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ln, Engayos Serle Ma its arines Serge Chertmayeff.y Christopher Alexander Comunidad y ‘privacidad Hacia una nueva arquitectura humanista Ediciones Nueva Vision Buenos Aires: (41 (0) , . : ie Comes Titi del- original inglés: |Community Publicailo por Doubleday & Co; Ine, 19 © Sorge Charmayeff, 1963. Agradecimientos I ‘Traducetén de Rubén Massera Revisién técnica de Leonardo Aizenberg, ara, Este libro pudo realizarse gracias a una subvencién otorgada a Jos autores por el Joint Center for Urban Studies del M.LT. y la Universidad de Harvard. Queremos expresar a Martin Meyerson, su director, nuestro especial agradecimiento por el infatigable aliento y la ayuda que nos dispens6, agradeci- miento que hacenios extensive a nuestros colaboradores John Meunier, Alden Christie y Robert Reynolds, estudiantes de la ! Harvard Graduate School of Design, a cuya paciencia, enorgia y habilidad para el disefio, la investigacién y el dibujo se deben los planos comparativos y el material grafico incluidos en el libro. ‘También queremos agradecer a la sefforita Mac Nama- te 1a, bibliotecaria de la Graduate School of Design, y a la se fiorita Kauffman, referencista de la misma, por la ayuda que nos prestaron en la biisqueda del material original; al Compu- tation Center del M.LT., que nos permitié utilizar libremente Ja IBM 1704 para efectuar el anlisis de nuestro problema; a Saul Steinberg, que nos autorizé generosamente a reproducir | sus penetrantes caricaturas; a Elizabeth Barlett Gordon, que corrigié y dactilografié pacientemente el primer borrador; a Anne Freedgood, que le dio coherencia y I6gica a Jo que nos- otros considerdbamos la versién definitiva; y por étimo, aun-- t que no en menor grado, a Peter Chermayeff, que colaboré en | todas las etapas de Ia obra y finalmente diseii la disposicién tipogrifica, las ilustraciones y la cubierta del libro. © 1968 Ediciones Nueva Visién SATC.'|* Viamonte 494, Buenos Aires, Republica Argentina. Queda hecho el depésito que previene la Tey 11.723. impreso en la Argentina / Printed in Argentina, SC. y C.A,, Cape Cod, 1962 El resumen del informe sobre el crecimiento de la .poblacién-de -Heiiz von Foerster se reproduce con autorizacién del autor. La cita de Ta carta de Marshall McLuhan, fechada el 19 de diciembre de 1960 en Toronto, se reprdduce con autorizacién del autor, Los cuatio dibujos de Saul Steinberg, se reproducen con autorizacién del autor. El diagrama circular sobre la: ciudad, el campo y el suburbio esti tomado de Garden Cities ‘of Tomorrow, de Ebenezer Howard, Londres, Faber & Faber Ltd., 1946, con autorizacién de los editores. EI disgrama del desarrollo de los eielos del disefio esti tomado de Development Indes, de K, Linberg- Holm y C. Theodore Larson, Ana Arbor, The University of Michigan Press, 1953, y 0 reproduce con autorizacién de los-editores. El dibujo de Orrubio’ Nuraghe, Ta fortaleza de Orroli, Nuoro, Cerdefla, de Gio- vvanni Lillin, se reproduce con autorizacién: © Scientific American Inc., teres Tos derechos reservados. El plano del templo de Baphoun se reproduce: con autorizacién de B. F. Groslier, E.F.EO- ~ |Conservation AAnghor. El diagrama. que describe la acci6ii reciproca. entre’ tecno= logia, obsolescencia y disefio, de Frederick J. Kiesler, esta tomado"de “On Correalism and Biotechnique”, de. Frederick J.._Kiester,. Architec= tural Record, setiembre de 1939; © 1999 de F. W. Dodge Corporation, tudlos los derechos reservados; ‘se reproduce Gon autorizacién de* los editores y de Frederick J. Kiesler, El diagrania esquemitico del pio cees0 de, abstraceiin de A. Korzybski y Wendell Johnson’ esté: tomada a People in Quandaries, de Wendell Johnson, Nueva York, Harper & Row, Inc,, 1946, con autorizacién de Tos editores. Presentacion Mensualmente se suma a la poblacién mundial an némero de personas suficiente como para poblar una ciudad del tamafio de. Detroit, En. unos: pocos. afios ese néero bastard para poblar «ma ciudad del tamafio de Chicago: Todos somos conscientes de este colosal aumento, aun cuan- do la’economia de abundancia en Ja cual nos movemos actual- mente y un pais relativamente todavia poco colmado como el nuestro hacen que, para Ia gran mayoria, esta preocupacién sélo sea ‘intelectual. Muy pocos de nosotros pereibimos con cudnta rapidez estin sintiéndose los’ efectos de esta situacién en muchas partes del mundo. Es una listima que no podamos viajar a través del tiempo y del espacio y visitar Madris, Cantén y-Java sucesivamente én 1850, en 1900 y por fin en nuestros dias, Aquellos que contamos con Ia edad suliciente podemos, por'lo menos, comparar cémo era la vida en nuestras ciudades —Parfs, Londres, Nueva York de hace una gene- racién con-la: que se desarrolla en ellas en la actualidad. El hombre .ctea su propio entomo, y a un ritmo acelerado: Gredr 10. es ‘de todés modos Ja palabra correcta, ya que el hombie simplemente ha actuado en el sentido en que deci- ‘moi: “Bueno, te has hecho tu propia cama: ahora debes dormir en ella”, Es evidenté que aun en Ids patses mAs ricos © in- dustrializados el desarrollo del entomo esté al borde de su- perat" lasposibilidades lel’ hombre. Hoy, segtin’ palabras de Frank Lloyd Wright, es mis ‘fcil circular por Nueva York sobie los techos'de los taxis qué en el fiterior de uno de ellos. 