hombros a sus pechos. Sobó sus tensos pezones.
Falon arqueó la espalda en una súplica silenciosa para que tomara uno en su boca. Dejó
escapar un tembloroso gemido cuando él pasó un brazo alrededor de su cintura y
agachó la cabeza para sorber un pezón entre sus labios. Sus succiones hicieron que su
humedad empapara sus bragas.

Ancló sus manos en su cabello para sostenerle contra ella.

—Más, Takan. Dame más.

Él soltó su pezón y se enderezó.

—Hundiré mi polla tan profundamente en ti, que no sabrás donde termino yo y


empiezas tú.

Sus manos cayeron a la parte superior de sus vaqueros y los desabrochó. Un par de
tirones fuertes, y cayeron alrededor de sus tobillos. Mientras ella dio una patada para
quitárselos, Takan se quitó los suyos. Su mirada caliente siguió sus movimientos
cuando ella enganchó la cinturilla de sus bragas con los dedos y se contorneó para
quitárselas.

Con un gemido, la cogió en sus brazos. Su gruesa polla quedó atrapada entre sus
cuerpos, haciendo que su coño ansiara tenerlo profundamente dentro de ella. Takan
dirigió una mano cariñosamente a través de su mejilla y hacia abajo por el costado de su
cuello. Colocando sus manos sobre sus hombros, la separó de él y la puso mirando
hacia la cama.

Puso de lado su largo pelo.

—Nunca creí que te vería marcada como uno de los Elegidos de Ra. Pero eso aún
significa que eres mía tanto como de mi padre.

Falon sintió que la carne de gallina se ponía a lo largo de su piel, cuando Takan colocó
sus labios sobre la marca de Ra.

—Siempre seré tuya primero.


—Y siempre seré el tuyo también. Inclínate para mí.

Doblándose con la ligera presión que Takan le aplicó en la parte superior de la espalda,
ella colocó sus manos en el extremo de la cama. Él se movió detrás de ella y puso una
pierna entre sus muslos, empujándolos para que estuvieran más separados.

—Justo así —Dijo en una voz ronca por la excitación.

El aliento de Falon se convirtió en jadeos. Sentía la cabeza de la polla de Takan


rozando su húmeda apertura. Ella arqueó su espalda, inclinando sus caderas para darle
un mejor acceso a su coño. Él paso sus manos por su columna vertebral, y luego, se
apoderó de sus caderas. Manteniéndola en su lugar, empujó la punta de su pene dentro
de ella. Sus paredes interiores le apretaron con avidez a su alrededor. Se bombeó
repetidamente dentro y fuera con golpes de poca profundidad, lo que la hizo gemir y
gritar.

En el punto donde ella pensó que no podría soportar más sus juegos, Takan se clavó
hasta el fondo. Luego se salió casi del todo, antes de hundirse profundamente una vez
más. Falon agarró en sus puños la colcha, mientras se balanceaba al ritmo de sus fuertes
empujes. Apretó sus músculos internos alrededor de su grueso pene, aumentando el
placer que sentía. Su cuerpo se apretó más tenso, un orgasmo comenzó a emerger hacia
la superficie.

—Sí —Jadeó ella—. Más duro. Voy a correrme.

Takan se quedó inmóvil, luego se salió completamente de su cuerpo. Ella gimió por la
pérdida. Él consiguió que ella se enderezara y la sostuvo con su espalda contra su
pecho. Le apartó el pelo a un lado y arrastró uno de los colmillos a lo largo del costado
de su cuello. Ella se estremeció.

—No puedes correrte aún —Dijo, con voz tensa—. Quiero el vínculo de compañeros en
su lugar cuando lo hagamos. Quiero sentir a través de esa conexión lo que sientes
cuando encuentres tu liberación.

La soltó y se acercó a la cama. Takan se subió en ella y se sentó con su espalda contra la
cabecera. Su polla relucía, con su humedad, con la iluminación del cuarto, destacando
contra su cuerpo.
La palpitación de su coño iba al ritmo de la de sus colmillos. Falon se subió a la cama y
se sentó a horcajadas sobre sus muslos. Colocando sus manos en la parte superior de la
cabecera, a cada lado de la cabeza de Takan, para mantener el equilibrio, lentamente se
empaló a sí misma en su eje. Ambos gimieron mientras su coño tomaba cada
centímetro de él.

Levantándose sobre sus rodillas dobladas, ella se elevó para dejarse caer con un golpe
duro, moliendo su clítoris contra su hueso púbico. Estaba tan cerca del borde. Un poco
más y no sería capaz de pararlo.

—No puedo contenerme mucho más tiempo —Dijo.

Takan le ahuecó la parte posterior de su cabeza y llevó su boca al costado de su cuello.

—Muérdeme, Falon. Quiero sentir tus colmillos dentro de mí cuando me corra.

Su boca se llenó de saliva, y el impulso de morder y beber la sangre de Takan, la tuvo


hundiendo sus colmillos en la gran vena de su cuello. El primer trago hizo que se
corriera inmediatamente. Ella gritó contra su piel. Él bramó cuando su liberación le
tomó. Mientras se corrían, Falon sintió que una conexión se formaba entre ellos. Ella
soltó un gemido lastimoso cuando cayó directamente en un segundo orgasmo.

Por el vínculo de compañero, sintió el placer que sentía Takan, aumentando el suyo
propio. Y por los sonidos que hizo él, sabía que él lo había sentido también.

Unos sorbos más, y luego sacó sus colmillos y lamió la señal de mordedura para curarla.
Jadeando como si hubiera terminado de correr una maratón, Falon apoyó su cabeza en
el hombro de Takan. Le tomó algunos segundos antes de poder controlar su respiración.

Sintiéndose como si fuera capaz de hablar sin jadear, se sentó con la espalda recta.

Examinó los ojos de Takan.

—Puedo sentirte por el vínculo.

—Tú estás dentro de mí también.


Ella contuvo un aliento fuerte, cuando un torrente de emociones que no eran suyas
inundó la conexión. Estaba lleno del amor que Takan tenía por ella. No tuvo que decir
las palabras, porque estaban allí para que ella las sintiera en cambio. Ella no pensó, sólo
envió todo lo que sentía de vuelta por el vínculo de compañeros.

El capturó su boca en un exigente beso, hasta que su respiración se entrecortó de nuevo.

—Me amas —Dijo con voz ronca—. No estaba seguro de cual sería tu reacción cuando
te enteraras de quién es mi padre.

Ella pasó su pulgar por el labio inferior.

—Y tú me amas. Mis sentimientos por ti no cambian ni un pedazo. Todavía eres el


mismo hombre que conocí. Tener la verdad fuera no te cambia lo que eres por dentro.
Puedes ser hijo de un Dios, pero todo lo que yo veo es al hombre del que me enamoré.

La besó de nuevo, esta vez llevándola a la cama bajo él. Su polla se endureció mientras
succionaba su lengua en su boca. El roce afilado de sus colmillos tenía la excitación
corriendo por ella.

A través de su vínculo, sintió todo lo que Takan hizo, su necesidad de tomarla, para que
se corriera mientras que él mismo se hundía profundamente. Ella envolvió sus piernas
alrededor de su cintura y se levantó para encontrar sus golpes cuando él bombeó entre
sus muslos. Se movió dentro y fuera. Su placer combinado barrió por ella, acelerando
un orgasmo que salió a su encuentro. Ella gritó el nombre de Takan entre gemidos, su
coño rítmicamente ordeñándolo durante su propia liberación.

