Está en la página 1de 8

Cinco conferencias de Freud

I
La paciente del doctor Breuer, una muchacha de veintiún años, intelectualmente muy
dotada, desarrolló en el trayecto de su enfermedad, que se extendió por dos años, una
serie de perturbaciones corporales y anímicas merecedoras de tomarse con toda
seriedad. Sufrió una parálisis con rigidez de las dos extremidades del lado derecho, que
permanecían insensibles, y a veces esta misma afección en los miembros del lado
izquierdo; perturbaciones en los movimientos oculares y múltiples deficiencias en la
visión, dificultades para sostener la cabeza, una intensa tussis nervosa, asco frente a los
alimentos y en una ocasión, durante varias semanas, incapacidad para beber no obstante
una sed martirizadora; además, disminución de la capacidad de hablar, al punto de no
poder expresarse o no comprender su lengua materna, y, por último, estados de
ausencia, confusión, deliria, alteración de su personalidad toda, a los cuales
consagraremos luego nuestra atención.
La actitud de los médicos frente a las pacientes histéricas es negativa porque no la
puede comprender ni curar y se encuentra en la misma situación que el lego, no
encuentran una causa orgánica, pero Breuer no toma esa actitud.

Breuer en cambio trata a la paciente con hipnosis, bajo este estado la enferma
reproducía tristísimas historias que tomaban como punto de partida la situación de la
muchacha ante el lecho enfermo de su padre.
Después gozaba de un bienestar de varias horas, de un estado anímico normal, y
desaparecían los síntomas.
-Ejemplo del perro y el vaso de agua-
“Nuestros enfermos de histeria padecen de reminiscencias.
Sus síntomas son restos y símbolos mnémicos (simbolizaciones) de ciertos “traumas
psíquicos”
Siempre donde hay un síntoma hay una amnesia, es necesaria traer el recuerdo para
eliminar el síntoma.
Hipnosis (primer método): No todos los pacientes se pueden hipnotizar, es un método
místico, poco científico, luego de la hipnosis, los síntomas desaparecían por un tiempo,
pero luego volvían.

Conclusiones de Freud:

La enferma, en casi todas las situaciones patógenas, debió sofocar las exteriorizaciones
de sus sentimientos, ya que intentaba que su padre no note nada de su angustia.
Los afectos desarrollados en esas situaciones hallaban bloqueada su salida normal, por
lo tanto, aparecían como síntomas corporales (conversión histérica).
Para Breuer los síntomas histéricos nacían de unos estados anímicos particulares que
llamó Hipnoides.
Estados de conciencia: consiente e inconsciente. Anna mostraba muchos estados
anímicos junto con el normal en el cual no recordaba nada sobre las escenas patógenas o
su relación con los síntomas. Donde existe un síntoma, también existe una laguna, una
falta de recuerdo, y el llenado de esta laguna cancela los síntomas.

II
Charcot, en Paris, había llegado a conclusiones similares a las de Breuer sobre la
Histeria.
Su discípulo, Janet concibe a la histeria de forma biológica como “una forma de
alteración degenerativa del sistema nervioso que se da a conocer mediante una endeblez
innata de la síntesis psíquica”, cree que los histéricos no pueden formar una unidad con
sus procesos anímicos desde el comienzo, por eso se inclinan por una división de la
personalidad.

A Freud no le convencía el método de la Hipnosis, lo consideraba místico y que no


funcionaba en gran parte de los pacientes así que decide continuar el tratamiento
prescindiendo de él y trabajar con el estado normal de los pacientes.
Parecía una decisión sin sentido, ya que se pretendía averiguar algo que el enfermo no
recordaba.

Experiencia de Bernheim: Si se les preguntaba a los pacientes sobre sus recuerdos en


estado de hipnosis, comenzaban diciendo que no sabían nada, pero si se les insistía,
estos recuerdos aparecían.

Presión en la frente (segundo método): Cuando los pacientes llegaban al punto de no


recordar más nada, Freud les aseguraba que no era así, y que el recuerdo justo llegaría
cuando él colocara su mano en su frente.
Era un procedimiento trabajoso y agotador, no podía ser apropiado para una técnica
definitiva (sugestivo).
La conclusión de este método fue que los recuerdos no estaban perdidos, estaban
próximos a llegar a la conciencia, pero alguna fuerza se los impedía, como una
resistencia del enfermo que mantenía en pie el estado patógeno.

Cancelar las resistencias había demostrado ser clave para la curación.

