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CAPITULO I LAS COSAS § 92. TERMINOLOGIA Y CONCEPTOS DE LAS COSAS. Y DEL PATRIMONIO I. Res, corpora y 1ura. La palabra latina res tiene tanta extension como la castellana “cosa”, aunque ésta no deriva de aquélla, sino de causa; sirve, pues, para denotar dinamicamente una variada gama de obje- tos y situaciones que se ofrecen a los sentidos y a Ja intelecci6n. En la acepcién que interesa en esta parte, sin embargo, res se aplica a cualquier objeto constituido por materia, sea bajo una forma natural, sea con la forma artificial que le dieron la mano del hombre y sus instrumentos. Como en el lenguaje antiguo lo que nosotros quere- mos decir con “materia” suele dlecirse con corpus (“cuerpo”, en oposi- cién a alma, espiritu y en general a todo lo que no cae bajo los sentidos), los juristas acostumbran reemplazar el muy general térmi- no res precisamente por corpus !. Con frecuencia se contraponen los corpora a los “derechos” (iura). Pero Gayo reemplaz6 esta licotomfa clasica por la de res corporales y res inconporales ®. Por “cosas corporales” Gayo entiende “aquellas que pueden ser tocadas” (quae tangi possunt), como un fundo, un esclavo, un taje, el oro, la plata y otras innume- rables; es decir, todo cuanto los juristas metropolitanos designan bajo la palabra corpus (= res). Por “cosas incorporales”, en cambio, “aquellas que no pueden ser tocadas, las cuales consisten por el derecho” (iure consistunt), como una herencia, un usufructo, las obli- gaciones contrafdas de cualquier modo y también las “servidumbres” (iura praediorum urbanorum et rusticorum); esto es, los iura de la juris prudencia tradicional. 1 Asi, por ejemplo, en D. 5.3.18.2; 8.5.4 prs 18.6.8.2; 21.243; 30.41 prs 37.1.3 rs 39.2.13.1; 39.3.8; 39.5.9 pr; 43.26.23; 44.2.7 pr; 50.16.22 2Gai, 212-14; D. 1.8.1.1; Inst, 2.2. pr. 430 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO T La distincién entre lo corporal y lo incorporal tiene rafces en ta filosofia. Los filésofos antiguos, en efecto, reducen todos los sentidos al tacto, en cuanto ias diver- sas sensaciones estriban en el tocamiento de un érgano humano por una materia ‘externa: si los rayos de la luz tocan el ojo, tenemos Ia vista; si el aire en movimiento toca los timpanos, tenemos el ofdo, etc, Todo lo que puede tocar y ser tocado, pues, pertenece al género de los “cuerpos”. Por el contrario, lo que no puede impresionar el tacie es incorpéreo, como ocurre con las ideas, que s6lo son inteligibles. Vid. Lucr. 1.303305; Cie. Top. 5.27; Sen., Epist. 6.6.11; Quint., Inst orat. 5.10.116; Charis. Ars gram. 1,153.25. Pot tal raz6n los juristas a veces afirman que algo es corporalis 0 que un derecho es incorporalz, porque esta contraposicién puede decitse que Megd a pertenecer al lenguaje ordinario. Distinto es sostener que los derechos son res incorpo. rales y, en oposicion a las rex corporales, etevar la distincién a un rango dogmiatico y sistemitico, lo que s6lo a Gayo se le ocurri6. Pero se notara que el concepto gayano de res incorporates no se confunde con el filoséfico, pues para él una cosa de tal género no es simplemente la que no puede ser tocada, sino, ademas, la que recibe su Consistencia 0 su ser del derecho; mas atin, él terminé por identificarias con tipos especificos de nociones juridicas: el usufructo, las servidumbres, las obligaciones y ta herencia. Esto significa que las demas (como 12 tutela o la usucapién) no pertenecen a este concepto. El interés de esta dicotomia radicé en permitir a Gayo ajustar ¥ trabar la divisién suma de todo el derecho en personae, res y actiones que le habia servido de punto de partida para el sistema de sus Institutiones; de ese modo todo, el derecho de bienes, de herencia y de obligaciones, en cuanto recayente sobre res incorporates, quedaba automaticamente inclide dentro de Ia categoria de las res. Pot lo tanto, la divisién gayana ofrece principalmente una virtualidad sistemtica. Justi iano conservé esta divisién de las res en sus propias Iustituliones y con la misma funcién que en tas de Gayo; con ello aseguré su pervivencia hasta la época de las codificaciones. Con todo, fueron pocos les cédigos que la recogieron, entre ellos el chileno de 1855, el cual, ademis, describié ta posibilidad de un dominio sobre las cosas incorporales, siguiendo una tradiciOn de origen medieval. En el derecho chile- no la clase de las cosas incorporales y el dominio sobre elias permanecieron sin mayores aplicaciones hasta que los tribunales comenzaron a considerar que Ia garan- tia constitucional del derecho de propiedad se aplicaba también a la propiedad de cosas incorporales. Con este antecedente el Acta Constitucional N? 3, de:1976, pro- clamé la garantia del derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes “corporales e incorporales” en una disposicién integramente conservada por la Constitucién de 1980. De esa manera, el modesto concepto puramente siste- matico de las “cosas incorporales", cteacién de Gayo, unido a la idea medieval del dominio sobre ellas, ha venido a cumplir en Chile una insospechada funcién, de la que ciertamente se ha abusado. En efecto, el concepto que el cédigo tiene de cosa incorporal sigue siendo ei juridico, ya que lo identifica con los “derechos”, y no es el filosofico, que ve en él a todo lo que no puede ser tocado, sea o no derecho; el abuso, pues, ha consistido en creer que el c6digo tiene una concepcién filosdtica de las cosas incorporates, y ello ha inducido a fundar recursos de proteccién del dominio sobre las mas disparatadas pretensiones, que por carecer de cuerpo en ¢l sentido filos6fico, se las quiere presentar como cosas incorporales susceptibles de dominio. II. Bona y eaTrimontum, 1. Las expresiones bona y patrimonium son equivalentes, Se trata de locuciones colectivas porque designan un conjunto, totalidad o universalidad, que es tratado juridicamente como unidad, de forma que sus elementos particulares queden someticos al respectivo estatuto del todo, con independencia del estatuto que hubieran recibido de habérselos considerado como tales elementos © partes. De este modo, por ejemplo, cuando se venden los “bienes” EL DERECHO DE LAS COSAS Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE 431 © el “patrimonio” de una persona, Ja venta se hace como si recayera sobre un solo objete, aunque en realidad lo vendido sean varias cosas materiales singulares y varios derechos reales y personales especifi- cos, los cuales no es necesario enumerarlos uno a uno e individuali- zarlos para que se entiendan comprendidas en fa venta del conjunto. Los “bienes” o el patrimonio son expresiones que no incluyen a las deudas; antes bien, se considera que aquéllos resultan ser lo que resta después de deducidas éstas 3, La palabra Jona, sin embargo, es preferentemente utilizada por el pretor: bono- rum possessio, miss in bona, venditio bonorum, in bonis esse; mientras que patrimonium es expresién jurisprudencial. Una