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CODEPENDENCIA1
CODEPENDENCIA1
El término es poco conocido en el Ecuador, lo cual es irónico ya que somos básicamente un país
de Codependientes. Vivimos “acolitándonos” unos a otros; utilizando una serie de pretextos o
excusa para proteger y justificar las actitudes y comportamientos inadecuados de las personas,
del marido hacía su esposa, de nuestros hijos, del compañero de colegio o de trabajo, del amigo,
del colega o de un familiar… cualquiera con quien tenemos algún vínculo afectivo-emocional y
con el cual “no queremos quedar mal”. Confundiendo esto con aprecio, respeto y valoración; lo
que no tenemos en nosotros y buscamos en los demás.
Estas personas han aprendido modelos de comportamiento de sus padres, (por lo general de la
madre, en sociedades machistas como la nuestra) que desde niños aprendieron a negar la
realidad de sus percepciones, para dejar de lado sus propias necesidades y complacer a padres
inmaduros, complicados, difíciles; intentando satisfacer las necesidades de estos a cambio de
conseguir el amor y cuidado de su pareja.
Las familias disfuncionales forman un círculo cerrado, los padres tratan de no tener lazos con la
comunidad, siempre tienen un secreto que guardar (donde existe algún familiar alcohólico,
drogadicto, relaciones incestuosas, infidelidades, abuso sexual, físico o emocional). Ya que, si de
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esto se enteran, resultaría muy doloroso, lo que los haría avergonzarse de sus familias; ya que
ellos piensan que las familias de sus amigos son perfectas o al menos son mejores que las de
ellos. Esto hace que estos niños se sientan solos y aislados; y cuando llegan a creerse y ser
adultos se enganchan fácilmente en relaciones disfuncionales.
Lo triste y lo que les impide despegarse de este tipo de relaciones es “el miedo “(el vacío
emocional) de no saber cómo vivir solos; por ello se llega, incluso a involucrarse en una serie de
adicciones para satisfacer las necesidades emocionales que no fueron cubiertas en su infancia.
Recordemos que el ser Codependientes, proviene de “la herencia” de haber vivido, de ser parte
o estar formando de una familia disfuncional, donde sus miembros no conocen ni han
establecido límites psicológicos y físicos. Los límites incluyen tanto las necesidades psicológicas,
principalmente de afecto; las necesidades físicas de respeto al cuerpo; y, las necesidades
materiales sentido de pertenencia a las posesiones. Es decir, en las familias disfuncionales, no
existen límites claros, ni reglas claras.
En las familias disfuncionales no existe respeto por la individualidad de sus miembros. Hay
confusión y cambio de roles. Se deja a los hijos asumir el papel de padre o madre, se acepta que
asuman este papel, que no lo pueden cumplir ellos, por razones; también, disfuncionales.
Los adultos no saben como comportarse como tales y sumir esas responsabilidades ya que ellos
mismos no tuvieron modelos de los cuales aprender como comportarse como adultos; es decir
con madurez. ” Lo que dicen los padres está de acuerdo con lo que hacen”. Ya que a pesar de
ser adultos, se comportan de manera caprichosa como niños malcriados y ellos se vuelven a sus
hijos para llenar sus necesidades emocionales no satisfechas.
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Adicciones Psicológicas, las personas que tienen este tipo de adicciones pueden pasarse horas
e incluso días repitiendo este tipo de conductas. Un ejemplo es la adicción al juego, a las
compras, al trabajo, al Internet, al sexo, a la comida, etc.
Adicciones Químicas, este término se utiliza para describir a una persona que es adicta a una
sustancia, ya sea legal o ilegal (eje: alcohol, cocaína) cuando independientemente de la cantidad
que consuma, no puede abandonarla o debe aumentar la cantidad para lograr iguales efectos
buscados.
Las adicciones químicas involucran al entorno del adictito generando conflictos familiares y las
secuelas negativas que estas producen a las personas que conviven con el adicto, pues estas
adicciones son las más ampliamente conocidas como la dependencia de sustancias (la adicción
a químicos, la nicotina, el alcohol, las drogas; incluyendo la cafeína).