No queriendo moverse, Falon lo rodeó con sus brazos y lo estrechó cerca, mientras sus
ojos se cerraban lentamente.
Más tarde esa noche, Falon se encontró en medio de una lección de cómo destellar de
un sitio a otro. Takan y ella estaban dentro de sus cuartos, desnudos. Sin embargo,
tendrían que dejar la cama. Había perdido la cuenta de cuántas veces habían hecho el
amor, pero no se cansaba de Takan. Sólo tenía que mirarla, y su excitación inundaba el
vínculo, y ella estaba en él. No es que se quejara.

Ahora él había decidido que era el momento de aprender a transportarse. Comenzaría


con un pequeño intento, nada complicado. Quería que se dirigiera al cuarto de baño. Si
lo conseguía su recompensa era él, en la ducha, dejándole hacer lo que quisiera con su
cuerpo. Era bastante incentivo para que intentara hacerlo perfectamente bien a la
primera.

—No es difícil —Dijo Takan—. Sólo concéntrate en dónde quieres ir.

Ella asintió con la cabeza y lo vio salir de la cama. Entró en el cuarto de baño y cerró la
puerta detrás de él. Tomó una respiración profunda. Podía hacerlo. Los otros guerreros
habían logrado aprender como destellar. Sólo tenía que concentrarse como había dicho
Takan. Cerró los ojos, frunciendo el ceño, concentrándose con todas sus fuerzas a
donde quería ir. No pasó nada.

Oyó el sonido de la risa de Takan en su cabeza. Lo intentas con demasiado fuerza, amor, le
dijo telepáticamente. Relájate.

Eso es fácil para ti decirlo. Lo has hecho al menos un millón de veces, le contestó de la misma
manera.
¿Y qué tal esto? Piensa en la ducha abierta, en el vapor llenando el cuarto de baño.

Falon subió la imagen mental que Takan había creado para ella, pero dio un paso más
allá. Imaginó el cuarto lleno de vapor, la ducha corriendo por su cuerpo desnudo, que
estaba de pie bajo el chorro caliente. Tenía su cabeza inclinada, mientras mojaba su
pelo, alisándolo hacia atrás. Las gotas caían por su pecho, por su paquete de seis
abdominales y por su polla. Una gota quedó en la misma punta. Ella bajaría a sus
rodillas y…

Se movió y abrió sus ojos cuando el agua caliente golpeó su piel. Lo había hecho.
Estaba en la ducha. Takan estaba de pie delante de ella, sus ojos dilatados con la
excitación. Falon miró hacia abajo y vio que su polla estaba totalmente erecta.

—Termina con ese último pensamiento —Dijo con una voz profunda, y ronca.

— ¿Cómo lo sabes? —Ella no lo había enviado a lo largo de su vínculo.

—Lo proyectaste directamente dentro de mi cabeza. Es parte de la capacidad que


usamos para limpiar los recuerdos de los mortales, o plantarles idea. Lo que estabas a
punto de hacer, termínalo.

Ella lamió sus labios.

— ¿Por qué no te lo muestro a cambio?

Manteniendo su mirada fija en la de Takan, se bajó sobre sus rodillas en el piso de la


ducha. Agarró su polla por la base y usó la punta de su lengua para lamer una gota de
agua que estaba pegada allí, justo igual a sus pensamientos. Su mirada ardiente cayó en
la suya.

Ella lo miró y arrastró el dorso de su lengua por de la base hasta la punta. En la cabeza,
la arremolinó alrededor, prestando una atención suplementaria al sensible punto bajo
ella. No antes de que le sorbiera dentro de su boca, ella arrancó su mirada de la suya.

Con sus ojos cerrados para concentrarse mejor en todas las sensaciones, las suyas y las
de él, que surgían a través de ella, le chupó la polla, cuidadosamente para no herirle con
sus colmillos. Se puso aún más dura. Ella lo deslizó dentro y fuera, disfrutando del
sonido de sus ásperos gemidos.

—Suficiente —Jadeó Takan—. Quiero estar dentro de ti cuando me corra.

Falon sintió por su vínculo lo cerca que estaba. Liberó su polla y se puso de pie. Estaba
más que lista para unir su cuerpo al suyo. Él la levantó en sus brazos. Cuando ella puso
sus piernas alrededor de su cintura, se metió dentro de ella hasta la empuñadura de un
solo empuje. Se giró hacia la pared y apoyó la espalda de ella allí. Con ella fijada en el
lugar, él empujó con golpes duros y rápidos.

Ninguno de los dos iba a durar mucho tiempo. Takan se aseguró de ello cuando se
inclinó y hundió sus colmillos en la parte superior de uno de sus pechos. Con el placer
rebotando entre ellos por el vínculo de compañeros, Falon se sorprendió porque esto no
hubiera freído su cerebro.

Una vez que sus corazones latieron en sus pechos a un ritmo más lento, Takan la bajó.
Descansó su frente contra la suya.

—A este ritmo, vas a hacerme sentir mis tres mil años de edad.

Ella se echó a reír.

—Al menos tú no serás el que camines de una forma extraña mañana.

—Tengo que dormir y comer, en ese orden —Dijo.

— ¿Y qué hay de la mudanza de mis cosas desde mi casa? Él alcanzó una botella de
champú.

—Eso puede esperar hasta mañana.

—No tengo ninguna ropa limpia.

—Te dejaré llevar una de mis camisas, no tengo la intención de dejarte durante el
tiempo suficiente fuera de la cama, para que necesites ropa.
La metió bajo el agua, y luego comenzó a lavarle el pelo con el champú.

—Tienes razón —Dijo—.. Eso puede esperar hasta mañana.

Seguro que habían utilizado


do toda el agua caliente de la sede, Falon se metió en la cama
junto a Takan después de terminar su ducha. Dormirían, comerían, y luego
comenzarían de nuevo.

Falon levantó su espada, apenas llegando a bloquear el siguiente golpe que llegó. El
sonido rebotó en las paredes de la parte antigua del almacén, aquella que los guerreros
solían utilizar para entrenarse. Ella soltó su espada e hizo un movimiento propio. Una
sonrisa de satisfacción apareció en su boca cuando Denger tuvo que actuar rápidamente
para
ara subir su propia espada para pararlo.

Desde que se convirtió en uno de los Elegidos de Ra, dos días antes, Falon se encontró
siendo mucho más rápida y más fuerte de lo que solía ser. Antes, no habría habido una
manera en el infierno que pudiera haber ssido
ido capaz de entrenarse con Denger, y ser
capaz de mantener la posición. El hombre era una fuerza letal para tenerlo en cuanta.

Denger dio un paso atrás y levantó la mano.

—Tomemos un respiro.
Ella asintió con la cabeza, y luego se giró hacia su compañero cuando se acercó a ella.
Habían sido prácticamente inseparables desde que se habían convertido en compañeros
verdaderos. La noche antes había sido su primera noche cazando como uno de los
Elegidos, pero Takan la había acompañado. Todavía aprendiendo la esencia de sus
habilidades, todavía no estaba lista para hacerlo sola aún.

