Guerra de Troya, en la mitología griega, guerra librada por los
griegos contra la ciudad de Troya. Se cree que la leyenda se basa en hechos verídicos, episodios de una guerra real entre los griegos del último periodo micénico y los habitantes de Tróade, en Anatolia, parte de la actual Turquía. Modernas excavaciones arqueológicas han revelado que Troya fue destruida por el fuego a principios del siglo XII a.C., tradicional fecha de la guerra, y que ésta pudo haber estallado o bien por el deseo de saquear esa rica ciudad o por poner fin al control comercial que Troya ejercía sobre Dardanelos. Relatos legendarios de la guerra remontan su origen a una manzana de oro, dedicada a “la más bella”, que lanzó Eris, diosa de la discordia, entre los invitados celestiales a las bodas de Peleo, soberano de los mirmidones, y Tetis, una de las nereidas. La entrega de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte de Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, aseguró a Paris el favor de la diosa y el amor de la hermosa Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta. Helena se fue con Paris a Troya y como consecuencia se organizó una expedición de castigo, al mando de Agamenón, rey de Micenas, para vengar la afrenta hecha a Menelao. El ejército de Agamenón incluía a muchos héroes griegos famosos, como Aquiles, Patroclo, Áyax, hijo de Telamón y Áyax, hijo de Oileo, Teucro, Néstor, Odiseo y Diomedes. Como los troyanos se negaron a devolver a Helena a Menelao, los guerreros griegos se reunieron en la bahía de Áulide y avanzaron hacia Troya en mil naves. El sitio duró diez años y los nueve primeros transcurrieron sin mayores incidentes. En el décimo año, Aquiles se retiró de la batalla por un altercado que tuvo con Agamenón; la acción de Aquiles proporcionó a Homero el tema de la Iliada. Para vengar la muerte de su amigo Patroclo, Aquiles retomó la lucha y mató a Héctor, el principal guerrero troyano. Otros hechos, que aparecen narrados en poemas épicos posteriores, abarcan la victoria de Aquiles sobre Pentesilea, reina de las Amazonas, y Memnón, rey de Etiopía, y la muerte de Aquiles en manos de Paris. La ciudad de Troya fue tomada finalmente gracias a una traición. Un grupo de guerreros griegos consiguió entrar en la ciudad ocultándose en el interior de un gran caballo de madera . A continuación los griegos saquearon y quemaron la ciudad. Sólo escaparon unos pocos troyanos, el más famoso de ellos Eneas, quien condujo a los demás sobrevivientes hacia la actual Italia. Virgilio ha contado esta historia en la Eneida. El retorno de los guerreros griegos a Grecia también inspiró muchos poemas épicos. El más famoso de ellos es el de Odiseo, que regresa a Ítaca después de diez años de difícil travesía, tal como lo elabora poéticamente Homero en la Odisea. La Guerra de Troya Obras de arte de la literatura occidental, La Iliada y La Odisea, describe sucesos que se habrían desarrollado en 1200 a.C. Sin embargo, desde hace un siglo, historiadores y arqueólogos se interrogan acerca de la realidad del célebre conflicto que opuso, según Homero, a griegos y troyanos. Paris, hijo del rey de Troya, Príamo, está al origen del conflicto. Llamado a juzgar la belleza de las diosas del Olimpo, elige a Afrodita, divinidad del amor, que le promete la más bella mujer de Grecia, Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Paris conquista a Helena: ésta abandonada su ciudad, su marido y su hija para seguirlo. Para vengar a su hermano burlado, Agamenón, el poderoso rey de Micenas, organiza una expedición destinada a destruir Troya.