La adicción a las actividades o procesos, tiene que ver necesariamente con (la adicción al
trabajo, al juego compulsivo, a las compras compulsivas, a la comida, al sexo, al ejercicio, a la
religión, a los celos, a la violencia, etc.) que tienen un potencial adictivo, que no resulta en sí ni
para si mismas perjudiciales.
A estas conductas compulsivas se las define como: “cualquier acción, que tienda a distraer o
evitar el relacionarse de manera “sana y afectiva con los seres queridos”; todo esto, debido a
un vacío emocional existente en la historia de vida personal y familiar de la persona; que en ella
ejercen una capacidad importante para alterar su estado de ánimo, y como consecuencia, de
esto, resulta fácil llegar a ser dependientes de estas actividades o procesos, especialmente si la
persona o “usuario” es emocionalmente inestable, insaciable en sus necesidades o físicamente
vulnerable. Estos adictos se convierten en reales dependientes de la “droga” endógena
(químicos fabricados y/o producidos por su propio cuerpo). De ahí que los celos compulsivos
ayudan a liberar serotonina en el cerebro. La adicción al trabajo y al abuso del poder libera
norepinefrina. La excitación su consecución en las relaciones sexuales liberan dopamina. Estos
son neurotrasmisores asociados con la tristeza, el bienestar, el placer y la exaltación. Mismas
que son producidas con mucha frecuencia y facilidad por las personas que se encuentran
involucrados en este tipo de relaciones, principalmente afectivo-sexuales; es decir, el ser
codependiente.
La adicción a las relaciones, (la excesiva confianza emocional en una persona, relaciones
extramatrimoniales, abusar de la esposa y de los hijos, el celo compulsivo, etc.) esta categoría
involucra el llegar a estar enredado emocionalmente con una persona, diciendo: “Te necesito”
para sentirme seguro/a y me necesitas para sentirte seguro/a. Una o ambas partes utilizan al
otro como barómetro de su autoestima. Y cuando este “ser querido” les hace falta, porque no
han aprendido a vivir solas consigo mismas, sienten inadecuación emocional (se desesperan, se
angustian, se vuelven nostálgicas, tristes, depresivas) sienten gran malestar; es decir “generan
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ansiedad” Lo que les lleva a soportar lo insoportable como: infidelidad, traición, engaños. Esta
situación se puede dar en el contexto de las relaciones lícitas o ilícitas, románticas o no
románticas, sexuales o no sexuales; es decir el ser codependiente.
También significa estar en una relación en la que necesita a la otra persona, pero también
requiere sentirse necesitado. Aún cuando todas las relaciones se basan en una necesidad
mutua; en la Codependecia; esa necesidad se convierte en obsesiva y destructiva.
Los adictos a la ira se sienten más energizados y poderosos cuando están airados. Algunos
adictos se “descontrolan” tanto como los alcohólicos problemáticos: se enfurecen de tal modo
que no saben lo que está haciendo; el cuerpo está presente, pero el cerebro no. En búsqueda de
estos sentimientos, las personas también pueden llegar a ser adictas a la política, la religión y
otros sistemas de creencias.
Esto consiste en renunciar a las propias necesidades y a su identidad con el único propósito de
cumplir con los deseos de la pareja, trae consecuencias malsanas a corto y largo plazo.
“Para reparar una relación codependiente es importante establecer límites y encontrar la felicidad
de manera individual” según la psicóloga Misty Hoook. Ella recomienda que las parejas hablen al
respecto y establezcan metas de respeto y consideración que les satisfagan a ambos.
Es también importante pasar el mayor tiempo posible junto a la familia, a los amigos y parientes
para ampliar el círculo de apoyo.
Elaborado por:
MGS. JUAN MÁRQUEZ CADENA.
DR. PSICÓLOGO CLÍNICO
ESPECIALISTA EN PSICOTERAPIA
EMDR-BRAINSPOTTING