9 La mayor parte de las especulaciones| acerca de los peligros de la explosién demogrifica se refiere 4 los factores econdmi- cos, especialmente a las decrécientes ‘feservas alimenticias y al agotamiento de los recursos naturales, Pero existe un peligro todavia més graye: el deterioro estéticd, Esto puede legar a parecer frivolo, pero por cierto no lo es, ya que la salud del hombre como especie depende de su fespuesta orgénica, fi siolégica, neurolégica y emocional al Nos burlamos de la palabra togethe}ness (capacidad para estar juntos), pero sin embargo no tieye nada de gracioso el decrecimiento de nuestra ‘propia cap: del planeta. La ecologia eé la ciencia de la capafidad para estar juntas que tienen las criaturas vivientes y su alterando tan radicalmente Ia situaciéy| ecolégica de la cual surgié como especie, y lo hace de un mbdo tan irracional, que esti poniendo- en peligro su propio fituro. Si en el curso con alges almacenadas en tanques d@ntro de las cindades, de la préxima centuria el mundo aleshza una poblacién de cinco mil millones de habitantes (y al fitmo actual alcanzard, mucho més todavia), ubicados en cien mil o mas lugares como Calcuta y Harlem, es posible que se peda alimentar a todos con las cosechas del mar, con alimentos sintéticos elaborados 2 partir de minerales 0 con la produdtién de grandes canti- dades de proteinas vivas desarrolladas| en caldos de cultivo. Pero algo le habré sucedido a la espéfie humana. Si sobré- vive en tales condiciones, s6lo lo hard: donvirtiéndose por cier- ‘to en ctra especie de animal y, al mends desde nuestro punto de vista, en una especie no muy agradable. Hablamos de la decadencia de la tradicién humanists. Pero es el caricter es- peeifico de la humanidad Jo que se lijlla amenazado. Mon- taigne o Séfocles no podrian existir enifla Jakarta de nuestros dias. gCuiles resultardn los seres més] aptos para la super- vivencia cuando estas nuevas comunitlades se hayan espar- cido sobre la superficie de Ia tierra? Segtin todas las probabilidades, el hé}nbre encontraré algtin 10 medio para limitar'la~poblacién durante el transcurso de Ja préxima generacién, © quizi la demasiado probable guerra nuclear resuelva drsticamenté el problema’ y Ia poblacién se reduzca a unos pocos millones de seres esparcidos en los tr6- picos y en el hemisferio austral. Entretanto, la diseminacién de comunidades inbumanas prosigue su marcha. La ast lla- mada renovacién urbana, aquello que los frainceses desiominan urbanismo, los suburbios, los exwbios .. en fin, los tugurios asépticos, proliferan. Todos seguramente recordamos el acuario de nuestras cla- ses de biologia en la escuela secundaria en el que la colonia de los Volvox se desirrollaba en un rineén donde Ia luz y Ia temperatura eran éptimas. El hombre esté alterando, por asi decirlo, la temperatura y la luz de su propio acuatio, y lo hace irracionalmente y sin conocimiento alguno de los posibles resultados. Nadie sabe lo que puede suceder. La naturaleza hace al hombre. El hombre hace Ia cultura. La cultura hace al hombre, El hombre destruye la naturaleza. Considérese el medio ecolégicamente estable a partir del cual probablemente se desarrollé el hombre como especie. Debo de haber sido algo semejante a la formacién de Ja que surgié la regién del este de los Estados Unidos, un vasto bosque interrumpido cada tanto por praderas, s6lo que probablemente ‘un poco més caldeado de lo que es ahora. gDénde se en- cuentra ‘ese bosque actualmente? Guarda el ‘actual entomo del este de los Estados Unidos construido por el hombre al- guna semejanza con el original? Cufntos cambios de este tipo podremos soportar? Estos cambios son ya mis importan- tes que las. transformaciones ecolégicas ocurridas durante Tas postrimerias del periodo jurisico que culminaron con la des- aparieién de los reptiles gigantes. Los arquedlogos, los antropélogos culturales y, por supuesto, los economistas, hablan a menudo de la cultura como si ésta s6lo fuera un conjunto de vasijas, puntas de flechas, ruinas, reinos, ceremonias de iniciacién, cosechas, valor, precio y be- neficio; cosas y relaciones entre cosas