verdadera teoria de los bona y del patrimonium como universalidad juriclica existe propiamente con respecto a la sucesion hereditariz, 2. Los términos bona y putrimonium son semejantes, aunque no idénticos, a las expresiones arcaicas fumiliay pecunia. Familia deviva de famulus = "servidor”, de manera que en su origen significa el conjunto de los servidores, 0 sea, normalmente de tos esclavos; por extension se aplicé a los demas elementos vatiosos de que es dueiio un pater, propiamente a st fortuna estable de tierras y edificios; ast aparece designada la masa sucesoria en la ley de las XII Tablas. Pecunia, por su lado, deriva del término *pekn, alusivo ala fortuna mobiliaria, que en algtin momento se especializ6 para designar el "ganado de animna- les", comoquiera que en la mis arcaica sociedad de pastores el rebaiio representaba la principal fortuna mobiliaria; pero una vez que empezé el uso de ciertos metales para el intercambio de otros bienes, pecunia pas6 a designar el dinero. De este modo, el término se aplicé a la parte tnenos estable del patrimonio, destinada al gasto. La totalidad de los bienes de una persona, asi, queciaba comprendida ex la expresi6n “familia y pecunia” (familia pecwniaque). Debe advertirse, sin embargo, que a efectos de la actio certae ereditne pecunia, ta palabra pecunia tiene una acepeién amplisima, pues alude a todo lo que esta in patrimonia, sea mucble o inmueble, en oposicidn a re, que puede estar fuera de un pairimonio (D. 50.16.5 pr 50.16.178 pr; 50.16.22), 3. Los bona o un patrimoniun no necesariamente tienen un due- fio actual: al caso de los “bienes” o “patrimonios” sine domino pertene- cen, por ejemplo, las cosas que integran una “herencia yacente” (here ditas iacens), los “bienes vacantes” (bona vacantia), o los “bienes here- ditarios del que esta por nacer” (qui in utero est, al que Iamamos “nasciturus”), conjuntos estos que, por causas que se estudian en su Ingar, en efecto, no tienen actualmente un dueno, aunque se espera que lo tendran, por modo que en el tiempo intermedio reciben un estatuto unitario especial, generalmente en ferncion de ampararlos para cl eventual futuro dueiio y de proteger los intereses dle terceros. 4. Por ef conwario, una persona no necesariamente tiene un “patrimonio” o “bienes”, 8D. 50.16.39.1 432 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I La idea del “patrimonio” como atributo de la personalidad es extraia al derecho romano antiguo. Esa idea, en realidad, carece de toda virtualidad técnica, 5. Una misma persona puede tener varios patrimonios separados, la cual, respecto de cada uno, aparece como descloblada a efectos de la responsabilidad por ejemplo. Se produce este fenémeno en el caso del “peculio” (peculium) que confiere el pater familias a un hijo 0 esclavo, en el de la separatio bononwn que favorece al esclavo manumi- tido y designado heredero, en el del beneficium abstinendi solicitado por el suus heres, en el de las res uxoriae del marido. A veces la separacién es meramente contable, como en el caso de peculium; en otros es real, como en los restantes mencionados. El hecho de tener bienes en Gistintas localidadles por cierto no determina Ia existencia de patrimonios diferentes Asien D. 27.1,30.1 (itp., porque originalmente se referia a la tutela): un imptiber tiene bienes en Roma y en su provincia de origen, y designado un tutor para adminis trarlos todos, no se considera que detenta dos tutelas “porque no parecia que hubie- ra dos patrimonios de una misma persona” (quod unius duo patrimonia non viderentur) El dogma moderno de la unidad del patrimonio, consecuencia de su caricter de atributo de la personalidad, impidié durante mucho tiempo reconocer el fendmeno de la pluralidad de patrimonios separados, que s6lo con esfuerzo ha venido a ser recuperado en el derecho mercantil y en el de familia, 6. Como las res pueden de hecho encontrarse en un patrimonio © fuera de él, Gayo distinguio precisamente entre “cosas que estin en nuestro patrimonio” (res quae in nostro patrimonio sunt, y que noso- tros abreviamos como “in patrimonio”) y “cosas que son tenidas fuera de nuestro patrimonio” (res quae extra nostrum patrimonium habentur, abreviadas como “extra patrimonium Gayo (2.1) formula la distincién en el primer parrafo del libro Il de sus Jnstitutio nus, dedicado a las res; pero acto seguido sefiala que la summa divisio de todas las ras es entre divini iuris y hwmani iuris; y de este modo, en principio, no sabemos en qué relaci6n sistematica se encuentran ambas clasificaciones, ni captamos bien la nawura- leza de la segunda, que entonces no puede tener el caracter de “suma” si existe una anterior y mas general, como parece ser aquella que toma como referencia al patri- monio. Entendida ésta en un sentido natural, tendria que aludir a cosas que actual- mente estan incluidas en el patrimonio de alguien (“in patrimonio"} y cosas que actualmente no estin en el patrimonio de nadie (“extra patrimonium”), En tales condi- ciones, las res diviné iuris tendrian que ser extra patrimoninm, pero no cabe afirmar que las res kumani iuris tendrian que ser siempre in patrimonio, porque hay cosas de tal género que evidentemente no estén en ningtin patrimonio, como las res nullius 0 las rex sine domino. Y sin embargo parece que la idea de Gayo era identificar a las “res in patrimonio” con las res human iuris y Tas “res extra patrimoniwm” con las res divini iuris; sélo que Ia distincién in patrimoniorextra patrimonium no es propiamente una division © clasificacién de las cosas, sino la expresién de un criterio aproximativo para intro- ducir la verdadera divisién en cosas de derecho divino, que no estin en un patrimo- nio, y de derecho humano, que si lo estan, o que lo estan en Ia “mayoria de los casos” (pleremue), como parrafos mas adelante Gayo (2.9) se ve obligado a reconocer. Segiin suele ocurrirle a aquél en las Jnstitutiones, las exigencias del sistema priman por sobre las realidiades juridicas, y de ahi tan frecuentes desajustes como el presente. EL DERECHO DE LAS COSAS ¥ DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE, 433 § 93. DIFERENTES ESTATUTOS JURIDICOS, DE LAS COSAS I. Res EXTRA comMMERCIUM. ‘RES DIVINT TuRIS. 1. Celso, seguido por Pompo- nio, distingue las “cosas de las cuales no hay comercio” (res guarum commercium non est), que solemos Hamar abreviadamente “extra com- merciun”, de aquellas respecto de las cuales hay dlicho comercio y que denominamos “in commercio” 4. Esta distinci6n ataie a la posibilidad © no de que ciertas cosas puedan ser objeto de apropiacién y, mas en general, de trafico juridico. 