—Joder, Denger —Dijo Takan—. ¿Tienes que ser tan duro con Falon?

—Sí. Por eso tú no estás entrenando con ella y lo estoy haciendo yo. Siendo como es tu
compañera, tú te contendrías. Ella es una Elegida de Ra, una guerrera, no puede
permitirse el lujo de tenerte babeando sobre ella.

—Esto está bien, Takan —Le aseguró—. Puedo manejarlo. No soy tan frágil como solía
ser. Y si tengo dolores, sólo estaré un rato al sol y desaparecerán. Soy como tú ahora,
¿recuerdas?

La besó en la mejilla.

—Lo sé, pero es difícil, tengo que luchar contra mis instintos de protección. Tú eres mi
compañera, se supone que tengo que mantenerte segura.

—Lo haces. Me estás enseñando todas las cosas de los Elegidos de Ra.

—Creo que es bastante entrenamiento por hoy —Dijo Denger—. Blythe tendrá
probablemente pronto la cena lista, y necesito ducharme antes de ir a comer.

Tan sudada como el otro guerrero, Falon estuvo de acuerdo.

—Yo también la necesito. Gracias por entrenarte conmigo.

—Lo hiciste bien.

Denger cruzó el viejo espacio del almacén y salió por la puerta que lo unía con el resto
de la sede. Falon se giró a Takan.

—Voy a ducharme, sola.


Él le echó una sonrisa torcida.

— ¿Estás segura que no me necesitas para lavarte la espalda, o la parte frontal mientras
que estoy en ello?

—Si yo te dejara, llegaríamos tarde a cenar. Y con Denger haciéndome trabajar duro
hoy, tengo que comer.

Takan tomó la espada de ella y unió sus manos juntas, mientras la dirigía a la puerta.

— ¿Has logrado encontrar tiempo para hablar con tus padres?

—Sí. Justo antes del almuerzo cuando estabas lejos hablando con el tuyo.

Ahora que todo el mundo sabía la verdad, Ra se había acostumbrado a pasar mucho
más tiempo en la sede durante el día. Por la noche, todavía tenía que viajar al
inframundo para luchar contra Apep, pero cuando rompía el día, se presentaba. Blythe
estaba muy emocionada. Aunque Takan no lo hubiera dicho, Falon sabía que no se
oponía a tener a su padre alrededor. Por su vínculo, había sentido como lentamente se
permitía sentirse a sí mismo más cercano a Ra. Esto llevaría tiempo, ya que había
tratado de mantenerse a distancia del Dios del sol, durante mucho tiempo, pero
llegarían allí. Y parecía que Ra hacía todo lo que podía para ayudarle. Había ayudado
incluso con la mudanza de sus cosas a la sede.

—Bueno —Dijo Takan—. ¿Qué te dijeron cuando les contaste que te habías mudado
conmigo?

—Están un poco sorprendidos. Pero cuando les dije lo bueno que eras y que no podía
imaginarme con nadie más, pareció que lo aceptaron. En cuanto a la casa, creo que ha
funcionado a la perfección. Mi hermana mayor, Cacey, se acaba de enterar que está
embarazada de su primer hijo. Ella y su marido han estado casados sólo un año, y no
han podido ahorrar lo suficiente para poder comprarse una casa por sí mismos. Así que
mi padre les ofrecerá el bungaló hasta que puedan permitirse el lujo de una propia. Mi
madre odiaba la idea, de vivir en un piso con un bebé.

—Supongo que tus padres querrán conocerme.


Al llegar a sus cuartos, Falon abrió la puerta y entró.

—Por supuesto que lo quieren. Mi padre querrá revisarte para asegurarse que eres lo
suficientemente bueno para su niña.

Takan hizo una mueca.

—No pienso con mucha ilusión en la idea de reunirme con tus padres —Se puso serio
—. Sabes que no puedo decirles nada sobre nuestro mundo.

Ella asintió con la cabeza.

—Lo sé. Tendré que acordarme de no sonreír demasiado ampliamente a su alrededor.

— ¿Me odias por tener que renunciar a ellos?

Falon se dio la vuelta y puso sus brazos alrededor de su cuello.

—No diré que no resultará difícil, pero nunca te odiaré por eso. Esperemos que para
entonces tengamos una familia propia para compensar que tenga que alejarme de ellos.

Takan palideció ligeramente.

—No he pensado ni siquiera en bebés.

Ella se echó a reír.

—Pasará finalmente, sobre todo ya que no puedes mantener tus manos alejadas de mí.
Pero no te preocupes, no estoy lista aún para eso. Quiero que Mot y sus no muertos
hayan sido exterminados antes de traer una nueva vida al mundo.

— ¿Y si eso toma mucho más tiempo del que piensas?

—Puedo esperar.

Él le dio una palmada en el culo.


—Puede
Puede que suene un poco egoísta, pero me alegro. Eso significa que puedo guardarte
toda para mí.

Ella suavemente le mordió en la barbilla.

—Tomaré una ducha.

—Te esperaré aquí fuera.

Falon se dirigió al cuarto de baño. Sintió que los ojos de Takan la siguieron todo el
camino.

Vestida totalmente de negro como su compañero, Falon caminaba junto a Takan


cuando comenzaron el recorrido de la parte de la ciudad que le habían asignado. Esta
noche, él había decidido que sería una para perseguir a cualquier no muerto con el cual
se encontraran, usando el hormigueo sobre ssu u piel que causaba su proximidad. La
noche antes, no habían encontrado ni uno, lo cual a veces sucedía.

En el barrio comercial, las calles estaban bastante vacías por la noche. Habían estado
cazando durante tres horas, y no habían tenido suerte aún. Pero la noche era joven
todavía. Llegando a un callejón entre dos edificios altos de oficinas, Falon de repente se
paró. Su piel no hormigueó como Takan le había descrito que sucedería. En cambio,
ella casi sintió como si supiera donde estaba el no muerto. Pare
Parecía
cía que tiraba de ella,
dirigiéndola exactamente a donde tenía que ir.
Se apresuró a entrar en el callejón, tirando de su espada fuera de su vaina mientras
seguía. Takan fue detrás de ella.

— ¿Has visto algo? —Preguntó él—. Mi piel no ha hormigueado, por lo que no puede
ser un no muerto.

Falon alcanzó el final del callejón, donde este se abría a otra calle. Se paró y miró
alrededor, buscando entre las sombras con su excelente visión nocturna permitiendo
registrarlas. Nada. Ningún no muerto, nada en absoluto.

—No entiendo —Le dijo a Takan que se había detenido detrás de ella—. Sentí a un no
muerto.

— ¿Estás segura? ¿Todavía hormiguea tu piel? Yo no siento nada.

—No es una sensación de hormigueo. Es algo más. En el otro extremo del callejón, de
repente “sentí” que un no muerto estaría aquí. Como si tiraran de mí hacia él.

La ceja de Takan se elevó. Ahora ya no llevaba su pelo delante de su cara, y Falon


podía verlo fácilmente.

—Por el modo que lo has descrito, casi suena como si hubieras tenido una visión.

Ella sacudió la cabeza.

—No es realmente tanto una visión como saberlo. No recibí ninguna imagen mental
que tirara de mí.