que se suceden inexora- blemente a través del tiempo, sin ningtin tipo de vitalided u _ eee humana que les sirya de ligazén consciente. Somos sélo vehioulos ‘para la evolucién de nuestros. propios artefactos? eno Ilegaré un momento en que estos ‘artefactos nos ‘supe rardn y exterminardn? De iquf surge el papel que les cabe al arquitecto, al pai- sajista, al planificador urbano: Ia reconstruccién creativa de nuestra ecologia. Hoy disponemos del conocimiento y de las técnicas necesarias para lograr este objetivo. Es perfectamen- te posible reconstruir deliberadamente el entorno humano de modo que sus resultados sean la expansién y el florecimiento de la vida de la especie como tal, Ia prolongacién de Ta expec- tativa de vida, el enriquecimiento éstético en el més profundo sentido. Este es, en mi opinién, el-tinico tipo de “evolucién creadora” del cual somos capaces. g¥ existe la postbilidad de que: Io. seamos? Tal es el objetivo que persigue este libro.. Los autores se refieren a algo que excede con amplitud el simple problema de organizar eficazmente el albergue para una comunidad humana. En todo:caso, lo que proponen plantea un ‘sentido inusitadamente profundo para la palabra “eficaz”. La estruo- tura de Ia comunidad ideal —ese intimo tejido que forma actualmente los edificfos y In tierra— debe asemojarie a’ uni caldo de cultivo, como aquella zona dptima del acuario: donde florecian los Volvox; un caldo de cultivo que, como un. ali- mento que impregna el medio’ ambiente en su, totalidad,.es- timule y enriquezca las respuestas creadoras de Ja comunidad en procura de una vida mas humana. as Poseemos una larga tradicién en materia de“planeaniiento de comunidades de este tipo. Disponemés de'una cantidad de propuestas planteadas con cardcter més bien ‘general 0 filo- séfico. Los nombres de Geddes y Mumford son conocidos por todo lego de cierta cultura. Pero, conozco pocos trabajos que enfoquen el problema en términos de una estructuracién fisica concreta de miodo tan directo como éste, gQué necesitamids para obtener un éptimo biolégico?: ¢Cémo'definimos estas nie- cesidades en términos de. metros etibfeos ‘dé espacios Iletios'y vactos? . . 12 e Puede ser que este libro trate. en el fondo-sobre’ e¢ologfa,” pero; en.toda :caso, se refiere:a. una ocdlogii:himmaniaL0e autores; son: perféctamerite, consciéntes, de ue” éxistenfiuevos factores que tienen valor operative en und cierta e8ala, pérd que, no, tienen ninguna importancia, en cambio, para el equi- brio vital que se desarrolla en un estanque, o para el éptimo crecimiento de los arbustos en una colina seca. Muchas de las. actividades del hombre son de carcter social, pero en Ultima instaricia estas actividades, por: pricticas y’ exterioti- zadas que sean, tienen su fuente en la privacidad. El hombre no s6lo es un animal racionel, es también un animal contem- plativo. En general concebimos a la contemplacién como a un ejercicio religioso, como a una oracién recitada en una iglesia o en un monasterio, 0 quiz4 como a una tranquila me- ditacién en un parque 0 un jardin, Pero In unidad bisica de la actividad humana, para Ia mayorfa de los individuos y para la sociedad en su conjunto, es la familia, Es precisamente Ia paz. familiar privada, aquello que podrfa lamarse la vida in- terior de padres e hijos, To que nuestras comunidades parecen estar destinadas a coromper y destruir. Las oraciones en fa- milia hace ya tiempo que han caido en desuso, pero existe una especie de secreto recogimiento familiar de fuerzas que es esencial para la vida humana. Por sobre toda otra cosa, esto es lo que Serge Chermayeff quiere alentar, proteger y cenriquecer. Seria fécil considerar este libro como una especie de ejer- cicio acerca de ingenierfa biotéenica humana. Ciertamente lo es, y de modo magistral. Pero creo que es mucho més toda- via. Es un ejercicio de humanismo creador 0 constructivo, pero en un sentido especial. Aqu{ podrfa servirnos de. guia una obra como la Peideia de Werner Jaeger. Deberfamos po- der pensar en términos de una especie de higiene superio ambiente planificado para una vida més plena. Finalmente, gde qué servirt todo esto? {Podremos detener el alud de nuestras propias construcefones insensatas? No lo sé. Existen tantos factores negativos que operan en contra de Ia supervivencia de Ta especie —aun dejando de lado Ia él 13 evolucién—, que las perspectivas son pi embargo, los: principios .expuestos en una fuerza poderosa en la otra direcci qué estremecimiento aislado de Ia radi alguna vez, en tiempos geolégicos, un} y determiné las diferencias? Este libro una dosis pequefia pero potente de ev. se escriban muchos libros similares y poderosas corrientes de nuestra histo de rumbo. “ cierto ligubres.' Sin