2. Estdn fuera del comercio desde lnego las res divini iuris, catego- vfa esta que aparece integrada por las res sacrae y las res religiosae; también to estan las “cosas en cierto modo de derecho divino” (quo- dammodo divini iuris)a que pertenecen las res sanctae 5. a) Son “cosas sacras” aquellas consagradas a los “dioses superio- res” (dii superi), llamados asi porque habitan en el cielo, como los templos, los altares ¢ instrumentos rituales 0 ciertos bosques ©. Estos objetos adquieren su carécter sacro mediante una especial ceremonia #i- tual Hamada “consagraci6n” 0 “dedicacién” (conseeratio 0 dedicatio), y lo pierden me- diante otra Hamada exauguratio 0 profanatio. Para proceder a ambas se requiere de © de un senadoconsulto, y en la época imperial, de una constitucién. En ellas ne ¢l pontifice maximo, cargo que desempeis el principe desde Augusto. La i6n de una res sacra esté sancionada por el interdicto ne quid in loco sacro fiat (D. 43.6) y constituye crimen. En el imperio cristiano el concepto se aplica a las cosas destinadas al culto de Dios (Inst. 2.1.8) b) Son “cosas religiosas” aquellas dlestinadas al culto de los dioses inferiores 0 manes (dii Manes), como es el terreno en que esta depo- sitado el cadaver de un hombre, sea libre o esclavo, y en que se construye st monumento funerario; en otras palabras, la tumba 7, La tumba, que también aparece designada como locus réligiosus, esté fuera del comercio (D. 8.5.1; 11.84; Cl. 3.44.2; 3.44.9; 6.37.14); y se convierte en tal aquel terreno propio de Ia persona a quien cortesponda practicar las exequias (funus) del fallecido, 0 ajeno con permiso de su propietario, en que se practica la inbumacion y por el solo hecho de practicarla. La sepultacién en terreno ajeno sin autorizacién de su duefio esta sancionada mediante una accién in factum que conduce al retiro de los restos o al pago del valor del predio, que compense la salida del comercio sufiida por éste como consecuencia del enterramiento (D. 11.7.2.2; 11.7.7 pr.). Los interdictos de mortuo inferendo y de seplchro aedificanlo (D. 11.8) prohiben impedir un entierro 0 edificar monumentes funerarios en donde haya derecho de hacerlo. El ius sepulchri, 4 La distincién aparece en D.18.1.6 pr. cfr. Inst. 2.20.4. Pero es ustalmente seguida por la jurisprudencia 5Gai. 2.2°3; D. 1.8.1; Inst. 2.1.7; D. 1.8.6.2; cfr. D. 43.1.1 pr Maer, Sat 3.3; Gell. 4.9.31; Fest. 348; 366; Arnob. 7.31 8Gai, 2.45; D. 1.8.6.3; 1.8.9 ps TGai. 2. 4y 6;D. 1.8.64. 434 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO 1 distinto de la tumba misma, es objeto de herencia; y lleva anejo el derecho de pasar por terrenos ajenos para visitar la tumba (iter ad sepulchrum); desde luego, su titular puede inhumar (ius mortuum inferendi)y ceder aun tercero el derecho de ser inhuma- do (ius sepeliendi). Los actos de profanacién de una tumba estan sancionados civil- mente con Ia actio de sepulchro violato (D. 47.12.3 pr.) y también son constitutivos de crimen. La posibilidad de convertir un “lugar puro” (locus purus) en “religioso” me- diante la sepultacién de un cadaver, y de sustraerlo, por ende, del comercio, da lugar a diversas cuestiones civiles de que se ocupa la jurisprudencia c) Las “cosas santas” no son propiamente “de derecho divino”, sino “en cierto modo de derecho divino”, dice Gayo; y a tal clase pertenecen los muros y las puertas de las ciudades, en tanto que han sido colocados bajo la proteccién de los dioses, aunque no consagra- dos a ellos, mediante una ceremonia especial (inauguratio) 8. Es posible que mas antiguamente también se considerara como “santos” a los limites de los agri limitati. La violaci6n de este tipo de cosas constituye crimen, Justinia- no colocé las “cosas santas” en el mismo nivel que Tas “sacras” y *religiosas”, dando origen a una triparticién de “cosas de derecho divino”, en sustitucién de la biparti- cién gayana (Inst. 2.1.7 ss.) 3. Marciano habla de “cosas comunes a todos” (res communes om- nium), y agrega que ello es por derecho natural; tales son: el aire, el agua corriente (aqua profluens) y el mar con sus costas 9, Pero ésta es una nocién personal del citado jurista, influida por ideas estoicas (ctr. Gic., Pro Rose. Am. 26,72; De offic. 1.16.52; Sen., De benef. 4.28), segiin las cuales ef mar y el litoral marino son bienes que a todos pertenecen y que nadie puede apro- pidrselos en particular, como de hecho ocurre con el aire. La expresién “agua co- rriente’, de estar a su sentido natural, cubre diversos tipos de agua que en el derecho romano tenian cada cual su estatuto, pero en el sentido de res communis alude al hecho de que es imposible poscer, vindicar y transferir el agua en cuanto decurre porque materialmente nunca es la misma. TI. Res Iv COMMERCIO, RES HUMANT IURIS. RES NULLIUS Y RES SINE DOMINO. Todas las clemas cosas estan dentro del comercio (“in commercio”) y son “de derecho humano” (res humani iuris); consecuentemente, es posible apropiarlas y traficar con elas. Pero hay algunas de estas cosas que acttalmente no han sido apropiadas atmque puedan llegar a serlo; y otras que en cambio ya lo fueron. Las cosas susceptibles de dominio y que sin embargo no han sido todavia apropiadas por alguien son: (i) las que en el momento de Negar a su ser lo hacen sin pertenccer a alguno. Las fuentes utilizan a su respecto el modo de decir “cosas de nadie” (res nullius), y lo apli- can a los animales salvajes (ferae bestiae), las aves silvestres (volucres) y 8Gai. 28; D. 1.8.8 pr-2; 1.8.9.3-4; 1.8.11; 43.6.2; Inst. 2.1.10. §D. 1.82 pr-l; eft. Inst. 2.1. pr-l EL DERECHO DE LAS COSAS Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO ¥ GOCE, 435 los peces (pisces); a la isla nacida en el mar (insula in mare nata) y a tas cosas encontradas en la costa del mar (res in litore maris inventae), como las perlas o piedras; (ii) las “cosas del enemigo” (res hostiles), que si bien desde el punto de vista del pueblo enemigc kan tenido un dueiio, el pueblo romano desconoce la existencia de ese domi- nio, por lo que vienen a ser como res nullius; (iii) las “cosas abando- nadas” por su dueiio (“res derelictae”); (iv) las “cosas sin dueiio” (res sine domino), como son: las cosas que integran Ia “herencia yacente” (hereditas iacens) ¥, el esclavo manumitido bajo condicién suspensiva mientras pende la condici6n (statuliber), segiin la opinién de los pro- culianos 1; el siervo dado en usufructo y después manumitido por el nudo propietario !%; la cosa legacla per vindicutionem antes de la acep- taci6n de la herencia también segiin los proculianos !8; los condena- dos a trabajos forzacos en las minas, que se hacen esclavos pero no de alguien, ni siquiera del fiscus, sino de la pena (servi poenae) 4; el tesoro; las cosas clel que cay6 en poder de los enemigos !, Ya hemos indicado que res nultius = “cosa de nadie” es mas un modo de decir que una expresién técnica. Neracio (D. 41.1.14 pr.) se refiere al mismo tipo de cosas calificandolas de rex publicae en el sentido de “cosas que estin a disposicién del ptiblico’, porque, en efecto, segiin veremos, los objetos de que se trata, como las bestias feroces, los peces, las aves, etc., pueden ser adquiridos por cualquiera del pueblo mediante su toma de posesion (occupatio). No se debe confundir este sentido heraciano de rex publicae con aquel del que hablaremos enseguida. De las ves divini iuris, por otto lado, Gayo (2.9) y Marciano (D. 1.8.6.2; Inst. 2.1.7) dicen “no estar en los bienes de nadie” (nullius i bonis esse) lo cual no significa que sean res nullius a disposicién del primer ocupante, sino simplemente que no son susceptibles de apro- piacién privada, Por lo tanto, tampoco debe confuundirse esta expresién con el senti- do més técnico que damos al giro res nulins: TIL. Res purticar y Res PRIVATAE. Las “cosas de derecho humano” ya efectivamente apropiadas son “ptiblicas” (res publicae) 0 “privadas” (res privatae). 