Takan abrió la boca para decir algo, pero la cerró cuando un no muerto apareció en la
entrada del callejón, arrastrando a un hombre que luchaba tras de él. La criatura siseó
cuando los vio.

Falon no pensó, reaccionó. Era la más cercana, y con su espada fuera de su vaina, la
balanceó y cortó a la criatura a través de las costillas. Silbó mientras se sacudía y dejaba
a un lado al mortal. Al instante se descompuso, dejando el hedor colgando en el aire.
Takan agarró al mortal que había aterrizado en el suelo después que el no muerto lo
hubiera liberado. Una vez de pie, el humano comenzó a balbucear histéricamente.
Takan lo obligó a mirarle a los ojos, y luego le dijo:

—Cálmate —Al instante se calló. Su compañero se volvió hacia ella mientras no soltó al
hombre—. Sus recuerdos tienen que ser borrados. Quiero que lo hagas.

Ella asintió con la cabeza y caminó directamente al mortal.

—Mírame a los ojos —Le dijo. Una vez que le obedeció, se centró en él. Fue más fácil
de lo que pensó que sería, se encontró mirando entre sus recuerdos. Vio como el no
muerto aparentemente había aparecido de la nada, había saltado ante él y le había
arrastrado al callejón. Comenzó a limpiar esos recuerdos, y de paso los de ella y Takan.

—Asegúrate de dejar plantada la idea de que no nos ve y que siga su camino después de
que hayas terminado —Le recordó Takan.

Falon hizo un gesto breve, luego terminó de limpiar al mortal. Cuando se retiró de su
mente, miró con expresión perdida a Takan y a ella antes de girarse y salir del callejón.
Antes, no le había gustado la idea de que alguien jugara con los recuerdos de otras
personas, pero en esta situación pensó que sería una bendición. El mortal que habían
salvado no se despertaría por la noche con pesadillas como las que había tenido ella
después de su ataque del no muerto. No tendría que cargar con el trauma de saber de
repente que existen cosas realmente en la noche.

Se volvió hacia Takan para encontrarle mirándola con atención.

— ¿Qué?

— ¿Te ha pasado alguna vez eso antes?

— ¿Quieres decir saber algo que iba a pasar antes de que sucediera?

—Sí.

—En realidad no. A menos que tú llames saber a cuando sonará el teléfono, o una
determinada canción lo hará en la radio unos segundos antes de pensar en la misma.
—Algunas personas dirían que eso significaba que tú tenías un poco de “vista”. Y

después de lo que acaba de suceder aquí, tengo que estar de acuerdo. Pienso que Ra
haciéndote una de sus Elegidos, debe haber aumentado algo de lo que ya tenías.

¿Ha habido algo más que hayas “visto” antes de que ocurriera desde que mi padre te
cambió?

—No —Dijo lentamente mientras trataba de recordar cualquier otro incidente—. ¡No!,
Sólo esta vez. Tal vez solo pueda hacer esto con los no muertos.

—Entonces vamos a probarlo, y ver si puedes encontrar a otro.

Dejaron el callejón y siguieron caminando. Diez minutos más tarde, el mismo “saber”
que un no muerto estaba cerca le llegó, tirando de ella a la posición exacta donde
tendría que interceptarlo. Esta vez la criatura no había tenido la posibilidad de encontrar
a una víctima.

—Bueno, seré condenado —Dijo Takan, después de que acabaran con el no muerto—.
Es por eso por lo que eres la clave. Sabes dónde encontrar a un no muerto incluso antes
de que aparezca. Mi visión no me había mostrado porque serías tan importante.

— ¿Entonces por qué no hizo esta habilidad mía, recién descubierta, nada para
ayudarnos anoche, cuando no encontramos ningún no muerto?

Takan se encogió de hombros.

—Tal vez tienes que estar a una cierta distancia para que funcione. Todo lo que sé es
que podemos usarlo para darnos una ventaja.

Falon sonrió.

—Creo que esto me convierte en algo especial.

Él se rio entre dientes y puso sus brazos a su alrededor.


—Siempre
Siempre pensé que lo eras. ¿Por qué no te pones en contacto con Mehen y le dices que
tenemos que encontrarnos con él y los demás al final de la noche? Tendrán que saber lo
que puedes hacer.

Falon se limitó a hacerlo, luego se puso a caminar con Takan después de que la dejó ir
con un beso rápido. Ahora, sabiendo lo que podía hacer, estaba ansiosa por ver
exactamente lo que podía conseguir.

Takan vio la mirada de los rostros de los demás hermanos de armas, cuando Falon les
habló de su nueva habilidad. Todos estaban en la sala de reuniones, sentados ante la
gran mesa. Después de que su compañera terminara de hablar, los otros guerreros
rompieron en grandes sonrisas ya que se dieron ccuenta
uenta de lo que podía estar destinada a
hacer Falon en su guerra contra Mot y los no muertos.

— ¿Me pregunto si ella podría hacer lo mismo con Mot? —Preguntó


Preguntó Set—.
Set Si puede, tal
vez seríamos capaces de encontrar su refugio.

—Eso,
Eso, si su capacidad funciona con las protecciones de Apep —Dijo
Dijo Mehen—.
Mehen Desde
hace tiempo hemos descubierto que el Dios demonio ha protegido la guarida de Mot de
igual manera que Ra ha protegido nuestra sede central.

Kysen negó con la cabeza.


—Puede ser así, pero Apep no sabe nada de Falon todavía. No podría haber protegido a
Mot contra su habilidad.

— ¿Quién puede decir lo que Apep sabe o no? —Contestó Mehen—. Es sólo cuestión
de tiempo. Sus poderes son muy similares a los de Ra.

Takan habló después.

—Apep podría saber que Falon es especial de alguna manera, pero dudo que sepa
exactamente el porqué. Mi visión nunca me mostró eso, y no creo que a mi padre
tampoco. Ra sólo sabía que Falon no podía seguir siendo mortal, y que tenía que ser
una de sus Elegidos.

—Entonces tenemos que actuar sobre esto tan pronto como podamos —Intervino
Akori—. Ahora mismo, tenemos el factor sorpresa. En vez de concentrarnos sólo en los
no muertos, cazaremos a Mot.

— ¿Cómo? —Preguntó Takan—. Falon es sólo una persona, y no puede patrullar toda
la ciudad en una noche a pie. Aun si ella destellara a diferentes distritos, habría una
buena posibilidad de que no encontráramos a Mot.

Mehen asintió con la cabeza.

—Mot es un hijo de puta difícil de encontrar. Pero tengo la sensación de que va a salir
más de lo que lo ha hecho en el pasado. Tiene que reconstruir su ejército de guerreros
no muertos de nueva generación. Si hubiera tenido más de seis la última vez que nos
enfrentamos, los habría llevado con él. Si sólo supiéramos dónde obtiene a sus hombres
mortales grandes que usa para convertirlos en sus guerreros.

Falon se aclaró la garganta.

—Eso es fácil, en un gimnasio. Takan me dijo que todos esos guerreros de la nueva
generación se parecen. Vosotros sois tipos de la vieja escuela, fortaleciendo vuestros
músculos con el entrenamiento con la espada durante años. Mot está usando a
mortales. Los quiere encontrar grandes, el tipo de hombre culturista, así que los buscará
en gimnasios.
—Joder —Dijo Denger—. Nunca habría pensado en eso.