Las mismas fuerzas que hoy aparecían como resistencias a la curación, eran las mismas
que en su momento habían producido el olvido de la vivencia patógena (REPRESION:
mecanismo patógeno de la histeria).
En todas las vivencias patógenas hubo una moción de deseo que iba en contra a los
demás deseos del individuo, este deseo era inconciliable con la ética de la persona,
provocando así un conflicto, que se resuelve al caer bajo la represión la representación
portadora del deseo inconciliable.
De esta forma, la represión prueba ser un mecanismo de protección del individuo.
Ejemplo de una joven que tras la muerte de su padre (y luego de haberlo cuidado) siente
una simpatía por su cuñado, al poco tiempo, su hermana muere, y en su lecho de muerte
a Elisabeth le aparece el pensamiento: “Ahora él está libre y puede casarse conmigo”.
Esa representación cayó bajo la represión, fue olvidada, y luego aparecieron los
síntomas histéricos.
Cuando más tarde fue recordada bajo tratamiento la enferma sanó.

Diferencia con la concepción de Janet:


No se considera a la escisión psíquica (diferencia entre consiente e inconsciente) como
una deficiencia innata del aparato psíquico para unificar representaciones, sino que se
explica por el conflicto entre fuerzas en lucha.
En los neuróticos ha fracasado la represión de la representación del deseo inconciliable,
ya que, si bien la han expulsado fuera de la conciencia, la moción de deseo continúa en
lo inconsciente enviando formaciones sustitutivas (síntomas) a la conciencia que
provocan igual displacer al enfermo como el recuerdo.

III
Freud comienza corrigiendo el método de la presión en la frente, ya que lo que los
pacientes recordaban en ese momento, raras veces era el recuerdo buscado, sino otro
que parecía no tener relación alguna.
La teoría de Freud es que ese recuerdo estaba relacionado con la representación buscada
solo que había sufrido una DESFIGURACION, era una representación sustitutiva del
recuerdo olvidado, eran una alusión a él.

Existen otras formas de alusión en la vida normal, una de ellas es el chiste.


Asociación libre o regla fundamental psicoanalítica (tercer método): El paciente debe
hablar de todo lo que se le ocurra, aunque le parezca desagradable o disparatado. Ya que
las ocurrencias del paciente no son casuales, sino que tienen algún nexo con la
representación reprimida.

Otros recursos técnicos eran:

 Análisis de los sueños


 Acciones fallidas y casuales

Análisis de los sueños:


Es la principal vía de acceso al inconsciente, para poder ser psicoanalista, lo principal es
el análisis de tus propios sueños.
Los sueños generalmente fueron tratados de formas despreciativas y olvidadas
rápidamente tanto por las personas normales como por los investigadores ya que
generalmente, se los trata como algo ajeno a uno.
No todos los sueños son ajenos e incomprensibles, incluso, los sueños de los niños
pequeños son de bastante simple análisis, siempre son cumplimientos de deseos que
quedaron insatisfechos del día anterior.
Sueños de los adultos: Suelen ser incomprensibles, no parecen representar el
cumplimiento de un deseo ya que han sufrido una desfiguración.

Contenido manifiesto: Es lo que recordás del sueño al despertar, que ha sufrido una
desfiguración.

Pensamientos latentes: Deseos inconscientes reprimidos que surgen de la interpretación


de los sueños.
Para llegar a ellos, hay que pedir al enfermo que diga todas las ocurrencias que tenga en
relación a cada fragmento que recuerde del sueño utilizando la regla de asociación libre.

Trabajo del sueño: proceso que produce la desfiguración de los pensamientos oníricos
inconscientes en el contenido manifiesto del sueño.

A través del análisis de los sueños se puede descubrir el papel importante que tiene la
vida infantil en el hombre, ya que en la vida onírica se conservan todos los deseos
inconscientes de la infancia.
Los complejos sexuales si bien varían entre los individuos conservan una fijeza típica
que coincide con el simbolismo que suele encontrarse en mitos y cuentos tradicionales.

Procesos psíquicos:

Condensación: es cuando un elemento del contenido manifiesto agrupa o reúne muchos


elementos del contenido latente.
Desplazamiento: un elemento latente intolerable es reemplazado por un elemento trivial
o poco importante.

Sueños de angustia: La angustia es la reacción defensiva del yo frente a los deseos


inconscientes que han alcanzado mucha intensidad, por eso estos sueños son explicables
cuando se han puesto demasiado al servicio del cumplimiento de deseos reprimidos.

Acciones fallidas y casuales: entre ellas se encuentra el olvido de cosas, deslices


cometidos al hablar, deslices de la escritura y la lectura, etc.
Son hechos normales que suelen justificarse con el descuido o la distracción.

Poseen pleno sentido desde la situación en la que ocurren y pueden ser interpretadas
fácilmente.
Expresan propósitos o impulsos que deben ser relegados de la conciencia o provienen
de deseos reprimidos Merecen ser tomadas como síntomas.