1. Son “cosas piiblicas” aquellas que pertenecen al “pueblo roma- no” (populus Romanus). Gai. 2.11 dice que ellas no estén entre los bienes de nadie (nullius in bonis esse), sino que son de la corporaci6n (univesitas) misma del pueblo. La primera expresion. nuievamente nada tiene que ver con el sentido mis técnico del giro res mullius, y s6lo quiere exeluir la posibilidad de una apropiacién privada (cfr. D. 18.1.51); Ia segunda 1D, 92.132. 11 Gai. 2.200. Ulp. 1.19; Frag, Dosith. 11 i. 2.195; 2.200. 1D, 1.6.7; 28.3.6.6; 29.2.25.3; 38.17.1.4; 38.17.23; 48.19.12; 48.19.17 prs 48.19.36; Inst. 1.12.3. 25D, 35.185. 10.1.8 prs 48.19.88 y 11-13; 436 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I seitala la idea de que hay aqui una especie de dominio de todos, no pro parte indivisa, sino in solidum. En efecto, por univesitas no se entiende a una “persona juridica” distinta de la colectividad de los ciudadanos, que resulte ser la duefia de estas cosas, sino a todos los ciudadanos (al “puiblico") en conjunto. Para efectos de su proteccién interdictal, los juristas distinguen dentro de esta clas a) Aquellas cosas pertenecientes al pueblo, pero ademas “desti- nadas al uso puiblico” (quae publico usui destinatae sunt), como las vias 0 calles, los puentes, los foros, las plazas, los teatros y los bafios 0 termas !6, Respecto de ellas rige un estatuto dominical de cardcter administrativo. Estas cosas se hacen piiblicas mediante un ecticto especial denominado publica tio, son “extra commercium” y se encuentran protegidas mediante los siguientes inter- dictos: ne quid in loco publico facias (D. 43.8); quo minus loco publica (D. 43.9); quo minus ili vim publicam (D. 43.11). En general, a través de estos interdictos se trata de impedir que alguien entorpezca el uso puiblico de las cosas a que se refieren, o que se las destine a un uso privado o que se las daiie o que se frustren su reparacién y cuidado por los particulares. En atencién a tales finalidades, dichos interdictos tie- nen caracter “popular”, es decir, pueden ser entablados por “cualquiera del pueblo” (quivis ex popula, pero cuando alguien se ve particularmente impedido de usar la respectiva cosa, como si se le impide ingresar en un baiio publico, entonces debe entablar la actio iniuriarum (D. 43.8.2.9; 47.10.13.7). b) El mar y sus costas son también de uso ptiblico, pero no después de un acto de caracter administwativo que les confiera tal calidad, sino por derecho de gentes !7, ©) Los rios de caudal permanente (flwnina perennia), sean 0 no navegables, que tampoco requieren de actos especiales de publica- cién. Los protegen estos interdictos: ne quid in flumine publico ripave eius facias (D. 43.12); in flumine publico inve ripa eius facere (D. 43.13); quo minus ill in flumine publico (D. 43.14); quo minus ili in flumine publico ripave eius opus facere (D. 43.15). ) Hay cosas piiblicas que “estan en el patrimonio del pueblo” (res in patrimonio popruli), respecto de las cuales éste es duefo como lo es un particular frente a las suyas, por modo de quedar sujetas dichas cosas en principio a un estatuto dominical de derecho privado; en consecuencia, sti uso no es entregado al piblico en general. Pertene- cen a esta clase, por ejemplo, los esclavos del pueblo romano (servi publici), ka tierra piiblica (ager publicus) o el botin dle guerra. 2. Todas las cosas que pertenecen a los particulares son res priva- tae, A ellas se refiere nuestro estudio. 16D, 18.1.6 pr; 18.1.72.1 17D, 1.84 pr. = Inst. 2.1.1-2; 1.8.10; 18.1.34.1; 18.151; 411.14 prel; 41.150; 413.45 prs 43.8.3; 47.10.13.7; Inst. 21.45. EL DERECHO DE LAS COSAS Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO ¥ GOCE. 437 IV. Res MANGPr Y RES NEC MANoIPI, Particular importancia tiene la distincién entre “cosas del mancipio” (res mancipi) y “cosas que no son del mancipio” (res nec mancipi). Mancipium es un término arcaico para designar un amplio poder juridico sobre cosas y personas, dlen- tro del cual se encuentra lo que en época chisica se dira dominium. En esta tiltima época la categoria de las res mancipi obedece a un mimero cerrado dle cosas: los fundos sitos en Italia (fundi Italici) y sus edificios, los esclavos, los animales “que suelen ser domados por el cuello 0 el lomo” (quae collo dorsove domari solent), 0 sea, de tiro y carga, como bueyes, caballos, asnos o mulas, y las servidumbres risti- cas de los fundos itélicos. Todas las demas son res nec mancipi, como os fundos “estipendiarios” y “tributarios” (praedia stipendiaria vel tribu- taria), cuales son todos los provinciales, el ganado menor, las armas 0 los animales feroces, y en general cualquiera no comprendida en la enumeracién anterior 18, La més saliente caracteristica de las res mancipi radica en poder ser transferidas tinicamente mediante los actos solemnes dle la manci- patio o dle la in inre cessio; las res nec mancipi, en cambio, pueden ser transferidas mediante traditio. La distinci6n es muy arcaica y por ello desconocemos sus fundamentos. Parece, sin embargo, obedecer a una relevancia dada a los bienes estables 0 permanentes € identificables, no destinados al consumo sino al uso productivo en el seno de una sociedad agraria, que en consecuencia constituyen la base de la riqueza del grupo familiar, se transmiten de generacin en generacién y en el conocimiento de cuya titularidad dominical hay un cierto interés colectivo, por lo cual estas res mancipi solo pueden salir del mancipium mediante un acto en que prima la publicidad solemne ante testigos (mancipatio). Frente a aquéllas, las res nec mencipi representan los bienes inestables y poco o nada identificables, destinados al consumo y al cambio y en que no hay un interés colectivo concerniente a la tittilaridad de su dominio, debido a lo cual la simple éraditio basta para su enajenacién. A fines de la época clasica inicial la distincin comenz6 a perder importancia y el fenémeno se acentuo en los siglos siguientes, sobre todo debido a que el pretor sancioné la transferencia de las res manci- pi mediante traditio, Con todo, formalmente continué vigente dicha distincidn, que s6lo fue abolida por Justiniano. V. Fonpry cererae res. También tiene su importancia la distincién concreta de los bienes raices (/undi, pracdium, ager, area) con sus cons- trucciones (aedes, villae) y minas (metalla) frente a las “demas cosas” (ceterae res). Ella se basa en la inmovilidad del suelo (solus) y en la movilidad de todas las demas cosas. Por ello algunos juristas suelen usar las expresiones mas abstractas res inmobilesy res mobiles ®, que sin embargo sdlo vinieron a prevalecer en la legislaci6n postelas '8 Gai. 2.14017; Tit. Ulp. 19.1 19D. 2.8.15 pr; 3.3.63; 19.2.48.1; 41.3.3 pr 438 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO 1 Un sitio usbanio sin edificar o la parte no edificada de él se llama area; uno nistico 0 Ia parte no edificada de él, en cambio, se denomina ager. Los edificios urbanos son Hamados aedes, y los nisticos, villae. Insula es el edificio de varios pisos. Fundus y praedium son palabras generales, que a veces dlesignan al sitio con sus edi ciones y a veces al sitio eriazo. Solus es el casco. Para todo vid. D. 50.16.60; 50.16.15; 50.16.211. La distincién cobra relevancia en materia de usucapio, interdictos poseso- rios, hurto, actio ad exhibendum y responsabilidad por custodia; y por supuesto con respecto a todas aquellas figuras que por su naturaleza exigen una u otra calidad necesaria y exclusivamente, como las servidumbres, que slo pueden recaer sobre bienes raices, 0 el muttio, que sélo sobre muebles. EI suelo riistico que constituye los fundos privacos pudo haber sido objeto de una especial “delimitacion” (limitatio) de origen sacro, y entonces se habla de ager limitatus. En caso contrario, de modo que los confines del fundo aparezcan seiialados naturalmente por rios, cerros y otros accidentes geograficos, se wata de ager arcifinius 0 arcifinalis. En época mas antigua lox predios nisticos estén separados entre si por una franja de terreno incomerciable de cinco pies de anchura, Hamada limes; los urbanos, por su lado, eran separados por una franja llamada ambitus (Tab. 7.1; Varro, De ling. Lat. 5.22; Fest. 5; 15). Pero el uso de estos espacios desaparecid en época chisica; Ia “pared medianera” (paries communis) sustituy6 al ambitus: § 94. CLASIFICACIONES DE LAS COSAS. 1, Cosas “FuNGrBLes” y “No FUNGIBLES”. Segiin su figura sensible, las cosas se clasifican en “no fungibles” y “fungibles”. Por las primeras entendemos aquellas dotadas con tan propia individualidad, que re- sultan identificables por si mismas y, por ende, inconfundibles ¢ insustituibles con o por otras. Las cosas “fungibles” poseen notas exactamente opuestas: al carecer de una individualidad se las puede confundir con otras iguales y sustituir en consecuencia por ellas. Mientras las “cosas fungibles” son creadas por la naturaleza 0 fabrica- das por la industria del hombre en series de idéntica figura, las cosas “no fungibles” aparecen como entidades tinicas e irrepetidas. A este tipo pertenecen cosas como un predio, que incluso suele tener un nombre propio: el fundo Corneliano 0 el funde Capeno; ciertos animales a que también se Jes iponen nombres, lo mismo que los siervos doméstic también una pintura o una escultura originales, etc. En el tipo de las “cosas fungibles” se incluyen, por ejemplo, el trigo a granel, o unas vasijas de vino, o las reses, etc. De todos modos, se trata de conceptos relativos: un lingote de oro (no sellado ni numerado) es fungible con otro lingote del mismo metal, pero no con uno de plata. El dinero corriente también lo es, pero si se guarda en un arca cerrada e identifica- ble, deja de ser fungible. El trigo de tal silo y Ia plata que compone tal estatuia son no fungibles. Modernamente los papeles bellamente impresos que se llaman billetes de banco y que hacen las veces de dinero son por cierto fungibles en cuanto a su EL DERECHO DE LAS COSAS Y DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE 439 funcién propia, pero no si se atiende a su ntimero y serie, de manera que, por ejemplo, para el Banco Central puede que sean infungibles. Algo semejante ocurre con los automéviles, todos Jos cuales tienen un ntimero propio, pero que no es considerado a efectos de 1a venalidad del vehiculo; y ast: los de una misma marca, modelo y color son totalmente fungibles; abstraido el color, los del mismo modelo y en ocasiones hasta los de la misma marca; si se atiende al ntimero, dejan de ser todos fungibles, y lo propio ocurre una vez patentados; pero al ser tratados como chatarra dejan de serlo. Tal relatividad tiende a aproximar la divisién de estas cosas a la siguiente entre especificas y genéricas, aunque debemos esforzarnos por mantener la distincién de ambas. Esta divisién es de suma importancia porque determina una gran variedad de nociones y negocios juridicos propios de uno u otro de sus extre- mos. Asi, por ejemplo, si se presta una cosa “fungible”, el negocio es una mutui datio; pero silo prestado es “no fungible”, entonces se trata de un commodatusn. II. Cosas “zspeciricas” y “ceNéricas”. Muy diferente de la anterior division es la que separa las cosas “especificas” de las “genéricas”. Mientras aquélla se funda en la figura sensible de la cosa, ésta se basa en el modo de designar una cosa escogida por las partes o el autor de un negocio juridico, de suerte que tiene carécter convencional 0 voluntario. Por lo mismo, no es propiamente una divisién de cosas sino del modo de designarlas en un negocio, que por metates Ia aplicamos a aquéllas. Por cosa “especifica” entendemos, pues, a la que es designada segtin una cierta cualidad 0 situacion propias, como el esclavo Estico, el fundo Coreliano 0 el trigo que hay en tal silo; y por cosa “genérica”, a la que es designada segtin cualidades comunes a varias cosas y por su cantidad, como 20 esclavos 0 10 botellas de vino de la Campania. Las cosas “fungibles” normalmente son designadas genéricamente; y Ins cosas “no fungibles’, por lo ordinario en forma especifica. Pero como la segunda division es convencional o voluntaria, nada obsta a que las partes 0 el autor de un negocio designen genéricamente una cosa “no fungible" y especificamente una cosa “fungi- ble”. De este modo tienen lugar las operaciones de fungibilizacién y desfungibiliza- cidn, como si se dice cinco estatuas de Praxiteles, caso en el cual se fungibiliza una cosa por naturaleza “no fungible” como es cada estatua de ese escultor; 0 el dinero que se encuentra en tal arca cerrada y sellada, pues entonces se desfungibiliza una cosa por naturaleza “fungible” como es el dinero, III, TeriNotosta. Los juristas romanos, empero, no fijaron una separaci6n nominal entre los dos pares de categorias precedente- mente examinadas. Puesto que, como se ha dicho, por lo ordinario las cosas “fungibles” van designadas genéricamente y especificamen- te las “no fungibles”, y puesto que, en final de cuentas, lo decisivo es el modo de designar las cosas por las partes o el autor de un negocio juridico, independientemente de la fungibilidad 0 no fungibilidad ‘objetivas de las cosas, los juristas simplemente hablan de “géneros (genera), 0 de cosas “que consisten en peso, ntimero 0 medida” (res quae pondere numero mensura consistunt), 0 de “otro tanto” (tantumdem) de cosas “del mismo género y cualidad” (eiusdem generis et