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La Historia Del Sepulcro de San Pedro
La Historia Del Sepulcro de San Pedro
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La historia del
sepulcro de san Pedro
Introducción
Saxa loquuntur! ¡Las piedras hablan! Con estas palabras, el papa
Pío XII hacía la primera referencia pública a las excavaciones ar-
queológicas que se estaban realizando bajo la basílica de San Pedro.
Era el año 1942. Estos trabajos, que se prolongaron durante los
años 1940-1950, comenzaron de manera providencial. El deseo de
sanear los grutas vaticanas, para hacerlas más espaciosas y abrirlas
al público, había llevado a la decisión de abajar el pavimento unos
80 centímetros.
Durante estos trabajos de abajamiento del pavimento de las gru-
tas, el 18 de enero de 1941 se encontró la parte superior de un
panteón romano del siglo II, que, sucesivamente, se denominó se-
pulcro F o de los Caetenni. La extraordinaria importancia de este
descubrimiento determinó que se comenzasen las investigaciones
arqueológicas que, dirigidas por Mons. Ludwig Kaas y llevadas a
cabo por los jesuitas Antonio Ferrua y Engelbert Kirschbaum, así
como por los arqueólogos Enrico Josi y Bruno María Apollonj Guetti,
sacaron a la luz la tumba del apóstol Pedro y una necrópolis com-
puesta por 22 ediicios sepulcrales posteriores a dicha tumba.
relación con los cristianos, una nueva política. Anuló los edictos de
persecución de su padre y llegó a reconocer a la Iglesia como una
institución, reconociendo igualmente la autoridad de sus cabezas.
Nada impide, en este tiempo de relativa tranquilidad, que los restos
de Pedro y Pablo vuelvan a sus respectivos lugares.
De vuelta al Vaticano, el Trofeo de Gaio en su primitiva dispo-
sición ya no existe. Los movimientos del terreno y el paso de los
años han desestabilizado el conjunto y ha sido necesario levantar un
nuevo muro de contención (del que ya hemos hablado –muro g–). Es
entonces, como propone Mons. Ruysschaert, cuando las reliquias de
san Pedro fueron colocadas, con sumo cuidado, en la cavidad que se
abre a propósito sobre dicho muro. Dichas reliquias fueron identii-
cadas, más tarde, por la profesora Guarducci1 como pertenecientes
al apóstol san Pedro.
El papa Pablo VI conirmó, en el transcurso de la Audiencia Ge-
neral del 26 de junio de 1968, dicha identiicación. Faltaban solo
cuatro días para que se clausurara el Año de la fe2.
esta situación no durara largo tiempo. En la Vita que del papa san
Gregorio Magno nos da el Liber Pontiicalis hay una observación
muy digna de ser tenida en cuenta para nuestra cuestión. Se dice,
en efecto, que el papa dio una disposición nueva para que pudiera
celebrarse la Eucaristía encima del cuerpo del apóstol.
Para no tocar el monumento que había erigido Constantino y que
englobaba la tumba de san Pedro con varios de los elementos que
conformaban el “Campo P”, la solución fue elevar 1,45 metros el
pavimento del presbiterio o confesión, de modo que este cubriera el
monumento dejando solamente fuera la altura de un altar, esto es,
aproximadamente un metro. Fue necesario, también, construir dos
escaleras laterales al ábside, que enlazaran el nuevo suelo elevado
con el de las naves de la basílica.
En el decurso de estos trabajos las cuatro columnas de detrás del
monumento constantiniano fueron movidas hacia delante y coloca-
das en una misma hilera con las dos delanteras del ciborio. El nuevo
cuerpo de ediicio envolvía el monumento sepulcral por detrás y a
ambos lados. Por delante el pavimento quedó en su antiguo nivel.
Desde este se subía por dos escaleras al sobreelevado presbiterio,
desde el cual se podía utilizar como altar la parte superior del mo-
numento (paralelepípedo) constantiniano que había sido adornado
con nuevas placas marmóreas en forma de altar y celebrar la Misa
verticalmente encima de la tumba del apóstol.
A la vez, para que los ieles pudieran acceder hasta el bloque
que encierra la memoria en su zona inferior, se abrió un corredor
semicircular a lo largo de la cara interna del muro del ábside, bajo
el suelo, con un brazo que avanza siguiendo el eje de la Basíli-
ca, todo ello con profundidad suiciente para el paso de personas.
