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Experiencia de viada.

Mi hermana y mi familia ,sembraron la seguridad emocional que necesitaba .Si bien es cierto que
yo no recuerdo muchas cosas sobre mi niñez anteriores a ser adoptada, mis padres sí que
recuerdan algunas cosas, que me gusta escuchar. A menudo es como si me estuvieran contando
la historia de otra persona, ya que no llego a identificarme al cien por cien. Con aquella niña que
fui.Según nos cuentan, no tuvimos problemas a la hora de empezar a llamar papi y mami a unos
completos desconocidos. Aun así, esto no evitó que sintiera bastante rechazo hacia mi madre, y
si no era mi padre el que se sentaba conmigo, solía armar unos buenos jaleos. Por las noches,
nos dejaban dormir juntas, para hacernos sentirnos seguras, y daba igual cómo nos acostásemos
que, por muy leve que fuera, siempre manteníamos un contacto entre las dos, como si
quisiéramos sentir que la otra seguía ahí, que no nos separarían.

Aparte de eso, no había señales de que fuéramos a poner resistencia a la nueva vida que nos
esperaba. Una vez en España, conocimos a toda la familia y era tanta que, según cuenta mi
padre, le iba preguntando si los señores que pasaban junto a nosotros por la calle también eran
mis tíos. Desde el principio nos interesó saber si los que iban a ser nuestros nuevos padres
tenían dinero y un carro (así es como llaman en Colombia a los coches), con lo ya les queda claro
que espabiladas éramos un rato…

Hubo momentos de montaña rusa. De nuevo mi hermana para apoyarme y mi familia junto a mí
como pilares.Durante la etapa en que se supone que tu identidad y tu personalidad se van
desarrollando, el encajar perfectamente con los demás y tener un grupo de amigos en los que
confiar fue una gran ayuda. No me importaba que la gente supiera que era adoptada. Esto es
algo que siempre he tenido interiorizado, hasta el punto de parecerme normal.
Conscientemente no puedo explicar cómo mis padres consiguieron hacerme sentir así, pero no
me imagino mi vida siendo de otra manera. Todo lo que he vivido con mi familia aquí y el no
ocultar mi pasado (al menos, la parte que conocen mis padres) me ha hecho llegar a ser quien
soy hoy en día. A ellos les debo mi vida, sin creer que les debo nada, sino del mismo modo que
lo sentiría si fuera biológicamente suya.

El haber llevado bien todo el proceso no significa que no tuviera mis momentos de inflexión,
porque, aunque yo no lo recuerde, tuve algunos altibajos a la hora de cuándo y a quién contar
que era adoptada o de hablar sobre ello. Según me cuenta mi madre, una vez tuvimos una
discusión al haberle contado a mi prima que éramos adoptadas, ya que ella, al tener 9 meses
cuando llegamos, desconocía esa parte de nuestro pasado. Durante esa etapa de inflexión solía
ir de un extremo a otro; pasaba de contarle a todo el mundo que nos habían adoptado a no
contárselo a nadie y no querer hablar del tema. Por suerte, al final conseguí bajarme de esa
montaña rusa y llevarlo con normalidad.

Además de todo eso, estoy segura de que gran parte de quien soy y de haber llevado de manera
tan natural las preguntas con las que me bombardeaban (en cuanto sabían que era adoptada) se
lo debo a mi hermana. El no haber vivido sola el proceso, tener a alguien que comprende por lo
que he pasado (ella también es adoptada), alguien de la que fue mi familia de origen, son cosas
que te dan el valor necesario para aceptar y ver que, al igual que tú, hay mucha gente en la
misma situación y no es algo de lo que avergonzarse. Ni mucho menos. Tengo mucha suerte de
poder tenerla conmigo y eso me lleva a pensar en la importancia de no separar a los hermanos a
la hora de adoptarlos.

Mi madre y mi padre supieron protegerme, darme afecto y estimulación.

Existen cinco necesidades primarias en los niños y niñas que los padres deben cubrir para el
buen desarrollo de estos (Barudy y Dantagnan, 2010): protección, socialización, resiliencia,
necesidades educativas y necesidades nutritivas (cuidados, afecto y estimulación). De una
forma o de otra, mi padre y mi madre han sabido cubrir todas esas necesidades. Mayormente
creo que ha sido un factor decisivo en cuanto a mi salud física y psicológica, ya que a mi parecer,
por muy bueno que sea el proceso de adopción, la falta de alguna de esas atenciones primarias
podría suponer una mala adaptación y un desarrollo emocional, personal y social inadecuado a
lo largo de la vida.

«Lo que me diferencia de la gente que me rodea son unos ojos rasgados de color café y haber
nacido dos veces. Y esto genera dudas»

En cuanto a lo que podría destacar que me diferencie de la gente que me rodea, son mis ojos
rasgados de color café y el haber nacido dos veces Por lo demás, no he notado que el hecho de
ser adoptada haya influido en mí de otra manera. Tengo unos buenos estudios, un trabajo, una
gran y buenos amigos, igual que cualquier otra persona, haya sido o adoptada.

Aun No habiendo nada importante que me diferencie de los demás, al tener unos rasgos
distintos, muchas de las personas a las que me presentan (o que acabo de conocer) suelen hacer
preguntas bastante directas sobre donde nací o si soy española. El no haber nacido aquí no
significa que tenga que ser adoptada… Generalmente creen que me mudé a España con mi
familia de allí, así que me bombardean con preguntas queriendo saberlo todo de mi vida, como
si el no tener un cuerpo vida parecidos a los suyos les diera derecho a ello. Esto no es algo que
me moleste y suelo contestar a todas las preguntas, mientras estas no sean demasiado
personales o sean irrespetuosas. A menudo, incluso me resulta gracioso que un desconocido
muestre tanto entusiasmo por conocer mi vida, pero a veces también se hace un poco pesado
contar la misma historia una y otra vez, sobre todo cuando no tengo la respuesta a muchas de
las preguntas que me hacen sobre mi pasado.

Una de las que más se suele repetir es la gran cuestión sobre si me gustaría conocer a mis
padres biológicos. Realmente nunc a he sentido la necesidad de hacerlo, ya que me siento
completa con mi familia, aunque sí que es verdad que, a veces, la curiosidad hace de las suyas,
pero nunca me lo he planteado como algo serio. Esto suele desconcertar a la gente: muchos no
entienden que no quiera conocer a padres biológicos y les sorprende que no haya cruzado ya
medio mundo para encontrarlos. Aunque creo que esto es algo normal, esa gente no ha vivido lo
que es entrar en una nueva familia y sentirte tan parte de ella que no tengas la necesidad de
llenar los huecos del pasado. Ni de buscar algo que ya tienes: unos padres que me quieren y una
familia a la que adoro.

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