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El uso de animales en experimentación ha ido en paralelo con el desarrollo de la

biomédica. Se define como animal de laboratorio a todo aquel ser vivo no humano,
vertebrado o invertebrado, usado para la experimentación y otros fines científicos
(Smith, 2007). Esto incluye la utilización de animales para estudiar biología, fisiología,
psicología, enfermedades, y para evaluar la seguridad y eficacia de productos y
tratamientos médicos. Cada año más de 115 millones de animales son sometidos a
experimentación con el supuesto fin de beneficiar a seres humanos (Paez, 2017). Las
muertes de animales durante experimentos de laboratorios son el 4,49% del total,
mientras que el 9,75% sufre consecuencias graves (Espinosa, 2022). Algunas de estas
prácticas que aplicadas en animales son infectarles con VIH, emplear sustancias
corrosivas en piel y ojos, obligarles a inhalar gases tóxicos, o extirparles parte del
cerebro. Desde sus inicios la experimentación animal tenía fines medicinales. Claude
Bernard, considerado como padre de la experimentación animal sugirió en 1865 que si
la medicina quería ser verdaderamente científica debía basarse en un trabajo minucioso
y controlado con animales de laboratorio (Salazar, 2018). Durante el Renacimiento, el
científico y filósofo francés René Descartes argumentó que los animales eran meras
máquinas y que no sentían dolor. Esta teoría permitió que los experimentos en animales
continuaran y aumentaran en número y complejidad. Durante esta época los médicos y
científicos europeos utilizaban animales en sus experimentos para entender mejor la
medicina y la fisiología humana (Garcia, 2020).

Sin embargo, la experimentación animal no solo se presenta con fines


medicinales, sino también existen diversos tipos como los mencionados a continuación:
la Biotecnología, principalmente utilizada para la producción de proteínas; la
Agroalimentaria, para el diseño de plantas y animales transgénicos; medio ambiente,
para el análisis y detección de contaminantes; y los cosméticos, para la producción de
productos de belleza (María, 2021). Gracias a todos estos tipos de experimentación
animal, se han podido desarrollar vacunas contra diversas enfermedades como el polio,
el papiloma virus humano (PVH), la tuberculosis y la meningitis. También, con el uso
de animales, se han podido crear aparatos inhaladores contra el asma (cada año mueren
200.000 personas debido a ataques de asma), la insulina, el tamoxifeno (ayuda a reducir
el cáncer de mama) y se puso eliminar la viruela (Universitas, 2014). Estos logros son
solo algunos de los muchos que existen gracias a la experimentación con animales. Así
mismo, según la SECAL (2018), los animales son necesarios para la investigación
biomédica y nos permite avanzar en el conocimiento del cuerpo humano de una manera
que no se puede conseguir mediante otro tipo de método.

Por ello, aunque la experimentación animal ha sido esencial para el avance de la ciencia
y ha permitido avances importantes en la medicina, también es objeto de controversia y
crítica. Este tema polémico ha generado opiniones diferentes sobre su viabilidad desde
una perspectiva epistemológica. En donde se cuestiona los resultados obtenidos de los
estudios y el uso de los animales como "modelos perfectos" para los seres humanos. La
experimentación animal cuenta con numerosos detractores, no solo en el marco de los
grupos de defensa animal, sino que existe también una gran disputa en la comunidad
científica que plantea la negatividad de la experimentación con animales basándose en
razones científicas de peso (Pardo, 2005).
Estas razones se sintetizan en una sola afirmación: los animales no son hombres y, por
tanto, los experimentos realizados sobre animales no son extrapolables al hombre.
Contrariamente a lo que pudiera parecer, quienes defienden esta postura son con
frecuencia los científicos con larga experiencia en experimentación animal, y no hablan
por teorizar, sino que desde la experiencia y con datos de publicaciones científicas
(Pardo, 2005). Inclusive, a pesar del fuerte rechazo de este método experimental estas
prácticas siguen llevándose a cabo, y está aumentado el uso de animales genéticamente
modificados (Vinardell, 2021). Si tenemos en cuenta que más del 90 por ciento de los
descubrimientos de ciencia básica a través de experimentos en animales fracasan en
tratamientos humanos y de los estudios en animales no pueden ser reproducidos, esto
hace que cuestionemos el motivo por el cual se siguen llevando a cabo estos
experimentos (PETA Latino, 2018).
Por ende, el problema a tratar en el ensayo es que la experimentación en animales no
es epistemológicamente viable. Partiendo de una investigación rigurosa de esta
problemática, planteamos dos argumentos que sustentan nuestra tesis. En primer lugar,
la experimentación animal es un método de investigación prescindible, ya que existen
otras soluciones modernas y eficaces para el testado de productos sin involucrar
animales. En segundo lugar, los resultados de un experimento aplicado a un animal, no
necesariamente tendrán los mismos resultados en un ser humano. A continuación,
vamos a profundizar en cada uno de estos.

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