qualitatis), 440 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I en oposicién a la “especie” (species). Bajo esas maneras de decir, pues, incluyen a ambos pares de categorias indistintamente 2°. La terminologia ‘fungibilisinfungibilis” no aparece en las fuentes, y fue acuitada, se dice que por el jutista alemdn Ulrich Zasius (+ 1535), sobre la base de D. 12.1.2.1, en donde se afirma que el mutuo recae sobre aquellas cosas que se determinan por peso, miimero o medida, porque “cumplen su funcién” (functionem recipiunt) de pago mas en su género que en su especie; y de D. 12.1.6, en donde se trata del concepto de res cera, dela que se dice ser aquella cuya especie o cantidad se manifiesta o por su nombre (propio) 0 porunaindicacion “que funge (funciona) en vez del nombre” (quae nominis vice fungitur). TV. Cosas “CONSUMIBLES” Y “NO CONSUMIBLES”. También las cosas pueden ser “consumibles” e “inconsumibles”, lo que debe concebirse en sentido material y juridico. Por cosas materialmente “consumibies” entendemos aquellas cuyo primer uso adecuaco a su naturaleza las dlestruye, de modo de tor- narse en ineptas para volver a ser usadas, como los alimentos. Si el primer uso asi adecuado las deja integras y subsistentes, pudiendo volver a ser usadlas, entonces decimos que son materialmente “incon- sumibles”, como wna silla. Cosa juridicamente “consumible” es aquella destinada permanen- temente a la enajenaci6n, de manera que su uso consiste en enaje- narla, perdiéndose para su duefio, como el dinero, que es para gas- tarlo, o las mercaderias de un establecimiento comercial, que se tie- nen para venderlas. Si la cosa no tiene un tal destino entonces es juridicamente “inconsumible”. Hablamos de “consumibilidad” y ao de “consumisién”, pues se trata de la matu- raleza de la cosa o de su destinacién y no del acto voluntario de consumirla, De esta forma, una cosa “inconsumible” no pierde esa calidad si el ducho decide destruirla, es decir, consumirla, como cuando una mesa es lanzada a un fuego: en tal caso, 1o que ahi hubo fue el acto de consumisién de una cosa inconsumible; si primero la mesa fue destruida hasta convertirla en leiia, entonces los actos son dos: uno de consumisién de una cosa inconsumible (la mesa) y lego otro de consumision de una cosa consumible (la leita). Del mismo modo, una cosa juridicamente consu no deja de ser tal si el duedio no la énajena, como le ocurre al avaro con respecto a su dinero; ni una juridicamente inconsumible pierde esta calidad, si su dueiio la enaje- na, como cuando se vende la casa habitacién. Una situacién distinta es el cambio objetivo de destinacién, tal cual acaece cuando una moneda adquiere valor numisma- tico y pasa a ser inconsumible. La terminologia que hemos empleado hasta el momento, sin embargo, no es romana. Los juristas hablan de cosas “que se consu- man por el uso” (quae usu consumuntur) 0 “que consisten en abusar- las” (quae in abusu consistunt) 21. Por cierto, bajo los verbos consumire y abuti se entienden ambos tipos de consumision: material y juridica, Vid. Gai. 2.196; 3.90; 3.175; D. 12.1.2.1; 13.3.1 prs 18.1.35.5; 4.7.1.2, UD. 7.5.1; 755.12; Inst. 24.2. EL DERECHO DE LAS COSASY DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE 4a Las cosas fungibles tienden a ser consumibles y las no fungibles a ser inconsumi- bles; pero se trata nada mas que de una tendencia. Justiniano oscurecié la division consumibleinconsumible al intercalar la clase de las cosas que se deterioran 0 des gastan por el uso reiterado, como las vestimentas; hablé de “cosas que se disminuyen por el uso” (res quae usu minuuntur: rub. D. 7.5 y 7.5.1 itp.) V. Cosas “pivisiBLs” & “INDIVISIBLES”. El tema de la divisibilidad o indivisibilidad de las cosas exige distinguir tres posibilidades de divi- sién: material, imaginaria e intelectual. 1. La division material consiste en el hecho de separar las distin- tas partes de un todo en la realidad. Desde este punto de vista, todas las cosas que existen son divisibles; pero ante el derecho se distingue entre cosas materialmente divisibles e indivisibles. Por las primeras entendemos aquellas cuyo fraccionamiento fisi- co produce otras cosas 0 partes de menor cantidad cada una que el todo, pero de su misma cualidad, como ocurre en Ia seccién de un predio, que genera dos o més predios de menor cabida cada cual. Son cosas “indivisibles” las que al ser partidas materialmente dan lugar a partes también menores, pero de distinta cualidad que el todo, y asi acaece al dividir el cuerpo de un caballo, porque entonces no resultan dos caballos de inferior masa sino clos trozos de cadaver de tal animal, es decir, cosas distintas. Por lo tanto, en un caso la division hace perecer a la especie en cuanto especie, y en el otro la deja subsistente, aunque reducida en cantidad. Cada trozo resultante de la divisién de una cosa divisible se Hama “parte como dividida” (pars pro diviso), pero, como un nuevo todo que es, se transforma en. cosa independiente y separada de las demas ®2. Las parcelas resultan- tes de la division de un fundo suelen ser Iamadas regiones °3. Para manifestar la idea de indivisibilidad, los juristas usan perifrasis como la de cosas “que no pueden ser divididas sin destruccién” (quae sine interite dividi non possunt: D. 6.1.35.3), 0 “que pueden ser divididas sin dafio” (sine damno dividi possunt D, 30.26.2). Gayo habla de cosas (objetos de legados) “que no admiten divisién” (divisionem non recipiunt: D. 35.2.80.1). Segiin Justiniano, las cosas “divisibles” pueden admitir 0 no “division cémoda’, esto es, ventajosa o util (Inst. 4.17.5), como suele decirse de un predio, la particién del cual entre muchas personas, por ejemplo, puede dar lugar o no a parcelas tan pequeias que pricticamente carecen de valor 0 son de escasa productividad. 2. La division imaginaria consiste en distinguir las partes fisicas de un todo, pero sin separartas realmente, como cuando en el cuer- po de un animal se diferencian cabeza, tronco y extremidades; en una mesa, su lado izquierdo del derecho; o en un predio, su parte occidental de la oriental. Desde este punto de vista, también todas las 2D. 50.16.25.1 28D, 6.1.8; 8.3.23.3; 8.4.6.1; 10.3.7 prj 41.1.29. 