lesta. obra “constitayen: gConocemos acaso cién césmica produjo alteracién del gene mstituye clertamente ucién creadora, Que lauizé, sélo quizd, Tas ia biolégica cambien Kenneth Rexroth. Prélogo Como este libro se publicé por primera vez en setiembre de 1963, hemos recibido desde entonces numerosos comentarios que han sugerido las notas que siguen, dirigidas a los nuevos lectores, Estas notas tienen por objeto servir de guia al lego o al profesional que desee’ seguir la argumentacién de la obra en su totalidad, antes que defender su propia ortodoxia. EI conflicto entre libertad privada y responsabilidad pie blica se hace cada vez més agudo en todos los campos de la actividad humana. La tarea de resolver este conflicto debe incluir a todos los que estén comprometidos en. el diseiio del entorno humano, y debe ser entendida también por todos aquellos que les encargan ese trabajo. Desde la fecha en que comenzamos a elaborar este libro, varios afios atras, algunos factores amenazantes han sido reco- nocidos fuera del campo de nuestra profesién. EI aumento de la poblacién y la polucién del medio ambiente por el hombre han xecibido amplia publicidad. Mucho se ha escrito sobre la dudosa bendicién del automévil y los problemas del trén- sito en las ciudades. Se estimila de continuo la creciente mo- vilidad del hombre, pero rara vez se piensa en una. ‘tranqui- lidad que le sirva de complemento. Los disefiadores siguen sin reconocer los formidables pro- blemas que plantea: Ia electronica y la revolucién producida en los sistemas de comunicacién en la educacién, il trabajo y el ocio. 15 Dos tipos recurrentes de reaccién por parte de los, lectores merecen especial comentario. En primer lugar, el libro no trata de “casas con patio” (court-houses) sino de modo in- cidental. Sin embargo, este viejo tipo de vivienda urbana pue- de proporcionar, con las debidas modificaciones, una forma viable de vivienda familiar a nivel del terreno, en zonas de alta densidad, inclusive hasta el dia de hoy. En segundo lu- gar, nuestra obra no propicia Ja sustitucién del pensamiento humano por técnicas electrénicas. Sencillamente se limita a reconocer Ia utilidad de esta nueva herramienta en el proceso de disefio y muestra un ejemplo de su aplicacién a una si- tuacién familiar, para Ia cual logra una solucién sorprenden- temeite distinta, El proceso téenico ha sido ‘nnecesarfameinte’ simplificsido, dé acuerdo con los objetivos del libro. El lector profesional que esée obtener informacién’ més-ptecisa, Sobre ‘este punto pite- de encontrarla en Some Notes on the Synthesis’ of Form}, de Christopher “Alexander, publicado en’ 1964 por. Ja Harvard University Press. 4 Paia resumir Ja intencién de los autores: el libro aboga por el desarrollo de una Ciencia del Disefio del Entorno que es- timule Ja habilidad creadora, los objetivos ambiciosos y la capacidad técnica antes de que sea demasiado tarde. Para citar a Erie Gill, “la belleza cuidaré de sf misma”. Serge Chermayeff Cape Cod, junio:de 1964 1 La vorsién castellons de ésta obtn: apareceni pedximamente puiblienda por Ediciones Infinite, (N. del E.) 16 Primera parte: Cultura de masas Marco de referencia La gran'transi¢ién Ecologia humana Ciencia, tecnologia y, objetivos Multitud y céneer Mundos de segunda mano La vida en las ciudades Estamos pasando ‘actualmente a través de un perfodo de transicién tan fundamental y de alennces tan armplios como Io fue el de Ia tran- siciém de la sociedad preeivilizada a I sociedad civilizada. A. perfodo nuevo lo amo de tai cidade Ia civilizacién a la post- civilizacién. La idea les resulta chocante a mucha gente que sigue creyendo todavia que To que si- cede hoy en el mundo no es sino tuna simple prolongacién del pa- snje de In sociedad precivilizada 8 Ia'sociedad civilizada, No obs- nte, debemos reconocer que nos estamos aproximando de hecho a luna situacién que difiere tanto de Ja eivilizacion como In. eivlizacién ‘misma difirié de las sociedades precivilizadas que Ja precedieron, Esto es Jo que desiznamos con el inoceinte téming de “desarrollo econémico”. No deja de ser iré- nico que, precisemente en mo- ‘mentos en que la civilizncién se hha extendido pricticamente por todo el mundo y en que las s0- Giedades precivilizadas sélo. exis ten en forma decadente en algunos pcos Tugares aislados, Ia postei- vilizacién le pise los telones a le civiliacién misma y esté ereando en Tas sociedades civilizadas el tmismo tipo de desorden y conf sién que Ia civilizacién produjo en las spoiedades.precivilizadas, Profesor Kenneth E, Boulding Conferencia sobre Ia eivdad en la Historia, Harvard, 1961 Las cludades fueron. siempre un ‘medio para conquistar cierto grado 20 de sinultaneidad en la asoeiacién y