Esta galería fue el origen de una pequeña capilla que, después
de las remodelaciones efectuadas en tiempos del Papa Clemente
VIII (1592-1605) pasó a llamarse capilla Clementina. Allí mismo
fue construido también un sencillo altar, llamado “ad caput sancti
Petri”, donde poder celebrar la misa a los pies de los restos de
San Pedro. Restaurado y decorado de nuevo durante las excava-
ciones, fue consagrado por Pío XII en 1951. A estos corredores se
llegaba por dos escaleras abiertas en el muro frontal del templo,
poco antes de comenzar la curvatura del ábside. Tal disposición de
cripta anular será copiada desde entonces en numerosas iglesias
3 Durante el período del Renacimiento comienzan los proyectos para mejorar la antigua
basílica constantiniana. El proceso de construcción de la nueva basílica tardó cerca de
120 años. Los trabajos iniciaron en el 1506 cuando el papa Julio II puso la primera pie-
dra, abarcaron los pontiicados de casi 18 papas e involucraron a grandes artistas como
Donato Bramante, Raffaello Sanzio, Baldassare Peruzzi, Antonio da Sangallo, Michelan-
gelo Buonarroti, Giacomo Della Porta, Carlo Maderno y Gian Lorenzo Bernini.
4 Basílica de San Pedro, erigida sobre la original constantiniana, que a su vez estaba
construida sobre el sepulcro de san Pedro.
Conclusión
¡San Pedro está aquí! Para muchos peregrinos que visitan la ba-
sílica de San Pedro en Roma, esta es una confesión de lo que se
cree. El corazón del emblemático templo de la Iglesia católica en la
Ciudad del Vaticano está cimentado realmente sobre los restos del
Príncipe de los Apóstoles.
Hemos tratado de sintetizar, brevemente, las diversas etapas de
la evolución del sepulcro de san Pedro. Las cuestiones abiertas en
la actualidad todavía son muchas, pero los datos que la arqueología
nos ofrece conirman la tradición más antigua de la Iglesia: la basíli-
ca de San Pedro fue construida sobre la humilde tumba del pescador
de Galilea que, respondiendo a la llamada del Maestro, le siguió y
anunció el Evangelio, entregando su vida en Roma como testimonio
de su amor a Jesucristo.
El descubrimiento de la tumba de san Pedro es un signo que
ayuda a fortalecer la fe de los creyentes. Los descubrimientos
cientíicos por sí mismos no pueden ser, ni son, el fundamento de
la fe; sin embargo, son medios muy valiosos que ayudan a la mis-
ma fe. Los descubrimientos cientíicos conirman lo que ya airma-
ba la tradición eclesial desde los primeros tiempos: Pedro murió
en la ciudad de Roma durante la persecución de Nerón contra los
primeros cristianos.
5 Según el significado latino, el vocablo mártir podía significar también confesor o aquel
que proclama. De aquí que este lugar reciba el nombre de Confesión. Basándose en el
significado griego, el término mártir quería decir testigo. Confesar la fe, ser mártir y
testigo, indica todo la misma realidad. Pedro dio testimonio de su fe confesando a Cris-
to hasta morir.
Bibliografía
Presentamos una breve bibliografía donde el lector interesado
podrá encontrar más información. Es imposible hacer referencia a
todas las publicaciones que sobre la tumba de san Pedro y las ex-
cavaciones realizadas bajo la basílica han ido saliendo en las últimas
décadas. El lector podrá encontrar un elenco bastante completo en:
RuysschaeRt, José, Recherches at études autor de la Confession
de la Basilique vaticane (1940-1958) in Triplice omaggio a Sua
Santità Pio XII, Città del Vaticano (Tipograia Poliglotta Vaticana)
1958, 33-47.
***
ÁlvaRez, Jesús, Arqueología cristiana, Madrid (BAC) 1998.
aPollonJ Guetti, bRuno MaRia - FeRRua, antonio - Josi, enRico -
KiRschbauM, Engelbert, Esplorazioni sotto la Confessione di San
Pietro in Vaticano eseguite negli anni 1940-1949, 2 vol., Città del
Vaticano (SCV) 1951.
bavoillot-lausade, colette, Una tomba sulla collina vaticana,
Roma (Libreria Editrice Vaticana) 1997.
FeRRua, antonio, La storia del sepolcro di San Pietro in La Civilta
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GuaRducci, MaRGheRita, La Tomba di Pietro, Roma (Studium) 1959.
ÍñiGuez, José antonio, Tratado de arqueología cristiana, Pamplona
(Eunsa) 2002.
KiRschbauM, enGelbeRt, La tumba de san Pedro in e. KiRschbauM-e.
Junyent-J. vives, La tumba de san Pedro y las catacumbas roma-
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