—Puedes conocer todas las modernidades —Siguió ella—, pero apuesto a que ninguno
de vosotros ha puesto un pie dentro de un gimnasio antes.

Takan negó con la cabeza. Falon estaba en lo cierto. Ninguno de ellos había ido a un
gimnasio para hacer ejercicio. No lo necesitaban cuando tenían el resto del viejo
almacén para entrenarse. Y la mayoría de esto consistía en la práctica con sus espadas.
Era el modo en que siempre lo habían hecho desde el antiguo Egipto.

—Bueno —Dijo Mehen—, añadir sangre nueva a nuestras filas ha dado resultado
—Concentró su atención en Falon y Takan—. Mañana por la noche, quiero que
vosotros dos vayáis a cada gimnasio de Phoenix. Deberían estar abiertos hasta tarde.

—Hay un par que abren las veinticuatro horas al día —Añadió Falon.

—Ir primero a esos entonces. Si Mot está reconstruyendo un nuevo ejército, podríamos
terminar teniendo suerte. Es casi el amanecer. Descansemos un poco, y luego durante el
día, obtendremos un plan de ataque para seguir.

Los demás asintieron antes de levantarse de la mesa. Takan cogió la mano de Falon, y
la ayudó a ponerse de pie. En silencio caminaron a sus cuartos. Sintió su cansancio por
el vínculo de compañeros. Una vez dentro, guardó las espadas en su sitito y las
chaquetas en el armario, mientras Falon se preparaba para acostarse.

Cuando terminó, se unió a ella. Estaba sentada en la cama esperándole. Él se quitó la


camisa, mientras Falon le preguntaba.

—Entonces, ¿qué piensas sobre el nuevo plan?

—Creo que es bueno. Si encuentras a Mot, tendremos que ir con cuidado a su


alrededor. Será más difícil de matar que un no muerto habitual. Es un demonio, de
manera que el bronce no le afecta de la misma manera.

— ¿Estás preocupado de que salga herida? Se sentó en la cama junto a ella.


—Por supuesto que lo estoy. Nunca te has enfrentado a Mot antes. Y una vez que te vea
y se dé cuenta que eres una de los Elegidos de Ra, irá directamente a Apep con la
información.

—Si logra escapar.

—Lo que es más probable que suceda que lo contrario. Tiene la capacidad de destellar.
Una vez que lo haga, no tenemos modo de seguirlo. Nunca.

—Entonces, tendremos que asegurarnos que le sometamos antes de que él pueda


destellar lejos.

—Es más fácil decirlo que hacerlo —Takan acarició la mejilla de Falon—. Sólo
tendremos una oportunidad en esto. Una vez que descubra que lo estamos cazando, el
se esconderá.

Ella se inclinó y rozó sus labios contra los suyos.

—Tenemos que pensar en positivo. Ahora a la cama. Estoy agotada.

Takan salió de sus pantalones, y se metió en la cama junto a Falon. La atrajo hacia sí y
cerró los ojos. Harían sus planes, y esperaba que todo saliera bien al final.
— ¿Qué piensas?

Takan alzó la vista del listín telefónico de empresas que leía detenidamente para buscar
los gimnasios de la ciudad. Falon y él se sentaban en la mesa de la sala de reuniones
haciendo una lista para llevar con ellos esta noche. Se encontró con la mirada de su
padre, y luego miró hacia abajo. Ra había renunciado a la larga falda blanca plisada y
ahora llevaba un par de vaqueros negros ceñidos y una camiseta negra. Lo único de su
viejo atuendo que conservaba eran los brazaletes de oro que tenían el Ojo del Ra en el
centró sobre cada uno de sus bíceps.

— ¿Por qué el cambio de ropa? —Preguntó Takan.

—Pensé que era hora de ponerme con los tiempos, como mis guerreros han hecho.

—Tengo que decirte que te ves muy guapo —Dijo Falon.

Ra asintió con la cabeza en su dirección.

—Gracias, aunque no estoy seguro que Takan esté muy de acuerdo.

Él soltó un bufido.

—Lo siento, pero no voy a decirte lo guapo que estás.

— ¿Por lo menos piensas que encajaré ahora? Takan entrecerró los ojos.
—Sí, y la gran pregunta es, ¿Por qué estás preocupado por eso?

—He decidido pasar más tiempo en el reino de los mortales. Mis dos hijos viven aquí, y
quiero llegar a formar parte más activa de sus vidas. No podía hacerlo hasta que
revelaras tu secreto. No quería hacer las cosas más incómodas entre nosotros de lo que
ya lo eran.

— ¿Entonces vas a recuperar el tiempo perdido? Ra sonrió.

—Por supuesto.

— ¿No tienes deberes de los que ocuparte en el otro reino?

—Tengo todo controlado. ¿Qué estáis haciendo?

—Buscando todos los gimnasios locales —Dijo Takan—. Averiguamos algo sobre
Falon anoche. Tiene una habilidad que el resto de nosotros no tenemos. ¿Lo sabías?

Su padre frunció el ceño.

—No, no lo hacía. ¿Cuál es?

Con un codazo a Takan, ella dijo:

—Parece como si yo tuviera un poquito de visión. Cuando estoy buscando no muertos,


sé de repente donde estará, antes de que llegue allí. Casi como si fuera arrastrada a ese
punto.

—Era algo que no esperaba —Dijo Ra—. Lo usarás para ver si puedes encontrar a Mot
de la misma manera.

Takan no se molestó ni incluso en preguntar cómo lo sabría su padre. El ser un Dios lo


decía todo.

—Cierto. Mot tiene que reconstruir su ejército de guerreros no muertos, y ya que está
cogiendo un determinado tipo concreto de humanos, Falon fue la que sugirió que
miráramos por los gimnasios, donde estos hombres pueden ser encontrados.
—Una
Una idea excelente, y una que si da resultado, nos pondrá más adelante para quitar a
Apep su punto de apoyo en el mundo mortal. Os dejaré a los dos trabajar, e iré a buscar
a Blythe para ver qué piensa de mi aspecto más moderno.

Después de que Ra se fuera, Falon se rió.

— ¿Qué encuentras
entras tan gracioso? —Le preguntó él.

—Pensaba
Pensaba que tu padre y tú os parecéis tanto ahora con él vistiendo como tú, que
debería asegurarme que tengo el hombre correcto antes de que le agarre del trasero. No
me gustaría poner mis manos en Ra.

Takan agarró la silla de Falon y tiró de ella más cerca y la besó hasta que ella se inclinó
hacia él. Una vez que él levantó la cabeza, dijo.

—Sólo
Sólo acuérdate de buscar los brazaletes.

—Lo recordaré —Falon


Falon se levantó y se sentó en su regazo
regazo—.. Creo que es hora de un
descanso —Escuchó
Escuchó que la cerradura de la puerta se movía para encerrarlos
encerrarlos—. Y sé con
quiero gastarlo.

Pronto, Takan se olvidó de Ra y su nuevo cambio de imagen, cuando su compañera le


besó vorazmente, mostrando exactamente lo que quiso que él le hiciera a través de su
vínculo de compañeros.
El primer gimnasio abierto las veinticuatro horas al que fueron, resultó ser un fracaso.
El lugar ya no correspondía a ese negocio. Tuvo que ser algo reciente, ya que todavía
aparecía en la guía telefónica. Takan y ella decidieron ir a los otros dos gimnasios que
estaban en el mima área, antes de ir a los otros que permanecían abiertos todo el día.
No consiguieron nada.