entendimiento entre los hombres, ‘Lo que la familia y Ja tribu babian logrado a este respecto parm nos pocos, Ia ciudad lo Iogsaba para muchos. Nuestra actual. tecnolo- gia remueve las situaciones que fen su) momento dieron otigen 9 Ins ciudadee. EL espacio oral y actistico de Jas culturas tribales no se habia hhallado munca en situacién de te- ner que reconstruir visualmente ef pasido, Toda experiencia y toda vida pasada tenfan Tugar ahora El hombre que precedié a In cul- tra eserita s6lo conoota Ia simul lameidad. “Las barreras entre los hombres, y entre las artes y las Ciencias, fueron construidas sobre fa base de la palabra eserita, es decir, visualmente detenida, Con la vuelta a In. simultane! ad, entramos de nuevo en el mun- do tribal y aciistico, Globalmente Mershall McLuhan ‘The Media Fit the Battle of Jericho Explorations Ste, julio de 1956 En cunto a ta idea de una cultu- ra urbana diseminada, nida por medio de los canales de’ televisién, sélo puedo decir que no la creo probable, y tengo inclusive la es- peranzi de que sea imposible, He sostenido muchas coaversaciones por radio y por televisién y nunca me resultaron satifactorias. Por empezar, nunca puede hacerse al- go que’ —segiin nos lo records recientemente Dean Acheson— es con frecuencia deseable, esto es, Lhundisle el dedo’en las costilas al interlocutor. No, hay muchas co- fas que deben hacerse cara’ cara y no como en la television, de “persona_a persona”. "La repro- duccién de Ia raza humana es una de ellas, y-otra Ia utilizaciin de la ciudad para su fin mis eleva do: Ia civilienciéa “de Ta hima aided. D. W. Brogan Conferencia sobre La Ciudad en Ia Historia Havvard, 1961 En Tugar de manejarse con los ‘valores que, en las etapas incipien- tes de su desarrollo, empezaron 9 ‘surgit de los instintos primrios del hombre, éste pasar a depender. bajo Jas nuevas circunstancias, de elementos cada ver. més racionales y exteriores para dar solucién 9 ‘us problemas. En suma, una nue- va manera de ‘encarar ia percep: ‘eign y Ta aprecincién de los némenos; ‘no s6lo naturales, también sociales, esti. ganando te- reno. Serfa dificil tratar de de- termjaar en’ qué medida ‘estainos justficados para ostablecer las coniecstencias que podria toner es- ta tendencia on Ia delineaciéa de Jos edificios del futuro. Es muy posible, por cierto, que nuestro juicto actual acerca de su carécter fesencial no ser cdinpartide por aquellos que estén destinados a hrabitarlos, El individuo del. fe turo seré tan distinto de nosotros fen cuanto & sue ideas con verpecto Ta vide, como diferirin por cier- to su sociédad y su miindo de los nuestros, Y aunque por itecesidad staré mis pleniamente intogrado y mis profundamente adaptado a su marido que Io que nosotros —que vivimas en wna era de transicién— To estamos al nuestro, no nos atre- vornos, fuera de esta generaliza- ign, a precisar més clarsmente st imagen. Porque los esfuerzos que realicemos en esa direccién resul- taxin sin duda mAs cuestionables y dificiles, més azbitrarios y frus lrantes que nuestros intentos por comprender las respuestas ments les y enocionales de nuestros an: tepasados de los tiempos prehisté= Roderick Seidenberg Posthistoric Man, 1957 Los efectos que somos capaces de producir con In ayuda de los re- cursos de que! actualmente dispo- nemos (por ejemplo, Ia) matanza de millones de personas! con una sola bomba de hidrégeno) son de tal calibre que ya no estamos en posicién de comprenderlos. Los vinewlos entre intencién,| aecién y efecto han sido rotes Max Bor Bulletin of the Atomic Scientists Junio de 1960 A medida que el hombje avanza hacia Ia anunefada meta de con- uistar Ja naturaleza, va eseribien- do a su, paso una, deprimente ex6- nea de destruceién: destruccién de J tierra que habita y. destruceidn do Ia vida que comparte la tierra 21 junto a él.” La historia: de los si- ‘los recientes tiene sus pasajes ne- gros: las matanzas de biifalos en Jas praderas del lejano ooste; las maser de aves covtens riz 5 por cazadores a sueldo; la cast exterminacién de los airones por causa de sus pluinas. A estos he- cchos y a otros semejantes les es- amos agregando ahora ‘un nuevo capitulo: Ia matanza de aves, ma- riferos, peces y pricticamente de toda forma de vide silvestre a cau- sa de los insecticidas quimicos in- discriminadamente diseminados so- bre el suelo, Rachel Carson Silent Spring, 1962 EI _progreso tecnolégico. ..tiende a incrementarse a medida que ca- da invencién y que cada conquista facilitan el paso siguiente, Pero en tanto predominan las’ fluctuactones ccasionadas por los secidentes po- Iitios, las guercas y las luchas eco- inémieas, este progreso no se hace cevidente. Ast sucedié hasta 1600, aproximadamente. Entonees se ini- ci Ia camera