442 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I cosas son imaginariamente divisibles, y el derecho no introduce nin- guna alteraci6n a esta posibilidad. Pero en algunos casos interesa 0 es relevante el hecho de haberse producido una division imaginaria. Asi, traténdose de predios, la distincién de partes (regiones) puede ser determinada tinicamente mediante lineas geométricas que no tienen manifestaci6n fisica en cercas, rejas 0 hitos; cada parte es considerada como cosa distinta, cada una de las cuales tiene a un diverso duefo singular, aunque todas éstas estan fisicamente yuxta- puestas y slo idealmente deslindadas. Cada parte también admite la denominacion de pars pro diviso y el conjunto toma el nombre de “comunidad como dividida” (communio pro diviso) °4, Tal ocurre, por ejemplo, si en un tio pablico, con el cual colindan varios propie- tarios riberefios, surge una nueva isla, pues entonces la isla se divide automaticamen- te entre todos ellos segtin la prolongacién de los limites de sus predios ribereiios hasta la perpendicular que pase por el medio de la isla, aunque no se instale ninguna seital que marque cada parte de la isla 0 parcela suya de que los vecinos se hicieron duefios singulares (D. 41.1.29). Pese al nombre de “comunidad” dada a la figura, no es propiamente tal (D. 27.95.16), y no debe confundirse, pues, con la verdadera “comunidad” (communi pro indiviso) También se da esta figura en ciertas hipétesis de mezclas separa- bles de fungibles pertenecientes a diferentes duefios, como trigo con tigo o plomo con plata, y se considera que cada cual sigue siendo dueiio singular de su masa; asimismo, respecto de las cosas situadas en los linderos, como la pared medianera, un Arbol o una piedra %, pero s6lo mientras permanezcan ahi, pues una vez extraidos se for ma una comunidad por cuotas, del tipo que enseguida veremos. 3. La division intelectual, en fin, no incide en el todo fisico de la cosa, pues aquél permanece tanto material como imaginariamente indiviso, sino en su cantidad abstracta, lo cual permite considerarla escindida en cuotas o fracciones aritméticas iguales 0 desiguales, como tercios, quintos, sextos, 0 diversos porcentajes, etc., que toman el nombre dle partes pro indiviso, y que son atribuidas a diferentes perso- nas. En principio, todas tas cosas corporales admiten esta forma de divisién. Su fuente més frecuente es la sucesin por causa de muerte en favor de mas de un sucesor. Los juristas dicen que entre todos los participes se forma una “comunidad como indivisa” (communio pro indiviso), para remarcar que la cosa en si y fisicamente considerada se mantiene como un todo no dividido, y que la division es tan sélo intelectual 25. De esta “comunidad” hablaremos en otro lugar. 24D, 27.9.5.16; 41.1.29. 25D. 10.3.19 prs 17.2.83; 41.1,7.13; 41.18. 20D, 50.16.25.1; 31.66.2. EL DERECHO DE LAS COSASY DE SU DOMINIO, POSESION, USO ¥ GOCE, 443 VI. Cosas “simpLes”, “compugstas” Y “AGREGADAS”. Pomponio ofrece una divisi6n de las cosas, seguramente influida por ideas filoséficas, entre cosas “simples” (corpora quod continetur uno spiritu), como una viga, un esclavo 0 una piedra; cosas “compuestas” (corpora ex contin- gentibus 0 ex cohaerentibus), que constan de varias cosas que se tocan entre si (contingere) y se unen coherentemente (cohaere), como un edificio, un armario o una nave; y cosas “agregadas” (corpora ex distan- tibus), que nada més constituyen un conjunto de cosas cada cual auténoma pero todas sujetas a un tinico nombre, como un rebaio, una biblioteca o el mobiliario. Pomponio plantea esta distincién (D. 41.3.30 pr.) a efectos de determinar si es posible ta usucapién separada de los componentes en las dos tiltimas especies de “cuerpos’. El cambio y reposicin de los elementos particulares de una cosa “compuesta” o “agregada” no hacen variar la cosa, como por ejemplo si se sustitu- yen poco a poco todas las tablas de una nave, pues aunque termine por no quedar inguna de las primitivas, la nave sigue siendo la misma (D. 5.1.76). El que posee una cosa “compuesta” se entiende poseerla como tn todo y Ia ustcape como tal y no cada una de sus partes singulares (D. 41.3.23 pr.); el que posee una cosa “agregada” no por ello posee cada uno de sus elementos singulares (D. 41.2.30 Pr.) y debe usueapir cada cosa por separado (D. 41.3.30.2). En general, cada elemento de una de estas cosas conserva su individualidad (D. 6.1.23.5). Pero las cosas “agregadas” pueden ser reivindicadas como totalidad (D. 6.1.1.3). La doctri- na medieval hablé de “universalidad de hecho” (“waiversitas facti") respecto de las cosas “agregadas”, en oposicién a la “universalidad de derecho” (“universitas iuris”), como la herencia o el patrimonio. VII. Gosas “pRiNcipaLes” y “accrsorias”, También podrfamos hablar de cosas “principales” y “accesorias”, aunque los juristas no constru- yeron categorias generales. Hablan mas concretamente de “instru- mento” (instrumentum) para lo accesorio frente a la cosa principal, como el fundus, la domus, la taberna o la navis, Se tata, pues, de todas aquellas cosas clestinadas al servicio y beneficio de otra, aunque en si mismas sean objetos auténomos. Entre las principales cuestiones que ofrecen los instrumenta, pues, se encuentra la de determinar el destino de ellos cuando sobre la cosa principal ha tenido Ingar un acto de disposici6n y nada se ha dicho acerca de sus accesorios. Domus instructa es la casa con su mobiliario; ¢aberna instructa es el establecimiemto de comercio con sus muebles, mercaderias y personal servil § 95. APROVECHAMIENTO DE LAS COSAS. I, FORMAS DE APROVECHAMIENTO. 1. Las cosas, en cuanto constituyen ienes”, son capaces de proporcionar beneficios o utilidades a los individuos; pero el tipo de beneficio que ofrecen no siempre es el mismo de parte de todas, ni los individuos pueden licitamente apro- vecharlas siempre en igual modo. Las ventajas de una cosa, por lo 444 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I tanto, dependen de la clase de ellas, y su atribucién, del derecho que sobre las mismas se tenga. El tema del aprovechamiento de las cosas los juristas suelen tratarlo con respec- to a los concretos derechos reales de aprovechamiento; pero aqui lo expondremos por separado y en forma unitaria para evitar repeticiones. En general, respecto de las cosas caben un “uso” (uli), un “disfru- te” 0 “goce” (frui), una “disposicién” (habere, abuti) y una “tenencia” (passidere). ‘Tomamos la terminologia latina de la fSrmula legal uti frui habere possidere que se utiliza a veces para designar el poder de hecho sobre cosas (por ejemplo, a propésito de los fundos del ager publicus) y a veces para describir el contenido del dominio civil (y entonces se une con el verbo licere = “ser permitido”). Vid. lex agraria 111; lex Antonia de Termessibus, sententia Minuciorum; cfr. D. 45.1.38.7-12 (stiputatio habere possi- dere tenere uti fui licere). 2. El “uso” de las cosas (uli) consiste en aplicarlas a la destinacién que les cs natural segtin su organizacién material o fisica, con tal que no resulte afectada la integridad de dicha organizacién; en conse- cuencia, s6lo cabe respecto de las cosas inconsumibles, pues el uso de las consumibles, por definicidn, las destruye. 