Perdiendo el tiempo fuera, en el estacionamiento de otro gimnasio, miraron a la gente ir


y venir. Falon comprendió porque el otro lugar se había ido a pique. Este gimnasio era
del doble de tamaño y tenía bastantes miembros.

— ¿Sientes algo? —Preguntó Takan.

—Todavía no. Démosle unos minutos. Podría ser que Mot no hubiera llegado cerca.

—Le daremos media hora, y luego iremos al siguiente sitio.

Un coche aparcó y dos tipos del tamaño correcto para ponerlos en el radar de Mot
salieron. A pesar de que no estaban cerca, Falon los oyó decir cómo algunos miembros
habían desaparecido, y como la policía había estado entrevistando a otros miembros.

Falon se giró a Takan.

—Creo que acabamos de lograr el gordo.

—Pienso que tienes razón. Advertiré a los demás que estén listos, para cuando los
llame, mientras sigues buscando.

Ella mantuvo su mirada en los dos hombres cuando se dirigieron a la entrada del
gimnasio. Estaban a mitad de camino cuando tuvo la familiar sensación de lo que
pasaría después. Echó a correr para cerrar la distancia entre ella y los hombres. Falon
oyó que Takan gritaba su nombre, pero no se detuvo.

Casi estaba sobre ellos, cuando un hombre rubio apareció de repente detrás de los dos
humanos. Cuando comenzó a alcanzarlos, Falon gritó:

—Mot.
El demonio se volvió para mirarla. Falon clavó su mirada en la suya y sintió que algo
hacia clic entre ellos, casi como si una cuerda invisible los uniera. El soltó un silbido
fuerte mientras que otros guerreros aparecían a ambos lados de ella. Antes de que
pudiera alcanzarle, Mot se destelló lejos.

— ¿Qué demonios fue eso? —Dijo uno de los mortales.

Akori caminó hasta ellos, y después de unos segundos, se fueron al gimnasio.

—Me ocupé de ellos.

—Maldita sea —Dijo Set—. Estuvimos muy cerca.

Falon sacudió su cabeza.

—Le tengo.

— ¿Qué quieres decir? —Le preguntó Takan.

—Todavía tengo una conexión con Mot. Examiné sus ojos y algo hizo clic entre
nosotros. Puedo sentir que eso me tira hacia donde él fue.

—Diríjame allí.

—No —Dijo Mehen—. No podemos ir de uno en uno. Tenemos que estar allí a la vez.
Falon, ¿puedes señalar una posición?

Ella negó con la cabeza.

—No como en un mapa. Sólo sé dónde ir. ¿Y si nos agarramos los unos a los otros y
nos dirijo allí?

Takan negó con la cabeza.

—Sería demasiado extenuante para ti. Estarías demasiado débil para luchar. Pero
tengo una idea. Ya que es un “sentimiento” que tienes sobre a dónde tienes que ir,
puedes enviarlo por nuestro vínculo de compañeros. Yo debería ser capaz de seguirte de
esta manera. Así puedo tomar a la mitad de los guerreros y tú a los demás.

Falon asintió con la cabeza.

—Vamos a ello —Empujó la sensación de la cuerda invisible que tenía con Mot hacia
Takan—. ¿Lo sientes?

—Sí. Es casi como si alguien tirara de mí.

—Exactamente.

Para estar fuera de la vista de cualquier mortal, se metieron en la parte trasera del
edificio, y entre las profundas sombras. Decidieron quién iría con quién, luego con una
señal de la cabeza a Takan para asegurarse que todavía lo notaba, ella se dirigió a sí
misma, Set y Denger a dondequiera que fuera que Mot había ido.

Takan y los demás aparecieron unos segundos más tarde. Mehen miró alrededor.

—Estamos en Four Peaks Mine, el mismo lugar donde Sek tenía su primer refugio.

—Tiene sentido que Mot estuviera en el mismo área —Luego Set dijo—. Pero todavía
no siento a ningún guerrero no muerto cerca.

Falon se acercó a la pared del acantilado directamente delante de ella.

—Está al otro lado de la pared de roca. Y no está sólo. Puedo sentir por lo menos a doce
muertos vivientes.

Mehen asintió con la cabeza.

—Está bien. Mot no nos esperará. Estoy seguro que los hechizos de Apep mantienen la
guarida escondida. Aunque no podamos estar seguros, supongamos que esos doce no
muertos sean guerreros de nueva generación. Todos los otros no muertos estarán
buscando víctimas. Takan, ocúpate en abrir la puerta de la guarida. El resto de vosotros,
prepararos tan pronto como lo haga. Falon, condúcenos ya que tú sabes dónde están.
Ella tomó una respiración profunda y desenvainó su espada al igual que los otros
guerreros hicieron. En su cabeza, ya sabía dónde tenía que ir una vez que violaran el
refugio de Mot. Takan fue sobre la pared vertical de roca y frunció el ceño,
concentrándose. Un minuto más tarde, lo que había parecido ser roca sólida se retiró
para formar una entrada.

Con la señal silenciosa de Mehen, corrieron al interior. Falon escuchó a los demás
directamente detrás de ella, cuando cogió un largo túnel, con piso de tierra. Se retorcía y
giraba. Al final, antes de que torciera a la izquierda, se abrió en una gran cámara. Aquí
era donde estaban los doce no muertos, y todos ellos eran de la nueva generación.
Como uno, se dieron la vuelta y corrieron hacia los Elegidos de Ra. Falon bloqueó un
ataque de uno que se colocó a su alcance.

Mot no estaba con sus guerreros no muertos, Falon lo sabía. La cuerda invisible seguía
intentando arrastrarla de la cámara. Manteniendo sus asuntos centrados en lo que tenía
entre manos, ella cortó y acuchilló. Si no fuera por sus días entrenando con Denger, no
pensaba que hubiera sido capaz de acabar con el guerrero no muerto que la atacó. A
diferencia de sus equivalentes más débiles a los que estaba acostumbrada, estos no
muertos tenían las habilidades de un experto espadachín. Usando su menor tamaño
como una ventaja, se retorció lejos y se metió bajo su brazo. Cortando hacia arriba, se
las arregló para hundirle la espada en su costado. Podrían haber sido más difíciles de
matar, pero todavía tenían una severa alergia al bronce.

Falon echó un vistazo alrededor del cuarto y vio que los otros guerreros tenían sus
manos llenas intentando acabar con el resto de los guerreros no muertos. Parecía que lo
tenían todo bajo control. Takan se movía con gracia mortal. Sabía que debería esperar a
los demás, antes de ir detrás de Mot, pero el tirón que sentían se hizo más y más difícil
de resistir. En cualquier momento el demonio se daría cuenta de su presencia y se
destellaría a sí mismo lejos.