que ge volvié muy ripida a partir de 1800 y que hoy nnos quita el aliento. “Y asf conti- ‘ouard, si una eatistrofe ne le pone fin a todo. Max Bora Bulletin of the Atomic. Scientists Junio de 1960 Pero si el hombre, “modelo entre Jos animales”, se permite a si mis. ‘mo multiplicarse sin trabas, puede cafe on el iekgo de’ eovertise nel cdncer dl planeta. Después eftoda, gout es tn ices? Es ol Adlets de wn teido monstrua- sofo pstoligico,aue ha peralizado at feontel de erecinionto de. sur cto, sob embncado on ue ‘oflpiceiin sin limites y ba per Gifo en parte 0 totalmente uo cafizacisn, Jullan Husley ’s Challenge: The Use of the Bs Hohizon, setiembre de 1958 Se|dice que el desarrollo de una poblacién de elementos repetitivas ces bstable, si en tode momento el nithero.de elementos es finito. Las polflacfones de elementos indepen ishtes —por ejemplo, las ofle Jas|de levadura en un abundante medio mutritive-, © las poblacio- nnes| de elementos que actian rect rofamente entro sf y compiten poy un sustento limitado —por ejetpplo, los animales pertenesien- tes|a una ecologia fija~, ilustran To fue es una poblacién de des- arrdllo estable. Mientras que en el pritper caso el desarrollo: se carac- tetifa por un tiempo de duplica- cits] que permanece constante, en el spiunido lo que permanece cons- tanje es el némero: de elementos Sh dice que el desarrollo de une pobjacién es inestable, sien un insi{nte dado el nimero de ele- ‘meifios erece mis allé de todo i- mit]. “Este caso se produce, por ejetfplo, cusndo tos elementos 500 canfoer de conligns, er dec eustdo dos elementos juntes pue- len) lowrar mucho més de lo que cada two de ellés podria Iogear ja- ‘mis por separado, Expresado en téreainos matemiticos exactos, el ‘erecisniénto-de este tipo de pobla- ‘ids inestable estaria dado por le férmula: & v=x/t donde WV representa el némero de flementos en un instante cualquic- ta del tiempo, K y k son constantes caracteristicas y # es la “cuenta in- vyerse” (countdown) thedida en afios, euyo “tempo cero” es el instante de inestabilided, esto es, el instante fen el cual la poblacifn se aniquila ‘a. misma por su superpoblacién. (v2). Por su cépacidad de‘ comunicar- se, el hombre pertenece evidente- ‘mente a Ia categoria de elementos ‘que pueden former coalicién y, por lo tanto, el desarrollo, de la poblacién humana sigue la ecua- cidn precedente. Segin estim nes bien establecidas de Is pobla- lén mundial en los sltimos diez tilenios puede calcularse, para las ceonstantes caracteristicas K= 180 mil millones y k= 098, que el “tiempo cero” se ubicatia en el affo 2027 d. C. Bn otras palabras, dentro de 65 afios, 0 sea dentro del témino que abarca una vida, Ja raza humana, por lo menos en Tas condiciones en que la conoce- ‘mos hoy en dia, esti amenazada de extincién, Una de lis consecuencias dra- tméticds. de Ia mecinica. de. este desarrollo es la continua declina- cién del tiempo dé, duplicacién (1D) de la ‘poblactén humana: Esto se_sefala: someramente con Ja siguiente exprosin: TD: 1/9 on In que ¢ es nuevamente Ta cust fs fnvera on aos, Por consigien, te, en tiempos de Cristo Ia poblacién usnana necesité 1000 ‘fios pata doblar su némero, y la- ‘cia. el cumplimiento del milenio (1027), soon eis 500 ‘foe para duplicarde. A comich- Soe de nuestro siglo vemos que Ia poblaciéa mundial se duplica en bn lapso de 62 aos," dentro de tunes 88 aio comprobaremos que hnuestras ciudades deberin aleanzar fl doble de su tasnaio ara alber- pez a.una poblacién que so habré ‘mulliplieado por dos en el término de una sola generaci6n, Heinz von Foerster Resumen de un informe sobre cl crecimiento de la poblncin, 1962. Cada individuo utiliza el besaie de azar con el que nacié para ela- ‘borar durmte su vida reglas que le resolten stiles y que inclusive pueda legar. De modo similar, podemos detectar en el proceso de Ta. evolucién un aumento doa cuota de azat para todas Ins cria- turas vivientes. Bn ‘certo sentido, Jos animales superiores difieren més de su medio ambiente que_los in- feriores. Podriamos por. 16 .tanto imaginarmos el universo como. 10 sistema - continuo’ compuesto » por dos elementos: azar y_ organiza- ida, 0, si se prefiete,'desorden. y orden, que alternan entre sf de in ‘modo tal que asegun el manteni- ‘miento de la continsidad. ohn Zachary’ Young Feith Lectures, 1950 Doubt and Certainty in Science, 195i sen ae ce eis : las que realmente hemos ex, mers oie been ooh Sie hone ©. Wright fills ‘The Man in'the Middle, Design and Human Problems, 1958 Peter, Collinson, comerciante y na- turalista cuiquero residente en Londres, Jo escribe agriamente a Jom Bartram, que reside en las colonias: “St conoces algo por ta Dropia cuents, por favor eomuni- tamelo. Uno no puede depender de