IV
Habla sobre la etiología (origen) sexual.
Conclusiones sobre los complejos patógenos y mociones de deseo:

1) Los síntomas patógenos son fácilmente reconducidos a impresiones de la vida


amorosa de los enfermos debe reconocerse a las perturbaciones del erotismo una gran
importancia entre las causas que llevan a la enfermedad.

2) La curación nunca se detiene en las vivencias de la época de la enfermedad, siempre


es necesario remontarse a la pubertad o la primera infancia. Solo las vivencias infantiles
son susceptibles de crear posteriores traumas, y solo descubriendo y haciendo
consientes estos recuerdos (huellas mnémicas) se logra eliminar los síntomas.

3) Las mociones de deseo reprimidas de la infancia son las formadoras de síntoma.


Estas mociones son sexuales.

4) El niño trae consigo pulsiones (instinto) sexuales desde el comienzo, y a partir de ahí,
a través de un desarrollo, surge la sexualidad normal en el adulto.

Diferentes etapas de la pulsión sexual en el niño:

a) Etapa oral (0\1 año y medio)

b) Etapa sádica anal (1 año y medio hasta 4 años)

c) Etapa fálica (4\6 años)

d) Etapa de latencia (6\12 años)

Pulsión sexual infantil:


Proviene de diferentes fuentes, pero su característica principal es que no se encuentra al
servicio de la reproducción, obedece a la ganancia de placer a través de la estimulación
de zonas sensibles.
Como en esta etapa la satisfacción se obtiene en el cuerpo propio se la llama autoerótica
y se llama zona erógena a toda parte del cuerpo que sea significativa para la ganancia de
placer. Ejemplo: chupeteo.

Estas pulsiones se presentan en pares de opuestos: pasivas (masoquismo y


exhibicionismo) y activas (sadismo y voyerismo)
En este periodo, la diferenciación sexual no genera ninguna diferencia, por lo tanto,
puede atribuírsele a todo niño una parte de homosexualidad.
La vida sexual del niño esta disociada, cada pulsión se satisface de manera
independiente la una de la otra, pero encuentran una organización siguiendo dos
direcciones principales.

Las pulsiones se subordinan a la zona genital y entran al servicio de la reproducción.


Todos los componentes de la pulsión sexual quieren satisfacerse en la persona amada.
No todas las pulsiones pueden satisfacerse, muchas deben ser reprimidas.
Aparecen poderes anímicos como el asco, la vergüenza y la moral que actúan como
guardianes, evitando que estas pulsiones sean satisfechas y que luego, en la pubertad,
con la reactivación de la sexualidad esta transcurra por caminos normales.
No todos los individuos transitan la función sexual de manera tranquila y esto pude
dejar secuelas o anormalidades que faciliten la contracción de enfermedad en la vida
adulta.

Puede ocurrir que no todas las pulsiones parciales se sometan a la zona genital,
generando una perversión.

La no diferenciación sexual infantil puede conservarse produciendo homosexualidad en


la elección de objeto en la vida adulta.
La neurosis aparece como el negativo de la perversión, tienen los mismos componentes
pulsionales, pero en la neurosis actúan desde el inconsciente.

Fijación: Manifestación híper intensa de una pulsión sexual infantil Regresión: vuelta a
una etapa anterior.

Primeras elecciones de objeto del niño apuntan a quienes están encargados de su


crianza.
El vínculo del niño con sus progenitores no está libre de excitación sexual.
El niño toma a ambos padres, pero sobre todo a uno de ellos, como objeto de sus deseos
eróticos.
Generalmente el padre prefiere a la niña y la madre al varón, el niño, por su parte,
reacciona a eso deseando reemplazar al padre (hijo) o a la madre (hija).
Estos vínculos están cargados de corrientes tanto tiernas, como hostiles que luego deben
ser reprimidas complejo nuclear de la neurosis (complejo de Edipo).

Sublimación: transformación de un deseo de naturaleza sexual en otros con fines


sociales, culturales etc.

V
Conclusiones:

1) Los seres humanos enferman cuando se les niega la satisfacción de una de sus
necesidades eróticas en la realidad la enfermedad es una satisfacción sustitutiva del
placer negado.
En los síntomas de los enfermos, hay un fragmento de su vida sexual.

2) Resistencia de los enfermos a curarse: no es solo que el yo no quiere renunciar a las


resistencias, sino que las pulsiones sexuales tampoco quieren renunciar a su
satisfacción.