No pudiéndolo ignorar por más tiempo, Falon salió de la cámara. Corrió a través de la
curva del túnel y se encontró en un callejón sin salida, que en realidad, no lo era, ya que
sentía a Mot justo detrás de la pared de roca. Puso sus manos sobre ella y se concentró
como Takan había hecho. Llevándole mucho más tiempo de lo que le habría llevado a
él, encontró un mecanismo que hizo que la pared de roca se abriera.
Lanzándose al interior, rápidamente escaneó la habitación, su mirada aterrizó en la
gran cama que había en el centro de la misma. Mot parecía estar estirado encima, como
si acabara de colapsar. Con pasos lentos y cuidadosos cruzó hacia la cama.

Cuando la alcanzó, Mot se sacudió, y golpeó su espalda con el brazo, agarrándola por el
cuello.

Falon luchó, pero él era más fuerte. Su mano se apretó, por lo que le era más difícil
hacer respiraciones profundas. La levantó hasta su cara. Sus ojos brillaban de color rojo.

— ¿Qué tenemos aquí? ¿Una compañera que pretende ser un guerrero? Cualquiera al
que perteneces, no es demasiado inteligente por dejarte vagar sola.

Luchando por cada respiración, mentalmente llamó a Takan. Un rugido de contestación


resonó en el túnel fuera de la cámara. La cabeza de Mot se sacudió en aquella dirección.
Iba a destellar lejos de nuevo, ella sencillamente lo sabía. Tenía que detenerle antes de
que él lo hiciera.

Usando la cuerda que todavía los unía, Falon mentalmente empezó a enrollarla
alrededor de Mot, envolviéndolo apretado y apagando su capacidad de destellar. Su
mirada se sacudió a ella, y pareció que su mano era retirada con fuerza de su garganta
mientras la cuerda se enrollaba fuertemente alrededor de la parte superior de sus brazos.

— ¿Qué me has hecho, perra? —Gritó Mot.

Tragando grandes tragos de aire, Falon oyó el sonido de pies que golpeaban corriendo
hacia la cámara. Unos segundos más tarde, el resto de los Elegidos de Ra irrumpieron
en el cuarto.

Takan corrió hacia ella.

— ¿Estás bien? Asintió con la cabeza.

—Estoy bien. Lo tengo —Revisó a Mot para verle luchar contra sus invisibles
restricciones—. Y no irá a ninguna parte.
Después de explicar lo que había hecho para retener a Mot, e impedirle destellar a los
otros guerreros, pasaron el resto de la noche acabando con los otros no muertos que
había dentro del refugio. Cuando el alba lentamente comenzó a acercarse, y el tiempo
en que los otros no muertos que habían estado alimentándose d dee los mortales llegaba
para que volvieran a esconderse durante el día, se pusieron ante el refugio, y acabaron
con ellos según aparecían, ya que ella era capaz de saber cuándo llegaría cada uno, no
fue demasiado difícil para los Elegidos terminar con ellos
ellos.

En cuanto a Mot, Mehen decidió dejarle a Ra decidir su destino. Sometido e incapaz de


escaparse, no era una amenaza en este momento. Después de buscar por el resto del
refugio, habían encontrado la cámara donde los símbolos de Apep habían sido tallados
en las paredes y suelo. Era la conexión que Mot tenía con su maestro, y por la que solía
enviar las almas que los no muertos regulares habían tomado cada noche. El Dios del
sol tendría que tratar con esto también.

Poco después del alba, Ra llegó. En vez d dee poner fin a la existencia de Mot, decidió
mandarlo de vuelta a su amo, a través de la misma cosa que había utilizado para
enviarle las almas. Justo antes de que el Dios del sol lo enviara, Falon quitó la cuerda
que los unía lejos. El bramido de dolor de Mot, llenó la cámara mientras que el brillo de
los símbolos parecía que se lo tragó entero. Un toque de manos de Ra y los símbolos de
Apep ennegrecieron, y la roca burbujeó como si hubieran sido fundidos.

El Dios del sol retrocedió.


—Se acabó. Apep ya no tiene nada en el reino de los mortales —Los guerreros dejaron
escapar un grito de triunfo—. Vuestro trabajo aún no ha terminado —Dijo Ra una vez
que su sonido se apagó—. Todavía hay no muertos por ahí, escondiéndose. Apep
podría haber perdido esto, pero estoy seguro que no dejará de tratar de ganar ventaja
otra vez.

—Los días de los no muertos están contados —Dijo Mehen—. Los Elegidos de Ra
estarán aquí, listos para proteger a los mortales de cualquier amenaza que pudiera
ocurrir.

Ra asintió con la cabeza.

—Como siempre será. Pero por el momento, es motivo de celebración. Estoy seguro de
que a Blythe no le importará cocinar un banquete —El Dios del sol desapareció.

Mehen gimió.

—Apuesto a que ha ido a la sede central para despertarla. Debería alcanzar a Ra. El
hecho de que él nunca duerma no significa que el resto de nosotros no lo hagamos.

Después que Mehen desapareciera, los demás hicieron lo mismo, dejando solos a Falon
y Takan de pie en la cámara. De repente, sintiendo las largas horas de la noche, ella
gustosamente entró entre sus brazos cuando él tiró de ella hacía sí. No quería nada más
que meterse en la cama junto con su compañero y dormir durante unos días.

Takan besó la parte superior de su cabeza.

—Estoy orgulloso de ti. Has sido capaz de hacer lo que ninguno de nosotros podría.

Ella se retiró para mirarle.

—No lo hice yo sola. ¿Cómo te sientes al respecto, con esto finalizando?

—No puedo creer que esto aún haya terminado. Hemos luchado esta guerra durante
tanto tiempo, que tendrá que pasar cierto tiempo para acostumbrarnos. Tendré más
tiempo libre en mis manos.
Falon se puso de puntillas y mordisqueó su barbilla.

—Estoy segura que podremos pensar en algo que hacer con todas esas horas libres.

Takan le dirigió una mirada caliente.

—Creo que tienes razón. ¿Y qué tal si tenemos una celebración propia?

—Si te levantas a favor de eso, yo también.

El meció sus caderas hacia ella, dejándola sentir su erección.

—Ah, me levanto por ello.

El sonido de la risa de Falon se hizo eco en la cámara de piedra antes de que su


compañero los dirigiera de vuelta a sus cuartos y la llevara la cama.
Ra estaba en un rincón de la cocina viendo a sus guerreros y compañeras celebrar con la
gran comida que su hija había preparado. Al contrario de lo que Mehen había pensado,
Blythe no tenía todo dispuesto en la cocina cuando entró en ella.

Posó su mirada en ella, y le sonrió cuando ella dijo algo que hizo reír a los demás.
Luego miró a su hijo. Takan tenía un brazo por encima de los hombros de Falon, y
despacio la alimentaba de su plato. Estos dos parecían más centrados en sí mismos que
en el resto de las personas de la habitación.

Ra suspiró. Viendo a sus guerreros y compañeras, sintió la soledad que había


comenzado a extender en él, crecer. Quería, desde que sus elegidos lo tenían, el amor de
una compañera. Desde que perdió el amor de la madre de Blythe, se había mantenido
alejado de las mujeres mortales. Ahora anhelaba tener una entre sus brazos.