lo que se repite de oidas” Lore’ Eiseley The Firmament of Time, 1960 24 ogden neoténico, con so major aprorechamiento lor reeuson de le poblacién para Tograr een. vigseieato del homie desu eatorpo, sf algo significa, significa gue pe tangas re ann’ cqn el sentido de tna pro. pasicéa comercial: la. reais, inde por coda, repin por Te. Bn, de Buta, exdn Une do Sts! un Taga defective sled y Dienestar, inclusive de una belleza alerom yen ceto mode sn pro fesentes, que se aves aqua ¥ en tos partes: aun donde nook tg desrden. pact pres haber hecho todo To. pile per destruir las cosas. ee Patrick Geddes Paleotéenico y Neotéenico Giudadtes en evolueién, 1913 La diferencia entre nuestia deca- dencia y la de los rusos consiste fen que mientras Ia de ellos es bru tal, In nuestra carece de patetismo, Poseemos una cultura oral, una cule tura verbal, una cultura de babel, charlatanerfay bullicio. Se trata probablemente doa docadencia ft James Thurber ‘Manchester Guardian, febrero de 1961 ‘Una ciudad os una hetrainena, Tas chudades 20 desempein ya t=ta faseién, ‘Carecen de’ een stizanmoestos cverpos, nos en! torpeceg el aia La falta de orden que ‘xiben por doquier nor ofendey su dept: dacién hiere nuestra autoestima y Tnumilla nuestro sentido de digni- dad. No son dignas de Ja era en que vivimos; ya no son'dignas-de nosotros. Le Corbusier La ciudad del futuro, 1925 En mayor grado quizd que ning ‘aa otra nacién, nosotros los norte americanos nos hemos convestido en un pusblo de “puertas adentro". ‘Una gran parte de muestra vida — ‘mientras trabajamos, descansams, jngamos-— transourre dentro de edi- ficios: edifcios sobre exyo disefio y constriecién tenemos poco nin- sin control; edificios cuya distri. Duolén fisiea y econémica sélo re- motamente se guia por nuestras necesidades; edificios cuyo efecto sobre Ja salud’ y Ia felicidad sélo se comprende oscuramente, Sin embargo, no puede dejar de sefia- Taso Ia geavitacién que ejercen los edificios de muestro pais sobre to- os los aspectos del american way of Uf James Marston. Fitch, Jr. Prefacio de Ametican - Building: The Fores That Shape It, 1948 Un reto similar lo constituye el tremendo desarrollo urbano que de- Deremos enfrentar en ol futuio. Dentro de quince afios nuestra po- Dlacién abst Megado a los 235 millones de habitantes y"hacin él fafo 2000 aleanzari a Tos 800 mi- Tones. Este: incremento 0 produ. irk pirinepalmente en las zonas sti- Darbanas y en sus alrededores. De- Tbemos comenzar desde ya a echar los cimientos de futurag com dades habitables, eficaces y atrac- tivas, Las tiers que rodean a las grandes ciudades fueron ganndas por el desarrollo urbang al ritmo ‘asombraso de 4.000 km? por aio aproximadamente, Pero el tinico resultado, de esta conquista ha si: do una expansién suburbana aza- ros carente por completo de eft. cacia, y In desosperada, lucha de las metrépolis contra Iz ruina y Ja deeadencia no ha aminorado. La base social y econéiniea de Tas et dades se vio perjudicada por el traslado de las femilins de ingre- sos medios y altos hacia los subur- bios, por Ia correspondiente dismi anueiéa de las ventas al. por menor y ln preferencia de numerosas em- ppresns industriales por Jas ubiea- clones perifécicas. ‘Nuestra politica con respecto al desarrollo'de In viviendt y In co: monidad debe dirigirse 4 cumpli- miento de tres objetivas inacionales Ibsicos: Primero, renovar nuestras cid des y_asegurarles um crecimiento sino a’ Jas zonas motropolitanas de expansién veloz. Segundo, °sumbinisar) vivienda decente a todo nuestzo pueblo. ‘Torcero, estimular el) desarrollo de wna industria de Ia construccién préspera y eficaz como companen- te esencial de Ia prosperidad gene- Presidente Keanedy Mensaje especial ditigido al Con- tgreso sobre el desarrollo do Ia vi- vienda y Ia comunidad 10 de marzo de 1961 1 La erosion del habitat humano EI dilema de, la cantidad Prineipios de organizactén La situacién del urbanismo Obsolescencia repentina Los nuevos invasores La biisqueda de In privacidad La erosién del habitat humano El dilema de Ja cantidad La poblacién, inundial y su capacidad productiva estén alcan- zando dimensiones que la imaginacién individual no logra cap- tar. Miles de millones de personas estin exigiendo aetualmente servicios de toda’ especie, trasladndose a velocidades cada vez mayores, comunicindose a grandes distancias sin la menor demora y aglomerindose con densidades asombrosas. Sélo el repentino aumento de las cantidades ha producido ya desorien- tacién, confusién, terror y anarquia, El.hombre, arrastrado por esa fantasia dindmiea que él mismo ha creado, sélo alean- za a atisbar eircunstancialmente algunos fragmentos de hori zonte. Y, a la inversa, por no contemplar con atencién el pe- quefio