3) La enfermedad es una regresión a una etapa anterior del desarrollo (infantil)

4) Existen individuos que ante la insatisfacción de la realidad se repliegan en la fantasía


regresando a estadios infantiles del desarrollo sexual.
5) Los neuróticos enferman a raíz de los mismos complejos con los que lidian también
los sanos.
Depende de factores personales que estos complejos lleven a la enfermedad, a la salud o
a la híper compensación.

Transferencia:
Muchas veces los enfermos generan una relación de ternura u hostilidad hacia el
psicoanalista que no está justificada en la realidad. Los enfermos reviven en sus
relaciones con el médico parte de sus sentimientos inconscientes que no pueden
recordar.

Existe en todas las relaciones humanas, no es creada por el psicoanálisis, pero se sirve
de ella para guiar los procesos psíquicos hacia las metas deseadas.
Transfiere al analista una parte de su vida sentimental de la que no puede evocar
recuerdo, sin ningún vínculo real. Se produce de manera espontánea en todas las
relaciones humanas.

Dos obstáculos para el reconocimiento de las argumentaciones psicoanalíticas:


1) La falta de conciencia acerca del determinismo psíquico.
2) Desconocimiento de la diferenciación entre consiente e inconsciente.
Muchas veces se tiene miedo de las consecuencias de hacer consientes mociones
reprimidas.

Caminos de los deseos inconscientes liberados por el psicoanálisis:

1) Lo más frecuente es que la persona cuente ya con la fortaleza para hacerle frente y
gobernar de manera intachable los deseos reprimidos.

2) Un segundo camino es reconducir las pulsiones a metas aceptadas a través de la


sublimación.

3) Un tercer desenlace es hallar una satisfacción directa en la vida.

El olvido de los nombres propios


En este texto Freud va a explicar porque es tan común olvidar nombres de personas que
conocemos y recordamos, lo que le llama la atención de estos olvidos es que junto con
ellos se producen recuerdos falsos (nombres incorrectos que aparecen en su lugar).
El recuerdo olvidado se desplazó a un sustituto, estos nombres sustitutos tienen un nexo
con el nombre olvidado.

Dos obstáculos para el reconocimiento de las argumentaciones psicoanalíticas.


En primer lugar, la falta de hábito de contar con el determinismo estricto y sin
excepciones de la vida anímica y, en segundo, el desconocimiento de las peculiaridades
por las cuales unos procesos anímicos inconscientes se diferencian de los consientes con
que estamos familiarizados.
Una de las más difundidas resistencias al trabajo psicoanalítico -tanto en personas
enfermas como en sanas- se reconduce al segundo de los factores mencionados.
Se teme causar daño mediante el psicoanálisis, se tiene angustia a convocar ja la
conciencia del enfermo las mociones sexuales reprimidas, como si esto aparejara el
peligro de que con ello resultaran luego avasalladas sus aspiraciones éticas superiores y
fuera despojado de sus adquisiciones culturales.
Uno nota que el enfermo tiene puntos débiles en su vida anímica, pero no se atreve a
tocarlos para no aumentarle todavía más su padecimiento.
Podemos retomar esta analogía. Sin duda, es más benigno no tocar lugares enfermos si
por esa vía uno no sabe otra cosa que deparar dolor.

La represión es sustituida por un juicio adverso (Verurteilting) llevado a cabo con los
mejores medios.
Ello es posible porque en buena parte sólo tenemos que eliminar consecuencias de
estadios más tempranos de desarrollo del yo.
El individuo produjo en su momento una represión de la pulsión inutilizable sólo porque
en esa época él mismo era muy endeble y su organización muy imperfecta; con su
madurez y fortaleza actuales quizá pueda gobernar de manera intachable lo que le es
hostil.

Mediante sus represiones, el neurótico ha mermado muchas fuentes de energía anímica,


cuyos aportes habrían sido muy valiosos para su formación de carácter y quehacer en la
vida. Conocemos un proceso de desarrollo muy adecuado al fin, la llamada sublimación,
mediante la cual la energía de mociones infantiles de deseo no es bloqueada, sino que
permanece aplicable si a las mociones singulares se les pone, en lugar de la meta
inutilizable, una superior, que eventualmente ya no es sexual.

Cierta parte de las mociones libidinosas reprimidas tienen derecho a una satisfacción
directa y deben hallarla en la vida.
Nuestras exigencias culturales hacen demasiado difícil la vida para la mayoría de las
organizaciones humanas, y así promueven el extrañamiento de la realidad y la génesis
de las neurosis sin conseguir un superávit de ganancia cultural a cambio de ese exceso
de represión sexual.
No debemos llevar nuestra arrogancia hasta descuidar por completo lo animal originario
de nuestra naturaleza, y tampoco nos es lícito olvidar que la satisfacción dichosa del
individuo no puede eliminarse de las metas de nuestra cultura

También podría gustarte