Sacándose esos pensamientos sombríos, caminó hacia la mesa cuando Blythe le hizo un
gesto. Por ahora, se conformaría con lo que tenía, el cariño de una hija, y un hijo que
finalmente había comenzado a dejarle entrar en su vida. Pero una parte de él sabía que
buscaría a la única mujer que podría llamar su compañera.
01- Alma Hambrienta

Como uno de los guerreros elegidos de Ra, Mehen


debe proteger a los mortales de los no muertos que los
cazan. Dotado por el Dios del sol, Ra, Mehen nunca
ha tenido problemas con su tarea, hasta que salva a
una mujer de tres no muertos, y se encuentra en la
necesidad de salvarla. Algo sobre la mujer lo
conmueve, y es consumido por la necesidad no sólo
de su cuerpo, sino también de su sangre.

Blythe podría haber sido salvada por el hombre


misterioso, pero su reacción a la sensación de sus
brazos alrededor de ella y la forma en que sus ojos se
perdían en su cuello, no la hacían sentirse mucho más seguro. Cuando la lleva a su
cuartel general en contra de su voluntad, ella se encuentra siendo prisionera. Pero
cuando da rienda suelta a una pasión como ninguna que jamás hubiera conocido, ella se
dará cuenta que hará cualquier cosa por permanecer encarcelada.

Sin embargo, Blythe no es lo que parece. Mehen se encuentra en la pelea de su vida para
salvar a la mujer que ama del mal que anhela poseerla.
02- Compañero hambriento

Set es un guerrero elegido por el dios del sol Ra


para proteger a los mortales de los muertos
vivientes que los cazan.

Eso es lo que conoce. Desafortunadamente,


después de haber visto a su jefe, un compañero
guerrero, sucumbir a su pareja destinada, Set sabe
que también algún día va a sufrir el mismo destino.
Set no necesita, ni quiere, a una compañera. Está
muy bien por su cuenta, muchas gracias. Pero
cuando un volcán de mujer se adentra en su vida,
cuya única misión parece ser la de poner la rodilla en su ingle y escapar cada vez que
puede, se siente intrigado. Mucho.

Desiree puede haber codiciado a Set de lejos durante meses, pero eso no quiere decir
que vaya a ir de buena gana con el hombre gigante soltando un montón de basura sobre
la inmortalidad, un dios del antiguo Egipto y su destino como su compañero. No hay
duda de que le faltan un par de tornillos. Pero cuando se tocan, una pasión como ella
nunca ha conocido la consume. Tal vez no está tan loco después de todo...
03- Anhelo De Hambre

Denger es un cazador, pasando sus noches en las


calles de Phoenix, lucha contra los no-muertos que
amenazan a los ignorantes seres humanos a su
alrededor. Está en su sangre. Es lo que conoce.
Pero un nuevo conocimiento se ha afianzado. Al
igual que otros guerreros antes que él, debe buscar
otro tipo de presas diferente. Su compañera. Una
vez que la encuentra, nada le impide reclamar lo
que es suyo. Nada más que ella, claro.

Después de la muerte de su marido hace tres años,


Nyx se contenta con pasar sus noches en casa, envuelta en las novelas románticas de
vampiros que adora. Pero cuando choca literalmente con un hombre que podría haber
salido de las páginas de sus libros, comienza a pensar que vivir su vida amorosa a través
de los libros no puede ser el camino a seguir. Pero como en toda buena historia, hay un
giro en la trama. Una vez que descubre la verdadera naturaleza de Denger, debe decidir
si puede arriesgar su corazón y vivir una vida donde la verdad es más extraña que la
ficción.
04- Abrazando El Hambre

Akori no quiere tener nada que ver con ese


asunto de los compañeros. Algunos de sus
compañeros guerreros pueden haber sucumbido a
lo que Ra considera un destino ineludible, pero
Akori sabe mejor. Si puede evitar colocarse en
una situación en la que el destino puede ganar la
mano, va a estar bien. No hay problema. Sin
embargo, con lo que no cuenta es el destino
aparezca en la puerta de su casa.

Jordan no esperaba encontrar la ventaja añadida


más-caliente-que-el-infierno--hombre, mientras busca
sca localizaciones para las foto, pero
su ojo artístico sabe qué es el pecado en pantalones vaqueros y este chico aparenta ser.
Acostumbrado a tomar asiento detrás de sus modelos, para ella es una grata sorpresa
cuando Akori la mira con hambre en sus ojos.

Pero mientras las cosas se calientan, el peligro se enfoca y Jordan descubre que no sólo
debe aceptar Akori por lo que realmente es, sino también salvarlo de un destdestino peor
que la muerte.
05 - Encarnando El Hambre

A diferencia de sus compañeros guerreros, Kysen


ya encontró a su compañera - la mujer que agita su
sangre como ninguna otra. Pero había sido mortal
en aquel momento. Cuando ella murió, se
comprometió a no amar de nuevo. Temía el día en
que el decreto de Ra que todos sus guerreros
debían tener compañeras cayese sobre él. ¿Cómo
iba a pasar la eternidad con una mujer que nunca
podría amar? Pero cuando se tropieza con la viva
imagen de ella, se pregunta si su amada habría
regresado.

Cena está decepcionada con los hombres. Tal vez la lectura de demasiadas novelas
románticas lo han provocado, pero no existía el hombre a la altura de lo que había leído
... y soñado. Durante años, un hombre sin ros rostro
tro había entrado en sus sueños,
llenándolos de pasión. Una vez que se encuentra con un alto desconocido que se le
queda mirando con anhelo, sus sueños se hacen realidad. Ahora ella lo quiere en su
cama. Pero una vez que lo tiene allí su vida cambia para siempre. Sumergida en un
mundo peligroso que nunca supo que existía, debe engañar a la muerte en esta vida para
mantenerlo.
06 – Profetizando El Hambre

Takan ha ocultado que él tiene más de tres mil


años, pero el tiempo de mantener el secreto está
llegando a su fin. Él lo sabe, y lo más importante,
Ralo sabe. Para complicar las cosas, Takan ha
encontrado a su pareja. Y ella es más que felices
para siempre después del humeante sexo caliente.
Ella es la clave para que los Elegidos pongan fin a
la amenaza de Apep al reino de los mortales.
Lástima que Takan, y lo que es, la asusta a los
como los infiernos.

Falon perdió a su amor hace años por la


mordedura de un no-muerto y ha pasado sus
noches cazando a las criaturas desde entonces.
Cuando conoce a un hombre luchando su misma pelea, el alivio de la supera. No está
sola. Pero cuando lo besa y descubre sus colmillos, hace lo que cualquier chica guerrera
debe hacer, le apuñala.

Mientras ellos llegan a un acuerdo con su relación, Ra lanza una bomba que cambia a
Takan para siempre, y Falon descubre su verdadero destino. La pareja debe llegar a un
acuerdo con su nuevo comienzo, mientras que ponen fin a una antigua batalla.
Marisa Chenery - Los Elegidos De Ra VII

El Hambre De Ra
Traducción Original: El Club de las Excomulgadas

Mdf30y, Taratup y Zaphira, Laavic y Puchunga

Re-edición:
edición: The Aliens Books Lover

Desde The Aliens Books Lover queremos aclarar que la traducción pertenece al grupo El
Club de las Excomulgadas y no hemos rectificado ni una coma, frase o error, simplemente
hemos actualizado el diseño del libro, respetando en todo momento el trabajo de la autora
y del equipo de traducción, al cual le damos infinitas gracias por su trabajo.

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