El Relato Homérico
El primer poema, La Iliada, empieza con el relato de la cólera de
Aquiles, héroe griego (hijo de un mortal y una diosa). La guerra de Troya comenzó hace cerca de nueve años, y Agamenón acaba de apoderarse de una prisionera, Briseida, recompensa de Aquiles. Este, furioso, se retira a su tienda y rehúsa volver al combate. No es sino a la muerte de Patroclo, su amigo más querido, muerto por el troyano Héctor, que vuelve a las armas para vengarlo. La Iliada termina con la muerte de Héctor y los grandiosos funerales celebrados en honor de Patroclo por su amigo. El relato se organiza en una sucesión de cuadros que describen escenas de guerra. En La Odisea, historia del largo y difícil regreso de Ulises, rey de Ítaca, a su patria, sabemos algo más acerca de los nueve primeros años de guerra, y sobre todo, acerca del final del conflicto y el famoso episodio del caballo de Troya. Los historiadores griegos del siglo V a.C. - Heródoto, autor de las Historias y Tucídides, a quien debemos la Guerra del Peloponeso - aportan a la tradición homérica explicaciones históricas y políticas. Para el primero, los troyanos representan a los eternos enemigos de Grecia, es decir, a los persas o a los medos. La guerra de Troya sería entonces, según el "Padre de la Historia", una primera guerra médica. El análisis de Tucídides es más político. Para él, el conflicto descrito por Homero simboliza la primera tentativa de unión de los griegos para lanzarse a una conquista, en suma, una primera forma de imperialismo helénico. Luego, la veracidad de los poemas no es puesta en duda por los antiguos: los sucesos que describen tienen , a sus ojos, una realidad histórica. El Testimonio de la Arqueología
¿Es esta realidad la de la Grecia micénica del siglo XIII a.C.?
Los descubrimientos arqueológicos no parecen confirmarlo. En el siglo XIX, el alemán Heinrich Schliemann, apasionado por la obra de Homero, empieza sus excavaciones en busca del emplazamiento de Troya. No descubre sino una pequeña aldea, bautizada por los arqueólogos con el nombre de Troya VII según el orden de las capas arqueológicas. El yacimiento data de períodos anteriores a los de la supuesta guerra y los vestigios lo muestran tan pequeño y pobre que no se comprende por qué los griegos habrían levantado semejante ejército en su contra. Más aún, cuando las excavaciones efectuadas en Micenas, la ciudad del rey Agamenón, revelan, por el contrario, abundantes tesoros. Luego, la hipótesis de una incursión contra Troya con el objetivo de obtener un botín no puede sostenerse. En cambio, en 1953, un descubrimiento capital abre el camino a otra interpretación de la guerra. Ese año se descifra la escritura, bautizada lineal B, de las tablillas encontradas en las ruinas del palacio de Cnossos en Creta y en Pylos, en el Peloponeso, que muestran que se trata de la misma lengua: una forma primitiva de griego. Esto significa que realmente existió una expansión del poderío helénico. Así, la hipótesis de un rey de Micenas suficientemente poderoso para formar semejante coalición y conducirla tan lejos es históricamente fundada. Historiadores y arqueólogos se apasionan con el debate. Para algunos, Homero describió efectivamente la situación política del siglo XIII a.C. En cambio, según otros, los evidentes anacronismos contenidos en el texto épico corresponden a las condiciones de vida de la sociedad en la que vivía el aedo, es decir, al siglo VIII.
Una Expedición Pequeñísima :Lo seguro es que la Troya de Homero no
tiene nada que ver con la pobre aldea descubierta sobre la costa turca. Además la destrucción de la ciudad troyana no corresponde cronológicamente al período de grandeza de los palacios micénicos. Finalmente, los vestigios de éstos no se parecen a las descripciones que hace Homero. ¿Habría que concluir que los relatos homéricos no tienen ninguna realidad histórica y que la famosa guerra no existió? Un gran historiador, M. I. Finley, hizo avanzar el debate en un sentido determinante. En su obra El Mundo de Ulises, afirma que no es ni el mundo micénico (siglo XIII) ni en el de las ciudades del período arcaico (siglos VIII - VI) donde hay que buscar la inspiración o el modelo homérico. La sociedad descrita en La Iliada y La Odisea sería la de los tiempos oscuros de la historia griega, el período que separa la caída de Micenas del nacimiento de las ciudades-estado. Los investigadores de hoy van más lejos y distinguen tres niveles de lectura en los textos homéricos. Por una parte, se trata de una história poética de ficción que escapa por esta razón a la interpretación histórica. Por otra parte, el aedo se refiere efectivamente a tiempos míticos lejanos, los de la edad de oro del poderío micénico. Pero los detalles de la sociedad que describe - es este el tercer nivel de la lectura posible - son en realidad los de su tiempo. Así, en verdad hubo una expedición helénica en Asia, seguramente no fue de la amplitud de la legendaria Guerra de Troya, pero el alcance y la importancia del suceso fueron magnificados posteriormente. Quizás justamente, como lo decía Tucídides, porque esta empresa fue una acción en común de los griegos contra otro pueblo.