remolino de sus orfgenes —en donde podria hallar al- gunas claves para reconquistar Ja unidad— sus dificultades aumentan, El hombre no ha desarrollado hasta ahora una estrategia que le permita onganizar grandes cantidades de ele- mentgs, aun cuando ha perfeccionado ya técnicas que le per miten computarlas, El caos resplandeciente y aniquilador de Ta cultura de ma- sas —la “pesadilla de aire acondicionado” de Henry; Miller— avanza a la misma velocidad: tanto en la multiplicacién de Ja poblacién humana como en Ja del desarrollo tecnoldgico. Y este continuo incremento de la poblacién y de la tecnologia no sélo esta destinado, a continuar, sino que los economistas 29 aaa es y los’ cientificos afirman que su aceleracién seri ez sanyo Aa) ahaa] pel scare aeedsy cote razonablemente un caos ain més agudo. _ Estos problemas no son nuevos en modo alguno fl6sofo nt para el cientific, pero reclentemente le inhenaue lidad ha aleanzado proporciones ‘que igualan a Ia de la pe- sadila misma, y las voces de un auténtico descontento legen lesde los lugares més inesperados. Artistas, periodistas, ‘re- porteros de radio y de televisidn, animadores, hombres de empresa y aun amis de casa estin expresando actualmente su preocupacién por el bien piblico et lugar de preocuparse exchisivamente por promover sus ganancias o sus convenien. cias particulares. Los problemas de planeamients se estin convirtiendo en problemas politicos tan eandentes como los de la propiedad privada. (Violentados por Ia prosente’situacién, hasta algunos Aiseindres, menos déciles:que los esclavos de wria, han unido sus voces al e6ro de descont i conforiideal) voces al e de descontento y dis- En este libro se atacan de frente algunos de los lemas que presenta Ia creacién del habitat humana yla aera del entomo fisico del hombré, en la creencia de que si se econocen las caracteristicas defictarias que posée nuestro actual entomo fisico, Ins tareas de disefio podrlin avatizar por uun camino més seguro, y posteriores deterioros del habit Inmate podria se evhslee erioros del habitat Prineipios de organizacién Para conforir expresién y significado a‘ la vida del hombi "urbanizado”, para clatificar, definir y dignificar a Tas oxgani. zaciones y a los objetivos humanos y; finalmente, para dotar 8 estos itimos de forma, es necesario establecer un nuevo or den fisico urbano. Actualmente Ias ciudades modernas,’as{ como otros elemen- tos construidos por el hombre que componen su entorno fisi 0, estin deteriorando sus perfiles por falta de principios rec- 30 | tores. Pero ningiin principio sargifd ni se tomari medida alguna en tanto los procesos de disefio no estén tegidos y con- teolados mediante ufa toma, de coneiencia de Tas-nnevas realidades. . La situacién del vi No s6lo no Jogramo$|erear entornos nuevos que resulten sa- tisfactorios, sino qué estamos perdiendo Io mejor de lo que tenfan los mds viejos, Se descnidan o se destruyen totalmente simbolos ¢ imgenes' antiguos y significativos: palacios ‘inicos irremplazables, edificios, monumentos y ciudades histéricas enteras, en una palabra, los testimonios m4s importantes de Ia vida comunitaria del hombre. Y el hombre moderno parece incapaz de produci los equivalentes modernos de aquéllos. En las plazas civieds historieas, el trinsito de vehiculos esté desalojando a la gehte e inclusive a monumentos tales como las grandes fuentes del pasado. La estatua de Eros, que hacia las delicias de los pfatones que visitaban Piccadilly Circus, se ha vuelto inalcanzable y sélo puede vérsela de modo ade- cuado en una tarjeth postal. A causa del torbellino que origi- na el tréfico de lof automéviles, en casi todas las cindades se ha perdido el plhcer que depara la posibilidad de partici par de la vida cifdadana paseando tranquilamente a pie. Llegaré probablemdate un dia en que los viajes y las comu- nicaciones, si no se|los controla, confundirin de tal modo el entorno ciudadano que la vida urbana activa, tal como In co- nocemos todavia, terminaré por desaparecer. Tampoco es im- posible que el tiempo libre y la movilidad sin propésitos sean tan abundantes qup aniquilen cualquier otra posibilidad de gozar artisticamentd de la ciudad, en.excepcién de las expe- Tiencias que puedah tenerse en los museos. La comprensién de los acontecimieyftos y el goce de la belleza que la huma- nidad (tanto ricos ¢omo pobres) puede obtener de su entomo fisico no podrén aleanzarse en condiciones de anarquia. Las artes visuales, como instrumentos capaces de lograr es- { aL tos fines, se han convertido una vez més en focos de-interés y en Occidente se’eneuentran’ en franco proceso dé sér reins: tauradas como Ja conqirista mas elevada ~

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