3. El “goce” o “disfrute” de las cosas (frui) radica en el aprovecha- miento de los “frutos” (fructus) que ellas son capaces de generar. a) Se entienden por “frutos” aquellas cosas formadas espontanea- mente y de manera periddica por otras (res fructuaria), como conse- cuencia de procesos organicos naturales, y cuya separacién no me- noscaba a Ia cosa fructuaria (salva rerum substantia), que entonces conserva su capacidad reproductora. Tales son, por ejemplo: la le- che, Ja lana, las frutas o Jas crias de los animales. A este tipo de cosas Jas solemos denominar “frutos naturales”. b) Aquellas cosas que constituyen partes sustanciales de otra, de manera que su extraccién menoscabe 0 destruya al todo, que resulta incapaz de reproducirlas, no son, pues, propiamente frutos y las Ha- mamos entonces “productos”, como la lefia de un Arbol y la carne o el cuero de un animal. Extraerle tales productos a uria cosa no cons- tituye frui, por ende, sino precisamente un acto de disposicion 27, c) Hay cosas que los juristas consideran anémalamente en ciertas situaciones como frutos (in fructu esse), en circunstancias de obedecer mis al concepto de producto, como la madera de los arboles de un bosque, los minerales y las piedras, cuya extraccion evidentemente destruye 0 menoscaba la cosa proctuctora; también la caza y la pesca. Respecto de la madera, su consideracién de fruto proviene de la posibilidad de reposicién natural o artificial de los Arboles talados, 27. 7.4.30, EL DERECHO DE LAS COSAS ¥ DE SU DOMINIO, POSESION, USO Y GOCE 445 de manera que si bien ella constituye un producto del arbol de que se extrajo, singularmente considerado, viene a ser como un fruto del bosque, que con la reposicin permanece constante. En lo referente a las canteras hubo controversia entre los juristas; por algunos inclu- so se crefa en la capacidad reproductora de las canteras °°, En estos casos, la palabra fructus hay que traducitla como "el fruto” mejor que como “los frutos", pues en realidad se trata del fruto del predio con respecto a su destinacién econémica, como un fundo maderero, ganadero o dedicado ala caza oa Ja explotaci6n mineraria, o con lagos normalmente destinados a la pesca. d) Entre los juristas de la época clésica inicial fue agitada la cuestion de saber si el parto de la esclava (partus ancillae) debia ser considerado como fruto, Mucio Escévola y Manilio asi lo pensaron, en tanto M. Junio Bruto fue de la opinién adversa, que terminé por prevalecer sin contraste ®%. e) También hablamos de “frutos civiles” para indicar los precios por la cesién clel uso de una cosa; tales son, por ejemplo, la renta del arrendamiento de un bien, los jornales ganados por el trabajo de un esclavo 0 los fletes del transporte de mercaderias. Respecto de dichos precios los juristas suelen hablar de “réditos” (reditus), o decir que se trata de cosas que “estén en el lugar de un fruto” (loco fructurm), 0 que “hacen las veces de frutos” (vice fructuum), 0 que son o se tienen “como frutos” (pro fructu) %. f) Pero no pertenecen a la anterior categoria los precios recibi- dos por Ia enajenacién de una cosa, como el precio de la compraven- ta, porque en tales casos lo cedidlo no es el mero uso de la cosa, sino ella misma, que se pierde juridicamente para su dueno. Por la misma raz6n no es “fruto civil” el precio por el “uso” del dinero, es decir, por su préstamo, precio al que los juristas Hamaban usuraey nosotros “intereses”. La razén esta en que para recibirlos menester es que su duefio pierda el dinero, consistiendo el mutuo en Ia enajenacion de aquél, que permitira al mutuario consumirlo juridicamente, esto es, gastarlo. D. 50.16.121: “La usura (vale decir, el interés) que percibimos del dinero no entra en los frutos, porque no proviene del inismo capital (corpus), sino de otra causa, esto es, por una nueva obligacién” (Usura pecuniae, quam percipimus, in fructu non est quia non ex ipso corpore, sed ex alia causa est, id ext nova obligatione). En efecto, para recibir interés del dinero necesario es estipularlo (0 pactarlo), y entonces es objeto de una obligacién aparte. Sélo en época postelasica se observan casos en que los intereses reciben la consideraci6n de frutos (D, 22.1.34: vicem fructuum optinent). En los derechos griegos los intereses son llamados ‘oki (= “partos"), y quiza por esta 28D. 7.1.48.1; 23.3.32; 23.5.18 pr.; 24.3.7.13. 29D. 5.3.27 pr; 7.1.08 pr; 22.1.28.1; Inst. 2.1.37; oft. Cic., De fin. 1.4.12. 80D, 5.3.29. 146 DERECHO PRIVADO ROMANO. TOMO I influencia a veces los propios juristas hablan de “monedas estériles” (D. 22.1.7: num- ‘mi steriles) para aludir al dinero ocioso (D. 22.1.13.1: pecunia otiasa) o de que “pare intereses” (D, 22.1.3 pr.: si parient usuras). g) Los frutos naturales pueden encontrarse en diferentes esta- dos. Asi se habla de: (i) “frutos pendientes” (fructus pendens) mientras se encuentran adheridos a la cosa fructuaria, Se considera que los frutos en tal estado no son una cosa independiente y que forman parte de la fructuaria; siguen por lo tanto su estatuto juridico. Los negocios que los afecten (como su venta) son actos sobre cosa futu- ra; (ii) “frutos separados” cuando se han desprendido de la cosa fructuaria por causas naturales o artificiales; (iii) “frutos percibidos” para indicar aquellos efectivamente recogidos por quien tiene dere- cho de hacerlo que no sea el duefio de la cosa fructuaria, como es el caso del usufructuario; (iv) “frutos existentes” (fructus extantes) para sefialar los separados que atin se encuentran en poder del poseedor; y (vi) “frutos consumidos” (fructus comsumpti) con que se indican los ya dispuestos fisica o juridicamente. La expresin res cum sua causa significa la cosa con sus frutos © aquellas que reciben la consideracién de fruto. 4. La “disposicién” de las cosas (habere) estriba en afectar su sus- tancia o integridad materiales o su pertenencia. Puede, por lo tanto, ser fisica 0 juridica, y la afectacién, a su vez, total 0 parcial. De lo que resultan cuatro combinaciones: a) Disposicion fisica total si la cosa es destruida sin perjuicio de los residuos aprovechables 0 no que deje, como beneficiar una res 0 comer alimentos. El uso de las cosas consumibles y Ia extraccion de “productos” obedecen a este tipo de actos. b) Disposicién fisica parcial, que implica meras transformaciones aunque sean puramente funcionales, como excavar un pozo en un solar, derribar un muro para ampliar cierta habitacién 0 convertir una buhardilla en dormitorio. ©) La disposicién juridica total se produce cuando la cosa deja de pertenecer a su duefio en virtud de un acto suyo. Son actos de tal género la enajenacién, el abandono y la renuncia, pero también, por ejemplo, la manumisién de un esclavo, la sepultacion de un cadaver en un predio, que lo transforma en res religiosa, 0 Ia construccién de un templo en ély su dedicacién que lo convierte en ¢s sacra. El uso de Tas, cosas juridicamente consumibles pertenece a este tipo de actos. Los actos de enajenacién pueden ser “entre vivos” (inter vivos), y entonces habla- mos de “transferencia’, 0 “por causa de muerte” (mortis causa), y decimos “transmi- sién”. Un término genérico abarcador de ambas formas podria ser “traslacién”. ) En fin, la disposicion juridica parcial consiste en gravar la cosa con un derecho real en favor de terceros, como ocurre cuando se Ia da en usufructo o prenda o si le viene impuesta una servidumbr:

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